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Traición a la sangre por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

No tengo palabras para disculparme, mas que culpar a la universidad y el trabajo por quitarme mi preciado tiempo de escritura, pero Tolkien me deolvio la inspiración para todos mis fics, volviendo indetenible el por fin actualizar. Cuando menos me di cuenta al fin tenía temrinado el capítulo y la edición, se viene actualizaciones de mis demás fics también!!!

Espero que haya aun gente esperando ya que este capítulo realmente promete, es uno de los mejores porque como ya lo habran notaod, estamos en un punto sin retorno dodne cualquier paso ya no se peude retroceder. Así que Sasuke estará tomando su posición final, juntoa su familia. ¿Pero Minato seguirá tan cegado?

También el pasado de Kakashi y el de Orochimaru

Su abuela había vuelto sus entrenamientos más intensos, si antes ella le arrastraba para que  se distrajera, ahora solo le permitía descansar para comer y tomar agua. Era un entrenamiento duro y sin tregua total: Si no le estaba entrenando físicamente, le entrenaba la mente con estudios tediosos, o lo sometía al entrenamiento de su madre sobre costumbres nobiliarias, y todo lo típico que un omega aprendía para ser un buen esposo, acompañante, incluso se había vuelto más estricta su enseñanza artística, obligándolo a poder tocar un instrumento musical como un talentosos músico. Lo que le hubiera tomado un poco más de años, su abuela y padres querían que lo aprendiera en menos tiempo.


Al principio quiso preguntar por qué, pues su cuerpo utilizaba energía extras para poder soportar tanta rigurosidad; pero había algo en sus rostros que le amedrentaba de hacerlo.  Solamente, como cualquier niño,  confió en ellos. Por sus acciones, las desaparecidas sonrisas, pudo deducir que  había peligro rondándoles y ellos querían que él estuviera preparado para afrontarlo. No era algo difícil de percatar, a pesar de que nunca le  habían tenido especial cariño los pobladores, el brillante odio en sus miradas era más oscuro y poderoso.


Sin embargo la prueba final la obtuvo un día cualquiera dentro de su estricta rutina: Durante las prácticas físicas, se dividían en categorías, por lo que debí de enfrentarse contra otros omegas; durante esta clase de eventos, los padres se reunían, a cada movimiento que daba, ellos le observaban con recelo como si secretamente le culparan de algo. Cuando vencía a sus hijos uno a uno, sus facciones se ensombrecía. Orochimaru estaba seguro que ellos en su fuero interno deseaban detenerlo, quizás apalearlo, solo se retenían por su padre y abuela. Sucedía de igual manera con su madre. Aunque aquello no era una novedad, había crecido observando como ella se esforzaba por ser una buena esposa del líder, mientras que el resto la ignoraba, creyéndola indigna, y ella solo aguantaba intentando no ser una molestia.  Su precioso cabello negro destacaba entre todos los peliblancos del clan, era tan evidente como la aislaban. Pero ella no era como ellos, no era una kunoichi, solo una omega que fue criada para servir a su alfa. Su padre, por otro lado, era observado con resentimiento contenido, y es que a pesar de todo no había nadie mejor shinobi que él. Aun así, temía por él, los ninjas solo siguen  alguien que respeten y su padre hace mucho que había perdido el respeto de su gente.


Después de vencer a un niño omega de su edad, se puso de pie para ofrecerle la mano como señal de conciliación, pero el niño aprovechó ello para jalarlo hacia él y tumbarlo al suelo, se posicionó sobre él sin dudarlo, pisoteando su cabello.


— ¡Por tu culpa y la de tu madre, nuestros padres y hermanos mayores van a morir defendiéndolos!


La  madre del agresor ingresó y lo cargo, protegiéndolo en su pecho del descontento del líder y la matriarca, abuela de Orochimaru. Ella se inclinó ante su autoridad, pero Orochimaru pudo notar que la disculpa no era real, que seguramente se lo celebraría a su bebe.


¿Pero era verdad? Recordó la plática que escuchó de su familia sobre su madre ¿sería posible que la familia de su madre los quisiera atacar? O quizás los enemigos de esta.


Aquella noche, luego de tomar un baño, cansado de sus entrenamientos, su abuela le citó en la sala de su casa, junto a ella estaban sus padres. Su madre se veía demacrada, refugiada en el pecho de su padre, mientras este se veía con un semblante cansado. Su abuela se veía tan inflexible como siempre. Ese recuerdo lo mantendría,  la recordaría de esa manera, como una omega poderosa, astuta y cariñosa.


—Siéntate, Orochimaru. — Su tono de voz era cálido pero no dejaba de sonar como una clara orden.


El niño acomodó sus ropas y se sentó con la espalda recta sobre sus piernas. Presentía que descubriría un poco de sí mismo y de la situación en general. A pesar de su edad, tenía claro que solo deseaba que su pequeña familia estuvieses bien, haría lo que fuera por ellos.


—Realmente has mejorado muchísimo todas tus habilidades. —Sonrío su abuela aunque ningún brillo de felicidad llegaba a su mirada.


—Tenemos que explicarte algo, pequeño. —Su tono de voz cambió notablemente.


Su madre se separó de su padre, pero no levantó su rostro, estaba sumergido entre la cortina negra que era su cabello tan parecido al de él, su posición corporal era como el de una pedida de perdón muy marcada hacia él.


—Como escuchaste, tu madre era la princesa de un castillo. Es decir la hija legítima de un daimyo, un señor de la guerra.


— ¿Nuestros enemigos?


Su madre estalló en llanto. Su abuela observó a su padre ordenándole que calmara a su esposa. El llanto de la omega solo estremecía a Orochimaru.


—Los daimyo no son ni nuestros enemigos ni nuestro amigos, solo son objetivos y clientes. —Explico su abuela con suma paciencia.


Como todo venido de su abuela sería una frase que le marcaría de por vida. Respetaría aquel precepto incluso sobre sus propios sentimientos. Que tan cierto habían sido sus palabras…


—El clan de tu madre, su padre, era el objetivo de tu padre. El destino de tu madre era ser desposada por un primo y de esa manera mantener la sangre y nombre de su clan. El destino de tu padre era destruir ese futuro. —Aquella frase estremeció todo el cuerpo del niño, no se atrevía a desviar la mirada, pues su abuela le había enseñado a mantenerse firme, pero realmente deseaba esconderse en los brazos de su abuela. —  Un cliente pagó mucho para que el castillo de este señor fuera destruido y el asesinado junto con su familia, pero tu padre encontró a su pareja destino en tu madre—Su abuela suspiró.—Hasta hace poco pensábamos que tu madre solo era una sirvienta, no una princesa. El señor padre de ella la está pidiendo de regreso, junto con ella quiere que vayas tú. Según el pergamino que nos ha enviado,  los protegerá y dará la vida que merecen. Lo que traduzco es que serás desposado con alguien que él crea conveniente y seguramente no tardará en destruirnos.  Ha amenazado con atacarnos junto a sus clanes aliados si no lo hacemos. Además, al haberse difundido ello, los enemigos de tu abuelo quieren secuestrarte para pedir un rescate a tu abuelo a cambio.  Y es que tu madre era su única hija, por lo tanto eres su único nieto legítimo, al parecer luego de una batalla tu abuelo quedó estéril. Y no desea que sus hermanos hereden el clan, quiere un heredero de ti junto al alfa que el considere correcto


Orochimaru no pudo procesar todo tan rápidamente, aunque alaben su inteligencia, realmente tanta información sobre su origen ingresaba con lentitud en su mente. Y aun así, finalmente  pudo comprender las miradas de odio dentro de todo el clan. No pudo odiarlos, quizás incluso un poco de empatía había crecido, podrían ser un clan, su abuela la matriarca y su padre el líder, pero como dirigentes y protectores del resto su familia había fallado miserablemente en cumplir con su responsabilidad.


— ¿Vas a entregarnos, abuela?—Preguntó con voz seria, impresionando a sus padres.


Vio como lagrimas intentaban contener los ojos de su abuela, infructuosamente pues una de estas se deslizó lentamente por su mejilla.


—Mi bello Orochimaru, como líder del clan debería de entregarte. —Posó una de sus manos sobre la mejilla de su nieto— Pero eres mi amado nieto, no puedo hacerlo. Por lo menos no así.


— ¿Qué quieres decir, abuela?—Esta vez su voz tembló llena de ansiedad.


—Vamos a adelantar el proceso. Lo he conversado con nuestro kami. Y lo ha decidido, estoy de acuerdo, bebe, así estarás protegido, serás más fuerte que cualquiera.


Había temido ese momento desde que tenía memoria, aunque empezaba a sentirse cómodo con la idea de tener el poder de Orochi el cual le daría la fuerza para enfrentarse a quien sea.


—Los protegeré a ustedes y a mi mama. —Anunció, intentando que su voz no se quebrara.


—Lo harás. Pero es un secreto, nadie  del clan debe de saberlo. Lo llevaremos a cabo esta noche.


¿Podrían lograrlo? Lo que la abuela había ocultado era que sus fieles le habían notificado que se preparaba un golpe de un gran grupo que ya no los consideraba dignos del liderazgo. Y es que para muchos era un acto egoísta el negarse a un pedido por el bien de todos ellos, ser atacados por diversos flancos, por señores de la guerra y ninjas, no podrían confrontar un ataque tan feroz por más poderosos que fueran. Como líderes,  ellos debieron entregar sus vidas por el bien común, pero habían escogido protegerse entre ellos. Los Ninjas no respetaban legitimidad de sangre, sino legitimidad ganada con sudor.


 


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El tiempo era una sustancia esporádica, cuando crees poder retenerla entre tus manos, simplemente se te escapa, cuando menos se espera ya ha transcurrido tanto: El hijo y aún único heredero del líder de La gran Alianza tenía muy poco tiempo en sus manos, por lo cual ni bien despertaba se dedicaba a entrenar hasta el anochecer. A pesar de su carácter a veces jovial y distraídom era un guerrero veterano que podía concentrarse en una situación si era realmente importante. Y en ese momento solo  tenía un pensamiento en su mente: El enfrentamiento con kiba y sus posteriores consecuencias.


 


Sin embargo no era algo solo de Naruto, todos los alfa guerreros junto a sus betas entrenaban incansablemente, tomando solo algunos respiros para alimentarse y descansar brevemente. Mientras los alfa y betas obreros y forjadores se dedicaban a crear las mejores katanas, escudos, armaduras, entre  otras herramientas de guerra para la batalla que con seguridad se avecinaba. Finalmente estaban cumpliendo con su deber, todos colaboraban unificadamente para estar listos de honrar a su clan y a su labor, comprometiéndose en lo que sabían hacer.


 


Así como ellos, los omegas también cumplían con sus propios deberes con el pensamiento firme de la guerra; se avocan a la cría  estricta de sus cachorros, de verificar la nutrición de sus guerreros, que el cultivo y estado de semillas marchen bien, lo que menos querían era pasar una hambruna y por supuesto de traer paz y tranquilidad en los descansos de sus alfas y betas. Ante la inminente batalla era desconsiderado de parte de un omega entretenerse en superficialidades como reuniones sociales o fiestas. Así pues,  el recato, sobriedad y silencio reinaba en la mayoría de hogares y recintos del Palacio. Era el momento de los alfas del clan demostraran porque estaban a la cabeza del clan, de que betas siguieran órdenes silenciosamente, mientras los omegas aceptasen los designios con dignidad.


 


 


Naruto, luego de una semana de imparable entrenamiento, había decidido que era tiempo suficiente para consentir el capricho de su omega. A pesar de que no tenía voz, el joven pelinegro había ordenado a sus sirvientes no dejarle pasar a las habitaciones que cómodamente había vuelto a ocupar como su nido ante su parto cercano. El rubio había deseado que tal suceso ocurriera en su habitación, pero no era ya el momento, y no iba a exigir aquello del omega, sobretodo porque dentro de poco tendría que viajar a las Tierras Hyuga donde sería la batalla y era mejor que permaneciera cerca de su familia.


Pero necesitaba verlo, aunque sea una sola vez antes de partir, así que con la voz alfa gorjeando en su garganta se enfrentó a los sirvientes del felino.  Para su sorpresa estos le dieron una leve venia para pronto disponerse a abrirle las puertas, de rodillas e inclinados como el protocolo indicaba. Los gruñidos y órdenes que pensó impartir se quedaron atorados en su garganta.


El azabache se encontraba envuelto en una serie de mantas y sedas en su lecho, sobretodo su pancita parecía muy bien abrigada, no pudo evitar sonreír, era algo instintivo en los omegas, se decía que era mejor mientras más calientito permaneciera la cría dentro de su madre.


—Sasuke—No pudo evitar que el nombre del azabache saliera en un suspiro. Y estaba seguro que el otro había sentido su presencia, pero solo alzó su mirada cuando le llamó.


—Viniste. —Dijo como si no le causara mayor impresión su presencia.


—Supongo que ya lo esperabas ´tebayo.


—Lo hacía. —Murmuró Sasuke.


Naruto se acercó al azabache, este solo se removió incomodo, dejó el libro que había estado leyendo a un lado, sus puños se habían cerrado, su cola se removía, Naruto podía apreciar que tenía los pelitos crispados en sus orejas felinas, estaba tenso.


—Sasuke, supongo que lo sabes, voy a partir en dos días’tebayo


El azabache apretó más fuerte las cobijas que lo envolvía, vio como aspiro y finalmente le enfrentó con la mirada, esta tenía algo de dolor,  pero sobretodo se veía decidida, ¿a qué? Naruto no lo comprendía, había esperado una serie de insultos, que le temiese, pero solo tenía a un omega decidido a algo que no alcanzaba a comprender.


— ¿Vas a ir a pelear por Hinata? ¿Por qué? ¿Todavía estás enamorado de ella? —Su tono de voz cargaba con mucho resentimiento, era a la vez, una pregunta inesperada.


Por un momento le pareció  que Sasuke iba a girar su mirada, pero no sucedió, se mantuvo firme. Naruto también le sostuvo la mirada, sabía que había cometido un error, pero Sasuke era su omega y su esposo así que no podía bajar la mirada ni replegar su orgullo.


—No lo estoy, gatito, mi Sasuke. —Naruto sintió que el calor en sus mejillas crecía, se sentía avergonzado, pero lo que estaba a punto de salir de sus labios era algo de lo que poco a poco se había dado cuenta. — Yo…te quiero, y quiero seguir adelante con lo que iniciamos, vas a ser mi primer esposo, el más importante, el más amado y que tendrá mi mayor atención,  te lo prometo.


 


Aquellas palabras hicieron que Sasuke no pudiera pasar, su garganta y boca se secaron, sentía un sudor frío atravesar su espalda: Lo había conseguido.


— ¿No sería más fácil que la dejases ir con quien ama? — Continuó sin desviar la mirada. —  Si ya no la quieres…


—No podemos, Sasuke, sé que para un omega es difícil de entender. —Se rascó la nuca, Sasuke se veía bastante más fiero que un omega normal, pero suponía que tras esa cortina existía alguien igual de sentimental que todos los omegas. — Quizás sientes simpatía por ella. Me moleste, me puse furioso de pensar que me mentiste, que cubriste una traición, pero mi padre me hizo entender que eres un omega, es obvio que te dejas llevar por el sentimiento, más cuando estas preñado y...ella también lo está. —Pronunció con cierto asco.


Naruto se atrevió a sentarse y tomar del mentón a Sasuke, lo acarició con cuidado, Sasuke cerró los ojos y soltó un ronroneo suave ante el contacto, con lo cual el rubio tuvo mucha más confianza de seguir mimándolo. .


—No podía, Naruto. No quiero imaginar lo que debe de...


—No, Sasuke, ella nos debe lealtad. No lo entenderías, menos ahora. Tú no tienes por qué preocuparte por nada, nadie va a llegar aquí a atacarte ni a tu familia. Te lo prometo, mi padre y yo no vamos a permitir que la guerra los toque. — Naruto acunó su rostro por el mentón, mirándole con sinceridad y fiereza, había comprendido lo que su padre le decía sobre el tener un omega te hacia más fuerte, estaba decidido a que nadie hiciera daño a Sasuke y tampoco a su familia solo por no ver entristecer a su omega.


“Pero la guerra ya nos alcanzó, Naruto” pensó Sasuke.


El azabache desvío la mirada débilmente, sintiendo una pesada culpa apretando su pecho. Aquel gesto Naruto lo tomó como un momento de debilidad del omega. Así que lo apresó en sus brazos y con natural soltura dejó ir su aroma alfa, el cual calmaría al omega que tenía en sus brazos, Sasuke inhaló fuerte perdiéndose por un momento.


—No mueras, Naruto. Tienes que ver a nuestro cachorro, debes de nombrarlo. Prometiste llevarnos a las Tierras de tus padres. —Susurró Sasuke apretando el abrazo que el alfa le había dado.


Naruto se separó débilmente solo para envolver con ternura sus labios.


—Yo, como mi nombre es Naruto Namikaze, te juro que volveré para ver a nuestro cachorro, casarnos, te llevaré a mi tierra natal y ahí te haré mi verdadero omega.


Apegó sus frentes, logrando que ambos disfrutaron de la sensación de cercanía, sentían internamente como sus animales internos clamaban por fundirse más, como dos bestias atrapadas en jaulas conjuntas.


—Más te vale hacerlo, baka.


Sasuke recibió otro beso de Naruto en la boca, el cual era lento, era la despedida, de ahí en adelante todos se alistarían para la partida, no había tiempo, debían de llegar pronto.


Aun envuelto en sus brazos Sasuke susurró


—Que no te maten y no lo mates, no quiero tener en mi conciencia que Hinata pierda a su cría otra vez.


Naruto no dijo nada, pero en sus ojos azules supo que de alguna manera sus palabras le habían llegado.


Luego de un último beso, Sasuke le dijo que sentía sueño, Naruto asustado pensó en llamar a Orochimaru, pero el azabache le indicó que simplemente era por estar al final del embarazo. Naruto sonrió, se rascó la nuca y prometió venir por última vez antes de subir a su caballo para partir a las Tierras Hyuga.


El joven alfa le brindó un furtivo beso en los labios, vio en sus ojos las ganas de permanecer a su lado, pero no era posible para ninguno. Naruto abandonó sus estancias siendo despedido con reverencias por los sirvientes del azabache.


 Una vez que las orejas felinas de Sasuke pudieron escuchar que Naruto se alejaba se sentó en  su lecho con el rostro serio y la mirada gélida, apretó nuevamente sus puños.


—Así que funciona...—Se escuchó una voz detrás del vestidor.


Era su hermano, Itachi, quien arrastró el biombo del cambiador de Sasuke detrás del cual había permanecido escondido, intentando pasar completamente desapercibido.


Sasuke desvío la mirada: cuando su hermano se ponía en modo shinobi era aterrador, no había mejor ninja en su clan que su hermano en cuanto a pasar desapercibido. Itachi era una sombra más que podía acabar con cualquiera, sin atisbo de piedad sin que la víctima siquiera se percate. .


—Parece que el mejunje para esconder el olor de Orochimaru funciona mejor que el nuestro, increíble. Naruto no es un alfa fácil de evitar. Posee un buen instinto y aun así...


—No pudo notarte, hermano. —Sasuke sonrió débilmente. —Vamos a vencerlos. Él ya está rendido ante mí. —Dijo triunfador, mientras acariciaba su vientre.


—Yo debo alabar tu actuación, Sasuke. —Sonrío Itachi, siempre observándolo tan analíticamente. — No querías verlo, de hecho estoy seguro que te costó estar a su lado, tu omega interno debe aún desear replegarse ante él por el miedo por tu cachorro, pero lo lograste, lo has dominado.


Y lo era. Sasuke había despotricado toda la semana anterior en contra de Naruto, pero el plan exigía que Naruto sobreviviera, un poco de aliento del omega que consideraba suyo serviría de mucho para el valor del joven alfa se inflamara.


—Naruto-kun no solo te desea, ya te ama. —Afirmó el omega mayor. — ¿Tú a él no, verdad?—Preguntó con cautela.


— ¡Por supuesto que no!—Gritó Sasuke—Menos cuando casi pierdo a mi cachorro gracias a ello. No entiendo cómo puede haber tanto estúpido orgullo y honor.


—Yo tampoco logró entenderlo del todo. — Respondió el mayor, sentándose a su lado, tocando el vientre de su hermano, sonriendo por imaginar al sobrino que pronto nacería. — Pero es su mundo, es su razón, así como la nuestra es nuestro pueblo. Solo no compartimos la misma forma de pensar y lamentablemente debemos derrotarlos por el bien de los nuestros y de una Tierra de Fuego mejor, la única manera que Minato Namikaze cree poder unificar es mediante la conquista, y nosotros no estamos dispuestos a perder nuestra libertad, para nuestra fortuna hay otros que no.


—Aun así, Itachi, yo... no estoy seguro de que todo vaya tan bien, Kurama no ha aparecido, pensé que lo haría después de lo sucedido, temo que esté planeando algo aparte ¿y si se comunica con Naruto?


—No te preocupes, madre, Sai y Orochimaru junto a sus alumnos tienen todo listo para el momento, hermanito.


Itachi le abrazó, le apretó contra su pecho y Sasuke se refugió en él, sintiéndose mejor al sentir su aroma y sus caricias en su cabeza.


—Vas a estar bien, Sasuke, tú y tu cachorro lo estarán. Shisui y yo vamos a protegerte.


—Yo también tengo un plan, Itachi.


Itachi bajó su mirada hacia al de Sasuke esta brillaba con cierta malicia, sonrío, aunque Sasuke no se lo dijera, sabía que existían sentimientos de este por su esposo, le comprendía, Sasuke no había establecido un lazo antes de enredarse con Naruto, a pesar de su misión antes de esta, no tenía la suficiente experiencia entregando solo el cuerpo sin el corazón. Confiaba en que era solo un amor de adolescente que acabaría junto con la guerra. Y aun con todo ello, Sasuke jamás los traicionaría, estaba seguro de ello.


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El momento de demostrar su talento natural como shinobi llego: Tenía casi todo listo y preparado para la misión de esa noche, había escogido entre sus compañeros más antiguos, sus más leales y, por supuesto quienes no tenían misión de momento,  prometiéndoles una buena paga.


— ¡Voy a ir contigo, sempai!—Interrumpió una voz su ordenamiento mental.


Yamato había pegado el grito en el cielo cuando le contó lo sucedido, por supuesto se tragó sus reacciones corporales, pero confiaba mucho en Yamato, siempre le contaba exactamente como le iba en sus misiones, sucedía lo mismo de viceversa.


—Ya hemos hablado de ello, Yamato. —Respondió con cierto aburrimiento.


—No me importa, no voy a dejarte solo cuando vas a enfrentarte a ellos… seguramente son ese clan misterioso de felinos, ellos nunca pierden una misión, sempai.


Kakashi suspiró, un poco herido en su propio ego.


—Yo tampoco. ¿Recuérdame cuando he perdido una misión, Yamato?


El alfa resopló, cruzó sus brazos: Nunca, Kakashi jamás había perdido una misión, claro habían perdido compañeros, pero la misión siempre había resultado exitosa. Y es que con la mente tan fría y calculadora que poseía el omega peliblanco, la misión siempre se concretaba exitosamente, obteniendo el precio por el que se había acordado previamente.


—Pero, sempai…


—Yamato, soy un shinobi, los que irán conmigo también lo son. Todos sabemos a lo que nos enfrentamos en cada misión.


El menor se aferró a los brazos del omega, casi clavando sus garras en sus brazos, un poco desesperado ante la sola perspectiva fatal.


— ¡Yo no podría perderte, sempai!—Su mirada… Kakashi veía en Yamato un shinobi excepcional, era calmado, y sus ojos no transmitían sentimiento alguno durante las misiones, pero cuando lo veía a él, sus ojos destilaban tantos sentimientos puros pero también apasionados.


El alfa se acercó más, sus alientos se mezclaron, la presión de las manos del alfa atrayendo a Kakashi se volvió firme.


—Te quiero sempai, te amo, toda mi vida he estado a tu lado…—Dejó salir en gruñidos.


—Sobreviviré, además no te he dicho que vaya dejarme asesinar, regresaré. Yamato. —le aseguró Kakashi, no podría prometerle otra cosa a alguien que le amaba tanto.


Más alto que Kakashi,  no dudo en envolverlo en sus brazos amorosamente, el peliblanco suspiró e inhaló su aroma, se sentía bien cunado lo hacía. Normalmente era fiero, seco y serio, protector pero firme con cada misión, por lo cual dejaba descansar su lado más omega junto a su mejor amigo, quien había sido su mitad, su soporte en todos esos años. Sabía que Yamato creía que alguna vez ellos formarían una familia. Kakashi aún no veía cercano aquello, pero entre todos los alfa con los que había compartido intimidad siempre escogería a Yamato, y podía decir con seguridad que...


—Yo también te quiero, Yamato, kohai tonto. Voy a regresar.


Yamato le tomó de las mejillas y besó sus labios. Kakashi entrecerró los ojos sintiendo el sedoso contacto de labio con labio, incluso los pliegues resecos del alfa. El menor lentamente pidió permiso para ingresar su lengua en la boca del omega, Kakashi sonrío, se prendió a su cuello y respondió con más ahínco, presionando la cabeza del más alto a su boca, dejando escapar un resoplido de placer.


Aun no se había vestido para la misión por lo que no estaría mal dejarse llevar un poco. Era un hecho que le gustaría tener a Yamato a su lado en aquella misión pero el alfa ya tenía que cumplir con otra y su grupo, así que ambos debían de separarse con ese sublime acto.


Cuando Yamato liberó sus labios para mimar su cuello con pequeños toques, kakashi inclinó más la cabeza, apretando la cabeza del alfa contra su cuello.


—Te prometo…—Dijo en medio de un jadeo mientras se encontraba recostado en su lecho con su kohai sobre él, el cual absorbía uno de sus pezones.


— ¿Sempai?


—Si he de dejar que alguien me marqué serás tú. —Declaró entrecortado con sus gemidos agudos.


— ¡Sempai!


El menor le veía entre emocionado y sorprendido. Yamato tomó su mano y beso su dorso.


—Yo, te prometo, sempai, ser un alfa digno de ti, nuestro líder. Protegeremos a los nuestros.


Kakashi estaba seguro que así sería, abrió más sus piernas permitiéndole el paso, Yamato no dudo en completar la unión de sus cuerpos….


 


.......................


Una sensación extraño le recorrió cuando se despidió de Yamato, sin embargo intentó no concentrarse en ello, estaba cerca ya del lugar de la misión tenía que ir con cuidado. Parte de su plan consistió en dividir su grupo en parejas para que rodearan la mansión y pudieran verificar que los felinos misteriosos no estén rodeándola. Evidentemente al ser la facción que protegía al señor contaba con todos los beneficios de este, pero Kakashi iba a recuperar ese pergamino junto a la katana a como diera lugar.


 


La luna ya estaba en lo alto, el cielo estaba despejado por lo que las estrellas daban un toque especial a la noche. Un escalofrío recorrió al omega. Recordó la promesa que le hizo a Yamato. Definitivamente era una decisión que le parecía acertada en aquel momento, de ninguna manera lo  hizo por estar en medio de la calentura.


Ser mordido por un alfa era algo que debía de pasar si quería seguir, su omega se lo exigiría de todas maneras, así que Yamato era alguien que le amaba y él amaba, se complementaban, habían liderado a su pequeño grupo de ninjas especializados desde muy jóvenes, así que era casi natural que sucediese. Estarían juntos por siempre, como lo habían estado desde que se conocieron.


 


Volviendo a su misión, Kakashi se dedicaba a observar  el movimiento del castillo, revisando que la guardia de guerreros del señor siguiera el cronograma que él había obtenido. Había mucha más seguridad, eso era seguro ya que estaban sobre aviso que había dos clanes atacándolo: el suyo y el clan que buscaba asesinar al señor.


—Sempai...—Llamo en un tono de voz casi inaudible uno de sus inferiores—Ya hemos verificado que el señor Midori está en su castillo. Uno de los criados a los que sobornamos dice que hay una protección especial en la habitación del contador. El señor Midori está al lado de unos hombres misteriosos.


Kakashi chasqueó la lengua, eso implicaba que esos felinos estaban ahí, quizás hasta ya supiera de su presencia, hubiese querido evitar una confrontación. Pero si no había otra manera, los confrontaría frente a frente: no existía la posibilidad de  rendirse.


— ¡Prepárense! puede que ellos incluso sepan que estamos aquí, sin embargo puede que el clan que quiere asesinar al señor este muy cerca como para abandonarlo. Debemos ingresar ahora o será tarde.


Tener a dos frentes y ser el de medio, era la situación que más quería evitar el líder omega.


Envío a cinco de sus ninjas a iniciar un ataque en el salón donde se encontraba escoltado el señor feudal, mientras ellos iban por el botín. Estaba seguro que no tenían al señor y al botín en un solo lugar para evitar tener a dos grupos atacándolos al mismo tiempo, sino que tenía el tesoro cuidado seguramente por muchos de los mejores shinobi y guerreros también; por otra parte estaba seguro que ese sujeto, al ser el líder,  no estaría presente, seguramente era quien acompañaba al señor. Todo aquello era lo que esperaba de un líder que tiene como prioridad proteger al Señor de aquel castillo, pero Kakashi aún no conocía a personas tan impredecibles como Obito.


 


 


Las bombas de humo fueron soltados, así como guerreros caídos en el ala donde se encontraba el señor. Kakashi bajó del árbol donde se encontraba e inició a trepar con la ayuda de sus compañeros por las paredes, escalaron completamente; luego se deslizaron por las tejas.  A través del balcón observaron samuráis en movimiento; con sus estrellas ninja los derrumbaron pero en respuesta hacia ellos fueron lanzadas otras estrellas. Así que los felinos estaban también en esa sala.


Kakashi se adelantó y derribó las estrellas usando su espada y su armadura gris, ese día por supuesto, vestía completamente  de negro pero tenía partes acorazadas porque no iba a usar el factor sorpresa, sabía que lo esperaban, así que iba listo para un enfrentamiento cuerpo a cuerpo.


 


Sus compañeros no tardaron en seguirlo, pronto las espadas cortas de ninja chocaron. Mientras otros usaban kunai  o cadenas de púas.


El sujeto con el que peleaba Kakashi era grande, se dio una voltereta y le dio una patada en la quijada derrumbándolo, pero otro ninja intentó atacarle con un kunai, logrando rasguñarle el hombro, se defendió pero emitió un quejido agudo, quizás demasiado. Cuando iba a recibir una estocada del más fuerte se escuchó un rotundo: ¡No!


 


Giró su cabeza lentamente, había un hombre más alto, y por todos los dioses, que conocía esa contextura, era aquel alfa presuntuoso y estúpido que había intentado tocarlo lujuriosamente.


— ¡No le pongas una mano encima!—Fue una orden con el eco de la voz alfa apenas siendo contenida.


—Pero O... Tobi. —Gruñó el enmascarado que había querido darle el golpe a Kakashi.


 


El peliblanco estaba seguro que era un nombre falso, nadie podía tener un nombre tan ridículo. El llamado “Tobi” se acercó bajándose el cubre bocas, dejándole ver una sonrisa de dientes blancos, mientras que a través de la máscara podía ver sus ojos rojos, un escalofrío recorrió al lobo blanco.


—Sabía que si me ocupaba de este lado lograría verte—Comentó entusiasmado como si no comprometieran la vida y la misión en aquel estúpido acto.


— ¿Acaso eres estúpido? Dejaste solo a tu cliente solo por venir aquí...—Susurró un poco agresivo, por alguna razón con ese sujeto no podía tener una voz estable y fría como con los demás.


Tobi río bastante infantil ¿Acaso alfa estaba dejándole ver su verdadera personalidad? Definitivamente era una vergüenza para cualquier clan.


—Pero necesitaba verte, además están custodiando los mejores de mis shinobis al señor. Yo tenía una misión más importante contigo. —Sentenció.


Las palabras de boca de aquel sujeto salieron con un tono más grave, casi sensual. Kakashi debía de intentar olvidar el estremecimiento que le recorrió por su propio bien.


Sin embargo una explosión les liberó de aquel ambiente sensual en que las feromonas del alfa le habían sometido. El alfa gruñó, ordenando a sus compañeros y tomó la mano de Kakashi con confianza


—Vamos, seguramente tus camaradas deben estar involucrados también.


Eran los ninjas que habían sido enviados a asesinar al señor de ese Castillo. A Kakashi no podía importarle menos aquello, él solo tenía la misión de llevarse el maldito objeto, el pergamino y la katana y estuvo tan cerca. Así que liberó sus garras y las clavó en la mano que lo sujetaba. Ordenó a sus compañeros liberarse. Obito lo soltó por reflejo y le gruñó


— ¡No es momento de juegos, omega! Esos malditos van a asesinarlos a ustedes también, debes de venir conmigo. —Gruñó usando su voz alfa, asumiendo que aquel omega ya era suyo solo por haberlo descubierto.


Kakashi sintió una enorme presión en todo su ser, como el omega que mantenía dormido a base de hierbas para las misiones despertaba para asumir su rol ante el alfa. Se clavó una de sus garras para salir del aturdimiento, luego observó la caja de la katana, lo tenía uno de los camaradas de Obito, sus compañeros habían sido reducidos, intentaba pensar en una opción que no implicase el fracaso de la misión. De repente un brusco movimiento sacudió la estructura del Castillo,  así como el olor de madera quemándose inundo sus fosas nasales.


—Háganle caso, este castillo va a caer. —Ordenó a sus compañeros de misión.


Aun en contra de su enojo se dejó guiar fuera del lugar por Obito. La otra vez había dejado morir a quienes le acompañaban pero esta vez eran gente que él conocía, con quien había crecido, además que sería en vano pues Obito y su gente eran más.


—Para que sepas el pergamino que buscas lo tengo conmigo. —Comento muy orgulloso el alfa.


— ¡Dámelo!


—Vas a tener que esperar, lobito. Tengo que salvarle el pellejo a ese sujeto al menos esta noche que hemos sido contratados.


Conforme avanzaban terminaron por correr: la picazón por el humo se hacía cada vez más fuerte, comenzaron a toser a pesar de estar protegidos por los cubre bocas. Obito gruñó enojado consigo mismo,  veía como su omega estaba punto de caer ahogado. Sin pensarlo realmente, tomó a Kakashi en sus brazos y agilizó el movimiento. Sus soldados le siguieron el paso rápidamente logrando salir por una ventana. Al ser felinos podían saltar de lugares altos sin causarse problemas.


—Quédate aquí.


Puso a Kakashi en la hierba junto a sus compañeros, dejó  a ocho de los suyos para cuidarlos y se adentró en pos de rescatar al señor feudal que los habían contratado. No se había esperado un ataque de tal magnitud.


—Sempai...


Kakashi enterró sus garras en la tierra, arrancó la hierba que quedó en sus manos. Ya recuperado decidió que no iba a permitirse perder esa misión. La caja con la espada la tenía uno de los que lo vigilaban pero estos estaban ligeramente distraídos por ver lo que sucedía en el castillo en llamas.


Sin preocuparse por la vida de alguien en ese Castillo, kakashi saltó sobre este, lo tumbó y logró quitarle la caja. Otro de sus compañeros hizo lo mismo con las personas que los habían rescatado por órdenes de Obito.  Kakashi abrió la caja y efectivamente ahí estaba la maldita katana. La lanzó a uno de sus compañeros más confiables.


—Ustedes—Señalo a un grupo de sus compañeros, adelántese  junto a Akane, nosotros terminaremos la misión. —Ordeno a cuatro de sus más habilidosos compañeros, juntos salieron disparados antes que los Uchiha despertasen.


 


 


Dentro del Castillo, Obito luchaba mano a mano con un ninja, quien tenía al señor feudal y su hijo omega detrás de él pero estaba siendo acorralado lentamente por el ninja y sus camaradas. Los compañeros de Obito no estaban menos ocupados,  intentaban salvar el castillo y reducir a los demás ninjas, al parecer había sido contratado dos clanes para asesinar al señor feudal, y a estos no les importaba llamar la atención, habían pensado en quemarlos a todos dentro del castillo; al no lograrlo intentaron ingresar para finiquitarlos.


El líder Uchiha soportó con su kunai la katana de dos que lo embistieron con fuerza, sin embargo, un tercer shinobi se acercó  a Obito para incrustar su ninjato en la yugular de Obito, supo que debía de desviarlo pero antes de tener que hacerlo un par de estrellas ninja se incrustaron en el pecho de su agresor,  derrumbándolo por completo.


Aquellas estrellas pertenecían a su omega peliblanco, sonrío animado. Los compañeros de Kakashi corrieron hasta atrás del alfa. Kakashi velozmente asesinó  a los oponentes de Obito. El alfa resopló, iba a dedicarle una sonrisa al omega que lo había rescatado cuando este le interrumpió.


—Dame el pergamino. —Ordenó el peliblanco.


Obito no comprendió sus palabras hasta que se dio cuenta que los compañeros de Kakashi habían tomado de rehenes al señor feudal y su hija. Había sido una trampa en la cual cayó tan fácilmente.


—No…—Inició el alfa.


—A mí no me importa su vida, dame el pergamino. —Ordenó Kakashi.


Obito se mordió el labio inferior. Quizás había sido demasiado romántico con el omega que tenía enfrente pero ¿Cómo era posible que fuera el único que sintiera ese deseo y amor brotar de sí, ese lazo hacia aquel omega? Los omegas eran siempre los más felices cuando encontraban su otra mitad. A Kakashi no parecía importarle ni un poco.


—Bien, lobito, ganaste, pero no los lastimes. Sabes que no es necesario. Además…


— ¡Dámelo ahora!—Demandó con más fuerza el peliblanco. Los camaradas de este ajustaron su daga contra los cuellos de sus clientes.


Un crujido resonó en la sala, ese castillo no aguantaría mucho más.


—La verdad es que está en la habitación de la primera concubina del señor, decidimos dividir los lugares para confundir más al enemigo. —Confesó el alfa.


Kakashi gruñó. Con un asentimiento del lobo blanco, sus camaradas clavaron sus dagas en los hombros de la muchacha y en la cintura del señor.


Obito corrió levantando su ninjato contra los camaradas de Kakashi pero estos saltaron agiles y siguieron a Kakashi al interior del Castillo, seguramente buscarían hasta encontrar el pergamino.


 


El alfa revisó las heridas de sus clientes, afortunadamente estas no eran tan profundas. Sin embargo su alfa interior estaba furioso no solo por la evidentemente desobediencia del omega sino porque temía por su integridad. El castillo no aguantaría más.


Para su suerte dos de sus compañeros ingresaron.


—Encárguese de sacarlos de aquí. — Ordenó.


Corrió lo más rápido que su naturaleza le otorgaba, finalmente alcanzó a escuchar gritos agudos, eran de Kakashi, eran gritos de omega en pánico. Apresuró el paso y encontró a Kakashi intentando liberar a sus compañeros de una pesada columna que los había aplastado. Aquello le rompió el corazón, pero recordó a sus propios compañeros, estos aún seguían peleando en otras áreas. De repente un aroma más fuerte se mezcló con el aroma a madera quemada, estaba seguro era un paralizante o veneno.


Tomó a Kakashi con fuerza, este tenía el dichoso pergamino, su misión en sus manos, por el cual había perdido a sus compañeros.


Al percatarse que el peliblanco había olfateado el paralizante, no dudo en nuevamente levantarlo en brazos. La frente del omega sangraba, al igual que sus brazos por raspones y tenía pedacitos de madera incrustados en su pierna.  


Lo afianzó con fuerza, el omega perdió el conocimiento, haciendo mayor peso en sus brazos, Obito rugió llamando a su lado más animal. Acomodó lo mejor que pudo a su omega e inició a evitar exitosamente la caída de columnas y paredes.


Finalmente alcanzó una de las ventanas, salió por esta, se dejó caer por el tejado y luego salto hacia la Tierra externa. Varios de sus camaradas ya estaban fuera. Al parecer acababa de llegar el clan aliado del Señor que habían tenido que proteger. El señor y su hijo estaban siendo atendidos con  premura.


—Obito ¿Qué demonios tienes ahí?


Obito apretó a Kakashi con más fuerza.


— ¿Qué tu olfato no te lo dice? Es un omega, mi omega y está herido.


Sus camaradas se vieron uno con el otro, sin embargo nadie más dijo nada. Obito era el líder de esa misión, solo Fugaku podría encargarse de darle órdenes a Obito.


…………….


No haberse rendido de obtener el pergamino se volvió una total pesadilla. Sus compañeros corrieron siguiéndolo a él. Llegaron a la dichosa habitación luego de que rebuscasen mientras escuchaban como las vigas que mantenían el Castillo en pie crujían casi dolorosamente. Finalmente encontraron el pergamino. Kakashi estaba decidido a renegociar la entrega de aquel pergamino, había sufrido la muerte de importantes camaradas así como de un desgaste físico enorme. Se apresuraron en salir de la habitación y se impusieron a intentar buscar una salida con sus olfatos, pero un aroma que pronto llegó a sus gargantas les hizo dificultoso la tarea de poder respirar. Se cubrieron la boca y la nariz aun así comenzaron a toser desesperadamente. Ello y su visión defectuosa por las heridas y el humo blanco  no les permitió advertir que una columna se derrumbaba sobre ellos, uno de sus compañeros logró empujarle fuera de rango, gritando “tú eres nuestro líder” Dos de ellos murieron al instante, uno de ellos respiraba agonizante, pero aun con todo el esfuerzo que puso no pudo mover la pesada columna. El mismo no tenía idea de cómo salir, perdió la noción de espacio, su omega interno se liberó y con solo una persona en mente emitió el típico llamado del omega- un chillido agudo lleno de pánico que buscaba la presencia de un alfa-


 


El lobo blanco presencio los últimos suspiros de vida del compañero que lo salvó, sus lágrimas cayeron, pensando en lo estúpido que era el haberlo salvado pues aparentemente moriría junto a sus compañeros. Pensó en Yamato, temió por él y por el resto de la gente que ellos protegían, tantos cachorros,  omegas en gestación y ancianos que los habían cuidado cuando pequeños. Se dejó derrumbar,  hasta que alguien le obligó a levantarse, y ese alguien desprendía un aroma que le hacía sentir tranquilo, que todo mejoraría.


Perdido y confiado en aquel aroma todo se volvió negro para él. Hasta que nuevamente sus ojos volvieron a entreabrirse, se sintió cómodo, arropado, fresco, escuchó unas voces a su alrededor, estaba seguro que eran de dos cachorros y una de una mujer adulta, su olfato luego le indicó que se trataba de omegas, aquello le calmó, pero aun así cuando se percató que era un lugar desconocido se sentó rápidamente replegándose, como alistándose para defenderse.


—Cálmate, pequeño. No te voy a hacer daño.


La omega tenía una sonrisa y mirada amable, portaba dos orejas de pantera negras, igual a los dos cachorros que permanecían detrás de ella, aquellas orejas le recordó al sujeto alfa que lo acosó durante la misión. Recordó ello y rebuscó entre sus ropas, dándose cuenta que solo llevaba una yukata blanca.


—Tus pertenencias. Las decidirá mi esposo si te las devuelve o no. Soy Uchiha Mikoto, la curandera y Miko de este clan. Y estos dos pequeños son asistentes que se preparan para ser curanderos de adultos.


Mikoto les indicó a los pequeños que avisaran tanto a Obito como a Fugaku.


—Ustedes, ese sujeto... son ese clan de felinos que nadie sabe de dónde salieron. No puedo creerlo, son el clan Uchiha… es increíble… Pero ¿por qué te presentas si yo...?


La omega sonrío, se acercó lentamente.


—Eso es porque no saldrás de nuestro clan hasta que sea seguro para nosotros. Ahh lo que hace la pasión de un alfa por un omega. No sabes cuantos problemas ha tenido que cargar Obito por haberte traído.


— ¿Obito? Acaso es…


—Seguramente escuchaste su nombre de misiones, Tobi. Sí, es él quien te rescato y te trajo a nuestro clan en brazos.


Kakashi maldijo su suerte, se sentía preocupado por sus compañeros, por Yamato que seguramente creería que había caído en misión. Necesitaba salir de ahí. Sus ojos inmediatamente rebuscaron una salida, la omega era una curandera, no podía ser tan fuerte. Pero al intentar siguiera moverse un dolor en sus costados le impidió.


—No intentes moverte bruscamente, se  te abrirán las heridas. Puede que no lo notases pero a pesar que la columna no te aplasto se te incrustaron pedacitos de madera.


Se sentó en el lecho en el que lo habían curado, sujetándose su lado adolorido.


— ¿Cuánto tiempo?


—Tres días, estuviste con alta fiebre, delirabas, apenas aceptaste agua. Y mencionabas un nombre constantemente.


La Uchiha se veía bastante sabia, sus ojos negros no dejaban de examinarle a cada pregunta, seguro ella estaba analizando sus reacciones, si eran verdaderas o no, sus debilidades y fortalezas. No tenía los ojos rojos que asumía solo los usaban algunas veces como aquel alfa, pero su mirada era realmente temible, a pesar de la curva de sus labios como una sonrisa amable y sus delicadas manos acomodando las vendas nuevamente.


—Mencionaste a un tal…Yamato… ¿es alguien especial?


El omega no pudo evitar morderse el labio inferior y entrecerrar sus ojos con tristeza.


—Lo es.


Mikoto no mencionó nada, se guardaría su análisis para su esposo, pues estaban aún debatiendo que hacer con el omega lobo. Le habían salvado la vida, ejecutarlo no se sentía bien. Fugaku quería corroborar las palabras de su hermano con el omega, así que estaba esperando.


Nuevamente el lobo blanco saltó sobre su lecho al olfatear el aroma de dos alfas, uno familiar mientras que el otro era demasiado poderoso, sintió a su animal interno replegarse con respecto y miedo. Pronto se dio cuenta que era el mismo aroma que protegía al de la omega que cuidó de él, era el alfa de ella.


—Tranquilízate, es el alfa del clan, es nuestro líder y mi esposo. —Finalizó un poco sonrojada.


Las puertas fueron abiertas por los omegas asistentes de Mikoto, una figura seria e imponente ingresó, Mikoto le dedicó una reverencia digna de una buena esposa. Pero pronto se levantó con una sonrisa y se dedicaron el saludo natural de alfa y omega en la que ambos olfateaban sus cuellos, se vio tan íntimo que Kakashi sintió vergüenza ajena.


Pronto el olor familiar interrumpió en la sala. Era Tobi, Obito según Mikoto, finalmente veía completamente su rostro y podía apreciar su fuerte figura. Sus ojos vivaces, llenos de pasión le avergonzaron, intento cubrirse lo mejor posible.


—Mi omega—Susurró ansioso.


Estaba seguro que si no fuera por el alfa líder, el tal Obito se hubiera lanzado sobre su cuerpo.


— ¡Eres tan hermoso!


Kakashi maldijo al percatarse que Obito había observado su rostro y quizás su cuerpo antes que él.


—Obito mantente al límite. —Ordeno la voz grave y llena de mando del alfa de los Uchiha.


—Bien, muchacho, quiero escuchar lo sucedido de tu boca y quien eres. Pues tú sabes más de nosotros que nosotros de ti.


Había utilizado directamente su voz de mando alfa, Kakashi había estado desprevenido por lo cual sintió la horrible presión empujándolo  y aunque no lo reconocía como su alfa sintió el peso de su voz como una amenaza de peligro por lo que decidió hablar con la verdad, estaba débil en territorio desconocido, no tenía ventaja alguna.


—Hermano, ya te he dicho que yo me encargaré de interrogarlo. Él es mi omega, no quiero que otro alfa use su voz de mando en él.


—Estoy de acuerdo. —Interrumpió Kakashi. — Pero quisiera pedirle un favor, solo quiero que envíen un mensaje, solo que le anuncien a alguien que estoy vivo.


— ¡No!—Negó rápidamente Obito.


Mikoto le dirigió una mirada su esposo, ambos sabían que el muchacho había murmurado repetidas veces el nombre de otra persona, Obito se había puesto furioso cuando sucedió aquello.


—Veremos. —Respondió Fugaku.


— ¡Hermano!


—Si no quieres retirarte, te quedas callado, Obito. —Ordenó Fugaku impasible.


Su hermano menor refunfuñó pero asintió, él también quería saber más de su omega.


—Empieza chico.


—Mi nombre es Hatake Kakashi. Quizás escucharon del clan de lobos blancos que fue aniquilado.


—Lo escuchamos, no espere encontrar a su último heredero. Se había murmurado que aún estaba vivo, pero nada con certeza.


Obito sonrío al poder conocer el nombre de su futura pareja.


—Bien, no hay mucho que contar, mi clan fue aniquilado, junto a otros huérfanos aceptamos trabajos, acepte esta misión y murieron la mitad de mis compañeros, la otra mitad se fue con la katana, así que la misión terminó con la mitad hecha y la otra mitad no.


—Según mis compañeros, eres muy bueno peleando, rápido y eras el líder de aquel grupo. ¿Acaso eres el líder de ese grupo de huérfanos?


Kakashi quiso negarlo, pero no tenía mucho sentido dada su situación está completamente atrapado.


—No era el único, yo dirigía ese grupo junto a otra persona. —Se mordió levemente el labio.


El lobo blanco pensó que le preguntaría el nombre, pero Fugaku no lo hizo, aun con esa mirada fría, dirigió una mirada a su hermano, sonrío levemente. Las mejillas de Kakashi se enrojecieron levemente. Sabía que le debía la vida a aquel alfa, no sería extraño que lo hiciera pagar con su cuerpo.


—Mi hermano es mi segundo al mando dentro de este clan. Podría decirse que es el alfa más poderoso después de mí del clan Uchiha, no tiene omegas ni herederos. Te ha escogido a ti como su omega, no solo para que seas su concubino o puto sino su esposo, la madre de sus cachorros. Solo debes aceptarlo, dejarte morder por él y serás libre, claro bajo la tutela de Obito como tu alfa. Tendrás una gran distinción dentro del clan, sería de los omegas más poderosos de aquí gracias a ello. Él dice que ustedes son alfa y omega destino ¿Es cierto? ¿Sentiste el vínculo?


—Hermano…


Fugaku lo calló rápidamente.


—No entiendo que pretende con ello. Pero si le soy sincero debería de entrenar mejor a los alfas de su clan. El plan que trazaron fue arriesgado y si no hubieran caído mis compañeros le aseguro que sus clientes hubieran estado muertos, quizás no por mi sino por el otro clan. Su hermano se calienta rápidamente por cualquier omega. Pero seguro ya lo sabe.


 


Increíblemente para Obito y Mikoto, Fugaku sonrió, el jovencito peliblanco comenzaba a caerle bien. Era una lástima que no aceptase a su hermano para ponerlo en orden.


—Y no, yo no he sentido el vínculo. —Habló fuerte y claro. —No lo reconozco como mi alfa y si quiere que le pague con mi cuerpo lo haré, pero no voy a dejar morderme tan fácilmente. Yo… tengo alguien especial. —Balbuceó al final.


Obito rugió con furia, dispuesto a usar su voz de alfa con Kakashi, pero Fugaku se lo impidió.


—Piénsalo bien, puedo terminar ordenando tu ejecución si no te considero seguro.


—No pienso ser el omega de su hermano.


El líder Uchiha finalmente suspiró.


—Mikoto, dale el collar protector. Será nuestro huésped mientras decido que hacer con él.


La mujer se acercó con un collar de cuero negro, muy duro, era común entre los omegas shinobi portar uno como protección durante misiones. Kakashi lo tomó, se lo puso y lo enganchó. Su cuello de esa manera quedaba salvaguardado de ser mordido en su contra. 


— ¡Hermano!


—Es una orden, nadie puede forzar a Kakashi a ser omega de nadie ¿entendiste, hermano? Mikoto es la única que va a hacerse cargo de sus heridas y de asistirlo.


Obito le dedicó una mirada dolida al omega peliblanco, este solo le respondió con una fría mirada. SI el líder de los Uchiha le daba la oportunidad de sobrevivir con dignidad, iba a tomarla.


—Pero recuerda, joven, que le debes a mi hermano la vida y a nosotros también. Así que vas a tener que pagarlo. El cómo, voy a decidirlo…


—Sobre el mensaje…


—Debo de corroborar lo que me contaste es cierto. Y además no sé qué tan peligroso sea tu gente, quizás sea mejor dejarles pensar que estás muerto.


Kakashi le dedicó una venia respetuosa, reconociéndolo con un alfa. El omega no podía negar que Fugaku era un líder en toda regla, anteponiendo los intereses de su gente, pero a la vez siendo racional y respetuosa de la dignidad ajena. Podría haberlo entregado al capricho de su hermano pero le había trazado una línea muy clara al alfa, lo cual el peliblanco agradecía y no olvidaría nunca.


Ambos alfas salieron de la habitación, se podía olfatear las feromonas alteradas de ambos. Óbito estaba enrojecido por la ira de haber sido rechazado y que su hermano no usara su poder para concederle al omega que le pertenecía por derecho y por haberle salvado la vida.


—Ahora entiendo porque los Uchiha han sobrevivido tanto tiempo, Mikoto-san.


La omega sonrío ampliamente.


—No puedo negar que Fugaku es un gran alfa, pero tampoco me quito mérito. Si comete alguna injusticia sin darse cuenta estoy yo para alertarlo.


Mikoto río con las mejillas arreboladas, Kakashi se contagió con un poco de esa sonrisa. Y fue así como su destino comenzó a entrelazarse con el clan Uchiha, sin aviso, sin premeditarlo, solo como el resultado del destino. Por el momento, Kakashi había decidido aprender de aquel clan, pero guardaba en su corazón la añoranza por su gente y por su amigo.


..................................


 


Dentro del Castillo de la  Alianza, los guerreros terminaban de alistarse para partir. A pesar de que iban a presenciar solo un enfrentamiento en territorio amigo - pues el territorio Hyuga pertenecía al clan Namikaze- iban a ir prestos para una batalla. Los alfas casados eran ayudados a vestirse por sus compañeros omegas, mientras los solteros por sus asistentes betas.


De haberse encontrado con salud, Sasuke hubiera tenido que encargarse de alistar a su marido para la batalla. Pero la joven pantera aun no recibía la venia de poder hacer algún tipo de esfuerzo. Así que solo se limitó a despedirlo desde el balcón de sus aposentos, siendo sujetado por su hermano mayor y Orochimaru, quien no iba a ir a la batalla por el momento pues había sido designado para cuidar de Sasuke y es que el nacimiento de su primogénito era sumamente importante para Minato por lo que este quería que el mejor sanador de la Alianza se encargase del omega y su nieto.


 


Naruto vio por última vez a su omega preñado, su corazón se encogió. Hubiera deseado que las manos de su esposo le bendijeran al alistarlo pero había tenido que conformarse con que su asistente lo hiciera, podría haberlo hecho Neji pues era parte de su deber, pero Naruto no deseaba verlo por el momento.


 


Ya completamente listo, aun suspirando ante la imagen a lo lejano de su omega, se montó en su caballo con su pesada armadura de guerrero que tenía trazos de bestias feroces, cubrió su rostro con la máscara que portaba un cubre  boca  y que a la vez aumentaba el volumen de su cabeza, se dispuso al lado de su padre, al otro lado se encontraba su padrino tan intimidante.


 


Los tambores resonaron, todos los pobladores no guerreros se reunieron para rendirles bendiciones y reverencias


¡Fue increíble! Una sensación y ambiente de respeto y orgullo cubría todos.  Los pobladores que se quedaban,  en su mayoría omega y beta, los despedía encorvados, reverenciándolos, bendiciéndolos, desde ancianos hasta niños. La larga multitud  fue así hasta llegar fuera del pueblo que su padre había fundado alrededor del Castillo.


 


Al terminar de abandonar todo el pueblo de la Alianza, empezaron con un trote más rápido. Era importante aprovechar la luz del día. Cada guerrero montaba su caballo lo más apegado posible, para permitir que la resistencia del aire fuera el menor posible. Normalmente para batalla iban escuadrones a pie también peor en este caso iba mayoritariamente caballería, tenían un contingente a pie, en espera peor alerta por si se necesitaba refuerzos. Al lado de Minato iban los guerreros más importantes que no solo reforzarían su imagen sino que divulgarían el vencedor de la contienda.  Pues se enviaría un mensaje al Palacio Imperial con el nombre del vencedor, esto sería importante para seguir reforzando la imagen de conquistador de Minato, su hijo, heredero y de su clan. Y es que podría decirse que el clan Namikaze era uno de los favoritos por los cortesanos imperiales a diferencia de los Inuzuka.


 


 Por su parte, Naruto se encontraba perdido entre sus pensamiento, su olfato instintivamente buscaba un aroma que ya se encontraba muy lejos. Tenía un mal presentimiento, su alfa interno se removía inquieto en su interior, más aun había una sensación como un rugido que quería salir de su garganta, alguien  dentro suyo lloriqueando por Sasuke. Sin embargo, se controló,   era momento de iniciar a concentrarse. Y entonces, pensó en  las palabras de Sasuke estas no dejaron de rondar en su cabeza: ¿Matar a Kiba o sería mejor dejarlo vivir?


 


Luego de una larga y pesada cabalgata la noche llegó, haciendo imposible seguir con seguridad por el camino, así pues  acamparon. Minato se mantenía bastante serio, Jiraiya también; sus feromonas eran sentidas por todos a su alrededor, lo cual no permitió un descanso en paz. El silencio era absoluto.


Eran en su mayoría alfas tanto masculinos como femeninos, así como betas de ambos sexos. Así pues, la presión para los betas jóvenes era atosigante. Los alfas ejercían demandas mudas con sus feromonas, sin siquiera desearlo ordenaban la sumisión de sus soldados. Cada alfa, con seguridad tenía personas que lo esperaban en el Castillo o en el pueblo, omegas a los cuales proteger, así que no podían controlar su rabia y ansiedad.


 


Muchos durmieron entrecortadamente, al  amanecer luego de una comida frugal,  continuaron con el camino en silencio, salvo por un par de órdenes a la hora de seguir el camino.  Finalmente, casi al atardecer,  llegaron a las Tierras Hyuga donde fueron recibidos por Makoto Uzumaki y Hiruzen quienes habían administrado los territorios Hyuga, y que por el momento seguirían haciéndolo pues no había nadie más con la capacidad de hacerlo. Menos ahora con el escándalo en que había devenido el clan Hyuga.


 


Luego de las reverencias dadas, obligadas por la cortesía y jerarquía,  Makoto se adelantó con un rostro francamente preocupado. Había observado a todo el escuadrón con diligencia notando varios aspectos curiosos y peligrosos para la Alianza.


— ¿Nació ya tu cachorro, Naruto?—Preguntó directamente al alfa menor.


 


La voz de su tío a Naruto le pareció diferente, incluso su apariencia era visiblemente más cansada como si una preocupación lo estuviera consumiendo. Nunca habían sido demasiado cercanos, Naruto recién se percataba que su padre lo mantuvo lejos de sus raíces Uzumaki, quizás como medida de protección y de olvidar a su madre. Por ello se había hecho una imagen de su tío de ser poco amable o preocupado por su ida.


—Aun no, Makotto-ojisan. Mi cachorro sigue en el vientre de mi esposo ’tebayo.


—Debes de cuidarlo por sobre todo, Naruto—Advirtió.


Esta vez su voz cambió se volvió un poco más grave con un tono de cierta orden.


—No tienes que preocuparte, lo he dejado al cuidado de Orochimaru, es el mejor sanador de la Alianza, nada va a pasarles. — Resolvió Minato, iniciando con un trote suave, su camino hacia  el castillo de la Garza Blanca.


 


El alfa menor pudo notar como su tío Uzumaki apretaba ligeramente más las cuerdas de su caballo, como si el que Orochimaru cuidase de Sasuke no le trajese ninguna paz.


— ¿Te das cuenta que has dejado al clan Uchiha al cargo del Castillo?—Preguntó subiendo claramente el tono de su voz, llamando la atención de muchos de los presentes, quienes de inmediato iniciaron a  murmurar.


 


Minato paró el trote de su caballo, no giró hacia ellos, parecía que había reaccionado intempestivamente. Orochimaru era su general, no confiaba en el tanto como en su padrino pero lo hacía más que en Makoto que era su cuñado. Sin embargo, un omega obedece a su alfa por sobre su lealtad. Por primera vez Minato se sintió mareado y dubitativo ante sus propias decisiones. Orochimaru era el omega de Fugaku, así que era a él a quien obedecería por sobre todos.


 


El líder de la Alianza recorrió mentalmente los altos mandos y personas de confianza de su Alianza, además de unos cuantos miembros del consejo que eran más administrativos y contadores que guerreros, todas las personas de confianza suyas, las de su hijo, padrino y Tsunade se encontraban en ese momento a su lado. Solo el primo de su esposa, Nagato junto a su sequito se encontraba en el castillo de la Alianza, pero ellos eran omegas.


—Tsunade-sama—Llamó


—Dime, Minato.


La alfa se acercó hasta el líder, su rostro seguía siendo seguro aunque muchas dudas comenzaban a crecer dentro de sí. No quería demostrar cuánta razón tenía Makoto, menos que había cometido un grave error. Itachi aun pertenecía a su padre y por tanto a su clan, Sasuke aún no había sido mordido por Naruto. ¿Fugaku sería un alfa tan confiable como aparentaba?


 


— ¿Crees que puedes permitir que tu segundo al mando se quede con nosotros con un regimiento y usted retornar  al Castillo.  Makoto tiene razón, los Uchiha son en mayoría omegas, y hemos dejado visiblemente desprotegido el Castillo, han quedado en su mayoría omegas y miembros no guerreros en el castillo.


 


Tsunade sabía que ese no era el temor de Minato pero que no iba a hacerlo manifiesto que él mismo se había dejado llevar por la seguridad que los Uchiha habían llegado a asegurarle.


 


Minato no sabía cómo explicarlo, pero en ese momento se percató de que en verdad inocentemente había confiado en exceso en ellos. Se intentó tranquilizar pensando en que tenía razón de ello pues eran personas leales. Sin embargo el mareo y sorpresa de sus propias acciones seguían ahí. Muchas veces le habían traicionado cuando él había confiado. Incluso alguien tan débil como una omega, Hinata, se había atrevido a ensuciar su nombre con un invitado dentro de su propio Castillo. No quería ni imaginar a su prometido haciendo lo mismo. Creía en el amor de Itachi, pero aquella mirada que le lanzo por unos segundos cuando rezondró a Sasuke fue diferente. Sintió un escalofrío que no quiere reconocer.


 


—Perfectamente yo misma me siento ansiosa por Dan y Nagato que tienen cachorros de poco tiempo de nacido.


 


Tsuande regresó a su regimiento, le dejo a cargo a su segunda la mando para que se encargase de acompañar a Minato. Mientras ella se encaminó acompañada de más de la mitad de su regimiento de regreso al castillo lo más rápido que podía. Ella sería la mensajera de graves noticias…


A pesar de las preocupaciones de los generales, en verdad no tenían por qué preocuparse- al menos no en ese momento-  los Uchiha no querían el castillo o territorio, no ganarían nada develando su ser y tomándolo solo para luego ser rodeados por los soldados de Minato y sus aliados, ellos eran más inteligentes que algo tan burdo como ello.


La Alianza ni siquiera se daría cuenta cuando estuviera siendo atacada. Esa era la notable habilidad de las panteras, pero por sobre todo de Itachi, un asesino tan silencioso como letal.


………………………….


El día pactado llegó: los Inuzuka se encontraron desde que el alba llegó  en la frontera esperando el permiso de la Minato para ingresar, no querían exaltar los ánimos antes de tiempo. Kiba tenía la seguridad clavada en los ojos, al igual que su can. La líder no se rebajaba ni un poco, todo el clan entero desprendía una roma dominante. La victoria de Kiba o Naruto inclinaría la balanza, pues el perdedor afectaría la moral del líder y de todo su clan. A pesar de lo duro que se había vuelto Minato, amaba a su hijo, verlo morir o gravemente herido le trastornaría, de igual manera, la líder Inuzuka se desesperaría de ver a su hijo desangrarse.


 


Se había dispuesto en el patio trasero del castillo lugares para la elite de cada clan incluido el retador, en la arena se daría a cabo el enfrentamiento entre ambos alfas disputándose el premio pactado. Era un día templado, natural en los territorios Hyuga, sin embargo para los contendores hacía demasiado calor, sus bestias internas rugían feroces, sus ojos demostraban que estaban listos para alzarse contra el otro. Aun no ingresaban a la arena, pero sus dientes y garras estaban expuestos, sería un combate con katana, así se había estipulado. Sin embargo sus armas naturales estaban listas para pelear cuerpo a cuerpo. Luego de unas palabras con sus entrenadores, Naruto con su padrino y Kiba con su hermana mayor, ambos se cubrieron ingresaron a la arena, con la mano en la katana. Dieron una respectiva reverencia y se pararon frente a frente con porte orgulloso. El público enmudeció, sus respiraciones agitadas era todo lo que se oía, hasta que tanto la heredera de los Inuzuka junto a  Jiraiya se acercaban para finiquitar los últimos detalles del combate.


—Es momento de que decidan. ¿Será un combate a muerte? ¿O hasta que uno de ustedes quede impedido de continuar?


Ambos se observaron, de sus gargantas brotaron graves gruñidos. Akamaru, el can de Kiba se posicionó a su lado, este ya tenía puesto una armadura diseñada para él. Peor Kiba alzó la mano impidiéndole.


—Akamaru, este es un combate que no debes de ayudarme.


Eran inseparables, pero Kiba valoraba la vida de su fiel amigo. Deseaba que si Akamaru debía de fallecer lo hiciera protegiendo en batalla a su clan no por sus problemas personales y pasionales. Kiba no merecía ese tipo de muerte.


 


—Lo he pensado, Inuzuuka, si estás de acuerdo: esta pelea será hasta que el otro quede fuera de combate ´tebayo. —No agachó la cabeza en ningún momento, su cuerpo estaba en posición defensiva, pero su mano derecha seguía en su katana lista para desenfundarla. —  No tengo problema con ir hasta la muerte pero estoy seguro que ambos queremos conocer a nuestros cachorros antes de morir.


 


En otro momento Kiba escupiría en la cara de Naruto llamándolo cobarde, nadie gustaba vivir con el sello de perdedor, pero ambos sabían que era una pantomima, y que muerto o no el perdedor quedaría en vergüenza así como sería el punto débil del otro clan. Pero, sobre todo,  ambos tenían el deseo de tener una oportunidad para  conocer el cachorro nacido del amor con su pareja.


 


—Será la única vez que esté de acuerdo contigo, Namikaze.


 


Una vez decidido y siendo como testigos Hana y Jiraiya, ambos procedieron a apartarse de la arena. Juntos darían el inicio de la batalla y decidirían cuando su combatiente ya no pudiera continuar.


— ¡Comiencen!—Dijeron al unísono.


En el estrado la madre alfa de Kiba se adelantó de su asiento al igual que su can. Akamaru permaneció fuera de la línea de la arena, atento a su amo. Minato, por su parte se estremeció, Naruto era su único hijo, era su último recuerdo de Kushina, estaba seguro que ella hubiera impedido o ala menos hubiera luchado por impedir tremenda situación. Sin embargo confió en su hijo.


Los combatientes alfa se dirigieron miradas serias, arrastraron el pie mientras el otro tomaba la postura contraria. Sus rugidos rasgaban el aire, era parte de la primera intimidación, peor no funcionaba en ninguno, ambos tenían a sus alfas internos totalmente despiertos.


 


El público estaba expectante, muchos habían esperado una batalla más animal, imaginaron que al inicio se lanzarían a la garganta del otro sin pensarlo.  Finalmente Kiba dio el primer paso, desenvainó su katana y en un saltó llego al lado de Naruto, intentó clavarle la katana a Naruto en el hombro desde el aire. El rubio la esquivo apoyándose en su rodilla para dar una vuelta, elevando al mismo tiempo su espada para lograr alcanzar a Kiba. El del clan de los perros emitió un gruñido de dolor, la katana le había alcanzado peor no lo suficiente, solo logró que su pecho ardiera por más violencia.


 


Ninguno era sigiloso, ambos eran el tipo de luchador que se guía por su instinto, así que vencería el más feroz.


Aprovechando la caída de Kiba,  Naruto intento darle una estocada en el pecho pero  Kiba se cubrió con un brazo el cual estaba cubierto por placas metálicas. Aun así Kiba sintió el golpe, y su piel reventando, la sangre fluyendo. Resoplo recordando que Hinata le esperaba y que su hijo crecía en el vientre materno, ambos en un ambiente hostil. Así que soporto el dolor y atrajó a Naruto quien lucho por soltarse, Kiba dejó ir su katana y sujeto su cuchilla corta la cual se la clavó en el costado a Naruto con mucha fuerza.


Naruto mordió su labio inferior. Definitivamente la daga había logrado atravesar su piel, sentía la húmeda sangre recorrer desde la herida por todo su brazo.  Pero se con concentró en Sasuke, su omega que estaba punto de dar a luz y él iba a conocer a su cachorro. Así que con toda su fuerza empujó a Kiba tumbándolo, se puso sobre él y comenzó a golpear su rostro con sus puños.


Kiba aprovecho que la daga seguía clavada en Naruto asi que la movio apra abrir más su herida. Naruto se apartó lanzó un aullido de dolor. Por lo cual Kiba aprovechó para lanzarse sobre el rubio, se quitó el casco sofocante  y le dio una aptada en la cabeza al otro alfa.


Abrió su boca en un casi ladrido grave, mostrando sus colmillos, se puso en cuatro y corrió hacia Naruto tumbándolo de nuevo. Naruto se sentía mareado por la aptada en su cabeza pero dejando ir sus instintos, logró esquivar los colmillos de Kiba, con sus garras arañó el rostro del otro.


Kiba se fue para atrás, alcanzó la daga y tambaleante viendo solo por un ojo, se lanzó sobre Naruto ambos rodaron intentando apuñalarse con la daga que pasaba de mano en mano.  


 Aquello había dejado de ser una pelea de samurái para convertirse en una de dos perros furiosos. De alguna manera era deshonroso, pero había tanta tensión entre ambas cuerpos, tanto odio, peor sobre todo cada uno deseaba triunfar para conocer a su cachorro y poder proteger a su pareja.


 


Pero como un enviado celestial uno de los siervos de Tsunade interrumpió en el recinto. Ni bien piso el patio se lanzó al suelo pidiendo clemencia por la interrupción pero aseguró que era de suma urgencia sus palabras.


 


Naruto y Kiba seguían enfrascado en causarse daño, pero Minato dio su venia para hablar.


—Sasuke-sama está en trabajo de parto, pero Orochimaru-sama dice que no va nada bien y que él y el cachorro podrían perecer.


 


Esas fueron todas las palabras que Naruto necesitó para perder el control. Desde su interior una fuerza brutal brotó, como el caudal de un río imperioso. Dio un giro, dejando a Kiba debajo de él, y con un solo un puño lo golpeó tan fuerte que lo  dejó  en la inconciencia. No tardando más ni asegurándose de si el otro seguía con vida, se puso de pie.


Sus ojos destilaban rabia pura, sus puños tenían garras largas. Ordenó entre bramidos que le trajesen su caballo. Subió rápidamente en cuanto el animal fue puesto frente suyo  e inició sin demora una rápida cabalgata.


 


Minato dio la orden a su padrino de asegurar el territorio y expulsar a los Inuzuka hasta que se hablara de los tratados y acuerdos previstos. O, en el peor de los casos, impidiera  una invasión. Los Inuzuka por su lado aceptaron pues veían a Kiba rodeado de un mar de sangre. La madre alfa y su hermana mayor rugían de rabia peor no era un buen momento, la Alianza había vencido y ellos debían de cuidar de Kiba.


Minato seguido de su guardia dio inicio al retorno, intentando seguirle el paso a Naruto. Para Minato era demasiado importante hacer lo posible porque su nieto nazca a salvo.


 


Por su parte, el joven Naruto sentía que su corazón se estrujaba, a pesar de rugir al cielo, de sus ojos imparables lágrimas caían.


 


 


 


 


 


 


 

Notas finales:

Gracias a todos los que me dejaorn review intentare responder pronto y espero leer nuevos comentarios apra poder seguir inspirandome !! Nos leemos pronto!!


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