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Traición a la sangre por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Finalmente pude actualizar el capítulo. La verdad hice varios cambios. Sabía que quería expresar en el capítulo pero no me conformaba con el orden que le había dado. Después de mucho hacer y desaser, buscar inspiración, caida de depresión cacería de musas y etc. vuala! el capítulo estuvo hecho inesperadamente esta tarde. Así que espero lo disfruten y me comenten que les pareció. Debo advertir que puede herir suceptibilidades, a lo mejor solo me estoy comiendo la cabeza y no. Ya me contaran. 

Nos leemos abajo!!

Debido a la batalla que se libraba en la frontera, todos permanecían sosegados dentro del castillo. No existían ruidos fastidiosos por respeto a quienes habían marchado junto al líder de la Alianza. Sin embargo, esa calma fue rota por los chillidos de Sasuke. Todos lo supieron: La joven pantera había iniciado el proceso de parto.


 


De inmediato se mandó un emisario al frente de batalla para comunicarlo a sus líderes. El cual se topó con Tsunade en el camino. La general otorgó un poco de  agua al mensajero y le instó a continuar hasta el Castillo de la Garza Blanca para que cumpliera con su misión de comunicar al futuro padre y al abuelo.


 


Los largos quejidos y llamados del Uchiha dejaron claro que no sería un parto fácil. Además que su vida y la de su cachorro venidero estaban en severo peligro. La tensión reinó en todo el castillo pues se trataba del nacimiento del heredero a la casa guerrera de los Namikaze. Si terminaba en fracaso, ninguno quería imaginar las acciones del gran líder. Aunque algunos que deseaban con un fervor casi religioso la caída de los Uchiha, estaban impacientes por oír el quejido mortal o el llanto por un bebe nacido muerto.


 


Tsunade fue la primera en arribar al castillo. Ni bien cruzó las puertas, en nombre de Minato y Naruto, se dirigió a verificar que Sasuke se encontrase saludable.  Se llevó con la sorpresa de que el cachorro aún no había nacido y que el estado del omega era difícil.


 


Dan, su omega, permanecía junto a otros omegas de casa amigas en una de las salitas más cercanas que Orochimaru había permitido. Era una estrategia simple de dar soporte ante los omegas que le deseaban el mal.


 Por ello mismo, nadie vio extraño que el sanador solo permitiese  a un grupo selecto de omegas ayudarle con Sasuke. Los alfas, como Tsunade, lógicamente estaban vetados incluso de la salita que Dan y los otros omegas compartían. Así pues solo le quedó estar alerta por si sucedía lo peor. En su mente analizaba como podría tranquilizar a Minato y Naruto si el cachorro se ahogaba dentro de su madre (probable cuando el parto se alargaba demasiado). No encontró una solución.


 


................................


 


Sasuke se retorcía de dolor en el lecho donde lo habían dispuesto. Su voz resonaba ensordeciéndole a sí mismo. Estaba confundido. Nunca había presenciado un parto tan doloroso.


 


El joven omega había estado presente cuando su madre ayudó a  otros omegas y mujeres beta a dar a luz. Siempre las había visto luchar contra el dolor pero a la vez emocionadas, como si se sintieran por primera vez en sus vidas fuertes y valientes.


 


Sobre todo en el caso de los omegas, quienes eran  más fuertes que un beta en esos menesteres, no sufrían demasiado dando a luz a su cachorro. Y es que era parte del “deber” biológico. Era ese uno de los motivos por el que tenían una enorme cantidad de cachorros para su alfa. Por tanto, eran las mujeres betas las que parecían que se partían en dos en el proceso. El espectáculo era mucho más desagradable, doloroso y traumatizante que el de los omegas.


 


Y entonces ¿porque él sufría tanto? Se preguntaba Sasuke y los miembros de la Alianza que podían escuchar constantemente sus aullidos de omega.


 


Muchos imaginaban que era porque su alfa no se encontraba a su lado. Pero lo cierto era que Sasuke sentía como si  su cachorro le arañase  por dentro. No estaba alejado de la realidad, la pequeña criatura no era indefensa. Y aquello aterraba a Sasuke. ¿Qué clase de bestia tenían en su interior? Solo deseaba que acabase como fuera aquello, tanto con su muerte como con la muerte de la pequeña bestia que tenía dentro o la de ambos. Nunca se había menos preciado, pero en ese momento estuvo convencido que no sobreviviría a ese proceso.


 


Otra enorme diferencia que mantenía sorprendidos a casi todos los que le asistían y a él mismo era que percibieron una energía poderosa luchando por eclosionar desde adentro del omega. Por supuesto  sentía como si le estuvieran quemando desde las entrañas.


 


De sus ojos  se escapaban torrentes de lágrimas que ni siquiera se molestó en controlar. Nunca había llorado en presencia de alguien fuera de su familia. Ni siquiera cuando una herida se le infecto y tuvieron que escarbar la pus para que sanase adecuadamente. El dolor que sentía le atenazaba los nervios, rogó a los dioses porque todo acabe.


 


Lo natural era que  un omega escogiera donde dar a luz. Había un largo periodo donde se acostumbran, indagan con su olfato e incluso acomodan un nido donde dar a luz. Momentos en los cuales son huraños hasta para sus alfas.


 


Pero en el caso del azabache, su cachorro no le permitió tener ese periodo de anidación. Había sido un día normal, se sentía más pesado y cansado pero nada insoportable. Organizaba la información obtenida junto a Orochimaru y revisaba las sustancias que usarían para el día del golpe; y de un momento a otro, un enorme calor le golpeo desde adentro. Se sintió afiebrado y nauseabundo.


 


Se puso de pie, pero sus fuerzas parecían quemarse con esa gran energía que quería emerger desde adentro. Entre Orochimaru e Itachi lo sostuvieron, de inmediato se lo entregaron a Fugaku, quien no dudo en levantarlo en brazos nuevamente. Orochimaru les guío hacia sus instalaciones, por suerte se encontraban cerca.    Fue en ese momento, en que la joven pantera  vio en el rostro del sanador que él no tendría oportunidad de escoger. Ese bebe debía nacer o seguramente absorbería su vida. Y es que parecía que eso deseaba. Su cachorro no parecía una criatura desprotegida, sino que le atacaba desde adentro, luchando por su vida aunque esta acabase con la de su madre.


 


Orochimaru solo había permitido que Itachi, Karin, Mikoto y Kabuto lo ayudasen, ningún sirviente más, absolutamente nadie más. Los otros miembros de la Alianza presente lo permitieron agachando la cabeza ante su autoridad y la mirada de Fugaku, quien era en ese momento el único que podía decidir por Sasuke pues no estaba ni el líder ni el marido del omega.


 


—No encuentro otra forma de darle la fuerza necesaria para salvarlo. —Comentó el sanador bastante serio.


 


—No me agrada la idea ¿Por qué está sucediendo esto?—Respondió Itachi con voz quebrada. Estaba nervioso, por primera vez, realmente asustado e impotente. Poseía tantas habilidades pero la vida de su hermano solo podría ser salvada por el sanador que tenía al lado. —  Era parte del plan del zorro de nueve colas ¿acaso?


—No estoy seguro… Kushina no tardó tanto en dar a luz, pero sí, te aseguro que tampoco fue fácil. No me permitieron atenderla evidentemente. Solo los Uzumaki la atendieron, supongo que temían que el nueve colas escapara.


 


— ¡Solo sácalo, Orochimaru!—Gritó Sasuke. Clavó sus garras nuevamente en el lecho, intentando contener su instinto de abrirse el mismo el vientre con sus garras. —Sácalo o lo haré yo mismo. No soportó.


 


Orochimaru arrugó el ceño. Estaba seguro que el azabache no mentía. Y él mismo tenía un desagradable presentimiento.


 


— Karin ¿Qué nos puedes contar al respecto?—Ordenó a su alumna.


 


—Según me contaron Kushina-sama quedo casi sin energía alguna. Sin embargo se sabe que los Uzumaki tienen una energía poderosa y especial. Pero esta situación es diferente, y es que la bestia de nueve colas intentaba escapar de Kushina-sama mientras daba a luz, pero Naruto no intentaba hacerle daño como aquí…


 


Itachi no hizo comentario alguno de porque la muchacha estaba enterada de toda la situación. Habría otro momento para los interrogatorios. El sanador se dio cuenta de la mirada del Uchiha.


 


—Ella está de nuestro lado. —Indicó.


El Uchiha no comprendía por qué ella estaría de su lado, pero por el momento confió en Orochimaru. Hacerlo le costaba como ninja que era pero no tenía otra salida. No habían prevenido esta situación. La criatura que lastimaba a su hermano no poseía el aroma de Sasuke ni de Naruto. Rechinó sus dientes, era una bestia igual a su verdadero progenitor: el zorro de nueve colas solo había usado a su hermano como una especie de contenedor materno.


 


Sasuke se quebró nuevamente de dolor.


—Quizás es porque Naruto no está junto a él. —Comentó Orochimaru cubriendo su boca, bastante interesado en lo que sus ojos presenciaban pero a la vez impotente porque de todos sus conocimientos solo podía basarse en pergaminos sobre leyendas.


Pronto un aura de energía cubrió la perlada piel de Sasuke, era un aura negra. Mikoto salto sobre su lugar e intentó tomar a su hijo pero la energía rechazo su mano.


 


—Quizás a quien necesita es a Kurama-sama—Murmuró la madre con ojos llorosos. — Ya que es su verdadero padre.


 


Mikoto puso en palabras audibles lo mismo que todos pensaban, pero lograron  que la memoria de Orochimaru retrocediera muchos años en el tiempo. Cuando leía sobre los antiguos dioses dentro de la biblioteca de su abuela, aprendió incluso lo poco que se sabía sobre el nueve colas y sobre otros Dioses. Concluyó que su propuesta antes mencionada era la única solución.


 


 — Creo que ya todos lo suponemos: El niño no es normal, Itachi.  No solo es un alfa sino que ya carga con la poderosa energía del Kyubi, su padre.  Necesita a ese Dios, para que le dé un  empujón de energía para poder salir del vientre de Sasuke sin que este muera. Ahora mismo el cuerpo de tu hermano es un caos. —Tragó en seco. — Una parte sigue alimentando al niño, otra intenta controlar el exceso de energía de la pequeña bestia que lleva tu hermano. Una parte quiere mantenerlo con vida, la otra quiere asesinarlo como una infección que hace daño a Sasuke. Estoy seguro que si tu hermano no fuera un Uchiha ya hubiera muerto junto con el cachorro. —Resolvió el sanador viendo como aquel aura endemoniada continuaba envolviendo al omega. —  Es momento de que decidas…


 


Itachi le dedicó una mirada a su madre, quien solo asintió también sintiéndose impotente porque su conocimiento de sanadora le indicaba que posiblemente esa era la solución. El hermano mayor apretó su propio kimono totalmente frustrado de no poder hacer nada.


 


— ¿No puedes tomar mi energía?—Preguntó mordiéndose el labio inferior, escuchando los quejidos agudos de su hermanito.


—Itachi, no sería suficiente. —Respondió Orochimaru


—Pero…


—Hijo, Orochimaru-sama tiene razón. Y te necesitamos fuerte para que nadie sospeche. Además yo conozco este tipo de nacimientos, lo leí en uno de los diarios de Madara-sama. Era más como una leyenda que el mencionaba, no es del todo claro. Este es el nacimiento de...


—Un semidios...—Terminó Karin seria.


 


Itachi se cubrió la boca para no gritar. El ambiente silencioso y tenso se rompió por un nuevo grito del omega.


— ¡Sácalo ya!—Gritó de nuevo Sasuke. —Por favor...no lo soportó.


 


—Lo haré yo. Para mi será insignificante. —Insistió Orochimaru apresuradamente. —SI esto continúa,  tu hermano morirá o su cuerpo matará al cachorro.


 


Itachi observaba asombrado al sanador pero asintió derrotado.


—Si tienes que escoger, escoge a mi hermano. —Indicó Itachi.


Orochimaru afirmó.


 


—Karin, has los preparativos.


 


La sacerdotisa Uzumaki accedió.


 


Karin Uzumaki había aprendido muchísimos ritos de sus tutores omegas sacerdotes de los templos de su clan, sin embargo a la sabiduría del general Orochimaru competía en profundidad y diversidad.


 


Desde pequeña admiró su fortaleza y su ser  indomable. Quería ser tan libre como él, entregado a las artes, sabiduría y demás.  Orochimaru había salvado con su inteligencia y conocimientos muchos más que el ejército de su tío Minato. Era alguien  temible, respetado incluso por muchos alfas. ¿Cómo no querría aspirar a ser como él? Karin se vio seducida fácilmente por sus conocimientos y diversas habilidades.


 


Ella amaba a su clan y a su familia, principalmente a sus madres y sus hermanos. Muy aparte del propio líder y de su propio padre, ella tenían un deber que iba más allá de la política: Vigilar correctamente a las criaturas místicas que los Uzumaki conocen, además controlar y mantener a raya a la bestia de nueve colas que su primo poseía. Un deber heredado desde la poderosa Mito Uzumaki. Un secreto que solo la clase sacerdotal Uzumaki mantenía a la que ni siquiera el líder político tenían total acceso. Y es porque esos secretos debían de morir con ellos.  Después de muchos años de búsqueda, finalmente existía la posibilidad de encontrar al contenedor adecuado. Así que por sobre su lealtad a su padre, debía de proteger al descendiente de Kurama.


 


 Lo que sucedía frente a sus ojos era nuevo. Como la dama Uchiha había mencionado, solo había sido citado como leyendas, nunca confirmadas. El cachorro que nacería no solo era un futuro contenedor sino que la energía que Kurama había depositado dentro de Sasuke era absorbida, manipulada y convertida a su propia energía. Un ser místico vuelto carne por su ascendencia Uchiha.


 


Orochimaru le había confiado la verdad apelando a su ser como Uzumaki. De igual manera ella ya lo había percibido desde que vio a Sasuke Uchiha. Le había observado a lo largo de su embarazo, como una energía que no pertenecía a Sasuke se instalaba en su interior. Podía sentirlo en cada poro de su piel y gracias a su olfato: Su sobrino sería mucho  más que un contenedor ¿Un semidios? Podría ser llamado así, ¿Al menos nacería con forma humana? Lo esperaba,  sino tendría que pensar en cómo  protegerlo de Minato.


 


Eso justificaba porque la pequeña bestia causaba tanto dolor a su madre. Sasuke había engendrado al hijo del nueve colas, una mezcla de él humano y un dios, un semidios. Le sorprendió que un humano pudiera contenerlo y llevar al final ese embarazo.


 


Cuando el joven Uchiha la defendió contra los invasores del Norte, comprendió  que no era cualquier ser humano. La simpatía  por él no dejo de crecer.


 


Sus superiores le dieron la tarea de no comunicar sus sospechas a los líderes políticos del clan Uzumaki. Por si Makoto no podía cuidar el secreto adecuadamente.  Sabía que él lo comprendería. Después de todo aunque de la casta guerrera era un Uzumaki. Por otro lado, su padre, un Namikaze no lo entendería. Yahiko la amaba, pero Karin entendía que la lealtad de él era con su primo Minato.


 


Tampoco podía confiárselo a ninguna de sus madres. Amaba a Konan como su madre, pero ella era una Namikaze.  Ni siquiera debía de mencionarlo a Nagato. Él había sido un sacerdote Uzumaki pero al convertirse en esposo de un Namikaze tuvo que renunciar. Solo utilizó sus habilidades por última vez con su hermana durante su muerte. Se hizo un rito a sí mismo para no decir la verdad aunque su alfa usase su voz de mando. No dudaba que alguna vez Yahiko lo haya intentado.


 


La casta sacerdotal Uzumaki desaparecía año con año. Minato y su política de combinar las sangres, hacía que alfas, omegas y betas que habían servido, aunque de asistentes o siervos a los templos Uzumaki, debieran renunciar y silenciar sus bocas por medio de ritos. Ella era la heredera de los pocos sabios que quedaban. Así que con el permiso de ellos, ingresó bajo la protección de Orochimaru  para no ser casada con un Namikaze.


 


 Al final ese era el más grande deber de toda sacerdotisa Uzumaki: anteponer la protección del mundo de la bestia de nueve colas que su propia felicidad y su amor a su familia. Esa fue la consigna de la sacerdotisa Mito Uzumaki.


 


 


Ante la orden de Orochimaru, Karin se ató los cabellos en una cola alta, y preparó su instrumental. Aquel rito que se realizaría para salvar a Sasuke  y al cachorro era una mezcla entre ciencia y misticismo. Ella,  como todos los elegidos para ser sacerdotisas omega del clan Uzumaki, poseían una sensibilidad especial a lo sobrenatural, así que no fue una sorpresa de que su mentor no fuera totalmente humano.


 


Tomó un recipiente sagrado del templo de los Uzumaki - había venido preparada ante cualquier eventualidad – emitió un rezo en el idioma antiguo, consagrando la vasija.


 


Orochimaru extendió su mano, ella cortó un poco su palma sin dañarle realmente, solo para que brotaran unos finos hilos de sangre. Sentía la mirada del otro Uchiha, seguramente atento y listo para cortarles la garganta si en vez de ayudar a su hermano le hacían más daño.


 


Bendijo con una oración la sangre de su mentor. Extendería un camino por la sangre para que Orochimaru pudiese brindar su energía divina o maldita (como se quiera interpretar) al joven omega.


 


 La Uzumaki tomó una aguja fina y pinchó el pulgar de Sasuke del cual brotó también un fino hilo de sangre. La sangre del omega cayó en la misma vasija.


Rápidamente lo puso delante de un pequeño templo que había construido ante el mandato de Orochimaru. Se sentó sobre sus piernas, con la espalda recta.  Bebió sake e inició a  entonar el antiguo cantico de consagración. Ese tipo de consagraciones traían como consecuencia visiones, así que al cerrar los ojos algunas imágenes asaltaron en su mente.  Aquella  visión rápida le dio la seguridad de que  el niño no sería humano pero tampoco una bestia. Debía de salvarlo.


 


Las serpientes  que Orochimaru amaestraba la rodearon alrededor  del círculo con el símbolo de los Uzumaki. No se amedrentó, era natural, tenía una idea bastante segura de quien habitaba dentro de Orochimaru. Sin desconcentrarse, se pinchó su propio dedo y consagró el cantico, por lo cual las sangres de ambos omegas se fundieron. Una vez terminada la consagración, se puso de pie, tomo una escama fina de serpiente le dio un beso con sus labios húmedos de sake divino.


 


Descubrió el hombro de Sasuke e inicio a  dibujar rasgando su piel. Itachi saltó ante los gritos de su hermano, pero entre Mikoto y Kabuto lo contuvieron. Era necesario ese dolor o no funcionaría: Debían de grabar la marca de la serpiente en Sasuke para siempre.  


 


Terminó el dibujo del vínculo, y la marca se hizo negra, las serpientes a su alrededor silbaron como hipnotizadas.


 


—Te has vuelto el segundo amo de ellas, Sasuke-kun—Murmuró Orochimaru. —Será mejor que le hagas honor a ese nombre. —Continuó.


 


Vio como un aura morada se había desprendido de Orochimaru y lentamente se deslizaba hacia el cuerpo de Sasuke, ingresó sigiloso en forma de serpientes por la cicatriz sangrante. Poco a poco la herida que Karin había hecho con la guja cicatrizó y el cuerpo de Sasuke inició a estabilizarse. Su respiración dejó de ser errática. Itachi, a un lado, se calmó siendo liberado por Kabuto.


 


—Es hora de dar a luz, Sasuke-kun


Y finalmente Orochimaru se acomodó su yukata blanca y se dispuso a ayudar con el parto a Sasuke.


 


Nuevos gritos iniciaron. Esta vez, Sasuke estaba perfectamente consciente. Sintió una extraña fuerza recorrerle el cuerpo, así que pujo como le habían enseñado.


 


Después de un grito agónico proveniente del omega, Orochimaru pudo ver una pequeña cabeza  peluda. Finalmente la criatura abandonó su nido materno y salió a  la luz.


 


Orochimaru, Itachi, Karin e incluso Kabuto quedaron pasmados ante el crío.


Se apresuraron a cortar el cordón, Orochimaru le entregó la criatura a la pelirroja, quien lo tomó en matas y precedió a limpiarlo.


 


Itachi y Mikoto  observaron a lo lejos a la criatura que había salido del Uchiha menor. No sabían cómo reaccionar. Si gritar, llorar o asustarse.


 


Orochimaru terminó de limpiar a Sasuke. El tembloroso omega poco a poco recuperó su fuerza. Había esperado un llanto poderoso pero solo escuchaba un gorgoteo que alarmaba a su animal interno. Olfateó, el aromo del “niño” le confundía, no lograba encontrar rastro de él, mucho menos de Naruto.


El presentimiento que tuvo cuando se desgarraba de dolor acudió a él. Esa criatura que vivió dentro de él no era un cachorro normal. Se sintió enfermo.


 


—El cachorro… ¿está bien?—Llamó Sasuke. Orochimaru se acercó a Karin quien lo arropó, llevándoselo hacia Sauske quien se encontraba nervioso ante las mirada recelosas de los de su alrededor.


 


Veía cierto repelús en la mirada de su hermano mayor y una gran tristeza en la de su madre. ¿Qué tan horrible podría ser su cachorro? ¿Qué terrible criatura había parido por capricho de un Dios?


 


Karin era la única que miraba con cierto cariño al cachorro. Sasuke por un momento quiso salir de esa habitación y no conocerlo. Pero la pelirroja se acercó, su expresión era de ternura. El azabache calmó su respiración.


 


Ella no se lo entregó. Estaba actuando con cuidado, Sasuke lo supo. No confiaba en que él no intentase asesinar a su hijo. Así que la pelirroja solo descubrió al crío que llevaba en sus brazos para que Sasuke pudiera conocerlo.


 


Y el omega lo conoció. Lo detestó. Su animal interno no lo reconoció.


Esa criatura no podía ser su hijo, se negaba a reconocerlo. ¿Acaso estaba siendo castigado por la misión?


Su única respuesta fue que había sido engañado por el zorro de 9 colas. Le había utilizado para tener a su descendiente. Esa bestia que Karin cargaba no era hijo ni de Sasuke ni de Naruto sino de Kurama.


 


Itachi no supo que decir. Ni él ni Mikoto sintieron el lazo formarse. Se mantuvieron callados y apartados. Orochimaru se limitaba a limpiarse mientras repasaba pergaminos antiguos en su mente. Lo único en que estaban de acuerdo era que  debían de planear algo rápidamente.


 


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Había sido un camino demasiado rápido. Felizmente habían partido temprano. Ninguno de los jinetes aminoró el paso en ninguna parte del camino. Tanto padre como hijo estaban desesperados por llegar.


No procesaban que estuviera sucediendo de nuevo: ¿Otro cachorro muerto?


No dejaban que la certeza sobre su sangre maldita ingresase a sus cabezas. ¿Qué había sucedido? Sasuke tuvo una apariencia bastante saludable a pesar del percance sufrido.


 


 Cuando las puertas de la fortaleza del castillo les fueron abiertas, Naruto hincó a su caballo para apresurarse más. Logró de esa manera superar a su padre. Luego de un acelerado trote, finalmente llegó a las puertas del Castillo. Estaba tan ansioso que desmontó antes de que el caballo parara.


 


Nadie se atrevió a decirle palabra. Todos se hincaban al suelo lado a lado, haciendo un camino de siervos hasta la habitación donde se encontraba Sasuke.


 


Minato desmontó tan rápido como llegó al Castillo. Escuchó gritos desde el interior del Palacio. Caminó rápido, seguido de su séquito. Su porte indicaba que estaba preparado para cualquier situación. De alguna manera el silencio en vez de júbilo, le indicó que aquel parto no había ido tan bien ¿acaso habría nacido enfermo su nieto?


 


Orochimaru había vaticinado que nacería fuerte y sano.  El sanador  pocas veces fallaba en sus predicciones. Así que realmente no se había esperado repetir otra historia de decepción. Si Sasuke no había tenido éxito en el parto solo indicaría que su hijo era la parte que fallaba.


Y aunque Minato aún no lo supiera, ese asunto ya era comidilla de los siervos del Castillo.


 


Los pasos del líder resonaron pesados, una de sus manos descansaba con firmeza sobre su katana como un reflejo ante una situación desagradable.


 Los siervos que veían a su amo se inclinaban rápidamente, al igual que lo habían hecho con Naruto.


 


El guerrero Namikaze encontró  a su hijo discutiendo con Orochimaru. Arrugó su ceño y sus dedos presionaron la katana. La postura corporal del sanador indicaba protección hacia la puerta de los aposentos de Sasuke.


 


— ¿Qué sucedió, Orochimaru?—Ordenó cuando estuvo en el campo de vista del sanador.


 


El sanador se veía cansado.


 


—Sí ha nacido, Minato, sano y fuerte.


 


Su expresión no era acorde con sus palabras. El alfa sintió que le ocultaba un asunto importante.


 


— ¿Por qué no permites que mi hijo conozca a su cachorro?... o acaso el joven Sasuke…


Temió que Sasuke hubiera entregado su vida en el parto.


 


—Él está bien. En perfecto estado de salud.


—Nos informaron que…


—Hubo complicaciones, normales en un primerizo que no tiene a su alfa a su lado,  pero pude controlarlas—Respondió sin titubeos en su voz.  Sin embargo el alfa de Minato presionaba contra el omega de Orochimaru queriendo descubrir que escondía.


—Abre la puerta—ordenó.


—Minato, Naruto, deben de tener abiertas sus mentes. Eso es todo lo que quiero indicarles.


 


Minato tomó a Orochimaru del brazo y lo apartó bruscamente, abrió la puerta y Naruto ingresó corriendo.


No había nada preocupante a primera vista. El joven Sasuke se veía bien: Estaba recostado en su lecho, cargando un bultito que era su nieto, un pequeño cachorro alfa, pudo distinguir con su olfato ¿Por qué Orochimaru les dijo aquellas palabras?


 


Y entonces hubo un aroma proveniente del cachorro que desconoció como su sangre o la de los Uchiha, hubo algo que a la vez le resultó familiar.


 Inevitablemente se puso en guardia deteniéndose en mitad del camino. Su hijo, Naruto, más emocionado, dejándose llevar, llegó rápidamente ante Sasuke. Se inclinó ante él.


Por su parte, el azabache, se veía serio, pero tenía una mirada extraña para su bebe.


 El Uchiha dirigió una mirada preocupada a su hermano quien permanecía a su lado. Itachi simplemente asintió. Sasuke dejó de cubrir a su hijo y le permitió al padre de la criatura conocerlo. Naruto abrió los ojos. Algo instintivo le llevó a retroceder.


 


—Es tu hijo, Naruto.


 


Lo era, Naruto estaba seguro que lo era. Todo su ser gritaba que veía y olfateaba a su cachorro. Incluso, sus ojos pudieron detectar esas peculiares marcas como bigotes que él mismo poseía.


 


Minato se obligó a caminar. Se puso a un lado de su hijo y callo un gritillo. Era extremadamente parecido a su hijo. Incluso sintió que retrocedía en el tiempo, cuando Kushina puso en sus brazos al pequeño Naruto.


Sin embargo,  había detalles importantes que los mantenía a raya.


 


El crío tenía el pelaje oscuro de los Uchiha, pero por sobre todo, tenía dos orejas y una cola. No negaría que lo habían esperado pues Sasuke las poseía, pero lo que no hubiesen imaginado era que tuviera orejas y una esponjosa cola de zorro con pelaje negro. El bebe se acurrucó  muy cómodo en el pecho de su madre, en eso, como si sintiera sus presencias, abrió sus ojos, eran azules ligeramente más oscuros que los de Naruto.


 


Alzo débilmente sus bracitos en dirección a su padre alfa.  Naruto se atrevió a tomarlo de los brazos de Sasuke. Lo olfateo y pudo captar que su hijo era un alfa,  a la vez comprobó que era de su sangre. Su alfa interno ronroneó de gustó.


 


—Porque…—Murmuró Minato aun perturbado. —No lo entiendo, porque de zorro, no sería de felino como Sasuke y su familia.


 


Orochimaru se adelantó. Itachi estaba muy irritable, su papel de omega sumiso le estaba costando como nunca. Estuvo muy cerca de ordenar el ataque para llevarse a Sasuke de ahí, pero Orochimaru le convenció de que podría manejar la situación.


 


—La sangre de los Uchiha solo hace que se manifieste la raza animal a la que pertenece.


—Pero...según tengo conocimiento los Namikaze que provienen de los Senju tienen sangre de lobos, no de…


—Tío. —interrumpió Karin ingresando con respeto a la estancia. —Recuerda que Naruto posee nuestra sangre.


 


El poderoso guerrero sintió sus piernas temblar. Una  sonrisa amplia se dibujó en sus labios. Estaba emocionado, sus lagrimales picaban, ahogo un gemido doloroso. Kushina, su dulce omega destino, había bendecido a su primer nieto.  Su sangre se había manifestado en su primer nieto, revelando ser un zorro como la sangre de los Uzumaki.


 


Al ver como el líder hacía un enorme esfuerzo por no llorar de emoción, Orochimaru supo que estuvo hecho. Se admiró a sí mismo por ser tan bueno mintiendo.


 


Sasuke e Itachi se relajaron. El Uchiha mayor había estado mentalmente preparado para enfrentarse a los dos Namikaze en ese mismo instante.


Ignorantes a la ola de furia del omega Uchiha, Naruto  saludó a su bebe sonriendo, Minato se acercó a Naruto, le abrazó y también saludo con orgullo a su primer nieto.


..............................


 


Podría decirse que toda la misión se había puesto en riesgo gracias al nacimiento del cachorro de Sasuke. Realmente no habían esperado ser engañados, y que en vez de un bebe con rasgos animalescos como los Uchiha, naciera una pequeña bestia del omega azabache.


 


Aun así, el destino se había movido a su favor, ya que el parto había sucedido cuando ni Naruto ni Minato habían estado cerca, porque si no se hubieran dado cuenta de la terrible verdad.


 


Para los Uchiha fue como si los hubieran enterrado en la nieve, sus cuerpos se estremecieron de escalofríos y se quedaron sin aire. Por más que repasaran solo les quedaba adelantar e intentar tomar el Catillo en ese momento. Y renunciar a tomar a Kurama con la cría de Sasuke. Ninguno profesaba algún tipo de afecto por esa criatura peluda.  De hecho significaba un dilema moral el que hacer con esta. Podría haber nacido de Sasuke, pero ellos no sentían a través del poderoso lazo familiar algún tipo de ternura a esa cría de zorro.


 


Fugaku no se encontraba con ellos, pues siendo consecuentes a sus explicaciones, Orochimaru no podía permitir el acceso a algún alfa, ni siquiera al padre del omega parturiento. Por lo cual, la decisión debía ser tomada por Itachi y de inmediato comunicada a Fugaku.


 


Karin percibía toda esa confusión en las panteras, por lo que en honor a su deber apresó más en su seno al cachorro de Kurama. Ella lo había visto en sus premoniciones. No comprendía bien las circunstancias, pero había podido ver a un cachorro con rasgos humanos ya siendo un niño.


 


Un omega es capaz de adoptar cachorros que no son de su linaje si el aroma de la cría le invita a protegerlo, pero eso no sucedía en los Uchiha con el “bebe” que tenía en brazos.


 


Antes de que los Uchiha dijeran algo, Karin dio una última mirada al cachorro que cargaba y protegía de sus propios parientes: La razón por la que no podían sentir ni siquiera afecto que se le tiene a  una cría animal. Era porque no era completamente un zorrito negro, sino que estaba suspendido entre una forma humanoide con las patas medio encorvadas, entre pezuñas y pies. Su cuerpo estaba completamente cubierto de pelaje negro, su nariz era negra y achatada como la de un verdadero zorro. Su hocico no terminaba de ser uno alargado como del animal. Por detrás tenía una esponjosa cola negra. Aún no abría los ojos. De la criatura brotó un gorgoteo. Karin entendió que pedía alimentarse y el calor de su progenitor.


 


La pelirroja, que poseía un olfato especial, pudo captar un leve rastro de Sasuke. Como lo supuso, era imposible que no tuviera su aroma. Así que decidida se acercó al omega que se veía desalentado y confundido.


 


—No lo acerques, Karin. Llévatelo. Naruto y Minato lo van a matar cuando lo vean. Debemos planear algo…


 


—Sasuke, el cachorro no es completamente un zorrito. Está a medio camino. Yo creo que simplemente posee la capacidad de transformarse en uno gracias a Kurama.


 


Pero Sasuke solo observaba con los ojos agrandados a la criatura que se removía inquieta en brazos de la omega.


 


—No me lo acerques. No quiero verlo.


—Yo…me haré cargo, pequeña. —Intervino Mikoto, aunque sonreía, era evidente que aún se sentía perturbada por ver nacer de su hijo a ese ser entre animal y humano.


 


Pero Karin lo aferro más a su pecho.


 


—No. Debe ser Sasuke quien lo cargue.


 


Frunció su ceño.


 


—No pensé que fueras un cobarde.


 


El Uchiha abrió más los ojos, levantó sus manos levemente, estas temblaban.


 


—Debes de tocarlo, piel con piel. Confía, Sasuke Uchiha. Soy una sacerdotisa sé lo que hago.


 


Aquellas palabras encendieron una leve esperanza en Sasuke. Sin embargo fue el llanto de aquella criatura la que despertó su instinto materno de omega que había permanecido aterrado ante el daño que el ser le había hecho a su cuerpo al nacer.


 


—Te está llamando, Sasuke. No va a hacerte daño. Al contrario va a necesitar que lo protejas.


 


Finalmente el azabache aspiró con fuerza, retuvo el aire unos momentos y asintió. Esbozó su mejor rostro de póker y levanto sus brazos con firmeza.


 


“Justo a tiempo” pensó Karin, pues el bebe comenzaba retorcerse en sus brazos, su nariz buscaba un aroma en específico.


 


El joven omega sentía su corazón acelerarse, su cola se removía inquieta y su nariz nuevamente intentaba acaparar el aroma del cachorro. Sus brazos recibieron el peso de la cría. El pelaje de este le hizo cosquillas en sus brazos desnudos. De sus ojos sendas lágrimas cayeron sin cesar. Se sintió miserable por haberlo rechazado, pero aun temía. Sin embargo el sonidito de confort que hizo el crío logró que el cascaron en que se había encerrado su lado omega saliera. El bebe estaba desvalido, debía de arroparlo. Así que lo acercó a su pecho desnudo y lo acurruco.


 


El bebe busco uno de su pezones instintivamente. Se sintió extraño pues los bigotitos de la criatura le dieron escalofríos. Sin embargo este, ajeno a su malestar, atrapó su pezón e inició a succionar.


 


Sus ojos se deleitaron en como al mismo ritmo que succionaba, la pequeña bestia dejaba de serlo. El pelaje retrocedió, sus piernas terminaron de estirarse, dejando de ser pezuñas, convirtiéndose en dos piececitos de piel canela. Las patas delanteras se volvieron dos manitos con deditos definidos, los cuales se aferraron a su yukata abierta.


 


Ahogó un gemido de felicidad. El lazo madre-cachorro inició a formarse, junto al nexo de pertenencia al clan Uchiha. Tanto Mikoto como Itachi lo sintieron, como pequeñas cadenas de preocupación por la criatura que habían despreciado.


 


Anonadados se acercaron para terminar de presenciar como el bebe finalizaba  de mostrar su faceta semi humana, pues lo que no dejó atrás fue sus orejitas de zorro y su cola que tenía retraída.


 


—Es hermoso. —Susurró Sasuke. La culpa le atravesó. Se sentía avergonzado por el temor y el desprecio que había sentido. Así que aferró bien a su bebe. Enterró su nariz en su cabeza y se llenó del aroma láctico que desprendía. Y ahí lo noto, suave, tanto su aroma como el de Naruto.


 


Elevó su mirada hacia Karin. Ella supo que el omega buscaba una respuesta.


 


—Mi primo y tú son sus padres. Pero el zorro de nueve colas también lo es. Tu bebe es un semi dios y por tanto tiene una conexión con la bestia como una humana. Te necesitaba a ti para establecer contacto con su lado humano y todo lo que eso conlleva: mi primo, tu clan, la forma humana. Nació en intermedio porque…


 


—No tenía una guía.


 


—Exacto.


 


Itachi y Mikoto se sentaron a cada lado de Sasuke y su cachorro casi en posición defensiva.


 


—Minato….cuando lo vea…creo que de igual forma tendríamos que adelantar el plan.


 


Sasuke olfateo a su hijo.


—Itachi, el bebe ya no huele a Kurama.


 


Los presentes se acercaron a olfatearlo. Era verdad y la razón era simplemente porque estaba al lado de su progenitor humano. Conclusión a la que llegaron luego de debatir. Arriesgándose, decidieron que Orochimaru intentase convencer a Minato y Naruto de que sus orejas y cola de zorro provenían de su ascendencia Uzumaki. Karin prometió reforzar la idea.


 


............................................


 


 


En los días posteriores, Sasuke se mudó a una habitación dentro del área que le correspondía a Naruto. Lo cual no era convencional, pues el primer esposo tenía sus propias habitaciones. Pero el rubio se encontraba desesperado por sentir a su pequeña familia dentro de su territorio. El gran líder lo comprendió y tan feliz como se encontraba por su primer nieto, secundó la acción de su hijo.


 


A Sasuke le puso nervioso aquel cambio de ambiente. Pues temía que su hijo volviese a cambiar de forma, o que Naruto descubriese que ahora cargaba con un nuevo espíritu animal: La serpiente blanca.


 


Su felino interno constantemente peleaba contra la serpiente. Entendió que pronto debía de aprender a controlar a la serpiente blanca que le había dado la energía para sobrevivir.


 


Esa tarde, ambos padres se encontraban en la pequeña salita junto a su cachorro recién nacido: El alfa  se encontraba demasiado feliz, su cuerpo necesitaba expresarlo. Estaba tan lleno de dicha que su manera de caminar era similar a la de un niño que le han dado un regalo especial. Daba saltitos y tarareaba una canción de cuna para el bebe que Sasuke cargaba.


 


Las atenciones de Naruto eran excesivas. En ese momento tenía una sonrisa bobalicona, pero sus ojos expresaban una  ternura y excitación a partes iguales, ambos incomodaban  al omega.


 


Sasuke hubiera deseado que Naruto fuera un alfa de su clase, más convencional. No era extraño que un padre alfa se emocionara por tener un hijo de su misma raza sexual; pero ni siquiera por ello era normal que se la pasase revoloteando al lado de su pareja y de su cachorro. El criar al heredero debería ser tarea exclusiva  de Sasuke, su hermano y sus asistentes en los primeros años. Luego, cuando tuviera la edad adecuada,  sería entrenado de acuerdo a su estatus. Si posteriormente pasaba la evaluación de su abuelo Minato sería nombrado sucesor oficial.


 


—Deja de mirarme, Naruto, nos incomodas. —Gruñó el azabache.


—¡Ehh! pero eres mi omega y es mi cachorro.— Todo lo contrario al deseo del omega, Naruto se sentó a su lado, apretándose cándidamente. Mientras su sonrisa se ensanchaba más al ver como su hijo se acurrucaba contra su padre omega. — Está creciendo hermoso—Comentó.


—Recién lleva dos semanas—Apeló Sasuke, sintiéndose nervioso.


 


 Naruto paseó su mano por la espalda de Sasuke. Le divertía de sobre manera los pucheros molestos de su omega.


No podía evitar sentirse dichoso. Le parecía un milagro tener a su cachorro tan saludable. Además de poder compartir ese precioso momento junto a un omega que había deseado desde el inicio.


 


—Naruto… —Inició el azabache intentando que su voz no saliese temblorosa.


—Dime, gatito.


Era el mejor momento. “Es mi deber”, se recordó nuevamente.


— ¿Cuándo vamos a presentarlo al Templo? Y escoger su nombre, falta poco para que debamos...


 


El alfa se apegó más a su pareja, incitándole a que se acurruque a su lado, Sasuke se dejó hacer. Entrecerró los ojos y se permitió ser dócil.


Era el momento de aparentar.


 Sabía que las caricias que en ese momento, Naruto repartía a su espalda no se tornarían apasionadas.  Estaba impedido de mantener intimidad, con advertencia mortal.  Gracias a esa advertencia que Orochimaru dio al alfa, este  no notaría que tenía una extraña marca en la parte trasera del hombro.


 


—Lo sé’ tebayo. —Respondió Naruto. —Padre y yo hemos decidido hacer la presentación en el Castillo Namikaze ya que es mi primogénito y su primer nieto. Sin embargo, quiero que mi padrino este presente. Ero-sennin debe ser el padrino de mi hijo.


—Entiendo…aunque le prometí el título de segundo padrino a Orochimaru. Se lo debo.


 


Naruto no tuvo como replicar. Si alguna vez había sentido recelo del sanador, aquello ya no tenía cabida. Era capaz de dar un gracias con la cabeza muy inclinada al omega que salvó la vida de su hijo y de su esposo.


 


—Mi padrino no se lo va tomar a bien, pero no hay más que hacer ´tebayo.


—Entonces… ¿Cuándo iremos al templo?


—En poco tiempo. Nos quedaremos ahí hasta que se celebre la boda de mi padre con tu hermano y la nuestra.


 


El zorrito negro se había quedado dormido, satisfecho de alimentarse en abundancia. Por lo que Naruto atrapó una de las manos de su esposo y la llevó a sus labios. Sus ojos destilaban una pasión profunda que intentaba mantener quieta dentro de sí. 


 


—Cuando regresemos a este castillo serás mi omega por completo.


 


A Sasuke la garganta se le seco. Para su vergüenza, los bellos de todo su cuerpo se erizaron. El rubio hablaba con una seguridad y deseo abrumante. El azabache por un instante se sintió caliente y perdido. Así que decidió cambiar el tema rápidamente.


 


—Supongo que venciste a al hijo de la líder Inuzuka


— ¡Por supuesto’ tebayo!—Se vanaglorió el rubio.


— ¿Lo asesinaste?


 


Como cualquier alfa no le agradaba que su omega preguntase demasiado por otro alfa, más cuando ese sujeto era el amante de su antigua primera esposa.


 


—Eso depende de su propia fuerza. —Respondió de mala gana. —No hables más de él, Sasuke. No ensucies este momento con el nombre de un traidor.


 


El joven padre alfa estuvo a punto de ponerse de pie, fastidiado por cómo se había tornado la plática. Pero Sasuke le retuvo. Fue incapaz de irse al ver los ojos profundos del omega.


 


–No te equivoques, Naruto. No es por él, por quien estoy preocupado. Sino por Hinata…Yo me siento culpable.


 


Para Naruto era un misterio como es que de ser enemigos, Hinata y Sasuke había terminado siendo “amigos”. Quizás el término no era correcto, pero no conocía palabra que pudiese dar nombre al lazo que se había formado entre ambos omegas.


 


—No tienes porque preocuparte por ella, Sasuke.


—Lo estoy. —Sasuke se quedó en silencio unos largos segundos. —Ella y sus cachorros podemos ser yo y mis hijos en un futuro.


— ¿EHh? No hay manera…


—Piénsalo. Ella era la primera esposa y ahora no es más que una prisionera preñada. Todo comenzó con nuestra llegada, con la llegada de un omega más joven. Que te impedirá encapricharte con un omega más joven que yo después. Puedes tomar otro esposo más y un sinfín de amantes y concubinos. Puedes cambiar la ley y nombrar primer esposo al que te sirva mejor.


 


Para sorpresa de Sasuke, Naruto expuso la expresión más seria que había visto desde que lo conoció.


 


—Yo no te estoy nombrando mi primer esposo porque eres más joven que Hinata. —Observó a su hijo —Mi padre lo hace por su primer nieto, pero yo ahora no estoy feliz solo por su existencia, sino por lo que has hecho que mi alma sienta por ti´tebayo. —Inhaló profundo, preparándose para su declaración. — Eres petulante, un gatito en toda la palabra. Apasionado, inteligente, incluso capaz de decirme lo que piensa sin miedo. Yo, Sasuke Uchiha, estoy atrapado en tus redes por completo.


 


El felino se sentía conmovido. No esperó un discurso complejo de Naruto, y aquello no lo era. Aquellas palabras eran tan espontaneas y sinceras como su ser, brillantes como su cabello rubio. Iba a llorar sino se controlaba.


 


—Sasuke, creo que finalmente puedo decirte que…


—No lo digas aun, Naruto. Dame tiempo para decírtelas con seguridad de regreso.


 


El rubio que tenía las mejillas rojas, asintió sonriendo. La expresión de Sasuke le indicaba que también había caído en medio del juego de seducción en el que ambos se habían enfrentado. No importaba si había caído el uno contra el otro, pues eso los hacía vencedores a ambos.


 


—Pero deberás casarte…y Neji.


—Escucha, Sasuke: Nadie podrá siquiera imaginar ser tu rival. Concubinos o esposos, no necesito a ninguno. Si los tengo serán por política no por placer. Eso te lo puedo jurar.


 


El felino no necesitaba de juramentos. Lo sentía a través de su cuerpo: una resonancia casi mágica entre su omega y el alfa de Naruto. En el juego de seducción ambos habían perdido. Pero en el juego que él había tendido como shinobi Uchiha debía de ser el vencedor.


 


Afortunadamente podía seguir. Porque a pesar de que le era doloroso al felino dentro de él, la serpiente blanca era hermética y solitaria. No necesitaba de un alfa. Enfrentaría a todos sus enemigos con convicción, aunque fuese su alma gemela, Naruto.


 


Lo sabía. A pesar de que solo siendo mordido un omega puede estar completamente seguro. Él tenía la certeza que el alfa de Naruto era el alfa destinado de su pantera interna. Pero eso carecía de importancia. Antes que omega era un shinobi.


 


Sin embargo, aún no llegaba el momento. Así que, Sasuke se recostó sobre el hombro de Naruto, acunó a su bebe. Y ambos se permitieron sentirse protegidos y amados por el alfa.


 


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El tiempo coemnzó a sentirse demasiado lento para Kakashi. Estaba demasiado acostumbrado a tener miles de labores y deberes como líder.


 


A pesar de ello, reconocía que  la vida en la aldea de los Uchiha le pareció bastante interesante en muchos aspectos.


 


Debido a que su clan era pequeño nunca tuvieron un territorio tan amplio, menos con un castillo tan prolijamente construido. Su singular negro, armonizaba perfectamente con las vestimentas de los pobladores. Para su sorpresa, notó que la población tenía múltiples ocupaciones.  Todos los miembros del clan tenían la obligación de estar preparados físicamente para la batalla. Sin embargo, había personas que se especializaban en servir a los shinobis combatientes con oficios como artesanos, agricultores, ganaderos, herreros, etc.


 


 La administración del lugar era inigualable: una perfecta redistribución que ningún señor había podido tener. Sus vidas eran sencillas, a excepción de las fastuosas celebraciones a sus dioses. La política principal era que cada novedad se anunciaba a los cabezas de familia. Mediante el cual se debatiría la solución, aunque la decisión final estaba reservada al  líder, su compañero y la miko del clan. Los tres miembros o dos en ese caso (Mikoto era miko y compañera del líder)  tenían una sincera lealtad de parte del resto del clan.


 


Había conocido a muchos señores de la guerra. Algunos eran carismáticos, otros más herméticos. Algunos eran seguidos por sincera lealtad, otros porque eran dominados con puño de hierro. Fugaku se acercaba al tipo hermético, pero no dominaba con puño de hierro. Escuchaba y prestaba atención a las opiniones de los demás. Pero, sobre todo, escuchaba a su esposa y miko del clan.


 


Ambos se complementaban muy bien. El líder era un hombre poco elocuente pero su omega todo lo contrario. Si bien no era una parlanchina, era una dama elegante, inteligente y amable. A su manera, se encargaba del carisma.


 


El peliblanco no tardó en conocer a los pequeños Uchiha, Shisui e Itachi. De alguna manera inexplicable despertaron mucha ternura en su ser. Al principio ellos no parecían querer acercarse. Kakashi se conformaba con observarlos entrenar.  Notó como el mayor, Shisui, protegía a Itachi.


 


No supo que le llevo a romper esa distancia cómoda. Quizás fue el aburrimiento, o tal vez la nostalgia por los niños que protegía con Yamato. Pero tomó uno de los dulces que Mikoto le preparaba llamados dango. Con el recipiente en manos,  se acercó a ellos. El menor, Itachi, de su expresión seria pasó a tener las mejillas coloreadas. Adorablemente se soltó del agarre que Shisui le tenía y caminó hacia Kakashi. Cuando estuvo cerca al omega mayor, no le dijo directamente lo que quería, pero  sus ojos brillaban ansiosos por comer los dangos que su madre le restringía.


 


Kakashi sonrió. De sus poros brotó un aroma dulcete que calmó a Shisui de su ansiedad por proteger a su primo. Los tres, en silencio, comenzaron a comer. De esa manera su relación inició.


 


 


— ¿Usted es el prometido de Obito-ojisan?—Pregunto en tono inocente Shisui.


Kakashi negó rápidamente


—Solo soy un invitado no deseado de tu líder.


— ¿Fugaku-san? Pero Obito-ojisan te trajo en sus brazos. Yo lo vi, fue impresionante. Todos lo vieron.


 


El niño hablaba de Obito con mucho orgullo por lo que un poco de culpa se instaló en el omega. No llevaba mucho tiempo viviendo en aquel lugar, pero había perdido la cuenta de las veces en que le había negado una simple invitación a caminar. Quizás estaba demasiado a la defensiva. Pero eso era resultado de que  las intenciones de Obito fueran tan claras. De solo pensar sobre ello sentía repulsión de su presencia.


 


Aun así, no olvidaba las palabras de Fugaku. En algún momento debería pagar a Obito su deuda de vida. Por el momento estaba siendo evaluado, vigilado y no se le permitía usar ninguna arma. Lo cual le frustraba.


 


Después de aquel momento compartido con los niños que terminó por acercarse de forma permanente a ellos.  Cuando tenían clase, se sentaba a verlos. En el momento que ellos tenían tiempo libre, practicaban juntos lo que  sus instructores les habían enseñado. Inclusive, Shisui, siendo tan sobreprotector, se permitió ser más abierto con el peliblanco.


 


Ninguna de las acciones de Kakashi pasaba desapercibida para Fugaku, Mikoto y el consejo Uchiha. Por lo cual  le permitieron oficialmente entrenar con los menores. Aunque todos coincidieron que debía de ser vigilado por alguien de confianza. Óbito de inmediato se ofreció como voluntario.


 


Fugaku conocía su hermano. A su manera de ver, estaba encaprichado con el peliblanco por lo que se negó. Sin embargo, el consejo le manifestó que no había nadie mejor que Obito para la obligación. Por un lado era tío de los niños herederos. Por otro, había dejado a una estupenda prometida por aquel omega. Así que debía dársele la oportunidad de cortejarlo adecuadamente. Lo que Fugaku suponía, era que todos creían que las habilidades de Kakashi eran increíbles, las necesitaban y si era mordido por Obito, no podría traicionarles.


 


Siendo líder podía ignorar los consejos, pero incluso su esposa se mostró a favor. Conocía a Mikoto, ella se había encariñado con Kakashi y era, en el fondo, romántica.


 


Tuvo que ceder y darle esa oportunidad a su hermano. Sin embargo, a puertas cerradas, le recordó que no podía forzar al omega a pertenecerle.


 


Kakashi  fue informado inmediatamente. Le sorprendió que le permitiesen entrenar a los jóvenes Uchiha, pero no se negó. Los niños le agradaban mucho. Y era una buena manera de distraerse.


 


Por supuesto, se esperó tener vigilancia pues se trataba de los herederos del clan. Sin embargo, tuvo que morderse la lengua cuando le anunciaron que sería Obito, “su salvador”. Fugaku le explicó claramente que era el consejo quienes lo habían aceptado, pero le aseguró que podía emitir una queja si se sentía amenazado. Nuevamente valoró su amabilidad.


 


Aceptó entrenarlos. Estaba entusiasmado pues siempre le había gustado entrenar a la nueva generación. Recordó a los niños de su clan.


 


Sin embargo, se ponía muy nervioso el ser visto por el alfa Uchiha. Intentó ignorarlo. No era tarea fácil. La mirada de Obito le quemaba.


 


Su día a día se tornó alrededor de los niños y de la vida doméstica de la familia líder.


 


Mikoto atendía a los heridos, ayudaba con las crías y embarazos de los omegas y betas de su clan. Cuando no entrenaba con los niños,  Kakashi decidió libremente aprender de ella y asistirla. Pensó que en un futuro sería un conocimiento importante para compartir con los de su clan.


 


La omega era muy amable. Le permitió ayudarla. Sin ningún temor e incluso con entusiasmo compartió sus conocimientos con Kakashi.


 


Cuando no tenía deber alguno.  Escapaba de los ojos vigilantes de Obito. Subía a los tejados y observaba la vida ordinaria de los demás miembros del pueblo Uchiha. Le asombraba ver como esos niños, si bien eran entrenados como en cualquier clan shinobi, tenían la oportunidad de convivir con sus padres. Al menos, hasta que estuvieran lo suficientemente preparados, podían disfrutar de una infancia segura detrás de esos muros.


 


Yamato y él habían fantaseado desde pequeños en darles una vida de paz a los niños que se unían a ellos. Nunca había encontrado pruebas de que sus sueños podrían volverse tangibles hasta que conoció a los Uchiha. Existía una posibilidad en seguir siendo shinobis y a la vez permitir que los niños, ancianos, enfermos y embarazados pudieran tener una tregua. Deseó que su gente estuviera a su lado. Pero se prometió que si salía de ese clan sería para luchar por darles una vida similar.


 


Tomada su decisión, comenzó a estudiar la historia del clan Uchiha. Aprendió de la historia del fundador Madara. Qué medidas se tomaron para que el clan de la guerra cambiara a  uno shinobi.


 


Pidió permiso para tomar los pergaminos sobre la historia. Fugaku consintió solo los que estaban permitidos para los niños en aprendizaje.


 


En una de las pláticas con Mikoto ella le confesó que no habían tomado una decisión sobre su futuro porque existían preocupaciones mayores. Le mencionó el nombre del clan Namikaze. Lo suponía. Siendo shinobi ya había escuchado de la amenazante expansión de dicho clan guerrero. Pero sobre todo de su constante destrucción de clanes mercenarios.


 


No sería importante si solo fuera otro clan tratando de conquistar a sus vecinos. Aquello era común desde hace décadas. Y justamente por esa extendida guerra de clanes samurái, los shinobi habían prosperado. Lo preocupante era que el clan Senju y el clan Namikaze eran clanes abanderados de la lucha con honor, de no solicitar los servicios de mercenarios o de utilizar sus propios “shinobi” que no eran más que un remedo de ninjas. Todo ello porque tenían un solo ambicioso fin: la unificación de la Tierra de Fuego que años atrás se le fue de las manos a la casa imperial.


 


 


En conclusión, la vida de los Shinobi estaba amenazada por el clan Namikaze. Si realmente ganaba la guerra de clanes, y unificaba la Tierra de Fuego, la existencia de los shinobis dejaría de tener sentido. No es como si los altos señores de la guerra buscasen reubicarlos luego. Era más fácil aniquilarlos. Su clan era un claro ejemplo.


 


— ¡Kakashi!


 


Había estado sumamente hundido en sus pensamientos. Cuando escuchó la voz de Obito llamándolo con urgencia su cuerpo se puso alerta. De inmediato imaginó que algo malo había sucedido.


 


— ¿Que sucede? ¿Tu hermano me necesita?


 


Obito no pudo evitar que la pregunta le molestase. No era rivalidad en todas sus letras lo que había sentido por su hermano durante su niñez. Pero era innegable que Fugaku, al ser el heredero, (título bien ganado) siempre había sido muy popular con omegas, betas y respetado por otros alfas. Algo que en su momento, a Obito no le importó, pero que con Kakashi era todo lo contrario.


 


La poligamia no era un tabú dentro de su clan. Si no se encontraba a su alma gemela era bastante normal una relación de tres o cuatro. Y, por supuesto, el cambiar de pareja. Todo ello, siempre siguiendo con respeto los lineamientos y tradiciones. Cambiaba una vez que se encuentra su alma gemela. No estaba prohibido, pero era muy difícil que alfa u omega permitiesen que su pareja estuviese con otra persona.


 


Así que los celos y posesividad que en esos momentos carcomían a Obito estaban plenamente justificados. Al menos desde su perspectiva.


— ¿Acaso mi hermano te gusta?—Pregunto con resentimiento.


 


La pregunta sorprendió a Kakashi. No había recibido una crianza que le formase prejuicios en cuanto a su sexualidad. No se había hecho esa pregunta. Por lo que se tomó su tiempo para responder.


 


—Fugaku-san es un alfa admirable.


—Eso no responde a mi pregunta. —Se acercó más molesto el alfa.


—Solo puedo decir ello. —Kakashi frunció sus labios. — Lo que sienta por él, no es de tu incumbencia. —Determinó hastiado. Ciertamente no le gustaba como amante Fugaku, pero no se sentía obligado a responderle a Obito.


 


Esa respuesta ofendió notablemente al pelinegro.


Se había acercado a Kakashi con el objetivo de invitarle a dar una vuelta por los alrededores. Pero la calma se había escapado de su ser. Nuevamente la ansiedad por saber libre a Kakashi le carcomía.


 


Se acercó al omega, le tomó del brazo y se lo apretó fuerte. El omega castañeo sus dientes por el dolor. Aun así,  intento con todas sus fuerzas que ningún quejido de dolor saliese.


 


—Lo tienes prohibido. Ni se te ocurra imaginarlo en tus sueños cuando llegues al celo. Mi hermano tiene a Mikoto y un cachorro.


 


Kakashi logró soltarse


—No planeo acercarme y pelear por Fugaku-san. — Respondió, solo porque no quería ganarse la enemistad de Fugaku o Mikoto. —No lo veo con deseo. Pero eso no me impide alabar lo grandioso que es. —Aclaró.


 


El mayor siseo peligrosamente. Nunca había sido peligroso. Su anterior prometida no había sufrido de una escena de posesividad o de celos. Pero en ese instante, sintió que podía retar a su hermano mayor para demostrarle a Kakashi que era un mejor alfa. Tan primitivo y estúpido.  Sabía de antemano que Fugaku lo vencería sin piedad, defendiendo su título de alfa líder.


 


—Kakashi...—Amenazó.


 


El omega sintió el aroma de Obito cambiar. Su propio cuerpo se escarapeló. Asumió posición defensiva pues prevenía un ataque. De sus poros emanó un aroma agrio como un fruto malogrado. Era un mecanismo de defensa que los omegas shinobi tenían bastante aprendido.


 


El alfa se sorprendió. Esa no era la respuesta que esperaba del animal interno de Kakashi. Estaba siendo rechazado desde el interior.


No habían confraternizado demasiado con canidos, menos con lobos blancos. Tenía entendido que eran gregarios y vivían rígidamente bajo una pareja líder. Todo ello por instinto. Diferente a las panteras que por naturaleza son solitarias. Gracias a su ancestro aprendieron a vivir en manada y trabajar de esa manera, sin dejar sus aptitudes para las misiones en solitario.


 


Kakashi no parecía de ese tipo. De hecho, a diferencia de las panteras, los lobos de cualquier variedad eran monógamos por naturaleza. Nuevamente no todos los alfa-omega respetaban esa naturaleza pues gracias a su parte humana vivían en poligamia. Tenían de ejemplo a los (alfas) Namikaze.


 


—No entiendo a qué has venido. Te he dejado muy claro que no pienso aceptar ser tu omega. Si se trata de pagar mi deuda podemos hablar ¿Qué deseas para saldar nuestra deuda?


 


No comprendía el rechazo absoluto. Quizás por su naturaleza pantera (de madurez sexual más rápida). ¿Quizás Kakashi aún no despertaba todo su lado omega? Le estaba ofreciendo todo lo que un lobo joven y solitario desea: formar una manada. A menos que Kakashi ya tuviera una establecida y asumida.


 


Por supuesto, en esa manda tenía una pareja aceptaba consiente o inconsciente e incluso cachorros (o la representación de ellos). Solo de esa manera podría entender porque él se moría por unirse a Kakashi, mientras el lobo de Kakashi le rechazaba con tanta fuerza. Nuevamente “los lobos son monográficos”. “Pero su monogamia es más bien social, permite un adecuado manejo de la manada”. Eso era un poco de los textos que había leído obligado por su hermano mayor.


 


Ahogado por la rabia soltó:


—Que compartas tu celo. Puedo olerlo, estas muy cerca.


 


Kakashi levantó una ceja,  luego rodo los ojos al cielo. No era la primera vez que alguien le pedía un celo como pago. Jamás había aceptado, los celos le pertenecían a Yamato.


 


—De ninguna manera, si lo que quieres es mi cuerpo… Puedo acostarme contigo si lo deseas pero no en mi celo.


Su celo siempre sería reservado para alguien especial.


 


Obito confirmó sus sospechas. Guardó sus garras y colmillos. El alfa con quien tendría que disputarse la lealtad de Kakashi no estaba presente.


 


En ese momento comprendió que Kakashi por el tipo de vida que había llevado mantenía relaciones sexuales con cualquiera, pero guardaba su celo solo para un alfa, su pareja. Kakashi no estaba consciente que obedecía a un instinto básico de los lobos. No había habido lobo alguno que se lo explicara.


 


De alguna manera le recordó al sistema que mantenían algunos señores feudales que tenían espíritu de lobos. A pesar de que esa parte estaba más dormida que en los que presentaban cola y orejas, se organizaban de manera muy similar. Solo que en desigualdad.


 


Los Uchiha eran panteras. Por tanto oportunistas. A Obito no le presentó ningún problema dejar a su prometida, y ella no sufrió demasiado. Tenía entendido que la omega acudió al siguiente pretendiente en la lista.


 


Las panteras solo presentaban celos y posesividad cuando se trataba de su pareja destino. Vivían equilibrando las tres naturalezas (alfa, beta y omega), cada uno aportando  para poder mantener a seres que tenían el espíritu de un animal indomable y solitario. Por eso les era más fácil quebrar lealtades, fingir, y dejar a parejas que no eran su destino. 


 


Eran un gran grupo que había aprendido desde la época de Madara a valorar los lazos sanguíneos, de hermandad, camarería. Siguiendo su instinto oportunista, controlándose bajo la razón y por sobrevivencia,  se habían vuelto un clan sumamente unido y eficiente. Por lo cual siempre debían de ser controlados por tres poderes: fuerza, magia y amor. La fuerza era determinada de diferentes formas, física, intelectual, emocional; la magia era determinada por la miko del clan, y el amor normalmente era dado por una figura maternal o paternal. Actualmente las dos últimas funciones eran administradas por Mikoto.


 


A pesar de entender todo ello. Decidió seguir intentándolo. Su alfa interno, no entendía que el omega al que quería era de otra raza. Simplemente deseaba aparearse con él.


—Kakashi. ¿Podrías dejarme enamorarte?


 


La voz que utilizo era más jovial. Lo cual relajó al omega. Su cuerpo perdió tensión, sus garras disminuyeron y su respiración se normalizó. Aun así se sintió incomodo por la pregunta que solo tenía un respuesta.


 


—No, Obito. No puedo aceptar ninguna de tus proposiciones.


 


Nuevamente vio confirmada sus suposiciones: aunque Kakashi no se diera por entendido había nombrado a Yamato como su alfa. Por tanto, obedeciendo a su instinto social  de lobo, no podría aceptar a otro alfa aunque este fuera su destino. La única opción que le quedaba a Obito era imponerse por sobre Kakashi. Y demostrarle su superioridad, venciendo a Yamato en un duelo.


 


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Dos semanas después, el general Jiraiya llegó junto a los guerreros que Minato le había encargado.


 


El veterano se encargó de la firma de los acuerdos luego del resultado de la batalla. Kiba Inuzuka había sido vencido. Su madre y hermana estaban más preocupadas por que fuera sanado que por la suerte de los territorios que habían apostado.


 


Jiraiya se encargó de establecer las pautas y los tiempos para la emigración de los Inuzuka. Dejó un regimiento a cargo del general Hiruzen. Se esperaba que si el muchacho alfa moría probablemente volvieran para buscar venganza y si se restablecía no quedaría en paz por la omega Hyuga. Así que para prevenir decidió dejar dos regimientos más en los territorios Hyuga al mando de Makoto.


 


Ante cualquier eventualidad quedaban en posición de comunicarse para siempre tener refuerzos en las defensas del territorio.


 


Una vez todo organizado, Jiraiya montó en su fiel caballo. Junto a su sequito más cercano y un regimiento se dirigió al Castillo de La Alianza.


 


Desde los inicios, los campesinos les rendían honores por su llegada. Saludo con una bonachona sonrisa a todos. Los soldados a su mando poco a poco eran intervenidos por sus familias. Jiraiya sonrío. Le gustaba ese tipo de bienvenidas. Hacía valer cada segundo que entregaban en batalla.


 


Desmontó. Los sirvientes del Castillo formaron un camino hacia el interior. En la puerta principal, los primeros en saludarle con veneración fueron sus esposos. Devolvió el saludo con respeto.


 


Se separó de ellos y se dirigió a Minato que traía en sus brazos un cachorro de pelaje negro. Jiraiya también sintió un golpe en su corazón. Se parecía demasiado a Naruto.


 


—Bienvenido, maestro. —Saludó Minato con una sonrisa.


—Gracias, hijo.


 


Minato estaba vestido con ropajes finos, pero tenía un aspecto hogareño. El gran líder se veía manso y radiante. Su maestro comprendió que el motivo era el bebe que cargaba.


 


—Bien hecho, ahijado. —Felicito a Naruto—Gracias por lograrlo. — Sgradeció al joven omega.


 


Ambos jóvenes que estaban al lado del líder dieron una leve reverencia al mayor. Pero, Naruto de inmediato se lanzó a abrazarlo.


— ¡¿Es hermoso verdad?!


 


Jiraiya no tuvo como desmentirlo. Su lado alfa estaba enternecido. Sentía un fuerte instinto por protegerlo.


 


—Ahijado, supongo que seré el padrino de tu cachorro ¿verdad?


 


Los jóvenes padres se vieron entre sí.


 


—Jiraiya-sama. —Empezó Sasuke. —Usted es el padrino de nuestro hijo, pero el otro padrino será Orochimaru. ¿No existe inconveniente verdad?


 


La persona que había luchado por no vislumbrar apareció en su campo visual rápidamente. Inevitablemente, a sus ojos, todas las luces alrededor se ensombrecieron destacando la figura de un solo ser.


 


Orochimaru se puso al lado de Sasuke.


 


—Por supuesto que no. ¿No es así, Jiraiya?


 


Jiraiya odiaba ese tono tan prepotente. El cual decía cuan en su poder estaba, cuan maleable aún era entre sus manos. Y lo adoró. Sintió la calidez de un “bienvenido a casa” finalmente. Algo que no pudo sentir ni a fuerzas por ninguno de sus dos esposos.


 


—Bien pensado, Naruto, Sasuke. Que mejor que dos generales como padrinos de su cachorro. Yo estoy encantado. Pero eso sí, seré yo el que le ponga el nombre.


—No, por favor. Escogerás otro nombre de comida. Nunca entenderé como lo permitiste, Minato.


 


El gran general se permitió reír ante el recuerdo: Kushina casi le había roto un tímpano con sus gritos de protesta.


 


—Orochimaru, no lo comprendes. Un alfa debe de tener un nombre simple pero que quede en la memoria de todos.


—Sí, claro…


— ¡Es verdad!


 


La pelea infantil de ambos causó cuchicheos entre los presentes. Los esposos de Jiraiya se encogieron de vergüenza en sus sitios. Pero Jiraiya no prestaba atención ante lo demás. Se sentía estallar de felicidad.


 


Minato emitió un rugido bajo que silenció a todos.


—Maestro ¿tienes el nombre en mente?


—Por supuesto. Lo pensé durante todo el camino. —Comentó animado.


—Sasuke-kun ¿no querrías que fuera yo el que le dé un nombre? Se me muchos nombres de héroes...


—Eso es aburrido, Orochimaru. Este cachorro deberá ser único.


—Dinos, padrino.


 


Ante la emoción de Naruto, el rostro estoico de Sasuke y la sonrisa cómplice de Orochimaru, Jiraiya supo el nombre perfecto para el niño. Había estado entre tres, pero finalmente la decisión estaba tomada.


 


—Su nombre será Memma. Memma Namikaze. Bienvenido a este mundo.


 


Al principio todo fue silencio. Pero luego alfas, omegas y betas celebraron por el nombre del heredero.


 


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Los preparativos para un viaje siempre eran largos. Sobre todo, cuando implicaba la movilización de la corte principal, con omegas, niños y siervos.


 


Por tal motivo, se decidió realizar un solo viaje. Se instalaría la corte entera en el Castillo Namikaze. Primero se celebraría la presentación de Memma ante el templo. Posteriormente se abocarían a preparar la fastuosa boda doble del gran líder con Itachi Uchiha y la de Naruto Namikaze con Sasuke. Una celebración como tal, debía de ser realizada con cuidado y tomaría algunos meses. Sobre todo porque debían de solucionar los problemas con las fronteras norteñas. Este tiempo, les daría el necesario a Memma para crecer.


 


El pequeño cachorro debería de dejar el cuidado de su padre omega, para permitirle entrar en celo. Memma tenía ya casi dos meses. Se consideraba que ya era suficientemente grande para poder afrontar un viaje largo. Además en unos cuatro meses, sería lo adecuadamente grande para poder ser cuidado por los siervos de Sasuke, mientras este se ocupaba de sus labores como omega consorte del heredero.


 


Minato estaba cuidando cada detalle en la organización del viaje. No podía permitir que alguno de los omegas de su sequito terminase dañado. Y, por otro lado, debía de dejar protegido su nuevo castillo.


 


Las largas reuniones de consejo no permitían que Minato viese a Itachi demasiado tiempo. Circunstancia que el Uchiha agradecía.


 


Mientras los líderes de la Alianza se alistaban para lo que sería una celebración histórica, los Uchiha se preparaban para arrebatárselo. Justo cuando se sintieran vencedores; cuando estuvieran más expuestos sería el momento del ataque.


 


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Para facilitar el ataque, Sasuke debía de rencontrarse con Kurama. Intentar prevenir sus acciones. Como shinobi, se preparaba mentalmente y físicamente para enfrentarse a su última prueba.


 


Karin le informó que dado su lazo con Naruto y Kurama podría convocarlo. Pero primero debía de hacer dormir a Naruto.


 


Mandó a sus siervos a prepararle el más exquisito platillo de ramen, junto con el mejor sake. Naruto había bajado su guardia con respecto a Sasuke. Seguía considerándolo alguien diferente, pero verlo junto a su hijo lograba que su lado más protector alfa hiciera sucumbir a sus instintos de guerrero.


 


Había lastimado a Sasuke. Con ello arriesgó la vida de su cachorro. No deseaba dañarlo nunca más. Ni se permitía albergar sentimientos negativos o dudas. Estaba convencido que dentro de poco tiempo el corazón de Sasuke quedaría descubierto a él con ayuda del lazo que formarían mediante la mordedura.


 


El felino nunca agacharía su cabeza ante él. Lo tenía claro. Y amaba esa idea. No deseaba un compañero que no muestre sus verdaderos sentimientos. Sentía que la verdadera naturaleza de Sasuke era emocionante, diferente y por ambos, lo amaba.


 


Creyéndose parte del afecto del Uchiha comió con presteza cada platillo que los siervos de su esposo habían preparado para él. Luego jugó durante largas horas con su hijo. Le contó historias de aventuras que habían pasado de generación en generación dentro de su clan. Poco a poco el sopor fue invadiéndolo. De forma muy lenta, el somnífero fue haciendo efecto en Naruto.


 


Sasuke observó con paciencia cada bostezo del rubio.


 


Su clan era especialista en hacer dormir a las personas sin que estas sospechasen que habían sido drogadas. Un arte muy sutil y ventajoso.


 


Cuando la víctima finalmente queda dormida, el sueño es profundo. Podría suceder una explosión a su lado, oír a su hijo gritar y esa persona no despertaría hasta cumplir un ciclo de sueño completo. En el caso de Naruto, por poseer la sangre Uzumaki fue necesario aumentar la dosis. Con mucho cuidado pues podría llegar ser mortal.


Sasuke sintió la soberbia crecer dentro de él. Se percató de que efectivamente tenía el corazón del rubio en sus garras para desgarrarlo hasta el desangre.


 


El rubio había durado el periodo normal de preparación para dormir. A la mañana siguiente despertaría descansado, relajado y sin ningún síntoma delator. Creería que el dormir con Sasuke en brazos era el ingrediente para un sueño perfecto.


 


Sus oídos felinos le indicaron que aquella respiración pausada era la señal inequívoca de que Naruto había entrado al sueño profundo. El felino se liberó de los brazos de su marido. Naruto ni siquiera se removió de su sitio.


 


Se acercó al oído del alfa. Y le grito. No hubo respuesta. Entonces Sasuke se acercó al futon donde dormitaba su bebe, estaba solo a un metro de distancia del que compartía con Naruto. El zorrito se removió perezosamente entre sus brazos. Unos quejidos empezaron a escucharse. Naruto no se removió. Aquello confirmaba que el Namikaze no despertaría. Un alfa siempre despierta ante el llanto cercano de su cachorro o de su omega.


 


Volvió al lado del rubio, llevando en un brazo a su hijo. Karin le aseguró que la presencia cercana de Memma ayudaría a que Kurama se manifieste. Descubrió el vientre de su esposo con el brazo libre.


 


Inhaló profundamente, preparándose para el enfrentamiento. Estaba convencido de que Kurama no le haría daño, menos a su cachorro, pero no podía evitar sentirse nervioso.


 


Las líneas del hechizo estaban a penas visibles. A Minato le habían dicho que fue un rito de sanación y protección. El líder no era una persona muy mística. Por eso estaba desarticulando el sistema de casta sacerdotal de los Uzumaki.


 


Tomó uno de los alfileres más delgados. Lo acercó al dedo de su hijo. Se mordió el labio inferior. De repente, una presencia familiar pero poderosa se hizo presente.


—No es necesario que tortures a mi cachorro para que me traigas.


 


Esa voz tan grave solo podía pertenecer a Kurama dentro del cuerpo de Naruto.


—No había parecido. Creí que…


—Tengo mis razones para aparecer o desaparecer. Cuando yo lo crea conveniente, serpiente blanca.


 


El azabache se puso a la defensiva. En los ojos del nueve colas podía atisbarse indiferencia por él. Incluso un poco de desprecio y regaño.


—No iba a dejarme morir, gracias.


—Admito que tampoco estaba en mis planes que murieras. Pero de ninguna amanera hubiera deseado compartirte con Orochi. Ahora eres un servidor de él.


 


Sasuke se mordió el labio inferior. Lo sabía. Se había vuelto indigno incluso para los de su clan. Pero él era alguien que sacaba ventaja a cualquier situación. Si ahora contaba con un nuevo poder, lo usaría para sus propios fines.


—Kurama. ¿Por qué no apareciste cuando te necesitamos?


—Ya te lo dije, tengo mis propios planes.


—¡Me engañaste!


 


Ante el grito del omega, el cachorro que dormía en sus brazos se despertó llorando. Kurama extendió sus brazos. Con un quejido agudo llamó la atención del bebe. Este levantó sus orejas zorrunas. Dejó de llorar y levantó sus brazos.


 Sasuke lo depositó con cuidado en los de Kurama. Al contacto con este, el aspecto de Memma cambió. Esta vez no de manera incompleta, sino que tomó la forma de un zorrito negro por completo. El cachorro se restregaba con zalamería en el cuerpo de su padre.


 


El omega pantera contuvo un gemido de sorpresa y pánico ante la vista.


—Sé que desprecias su forma verdadera.


— ¿Forma verdadera?


—Por supuesto. Es una bestia como yo. Cuando llegue a ser tan sabio como yo poseerá las nueve colas que le corresponde. Estoy seguro que le tomará menos años que a mí. Quizás lo consiga en una vida humana.


—No comprendo. ¿Cuánto vivirá Memma? ¿Tiene parte humana? ¿Cómo debo de criarlo? ¿Podrá obtener tu chakra?


—Ante tu reclamo anterior. Yo no te engañe. Te dije que serías la madre de mis cachorros. Y eso es lo que eres. Y ahora debes de dedicarte a protegerlo mientras crece. Eres tú el que creyó  que sería un siervo vuestro. Soy un Dios, no debería de inclinarme ante ustedes. Son ustedes los que deberían de hacerlo.


 


Para furia de Sasuke, Kurama sonrío con arrogancia. Se acercó y le tomó del cuello. Apretó su glándula omega, lo cual le hizo vibrar.


—Es una lástima que aquella vez no te haya mordido. Todo hubiera salido mejor  de ser así. No le pertenecerías a Orochi ahora. Es un lastima, deseaba tener más hijos contigo.


 


Su mano se cerró alrededor del cuello de Sasuke. La fuerza del Dios alfa le hacía temblar. Su oemga interno pantera estaba intentando pedir perdón. Pero Sasuke se mordió el labio antes de escupir ronroneos humillantes. Fue ahí que sintió un nuevo poder brotar desde su interior. Energía oscura se liberó de su cuerpo. La serpiente blanca bloqueó a la pantera de su interior y tomó el control. Cuando menos se dio cuenta había convocado a varias serpientes que se habían arremolinado alrededor del cuerpo de Naruto.


 


Kurama chifló molesto.


—Te detesto, Orochi. Me las pagarás por llevarte a mi siervo.


Sasuke fue liberado y cayo tosiendo, termino por escupir sangre. Se levantó nuevamente.


—Los Dioses somos criaturas egoístas, Sasuke Uchiha. No nos gusta compartir. De hecho tenemos predilección por las criaturas puras e intactas de este mundo. Tú eras una. Pero ya no. Le tocará a otro de tu casa ser quien propague mi especie.


—No tocarás a mi hermano—Susurró amenazante.


—No te pongas celoso. —Bromeó el zorro mientras aún mantenía a su cachorro en brazos.


—¡No estoy celoso!—Respondió furioso el felino.


—No será Naruto quien se encargará de repartir mi semilla. Te lo aseguro. Ni siquiera seré yo.


—No entiendo…


La mirada del zorro se puso melancólica. Un recuerdo había asaltado su mente.


—Obtuve la promesa de un omega de tu clan hace muchos años. Me prometió una pareja y una gran camada.


 


Kurama depositó a su cachorro de regreso en brazos de Sasuke. El bebe volvió a su forma humana con orejas y cola. Sin embargo, lloriqueó llamando a su padre de nuevo.


 


—Ciertamente no debí fiarme de Madara Uchiha. Pero admito que era un humano con bastantes encantos.


 


— ¿Madara Uchiha?


—Será tu tarea una vez que abandones a Naruto. Porque lo harás, estoy seguro.


—Voy a asesinarlo. Esa es mi misión. —Aseguró con convicción el menor.


 


La bestia de nueve colas se acercó hasta Sasuke. Se inclinó sobre él, reclamando sus labios en un contacto rápido.


 


— ¿Entonces intentarás arrebatarme del cuerpo de Naruto?


—Kurama, te ofrezco tu libertad si no ayudas a Naruto.


—Es verdad que por culpa de estos hechizos no puedo dejar el cuerpo de Naruto. No lo necesito para vivir.


—Entonces…


—Veremos. Pero estate seguro, no voy a poner sobre aviso a Naruto. Tú debes de sacar a mi cachorro de este lugar y librarlo del clan Namikaze y Uzumaki. Sino, le pondrán las mismas cadenas que a mí. —La expresión de Kurama se endureció, sus rangos zorrunos se hicieron más profundos y sus ojos llamearon de indignación. — Insulsos humanos, como si pudieran ser nuestros amos, como si fuéramos sus mascotas. Memma tendrá una madre. Aprende a quererlo en todas sus formas, entrénalo. No será fácil. Pase lo que pase, un día iré por él.


 


— ¿Me lo quitarás?


—Créeme que cuando suceda estarás agradecido.


— ¿Tiene algo de Naruto?


—Por supuesto ¿no ves su rostro? A pesar que esta no es mi verdadera forma humanizada, es la que te gusta y quise que tuviera sus características.


 


Había muchas preguntas que Sasuke quería hacerle. No sabía cuál debía de ser la siguiente. Kurama se había sentado en el lecho donde había estado recostado junto a Naruto. Había una sensación extraña. De soledad. Naruto era su alma gemela, pero se sentía también conectado a ese ser. Era confuso.


 


—Kurama…


—Protege a Memma. Es mi heredero, debes prepararlo para ello. Y tú también debes de hacerte más fuerte. Nos veremos el día que traiciones a Naruto. Memma podrá contenerme.


 


— ¡Kurama!


 


Pero la gran bestia había cerrado los ojos. Todas las facciones características de la posesión fueron desapareciendo hasta quedar solo el rostro de Naruto Namikaze.


Sasuke se puso de rodillas, apretó a su cachorro que lloraba quedito. Ambos sintieron el peso del abandono.


 


“Maldito, zorro. No es necesario que me lo digas. Voy a ser mucho más fuerte. Te voy a partir el rostro la próxima vez.”


 


Meció a Memma hasta que se quedó dormido. Lo puso a un lado de Naruto. Se dirigió a uno de los estantes y saco pluma y pergamino. Apuntando cada dato que Kurama había mencionado. Una vez listo, lo enrolló. Salió hacia la ventana. Afuera le esperaba Sai.


—Bonita reunión familiar.—Comentó burlón.


—Cállate.


—Espero que este todo aquí.


—Lo está. Llévaselo a mi hermano de una vez.


—Míralo por el lado bueno. Luego vas a cortarles el cuello a todos.


 


Sasuke no respondió. Cerró la ventana.


Esa noche habían sido muy precavidos. Normalmente las habitaciones de Naruto eran custodiadas por un pequeño grupo de guardias alrededor para otorgarle privacidad a la pareja. Pero, Sai y su madre se habían encargado de dejar fuera de combate a todos. El jefe había sido seducido por uno de los siervos Uchiha. El segundo al mando estaba siendo distraído por una de las siervas de Karin. Mientras los guardias estaban atontados. Otros dormidos.  Por otra parte, Minato estaba siendo entretenido con una omega muy parecida a su hermano. Ella era  nueva aprendiz de la casa de Oiran que Orochimaru había recomendado a Jiraiya, quien, inocentemente,  no dudo en presentarla a Minato.


 


Era un momento crítico. Cualquier error podría condenarlos a la muerte. Así que hasta la más mínima acción debía de ser cuidada y pulida. De eso dependía el éxito del final,  que todo su clan y sus aliados salieran con vida del Castillo Namikaze el día de la boda.


 


 


 

Notas finales:

Hola de nuevo!! Pues bien el primer bebo de Sasuke es Memma. Me pareció idoneo que sea él. Desde el inicio estuvo pensado en que Mema apreciera con todo y lo que representa pero como hijo del narusasu. Es que su aspecto es tan brutal en la pel´icula que siempre me fascinó y me gustó la idea de explorar el personaje. Pero bueno, me agrada la idea de verlo como hijo de Naruto y Sasuke aunque en la pela se aalter ego de Naruto.


COmo leyeron lleva realmente la "sangre" de Kurama, osea es un semi dios, pero ya veremos como maneja su naturaleza más adelante, que caminos tomará. Y los planes de Kurama. Habrá un capitulo especial donde se explique sobre Madara, la promesa a Kurama y Hashirama y Mito. Es un pcpo tragico según imagino. 


Bueno, en la mitología shintoista lo kitsune o zorros son deidades que van escalando en la divinidad y los más poderosos son los de nueve colas que indica longevidad y sabiduría asi como poder. En genral son protectores pero hay varias vertientes que señalan a otros como dioses en sí mismo y no servidores de otros. Orochi, por otro lado es un dios o demonio que mayoritariamente causa daño.


 


Aquí haré una explicación: Kurama había seleccionado a Sasuke como su pareja, si lo hubiera marcado -aunque sea por medio de Naruto- su alma hubiera quedado enlazada. Sasuke como cualquier oemga tiene una parte espiritual animal, una pantera negra. Pero ahora ¿, al haber recibido al sangre del inmortal Orochi ha quedado marcado y de alguna manera enlazado. Para Kurama ha sido como un engaño, afrenta. Como dicen, los diosses son celosos y posesivos. Así que de alguna manera cree que ya no puede embarazarlo. OJO ese es Kurama no Naruto humano. Naruto como cualquier alfa tiene su yo animal propio. Kuram es un huesped en su cuerpo, atado por un rito.


Por cierto que los dioses poderosos pueden tomar forma humana o humanoide a eso se refiere Kurama con que Naruto no es su verdadera forma humana. Por otro lado Memma sí posee un cuerpo humano propio heredado de la sangre Namikaze y Uchiha. 


Y si vistan mi página re comparti el arbol genealogico de los Uzumaki, pronto subiré de Namikaze y Uchiha.


Recuerden que Karin es una princesa Uzumaki, hija de Yahiko y Nagato. Pero como ella advierte, su lealtad no esta con su padre sino con la causa de la casta sacerdotal Uzumaki que es proteger al hijo de Kurama. Y también con Orochimaru pues impidió al tomarla como alumna que sea casada con un Namikaze con lo que hubiera tenido que renunciar a sus poderes y conocimientos como sacerdotiza. Minato y Yahiko quieren desehacer esa división de castas ya que consideran peligroso los secretos de este grupo. 


Hasta aquí la explicación más detallada o estaría haciendo spoiler. Si algo no les queda claro, solo preguntenme por favor. 


 


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