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Traición a la sangre por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Hola a a todos mis amados lectores!! No, no me lancen piedras aun hay fic que continuar. Ya les explico abajito las razones de la demora. En verdad siendo este la primera actua del año esperemos que sea uno mejor en cuanto a actualizaciones. Cuenteneme que les pareció, personalmente me gusto mucho cierto personaje y su historia en este capítulo. 

A leer!

Capítulo 14: Dudas y decisiones del líder.

 

Podría decirse que el poder de la familia de un omega está cuantificado en cuanta atención y favor tenga tal omega de su alfa. Y es que el alfa era quien podía otorgar dignidades importantes en el mundo de los señores de la guerra.

Sin embargo había un hecho que podía volver intocable a un omega y su familia entera, esto era brindar un hijo o hija  alfa a su pareja.

 

La posición de Sasuke estaba asegurada. Tenía la adoración de Minato y Naruto, al menos dentro de los dulces cinco primeros años de Memma. Haber sido el único entre esposos, amantes y caprichos que Naruto había tenido a lo largo de su vida en darle un hijo alfa le granjeaba una posición que no podría perder ni si siquiera cuando Naruto se aburra de él.

 

Por supuesto, si tenía otro hijo de la misma raza sería un seguro mayor tanto para su hijo, su familia y él. Podría decirse, en el entendimiento de este grupo que Sasuke era el omega más poderoso después de Orochimaru (destacando que el sanador no era considerado como un omega cualquiera).

 

Este título solo podría desbalancearse si cometía una traición, infidelidad, si su hijo no resultaba ser un digno heredero o si este fallecía a temprana edad.

 

Teóricamente, el día que su hermano le dé un hijo al gran líder estaría bajo su cuidado. En aquel momento, Itachi ante los ojos de los demás sería el omega más poderoso de la alianza. Tanto como aquellas palabras, su reputación debía de ser intachable, así como diligente en el cumplimiento de sus deberes.

 

Lo que los hermanos ignoraban era que Minato tenía diferentes planes para los hijos de Itachi.

 

 

 

Por el momento las estancias designadas a Sasuke y su bebe eran enormes. Además contaba con muchísimos sirvientes a su disposición. Tanto que a Sasuke le hastiaba sentirse rodeado de demasiadas personas. En su verdadero hogar, había gente que les ayudaba, siervos betas, pero no recibían el mismo trato que los betas del clan Namikaze. Estos siervos –al parecer de Sasuke- eran más esclavos que prestadores de servicio.

 

Sin embargo, si algo podía sacar de tener tantos siervos era que todos estos querían ganarse su favor  para ascender. Todos prevenían que la pasión de Naruto por Sasuke solo desembocaría en el crecimiento de este. Aseguraban que después de la unión era probable que el joven Uchiha quedase nuevamente preñado, asegurando su posición por muchísimos años.

 

Así pues, Sasuke utilizaba la ambición de sus sirvientes para informarse de lo que se murmuraba por todos lados. Simplemente como una curiosidad usual en un omega. Los siervos Namikaze estaban por debajo de los siervos de su clan, en quienes sí confiaba. Pero no estaba mal hacerles creer que podrían ascender.

 

Su hermano mayor tenía sus habitaciones aun en el ala de los Uchiha, pero al ser su hermano mayor omega no hubo inconveniente ni se vio raro que pasase mucha parte del día a su lado.

 

—Mis siervos me han dicho que Minato ya no te visita ¿eso no te preocupa?—Comentó Sasuke mientras observaba a su hermano, Itachi jugaba con la barriguita de Memma.

 

El mayor levantó levemente la mirada hacia su hermano menor. Sonrío levemente al cegarse con la pompa que Sasuke vestía. Realmente parecía un noble esposo de un general.

 

—Para nada. Ya tenemos un contrato pre nupcial. No puede negar su matrimonio conmigo. —Aseguró volviendo su mirada hacia su consentido sobrino. El bebe intentaba alcanzar los cabellos libres de su tío. — Aunque le gusta una omega, una Oiran.

 

Hubo  cierto deje de molestia en la voz del mayor. Sasuke ladeó su cabeza bastante intrigado. Intentó no parecer tan curioso, por lo que calmó el movimiento de su cola y continuó practicando su caligrafía.

 

— ¿Acaso estas celoso?—Al final no pudo evitar que la curiosidad desbordara de sus labios. Se quedó quieto, expectante, tanto que la tinta de su pincel manchó la hoja en la que había estado practicando.

 

Itachi sonrío ampliamente en su lugar. Bajó la mirada y le brindó un beso en la pancita a Memma, quien  le regaló una sonrisa. La cola esponjosa del cachorro  rosó la mejilla del omega. El omega mayor tenía mucha facilidad con los niños, más que Sasuke, por lo cual tenía fascinado al cachorro.

 

—No es eso. Me sorprende que alguien me haya robado su atención es todo. —Terminó por responder. — Llámalo arrogancia si quieres.

 

El dueño de los aposentos  dejó el pincel sobre el tintero. En unos instantes una sonrisa juguetona adornó sus labios.

 

—Quien lo diría. El más hermoso omega del clan Uchiha fue dejado por una prostituta que se le parece.

 

— ¡Sasuke!—Amenazó el mayor.

 

Los aposentos de Sasuke eran custodiados por betas de su clan y del Namikaze. Pero su habitación y sala principal era cuidada solo por betas de su clan al tener mayor rango. Era común entre varios clanes, por lo que no escandalizaba a nadie. Así que ambos podían soltarse a platicar con mayor libertad.

 

—Supongo que jamás recibiste un rechazo de Shisui. —Afirmó Sasuke mientras su cola se removía, evidenciando su curiosidad malsana.

—Solo una vez.

— ¡¿Cuándo?!

—Te lo contaré otro día.

—Pero…

—Otro día, Sasuke, no seas un gatito curioso.

—No me llames gatito. —Hizo un puchero—Me cuesta creerlo.

—Tenía sus motivos. —Susurró Itachi, recordando aquel incidente que no muchos conocían. —Y no me refiero a Shisui. Él es mi pareja destino. Tú no has tenido ese tipo de misión pero muchos de los shinobi omega y a veces alfa deben de seducir a su víctima. Y yo nunca he fallado.

—Quieres decir que tu…

—No hasta terminar. No me he acoplado a ningún alfa, ni siquiera a Shisui pero existen cosas además del pleno coito que pueden servir para tener en tus manos a alguien.

 

El omega menor había mantenido relaciones carnales hasta el final, incluso había sentido lo que era un nudo de alfa. Pero frente a su hermano, se sentía inexperto en esos ámbitos; a pesar de que Itachi nunca había sentido lo que era ser llenado por completo.

 

—Realmente me entristece que no hayas podido estar preparado para el acto carnal, hermanito.

 

Las mejillas de Sasuke se colorearon. Había sido quizá demasiado protegido por toda su familia. Nunca había recibido la misión o había tenido la necesidad de seducir a otra persona. Solo a Naruto. Pero sabía que era parte de ser un ninja.

 

—Ya no importa, Itachi. —Sus orejas y colas se encogieron.

—Yo espero             que sea así, Sasuke. Este cachorrito va a necesitarte por completo.

 

Diciendo eso elevó a Memma y luego junto nariz con nariz. El menor se veía hipnotizado. Sasuke se preguntó si Itachi había jugado con él de la misma manera.

 

—Lamento haber sentido rechazo por el bebe, Sasuke

—Yo tampoco había sentido el lazo.

—De todas maneras lleva parte de Naruto ¿verdad?

—Kurama dijo que lo permitió porque quería que sacara el físico de Naruto.

—Interesante elección. —Sonrío nuevamente al bebe.

—Volviendo al tema de Minato ¿Estás seguro que no te importa?

—Más allá de mi orgullo no lo hace. Aunque me preocupa que eso lo distraiga y comience a reaccionar, que quiera sentirse más alfa y al mando como para disponer algo sin consultármelo. —Resopló. Sasuke vio como le costaba a su hermano imaginarse nuevamente intentando seducir a Minato.

 

—Lo lamento, no he intentado acercarme porque se me hizo más cómodo. Ya tengo la edad de estar emparejado. Es decir, porque tengo un alfa destino mi cuerpo me pide verlo,  me cuesta demasiado no ver a Shisui.

 

Sasuke recordaba demasiado bien el lazo que compartían su hermano y su pareja destino. No podía juzgarlo. No era solo instinto, entre ellos había un lazo casi sobrenatural. La mente de cada uno era compleja para los demás, pero un libro abierto el uno con el otro.

 

—En realidad no importa. Pero creo que por el bien de todos deberías de intentar un acercamiento con Minato. Al menos para saber a qué temperamento nos enfrentamos.

 

Itachi asintió con recelo.  Con Sasuke y Memma más repuesto podía tragarse sus verdaderos sentimientos y su desprecio. Aspiraría la añoranza que su felino interno sentía por su pareja destino y sonreiría a su falso prometido. Había pasado un año sin ver a Shisui.

 

—Estaba preocupado por ti, Sasuke. —Comentó.

 

El menor no respondió.

 

—Siento que debas de dejar a Naruto-kun. —Observó a su sobrino. —Y que este pequeño deba crecer sin su padre.

 

Nunca había podido esconder sus emociones de Itachi. Sasuke sabía que su hermano era muy buen observador, uno de los mejores, quizá solo superado por Shisui. Sin embargo esa no era la razón de porque Itachi podía leerlo como un libro, sino era el lazo de hermanos que compartían. Su lazo era demasiado poderoso, rivalizaba con el que compartía como cachorro con su madre. Mikoto tuvo innumerables de responsabilidades con el clan y sus pacientes, por lo que a veces delegaba la función de cuidar a Sasuke con Itachi y Shisui, siempre bajo supervisión de Kakashi si es que se encontraba en la aldea. Así que Itachi conocía  facetas suyas que sus padres no habían visto.

 

—Tengo miedo, Itachi. —Aseguró.

 

No quería decepcionar a su padre, mucho menos traicionar a su clan. Eso sería condenarlos a la muerte. Pero sabía que a Itachi no podría decepcionarlo. Él siempre estaría a su lado con un abrazo confortable.

 

Y como lo imaginó,  aun cargando a  Memma, Itachi se acercó a su hermano para abrazarlo. Le acarició los cabellos y las orejas, relajando su cuerpo.

 

—Si pudiera evitar el confrontamiento lo haría. Solo por ti, lo haría. Si supiera que no dañarían a nuestra gente ni a ti lo haría, pero sabemos que no es así. Somos de mundos diferentes. Y el dialogo nunca ha funcionado con Minato desde la muerte de su esposa. Somos vistos como la escoria de este mundo, Sasuke. Shinobis.

 

El más joven sintió su corazón encogerse, de sus ojos pequeñas lagrimas pugnaron por salir. Ni siquiera había pensado en abrir la boca para soltar sus dudas. Justo en ese instante, protegido por su hermano, en los brazos que los habían cargado desde bebe se sintió libre de ser débil.

 

—Sé que nuestra forma de vivir no es honorable. Nos ha mantenido vivos, permite a los niños crecer. Pero vivir como Minato manda tampoco es una opción. —Continuó el mayor.

— ¿Algo intermedio?—Se atrevió a susurrar.

—Me parece que aún no tenemos el poder para ser escuchados.

— ¡¿Y venciéndolos lo tendremos?! No es justo que quieran eliminarnos. Pero en ese sentido nosotros también vamos a eliminarlos por proteger a los nuestros. —Soltó, apretándose más fuerte a su hermano.

—La política es algo difícil. Aun no podemos decir cual tipo de gobierno es el que necesitamos. —La voz de Itachi se volvió dura. — Uno donde todos estemos unidos pero no de la manera en que el clan Namikaze lo desea. No donde los omegas seamos prácticamente vendidos como esclavos. Donde te pueden casar con alguien para luego asesinarlo y devolverte a tu casa. Donde una sacerdotisa deba de dejar su lugar original porque el líder simplemente piensa que no es necesario. Uno donde Minato Namikaze no sea quien decida por la vida de todos, donde se vendan hijos por unas monedas. ¿Quieres que nuestra gente sea vendida como esclavos?

 

Sasuke se mordió la lengua. Itachi era suave pero duro al mismo tiempo. Mientras le abrazaba con ternura y paciencia, sus palabras eran filosas. Comprendió que había sido egoísta. Su formación no radicaba en ser el esposo sumiso de un general. No había sido criado para esperar a Naruto desde el castillo, criar hijos que luego morirían en la guerra, que serían casados y tratados como simples piezas de un juego. Él había sido criado para ser libre, un shinobi sin compasión que asegura el bienestar de su gente y que va a imposibilitar al heredero de esa tiranía, Naruto. Alguien que protegería a los Uchiha sobre su propia felicidad.

 

Pensó en Kakashi, él era un gran ejemplo, un omega que había liderado a su gente hasta conseguir la meta de unirse a un clan que los protegiera, para luego luchar junto a este por su libertad.

 

Sacrificarse por el bienestar de su gente. Ese era su destino desde que nació.

No tenía por qué ser infeliz, podía aprender a ser feliz con lo que se decidió. Amar a Naruto y permanecer a su lado era un acto por el cual no tenía derecho. Debía recordar quien era, lo cual era mucho más que el animal que vivía en su interior.

 

—Sasu-chan, entiendo si tú no puedes clavar una daga en el corazón de Naruto-kun. —Comentó mientras acariciaba la cabeza de su hermano. —Después de encargarme de Minato, yo puedo hacerlo. —Decidió.

 

Sasuke negó.

 

—No, hermano. Debo de hacerlo yo. Estaré bien, aun no me ha mordido, no es mi alfa. Y hay gente que ha vivido sin un alfa u omega. Tengo a Memma eso me dará valor. —Bajó el tono de su voz. —  No quiero que lo usen como arma. Pero tampoco permitiré que nuestro clan lo haga. Le enseñaré a controlar sus poderes. —Cabizbajo tomó la mano de su hermano— Pero si no sobrevivo, hermano, debes encargarte tú.

— ¡No digas eso!—Se separó de Sasuke para enfrentarlo a los ojos. — Antes de permitir que tu mueras lo haré yo, Sasuke.

—Es solo un por si acaso. Eres en quien más confío Itachi. Memma solo estará seguro en tus brazos. Prométeme que si algo sucede, lo protegerás.

—Lo prometo, hermanito.

 

Itachi aferró nuevamente con fuerza a su hermano contra su propio cuerpo. El solo pensar en que su hermano muriera le aterraba.

 

Memma ajeno a todo ello comenzó acurrucarse en el pecho de Itachi para disponerse a dormir. El cachorro no sabía cómo aquellas decisiones pactadas entre hermanos afectarían su propia vida.

 

……………

..................

 

Tan solo pocos días los separaba del inicio  del largo viaje que llevaría a todos a los territorios originarios de los Namikaze. Minato y Naruto discutían los últimos detalles de este junto a Jiraiya y Tsunade. Orochimaru no había sido participe por orden de Minato. Su inasistencia sorprendía a todos. Además, Naruto y los dos generales notaban en el líder una mirada diferente.

 

—No entiendo porque iniciamos sin Orochimaru. Creí que era un igual a nosotros. —Comentó Tsunade evidenciando su confusión.

—No es un igual, Tsunade-sama. Los aquí presentes son alfas y son en quienes más confío. Como alfas no estamos sujetos a someternos a nadie.

 

Tsunade y Jiraiya tenían que decir al respecto. Quizás Minato, por haber perdido a Kushina había olvidado el enorme lazo entre alfa y omega destino.

 

—A mí no me importa...pero... ¿Por qué?—Preguntó Tsunade.

Minato entrecerró los ojos. Apoyó su cabeza en su mano pensativo.

—Es solo que al alejarme de Itachi pude analizar algunos sucesos. El nacimiento de mi nieto fue bastante extraño.

—Padre, acaso dudas de…

—No, claro que no. Lleva nuestra sangre. —Respondió seguro. — Solo que durante su nacimiento solo estuvieron presentes Orochimaru, Itachi, Mikoto, los asistentes de Orochimaru. Todos los siervos fueron del clan Uchiha.

—Bueno es algo bastante normal ¿no? Los omegas solo confían en omegas cercanos. —Contraatacó Tsunade. — No sería la primera vez que intentasen asesinar a una madre parturienta o al cachorro.

—Lo sé. —Dijo Minato. —Pero tu esposo se ofreció a asistir ¿verdad?

La general asintió.

—No se le permitió. Estuvieron muy alejados de todo.

—Pero estuvo Karin Uzumaki presente. —Respondió la Senju.

—Pero ella es alumna de Orochimaru. Y ahora Orochimaru es prometido de Fugaku. No lo sé, me siento un poco nervioso.

—Padre. ¿Ahora eres tú el que desconfía?—Intervino Naruto, sintiéndose como si le insultasen. — No voy a permitirte que faltes a mi esposo. Además Orochimaru lo salvo y a mi cachorro.

—Y será recompensado, hijo. Es solo que me doy cuenta que Fugaku tiene una gran cantidad de omegas a su alrededor, a los cuales puede ejercer poder como desee.

Era reconocer un propio error. Jiraiya no quiso acotarlo, pero sabía que Minato se lo estuvo preguntando. ¿Acaso no estaba dándole demasiado poder a Fugaku Uchiha?

 

—Padre, eso acabará cuando muerda a Sasuke. Pasará a ser de nuestra casa junto a mi cachorro.

—Quizás solo estoy siendo paranoico por las traiciones que hemos sufrido. —Comentó incómodo el gran líder.

—Lo estás. —Acotó Tsunade. — No debes de preocuparte por ello. Cuando Dan tuvo a nuestro hijo, sus primos no permitieron que ni siquiera yo ingresase al parto. Es natural en omegas sentirse seguros con su gente. Si tienes esa sensación es por  todo lo que hemos pasado.

 

Minato asintió. Levantó la mirada dirigiéndola hacia su maestro. Jiraiya normalmente hubiera intervenido a favor de Orochimaru pero se portaba extrañamente serio y quieto.

 

—Padrino ¿Qué opinas?

 

Jiraiya había estado rememorando el día en que  Orochimaru le propuso huir juntos.

 

—Lo que yo creo es que no debemos permitir que suceda lo que el clan Hyuga hizo. —Sentenció.

— ¿Piensas que los Uchiha nos quieren traicionar?

—No, necesariamente. Pero se les puede subir el poder a la cabeza. Eran personas que vivían alejadas de la guerra del juego de poder y las traiciones. Podríamos decir que entradas a nuestro mundo podrían aprender mal. —Razonó.

 

El gran líder y los demás comprendieron a que se refería. Jiraiya estaba en su faceta de general, intentando parecer haber olvidado sus celos por Orochimaru. Así que intentaba hablar neutralmente sin enlodar el nombre de Fugaku. Meditaba al respecto: un alfa que ha vivido encerrado casi como un campesino de pronto tiene acceso a tanto poderío, podría dejarse seducir por este.

 

—Mucha razón hay en tus palabras, Jiraiya-sensei—Inclinó la cabeza con respeto el gran líder. — ¿Qué propones?

—Que lo desintegres. —Comunicó frío.

— ¡Padrino!—Se quejó Naruto.

—Anexarlos poco a poco. —Continuo Jiraiya.

—Explícate, Jiraiya—Intervino Tsunade

—Es bastante simple. —Jiraiya bajo la voz dotando de misterio y mayor seriedad el asunto. — Quítale poder de a pocos hasta que solo sea tu buen suegro. —Una pizca de malevolencia escapó de sus labios. ¿Habría cierto resentimiento? —  Su esposa no va a darle más hijos. Debes de asegurarte que el siguiente líder del clan sea alguien bajo tu poder, Minato. Tu primogénito alfa con Itachi deberá ser el heredero del clan Uchiha o lo que quede de él. Pero debe ser entrenado en la corte. Separa a Sasuke e Itachi de su padre. Ambos deben criar a tus hijos y nietos a la usanza Namikaze. No deben recibir influencia de su abuelo. Nuestro mayor error con Hinata fue dejarla en manos de su padre y hermana.

 

—Es razonable lo que dices—Apoyó Tsunade—Es por su bien. —Coincidió, olvidando a propósito como se manejaba la situación en su propio hogar. —De hecho creo que habría de casar a su sobrino, ese muchacho que siempre está al lado de la dama Mikoto. —Recordó rápidamente a Sai. — Es un omega y aunque no hemos visto su rostro debe ser de buen ver y educado como sus primos. Déjame que premie a uno de mis generales más antiguos con él. De esa manera el jovencito pertenecerá a mi casa, vivirá lejos de su gente.

 

Tsunade también pensaba con agilidad: Vio la oportunidad correcta en medio de la discusión para tomar su pedazo de recompensa, con la cual se ganaría la lealtad de sus propios jefes militares.

 

 —Se lo daré como esposo para alguno de sus hijos o nietos.

 

Ella también hizo de lado la posibilidad de que las palabras del general Jiraiya estuvieran impregnadas de resentimiento por la pérdida y el matrimonio de su amante. Si Orochimaru iba a casarse con otro, no sería un gran general o líder sino alguien que esté en manos de Minato y el consejo. Es a lo que había concluido Jiraiya.

 

Naruto se mordió el labio inferior. Estaban repartiéndose a los miembros del clan de su esposo en su cara. Deseaba intervenir, pero en el fondo entendía que era parte de la política que manejaba su padre. Y no estaba en época de retar a este.  Sabía que aquella noticia molestaría y entristecería Sasuke. Pero de esa manera él también estaría más tranquilo sobre sus antiguas sospechas.

 

—Prometí que uno de los hijos de Sasuke sería par el clan Uchiha. —Recordó Namikaze.

—Cumplirás tu promesa, pero deberá ser entrenado por nosotros. Yo me ofrezco a ser su maestro así como lo fui de ti y de Naruto—Propuso Jiraiya.

—Te lo agradezco, padrino. Pero yo mismo quiero entrenar a mi hijo. Memma es  mi primogénito y…—Intervino de inmediato Naruto.

—Tu primogénito debe de recibir la instrucción de los mejores, ahijado. ¿Acaso no me consideras adecuado?

—Claro que sí´tebayo. Eres el mejor maestro. Pero…—

 

Memma era un tema en el que Naruto no deseaba ceder. Adoraba a su hijo y no deseaba entregarlo a otro como él fue entregado. Su padre no pudo hacerse cargo de él, pero en cambio él quería ser diferente para con su cachorro.

 

—Hijo, tu estarás ocupado y tu esposo también. Ambos deberán aprender. Además, ni bien tu cachorro deje el pecho deberá pasar a las manos de una nana: Sasuke deberá encargarse de ti, de sus responsabilidades y de encargar otro cachorro.

 

El rubio palideció levemente. Nuevamente supo que aquello no sería del agrado de Sasuke. Pero era lo que se acostumbraba y esperaba de los omegas de la corte guerrera. Hijos, herederos, la crianza de estos…ese era el futuro que tendría Sasuke a su lado.

 

—Es cierto, pero… ¿qué va a pasar con mis nuevos hermanos?

—Los hijos que me de Itachi…. —Habló Minato con voz seria. — Lo he decidido: Uno de mis hijos deberá casarse con los hijo de Yahiko así cerrar la dinastía. El siguiente deberá hacerse cargo del clan Uchiha y otro finalmente del clan Hyuga. Los demás cumplirán la promesa con los Inuzuka, dependiendo como los enfrentemos.

 

Minato había calculado un mínimo de cinco hijos dada la edad de su prometido. Además no descartaba tener hijos con otro esposo o concubino. Se había encaprichado con el Uchiha, pero no restaba que pudiera tomar más parejas en el futuro.

 

—Pensé que uno de los hijos de Neji tomaría el control de los Hyuga. —Intercedió Naruto.

—De ninguna manera. Luego de lo sucedido…es imposible. Los hijos de Neji serán ayuda de mis hijos y tus hijos con Sasuke. Desde pequeños debe quedarles clara su posición. —Anunció sin un toque de duda.

—Pero, padre, serán mis hijos también.  Yo no quiero que se odien.

—Hijo, es matrimonio o guerra. Cada quien cosecha lo que siembra. No se puede evitar. —Minato estaba ligeramente más ofuscado. — Tus hijos con Neji y mis demás fuera de  Itachi deberán ser quienes enlace y unifiquen los clanes que nos sostienen. Omegas o alfas deberán de cumplir con su deber.

— ¿Acaso eso hubieras hecho conmigo? Entregarme al enemigo. —Preguntó con cierto tinte de dolor en su voz.

—De ninguna manera, Naruto. Mis hijos con el joven Uchiha son necesarios. Itachi me gusta y es alguien especial. Sin embargo, tú eres hijo de mi omega destino, mi primera esposa. Eres especial, Naruto. —Dijo solemne.

 

No le agradaba pensar en los pobres niños que aún no habían nacido. Pero escuchar aquellas dulces palabras de su padre le hizo sonreír.

— ¿Qué pasara con los hijos que Orochimaru le dé a Fugaku?—Expuso Jiraiya bastante interesado.

—No creo que Orochimaru pueda parir más de dos. —Respondió Minato. — Lo estuve pensando. Un hijo alfa de Orochimaru heredará todo los soldados,  el equipo especial que tiene y estos a su vez le pertenecerán a los Uchiha. —Comentó Minato.

—Dame a su hijo en adopción—Dijo apresurado Jiraiya.

— ¿A qué te refieres?

—No sería la primera vez que sucede. Que se otorga a un niño en adopción de otro general como cuota de confianza. —explicó. —Dame a su hijo en adopción. Yo lo entrenaré, recibirá mis técnicas y será un fiel soldado a tu servicio, Minato.

—Tienes razón, maestro. Si Orochimaru encarga un hijo alfa, se te será concedido en adopción.

—Pero tus esposas, padrino…—Preguntó Naruto.

 

En su fuero interno, el joven heredero estaba un poco indignado y preocupado por las resoluciones sobre vidas que aún no existían.

 

—Ellos lo cuidaran correctamente. —Minimizó el maestro peliblanco.

—Y si nacen dos niños. Tsunade-sama ¿Cree que Dan-san podrá recibir otro niño más?

 

Tsunade asintió con beneplácito. No tomaban en cuenta si su omega podría cuidar correctamente al niño, en sus mentes solo imaginaban las diversas posibilidades separando al niño de sus progenitores.

 

—No será problema. —Acotó la general Senju.

—Si nace omega. Esperaremos el momento adecuado y lo comprometeremos a tus hijos, Tsunade-sama, o a los tuyos, padrino, si es que tus esposos dan frutos pronto.

 

Jiraiya asintió bastante conforme. Los dos generales junto al líder celebraron su acuerdo de palabra con una copa de sake.

 

Por su parte, el rubio menor elucubraba sobre cómo darle aquellas noticias a Sasuke. Era su esposo, serían compañeros enlazados por toda la vida. No deseaba que su relación fuera como las otras. Quería confiar en Sasuke y que este confiase en él. No deseaba que el resentimiento por haberlo alejado de su familia les acompañase por siempre.

 

—Padre, entiendo que debamos separar a Itachi y Sasuke de sus padres puesto que no queremos que estos intervengan en sus vidas como hizo Hiashi con sus hijas y sobrino. Pero deseo pedirte algo. —Se enfrentó Naruto guardando respeto a su superior. — Quiero que Sasuke e Itachi vivan juntos y críen juntos a sus hijos. Son hermanos, Itachi ha sido como una segunda madre para Sasuke. Separarlos les causará tristeza y soledad. Al menos juntos se darán consuelo y se sentirán más fuertes. Somos alfas, pero sabemos que el mundo entre omegas no es menos cruel que un campo de batalla.

 

—En eso tienes razón, Naruto. —Comentó con orgullo Tsunade. —Dan me lo ha manifestado varias veces. A veces los alfas no podemos prepararnos para las triquiñuelas de otros omegas envidiosos.

 

Minato se quedó pensativo: Un omega sin el apoyo de su familia de origen era un omega desprotegido. Sin siervos en los cuales confiar era como estar sin escudo en un campo de batalla. Por más que fueran sus esposos principales, la envidia era algo natural entre los omegas de menor rango o menos favorecidos. Deseaba que no fuera así, pero las campañas militares a veces se llevaba tanto tiempo que cuando prevenían un ataque el omega ya había fallecido o abortado. Todo ello por la acción de sirvientes de otras casas.

 

—Tienes razón, hijo. Además no siempre estarás al lado de Sasuke. Ocupes el castillo que ocupes deberás tener tus aposentos para ti mismo. Sasuke deberá tener los suyos al lado de los cachorros. Tú no debes de distraerte en ello. Itachi y Sasuke tendrán sus aposentos juntos tanto en el castillo Namikaze como aquí cuando Itachi se haya enlazado conmigo.

 

Naruto asintió bastante complacido con aquel logro. Al menos podría brindarle cierto consuelo a su esposo con quien quería iniciar una vida nueva.

 

—No debes distraerte por miedo a qué le suceda. —Intervino el rubio mayor ante la mirada soñadora de su hijo. —  Te lo permito ahora porque te ha otorgado a tu primogénito alfa. Además, cuando lo vi sentí que no tendría descendiente más fuerte que él.

—Pero quiero involucrarme. Yo no deseo…

 

El gran líder sabía que su hijo nuevamente le solicitaría no desposar más omegas, pero aquello era imposible.

 

—Lo entiendo, hijo. Pero decías lo mismo por Hinata y ahora estas feliz con Sasuke.

 

Naruto no pudo refutar las palabras de su padre. ¿Acaso aparentaba ser alguien muy poco comprometido? Recordó el temor que su azabache le había confesado sobre ser dejado de lado el día que apareciera una belleza mayor y más joven que Sasuke.

 

—Cuando tus otros esposos te den hijos también serás feliz. Por supuesto nunca como cuando tu esposo principal te los de. Pero si nace un hijo más fuerte que Memma y su madre lo cría con  más esmero que Sasuke, deberá ser tu heredero. De todas maneras debes de tener numerosos hijos con todos tus esposos y concubinos. —Su tono no era alto pero se sentía la firmeza de sus órdenes en cada sílaba. — Sasuke debe de apoyar a todos tus esposos, a todos tus hijos sin descuidar los propios. Tu hogar será dirigido por Sasuke. Tu obligación es concentrarte en tus deberes como mi heredero.

 

Aquello sonó tan triste para Naruto. El solo imaginar separarse de Sasuke, no poder oír sus gorgoteos cuando dormía. Abrazarlo y sentir las pocas caricias que entre dormido le brindaba Sasuke como una madre a su crío no estarían permitidas. Solo podría dormir con Sasuke cuando desee tener  sexo con él.  

 

Tendría una vida solitaria aunque compuesta por muchos esposos y amantes, hijos y quizás nietos. Así como su padre. Se siento patético por haber soñado con una vida al lado de solo una persona. Era algo imposible. De hecho Neji también era su esposo. Uno al que tenía abandonado. Darle preferencia a Sasuke lastimaba a Neji y dañaría a sus esposos y amantes en el futuro.

 

—Pensé que sentirías lo mismo que yo, pero por Itachi, padre.

 

El mayor desvió la mirada. Minato sentía una pizca de vergüenza, un golpe a su orgullo de alfa. Aquel jovencito logró enloquecerlo tanto que no se reconocía.

 

—Últimamente he sentido que no le agrado lo suficiente. —Murmuró.

—No será, Minato, que te has encontrado un nuevo capricho en los brazos de la Oirán que te trajeron.

 

Jiraiya parecía bastante entusiasmado por que su alumno tuviera una vida sexual más activa que los últimos años. Esa Oiran era la más costosa de la casa. Aunque su fama habla sobre  su juventud junto a su larga experiencia en las artes amatorias.

 

—No te lo voy a negar. La sabiduría de una Oiran es muy vasta y sorprendente. Sin embargo, también es bueno platicando y explicando las artes del amor, los trucos y demás.

— ¿Acaso piensas que Itachi ha utilizado trucos bajos para seducirte?

 

Eso era lo que había considerado en un principio. Y es que aunque fuera muy poco, Minato había sentido una sensación extraña cuando Sasuke pidió permiso a Itachi para que Naruto viese a su cachorro. Podría haber estado absorto en el nacimiento de su nieto, pero Minato no había logrado someter gran parte del País del Fuego por pura batalla. Era bastante observador.

 

—No me extrañaría que así fuera. —Respondió Minato, sintiendo un sabor amargo en su boca. No le agradaba saberse blanco del capricho de un joven, y que este no le deseaba de verdad. —Sin embargo, sigo creyendo que debo de tener otro esposo y que Itachi es ideal para ello. Pero como tal debe asumir sus responsabilidades y su lugar.

 

Las dudas de su padre sorprendieron a Naruto. Comenzó a  preguntarse si debería albergar aquellos titubeos sobre Sasuke.

 

Pero, en su caso, su omega no había mostrado sumisión ni cariño antes. Los sentimientos entre ellos se habían dado poco a poco. No quería creer que sus antiguas sospechas habían estado fundadas.

 

—Debemos hablar ahora de cómo será el viaje. —Cambió radicalmente el tema. La incomodidad de padre e hijo era palpable. Jiraiya y Tsunade solo asintieron.

 

Todos se sometieron en dar sus opiniones sobre la travesía que les deparaba.

 

……………………..

 

Los omegas no sufren de periodos menstruales como las betas féminas, además sus embarazos suelen ser más llevadores, lo que les permite y alienta a tener varios hijos para su alfa. Su recuperación post embarazo era también mucho más rápida que la de los betas. Sin embargo sí necesitaban de tal periodo.

 

 Sasuke finalmente se sentía repuesto del parto por completo. Estaba seguro que le había tomado menos tiempo que a un omega corriente. A pesar de ello, Orochimaru había declarado que aún no era tiempo para cumplir con sus deberes carnales con Naruto. Lo cual era bastante afortunado pues no sabía que podría obtener de un encuentro intimo dada su nueva naturaleza y la marca que había quedado en su hombro. Aun así cada día que se vestía, maquillaba esa zona lo mejor posible para que pudiera pasar desapercibida por si Naruto intentaba algo.

 

El joven Uchiha pronto necesitaría ponerse a entrenar para el día del golpe, pero debía idear muy bien ello para no ser descubierto.  Sus pensamientos intentaban concentrarse en tales hechos venideros.

 

Esa noche, ya vestido con una yukata para pernoctar, ingresó a la habitación donde dormía al lado de Naruto. A primera vista no lo encontró, pero escuchó su voz. Provenía del patio trasero de la enorme habitación que por capricho del rubio compartían.

 

 La puerta estaba ligeramente corrida, dejando ver el hermoso jardín que tenían a su privada disposición.   Abrió un poco más la puerta y salió. Sus cabellos fueron mecidos por el ligero viento que corría desde los árboles.

 

Su esposo alfa permanecía sentado, con las piernas colgando en el límite del suelo de tatami, arropando a su cachorro. Contaba al cachorro algunas de sus batallas más heroicas. Memma tenía los ojos abiertos, observando atento a su padre.

 

—Se puede enfermar, Naruto. —Intervino Sasuke ligeramente incómodo por la imagen.

 

El rubio alzó la cabeza hacia su omega. Sonrío ampliamente.

 

—Por supuesto que no. Mi hijo es fuerte. Además lo tengo muy bien abrigado.

 

Sasuke no dijo más. Resopló y se sentó al lado de ellos sobre sus rodillas con la columna recta. Por su parte, Naruto agrandó su sonrisa. El azabache era elegante con una naturaleza bastante irreal. Todos los omegas que el alfa conocía tomaban esa postura al sentarse, pero era claro que estaban calculando sus movimientos. Ese no era el caso del Uchiha: Sus movimientos eran continuos y fluidos como si no los  pensara ni calculara.

 

—No puedo entender cómo puedes ser tan odiosamente perfecto´tebayo.

— ¿A qué te refieres?—Preguntó con curiosidad.

—Siempre tan refinado, pulcro y todo eso…

—Ahh estas envidioso porque eres un desastre.

— ¡Claro que no´tebayo!

—Me parece que sí —Se burló Sasuke—Pues es simple: educación.

—Yo también recibí una gran educación.

—Ummm pues no le haces honor. —Comento sarcástico.  

 

Mientras discutían Memma intentaba alcanzar los cabellos rubios de su padre. A la luz de las farolas de aceite, las hebras rubias brillaban tenuemente. Sasuke también lo percibió y no pudo negar que le gustaba. Le parecía hermoso el cabello dorado de Naruto. Incluso su rebeldía denotaba la vitalidad de su dueño.

 

—Dámelo. No haces más que mantenerlo despierto. Ya debe de dormir. —Susurró Sasuke.

 

El alfa solo hizo un puchero de terquedad. Quería acaparar el mayor tiempo que podía con su hijo. Sentía un desasosiego previsor. Lo atribuía a las palabras de su padre. Desde esa reunión suponía que los siguientes meses no serían fáciles de lidiar.

 

—Sasuke, no debería de advertírtelo pero no quiero que exista desconfianza entre nosotros.

 

Uchiha parpadeó confundido.

 

—Mi padre ha ordenado que poco a poco separemos a tu hermano y a ti de vuestro padre. Sabes…. —Dudó. — Nuestros hijos deberán de recibir solo la usanza Namikaze. Pedí a mi padre que no te separen de Itachi. Sé que ustedes tienen un lazo especial. Además se necesitarán en la corte. Ya que una vez nos casemos tendré nuevos deberes que asumir.

 

El silencio de Sasuke asustó a Naruto. Pensó que patalearía, pero este simplemente asintió.

El heredero de Minato no se esperaba una reacción tan calmada. A pesar que Sasuke seguía siendo un misterio inescrutable para el alfa, al menos podía dar fe ciega de que su esposo adoraba a su hermano y familia.

 

— ¿Estás de acuerdo?

—No lo estoy, pero fui criado para hacer lo que debo de hacer. —Respondió solemne.

 

Aquellas palabras, por supuesto, no significaban  lo mismo que Naruto había mencionado pero así fueron entendidas.

 

El heredero de la Alianza nuevamente se sintió invadido por la zozobra. Así que tomó la mano de Sasuke y la llevó a su boca para darle un beso. Luego, se acercó a él y acarició su rostro. Lo atrajo hacia su rostro. Sasuke se acercó a Naruto apoyando sus manos en sus hombros. El alfa tanteo los labios del pelinegro. El Uchiha entreabrió los labios para aceptar el contacto e incitarlo a ingresar en su boca.

 

El rubio con pasión unió sus labios. Sus lenguas comenzaron a acariciarse, absorberse dulcemente. Entrecerraron los ojos mientras se entregaban al contacto. Al mismo tiempo que se besaban, Sasuke movía su cola sin cesar.

 

Cuando se separaron ambos tenían la respiración agitada así como su piel ardiendo de deseo.

 

Aun en medio de la nubla sensual que se había cernido sobre ellos, dirigieron sus miradas a Memma. El pequeño se había quedado dormido en brazos de su padre alfa. Ambos no pudieron evitar sonreír a su particular manera.

 

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La tensión dentro del clan de las serpientes blancas no podría ser contenida mucho más tiempo. Incluso, Orochimaru sentía la presión de todos. Realmente, él no se sentía especialmente ligado a los demás miembros de su clan, pero sus rostros de desesperación, tristeza y odio hacia él lograban quitarle energía.

 

Casi como si estuviera escrito un enfrentamiento tuvo lugar: Un alfa de una de las familias más nobles se atrevió a retar al actual líder, el padre de Orochimaru. La gran sabia, abuela del niño, tuvo que permitirlo. Y es que su hijo debía de demostrar que su liderazgo era merecido. Y si le habían lanzado un reto era porque ya no confiaban en él.

 

El duelo se dio. Aunque la madre del retado aparentase, serenidad y objetividad, Orochimaru pudo oler su miedo latente. Quien no pudo controlar sus gritos fue su joven madre: Su aroma demostraba cuan aterrada se encontraba; después de todo, se trataba de su alfa destino.

 

Orochimaru intentó imitar a su abuela y construir una máscara de serenidad y frialdad.  A pesar de sus esfuerzos,  de a momentos el aroma agrio del miedo por perder a su padre se expelió de su cuerpo. Algunos giraron su rostro hacia ellos, regalándoles miradas de alegría por demostrar sus sentimientos.

 

—Nunca serás uno de los nuestros, pequeño príncipe. —Le dijo uno de los adultos.

 

El pequeño no recordaría su rostro con claridad a lo largo de su vida,  pero sus palabras quedaron caladas en su ser para siempre. Nunca pertenecería a ningún lugar.

 

Luego de un ir y venir de golpes, encontrones de kunais, patadas bloqueadas, giros y un despliegue sin igual, el padre de Orochimaru venció. Irregular a la tradición nadie aplaudió de inmediato. Todos habían creído que finalmente podrían tomar sus destinos en sus manos y librarse de la familia que los gobernaba.

 

Sin embargo, poco a poco tuvieron que felicitarlo aunque había desgana en cada aplauso.

 

Aquello fue el anuncio de que la mayoría de los del pueblo les denegaba su aprobación para continuar gobernando. Dada su fortaleza, solo les quedaría un camino para sacarlos del poder: La traición.

 

Esa noche tuvo un sueño de un par de horas. Su abuela, la gran sacerdotisa y sanadora del clan de las serpientes,  le despertó agitada.

 

—Pequeño, debemos hacerlo hoy mismo.

 

El joven omega entendió de inmediato  a qué se refería. Así que asintió, acallando sus nervios y ansiedad. No podía permitirse dificultarle el trabajo a su familia.

 

Bajaron rápidamente pero en silencio. Su abuela le llevó de la mano hacia uno de los salones más profundos de su vivienda.

 

Cuando arribaron, ya estaba todo dispuesto. El círculo de convocación a Orochi, los pocos sacerdotes en que su abuela confiaba, su padre y su madre habían tomado sus posiciones.

 

Ni bien llegaron,  adultos se tomaron de las manos e iniciaron a  convocar a su Dios. Orochimaru fue tendido a un lado del pequeño templo que había construido en honor al dios serpiente.

 

La temida serpiente fue apareciendo, primero traslucida y luego cada vez más notable, su grandeza y aspecto asustó al menor pero se contuvo de demostrar alguna emoción.  El poderoso Dios creció hasta traspasar el tejado, rompiéndolo en el proceso. Era claro que todos ya habrían notado que fue convocado. Pronto se cernerían sobre ellos sin buenas intenciones.

 

—Mi descendiente, mi amo, nuestro Dios Yamata no Orochi—Anunció su abuela.

—Humana ¿Por qué no has esperado el momento oportuno?—Habló como si acallara un bostezo.

—Mi señor, debemos confesarle que nuestros propios hermanos han caído en la codicia y reniegan de vuestra elección.

 

La serpiente despertó por completo, luego de un chasquido, abrió sus fauces furioso.

 

—Como hozan atreverse a siquiera cuestionarme. ¡Mis órdenes son absolutas!—Dijo entre siseos espeluznantes.

—Han planeado un golpe de estado y asesinar a su recipiente, su premio. —Respondió la sacerdotisa aun arrodillada ante la deidad.

 

Yamata no Orochi emitió un rugido furioso. Su deseo de dormir dentro de un humano y conocer el mundo era enorme. Hubiera deseado esperar a que su elegido fuera más fuerte para que supiera controlar sus nuevas habilidades. Sin embargo, no estaba dispuesto a dejarlo morir.

 

El dios era como la mayoría de criaturas divinas, un ser  petulante. Escogió a Orochimaru por su sangre mixta: Por un lado, el omega era el descendiente de sangre del sacerdote que lo convocó; por otro pertenecía a la nobleza humana. No admitiría a un humano cualquiera como su contenedor. Además, aquel rostro que veía era bello y sin sentimientos. Aunque no lo anunciara, Yamata no Orochi estaba satisfecho con el físico que tenía su contenedor.

 

—Bien, humana. Haz tu hechizo. Voy a tomar el cuerpo de tu nieto omega. El que sea omega es lo mejor, así pasaré a su primer hijo de forma simple. No te preocupes, aunque tu mueras te aseguro que tu nieto estará a salvo de la codicia de cualquier humano.

—Gracias, mi señor. —Los ojos de la anciana rebosaron de lágrimas de alivio. Su propia vida era insignificante al lado de la de su nieto.

 

El hechizo prosiguió. Orochimaru ya no pudo contener sus emociones, así que grito alto con lágrimas en los ojos. El gran Orochi se deshizo en innumerables de serpientes de energía que fueron ingresando al cuerpo escogido, invadiendo sin descanso. La energía que recibía era sin igual. No lo sentía simplemente acurrucándose en su ser sino que tomaba posesión de cada parte de su carne. Fue doloroso, cansado y traumático para el niño, no pudo evitar continuar  llorando y llamando por compasión a su abuela. Ella continuó con los rezos que permitían al Dios tomar cada parte del cuerpo del omega así como su corazón. Cuando esta energía llegó al órgano vital, Orochimaru lo sintió como la mordida de una serpiente y pronto una energía se deslizó por todo su pecho, sintiéndolo como un veneno paralizante.

 

Luego de un periodo que para el omega fue interminable la transferencia finalizó, cayó de costado agotado y adolorido. Su boca estaba seca y con un saber a ponzoña, no podía hablar ni moverse por su cuenta. Pero su nariz pudo percibir el aroma del aceite quemado.

 

—Abuela…—Emitió un quejido débil.

—Debes de irte, hijo. —Susurró la anciana con aspecto fatigoso y triste.

 

No comprendió. Su abuela le brindó un abrazo asfixiante que no pudo devolver, su padre le dio otro. Después, le cargó y le depositó en brazos de su llorosa madre, a quien le dio un beso en la coronilla. No comprendió nada.

 

Su madre salió por la puerta trasera, se montó a un caballo y lo recostó a él de panza. Su vista seguía nublada. Había tres jinetes más alrededor de ellos como una escolta.

 

— ¡No pares!

 

Quiso gritar por su abuela y padre. Pero su cuerpo estaba inmóvil, fuera del alcance de su voluntad. Su madre continuó la cabalgata hacia lugares desconocidos, sin mirar hacia atrás.

 

Ese fue el último día que volvió a ver a su padre y abuela.

 

Inoportuna casualidad: Aquel día en que el grupo que deseaba exterminar a la familia gobernante también fue el día en que sus enemigos los habían encontrado. No fueron los enemigos de su abuelo materno ni ninjas, fueron guerreros bushi. Más tarde, Orochimaru se enteraría que fueron del clan Namikaze y Senju en coalición con otros pequeños clanes a los que curiosamente el clan de las serpientes blancas había servido en misiones. A ninguno le importaba la suerte de un grupo de ninjas, si a cambia obtenían la protección de Senju y Namikaze.

 

Aquella noche su clan fue liquidado. Hubo grupos que en plena confusión pudieron huir, los cuales guardaban sincero rencor hacia Orochimaru. Otros que al ver que estaban siendo invadidos dejaron sus armas y se postraron ante los poderosos señores, para indicarles quienes eran los líderes. Algunos se pusieron de nuevo al lado de sus líderes. De igual manera todos los que no lograron huir fueron liquidados.

 

Cuando Orochimaru despertó, su cama no era la que conocía ni su habitación. Su madre estaba vestida de manera ostentosa y muchas lacayas les custodiaban, mientras detrás de ella, un hombre de porte elegante y frívolo le miraba significativamente.

 

—Es hermoso. No dudo que podré encontrarle un buen marido. Finalmente han vuelto a su hogar, mi hija, mi hermoso nieto.

 

Desde ese momento su corta vida como noble dio inicio. Y también la máscara que con los años sería perfecta.

 

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Kakashi Hatake, con el correr de los meses, se hizo un espacio significativo en la vida de varios Uchiha. Por lo que el líder del clan tuvo claro que debía de ocuparse de investigarlo adecuadamente. No solo Obito parecía encariñado con el peliblanco, sino también Mikoto, algunos aldeanos y los niños.

 

Fugaku encargó  la investigación de su pasado en los centro de acopio Ninja. Por supuesto nunca habría datos exactos, pero quería acumular la mayor información sobre el omega. Sin siquiera mencionárselo a su hermano ordenó a un grupo selecto a investigar y recolectar toda información sobre su clan original y su nuevo grupo de huérfanos.

 

Unas semanas más tarde obtuvo la información requerida. Fue entonces que corroboró la aniquilación de su clan, realmente no quedaba nadie aparte de él del mítico clan de los lobos blancos. Además,  se murmuraba bastante sobre la existencia  de un grupo de huérfanos antes dirigidos por un omega, grupo que había pasado a ser dirigido por un alfa de una raza desconocida. Se creía que el antiguo omega (Kakashi) que los lideraba había fallecido en una misión.

 

Al confirmar la existencia de dicho grupo,  creyó interesante el poder contactarse con aquellas personas. El Uchiha creía que si Kakashi había impactado en las vidas de sus súbditos notablemente, podría volver a ser su líder a pesar del tiempo transcurrido.  Ser aliados sería beneficioso para ambos bandos, pues los Uchiha querían enfrentar cara a cara a sus clientes lo menos posible.

 

Mientras tanto, el joven omega peliblanco continuaba su rutina diaria con los jóvenes herederos del clan que lo acogía.

 

—Muy bien hecho, Shisui—Felicitó Kakashi mientras se limpiaba el sudor.

 

El joven alfa crecía a buen tamaño. Estaba seguro que agilidad no le faltaría el día que tuviera su debut como ninja.

 

Kakashi había esperado estar presente. No podía negarlo, se había encariñado con ambos niños. Sin embargo, aun deseaba regresar con su gente y Yamato.

 

El entrenamiento era observado Obito, Él solo aceptaba misiones si estas eran extremadamente peligrosas para otros miembros de su clan. Seguía insistiendo en atraer a Kakashi de alguna manera. Se rompía la cabeza intentando dilucidar como haría para romper el compromiso de lealtad que Kakashi había otorgado a ese alfa.

 

Aquello tampoco pasaba desapercibido para el líder Uchiha. El capricho de Obito por Kakashi no disminuyó con el paso de los meses, sino que se hizo más apasionado y terco. Había dejado pasar demasiado tiempo para decidir sobre el destino del peliblanco, pero ya teniendo las pruebas de la veracidad de sus palabras, podía tomar una solución al respecto. Fugaku era bueno asumiendo sorpresas y transformándolas a su beneficio.

 

El líder convocó a una reunión para dar anuncio sobre la sentencia final de Kakashi. Una vez que los miembros del consejo recibieron la decisión tomada, se reunió con los involucrados.  Su esposa y compañera se dispuso a su lado. Mientras que el lobo blanco junto a Obito se dispusieron al frente.

 

—Hemos verificado parte de la información que nos brindaste. —Comunicó Fugaku.

 

Kakashi se sorprendió por ello. A la vez un anhelo y miedo creció dentro de sí.

 

— ¿Han contactado con Yamato?

—Por supuesto que no, pero existe un alfa que tiene un clan compuesto por niños huérfanos. Coincide mucho con tu descripción.

 

El corazón de Kakashi latió apresurado. Que Yamato estuviera aún vivo y cuidando de su gente le suministraba aliento. Una sonrisa se dibujó fina en sus labios para disgusto de Obito.

 

—Supongo entonces que ya han tomado una decisión con respecto a mí. —Intervino nervioso el peliblanco.

 

Fugaku resopló. Sintió la pesada mirada de su hermano sobre él. “No lo eches fuera de la aldea” casi le sintió en voz propia.

 

—Sí, así es. —Tomó un poco de aire e ignoró a su hermano—Hemos decidido que queremos formar una alianza contigo.

 

Ni Obito ni Kakashi se lo habían esperado. El joven peliblanco se había sentido como un prisionero en situación cortés, por lo que nunca imaginó que poseyera algo con que tranzar su libertad.

 

— ¿Crees que tus amigos te aceptaran como su líder nuevamente?—Preguntó de inmediato el alfa mayor.

—Lo harán, pero… ¿qué clase de alianza desea?

—Es simple, Kakashi. Nuestro anonimato es lo más preciado, mucho más que los demás clanes shinobis. Una aldea tan grande no podría mantenerse si los otros señores no pensaron que somos simples aldeanos.

 

Kakashi asintió comprendiendo las intenciones del líder.

 

—Entiendo. ¿Quieres que nosotros cubramos sus rastros?

—A cambio te ofrezco más que un asilo sino un hogar para los miembros de tu clan. Estoy seguro que no solo tienes guerreros, sino heridos, tullidos, enfermos, omegas preñados, niños pequeños y ancianos. Todos ellos podrán establecerse sin problema dentro de nuestro territorio. Sé que no son muchos así que no habrá problema. Así como tú podrán mantener su independencia y no es una obligación el que se enlacen con miembros de nuestro clan.

 

Kakashi estaba estupefacto. Le estaba ofreciendo todo lo que había deseado para su gente. Aunque claro, también era arriesgado para él y los combatientes, ellos darían la cara por sobre los Uchiha para que estos mantuvieran su anonimato. Y es que había comentarios que seguro llegarían pronto a oídos de los altos señores.

 

—Fugaku-sama, le agradezco su oferta. Sin embargo debo de consultarlo con mi gente, con Yamato. —Se inclinó con respeto.

—Lo entiendo. Sin embargo comprenderás que no podemos dejarte ir tan libremente. A encontrarte con él te acompañara un grupo nuestro.

—Lo comprendo. —Asintió con una marcada reverencia. Se encontraba postrado ante Fugaku con el respeto que le rendía a sus clientes. Y aun así creía que fuera suficiente ante la propuesta por la que había soñado toda su vida.

—Si vemos el menor atisbo de traición. No dudes que acabaremos contigo.

 

Así como habían sonado llenas de verdad su amable ofrecimiento, también sonó peligrosa su advertencia de destruirlo.

 

—No importa que mi hermano te considere su pareja, la traición se paga con la muerte. Y no se la perdonaría ni a mis hijos  o esposa. Y ellos lo saben, no me perdonarían una traición a mí tampoco.

 

Kakashi vio como Obito se mordía los labios. Era un pacto Uchiha que ni siquiera por estar encaprichado con él podría revocarlo. Lo comprendía. Existían ya muchas murmuraciones sobre ese secreto clan. Si estas eran confirmados una lluvia de ninjas les llovería y asesinarían a toda la aldea llena de gente que jamás había cometido un crimen en su vida.

 

—Si en todo caso Yamato no está de acuerdo me traería a la gente que desee seguirme. Y solo a ellos les permitiría el conocimiento. —Replicó con cuidado. Inclinó más su cabeza. — Le juro que nunca revelaría información sobre ustedes. Me han tratado como jamás lo habría esperado. Y me ofrecen lo único por lo que he luchado desde que mi clan fue aniquilado. —Decidió liberar su deseo.

 

—Eso espero. —Sentenció Fugaku con voz gruesa y demandante. — Sería mucho más fácil entregarte a mi hermano como su omega, pero nosotros no queremos esclavos. Aun así, debes de pagar tu deuda con mi hermano. Deben llegar a un acuerdo, por supuesto no puede pedirte pasar un celo, morderte, desposarte o cualquier cosa que comprometa tu libertad y libre determinación.

 

Obito le dirigió una mirada recelosa a su hermano. Había imaginado que cerrarían el acuerdo con un matrimonio.

Fugaku conocía muy bien a su hermano. Y, como hermano mayor que era, sabía lo caprichoso y terco que este podía llegar a ser.

 

Luego de aquel intercambio, Kakashi siguió a Obito como un sonámbulo a sus habitaciones. Era un ambiente bastante grande, ventilado que daba un jardín privado. Esta contaba con una sala, dos habitaciones aparte de la principal que correspondían al alfa, junto con una biblioteca privada. Seguramente era su espacio por derecho de nacimiento. El omega supo que muchos de los de su clase sexual estarían encantados de compartir aquellas estancias con el alfa. Pero no era su caso.

 

Kakashi se sentó frente al otro con gesto juicioso. Intentando demostrar el mayor respeto posible ante el título de Obito y el acto que había realizado al salvarle la vida.

 

—Te agradezco nuevamente por salvarme la vida y por traerme a tu hogar. —Se inclinó con las manos en el suelo. — Sé que cause un gran problema en tu clan.

—Sabes por qué lo hice. —Respondió rápidamente el alfa. Encontraba penoso ver a quien consideraba como su omega agradecerle por salvarle la vida. Ello era lo normal para un alfa de su clase. Un alfa protege a su omega. Siempre lo había tenido claro, pero con su antigua prometida había sido un deber social, con Kakashi supo lo que era proteger por puro instinto.

 

El extranjero se mordió el labio inferior incómodo. ¿Cómo replicar a aquellas palabras?

 

—Te quiero. —Dijo con absoluta seguridad el mayor. —  Quiero que seas mi omega, mi pareja y compañero para toda la vida.

—Lo que dices es algo demasiado serio. —Respondió un poco escandalizado.

— ¿Por qué arriesgaría mi vida y a mi familia si solo fueras un capricho?

—Obito….

—No deseo nada más de ti. — Soltó con resolución. — No te salve la vida esperando una compensación, pero no me permites demostrarte que soy tu alfa destino.

—Entonces ¿Cómo llegaremos a un acuerdo?—Comentó preocupado el peliblanco. —  Quiero pagarte mi deuda. Cualquier cosa puede ser. Puedo darte mis ganancias en misiones por años, puedo ser tu siervo. Quizás ser tu escudo en las próximas misiones. Ser tu sirviente en tu hogar.  ¿Cómo quieres que pague mi deuda?—Inquirió nuevamente realmente comprometido a saldarlo de cualquiera de las formas mencionadas.

—Te deseo en mi hogar pero no como un sirviente no como una prostituta. Te quiero en mi hogar como mi familia y mi esposo.

 

El joven torció su gesto furibundo. Estaba cansado del acoso del alfa. No contaba con tiempo. Ya había pasado muchos meses desde su desaparición, seguramente su gente le daba por muerto. Él necesitaba correr hacia ellos e informarles que un futuro mejor estaba a puertas de ser tomado.

 

Kakashi era un omega considerablemente menor que Obito, en su mente solo existía su gente y su deber. En la de Obito, su parte animal ganaba mayor peso con cada mes cerca de Kakashi. El alfa se sentía en la edad ideal para formar una familia como correspondía.

 

— ¡Pues no me puedes tener de la forma en que deseas! Tu hermano te lo ha prohibido.

 

La respiración del omega era agitada. Su nerviosismo electrizaba su cuerpo entero.

 

—Mi hermano es el líder y alfa del clan pero no es mi dueño. No puede mandar en mis deseos. Así que no daré tu deuda saldada hasta que me des una oportunidad.

—Pues más te vale que aceptes esta forma como primer pago.

 

Ante los ojos empañados de desconcierto de Obito, Kakashi se fue quitando la ropa. Mientras el rostro del joven peliblanco era serio,  el del Uchiha se transformó a uno lleno de vergüenza. Rápidamente de sus labios brotaron titubeos pusilánimes. No era casto en temas sexuales, había compartido intimidad con su antigua prometida pero no precisamente había sido promiscuo. Kakashi se veía como alguien que tenía una larga línea de experiencia.  Este hecho le molestaba pero también le abrumaba.

 

—Yo no…

 

El omega quedó desnudo rápidamente. Su cuerpo era de músculos firmes, piel blanca y tersa, con proporciones bastante desarrolladas para su joven edad.

 

—No me digas que eres virgen...—Se burló el peliblanco.

 

Obito se sintió golpeado en su orgullo. Por lo que lo atrapó y estampó contra el suelo.

Kakashi acalló un gemido de dolor. Su boca se vio invadida por la del pelinegro.

 

—No quiero que me beses. —Intentó girar su rostro.

—Tú dijiste que cualquier manera estaría bien; así que quiero besarte mientras lo hacemos. Vas a besarme mientras te monto.

 

Los ojos cálidos de Obito habían cambiado, había cierta frialdad que causaba incomodidad en Kakashi.

 

Había lidiado con todo tipo de amantes. Los cariñosos eran los más difíciles pues no podía desprenderse de ellos. Sin embargo, se sorprendió de notar que había imaginado que Obito sería ese tipo.

 

Algo dentro de él quiso pedir al alfa ser menos duro. Pero su parte racional supo que sería mejor verlo como un trabajo. Manteniendo esa resolución, Kakashi dio la vuelta y se puso a ahorcajadas sobre el mayor. Una vez posicionado, le abrió la yukata y le saco el hakama dejando su miembro a la vista. Lo atrapó en sus manos e inició a lamerlo con cuidado. Si hacía que Obito se corriera una vez, la jornada sería menos dura.

 

El alfa  sintió la presión en su miembro por lo que se quebró hacia atrás. Le gustó la sensación. Kakashi sabía cuanta presión poner, como succionar, donde pasear su lengua, como tentar el peligro con sus afilados dientes sin llegar a dañarlo. Era la mejor mamada que había recibido en su vida. Podría ser un momento alucinante, pero solo podía disfrutar y a la vez sentirse rabioso de notar que para su omega era un trabajo que se sabía de memoria.

“Me ve como un cliente”

 

Se sentía fastidiado y dolido. Utilizando la fuerza lo apartó. Lo atrapó del cabello, hizo que se arrodillara mientras él se ponía de pie.

 

— ¡Abre la boca! quiero follar tu boca. —Le dedicó una mirada entre despreciativa y lujuriosa. —  Normalmente no le hacía eso a mí prometida; solo a las prostitutas que me encontraba en otras aldeas, pero ya que deseas ser mi desquite en lugar de mi pareja…

 

 El shinobi más joven había oído esas palabras y otras mucho más desagradables antes, pero nunca le habían afectado. No le agradaba hacia donde iba el asunto. Aun así sonrío.

 

— ¿Crees que no lo he hecho antes? — Se burló. — Puedes tener más edad que yo, pero te aseguro que mientras tú vas yo he ido y regresado mil veces.

 

Obito furioso tomó del mentón al otro. Hizo que abriera su boca y le metió  su miembro. Inició a menearse rápidamente. Pronto le embistió sin cuidado. Sentía una furia tremenda. Gruñidos escaparon de su pecho. No eran solo de placer sino de ira y celos. ¿Cómo podía tenerla tan dura y a la vez su alfa interno sentirse frustrado? No podía concentrarse solo en placer carnal.

 

 Esa no era la manera en que hubiera deseado aparearse con su omega. Los alfas son seres a veces rudos y apasionados en el ámbito sexual, pero un omega con igual pasión podía derretir el corazón de su alfa. Volver el acto en algo más que desfogue animal. Pero el reto y la burla eran algo difícilmente tolerados por un alfa joven como Obito.

 

Para aumentar el disgusto del Uchiha, Kakashi sabía mover bien su boca. Tanto que no le vio tener una sensación de ahogo. Su boca estaba bastante entrenada.

 

Le liberó de los cabellos y se dejó caer a un lado en el suelo.

 

—Móntate, Kakashi. —Le ordenó. — Ponlo tú mismo y haz que me corra.

 

El omega no dijo nada. No estaba sintiendo gran placer, pero lo importante del asunto era que Obito se diera por satisfecho.

 

Se acomodó sobre las piernas del otro. Su cuerpo estaba frío y su propio miembro no estaba excitado, menos su entrada. Así que llevo un par de dedos a su entrada e ingresó a meterlos para preparase.

 

Para su sorpresa, Obito tomó su miembro y empezó a masturbarle. Gimió cada vez más alto.

 

—No lo hagas…—Susurró el peliblanco.

 

El alfa no le obedeció. La otra mano de Obito paseo por su vientre hasta llegar a su pecho y pellizcar cada pezón.

 

Kakashi tembló para gustó del alfa. Sus mejillas se tornaron rosadas. Y su cuerpo comenzó a sudar.

 

—Eres hermoso…—Susurró.

 

El omega tenía la respiración agitada. Un poco de niebla cubrió su consciencia.

Obito continuó acariciándole con cuidado y maestría. Pasó sus manos por sus piernas y muslos hasta sus caderas y nuevamente jugueteó con los pezones.

 

Pronto el omega se sintió listo, por lo que comenzó a penetrarse así mismo. Ambos gritaron de placer. Kakashi comenzó a subir y bajar. Al principio hubo cierta resistencia de su entrada al ingreso del miembro del alfa, pero poco a poco comenzó a lubricar lo suficiente como para comenzar a sentir un placer culposo en el metódico movimiento. Cerró sus ojos y arqueó su cuerpo. Todo un espectáculo para quien tenía a abajo.

 

Obito no pudo contener su impulso, así que le tomó de la cintura y le dio la vuelta.

 

Antes de que Kakashi pudiera responder recibió los labios demandantes de Obito. Entrelazó sus lenguas. El beso era dulce en contraste con las fuertes embestidas que recibía.

 

—Abre más las piernas, Kakashi—Susurró enloquecido por sentirse dentro del cuerpo de su omega.

 

Deseaba gritar, reclamarlo como suyo.

 

Kakashi no emitía gemidos, los silenciaba apretando los labios hasta el punto de dañárselos.

 

—Déjame oírte. —Pidió.

 

Pero, el peliblanco no lo hizo. Más bien apretó con fuerza los labios, acallando gemidos y jadeos que pugnaban por escapar de su boca.

 

—Quiero que gimas—Le ordenó Obito con voz de alfa.

 

Entonces, el omega no pudo acallar más. Abrazó a Obito con brazos y piernas, fundiéndose, sintiéndolo con toda su piel.  Ladeó su cabeza con sumisión y grito de placer ante cada embestida que recibía. El alfa se sintió tan completo. Por lo que apretó más a Kakashi. Se regodeó con su magnífico aroma y comenzó a besar su mentón y cuello expuesto.

 

Sin poder contenerse llenó a Kakashi de su esencia. Pero antes de que su miembro se hinchase, Kakashi lo empujó separando sus cuerpos dolorosamente.

 

El nudo del alfa sin la presión de un omega punzó, lo cual  le exasperó.

 

—La primera cuota está pagada, Obito. —Soltó agitado, sintiendo una desagradable presión en el pecho. — No quiero que te anudes a mí.

—No me siento para nada satisfecho. —Gruñó el alfa.

—Entonces que la siguiente cuota no sea sexo.

 

Kakashi comenzó a vestirse rápidamente. Debía ir con Mikoto para que le preparase un menjunje que evitase quedar preñado. Normalmente era el anudar lo que aseguraba la preñez pero no estaba el todo mal prevenir. Si quedaba preñado de Obito, dudaba que Fugaku le diera tantas libertades.

 

Obito se quedó en el salón, recostado, apretando su miembro para que dejase de dolerle el nudo. Maldijo por haber caído en ese juego que solo se alejaba de sus verdaderos deseos para con Kakashi. Había aceptado que le pagase la deuda de aquella manera y ya no había como echarse atrás.

 

 

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Memma Namikaze crecía de la mano de Sasuke, su tío Itachi, su abuela Mikoto y una cantidad enorme de siervos Uchiha y Namikaze. Era realmente tratado como un pequeño príncipe.

 

Estaba lleno de estímulos y atenciones. A pesar de tener una nodriza, Sasuke intentaba alimentarlo por sí mismo algunas veces, sobre todo para asegurarse que el vínculo que mantenía a su hijo como humano se mantuviese.

 

El pequeño pelinegro no se quedaba dormido rápidamente. Siempre intentaba buscar a su madre ya sea con sus ojos o su nariz. Cuando se aburría de estar en los brazos de algunos de los siervos, lloriqueaba hasta que era devuelto a los brazos de su padre omega. Justo como aquel momento.

 

—Memma, realmente estoy ocupado. Vas a tener que aprender a dormir en brazos de otros, pequeño.

 

Pero el cachorro solo se apoyó en su pecho, clavó sus garritas en la camisa-yukata de Sasuke.  Era su negativa definitiva. Sus ojos llorosos observaban sin pestañear a quien le dio la vida.

 

—Amo Sasuke, disculpemos.

 

Los siervos de cabello rubio se inclinaron en 90 grados. Sasuke se sintió un poco nervioso de tener que mandar sobre ellos. No le era cómodo pues eran un grupo de desconocidos.

 

—Yo me ocuparé de Memma un rato. Pueden encargarse de terminar de empacar.

 

El azabache abrazó suavemente a su hijo. Abrió la puerta trasera de su habitación y observó el hermoso árbol que inicia a florecer. Era una buena época, primavera, para iniciar un viaje sin contra tiempos. Sobre todo porque irían un poco al Norte. Sería un viaje seguro pues las tierras Namikaze estaban cercanas.

 

A aquellas tierras llegarían del clan Senju las familias más distinguidas de la nobleza guerrera y de los acaudalados comerciantes. De igual manera la casta sacerdotal Uzumaki dirigiría la ceremonia de Memma en el templo Namikaze. Solo lo más elevado para observar el nombramiento del bebé heredero.

 

Sasuke estaba nervioso. Debía intentar calmar sus propios instintos. Como esposo de Naruto se esperaba que después de darle nombre a Memma frente al templo, comenzase a alejarse de su cachorro. Pues este debía de ser atendido por las amas de cría, mientras que él solo supervisaría. Para así Sasuke pudiese entrar en celo nuevamente. Además tenía mucho que aprender sobre sus deberes de primer esposo. Sin embargo, como Uchiha la hora del golpe se acercaba.

 

Ese día partirían. Era muy temprano. El suave viento matinal golpeó su cara, envolvió bien a Memma en reflejo. De lo adormecido que el cachorro estaba se despertó, movió su colita y quiso levantar su cabeza, atento a los sonidos que sus orejas de zorro captaban de la naturaleza.

 

En medio del nerviosismo, Sasuke se disparó hacia el confiable árbol. Trepó con agilidad. Y se sentó en una de las ramas intermedias. Aspiró con fuerza. Sabía que había alguien observándolo desde atrás.

 

—Siempre me parece increíble la habilidad que tienes `tebayo.

 

Naruto había ingresado a su habitación. Vio a Sasuke con su hijo en brazos y no pudo interrumpirlo. Cuando el pelinegro abandonó la habitación para dirigirse al jardín trasero, Naruto lo siguió con cuidado. Y el espectáculo de verlo trepar el árbol con su hijo en brazos le dejó anonadado. Debió haberlo esperado pues hizo lo mismo cuando estuvo preñado.

 

—Dobe—Sonrió. —Es nuestra habilidad. Jamás me caería de un árbol. Es imposible.

 

El rubio intentó trepar, pero siempre se le hacía difícil. Maldijo cuando luego de ensuciarse por completo llegó a la rama de Sasuke. Se sentó a su lado.

 

—Aun así, Sasuke. Memma no es un felino como tú. Algún día querrá imitarte.

—No seas tonto, Naruto. Jamás lo arriesgaría.

 

Ambos se quedaron callados luego de sus solemnes palabras. En silencio sintieron el aroma del otro, cerraron los ojos para disfrutar del viento.

 

—Extrañamente me he acostumbrado a este Castillo ´tebayo. —Inició Naruto. —  Cuando llegamos, sentí que dejaba atrás mi hogar. Nací en el Castillo Uzumaki pero crecí en el Namikaze.

 

El omega entendía a lo que se refería. Había nacido y crecido en el Castillo Negro de su familia. Pero este corto periodo de tiempo le parecía muy largo, como una vida entera. No era el mismo Sasuke que asintió ante su misión, o el que preparó con cuidado el baile con el que iniciaría a seducir a  Naruto.

 

El Castillo de la Alianza, que aún no estaba finalizado, era el símbolo de la conquista del gran líder. Quien esperaba ser declarado shogun cuando terminara de conquistar todos los territorios de la Tierra de Fuego.

 

Sin embargo, Sasuke sabía que  era la última vez que Minato y Naruto pisaban ese Castillo. No permitirían que se convirtiera en un símbolo de conquista. Nunca más el líder y su heredero regresarían  aquel lugar. Ese territorio era parte de Namikaze, pero también de otros clanes pequeños que anexaron, con los cuales los Uchiha habían convivido, también contenía territorios de los Uchiha, al igual que de los Hyuga al Este. Ese territorio sería desmembrado. Los Namikaze deberían de volver a su lugar, los que sobrevivieran a su ataque.

 

—Yo también lo extrañaré, Naruto.

 

 

El tono de voz de Sasuke le dio un escalofrío a Naruto.

 

—Pero volveremos, Sasuke. ¡¿Estas nervioso por el viaje?! No te preocupes. Es cierto que ocuparemos un tiempo los territorios Namikaze,  pero es para que todos te conozcan y te respeten. Así como a tu hermano. —Sonrío soñador. —   Luego volveremos, aquí, a nuestro hogar, el símbolo de nuestra unión, Sasuke.

 

El azabache lo observó sorprendido. Nunca se había puesto a pensar que ese Castillo era el símbolo de su unión con el alfa.

 

No continuó meditando sobre ello, pues Naruto tomó su rostro con cuidado y acercó sus labios ansioso y hambriento. El alfa saciaba su sed de su omega devorando sus labios y explorando su boca.

 

Sasuke se separó levemente, bajó su mirada hacia su bebe. Este se había quedado dormido. Parecía que el estar los dos juntos traía paz a Memma.

 

—Creo que debería de continuar ocupándome del equipaje. En unas horas vamos a viajar ¿no es así?

 

Naruto asintió. Aun sentía un cosquilleo dulce. Deseaba besar a Sasuke nuevamente. En realidad deseaba más que eso. Pero aún no se cumplía el plazo dado por Orochimaru. No deseaba arriesgar a Sasuke por su lujuria.

 

Las horas de aquel trascendental día transcurrieron rápidamente. Los Namikaze, no lo sabían pero luego de aquel viaje nada volvería a ser igual para alguien de la Alianza.

 

Casi al mediodía, los transportes cargados por siervos, Norimono, estaban siendo alistados para recibir a sus señores.

 

En uno de los Norimono, Hinata era transportada sin cuidado. Totalmente vigilada.

 

Su embarazo avanzaba sin ningún problema. Por el momento era ignorada por los líderes de la Alianza. Ella temía. No entendía porque la dejaban viva. Supuso que era para utilizarla. De vez en cuando una sanadora la revisaba. No se tomarían la molestia de enviar al gran Orochimaru para una prisionera.

 

Ella sabía que iba rumbo a las Tierras Namikaze. No podían permitirse que alguien la liberase. Tenerla en sus manos, limitaba al clan Inuzuka. Aunque aún se oían los rumores que el joven Inuzuka se estaba recuperando pero que se había salvado  por poco de la muerte. Cuando se recuperase por completo era seguro que volvería a intentar reclamar a su omega e hijo.

 

Hinata esperaba que sus hijos nacieran omegas para que fueran entregados a su padre. Sabía que si nacían alfas todo el mal caería sobre ellos. Y es que, le habían anunciado que por el tamaño de su vientre esperaba dos cachorros.

Estaba feliz pero sumamente asustada por ello.

 

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Sasuke iba vestido con ropa cómoda pero decorada preciosamente, demostrando en ella y su tocado la grandeza de su posición como omega. Su siervo preferido iba a su costado cargando a Memma.

 

—Sasuke, el Norimono está listo. —Se acercó Naruto.

 

A Sasuke le tembló una de sus cejas. Odiaba los transportes de la clase alta. Era simplemente agotador estar encerrado en esa especie de caja que por la velocidad humana de los pobres siervos que debían de cargarlo era lentísima.

 

—Naruto, yo puedo ir en el caballo detrás de ti.

 

Naruto se acercó a Sasuke y tomó sus manos. Las murmuraciones de los otros omegas se hacían presentes.

 

—Sasuke, debes de ir ahí. Sé que puedes ir sobre un caballo detrás de tu padre, pero ahora eres mi esposo.

 

El omega estaba listo para  protestar caprichosamente de nuevo. Pero su hermano vestido con presunción se aceró a ellos.

 

—Sasu-chan no traigas problemas a tu esposo. —Le regañó.

 

El menor rodó los ojos. Haciendo un mohín se adelantó hasta el transporte. Los siervos bajaron la caseta, se la abrieron y se inclinaron lado a lado. Era bastante espaciosa. Sasuke ingresó, su siervo subió después de él. La puerta fue cerrada. Y los cargadores levantaron el vehículo.

 

Itachi caminó hacia el suyo junto a su siervo. Le dio una venia a su prometido quien le esperaba al lado del transporte.

 

—Que tenga buen viaje. Minato-san.

 

Dicho esto subió con presteza. Su siervo le acompañó a su lado. Itachi se quitó la máscara dentro. El vasallo, que era un beta de su clan, le observó curioso.

 

—Uno de los siervos Namikaze quería ser su asistente.

—Lo sé. Esto  está a punto de írsenos de nuestras manos. —Replicó ofuscado el omega.

 

Ambos guardaron silencioso, preocupados por el plan.

 

Por su parte, Minato vigiló que cada omega tomara su vehículo. Eran demasiados. Como aún no se construían carreteras que unieran todos los territorios no se podía usar otro tipo de vehículos para transportar a personas. Usaban bueyes para tirar carretas con las pertenecías y alimento. Mientras que los guerreros se movían a  caballo.

 

Por su parte, Sasuke observaba por el ventanal como Naruto cabalgaba  a su lado. Suspiró nostálgico.

 

—Sasuke-san, debe extrañar a Tsukuyomi.

 

El azabache sonrió suavemente, sus ojos se llenaron de nostalgia.

 

—Demasiado.

 

Su compañero de armas cargó a Memma con cuidado. No era anormal que la crianza de los cachorros fuera gregaria entre los Uchiha. Sobre todo cuando era hijo de alguien importante como Sasuke, así que el beta Uchiha no tenía problema en encargarse de Memma.

 

El omega extrañaba como el viento golpeaba su cara cuando cabalgaba a velocidad inusitada por los alrededores del Castillo negro. Naruto pensaba que simplemente era un niño caprichoso que se subía detrás de su padre cuando este cabalgaba. Lo cierto era que montar detrás de Naruto sería un paliativo de lo que de verdad extrañaba: cabalgar libremente. Aunque no era un arte propiamente shinobi, el aprender a montar era una de sus lecciones. Y la maestría de Sasuke para cabalgar y el combate sobre caballo era una lección que superaba con creces incluso al genio de su hermano.

 

Pero pronto llegaría el momento en que Sasuke Uchiha se pondría su máscara de felino para ocultar sus emociones y  utilizaría sus habilidades de nuevo. De esta manera hundiría en lágrimas y sangre a un clan completo.

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Notas finales:

Hola a todos mis queridos lectores!! Nuevamente perdón por la demora. Pero estas vaciones de verano he estado más enferma que sana. Espero ya no enfermar, soy demasiado enfermiza. De igual forma en medio de la recuperación estuve avanzando varios capitulos de este fic y de los otros, sobre todo borradores. Así que espero mantenerme al día con esta historia. Por cierto que les invito a página Kaory-madness apra mantenerse al pendiente y al grupo Kaory-madness para compartir material suculento XD

Aqui algunas alcraciones del fic:

Bueno, que les pareció hasta donde va la historia? Creen que Sasuke logré su misión?

Qué les pareció la historia de Orochimaru? Creo que fue mi parte favorita en este capítulo. Uhh y aun hay más en su larga vida que explicar. 

Por otro lado estan Kakashi y Obito. Quisiera aclarar ese punto. Los alfas y omegas sobre todo los que tiene cola y orejas tiene un lazo más fuerte con sus "yo" animales por lo cual tiene ciertas características en ellos. Mientras los Uchiha pueden ser polígamos y prácticos siempre y cuando no sea su pareja destino, los de la raza de Kakashi lobos, son monógamos. Y aunque Kakashi no se ha enlazado a Yamato tiene un juramento juntos, recuerden que le juro que si ha alguien se entregaba por completo ese iba a ser Yamato. Además tiene la responsabilidad de su gente. 

Los Uchiha son shinobis y reciben misiones, pero al ser un clan tan grande les costaba seguir pasando desapercibidos, por lo que planean usar a la gente de Kakashi para tomar las misiones. 

Si no había quedado claro, Memma sí es hijo de Naruto, pero también de Kurama pues ha absorbido la energía de este volviéndola suya. Por eso se dice que es hijo de un dios y un humano, un semidios. 

Como vemos Minato no es tan ciego, comienza a darse cuenta que se ha dejado llevar, sobretodo al acceder en el compromiso de Orochimaru y Fugaku. Como sabemos, Orochimaru tiene un grupo selecto que hace misiones para Minato cunado este lo requiere además de soldados propios. Al ser omega de Fugaku pierde autonomía. Los omegas, se piensa, obedecen pro encima de cualquier lealtad a su alfa. 

Oiran: Cortesana de alto rango. Son prostitutas entranadas en diferentes artes como baile, instrumentos musicales platica pero sobre todo artes sexuales desde muy jovenes. Eran muy caras y destinadas a señores de alto rango. Muy diferente a las geisha que no se prostituian, es decir podían tener amantes pero no estaba dentro de sus servicios, eran más artistas. Además en un tiempo existieron geisha masculinos. Datoa aprte tambipen existieron prostitutos masculinos llamados kagema. 

Por cierto que eso de la adopción no es inventado por mi, lo leí en historia japonesa. Pero me parece que también se utilizaba en occidente, aunque no igual que en Japón feudal. Me pareció prudente unirlo a mi mundo. 

Por cierto aun no estamos cerca al final, pero si a un hecho trascendental de la historia. Así que espero me acompañen hasta el final. Créanme esto arderá!!!

No se olviden de seguirme en mi pagina Kaory-madness y unirse al grupo Kaory-madness

 

Nos leemos, gracias a todos. 

 


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