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Traición a la sangre por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Exactamente dos meses, increible. Aunque creo que ha sido menor el tiempo con respecto a los anteriores. Pero este capítulo es especial. Conocerán un poco más de cerca al clan Uchiha y sus aliados. (Kakashi y Orochimaru) Sus políticas y sus protagonistas. Si les gusta shisuita, finalment ehay mucho de ellos en este capítulo. 

Por otro lado, el camino hacia el fin de la misión de los Uchiha se hace cada vez menor. ¿QUé sucederá?

 

Ante los demás clanes que convivían en la Tierra de Fuego, los Uchiha eran vistos como un clan antiguamente poderoso. El cual, cuando tuvo a un omega como líder se volvió pacífico, neutral y dedicado a las artes, el cultivo y la pesca. Ni siquiera dentro de los clanes shinobi que vivían en las sombras tuvieron indicios de lo que de verdad era el símbolo de vida de las panteras. Gracias a sus enormes murallas negras podían salvaguardar su anonimato tanto de ninjas como de samurais.

Atravesando las murallas negras que Madara Uchiha construyó alrededor de sus tierras, una sociedad shinobi florecía en arte, guerra y más.  Cada miembro del clan vivía su día a día entre entrenamientos, chismes, reuniones familiares  y citas de amantes. Para esa época, uno de los mayores chismes había sido reavivado. Todos comentaban sobre la situación de  Kakashi. Y, por supuesto, cuestionaban por qué había rechazado a  Obito si era el mejor partido del momento como alfa.

Ambos jóvenes,  protagonistas de mil y una historias entre el clan,  se encontraban frente al líder Uchiha.

Por su parte, Fugaku, sentado con la espada muy recta, tenía una expresión seria,  sus ojos  eran inquisidores. Con un simple y silencioso asentimiento  les concedió el habla.

—Quiero dar cuenta que he dado la primera cuota de mi paga. —Declaró Kakashi con solemnidad. —Así que respondiendo a su palabra, deseo que se inicie la preparación de la misión para contactar a Yamato y el resto de mi gente.

El líder había prevenido algo similar. Lo que no encajaba entre sus previsiones era el gesto inconforme de Obito, sospechaba que las negociaciones entre ellos no habían sido pacíficas. Sin embargo, era evidente para el líder que Kakashi necesitaba a su gente.

—Hermano, ¿es eso verdad? ¿Das por saldada su deuda de vida contigo?—Intervino secamente el Uchiha mayor.

—No diría que saldada, pero si se ha llegado a un acuerdo.

Fue evidente que  Obito no era feliz,  sino que se sentía incómodo. Mientras que para Kakashi parecía un asunto bastante usual. Mikoto, por su parte, se encontraba preocupada por ambos jóvenes. Ninguno parecía a gusto con el acuerdo tomado.

—Entonces, joven Kakashi. Hoy mismo daremos inicio a prepararnos para la misión. Como le di mi palabra, su gente es bienvenida en nuestro territorio siempre y cuando estén de acuerdo con todos los términos que le he demandado. —Espero alguna intervención pero no sucedió, así que decidió proseguir. — Serán trasladados por turnos, pero asistidos desde el comienzo.  Le otorgaré un pergamino con los escritos para que se los entregue a su compañero Yamato.

—Muchas gracias. ¿Cuándo partimos?—Preguntó luego de darle una merecida reverencia.  

—Calculo que en dos días.

Fugaku llamó a uno de sus asistentes betas, el cual respondió al llamado inmediatamente. El asistente se acercó al líder con la cabeza gacha y deslizando en rodillas.  

—Por favor, lleva este pergamino al área de depósito para que devuelvan las pertenecías que se encontraron ese día a Kakashi. —Giró su vista hacia el peliblanco. — Aunque lamento que no quede mucha. —Kakashi simplemente asintió agradecido. Fugaku nuevamente se dirigió hacia su subordinado. — Que le otorguen un uniforme para la misión. Avisa a los integrantes ahí escritos que se preparen para una misión de infiltración y observación.

El beta recibió el pergamino con sumo cuidado. Luego, lo abrió y esculcó buscando a los integrantes. Sus ojos se abrieron mostrando incredulidad.

— ¿Obito-san  no será el comandante de la misión?

—Mi hermano no supervisará esta misión. Lo hará Kagami. —Respondió con voz de mando, no dejando permiso a contradicciones u opiniones.

— ¡A la orden, señor!

El joven omega peliblanco siguió al subordinado beta. Antes de abandonar la habitación, le otorgó al líder un ademán respetuoso. Internamente se encontraba entusiasmado por volver a ver a Yamato y los otros miembros de su “clan”.

Una vez solos, Fugaku endureció su expresión. Mikoto pudo sentir a través de su lazo que el carácter de su marido se había ensombrecido. Incluso su aroma no era el agradable que le brindaba protección a ella y a su cachorro, sino el dominante ante un siervo irrespetuoso. En respuesta su cuerpo se puso tenso pero no por miedo a él sino en advertencia, como preparándose para también atacar de ser necesario a cualquiera que haya faltado el honor de su alfa.

—Mikoto, estas preñada, desearía...—Murmuró Fugaku intentando contener la rabia que le carcomía.

—Ya sabes que no me iré, Fugaku. —Se adelantó.

El alfa resopló. No deseaba que su esposa atestiguara palabras que seguramente como omega la ofenderían, pero ella era bastante terca. Él la conocía demasiado bien como para perder el tiempo intentándolo.  Además ella era una miko, por lo que él le debía respeto como otra autoridad del clan.

—Entonces, hermano ¿Cuál es el acuerdo al que han llegado? —Esta vez se dirigió a Obito, aparentando una calma que no sentía.

Los ojos de Fugaku adquirieron  un color rojizo. Estos se teñían de sangre cuando debían de cazar o cuando necesitaban ver en la oscuridad. Obito sintió que su sangre se congelaba. Muy pocos enemigos habían visto tanto tiempo los ojos rojos de su hermano mayor.

—No tengo porque decírtelo. Es entre él y yo. —Respondió rápidamente con cierto deje de autoritarismo.

—Parece que no me escuchaste… ¡¿CUÁL ES EL TRATO AL QUE TÚ Y EL JOVEN LOBO OMEGA HAN LLEGADO?!

Había utilizado su voz de alfa. La cual fue resentida tanto por Obito como Mikoto. Ella se sintió con el deseo de calmar a su alfa de inmediato, así que se apretó contra él; a la misma vez que su sangre recorría su cuerpo más rápidamente ante el enemigo de Fugaku. Mientras tanto, Obito, a pesar de ser un alfa, se encontraba por  debajo de su hermano mayor. Así que sintió todo el peso de la autoridad de sangre que Fugaku poseía. Su garganta se secó, su frente cayó al suelo y su corazón latió agitado como si fuera presa de una fiera.

—Su cuerpo. —Murmuró el alfa menor.

¿QUÉ DIJISTE?—La voz de Fugaku no dejaba de ser ronca y demandante.

—Me dará su cuerpo cuando lo desee a cambio. —Soltó cerrando los ojos, no deseando ver más los ojos rojos de su hermano mayor.

— ¡ME REPUGNAS, HERMANO!—No fue un grito histérico pero cada silaba fue clavada como un puñal en partes vitales del otro alfa.

—Bueno, él lo quiso de esa manera. —Se defendió Obito.

¡ESTOY SEGURO QUE FUE PORQUE NO LE DEJASTE ALTERNATIVA! ES INAUDITO QUE HAYAS OSADO PEDIRLE FAVORES SEXUALES. HAY OMEGAS Y BETAS QUE TE DARÍAN ESE SERVICIO CON MUCHO GUSTO.

La voz de Fugaku estaba llena de furia. No había abandonado su voz de alfa en ningún momento. Por lo que era como si alguien apretara su estómago y pecho.

Obito observó de reojo a su cuñada. Supo que esta vez no obtendría apoyo en ella. La había ofendido y vejaba al linaje de Fugaku, ya que su heredero, Itachi,  era un omega. De hecho, Mikoto también tenía los ojos rojos, señalándolo como el enemigo de su alfa. El enemigo del alfa se convertía de inmediato en el enemigo de su omega gracias al lazo que compartían.

—Pero deseo a Kakashi. Me gusta y soy su alfa.

— ¡NO ERES SU ALFA!—Gritó esta vez perdiendo la compostura de solo imaginar a su primogénito siendo obligado a ello. —  Y aunque lo fueras… Sabes que he cortado la cabeza de alfas que creen que pueden hacer lo que quiera con su omega. NO VOY A TOLERARLO. —Dijo tajante.

—No tienes derecho a oponerte. Es un acuerdo entre ambos.

Obito levantó su cabeza, enfrentó con su mirada a Fugaku e incluso intentó levantarse, oponiéndose a la fuerza que este ejercía con  su aroma y voz. Por un instante sintió una larga corriente eléctrica recorrerle e impulsarlo a la confrontación contra el otro alfa.

¿ME ESTAS RETANDO? PORQUE NO ES UNA SUGERENCIA…DARÁS POR SALDADA ESA DEUDA CON EL SERVICIO QUE YA TE HA OTORGADO. —Hinchó el pecho el alfa mayor, intentando reflejar una imagen más amenazadora contra el ingrato hermano alfa que se oponía a él.

—No lo voy  a hacer. —Gruñó Obito en respuesta, logrando pararse frente a frente del otro alfa. El logro infló su orgullo, se sintió capaz de superar a su líder.

El rugido de Fugaku se sintió tras las puertas donde algunos betas temblaron. Los ojos del alfa líder se habían afilado cual felino. Su ser animal se manifestaba como una sombra detrás del cabecilla. Era un alfa. Pero no simplemente uno, sino de linaje puro y del nivel más superior de su clan. Era el alfa del clan Uchiha. Ni siquiera a su hermano menor podía tolerarle una afrenta.

ESPERO QUE ENTIENDAS QUE ACABAS DE INSULTARME. NO SOLO SOY TU HERMANO MAYOR SINO QUE SOY TU LÍDER POR SOBRE TODO. —Los ojos del gran alfa se tiñeron como lunas sangrantes. —  ¡TE HE DADO UNA ORDEN!

Sus palabras resonaron nuevamente sin contención, llevando al hundimiento de los betas alrededor, quienes sentían que debían de lanzarse al suelo en una marcada reverencia.

—No puedes comparar salvarle la vida con una revolcada, hermano. —Intentó dotar sus frases con cierta broma. Solo consiguió que el gesto de su superior se tornara más adusto.

—Tú rebajaste un acto tan puro como salvar su vida con ello. —No se tornó comprensivo como el Uchiha menor había supuesto. — No es mi problema que escogieras ello. Podrías haber escogido miles de posibilidades.

— ¡Fue Kakashi quien se rebajó como ramera a hacérmelo!—Respondió altanero.

¡CÁLLATE!

— ¡No!—El alfa menor había firmado su acto de rebeldía. —  Y voy a ir a esa misión lo quieras o no. —Resolvió prepotente.

Fugaku avanzó aún más, dejando a su esposa atrás con cuidado. Sus resoplidos fueron sonoros, y sus pisadas enojadas, su cola se balanceó hipnóticamente, parecía crecer sobre su tamaño.

Obito era un alfa joven. Una parte suya siempre estaría pretendiendo alzarse sobre los demás. Sin embargo, el equilibrio del clan solo podía llevarlo un alfa, un líder.  A Fugaku le correspondía proteger su honor y título.

IREMOS AFUERA. —

Los ojos de la pantera mayor continuaron rojizos, escaneaban con minuciosidad a su joven rival. Había sido retado y solo podía darle una solución por muy poco civilizada que esta fuera.

—No es momento de…

— ¡AFUERA!—Gritó Fugaku.

Obito se mordió el labio inferior y abandonó la estancia. La voz de mando alfa de su hermano no dejaba cabida a rehusarse. A pesar de también ser un alfa, era más joven, tenía menos experiencia y no había desarrollado la misma potencia que su hermano, quien había sido criado para ser dominante y mandar hasta por encima de los alfas más fuertes de su clan. Los betas alrededor simplemente bajaron la mirada temiendo la furia del joven alfa.

Una vez solos, Fugaku olfateo el aroma de su esposa y sanadora. Su sobredosis de furia disminuyó.

—Lo siento, Mikoto. —Soltó.

—Está bien. No puedo creer que Obito... Me entristece ya que muchas veces cuide de él y él ha cuidado de Itachi y Shisui. —Comentó apenada.

—Lo sé. Si crees que es un disparate retarlo…

—No lo es. —Negó con la cabeza para reafirmar sus palabras. —  Tienes mi bendición. Ya le han robado demasiado a ese joven como para que tu hermano le robe la dignidad. Aunque ese joven haya sido el de la idea, tu hermano pudo ofrecerle algo mejor.

Mikoto se sentía dolida y compartía la humillación que el peliblanco había sufrido. No podía creer que el muchachito que había ayudado a criar usara a un omega. Si ella pudiera, le daría una reprimenda; pero ponerlo en su sitio correspondía Fugaku por ser su hermano mayor y el alfa líder del clan.

—Lo sé. Estoy seguro que le pidió pasar un celo con él. Si alguien le hiciera algo así a nuestro hijo…

Los puños de Fugaku se apretaron recordando el rostro de su primogénito.

—Tranquilo. Itachi tiene a Shisui, nos tiene a nosotros, a Kagami e incluso a Obito que no permitiría que alguien lastimara su sobrino. Así que hazlo volver a ser el Obito que queremos.

Fugaku besó los labios de su esposa, su cabeza y finalmente el vientre donde su cachorro pronto crecería para después ver la luz. Mikoto siempre había sido su paz, pero también fortaleza. Él entendía que ella era sabia, por ello siempre discutía las decisiones drásticas sobre el clan.

…………………………….

Pronto el mensaje del duelo estuvo en oídos de todos.  Tanto la población guerrera como la no combatiente se arremolinó formando un círculo. Muchos alfas, betas y omegas jóvenes se sentían entusiasmados;  los más crecidos,  confundidos.

Al primer grupo le gustaba ver un enfrentamiento entra la clase alta de su clan, para el otro era confuso que el olor de ambos fuera tan pesado y agrio. Solo podía significar que no era ningún duelo amistoso, sino que el  líder había sido realmente ofendido. Y por si fuera poco, el retador no era un cualquiera, sino su hermano menor, cuidador de su hijo y sobrino así como su mano derecha. Los más ancianos sentían ansiedad ante cualquier resultado del duelo.

Kakashi, que llevaba en sus brazos sus herramientas devueltas, se sorprendió de ver a los dos hermanos enfrentados en medio de la multitud.  Quiso interponerse pero el joven Shisui le detuvo.

—No se preocupe. Mi tío, de vez en cuando, le enseña un par de lecciones a Obito-san. —Comunicó sonriente e interesado.

—Así es, papa no podría perder. —Acotó de forma bastante seria,  Itachi.

Dentro de la multitud, los dos  alfas se miraron con prudencia. Un ligero rugido proveniente de los pechos de los alfas calló a la multitud, tensándolos y poniéndolos en guardia. Incluso los jóvenes inexpertos sintieron una pizca de temor recorrerle. La confusión ya era general. Algo más que un par de lecciones tendría lugar.

  Obito tenía su respiración agitada. Percibía la mirada de Kakashi sobre sí;  lo cual le entusiasmó. Al mismo tiempo, encendió su sangre y vanidad. Deseaba ser vencedor para tener una oportunidad con el omega. Llevado por la fiebre lujuriosa animal no  caviló sobre lo que significaría el  vencer a su hermano frente a todo el clan.  Ello partiría la aldea en dos posiciones, una que aun querría a Fugaku de líder y otra que pensaría que Obito debería de sucederle.  Se estaban jugando la estabilidad del clan.

Un duelo de esa naturaleza debía de ser supervisado por el otro poder de la aldea, en este caso, Mikoto. Ella  apareció acompañada de sus dos asistentes Miko. A su lado se dispusieron los más antiguos de la aldea y el restante cercano a la familia principal como Kagami. Era una muestra que agravaba la seriedad del combate, pues se trataba de los más poderosos presentes.

—Fugaku, alfa líder de nuestro clan ha retado a Obito, alfa, segundo al mando de nuestras fuerzas,  porque este rechazó una orden. —Habló con seriedad y sin titubeos la miko del clan. —  Así que los términos son hasta que uno caiga o se dé por vencido. Será un duelo cuerpo a cuerpo, sin armas. Si se detecta un arma de parte de uno será declarado perdedor inmediatamente. Y, por supuesto, recibirá un castigo a debatir entre el consejo y yo. En este duelo cada uno debe demostrar su poder físico y estratégico para vencer al otro sin necesidad de recurrir a armas.

Dos alfas se acercaron luego de una venia. Cada alfa  inspeccionó a conciencia tanto a Fugaku como a Obito.

La  formalidad había cubierto los rostros de todos, incluso los niños. Un escalofrío surgió entre los miembros del consejo, quienes confiaban plenamente en Fugaku como líder. Por supuesto que un líder no solo era el más fuerte sino en general el más  capacitado. Sin embargo, la fuerza física o el ganar un combate era también un término muy apreciado por todos. Ni siquiera era necesario que el alfa del clan y el líder fueran los mismos. Madara fundó el nuevo clan para tener poderes balanceados, tanto por dos, tres o incluso cuatro poderes principales. Era solo que, por el momento, no existía alguien con la capacidad estratégica, habilidad, diligencia y fuerza que Fugaku por lo cual él llevaba dos poderes consigo, el político y el militar; su esposa, por otro lado era la más inteligente en medicina, administración, además prodigaba una unión entre todos los miembros del clan y sobre todo cargaba con la sabiduría e historia del clan al tener habilidades como Miko, por eso los poderes del clan se habían dividido solo en dos personas, que resultaron ser pareja destino.

Por lo que de vencer Obito se generaría una controversia: Por el momento nadie creía que Fugaku era un mal líder; al contrario era quien había sido criado para ser uno, y cada acción tomada desde su niñez demostró que su crianza había dado frutos. Del otro lado,  Obito era reconocido como un estratega valeroso; a veces imprudente pero que rendía en misiones complicadas tanto por el coste físico como el moral.  Aun así, los más viejos lo señalaban como muy impulsivo,  demasiado llevado por sus sentimientos para ser un líder. Era mejor siendo una mano derecha, el buen hermano menor del líder. A pesar de las críticas que recibía, si vencía, algunos podrían tornarse de su lado. Dentro de muchos de los miembros del clan se sembraría la duda de si Fugaku cargaba con demasiado poder o si se estaba haciendo viejo.

Todo ello  lo tenía muy claro Fugaku. No podía permitir que su posición fuera mínimamente cuestionada. Sabía que su sabiduría le canjeaba lealtad entre los miembros de su clan, pero no era ingenuo para pensar que siempre sería así. Y aun no existía en su clan alguien que pudiera contener la capacidad para dirigirlos o la fuerza para protegerlos. Su hijo y Shisui eran muy jóvenes. Estaba seguro que un día serían el líder del clan y Shisui el alfa supremo de los Uchiha. Su esposa estaba preñada y ella ya tenía una labor como Miko. Kagami era demasiado blando, Obito era demasiado emocional. Él debía de resistir unos años más.

Así que se puso en posición de combate. Toda la disposición de su cuerpo denotaba poder, su aroma era pesado, aun así, su rostro era calmado. La  presencia de Mikoto, a través de su lazo alfa-omega, le brindaba ánimos, palabras de amor,  respeto y confianza absoluta. Aquello le hizo sentir enérgico y poderoso.

La primera arremetida de su hermano chocó contra su antebrazo. Lo sintió rabioso, desesperado por poderse pavonear de su logro. Nuevamente confirmó que Obito no tendría madurez para dirigir a los miembros del clan.

Sin ninguna pena, Fugaku atrapó a Obito del cuello y lo estrelló contra el suelo, aprovechando la misma fuerza de este. Iba a aplastarlo con su pie pero este rodó y tosió la arena que había tragado.

El menor se  sintió humillado frente al objeto de sus deseos.  Intentó darle una patada a su hermano mayor,  pero este la tomó en el aire y lo jaloneó a un lado. Obito se puso de pie nuevamente. Intentó darle con un salto al aire, pero Fugaku fue capaz de contenerlo y aprovechando ello golpearlo en el rostro.  Esta vez sí logro apretarlo contra el suelo. El menor se dio la vuelta, intentando quitarse a su hermano de encima, pero solo logró darle la oportunidad a su contrincante de  darle una patada en el estómago.

— ¿Te rindes?

Fugaku no lucía mínimamente cansado. Había sido para él como jugar con un cachorro. Saber aquello desesperó más a Obito. Odio verse derrotado tan fácilmente ante Kakashi.

La vista del caído giró alrededor del público: Kakashi ya no se encontraba entre esta. Se sintió verdaderamente estúpido y abandonado.

—Me rindo— Mostró su cuello en señal de sometimiento. Fugaku le tendió la mano

Todos aplaudieron. La tranquilidad volvía para cada felino y beta Uchiha. Obito era más joven que Fugaku, pero el líder demostró que  su experiencia era devastadora.

—Después de que curen tus heridas le dirás a ese joven lo acordado. —Le susurró a su hermano sin abandonar su voz de alfa.

Obito asintió en silencio. No tenía ningún ánimo de cuestionarle algo al otro. Sintió a su pantera interna inclinarse ante el otro alfa. No había mayor humillación para un alfa que ser derrotado frente al omega que considera su pareja.

 

Justo después de ser curado por una joven sanadora, Obito se encaminó a las habitaciones que se le habían destinado a Kakashi. Lo encontró leyendo, con sus ropas a un lado perfectamente dobladas. Aspiró el aroma del lugar y nuevamente un revoloteo en su interior le mareo, así como sintió a su alfa gruñir de desesperación por el joven omega que tenía enfrente. Intentó calmarse.

—Kakashi.

—Toda esa parafernalia anterior fue por mi ¿no es cierto?—Le acusó de inmediato.

—Lo fue.

—No puedo creer que fueras tan estúpido. —Le riñó, mientras se sobaba la frente.

—Mi hermano fue quien me retó. —Intentó defenderse de aquellos ojos enojados.

—Por tu capricho sobre mí. —Susurró cansino como si le explicase a un niño que ya no se le puede comprar más dulces.

— ¿No crees que una revolcada sin ningún sentido puede valer igual que te haya salvado la vida?—Terminó soltando.

—Yo te dije que podía pagarlo con dinero o  con servicio. Tú solo me diste la oportunidad de pagártelo de esta manera. Mi libertad no es algo que pueda negociar aunque me hayas salvado la vida.  

Como era usual, el cuerpo de Kakashi respondía a sus feromonas poniéndose en alerta, como si fuera a ser atacado.

Obito resopló lleno de frustración. Una pizca de resignación le recorrió. No se suponía que Kakashi reaccionara asustado o agresivo a su lado, sino todo lo contrario. Situaciones como esa le hacían replantearse si no se estaba equivocando.

—Pues mi hermano cree que es suficiente. Me lo ordenó con su voz de alfa y no puedo desobedecerlo. La miko del clan está de acuerdo con él. —Susurró avergonzado.

—Mikoto-san…Fugaku-san…

—Así es. Oficialmente doy por saldado tu deuda de vida conmigo. Felicidades, no me debes nada.

Vio parpadear a Kakashi confundido pero luego una sonrisa bastante linda se dibujó en sus labios. Estaba aliviado, podía percibirlo. Le gustó mucho observar aquella sonrisa.

— ¿Tan malo fue hacerlo conmigo?—Preguntó avergonzado de sus palabras.

Kakashi levantó su mirada, concentrándose nuevamente en el otro.

—Eres guapo, Obito. —Comentó con un poco de remilgo. —  Pero no deseo confundirte. Lo mejor es que nos mantengamos a cierta distancia. Tengo que proteger a mi gente y…si debo dejar que alguien me muerda no serías tú.

El alfa agradecía la sinceridad. Saber que Kakashi no le veía como un candidato a ser su alfa, le encendía la mecha de la competitividad. Además,  estaba encantado de haber recibido un elogio tan directo.

—No voy a renunciar a ti. —Tuvo la seguridad en ello. —  Puede que ya no me debas nada, pero eso no significa que me rendiré en mi cortejo. Vas a ser mi esposo, Kakashi.

La forma tan infantil pero decidida en que lo dijo causó gracia en Kakashi. Era como ver a un niño declárasela a su maestro de 10 años mayor. Aunque en este caso Obito era mayor que Kakashi.

—Como digas. Ahora déjame. —Respondió sin darle importancia. El omega imaginaba que pronto se rendiría, que su capricho por él alcanzaría el tope y giraría a ver a los otros omegas de su generación que morían por pertenecerle. Por su parte, solo podía pensar en qué palabras usaría para convencer a su gente, se sentía entusiasmado por el futuro que podría brindarles.

Obito abandonó el lugar. Estaba decidido a que cuando trajeran al “compañero” de Kakashi lo retaría. De esa manera le demostraría a Kakashi que su lealtad a ese alfa era errada. De algún modo, agradecía a su hermano mayor en detenerle de su anterior locura. Tener a Kakashi contra su voluntad no era satisfactorio, como alfa deseaba sentirse necesitado y anhelado por su compañero omega.

…..

 

Los días dentro del clan Uchiha sucedieron en medio de preparaciones para la misión. Fugaku había mostrado razones válidas ante el consejo para traer a la gente del peliblanco, por lo cual habían dado su apoyo a la misión.

Finalmente Kakashi se encontró junto a Kagami, ambos fueron escoltados por un grupo de 8 más. Todos preparados para la misión de llegar hasta los compañeros de Kakashi. La emoción había crecido día con día dentro del omega, pero en aquel momento sentía una mezcla de emoción, miedo y nostalgia. Intentaba ocultarlo lo mejor posible, pero su aroma era cambiante como su estado de humor.

Después de que Mikoto les brindara su bendición a cada uno, los escogidos  abandonaron el territorio Uchiha. Cada uno empezó a correr con dirección a la villa donde se reunían todos los ninjas en busca de misiones.

Cuando llegaron a los límites de tal territorio,  Kagami los guío hacia la guarida  de Nekoma, una vieja anciana de orejas de gato, que ayudaba a los Uchiha a mantenerse en las sombras. Ella y sus predecesoras habían sido  aliadas del clan Uchiha desde la época de Madara.  A cambio de ayuda,  las contribuciones de los Uchiha eran más que beneficiosas.

Por orden de Fugaku, ella había mantenido vigilado los lugares donde usualmente se reunían los shinobi, había estado atenta a los chismes que circulaban entre bares, casa de placer y demás. Así fue como obtuvieron información suficiente sobre qué había sucedido con ellos.  Después de ello, el líder Uchiha envío a un destacamento a comprobar la información. Esta fue corroborada, por lo cual Nekoma se mantuvo atenta sobre este grupo. Delegó a varios de sus espías a mantener vigilados a los compañeros de Kakashi.

La anciana les contó el área donde parecía  haberse refugiado. Les mencionó además que estos habían sufrido un duro golpe al fallar en una misión, por lo cual estaban propensos a ser atacados por otros grupos.

Kakashi reconoció el lugar como uno de los varios escondites que ellos tenían aprendido. Le sorprendía que su gente, en especial Yamato, no cubriera mejor sus huellas. ¿Acaso se encontraban heridos?

Una vez enterados, el omega forastero les guío hacia uno de los bosques circundantes a aquella aldea de perdición. Visitar aquella villa donde pululaba entre ninjas de clanes ancestrales a asesinos a sueldo sin ninguna moral, les recordaba que era ser un shinobi sin su poderosa muralla, sin su apreciado anonimato. Los niños vagabundeaban buscando ser admitidos en grupos de asesinos o de un cliente ya sea para vender su espada o su propio cuerpo. Los Uchiha no eran invencibles, existían niños huérfanos en su aldea, pero gracias a que  convivían  juntos podían protegerlos.

 Junto a los Uchiha, Kakashi se hundió en uno de los bosques que los señores feudales más evitaban. El joven omega corrió sobre la tierra, ingresando hasta donde  recordaba era un punto en el cual sus amigos lo verían sin que él pudiera observarlos. Mientras tanto las panteras negras se mantenían a unos metros detrás de él sobre las ramas altas,  con los ojos rojos detallando el lugar.

— ¡Yamato, sé que debes de verme!

La voz de Kakashi se perdió entre los árboles. Su corazón se aceleraba a cada minuto que pasaba. Al igual que parecía como si el oxígeno desapareciera y por tanto tuvo que hacer un mayor esfuerzo por tomar el aire vital. Nuevamente llamó el nombre de su fiel compañero pero nadie respondió. A pesar de ello,  Kakashi sentía en cada parte de su cuerpo que su amigo estaba muy cerca.

—Yamato, soy Kakashi. Sé que debes sentir la presencia de los otros. Ellos salvaron mi vida. Y tienen una propuesta para nosotros. Sé que eres el nuevo líder así que deseo conversar contigo.

El crujido de unas ramas le puso en alerta al igual que los Uchiha pero no lo suficientemente rápido pues Kakashi quedó noqueado en brazos de su compañero.

Los Uchiha se sorprendieron. En todo el intento del peliblanco por contactar con su antiguo compañero, ellos tenían la ballesta puesta, lista para disparar. El compañero de Kakashi se quedó unos segundos aun con el cuerpo del omega en brazos, los Uchiha apuntaron hacia él con sus armas, pero Kagami ordenó no hacerlo. Al ser omega era sensible a las feromonas de los alfas, por lo que pudo captar el aura protectora que el tal Yamato envolvía a Kakashi. Supo que era un asunto que ellos dos debían de tratar a solas. Así que decidió aguardar. Al respecto también comprendió por qué había sido designado como comandante para esa misión. Estaba seguro que Obito ordenaría un ataque rápidamente, llevado por los celos.

—Si intentan llevárselo caemos sobre ellos. —Murmuró a sus subordinados.

 

 

El grupo de Yamato se encontraba en una caverna formado en el interior una enorme roca. No era el mejor lugar, pero dada sus circunstancias no tenían algo superior.

El omega peliblanco  abrió sus ojos varias veces hasta que se acostumbró a lugar medianamente iluminado.

— ¿Qué sucedió?—Preguntó aun mareado.

— ¿Por qué has traído a esos extraños?— Preguntó Yamato con expresión seria.

Kakashi sabía que en ese momento se estaba conteniendo de abrazarlo, podía sentirlo. Su compañero actuaba como el líder que debía de ser.

—Porque no van a atacarnos. Su líder me ha dado su palabra. —Apeló el omega.

— ¿Cómo pudiste arriesgarnos?—Una nota de indignación se dejó entrever.

—Yamato, yo sigo siendo vuestro líder. Ha pasado mucho tiempo, pero estoy vivo y no me has vencido como se acostumbra. —Intentó que la emoción de tenerlo frente no quebrara su voz.

El alfa se estremeció ligeramente. El omega pudo distinguir a unos más de su grupo. Todos se veían bastante delgados, desliñados y ojerosos.

— ¿Ellos son todos?—Preguntó mientras su mente le recordaba el rostro de otros más que sus ojos no lograban encontrar.

—Después de tu ataque, el señor feudal mandó a otro grupo a cazarnos por no cumplir con nuestra parte. Nos encontraron, arrasaron con varios de nuestro grupo. Capturaron a algunos omegas y betas y los vendieron como siervos a algunas familias. No pude rescatarlos porque teníamos muchos heridos. Algunos sobrevivieron, otros no.

La voz de Yamato demostraba todo el coctel de emociones que anidaba en su ser, desde ira, tristeza, indignación, venganza y más.

—Fue mi culpa. —Susurró Kakashi sintiéndose miserable por su buena fortuna.

—No lo fue. Es mía, no pude defenderlos.

Finalmente el arma con el que amenazaba a Kakashi cayó de sus manos y se lanzó a abrazarlo y aspirar su aroma. El omega lo aferró a su cuerpo. Ambos buscaban perdón en el otro. Yamato acunó el rostro de Kakashi con cuidado.

— Creí que habías muerto. Pero cuando te vi con las ropas de ellos...creí.

Kakashi sabía cuál era la duda de todos para aceptarlo como líder de nuevo. Nadie podría confiar jamás en un omega marcado por un alfa desconocido. El peliblanco lo sabía. La glándula que tenía en su cuello era su marca de libertad o servidumbre.  Así que, luego de separarse de su compañero, se  quitó la gargantilla  que protegía su cuello mostrándoles a todos que su ser era libre de marca alguna.

—No estoy sometido a nadie. —Anunció con voz clara y fuerte. — El líder del clan que me rescato nos hace una oferta. No es una oferta nada fácil, aun así  lo que promete es bastante. Son un clan ninja con más recursos que nosotros, pero que quiere permanecer en las sombras. Nosotros cubriremos su rastro. A cambio nos dará parte de sus tierras para asentarnos.

—Pero… ¿no nos estará mintiendo?

—Créeme que no. Me ha demostrado la sinceridad de sus palabras.

El rostro de Yamato se contrajo, sus puños se cerraron. Era incrédulo a que alguien hubiera dejado escapar a un omega tan bello como su líder.

— ¿Acaso hay una oferta de concubinato para ti?—Preguntó hosco.

— Claro que no. He entendido su forma de actuar, entiendo porque el anonimato es tan importante para ellos.

— ¿Quiénes son?

—No puedo decírtelos si no juran lealtad. — Respondió rápidamente.

—Kakashi, nosotros somos tu gente—Intervino uno.

—Lo son. Por eso es que quiero esto para ustedes. No tendrán que esconderse en una roca si están heridos. Tendrán una sanadora cerca. Podrán descansar como es debido y podremos crecer.

—Kakashi…

—Yamato esto es todo lo que hemos soñado. Y si no estás de acuerdo estoy dispuesto a enfrentarte por el liderazgo nuevamente.

Le dolería hacerlo, pero de ese modo podría salvar a su gente e incluso al mismo Yamato. Si necesitaba usar la violencia para ordenar a su gente, estaba dispuesto a usarla.

Los otros murmuraron sorprendidos.

—No es necesario. Yo confío en tu juicio. —Yamato se inclinó levemente, sometiéndose al juicio de su antiguo líder.

—Gracias.

—Pero no puedo obligar a nadie. Cada quien debe de escoger. —Se giró hacia quienes les rodeaban.

—Es cierto. En verdad espero que nos sigan. Que nuevamente depositen su confianza en mí como su líder. Les prometo que esto es lo mejor para todos.

Nuevamente todos se sumieron en sus pensamientos, se susurraron los unos a los otros. Todos estaban tan agotados de siempre correr, arriesgarse a morir por no poder descansar una simple herida. Los presentes coincidían en que Kakashi raramente se equivocaba y que perderlo había sido devastador para ellos.

Al final, de manera unánime  estuvieron de acuerdo en seguir a su líder. El peliblanco entonces anunció que iría al frente mientras ellos se preparaban. Estaba nervioso.

Respiró varias veces antes de abandonar la cueva. El atardecer era cercano, por suerte, como ninjas estaban acostumbrados a viajar en la oscuridad.

Salió levantando las manos. Por un momento el silencio del bosque le respondió. Por un segundo pensó que había sido engañado y que caerían sobre ellos para atacarlos. Prefería ser el primero y que sus amigos tuvieran la oportunidad de escapar. Y entonces comprendió el sacrificio de su padre para con su gente.

—Kakashi.

Kagami Uchiha se encontraba al frente. Podía saberlo por su voz pues incluso sus orejas estaban cubiertas.

—Ellos están de acuerdo—Dejó escapar el aire que había contenido desde que dio un paso fuera.

—Bien. Ya que nuestro líder debe de hablar personalmente con ellos, diles que dejen sus armas. Por supuesto tú puedes tener las tuyas.

Kakashi asintió. Regresó para darles la orden a todos. Muchos pifiaron y renegaron, la desconfianza se encendió. Y aunque no tenía la voz de mando alfa, con una llamada de atención acataron sus órdenes en silencio.

Yamato salió liderando al grupo de 20  personas que se habían refugiado.

Cargó a algunos niños mientras otros ayudaban a los heridos.

No se había desatado una pelea pero era evidente las miradas de confrontación entre  su grupo y los Uchiha.

El comandante de la misión ordenó a tres Uchiha a ayudar con los heridos y niños. Nuevamente Kakashi tembló y por un momento temió estar llevando a la muerte a sus compañeros, pero Kagami se acercó y le susurró.

—No más, está hecho, ahora son nuestros compañeros.

Aquello lo sintió como un gran alivio.

El grupo comenzó a transportarse. Fue difícil con la cantidad de personas que había. Así que decidieron marchar en grupos hasta la guarida de Nekoma. Ella los recibió, les brindó alimentos, herramientas para asearse y ropas negras para camuflarse en la larga noche.

Cuando observó a cada integrante limpió, alimentándose  se dejó caer. La tensión de la situación le había vencido. Tuvo ganas de llorar y sin poder detenerse dejó que las lágrimas cayeran.

Yamato había terminado de darse un baño, de inmediato buscó a su compañero. Observó en silencio el estremecimiento del cuerpo del omega. Sin dudarlo,  se dejó caer a su lado

—Regresaste de la muerte para darnos un nuevo futuro como siempre, Kakashi. —Susurró.

—Aún falta…

—Bueno… como ninjas sigo desconfiando pero creo que tomaste una buena decisión. De igual manera en un par de semanas más estaríamos muertos.

—No digas eso.

—Lo es.

Necesitándolo como nunca, Kakashi se lanzó a abrazarlo y besarlo. El sentimiento de necesidad fue recíproco, ambos se unieron en un contacto de reconocimiento, confortabilidad y cariño pausado.

Kagami observó con un poco de lástima aquello. Sabía que Obito estaría furibundo cuando comprobara que Kakashi tenía una pareja.

 

 ..........

 

No fue fácil para ellos el acoplarse. Para sorpresa de todos los miembros del cland e Kakashi, los Uchiha los recibieron amablemente. Se reunieron en una larga conversación con Fugaku y su consejo. Acordaron los límites y reglas de convivencia, así como la repartición de lo obtenido por misión. Luego de varios días de negociaciones, un trato fue firmado entre Fugaku y Kakashi, avalados por Obito y Mikoto del lado Uchiha y Yamato por el lado de Kakashi.

 Fugaku, previniendo las intenciones de su hermano menor, le prohibió a Obito retar a Yamato de manera anticipada. No quería crear mal ambiente y discordia luego de un trato que había costado una larga discusión. El líder Uchiha consideró que el pueblo de Kakashi serían grandes compañeros. No se equivocó, las primeras misiones en conjunto resultaron rápidas y exitosas.

Por tal motivo, Obito tuvo que soportar que su omega destino se paseara de la mano con otro. A pesar de que su instinto le demandó reclamarlo, enfrentar al otro alfa, la voz de mando de su hermano era insoportablemente poderosa, lograba someterlo dolorosamente.

Para mantener tal concordia, Fugaku fue muy cuidadoso de mantener ocupado a su hermano. Y de no involucrar en las mismas misiones a Obito y Kakashi, evitando así  que se tuvieran que encontrar, tal como la misión debut de Shisui.

……………………………………………

 

Desde el nacimiento de Sasuke, Itachi había madurado muy rápidamente, demasiado a opinión de muchos de sus cercanos. Aunque, Shisui deseó detener ese acelerado madurar fue algo que no pudo evitar. El niño heredero de Fugaku había adquirido la mente de un adolescente cuando recién era niño. Su carácter tranquilo y meditativo causó  sorpresa entre todos los de su alrededor. El joven omega no solo tenía como influencia ser un hermano mayor,  sino que  la sombra de una futura  guerra se volvió más cercana. Así como muchos dentro del clan sintió como esta se cernía silenciosa sobre ellos para devorarlos.

Este miedo por la guerra y el extermino no era solo propio de los Uchiha, sino que era común entre todos los clanes shinobi y mercenarios de la Tierra de Fuego. Desde los más nobles hasta los más infames sentían una animadversión por los Namikaze parecida a la que siente un animal acorralado por su captor. Sin embargo, sabían que ninguno de ellos tendría el poder para detenerlo. Los chismes de las conquistas del clan Namikaze era información compartida entre cada clan ninja que se topaba con otro, incluso – a veces- cuando  se encontraban en bandos opuestos.

Aquellos miedos llegaron al pequeño Itachi. Ni su familia, amigos o instructores pudieron evitarlo.  Él entrenaba sin parar, adelantó rápidamente a muchos de sus compañeros de su edad. Cuando llegó a los 10 años existían pocos niños de su generación que podrían ser dignos rivales.  Sasuke también nació omega. E Itachi se desvivió por cuidarlo y enseñarle cuanto el pequeño pudiera aprender.

La genialidad de Itachi no solo se centraba en el aspecto intelectual, sino también en el artístico y en el combate. Era sumamente silencioso y veloz en cada movimiento. Estos lograban ser útiles y rápidos. Desarmaba a sus oponentes con relativa facilidad. Un talento que sus entrenadores desearon explotar.

Esa tarde era una más de la rutina del niño. Se encontraba practicando nuevos movimientos de pelea cuerpo a cuerpo. Una vez terminó de desarmar a su oponente que era un niño dos años mayor, su instructor le mandó a descansar. Sin dudarlo, el pelinegro  corrió hacia su primo Shisui. Quien de inmediato felicitó a Itachi por su fascinante desempeño en la práctica. 

Pero Itachi no se lanzó a sus brazos como cuando era más pequeño sino que se plantó firme ante el alfa y hablo:

—Shisui, te quiero retar. —Utilizó la voz más grave que tenía.

— ¿Ah?—Había sido una gran sorpresa para quien esperaba estrechar a su pequeño primo.

—Es en serio. Deseo comprobar mis habilidades, por favor. —El joven Itachi inclinó su cabeza ante su pedido, con el respeto que su primo - al ser mayor que él - se merecía.

El alfa supo que algo más pasaba por la cabeza de su primo. Sin embargo, también entendía que rechazar el duelo sería ofenderlo. Accedió.

Los educadores permitieron el duelo. Ellos creyeron que el alfa no sería tan rudo con su prometido omega (todos sabían que estaban comprometidos desde el nacimiento del menor). Para sorpresa de ellos y el público que se congregó, Shisui utilizó todas sus habilidades para derrotar al más joven. Su victoria había sido aplastante, incluso algunos pensaban que había tenido intenciones de humillar a su futuro omega. Algunos alfas y omegas de alrededor murmuraron. Otros creyeron prudente acusarlo con el líder. Mientras tanto, los más viejos creyeron que las acciones del alfa eran las correctas.

Las habilidades de Itachi aún no eran suficientes para derrotar a Shisui. Mientras que el alfa  contaba con  fama entre los Uchiha y entre otros ninja como un gran shinobi. De hecho, le llamaban el “ojo parpadeante” por la alucinante velocidad de sus ataques. No se trataba de fanfarronear sus habilidades, sino de proteger su propio honor y el de Itachi. Como su primo y mayor nunca le facilitaría un duelo a su primo, jamás podría subestimarlo.  El día en que ambos tuvieran un duelo equiparable sería el día en que sus emociones y habilidades estuvieran balanceadas como para unir sus vidas.

Una vez declarado vencedor, el mayor le tendió la mano a su primo. El felino más pequeño la tomó. Ambos se dieron sendas venias en respeto a su contrincante.

Los instructores dieron por terminada la sesión del hijo del líder.

—Aun no soy suficientemente fuerte. —Murmuró Itachi sentando al lado de su primo sobre las ramas de un árbol.

Habían decidido alejarse de todos como era usual en ambos.

—Lo siento si fui muy duro.

La batalla sería la manera de ganarse el día a día no solo para sí mismo sino para toda la aldea, Itachi tendría que crecer y volverse más hábil. Y a pesar de ello y de toda su formalidad,  Shisui no pudo evitar sentir angustia por haber sido muy duro con su primo. Y no se debía a que lo consideraba menor o inexperto. Se trataba de una sensación instintiva. Deseaba confortarlo.

—No es así, Shisui-san. —Respondió con una sonrisa respetuosa, Itachi.

—Hey—Se quejó el alfa. No le agradaba que su primito le llamase con el sufijo –san

—Lo siento. Es imposible, a veces, no llamarte con respeto. —Sonrío de esa manera que a Shisui fascinaba. — Aun no soy perfecto. Sigo siendo demasiado joven también. No he debutado aun como tú.

—Pero sé que lo harás muy bien. —Comentó Shisui.  — ¿Qué sucede, Itachi? Has estado extrañamente impulsivo.

El menor balanceó sus piernas en el aire, sus cabellos negros fueron mecidos por el ligero viento que movía las hojas de los árboles.

—Quiero aprender mucho más. Me asusta lo que pueda haber más allá de la muralla. Tú, Kakashi y Obito-ojisan me informan de algunas cosas, pero sé que ocultan otras. He leído en los diarios públicos que dejó Madara-sama. —Tragó en grueso demostrando que realmente sentía temor. — Además, todos murmuran sobre Minato Namikaze y su enorme ejército, que algún día entrará a nuestras tierras. No quiero que Sasuke se enfrente a eso. Desearía detenerlo todo ahora.

—Eres demasiado brillante para tu propio bien. ¿Cuándo dejaste de ser mi lindo hermanito?

 — ¡Shisui-san!

—Lo siento. Tengo un poco de nostalgia. Los niños de tu generación están más conscientes que los de la mía y la anterior a esta. —Comentó mientras pasaba su mano por el cabello de Itachi. —  No podemos lograr nada simplemente lanzándonos.

—Entonces ¿Qué debemos de hacer? ¿Esperar?

— ¿Has visto como cazan a su presa un felino?

—No a uno grande solo a los gatitos.

—Bueno, incluso en ellos. Primero esperan, son pacientes, observan largamente y cuando saben que es su oportunidad la toman y se lanzan contra ellos. Es así como somos nosotros. Pero aún más, tenemos la ventaja de que nos tenemos los unos a los otros. Es así como enfrentaremos los problemas. Así que no te mortifiques, déjanos las misiones por el momento a nosotros y sigue preparándote. Tu presa estará indefensa, descuidada y cuando menos lo piense podrás capturarla.

Itachi se contuvo de responder, una sensación adormecedora trepó por su cuerpo, sus ojos parpadearon varias veces, dándose cuenta que había estado tenso. De pronto, la cálida mano del alfa que había estado repasando sus cabellos,  le acarició sus orejas felinas. Una sensación de sueño intenso le invadió. Sin ser consciente se arrimó lo más cerca al mayor y se dejó vencer por el cansancio.

Shisui lo cubrió con cuidado,  dejó que el menor se arrullara por el latir de su corazón. Era perfecto, tenerlo a su lado era simplemente sublime.

 

…..............

 

 Fugaku amaba a sus dos cachorros. Como muchos alfas, desearía tener un par más, pero sentía que la guerra se cernía sobre ellos, por lo que decidió no tener más hijos. Necesitaba a Mikoto, la miko y sanadora del clan, totalmente dispuesta para su gente. Así que la madre del clan decidió tomar medicina para no concebir nuevamente. Ya que la abstinencia era demasiado difícil entre un alfa y omega enlazados.

La gran miko Uchiha cada vez se ocupaba más. Entre sus principales labores era el  entrenar a nuevos mikos y sanadores dentro de su clan. Por supuesto, también atender a los enfermos, heridos y huérfanos. La población había aumentado desde la llegada de la gente de Kakashi por lo que no lograba darse abasto después de una misión peligrosa, debía de atender a todos ellos también. Si bien, gracias al “clan” de Kakashi las misiones aumentaron también lo hicieron los heridos.

Con aquella dinámica el clan Uchiha fue creciendo. A cada mes los nuevos del clan fueron acoplándose con mayor facilidad a sus congéneres. En poco tiempo, no fue raro compartir las comidas y festividades entre ambos grupos.

………………………

 

Shisui era un adolescente bastante apuesto. Su cabello ligeramente rizado le daba un atractivo entre niño y hombre que hacía delirar a muchos omegas y betas. Su cuerpo había ganado masa muscular, como todo felino cada uno de sus movimientos era poderoso pero elegante. A su edad, se le había enseñado sobre los celos, el apareamiento,  los omegas y la época de calor que él mismo había pasado dos veces por año desde los trece.

Su primera época de calor no era igual a un celo de omega. Pero usualmente los alfas se vuelven más huraños y violentos contra otros alfa o betas, sus sentidos se agudizan más y su fuerza se vuelve más brutal, la racionalidad a veces es dejada de lado, sobre todo cuando aún no se está enlazado a un omega. También, otro dato importante es la lujuria que gobierna sus cuerpos, no era igual que la necesidad de los omegas, pero definitivamente eran reacios a ser rechazados por su omega. En el caso de Shisui, siendo joven, su época de calor solo  le instó a ser sobreprotector con Itachi. Un grado más de violencia se instaló en él contra sus enemigos, su fuerza se volvió más imparable, pero, para su sorpresa, demostró ser bastante controlado si era necesario.

Por su parte, Itachi manifestaba que sería un omega bastante hermoso. Tenía un parecido a su padre, pero sus proporciones eran más delicadas. No se veía robusto, aun así, un aura poderosa dibujaba cada uno de sus movimientos durante sus entrenamientos. Su cuerpo juvenil era estilizado, de músculos reafirmados y proporcionados. Su poder  no residía en la  pura fuerza bruta, sino que en cada duelo, sus movimientos eran elegante y bien pensados. Parecía que podía armar estrategia tras estrategia en plena contienda. Este talento animaba a todos a pensar que  pese a no ser alfa, sería un gran líder, tal y como alguna vez lo fue Madara Uchiha.

Por otro lado, Shisui se había ganado la confianza de numerosos partidarios del clan que creían que él sería un buen alfa líder de la aldea. Sin embargo, otros apreciaban el desempeño que el primogénito del actual líder tenía. El alfa tenía la ventaja de los años e Itachi de su insólito talento y del cada vez más profundo amor del alfa. Todos estaban exultantes de tener a dos candidatos tan prometedores y unidos. Muchos pensaban que se unirían y gobernarían el clan juntos como Fugaku y Mikoto.

Shisui no sabía cómo explicar sus sentimientos por Itachi. A su edad y con el paso de varios periodos de calor se veía necesitado de la compañía de un omega. A pesar de que había “roto” su compromiso con Itachi cuando niños, no podía mantener sus ojos alejados de él. Era vergonzoso, pues Itachi a pesar de su ya notable belleza seguía siendo un niño. Uno que llamaba la atención de otros alfas, pero niño al fin.

No tenía la fuerza para  evitar que sus sentimientos siguiesen cambiando. Existía una sensación de ansiedad por verlo, por sentirlo y aspirar su aroma. Deseaba en su fuero interno acaparar su tiempo, espacio y atención, ser al único que Itachi mirase.  Por lo mismo, cada vez que permanecía en la aldea no hubo día en que no se quedara a su lado, entrenando, jugando, haciendo jugar al pequeño Sasuke o simplemente observándolo.

Ese día era uno de aquellos, luego de una misión especialmente cansada lo primero que le exigía su animal interno era verificar que todo estuviera bien con Itachi.

— ¡Shisui-san, volviste!

Itachi se acercó con una sonrisa delicada pero que hechizo los sentidos del alfa. Él tuvo que recordarse que su pequeño primo era un joven que aún no dejaba de ser un cachorro por muy maduro y talentoso que fuese.  El omega era el más hábil con el kunai que cualquier otro. Había aprendido la habilidad con la espada corta y la larga, manejaba hábilmente ambas. En combate cuerpo a cuerpo aún estaba en proceso de adaptar sus movimientos a personas más fuertes.  No parecía haber límite para su genialidad. Muchos asumían que su debut sería incluso antes del que fue el de Shisui.

—Así es, Itachi. –Se inclinó levemente. — Voy a estar para tu test de rastreo. Sé que has mejorado mucho. —Comentó con verdadero orgullo.

Un ligero sonrojo decoró el rostro del omega. No era usual que su ser se sintiera avergonzado, estaba acostumbrado a los halagos, incluso le parecían exagerados, pero con Shisui era diferente. Había un revoloteo en todo su interior cuando escuchaba aquel tono lleno de orgullo hacia su ser.

—Fue gracias a ti, a tus consejos. —Se inclinó ante su primo mayor pues era verdad sus palabras. —  Gracias por todo. Cada vez que regresas de una misión, te das el tiempo de enseñarme lo que has aprendido.

El menor se sabía a la mira por los otros omegas y alfas de su generación, un sentimiento le embargó. No era jactancia o vanidad de ser cercano al grandioso alfa, sin embargo había algo deleitable el saber que todos observaban que su relación era estrecha.

—Sabes que me gusta hacerlo. Eres como mi hermanito menor.

Shisui sintió un pequeño desasosiego el decir aquellas palabras. Estaba mintiendo. Desde su primera época de calor dejó de sentir que era correcto llamar a Itachi como hermano menor. Sin embargo tenían una promesa. A Itachi parecía calmarle que lo llamase así. Desde pequeño su mayor alegría era verlo sonreír junto a Sasuke. Aquello jamás dejaría de ser su misión. Por lo que ser el hermano mayor de Itachi permitía a este liberarse de la enorme carga que cada vez representaba ser el primogénito del líder del clan.

—Es más, voy a ayudarte a repasar antes de tu examen de mañana—Anunció Shisui.

—Eso sería genial, pero Temma-san prometió hacerlo. —Se disculpó el omega sin notar que su primo se había tensado.

— ¿Temma?

El alfa intentó recordar a quien se refería su primo. Por un instante una sensación  desagradable saturó su boca. ¿Quién se había vuelto cercano a su precioso primo? Una conmoción posesiva le asaltó.

—Así es Temma-san es del clan de Kakashi. —Respondió Itachi sonriendo.

—Ahh entiendo…—Murmuró con una mueca el joven alfa. —Entonces los supervisaré a ambos como el mayor que soy.

— ¿De verdad? No quisiera quitarte tu tiempo de descanso.

—Claro que no, Itachi. Siempre es bueno para mí repasar lo aprendido.

—Gracias.

La risita que dibujó Itachi en su rostro aceleró el corazón del ya adolescente. Se sentía conmovido de ser una de las pocas personas a las cuales el joven heredero mostraba gestos propios de su edad.

Las orejas de ambos felinos se removieron ante el quiebre de una rama. Levantaron su mirada y una bola giratoria de pelos coronados por unas orejas cayó sobre ellos. De inmediato Shisui la atrapó en el aire.

— ¡Shisui-san, se está llevando a mi hermano de nuevo!—Chilló con un mohín en sus pequeños labios.

—Oh lo lamento, Sasuke. Perdóname, prometo invitarte algunos bocadillos que traje de mi misión

—Eso no es suficiente—Murmuró  el pequeño Sasuke bastante cómodo en los brazos del alfa.

El niño había aprendido a trepar árboles casi al mismo tiempo que a caminar. Aquello  era una habilidad bastante desarrollada entre todos las panteras, pero parecía que había un especial talento en el pequeño que aun dormía en brazos de su mamá, hermano, primo o tíos.

—Sasuke, no seas tan caprichoso. —Regañó Itachi, abochornado por la desfachatez de su hermanito. —  Shisui-san solo está ayudándome a entrenar.

— ¡Ni-san prometiste  jugar conmigo!—Exclamó resentido, aun bien recostado en brazos del alfa mayor. — Siempre me dejas solo.

Itachi se sintió un poco culpable. Se había obsesionado con hacerse perfecto para ser su ejemplo y al mismo tiempo para protegerlo. No había podido evitar  contagiarse de la sensación de ansiedad que rondaba a todo el clan con respecto a la expansión de los Namikaze. Se había corrido la voz desde la muerte de la esposa del gran líder se había desatado una ola expansionista más agresiva que antes.

—Está bien, Sasuke, después de la cena prometo jugar contigo. —Una voz dulce y amable salió de los labios. Shisui la había reconocido, era la voz omega. Una delicada sinfonía que deleitaba los oídos de la pareja alfa de este y a sus cachorros.

—Invítenme también. —Se incluyó el alfa.

—Shisu-san, sabes que siempre estas invitado a comer con nosotros.

—Me refería a jugar con ustedes. —Comentó rascándose la cabeza. — Pero por supuesto acepto la cena de tía Mikoto.

Los tres regresaron al área poblada de su aldea, hacia las puertas del interior del castillo negro, la zona donde residía la élite del clan. Mientras caminaban, por primera vez, Shisui se percató del enorme respeto que todos veían en los tres. Su “madre” le había confesado que si se unía a Itachi, ambos junto a Sasuke gobernarían el clan. Cuando era joven no le dio demasiada importancia. A la edad de 14 se sintió abrumado, sin embargo un orgullo casi animal creció por ser visto como compañero del niño  que era Itachi.

Fue recibido de forma cálida por su padrino, su tía Mikoto, Obito, su pequeño primo Sai, sus padres habían partido a una misión,  y  su padre omega, quien también se encontraba invitado para la cena. Le agradó  ver reunida a toda la familia. Sobretodo saber que Itachi y Sasuke estaban protegidos. Sus ojos se cruzaron con los de su padrino y entendió que este se sentía de la misma forma. Aun no comprendería que se trataba del placer más instintivo en un alfa.

Cuando cubrían su rostro con una máscara  se convertían en herramientas que traían paz y guerra según como fueran requeridos. Pero dentro de las seguras murallas que construyó Madara, sus vidas eran pacíficas.

Shisui se había vuelto especialista en diversas áreas, sus misiones habían sido en su mayoría exitosas. La consciencia era algo duro de controlar, pero nunca dudaba cuando su espada debía enterrarse en el pecho de alguien. No se equivocaba, ellos no eran justicieros. Y sin embargo, la crueldad y traiciones de hermanos, esposos y parientes eran muy comunes dentro los señores que los contrataban. Ellos hablaban de honor, pero se apuñalaban sin sentarse a conversar, entregaban a sus hijos e hijas para dar una tregua que solo les permitiese alistar armas. Atacaban y destruían las familias que esos hijos habían formado. El alfa no creía que su forma de vida fuera la mejor, y tampoco se  justificaba con el título de “buenos” pero dentro de las murallas que los separaban del resto la política era clara: todos aportaban al clan según sus habilidades. Si no podían pelear, como herreros, cultivadores, criadores de ganado o cuidando a los cachorros de los que sí salían a misiones. No entregaban en ofrenda  a nadie, ninguno era esclavo del otro. El equilibrio y el respeto que tenía la familia principal y los más poderosos eran justificados y defendidos constantemente.

Se había debatido muchas veces desde su primera misión si hacían lo correcto. Había veces que terminaba una misión con la moral baja y pesadillas le perseguían por el resto de noches hasta volver a casa. Pero cada vez que observaba a su padrino tan seguro de sí mismo la admiración crecía; cuando se topaba con Mikoto curando a los heridos volvía a tener seguridad que estaban protegiendo a personas; cuando veía a su tío Obito podía reír junto a este; cuando sus ojos se topaban con la mirada seria de Kakashi recordaba que le habían dado otra oportunidad a este y su gente; al observaba  a Sasuke la ternura lo embargaba; al cruzarse  con su padre omega volvía a sentirse  arropado como un cachorro. Pero, por sobre todo ello, cuando sus ojos se encontraban con los magníficos pozos negros con destellos cual joya  de Itachi la paz volvía a su alma. Ser recibido por él era una de las sensaciones más deleitantes de su vida.

¡Oh su aroma! Tan dulce, elegante, pacífico, tierno…

¡Oh su cabello! Cuando se deslizaba entre sus dedos o cuando el pelaje de sus orejas felinas le acariciaba el mentón al apoyarse en su cabeza.

Seguiría cuestionándose, porque realmente quisiera involucrar a más personas de manera pacífica como lo hicieron con la gente de Kakashi, pero entendió que debía de seguir aprendiendo y que no sería escuchado tan fácilmente.

Por el momento se mantuvo sonriente mientras su tía Mikoto ponía la comida en el centro de la mesa. Todos tenían platitos para servirse en ellos los que gustasen. Sasuke tenía su propio bol de onigiris de tomate. Su madre se los había hecho solo para él.

—Sasuke, ten cuidado con ensuciarte.

La imagen de Itachi jugando con él llego a su mente. Shisui sintió un agradable estremecimiento.

 —Sasu-chan aun es un bebe. Debes dejar que disfrute de ello.

—Shisui-san, yo ya no soy un bebe… ¡soy un niño grande! ¡Sai es el bebe!

Y solo se acomodó con la espalda muy recta y comió con mayor elegancia. Itachi le dirigió una mirada de agradecimiento.

El encuentro de sus miradas duró un poco más que un simple intercambio. Shisui atrapó la de su primo. Las bocas de ambos pronto dibujaron sonrisas cómplices.

Aquella reciprocidad fue observada por los adultos, quienes nuevamente creyeron en que el destino los había unido por una razón. No presionaban a los niños, pero sabía que los siguientes años de maduración de Itachi serían los más difíciles para Shisui. El alfa, de hecho, ya debería de haber desbordado feromonas sexuales; pero quizás su alfa estaba conteniendo esa parte por el aroma a niño que aún emanaba de  Itachi.

 

...

Un pequeño Itachi observaba la luna, su diosa y patrona con cierto regocijo. Sonrío inocente mientras acariciaba las hebras de cabello de su hermanito, quien se tendió en sus piernas sin tapujo. Mikoto encontró la escena adorable.

—Sasu-chan está muy consentido. Fugaku cree que deberíamos tener mano dura con él. Aunque a veces también termina cumpliéndole caprichos como lo hacía contigo. —Susurró la madre.

—Lo sé. Tiene razón. Según lo que me dice Shisui el mundo exterior es…complicado.

Mikoto se sentó a su lado. Posó su delicada mano sobre el hombro de su hijo, brindándole un apoyo silencioso.

—Lo sé. De joven fui a algunas misiones antes de volverme la miko principal. —Suspiró. — Al igual que Fugaku no podemos salir a muchas misiones. Y debemos dejarlo en manos de los más jóvenes. Pero sabiduría no alcanzaran permaneciendo detrás de las murallas. —Su tono se tornó solemne. —  Los hijos de los gobernantes deben ser los primeros en salir a batalla para servir de ejemplo y para ser buenos dirigentes cuando nosotros no estemos. Así será con tu heredero, así debe ser con Sasuke también.

—No quisiera. Me gustaría protegerlo de todo, pero sé que eso solo lo haría más indefenso. Ni siquiera yo mismo sé con exactitud lo que hay afuera…solo los libros y las anécdotas de los otros.

El joven omega se veía mortificado.

—Llegará tu momento. Y el de Sasuke. Antes te pedía que no cuidases de él. Kakashi, Obito o Kagami podrían encargarse, pero siempre insistías en hacerlo. Ahora me parece que es parte de tu naturaleza.

—Me trae paz y valor cuidar de Sasuke. No te preocupes, madre.

Mikoto sonrío. Llevó su mano hasta la cabeza de su niño y la acarició suavemente, gesto lleno de amor para con su cachorro.

Como si el acariciado fuera el menor de los presentes, Sasuke ronroneo con gusto y se acomodó mejor para seguir durmiendo.

—Shisui-kun es un joven bastante agradable. Estoy contenta de ser su madrina. —Comentó Mikoto—A él también, parece agradarle cuidar de ustedes.

Y Mikoto pudo notar casi imperceptible un tic nervioso en su cachorro mayor.

—Yo también le he pedido que no lo haga pero…

—Pero te gusta sentirte mimado por él. —Acusó con tono bromista la omega.

— ¡Madre!

Mikoto río con gracia.

— ¿Tú crees que él…si llegase a tener pareja dejase de acercarnos a nosotros? Sasuke lo extrañaría.

—Itachi…

—Sé que tarde a temprano todos lo tienen… bueno, la mayoría. Obito-ojisan sigue detrás de Kakashi-san por lo cual no tiene, pero…

—Bueno, Shisui-kun es bastante guapo: Debe de ser popular.

—Ah…—Comentó con desanimo, incluso sus orejitas decayeron.

—Pero no lo creo. Shisui-kun no los dejaría de lado, así que no tienes que preocuparte por Sasuke.

Itachi sonrío suavemente.

Su madre supo que el destino de su cachorro estaba escrito. Agradecía que los dioses le dieran una pareja destino que lo amase tanto.

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Durante su crianza como shinobi en el clan de las serpientes blancas había aprendido varios aspectos de la clase alta. Sin embargo, nunca hubiera asimilado tantas costumbres, si no hubiese formado parte de esta elogiada y odiada clase dentro del castillo de su abuelo. Quizás no era solo por su sangre regia, sino porque cada aspecto en la vida de un noble omega debía ser regido bajo una etiqueta muy estricta. Debían de ser más que salvajes herramientas del placer de un alfa (para eso estaban los betas y algunos omegas de clase baja). Un esposo de un general debía de tener la disciplina tan marcada como la de su alfa. Su comportamiento sumiso, obediente, recatado, delicado y elegante era la honra de su clan y familia.

Así que tanto su madre como él no tuvieron más de un día de descanso para recuperarse de su perdida anterior. Tutores, maestros y especialistas llegaron a su castillo para aleccionarlos. Su abuelo, el señor de aquel castillo, era un guerrero al servicio de otros clanes más poderosos. El principal motivo para obligar a su hija ya adulta a retomar sus estudios era para ingresarla  en el harem de algún rico señor. En el caso de su bello nieto, aspiraba a que este se convirtiera en  el esposo de algún gran señor de la guerra, por lo cual necesitaba tener el nivel de uno.

El abuelo de Orochimaru tenía tierras de cultivo a su alrededor,  sin embargo estas no eran tan vastas.  Sobrevivían de alianzas con otros grandes señores. Tenía un contrato de servidumbre con otro clan más grande. Un clan que limitaba con los Senju y que por tanto estaba en constante pelea con este.

Su castillo permanecía casi oculto. Era bastante desconocido entre otros. Y sin embargo había sido blanco del clan Uzumaki una vez. De hecho el clan Uzumaki fue  quien contrato al clan de Orochimaru para exterminarlo. Contrato que no fue cumplido por el padre del omega. El señor feudal movió algunos recursos para hallar a su hija omega perdida, pero luego de algunos meses la  declaró muerta. Imaginó que alguna de sus amantes le daría un heredero alfa, por lo que no tendría que preocuparse. Ninguna pudo darle ni siquiera un hijo omega. Así que volvió a buscar a su desaparecida hija con esmero. Contrato ninjas para averiguar y estos encontraron el chisme de que uno de los peliblancos misteriosos tenía de esposa a una pelinegra y que habían tenido un cachorro. El señor había reconocido esa cabellera blanca como la del tipo que secuestró a su hija omega.

A través de ninjas amenazó al clan de las serpientes para que se los devolvieran. Al final no hubo necesidad. Irónicamente, el clan Namikaze - uno de sus  enemigos- había encontrado al clan de Orochimaru. Aquello más un auto golpe de estado fue suficiente para liquidarlos. Su último vestigio era su hermoso nieto pelinegro. Debido a sus cabellos negros nadie podría enterarse de su linaje prohibido.

Para su suerte, su nieto tenía muchísimo talento. Sus bailes eran etéreos, cada movimiento guardaba delicadeza, pero profundidad cuando la música lo requería. Parecía un artista por completo. En ese momento veía como danzaba con su abanico en manos. Movía con elegancia sus pies enfundados en medias blancas, las mangas de su kimono guinda hacían bellas ondulaciones. Cuando cubría su rostro generaba anticipación, para luego revelar una sonrisa serena.

El guerrero había decidido organizar pronto una presentación oficial para su nieto. A pesar de ser casi un niño, podía ver que generaba cierto revuelo entre los betas a su alrededor. Ninguno podía dejar de seguir sus pasos. Estaba seguro que cualquier alfa que lo viera quedaría fascinado con él.

Aquel día, aparte de las lecciones de danza tenía caligrafía, ceremonia de té. Para el día siguiente el maestro de historia le tomarían un test al joven omega. Por lo que  la madre de Orochimaru decidió hacerle repasar la historia de los clanes amigos y enemigos de la Tierra de Fuego.

—Esto se lee como Yuna Namikaze, actual líder Namikaze. Tiene dos omegas, pero ninguno le ha dado un cachorro.

Los árboles genealógicos de las grandes casas era un saber que todo noble debía de tener en cuenta. El linaje se contaba hacia atrás.

—Ese es el clan que…

—Hijo…sé que es duro lo que voy a pedirte pero debes olvidar.

—Papa era tu alfa como puedes…

Su voz se torció de indignación.

—Hijo, te tengo a ti. Mientras te tenga a mi lado el dolor por la muerte de tu padre no me derrumbará. La naturaleza es sabia. No nos hace tan indefensos a los omegas, incluso a mí.

—Madre…los vengaré, te lo juro. —Susurró con rabia.

—No. Y debes guardar el poder que te dio tu abuela. Si tu abuelo se entera…

Orochimaru no se lo dijo a su abuelo, pero a escondidas comenzó a investigar sobre el Dios Orochi. Le pidió a su tutor de literatura que le contase mitos sobre él. Y en secreto comenzó a convocarlo. Descubrió que su habilidad de controlar serpientes permanecía y que se había vuelto más poderosa. Pronto sintió que podía sentir a Orochi en su interior. Pudo reconocer su naturaleza.

Aprendió con fervor lo que su abuelo deseaba. En un año era un señorito de la alta sociedad que sabía portarse con prudencia y decencia. Su abuelo lo adoraba pues sabía que sería un perfecto esposo. Así que le consentía lo más que podía. Orochimaru, aprovechándose de eso, le pedía libros sobre los Uzumaki. A su abuelo le manifestaba querer un esposo de una gran casa aliada, por lo cual debía de aprender sobre las casa enemigas como lo eran los Uzumaki.

—Nieto mío, estoy seguro que podrás. No hay omega mejor portado que tú.

—Por eso, abuelo, es necesario que me involucre en su cultura.

—Eso es muy cierto. —Respondió el alfa, mientras acariciaba la melena de su nieto. — Pero recuerda que un omega amado es un omega que sabe pero no habla.

A pesar que no amaba  a su abuelo, ser mimado por él hizo que naciera un cariño diferente. Él tenía sus propios planes, pensaba simplemente mantener contento a su abuelo para que su madre estuviese protegida.

Tiempo más adelante reconocería que aún era un niño. Uno que había perdido a su familia y que se amoldó a la nueva que su abuelo le ofrecía. Que sus planes de venganza no estaban definidos y que en el fondo se sentía confortado entre las murallas del castillo de su abuelo. Nunca debió olvidar que para los shinobis no existen murallas.

La paz que su corazón tuvo en el hogar de su abuelo no  duró mucho. Una noche también de luna llena invadieron el castillo…eran enemigos ninjas de su clan, los cuales por una gran compensación del clan Uzumaki finiquitaron el trabajo que su padre no había podido lograr.

Su abuelo no era un siervo rico ni con numerosos soldados, pero era uno fiel al gran señor que servía, por lo cual era importante para este. El gran señor al que servía estaba en medio de los intereses de los Senju y Uzumaki, por lo mismo ambos buscaban destruirlo. La mejor forma era primero eliminando a sus tributarios de manera silenciosa y sin ensuciarse las manos.

Nuevamente, otras personas tuvieron que pelear para protegerlo, para darle tiempo. Su abuelo fue la primera víctima; su madre, el escudo final. Una madrugada llena de nieve escapó por el jardín trasero del castillo. El cual estaba rodeado de un espeso bosque. Corrió demasiado. Sabía en el fondo que no volvería a ver a su madre. Y aun así continuó corriendo. Estaba desesperado,  tanto que el frío no caló sus huesos. Aún no había dado inicio a su ritual antes de dormir por lo cual llevaba ataviado su exquisito kimono con el cual había presentado  la danza de la nieve ante su maestro y abuelo. Todos le habían alabado.

Mientras de sus ojos caían lágrimas, su mente recordaba las sonrisas de todos.

Su cuerpo debería estar entumecido, pero una fuerza interna le movilizaba aun cuando su lengua se estaba congelando, aun cuando su voz se había apagado. No cayó ni una vez sorprendentemente. Su mente continuó rememorando el rostro de su madre, de todos los que había perdido como si pudiera llamarlos de regreso. No quería continuar, deseaba dormir y no despertar, pero aquella maldita fuerza no le permitía caer. Como a un títere le hacía seguir corriendo por su vida.

Ya nadie lo perseguía, dándolo por muerte en medio de la blanca nieve que cubría el suelo y las copas de los árboles, pero aquel dios que vivía en el interior de Orochimaru no iba a arriesgarse, hizo que su contenedor continuara huyendo.

Para el mundo shinobi existía un niño de cabello negro, hijo del heredero del clan de las serpientes, pero para el mundo guerrero, no existía ser así. Orochi había escuchado y aprendido a través de su contenedor el camino hacia Senju. Así que lo guío hacia aquel lugar. Cuando llegaron a un camino, mientras se oían los golpes de un par de caballos, permitió que su contenedor se derrumbara. El Dios decidió borrarle la memoria a su contenedor temporalmente para que pudiera evitar el shock por la pérdida de su familia y el peligro de descubrirse así mismo. Orochi estaba seguro que si los humanos descubrían la identidad de su contenedor lo asesinarían.

No se equivocó.

……………………………………………..

………….

 

El trayecto era largo y tedioso. Todos sentían como si no avanzaran y el objetivo fuera demasiado lejano. Tuvieron que hacer varias paradas para que los omegas, betas y siervos pudieran estirar las piernas, para que los niños se distrajeran y los bebes como Memma respiraran aire fresco.

En medio del pare, Naruto se acercó con su caballo hasta donde se encontraba Sasuke junto a su hermano y siervos. Los omegas preparaban a su pequeño retoño para comer su papilla. Así mismo una de las siervas omega daba pecho a su cachorro. Y es que no  era bien visto que lo hiciera Sasuke. Una parte de él estaba conforme en que nadie más tuviera la oportunidad de ver la piel de su esposo, pero otra parte se encontraba un poco descontento de no poder disfrutar de ese tierno contacto. Se dijo así mismo que Sasuke solo cumplía con su deber.

Habían viajado por varios días. Todos se encontraban bastante estresados.  No eran un gran número, pero efectivamente era lento viajar con omegas y niños. Lo cual era inevitable pues se trataba  de una ocasión especial. Ya que muchos de los viajeros no eran guerreros, durante  las noches se erigían campamentos para que estos pudieran dormir. Mientras que alfas y betas guerreros  vigilaban.

Ese día nuevamente les había alcanzado el atardecer, Minato dio el aviso a todos para que pararan e iniciaron nuevamente a formar tiendas para que los omegas y cachorros pudieran descansar lo más cómodamente posible.  

—No llegaremos nunca. —Se lamentaba Sasuke mientras se refrescaba la cabeza con el agua del riachuelo.

Mientras el agua caía en sus cabellos, cerró los ojos concentrando sus sentidos en los alrededores. Sintió la presencia de su hijo junto a Itachi y los siervos, también el suave trote de caballo de Naruto. Sus oídos tenían un largo alcance. Escuchó el suspiro de la comitiva entera que se sentía francamente aburrida; los niños llorando, los omegas arrullándolos; los siervos murmurando y criticando. En general todo el habitual ruido que sucede cuando la corte se une. Así mismo podía escuchar los sonidos de la naturaleza como el crepitar de las hojas, las ramas moviéndose ante el suave viento, los pájaros cantando. Y entonces una parvada de pájaro abandonando su nido le llamó la atención. Esas aves estaban espantadas. Sonaban como cuando él caía sobre estas al jugar. Evidentemente estaba saltando entre ellas alguien sin su misma habilidad de casi pasar inadvertido.

Sin embargo, oyó con claridad que toda la comitiva  seguía a lo suyo. Nadie notaba que un grupo de mercenarios los vigilaban desde la cima de los árboles. No eran ninjas de élite, sino simplemente un remedo de estos intentado robar lo que mayor pudiera. Por lo mismo,  estaba seguro que no atacarían hasta que la noche llegase por completo. Y probablemente usasen armas de larga distancia para dormir a los guardias. Sasuke entendía que el grupo con el que viajaba era llamativo puesto transitaba con omegas, estos siempre salían con un guardarropa bastante elegante y lujoso.

Guardó la calma. A los segundos,  Naruto ya estaba a su lado.

¿Qué debía de hacer? Si gritaba como omega asustado los mercenarios acabarían con la vida de algunos. Aquello podría retrasar el plan. Si le confesaba a Naruto en secreto para que pusiera la alerta sin armar escandalo sería evidenciado como alguien no normal. Si  no hacía nada se ponía en peligro y a su gente. Sus oídos eran más desarrollados que los de Itachi. Sin embargo, no dudaba que este pronto se diera cuenta también. Pues los mercenarios en cuestión producían muchos ruidos diferentes a los de la naturaleza.

—Sasuke….sé que es la tradición pero ¿porque estas tan alejado de Memma?

Sasuke suspiró.

—Como tú dices, es la tradición…—Respondió intentando no ser cortante, lo cual no consiguió.

— ¿Te sucede algo?

El omega se puso de pie, intentando parecer natural.

—No, solo estoy cansado de estar asándome dentro de esa cabina. Estoy harto, Naruto.

El rubio sonrío. Realmente, su esposo nunca le trataría con el respeto que se acostumbraba tratar al marido alfa. Nunca le llamaría Naruto-sama, ni danna o esposo mío. El día que Sasuke le dijera así sería porque estaba molesto, triste o algo parecido.

Naruto se bajó del caballo. Su asistente se acercó para tomar las riendas de este. Se aproximó a Sasuke, deseando cerrar contacto con él. Pero este de forma huraña le rehuyó.

—De todas maneras, Memma debe tener mi supervisión.

Lo dejó estancado. El asistente que se llevaba el caballo paró y giró. Otros de sus hombres también se habían virado, algunos murmuraban.

— ¡Mas les vale que esas tiendas estén listas pronto! Mi  esposo  y yo estamos preocupados por el viento para el niño’tebayo.

De inmediato sus soldados se dispusieron a seguir la labor. Se acostumbraba a que como capitán que era tuviera su propia campaña por si requería compañía. Pero deseaba compartir espacio con Sasuke, dormir con él, tal vez acariciarlo aunque no tuvieran intimidad debido al parto del omega. Pero sabía que Memma aun iba a necesitar de su madre al lado. Si bien Sasuke no debía de hacerse directamente cargo del niño si debía de supervisar el cuidado que este recibía así como el de los demás cachorros que tuvieran. ¿Cuántos más podrían tener? Naruto se preguntó. Sasuke era bastante joven por lo que le quedaban muchísimos años de fertilidad.

Ajeno a los pensamientos del alfa, Sasuke se acercó a su hermano.

—Itachi ¿notas ese sonido en los arboles al este?

Itachi parpadeó confundido. Se concentró un poco hasta que pudo percibirlo.

—Asaltantes…

—Así es.

—Demonios...

—Lo sé. —Asintió Sasuke.

—Debemos acabar con ellos antes que nos ataquen. Estoy seguro que no son un grupo tan grande. Y si  no nos han atacado, van a esperar hasta que realmente estemos dormidos. En ese caso nosotros podemos también hacerlo.

—Déjame hacerlo a mí, Itachi. No he entrenado y con el parto me he oxidado.

—Justamente por eso. —Respondió en susurros con un deje bastante preocupado el mayor.

—Pero necesito entrenar para el día del final.

—No lo sé. Sai debe de ir, a él no lo requieren. Orochimaru puede ordenarles a algunos de sus hombres. Y creo que incluso yo podría. Minato ha traído a un grupo de Oiran para entretener a su gente y estoy seguro que así mismo. Ya ha dormido con ella un par de noches. Yo no voy a ser requerido. Pero Naruto te está observando con anhelo, hermano.

Entonces, el menor se  giró tímidamente y se percató que era verdad. Naruto devoraba y se deleitaba tan solo con sus ojos.

—Entonces será mejor que hoy me reporte enfermo y me encargue de esas basuras en los árboles. Debo de estrenar mis nuevos poderes.

Sonrío de una forma que incluso Itachi sintió sus vellos erizarse. Sasuke no había ensuciado sus manos con sangre tantas veces como Itachi. No había tenido el tiempo necesario. Sin embargo, sabía que sería un error negarse. No había demasiada oportunidad para que aprendiese a controlar sus nuevos poderes. Y estos serían de utilidad el día de finiquitar el ansiado plan.

Sus miradas se dieron entendimiento. Continuaron platicando como si no tuviera importancia. Se apartaron cada vez más de Naruto. Quien a lo lejos pudo notar como Sasuke caminaba como si le faltase el aire. Recordó que lo había visto mojarse el cabello con aprehensión. Se preguntó si el viaje estaba siendo demasiado para su joven esposo.

Por ello no le sorprendió cuando Orochimaru salió  de la tienda de campaña de Sasuke, anunciando que debía de permanecer descansando. El viaje le había agotado. Había sufrido un golpe de calor al hacer la travesía  dentro de un lugar cerrado.

— ¿Se mejorará para mañana?—Preguntó Minato.

—Por supuesto, solo necesita descansar muy bien esta noche. Su primo y sus siervos se quedarán cuidándolo. Itachi cuidará de Memma.

Naruto suspiró resignado. Como había supuesto no podría exigir compañía de su pareja esa noche.

Unas horas más tarde,  otros omegas también sufrieron de golpe de calor por lo que la necesidad del Uchiha no fue visto como poco común.

Durante el anochecer las carpas terminaron de ser armadas, los grupos de soldados se aprestaron en rondas junto a una fogata; mientras otros rodearon el extenso campamento de la zona. Naruto permaneció al lado de su padre supervisando que los consortes y niños estén en buen estado. Deseó ver a Sasuke pero Orochimaru recomendó no interrumpir su descanso.

—Padre, ¿no crees que sería mejor si cuidó yo mismo de Sasuke’ tebayo?

El gran alfa paró en seco y se puso a su frente con mirada autoritaria.

—Naruto, entiendo que lo desees y lo quieras. Pero es un omega enfermo. ¿Acaso vez a los otros generales entendiendo a sus esposos? Eso es propio de omegas. Tu deber está más allá que a tu esposo, es proteger a toda nuestra gente.

—Lo sé, pero si fuera al revés, él tendría que estar a mi lado cuidándome.

—Si fuera al revés. Porque ese es su deber como omega. —Respondió demostrando la obviedad del tema.

—Su deber…

—Sasuke es un buen chico, un omega que sabe su lugar. No intentes confundirlo con sentimientos que solo le harán daño.

— ¿A qué te refieres?

—Si le muestras un trato demasiado especial, cuando te vea cansándote con otro esposo o tomando más concubinos te odiará y aborrecerá a los hijos que procrees. Dale el trato que su honor merece, pero no causes disputas dentro de tu propia familia. Ya hay suficiente como para alimentar más. —Se mantuvo firme. — Si deseas compañía tienes a Neji para servirte. Sino deseas verlo - y lo entiendo-  he traído a un grupo de cortesanos y actrices para entretenernos. Puedes tener a cualquiera menos a Kiyori. Ella es mi favorita. — Declaró sumamente serio.

—La trajo aun con Itachi aquí. ¿No cree que siendo tan joven lo haya idealizado a usted?

Minato pareció  confundido.

—Usted puede haberle parecido un príncipe, padre. —Le riñó.

—Pues habrá cometido un error. Y en ese caso la culpa es de su madre por no educarlo.

A veces su padre se oía tan frío que le sorprendía. Ni siquiera parecía ablandarse por Itachi, quien había parecido enloquecerlo de deseo hace algunos meses. Los alfas eran volubles, eso le habían enseñado a Naruto. Y a su alrededor pudo dar fe de que tenían razón. Pero no sucedía lo mismo con él. Estaba seguro que no podría dejar de amar y desear a Sasuke.

Ante el silencio del menor, Minato continuó su camino. Naruto le siguió aun en mutismo. Arribaron ante la tienda campaña de Orochimaru.

—Así que estos son los seleccionados, Orochimaru-sama.

—Lo son, pero yo mismo los dirigiré.

Detrás de Orochimaru había un grupo de elite que tenían la cabeza y el rostro cubiertos. No podía detectar aroma proveniente de ninguno. Orochimaru había educado un grupo de ninjas criados, formados y adiestrados por él mismo. Minato lo prefería pues el estandarte de los Namikaze era acabar con los mercenarios y grupos shinobi, pero alguien más debía de realizar ciertos trabajos, por lo que la solución fue intentar imitar las artes shinobi con un grupo que realmente fuera fiel a clan.

—No es necesario que usted mismo vaya, seguramente su prometido…—Habló Minato.

—Yo estoy de acuerdo en que Orochimaru cumpla con su labor. Jamás interferiría en algo que conviniera a sus intereses, Minato-sama. —Intervino Fugaku.

El líder de la Alianza asintió conforme y halagado con el respeto que su suegro mostraba hacia él.

—Si es el caso… entonces, les encargo la seguridad de todos.

Había soldados que tenían tal labor, no dormirían por cubrir las espaldas de todos. Pero, en adición a ello, Orochimaru dirigía un conjunto de cuatro de su grupo elite para vigilar los caminos en medio de la oscuridad. Un ataque de mercenarios era muy plausible por lo que la prevención nunca estaba de más.

Por un momento, Naruto creyó sentir algo provenir de uno de los encapuchados. Quiso acercarse a este sin entender el porqué. Había algo que su olfato captaba del shinobi, algo familiar.

—Minato-sama, me permite cruzar palabras con usted.

Itachi apareció de forma imprevista, cortando la concentración de Minato y Naruto. Como hijo del líder del clan venía rodeado de un grupo de sirvientes.

—Memma esta con mi madre. — Se anticipó el pelinegro ante la preocupación del hijo de su prometido.

El gran líder accedió. Todos abandonaron las estancias de Orochimaru para que este se alistase.

—Nos permites, hijo. — Comentó Minato.

Sabiendo que su padre estaría totalmente entretenido por su prometido, decidió saltarse su prohibición y visitar a Sasuke. Tenía una sensación de urgencia para verlo. Su necesidad se hacía más apremiante conforme pasaba los segundos.

Cuando dio algunos pasos hacia la tienda de su prometido, su padrino le detuvo. El general deseaba que le acompañase a tomar y ser entretenido por los actores que el gran líder había contratado. Naruto pensó que era triste para los esposos de su padrino el ser totalmente ignorados. Por su parte, no deseaba que Sasuke se sintiera de esa manera.

—Disculpa, viejo, pero debo de ver a Sasuke.

Su padrino rodó los ojos y se interpuso cerrándole el paso.

—No seas ridículo, ahijado. No tienes nada que hacer al lado de un omega enfermo. —Le riñó.

—Justamente porque está enfermo debo de estar a su lado.

Jiraiya suspiró como si tuviera a un niño terco al frente y no a un hombre.

—Niñato, si quieres acostarte con alguien, hay muchos omegas que te pueden atender.

— ¡No quiero acostarme con Sasuke´tebayo!

Algunos giraron sus cabezas hacia el grito, al ver la mirada de advertencia de Jiraiya, cada quien volvió a sus asuntos.

—Claro que quieres. ¿Sino por qué estarías tan insistente en ir a verlo?

Naruto se sentía ofendido de que redujeran sus sentimientos por Sasuke al deseo sexual.

—Puede que papá haya olvidado lo que es amar porque perdió a mamá hace mucho, pero tú, padrino, estoy seguro de que puedes entender lo que siento por mi esposo.

Los ojos del mayor se llenaron de comprensión.

—Claro que lo sé. Por ello mismo es que te digo que no debes de ir. No le des más poder sobre ti del que ya tiene, no le estás haciendo un favor sino perjudicándolo. Entiende que tendrás más esposos y amantes.

Eran las mismas palabras que su padre le había dicho. Textualmente las comprendía, no era ningún limitado, pero su alma de alfa no.

—Naruto, contrólate. Debes de domar tu parte instintiva.

El joven rubio entrecerró los ojos y asintió. No se reconocía. Cada noche ansiaba a Sasuke, no solo de forma sexual, sino simplemente sentirlo protegido entre sus brazos. La idea de perderlo le enloquecía. Era increíble como en tan poco tiempo se había enamorado por completo de él.

— ¿Qué va a pasar si vas ahora? Interrumpirás su descanso y la labor de sus siervos. Pero, por sobre todo, le harás creer que es demasiado importante para ti. ¿Y cuando tengas que engendrar con Neji? ¿Acompañarlo en su gestación? ¿Cuándo tengas que casarte con otros? ¿Podrás tolerar que lo dejes de lado? Hazle ver su lugar desde ahora.

 

Entendía todo aquello, así que se dejó guiar por su padrino. Se sentía abrumado de sus propios sentimientos por el azabache. ¿Dónde habían quedado las dudas y resentimientos? No los hallaba.

Esa noche, mientras copulaba con uno de los jóvenes actores pensó en Sasuke y le llamó a gritos.

………

 

Por su parte, los prometidos más importantes de la Tierra de Fuego avanzaron silenciosos hacia un lugar alejado del campamento, donde no se vislumbraban soldados. Los siervos de Itachi les daban un prudente espacio para que pudieran sentirse en intimidad. No podían dejarlos solos pues comprometerían el honor del joven omega ante los demás miembros de La Alianza.

—Minato-sama, quiero pedirle disculpas por mi trato frío en este último tiempo. —Se puso al frente de su señor, agachando la cabeza. — Yo prácticamente he criado a Sasuke. No sabe lo que fue para mí creer que iba a perderlo. Es como mi cachorro. —En ese preciso momento el omega levantó la cabeza, dejando ver sus ojos negros.

Los ojos de Itachi se empañaron de lágrimas y su gesto sumiso invitó a Minato a rodearlo con sus brazos casi en automático. Y al hacerlo, sus cuerpos quedaron juntos. El alfa se embriagó con el aroma tan sensual del que sería su compañero. Fue entonces que recordó porque lo deseaba tanto, porque se había arriesgado a una lucha contra los Inuzuka solo por poseerlo.

El joven omega hizo ademán de separarse sin realmente hacerlo: se giró aun siendo rodeado por los brazos del alfa. Dejó escapar más de aquel enloquecedor aroma. Para cualquier alfa a su alrededor era como si respirase un exquisito perfume al mismo tiempo que se pierde el suelo bajo los pies.

—Quizás usted ya no tiene interés en mí. —Quebró su voz. — Yo lo entendería y enfrentaría la ira y deshonra de mi padre. Ayudaré a criar los cachorros de mi hermano y nunca tendría los míos.

—No digas eso. — Sonrío. —  Ustedes, los omegas, son muy dramáticos. Aunque creo que ahí reside su encanto. —La voz del alfa se tornó más grave. — No mereces ser solo el asistente de tu hermano. Tú vas a ser mi esposo, Itachi, y criarás a tus propios cachorros.

—Minato-sama, no creo mereces tanto honor.

—Lo eres. Es tu recompensa por haber sido un buen hijo para tu madre y un buen hermano para Sasuke. —Tomó las manos del omega entre las suyas  con mayor cuidado de que si se tratara de una pieza de jade. —  Sasuke es un buen esposo. Y todo eso es gracias a tus cuidados.

—Muchas gracias.

Toda la pasión que se había enfriado resucitó. La pequeña llama que estuvo a punto de extinguirse revivió como si le hubieran alentado con un abanico. En ese momento la pasión que sentía Minato por Itachi era más fuerte que antes. Sintió la garganta seca.

Minato ojeo con un vistazo como los siervos de Itachi les habían dado un poco más de privacidad. Y olvidó todos los consejos que su adorada Kiyori - su favorita oirán, por la que había pagado un alto precio-  le había dicho sobre los señoritos de sociedad como su futuro esposo. No importaba si realmente había caído en las redes del joven y su familia.  Ardió por el menor. E intentó calmar esa sed tomando su rostro para besarlo suavemente. Lo sintió temblar entre su sensual abrazo. Así que lo aprisionó en sus brazos con fervor.  Con una mano le asió por la cintura;  sin ningún respeto o pudor enterró sus manos en su precioso cabello de plumas de cuervo. Tan lustroso y delicado como la seda. Casi gruñó de satisfacción al deslizarse su dedos entre el moño que tenía, logrando que se soltara y le cayera indecorosamente por los hombros. Nuevamente selló su boca,  le forzó a abrir sus labios ingresando su lengua entre estos. Después de provocarle lo suficiente sintió la lengua de su omega más participativa, lo cual incrementó el calor en su cuerpo.

—Eres sublime. Te deseo, Itachi. —Susurró en su oído humano. Sin detenerse deslizó sus labios por aquella zona, humedeciéndola.

El joven Uchiha entreabrió sus ojos sorprendidos.  Con cierta vergüenza intentó  separarse.

—No es correcto. Yo…debería de regresar…

Pero Minato lo retuvo entre sus brazos. Entreabrió su boca y deslizó su lengua por la glándula que pronto podría marcar. Un nuevo estremecimiento sacudió al omega. Escuchó su quejido ahogado. Se sintió alentado, tomó de la nuca al omega e hizo que inclinase su cuello permitiendo espacio de piel que no perdió la oportunidad de besar a placer.

—Deseo tanto hacerte mío ahora.

Itachi vio en los ojos de Minato fuego y resolución ¿Acaso lo había encendido demasiado? ¿Qué era lo mejor para sus planes en ese momento? Sentía la presencia de sus siervos en su espalda. Él era el próximo líder de los Uchiha, no podía ser rebajado en frente de sus siervos. Ya mucho se comentaba entre los Uchiha sobre Sasuke.

—Y yo deseo ser suyo, mi señor. —Habló usando su voz omega. —  Aunque me avergüence y no sea propio de alguien como yo.

El joven líder  paso sus manos por la nuca del señor de la guerra, como buscando refugio se acurrucó en su pecho. Minato lo sintió avergonzado, anhelante y confundido. La ternura invadió su ser.

—Usted, además tiene consuelo ahora. —Comentó sin dejar el nido en el que se había refugiado.

—Jamás se compararía a ti. Itachi. Mi Itachi.

“Mi Itachi”….había recibido ese llamado de su verdadero prometido.

—Me han dicho que es su favorita. —Respondió al líder.

— ¿Me lo recriminas?

—Jamás, mi señor. —Aclaró con respeto. — Yo comprendo que usted como alfa tiene necesidades que aún no puedo cumplir—Susurró en su oído, tentando peligrosamente su propia suerte. —Sé que ella está realizando una buena labor con mi prometido mientras yo no puedo; porque sé que usted me respeta y me quiere a su lado como su eterno amante.

Minato se sintió avergonzado de sus palabras y decisiones anteriores. Por un momento  vaciló de la decisión de separarlos de su familia. Pero por otro lado, creyó que era lo mejor. Deseaba a  Itachi dándole su entera atención hasta que le diera un hijo. Su mano descendió hasta su cadera y dio un apretón sutil.

—Mi señor…

Apartó el cabello de Itachi, ladeó su cabeza permitiéndole repartir tenues besos en su piel blanca. Bajó hasta llegar nuevamente   a la unión de su cuello y hombro, sintió la glándula de omega contraerse. Succionó suavemente causando espasmos en el cuerpo del omega.

—Mi alfa…—Llamó nuevamente Itachi.

—Cuando este con ella murmuraré tu nombre y pensaré que eres tú sin lugar a dudas.

—Minato-sama…hágalo porque esta noche usted estará en mis sueños.

Un beso fugaz y apasionado se inició entre ellos. El labio del menor quedó atrapado entre los dientes del otro. Vio la clara lujuria por él y un estremecimiento le recorrió. Finalmente Minato dejó libre su labio.

—Te escoltaré a tu tienda.

—La verdad deseo refrescarme un poco, mis siervos me ayudarán. Además si nos ven llegar así…

—No quiero ensuciar tu reputación. —Entendió el líder. — Solo no se aparten demasiado. Te estaré esperando en la puerta de tu tienda para asegurarme que ingreses con bien.

—Gracias.

Minato se encaminó hacia donde se encontraban todos los demás. Se veía radiante, relajado y feliz ante la expectativa de su nuevo matrimonio. Sus dudas sobre Itachi se tambalearon. Ese tipo de besos, enrojecimiento de mejillas no podrían fingirse. Creyó que su joven prometido había utilizado sus encantos al inicio pero estaba seguro que realmente existía afecto y deseo correspondido.  Así que decidió esa noche dormir con cualquier otra menos su favorita y dejarla a disposición de cualquiera. De esa forma aseguraba que ella no envenenara sus sentimientos por Itachi.

Mientras tanto, Itachi se había acercado al arrollo a lavarse la boca y acomodarse el cabello.

—Entiendo que eres hijo de Fugaku-sama, nuestro líder…—Una de las siervas se adelantó hacia Itachi. —Y que ellos…—Señaló a los otros siervos que la acompañaban—… siendo betas están a tu servicio pero yo no. —La voz de la muchacha se alzó clara. — Yo soy una omega Uchiha y puedo serte rival…

—Izumi…de pequeños fuimos amigos ¿qué sucedió?—Interrumpió el discurso de la joven sin girarse.

—Lo sabes bien…—Respondió ella con rencor.

— ¿En qué sentido crees que puedes ser mi rival?—El líder Uchiha giró rápidamente hacia su contrincante. Sus  ojos cambiaron a rojizos al igual que los de ella. Los betas no sabían si llamar a Fugaku o no. La última escena les había dejado un sin sabor sobre el honor de su líder omega.

—En todo el sentido, Itachi. —Sonrío ampliamente. —Creo que a Shisui le encantará saber cómo su prometido se revuelca con otro para mantener su farsa.

—Shisui sabía exactamente lo que enfrentábamos. —Se defendió Itachi, olfateando sentimientos de decepción por parte de los betas. Estos no intervendrían pues querían verificar si su lealtad estaba siendo correspondida.

—Lo hemos notado, Sasuke-san está enamorado de su esposo. —Comentó Izumi con las manos en la cintura. — Eso es normal. Su blanco es guapo y él demasiado joven, se le pasará cuando termine; pero tú, nuestro próximo líder, me asqueas. —Las orejas y cola de Izumi estaban quietas, sus bellos estaban completamente erizados. — No mereces la herencia de Madara-sama, el sí fue un omega diferente.

Itachi sabía que si seguían discutiendo terminarían por descubrirse. Necesitaba solucionarlo y zanjar el tema. Y por supuesto demostrar que su título de heredero no era solo por ser hijo de Fugaku. Él siempre trataba de solucionar todo por la manera pacífica pero si no se podía estaba muy capacitado para darle arreglo de múltiples formas. Además, una vena posesiva le sacudió al escuchar el nombre de su prometido dicho de una manera tan familiar. Muy pocos podían llamarle “Shisui” sin ningún honorífico.

— Yo sería un omega leal para Shisui. No creas que no nos damos cuenta que este encuentro fue más que un engaño. Lo estás deseando…cuando Shisui se entere  me escogerá…

Antes de  que la muchacha pudiera pestañear se encontraba en el suelo con Itachi sobre ella y su mano en su garganta. Quiso ponerse de pie pero el heredero tenía una pierna sobre su vientre inmovilizándola.

Los siervos betas al principio se quedaron pasmados, pero de inmediato se inclinaron con respeto, mostrando el cuello ante Itachi.

—Escúchame bien. Izumi si vuelves a mencionar a mi prometido sin el respeto merecido olvidaré que fuimos amigos. —Dijo directo a su oído. —  Espero pongas todo de ti con la misión porque ya sabes que la traición se castiga con la muerte.

Se acercó más a ella, dejando que el peso de su pierna le quitase el aire.

—Y Shisui es mío. —Le dijo desde lo más fondo de su ser animal.

Se alejó, permitiendo que ella respirara.

—Por favor, ayúdenme a arreglar el cabello. Siempre olvido como son estos moños. —Se refirió a los betas.

Ellos se acercaron rápidamente a ayudar a peinar el cabello de Itachi. Cuando estuvieron listos, Izumi tomó su lugar como sierva de Itachi y caminó detrás de él. Sus ganas de retarle casi habían desparecido. De todas maneras no pensaba en arriesgar la misión. Sus peleas eran dentro del clan. Hacia afuera seguían siendo un pueblo unido que luchaba contra su opresor. Izumi sabía que a pesar de sus cuestionamientos fueran ciertos e Itachi gustase de Minato, este cumpliría con su deber. Mientras que Itachi sabía que Izumi deseaba a Shisui como alfa pero que a pesar de odiarle porque Shisui lo amaba a él, ella no arriesgaría la misión. Al menos en ese aspecto estaban de acuerdo, aunque una vez que todo terminase ¿Izumi dejaría escapar a Shisui?

………………

La luna se alzaba imperiosa. Aparentemente todos en el campamento dormían profundamente. Entre las sombras corrían cuatro personas totalmente de negro.

 Entre el grupo se encontraba Sasuke quien por fin sentía sus músculos destensarse. Nuevamente se sentía él mismo, un shinobi. Su cuerpo se encontraba algo pesado por la falta de práctica y el embarazo por lo que correr era la mejor idea. Pronto empezaron a trepar los arboles con suficiencia. Orochimaru también era un felino al igual que ellos además de poseer el don de la serpiente.

Subieron a las cúspides de los pinos. Desde esa altura  pudieron distinguir al grupo que intentaba robarles. Ellos se encontraba en arboles pero no lo suficientemente altos. Sin lugar a dudas eran solo mercenarios que habían pensado que eran un blanco fácil por la cantidad de omegas.

—Bien, Sasuke –kun. Es hora que te explique algunas de mis habilidades que debes de haber heredado. Va a ser ligeramente complicado que controles tu lado animal natural junto con el poder de la serpiente blanca, pero con esfuerzo lo lograrás.

—Tú ¿Cómo lo hiciste?—Preguntó curioso el omega menor.

—Esta simbiosis es natural en mí por mi clan. Pero no es imposible. Creo saber que Orochi deseaba darte su poder también. Tienes granes habilidades por tu clan y entrenamiento;  hay algunas que serán mejoradas.

— ¿Cómo cuáles?

—Tu resistencia al veneno, tu vista nocturna y tu flexibilidad. Otras que serán más poderosas a las de tu clan como esta.

Orochimaru tomó un kunai y se rasgó la mano sin ningún cuidado. Para sorpresa de Sasuke, esta comenzó a curarse rápidamente

—Puedo hacerlo a voluntad. Normalmente dejo que demore un poco para que no sea evidente. —Aseguró. — Dame tu mano.

Sasuke se la tendió y Orochimaru la rasgó de igual manera. La pantera acalló el quejido y para su sorpresa la herida comenzó a sanar antinaturalmente rápido.

—Increíble. —Murmuró.

—Esa no es la única. Puedes hechizar serpientes y mandar sobre ellos. No sé si invocarlas, no lo creo, pero es un gran avance. Además de que deberás aprender a pelear con tu nueva flexibilidad y un nuevo sentido: podrás percibir el calor de otros seres vivos.

Sai y los otros se mantenían callados hasta que vieron movimiento en los árboles. Los mercenarios comenzaban a descender. No eran capaces de saltar por los arboles como ellos.

Orochimaru saltó con agilidad sorprendiendo a los primos Uchiha. Corría a una vertiginosa velocidad sin cansarse y sin chocar nunca. Sasuke agudizó su vista y sintió que su visión era aún más aguda que con sus ojos rojos de felino. Además de ello sentía el calor provenir de cada cuerpo y ser vivo a su alrededor, ello era una sensación diferente y extraña.

Treparon nuevamente en cada árbol y desde ahí saltaron, tumbando a los mercenarios sin darles oportunidad a escapar. Rápidamente les taparon la boca y la nariz para que no gritasen.

Sasuke vio como Orochimaru rodeaba con piernas y brazos el pecho de su víctima para luego  apretar al caído sin sufrir dolor. Probó lo mismo en vez de usar la técnica Uchiha. Sintió como sus brazos y piernas se doblaban en algunos anormales. Apretó sin sentir dolor y el hombre en su abrazo murió.

A lo lejos vieron a uno escaparse. El nuevo portador de Orochi salió disparado. Los otros intentaron seguirle pero Orochimaru se los impidió.

El Uchiha lo alcanzó en algunos segundos.  El sujeto desesperado intentó darle un golpe sin poder atinarle a ninguno. Orochimaru apreció que esos movimientos eran propios del entrenamiento de Sasuke.

“¡Admirable!”

Cuando volvió a escapar, Sasuke lo tumbó al suelo y lo inmovilizó poniendo su brazo en su garganta.

— ¿Qué haces aquí? ¿Cuál era vuestra misión?—Ordenó.

—Solo buscábamos robar...se lo aseguro no trabajamos para nadie...

Había un tono nervioso en su voz.

—Que más. —La voz de Sasuke era seria, sin atisbo de desesperación, de alguna forma resultaba escalofriante aunado a esos ojos rojos.

—Danzo…Danzo está organizando grupos como nosotros para asaltar caravanas. Nuestro mundo se está acabando y él está queriendo obtener beneficios. Tú ¿acaso eres un Uchiha? Ustedes han desaparecido y Danzo se prepara.

—Sabes que morirás. —Murmuró fríamente Sasuke sacando un kunai y poniéndolo en el cuello de su presa.

—Déjame tomar la capsula.

Sasuke guardó su kunai,   sacó la capsula  de entre la ropa del desgraciado y se la puso en la boca. El sujeto la tragó de inmediato, pronto  pareció caer en sueño pero en verdad había fallecido tranquilamente. El joven Uchiha se puso de pie y regresó hacia donde estaban sus compañeros.

—Vaya primito, no te has oxidado para nada.

—Ya quisieras, Sai.

—Excelente, Sasuke-kun. —Felicitó Orochimaru.

—Hay algo que debemos de decirle a los demás. Orochimaru, has oído hablar de un tal Danzou?

—Quien no ha oído hablar de él no es un shinobi.

— ¿Qué sucede con ese sujeto? Nunca me agrado—Comento Sai

—Está causando pánico entre la gente de nuestro negocio. Y sospecha quiénes somos.

—Más problemas…—Susurró Orochimaru.

……………………………………….

………………

Podía afirmar que de alguna manera se sentía pleno en su nueva vida.  Aun debía de ir a misiones,  arriesgaba el doble cubriendo las pistas de los Uchiha;  pero al regresar y divisar como algunos de sus compañeros tenían cachorros, los cuales podrían corretear sin problemas le traía alivio. Soltó un suspiro nuevamente mientras intentaba no sonreír.

Ya no vivía dentro del palacio interno de los Uchiha sino que ocupaba una casona construida dentro del territorio asignado para ellos. Tuvieron que aprender ciertas reglas de convivencia y a respetar las costumbres de los Uchiha. Se apoyaron en ellos cuando necesitaron sanar sus heridas, servicios sacerdotales. Poco a poco la distancia entre ambos grupos se cerraba. Si bien había compañeros que se habían casado entre ellos, otros se habían hecho de compañeros Uchiha. No se había prohibido ni alentado, simplemente sucedió natural. Aquello lo agradecía.

—Me sigue pareciendo increíble que tengamos esto a nuestro alrededor. —Comentó Yamato detrás de él.

Kakashi giró su cuerpo hacia su compañero, alzó su mano llamándolo y Yamato tomó la suya con cariño.

La mayor parte de la población  de su clan esperaba que pronto se desposara con Yamato, lo sabía y entendía el porqué. Le respetaban a pesar de ser omega, pero todos querían verlo totalmente protegido por un alfa adecuado que no mandara sobre él. Ese alfa perfecto era Yamato. A pesar de ser menor que él se había vuelto un compañero confiable. De hecho vivían juntos. A pesar de haber tonteado con algunos Uchiha, Kakashi seguía manteniendo su promesa de compartir sus celos con él. Sin embargo, otra facción que observaba ser cortejado por el hermano de Fugaku se preguntaba si no sería una mejor idea el desposarse con este.

El peliblanco había descartado totalmente esa opción. No comprendía porque Obito seguía empeñado en cortejarle. Estaba seguro que hubiera retado a Yamato si Fugaku no se le hubiera prohibido con voz de mando. Por su parte, Yamato afirmaba que aceptaría la propuesta de un reto. Pero que no lo solicitaría él por respeto al acuerdo que tenían con el líder Uchiha.

Yamato era bastante maduro para su edad, lo contrario a Obito. Sabía que el Uchiha pocas veces fallaba en alguna misión pero eso no quitaba lo imprudente que era.

Mientras continuaba divagando, su compañero lo atrajo a su cuerpo y buscó sus labios, entrecerró los ojos aceptando el contacto. Y de pronto una presencia perturbó el ambiente que se había asentado entre ellos.

—Kakashi…

Obito les observaba con los brazos cruzados sobre su pecho, su furia podía sentirse a muchísima distancia. De alguna forma aquello estremeció a Kakashi, en un instante se sintió desesperado por contener esa furia, pero la presión de la mano de Yamato le volvió a tranquilizar.

— ¿Qué sucede?—Preguntó sin demostrar su necesidad.

—Mi hermano nos llama a consejo.

Kakashi y Yamato caminaron hacia el alfa.

—Mi hermano solo te llamó a ti, Kakashi.

El peliblanco solo rodó los ojos ante la actitud infantil del alfa.

—Yamato es mi segundo, así como tú lo eres de tu hermano. Tiene derecho a asistir.

Kakashi siguió su camino. Yamato paró unos instantes ante Obito y le enfrentó la mirada con una gélida. Obito se sintió rugir, listo para confrontarlo pero la orden de su hermano resonó en su cabeza obligándolo a apartar la mirada.

El omega que amaba dejó de avanzar, llevó su mano hacia atrás, Yamato se apresuró a tomarla y entrelazar sus dedos. Obito debió de saber que su oferta jamás sería aceptada pero no podía admitirlo. Su alfa animal continuaba llorando por el omega ingrato que no se sometía. Lamentó que no solo fuera el llamado instinto, pues él mismo se había terminado por enamorar del tipo de persona que era Kakashi. Le había admirado el cómo defendía a su gente, el cómo trazaba brillantes planes, el cómo era dulce y amable con los cachorros de cualquiera de los clanes y su  inmisericordia en una misión. Todo le había cautivado. En cambio, no había logrado que Kakashi siquiera le admirase. Como si él fuera mayor, Kakashi le veía como un niño mimado, incluso menos maduro que el joven Shisui  o Itachi. Estaba seguro que lo ponía al nivel del cachorro Sasuke y Sai.

Una vez frente a todos alrededor. Itachi se despidió de Sasuke, para luego sentarse al lado de Shisui. Los tres más ancianos del clan, además de Fugaku, Mikoto y Kagami se colocaron en media luna. Dos asientos conmemorativos por los caídos padres de Sai aún eran puestos como antiguos miembros del consejo.

Inició el informe sobre las misiones y las ganancias. Hasta que Fugaku anunció que nuevas misiones habían llegado, quienes serían requeridos y quienes las comandarían. Cada misión debía de ser dirigida por Obito o Kagami, los más fuertes que pertenecían a la élite del clan sobreviviente, debido a que los padres de Sai fallecieron. Debido a la confianza que había comenzado a reinar entre Fugaku y Kakashi, este también comandaba misiones de ambos grupos. Gracias al distinguido desempeño de Shisui como shinobi, en los últimos meses había comenzó a ser requerido como comandante también. De esa manera demostraba que podría dirigir a los Uchiha por un rumbo adecuado, por tal motivo,  los líderes de familia habían aconsejado que el heredero de Fugaku debiera de ser probado en una misión real pese a su joven edad.

—Sus maestros dieron su venia y mi hijo ha aceptado. —Resolvió Fugaku aparentando no estar preocupado por su cachorro.

Todos miraron inquisidoramente al heredero, los ojos de Itachi no titubearon como muchos debutantes.

—Quiero que tú, Kakashi, seas el líder de la misión que se le asignará. Así como guiaste con sabiduría a Shisui te pido que hagas lo mismo con mi primogénito.

Kakashi se inclinó ante el líder aceptando.

—Yo también quiero participar, hermano. —Interrumpió Obito.

Los dos hermanos se quedaron enfrentados en miradas.

—Lo hará Kagami. —Respondió sin dudar el gran líder.

—Kagami ya tienes tres misiones que comandar. —Acotó el hermano menor.

—Déjenos solos. —Ordenó Fugaku.

Kakashi y Yamato inclinaron sus cabezas, se pusieron en pie y se retiraron, detrás de ellos salieron Itachi, Shisui y Kagami, así como los tres ancianos del clan. Mikoto como siempre, no estaba incluida en esa orden.

—Obito-kun ¿estás consciente que es el debut de nuestro amado hijo?—Inquirió Mikoto.

Obito se puso de rodillas ante los padres.

—Les juro que daría mi vida por proteger a mis sobrinos. —Aseguró el interpelado.

— ¿ES SOLO POR ASEGURARTE QUE ITACHI ESTARÁ BIEN QUE QUIERES ACOMPAÑARLO?—Demandó Fugaku con so voz de mando alfa.

—No…

La voz autoritaria de Fugaku era poderosa. Obito no podía combatirla. No importara cuanta fuerza de voluntad pusiera, su hermano mayor seguía mereciendo su lealtad y era más fuerte.

—Quiero tener una oportunidad a solas con Kakashi, te lo ruego, hermano.

—Ya deberías de dejarlo en paz. Hermano, es evidente que escogerá a su segundo como esposo cuando quiera enlazarse.

Fugaku no podía comprender la desesperación de su hermano. Sin embargo, imaginar que alguien más hubiera logrado desposar a su omega le traía nauseas e ira. Por ese motivo, simplemente suspiró preocupado porque su menor recupere la cordura.

—Necesito hacer un último intento. Aquí en la aldea no me es posible. Te juro, hermano, que solo una vez más. Si no consigo ninguna esperanza me rendiré y seré feliz con lo que escoja.

El alfa mayor se adelantó hasta su hermano quien aún permanecía con la cabeza inclinada. Así que apretó la cabeza de Obito hasta aplastarla contra el suelo.

—Hermano, te juro que si por tu incompetencia a mi hijo le sucede algo yo…

—Te juro que mis intenciones con Kakashi no interrumpirán mi cuidado sobre Itachi. Te lo juro, hermano. —Declaró con fervor.

—Está bien, serás el vicecomandante de esta misión. Itachi queda también a tu cuidado.

Obito asintió con firmeza y respeto. Por su parte, Fugaku esperaba que el rechazo que sufriera fuera finalmente el que lo empuje a seguir con su vida y buscar una pareja adecuada.

—Dentro de dos semanas será la misión de Itachi. Dejaré que Shisui y sus maestros lo entrenen adecuadamente.

—Entiendo.

—Yamato será el líder de una misión en dos días. Kakashi permanecerá en la aldea para entrenar a Itachi. —Comentó sin variar su tono.

El menor abrió los ojos y sonrió. Al parecer, tendría su oportunidad antes de lo planeado. Mientras más tiempo a solas era mejor para él.

....

 

Dentro de la vivienda que compartían Yamato y Kakashi, los gemidos se escuchaban sin reparos. El joven omega dejó atrás sus épocas de compartir intimidad con otras personas. Desde el último año solo se acostaba con Yamato. Ya no sentía la necesidad de ir yendo a brazos de otros, su carácter se había pacificado.  Se preguntó si significaba alguna señal.

Luego de un largo gemido ambos quedaron quietos observándose mientras el nudo en el interior de Kakashi se desinflamaba.

El peliblanco acarició con lentitud el rostro del alfa que tenía encima. Sonrío cansado pero satisfecho.

—Me sorprendiste con ese beso en tanto llegamos.

Yamato se acurrucó en la mano de su amante. Se sentía plácido, relajado aun encima de su pareja. Tantos años juntos, parecía parte de su vida el yacer juntos y comprenderse.

—Eso es porque estoy seguro que Fugaku-san va a acceder ante su hermano y porque tengo una misión mañana, mientras que tú permanecerás en casa.

— ¿Estas celoso?— Preguntó con cierta picardía el omega.

—Sé que no tengo derecho a estarlo. —Entristeció su mirada. — Pero nunca me confiaste que sucedió entre ustedes. —Un matiz de rabia tiñó su mirada. — Aunque no me lo digas sé que sucedió algo. Los Uchiha comentan que él te salvó la vida…

—Lo hizo. —Aclaró de inmediato.

El alfa apretó los labios. Sentía rabia de pensar que el omega que había escogido tenía una deuda de vida a otro alfa.

—Y yo le pagué como deseaba. Nada más. Nunca volvió a suceder algo entre nosotros.

La seriedad con la que se lo decía calmó a Yamato, quien se atrevió a tocar los labios de Kakashi siendo bien recibido.

—No tienes que sentir celos. Tú has sido siempre mi compañero, nadie podría igualarte. — Aseguró el omega con seriedad mientras peinaba los cabellos revueltos de su menor.

—Entonces…

El menor tomó su mano con respeto. Le brindó un beso en sus dedos y la acunó con cuidado.

—Entonces, mi señor, acéptame como tu protector, como tu alfa.

Kakashi abrió los ojos lleno de sorpresa y ansiedad. Sabía que ese día llegaría pronto, pero fue inesperado que sucediera en ese momento. ¿Pertenecer por completo a alguien? Aquello le aterraba, pero con Yamato era diferente. Un alfa que jamás había intentado someterlo, sino que siempre le había adorado y protegido con dulzura y fervor.

Ambos sintieron como el miembro de Yamato se encontraba flácido dentro del omega, por lo que Yamato se quitó de encima del omega. Aun así no rompió la conexión que había entre sus miradas, demostrándole sus sentimientos a través de ello.

—Te amo, Kakashi. Te quiero como mi omega por completo. Hemos estado juntos desde siempre. No deseo que nos separemos más, quiero unir mi alma a la tuya por la eternidad mediante la mordida y una ceremonia adecuada, deseo hacerte mi esposo y mi omega. —Pidió con solemnidad.

El omega continuó sin palabras. Las palabras se le atoraron en la boca y su garganta se sintió seca. Resopló como si le faltase el aire, tosió varias veces. Su mente estaba turbada por las emociones encontradas. La relación especial que tenían significaba mucho más para Yamato.

El alfa  creyó que el omega no estaba listo aun, por lo que pensó en darle espacio para pensar. El dolor recorrió su pecho.

—No te vayas. —Susurró Kakashi en medio de su acaloramiento. —Yo te acepto. —Susurró intempestivamente. Sentir que su soporte por años se marchaba era como si le hiriesen de forma mortal.

— ¿En verdad?

—Por supuesto.

A pesar del enrojecimiento de las mejillas de Kakashi, el alfa pudo notar seguridad en cada palabra. Kakashi al fin estaba listo para pertenecerle.

—No podría amar a otro alfa que no fueras tú, Yamato.

Diciendo aquello se arrodillo a su lado y le dio un beso en la boca.

—Mi alfa. —Susurró con su dulce voz de omega.

Ya no podría retenerse, aquel gesto encendió cada fibra en el animal interno. Yamato se abalanzó sobre el omega en un abrazo. Se alimentó de su aroma y besuqueo cada parte de su rostro.

— ¿Puedo morderte ahora?

Kakashi sintió tentadora la propuesta pero negó.

—No, mi alfa. Quiero que sea una ceremonia adecuada y quiero entregarme a ti por completo. Mi celo será en un mes y en un mes seré tuyo.

Darle la marca a un omega mientras esta en celo es mucho más poderoso que una marca cuando no lo está. Kakashi verdaderamente estaba cediéndole su vida, entregándose a su cuidado y protección, a tener una familia por completo. Y Yamato adoraba ello. Todos los sacrificios de su vida y dolencias cobraban un significado absoluto. Había quedado huérfano para poder encontrarse con Kakashi, para poder ser uno.

—Yo seré paciente, mi omega.

Kakashi se acercó a Yamato para envolverlo en sus brazos, se recostó dejando a su alfa sobre su cuerpo, ladeó su cuello y permitió que este lamiese su glándula omega, soltó un largo quejido.

—Esto será mío pronto. —Anunció emocionado el alfa.

Sus bocas se encontraron hambrientas, las garras del omega se clavaron en la espalda de su alfa. Sintió varias succiones que electrizaron su cuerpo, aulló al cielo mientras su cola peluda se removía inquieta. Yamato le abrió las piernas y volvió a clavarse en su cuerpo, empezando las embestidas rápidamente. En unos momentos,  alzo atrayendo al peliblanco consigo. Este se acomodó mejor sobre sus rodillas y comenzó a moverse mientras cerraba los ojos y dejaba que el otro disfrutara de lamer su piel.

Esta vez fue Yamato quien se recostó sobre su espalda, Kakashi continuo moviéndose, apegado pecho con pecho sintiendo los latidos del corazón del otro. Estaba seguro que no se arrepentiría. A pesar de que dejaba a un lado a su alfa destino, supo que Yamato sería el mejor alfa para él. ¿Por qué obedecer a un instinto básico si su corazón llamaba a otro? Al igual que Obito, sintió la pesada conexión de alfa y omega destino, estuvo a punto de perder el control cuando yacieron juntos, por eso se obligó a defraudar el sentimiento que Obito sentía por él al involucrarse con otros alfas. Pronto se percató que no sentía deseo por nadie más. Y entonces comprendió que solo con Yamato podría someter a su instinto primitivo porque a él sí lo quería. Era su decisión. Una vez que llevara la marca absoluta de Yamato su instinto debería de someterse a su razón y verdaderos sentimientos.

Los labios del alfa demandaron atención. El omega no dudó en saciarlo, aun removiéndose recostado sobre Yamato, llevo sus manos al rostro del otro y le cumplió su deseo de besarse. Agudos sonidos escapaban de la boca del omega mientras seguía abriéndose para su alfa. Las manos del menor abarcaron los glúteos de Kakashi, los amasó con fuerza mientras le instaba continuar con el delicioso movimiento. El interior del peliblanco era húmedo, apretado y cálido. En cada embestida, Yamato sintió como era bien recibido. Su miembro era succionado con anhelo, queriendo tomar toda la semilla que pronto Yamato depositaría en su interior.

El alfa nuevamente se sentó pero esta vez para girar y dejar a su hermosa pareja debajo de su cuerpo. No era suficiente. Tomó las piernas del mayor y las llevó a sus hombros. De esa manera tuvo acceso al vientre bajo de Kakashi. Saboreo cada parte de su piel salada por el sudor. Mientras continuaba moviéndose sin descanso, gruñía satisfecho por el acontecimiento próximo. No podía dejar de regodearse que finalmente Kakashi sería suyo.

En un arranque, se separó de Kakashi. Este le quedó observando, anhelando saber que se le había ocurrido a su alfa.

— ¿Qué sucedió?—Susurró Kakashi tocando el mentón de su compañero.

— ¿Puedo?

Kakashi entendió el significado de aquellas palabras. Era una pregunta que siempre le hacía antes de iniciar con su apareamiento en los celos compartidos. Sonrío enternecido.

—Ya no tienes que preguntar, Yamato. Solo házmelo como te guste.

Entonces el alfa le giró haciendo que quedara sobre su pecho en el lecho. Kakashi acomodó sus rodillas y sus manos en el futon, levantó su trasero dejándolo a disposición de su alfa. Recostó su cabeza sumisamente.

El alfa se relamió ante el espectáculo. Sus ojos vislumbraban la entrada de su omega enrojecida y abierta. Tomó las caderas de su pareja y se adentró siseando.

—Se siente rico, Yamato.

El alfa aplastó con su cuerpo a su omega. Llevó las manos de este por sobre su cabeza. Este abrió más sus piernas, dejando estas encorvadas y pegadas al lecho. Sus garras salieron y se enterraron en las mantas. Mientras su cola y orejas no paraban de removerse al ritmo que el alfa marcaba posesivamente. Su mente estaba en una burbuja, aquel alfa podía satisfacerlo por completo. Se preguntó ¿para qué había yacido con otros? Su respuesta fue el ser un niño que necesitaba sentirse libre, pero ya no, el amor que había construido junto a Yamato era poderoso y apasionado, no necesitaba de algo como el destino.

Yamato se dedicó a lamer cada porción de la espalda del omega, y de repartir mordidas por este, dejando un campo lleno de cardenales rojizos.

Enterró su nariz en los cabellos blancos de su sumisa pareja, mientras se enterraba con más fervor. Pronto vio luces ante sus ojos, los cerró, disfrutando de uno de los más exquisitos orgasmos que había sentido en su vida. Sintió el orgasmo del omega en presión en su miembro, cada succión le sacaba más semen.

Terminado de correr se dejó caer encima de su amante.

Kakashi exhaló, cerrando los ojos. No podía creer haber sido presa de tanto placer, podía aullar de felicidad.

Los mimos no cesaron después de ello. Yamato beso su glándula, en muda promesa de que en el siguiente celo estaría marcada.

El alfa se mantuvo en su lugar, envolvió a su pareja con celo a través de su cintura mientras aspiraba su aroma dulce. Aún estaban unidos por lo cual mantener un contacto dulce era enternecedor para ambos.

—Te amo.

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El entrenamiento físico y de combate se iniciaba desde muy pequeños. Si podían mantenerse en pie, debían de iniciar a entrenar. Itachi a su edad, era admirado por los de su generación. Por lo cual una barrera entre él y los otros niños había crecido. Podía decir que solo contaba con un par de amigos fuera de su familia.

—Me gusta, Shisui-san—Declaró feliz la omega frente a otros de su misma raza sexual.

Itachi pudo escucharlo, sin embargo no giró hacia ellos sino que continuó enfocándose en su lanzamiento de kunai, logrando un silbido de parte de todos quienes vieron el espectáculo.

Shisui aún no se levantaba. Los días después de misión, su madre le permitía quedarse durmiendo más tiempo.

—Itachi-kun, como siempre eres increíble. —Festejó Izumi.

Los demás omegas murmuraban sobre cómo era increíble que ella le hablase con tanta familiaridad al heredero del clan. Podía decir que ella era una “amiga”.

—Todos hablan de tu pronto debut, seguro lo harás bien. Eres capaz de vencer a muchos alfas, incluso a mayores que nosotros como Temma-san.

Justamente por vencer a Temma fue que el consejo decidió que Itachi  estaba más que calificado para debutar. Por lo cual le habían otorgado dos semanas para que entrenara al máximo.

—Lo sé. Hoy voy a entrenar con Shisui. —Comentó con naturalidad.

Izumi tambaleó la sonrisa que le regalaba a su amigo. No eran excesivamente cercanos pero compartían su gusto por los dulces. Por esa razón habían iniciado a hablarse menos formalmente, pues pocas veces se había acercado para jugar con Sasuke. Pues el pequeño le rechazó de una manera bastante cómica. El minino menor solo jugaba con su familia.

—Umm ¿tú crees que pueda entrenar con ustedes?—Preguntó de inmediato la omega.

La niña tenía buen nivel, quizás ella podría aprender también de Shisui, pero Itachi no lo deseó. Sabía que era egoísta pero no le apetecía compartir el tiempo que su primo le dedicaba solo a él.

Antes de poder hablar, Shisui hizo acto de presencia.

— ¡Itachi!—Saludó alegremente.

Al lado del joven alfa, ambos omegas eran bastante pequeños, sus rostros y aromas aun reflejaban que necesitaban una nana de sus madres para dormir plácidamente. Mientras que Shisui tenía un rostro más marcado, cuadrado y ya sin rastros de ingenuidad en sus ojos.

Ambos niños le dedicaron una venia de saludo. Shisui acarició la cabeza de su primito durante un largo rato. Para luego darle una sonrisa a la omega.

—Eres Izumi-chan ¿verdad?

La niña asintió repetidas veces, bastante emocionada de saber que el gran Shisui conocía de su pequeña existencia.

—Me preguntaba si podría acompañarlos en su entrenamiento. Les prometo que no voy a retrasarlos. —Se atrevió con un enorme sonrojo en sus mejillas.

—Izumi es bastante buena, seguramente aprendería mucho de ti, Shisui. —Argumentó Itachi intentando sonar amable.

Izumi sonrío ampliamente por el apoyo de su amigo. Pensó que si él la apoyaba quizás cuando fuera más grande podría tener el apoyo entero de la familia principal para ser compañera de Shisui. Había escuchado que ellos dos habían sido comprometidos, pero también que ellos dos se trataban como hermanos.

—Seguramente Izumi-chan es grandiosa, pero debo de entrenar solo a Itachi porque se acerca su debut. No quiero decir que tú nos retrasarías, sucede que son técnicas secretas que solo se enseñan a los debutantes. Quizás cuando Izumi-chan esté a punto de debutar también le enseñe aquellas técnicas.

La niña asintió agradecida. En su interior se prometió entrenar duro para poder ascender y tener a Shisui de entrenador personal.

—Vamos, Itachi.

El menor se despidió de la niña con un ademán y siguió a su primo hasta el bosque. En aquel lugar entrenaban de nivel más avanzado y para esa tarde una zona del bosque era solo suya por su debut.

— ¿En verdad vas a enseñarme técnicas secretas?—Preguntó Itachi.

Shisui sonrío suavemente.

—En parte es verdad. Hay técnicas y saberes que necesitas aprender sin la distracción de alguien más, pero en parte fue porque vi en tu rostro que no deseabas que ella viniese con nosotros.

El pequeño se sintió avergonzado, quiso esconderse, retirarse, correr, simplemente optó por cubrir su rostro con sus manos. Lo sintió arder, su cola se cayó junto con sus orejas. El alfa se inclinó ante él y le dio un beso en cada una de sus orejitas felinas.

—No tienes que avergonzarte. La verdad me pone bastante feliz que Itachi quiera acapararme.

—Lo siento.

El mayor enterró sus dedos en el sagrado cabello del omega. Tomó un mechón y lo olfateó, aspiró con fuerza.

—Tu cabello es muy suave y hermoso, Itachi. Gracias por dejarlo crecer. —Murmuró fascinado por el contacto.

Itachi quitó sus manos de su rostro. Que Shisui le tocara el cabello era bastante común, pero había algo en el aire y en la mirada de su primo que le dio un toque inusual a la sensación.

— ¿En verdad no es raro eso?—Habló refiriéndose a su propia necesidad de tener a su primo solo para él.

—No lo es. A veces yo también quiero acapararte.

— ¿De verdad?

—Así es.

El niño se relajó y dejó escapar el aire de sus pulmones. Había creído errado su sentir. Saber que esa sensación era compartida le hizo creer que era algo normal entre dos personas que se quieren demasiado como ellos dos. Por el momento no se imaginaba que era su aun primerizo y débil animal omega que residía en su interior. Eran los primeros pasos de este para pronto manifestarse como un omega completo que busca a su alfa y que desea a otros omegas rivales fuera de su territorio. Una pantera posesiva en todo sentido.

—Bueno, vamos a iniciar. Debes de controlar tu presencia y emociones. Antes de la misión, Mikoto-san va a cubrirte de una sustancia que oscurecerá tu cuerpo y anulará tu aroma. Todos los clanes lo utilizan algunos mejores que otros, pero esto funciona mejor si controlas tu humor y emociones, Itachi.

—Entiendo.

—Por ejemplo en una persecución.

— ¿Persecución?

El mayor asintió con una sonrisa arrolladora. Itachi sintió sus mejillas arder. Se concentró en su futura misión. De pronto sintió escapar parte de su aroma de omega. Estaba fallando

—Hueles muy bien, Itachi.

Se sintió tan pequeño cuando su primo mayor lo acorraló contra uno de los árboles. Estaba confundido, suponía que era parte del entrenamiento. Un omega reacciona ante un alfa tan poderoso como Shisui. Muchos auguraban que en pocos años superaría al poder de Fugaku. Itachi estaba convencido de ello.

El mayor besó su coronilla, dejando sus labios por un largo tiempo, luego delineó con sus labios su cabello hasta una de sus orejas humanas.

—No debes dejar que nadie más huela este aroma tan exquisito. —Susurró con voz ronca.

— ¿Shisui?

El mayor resopló, apoyó su frente contra el árbol en el que tenía atrapado a su primo que continuaba siendo un niño. Sonrió un poco más relajado.

—Es decir, los enemigos pueden tenderte infinidad de trampas, tú debes de controlar tu aroma a omega. Lo sabes, para algunos alfas puede ser tentador, para ti peligroso.

Itachi asintió serio. Sabía que su naturaleza era diferente a la de su primo, no poseería la voz de mando alfa que tanto facilitaba la situación a estos, pero tendría capacidades también ventajosas. Había aprendido de Kakashi como un omega puede ser un gran líder y un espléndido shinobi.

—Bueno, Itachi. Hoy no seré yo quien trate de atraparte aunque es tentador. Vamos a ver si tú puedes hacerlo.

— ¿Yo debo de atraparte a ti?

Shisui asintió.

—Cierra los ojos.

El menor hizo lo ordenado. Shisui sintió nuevamente un impulso perturbador de apretarlo contra su cuerpo. Convocó todo su autocontrol para recordar que su primo era muy joven y que este le quería como hermano. Para su propia sorpresa, cada vez se daba cuenta que sus sentimientos por su primo se volvían agresivos. Lo había tenido a su lado desde siempre y deseaba que fuera así por el resto de sus vidas. Comenzaba a admirar a su tío Obito por ello. ¿Cómo podía observar que el omega que el destino había creado para él se paseara de la mano con otro alfa?

—Siénteme, Itachi, búscame con tu olfato, tus orejas, no con tus ojos. Siente el bosque.

La poderosa presencia de su primo fue desvaneciéndose. Poco a poco su aroma se volvía lejano, Itachi extendió su brazo intentando detenerlo, pero ya no lo alcanzó. Shisui había desaparecido. Abrió sus ojos y no pudo encontrarlo. Se mordió el labio inferior, cerró sus ojos y comenzó a detallar todo su entorno: los árboles, la potencia del viento, el riachuelo que humedecía la tierra, los polluelos que cantaban esperando la comida de sus madres y a animalillos que corrían.

Shisui tenía prohibido el salir del espacio del bosque que le habían dado por lo que era un espacio reducido. Y de pronto sus orejas felinas captaron un ligero quiebre, era una señal, una pequeña pista de su primo.

Saltó al siguiente árbol, dándose cuenta que ni siquiera había usado sus ojos para ello. Y entonces, se dio cuenta que parte de la prueba era ello, confiar en sus otros sentidos, otorgarle a su parte animal mayor fuerza. Tomó una banda de entre sus cosas y se cubrió la vista para no verse tentado a utilizarla.

Salto nuevamente y luego trepó por el árbol, se cortó un par de veces emitiendo un quejido. No escuchó al alfa. Sonrío agradecido, Shisui confiaba en él. Así que salto nuevamente, la rama no era tan resistente, debía captar eso con su olfato.

Cada vez pudo aumentar la velocidad de sus saltos. Llegó el momento en que ya ni siquiera tenía que meditarlo, simplemente saltaba de árbol en árbol. Esa era la altura media en que todos los Uchiha saltaban.  Se percató que no necesitaba ver, había saltado por los arboles desde los 2 años, no necesitaba de sus ojos para graduar un salto ni para trepar los árboles. Al llegar al árbol según la distancia que sus orejas habían captado sintió un furor crecer. Había algo dentro de él que le aseguraba que en la cima encontraría a Shisui. Y finalmente su nariz captó su particular aroma, estaba muy contenido pero aun así Itachi pudo diferenciarlo de cualquier aroma alrededor.

—Te encontré.

En una de las ramas más altas protegido por los aromas más poderosos de la naturaleza, Shisui había escuchado todo el despliegue de su primo. Sonrío. No era un aprendizaje de seguimiento para ello tendría que ser más elaborado, sino era un entrenamiento para que confiase en sus otros sentidos. Y así sus ojos pudieran utilizarlo en otras tareas.

—Eres increíble.

—Aunque...creo que hice trampa.

— ¿Usaste tus ojos?

—No…

— ¿A qué te refieres?

—Simplemente, hubo algo que me indicó que definitivamente estarías aquí.

Shisui le quitó la venda de sus ojos. Las miradas de ambos se encontraron. El alfa ya comprendía a que se refería, pero no deseaba confundir al menor. Sin embargo, no pudo evitar envolverlo entre sus brazos, ahogarse entre su increíble aroma y cubrir a Itachi del suyo. Su cuerpo estaba quemando.

—Esa era la intención. — Resopló. — Llamaremos a Kakashi-san para que sea el nuevo blanco a buscar,  será más difícil.

— ¿Es  porque somos primos?

“Es porque somos destinados” pensó Shisui. “Cuando te pierdas, te encontraré lo mismo que tú a mi”

…………………………………..

 

  Yamato se había marchado, pero no sin antes formalizar su próxima unión. El alfa sentía cierto temor de perder a quien había escogido compartir su vida. No era ajeno a que un lazo unía a Kakashi y Obito, por ello nunca obligó ni presionó al peliblanco, sin embargo viéndose correspondido se atrevió a pedirle unir sus vidas.  Le había dejado un dije como símbolo de su unión, el cual fue recibido por Kakashi con una sonrisa suave.

 Esa misma noche habían hablado en secreto con Mikoto, quien al ser la sacerdotisa del clan, autorizaba las uniones entre una pareja. Tenían su venia espiritual, solo faltaba hacer el pedido expreso al consejo y Fugaku para poder enlazar formalmente y quedase el registro.  

Kakashi se encontraba suspirando quedamente mientras observaba el entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo que tenía Itachi, enfrentándose a sus entrenadores.

—Kakashi. —Le llamó Obito.

El peliblanco dejó el dije de Yamato y prestó atención al pelinegro.

“Destinados” la palabra era demasiado poderosa para el gusto del peliblanco. ¿Acaso alguien debía de esperar eternamente hasta conocer a quien la naturaleza había creado para él? Kakashi pensó que no. Sus padres no eran destinados y hasta donde recuerda fueron felices. Odiaba la tiranía, así esta proviniese de la naturaleza. No iba a destrozar todo lo construido por alguien que interrumpió en su vida. No creyó en el las parejas destinadas hasta que con sus propios ojos observó crecer  a Itachi y Shisui. Entonces, pensó que en ellos se aplicaba perfectamente, pero no era su caso. Además de ese lazo, Shisui e Itachi crecían y se empujaban mutuamente así como él y Yamato. Por lo cual, en su caso, creyó que la naturaleza se había equivocado. Él iba a escoger a su pareja de vida.

A pesar de ello,  había sido obra del destino conocer a Obito, que le salvase la vida y que gracias a ese suceso su pueblo tuviera un hogar al cual volver. Quiso creer que ese había sido el único motivo por el que Obito y él habían nacido como alfa y omega destino.

—No quiero que te sientas traicionado porque me hayan autorizado a ir a la misión de Itachi. — Comentó como un niño que no quiere ser regañado.

—No me siento de esa manera. —Murmuró. — Entiendo que Itachi es tu sobrino. Es normal que quieras vigilarlo de cerca.

 Observaron la sombra de seriedad que cubría el rostro de Shisui mientras su primo omega peleaba contra uno de sus entrenadores alfa. El muchacho estaba siendo vencido. Y en el alfa comenzaba a crecer un instinto de protección para con el menor.

Kakashi sonrío enternecido por el sentimiento que los ojos del alfa demostraban por su primo.

—Shisui e Itachi son tan dulces. —Murmuró Kakashi.

—Lo son. Quisiera que lo siguieran siendo por mucho más, pero no puede evitarse. Ambos deben de crecer. Nuestra sangre está condenada a servir a su pueblo.

El omega se giró hacia el alfa, Obito sintió la mirada de admiración del otro.

—Al ser líderes de un grupo que confía en nosotros es necesario responder a sus expectativas. No pensé que lo entendieras, Obito. —Comentó intentando no mostrar la sorpresa que aquellas maduras palabras le habían conmovido.

—Siempre lo he entendido, pero también creo que uno debe intentar ser fiel a sí mismo lo más posible.

— ¿A qué te refieres?

—Tomé prometida por el bien de mi pueblo, porque estaban preocupados de que no tuviera una pareja, pero la deje cuando me di cuenta que la vida me estaba regalando la oportunidad de tener a quien crearon para mí. De esa manera, mi prometida también tendría la oportunidad de encontrar a su alma gemela. Curiosamente la ha encontrado en uno de tu gente hace poco. —Sonrío ampliamente, de esa manera que lograba atraparle. — Creo que si yo fuera capaz de volver mi compañero a mi omega destino no solo alcanzaría mi plenitud sino que gracias a ello podría servir con más ahínco a mi gente. Tendría alguien mío a quien proteger, e incluso si los dioses quieren, cachorros.

El rubor rodeó las mejillas del omega, así que desvío la mirada hacia el frente, intentando no sentirse aludido en aquel discurso.

—No pensé que fueras capaz de tener pensamientos tan profundos. — Se burló para aliviar el peso que había sentido al escuchar la voz del alfa quebrándose por él.

 Lo captaba, el ser dominante de Obito le estaba suplicando por ser correspondido. Le conmovía, pero había tomado una decisión.

—Hey no te burles…por supuesto que puedo ser profundo…soy el segundo al mando del clan Uchiha. —Se señaló con orgullo.

—Claro…por supuesto el hermanito menor del líder…cuanto favoritismo.

— ¿Eh? ¿Piensas que llegué a mi cargo por ser su hermano? Puedo demostrarte cuando quieras que no es así.

Los entrenadores de Itachi, Shisui y el propio pupilo habían dejado de concentrarse en el entrenamiento para girar sus cabezas en dirección de los dos adultos que se habían enfrascado en una clara disputa en medio de burlas y palabras condescendientes del peliblanco y de Obito intentando salvar su honor de alfa.

—Tío Obito, Kakashi-san, creo que es una gran oportunidad en ese caso.

Los adultos giraron hacia el adolescente. El joven tenía una amplia sonrisa, una pizca de malicia adornaba su rostro.

—Creo que sería provechoso que Itachi presenciara un duelo entre dos shinobis. De hecho sería provechoso para mí también. Obito-san es parte de la elite del clan, Y Kakashi-san es el líder de su pueblo y además conoce nuestras técnicas.

Los entrenadores estuvieron de acuerdo, por lo que apoyaron la idea.

—Shisui…no creo.

—Así que el poderoso segundo alfa del clan Uchiha tiene miedo de enfrentarme. —Susurró Kakashi.

— ¡Por supuesto que no!

Por su parte, el pelinegro admitía que eran destinados, una parte suya siempre pugnaba por someter a su omega, y otra por protegerlo. Cualquiera sea el caso, en medio de un duelo entre ambos, sus naturalezas podrían perder el control.

—Por mí no hay problema. Itachi, debes observar muy bien como derrotar a un alfa. —Anunció Kakashi con orgullo.

Obito infló los mofletes, ofendido.

—Bueno, te lo advertí, Kakashi. Tendrás que lidiar con mi parte alfa...si es que puedes hacerlo. —Anunció provocador.

El peliblanco sintió como una marea de calor trepaba lentamente por su piel desde su cuello, llenando su pecho y bajo vientre. Un exquisito sentimiento de anticipación le embargo. De su boca quiso escapar un ronroneo involuntario y provocativo.

—Veremos entonces…

No quería admitir que acababa de perder el valor para la contienda. No porque se creyese menos fuerte que Obito sino porque sentía que un aura sensual embargaba al alfa, el cual pronto buscaría seducirlo a él.

No estuvo equivocado. Cuando estuvieran frente a frente, el mentón alzado, la cola removiéndose desafiante de Obito le hizo chiflar acalorado. No debía de subestimar el lazo tiránico que la naturaleza había creado entre ellos.

Esbozó su mejor rostro serio ante  su contendor y se preparó mentalmente para tener que lidiar con su parte omega.

Alrededor suyo habían sido llamados otros alumnos que también se acercaban a su debut, los supervisores y entrenadores permanecían con los aprendices sobre las ramas de los árboles. Shisui e Itachi estaban en un árbol independiente observándolos con mucho interés. El campo quedaba abierto para ellos dos.

—  Es un combate cuerpo a cuerpo sin armas. Será a la primera caída. Cada caída suma un punto quien llegue a tres primero gana.

El omega permaneció sereno y expectante ante los ojos perturbadoramente apasionados del alfa. Kakashi tenían un buen control sobre sí mismo, pero siempre le había incomodado la mirada de fuego de Obito. Simplemente no parecía intentar contenerse.

—Lobito, vas a morder el polvo.

La primera caída podría ser rápida o podría ser la más lenta de las demás. El hecho es que esta podría mentalizar y dirigir al resto de la batalla.

Obito corrió hacia su dirección, justo al llegar intentó impactarle una mejilla con su rodilla. Era muy ágil. Kakashi logró contenerlo con su brazo, al mismo tiempo se trepó sobre él para intentar tumbarlo. El alfa lo tomó del tronco y lo lanzó al suelo, pero logró caer sobre sus pies en cuclillas.  Sus respiraciones eran sonoras. Los alfas y omegas adultos lograban identificar sus aromas característicos.

 

—Vamos, lobito, no es entretenido si solo te defiendes.

El peliblanco no respondió. Se puso de pie nuevamente y se mantuvo silencioso, entrecerró sus ojos, tomó aire con fuerza y lo dejó ir. Sus sentidos estaban alertas nuevamente.

Se puso en cuclillas a la espera del nuevo ataque. Todos los futuros debutantes apreciaron al lobo blanco parecer en paz, pero al mismo tiempo con cada uno de sus sentidos concentrado en su rival.

El alfa borró su sonrisa. La seriedad invadió cada parte de su cuerpo, así que se puso de pie presuntuosamente. También convocó a un poco de paz a su interior. Al obtenerla se acercó a una vertiginosa velocidad, poco detectable para Kakashi que solo pudo girar hacia atrás gracias a que su olfato le aviso justo a tiempo para esquivar el golpe. En medio del giro fue capaz de darle una patada en la quijada al alfa que hizo que este cayera hacia atrás. Sin embargo, pudo sostenerse con su brazo.

Kakashi aprovechó el desbalance para alzarse sobre el alfa. Desde una distancia pequeña salto y se lanzó sobre él con su puño en el aire dándole de lleno en el rostro. Apretó todo su peso y cayó sobre el otro en el vientre quitándole todo el aire.

—Primera caída. —Anunció el supervisor.

El omega se quitó de inmediato encima del alfa, dándole espacio para recuperarse y levantarse.

Una voz en su interior le dijo al omega que tuviera cuidado. Había  avergonzado al alfa frente a sus subordinados. No iba a salir impune de ello. La ansiedad creció dentro de sí.

Por su lado, Obito tenía cada vello de su pelaje encrespado. El alfa dentro de sí le dictaba “somételo, enséñale quien manda”. Estaba muy de acuerdo con aquellas palabras. Lo había tomado a la ligera, pero debía de demostrarle porque era el segundo al mando del clan. Al igual que callar la boca de los entrenadores y aprendices pues estos murmuraban entre ellos.

Golpeó la palma de su mano con un puño, demostrando que estaba nuevamente listo para el duelo. A pesar que había un impulso deseando proteger a Kakashi también estaba el lado autoritario que no iba a permitir ser vencido por su omega tan fácilmente.

— ¡Comiencen!—Gritó el supervisor.

Y el ataque de golpes seguidos de Obito dio inicio. La velocidad había aumentado así como cada potencia de su golpe. Kakashi lograba bloquearlos pero cada uno de los golpees le dañaba. Uno logró darle en el hombro, otro en la mejilla y finalmente una patada voladora le mandó a estrellarse contra un árbol. No se dejó caer. Se recobró y con amargura saltó sobre Obito, pero este lo bloqueo y a cambio lo retuvo entre brazos desde atrás, cortándole la respiración mientras apretaba su cuello. Sintió su aliento  escarapelarle el cuerpo, las garras de Obito delinearon su pecho.

— ¡Suéltame!

—Finalmente has perdido la paz en tus ojos, Kakashi.

Como podría estar en paz si sentía cada fibra de su carne cobrar vida propia.

Intentó separarse pero Obito fue quien lo soltó lanzándolo al suelo. Esta vez no pudo evitar caer con todo su peso, sumado al impacto quedo pegado al suelo. Sintió cada parte de su cuerpo resentir el impacto. Obito lo observaba desde arriba con frialdad y seriedad, esos benditos ojos rojos estaban ahí. Y Kakashi quedó pasmado y atrapado, encandilado por estos.

—Segunda caída. Punto para Obito-san.

Estaban empatados. La siguiente ronda decidiría el duelo “amistoso” que llevaban. El honor era algo importante para los shinobis cuando estaba ligado a su prestigio. Había iniciado como un juego, pero a esas alturas ambos habían olvidado que era una simple demostración. Muchos sentimientos y su pasado intervenían para darle gusto al encuentro.

Kakashi se puso de pie con cierto cuidado. El impacto que había sufrido era mayor al que provocó en Obito por lo que debía de vencerlo rápido. Uno de los alumnos la tendió una botella de madera en la cual había agua. Cada uno se hidrató por su cuenta. Cuando estuvieron listos, ambos se pusieron nuevamente frente a frente.

Para esta ronda había más gente que se había enterado del duelo y que había trepado a los arboles alrededor para vislumbrarlo.

—Acepto que eres más de lo que pensé. —Inició Kakashi agitado y magullado.

—No hables…—Ordenó.

El omega notó que su propio aroma era más dulce, así como de su pecho brotaban ciertos quejidos y gorgoteos, su voz estaba saliendo con el matiz de un omega llamando a su alfa. Se cubrió la boca. No se podía permitir la humillación de pedir perdón al alfa por más instintivo que fuera ese sentir.

—Voy a vencerte. —Resolvió Obito.

— ¡Comiencen!

El omega intentó dar un golpe pero fue bloqueado por la mano de Obito la cual atrapó su puño y no la liberó, entonces el omega lo intentó con su otro puño y sucedió lo mismo. Ambos cayeron en golpe muerto, bloqueados e imposibilitados, presionaron uno contra el otro. La fuerza bruta de Obito era mayor, Kakashi se vio siendo deslizando hacia atrás, así que enganchó más sus pies en la tierra. Aun así siguió deslizándose, estaba perdiendo. Gruñó sin poder evitarlo, sus ojos miraron demasiado húmedos al alfa. El cual dudó por un segundo importante. En el cual, Kakashi aprovechó para librarse y trepar en el tronco del alfa con brazos y piernas. Logró tumbarlo aunque la mayor parte del impacto la recibió él mismo, conteniendo el dolor rodó hacia un lado, dejando de esa manera a Obito debajo suyo. Disparó un golpe directo a la mejilla, pero Obito la esquivo. Sus respiraciones eran ruidosas, sus olores agresivos, demandantes y sensuales.

Obito nuevamente atrapó sus brazos torciéndolos. Kakashi se dejó caer. Con sus muslos en el cuello de Obito, intentó apretarlo y librase del mayor. Se dio cuenta que no llegarían a nada por lo que con fuerza se libró rodando lejos del cuerpo del alfa. El cual rugió demandante, un gorgoteo escapó de la boca de Kakashi, acababa de responder al alfa aceptándolo.

El alfa se apoyó en sus rodillas rápidamente. De tal manera no pudo ser declarado como caído. Ambos se miraban con los ojos entrecerrados por el cansancio y los golpes recibidos.

—Voy a ganar...—Susurraron ambos.

Se lanzaron incasables el uno contra el otro. Cada uno bloqueaba como podía los golpes del otro, evitando sobre todo las patadas pues una de estos podría hacerlos caer. Kakashi, en un acto de destreza, giró hacia atrás sobre sus manos impartiendo un duro golpe en la quijada al alfa. Obito cayó sobre una rodilla.

El peliblanco aprovechó el momento y decidió darle otro golpe con la punta de su pie, pero el alfa atrapó su pierna con una mano jalándolo, haciéndolo caer sobre su espalda. De inmediato se posó sobre él para gruñirle en el oído. Kakashi le arañó el rostro e intentó golpearlo en la espalda. Obito lo resistió, apretó la tierra y se encimó por completo entre las piernas de Kakashi. El cual decidió apretar su cintura con estas intentando detenerlo pero no logró quitarse a Obito de encima. El pánico le inundó.

—Eres un lobito malcriado. Soy tu alfa y solo me rechazas. —Gruñó.

—No eres mi alfa.

—Lo soy. —Declaró con voz de mando.

Fue como una arremetida a su cuerpo, el cual se  electrificó por completo.

Los presentes habían quedado impactados. Parecía un duelo de apareamiento más que un duelo entre entrenadores. El supervisor le dedicó una mirada a los otros entrenadores para decidir si declarar vencedor a Obito o si suspender el duelo. Los otros se encontraban confundidos. Los aprendices estaban sonrojados pero muy interesados en saber cómo continuaría. Itachi se encontraba notablemente confundido, mientras que Shisui estaba avergonzado.

De pronto, Kakashi logró girar posicionándose sobre Obito. Se apoyó con todo su peso.

—Ríndete.

—No.

Kakashi se enfureció. Entonces le lanzo un puñete a su cara, haciendo botar sangre a Obito.

—Maldito omega…

Tomó al peliblanco de los cabellos y lo azotó contra el suelo nuevamente. Esta vez no pudo retenerlo ni ponerse entre sus piernas pues el otro le dio una fuerte patada en el estómago que lo tumbo, dejándolo sentado en la tierra ahogándose por la falta de aire.

—Te he vencido. —Anunció Kakashi.

Pero Obito solo sonrío arrogante.

—Esto no ha acabado.

Diciendo ello desenfundó sus garras intentado arañar el rostro, Kakashi se hizo para atrás por lo que el arañazo lo recibió en el pecho. Las garras del Uchiha eran grandes, gruesas y filosas, la sangre brotó de inmediato, pero no fue suficiente para detener al omega.

—Maestros, denle fin. —Intervino Shisui a los mayores.

—Duelo terminado—Ordenaron estos.

Pero Obito y Kakashi seguían encendidos en vencerse el uno con el otro.

— ¡Me voy a casar con Yamato! Ya date por vencido.

—Maldito omega, ingrato, salve tu vida.

Obito nuevamente intentó darle otro golpe.

En los árboles, dos de los entrenadores intentaron intervenir pero el aroma de Obito les mantenía alejados. Los otros aprendices temblaron de miedo al sentir por completo el aura desplegada de este.

—Shisui...—Susurró Itachi doblándose ante la presencia de su tío mayor. Aún era un cachorro omega como para combatirlo.

—Iré por el líder. —Salió disparado uno de los maestros.

Shisui atrapó a su primo entre sus brazos. Su pecho rugió de molestia al ver a su omega arrodillarse ante otro alfa. Lo apretó contra su pecho y luego lo recargó en el árbol. Se separó de él y este tomó de su yukata.

—Voy a separarlos.

—Estas demente, muchacho. —Intervino uno de los maestros. —Obito es un alfa demasiado maduro para ti. Y Kakashi está en modo omega protegiendo su territorio. Solo Fugaku-sama puede detenerlos.

Pero Shisui se dejó caer del árbol resonando con su caída la tierra. Sus orejas captaron el quejido de Itachi y aquello fue como inyectarle una fuerza que había sido desconocida para él. Su alfa interno se sacudió de la pereza, había trabajo que hacer. “Podemos hacerlo. Nadie va a lastimar a Itachi”, le aseguró.

El joven corrió hacia donde ellos se habían nuevamente enfrentado en un bloqueo neutro intentando tumbar al otro.

¡OBITO, KAKASHI, SEPÁRENSE AHORA! —La orden salió desde el fondo de su ser en forma de rugido que resonó en todo el bosque liberando de la prisión en que el aura de Obito había sometido a alfas, betas y omegas de alrededor.

Un nuevo alfa joven y poderoso se había alzado llamando a todo el clan.

Kakashi  de inmediato sintió un mareo ante el aroma de Shisui, lo cual inundó de furia al alfa Obito. Desconociendo que se trataba de su sobrino intentó asestarle un golpe. Dada su condición fue fácil para Shisui esquivarlo. Se puso detrás de su tío noqueándolo con un eficaz golpe. Kakashi se dejó caer al suelo perdiendo el conocimiento casi al instante que el alfa.

Fugaku había llegado. Observó todo desde la rama donde su hijo estaba ya repuesto.

—Un nuevo alfa ha nacido, mi clan. Quedará en el destino si es mi hijo Itachi mi sucesor o mi querido sobrino Shisui. —Clamó. — Hoy te reconozco Shisui,  como un alfa de alta clase en todo sentido. El cual es capaz de proteger al clan  y a su vez de poner en orden los disturbios. Además, ha nacido para mandar sobre otros alfas.

Los alfas, betas y omegas se dejaron caer. De inmediato rodearon a Shisui para inclinarse ante él como muestra de respeto. Después de Fugaku no había existido otro alfa tan poderoso, pero Shisui demostró que llegaría a superarlo.

Shisui parpadeó confundido y avergonzado. No había pensado demasiado en sus acciones, solo pensó en proteger a todos incluso a Obito y Kakashi quienes ya se habían perdido en sus seres animales y no calculaban el daño que se hacían. Pero sobre todo, quiso mantener a salvo a su pequeño primo. Sin embargo no pudo evitar que un rugido orgulloso escapara de su pecho.

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Finalmente luego del tan extenuante trabajo llegaron a las tierras Namikaze. El Palacio que les recibió era majestuoso, situado en colina arriba, se veía poderoso desde el bajo camino.

Los Uchiha sintieron un sentimiento de antelación recorrerles. Ese era el lugar donde darían punto final a su servidumbre, donde sellarían el destino de todos. Habían alcanzado la cumbre de su camino. Serían guiados e introducidos por su misma víctima ignorante. Les habían permitido el paso al corazón del imperio de Minato. Una vez seguros, darían rienda suelta a su revolución.

Notas finales:

Muchas gracias por quienes siempre se mantiene pendiente del fic, los adoro. Me dan mucha energía cuando leo sus reviews y sus teorías. Por favor lancenme todas las teorías que tenga de cómo se va a desarrollar.

Bueno aquí vimos coomo manejan sus política los Uchiha, el fuerza de los líderes, Fugaku defendiendo su titulo ante su hermano e Itachi demostrando que puede actuar como un omega sumiso pero sigue siendo el futuro líder del clan. 

¿Creen que Izumi tenga razón e itachi este algo confundido o le gusto Minato?

¿Qué piensan sobre la desición de Kakashi de aceptar a Yamato?

Me gusto mucho desarrollar la etapa dificil de Shisui e Itachi, es decir, Itachi aun es un niño ya casi llegandoa pubertad peri igual se siente mal el cortejarlo. 

Shisui despertó como alfa completo, logrando imponerse pro sobre la fuerza territorial de Obito. Ya veremos como es Itachi es finalmente nombrado líder del clan. 

Por si tenían duda, -ya lo mencione en el grupo de face- Boruto, Himawari, Mitsuki y Shrasuke aprecerán en el fic aunque no necesariamente como en el anime. 

Nos leemos muy pronto. Y no se olviden de seguir la página Kaory-madness y el grupo (porfis si responden las preguntas no tendré dudas en aceptarlos) siempre estoy posteando datos sobre el fic, contenido terminos oemgaverse, mangas BL e info!!!!! Nos leemos, si les gusta el narusasu les invito a leer Pasajeros, fic de fciencia ficción y futurista narusasu. Y si les gusta yuri on ice mi fic Entrenador espartano y Reyes y reinas del patinaje. 

 


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