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Traición a la sangre por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Hola a todos, finalmente el nuevo capítulo, preparen pañuelitos cocteles de clorox y una bebida porque esto arde!!!

Nos leemos en las notas de abajo.. Gracias por su apoyo!!

 

 

La pasión de un alfa que nunca ha recibido entrenamiento puede ser raramente contenida, sobre todo si este es joven o si tiene un omega que le gusta cerca de él.

Itachi lo sabía. Minato estaba usando todo su autocontrol para respetar su palabra. Había resultado difícil envolverlo, pero finalmente podía asegurar que lo tenía en sus manos. Había pasado por ello varias veces. Sin embargo, ninguna de sus víctimas le había visto de esa manera tan intensa que le hacía quemar y preocuparse levemente por darle fin a la misión. Si no lo lograba, estaba seguro que toda esa devoción del rubio se transformaría en un odio tan desmedido que no sentía miedo por sí mismo sino por todo su clan.

Tal y como le había advertido, Minato le visitó en  la noche. Ambos se encontraban a solas. Los siervos de Itachi se quedaron en la puerta, atentos a las necesidades de sus señores.

—A veces veo demasiada sabiduría en tus ojos, Itachi. —Indicó de forma imprevista Minato.

Aquella frase resultó espeluznante para Itachi. Simplemente sonrío con inocencia. No debía demostrar demasiado, pero sería incrédulo esperar que el gran señor no se hubiese percatado de algo más que su careta de buen hermano, hijo y prometido. Después de todo, Minato era la presa  más grande, difícil y peligrosa que había intentado capturar con sus encantos.

En el comienzo de la misión no se acordó que él tuviera que seducirlo, aunque cuando estudió el perfil del líder imaginó que podría resultar factible. El plan iba a desarrollarse cuando Memma tuviera el tiempo suficiente para soportar la transferencia de energía. Habían decidido que se escogiese una celebración pues era el momento en que todos se encontraban más frágiles o quizás una noche. Finalmente cuando los Hyuga cayeron se pensó en la celebración de la ascensión de Sasuke como primer esposo.

El plan evolucionó constantemente, finalmente se vio envuelto y más participe de lo esperado cuando Minato demostró cierto deseo por él. Fue en ese instante que decidió que podía domar su corazón a su favor, facilitándole el deber a su hermanito.

 Ya que él se convirtió en el prometido de Minato, se había finiquitado que fuera el día de su boda. Con el transcurso del tiempo, notó que Minato solo bajaba la guardia cuando se encontraba con él. No al completo, como demanda a un guerrero de su calibre, pero lo suficiente para que Itachi pudiese capturar su atención a su favor.

—No pensé que usted creyera que un omega pudiese poseer sabiduría. —Apuntó.

Minato sonrío complacido por la respuesta humilde pero inteligente de su futuro consorte.

—Crecí con Orochimaru-sama como sanador. Desde esa época ya sabía que los omegas pueden tener sabiduría. Creo que todos la tienen. No estoy seguro, pero creo que tú y Sasuke han protegido la vida de mi nieto más veces de la que pudimos darnos cuenta.

“Es una lástima” pensó Itachi.  En otro momento podría aprender tanto de Minato. Pero lamentablemente no existía modo de dar marcha atrás. Su gente estaba cerca de perder el control.

—Yo daría la vida por Sasuke y mi sobrino. —Susurró con sinceridad.

El rubio se sintió inquieto. La sinceridad en la voz del omega era diferente a la usual. Había una determinación aplastante en aquellas palabras. Más poderosa que en muchos alfas de alto rango.

—Muchas veces los alfas no nos damos cuenta de las rencillas que se desatan entre omegas, pero así como nosotros defendemos la dignidad de nuestro clan en la cara pública; ustedes lo hacen en la esfera privada. Una reunión de té puede no resultar tan simple ni superficial como parece. Los hermosos kimonos que lucen con orgullo son como sus escudos, y vuestras palabras son como espadas.

Nuevamente sonrío el omega. Minato era capaz de entender eso, pero  no hacía nada por remediarlo. A pesar que inocentes muriesen, era parte de la política que no se controlaba.

—Lo es, Minato-sama, por eso es tan importante para mí que su gente me quiera y amen a mi hermano. No va a ser tan fácil manejar un castillo tan grande como este. Porque así como ustedes protegen nuestras tierras, nosotros sus hogares.

Se acercó provocativo hasta los labios del mayor hasta que sus bocas se tocaron en un contacto simple, pero que encendió el cuerpo del líder.

—A veces luces tan correcto, Itachi, disciplinado. —Besó nuevamente a su prometido. — Pero siento que posees tanto fuego como disciplina.

La cintura del omega se vio envuelta por uno de los brazos del alfa. Le levantó hasta sentarlo sobre sus muslos. Los ojos del alfa cambiaron ligeramente de tono a uno más oscuro, lleno de lujuria. El reto que significaban las palabras de su prometido era uno que no podía dejar escapar. Así que le sostuvo de la nuca para iniciar un beso más intenso, ligeramente ansioso y necesitado.

El pelinegro se separó ligeramente del alfa, sonriendo.

—Mi prometido, no debe de preocuparse, sé bien como defenderme de los otros omegas. Mi madre me enseñó a utilizar la disciplina y la pasión por igual.

—Y es lo que más adoro de ti, mi precioso omega.

Sus bocas se unieron nuevamente devorándose sin prudencia y pudor. El menor sintió la fuerza del otro querer hundirlo, someterlo. Tanto su presencia como su aroma buscaban esa respuesta en el omega. Minato liberó la boca de su prometido solo para comenzar a recorrer su cuello, succionando amenazadoramente.

Itachi supuso que eso era lo que había buscado esa noche, tocarlo sin verse tan absolutamente seducido por su prometido.

Una de las manos del líder se paseó por el pecho, logrando un gemido ahogado en el omega. Con esa mano logró entreabrir el kimono de Itachi, pudiendo pasear su lengua por la nueva piel libre.

Aunque sus feromonas eran de un alfa dominante, se sentía tan controlado por el cuerpo que tenía en sus brazos. Su respiración estaba agitada, su consciencia amenazaba con desaparecer. Agradecía que Itachi fuera un omega obediente porque si no temía que era capaz de volverse su esclavo una vez ambos compartieran intimidad.

 Necesitaba más de su joven prometido. Aun lamiendo hasta marcar esa fina piel, su mano bajó por sus piernas hasta llegar al borde del kimono, lo levanto y sació su curiosidad de saber la textura de la piel de sus piernas. Se apartó ligeramente del cuerpo de Itachi, brutalmente agitado. Su corazón estaba acelerado como si hubiese tocado algo tan anhelado y prohibido al mismo tiempo.

—Minato-sama creo que es…

Pero no escuchaba, aterrizó su boca contra la del más joven, silenciándole, obligándole a responderle.

Llegó hasta la ropa más íntima, la última defensa para llegar al lugar prohibido para el líder.  Apretó sus dedos contra la fina tela.

“¿Por qué debería de detenerme?” “No porque lo toque ahora significa que no me casaré con él”

La marea de emociones apasionadas del rubio, hicieron tragar en seco al menor. Estaba mentalmente preparado para todo. Hubo otras víctimas que llegaron hasta donde Minato tocaba, pero eso no significa que fuera agradable. Las únicas veces que disfrutó  que alguien más toque zonas tan íntimas fue con su verdadero prometido. Estaba entrenado para controlar sus impulsos de defensa y orgullo.

—No es correcto aun.

—Lo sé. Pero esto no cambia nada. Joven y suave, no sabes cuánto te deseo. Me haces sentir como si hubiera perdido el control sobre mí.

Ante tales palabras un omega ordinario no debería de ser capaz de repelerle así que aceptó sus labios en el interior de su boca, dejando que esta acariciase y explorase a gusto. Su espalda estaba completamente recostada en el brazo de Minato, mientras que su trasero y piernas permanecían en el regazo del mayor. Con la mano libre Minato repasaba la suavidad de los muslos de Itachi. Sintiendo unas imparables ganas de profundizar su contacto, le terminó recostando en los cojines donde se sentaban.

Para alivio del pelinegro y disgusto de Minato, un siervo llamó desde la puerta con respeto.

—Mi grandioso señor Namikaze-dono, dos de sus siervos han arribado con su encargo.

El rubio retiró el brazo con el que había rodeado a su joven prometido. Le sentó con cuidado nuevamente en su lugar.

Ambos se miraron agitados por diferentes motivos. Pero Minato imaginó que fue por el contacto de sus cuerpos.

En silencio y con rapidez ambos acomodaron sus ropas. Antes de que permitiese al siervo ingresar, Minato le dio un beso en la frente a su prometido.

—Buen chico. —Soltó.

Para el siervo Uchiha no pasó desapercibido que ambos se veían ligeramente sudorosos. Itachi lo notó de inmediato, dirigiéndole una mirada seria.

 Ajeno al intercambio, el líder sentía su pecho inflamado, como si no pudiera detener la ola de orgullo que le embargaba.

—Por favor, quiero que su honorable madre este presente. Al igual que Sasuke-kun.

Itachi le ordenó a su siervo que los mandase a llamar. Fue un momento que duro unos segundos pero que resultó un reto para el Uchiha. Este beta le quedó observando, examinándole lentamente, queriendo ahondar en su propio corazón. El azabache no podía permitir que una ola de disconformidad creciera dentro de su gente, menos con el día del fin tan cerca.

Los sirvientes del gran líder ingresaron con sendas cajas de madera, las cuales tenían tallado el escudo de los Namikaze.

— ¿Cuál es la buena nueva, Minato-dono?— Se acercó a Minato, sospechando lo que aquellos baúles contenían.

—Comprendo las dificultades que tú y tu hermano atravesarán, por ello mismo deseo honrarlos para que a nadie le quede duda de que mi hijo y yo no pudimos escoger a nadie mejor para el cargo que ocuparan.

Pronto Mikoto, Sasuke y Naruto -quien estuvo al lado de Sasuke cuando le comunicaron- ingresaron.

—Padre ¿Cuál es el motivo por el que requieres a mi esposo´tebayo?

El gran líder sonrío ante las posesivas palabras de su hijo sobre su omega. Eran padre e hijo, pero definitivamente ambos predicaban una poderosa aura territorial superior a otros alfa. Habían encontrado cierta paz entre ambos gracias a que tenían pareja, pero lo inevitable era la confrontación constante de sus fuerzas.

—Te va a agradar el porqué. Me alegro que estés presente. —Agregó Minato relajando el ambiente.

Los omega tomaron asiento alrededor de las cajas, mostrando tierna curiosidad por el contenido. Lo cual enorgulleció aún más a Minato. El líder se acomodó sobre sus rodillas para marcar una reverencia ante la madre de ambos futuros primeros consortes. De inmediato, Naruto, aun sin comprender le imitó.

Oka-san, quiero agradecer por la crianza que ha dedicado a ambos jóvenes. Por ello mismo le pido que se encargue de lo menesteres que le comunicaré.

—Por supuesto, hijo mío. —Sonrío Mikoto con dulzura.

Los siervos de Minato destaparon sendas cajas de madera, en las que pudieron ver dos relucientes kimonos. El primero era un blanco puro, tanto que cegaba los ojos de cualquiera. Y el otro era de un rojo apasionado como la mismísima sangre.

—El kimono blanco es para mi futuro esposo. Ha sido pasado desde el primer matrimonio del omega de la fundadora del clan. —Solemnemente habló. —  El segundo es el kimono que usó el omega del segundo líder cuando ascendió  de segundo esposo a primero luego de brindar al heredero. Quiero que Sasuke-kun lo utilice. —Con respeto se giró hacia Mikoto. — Querida madre, deseo que te encargues que ambos sean ajustados y entallados a mi futuro esposo y mi pronto hermano menor e hijo, Sasuke-kun. Además que te encargues de implementar los detalles faltantes y accesorios.

Sasuke podía notar lo fino de la seda utilizado en ambos kimonos. Ellos eran de un vivir más sensible, tenían sus propias tradiciones y forma de vestir a un novio o novia en los matrimonios. Nunca había visto un kimono tan lujoso, salvo cuando tuvo una misión con una oirán. Ambos trajes lograban que sus ojos no se apartaran de estos por sus brillantes colores.

—Padre, te luciste. Estoy muy de acuerdo en que mi esposo utilice este kimono para nuestra boda ´tebayo—Comentó animado el heredero.

Naruto no pudo dejar de fantasear en cómo se vería su precioso omega en el kimono rojo. Su piel blanca seguramente resaltaría, contrastando tan perfectamente que quitaría el aliento de todos los invitados.

—Por supuesto, hijo. —Respondió Mikoto con gesto amable y aparentemente sincero. — Mis preciosos cachorros usarán lo que demandas. Es un gran honor como madre verlos brillar aquel día.

Minato se veía complacido, al igual que Naruto. Ambos, considerados los dos alfas más poderosos de la Gran Alianza, eran como jovencitos indefensos ante las tretas de dos omegas pantera.

…………………

El mundo entero podría pensar que Orochimaru seguía siendo el mismo, pero Jiraiya no. Había analizado cada detalle del menor cuando llegó. En aquel tiempo, el omega tenía una mirada dulce, temerosa; a pesar de lo brillante que era se sentía incómodo por no pertenecer ahí. Sin embargo, eso había cambiado por completo. Sus progresos como omega de clase alta destacaron por sobre los mayores. No existía baile que no pudiera interpretar con gracia de artista. Habían convocado varias fiestas en las que el principal era el niño.

Usualmente cuando era presentado, podía escuchar algunos murmullos burlones sobre el menor. En otro tiempo, sería suficiente para asustarle, pero ya no. El chico veía aquello como un reto. Al finalizar su baile, el corazón de todos le pertenecería. Y una cosa más que le perturbaba era que en la mirada de cada alfa o beta hallaba un  matiz extraño, similar a la culpa por desear a un niño.

Sus conocimientos también eran amplios, más de lo que un omega debería de aprender a su edad. Memorizó rápidamente sobre los clanes, sus familias genealogías, técnicas, ideologías. Al principio Hotaru y Kazuo no desearon que estudiase más de lo que su clase debía, pero Orochimaru era tan educado, tan calmado, tan talentoso que cedieron a sus suplicas. En el fondo ambos lamentaron que Orochimaru no fuera un alfa y es que ni siquiera su propia hija era tan sabia.

Ya no existía el niño que se intimidaba ante la presencia del alfa Senju; al contrario, tenía la suficiente confianza para pedir obsequios, para platicarlo sobre sus creencias de otros clanes y manifestar sus molestias sobre sirvientes que no le atendían según su estatus de hijo adoptivo.  Su descaro combinado con coquetería cautivaba hasta el más duro corazón. Kazuo y Hotaru eran débiles ante el menor. Inclusive, el gran líder se soltaba a contarle algunas técnicas que habían utilizado en algunas batallas.

Todos cenaban calmadamente con algunos comentarios sobre lo que sucedía en el exterior del clan. En un momento, Orochimaru pidió permiso para hablar. Jiraiya supuso que iba a pedir un obsequio.

—Kazuo-sama, Hotaru-sama, sé que es atrevido lo que voy a pedirles.

Ambos sonrieron. Tsunade había salido de campaña. Así que ninguno esperaba a negarse a los deseos del menor.

— ¿Qué deseas, Orochimaru? ¿Libros? —Susurró Kazuo acostumbrado a los inusuales pedidos de su precioso hijo. — Has dominado cada libro de historia e incluso de ciencia, teóricamente sabes mucho de medicina también.

—Umm lo que deseo son dos cosas, me temo que muy atrevidas para alguien como yo.

Los adultos se miraron entre  sí perplejos ¿Había algo a lo que ellos podrían negarse a darle a tan diligente omega?

—Si no es deshonroso y está en mis manos…

—Quiero aprender a ser sanador. Sé que no llegaré a ser un sanador porque es para alfas. Pero he visto que hay omegas que sirven como sus asistentes. Por favor, se lo pido. Ya no soy prometido de su hija, no será deshonroso.

Ambos se lo pensaron. Habían escuchado comentarios sobre Orochimaru unos malintencionados guiados por envidia, otros necesariamente llevados por el talento del niño. A pesar de ambos, Orochimaru parecía quedarse sin niveles qué escalar en lo que se esperaba de un omega de su clase.

—De hecho, una de las asistentes necesita un aprendiz y pensó en ti. —Comentó Kazuo. Se veía dudoso.

—Kazuo-sama, Hotaru-sama.

—Bien pero sus lecciones no deben interferir en tus demás deberes como mi hijo omega. Quiero que algún día tengas un esposo adecuado. —Expuso el gran señor.

—Kazuo-sama…—Intervino Jiraiya un tanto enojado por no ser tomado en cuenta para la decisión que su futuro prometido estaba emitiendo. .

—No he olvidado que una vez me pediste su mano, Jiraiya. Y te dije que debes esperar a que Orochimaru tenga su primer celo.

Asintió, reprimiéndose las ganas de interferir. No deseaba enfadar a su señor y que él pensase en otro prometido para el pelinegro.

—Hago mucho dejando que lo veas, confió en ti. —Señaló, observando fijamente al joven peliblanco.

—Gracias. —Agachó la cabeza.

—Y ¿cuál es el otro pedido que deseas Orochimaru?—Intervino Hotaru.

—Esto es un poco atrevido. —Entrecerró los ojos, nervioso. —Quiero aprender a defenderme. —Soltó con un suspiro, esperando ser resondrado.

— ¡Has llegado muy lejos! ¡De ninguna manera un omega va a tomar armas! Como si los alfas no fuéramos suficientes para protegerlos.

El alfa se había puesto de pie. El niño de inmediato salió de su sitio y se postró ante los señores, inclinó su cabeza mostrando su cuello como señal de sumisión absoluta.

Jiraiya sintió un cosquilleo incómodo de ver a quien quería de esposo inclinarse de esa manera ante otro alfa. Sin embargo, también notó lo astuto que era el menor. Sabía cuándo humillarse para obtener lo que deseaba. Aun contra sus deseos estaba seguro que el alfa líder terminaría por aceptar el capricho del omega.

—Mi señor, no es así. Pero en el clan Uzumaki, nuestro clan aliado, entrena a los omegas…—Argumentó sin subir la mirada.

—Solo les enseñan lo básico... ellos viven en la frontera con Yamanaka es por eso.

—Confió en ustedes, es solo que me sentiría más tranquilo…a veces… pesadillas  de mi pasado me atacan. —Quebró su voz como si se perdiera en recuerdos. — Nunca he podido recordar más allá que perdía a mi familia en una invasión ninja.

La postura de mando del alfa tembló. Los ojos de los adultos transmitieron comprensión. Nunca habían averiguado más sobre Orochimaru. Ante el mundo era un huérfano de un general menor de Kazuo. Pero ellos sabían que probablemente fue hijo o nieto de algún noble que fue arrasado. Por la seguridad del niño no habían esparcido el rumor.

Un hondo suspiro dio la certeza a ambos menores que el omega había obtenido su deseo.

—Si es solo para tranquilizar tus sueños y se trata de algo muy básico está bien. Nombraré un instructor beta. Y siempre tus siervos estarán vigilándote.

—Muchas gracias.

Nuevamente, Orochimaru había logrado lo deseado. No se limitada a usar su carisma sino que si tenía que usar la lástima para sí mismo lo hacía. No existían barreras en su camino. Aquello fue entendido por Jiraiya.

 “Límite” no era una palabra para Orochimaru. Como el arte de la danza, el shamisen la poesía o la ceremonia del té, la medicina se volvió otro arte que domó poco a poco, con la seguridad de una serpiente que sabe que si se desliza en silencio pronto tendrá un delicioso botín.

Orochimaru era presuntuoso, pero no cuando no debía. Trataba con el mayor respeto a su nueva maestra, quien al principio, tuvo recelos.  Como si algo le previniera del peligro.  Aun así,  pronto, como todos, cayó en su encanto.

Para sorpresa de los miembros de alcurnia del clan, Orochimaru demostró una facilidad única para destilar venenos y antídotos.

Como todo en el clan se regía por niveles: El gran sanador era quien se encargaba de la familia principal y los nobles de más aristocracia, así como supervisar el trabajo de los otros. Luego se encontraban sus asistentes cada uno con un número. A menor número mayor rango. Así el primer asistente era el más recurrido y que acompañaba al gran sanador. Cada asistente tenía su propio ayudante así como sus aprendices en primer, segundo, tercero, cuarto, quinto puesto. Orochimaru ingreso como aprendiz quinto de la asistente 5. En un año, la asistente cuarta que se encargaba de venenos y antídotos lo tomó bajo custodia.  Y como su anterior maestra se ganó su confianza rápidamente.

En clases de espada le fue bastante bien. Su entrenador dudó de si enseñarle algo más avanzado. Orochimaru aprendía pero no tan brillantemente como un alfa. Jiraiya sospechó que se contenía. Cuando lo veía entrenar notó algunos movimientos reprimidos.

Justamente, esa tarde era una de las tantas en las que el omega entrenaba junto a su maestro beta. Era increíble ver su desenvolvimiento aun para su edad y para ser un omega.

Suspiró varias veces mientras detallaba como florecía hacia una nueva etapa de madurez. Había aumentado de tamaño y su cuerpo comenzaba a tornearse. Y en ese instante el joven omega impactaba a la vista,  pues su traje de entrenamiento le permitía ver sus brazos blancos y desnudos, su cabello sedoso y negro se encontraba amarrado en una coleta, por lo que su cuello quedaba a vista de todos.

No fue el único en notarlo. Pronto otros alfas jóvenes se sumaron a verlo, para el gran disgusto de Jiraiya.

Días más tarde, el maestro se apareció decidido a adecuar el entrenamiento para un omega. Le enseñó movimientos ligeros, donde utilizaba más la agilidad que la fuerza. Orochimaru pareció ansioso por la novedad. Esta vez fue como si el maestro se ganase el respeto y agradecimiento del alumno.

Así como el alfa, después del entrenamiento con espada, Orochimaru tomaba un baño y se disponía a visitar los jardines y el lago de carpas. Jiraiya siempre iba a verlo, pero a veces simplemente se quedaban en silencio.

Esta vez no mantuvo distancia, se acercó a él. Supo que Orochimaru estaba permitiendo la cercanía.

—Te he visto raro desde que rompiste mi compromiso con Tsunade. —Comentó sereno el omega.

—Podría decir lo mismo— Refunfuñó.

El omega dejó sus pergaminos en el suelo de tatami en el cual estaba sentado colgando sus pies hacia el lado del jardín.

— ¿Te molesta que haya tomado las riendas de mi vida? ¿Acaso no era lo que deseabas?

—Sí, pero… No sabría explicarlo. —Comentó con un pequeño dolor en el pecho. — De alguna manera siento que perdí a alguien ese día. Una parte de ti.

El pelinegro abrió los ojos sorprendido.

Nadie se había dado cuenta de su cambio. Y aun así supo que él mismo le había dado pistas a Jiraiya, de alguna manera dejaba que alguien más fuera partícipe de aquello. No podía contarle que había recordado de golpe todos sus recuerdos. Fue una casualidad insulsa. Un libro de cuentos sobre las deidades que Hotaru le había regalado. Sus recuerdos llegaron esa misma madrugada como una avalancha que arrasa con todo a su alrededor, de esa misma manera destruyó al Orochimaru falso que había creado. Y en medio del caos y las lágrimas, Yamato no Orochoi le dijo “No estás solo, nunca lo estarás. Gracias al sello y el amor de tu abuela soy parte de ti”.

Solo pudo llorar silenciosamente hasta el amanecer. Cuando su nana le regañó, no se contuvo, le amenazó con contar sobre su amante. La mujer beta iba a reprenderle pero algo en su mirada hizo que simplemente asintiera mientras se mordía los labios.

Orochimaru se sintió poderoso. No estaba solo se dijo. Por lo cual no necesitaba a nadie más. Estaba en territorio enemigo, un clan y un líder bondadoso con su familia que no le había temblado la mano para unirse al clan Namikaze y destruir su clan. Pero a él no lo asociaba con el clan de las serpientes gracias a su cabello negro. Le creía miembro de un clan pequeño que seguramente el clan Uzumaki había destruido sin consultarlo con alguien. Namikaze, Senju y Uzumaki, todos ellos pagarían, pero primero los hipnotizaría para devorarlos lentamente.

No había dudas en su convicción. No importaba cuanto amor Hotaru y Kazuo le dieran, ellos habían masacrado a su familia sin importarle la existencia de niños, ancianos o enfermos.

Al regresar ante la presencia del alfa frente de sí. Vio en los ojos del otro como de sus propios ojos brotaban lágrimas. El alfa se acercó en un rápido movimiento y lo envolvió.

— ¿Acaso has recuperados tus recuerdos y no deseas contárnoslo? Dime, Orochimaru, confía en mí.

El omega escondió su nariz en el cabello del alfa, olfateó con gusto su aroma protector.

—No he recordado nada, por eso he decidido abrirme paso aquí, fundar mi propio lugar. —Entrecerró los ojos, permitiéndose un segundo de paz a su alma de la venganza que día con día planeaba.

—Orochimaru…algún día te prometo te daré una hermosa familia y seremos felices.

—Lo espero con ansias. —Se aferró a la yukata del otro.

“Lo siento, Jiraiya. Ni siquiera en ti puedo confiar. Nunca más podré confiar en alguien. No me perdonarás quien soy ni lo que planeo hacer.”.

………………………

— ¡No puedo permitirlo! — Respondió furioso Kazuo ante la solicitud del maestro de Orochimaru.

—Mi señor, sería desperdiciar un talento. –Apuntó el entrenador con la cabeza gacha.

—Pero un omega en el campo de batalla…

—No estaría en el campo de batalla, sino que con los demás sanadores donde también hay omegas.

Kazuo presionó la mano de su pareja. Le costaba pensar en su hijo adoptivo en medio de tantas penas y heridas.

 — ¿Considera que Orochimaru podría defenderse?

—Definitivamente y más que eso—Acotó el maestro de espada de Orochimaru. —Tiene una flexibilidad y agilidad que muchos guerreros desearían. Quizás su talento para la danza le ha brindado esa habilidad.

—Pero no es una danza, es una batalla. —Gruñó el líder.

—Aprenderá mucho más ahí que solo con nosotros.

—No es algo que un omega debería de conocer. Ellos solo deberían rodearse de belleza.

—Me temo, cariño, que es muy tarde para Orochimaru. No sabemos qué tan crueles fueron esos shinobi con sus padres para dejarlo traumatizado.

El alfa guardó un largo silencio para pensarlo. Odiaba darles la razón. Su maestra de medicina también había solicitado que el aun niño estuviera presente ayudándoles.  

—Está bien, pero designaré una guardia mayor que los acompañe.

—Yo también iré. —Anunció Hotaru

—De ninguna manera, eres mi omega. —Gruñó Kazuo.

—Aunque uses tu voz de alfa voy a  ir. Mis dos hijos irán a la batalla. No puedo dejar de  estar presente

— ¿Qué harás tú, Hotaru?

Su esposo ignoró sus ganas de cachetear a su marido por la pregunta con tintes humillantes.

—Olvidas que recibí formación básica de sanador.

—Pero no tienes conocimientos avanzados.

—Aunque sea para limpiar la frente de nuestra gente, iré.

Kazuo se mordió el labio inferior. Muy pocas veces había necesitado usar su voz de alfa contra su noble omega, pero estaba seguro que solo así podría detenerlo. Hotaru se había encariñado demasiado con el joven omega, él mismo lo había hecho.

—Bien, pero no abandonarás la carpa.

 

Seriedad y frialdad eran dos virtudes valoradas en un sanador. Orochimaru poseía ambas. Su superior lo veía desde lejos. A pesar que su labor era encontrar con el antídoto con el que habían sido dañados los heridos, Orochimaru también se desempeñaba bien cosiendo heridas. Sus ojos permanecían atentos y no necesitaba revisar manual para saber con qué clase de veneno se enfrentaban. Sospechaba que el olfato del omega era más desarrollado que el de los demás.

La batalla donde Senju apoyaba a los líderes Namikaze y Uzumaki en una conquista se llevó  mucho más vidas que las de Uzumaki y Namikaze. Sin embargo Kazuo, fiel a su palabra, llegó hasta el final con su ejército.

La labor de los sanadores era interminable, dormían apenas tres horas por día con mucha suerte. Orochimaru fue uno de los que se desempeñó con mayor rapidez logrando salvar muchas vidas. Aun así, muchos fallecieron llevando al pensamiento de que el clan Senju definitivamente no tenía la gloria del pasado.

Había sido una fortuna que Hotaru junto a su séquito de omegas viajara con ellos. No habían esperado tantas bajas. Como bien había dicho Hotaru, cuidar de la fiebre de algunos enfermos fue de ayuda.

Algunos omegas y betas sanadores pronto comenzaron a caer presas del extremo cansancio y tensión al que eran sometidos.

El siguiente herido envenenado que cayó en su tienda fue Tsunade. Hotaru de inmediato fue auxiliar a su hija. El asistente se dedicó a cuidar de ella personalmente, pero no daba con la solución necesaria. Y ella ardía en fiebre.

El asistente llamó a Orochimaru, este se acercó olfateándola. A su mente algunos recuerdos de su vida en el clan de las serpientes llegaron. Sabía cuál era la solución. ¿Cómo decirla sin ser sospechoso?

La muchacha comenzó a delirar.

¿Cómo salvarla sin condenarse? ¿O debería dejarle morir? “Después de todo es la heredera Senju”

— ¿Conoces la cura?—Insistió su maestra.

Antes de poder abrir la boca, su maestra fue travesada por un kunai. Seres vestidos de negro, como sombras de inframundo, llegaron.

—Ni siquiera abran la boca, solo necesitamos a la hija del alfa Senju.

Los ojos de aquel que le hablo se encontraron con Orochimaru que sostenía a Tsunade. Una sensación estremecedora recorrió la columna de Orochimaru.

—Un omega con orejas...—Susurró aquella voz.

Uno a uno omegas sanadores fueron cayendo atravesados por los kunai de aquellos shinobi.

El líder continuaba estudiando las facciones del adolescente.

—Eres…

Dio un paso hacia Orochimaru quien se tensó.

— ¡No lo toquen!

Uno de los shinobi, a una velocidad sensacional, llegó al cuello del omega.

—Es el consorte de Senju-sama.—Gritó uno de los betas.

Solo se encontraban vivos algunos siervos y los pobres heridos que simplemente murmuraban delirios luchando por su vida. Otros permanecían inconscientes,  convalecientes por las recientes curaciones.

Los otros betas que aun vivían se arrinconaron, cubriéndose unos a otros mientras el shinobi los amenazaba con una katana corta.

—Orochimaru…—Susurró el shinobi.

Se quitó parte de la tela que lo cubría dejando ver unas orejas de pelaje blanco así como cabellos del mismo tono. Se le secó la garganta al joven aludido. Era alguien sobreviviente de su clan, el clan de las serpientes.

—Duerman a ese omega. —Ordenó el líder de los ninjas.

Hotaru no pudo pelear más, de inmediato fue noqueado con un certero golpe.

— ¿Eres Orochimaru?

El omega pronto deslizó su mano entre las ropas de Tsunade.

— ¡Lo eres, maldito engendro!—Siseó amenazante. —  Sobreviviste después de todo. Que gracioso encontrarte en la carpa del clan al que nos mandaron liquidar.

—Quienes los mandó

—Curiosamente…nos envió su aliado el clan Uzumaki.

Se suponía que estaban en esa batalla para apoyar al clan Namikaze y Uzumaki. Y a pesar de las numerosas muertes, estuvieron venciendo. Al parecer, secretamente, el clan Uzumaki estaba buscando mermar al clan Senju.

El shinobi le lanzó un kunai, pero Orochimaru logró desviarlo con la espada de la Senju. Se puso de pie, sus pupilas se dilataron y su mirada había cambiado, peligro en ella. Se lanzó al ataque con rabia y fuerza. Uno a uno, los shinobi se lanzaron a contrarrestarlo. Pronto, el joven se dio cuenta que su cuerpo se torcía a placer y sin dolor, como si no tuviera huesos.

“Soy Yamato no Orochi. Ellos no están a tu nivel”. Le indicó el Dios que se había apoderado de su cuerpo. Sonrío agradecido.

—Hibiki, ve y da la retirada—Dijo el líder shinobi mientras entretenía a Orochimaru.

El menor no pudo evitar la huida del otro. Le cerraron el paso.

—Tienes a Orochi. Nos pertenece.

—El me escogió a mí.

Ambos chocaron sus espadas. Poco a poco, el menor enganchaba más sus pies en el suelo para no ser arrastrado.

—Vamos a ver si es tan poderoso entonces.

Era momento de ajustar cuentas.

Todo el grupo se lanzó sobre Orochimaru. Él desvío  sus ataques mientras contrastó uno con una patada en el estómago, y el último con un puño. En un giro veloz,  logró atravesar a uno con la katana. Sin embargo, al instante, otro logró herirle en el hombro. Orochimaru no emitió quejido, el dios interno bloqueó el dolor en su cuerpo e inyectó más adrenalina.

En un ataque conjunto, Orochimaru fue tomado por el cuello desde atrás por el líder. Sin pensarlo mordió su brazo con ganas.

La herida fue potente y se puso cada vez más negra expandiéndose por su cuerpo con rapidez.

—Engendro…

—No, soy Orochimaru, contenedor de Yamata no Orochi

—Me venciste...—Murmuró tosiendo. —De igual forma, Hibiki le dirá a los otros que estás vivo y te cazaran por siempre. Sin embargo, te diré algo fueron los Namikaze y Senju los que destruyeron nuestro clan.

—Ya lo sabía.

No le costó mayor trabajo acabar con los otros dos que se habían quedado petrificados ante el espectáculo.

Cuando estuvo en medio de sus sangres cayó de rodillas. El pánico se apoderó poco a poco; el cansancio y dolor, también. ¿Debería de huir?

Todos los enfermos estaban inconscientes.

Se aceró a Tsunade. Ella tenía poco tiempo de vida. Sin pensarlo demasiado tomo una jeringa, la lleno de su propia sangre y se la inyectó.

El mismo era veneno y antídoto andante. Y por sobre todo habían utilizado el veneno de su clan, al cual estaba perfectamente familiarizado.

Se acercó a  Hotaru y se dio cuenta que había sido solo noqueado, lo acomodó lo mejor que pudo.

Sintió un agotamiento total. Escuchó pasos y trotes torpes llegar. Por su aroma estuvo seguro que era parte del clan Senju.

— ¡Orochimaru!

Esa voz le resultó familiar, alzó la mirada débilmente hacia arriba. Era Jiraiya cubierto de sangre; a su lado se encontraba Kazuo y dos generales más.

— ¿Termino la batalla?—Preguntó débilmente aun agitado.

—Sí. ¿Qué sucedió?

—Nos atacaron, tonto—Murmuró Orochimaru.

— ¿Tu acabaste con todos?—Preguntó Kazuo aun petrificado hasta que notó a su omega y fue corriendo hacia este

—Hotaru-sama está bien solo fue noqueado. Tsunade le aplique un antídoto. Yo espero que sobreviva.

El joven omega cayó perdiendo la noción de la realidad,

El tiempo muchas veces puede ser circunstancial. Para Orochimaru ese periodo de oscuridad de inconciencia fue solo unos instantes. Cuando la recuperó, todo había pasado. La alianza Namikaze-Uzumaki-Senju había triunfado. De hecho, se encontraba en el área de sanación del primer sanador.

A lo lejos, escuchó el llanto de resignación de algunos omegas que habían quedado viudos luego de aquella batalla. Entre otros murmullos, comprendió que aquel de su clan que creyó extinto tenía razón. Los clanes Uzumaki y Namikaze no estaban siendo leales con el clan Senju. Pero ellos no lo sabían. El clan Senju se estaba convirtiendo en un estorbo para el clan Namikaze, uno que deseaba absorberlo tan pronto como fuera posible.

—Orochimaru. —Escuchó una voz familiar llamarle.

Levantó su mirada hacia el sonido grave. Jiraiya permanecía a su lado. El joven tenía un brazo vendado. En sus ojos no solo había preocupación sino una oscuridad propia de alguien que conoce una masacre.

Se enteraría después que el clan Senju fue el que tuvo las pérdidas más altas. Mientras que el clan Namikaze estaba casi íntegro en sus fuerzas militares.

—Estoy bien, Jiraiya. —Susurró.

Pero el alfa no pudo contenerse y se lanzó a abrazarlo, apretándolo contra su cuerpo. Extrañamente fue consolador para el cuerpo de ambos.

—Orochimaru-sama—Llamó una sierva. —Se dio la orden de que a apenas despertara fuera llevado ante el gran líder.

El miedo le recorrió. Se tranquilizó pensando que si hubieran descubierto su identidad, no hubiera despertado jamás. A no ser que quisiesen torturarle por información.

—Aún está herido. —El alfa se puso delante del omega recostado en actitud agresiva contra la pobre e insignificante sierva.

—Cálmate, Jiraiya, es lo natural.

Estaba nervioso, pero no dejó que su aroma se tiñera de ese sentimiento.  Afortunadamente el sello de su abuela no dejaba marca en la piel, por lo que no habían notado nada extraño. Sin embargo, podrían unir eventos y estaba seguro que Hotaru había escuchado que el shinobi lo llamaba con su nombre. Tenía preparado un plan para todas las posibilidades.

 

Jiraiya tuvo que abandonar la habitación mientras el omega era vestido adecuadamente. Sin embargo se negó a no acompañarlo.

El joven omega agradeció la sensación de protección que el otro le transmitía. Cuando estuvo frente a la puerta, se preguntó si Jiraiya lo defendería si fuese enjuiciado o algo parecido.

Finalmente ingresó y se postró de rodillas ante los señores Senju.

—Orochimaru, deseamos oír la versión de los hechos.

El menor levantó levemente su mirada. No había guardias, solo la familia principal y sus siervos de compañía.

—Asesinaron usando kunais a mi maestra así como a los otros. —Se apresuró a decir con un dejo de tristeza arrastrando en su voz. — Supieron que Hotaru-sama era su consorte por lo que lo dejaron vivir. Ellos me encontraron, señor. —Dudó, era arriesgado pero su mejor opción. —  Son el clan de las serpientes. Yo también los reconocí, son quienes asesinaron a mi familia en el castillo. Mi madre y yo escapamos del castillo gracias a la valentía de nuestro abuelo. Sin embargo nos persiguieron, ella me escondió y sobreviví. —De sus ojos brotaron lágrimas sinceras, dejando que su corazón se hundiera en los terribles recuerdos del último día que vio a su madre. — No sé porque, quizá como trofeo se llevaron su cuerpo. Iban a asesinarme así que simplemente puse en práctica lo que mi maestro me enseñó. Todo son solo sombras, no logró recordar el rostro de mi familia, solo su voz suave y tierna.

Su voz se quebró, apretó sus puños aun inclinado en respeto, su llanto impresionó a todos pues desde el inicio había sido un niño calmado. Su sufrimiento cautivó el corazón de Hotaro, quien deseaba acudir hacia él para cobijarlo en su pecho.

—Pero eran shinobis experimentados ¿Cómo pudiste vencerlos?—Preguntó el alfa intentando que su lado más instintivo no cayera ante el pequeño omega que tenía en frente.

—Solo eran cuatro. Y por un momento lograron capturarme, pero yo utilice una técnica de mi maestra sanadora: Ensucié mis dientes del veneno de las armas y le mordí, se envenenó de inmediato. Los otros dos que aún permanecían vivos se quedaron sorprendidos,  aproveche. —Su voz se había tornado grave, con una mezcla de rabia, frustración y dolor. — Estaba furioso, señor. Ellos habían acabado con la vida de mi familia y ahora deseaban acabar con la vida de Hotaru-sama que ha sido como una madre y de Tsunade-sama. Yo creo que enloquecí por ese momento.

Y fue entonces que Orochimaru vio en el rostro de Kazuo y Hotaru que los tenía de su lado nuevamente.

— ¿Dijeron algo sobre quienes lo contrataron?—Preguntó el líder serio y preocupado por la situación que vivía su clan.

—No, solo querían asesinarme y llevarse a Tsunade-sama. —Aclaró aun derramando algunas lágrimas.

—Entiendo.

Orochimaru sintió que  Kazuo ocultaba algo que no tenía que ver con él. Supuso que sus sospechas de que sus aliados no eran tan leales eran demasiado grandes. Aun así, no tenía pruebas como para demostrarlo y romper el tratado que su antecesor Hashirama Senju había firmado.

—Bien, solo quería aclarar esos puntos. —Resopló el líder con una mirada ligeramente amable. —  Eres increíble.  Tus maestros dijeron que tenías una habilidad que sobrepasó sus expectativas. El de Kendo admitió que te enseñó más de lo que debía. Gracias a los Dioses que lo hizo.

Su alivio de verlo con vida estremeció el cuerpo del niño ¿Cómo aquel alfa que le trataba con cariño pudo estar de acuerdo en la aniquilación de un clan entero? Se preguntaba Orochimaru.

“Porque no nos ven igual de humanos que así mismos”

—Fue gracias a ellos y a mi maestro que pude proteger a mis seres queridos esta vez. —Respondió con una sonrisa el menor.

—Yo te agradezco haber protegido a mi hija y a mi amado esposo. Tengo una deuda contigo. —Aspiró fuertemente como si lo que a continuación anunciara fuera difícil para él. —  Así que te voy a permitir que tomes una decisión.

—Dígame, señor.

—Algunos en el consejo creen que es un desperdicio de talento el que vivas como un omega cualquiera. No desprecio la labor de los omegas, tienen una labor importante en nuestras vidas personales, pero sabes a lo que me refiero. —Indicó con solemnidad. — Tu primer celo debe ser cercano y debería de buscarte un marido o tomar el pedido de Jiraiya de desposarte con él.

El menor desvío su mirada hacia el alfa a su lado, esta se la devolvió con ese gesto ansioso por él.

—La mayoría del consejo cree que debe ser así. —Continuó el líder. — Pero como te mencioné,  pérmitiré que elijas porque te debo la vida de las dos personas más importantes de mi vida y porque estamos en situaciones difíciles. ¿Deseas continuar con una carrera como sanador? Tomarías el lugar de tu maestra en la cuarta posición de asistente de venenos y antídotos, pero además sería aprendiz de la tercera asistente. No te aseguro que llegues lejos, pero realmente necesitamos de más. Ya que tendrías que ir a cada campaña militar se te enseñará pelea cuerpo a cuerpo, kendo y a montar a caballo.

La estancia quedó en silencio ante tal anuncio. Kazuo estaba dándole una libertad que un omega de su clase no tenía permitido soñar, salvo los que pertenecían a familias de sanadores o sacerdotes. Aunque las ambiciones de Orochimaru eran superiores a lo que Kazu esperaba de él, era un inicio ideal.

— ¡Kazuo-sama!—Protestó Jiraiya. —Usted prometió su mano a mí desde hace mucho. Creo que he demostrado mi lealtad al clan y que estoy listo para tener una familia en cuanto mi omega pueda dármela.

—Lo es. —Respondió enérgico el líder. Con mirada afilada enfrentó al insolente muchacho que le confrontaba. — Y no pienso romper mi promesa. Sino que  postergarla, Orochimaru tiene cinco años en adelante para desarrollarse como sanador. Si aún lo deseas podrán casarse luego de esos 5 años.

—Kazuo-sama, pero Orochimaru es mío. —Insistió el alfa.

— ¡¿Acaso lo has mordido o has desvirgado?!

—Por supuesto que no

—Claro que no, porque te cortaría el cuello. Orochimaru sigue siendo mi hijo adoptado, un omega bajo mi poder. Yo decidiré por su vida hasta que te hayas casado con él. Si no deseas esperar eres libre de tomar esposo en otra parte.

—Kazuo-sama, estaré encantado de ser de utilidad al clan. —Interrumpió el enfrentamiento el omega. — Ustedes son mi hogar ahora.

—Muy bien. Que así sea.

Nuevamente Orochimaru había vencido y Jiraiya tendría que esperar más tiempo. 5 años que se volverían muchísimos más.

……………………………………………….

 

Para satisfacción y tranquilidad de Kakashi y Obito, tanto Shisui como Itachi habían cumplido su parte de la misión de forma exitosa. Ninguno les indicó a los jóvenes lo sucedido. Pero ambos notaron un ambiente diferente. Había una misteriosa y sensual complicidad entre ellos.

Luego de ordenar la información recabada, se despidieron del grupo de Kakashi. Sería arriesgado abandonar la aldea en grupos tan grandes. Así que una vez pasara medio día los otros deberían abandonarla por otro camino, ingresar al bosque, alistarse y finalmente desaparecer hasta llegar a las Tierras Uchiha.

Cuando divisó las murallas familiares, Kakashi se sintió intranquilo y avergonzado. Su prometido tal vez había regresado. No tenía un plan correcto para enfrentarlo y pedirle tiempo, pausar esa promesa indebida de casarse y unirse en el próximo celo. ¿Cómo es que se había adelantado? Ya no se sentía seguro de que fuera lo correcto.

Una vez atravesaron la muralla y fueron recibidos, Kakashi buscó con la mirada su prometido pero no lo encontró. Fugaku y Mikoto le indicaron que Yamato aún no finalizaba su misión, pero era seguro que no tardaría más de una semana.

Como era costumbre, cada uno fue revisado por las sabias manos de Mikoto. Antes de poder involucrarse con el resto de aldea era necesario prevenir alguna enfermedad o el estado mental del camarada. Así como verificar que no tuviera heridas.

—Esa marca en tu clavícula es de un alfa. —Comento ella en susurros suaves. —  Y por el aroma que tienes encima es de Obito ¿no es así?

El joven omega inclinó su cabeza derrotado.

—Así que no es mi idea...tengo el aroma de Obito aún. ¿Acaso es una marca de pertenencia?—Preguntó ansioso.

Ella comenzó a limpiarle. Tomó una pasta verdosa que había preparada de hierbas para la cicatrización, la cual esparció por toda la marca.

—No es una tal cual. Sino no tendría sentido intentar curarla. — Indició. —  Pero es una marca temporal. Normalmente funciona mejor cuando son pareja destino. – Mencionó observando atentamente la tensión del cuerpo del omega. —  Es una advertencia. La marca definitiva solo puede darse en el cuello, donde esta esa pequeña ondulación. Y es más firme cuando se da en el celo.

¿Por qué se sentía ligeramente decepcionado? Nunca había estado tan afectado cuando su celo era cercano. Debido a las acciones que había hecho, su instinto le indicaba que debía de reunirse con el azabache para sentirse cómodo y protegido.

— ¿Acaso debo de demandar un castigo para Obito?—Preguntó la sanadora y miko. Si Obito había abusado de Kakashi, ella misma le impartiría un castigo memorable.

—No. Fue mi culpa, yo lo seduje. No funcionó en mí el brebaje.

—Lo siento. —Respondió ella poco sorprendida.

—Ambos sabemos que no es su culpa, Mikoto-san.

La sanadora permaneció impasible, atenta al cúmulo de sentimientos que era el omega a su cuidado.

Las lágrimas no dudaron en caer de los ojos de Kakashi. De repente, así turbado como estaba, empezó a contarle lo que sucedió entre ellos. Se sentía como un criminal que debe de confesar su crimen.

—No sé qué voy a hacer. No puedo ver a la cara a Yamato. Pero tampoco quiero dejar de lado mis planes a su lado ¿estoy siendo egoísta no lo cree?

No esperó que ella apoyase su mano con delicadeza sobre su hombro, mientras le transmitía su aroma tranquilizante.

—Pequeño, haz cargado con mucho por tantos años. ¿Acaso no correspondes a Obito por miedo?

Se sintió descubierto. Nadie más había visto tan en lo profundo. Lo cierto era que tenía miedo del lazo tan poderoso que parecía poder formar junto a Obito. Su vida le había enseñado a no darle poder sobre él a nadie. Desde pequeño temió llegar al momento de necesitar un alfa y por tanto una marca. La naturaleza omega se volvía dependiente cuando se tenía una pareja enlazada. Si aceptaba a Obito… ¿No se convertiría en un esclavo de sus caprichos?

—De cierta manera es así. —Respondió ella sin que la pregunta fuera dicha en voz alta. — Pero no creas que solo se trata del alfa controlando a su omega. Es reciproco, sobre todo cuando se trata de una pareja equilibrada y escogida por el destino. —Habló solemne y sabedora de sus palabras. — Nunca más tendrás dudas de que tienes a alguien quien daría su vida por ti. Ambos somos dos almas desnudas abrazadas eternamente. Así es el lazo alfa-omega, por eso debe ser una decisión sabia.

La profundidad con la que explico cómo veían el lazo entre los Uchiha le demostró lo mucho que atesoraba ese sentimiento, ese idílico sentir. Comprendió un poco mejor la insistencia de Obito por cortejarle.

“Dos almas unidas, abrazadas eternamente” Sonaba como un equilibrio entre dos mitades de un todo, nada más importaba y todo era posible si se lograba ese equilibrio y complemento.

Dado que enaltecían tanto el lazo de destinados, los Uchiha no dejaban escapar su pareja destino tan fácilmente. Deberían ser uno de los pocos clanes que le dieran un lugar tan supremo; aunque, para su buena fortuna, la mayoría lo encontraba con personas de su clan. Curioso fue que en los últimos tiempos algunos hallaron sus parejas en la gente de Kakashi. ¿Acaso era el destino conspirando? Ellos confiaban mucho en que su Dios les permitiría conocer a su pareja escogida en algún momento.

—No te digo que aceptes a Obito. —Acarició su cabeza con suavidad. — Quizás deberías de darte más tiempo con tu decisión de compañero. No es tan sencillo escoger quien te morderá, quien podrá conocerte, compartir tu voluntad, pensamientos y sentimientos.  

Salió de los aposentos de la sanadora confundido. Todo lo que había construido por años temblaba junto a sus sentimientos. Yamato era su seguridad, la certeza de que aún mordido no sería controlado por la voluntad del alfa. Y era porque Yamato era más débil que él, además de no ser de la misma clase que el pelinegro. Al no ser su destinado mantendría cierta individualidad que quizás perdería si se enlazaba con el Uchiha.

Suspiró derrotado y mortificado. Mikoto le prescribió algunos calmantes que contuvieran sus síntomas pre celo.

Y entonces,  lo vio, con esa sonrisa franca jugueteando con sus sobrinos pequeños. Todo su cuerpo se estremeció.

Sasuke y Sai parecían estrenar sus garritas en la cola de su tío. El mayor intentaba atrapar a cada cachorro, pero estos se escabullían. ¿Por qué se había negado a ver aquello en Obito? Mentira, siempre le había observado de lejos. De alguna manera le había parecido tierno saber que alguien tan poderoso podía ser un niño a la vez.

La tristeza cedió. Existía una sensación de que si permanecía cerca de Obito estaría seguro.

—Kakashi-san, juega con nosotros. —Pidieron Sasuke y Sai al unísono.

—Vamos, niños, seguramente el tío Kakashi quiere descansar.

Para sorpresa del mayor, el peliblanco asintió con una sonrisa. Fue demasiado fácil disfrutar a su lado, dejarse llevar, creer que podía permitirse olvidar a su prometido.

—Chicos, vamos a probar sus habilidades. Tendrán que intentar quitarme los cascabeles de aquí. —Tocó su cintura.

No era diferente a los demás niños. Los miembros de la clase shinobi también jugaban a la vez que entrenaban desde muy pequeños.

Obito se carcajeó de la expresión de reto de Sasuke, Sai se veía más serio, pero sabía que no iba a rendirse tan fácilmente. El mayor del grupo se hizo a un lado, para apreciar como su pareja destino se divertía torturando a los menores. Ellos estrenaron cada cosa aprendida en su juego ninja para intentarlo hasta que quedaron lo suficientemente cansados como para quedarse en la hierba tendidos casi inconscientes.

—Has sido cruel con ellos. —Comentó el pelinegro, acercándose lentamente.  —Pero para mí sería muy fácil. —Hablo y sonrío provocativamente.

— ¿Eso crees?— Respondió el omega con una sonrisa tentadora en sus labios.

No esperó que le siguiese el juego. Así que se dispuso en alerta para intentar atraparlo. Arrancó contra él, tumbándolo al suelo. El peliblanco se defendió con sus brazos, girando varias veces para evitar que el otro le quitase los cascabeles de su cintura, ambos terminaron enredando piernas y brazos en posiciones incómodas y hasta dolorosas pero ninguno se dio por vencido.

El pelinegro mantuvo atrapado debajo de él a Kakashi con sus brazos y piernas, pero de una manera inexplicable el otro se liberó, pudiendo ponerse de rodillas agitado. No desaprovechó la oportunidad y le atrapó por detrás desde la cintura.

—Te tengo. —Le susurró en el oído, exhalando agitado y acalorado.

Esperó un rechazo o una sacudida del cuerpo del otro, pero no parecía querer escaparse. Era una presa que se entregaba con curiosidad por su captor.

Obito se sonrojó por completo. Para el omega fue una vista agradable. El alfa lucía avergonzado y aun así mantenía sus brazos firmes en su cintura. El magnetismo entre ellos fue poderoso. No pudieron detenerse hasta que sus bocas se tantearon.

—Ohhh Kakashi  es el novio de Obito-ojisan. —Apunto Sai con un ojito abierto. Sasuke abrió los ojos con curiosidad aun tendido en el pasto.

—Niños, mantendrían el secreto ¿por favor?— Pidió Obito liberando a su pareja.

—Solo si nos compran onigiris de tomate. —Dijo Sasuke.

—Yo quiero Tofu con salsa dulce. — Pidió Sai.

—Mis sobrinos me chantajean—Apuntó Obito con una mirada llorosa.

—Somos shinobis, todo se cobra. —Comentaron al unísono.

Kakashi río y agradeció que guardaran el secreto, ni siquiera el mismo podía afrontar su sentimientos como para que el chisme llegase a oídos de su gente. Les prometió a los niños que pasarían por el puesto que se dedicaba a preparar dulces y entremeses.

Después de dejar a los niños con sus paquetes de gustitos donde Mikoto, Kakashi y Obito caminaron entre el bosque, alejándose cuando veían a un grupo entrenar. La necesidad de intimidad se les hacía necesaria. Debían de discutir sobre lo que estaba sucediendo desde aquella noche. No se sentían igual que antes. Esa pared invisible que el omega había creado se resquebrajaba. Ambos lo sentían.

Una vez que se encontraron solos, se miraron y descubrieron un mundo diferente en los ojos del otro. No comentaron nada, la sensación de que debían de acercarse era poderosa. En automático entrecerraron los ojos buscando por instinto la boca del otro.

Kakashi se dejó hacer hasta terminar apoyado en un árbol, siendo acariciado y besado. Era tan fácil dejarse llevar por el sofoco del cuerpo contrario. Deseó gemir y aullar audiblemente. Se apretó a Obito buscando más contacto.

—Se supone que hablaríamos. —Susurró poco convencido el peliblanco.

—Tienes razón.

Aun en contra de sus palabras, sus cuerpos se llamaban, les ordenaban seguir con poco espacio entre ellos. Como si de respirar se tratara volvieron a besarse suavemente, disfrutando del gesto más simple de amor. Pero, aun no existía amor entre ellos ¿verdad?

Se dieron pequeños besos, hasta que al fin el alfa liberó el cuerpo del omega, pero mantuvo sus manos entrelazadas. No parecía posible que Obito le dejase ir.  

—Si te soy sincero, no creo que ahora la tenga fácil.

Kakashi le permitió continuar hablando, no se separó. Juntos se sentaron, apoyando sus espaldas en el árbol.

—Nunca había sentido esto por nadie. Ni siquiera por mi prometida. Ambos éramos almas libres. Solo nos comprometimos porque en la pelea de apareamiento fuimos más o menos equiparables. Nunca llegué a un nivel de agresividad y consonancia como contigo.  Creo que al final me contuve y en verdad no la enfrenté con toda mi fuerza como sí la use contigo.

Podría no sonar halagador, pero para un shinobi lo era. Le estaba reconociendo como un igual, alguien tan fuerte que debe de enfrentarle con toda su habilidad. Kakashi se sintió agradecido de que fuera así.

¿Amaba lo suficiente a Yamato para poder dejar de lado el lazo natural que había entre él y Obito? ¿Estaba bien dejarse amar por Obito solo porque su instinto se lo ordenaba?

—Te prometo que voy a pensarlo.

Era un gran avance desde que Kakashi no quería que ni se acercase.

No le pidió más a Kakashi en aquel momento. No era necesario, necesitaba sentirlo cerca simplemente.

Envolvió a su omega entre sus brazos y este se reguardó con celo, sonriendo débilmente por la sensación de confort.

Ambos dormitaron en esa posición hasta que el hambre les llegó.

Caminaron juntos a ritmo pausado hacia el interior de la aldea. Algunos murmuraban, pero intentaban no parecer demasiado indiscretos.

—A pesar de todo parece que casi todos comienzan a pensar que entre nosotros sucede algo…

Kakashi bajó la mirada un poco avergonzado. No explicarle a Yamato no era una opción viable.

—Voy a ser el primero en recibir a Yamato, antes que lo sepa por otros mejor por mí.

— ¿Qué le dirás?—Preguntó nervioso el alfa.

—Que no estoy seguro de casarme con él. No importa lo mucho que me ame, he faltado a mi promesa. Solo espero que en algún momento pueda perdonarme.

El alfa simplemente apoyó su mano en el hombro del contrario. Estaba feliz, no iba a negarlo. ¡Al fin tenía una oportunidad real con Kakashi! Sin embargo, entendía que para el omega lobo no era fácil desprenderse de toda una vida planificada.

— ¿Por qué no tomamos unas bebidas en el puesto del señor  Toshi?

El omega iba aceptar casi por reflejo pero vio alrededor como les observaban. No quería llamar más la atención por el momento. El otro lo notó de inmediato así que amplió más su sonrisa animada y sincera. Fue ahí que el corazón del peliblanco saltó. De repente comprendió porqué a pesar de su vivacidad, Fugaku le entregaba tanto poder a su hermano aparentemente irresponsable: Obito era un alfa confiable y empático.

—No te preocupes, sino te incomoda podríamos tomar y comer en tu casa.

Se le veía algo nervioso, sus mejillas estaban levemente sonrojadas, y su mirada había girado. Kakashi se sintió cómodo. El alfa sabía que invitarlo a sus propias habitaciones podría resultar comprometedor por el fuerte aroma a alfa que debía de tener. Además, le estaba dando la posibilidad de excusarse. Le estaba cortejando como si no hubieran compartido ya un momento íntimo.

Así que decidió darse realmente una oportunidad de conocerlo. Le tomó de la mano con gentileza.

—Claro.

El rostro del alfa se había llenado de luz, su sonrisa se reforzó casi cegando al otro.

Entre ambos decidieron que deseaban comer, además compraron una botella de sake. El anciano les atendió con amabilidad, pero cuando Obito se acercó a darle las gracias y tenderle unas monedas, este le sonrió cómplice. Todo el clan Uchiha le daba su bendición. Hubieran deseado que el omega destino del segundo al mando fuera también un Uchiha, pero no se opondrían a quien demostraba ser una pareja de nivel y fuerza. Que mejor que tener a un segundo al mando con una pareja e hijos.

Al principio un silencio tenso se extendió entre ambos. Obito tenía claro que deseaba cortejar a Kakashi adecuadamente, demostrarle que no se interpondría en su labor como líder de su gente si se convertían en enlazados. El peliblanco, por otro lado, estaba asustado por llegar a agradarle esa sensación tan cálida que le acompañaba cuando el pelinegro estaba a su lado. No le gustaba esa clase de dependencia, era un lobo solitario. A la única persona que le había permitido familiaridad había sido a Yamato, estuvieron juntos desde los 10 años y se convirtieron en amantes a los 16 de Kakashi. Tanto tiempo, innumerables aventuras.

—Cuéntame sobre ti, Kakashi. Tú sabes mucho sobre nosotros…

—Es imposible que el clan Uchiha no sepa sobre los otros clanes.

—Lo sabemos en términos generales, pero no es lo mismo si tú me lo cuentas.

Kakashi tomó la copa de sake que había mantenido entre sus dedos. La apuró y sintió el líquido calentar su cuerpo.

—Mis padres no eran destinados. —Comentó con voz baja.

Por ejemplo, ese era un detalle que no podría haber sabido por las crónicas recolectadas del clan Hatake. Obito se sintió sorprendido.

—Mi madre era feliz con mi padre, por lo que puedo recordar. Él la amaba muchísimo.

—Entonces supongo que en tu clan no se veía del mismo modo a los destinados.

—Ummm no estoy seguro, normalmente son muy fieles sean o no destinados. —Su sonrisa triste desestabilizó a Obito. —Excepto yo…mi padre y madre deben avergonzarse de mí desde los cielos.

—Kakashi, pero esto es más fuerte que nosotros. Además yo estoy enamorado de ti muy aparte que seas mi destinado.

— ¿Cómo puedes saberlo? ¿Acaso no es tu parte instintiva la que te empujó a salvarme aquella vez?

—Sí. —Confesó. — ¿Y qué? ¿Es malo sentir todo tu cuerpo dispuesto a sacrificarse por alguien?

—Sí, porque éramos extraños en ese momento.

—No lo somos. Las personas destinadas lo están más allá de esta vida, lo estarán en todas. Así que tu alma y la mía están conectadas desde antes de nacer.

— ¿En verdad piensas eso?

Pensó que conmovería a Kakashi con aquellas palabras. Él creía firmemente que si no se unían en esta lo harían en la otra. Quizás en sus anteriores reencarnaciones también habían estado juntos. Pero el peliblanco no parecía convencido, incluso lucía ofendido.

— ¿Acaso no te acabo de decir que mis padres se amaron a pesar de que sus almas no estaban enlazadas?

—Sí.

—Es curioso. Si ellos hubieran obedecido a eso que llamas destino, yo no hubiera nacido. Pero para cuando yo llegué al mundo tú ya habías nacido.

Las lágrimas brillaban atoradas en las cuencas del peliblanco. Nuevamente tragó rápidamente el licor como si lo necesitase para al fin soltar lo que guardaba.

— ¿Hay algo más no es así?

—Yo no creía en los destinados hasta que te conocí. Y aun así creí ser capaz de rechazarte por siempre. No es algo justo, deberíamos ser capaces de decidir con quién compartimos nuestra vida.

El pelinegro apretó sus puños. Se sintió ofendido y dolido.

—Aun puedes escoger ¿no? Yamato estará feliz de saber que aunque caíste vuelves a escogerlo por sobre mí, el alfa que fue creado por los Dioses para protegerte y compartir tu vida.

Kakashi sujetó la botella e inició a beber de ella. Sintió el afilado punzón por mortificar a Obito. Justamente quisiera evitar eso, sabía que si se enlazaban sus emociones e incluso parte de sus pensamientos jamás serían privados.

—El destinado de mi madre llegó a aparecer ante ella.

Obito dejó su dolor de lado para prestarle atención al menor. Sentía que al fin comprendería parte de la complejidad de Kakashi.

—Mi madre conoció a su alfa destino en una misión cuando ya estaba casada. Ella lo rechazó tajantemente. Él le insistió, pero ella fue firme. Supe que aun cuando yo nací él la siguió buscando, acosando. A pesar de que ella tenía la marca de mi padre, para su destinado ella no dejaba de ser atractiva, su aroma seguía siendo fuerte para él.

—Ella pudo…

Para Obito era claro, una marca disminuía el aroma atractivo para otros, pero no así para destinados. Un destinado podía sentir a su alfa u omega aun cuando estos ya tuviesen pareja o cachorros. Era singularmente mágico y aterrador a la vez.

—Le era leal a mi padre y lo amaba. Y así lo fue hasta que murió en misión.

De alguna manera sentía que le habían arrebatado toda la ilusión que había creado en sus avances con el peliblanco. El silencio reinó en el lugar.

—Cuando ella murió mi padre fue capaz de superarlo. Pudo concentrarse en mí y el clan. —Entrecerró los ojos. —Pero su destinado no, enloqueció de ira y dolor. Hace algunos años investigué que fue el responsable del exterminio de mi clan.

Aun cuando ella no había sido suya, un alfa destino siente la pérdida de su pareja, se culpa por no haberla protegido con sus manos y odia a quien la tuvo eternamente.

— ¿No fue una emboscada de un cliente samurái?

—Sí, pero ¿acaso crees que obtuvieron la información solos? De ninguna manera.

Las palabras de su hermano resonaron. ¿Hasta ese punto podría llegar un alfa por su omega destino? ¿Qué haría él si Kakashi le rechazase? ¿Podría permitirle a Yamato morder a su pareja destino teniéndolo a su alcance? ¿Y si Kakashi quedase preñado de este? ¿Sería capaz de algo tan horrible? Estaban entrenados para incluso domar esos sentimientos, pero justamente por ello en su clan se agradecía el encuentro con la pareja destinada, era una bendición, un regalo. Pero había circunstancias en las que podría volverse una maldición o una condena eterna de sufrimiento.

¿Encontrarse con Kakashi podría volverse su condena?

No sabía si podía responderse ese tipo de palabras.

—Ahora comprendo todo. —Susurró.

—Nunca hubo algo que me demostrase lo realmente importante de tener una pareja destino hasta que los conocí. Cuando veo sus peleas de apareamiento entre destinados es algo mágico. —Comentó. —  Fugaku-dono y Mikoto-san ellos son perfectos juntos. Incluso Shisui e Itachi. No hay nada que me diga que es malo estar al lado de tu destinado.

Obito de inmediato se acercó hasta su menor, le tomó de las manos y entrelazó sus dedos. Tragó fuerte.

—No lo hay, Kakashi. Tu madre tomó su decisión y fue feliz al lado de tu padre. Me cuesta decirlo, pero incluso si escoges a Yamato yo te protegeré, a tus cachorros también. No te mentiré, probablemente será una espiral de dolor y rabia interminable. Y si Yamato no es capaz de protegerte, jamás me lo perdonaré. Pero si me lo pides, yo protegeré a tu descendencia aun si no son míos.

Los ojos negros de Obito eran tan cálidos y comprensivos, no guardaban malicia sino firmeza. Le estaba entregando su voto y su lealtad. Toda la garganta de Kakashi se secó, deseando marearse de algo más que alcohol. Tocó la mejilla del pelinegro con suavidad y se acercó hasta darle un beso suave en los labios.

A poca distancia sus alientos se mezclaron, la necesidad quemó ambos cuerpos. Se acercaron lentamente, y sus labios empezaron a jugar con firmeza el uno con el otro. Obito bajó su mano hasta la cintura del peli blanco, le giró y le dejó apoyado en su pierna mientras continuó besándole.

Kakashi entrelazó sus brazos en la nuca de Obito.

Se supone que iban a ir paso a paso, pero el aroma de Obito inundaba la habitación dotando al cuerpo del omega de una sensualidad peligrosa en respuesta. Deseaba ser tocado por el alfa. Cada parte de su piel ardió por ansiedad de contacto.

Obito terminó recostándole en el suelo con suavidad y se posó sobre él, metiendo una pierna entre las de Kakashi. Este gimió suave. Pronto sintió la lengua de este juguetear con el lóbulo de su oreja humana mientras sus dedos acariciaban su oreja lobuna. Su cuerpo se estremeció moviéndose en curva, provocando más al alfa que tenía encima.

—Si sigo no podré detenerme.

El peliblanco supo hacia donde se dirigían, pero tampoco se sentía dispuesto a pararle. Estaba ebrio pero aun lucido. Reconocía la sensación ahogante de ser abrazado apasionadamente.

—No te detengas. —Susurró necesitado.

— ¿Estás seguro?

—No me preguntes de nuevo.

El pelinegro río, volvió a besarlo siendo plenamente correspondido. Kakashi intento apoyarse en sus codos para poder corresponder adecuadamente, pero terminó rompiendo uno de los platos usados. Ambos rieron.

—Sería mejor si vamos a tu habitación.

Kakashi asintió. Inesperadamente el pelinegro le levantó en vilo.

El alfa dejó en pie a su omega mientras comenzaba a quitarse la ropa. Kakashi se deshizo de los nudos de su yukata, dejando al descubierto su propio cuerpo, su piel marcada por el acto anterior durante el celo inducido.

Una vez desnudos reanudaron el beso, mientras sus manos paseaban por el cuerpo del otro, reconociendo su piel, disfrutando del tacto, la humedad y suavidad. Se arrodillaron sobre el futon para seguir disfrutando. Kakashi gimió audible al sentir una pequeña mordida en su hombro derecho. Nuevamente jadeo cuando Obito atrapó su pezón entre sus dientes. Se desquitó arañando su fuerte espalda. El cuerpo de Obito estaba muy marcado, sus brazos se sentían firmes y capaces.

Apoyó su mentón en el hombro de Obito jadeando mientras sentía como dos dedos penetraban en su interior, abriéndose paso para prepararle. No pasó mucho tiempo, su cuerpo estaba listo para Obito desde que iniciaron los besos. Ambos respondían con facilidad a los deseos carnales del otro, compenetrándose y disfrutando.

Kakashi se subió con las piernas abiertas. Obito guío su miembro a la entrada de su amante. Ingresó con fuerza. El omega inició a moverse de arriba abajo, jadeando y gimiendo alto. Cada vez el movimiento se volvió rítmico, Los brazos de ambos se sostenían del otro, mientras el que tenía libre lo usaban para sostenerse del suelo.

Obito atrajo a Kakashi, quien se sujetó de su cuello con sus brazos y de su cintura con sus piernas, dejándole el trabajo a Obto de mantener equilibrio y sostenerle de las caderas.

Cuando el final del acto se acercó, Kakashi permitió que lo acostaran sobre su espalda, abrió más sus piernas recibiendo de buena gana a Obito que cada vez le embestía con más fuerza. Gritó todo lo que pudo disfrutando del sexo. Esta era la segunda mejor experiencia sexual que había tenido. Y hasta el momento las dos eran junto a Obito.

Para el alfa fue lo mismo.

Subió las piernas de su pareja hasta sus hombros, se relamió al notar que gracias al entrenamiento Kakashi era fuerte y flexible. Jadeo grave y comenzó chupetear el pecho de su amante. Luego de una embestida fuerte terminó corriéndose en el interior.

Nuevamente entre ambos se formó el nudo.

Sentirse conectados gracias al nudo fue gratificante. El sexo era parte vital de una pareja alfa omega destinada, era una manera de unir sus cuerpos y sentimientos, de brindarse alivio.

Mientras el nudo se deshacía, ambos se besaron calmadamente. Kakashi sonrió cuando escuchó un ronroneo felino escapar de la garganta del alfa.

— ¿Acaso el gatito está satisfecho?

Obito tenía la cara e incluso el cuello sonrojado. Pero no pudo evitar nuevamente ronronear cuando Kakashi inició a acariciar su cabeza. Le abrazó con fuerza y empujó más el nudo dentro de su amante, sacándole un gemido agudo.

—Ya no podré dejarte. —Confesó Obito con un matiz desesperado.

Solo podía esperar que conocer a Kakashi no fuera la causa de su propia desgracia.

Por esa noche ya no comentaron más.

Cuando Obito despertó y presenció a Kakashi dormir en su pecho en paz, se sintió agradecido. Sin embargo, temió que esa mañana fuera tan dura como la del celo inducido.

Pronto el peliblanco se removió, hasta que sus ojos finalmente se abrieron. La realidad ante sus ojos fue revelada. No había sido un sueño, hizo el amor con Obito y lo disfrutó.

—No estés tenso, Obito. No estaba tan ebrio.

—Pero…

—Voy a romper mi compromiso con Yamato en cuanto vuelva.

Una respiración profunda escapó desde el pelinegro.

—Aun no significa que te acepte como mi alfa, pero definitivamente y aunque suene mal y voluble mis sentimientos por Yamato han cambiado y por ti también. Estoy siendo egoísta, pero no puedo atarle a mí si no puedo ser lo que él merece y desea.

Su espalda fue acariciaba y terminó por acurrucarse más hacia Obito.

—Aunque probablemente deba de prepararme para un combate por el liderazgo. —Pronunció Kakashi.

— ¿Por qué? Solo por pataleta de Yamato

—No le culpes. Aunque no lo hayamos anunciado, estoy seguro que una parte de mi gente piensa que es lo mejor para ellos. Y lógicamente lo es. Si tiene apoyo yo solo puedo aceptar el duelo.

Obito simplemente le brindó su calor y besó su frente. Hace un par de semanas había sido ignorado, rechazado y en ese momento tenía a Kakashi en sus brazos dejando escapar una fragancia dulce que le anunciaba estar cómodo y satisfecho.

Todo ese día ambos disfrutaron de la compañía mutua. Al haber asistido en la misión de Itachi les dieron al menos una semana libre.

Se conocieron mejor de lo que habían hecho en los años anteriores. Para Obito fue como estar en una burbuja.

Los besos no fueron ajenos al igual que las caricias. Parecía más fácil para Kakashi aceptarlos, natural y correcto que sufrir por rechazarlos.

En ese instante ambos se encontraban besando en el tejado del palacio Uchiha. Las manos de Obito tanteaban peligrosamente por el vientre cálido de Kakashi. Pronto se coló por debajo de él disfrutando del sudor de su espalda baja y de los incipientes sonidos que el peliblanco dejaba escapar.

Continuaron besándose por un largo rato. Hasta que Kakashi le apartó un poco.

—Debo ir con Mikoto. Es el primer día de tres estudiantes de mi clan. Creo que es correcto que les brinde apoyo.

—Está bien, de todos modos mi hermano me dijo que debíamos de hablar.

— ¿Qué hiciste Obito?—Le reprendió.

— ¡Te juro que nada!

Se apoyó en el pecho de Kakashi como un pequeño gatito en busca de caricias. Kakashi le correspondió acariciando sus orejas, observó como la cola larga y negra de Obito se removió ansiosa.

Luego de un rato se dieron un último beso antes de saltar del tejado. Kakashi fue hacia las estancias de Mikoto mientras Obito hacia las de su hermano.

Fugaku comprobó sus sospechas en el rostro bobalicón de su hermano menor. Resopló y le indicó que se sentase. Obito obedientemente lo hizo y le sonrío.

— ¿Estas en una relación con Kakashi?

—Sí, no tengo porque negarlo.

—Sabes que aún está comprometido con su segundo al mando.

—Va a romper con él en cuanto venga.

El gran alfa frunció su ceño

— ¡No le he chantajeado o algo parecido si es lo que piensas!

—No lo hago, Obito. Es solo que eres mi hermano y un pilar importante en nuestro clan.

—Explícate.

—Si fueras un cualquiera no importaría si inicias un romance peligroso con alguien de ese grupo, pero ni él ni tú lo son. Hablaré con él también

—No tienes porque…

Le aterraba que le hiciera ver los contras que tenían en su relación.

—Debo de hacerlo. Si lo de ustedes no funciona, no quiero que signifique el rompimiento entre nuestros pueblos. Deben de ser responsables y separar ambas cosas.

—Hermano...por favor, por el momento no le digas nada, deja que primero lo discuta con Yamato, se separen y luego se lo planteas. No arruines la única oportunidad que he tenido de estar junto a mi destinado. Te prometo que si al final no se separa de Yamato ... yo renunciaré a él.

Fugaku resopló.

—Me preocupas tú también como mi hermano. No quiero verte deprimido. Te necesito, toda la familia lo hace.

—Lo sé.

—Está bien, les daré el tiempo que necesitan para aclarar sus sentimientos. No les pido que se casen pero tampoco quiero que si solo es un arranque hormonal arruine el buen trato que hemos logrado.

Obito prefirió no decirle la posibilidad de Kakashi de ser retado a un duelo por el liderazgo, simplemente agradeció y se marchó para que su hermano continuara con sus deberes.

Se dirigió hacia el área de sanación. Ahí vio a Kakashi hablando con Sai tranquilamente.

Sai era discípulo primero de Mikoto. Algún día le heredaría, así que por las mañanas permanecía a su lado ayudándole y aprendiendo. Mientras que Sasuke entrenaba el doble porque ocuparía su lugar – el de Obito- al ser el segundo de Itachi cuando se volviera líder. Este seguramente estaba con Shisui quien si no era líder probablemente fuera el alfa supremo y general principal.

Cada quien tenía un lugar preestablecido dentro del clan. De esa manera nadie perdía sus horizontes. Kakashi, a pesar de no ser su pareja formal, había empatizado con cada uno de ellos, haciéndose querer y respetar.

De pronto, tanto Sai como Kakashi levantaron la mirada para verlo. Obito sonrió, se acercó a ellos y levantó en brazos a Sai.

—Mi sobrino favorito siempre tan responsable.

—Eso le dices a todos, tío.

Kakashi río.

—Mikoto-san, muchas gracias por aceptarlas de aprendices.

Tres chicas vestidas con yukata blanca le dieron una marcada reverencia a Mikoto.

—Más bien me halaga. Muy bien, niñas, a partir de mañana las espero siempre a la misma hora. Por hoy pueden tomar un descanso ya desde mañana estarán domingo hasta la hora del almuerzo.

Las chicas asintieron, se despidieron y luego agradecieron a Kakashi. Ellas de reojo observaron a Obito. Una vez llegaron a su casa comentaron acerca de lo sospechosa que se veía la relación entre ambos.

—Kakashi, Obito ¿almorzaran con nosotros?

Ambos asintieron agradecidos. Mikoto le dedicó una sonrisa de ánimo a Obito.

El alfa se sonrojó al darse cuenta que eran muy evidentes.

—Vamos a ir a entrenar. —Comentó Obito sonrojado.

—Quiero ir con ustedes—Pidió Sai.

—De ninguna manera, Sai, tu horario de entrenamiento físico es en la tarde. Ahora debes de ayudarme a mí. —Ordenó la sanadora.

El menor hizo un pequeño puchero.

Ya que el celo de Kakashi era cercano a poco tiempo de iniciar la práctica terminaron rodando en el suelo besándose.

Cinco días siguieron con la misma rutina, Cada uno cumplía con sus deberes, pero en sus tiempos libres al igual que las comidas lo compartían juntos. Todos los días terminaron haciendo el amor en la habitación de Kakashi y por ende Obito dormía ahí mismo.

Justamente en ese instante se besaban apasionadamente en uno de los árboles. Obito le había ayudado a trepar a una rama alta. Aislados del mundo dieron rienda suelta a la pasión que cada día se hacía más pesada de avasallar debido al próximo celo del peliblanco. Era como si la pared que Kakashi había construido con su indiferencia hubiese sido derrumbada ante el primer beso que se dieron en el celo inducido. No había marcha atrás, parecía como si sus lazos solo pudieran afianzarse más. Después de todo, que podía hacer la voluntad de un humano ante el poderoso destino.

A pesar que era muy pronto, Kakashi estaba seguro de pedirle a Obito que lo compartiese con él. No formarían el lazo mediante mordedura, pero estaba seguro que no podría sentirse aliviado sino era Obito con quien se apareaba por esa tortuosa semana.

Gimió suavemente cuando Obito mordió su piel dejándole una marca rojiza en su garganta.

El beso se reanudó. Kakashi entonces se atrevió a toquetear el pecho de Obito, abriendo la yukata de este. Bajó su mano y toco el enorme miembro del alfa que amenazaba con alzarse en busca de satisfacción.

Obito, por su parte, levanto el faldin de la yukata de Kakashi paseó por sus piernas y muslos hasta llegar a sus nalgas.

Mientras Kakashi bombeada su miembro, Obito penetró la entrada siendo recibido fácilmente. Después de todo hace algunas horas habían hecho el amor al despertar.

Aquello parecía un paraíso. Pero tal y como su hermano le había advertido eso podía acabar cuando Kakashi viera la cara a Yamato nuevamente. Sus sentimientos por él podrían regresar.

Ambos terminaron por correrse nuevamente. Acomodaron sus ropas y se quedaron acurrucados el uno al lado del otro un poco adormilados por la acción.

De pronto dos presencias interrumpieron el rango que Obito podía monitorear con sus sentidos de alfa. De inmediato, atrajó a Kakashi a su pecho como defensa y posesividad.

—Obito-sama, traemos noticias.

El Uchiha liberó a Kakashi de sus brazos y asintió ante los mensajeros de su hermano mayor.

— Llegó un aviso de uno de los sobrevivientes de la misión que lideraba el capitán Yamato.

El omega se desprendió en el acto de los brazos que le rodeaban, a la vez sintió su  su corazón detenerse.

— Yamato-sama, su prometido, fue capturado por el enemigo.

Fue el golpe más duro que el peliblanco recibió en toda su vida. Imágenes de miles de torturas rondaron por su mente. Se sintió mareado, el aire la faltaba, sus piernas temblaban. Nunca pensó escuchar algo parecido sobre Yamato. De cualquiera menos de él. Nuevamente el asco por sí mismo fue difícil de digerir.

—Iré por él. —Anunció con firmeza.

—Yo iré contigo. —Comentó Obito muy seguro.

No hubo manera de negarse, los ojos de Obito le transmitieron confianza a Kakashi.

…..

…….

….

Por alguna razón la imagen que sus ojos divisaban le invitaba a permanecer en silencio, como si cualquier sonido incluso una exhalación exagerada pudiera destruirla. Pensó que mandaría atraer a uno de los pintores más reconocidos para que retratara a su pareja con su hijo en brazos. Sonrío ante la idea.

Era de naturaleza inquieta, pero ver a Sasuke con su cachorro en brazos, alimentándole con paciencia y una sonrisa pequeña era tan sublime como un sueño. No deseaba despertar de aquello. ¿Por qué tendría que partir a la guerra pronto? ¿Por qué Sasuke debía de criar a su cachorro con sus siervos?

Intentó disipar esos sentimientos de rebeldía para llenarse nuevamente del ambiente familiar. De alguna manera, había algo que le murmuraba que pronto no podría ver a Sasuke cumpliendo una tarea tan básica y natural en un omega como alimentar a su cachorro con amor y devoción.

—Siempre invadiendo mis aposentos, Naruto.

Sasuke ni siquiera le observaba, todavía se veía atento a las muecas que Memma hacía. El pequeño tenía el tiempo suficiente para empezar a tomar papillas.

—Yo esperando el beso de bienvenida o la venia de respeto que deberías darme.

El azabache le observó de reojo y rodó los ojos, dándole a entender que no lo tendría de ninguna manera.

—Ahhh que gatito más huraño.

Le ignoró aun avocándose a darle de comer a su bebé, quien parecía querer negarse, pero pronto un aroma tan dulce destiló del azabache. El cachorro inhalo y sonrío animado, así que su madre aprovechó para seguir dándole de comer.

—Eres travieso, Memma. —Susurró el azabache.

Las dos siervas a su lado le animaron.

—Pensé que dejabas que los siervos le dieran de comer. —Intervino Naruto sentándose a su lado, estremecido ante el aroma de su esposo.

—Son sus primeras comidas. Quiero hacerlo yo hasta que las reciba con normalidad.

Naruto sonrío entusiasmado, jubiloso de saber que su esposo era una “madre” cariñosa y dedicada.

—Déjenos a solas. Nos encargaremos de Memma´tebayo.

Los dos siervos Uchiha vieron a Sasuke. Este asintió. Al obtener el permiso de Sasuke, los siervos se retiraron con prontitud.  

—Ellos realmente te son muy leales. No acataron mi orden sino que te pidieron permiso, es increíble.

—Lo son. Ellos me serán leales mientras yo les demuestre que deben de serlo.

El rubio encontró un poco confusas aquellas palabras, pero ante el gorgoteo de su hijo lo dejó pasar. Memma se había ensuciado por completo. Incluso lucía como si la mitad de la comida hubiera terminado en sus ropas.

—Voy a mandar a que preparen su baño.

Sasuke se puso de pie con cuidado. Mientras el omega se alejaba, Naruto acarició las orejas de zorro negro que el menor tenía. Memma respondió ante su caricia acurrucándose en su mano, emitiendo unos sonidos bastante encantadores.

—Seguramente tendrás un momento de descanso. ¿Te molesta si me llevo a mama a un paseo?

El niño simplemente siguió acurrucado en su mano, como si estuviera a punto de caer rendido.

—Yo quiero darle un regalo especial´tebayo.

Pero en ese instante, el rubio sintió su corazón agitarse, un doloroso punzón le atravesó.

—Dámelo.

Sasuke había regresado al lado de dos siervos más que tenían toallas y sedas en sus manos.

El alfa ocultó su malestar. Estaba muy entusiasmado con su regalo y el paseo que quería dar con su pareja como para permitirse caer enfermo.

Una de las siervas se inclinó ante ambos y se retiró con el bebe en brazos.

Una vez recuperado, Naruto tomó por la cintura a Sasuke, apegando su cuerpo. De inmediato fue hacia su cuello. Su aroma siempre era más intenso en esa zona al igual que en sus cabellos. Inhaló con fuerza y el aroma maternal de Sasuke le inundó permitiéndole sentirse en paz.

Sus ojos divisaron la piel de esa intima zona: el omega tenía puesto una cinta de cuero negra.

—Odio que lleves eso.

—Tu padre lo creyó prudente porque te conoce, dobe.

—Pero eres mi omega que importa si te muerdo ahora o después.

Sasuke sonrojado quiso golpear al rubio por su desfachatez.

—Sabes que si me muerdes ahora que no estoy en celo, tu marca no será tan poderosa ni definitiva ¿verdad?

Le gustaba ver como Naruto parecía perder el control por él. Justo en ese instante, le tenía retenido con más fuerza. Mientras tanto, le brindaba pequeños mordiscos por la zona libre de su cuello.

—Bueno...entonces te muerdo ahora y luego en el próximo celo.

Naruto le levantó en brazos con facilidad.

— ¿Y qué pasa si quedo preñado? Entonces no entraré en celo, tonto.

—Bueno, esperaré a que tengas a nuestro nuevo bebé. Y te morderé

—Así como eres de calenturiento primero tendremos cinco hijos antes que me muerdas.

— ¡¿Y qué?! Dame todos los hijos que puedas, gatito. Yo los amaré porque viene de ti. No sé qué clase magia tienen ustedes, pero realmente me enloqueces, Sasuke

Lo veía. Ese lado animal pugnar por ser liberado. Fue dejado sobre los cojines donde recibía sus visitas.

—No estamos en la habitación, no me toques aquí.

—No creo que alguien se atreva interrumpirnos ´tebayo. Eres mío.

—Basta ya, Naruto. Mi sierva va regresar con Memma.

—No demoraré mucho. Seguro puede hacerse cargo por el momento. —Urgió el rubio.

—Olvidas que aún no me permiten hacerlo.

Sasuke incomodo empezó a removerse. Odiaba ver cómo el otro pensaba que estaba jugando no respetando su negativa a ser tomado. Sin embargo, más le fastidiaba sentir que su cuerpo comenzaba a calentarse.

—Al diablo con la prohibición yo te veo lo suficiente fuerte para trepar árboles y practicar danza con tu hermano. ¿Por qué no lo estarías para complacer a tu esposo?

Sasuke sintió como lamía su cuello con tanta gula que ronroneó sin proponérselo.

No, no estaba bien. Estaban en la salita, sus compañeros Uchiha regresarían y no podían verle nuevamente disfrutar del contacto con Naruto. Con fuerza le separó.

—He dicho que no, Naruto. Si quieres hacerlo ahora vas a tener que violarme.

Aquella palabra que no existía en el vocabulario de una pareja casada resonó con fuerza en la cabeza de Naruto. No estaba acostumbrado a que su pareja se negase a intimidad con él. El mismo Sasuke no se había negado nunca. Hinata ni ninguno de sus amantes lo habían hecho, pero veía en el rostro de Sasuke miedo así que cedió. Imaginó que realmente temía de las palabras del sanador con respecto a su salud. Y aun así, ese delicado aroma a jazmines le llamaba a enloquecer por él.

El mismo no estaba en periodo de calor, pero se sentía tan agitado como si estuviera cerca de uno.

Le dejó sentado sobre el cojín. El azabache entonces pudo calmarse levemente. Temió haber sido demasiado rudo, tanto como para hacer sospechar a Naruto.

—Lo siento. Sé que por algo Orochimaru es el mejor sanador. Pero se supone que si estuvieras débil no deberías atraerme tanto con tu aroma. ¿Acaso la naturaleza no es sabia?

—Yo preferiría respetar el tiempo prudente.

—Bien, pero a cambio no puedes negarte a ir pasear a caballo  conmigo.

El omega sintió la presión de las manos de su esposo sobre las suyas. Se veía con cierto sonrojo  pero decidido.

—Está bien, pero sabes que no sé montar.

—Por supuesto que no. Yo te llevaré en el mío.

— ¿Cuándo?

—Ahora mismo. Tengo todo listo, incluso unos entremeses que mande a preparar con mis siervos.

— ¿Estas demente? Ni siquiera estoy vestido para salir a caballo.

El rubio sacudió su cabello un poco ansioso. Deseaba entregarle ese obsequio en un lugar y momento especial. No podía simplemente dárselo ahí, quería que sus sentimientos estuvieran alejados de cualquier tipo de protocolo.

—Llamaré a todos los sirvientes si es necesario, pero salimos hoy.

El azabache lo vio demasiado decidido a que ese paseo se diera. Se preguntaba si era alguna excusa para que ellos copularan o si tenía algunas intenciones diferentes. No podía ser solo querer intimar. Le dio curiosidad y simplemente asintió.

—Bien dame un tiempo para alistarme.

Unos momentos después ambos estuvieron listos sobre el caballo de Naruto. Este disfrutaba el aroma a jazmín de Sasuke. Era tan elegante que solo podía pertenecerle a alguien como su esposo, estaba encantado.

—Hey no te distraigas. —Murmuró Sasuke.

Como podría no hacerlo, teniéndole entre sus brazos. Al principio el azabache quiso ir detrás, así como iba con su padre; pero Naruto insistió hasta el cansancio en que fuera delante para asegurarse de que no cayera o se lastimara. Sasuke resopló fingiendo no saber cómo subir correctamente. Aquello era cansado, en su clan no había nadie con una habilidad comparable a la suya montando a caballo. Incluso superó a Shisui e Itachi en esa destreza.

Naruto puso su mentón sobre el hombro de su esposo, sonriendo y disfrutando de la cercanía corporal.

Finalmente llegaron al lugar que Naruto había escogido para visitar junto a su esposo. Pensó en traer a Memma cuando este fuera más grande.

—Hace algún tiempo papa recibió información sobre los usos de plantas, así que decidió designar algunos campos para su producción. Trajeron desde el clan Senju las plantas que crecían silvestremente. Gracias a que ganamos a los Yamanaka nos dotaron de información para el cultivo de diferentes plantas que antes no usábamos. Mi padre creía que destinar tierras al cultivo de flores era malgastar tierra, pero aquí están.

Ante los ojos de Sasuke la hora más intensa del día estallaba. El sol en el horizonte emitía sus últimos rayos del sol, dándole un sentido mistérico al cielo, mientras que en la tierra un glorioso campo dorado se extendía. Era como si la cabellera de Naruto se hubiese multiplicado.

—Son…—Susurró Sasuke.

—Nos dijeron que se llaman girasoles. Me parecieron hermosos ¿te gustan?

La garganta de Sasuke se secó, dolía, había un nudo imposible de tragar y sus ojos picaron, su pecho se constriñó.

—Nunca había visto una flor tan grande y dorada como el mismo sol. Son extrañas siguen el movimiento del sol durante el día.´tebayo

Alrededor de ellos no había nadie, supuso que Naruto había dispuesto que los cultivadores se tomaran la tarde libre para poder pasear libremente con su esposo. Pero Sasuke no tenía nada que decir, no podría.

Asustado porque su sorpresa no hubiera sido apreciada como él deseaba le tomó de las manos.

—Yo he dispuesto que cultiven también jazmines ´tebayo. —Agregó sonrojado, abriéndole su corazón por completo. Estaba completamente enamorado y deseaba halagarla tanto como pudiera.

En ese instante Sasuke no pudo tolerarlo más, se zafó de sus manos sintiéndose culpable.

—Es así como hueles. Me dijeron que solo crecen en invierno. Es exactamente a cómo te veo, tan hermoso, distante y efímero. Sasuke, te amo. —Casi lo gritó desesperado porque sus sentimientos llegasen al dueño de su corazón, a la mitad de su alma en carne.

El azabache en dios tres pasos hacia atrás, intentando marcar una brecha entre ambos. Asustado de lo que sus oídos habían escuchado. Se volteó, dándole  la espalda, esperando que la situación se disolviera sola. Pero pronto, le sintió abrazarle desde atrás, tan fuerte que le corto el aliento, tan desesperado que incluso sin el lazo por mordedura lo sentía atravesar su pecho.

—Yo quería darte esto en un lugar lejos del castillo.

Giró levemente intentando descifrar que era aquello que colgaba de una cuerda. Se veía como una gema cilíndrica.

—Es un colgante. Aquí no se usa pero hay otros lugares donde es bastante común. Los líderes del clan Namikaze siempre se la han entregado a su omega destinado, yo quería dártelo.

No vio respuesta en Sasuke. Ni ante su sorpresa, ni ante su declaración de amor ni ante el regalo, frunció el ceño herido. Sabía que Sasuke había sido educado para reprimir sus emociones, ser correcto y disciplinado ¿pero por qué no se conmovía al tener a su esposo a sus pies? Porque en ese instante lo veía de esa manera.

Pero Sasuke no sabía cómo aprovechar ese momento, no podía girarse y darle un beso para contentarlo. Y se dio cuenta que pecaba de misericordioso. Deseaba que Naruto no le amase tanto. Nunca se esforzó realmente para que lo hiciera. Itachi había creado un personaje a necesidad de Minato, uno que este de inmediato se sentiría atraído. Sasuke no lo logró. Terminó presentándose tal cual era y aun así, Naruto se había enamorado de él.

—Yo… los regalos se dan durante la ceremonia. —Expuso intentando calmarse. — Tu padre debe dárselos a mi padre como corresponde y viceversa.

—Este no es un regalo por compromiso. No necesito ninguno para darte algo. ¿Por qué eres tan insensible? Pensé que ambos, que tú finalmente…—Se cortó sintiéndose brutalmente rechazado.

—Nunca he dicho que te ame, Naruto. —Declaró con firmeza, controlando toda su pulsación de amor. — Solo estoy conforme con nuestro compromiso.

— ¿Es solo eso?

El rostro de Naruto evidenciaba el daño que su orgullo había sufrido. Había olvidado cualquier resentimiento a Sasuke, se había rendido y demostrado abiertamente su amor, pero al final era rechazado.

—Quiero regresar, Naruto, ahora.

Sasuke terminó por cruzar sus brazos sobre su pecho.

—Pues el señorito va a tener que esperar. Quiero ver el anochecer.

Estuvo a punto de caminar hacia el caballo y montarlo hasta que recordó que se suponía no sabía hacerlo.

No deseaba ver a Naruto más. De hecho prefería si este le ignoraba hasta el día de su ascensión. Era mejor, pensó. Ya nada podía evitar la celebración de aquel evento pues era decisión del líder de clan. Aunque Naruto yo no lo deseara, su padre llevaría cabo ambas ceremonias. Y la más importante era la de Itachi.

Sasuke se sentó en la tierra, admirando hacia el atardecer. Mostrándose sereno solo causó mayor impaciencia y dolor en Naruto.

¿Habían sido solo ideas suyas que Sasuke le amaba?

—Cuando al fin te haya marcado, ya no podrás ocultar tus sentimientos de mí, Sasuke.

La voz con que lo dijo era decidida pero había cierta advertencia de parte del alfa. Quizás debería de remediar su desplante, pero no tenía  idea de cómo.

Sabía que a Naruto le gustaba su aroma, así que libero un poco más de este, se sentó a su lado, a unos metros. Naruto de inmediato lo notó, aspiró con fuerza sintiéndose mareado.

—Quizás fui algo…

— ¿Insensible? ¿Frío? ¿Altanero? ¿Dañino?—Acusó el mayor.

—Solo un poco. Es solo que mi madre dice que no deberíamos acercarnos demasiado, después de todo tú vas a tomar a otros esposos, tienes a Neji. —Respondió, intentando desviar que su afección iba por ese rumbo.

Los ojos de Naruto se volvieron ligeramente más cálidos.

—Eso es cierto. Pero nunca sentí como lo hago contigo con Hinata. Ni lo haré por alguien más. Por eso te he escogido como mi primer esposo.

Nuevamente fue Naruto el que se acercó. Esta vez Sasuke se tragó su culpabilidad, sus ganas de gritarle advertencias y todo el cúmulo de sensaciones y emociones que peleaban dentro de él. Estaban muy cerca, por muy cruel que fuera Naruto debía de seguir ilusionado hasta el final.

—Mi gatito... ¿aún dudas de mi amor?

—Te he dicho que no me llames así.

Frunció el ceño un poco enojado, pero entre más fruncía su ceño más ternura producía en Naruto. Le volvía loco el cómo removía su cola y como sus orejitas de pantera se removían inquietas, muy diferente a su rostro molesto.

Le tomó del mentón y  acarició sus labios cual pétalos.

—Eres dañinamente hermoso, Sasuke´tebayo.

Soltando aquello que Sasuke no supo cómo digerirlo, Naruto le abrazo con fuerza, aferrándose a él y a la sensación de tenerlo en sus brazos. Sentía añoranza como si en cualquier momento Sasuke desapareciera de su vida.

—Pónmelo.

— ¿Qué cosa?

—El colgante, dobe.

Naruto sonrío, lo sacó de entre sus mangas y se lo puso en el cuello a su esposo. Le lucía bien, había un ligero brillo en este que resaltaba en medio de la piel blanca de su cuello y pecho.

Bajo sus labios besando levemente alrededor. Era tan suave que se calentó, deseando poder tocarlo apropiadamente.

—Aun no…

— ¿Quieres que esperemos a nuestra segunda noche de bodas?

—Deberíamos.

— ¿Deberíamos? Pero...

—No seré yo esa noche.

Naruto pensó que se refería al celo. Después de todo, los omegas se volvían prácticamente animales necesitados de un alfa tanto para aparearse como para que cuidasen de ellos.

— ¿Puedo ir a tu habitación esta noche, Sasuke?—Preguntó ansioso. —Te prometo que seré cuidadoso. Si sientes dolor yo me contentaré con solo tocarte.

—Umm... estoy cansado…mañana en la noche iré a la tuya. —Susurró Sasuke.

— ¿Por qué en la mía?

—Porque soy tu primer esposo y tengo el derecho.

Naruto continuó acariciando su espalda con suavidad, luego subió sus dedos hasta la parte baja de su cabeza, enterrando sus dedos en sus cabello. Este había crecido notablemente desde que se conocieron. Le gustaba su color y suavidad.

—Prepararé todo. ´tebayo.

 

……………….

…………………

……..

Al día siguiente, empezó aparentemente usual a otro mientras los preparativos para las dos bodas más importantes seguían su curso. Con aquellas uniones se cerraría una brecha muy grande para Minato, aseguraría su linaje y los territorios del Sur. Sin embargo, aún existía el problema de Hinata y los cachorros que esperaba. Así como el que Hiashi y Hanabi siguieran con vida, encerrados, débiles, hambrientos y enfermos pero vivos. Sus vidas estaban a dependencia de lo que naciera de Hinata.

Ajeno a ello, Naruto estaba emocionado. Esa noche iba a compartir intimidad con su esposo. Así que muy temprano en la mañana decidió darle una sorpresa y visitarlo para tomar la primera comida del día juntos. Pensó que lo encontraría durmiendo pero no fue así.

Halló a Sasuke totalmente vestido con propiedad, leyendo en libro sobre mitos.

—Sasu-chan, eres realmente muy responsable.

—Algo que deberías de imitar también. —Apuntó a modo de regaño.

— ¿Por qué lees sobre mitología?

—Que más podría leer un omega, Naruto. Nosotros no aprendemos demasiado sobre política. Al menos debemos ser eruditos en algo.

No pudo replicarle ante aquellas palabras. Pensó encontrar ligeramente manso a Sasuke, pero parecía estar dispuesto a presentar pelea ante lo que dijera. Sasuke era así, como la luna y sus fases, cambiante, nunca podría saber con qué humor había despertado su esposo, lo cual le resultaba sumamente interesante.

De pronto, llamarón a la puerta, Sasuke dio permiso. El siervo aun sin levantar la cabeza pidió permiso para hablar. El azabache se lo concedió.

—Orochimaru-sama informa que en estos momentos, la prisionera Hyuga está dando a luz.

— ¿Orochimaru se está haciendo cargo?—Espetó Naruto furioso.

Sasuke detalló en el aroma de su marido cómo su humor cambió drásticamente. En ese instante si fuera un omega débil tendría una sensación de llanto incontenible.

—No, solo ha sido informado por quien se está haciendo cargo.

El aura de Naruto era demoledora para el siervo.

—Ami, prepárame ropas para ir a visitar a la prisionera. Esto resultaría incómodo.

El siervo abrió los ojos bastante sorprendido. Siendo un Namikaze, de inmediato pasó su mirada a Naruto. Este también estaba perplejo.

— ¿En qué estás pensando, Sasuke? No vas a verla. —Respondió con voz grave.

— ¿No vas tú a verla?

—Por supuesto que no. Voy a discutir con mi padre y el consejo que vamos a hacer con los cachorros que trae al mundo.

Sasuke resopló, cruzó sus brazos con orgullo y terquedad.

—No te estoy pidiendo permiso para verla. Si Ami no me ayuda le pediré a un sirviente de mi casa que lo haga.

Naruto se mordió el labio, le dirigió una mirada asesina al siervo,

—Cumple con lo que Sasuke te ordena.

No quería iniciar a desautorizarlo frente a los sirvientes. Como todo alfa, iba a pasar más tiempo fuera del castillo del que quisiera y Sasuke junto a su hermano se harían cargo de los problemas del castillo.

—No entiendo porque quieres verla ´tebayo

—Es solo piedad, Naruto. Sea como sea es una omega dando a luz. ¿No puedes comprenderlo?

Su padre le había advertido sobre ello. Los omegas eran diferentes y más sensibles que los alfa. Así que era razonable que a pesar de todo simpatizara con su estado.

—Bien, pero solo un momento. Por favor, voy a consultar con mi padre si puedes volver a verla o no. Es probable que no. No quiero que cruces palabras con ella. No es lugar para ti como mi primer esposo.

—Entonces me preparo.

Aimi llegó en ese instante, Naruto salió luego de robarle un beso a su esposo en los labios.

Cuando se marchó, Sasuke terminó de alistarse.

Había una razón para que en vez de ir con un siervo de su casa fuera con una Namikaze. Minato era alguien muy intuitivo, Sasuke no quería presentar dudas. Estaba casi seguro de qué pensaría Minato sobre esa visita.

—Solo quiere comprobar con sus ojos que es lo que sucede si ensucia su honor o te ofende, hijo mío. Es natural ya que ahora él ocupa su lugar. Claro también hay piedad y bondad. Es una reacción natural en un omega que ha tenido un cachorro.

Naruto esbozó un puchero disconforme. Odiaba la cercanía de su esposo con la traidora de Hinata.

—Puede que incluso para acallar su consciencia le lleve algo a ella y los críos después. Hasta quizás que vaya con mi prometido. No debes tomar importancia. Solo que no sea seguido, no es lugar para alguien de tan alta posición como Sasuke-kun.

Su hijo asintió un poco más calmado. Debió prevenir aquel suceso. A pesar del carácter que Sasuke se cargaba seguía siendo un omega. Sus cualidades naturales que servían para mantener a la familia unida también jugaban en su contra al volverlo inexplicablemente piadoso y sensible ante la desgracia de una madre.

—Entonces ¿Qué vamos a hacer?—Espetó Naruto a su padre y Tsunade.

—Debemos esperar a que nos confirmen lo que se sospecha, que la desgraciada omega traiga al mundo a dos alfas. —Intervino la general.

Los ancianos miembros del consejo asintieron ante ello. Era un momento de tensión. Todos habían sido previstos por Orochimaru de la posibilidad de que Hinata pariera alfas.

En ese largo periodo de tiempo no habían sentenciado a muerte a Hanabi y Hiashi para no perder el poder de la sangre Hyuga. Hinata y Neji eran omegas, así que solo a través de sus hijos alfas podrían reclamar su territorio.

 

En el cuartel subterráneo, lugar donde apostillaban a todos los traidores, Sasuke espero, oyó los gritos de la mujer llamando a Kiba.

En medio de sus pensamientos escuchó el llanto de un bebe, luego del otro, eran poderosos. Él también lo concluyó antes que uno de los asistentes del sanador se lo confirmara. Eran gemelos alfa masculinos. Realmente ella estaba condenada.

El azabache paseó su mirada fugazmente por todo el lugar y fue suficiente para él y su objetivo.

—Retirémonos. —Ordenó  a su sirviente.

Mientras tanto, Hinata se acomodaba como podía en el futon donde la habían dispuesto para dar a luz. No la alimentaban como una princesa, pero comía todo lo que le daban solo con la meta de que sus bebes siguiesen creciendo hasta ver la luz. Y ahí estaban, en sus brazos, pero ¿Por cuánto tiempo?

La noticia de que ambos herederos de Kiba Inuzuka y Hinata Hyuga eran alfas indignó a toda la corte de La Alianza y golpeó en el orgullo a Naruto. Él no pudo concebir con ella exitosamente. En cambio, a pesar de vivir en una mazmorra, los cachorros habían nacido saludables, grandes y fuertes; además Hinata se veía vigorosa, producía abundante leche y su espíritu se mantenía firme.

—Podemos darle un giro de acontecimientos. —Comentó Tsunade.

El consejo había estado de acuerdo con ella. Si existían dos niños alfa del linaje Hyuga, ya no necesitaban más ni de Hiashi ni de Hanabi.

—Podemos tener a sus herederos hasta que Neji Hyuga dé a luz a un alfa.

—Pero aún queda la amenaza de los Inuzuka en la frontera. —Preguntó Minato a su consejo.

—Padre, no lograrán vencernos. Además podemos entregarles a Hinata si quiere tranzar una tregua. Ella no me importa. Sus cachorros pueden ser criados por Neji mientras tenemos los propios.

—Es simple, Orochimaru seguramente conocerá hierbas que impidan que la omega vuelva a concebir.

Y el destino de Hinata Hyuga fue escrito: Hiashi Hyuga y Hanabi no eran más necesarios para mantener a la población Hyuga leal. Los cachorros de Hinata sobrevivían a cambio de la vida de ambos. Y ella sería condenada a dejarla inútil como omega para que así no pudiese concebir para Kiba Inuzuka.

¿Su destino podía ser cambiado?

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Notas finales:

Hola queridos lectores!!! Lo siento, demoré mucho, pero tenía que ajustar algunos detalles. Estaba en duda de qué cosas poner en este cap para que fuera balanceado y no se concentrará solo en el pasado. Al final sufrió una gran edición. 

PD: Aunque la verdad es que en Wattpad estuvo subido hace una semana cofocofo es que es mas facil de subir, pero me gustan sus revies largos aqui. Gracias por su apoyo!!

Bueno, todo está en movimiento. Hinata ya dio a luz y fueron dos alfitas..qué creen que planea Sasuke con ella? hagan sus apuestas!!!

Por poco e Itachi iba a tener que acostarse con Minato...hay algunos que creen que si le está gustando..ustedes creen?

Me dolió bastante la parte de Naruto y Sasuke, creo que son los que más duro enfrentarán..aunque...... Memme bebe tan lindo todo inocente de lo que sucede a su alrededor y los planes que hacen con él.

Veo que les encanta el jiraoro a muchos!! espero les haya gustado este cambio en su relación del pasado!!!OMG Orochimaru eres uno de mis fav!!

Me gustó también mucho el kakaobi, pero como suponen no todo estuvo rosa porque actualmente no tienen la mejor relación y les aclaro estan casados y Kakashi ha recibido su mordida  aunque esta no fue en un celo. En que condiciones habrá sido?? apuestas!!

Qué rumbo creen que tornará la historia??

Les recuerdo que falta poco para que acabe esta primera mitad, y es que habrá segundo tomo con una nueva etapa en la vida de los personajes..de qué creen tratará??

Me despido y espero en verdad no demorar tanto!! 

PD: SI son seguidores de la serie mo dao zu shi pues tengo dos fics super activos en estos momentos. Y se viene el tercero. Si no han visto la series pues deben de verla es una serie historia fantasía y boys love, completa y perfecta!!

Nos leemos, como siempre les invito a compartir la historia y seguirme en mis redes sociales Kaory.-madness !!

 


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