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Traición a la sangre por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Sasuke Uchiha se ve confrontado entre sus sentimientos por Naruto y su misión como shinobi Uchiha ¿ cual pesará más?

Otros retazos del pasado explican los sentimientos de todos los personajes en este momento cúspide. 

A leer!!(explicaciones en las notas finales)

 

Los preparativos estuvieron finiquitados para esa misma noche. Solamente el omega estaba autorizado por Danzo a ingresar a la aldea de la perdición que era el territorio que controlaba, donde los comercios más perversos tenían lugar, pero también donde los principiantes obtenían sus primeras misiones. Así que Obito planeó esconderse en la guarida de Nekoma, muy cerca del lugar. No podían llevar más refuerzos pues sería llamativo. Por lo que,  Obito dejó ordenado que los más rápidos Uchiha partieran unas horas después de ellos y que inmediatamente se refugiaran con Nekoma para así pasar desapercibidos.

—No tenías que venir, conmigo. Esto no involucra a tu clan. Es mi problema. —Comentaba Kakashi mientras ambos saltaban por las ramas de los árboles, intentando llegar antes del amanecer a la aldea de Danzo, llamada entre los shinobi como Daraku.

Según la información del único sobreviviente del escuadrón que acompañó a Yamato, la misión había sido falsa, solo con motivo de atraer a Kakashi. El peliblanco sospechaba de que el mismo Danzo estaba coludido, pero el porqué era un problema. ¿Qué motivo habría para atraerlo? Lo que más le perturbaba era que se hubiese colado alguna información sobre el verdadero rostro de los Uchiha. Prefería que se tratase de un asunto de venganza solo contra él. 

—Todos ustedes son parte de nuestras tierras, no puedo permitir que tu gente pierda a sus dos líderes. —Dijo de repente el pelinegro. —Además, conoces mis sentimientos por ti. No te dejaría solo en esta situación.

El peliblanco simplemente asintió. No quería aceptarlo, pero tenerlo a su lado le daba muchísima tranquilidad. Sin darse cuenta acarició la zona donde Obito le había mordido, dejándole una marca temporal.

—Quizás no es el momento, pero sé que finalmente algo ha surgido entre nosotros. —A pesar de que ambos mantenían su aroma bajo control existía algo en el tono quebradizo de la voz del alfa que alertaba todo el cuerpo del menor. — Quisiera que lo tomes en cuenta, por favor. —Comentó con voz algo avergonzada.

No era bueno hablar de sentimientos en medio de una misión. Ambos eran shinobis de alta categoría con una media de éxitos alabada. Sin embargo, se sentían un poco aturdidos por todo lo sucedido. Fue demasiado rápido.

—Por ahora concentrémonos. —Indicó el peliblanco. — No importa lo que suceda, él es importante para mí. —Dijo con seguridad.

 —Lo sé. Es tu brazo derecho. Y no quiero que seas mi pareja, sin competencia. Deseo que nos tengas a ambos y decidas. — Su tono de voz y sus ojos le indicaba que efectivamente creía lo que hablaba.

“Gracias” murmuró el omega.

Obito pudo escucharlo a pesar del débil tono de su voz. Su convicción era firme. No deseaba que Kakashi sufriera, si Yamato era importante para el peliblanco lo salvaría a como diera lugar. A pesar de todo, aceptaba que el alfa competidor era un buen shinobi.

Finalmente llegaron a Daraku, el sol ni siquiera se asomaba, la noche se veía larga. Habían corrido a una velocidad demencial.

Antes de salir del bosque, se despidieron con señales. Obito se metió al bosque hacia la derecha, para encontrar la guarida de Nekoma. Mientras tanto, Kakashi se dirigió veloz hacia la casona de Danzo. Era una de las mansiones mejores cuidadas de esa aldea.

Sabía exactamente por el aroma donde se encontraba. Así que trepó a la segunda planta sin hacer ruido y se deslizó por uno de los balcones.

Como lo había previsto, él le esperaba. Kakashi tragó en seco pero no perdió su postura alerta en ningún momento.

—Supongo que has venido solo porque sabes que es un problema personal. —  A pesar de su expresión seria, Kakashi pudo notar algunos tonos de malicia en su voz. Parecía divertirse de una oscura manera. 

—Solo dame la información y su precio, Danzo. —Exigió.

El omega se mantuvo alerta a los sonidos del castillo. Le era totalmente sabido que aquel anciano no tenía lealtad a nadie más que así mismo. Su olfato para los negocios le llevarían a vender hasta al ser que lo parió.

—Tu enemigo me pagó mucho para enviar la falsa misión hacia Yamato. Parte de ese dinero paga el que yo te brinde su mensaje.

–El gran Danzo trabaja ahora de recadero. —Escupió Kakashi.

—Si soy el recadero mejor pagado no me ofende. ¿Quieres saber de quién se trata o no?

El peliblanco simplemente asintió. Se sentía nervioso, como si su cuerpo anticipara todo lo venidero.

—Se trata del líder del clan Hasui, el clan que devastó a tu familia. Por supuesto, fue una misión decretada por un señor de la guerra, pero que este sujeto tomó con mucho gusto y placer. Y ahora, te quiere a ti.

Si no tuviera el rostro cubierto, Danzo podría ver su mueca desencajada, aunque no se perdió del brillo de sorpresa en sus ojos. El omega intentaba procesar aquella información lo más pronto posible para no quedar expuesto a sus viejos temores.

—Por motivos desconocidos te deseaba  vivo para volverte su esclavo sexual. ¿Tus padres no le habrán hecho algo que requiera una venganza contigo?

El líder del clan Hasui era el alfa destinado de su madre, quien perdió la cordura cuando ella murió. El odio hacia su padre creció a tal nivel que aceptó una misión para destruir el clan de los lobos blancos, lográndolo a excepción de él. Y en ese momento lo tenía detrás del secuestro de su persona más importante, Yamato. Había escuchado alguna vez que los hijos pagan los pecados de sus padres. ¿Tanto dolor le había producido el rechazo de su omega destino y que esta muriera que deseaba desquitarse aun más?

—Y ese es el trato: Lo primero que pedirá antes de devolverte a Yamato será morderte. Una vez que lo haga no podrás escapar de él fácilmente. Seguramente lo rechazarás y no es tu destinado pero el aturdimiento que te producirá será suficiente para que no puedas ver el sol de nuevo. Aunque nos lo ocultes eres un omega, Kakashi. Nunca he visto tu rostro pero tienes unos ojos llamativos tu figura debe ser agradable también.  —Aseguró firme, analizándole como una pieza de arte a comprar.

—Tú le brindaste mis datos ¿no es así?

Danzo no respondió, simplemente esbozó una sonrisa maligna.

Kakashi sacó una bolsa de monedas de oro y se lanzó a Danzo, el cual las tomó y sacudió intentando comprobar que hubiera una buen cantidad.

— ¿Dónde está?—Exclamó furioso el omega.

—No era necesario el pago. Toda la información que te brindo fue pagada por tu futuro dueño.

—Soy uno de los shinobi que más ingresos te han generado. Siempre ganas como intermediario.

—Últimamente los he visto a ustedes más sanos, alimentados y fuertes ¿acaso tienes otra profesión en la cama de algún alfa importante?—Comentó insidioso y aterrador. —Porque si es así, entonces tienes práctica en como complacer a un alfa. La vida de los shinobi está acabando. Este es un negocio al que le vi un largo futuro. Quien se desharía de los burdeles y casonas del placer, nadie.

Kakashi sacó de un tirón su ninjato, apuntándole directamente a Danzo en la yugular.

—No lo repetiré ni una vez más. ¿Dónde está?

—Así que vas a entregarte por amor. Quien diría que este sería el indigno final del último Hatake.

El pecho del omega subía y bajaba, sus dientes castañeaban. Su mirada rabiosa puso un tanto nervioso al alfa. Aun así, Danzo no le respondió. Simplemente le lanzó un pergamino. Kakashi lo abrió y se dio cuenta que era un mapa de la ciudad. De hecho el aparente escondite era una de las casonas más grandes, donde funcionaba uno de los prostíbulos más enormes y variados del territorio de Fuego. Se decía que podías encontrar de todos los gustos hasta los más raros y si no lo tenían en su casa lo obtenían. Muchos shinobi también colaboraban secuestrando personas y vendiéndolas a esa casona. Prácticamente la mitad de los prostitutos que trabajaban lo hacían por voluntad y el otro tanto obligado.

—Será tu nuevo hogar. Iré a visitarte pronto. —Se burló Danzo. —Luego de estrenarte, prometió hacerme un descuento. Te he estado promocionando como futura adquisición de la casa, no sabes cuantos están entusiasmados y dispuestos a darnos mucho oro a cambio de tenerte debajo. Ya sabes que siempre es un gusto patrocinar negocios exitosos.

Por un segundo el peliblanco se quedó sin aliento. Analizó sus posibilidades, sentía que el mundo se venía encima suyo ¿Cómo es que había conseguido tantos enemigos? Luego se llamó ridículo de solo preguntárselo. Un shinobi era el ser que con más enemigos cargaba. Al estar cubriendo las huellas de los Uchiha se había expuesto más. Y muchos de sus antiguos clientes, desertores de su clan estaban dispuestos a verlo humillado aun si tenían que pagar por ello.

Kakashi salió por la ventana, saltó sin demora tejado por tejado hasta el bosque. Volteó su mirada una y otra vez a cada lado, esperando alguna señal de que lo seguían. Estaba entrando en pánico, no solo su ser racional sino el instintivo. En esa aldea lo querían ver vendiendo su cuerpo, siendo un esclavo sin voluntad. Y el hacedor de todo ello era el alfa destinado de su madre.

Se sentía temeroso como nunca antes. Le tenía perplejo que el destino finalmente le cruzase con el alfa destinado de su madre, quien acabó con su clan. Pero que además apoyando ese maligno plan estuviera Danzo y muchos enemigos unidos. Si caía en sus manos, estaba seguro que la mordida solo sería una herramienta más de tortura y control. Aunque no la aceptase, podría influenciar en él lo suficiente para sumirlo en droga hasta que su consciencia se hunda y solo se convierta en un muñeco y juguete sexual de sus enemigos.  La sensación de desamparo solo duró cuando a través de la oscuridad pudo ver los ojos rojos del alfa Uchiha. Casi sin pensarlo caminó rápido y se refugió en sus brazos.

—No lo permitiré. —Anunció Obito. —Jamás lo permitiré, llamaremos refuerzos y hundiremos esta ciudad en fuego antes de permitir que te marque ese sujeto.

— ¿Cómo te enteraste?—Preguntó agitado.

—Nekoma dice que hay una gran subasta y murmullos entre varios ninjas y señores para ser el siguiente después de…

Así que Danzo no exageraba cuando decía que muchos estaban pagando su precio. Y todos en esa aldea eran rufianes algunos que pocos escrúpulos y otros sin ninguno Aunque no fuera una venganza personal ¿Quién no accedería secuestrar a un omega, a marcarlo y utilizarlo como atracción cara para tantos clientes? Obtendrían muchísimo más dinero que con 50 misiones.

Cerró los ojos y se permitió ser débil. Aspiró fuerte el aroma del alfa para lograr calmarse. Nunca imaginó encontrare en una situación así. Por más que elucubraba no hallaba solución que le permitiese salvar la vida de su segundo.

—Ibas a permitir que Yamato me marcara. —Susurró Kakashi aun apretado contra Obito.

—Es muy diferente. —Respondió el pelinegro, acariciando suavemente la espalda del otro. — Yo te amo, pero si he de permitir que otro alfa te marque tiene que ser porque tu así lo deseas y porque ese alfa es excepcional. Jamás permitiré que un bastardo como ese te marque.

Continuaron juntos, ambos lo necesitaban.

No existían muchas opciones si deseaban salvar a Yamato. La ciudad estaba totalmente manejada por Danzo y este estaba del lado de aquel sujeto. Incluso si lo lograban, Kakashi sabía que nuevamente buscarían hacerle daño de esa manera hasta obtenerlo, debía de darle un fin definitivo a  aquel alfa y a la posibilidad de ser chantajeado poniendo en riesgo la vida de Yamato o de los otros Uchiha.

A pesar de las circunstancias, no podría hundir esa aldea de donde muchos huérfanos obtenían misiones y subsistían. ¿Cómo acabar con todo, salvar a Yamato y evitar represalias? De pronto cuando Obito se acomodó en su hombro con su aliento golpeándole el cuello, llegó a una solución. Para su propia sorpresa no le resultó tan desagradable, Incluso todo el nerviosismo parecía desaparecer ante ello.

—Márcame, Obito. —Comentó con una incrédula seguridad.

— ¿Qué?

El alfa lo separó confundido. Le analizaba con el olfato. Deseando averiguar si había caído en un celo inducido nuevamente.

—Estoy consciente. Y justamente porque lo estoy puedo quitarme el collar del cuello.

Los collares tenían un seguro de caracteres, pero estaba probado que los omegas en celo no podían recordar estos. Incluso en algunos casos los omegas no lo sabían, solo la cuidadora que normalmente era la sanadora del clan. En el caso de Kakashi, quien siempre había demostrado independencia, sabía el código.

— ¿Quizás no estás dispuesto a cargar con el lazo alfa-omega con alguien como yo?

—Por supuesto que no. —Habló fuerte el alfa. — Te amo, no hay nada que desee más que me aceptes como tu alfa, pero tú no lo deseas. No aún, al menos. No quiero que nos odiemos en el futuro por atarnos.

Vio en los ojos de Obito la herida que le causó su rechazo y su amor por Yamato. Estaba siendo egoísta nuevamente. Había obtenido tanto desde que conoció al alfa. Nada de lo que hiciera podría retribuirle. Y aun así nunca pudo corresponder por completo a sus sentimientos; incluso luchó contra cualquier simpatía o atracción que despertara en él. Sin embargo, en ese instante estaba dispuesto a atarlo de por vida.  Sentía pánico de perder a Yamato, pero también de arriesgarse a ser marcado por el asesino de su clan, en medio de la confusión por una marca no deseada podría no volver a reponerse y ser encerrado hasta que su voluntad no existiera. Ser marcado era también la solución definitiva contra Danzo y su ambición. Nadie deseaba a un omega marcado definitivamente por un alfa tan poderoso. La marca era un sistema de sumisión pero también de protección. Todo dependía del poder del alfa y si eran pareja destino. Una marca de un alfa cualquiera a un omega cualquiera no era comparable a la marca de un alfa tan poderoso como Obito sobre su omega destino, su aroma cubriría el aroma de su pareja haciéndolo desagradable para alfas de menor rango.

—Si tú me marcas Obito, jamás podré pertenecerle a alguien más. Aunque no haya querido aceptarlo, lo sé. Eres mi alfa destino, si me muerdes nadie más podrá imprimir su marca sobre mí. —Habló seguro, intentando guardarse la ansiedad que le carcomía.

—Pero no estás en celo…no será tan poderosa. —Desvío la mirada del alfa. Se sentía un poco intimidado de tenerlo tan cerca.

—No importa.

Kakashi se abrió la bufanda y la  yukata negra, le dejó ver la marca en su clavícula. Se veía fresca.

—Esto fue una mordida tuya en el lugar equivocado. Ya me has separado, le has aclarado a otros alfas que te pertenezco. Si me muerdes aunque no esté en celo será suficiente para que nadie me vuelva a tocar. Nadie podrá tenderme una trampa para este fin nuevamente. No volveré a ser atractivo para algún alfa. Lo sabes, tu aroma es fuerte y será desagradable para otros.

Una mordida en cualquier otra parte del cuerpo que no fuera en la glándula omega no significaría nada si se tratase de cualquier alfa, incluso Yamato, pero en el caso de Obito esa marca no desaparecía, ni cicatrizaba con normalidad, tampoco se infectaba. El alfa le había reservado sin proponérselo. Aunque no estuviera en celo, una marca del alfa en su cuello sería lo suficientemente poderosa para que a ningún alfa se le apeteciera tocarlo luego de olerlo.

—Incluso, Yamato, Kakashi ¿vas a renunciar a él?—Preguntó serio el alfa. Aquella situación le parecía degradante para él mismo. Era una pantera orgullosa pero su omega estaba escogiéndolo solo porque no tenía opción. —Piénsalo. Aun por estas razones, si te muerdo serás mi pareja y no podré renunciar a ti.

La tristeza en los ojos de su omega fue suficiente para negarse ante esa tentadora proposición.

—No lo haré, busquemos otra solución. Quizá debamos esperar a los refuerzos.

—Para ese momento ya habrán asesinado a Yamato. Y aun si lo logramos, volverá a intentarlo. No puedo abandonar a Yamato. Por favor, solo tú puedes salvarme.

Obito tenía lágrimas contenidas. No deseaba atarlo de esa manera. Se dio cuenta que no valdría nada enlazarlo contra su voluntad; y aunque en ese caso tenía su permiso no se sentía a gusto con la expectativa. Sin embargo, tampoco podía permitir que su omega sufriera y se arriesgase a ser desaparecido del mundo para ser vendido como mercancía.

Rápidamente buscó otras soluciones plausibles, pero todas tenían riesgo. Aún más, sus instintos comenzaron a alterarlo, sintiendo que en cualquier momento llegarían los súbditos de aquel sujeto para llevarse a Kakashi. Instintivamente le sujeto de la muñeca y lo arropó entre sus brazos. No le dejaría ir. Moriría con tal de protegerlo.

—Aun si te muerdo cómo salvaríamos a Yamato. —Preguntó sonrojado y agitado. La sola idea de morder a su omega, entusiasmaba todo su cuerpo.

—Es simple. Cubriré mi piel con el ungüento de Mikoto, así no podrá detectar mi aroma hasta que esté muy cerca. Cuando baje la guardia para morderme podrás ingresar y derrotarlo. Incluso si llegase a morderme, su marca no tendrá efecto porque ya te perteneceré.

—No lo sé. Quizás solo es una amenaza, ¿si él te muerde no sería lo mismo? No serás atractivo para los clientes a los que planea venderte.

—No es lo mismo.

El suave aroma de Kakashi cambió ligeramente de ser atractivamente dulce se volvió agrio ¿Acaso el omega se sentía ofendido por el rechazo?

—Él no es tan fuerte, su aroma no se pegará a mí porque yo lo rechazaré. Pero me aturdirá lo suficiente como para hacer lo que quiera conmigo, drogarme, torturarme desparecerme del mundo. Cuando vuelva a tener consciencia quien sabe dónde o con quien me encuentre. Su objetivo no es hacerme su pareja, es torturarme.

Vio en los ojos de Obito que no estaba convencido. Un ligero punzón en el pecho le atravesó. Sintió nuevamente terror de quedar en manos de quien deseaba vengarse. 

—Escucha, Kakashi, te prometo que estaré ahí. Cuando esté a punto de morderte, lo asesinaré. Ya has enfrentado este tipo de situaciones antes. Además no estás en celo.

El omega se alejó con fuerza de las manos del Uchiha como si le hubiese ofendido. No se encontraba en sus sentidos completos desde la noche en que se involucraron, incluso ahora estaba cerca de su celo así que el rechazo a ser marcado por quien su naturaleza consideraba su destino le hacía sentir abandonado e inseguro. Odiaba esa sensación.

“Me está rechazando, aunque pueda ser marcado por otro”

—No te preocupes. —Apartó su mano cuando intento tocarlo. Debía reconstruir sus fortalezas antes de enfrentar el peligro. —  Quizás sea mejor que ni siquiera te aparezcas así no involucrarás a tu clan.

Le dio la espalda, apretó sus puños. Necesitaba concentrarse porque estaba a punto de suplicarle con voz de omega que no le abandonase. Más que nunca, en toda su vida, renegó de su naturaleza.

—Kakashi…no puedo morderte así. Nuestro lazo jamás podrá romperse.

—Pero ahora mismo no estoy en celo. Te lo suplique para no correr riesgos, simplemente admite que no me amas lo suficiente para arriesgarte.

Injusto, sus palabras eran egoístas, pero no pudo retenerlas.

— ¡Tengo miedo de mí mismo, Kakashi! Sé que aun estas confundido con respecto a  Yamato. Cuando lo liberas ¿qué?

Una vez unido la separación los mataría. Había casos en los que una pareja alfa-omega lograba separarse a pesar de la marca y subsistir e incluso encontrar nuevas parejas, pero mayormente no eran pareja destino. Las parejas destino habían logrado mantenerse separadas pero sin una marca.

—No voy a dejar morir a Yamato. Iré ya sea me marques o no. Es tu decisión, Obito.

Atrajo a Kakashi de la cintura, lo apegó a su cuerpo, sintió sus propios colmillos crecer. La urgencia de besarlo le arrolló, lo hizo, degustó sus labios y fue bien recibido. Kakashi movió su cabello contra su mentón provocándole. Obito le dio la vuelta y lo empotró contra un árbol.

—Estas siendo injusto nuevamente. Me alejaste por Yamato. Y ahora me obligas a marcarte para salvarlo a él.

Kakashi llevó sus manos hacia el collarín, recordando perfectamente la clave, se lo quitó, dejándolo caer, luego,  inclinó su cuello. Obito contuvo sus propias lágrimas.

—No me va a importar lo mucho que lo ames. A partir de este instante me perteneces.

 El menor no dijo nada. Creyó que iba a ser difícil recibir la mordida del alfa, pero más que miedo sintió ansiedad porque sucediera pronto. Su lobo interno estaba feliz de ser marcado por su pareja destino.

El alfa apretó su cadera y de inmediato enterró sus dientes en el cuello del menor. Se sintió mágico: la glándula reventarse, la exquisita sangre del omega, su propia saliva ingresando al torrente sanguíneo, dotándole de su propia energía que ahora fluiría a través de Kakashi para siempre. Sus garras rasgaron el árbol donde tenía apoyado al omega. Se sintió excitado ante los gemidos de Kakashi. Sin pensarlo y mareado por el poder que empezaba a sentir sobre el omega en sus brazos, le bajó los pantalones, luego se liberó de los propios. Aun con los dientes enterrados en su cuello, se  insertó en él con fuerza sacando más gemidos en el omega.

A pesar de la situación, Kakashi emitió sonidos agudos mientras era embestido sin piedad. Se sintió tan sucio pues estaba faltando a Yamato que probablemente estaba siendo torturado. Su cuerpo y sus instintos básicos escapaban de la moral o de su orgullo, era un amasijo animal que disfrutaba del apareamiento. Ante la excitación de su verdadero alfa, estaba más que lubricado y preparado. Nunca había experimentado sensaciones tan fuertes que le mareaban y lograban hacerle olvidar cualquier resquicio de razón. La sensación del nudo en su interior fue extrema y exquisita. El también clavo sus garras en el árbol. Los dientes de Obito continuaban clavado en su cuello, afirmándose en este, queriendo dejarle una marca sumamente notoria.

Cuando el semen dejo de salir del cuerpo de Obito este quitó su dientes del cuello del omega.

—Mi omega.

—Mi alfa.

No existía retroceso. Ellos estaban unidos para la eternidad. El destino había lanzado su última carta para lograr que ambos se unieran. Y, finalmente, había vencido.

 

………

La misión imprevista de Obito y Kakashi era llevada en secreto, Mikoto y Fugaku no se lo habían mencionado a los demás, pues era un tema que consideraban personal. Por ello, Shisui e Itachi continuaban con sus días en tranquilidad al igual que los otros miembros del clan.

Desde la primera misión de Itachi, Shisui se había sentido ligeramente culpable por el beso que le robó al niño. No se arrepentía de poseer aquellos sentimientos, pero sí de confundir a su primo.

Ese día había pedido audiencia con el líder del clan y la miko. Ambos se sorprendieron con la formalidad del joven. Les preocupó que era lo que perturbaba su corazón.

Shisui se puso de rodillas ante ellos, para luego agachar su cabeza.

—Antes que nada, padrino, madrina quiero agradecerles por habernos protegido a mí y mi madre. No soy quien para cuestionar a madre sobre mi concepción. Quizás llegue el día en que me lo explique. Para mí he obtenido todo gracias a su amor y el de ustedes.

Fugaku asintió, reconociendo en el aroma del chico la sinceridad de las palabras, sin embargo también notó impaciencia y nervios. Le resultó familiar la posición del joven y recordó cuando pidió permiso formalmente para cortejar a Mikoto. Un sinsabor le recorrió. ¿Tan rápido su hijo iba a  ser cortejado?

—Yo he visto crecer a Itachi. En verdad intenté verlo como lo que él desea de mí, un hermano. Pero al ir creciendo, cada año lo adoro de diferente manera, deseo todo junto a él. Quisiera que en un futuro me aceptase como su compañero de vida. Por ello, los he convocado para disculparme por robar su primer beso y para pedirles permiso para cortejarlo.

Las mejillas de Shisui estaban rojas, el sudor caía a gotas desde su frente paseando por su cuello, sus dientes estaban afilados y sus garras habían brotado. Era una marea de emociones.

—Shisui, te he visto crecer cuidando de mi hijo, protegiéndolo de sí mismo inclusive. De mi parte, te doy permiso como madre y miko del clan. Sin embargo, debo de exigirte que no ciegues su voluntad. Debes permitir que él se enamore de ti, no utilizando vuestro lazo natural.

—Lo mismo es de mi parte. Es duro para mí notar que mi hijo ha crecido lo suficiente para ser cortejado. Pero he de advertirte que si otro alfa me pide el mismo permiso y lo encuentro apto, le concederé ese permiso. Itachi no es tu posesión, si acepta ser tu omega al final será después de que ambos comprueben que están destinados o que son una pareja equilibrada, que serán compañeros para la eternidad.

—Muchas gracias, tío, tía. Definitivamente me esforzaré para demostrar mis sentimientos a Itachi.

Mientras tanto, el joven heredero  terminaba de derrotar a Temma, uno de los jóvenes shinobis dos años mayor que él.

— ¡No puedo creer que volvieras a vencer! QUIERO UNA REVANCHA.

Al darse cuenta que había utilizado su voz de alfa se tapó la boca de inmediato. La muchacha alfa de su lado le codeó en las costillas

—Temma, idiota ¿aún no aprendes a usar tu voz de alfa?

Temma seguía colorado observando a Itachi, el cual solo se vio turbado un momento. Sin embargo, Izumi había acabado en el suelo, hincada y ofreciendo su cuello. Itachi la ayudó a  levantarse nuevamente. La muchacha alfa se acercó a ellos para tranquilizarlos.

—Chicos, deben de aprender a controlar su cuerpo ante la demanda de un alfa. Sin embargo, me llevo a este idiota a que aprenda a medirse.

Shinko Inari era una alfa de la misma generación que Temma. Ella era más jovial que el chico y tenía un alto control sobre sus instintos. Su cabello gris lo llevaba atada en dos coletas con simpleza, parecía atribuirse el control del escandaloso Temma, después de todo habían sido cercanos desde su nacimiento.

—Gracias por el consejo, sempai.

Itachi aún no bajaba la guardia, haciendo reír a la alfa, que se tomó la libertad de acariciar sus cabellos con ternura.

—Eres bastante fuerte, solo te perturbó un instante la voz de mando de Temma. Bueno, deben de tener cuidado de aquí en adelante, sobre todo, tu Izumi que sé pronto debutarás.

Shinko jaloneó a Temma para alejarlo de los omegas. El chico recién había vivido su primer episodio de calor por lo que estaba asumiendo su nuevo rol en la naturaleza de forma lenta. Una de ellas era la habilidad de usar la voz de mando que podía inducir a omegas jóvenes e inexpertos a obedecer sus órdenes.

—Izumi ¿estas mejor?

La omega asintió intentando aspirar el aroma de Itachi. Lo cierto era que el joven Uchiha tenía una mejor resistencia ante el aroma y aura de los alfas, al menos de los jóvenes. Además, su aroma le hacía sentir protegida. Ella creía por ser un diligente hermano mayor.

—Tengo nauseas, Itachi-kun.

— ¿Qué sucede, muchachos?

Shisui con su poderoso aroma perturbó un poco más a los dos jóvenes. El pelinegro menor nuevamente arropó a Izumi protectoramente.

—Estábamos entrenando, Temma no pudo evitar usar su voz alfa. Eso parece haber dañado a Izumi.

El mayor apretó sus puños. Era un afrenta personal que un alfa usara su voz de mando contra su omega, pero conocía a Temma. Era aún muy joven como para tener intenciones ocultas con su primo. O al menos eso esperaba.

Se acercó a los dos omegas y pasó sus dedos por la frente de la niña. Notó que ella tenía fiebre además comenzaba a temblar. Estaba aprendiendo a domar su propia naturaleza, por lo cual le afectaba no obedecer a un alfa fuerte.

De inmediato la tomó en brazos, sorprendiendo a Itachi.

—Itachi, adelántate y avisa tía Mikoto. Iré lo más rápido posible. Ella parece que va a entrar en celo pronto.

Itachi dudo, la palabra “celo” atormentó su mente. Su amado primo estaba cargando a una joven apunto de florecer como omega. No le agradó, temió que sucediese aquello que llamaban como emparejamiento.

—Date prisa, Itachi.

La joven pantera comenzó a correr hacia donde sabía encontrar a su madre. Sintió la presencia de Shisui expandirse, protegiendo a la niña con su aura, alejando a cualquier jovenzuelo que pudiera verse afectado.

Mikoto una vez alertada preparó el salón para ese tipo de emergencias, el cual estaba perfectamente sellado. Mandó a dos de sus asistentes  a preparar un baño para la joven así como algunas medicinas con hierbas. Shisui arribó poco después y la depositó en brazos de su madrina. Justo cuando iba a apartarse, Izumi atrapó su yukata, entreabrió los ojos.

Alfa...—Susurró con voz quejumbrosa.

Shisui se apartó de inmediato al sentir una extraña corriente por su cuerpo. La muchacha había usado su voz de omega para alterarlo y orillarlo a la locura del celo. Pero Shisui era un experto en control. Como shinobi había entrenado para poder domar su parte instintiva incluso en esos menesteres.

—Madre ¿Izumi se encontrará bien?

Mikoto entregó a la muchacha a uno de sus asistentes betas. A lo lejos pudieron escucharla emitir ronroneos.

—No te preocupes. Es parte normal del crecimiento. Estoy segura que aún está lejos de iniciar su celo, debió haber algo que desatara sus síntomas. Seguramente ha habido otros que ella ha ignorado.

—Un muchacho Temma utilizó la voz alfa contra ambos.

—Entiendo, eso puede originar este tipo de caos. No se preocupen, por favor, Shisui Itachi, llamen a su familia.

Ambos asintieron  a la vez. En silencio se retiraron e iniciaron a saltar por el tejado. La familia de Izumi vivía en una de las casonas cercas al castillo principal. El abuelo de ella pertenecía al consejo, así que era una de las familias importantes de los Uchiha.

Finalmente llegaron hasta la casona. Pronto los padres y abuelo de la muchacha fueron informados. Los tres partieron hacia el castillo principal.

Por un largo tiempo, Shisui e Itachi vagaron por las calles de la aldea. Una incomodidad inusual entre ellos se había instalado. Shisui percibió en su primo confusión y enojo.

—Ella te llamó. —Soltó Itachi con un mohín.

—Lo hizo. Pero ella es una niña a mis ojos.

Shisui se sintió aún más confundido.

— ¿Y yo también soy un niño ante tu ojos? Izumi y yo tenemos casi la misma edad. De hecho, ella es mayor por 1 año.

El mayor sintió que la garganta se le secaba.

—Debo confesarte algo, Itachi. Pero antes quiero que sepas que no estás en obligación de darme una respuesta o de siquiera prestarle atención.

Estaban en una zona con poca concurrencia. Shisui le guío hasta el lago más cercano, el cual tenía una salida de madera donde muchas veces se paraban a pescar.  Lo lejos podía ver un bote con tres aldeanos pescando.

—Pedí permiso para cortejarte.

El menor abrió los ojos sorprendido, de inmediato su rostro se coloreó.

—Pero…yo no sé…

—Solo te lo digo porque quiero ser sincero. No quiero ocultarte nada. Sea cual fuera al final tu respuesta yo seguiré siendo tu primo, tu aliado. No quiero que te confundas, ni te sientas obligado a corresponderme. Solo que necesitaba pedir perdón por el beso que te robe a mis tíos y asegurarme de que supieran cuales son mis sentimientos.

El joven omega se sintió abrumado por las palabras de su mayor. No había siquiera concebido tener pareja. Aun dormía en brazos de su mama. Aun le gustaba ser consentido por su padre. Las misiones habían cambiado mucho de sí mismo, pero seguía sintiéndose tan inexperto.

—Yo no creo que pueda…no creo. Ese beso…yo…

Shisui tragó su desazón y desolación. Se acercó a Itachi para intentar tranquilizarlo, pero este en un impulso alejó su mano.

—Lo siento.

—El que lo siente soy yo. Aun eres un niño. No quiero que te confundas. Si tu más adelante te gusta alguien, puedes contármelo libremente. Por favor, solo no me alejes.

Aquella suplica caló en lo más hondo del omega. Su corazón se aceleró rápidamente y tuvo la sensación de querer aligerar la carga de Shisui. Se acercó y con brazos temblorosos envolvió el pecho de Shisui como si se refugiara en ellos, pero en realidad brindaba confort con su delicado aroma al alfa.

—Perdona mi impaciencia, Itachi.

—Gracias por tus sentimientos, Shisui.

Se quedaron un largo momento de esa manera, esperando que ambos corazones acelerados se tranquilizaran.

 

……………….

.............

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El nacimiento de los cachorros de Hinata se corrió como pólvora en juegos artificiales, veloz y explosiva, causando conmoción en toda la casta guerrera de La Alianza. No existía alguien que no lo supiera dentro del castillo del clan Namikaze. El líder ordenó que nadie fuera del castillo lo supiera. Incluso amenazó con cortar la lengua de quien lo divulgara. Los Inuzuka no debían de saber que tenían dos herederos alfas recién nacidos. Minato quería pensar como negociar la vida de estos. De una manera en que no pudieran reclamar los territorios Hyuga que por derecho le corresponderían.

Ella rogó, suplicó por que la dejasen ir con sus cachorros. Sin embargo, todo acerca de su vida y la de su clan había sido decidido. Los cachorros aun necesitaban de su madre, tanto para ser alimentados como su aroma y calor. Luego de tener edad suficiente, Neji los criaría, asegurando que fueran fieles a la Alianza y a Minato. Debido a ello, la vida de Hiashi y Hanabi se hizo innecesaria.

En una ceremonia simple donde solo acudió Minato y su séquito más cercano, dos consejeros principales ancianos, Tsunade, Jiraiya y su hijo Naruto; le fue concedido a Hiashi el honor del suicidio a cambio de la vida de uno de sus nietos.

Hiashi, sin pensarlo demasiado aceptó. Su sangre se preservaría a través de su nieto alfa. Silencioso y rápido fue cómo la vida del antiguo líder del clan Hyuga acabó.

La vida del otro cachorro de Hinata sería cambiada por Hanabi, así que se pactó que ella también tomase el seppuku a cambio de su sobrino, pero no en ese momento. Pues debían de estar seguros que los cachorros sobrevivirían el periodo de bebes.

Los altos mandos habían querido deshacerse de Hiashi hace mucho tiempo, pero al ser el alfa líder le habían mantenido vivo de momento. Solo esperarían a que los dos cachorros finalmente llegasen al año y sería suficiente para también deshacerse de la traidora Hanabi. Mientras tanto, se le había ordenado a Orochimaru buscar una manera de que Hinata no pudiera volver a concebir. Planeaban entregarla a Inuzuka a cambio de una tregua que les diera ventaja. Sin embargo, no podían arriesgarse a que ella concibiera otro heredero.

La muerte de Hiashi llegó al clan Inuzuka, Kiba temió que lo mismo le sucediese a su pareja y sus cachorros. Como era de esperarse, ni bien pudo ponerse de pie suplicó a su madre alfa por una invasión contra los Namikaze.

Tanto la líder como su heredera estuvieron de acuerdo. Se murmuraba que la muchacha que Kiba amaba ya había parido, siendo de esa manera no podían abandonar a los bebes.

Su intentó de ingresar a las tierras Hyuga y de esa manera confrontar a las fuerzas de La Alianza estuvo lleno de pasión, fuerza y voluntad. Pero esos no eran sentimientos que llevasen a una victoria. Los Namikaze  estaban prevenidos, no les costó repelerlos con su ejército adiestrado y disciplinado. En una de esas incursiones, la líder del clan Inuzuka, fue asesinada por Jiraiya.

Sin embargo, la muerta de la líder Inuzuka no menguó el espíritu de este clan; al contrario el odio hacia los Namikaze aumentó a niveles descontrolados. A los días, el clan de los perros salvajes volvió recargado de la mano de Hana Inuzuka, la hija mayor alfa de la antigua líder.

Una batalla final se alistaba en el horizonte. Sin embargo, los pequeños clanes alrededor apuntaban a que Minato finalmente triunfase y se alzase. Los Inuzuka perdían más en cada incursión, además era su territorio donde se batallaba, no conseguían cruzar la frontera.

“Están cegados por el odio y la impotencia” pensó Sasuke mientras observaba como una de las nanas amamantaba al cachorro de Hinata.

Con el número de intento de incursiones, Minato comenzó a pensar que no podrían obtener una tregua a cambio de Hinata, así que iniciaron el proceso de separación con los cachorros. Iban a matarla lentamente, primero alejándola poco a poco de sus hijos. Sasuke supuso que al final ella sería asesinada. Después de todo, aun mantenían viva a Hanabi y a Neji.  

— ¿Los llevarás de vuelta con su madre?—Preguntó Sasuke a la sirvienta.

La sierva asintió.

—Iré contigo.

Su voz no admitía replica, así que la beta simplemente asintió, permitiéndole seguir. Sasuke hizo acopio de nauseas apoyándose en su propio sirviente. Era necesario aparentar ser un señorito de alta clase y que solo era guiado por la piedad.

La vio con el cabello atado en una trenza larga y sencilla hacia un lado, A pesar de que su propia prisión era un hueco de piedra, mantenía el lugar y así misma lo más limpio posible. Tenía en sus brazos a un robusto bebe de un mes.

— ¡Sasuke-kun! Por favor deja que me permitan amamantarlo….

La sierva le entregó al bebe ya dormido y alimentado. Sasuke pudo ver las líneas de ojeras marcadas en su rostro y sintió real compasión por ella.

—Sato, entrégale la canasta.

El siervo de su propio clan había llevado consigo un cesto con diferentes alimentos todos nutritivos y agua fresca en una botella.

—Gracias, Sasuke-kun.

Ella rompió a llorar mientras abrazaba a ambos bebes. Sasuke se mordió levemente el labio inferior. Si Minato se enteraba de la verdad sobre ellos ¿Qué harían con él y Memma? Sintió nauseas reales de solo imaginárselo.

—Vendré a visitarte nuevamente, Come bien.

La sintió aferrarse a la falda de su kimono. La sierva nodriza la pateo a un lado.

— ¡¿Cómo te atreves a tocar al sagrado primer esposo?!

—Hinata, volveré. No desesperes, solo concéntrate en cuidar de tus bebes.

La omega asintió aun en el suelo, Luego se retiró hacia el lecho donde había dejado a sus dos hijos. Sasuke abandonó el lugar con un nudo en la garganta.

Cuando regresó a su habitación, Naruto tenía a Memma en sus brazos.

—Me han dicho que nuevamente has ido a visitar a Hinata.

—Lo hice.

—Sé que te conmueve por los cachorros, pero es un tema político. Le harás más daño si le brindas esperanza.

— ¿Acaso no la tiene?

—No la tiene, Sasuke. No hay esperanza para ella. Inuzuka no acepta ningún trato así que solo puede significar la guerra.

—Significa que vas a destruir el clan Inuzuka, matar a Hinata y Hanabi. Y entregarles a sus legítimos herederos a Neji para que los críe como sirvientes de sus propios hijos.

El rubio sintió pesadez al escuchar las palabras de su esposo. No era usual que este hablase, pero cuando lo hacía podía herirle y hacerle sentir incómodo. No deseaba, pero si Hinata le daba cachorros a Inuzuka simplemente se haría más poderoso y no les beneficiaba a ellos. No había vuelta atrás, solo quedaba avanzar.

—No puedes entenderlo porque eres omega, Sasuke.

El azabache se acalló su indignación. Si había tenido alguna duda esta quedaba deshecha. No se creían justicieros, pero definitivamente no iba a permitir que a su gente y a Memma le hicieran lo mismo que a Hinata. La casta guerrera usaba a todos sus miembros aliados y demás como piezas a su servicio.

—Supongo que pospondrán la boda.

—No, mi padre quiere enlazarse con Itachi y yo contigo. Nuestra boda será en dos semanas, Sasuke. Solo en dos al fin podré tenerte como mío completamente

Había anhelo en su voz, pero esta vez no logró calar en Sasuke.

Debido a los recientes hechos, Sasuke no había podido cumplir con acostarse nuevamente con él. Naruto le observaba expectante, no queriendo ser evidente su fascinación por él, pero al no obtener respuesta se acercó aun con Memma en brazos.

—Yo…

—Iré esta noche a tu habitación. Ahora déjame solo.

Naruto se prometió hacerle olvidar todo lo malo. Sasuke no tenía por qué estar al pendiente de esos temas, pero fue inevitable. Su padre le había dicho las probabilidades de que Sasuke insistiera en ver a Hinata y los niños. Era natural viniendo de un omega su compasión.

El mismo se lamentaba que el destino de Hinata terminará de esa manera. Había querido protegerla tantas veces, la salvo pero ella le había traicionado de la peor manera en que un omega puede hacerlo a un alfa. No estaba en manos su vida ni la de los bastardos que había engendrado.

Debido a la inminente guerra nuevamente el consejo le planteó a Minato aplazar su boda, pero este negó esa posibilidad. La guerra era lejana, los únicos territorios afectados eran los del propio Inuzuka y a lo sumo los territorios Hyuga. Por lo cual era mejor terminar su asunto familiar para alcanzar una mayor estabilidad y luego partir a la guerra, darle fin y reclamar el territorio de los Inuzuka.

Luego de ello se brindó un salud en nombre de Jiraiya que había sido el estandarte de la última victoria pues le dio fin a la antigua líder, dejando en manos de sus apasionados hijos el liderazgo del clan.

Para Jiraiya irse sirvió para despejar su mente. Sintió que así como Orochimaru le había embrujado, ellos dos lo estaban por los Uchiha. Y aquello era preocupante.

A su regreso se le anunció que en una ceremonia pequeña y discreta su antiguo amante se había casado con Fugaku convirtiéndose en su segundo esposo, detrás de Mikoto. Y que había concebido en su noche de bodas.

Esa noticia le perturbó, le dejó ansioso.

¿Acaso era posible que Orochimaru esperase a su cachorro?

Él estaba consciente, aunque nadie le creyese, que esa noche ellos dos habían yacido juntos.

Pensó que Orochimaru quería un hijo suyo y se lo hacía pasar a Fugaku ¿Por qué razón no aceptarle si iba a tener un hijo suyo? ¿Si siempre planeo eso?

No lo comprendía lo cual le dejaba con más dudas e incertidumbre.

Así que no permaneció demasiado tiempo. Con la excusa de seleccionar a la guardia del día de la boda se marchó nuevamente a las tierras Senju. No deseaba toparse con Orochimaru y seguir sintiéndose miserable, menos que viera como le había destruido.

¿Cuándo ellos habían tomado diferentes caminos? Pensó que quizás él fue el único en creer que su caminos estaban destinados.

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Cinco campañas militares, muchas  batallas y Orochimaru había probado su valía en cada una.

Al principio permaneció en su posición de sanador siempre, encargándose de cada uno. Pero en medio de la curación se fue acercando a los líderes de grupo betas, comentándoles sobre sus opiniones de batalla. Estos betas, siempre fascinados con los omegas por su natural encanto y belleza, se lo comentaban con discreción a sus alfas al mando. Aquellas sugerencias fueron puestas a prueba, evitando así que el clan Senju siguiese siendo el más afectado.

En una de las últimas batallas, nuevamente el campamento de sanación fue intervenido y Orochimaru logró defenderlo con garra hasta que los soldados llegaron, protegiendo la vida de los otros sanadores. Todo sanador tenía un entrenamiento básico para defenderse, pero para el joven omega nunca hubo límites, exigía más de sus entrenadores los cuales al ser betas simplemente le consentían aprender más.

En la última batalla cuando uno de los aprendices fue secuestrado, siendo montado en caballo, el omega se montó en otro y logro alcanzarlos.  Venció al secuestrador y rescató a su compañero, bañándose en sangre de gloria.

Y en ese instante, la batalla había terminado, estaba inclinado ante los tres líderes de clan Senju, Uzumaki y Namikaze. Los tres se veían sorprendidos de oler la sangre de diferentes alfas en el cuerpo del omega.

—Es increíble. —Susurró la líder del clan Uzumaki.

Jiraiya en los últimos años se había vuelto un espectador del crecimiento de su prometido. Se suponía que eso era, pero había una sensación de que aquel sueño no era más parte de Orochimaru. Quizás era el único que notase su hambre por poder el cual crecía a la par de su belleza fría y distante.

Había dejado la niñez, sus formas se habían acentuado, su domino con la espada le había vuelto ágil, era astuto inteligente y creativo. Ni siquiera habían pasado cuatro años del plazo otorgado por el líder Namikaze pero Orochimaru ya estaba a la par del asistente tres y dos.

Sin lugar a dudas era el mejor creando venenos y antídotos, muchos de los cuales terminaron siendo aplicados en batallas contra sus enemigos.

—Orochimaru, realmente no tienes límites. —Exclamó con orgullo el líder del clan Senju.

Los ojos de envidia chispearon entre los Uzumaki y Namikaze. Ninguno poseía un prospecto de sanador futuro  tan brillante como el jovencito que tenían al frente.

—Sería un honor que te hospedaras por una temporada con nuestros sabios, Orochimaru.

Este alzó la mirada impresionado. Los Uzumaki eran muy recelosos con sus secretos, Incluso con alguien que compartieron vínculos matrimoniales como los Senju eran discretos.

—Por supuesto, si Kazuo-sama está de acuerdo me encantaría aprender de los míticos sabios Uzumaki.

La líder del clan Uzumaki sonrío mientras que el líder del clan Namikaze se mordió el labio. Él tenía sus dudas sobre los omegas, de hecho tenía varios hijos omegas, pero los cuales solo sabían de medicina calmar una fiebre. Estaba a la espera de otro cachorro y esperaba que este sí fuera alfa.

—Bueno si es tu decisión claro que puedes partir.

Kazuo observó que Jiraiya no se veía complacido, pero que se mordía la lengua para intervenir. Sonrió por él. Había fijado sus ojos en un omega bastan diferente. Pensó que a la larga su pasión por el omega cedería y tomaría otro esposo, pero seguía renovándole su voto de que quería desposarse con Orochimaru. Sin embargo, no veía que Orochimaru respondiera a su interés. Es decir, le habían criado para ser un omega decente, pero siempre aun los de clase alta sabían bien como seguir siendo honorables y a la vez bastante coquetos. Orochimaru no lo era, no le respondía con vergüenza. Y su esposo le comentaba que no le llamaba en sus celos, lo cual era el indicativo de que no se sentía atraído por él.

Su hija Tsunade, por otro lado, había encontrado entre un omega de su propio clan un prometido adecuado, del cual ella parecía estar muy enamorada. Se había hecho más madura, responsable y fuerte luego de conocerlo. Aquello era usual en los alfas. Crecer y madurar cuando encuentran el omega de su gusto, con el cual desean formar una familia.

—Sin embargo, creo que nadie mejor que tu prometido puede ser tu guardián.

Ambos jóvenes alzaron la mirada sorprendidos. Jiraiya sonrió, se inclinó de inmediato aceptando la misión.

—Por supuesto, no viajaran solos. Dos de mis betas de confianza los acompañaran. No quiero ni un cabello fuera de su lugar, Jiraiya.

Los otros dos líderes sonrieron tensos. Ambos habían deseado lograr que alguno de sus generales empatice con el omega y de esa manera este pase a su clan.

Las habitaciones de Orochimaru eran amplias, tenían un sector especial para atender y para sus experimentos. Eran como una pequeña vivienda completa. Jiraiya inhaló fuerte notando que el aroma del omega no se había estancado. Lo cual era extraño ya que normalmente las habitaciones de un alfa u omega se inundaban con estas.

—Eso es injusto. No entiendo porque no puedo viajar solo con la escolta.

Jiraiya le siguió. Hacía mucho que los sirvientes no se alarmaban por descubrirlos a solas. Casi Orochimaru era visto como un beta más que como un señorito omega. No había dejado de practicar ninguna de las artes que los omegas debían y era bueno en todas pero sus tiempos libres lo usaba para afinar sus destrezas en la medicina y el kendo.

— ¿Qué tiene de malo que yo te acompañe? Somos prometidos, como dijo Kazuo-sama nadie más te protegerá como yo.

Orochimaru frunció los labios. Había pensado que aquello era su oportunidad de dejar el clan Senju y averiguar más sobre quienes exactamente había dado la orden de exterminar su clan. Y quienes habían acabado con su abuelo y todo el clan de este. Además de querer saber que noticias se tenía sobre el clan de las serpientes. Al parecer los Uzumaki aun los contrataban.

—Los Uzumaki siempre son misteriosos. Ni siquiera Senju Hashirama confiaba en ellos. Porque lo haríamos nosotros dejándote viajar a solas

—No iba a viajar solo… ¡Iba a tener una maldita escolta!—Estalló realmente indignado de no haber conseguido esa mediana libertad.

—No es lo mismo un par de betas manipulables que un alfa, tu alfa. —Tampoco pudo contenerse.

— ¡No eres mi alfa!

Nunca le había negado aquello en voz alta. Ambos sabían que su relación se había enfriado, que sus reuniones eran solo por cortesía, pero Orochimaru consideraba prudente mantener las ilusiones de Jiraiya por él un poco más de tiempo. En realidad, no tuvo que esforzarse demasiado pues este las había mantenido, lo cual le libró de tener que seducirlo constantemente.

— ¿Hay alguien más?—Soltó de repente.

Orochimaru se vio sorprendido. Sabía que gracias al dios serpiente que vivía dentro de él tenía mayores fortalezas que otros omegas, incluso ante su alfa destinado.

— ¡¿Te gusta otro alfa?!

Su voz estaba borde del grito, pero había un resquicio que lo hacía sonar lamentable. El omega no pudo ser totalmente indiferente a ese tono. Se convenció de que era porque no le convenía.

—No hay nadie. —Le aseguró calmado, logrando que Jiraiya suspirara de alivio.

Se acercó sin contenerse hasta el omega y le abrazo con fuerza, casi levantándole del suelo. Aspiró su aroma repetidas veces como si fuera un adicto. El menor terminó por sonrojarse levemente.

—Jiraiya ¿en verdad te gusto?

—Estoy enamorado de ti ¿no es evidente?

—No me presiones, Jiraiya.

— ¿Acaso no te das cuenta que muchos te desean?

— ¿Es así?—Sonrío el omega. —Ser un sanador, pelear ¿no es acaso un repelente para gustarle a otros alfas?

Jiraiya se separó levemente, acarició su mentón. Hacía tanto tiempo que no le permitía tocarle. Con suavidad llevó sus dedos hasta sus mejillas.

—Si supieras…es lo contrario. Eres como un reto para cualquier alfa, una presa que nos tienta a cazarte. Te hace más deseable.

Para el omega aquello fue una sorpresa. Sabía cómo manipular, pero realmente recién se daba cuenta que podía usar su físico a su favor y que resultaba irresistible. Con una sonrisa, acarició la cabeza de Jiraiya, el cual se apoyó en su pecho como un niño, queriéndole dejar su aroma.

—Quiero besarte.

No le estaba preguntando, Jiraiya simplemente le estaba anunciando su deseo. Le sintió atraparle por la cintura, sus dedos clavarse en sus caderas. Su mirada irradiaba fuego y seguridad.

Para Jiraiya él era su alfa, su pareja y simplemente le estaba dando unos años de libertad, pero al final clavaría sus dientes en su cuello para hacerlo suyo.

Y fue así que Orochimaru recibió su primer beso profundo. Fue extraño, húmedo y caliente. Su cabeza se mareaba, un quejido raro brotó de su garganta, su lengua comenzó a moverse al ritmo de la del otro, y sus ojos quedaron atrapados por la mirada del alfa. De pronto, ya no se sintió obligado a estar entre sus brazos, le gusto sentirle apretar sus caderas, deseó que lo apretase más. Lentamente alzó sus brazos y se apoyó en sus hombros. Y pronto estuvo colgado de su nuca, con sus brazos entrelazados.

Cuando se separaron ambos estaban agitados. Jiraiya había besado un par de veces para practicar con algunos prostitutos tantos omega como betas, pero jamás se había sentido tan caliente y completo.

Mientras tanto, Orochimaru estaba sorprendido. Entendió un poco porque la obsesión de Jiraiya con él ¿Había querido hacerle eso desde que era niños? Bueno, él mismo se sentía tentado a juntar sus labios nuevamente. Resultó placentero.

Para Jiraiya había sido una confirmación de que le gustaba a Orochimaru. Resultó satisfactorio escuchar de su boca que no existía nadie más de su agrado. Se había sentido nervioso, porque sabía que no era suficiente para su prometido. Ser un alfa para Orochimaru resultaba un reto para cualquiera. Al principio obtuvo el desprecio y burlas por aprender cosas que dentro del clan Senju no se acostumbraba, pero luego de verle tan atrevido, valiente y capaz los alfas de diferentes edades y categorías tornaron su atención hacia él. Incluso generales lo quería en su harem. Otros ya mayores habían solicitado su mano para sus hijos. Kazuo había negado a todos, aduciendo que estaba prometido a Jiraiya. Pero el peliblanco sabía que si Orochimaru se lo pedía, rompería su compromiso para casarlo con alguien mejor.

Por eso, no dudaba en entrenarse más fuerte y duro en pos de volverse el mejor alfa.

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Un sopor les había querido hundir después de haber copulado y de unirse, pero pronto se dieron cuenta que debían de llevar a cabo un plan. El cuál podría involucrar que Kakashi fuera mordido por aquel alfa. Obito se sentía más posesivo por su omega que antes. Era instintivo.

Aun así, sabía que no podía acercarse solo a rescatar a Yamato. Pensar en él le traía sentimientos encontrados. Como alfa enlazado no podía permitir notar tristeza en su pareja, pero, del otro lado, estaba su lado posesivo que veía en Yamato como un rival.

 Kakashi era suyo por completo, se sentía medianamente satisfecho, pues deseaba que pronto llegase el celo de Kakashi para poder reafirmar su marca sobre su hermoso omega.

Le abrazó protectoramente, mientras descubría como el aroma de Kakashi se hacía más notorio para él, pero al mismo tiempo sentía su propia aroma como una capa exterior cubriéndolo, reservándolo solo para ser olfateado por él y sus futuros cachorros.

—Obito, no sueñes despierto. —Le regañó, sacándole una sonrisa. — Debemos tener los tiempos acordados. El hecho que ya no pueda marcarme no quiere decir que no pueda torturarme.

El pelinegro prestó nuevamente atención ante aquellas palabras. Pero era tan difícil sacudirse de la euforia y felicidad que sentía por haber marcado a su pareja. Solo deseaba con tanta pasión acurrucar a su omega, y lamer la herida que le había ocasionado.

—Creo que deberíamos ir donde Nekoma para alistar los preparativos.

Obito asintió aun embotado por la sensación. Pudo reconocer a través de su lazo que Kakashi se sentía inquieto y temeroso. Sin dudarlo lo atrapó y arropó luego le brindó un beso en su cuello justo encima de la glándula que había sido tomada.

—No te preocupes, Kakashi. Vamos a rescatarlo.

Ambos no pudieron evitar besarse. Controlarse iba a ser difícil. Puesto que recién se habían unido, ambas partes animales deseaban apartarse del mundo hasta que el lazo fuera firme.

Tomados de la mano se dirigieron hasta la cercana guarida de Nekoma, se refugiaron ahí. Obito impartió las órdenes precisas para cuando llegaron los otros Uchiha. Nuevamente repasaron el plan y se dispusieron a alistarse. Kakashi se cubrió por completo con el ungüento. Se acercó ante Obito para que este le olfateara.

—Es muy bajo. —Susurró el alfa.

—Tú siempre vas a poder detectarlo a partir de ahora. —Señalo Kakashi.

Aquello hizo sonreír de orgullo al pelinegro.

Con un poco de maquillaje cubrió la gran marca que le había dejado el alfa. Luego hecho polvo de arroz y finalmente terminó por cubrirse con su traje negro, incluso hasta la boca, dejando solo el espacio de la nariz y los ojos al descubierto.

—Bien iré primero para distraerlo. Tú debes atacar cuando veas que han soltado a Yamato, y él crea que ya estoy en su poder. —Tomó el rostro de su alfa, acunándolo con ternura. — Por favor, contrólate, Obito. Cuando veas que se acerca para morderme, recuerda que ya soy tuyo.

Obito asintió con firmeza. Era la vida de su omega después de todo. No iba a dudar cuando tuviera que hacer lo necesario para salvarlo.

—Quisiera besarte de nuevo.

El omega también sintió ese cosquilleo en sus labios. Pero no era un buen momento, solo se retrasarían.

Debes recordar la misión, Obito. —Uso su voz de omega. — Cuando regresemos a casa te lo compensaré.

No necesito más para tener al pelinegro feliz.

—Bien, me marcho.

Una sensación de angustia le sacudió cuando se alejó de su alfa. Era natural  pues recién habían formado su lazo. Normalmente se necesitaba de intimidad por días completos para que ambos volvieran a separarse sin sentirse inquietos.

 

Aspiró fuertemente e intentó ser el shinobi frío que le creo fama. Aun así internamente rezó para que el alfa no fallara en su parte.

Al llegar al pórtico de la casa del placer, le cayeron encima los secuaces del alfa. Estos le toquetearon, revisando no contuviera ningún arma. Cuando finalmente se saciaron de recorrer su cuerpo, le sujetaron con fuerza empujándole para caminar.

—Así que Hatake Kakashi finalmente ha caído. El amor siempre nos hunde.

Kakashi no respondió, pero en su mente pensó “Que puede saber alguien como tú sobre el amor”

Como si leyera en su mente, el alfa río sarcásticamente.

—Que puede saber alguien como tú sobre perder a su alma gemela.

El ambiente fue interrumpido por un ruido seco. De inmediato, quiso correr a auxiliar a Yamato, quien se veía con coágulos de sangre por todo su rostro.

—No debiste venir por mí Kakashi. —Murmuró adolorido el alfa malherido.

—Realmente no debiste. —Le dio la razón el líder.

Kakashi fue llevado ante el alfa, quien le tomó de los cabellos, lo estampó contra el suelo, se colocó encima de él e intentó aspirar su aroma.

—Cualquiera pensaría que eres un beta. —Comentó frustrado de no encontrar el aroma característico de un omega libre. —  Pero no es así, el líder del clan Hatake tuvo un hijo omega.

—Ya me tienes, deja ir a Yamato ahora.

—No hay nadie rondando, señor.

—Así que realmente te estas entregando por amor, te creí más inteligente que esto. No le haces honor a tu madre de ninguna manera.

Kakashi lo supo: si hubieran rodeado la casa con otros shinobi, Yamato ya habría muerto. Estaban sumamente atentos, después de todo, también eran shinobi.

—Suelten a ese esperpento. —Ordenó mientras aun sujetaba al omega debajo de su cuerpo.

Yamato lucía tan dañado. Incluso cuando su soga fue cortada simplemente se dejó caer como un pesado saco de arroz.

—Antes de morderte te contaré la verdad. Tu padre y madre no eran destino.

—Ya sabía yo eso. Tú eres el desgraciado alfa destino de mi madre que asesinó a mi padre.

Kakashi pensó: ¿Cómo se había sentido su madre de conocer a su alfa destino después de haber aceptado la marca de otro? Aunque, ya que lo conocía no tenía duda de porqué su madre nunca se sintió tentada a dejar a su padre.

—Tiempo después me entere que murió en una misión ¿Qué hizo tu padre? Nada, tan débil que no pudo proteger a su omega. Así que me dije, ya que el destino me había privado de mi omega quizás me lo estaba reponiendo con su hijo. Eres tan soberbiamente hermoso, te tomaría como mi compañero, pero lamentablemente te pareces demasiado a tu padre y poco a ella, además llevas su sangre. No deberías de haber existido. Tu madre debió aceptarme, conmigo nada le habría sucedido.

Kakashi se sintió asqueado cuando su mano recorrió su vientre. Su instinto de omega consideraba ese lugar casi sagrado. Él único que podía pasear su mano libremente por su vientre era su alfa.

—Voy a disfrutar de ti, mientras tu amiguito nos ve.

El alfa bajó los pantalones de Kakashi. Inició a sobarse entre sus nalgas, disfrutando el roce constante. Poco a poco se endurecía, preparándose para introducirse en él.

Por su parte, Kakashi tuvo que retener el impulso del vomito.

—Te acostumbrarás, precioso. —Aseguró mientras apretaba las caderas del menor. —  Luego te rentaré por una buena suma de dinero. Ser shinobi se vuelve un negocio obsoleto, mientas que el del placer jamás se verá afectado.

Empujó su espalda y le puso en cuatro. El omega estaba asustado y nauseabundo. El delincuente no observaba al omega, sino que se deleitaba con la mirada rabiosa pero débil del alfa que había sido víctima de su tortura. A la vez la cabeza de su miembro buscaba ingresar en el peliblanco. Antes de lograrlo,  el captor de Yamato cayó con un kunai clavado en el cuello. Sorprendido dejó a Kakashi girando su cabeza hacia ambos lados. Como una sombra Obito había descendido con el ninjato desenfundado. Antes de caer al suelo le atravesó por el pecho.

Kakashi se separó del cuerpo ensangrentado de inmediato. Se acomodó la ropa rápidamente.

 Varios ninjas ingresaron por las puertas. Ambos corrieron y rodearon el cuerpo desmayado de Yamato. Sería un duelo largo. Espalda con espalda protegieron ambos lados. Desviando kunai, defendiéndose y lanzando los suyos propios, enfrentaron cuerpo a cuerpo cada uno. El aliento les comenzó fallar, eran demasiados. Cada uno tenía sendas heridas en brazos, muslos e incluso en el rostro.

De repente, oyeron el crujido de otros felinos llegar. Eran Uchiha. Por fin arribaban justo en el momento predicho para no atentar contra la vida de Yamato.

Terminaron liquidando a todos los rufianes de aquella casa de placer.

Cuando Yamato fue atendido por los Uchiha, Kakashi subió a las habitaciones superiores. De habitación en habitación les propuso  unirse a su clan. Muchos de ellos aceptaron pues toda su vida habían vivido con la ilusión de tener un futuro diferente. Otros tanto deseaban marcharse por su lado y otros continuar con el negocio. Entre todos repartió el oro que hallaron entre las pertenencias de los que manejaban la casa.

Antes de poder volver a su hogar, Kakashi le manifestó a Obito su deseo de encarar a Danzo. Se rehusó a que le acompañase, así que el pelinegro lo esperó en las afueras de la gran casona.

Esta vez tomó por sorpresa al traidor. Sus ojos giraban una y otra vez, pero su boca no se abría para pedir ayuda de sus guardias.

—Esto es por los daños. —Le lanzó una bolsita con monedas de oro. — Para que puedas contratar a un nuevo dirigente para tu burdel. Y esto por los omegas y betas que se marchan hoy conmigo.

— ¿Cómo es que tú…?

—Tenías razón, le estoy vendiendo mi cuerpo a un alfa poderoso. Solo que es demasiado posesivo. —Dejó a la vista el vendaje que su cuello tenía. —Ya vez nunca podrás entender el valor de un alfa para con su omega. No solo eso, tiene las armas para destruir tu negocio nuevamente. Creo que podrás encontrar una atracción mejor que yo.

Aquello le dejaba claro a Danzo que no podría armar uno de aquellos jueguitos en busca de atrapar a aquel omega.

Además un omega marcado por un alfa fuerte dejaba de ser atractivo para todos los alfas y betas. Y, resultaría peligroso pues un alfa destino nunca deja de buscar a su pareja enlazada. Como bien dijo Kakashi, lo mejor para Danzo por un largo tiempo era dejarle en paz y buscar una opción menos riesgosa.

Una vez fuera de aquella casona resopló, dejando que el viento se llevara todos los miedos que había retenido. Sintió el aroma familiar de Obito acercarse. No se resistió a su abrazo sino que le correspondió, levantó la cabeza y ofreció sus labios en un beso que fue rápido pero reconfortante.

El vínculo formado sería una carga que llevar para siempre.

—Debo de verlo.

—No quiero

Todos se habían llevado una gran sorpresa cuando se enteraron de que Kakashi había sido marcado por Obito. Fugaku tomó a su hermano del cuello y lo hizo caer al suelo, hasta que Kakashi le juro que había sido con su consentimiento. Ambos le explicaron a Fugaku lo sucedido. La mirada del gran líder se llenó de lastima por ambos.

—Merece una explicación de lo que ha sucedido.

Obito lo sabía, pero su lado más instintivo le obligaba llenarse de celos. El omega podía estar marcado pero no correctamente. No le alegraba como había conseguido ser su pareja, pero lo eran y no había marcha atrás.

—Ponte en su lugar.

El pelinegro rezongó, pero entonces una mano de Kakashi se paseó por su rostro de forma suave, logrando calmarlo por completo. El peliblanco se veía avergonzado por su acto, seguramente había sido un impulso propio de su lado animal que partir de ese momento vivía para ser feliz al lado de su alfa.

Dejó que Kakashi ingresase a la habitación donde ya había despertado Yamato. Las demás sanadoras se retiraron dándoles intimidad.

—Kakashi, pensé que…

—No te preocupes, se nos ocurrió un plan de ataque sorpresa para rescatarte. Le deje claro a Danzo que no puede volver a intentar atraerme.

—Lo siento, amor. Fue mi maldita ineptitud ¿Cómo pude poner en peligro a mi omega?

Al peliblanco le dolió escuchar aquellas palabras, sobre todo porque su parte animal no sentía nada más que lastima por un alfa sufriendo. Su lado animal estaría bien mientras Obito lo estuviera y aquello era duro y desagradable para él.

Yamato estiró su mano hacia él. Aún tenía el ungüento en la piel por lo que no podría sentir su verdadero aroma. Solo el de Obito superficial por el contacto compartido.

— ¿Fue el segundo Uchiha quien te ayudó a recatarme?

Kakashi asintió.

—De hecho fue gracias a él que logramos salvarte. Yo cree el plan por su puesto, pero él lo ejecuto.

Unas notas de orgullo no pudieron evitar salir en su voz. ¿Estaba orgulloso de su alfa? Lo estaba, pues le había protegido y había acatado su plan al pie de la letra. Obito le  había demostrado ser confiable. Su vida estaba a salvo siempre que tuviera a su lado a su alfa Uchiha. Incluso se sentía capaz de sonreír aliviado al sentir su aroma fuera de la habitación. Ese tipo de sensaciones dadas por su parte más instintiva era lo que siempre quiso evitar sentir.

—Supongo que deberé de agradecerle cuando salga, pero ven a mi, Kakashi. Estas heridas no van a posponer nuestro rito.

Yamato se sentía con el derecho de llamarlo y de pedirle amor. Kakashi sintió un real impulso de abrazarlo, pero su parte animal no quería traicionar a su alfa. Lo sentía, esperando e inquieto afuera de la habitación.

Kakashi se sentó a  su lado, antes de poder ser besado se apretó a él. Para sorpresa de Yamato lo sintió estremecerse y sollozar.

—Lo siento, Yamato. Lo siento tanto, maldición.

El alfa estaba confundido, intentaba buscar con su olfato la causa pero el aroma del omega se encontraba bloqueado, y tan solo un ligero almizcle le dio repelús. Notó el cuello de Kakashi vendado. Con una furia que se acrecentaba, le arrebató el vendaje, giró su cuello y ahogo un querido ante el horripilante  escenario. El joven omega había sido marcado, la perfecta glándula intacta que él había saboreado la última vez que hicieron el amor estaba reventada,

—Ese maldito enfermo ¿logro morderte?

¿Cómo podrían superar algo así? Yamato se dijo que sería fuerte, estaba seguro que con paciencia podrían superar esa marca no deseada dada por el desgraciado que lo secuestro.

—No…es decir él no fue quien me  mordió.

— ¿EH?

Y comprendió porque ese ahora extraño le causaba repelús pero a la vez familiaridad. Era el aroma de Obito Uchiha. Se acercó más a Kakashi y apego su nariz a su glándula, y pudo extraer  el característico aroma de Obito marcando su territorio.

—El maldito Obito Uchiha se atrevió a morderte ¡voy a matarlo!

—No lo hizo en contra de mi voluntad.

Los ojos sumamente abiertos de Yamato le dolieron a Kakashi. Se apresuró a contarle  como se le había planteado a la solución y como terminó por resolverla.

—No puedo creer, debiste dejar que me matara.

—No podría.

—Esto es peor para mí que morir, Kakashi. Eras mi vida. —Gritó confundido, sintiendo que le había atravesado con un puñal. La traición de quien consideraba ya suyo era demasiado grande.

—Lo siento. No iba a dejarte morir y temía arriesgarme  a que ese sujeto realmente me mordiera. Me odiaba, un paso en falso y podría haber terminado en un burdel.

— ¿Y preferiste ser el esclavo del Uchiha? ¿O es que en verdad siempre lo deseaste?

Una sonora cachetada fue lo que se escuchó en la habitación.

—No podía hacer algo más. No es culpa de Obito, ya había aceptado nuestra relación, ya había dejado de cortejarme. —Mintió. —Él tampoco está feliz ¿Quién quiere a un omega que le pertenece cuando no lo ama?

Si le decía que ellos habían comenzado una relación durante la misión mientras era torturado le destrozaría. No estaba preparado para ver el odio en los ojos de Yamato.

—Entonces la solución es simple. Seguiremos con los planes. —Anunció Yamato.

— ¿Qué?

—Si dices que para él es una carga, cuando muerda a otro omega el lazo entre ustedes se debilitará, además no fuiste marcado en tu celo. Si yo lo hago encima, más fuerte y en tu celo y además quedas preñado se forzará un lazo entre nosotros.

—No es así de fácil. Podría hacer daño.

Se sorprendió de lo degradante que le pareció la idea, tanto como para tener que contenerse de voltearle el rostro a Yamato nuevamente. Un sentido de advertencia le llenó, tenía que ir al lado de su alfa. Sentía a Yamato descontrolado.

—Ya ha sucedido.

—Sí, pero cuando el alfa que primero muerde no es el  destinado y el segundo sí. Obito y yo…

— ¡No lo acepto y tú tampoco lo aceptabas!

—Claro que no, pero es lo que es. No hay nada que hacer. Obito es mi destinado, quizás así lo escogió el destino desde siempre. —Resolvió, sintiendo no solo la resignación.

—No lo es. Fue por mi maldita debilidad. Tus padres no eran destinados y tu madre le dijo que no a su destinado.

—Fue porque amaba a mi padre y lo conoció a él primero.

—Es lo mismo en nuestro caso, Kakashi. No podemos dejar todo lo que hemos planeado solo por esto.

—Ya es tarde, Yamato.

— ¿Entonces te someterás a Obito Uchiha?

Se sentía demasiado agraviado en su orgullo. No solo como omega, sino como pareja de Obito, además estaba siendo cuestionado por un subordinado.

—Soy un líder yo no me someto a nadie. No iba a hacerlo contigo tampoco, aprenderemos a convivir con esto. —Señalo su marca. —Sigues siendo mi segundo al mando entre nuestra gente, mientras descanses aquí voy a reparar una casa para que vivas ahí.

—No voy a renunciar ti, Kakashi. —Anunció.

El peliblanco le pareció estar encerrado en un bestial círculo vicioso. Obito había sido el primero en decirle aquello. Estaba harto, necesitaba simplemente descansar.

Abandonó la habitación sintiéndose mareado.

—Kakashi.

—No me digas nada

—No iba hacerlo.

Obito le envolvió en un dulce abrazo que le brindó confort. Le siguió aun en sus brazos hasta sus aposentos. Y así envuelto en sus brazos al fin pudo descansar de todas las emociones de los últimos días. Por su parte Obito finalmente sintió a su pantera interna en paz. Puede que no haya sido total voluntad de ambos, pero fue voluntad de los Dioses así que estaba decidido a que su relación con su omega funcionase y Kakashi también bendijera el estar enlazados.

  

…….......................….

…...................

......

Las semanas corrían su curso indetenibles, acercándole a puertas de lo que debería ser el sueño de muchos omegas de clase alta. Debido a las batallas en el frente Hyuga contra los Inuzuka, Naruto había estado ocupado junto a su padre, por lo cual no había sido llamado. Sin embargo, la noche en que debía de cumplirle a Naruto como esposo llegó. Debía mantenerle feliz para que siguiera apoyando la idea de no retrasarán su boda y se había quedado sin excusas creíbles, Naruto estaba aún más desesperado por poseerle.

En esas últimas semanas, comprobaron que la única manera en que podrían vencer a Minato era justamente su plan, pues incluso criaturas tan fieras y fuertes como los Inuzuka no podían hacerle frente a su devastador ejército. Era claro, tan solo un par de semanas más, los Inuzuka no soportarían un ataque con toda la fuerza de Minato. Ellos no podrían vencerlo. Eran una fuerza a contar, pero cegados por el odio y la rabia no planearían de la mejor forma. Ellos necesitaban una guía cerebral, fría y calculadora.

Sasuke escuchó el llamado de uno de los siervos que lo escoltarían hasta la habitación de su marido. Se dio un último vistazo en el espejo y se sonrojó levemente. La yukata con la que se presentaría ante su marido apenas le llegaba a medio muslo. Se sintió humillado. Mientras se mordía el labio inferior para contenerse de maldecir, se puso una bata encima que le cubriera todo lo que la yukata roja no. No podía ser visto ni siquiera por los siervos de su marido de esa manera.

Cuando llegó, fue anunciado y sus siervos quedaron atrás. Le abrieron las puertas y las cerraron detrás de él una vez atravesó el umbral.

Naruto estaba sentado bebiendo sake, casi desparramado al lado de la mesita que habían preparado. Cuando le divisó, el alfa sonrío ampliamente, con una desbordante emoción brillando en sus ojos azules. Sasuke estaba ahí para seducirlo,  aunque no sabía qué hacer o decir para lograrlo.  

Sin embargo,  aquellos simples mohines de frustración y sus mejillas levemente sonrojadas secaron la garganta de Naruto. Él deseó pronto tocarle, perderse entre sus muslos y arrebatarle gemidos agudos. Se acercó y le sirvió una copa. Sasuke la bebió sin dudarlo creyendo que quizás el alcohol le diese valor.

—No estés nervioso. No quería que fuese tan protocolar, solo quisiera compartir la habitación contigo´tebayo. —Suspiró largamente mientras sus ojos se perdían en su piel. —Pasear por todo el corredor vestido así debe ser vergonzoso para alguien tan orgulloso como tú ´tebayo.

Y aunque le compadeció,  supo que no podría aguatar más antes de abalanzarse sobre Sasuke. Se veía hermoso, sensual, con músculos firmes y piel sedosa. Acercó su mano hacia sus mechones de cabello y los acarició con cuidado, luego bajó sus dedos por sus mejillas.

—No importa, es mi deber. —Respondió el pelinegro de inmediato.

—Vamos, no lo pongas así. Suena como si hoy tú no quisieras. —Pidió sintiéndose incómodo.

—Sabes que pienso que deberíamos desesperar al celo.

—Pero tú mismo me dijiste que…

—Porque no parabas de chillar al respecto como un crío. —Refunfuñó el omega.

—Bueno...si tanto no quieres...mejor no entonces…

— ¿Me vas a correr de tu habitación, dobe?

—Si no quieres acostarte conmigo, no quiero sentir que te estoy violando. Mejor mando a llamar a un siervo´tebayo. —Se defendió el rubio.

Para el omega aquello había sido un insulto grave, inclusive  se mordió el labio inferior de enojo.

— ¿Y todos los siervos quieren acostarse contigo?

—Soy Naruto Namikaze ¿Por qué no?

—No te sientes bien violando a tu esposo, pero no te importa si se trata de  un siervo porque crees que es su deber servirte. ¿Y si me niego a estar contigo después de nuestra boda?

—No te negarás’tebayo.

Todas las palabras de Sasuke eran tan inusuales en su mundo que se sentía un poco aturdido.

—No puedo negarme como ahora no lo estoy haciendo porque es mi deber como tu esposo.  Pero, puedo no estar cooperativo ni dispuesto. ¿Te tragarás tus palabras y de todas maneras me tomarás?

El rubio quedó confundido. Eran conceptos que jamás en su vida se había cuestionado ni le habían enseñado. Siempre había dado por hecho que los siervos betas y omegas estaban para su servicio total. Por otro lado,  que los omegas de alta alcurnia debían de ser respetados y tomados en serio. Pero que al final ellos también debían de servirle si se convertían en honorables concubinos o esposos. Todos buscaban meterse en su cama, todos anhelaban escalar. Sasuke no se le negaba pero no se sentía bien tomarlo si este no lo deseaba, sino le anhelaba tanto como él. No quería ver el rostro de Sasuke sintiéndose forzado a servirle, deseaba ver amor y deseo en sus ojos negros que tanto amaba.

—Es diferente…ahora tú tienes miedo, puedo entender que te niegues por eso no tienes que hacerlo conmigo ahora.  Puedo satisfacerme con un prostituto por el que se le pague bien. Quizás tienes razón, pero un prostituto es diferente, a él se le paga por un trabajo ¿no? — Nuevamente no sabía cómo exponer sus palabras sin terminar siendo confrontado por su esposo. — Pero la noche de nuestra boda tú serás mío, responderás a mí. Ni siquiera te cuestionarás si…

— ¿Eso crees?—Preguntó serio. — Hinata tiene tu mordida y acaba de parir...

No pudo terminar de decirlo cuando fue arrasado contra el suelo por Naruto. Era un tema sensible. Aun recordaba cómo había hecho ese acuerdo para no tocarlo para proteger su promesa con Hinata, y ahora lo tenía encima, duro, animal, deseando follarle hasta el amanecer, despreciando el nombre de Hinata.

—Tu jamás, jamás te atreverías a traicionarme con otro alfa. Nos casaremos, haremos nuestro pacto de unión, te marcaré, te haré muchos bebes en cada celo. ¡Mío solamente mío, Sasuke Uchiha!

Rabioso como sonaba, sintió un halo de desesperación cubrirle,  junto a miedo e  inseguridad. Muy diferente al alfa poderoso que todos notaban.

Sasuke se sintió extrañamente conmovido. Sus impulsos de omega le susurraban, guiándole en cómo calmar a su alfa. De repente, acarició los mechones de cabello rubio como si se tratara de un zorrito buscando afecto.

Cuando se dio cuenta de lo que hacía se avergonzó deseando liberarse, pero Naruto solo parecía haber culminado con su última energía de resistencia. Sujetó su mano y la puso nuevamente en sus cabellos, apretó su cabeza rubia en el pecho del omega, deseando seguir siendo consolado por este. Sasuke no se resistió, comenzó a cuidar de sus cabellos con una débil sonrisa. Luego de un momento, el alfa se levantó, le sujetó los brazos contra el suelo y le besó ferozmente.

No pudo resistir más tampoco, deseaba entregarse a él desde que ingresó y se topó con su aroma.

Le abrazó con fuerza, abriendo sus piernas para que ambos se acomoden. Cuando sus centros entraron en contacto, jadearon excitados, después empezaron a  menease y frotarse, jadeando en el proceso. Naruto se levantó levemente, se abrió la yukata y dejó descubierto el pecho de su omega. Se acercó para lamer sus pezones, mientras con su mano le masturbaba.

Sasuke paseó su mano en la espalda musculosa del otro, bajo hasta toparse con sus nalgas, las tomó con ambas manos y las apretó hasta hacer gruñir a Naruto.

Este de inmediato le mordió en la clavícula, haciendo quejar al omega. Tomó su cola negra tan larga y peluda y la apretó.

Nyann…No lo toques así tonto.

Aquel sonido felino escarapeló el cuerpo de Naruto. Le resultó tan afrodisiaco que ya estaba a punto de venirse.

Sasuke puso una mano en su boca, sonrojado a más no poder, queriendo esconderse en algún lado. No importaba lo mucho que le gustase ronronear… ¡Se lo tenía prohibido así mismo!

Como parte de su propia venganza. Le dio la vuelta, dejando a Naruto debajo de su cuerpo. Se posicionó sobre este. Se terminó de quitar la bata, dándole una vista erótica a su esposo, quien comenzó a acariciar la zona del vientre, sus caderas y finalmente dejó sus manos en su cintura sabiendo que deseaba el menor.

Sasuke ingresó con cuidado dos de sus dedos a su propia entrada, se mordió el labio para no volver a ronronear. Poco a poco abrió el lugar. No habían tenido sexo en un tiempo, pero como omega no resultaba tan difícil prepararse para su alfa.

Abrió más sus piernas mientras se sentaba sobre el miembro de su marido, logrando ingresarlo por completo. Resopló todo el aire que había contenido ante la intrusión. Las manos de Naruto se cerraron en su cintura y le instaron a comenzar a saltar sobre él.

Poco después, Naruto se sentó sosteniéndole de la cintura ayudándole a moverse, estiró sus piernas para dejarle descansar un momento en sus muslos. Se sentía tan atrapado y oprimido dentro. Paseó sus manos por toda la espalda, acuno sus mejillas y le atrajo en un beso lento mientras recuperaban el aliento. Continuaron con los movimientos pélvicos. Sasuke atrajo el rostro del otro y ambos continuaron moviéndose mientras se besaban.

Finalmente  llegaron al orgasmo al mismo tiempo. El nudo creció dentro de Sasuke, dejándolos juntos. Naruto se recostó sobre su espalda, atrajo a Sasuke a acomodarse en su pecho. Este se acurrucó ahí, resoplando cansado. El nudo sería largo, sentía leves movimientos del miembro de Naruto creciendo dentro, mientras que el rubio sentía las contracciones del interior de Sasuke.

Si Sasuke había pensado que después de la primera anudación podría marcharse se equivocó. Para Naruto había sido demasiado tiempo de abstinencia, pero le sorprendió que para él resultara igual. Fue como si el autocontrol que se impuso se quebrara. Dentro de esas paredes era simplemente un omega joven disfrutando del placer sexual junto a su alfa bien dotado y vigoroso.

Después del tercer nudo se besaron largamente. Esta vez Sasuke era el que tenía a Naruto encima, quien le acariciaba con ternura el rostro. Ambos estaban totalmente húmedos, cubiertos por capas de sudor del incasable ejercicio.

Casi no habían hablado en palabras sino que solo sus cuerpos se habían comprendido.

Durante el segundo acto se habían trasladado al lecho de Naruto, pues el primero lo habían hecho en la salita de bienvenida de sus estancias. Para Naruto no resulto problema cargarlo mientras aún tenía su miembro enterrado en su cuerpo.

Feliz por lo que sucedía entre ellos continuó besándolo mientras el tercer nudo se desinflaba.

Esa noche había conocido a detalle el cuerpo de su pareja al menos la parte delantera. Pues Sasuke no había permitido que le pusiera en cuatro.

—Déjame besar tu espalda ´tebayo.

Sasuke recordó que aquel maquillaje resistente al sudor que cubría la marca de la serpiente no duraría demasiado, menos si Naruto se afanaba con lamerle y morderle en la espalda.

—No...Tú estás siendo demasiado lujurioso. Deberíamos descansar.

—Yo no estoy cansado. — Golpeo contra su cuerpo sacándole un gemido.

—Yo sí, lo admito. Eres todo un alfa—Rodó los ojos sin evitar el tono de burla.

— ¿Crees que no podría con tres rondas más?

Sasuke supo que había hablado demás. Se supone que debía de parar no de entusiasmarle a otra ronda.

—Yo tenga hambre—Dijo de repente.

Naruto hizo un mohín. Le gustaba tanto Sasuke que a pesar de haber recorrido su cuerpo, mordido aquí y allá, y que el pecho y muslos de Sasuke estuvieran cubiertos de cardenales, sentía que de solo verlo desnudo se excitaba de nuevo.

Sin embargo aceptó, que estaba sediento y hambriento. Era de madrugada pero siempre había siervos a su disposición.

Al sentir que el nudo había finalizado salió del cuerpo de Sasuke.

—Nos vendría bien comida uhhh quisiera que prepararan ramen

—No les des demasiado problema.

Naruto se puso su yukata de dormir y le dio una suya a Sasuke el cual simplemente la tomo para cubrirse.

Cuando lo oyó impartir órdenes a los siervos Namikaze que escoltaban su puerta suspiró, atrajo sus rodillas a su pecho y enterró su rostro.

Lo he disfrutado. Soy tan asqueroso. Si se enteran en el clan…”

Por ese miedo es que no quiso que Naruto le tomase en su propia habitación. Al menos ahí no podrían escucharle gritar el nombre de Naruto mientras se lo cogía. Era terrible y vergonzoso como miembro de estatus del clan Uchiha.

“Naruto es el enemigo...el enemigo. Debo de destruirlo cuando tomemos a kurama”

Y ese gran enemigo, a quien debía destruir apareció ante él con una sonrisa radiante y una botella de sake en las manos.

Se sentó en el lecho que era un muladar de sudor y otros fluidos y le sirvió en un recipiente. Sasuke se lo bebió. Sintió su brazo envolverle cálidamente.

—Esto es como nuestra noche de bodas ¿no? —Suspiró enternecido y feliz.

—En mi celo ni siquiera podré responderte, tonto. —Intentó no sentirse cálido por sus palabras y el brazo que le envolvía.

—Sí podrás, solo que serás completamente sincero. Y esa noche te preguntaré nuevamente si me amas y entonces tendrás que decírmelo.

—Te sientes muy seguro, Naruto

—Claro que sí ‘tebayo. Estoy seguro que me confirmarás lo que ya es evidente.

La voz del siervo detrás de la puerta hizo que Naruto se levantara del nido de amor.

Con sus propias manos trajo una fuente llena de dulces de arroz, algunas bolas de arroz y verduras empanizadas.

—No es ramen pero se ve delicioso.

Sasuke notó que realmente tenía hambre. Se acercó. Deberían de ir a la salita a comer, pero por alguna razón que no quiso entender decidió no darle muchas vueltas y disfrutar de la comida junto al sake. Escuchó parte de las historias de Naruto con una sonrisa a medias. La culpa de estar disfrutando de su compañía, sus ocurrencias, halagos y besos ocasionales le carcomía. Tan extraño… quería terminar con el intercambio y a la vez continuar eternamente, así: comiendo, hablando, besándose desnudos en un lecho.

Después de beber y comer, ambos empezaron con otra ronda de besos, tocándose saboreando la piel de ambos, entrelazando sus piernas brazos y piernas, sin decirse nada.

Sasuke nunca había tocado a nadie más que Naruto; así que llevado por su curiosidad decidió bajar con pequeños besos por todo su cuerpo, encontrándose con el enorme miembro de alfa que su marido tenía.

—No es necesario que...los esposos no lo hacen.

El azabache lo sabía. Pero tenía curiosidad, Primero comenzó a tocarlo con sus manos, apretarlo, sentirlo calentarse y crecer. Bajo su boca y dio una larga lamida. Para Naruto fue una imagen tan sublime irreal. Sasuke entre sus piernas lamiendo con curiosidad e inexperiencia. Su larga cola negra se removía expresando su ansiedad.

—Lo haces bastante bien

— ¿Comparado  con cuál de todos?

Vio con gracia como Sasuke tenía su boquita hacia un lado en modo de protesta por el último comentario

— ¿Hinata nunca te lo hizo?

La mano de Sasuke estaba alrededor de su hombría, apretando cada vez más fuerte. No sabía si era mejor decir sí o no. Así que decidió simplemente decir la verdad

—No…los esposos no lo hacen, Sasuke.

— ¿Entonces no quieres que yo te lo haga?

El rubio tragó en seco. Si era sincero consigo mismo, tenía un sueño húmedo particular con ello.

—Bueno…

—Claro, tendrás hermosas y hermoso concubinos y tus prostitutas para tu satisfacerte. Yo solo tengo que ser montado como una yegua por ti cuando quieras que te de herederos.

—No es así…Sasuke, auch eso dolió´tebayo.

Sasuke apretó su miembro más fuerte, haciéndolo sentir débil.

—Pues voy a hacerlo, quiero saber cómo se hace.

El azabache se veía levemente ruborizado y sus ojos acuosos. Era seguro que el alcohol ya había hecho efecto en él.

Naruto apretó sus dientes e intento controlarse cuando la primera lamida llegó. Clavó sus garras en el lecho. Gruñó fuerte cuando el azabache logró meter casi todo su miembro a su boca. Luego lo saco para darle una lamida larga. Se sentía tosco y mal hecho, había recibido mamadas profesionales antes. Sin embargo, saber que la boca pura e intacta de su esposo estaba siendo quien le proporcionaba placer multiplicaba las sensaciones.

Estuvo a punto de empezar embestir su boca como hacía con sus amantes ocasionales, pero sabía que sería demasiado para el menor. Esos labios rosados y su boca cálida necesitaban mayor entrenamiento que él estaba dispuesto a prodigar. ¿Por qué limitarse? Sasuke tenía razón, no era necesario recurrir a otros, ambos podían descubrir sus cuerpos y amarse tanto como quisieran.

El ritmo se hizo más rápido. Naruto apretó su cadera al lecho y se llevó la mano a la cabeza, agitado. Su gatito realmente comenzaba a encontrarle ritmo.

Unos momentos más y terminó por correrse de forma abundante. Sasuke se separó al no saber cómo recibir tremenda carga, haciendo que el semen se derramara por su pecho.

No importó cuanto se corrió para Naruto la imagen de Sasuke bañado de su semilla fue un detonante. Quería que al completo Sasuke quedase marcado por él, que cada parte de su cuerpo se cubriese de su aroma para que nadie más que él pudiese disfrutar de su perfume natural a jazmín.

Tomó a su esposo con cierta fuerza pero sin lastimarlo y lo puso boca abajo. El azabache olvido que debía de proteger su hombro. Simplemente emitió un ronroneo que causó mayor agitación en el otro.

No perdió tiempo, lamió desde la mitad de espalda hasta sus dos prominentes nalgas, repartió pequeños mordiscos, separó sus piernas y adentro su lengua en su intimidad.

—Ese lugar...tú has metido...

Naruto sonrío travieso. Por supuesto había follado su entrado hace unos minutos. Que importaba, si solo él había profanado aquel lugar.

—Tomaste un baño antes de venir aquí...realmente no encuentro el inconveniente.

Sujetó la cola de pantera de su omega y la puso a un lado. Mientras nuevamente adentraba su lengua y succionaba, sacando lágrimas de placer al azabache.

Continuó con ese ejercicio por largo rato. Sasuke intentó reprimir sus jadeos pero no lo logró, así que soltó sus impúdicos sonidos. En pocos instantes estuvo tan duro como Naruto.

—Mi gatito …mío...mío

Repitió varias veces “mío” mientras observaba la maraña que era su esposo. Tan elegante serio y refinado, Sasuke en ese instante era solo un omega lleno de deseo.

Se clavó en él entrecerrando los ojos, prestando atención a cada instante mientras era absorbido por la entrada de su esposo.

Pronto comenzó a moverse en embestidas rítmicas que agitaron las respiraciones de ambos.

Sasuke se mantuvo con todo el cuerpo pegado al lecho, clavando sus garras, intentando no gemir tan alto. Le gustaba tanto, adoraba cada momento en que presionaba dentro, sentirlo crecer y llenarle. Quería y necesitaba más pero se mordió los labios antes de manifestar aquel deseo.

Naruto bajo su columna concentrándose completamente en el movimiento. Pronto llego el climax corriéndose abundante en el interior, repartió besos por la cadera de su pareja. Y luego ligeras mordidas

El cuerpo de Sasuke había quedado tan voluble, tan cansado que sentía que no sería capaz de levantar arma alguna ni de defenderse.

Era una sensación extraña pero sublime.

El nudo inevitablemente se formó entre ellos, quedaron pegados por largos minutos. Naruto simplemente repartió besos suaves mientras murmuraba cuanto le había gustado esa noche, cuanto deseaba que pronto pudieran tener nuevas experiencias como pareja. Sasuke simplemente parpadeó confundido, agotado. El aroma de Naruto se sentía satisfecho con él y aquello alegró al omega interno. Así que arropado y protegido se sintió como un gatito acurrucado, lo suficiente como para quedar dormido.

Naruto también estaba agotado, Pero decidió no apoyarse sobre su amor para no despertarle. Le observó tan indefenso en su lecho, casi acurrucado, con su colita a un lado removiéndose. Sasuke era joven y precioso, su tesoro.

Al poder liberarse.  Se puso a un lado, le atrajo, sintió que inconscientemente Sasuke anidó entre sus brazos, acurrucándose a él e inhalando su aroma de alfa. Naruto pudo resoplar satisfecho. Se le hacía insoportable las dos semanas que faltaban para celebrar las ascensión de Sasuke a primer esposo.

 

Había quedado plenamente dormido, sintió como si el propio sol le brindara su calor, uno agradable y necesario. Pero, de repente, esa energía cambio a una poderosa y casi agobiante. Aquel cambio no le permitía dormir. Sus sentidos de serpiente le pusieron alerta. Abrió los ojos y se encontró con una mirada familiarmente rojiza: Kurama había regresado.

—Una escena parecida la vi hace mucho tiempo.

—Kurama ¿tienes tanto que hacer dentro de Naruto que no has salido? Espero que no hayas cambiado de parecer.

Se separó de los brazos que le habían mantenido arropado.

—No, pero ¿y tú? Va a ser interesante verte a ti asesinándolo. Me preguntó si podrás.

El azabache cubrió su cuerpo con las mantas de seda que tenía encima. La mirada de Kurama se paseaba por cada parte de su cuerpo, haciéndolo sentir acosado.

—No le encuentro sentido que te cubras ahora. Todo lo que ha visto Naruto, lo he visto yo. Incluso más que él.

Naruto con los ojos rojos, las colas esponjosas escapando detrás y dos orejas de zorro se acercó a Sasuke. Acarició el lugar donde ocultaba la marca de la serpiente. Gracias al polvo de arroz podía mantenerlo cubierto, pero había sido peligroso porque en un momento perdió su propia razón.

—Había pensado en algún momento ocupar el lugar de Naruto y ser yo en primera mano quien te tome.

Sasuke le devolvió una mirada fría.

—Pero luego olfatee ese desagradable aroma de Orochi. Naruto no puede hacerlo, ningún humano podría. Pero aun así eres un humano bastante tentador.

Su mano acarició la mejilla de Sasuke, pasó su garra negra lentamente por todo el cuello hasta llegar a su pecho, se relamió con cierto gusto.

Pero el azabache detuvo su mano con fuerza.

—No. ¿Acaso no te asquea mi aroma a serpiente? ¿No dijiste que alguien más iba a ser quien propague tu especie?

Kurama iba a reír pero luego cuando sus ojos se enfrentaron a los de Sasuke retrocedió.

—No puede ser…

Sasuke ladeo su cabeza confundido.

— ¿Acabas de notar algo?

—Sus ojos, esos ojos.

—Estos ojos son el regalo de nuestro dios pantera y de Tsukuyomi ¿Acaso no lo sabías?

Kurama gruño fastidiado. Con fuerza se dejó caer sentado con los brazos cruzados.

—Sé que los Uchiha los tienen para ver en la oscuridad, solo que tú tienes los mismos detalles que los de ahhhhh…ahora entiendo perfectamente. Los Uchiha siempre logran sorprenderme.

Interesado en aquella declaración Sasuke le atrajo.

—Tengo el diseño de mis ojos rojos como los de Madara Uchiha. Lo sé. Siempre decían que nadie más los había sacado. ¿Significa algo?

Kurama cerró los ojos negándose a responder. De repente río.

 — Sasuke, eres un humano bastante interesante. No solo un buen omega que montar sino que complejo. Así que por ello voy a compartirte parte de mi sabiduría: ustedes ven la vida de manera lineal. No como nosotros los Dioses, hay cosas que aún no comprendes, que piensas que tienes el control pero no es así. Yo puedo detectar la vida incluso antes de formarse, los sentimientos más recónditos, el aroma de todo tu linaje en tu sangre.

— ¿Qué puede decirme zorro de nueve colas que yo no sepa? Prueba que sabes más

El zorro tragó en seco. Por supuesto que sabía mucho más, era una trampa de seducción y aunque había prometido no tocar al humano porque contenía a Orochi seguía pareciéndole fascinante y sensual, como le pareció Madara Uchiha una vez. Aunque este último además de esas dos características era totalmente temible.

—No escogí a Memma como mi hijo solo porque sí, él tiene la capacidad de contenerme sin sellos y a la vez de ser mi cachorro porque tiene las tres sangres de las tres casas sagradas corriendo por sus venas.

¡¿Sangres de casas sagradas?!

—Sé del avenimiento de alguien que ni siquiera aun esta en planes. Sin embargo, sé muy bien que si no detienes la unión de hoy quedarás preñado nuevamente, aunque claro ese niño no tendrá ni mi sangre ni mi poder.

Sasuke estuvo asimilando las palabras del zorro. Había sido una buena idea sonsacarle al zorro. Sin embargo, lo que más le impacto fue saber que esa noche – como lo había supuesto- había quedado preñado de Naruto nuevamente. Pero ese niño no estaba dentro del plan, como cualquier otro shinobi debía de detener que se formase un bebe en su vientre. Necesitaban a  Sasuke Uchiha al completo.

— ¿No piensas tenerlo?—Preguntó Kurama curioso.

La vida de aquel ser en formación dentro de Sasuke era un brillo tenue casi vago. Pero el omega era demasiado fértil junto a Naruto. Así que sería inevitable que no quedase embarazado si no tomaba algún medicamento humano. Aunque claro, él podía hacer que Sasuke lo abortase en cualquier instante con su poder.

— ¿Si lo tengo que auguras para él, zorro?

—No puedo ver más allá ya que ni siquiera tiene alma aún, es solo un pequeño cúmulo de energía queriendo implantarse en tu vientre. Sin embargo, es tan débil que creo que no importa cuánto crezca tu vientre, impondrás tus deberes shinobi a él y lo perderás de todos modos. La naturaleza usa la selección natural, si su padre alfa no lo protege y si su padre omega lo desprecia naturalmente se perderá.

–Tienes razón. Cuando esperaba a Memma dijiste que lo protegerías incluso de mí mismo.

—Por supuesto, porque es el único ser que podrá contenerme, con el cual podré vivir libremente entre los humanos sin que me cacen o me encierren.

— ¿Cuando estés dentro de Memma borrarás su consciencia?

—No, probablemente compartiremos…pero…él también es una bestia, una semi bestia. Sabes, antes de que me encerraran podía tomar forma humana. Seguramente caerías enamorado de mi yo humano. —Comentó con orgullo.

Sasuke sonrío algo misterioso. Ante los ojos de Kurama se quitó la manta quedando desnudo. La mirada de Kurama viajó por todo su cuerpo.

— ¿No eres tú el que está enamorado de mí?—Preguntó con sorna el humano.

—Malditos Uchiha—Murmuró el zorro controlando el cuerpo de Naruto. —No, de ninguna manera caeré en tus juegos. No otra vez, Uchiha. Solo salí porque quería comprobar que me vayas a liberar de este cuerpo de una vez.

—Lo haremos, Kurama. ¿Tienes alguna duda?

El zorro se acercó hasta Sasuke, le enfrentó mirada con mirada. Los cautivantes ojos rojos del Uchiha parecían hipnotizarle. Sabía que podrían, no por nada era una de las casas sagradas.

—No tengo duda de que lo harás. Tu alma de pantera duda, se tambalea por su lazo con Naruto, pero el poder de Orochi apoyará tu lado racional. Él como  yo, le encanta las traiciones. Está entusiasmado, y tú yo humano, entrenado como shinobi no tiene dudas. Has sido criado como un asesino sin piedad y no dudarás cuando todo tu clan se descubra. Tu lealtad es más grande que tu pasión o amor. Aunque eso te destruya, lo harás.

Escucharlo fue más duro. Bajó levemente la mirada con cierta culpa.

—Una última vez…Uchiha.

Antes de que Sasuke pudiera responder, el zorro de nueve colas le había tomado entre sus brazos, los cuales correspondían a su marido. Le beso hasta ingresar su lengua y juguetear con ella. A diferencia de Naruto, no podía seguir su ritmo. Sus piernas flaquearon. Cuando terminó sentía que le había robado parte de su alma.

—Malditos Uchiha.

Terminó cerrando los ojos y desapareciendo por completo.

El zorro de nueve colas parecía tener sus propios planes, sus propias metas, pero al parecer consideraba realmente como importante a Memma. Eso era todo lo que necesitaba Sasuke. Sujetó una toalla y tomando el recipiente de agua comenzó a limpiarse. No podía dormir en ese estado. Aunque temía que los últimos días que quedaban no podría dormir así tomase hierbas somníferas. No importaba. En su caso, Orochi le hacía más resistente.

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Estaba preso en sus brazos, Kakashi podía sentir los brazos del alfa envolverlo con tanta ternura que de alguna manera caldeaba su corazón.

Se sentía un poco desalmado. ¿Por qué estaba a gusto en sus brazos? ¿No debería extrañar el amor de Yamato? No podía lidiar con esa parte y no había mucho con que combatirlo. Es decir, antes era pesado pero tenía su voluntad libre, podía ignorar los sentimientos que el Uchiha producía, pero marcado necesitaría demasiada fuerza. Aun así, parte de sus sentimientos le pertenecerían a  Yamato por mucho tiempo. Se sentía tan miserable de no poder poner resistencia a lo que su instinto demandaba. Había traicionado a alguien que cuidó de él, que fue su compañero con quien compartió un sueño.

—Hey, Obito, despierta.

—No…

— ¿Así que ya estabas despierto? Pues debemos levantarnos

— ¿Por qué? No tenemos misiones por el momento. Y quiero recuperar el tiempo.

— ¿Recuperar el tiempo?

Obito paseó sus dedos por el cabello de su omega, un gorgoteo de placer sacudió su pecho.

—Me es increíble confirmar que finalmente eres mío. Mi omega.

El peliblanco no respondió, sintió como su cuerpo se estremecía ante aquellas simples frases.

—Realmente llegué a creer que fue un error de la naturaleza hacernos pareja destino… Sé que tus sentimientos aun eran confusos. Pero también que ya sentías al menos atracción hacia mí. Te voy a demostrar que a pesar de la prisa fue bueno enlazarnos.

Nuevamente calló, estaba confundido. No sabía cómo replicarle, no tenía ganas de oponerse ni combatirle, pero tampoco estaba de acuerdo en formar una familia con Obito tan de repente. A pesar que ya había decidido terminar con Yamato y darle una oportunidad al alfa Uchiha, formar una familia, vivir juntos era muy diferente y apresurado. Tuvo planes, aún conservaba sus propias metas. No sabía cómo lidiar con ellas y el hecho de que estaban emparejados.

—Eres muy hermoso. —Susurró Obito mientras lo apretaba más contra sí y paseaba su nariz por los cabellos del omega. Aspiro con fuerza. —Quiero darte mi marca completa. Ya quiero saber cómo serán nuestros cachorros, seguramente serán muy hermosos. Espero que alguno saque tu cabello.

Lo dijo atropelladamente, denotando en cada sílaba la emoción y expectativa por el futuro. Kakashi se dio cuenta de que no había previsto quedar preñado. Ambos eran destinados, se habían apareado mientras lo marcaba. ¿Acaso podría resultar en un bebe?

A pesar de la comodidad que sentía con la melosa mano de Obito acariciándole los cabellos se sentó, inquietando a Obito. Este aspiró el aroma de su omega, había cambiado ya no demostraba la dulce comodidad que sintió.

—Obito, tú mejor que nadie sabes por qué te obligue a hacerla. Y lo lamento, realmente odio haberte obligado a marcarme. Podrías haber tenido a cualquier omega de tu clan, e incluso dentro de mi gente hay muchos omegas a los que les fascinaría pertenecerte.

—No te disculpes. Es lo que he deseado desde que te conocí. Si alguien debe disculparse soy yo, por no encontrar otro camino. Yo quería que me aceptes paso a paso, no que se diera tan pronto. Pero...aun así…yo te amo y sé que te gusto, aunque sea solo atracción, compartimos momentos hermosos juntos antes de partir a rescatar a Yamato.

Kakashi parpadeo aún más incómodo. Aquello era cierto. Aunque no había decidido enlazarse con Obito habían estado viviendo como pareja. Dormía juntos, comían juntos y se preocupaban el uno por el otro. Eso simplemente podía continuar.

—Yo…te quiero…y si creo que me gustabas un poco antes. Ahora estoy cómodo a tu lado solo es producto de la marca. Estamos enlazados y somos destinados, no hay mucho que podamos hacer para revertirlo. Hay teorías sobre ello como arrancarse esa parte…

— ¡No!

El alfa tomó rápidamente las manos del omega.

—Si en verdad te arrepientes de tu decisión de que te marque, la única solución real sin que tú seas dañado es que Yamato me venza en un duelo. No voy a permitir que te hagas daño.

—No deseo que uno de ustedes muera. Por eso rechace la propuesta de Yamato de luchar por mí.

No le mencionó la posibilidad de que sea Oito quien tome otro omega para disminuir el lazo entre ambos.

— ¿No podríamos intentarlo, Kakashi? Sé que estabas asustado, sin muchas opciones y desesperado por salvarlo. Sin embargo, compartimos nuestros días juntos. Sé que ahora te sientes culpable por el infierno que Yamato vivió, pero…No quiero pensar que lo nuestro es solo producto de la necesidad animal que nos une. Pero voy a aprovecharlo, porque muy aparte de ello, estoy enamorado de ti.

Sus palabras siempre lograban alterar cada fibra de su ser. ¿Habría podido hacer una vida junto a Yamato? Ahora le parecía lejano y difícil.

—Dame tiempo para ordenar mi vida, Obito. No me pidas cachorros, matrimonio. Quiero organizar mi clan, aun soy su líder y debo velar por ellos. Además no quiero que Yamato crea que fue tan fácil para mí…me siento asqueado que mientras disfrutaba a tu lado, él estaba siendo torturado cruelmente por un enemigo mío.

No lo deseaba, la parte más instintiva en Obito le pedía dominar a su pareja, le gritaba que ya había tenido suficiente de su rebeldía y traición. Pero no podía hacerlo. Quería enamorar a Kakashi.

—Tienes razón. Como buen alfa debo de cortejarte adecuadamente.

Aquello le dio mucha gracia al peliblanco por lo cual terminó riendo audiblemente. Su risa calmó cada pulsación salvaje dentro del pelinegro. Le traía paz ver feliz a su pareja, olfatear su aroma dulce y calmado. No podía evitar ser feliz si se daba cuenta que Kakashi se sentía satisfecho a su lado.

 

Una par de semanas habían pasado desde el rescate a Yamato. Habían permanecido la mayor parte del tiempo haciendo el amor en los últimos días, pero no se trataba del celo, sino de la búsqueda de equilibrio y la necesidad natural del uno por el otro debido a la reciente marca. Su celo no había llegado lo cual comenzaba a aterrarle. Bajó su mano hacia su vientre, lo sentía inusualmente cálido. Un sensación vibrante le estremeció, una energía diferente comenzaba a condensarse dentro suyo ¿Acaso estaba esperando un cachorro de Obito?

Como omega consumía medicina para no quedar preñado, pero tratándose de apareamiento mientras le marcaba quizás no fue suficiente. La semilla de Obito podría haberle fecundado.

No sintió agrado sino miedo. Una vocecilla provenir desde su parte lobuna parecía querer aclararle que efectivamente cargaba con la cría de su alfa. No faltaba mucho tiempo para que Obito también lo notase al menos inconscientemente.

De repente, el aroma de Yamato le golpeó profundamente. La amargura, rabia, celos eran claros en este. No podía tolerarlo, inmediatamente causó escozar en sus ojos, aunado a que comenzaba sentir malestar por la “buena nueva”.

—Al parecer no tuvieron fin. Días encerrados, descuidando tu labor como líder de nuestra gente ¿A eso te has reducido Kakashi? ¿A ser la puta de Obito Uchiha?

—Estoy seguro tienes tu propia vivienda ¿por qué estás aquí? No tienes permitido entrar a mi casa sin pedir permiso.

Yamato avanzó hacia él. De alguna manera su animal interno se puso en alerta, deseó aullar por Obito. Le necesitaba a su lado.

—No iba a dejar nuestra conversación inconclusa. No puedes estar hablando en serio en querer estar al lado de él.

—Sigo siendo tu superior, Yamato. Te ordeno dejes mi vivienda.

Su voz no había salido tan fuerte como deseó.

—No por mucho más.

Lo que había temido y esperado se hacía realidad: había perdido la confianza de su gente.

— Kakashi Hatake, te reto a un duelo por el liderazgo. Muchos ya saben de tu emparejamiento. No quieren a un omega que sirve a un Uchiha.

Kakashi castañeó los dientes. Siendo líder no podía negarse a un duelo contra un retador con posibilidades y avalado por el pueblo.

—No ahora.

Primero quería comprobar con Mikoto el estar preñado. Si era posible suspenderlo, o si debía de llevarlo a término. En ambos casos no estaría en un estado ideal para un combate.

— ¿Te vas a negar? ¿Acaso no te sientes fuerte sin tu alfa al lado? Puedes decirle a tu alfa que pelee por ti, no tengo ningún problema en enfrentarme a él.

Aquello le dolió en el orgullo. Su parte animal nuevamente le urgió aullar por a Obito pero le contuvo. Sí había quedado preñado de Obito. Al estar preñado su dependencia instintiva crecía.  

Sin embargo, tenía una responsabilidad frente a él. Era su culpa que Yamato estuviera hundido en el odio. No iba a permitir que su gente tuviera un líder en un estado de ceguera. Le aterraba que acciones podría tomar, incluso la separación con los Uchiha. Como líder iba a enfrentar sus propios problemas, decisiones y pecados y quizás salvar así a Yamato de los celos.

— ¡Kakashi! ¿Vas a decirle a tu pueblo que te aferras a pesar de que quieren un nuevo líder?

—Yo no me escondo, Yamato. El hecho de tener una marca no me hace menos capaz de ser vuestro líder, pero si quieren comprobar que puedo vencerte. Lo haré, acepto tu reto. ¿Cuándo?

—Mañana en la tarde.

—Que así sea.

 

 

Separarse de Kakashi aún era medianamente difícil. Su cuerpo, sentimientos, espíritu y mente estaban intentando encontrar el equilibrio a toda esa gama de emociones que suponía estar enlazados como alfa y omega.

—Tío Obito, se ve un poco pensativo. —Interrumpió una voz.

—Es débil pero puedo sentir que mi compañero está confundido.

—Se refiere a Kakashi-san ¿verdad?

El Uchiha asintió.

—Ustedes se han enlazado, pero no se han casado…

—Sé que no es común, pero nuestra situación es complicada, Shisui.

Ambos alfas se encontraban en un pino del bosque de la muerte, un área especial que les pertenecía. Abajo veían a Izumi pelear contra Itachi. Obito sonrío ante la imagen de los menores, deseaba tener sus propios cachorros con Kakashi y entrenarlos por su cuenta.

—Me parece que Itachi solo está estudiándola. Como si fuera un maestro con su alumna. —Comentó el alfa mayor.

Shisuí sonrío orgulloso de su primo.

Unos minutos después, Izumi estaba tan cansada que con un solo golpe, Itachi la dejó fuera de combate.

—Izumi, me parece que recargas mucho pesó en tu pierna derecha, por eso pierdes balance. —Habló con sabiduría el omega menor.

Ella simplemente río.

—Tenía la leve duda de si solo me analizabas pero parece que es así. Me siento tan derrotada, entonces. —Comentó la muchacha con una sonrisa y las mejillas levemente sonrosadas.

—En realidad me gusta tu manejo con las cadenas, es interesante. —Halagó Itachi.

—Lo estuve practicando con Temma.

— ¿Él te gusta?—Preguntó con cierto interés.

El joven heredero deseó que su amiga dijera que sí.

—Sabes que me gusta Shisui-san…por cierto quisiera saber si tu apoyarías si nosotros salimos y…

Itachi sintió su corazón arder, su pantera interna rugir. De hecho, casi se le escapa un gruñido contra su compañera. Sin embargo, pronto sintió a su tío y su primo bajar del gran árbol por lo que se controló.

Alrededor de ellos había otros grupos con shinobis mayores vigilando a los más jóvenes. Era parte de la retroalimentación que se hacían los unos a los otros para mejorar.

—Shisui-san, Obito-sama—Saludó con respeto la omega.

— ¡Muy bien chicos! Izumi, creo que has alcanzado buen nivel. Aun no es oficial pero creo que con la venia de Shisui, te recomendaré con mi hermano y el consejo para que debutes pronto.

Ella sonrió ampliamente. Era ya su momento, sería un gran orgullo para su familia. Había estado entrenando arduamente para escalar socialmente mediante su debut. De esa manera, dejaría de ser vista como una niña.

—Sería un gran honor, Obito-sama.

—Itachi, creo que es momento de que practiques con los shinobis de la edad de Shisui. También se está pensando que tomes bajo tu cuidado a Sasuke, Sai y dos niños más del clan de Kakashi para que los ayudes con su práctica de kunai ¿Estás de acuerdo?

—Por supuesto, tío. —Asintió con elegancia.

—Aunque eso será después de tu siguiente misión. Se te indicará los detalles después del almuerzo.

— ¡Itachi-kun eso es genial! Con esta ya serían siete misiones que llevas haciendo, además tienes tanto nivel como para enseñar a los más pequeños.

—Bien chicos, me despido. Voy a ver a Kakashi.

El tono de Obito era bastante feliz. Aunque en su interior cierto nerviosismo por su pareja se instaló. Algo había sucedido con él. Necesitaba verificar con sus ojos que se encontrase bien.

Rápidamente los más jóvenes lo vieron desaparecer hacia la aldea.

—Shisui-san ¿recibiré el entrenamiento especial?

El alfa parpadeó confundido. Miró a Itachi como queriendo preguntar a qué se refería ella. Todos sus sentidos habían estado embotados por la imagen de su primo.

—Shisui, el entrenamiento que me diste a mí cuando debuté.

Para el alfa aquello le tomó por sorpresa pues había sido una excusa para pasar tiempo con su primo y a la vez pulir sus habilidades con el fin de que no le sucediera nada malo.

—Por supuesto, pero, Izumi, tú ya tienes un tutor asignado. No te preocupes, te dejará completamente lista para tu misión. Incluso, seguramente tus padres y hermanas alfa mayores querrán enseñarte sus secretos.

Izumi sintió que estaba siendo dejada de lado, pero tenía sentido ya que Shisui e Itachi pertenecían a la misma rama familiar.

Al ver el rostro de desazón, el alfa se sintió mal por las mentiras que le había dicho. Le había prometido un entrenamiento especial solo con la finalidad de que los dejase en paz.

—Pero si te hace sentir más tranquila te puedo ayudar a perfeccionar algún aspecto. —Acotó rápidamente.

— ¡Por favor! Sería de mucha ayuda si me ayudas a entrenar con los kunai.

Shisui aun un poco incómodo asintió de inmediato. No pudo ver como su primo dibujaba un ligero puchero en sus labios.

—Itachi, tú…

—No te preocupes, Shisui, entrena a Izumi voy a regresar a la aldea, ayudaré a mama con Sai y Sasuke.

Izumi sonrío ampliamente, pensando que Itachi estaba facilitándole el camino al dejarlos solos. “Gracias, Itachi. Y yo que desconfiaba de ti

El cabello de Itachi cada vez se volvía más largo.  Así que cuando comenzó a saltar de rama en rama, se removió juguetonamente al compás de sus saltos, dejando embobado por unos minutos al alfa. No importaba lo mucho que entrenase, Itachi siempre tenía su cabello con textura sedosa y brillante.

Esa tarde, Shisui estuvo atrapado con una animada Izumi que aún no sabía cómo controlar su aroma de omega. Para el joven era evidente que la joven sentía cierto gusto por él, pensó que era confusión con admiración. Pero de igual manera mantuvo su distancia de ella, dándole indicaciones precisas y llevándola a concentrarse en el entrenamiento hasta que quedó agotada. Izumi había pensado que en algún momento se desataría un momento romántico entre ellos, pero Shisui estuvo impasible. Cuando se toparon con un grupo que entrenaba, le hizo competir contra el beta del otro grupo.

Cuando llegó la noche, Izumi había aprendido mucho, pero cargaba con una gran decepción en el pecho. Quizás era absurdo esperarse que alguien como Shisui no se tomase en serio un entrenamiento. O tal vez, era ella muy inexperta para llamar su atención.

Una vez llegaron a la aldea, Shisui se despidió de ella, mientras que la joven agradecía el entrenamiento.

 

Shisui corrió hacia el castillo, buscando con su olfato al omega del que gustaba. Lo encontró en el patio practicando con su shamizen, Antes de presentarse, Itachi empezó a cantar, tenía una voz inesperadamente sedosa, profunda y suave. Su voz parecía querer entonar una nana.

—Nunca me habías dejado escucharte cantar. Es precioso.

El más joven dejó su shamisen a un lado y asintió.

—Solo he cantado para papá, mamá y Sasuke. Esta canción me la enseñó mamá. Sasuke solía quedarse dormido cuando se la cantaba.

—Tienes una voz especial.

El omega sonrío. Un suave rubor decoraba sus mejillas, dejando a Shisui sin aliento.

— ¿Podrías cantarla al completo?—Preguntó el alfa.

— ¿No estás cansado? Estuviste entrenando con Izumi toda la tarde.

Esta vez, Shisui sí pudo ver el ligero puchero que su primo tenía.

—Oírte cantar reanimaría mi espíritu por completo.

—Está bien. —Respondió más animado. Le alegraba comprobar que captaba toda la atención de su primo, que nadie podía robarle su tiempo y su adoración. Era extraño, pero su madre le había asegurado que era parte natural de su esencia como omega.

No importa lo diligente, amable y justo que un omega pueda llegar a ser, todos ellos eran egoístas con la atención de su alfa especial.

En medio de la noche, mientras el viento mecía las hojas de los árboles, Itachi empezó a tocar el shamisen al ritmo que cantaba suavemente para su primo. Shisui se acomodó mirándolo de frente, encantado con lo que sus sentidos disfrutaban. El mundo era hermoso sí tenía a Itachi a su lado.

Las notas subieron un poco más, pero Itachi no se quedó sin aire sino que continuó cantando, cada vez con más sentimiento. Su pecho se apretaba, observando a su primo. Finalmente terminó en un tono muy suave. Tomó aire nuevamente y sonrío.

—Sería hermoso que cantes en alguna ceremonia o fiesta. —Comentó el mayor, totalmente cautivado por la voz del omega.

—Mamá quiere que lo haga. De hecho, debo de hacerlo en mi próxima misión.

El alma pantera del alfa que había sido arrullado por la voz del omega, se despabiló de mala manera. Incluso un gruñido quiso formarse.

— ¿Así? ¿De que tratará?

—Nuevamente debo hacerme pasar por el asistente de una oirán. Debemos distraerlo lo suficiente para que estén bebidos...los quieren vivos, dopados. Creo que se trata de una venganza personal, así que no nos ordenaron ocuparnos de ellos solo capturarlos.

—Entiendo.

Algo dentro de él no le agradó saber que alguien más escucharía esa preciosa voz, que encandilaría como una marcha fúnebre dictando el final.

— ¿Pero nada más verdad?—No pudo evitar desear saber los detalles de aquella misión.

—Bueno...quizás...yo tenga que besar a alguien. —Bajó su mirada. — ¿Sería mucha molestia pedir que me dieras mi primer beso? Es decir ya lo dimos, pero un beso de verdad…

Shisui olvidó la molestia inicial, sus mejillas e incluso su cuello enrojeció.

—Sé que te pedí tiempo, pero…

El alfa se acercó suavemente, tomó el shamisen de las manos del omega, poniéndolo con cuidado a un lado. Luego acercó su mano un poco polvosa y callosa en la el mentón del otro, lo acarició con suavidad. Paseó sus dedos por sus labios rojos y suaves. Se relamió. Había esperado ese momento desde hace años.

Se acercó lentamente para darle espacio y tiempo de rechazarlo, pero lo único que vio en los ojos del otro fue ansiedad y cariño. Tocó ligeramente sus labios, removiéndolo suavemente. Ambos entrecerraron los ojos concentrándose en el tacto que sus labios producían. Shisui paseó su lengua por cada labio, succionó un poco, y luego se atrevió a entreabrir los labios del otro con su lengua. Itachi no comprendía bien, pero decidió otorgarle la confianza total a su primo, abriendo su boca, permitiendo el pase de Shisui. Abrió los ojos sorprendido de sentir la lengua de su primo jugar con la suya. El alfa le retuvo desde la nuca y  espalda, aparentándolo un poco contra sí. Itachi primero puso sus manos en su pecho. El calor trepaba tanto por su cuerpo, para luego subir sus manos hasta la nuca de su primo, entregándose al contacto húmedo, caliente y novedoso.

Shisui paseó su lengua saboreando toda la boca de su inexperto primo. Succionó cuanto quiso, y tomó su aliento con gula. Se separó un poco para observar la  saliva que les mantenía pegados por un hilo. Era sucio, quizás, pero lo disfrutó, fue  mejor que cualquiera de sus sueños.

Se acercó y no fue rechazado sino recibido con igual ansias de alguien que ha probado el fruto prohibido y desea replicar el placer. Itachi se aferró con más fuerza, abriendo su boca, intentando dar batalla, solo para ser vencido ante la marea que era el alfa.

—Me gustas, Itachi.

—Creo…creo que tú también. Te quiero, definitivamente te quiero. —Confesó sintiendo su pecho doler y a la vez estar lleno de calidez.

Estaban atontados por el placer recién descubierto. Itachi se recostó en el hombro de su primo mientras este soltaba su cabello para cepillarlo con sus dedos.

—No me agrada realmente que realices este tipo de misión. Pero supongo que no se puede evitar.

—No he besado a nadie antes, pero estoy seguro que no voy a sentir lo mismo nunca con otra persona.

Sintió un apretón entre los brazos del alfa.

—Yo tampoco.

— ¿Has besado antes?

—Solo en misiones pero nunca por deseo a alguien. Ni jamás tocaré a nadie que no seas tú, sino es por una misión.

Itachi se dejó vencer entre el sueño y al vigilia, aspiró el aroma de Shisui y sonrío. Se sentía protegido y amado.

...........

….

Mientras recordaba el primer gran avance que dio hacia sus sentimientos profundos junto a Shisui, su cabello era cepillado con primor por uno de los betas. Podía oler en aquel beta la incertidumbre.

—Calma, todo saldrá bien. Ustedes solo deben de seguir el plan. —Susurró quedamente.

Izumi quiso gruñir, pero pronto un par de siervos Namikaze ingresaron luego de ser anunciados. Como predijeron, Minato había enviado asistentes de su clan para halagarlo.

Itachi observó a un lado el baúl primorosamente tallado donde reposaba el kimono blanco que usaría en la ceremonia del  Templo Namikaze. Tenía dos cambios de ropa, uno para el Templo blanco puro y otro para el banquete.

El día había llegado finalmente. Habían recibido la confirmación de los otros puntos del plan, aquella sería una noche demasiado larga, infernalmente interminable. Izumi a su lado refulgía su desprecio. Ella le había odiado desde aquel tiempo e intentó varias veces salirse con la suya, a pesar de los regaños de su propia familia. Sin embargo, podía contar con ella. Al igual que todos, ellos darían su vida por la supervivencia del clan y seguirían sus órdenes mientras no hubiera alguien que le reemplace. Izumi no era tonta, a pesar de sus palabras, sabía que no había nadie mejor que Itachi para ser el líder del clan Uchiha, quizás Shisui pero él apoyaba a Itachi.

—Izumi, ¿cuento contigo con los preparativos de hoy verdad

—Por supuesto que sí, Itachi-sama—Respondió con una reverencia en la que entregaba su confianza a él como líder, atragantándose su desprecio por poseer el corazón del alfa que ella amaba.

Los Namikaze ignoraron el intercambio de miradas, todos se concentraron en la boda celebrarse. El novio omega debía de lucir espectacular.

Aquella noche la vida de muchos cambiaria,  los planes de unos se truncarían y de otros triunfarían.

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Notas finales:

Hola!!! Al fin pude actualizar. Bueno pensé en hacerlo para Navidad cosa que así no pasaba del año 2018, pero tuve una complicación estomacal así que estuve en recuperación por esos días. Y bueno finalmente pude culminar la edición del capítulo y quedó a mi gusto.  Espero lo hayan disfrutado tanto como yo escribiéndolo. Para novedades sobre el próximo las anunciaré por mis redes Kaory-madness mi pagina de face y grupo. NO se olviden de votar y recomendar el fic!!

 

Estamos en la recta final de este primer tomo!! El momento planeado y esperado ha llegado. El golpe final y todo esta confluyendo en la dirección que querían los Uchiha.

 

Si se lo perdieron: Los personajes que murieron en este capitulo son Hiashi (suicidio) la madre de Kiba ( de la mano de Jiraiya) Debería advertir que esta lista va a crecer. Recuerden que estamos en una  guerra así que no se puede salir invicto.

 

¿Quienes creen que mueran luego del golpe Uchiha?

 

¿Vencerán los Uchiha?

 

¿Sasuke matará a Naruto? ¿Si quiera podrá intentarlo?

 

¿Itachi matará a Minato?

 

¿Sus sentimientos por Minato han cambiado o nada que ver?

 

¿Qué sucederá con los Inuzuka?

 

¿Qué sucederá con Hinata?

 ¿Piensan que la desición de Kakashi fue acertada sobre la marca y sobre enfrentar a Yamato estando embarazado?

¿Piensan que Sasuke dejará el embarazo en curso?

Algunas cosillas a destacar: Los planes de Kurama no son claros del todo, pero realmente sabe más de lo que dice o aparenta. ¿A qué se refiera con casa sagradas? Ese es un misterio que más adelante se revelará. ¿Qué vio en Sasuke? Creo que puede suponerse, pero sino también más adelante se aclarará.  Naruto ha sido críado para suponer que los omegas son débiles, compasivos por naturaleza. Además de que ha sido consentido, engreído y todos se han rendido a sus pies así que el concepto de tomar por la fuerza a alguien no es claro porque para él eso no existe entre esposos. Y el engaño debe ser castigado. Protegió a Hinata varias veces, incluso hizo ese trato para no enamorarse de Sasuke, pero cuando Hinata le falló pues perdió todo respeto y cariño que sentía por ella. ¿Se llevará una sorpresa? Yo creo que sí.

 

Nos leemos pronto!!!


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