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Traición a la sangre por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Preparen el clorox antes de leer, por favor. Nos vemos en las notas finales!!!

Capítulo 19: El inicio del fin


Su interior se revolvía en una serie de sensaciones que en los últimos años se habían vuelto familiares para él. Estas variaban entre el cansancio extenuante por la batalla vivida y una felicidad que crecía a medida que sus pies avanzaban. De momento, toda la inmunda guerra no importaba porque, finalmente, estaba en casa. Aquella bienvenida se la daba el aroma de Itachi; el cual aún era lejano, pero se encontraba presente por todo el castillo.


Su linaje y su esposo residían perfectamente resguardados, nadie los tocaría ni les dañaría. Pronto sus hijos tendrían que empezar a entrenar pero se aseguraría que a Itachi jamás le pasase lo que a Kushina le sucedió. Además, sus hijos segundones que había tenido con una concubina, iban a ser adiestrados para defender a sus hermanos superiores con su vida.


Continúo avanzando, guiado por esa mezcla de sensaciones. Podía olvidar todo lo malo de ese mundo cuando observase a su esposo nuevamente.


Cinco años de matrimonio y cada día había sido feliz. Itachi era todo lo que prometía: pasional y diligente; entregado, pero disciplinado. Llevaba con orgullo su posición y mantenía su hogar siempre en orden.


Y finalmente sus ojos le divisaron, vestido pulcramente, con su belleza casera, su cabellera correctamente atada en un moño, rodeado de varios niños. A su lado Sasuke, su hermano menor cargaba un bebe. Sus hijos y nietos reunidos en un mismo lugar. Minato podía darse por satisfecho.


—Minato-sama, volvió.


Podía ver en sus ojos las ansias por abrazarlo, pero ante todo, la cortesía era dispuesta. Los dos omegas juntos a los cachorros se inclinaron en respeto.


Antes de poder dar un paso, Naruto llegó corriendo para lanzarse a abrazar al joven Sasuke y apretarlo entre sus brazos con fervor. Su hijo adoraba a su primer esposo y este le respondía con igual pasión. Estaba complacido de haber llevado a cabo esa unión hace tanto tiempo.


—Oto-sama


Itachi le había dado dos cachorros en su primera camada y otros dos el año pasado. Los primeros habían sido alfas, los otros dos omegas, preciosas criaturas rubias.


—Bienvenido a casa, Minato-sama.


No pudo contener más su propia necesidad. Levantó a Itachi para abrazarlo, hundir su nariz en sus sedosos cabellos.


—Lo extrañé.


—Y yo también.


Había tanto anhelo en su ser que deseó profanar su cuerpo inmediatamente.


—Te necesito, mi hermoso esposo.


Itachi sonrió de saberse el más amado. Tomo la mano del líder y la llevó a su vientre.


—Partió hace dos meses, pero me dejó un regalo, mi señor.


 



Despertó agitado, con el corazón retumbándole tan fuertemente que incluso dolió…


Aquel había sido un sueño hermoso. Tan claro, como si fuera una premonición. Sonrío, quizás los dioses estaban augurándole como sería su vida después de esa noche en que consumara su unión con su omega.


Era aún muy temprano, pero se sentía robustecido, totalmente despierto y revitalizado. Llamó a sus siervos y le ordenó preparar su baño. A partir de esa noche podría solicitar que Itachi le ayudase con esos menesteres.


“Te voy a proteger, mi omega”


El siervo le avisó que el baño estaba listo. El rubio de inmediato abandonó su habitación, dirigiéndose al ofuro. Tomo un balde de madera y se fue limpiando a conciencia su cuerpo. Ese día era especial, presentaría su unión a los Dioses para ser bendecido.


………………………


……………………..


Cuando Obito siguió el aroma de su omega fue grande su sorpresa al no encontrarlo en su casa, sino en el palacio Uchiha. De hecho, permanecía sentado sobre sus piernas al lado de Yamato frente a Fugaku. Su expresión era sombría, su mirada afilada y toda su postura tensa.


Un estremecimiento le recorrió aterrándole, ingresó de inmediato, dejando que su aroma delatase su sentimiento.


—Cálmate, Obito. Ibas a ser llamado de todos modos. —Informó su hermano mayor.


— ¿En qué momento? ¿Qué sucede aquí?—Exigió saber, observando a su pareja.


Los rostros de cada uno mantenían en alerta los sentidos del alfa. No solo eso, sino que el aroma de su pareja fue singularmente agrio.


—Kakashi y Yamato están aquí para oficializar su duelo por el liderazgo de su gente. —Habló finalmente su hermano mayor.


Tanto alfa como omega asintieron en silencio. Yamato encontró su mirada con la del Uchiha menor, ambos se gruñeron sin poder contenerse. La rabia de Yamato era tan palpable que puso en alerta de inmediato al alfa pantera de Obito.


—Basta, ambos. —Habló Kakashi.


Con firmeza, Obito se sentó al lado de su pareja. No había manera de permitir que alguien le hiciese daño.


—Yo pelearé por Kakashi—Anunció firme.


—De ninguna manera. —Espetó Kakashi con seriedad. —Yo soy el líder que está siendo cuestionado, yo voy a defender mi posición con mis propias manos. —Gruñó, solo un omega entrenado como Kakahsi era capaz de soportar la ola de emociones que Obito dejaba escapar preocupado.


—Pero soy tu alfa, puedo hacerlo.


Kakashi le enfrentó con la mirada sin ningún atisbo de duda o sumisión.


— ¿Me ves herido? ¿O me crees incompetente?—Le retó.


—No, pero este sujeto solo lo está haciendo por despecho aun cuando arriesgamos el cuello para salvarlo.


El peliblanco no pudo defender a Yamato. Sabía exactamente que su alfa hablaba con razón. No estaría tan preocupado sino supiera las razones egoístas de Yamato. A él nunca le había interesado ser el líder de su grupo, sino que siempre brindó su respaldo a Kakashi.


—Tú te aprovechaste del amor de Kakashi por mí para morderlo. —Gruñó Yamato.


Obito se puso de pie de inmediato, siendo detenido por su omega.


—No pienso permitir una disputa. Yamato, ya tienes tu duelo.


La forma fría de hablar de Kakashi exasperó más al ex prometido. No soportaba ver a su ideal, su sempai, tranquilizando a su alfa con su dulce aroma.


—Si yo gano la alianza con los Uchiha se rompe. —Rezongó Yamato antes de abandonar la estancia.


Eso era lo que más temían tanto Kakashi como Fugaku. Esa alianza les había resultado tan ventajosa tanto a uno como los otros. Por eso siempre habían cuidado el trato, las disputas entre ambos grupos, logrando una armonía pocas veces vistas entre dos clanes shinobi.


Fugaku resopló enojado y preocupado.


—No se preocupe, Fugaku-san, no voy a perder ese duelo.


—No puedes perderlo. —Secundó el líder Uchiha. — Yo voy a entrenarte hoy si estás dispuesto.


—Lo haré. Será valiosa su enseñanza


Obito tuvo que tragarse su orden alfa de permitirle pelear por él. Había algo en Kakashi que le producía una desesperada sensación protectora. Su alfa le clamaba a no permitirle pelear, pero en la mirada del omega no había duda. Si le ordenase con su voz de mando, Kakashi se molestaría y solo retrocederían en su relación.


Observó junto a una callada Mikoto el entrenamiento de Kakashi junto a Fugaku. Su hermano fue en serio, realmente no se contuvo, fue duro y exigente. Kakashi se sorprendió en que tenía aun por aprender, se había dormido en sus propios laureles. Entendió porque Fugaku era el indiscutible alfa supremo y líder del clan.


Cuando la noche se asentó en todo su esplendor, Fugaku dio por terminada la sesión.


—Ahora toma un baño y aliméntate correctamente. Mañana va a ser un día pesado para ti. Debes de tomar en cuenta todos los sentimientos que puedas tener.


Kakashi asintió. Un tanto adolorido, acalló sus quejidos pero los moretones en sus brazos eran muestra de que el líder Uchiha no había tenido piedad con él.


—Permíteme cuidar de ti esta noche, Kakashi. —Habló Mikoto.


Nuevamente esa sensación de desosiego sacudió a Obito. Kakashi no habló con él, ni siquiera le dirigió una mirada. Comprendió que no deseaba distraerse con ningún tema. Kakashi era tan buen líder como él no podría llegar a serlo, era demasiado emocional para eso. Deseó detenerlo, apartarlo de todo lo que le pudiera causar daño, no comprendía del todo porqué.


Su hermano posó su mano sobre su hombro para permitir que Kakashi se marchara junto a Mikoto.


—Ella cuidará bien de Kakashi.


—Lo sé. Es solo que hay algo que no me deja en paz.


Fugaku frunció el ceño. Él había sentido todo en Kakashi concentrado en el duelo. Una duda mareo su mente, pero la alejó de inmediato.  


Él no tenía como saber que Kakashi estaba preñado. Y es que el embarazo de un omega solo puede notarlo el mismo omega y un poco después su alfa. Este permanecía en incógnita en sus inicios para todos los demás. La naturaleza de esta manera protegía al omega y su cachorro. Nadie más que su propio alfa enlazado podría saberlo para así tomase las medidas necesarios y proteger de ambos.


Sin embargo, Mikoto era una sanadora que había atendido desde el comienzo embarazos en todos sus tiempos y por supuesto había interrumpido otros tantos.


Paseó su mano hasta el vientre de Kakashi, echando un poco de ungüento para el moretón que se había formado.


— ¿Estás seguro de arriesgar a tu cachorro?


Kakashi suspiró pesadamente. Intuía que ella le había apartado de Obito porque se había dado cuenta de su estado. Él estaba seguro que si su alfa se acercaba demasiado o le tocaba se daría inmediatamente cuenta de que esperaban un crío. Y él ni siquiera había decidido si estaba listo para traer al mundo uno.


—Debo de hacerlo por mi gente, Mikoto-san. Estoy seguro que tú debes de entenderlo.


—Como esposa del líder lo entiendo, Kakashi. Solo que no puedo ponerme en tu lugar pues yo tuve a Itachi y Sasuke deseando poder verlos pronto, los planeé y anhelé. Nunca me sucedió un imprevisto como el tuyo. Supongo que también sabes que tu cachorro no va a ser bienvenido entre tu gente.


El omega sintió el peso de su situación, cerró sus ojos cansado de ello.


—Solo traerá más conflicto. —Susurró. — No había planeado tener un hijo tan pronto, mucho menos con Obito. —Continuó. — Luego de pensarlo, probablemente te hubiera pedido que lo interrumpas. Pero no se puede porque me dejará débil para mañana y no debo de perder.  Si me niego a pelear solo le daré la razón a Yamato.


— ¿Entonces si no lo pierdes mañana de igual manera deberé ayudarte a bajarlo?


El peliblanco asintió en silencio. No estaba listo para tener un cachorro: Su relación con Obito era inestable, sus sentimientos confusos y su situación con su gente pendía de un hilo delgado. La confianza era un trabajo constante que debía reafirmar a su grupo y en las últimas semanas la había perdido.


—Ese jovencito está siendo demasiado inmaduro. –Rezongó la sanadora. — ¿Acaso no se da cuenta que mucha de su gente se ha establecido? Otros incluso tienen pareja con los nuestros. ¿Qué van a hacer yéndose de aquí?


El omega se cubrió la piel que ya había sido cubierta de ungüento. Intentó ignorar que en sus entrañas crecía un cachorro. Debía de mantener sus sentidos en un solo pensamiento: “Vencer”. Un líder como él no debía de demostrar debilidad.


—Aun así hay mucha gente que podría creer sus palabras. Yo debo de calmarlos, asegurarles que su bienestar está por encima de todos y que sigo siendo tan fuerte como para protegerlos aun siendo omega, aun estando marcado.


Mikoto asintió. Entendía perfectamente, Fugaku siempre debía de estar atento ante las presiones del clan, de las expectativas que no solo caían sobre él sino sobre su esposa,  sus dos hijos y su sobrino. Todo para su gente, incluso si era a cambio de su propio bienestar.


La sanadora le alimentó y le dio un tónico para fortalecerlo. Kakashi pudo dormir con tranquilidad ante el arrullo con que ella le cantó.


 


Al despertarse se sentía renovado como si no hubiera entrenado por horas.


Se mantuvo en estado de concentración en una sala silenciosa, sin aromas, sin movimientos. Era el duelo más importante de su vida y probablemente se estaba jugando su relación con Obito, pero era su deber.


Al salir del salón, Mikoto le esperaba con sus ropas listas, ella le ayudó a alistarse y cargar con sus armas básicas. Kakashi había sugerido un duelo a tres toques pero Yamato parecía querer un duelo a muerte. Al final, acordaron que fuera hasta que alguno de ellos no pudiera seguir. El peliblanco pensó que Yamato quizás creía que Obito finalmente tomaría su lugar. De ninguna manera se pondría en ridículo permitiendo que su pareja pelease por él, sus luchas las libraba solo.


Avanzó con firmeza hasta el lugar acordado. Los murmullos entre los miembros de su gente no se hicieron esperar. Estos le miraban con cierta desconfianza, otros expectantes.


Los Uchiha, por su parte, observaban desde los tejados. Todos ellos bastante curiosos por observar en duelo a la pareja de su segundo. Mucho se había alabado sobre la fuerza y habilidad de Kakashi pero no habían tenido el placer de verlo en combate con otra persona que no fuera Obito. Ellos esperaban que hiciera honor a su renombre y a su posición de pareja de Obito, por lo cual querían ganarse con la lección magistral que seguramente le enseñaría a su segundo.


Unos minutos después, el peliblanco lo tuvo al frente suyo. Yamato estaba apoyado por un singular número de personas de su propio grupo. Algunas inesperadas, otras que ya habían querido ver su caída.


—Aún puede tomar tu lugar tu alfa. —Se mofó uno de ellos.


Kakashi no respondió. Aunque lo cierto fue que cuando el aroma a bestia de Yamato le impactó, su cuerpo se estremeció. Por instinto buscó con la mirada a Obito. Este sintió su necesidad y tuvo que ser controlado por Shisui y otros alfa Uchiha para no ir y tomar su lugar en el combate.


El peliblanco entrecerró los ojos y se concentró en mantener con calma a su lado más animal. No podía permitirse un ataque de pánico. Lo cual podía suceder si perdía el control de su lado instintivo pues este conocía su estado.


Sus nombres, cargos y responsabilidades fueron dichas por Fugaku quien arbitraba el duelo. Todo se hizo lejano, se concentró en la mirada de rabia que aun cargaba Yamato.


El duelo dio inicio. No se esperó un ataque tan rápido y lleno de fuerza. Impactó de lleno en su estómago dejándole sin aire, arrodillado en el suelo. Pero no fue suficiente para el alfa. De inmediato, buscó golpearle de nuevo. Kakashi solo logró defenderse. Por instinto, cubrió su vientre. El pánico comenzaba a llenarle alrededor del lugar cálido donde su cachorro crecía. Su instinto estaba a punto de hacerle sollozar por la ayuda de su alfa.


Aun defendiéndose, terminó siendo arrojado al suelo, terminando por tragar tierra. El sabor arcilloso, húmedo y amargo de este, igual que el castañeo de sus dientes por masticar la tierra le abofetearon con una verdad: Estaba siendo humillado por un subordinado.  Sí una parte de su lobo interno estaba espantado, queriendo liberase y llamar a Obito por protección; pero otra parte estallaba de indignación. Él era mucho más que eso... ¡Yamato no tenía ni por asomo el mismo linaje que él!


Sus ojos chocaron con los de Fugaku quien apretaba sus puños igual de preocupado e indignado. Luego giró su mirada hacia su clan. A pesar de un buen número apoyaba a Yamato; otro tanto, sobre todo los más jóvenes, le veían con preocupación. Los más pequeños no conocían lo que era correr día con día por un lugar para dormir, no saber qué comer por la mañana ni si podrían encontrar un sanador para curar sus heridas, habían crecido protegidos, educados y haciéndose amigos de los niños Uchiha.  De igual manera, observó a los Uchiha, ellos lucían decepcionados. Esperaron más del famoso Hatake Uchiha, el último lobo blanco.


Y decidió qué era lo más importante para él.  Cerró los ojos, encontrando un punto de dominio sobre su parte omega que se mantenía concentrado en cuidar su vientre. No podía proteger aquel lugar, era momento de demostrar el porqué de su fama, su ser desalmado como shinobi, que solo pensaba en el éxito de la misión, todo lo que fue antes de conocer a Obito.  


Así que escupió una mezcla de sangre y tierra. Yamato estaba deseando destruir lo que alguna vez fue su propio sueño solo por su traición, él debía de pagar el precio también.


—No pensé que la marca a un omega le hiciera más débil. —Susurró Yamato. —Eras mi sempai admirado. Quizás te superé hace mucho.


—No te confundas, Yamato. Espero que hayas disfrutado desquitar tu rabia.


Se puso de pie y su postura se hizo firme, sus ojos perdieron cualquier brillo, eran parcos, sin ninguna emoción, pero su aura se explayó como nunca habían visto en un omega. Su aroma se hizo débil, casi imperceptible. Era el perfecto asesino shinobi.


El alfa atacó, pero Kakashi dio una voltereta en el aire  antes de caer le dio una patada tan veloz en el rostro que casi lo noquea. Aun así, logró mantenerse en pie.


En el siguiente intento logró atrapar a Kakashi hasta hacerlo caer, sin embargo este se aferró con sus piernas en su espalda logrando caer juntos. Yamato de pura furia mordió su brazo. Kakashi contuvo su grito. El omega logró darse la vuelta arañando el rostro del otro hasta que le soltase con sus colmillos.


Sacó su kunai y lo estrelló contra Yamato. Ambos se enfrascaron en una pelea de rapidez con ambas armas. A pesar del evidente crecimiento en habilidad del alfa,  Kakashi era mucho más ágil, terminó repartiendo cortadas por brazos y piernas hasta que con la última logró desequilibrarlo.


Yamato cayó al suelo, pero se negó a perder. Así que se levantó y con el mismo impulso se lanzó contra Kakashi tumbándole nuevamente. Aunque esta vez logró interponer sus brazos. Sacó de su espalda su ninjato e intento darle a Yamato en un costado. El alfa conocía tan bien sus movimientos que no cayó en la emboscada.


El alfa presionó con su pie en el estómago de Kakashi intentando quitarle el aire. Sin embargo, en ese momento, Kakashi no era un omega, sino solo un shinobi que no le importaba nada más que cumplir su objetivo: derrotar a Yamato. Así que aguantaba, concentrado en buscar una manera de liberarse.


Usó toda su fuerza para desviar el arma del alfa. Cuando este se soltó de la mano de Yamato, no perdió tiempo de un tajo le cortó superficialmente el pecho, giró y dio una patada veloz en el rostro. Sin detenerse y concentrando toda su fuerza terminó tumbándolo con un puñetazo.


Todos se asombraron de su ferocidad e inmisericordia. Incluso muchos alfas sentía sus piernas temblar ante su aura, esa energía dirigida a hacer daño que impactaba en cada golpe. Los omegas y betas terminaron de rodillas, en respeto al ser que tenía enfrente.


Mientras tanto, Obito había quedado impactado. Por su puesto que sabía que Yamato se merecía ser derrotado, pero quedó mudo ante la mirada de su pareja. Sabía que aun guardaba sentimientos por Yamato ¿Cómo era posible que no se diera cuenta que ya había vencido? No se detenía, continuaba golpeando salvajemente a su kohai. Agitado observó el rostro coagulante de Yamato.


Finalmente, en un acto de superioridad y arrogancia, posó su pie sobre el pecho de Yamato, presionando para cortarle el aire. Su mirada era siniestra. Los demás miembros de su gente que habían permanecido callados desde que Yamato perdió el control se arrodillaron ante el evidente vencedor.  Aunque deseaban, sentían miedo de apartar su mirada.


—Kakashi Hatake conserva el liderazgo. —Anunció Fugaku


Luego del grito del líder Uchiha que era uno de los pocos alfas que no habían temblado ante aquello, los vítores comenzaron a hacerse más fuertes. Tanto entre los Uchiha como entre la gente de Kakashi.


Cuando terminó, el shinobi vencedor sintió su cuerpo flaquear, temblando cayó al suelo de rodillas. Un dolor en el vientre le atravesó. El olor a sangre lleno el lugar, dejando estupefactos a todos, pero sobre todo a Obito.


Kakashi supo que había conservado el liderazgo y la paz entre su gente y los Uchiha a costa de la pérdida del cachorro de Obito.


……………………


Cuando despertó, todo su cuerpo estaba vendado. Olfateo el olor de los ungüentos medicinales de Mikoto. Sobre todo aquello, el perfume de Obito era el más destacable. Deseó no verlo.


—Obito…—Susurró.


— ¿Lo sabías?


El omega aun no le dirigía la mirada, pero podía sentir toda la rabia contenida en su alfa.


— ¡Dime que no habías sentido que estabas preñado!


Kakashi no se sintió capaz de mentirle.


El alfa le había levantado en brazos, sospechando de dónde provenía aquella sangre. Asustado le llevó donde Mikoto atendía a sus pacientes. Ella parecía preparada para tal eventualidad lo que le hizo sospechar. Aun así, había cuidado de él hasta que Mikoto le confirmó la pérdida de un cachorro que ni siquiera sabía venía en camino. Quiso imaginar que Kakashi tampoco lo había notado.  Se preocupó por cómo podría causarle un shock al enterarse que había perdido a su cría. Ante la mirada seria de Mikoto intuyó que su omega ya lo sabía pero deseo negarse a ello. Era imposible que Kakashi sacrificara algo así ¿no?


—Entonces, es cierto. Lo sabías.


Se puso de pie y tiró todo a su alrededor. Esa era su forma de ser, explosiva e intensa.


—Mi hermano confrontó a Mikoto. No pudo ocultárselo Es su omega enlazada después de todo. Pero yo me negué a creerlo. Tú no podías haberlo hecho…ningún omega puede cuando al menos quiere a su pareja.  Pero tú no me quieres.  Realmente no entiendo porque los Dioses nos hicieron destinados. —Susurró débil, sumido en la tristeza.


Los ojos del omega se abrieron sorprendidos y adoloridos. Aun así, no replicó nada. Esperaba ese tipo de sentimientos de una persona como Obito.


— ¿Cómo está Yamato?


Recordó lo despiadado que había sido con él.


— ¡Lo único que te preocupa es él! Has sacrificado la vida de nuestro hijo por él. Siempre será él. —Estalló Obito  indignado por no ver ni ápice de culpa o dolor ante una perdida en la cual él se sentía miserable.


—Solo quiero saber si…


El pelinegro se contuvo, apretó fuertemente los puños.


—Está vivo y sabe que por su culpa nuestro hijo murió dentro de ti. Todos lo saben y te respetan por eso. Incluso mi propia gente. Un omega que sacrifica a su cachorro por su clan, es increíble, qué más prueba de lealtad pueden desear.


—Si todos los entienden ¿Por qué tú no?


—Una parte de la que te respetan también te temen. Si no tienes piedad por la vida de tu hijo por quien la tendrías.


—No seas ridículo. Creo que he demostrado que la vida de mi gente me importa. Yamato no estaba siendo racional. Yo debía de detenerlo.


Para Obito era difícil no terminar destruyendo toda la habitación. Sentía tanta rabia que parecía poder votar fuego por la boca, al mismo tiempo sus ojos pugnaban por llorar.


—Yo  podía haber tomado tu lugar. Según vuestras reglas, si un omega o alfa esta indispuesto por causas externas, su pareja enlazada puede tomar su lugar o aplazarse el combate.


La expresión dura del peliblanco no cambió.


—Eso no iba a funcionar, Obito. Si me veían preñado menos iban a obedecerme o respetarme. No es por mí, es por ellos. Yamato iba a inculcarles un odio irracional contra ustedes, poner en duda mis capacidades. Debía de ser pronto en que acabase con el odio de Yamato y debía de ser yo. Si tú luchabas por mí, sería demostrar que no soy fuerte para protegerlos.


— ¡Sacrificaste a mi cachorro!


A Obito no le importaban las causas o motivaciones ni la estrategia, esa última frase reducía todo su sentimiento y oídos sordos.


—No puedes entenderlo porque no eres un líder, Obito. —Respondió fríamente.


—Tienes razón, no puedo ni quiero. Soy así. Yo deseaba un cachorro contigo, pensé que eras diferente. Fuerte pero no así de desalmado…—Su voz se quebró. —  Me duele verte, me duele estar enlazado a ti.


—Te dije desde antes que me dejarás ir, que fijarás tus ojos en otra persona. —Se defendió ante el dolor en el pecho que sintió por sus palabras. —  ¡No somos compatibles! No pensamos de la misma manera y no comprendes mis deberes como líder. ¿Acaso yo te dije que terminarás con tu prometida?


—Quizás debí hacerte caso. Debí saber que no siempre el destino escoge a las personas adecuadas. Nunca debí acercarme a ti.


Y eso fue lo último que escuchó de Obito en las dos semanas que duró su recuperación. Ningún día fue a verlo, ni siquiera preguntó por él a Mikoto.


En la segunda semana, los únicos que fueron a verlo fueron los miembros más viejos de su gente para darle su promesa de lealtad absoluta. Estaba hecho, ellos no iban a cuestionarle ni dudar en muchísimo tiempo. Se sintió aliviado de haber logrado hacerlos recapacitar. Y aun así, un vacío se extendió en su interior. Pero era por Obito, no por el embarazo perdido. Se sintió un poco culpable por no sentir nada al respecto. Para él no era un cachorro, solo un problema que evitó. Cachorros suyos serían cuando decidiera tener uno, aunque se vislumbraba poco probable desearlo. Antes que complacer a Obito o a cualquier alfa con hijos, estaba su gente.


El último día de su recuperación recibió la visita inesperada de Yamato. Este se veía compungido y culpable.


—Debiste gritármelo a la cara. Aunque fuera de ese Uchiha yo hubiera aplazado el duelo. O bien él pudo suplirte.


Su rostro estaba con varias marcas que demorarían en borrarse, su pecho se cubría una delgada túnica, por la cual se traslucía varios vendajes recién cambiados.


— ¿Para qué se mataran entre ustedes? ¿Crees que si él te asesinaba iba a haber paz? ¿O si tú lo matabas a él los Uchiha lo perdonarían? No, esto era entre los dos, no entre él y tú.


Justamente aquello era lo que hubiera sucedido si permitía un duelo entre ellos. Lo cual no tenía sentido pues no sanaría las fisuras que había sufrido la lealtad que su gente había sentido traicionada.


—Él debe estar destrozado—Murmuró Yamato, para sorpresa de Kakashi.


—No lo sé.


—Tú no te vez muy afectado por la pérdida. —Su voz no tenía un tono de acusación, solo curiosidad y algo de sorpresa.  — ¿Acaso habías planeado interrumpir el embarazo?


—Sí. No era el mejor momento y sucedió por un descuido. No me puse a pensar que necesitaría una dosis más fuerte de la medicina de Mikoto para no quedar preñado.


Aquello sorprendió a su kohai, pero no le espantó. Había visto hacer a Kakashi cosas terribles en beneficio de los huérfanos que cuidaron. Lo más atrayente de su sempai era la mezcla de compasión y frialdad que demostraba en su vida. Sin embargo, era alfa, inevitablemente se puso en el lugar de Obito y sintió ese malestar tan intenso, le compadeció.


—Lo que está hecho no puede revertirse. —Murmuró el omega. — Yo te traicioné Yamato, pero te he demostrado que mi lealtad esta con ustedes por sobre la marca. Nosotros seguimos siendo un clan, una gran familia y los protegeré por sobre todo y todos.


—Sí, señor. — Yamato se arrodilló lentamente, aun con todos los dolores que tenía encima.


— ¿Seguirás siendo mi segundo?—Preguntó Kakashi sintiéndose agradecido de que el odio en los ojos de Yamato se haya disipado.


—Completamente, Hatake Kakashi. Hasta el fin.


Su cabeza se inclinó hasta que su frente tocó el suelo, rindiéndole todo el respeto que siempre le había inspirado como su superior y líder.


—Aunque ya no puedas verme como amante, te seguiré y te amaré.


El peliblanco posó su mano sobre la cabeza de su segundo y acarició suavemente sus cabellos.


—Que hermoso cuadro. —Interrumpió una voz rabiosa.


Obito corrió la puerta intempestivamente. El cuerpo de Yamato se tensó mientras Kakashi intento conservar la calma, su marca ardió y dolió. Su alfa no estaba feliz y se lo dejaba en claro en su presencia y su aroma. Él en ese instante se encontraba demasiado débil como para impedir que las emociones del alfa le afectasen.


—Estaba esperando a ver en qué momento lo correrías.


—Uchiha, no está sucediendo nada entre nosotros. —Aclaró de inmediato el alfa herido.


El pelinegro no observó a Yamato, quemaba con su mirada y presencia a su omega. Todos esos días se volvió un inútil, incluso como maestro. Algo le desgarraba y le transmitía la sensación de soledad del peliblanco. Se dio cuenta que separarse de él solo les atormentaría. Sin embargo, cuando se enteró que el culpable de la muerte de su hijo se había atrevido a visitar a su omega, creyó que este le correría, le gritaría culpándole, pero en lugar a eso Kakashi le consolaba y le pedía su lealtad.


Se sintió tan enojado que se sentía capaz de disciplinar a Kakashi como una bestia. Pero no podía, no era tan fácil. Kakashi tenía una voluntad fuerte, además su marca no estaba completa. Y aun así, deseo al mismo tiempo hacerle un poco de daño, quizás no a esa parte racional tan poderosa sino a la animal que le reconocía como pareja.


—Sin lugar a dudas debí dejar que ustedes se casaran. Son tal para cual.


Pero en lugar de encontrar dolor en aquellos ojos que tanto amaba, se sintió brutalmente enfermo cuando Yamato envolvió con sus brazos a Kakashi y este se lo permitió.


—Nunca es tarde para remediar los errores, Uchiha. Ustedes no están casados. Si yo muerdo a Kakashi durante su celo, podríamos remediarlo. No será fácil pero con voluntad y disciplina de los tres se puede lograr.


El peliblanco no comentó nada, estaba mareado. Gracias a la marca necesitaba de Obito, pero justamente por ella sentía su rechazo en cada parte de su cuerpo. El aroma de Yamato ya no le producía atracción, pero al menos podía sentirse confortado.


Obito abandonó el lugar molesto, deseando haber llevado su ninjato y rebanado la cabeza del otro alfa.


La situación de ambos no podría ser remediada con simples palabras. Desde aquel día una brecha entre ambos creció sin parar, alejándolos como dos mundos distantes.


…………………………………………………………………………………


……………………………..


 


Dentro de la historia del clan Uchiha había muchos momentos icónicos, pero sin lugar a dudas el mayor fue el cambio de sistema orquestado por Madara Uchiha, el primer omega líder del clan. Desde aquel día, habían vivido protegidos detrás de las murallas, en anonimato, siendo subestimados por sus vecinos. Por ello, la misión que habían organizado era, sin lugar a dudas,  jamás contemplada por ningún clan shinobi. Una de las causas, posiblemente, era porque ningún clan ninja era tan grande como el Uchiha.


Toda esa presión lo vivían en carne cruda los miembros de la familia reinante, por sobre todo Sasuke e Itachi quienes darían el giro necesario a favor de ellos y sus aliados.


Sasuke se observaba en el gran espejo que habían traído especialmente para ese día. Su madre se había encargado de dejar el kimono rojo en un estado completamente renovado, con cada brocado en su lugar, y la seda más suave y fina con el tono bermellón abrumador. En general, el omega lucía resplandeciente. Era el día de su ascensión como primer esposo de Naruto, el lugar que no solo Neji deseaba, sino todos los demás omegas de familia noble. Lo que vivía era la meta más grande de cualquier omega de la Gran Alianza.


Se sentía mareado, embotado en un limbo sin escape, adormecido. Sus ojos habían perdido su brillo. Era un sonámbulo siendo vestido con esmero. No había dormido bien la noche anterior. A pesar de que, Naruto había descansado en sus propios aposentos por mandato de su padre para que Sasuke estuviese tranquilo. Sus emociones habían ido y venido en los últimos días desde que se acostó con Naruto. Y ese día lo que menos debía era eso: sentir. Los shinobis durante misión no sienten, solo perciben analizan y calculan. Uno de sus más grandes íconos como shinobi omega de muchos Uchiha era  Hatake Kakashi, era la epitome de lo que un shinobi debe sacrificar por el bienestar colectivo y de la misión. Estaba decidido a no defraudar a su maestro, su familia y su gente.


Todos los omegas tenían síntomas que le avisaban cuan cerca estaban de su celo. Con estos, era suficiente para poder dar pie al apareamiento efectivo pues con la presencia de un alfa se desataría por completo. Se había calculado que el celo de Sasuke llegaría alrededor de esas semanas, pero que el de Itachi tardaría aun, por lo que se le drogaría para su noche de bodas con la finalidad de que pudiera consumar su unión.


Siguiendo con las normas a seguir para los omegas de la Alianza, unos días antes fue  revisado por Orochimaru, teniendo a Minato expectante fuera de la habitación. Todo el examen fue supervisado por siervas leales Namikaze de Minato. Y es que querían anticipar si había posibilidad de embarazo, para tenerlo en cuenta en su noche de bodas. La intimidad de un omega de la clase de Sasuke no le pertenecía, sino a su clan y los propósitos del líder Namikaze, cada encuentro con su esposo era una posibilidad de más herederos. Así que cada cierto tiempo en que se supiera había tenido intimidad con Naruto, debía de ser examinado para saber si estaba embarazado o si había cometido el grave delito de consumir hierbas anticonceptivas.  


Alguien como Orochimaru era capaz de saber si un omega estaba de encargo mucho antes que cualquier otro sanador. Esa tarde, Orochimaru anunció la verdad: No estaba preñado. Por supuesto, se guardó el hecho que Sasuke había tomado medicina preparada por el propio sanador con ayuda de su madre para evitar tener un cachorro.


Tener un aliado como Orochimaru había sido clave. Desde su primer desliz hasta el último.


Y es que después de acostarse con Naruto, se había vestido rápidamente aun antes de que Naruto despertara. Esbozando su mejor rostro de póker se dirigió a sus aposentos, donde sus camaradas la observaban con sentimientos encontrados, algunos analizándolo otros compadeciéndolo. De inmediato, pensó en llamar a su madre, pero ella ya le esperaba ahí junto a Orochimaru.


—Madre, yo…tuve que complacerlo.


Estaba seguro que ambos omegas mayores podían ver la verdad detrás de esas palabras. Por lo cual se inclinó ante ellos con la cabeza gacha.


—Entiendo, hijo. No debes sentirte culpable. —Murmuró ella con suavidad.


—Apareció Kurama. —Les confió para que supieran que aquel encuentro había sido productivo. — Me dijo muchas cosas que deben ser analizadas, pero la que debemos atender con urgencia es que…—Perdió la voz. No quería pensar en el hubiera.


—Puedes quedar preñado ¿no es así?—Interrumpió Orochimaru.


—Eso previno. Es decir, si no tomo medicina ahora, sucederá. No lo comprendo demasiado, pero debemos evitarlo. Kurama es capaz de ver aquello incluso antes de que se formase una vida tal cual…


—Sus palabras deben ser consideradas. —Apuntó Orochimaru.


—Si es tu decisión, hijo, por supuesto. —Alegó su madre.


El omega asintió sintiendo un ligero sabor amargo. Desde las palabras de Kurama se había asustado. No quería comprometer su nombre aún más con sus compañeros. Itachi iba a necesitar de él una vez terminara todo; además si el día del golpe final se encontraba preñado podría terminar por traicionar sus convicciones. Mientras alfa y omega no estuvieran enlazados, aun podía hacerle frente aunque fueran destinados; pero si algo como un cachorro crecía dentro de él, su posibilidad de atacar a Naruto, se vería reducida por sus instintos maternos. Un omega preñado concentra toda su energía en proteger a su cría y en buscar el apoyo de su pareja, salvo excepciones como Orochimaru o Kakashi, pero Sasuke sabía que aún no llegaba a ese nivel. A pesar que dolía en su orgullo, aceptaba que era demasiado débil para soportarlo.


Orochimaru y Mikoto ya habían prevenido la situación por lo cual tenían listo un brebaje disfrazado de té. Sasuke lo tomó. Y sin ninguna duda, sujetó el recipiente y se lo llevó a sus labios. Estaba caliente e increíblemente no olía mal ni se percibía algún sabor extraño.


—Entre ambos lo perfeccionamos solo para prevenir algún murmullo. Nada puede detenernos ahora, hijo.


Sasuke asintió con firmeza. No existía nada que debiera atarlo, debía renunciar a cualquier sentimiento que aquella noche hubiese despertado por Naruto, lo sepultaría dentro de sí para concentrarse solo en la misión y proteger a los suyos. Como una vez, hiciera Kakashi, él también sacrificaría todo lazo hacia su alfa destinado por su clan.


 


—Estás listo, hijo.                                                         


Aquellas palabras, por su puesto, tenían un doble sentido: uno entre ellos y otro para los siervos de los Namikaze. En ese momento lo habían vestido lo más primorosamente posible para que dé rienda a su último acto, con el cual envolvería en el engaño de un amor que no existe hacia Naruto.


—Realmente han llegado todos los miembros importantes de la Alianza. Los generales de más alto linaje. Todos estarán presentes en tu boda, brindarán por tu felicidad junto a Naruto-kun.


Resopló y apretó su abanico. Para esa tarde le habían hecho un moño sencillo pero que llevaba exquisitos adornos en oro.  Su kimono tenía varias capas, era elegante e impresionante, de un impresionante rojo vivo casi como la sangre, que simbolizaba la pasión con que era amado por su marido, tanto como para ascenderlo a primer esposo. A la vez a lo largo de la tela varios patrones de grullas estaban bordados en dorado, su cuello se veía de un blanco pulcro. Todo a juego volvía una imagen casi prohibida a Sasuke.


—Vamos, hijo. Debes de finiquitar tu ascensión.


Su madre y su padre lo escoltarían hasta la entrada del Templo, donde sería entregado a su marido. Así ambos ingresarían para que esa nueva unión fuera bendecida; por medio de la cual Naruto obtendría el permiso divino para morderlo y por tanto adueñarse de su alma, cuerpo y pensamientos.


……………..


Nunca hubiese imaginado sentirse tan feliz a puertas de unirse con otra persona para siempre. Pero, en esa ocasión, sin duda estaba totalmente de acuerdo y entusiasmado. A sus 26 abriles todo era muy diferente.


Recordaba perfectamente sus sentimientos el día de su matrimonio con Hinata. A penas tenía 15, pero su padre ya estaba seguro en qué debía de unirse en matrimonio a un omega, con la esperanza de que madurara rápidamente. Aquella vez no se encontraba feliz, sino todo lo contrario. Sus sentimientos eran tal cual a un prisionero después de ser juzgado y condenado a permanecer en prisión con trabajo forzado sin la posibilidad de ser libre mediante el seppuku. A ese nivel de asfixia fue como se sintió al casarse tan joven. Él aún quería divertirse con muchos más omegas y betas, no desposar y cargar con una esposa.


Cuando vio a Hinata en el Templo pensó que no podía ser tan malo. Ya que aún tenía permiso para tener amantes. Sin embargo, todo se volvió vomitivo ante la culpa por tener que humillar a la omega frente a otros, teniendo sexo y mordiéndola con público. Era el castigo que ella recibiría antes de ser condecorada como su esposa. Era un mocoso manipulable, que pensaba que era la única manera de salvarla del destino que merecía.


Después de su boda, una semana después del celo compartido con ella, volvió a su vida sexual activa, se acostó con betas y omegas de clase baja sin importarle su estatus de casados o solteros. La vida le castigó con la pérdida del único cachorro que parecía haber podido concebir junto a Hinata.


Pero todo ese pasado se oscurecía y se volvía simples fantasmas. No volvería a estar solo ni a traicionar a su pareja. Sasuke sería su compañero, amante y esposo. No necesitaría a nadie más a su lado. Quería mimarlo, cuidarlo y amarlo por toda la eternidad.


Su ceremonia era primera a la de su padre como una antesala al evento principal que era la unión del líder del clan. Pero para Naruto esta era mucho más especial que la ceremonia que tuvo con su primera esposa, Hinata.


Desechó todos sus pensamientos sobre ella, se concentró en Sasuke, a quien avistaba a lo lejos caminando magistralmente con porte elegante. Todo su mundo giró en torno a él.


Ambas comitivas poco a poco cerraron espacio, uniéndose en la puerta del Templo Namikaze.


Un solo pensamiento estalló en la mente del joven rubio al divisar tan cerca a su prometido: “Es perfecto”


Podía observar sus hermosos cabellos atados en un moño, el cual estaba trenzado con adornos de oro, los mismos que colgaban ligeramente de un lado. Mientras tanto su kimono rojo con bordados dorados contrastaba perfectamente con su piel blanca, sobre todo la de su cuello y la de rostro. Gracias al maquillaje no podía divisar si Sasuke estaba tan sonrojado como él, pero suponía que no, pues era muy controlado. Sus ojos delineados de negro acentuaban la profundidad de sus pozos negros, los cuales le dejaban sin aliento. Su figura envuelta en la seda roja parecía danzar con suavidad casi sin tocar el suelo, pero al mismo tiempo invitándole al desenfreno. 


Al llegar frente a él, pudo olfatear un ligero aroma a jazmín escapar. Se relamió con gusto, reconociendo la fragancia propia de su esposo. Tomó las manos de Sasuke e intento brindarle su calor y confianza.


Las manos del omega estaban frías, no escuchó ningún murmullo provenir de él


— ¿Estas bien’ tebayo?—Preguntó preocupado. Se había quedado tan atontado con su imagen, que no podía preguntarse más.


—Avancemos. —Respondió con simpleza.


El rubio quiso seguir preguntando pero su  paje le señaló el camino con respeto.


 Tuvieron que caminar juntos hacia el templo. Mientras, los canticos resonaron alrededor, Naruto deseó desentrañar los sentimientos de su esposo. Se dijo así mismo que era probable que Sasuke solo se encontrase nervioso, era muy perfeccionista después de todo.


Llegaron al templo. El sacerdote les esperaba junto a sus asistentes omega y betas. Para este tipo de ceremonia solo podía estar presente la familia más cercana.


En aquel momento se encontraban los padres de Sasuke, su primo Sai; de parte de Naruto, estaban presentes su padrino, sus esposos, Tsunade y el esposo omega de ella. Debido a que habría otra boda, no estaban presentes ni Itachi ni Minato.


El sacerdote dirigió la ceremonia con algunas palabras de los deberes que les correspondía a cada uno a partir de ese momento. Se dirigió al pelinegro en primer lugar. Sasuke giró su mirada hacia el sacerdote y asintió. De inmediato,  posó su frente contra el suelo, dándole la reverencia a quien sería su amo, su alfa y el dueño de su vida a partir de ese momento. Naruto se sintió abrumado, su corazón bombeo con fuerza, sintió un cosquilleo en la parte baja de su vientre. De repente deseó marcarlo, enterrar sus colmillos en su piel suave.


—Ý usted Namikaze-dono asume su papel de alfa con dignidad y jura proteger a su omega por la eternidad, así como la descendencia que él le brinde.


—Por supuesto que lo juro´tebayo. Nadie podrá tocar aunque sea un cabello de mi omega.


Uno de los asistentes del sacerdote le tendió un pergamino con los caracteres de “unión eterna” trazados en perfecta armonía. Esta era el juramento de volverse uno para siempre, en el cual prometían que sus sentimientos eran firmes como para dar el paso de la marca. Un solo cuerpo, una sola alma, ambos debían de complementar los defectos del otro para ser de la gracia de los Dioses y así toda su descendencia tendría un destino glorioso. 


Era un momento íntimo y sagrado. Naruto sabía que muchos clanes tenían la misma costumbre, era un ritual extendido por toda la Tierra de Fuego, y que a pesar de eso todas las uniones eran jugadas políticas. Lo mismo sucedió con Hinata y él. Ellos juraron, prometieron amor, quizás porque no habían cumplido nunca tuvieron descendencia. En esa ocasión, no deseaba que fuera por el mismo camino. Sus sentimientos eran sinceros. Se había enamorado de su esposo.


Buscó la mirada de Sasuke. A diferencia de él que casi reventaba de emoción, el azabache se veía decidido y serio. Sasuke extendió su dedo firmemente.  Con una cuchilla de jade, el sacerdote cortó suavemente, solo para que unas gotas de su sangre cayesen sobre las letras del pergamino. Luego fue el turno de Naruto quien por propia voluntad cortó su dedo haciéndole sangrar. Tenía un aura de solemnidad que antes no había notado el pelinegro.


El Uchiha observó como ambas gotas se deslizaban hasta volverse una sola, haciendo sagrada la unión de sus sangres y almas. Alfa y omega, sagrada unión eterna de dos almas destinadas. Y si recibía la marca de Naruto sucedería, sus emociones serían reciprocas y nunca más estaría solo. Ambos se miraron y por un momento sintieron esa fantástica sensación del llamado eterno.


Pronto, Sasuke desvío sus ojos, debía de resistir cualquier llamado a traicionar a su clan, su familia y todos los que confiaban en él. De reojo, observó como el sacerdote llenaba de bendiciones al pergamino donde sus sangres se habían unido. “Un pacto de Sangre” esa era su ascensión a primer esposo, pues significaba que le entregaba su cuerpo y voluntad a Naruto. Ante aquel juramento no era más un Uchiha sino un Namikaze, el omega de Naruto Namikaze. Su nombre y ser pasaban al clan de su marido. Entrecerró los ojos, sintió que se desmayaría en cualquier instante.


Al finalizar, luego de que ambos bebieran el sake ceremonial, se pusieron de pie. Salieron lentamente del templo, Naruto llevaba su brazo envuelto con la manga de su propio kimono en símbolo de protección y cortesía para con su omega. Su pecho estaba hinchado de orgullo, no podía contener la felicidad que le embargaba, así como las ansias de pronto tocar con libertad todo lo que el majestuoso kimono escondía de sus ojos. A pesar de ya haber intimado repetidas veces con Sasuke, le sabía que había sido muy poco y que una vez enlazados sería mágico e irrepetible.


Afuera del templo le esperaban todos los invitados que luego disfrutarían de un lujoso banquete. Aplaudieron la unión, mientras los esposos agradecían su presencia. La mayoría de generales alfas festejaba que su próximo líder hubiera obtenido aquel majestuoso omega como esposo, el otro tanto le envidiaba.


Naruto acompañó a su ahora esposo a sus aposentos, donde se cambiaría para participar del matrimonio de su hermano mayor. Antes de dejarlo ir, tomó sus manos entre la suyas, sonriendo. Su corazón le dijo al rubio que era el mejor momento para darle su voto de amor.


—Sasuke, sé que toda la ceremonia nunca es tomada en serio. Pero yo….yo deseo decirte lo que siento. Ya te he confiado mi amor antes, pero necesito hacerlo de nuevo.


El azabache se mordió levemente el labio inferior. Era una sensación extraña el sentirse amado y deseado por su enemigo. Había jurado devolver ese amor con una promesa de sangre. Una que como tantas otras no iba a ser cumplida. Deseaba que Naruto se fuese al más allá sin demasiado remordimientos, así que deslizó su dedo sobre los labios del rubio, silenciándole.


—Aún tenemos que esperar.


— ¿Tú aun no me amas?


Había un ligero tirón de tristeza en sus ojos azules. El azabache se reprimió de abrazarle.


—Creo que estoy listo para decirte mis sentimientos, como soy realmente, pero por favor espera a esta noche.


Escuchar una voz tan dócil de parte del azabache fue toda una sorpresa que sonrojó el rostro completo de Naruto. Así que sonrió, besó su mano y le dejó partir para que se vistiera para la próxima ceremonia.


Mientras Naruto y Sasuke eran alistados en sus propias habitaciones,  el templo se preparaba para la ceremonia más importante del día: La unión del jefe del clan junto a su primer esposo, un esposo que era entregado virgen y sin ataduras con la pureza de que ofrecería sin tacha tanto su cuerpo como su alma.


Itachi no había asistido a su unión con Naruto. Puesto que su vestuario era el más fastuoso que jamás había observado, además de complicado. Su cabello debía de ser atados en un moño complicado que era trenzado en ocho partes. Además su maquillaje con polvo de arroz le daba un toque de pureza inigualable.


No era para menos, el clan Namikaze era el clan más rico del país. Se decía que el mismo emperador comía de los impuestos que ellos daban. Tenía lógica puesto que era el que más clanes había sometido y por tanto poseía muchas tierras de cultivo, ganado, y mano de obra. 


Así que convertirse en el señor consorte del líder Namikaze era un sueño imposible para muchos omegas. Inclusive su hermano jamás había estado en las negociaciones iniciales. Minato había caído cual niño debutante con su primer amante.


Por su parte, Sasuke ante el mundo era un omega casado de primera posición. Como tal debía de lucir sutil, bello y recatado. Para acompañar a su esposo en la ceremonia, le vistieron con un kimono celeste pálido, con decoraciones decorosas, junto a su haori del mismo color. El único maquillaje que llevó fue un poco de brillo rosado en sus labios. Tenía la obligación de llevar orgullo y proteger la dignidad de su marido con su propio comportamiento.


Su cabeza punzaba ligeramente, amenazando con convertirse en un dolor insoportable.  Su pantera entera parecía querer pronunciarse, estaba turbado por lo que acontecería.  Le resultaba atemorizante, era como si la mezcla de sangre en verdad le hubiese unido a Naruto. El vil deseó de volver a su lado le embargó. Apretó sus puños un poco indignado de sus propias acciones. Fue el llanto de su hijo el que le despertó de aquel cúmulo de sentimientos.


—Ha estado llamándote desde la mañana. —Comentó Sai con el bebe en brazos.


Su primo lo tenía muy bien cargado. Las siervas y nanas no habían podido controlar al pequeño. Este continuaba quejándose, buscando con su fina nariz el aroma que le transmitía paz y confort.


Sasuke tomó a su cachorro entre sus brazos. Buscando un apoyo, lo apretó contra sí. Este emitió algunos quejidos resentidos por el abandono. Besó sus orejitas de zorro y sonrío tenuemente.  


—Memma, sé un buen niño. —Comentó mientras aspiraba su aroma inocente. — Pronto seremos libres y volveré a ti. ¿Sí? Debes estar tranquilo hasta que tu momento llegue.


El bebe simplemente continuó moviendo sus orejas contra el pecho de su padre omega, inhalando fuertemente, cayendo dormido por el cansancio. No había dormido desde que le separaron de Sasuke.


El azabache le mantuvo en sus brazos hasta que su hermano estuvo listo. Un siervo llegó con el aviso del inicio de la ceremonia. Una vez se emitió el decreto, entregó a su hijo a Sai. La actuación más memorable debía de ser presentada.


……………


.....


….


Las preparaciones no se extendieron demasiado. En poco tiempo, ambos estuvieron listos para partir hacia el clan Uzumaki. A diferencia de otros omega, Orochimaru viajaba a caballo como los alfas de alcurnia, mientras que el equipaje era llevado en una carreta tirada por bueyes. Sería un camino largo, por lo cual deberían de hacer paradas en varias aldeas. Si fuera un viaje de urgencia, por supuesto que cabalgarían sin demora pero como era un viaje protocolar debían mantener un ritmo pausado.


El omega disfrutó de conocer nuevos lugares, hablaba con los lugareños de las pequeñas poblaciones alrededor. Siempre intentando averiguar que plantas crecían alrededor. Con una curiosidad científica que Jiraiya había aprendido a amar. Ninguno había viajado con el tiempo a su favor, sino solamente en campañas militares.


Desde el beso que habían compartido, la situación entre ambos se había relajado. Jiraiya sentía que en poco tiempo sus sentimientos serían devueltos con igual intensidad. Orochimaru era aún un adolescente, pero ya era visto con deseo por varios alfas. Por lo cual, Jiraiya deseaba que el último año y medio de libertad que le quedaba a Orochimaru terminasen al fin.


Se acomodaron en un hospedaje de un pueblo pequeño ganadero que estaba bajo la jurisdicción de un clan menor. En aquel lugar la planta baja funcionaba como restaurante y a la vez ofrecía acompañantes omegas y betas para los viajeros alfa durante la noche. Orochimaru bajó luego de asearse, Jiraiya y sus guardias ya se encontraban ahí comiendo y bebiendo, le pareció tan desagradable. Observó como uno de los bailarines se sentó en el regazo de Jiraiya quien era el más joven y de apariencia rica. El alfa no se lo quitó de encima sino que pasó su mano por su cintura. El joven omega desvío la mirada y abandonó el hospedaje en silencio.


Luego de un tiempo, Jiraiya notó que su prometido no bajaba a acompañarlos, mandó a uno de los sirvientes a llamarlo, mientras tanto terminó una botella de sake. Los sirvientes betas regresaron pero lucían nerviosos. Se liberó del agarre en que lo tenía una de las acompañantes y preguntó por su prometido.


—No se encuentre por ningún lado. —Murmuraron al unísono


Toda la embriagues y el espíritu libertino se evaporó. Montó en su caballo y se dispuso en la búsqueda inmediata.


Mientras tanto, Orochimaru se defendía de sus adversarios. Parecía que con solo asomar la cabeza fuera del clan Senju se topaba con la gente de su antiguo clan shinobi. Lastimosamente, nadie de la gente que estaba al lado de su familia sobrevivió. O quizás sí pero vivía vidas alejadas del mundo shinobi. Por el momento, parecía que los miembros restantes del clan de las serpientes les daban caza a todo aquel que considerara traidor.


—No importa cuántos años pasen, iremos por ti, Orochimaru. Tienes algo que nos pertenece.


Aquella vez en la carpa, uno había escapado. Era posible que todos los sobrevivientes agrupados del clan de la serpiente supieran que estaba vivo. Incluso que otros shinobi lo supieran. Aquello era problemático, necesitaba estar seguro de saber cuántos tenían esa información.


Sus garras habían salido, listas para clavárseles en el brazo, adormecerlo y sonsacarle toda la información que necesitaba. Sin embargo, una katana fue más rápida que él, atravesándole por detrás.


Abrió los ojos anonadado de lo que divisó.


—Nadie le pondrá las manos encima a  mi omega.


—Jiraiya…—Susurró


El alfa se bajó del caballo, se acercó y le envolvió en sus brazos.


—No te separes de mi lado. —Le susurró mientras le apretaba contra su cuerpo.


Orochimaru giró su mirada ante los cuerpos de los shinobi de cabello blanco. Jiraiya había matado a dos miembros del clan de las serpientes sin saberlo. Había sido su oportunidad para saber toda la verdad.


—¿Intentaban robarte?


Asintió aun en silencio.


—Te vez demasiado afectado ¿qué sucede?


¿Lucía tan afectado por la muerte de aquellos dos? Debía de reponerse, siendo sanador los muertos no deberían de asustarle. Aun así devolvió el abrazo de Jiraiya sin responder.


El alfa se sintió necesitado por primera vez así que acarició sus cabellos con cuidado.


— ¿Por qué saliste sin avisarme?


—Quería conocer el pueblo.


—Debiste decirme para acompañarte.


—Tú estabas con un omega, le estabas tocando.


Los celos que ni siquiera Orochimaru notaba, fueron aceleradores para el alfa. Sin embargo fueron interrumpidos por la guardia local. Jiraya se puso delante de Orochimaru explicó la situación y les dio una compensación. Jiraiya subio a su caballo y Orochimaru trepó detrás de él.


—Pero eso no tiene importancia.


— ¿Cómo que no la tiene? Si lo tocas es porque te gusta.


—Me parece atractivo, pero no me gusta. Eres tú a quien amo, con quien quiero casarme.


—No lo comprendo.


—Soy un alfa, tengo ciertos instintos que desfogar. Tú debes conservar tu pureza hasta nuestro matrimonio.


— ¿Y entonces te vas a acostar con ellos no es así? Seguro ya lo has hecho.


—No es una conversación que debamos tener. Tú no necesitas saber sobre sexo antes de que nosotros…


—Te olvidas que soy sanador, por supuesto que sé todo sobre el sexo, el embarazo, enfermedades producidas por eso.


Con ello dejó en silencio a Jiraiya. Decidió aparentar seguir ofendido, aunque realmente no le importaba. Él no amaba a Jiraiya, para él esa clase de sentimientos solo traían desgracia. No abandonó el hospedaje por celos, sino para ser un blanco fácil si es que alguien de su clan estaba cerca. Teniendo a Jiraiya a su lado no se acercarían.


Cuando llegaron aún había mucho revuelo entre la escolta que Kazuo había mandado específicamente para cuidar de su hijo omega. Todos sabían lo muy mimado que Kazuo le tenía; por lo cual si le sucedía algo estaban seguros que el alfa padre les mandaría a matar.


El joven omega pasó de largo hasta su habitación. Jiraiya le siguió luego de dar nuevas indicaciones a los betas. Abrió la puerta y le encontró sentado revisando un texto.


—Por favor, no estés celoso.


Jiraiya se encontraba enternecido y a la vez preocupado.


—No me importa, Jiraiya. Puedes ir con ellos ahora si quieres.


—De ninguna manera. No puedo estar tranquilo si veo en tus ojos enojo.


—Aún no sabemos si nos casaremos de todas maneras.


— ¡Nos casaremos, Orochimaru!


— ¿Si encuentras a alguien más hermoso que yo?


—No es solo por tu belleza, eres fascinante.


Los ojos de Jiraiya decían más que todos los halagos en su boca. Realmente lucía desesperado por su perdón, compasión y amor. Decidió poner un poco en práctica lo que había visto a lo lejos en las casonas de placer.


Dejó el libro a un lado y se sentó en el regazo de Jiraiya.


—Una vez que nos casemos no puedes tocar a nadie más. ¿De acuerdo?


—Nunca.


—Y tampoco tendrás otro esposo ni concubinas ni amantes. No quiero que me pase lo mismo que a “madre”.


—No los tendré, lo prometo. ¿Entonces me estás aceptando como tu prometido?


—Aun no lo sé. Me tienes que demostrar que eres el mejor alfa y que me amas por sobre todo.


— ¡Lo haré!


Aquello era una batalla ganada para Jiraiya. Al fin estaba siendo aceptado por su prometido, con condiciones pero aceptado. Y es que aunque su compromiso era oficial, deseaba que Orochimaru también le escogiese que no le cupiese duda alguna que era el mejor partido que podría tener.


Orochimaru atrajo su rostro y le regaló un beso como apoyo a sus palabras anteriores. Jiraiya se acercó y repitió el contacto suavemente. Todo su autocontrol le recordaba que por el bien de sus futuros cachorros y la honra de su omega no debía sobre pasarse en sus toques. Debía de ser paciente un poco más y podría tocar a su pareja con libertad.


Días después llegaron a los territorios del Norte, el clan Uzumaki les dio la bienvenida. Grandes secretos le serían revelados al portador de Orochi, mientras que su relación con Jiraiya cambiaría.


………………


.........


………


Como supuso, lo encontró en las habitaciones destinadas a sanación. Sus pies se movieron solos hasta ese lugar. Apretó su puño al obsérvalo conversar tan despreocupado con sus alumnos. A pesar de que se celebraba dos ostentosas celebraciones, un sanador nunca puede dejar de mantenerse alerta. Orochimaru fue a revisar a los pacientes que aun descansaban y a supervisar que sus subordinados estuvieran alertas.


—Me sorprende que hayas venido. Tenía la percepción de que no querías volver a verme.


Orochimaru caminó hacia una habitación vacía, Jiraiya le siguió con desconfianza.


—No quiero volver a verte, es cierto.


El omega sonrío.


—Tal es tu odio que incluso abandonas a tus esposos. Si no fuera porque tu amado protegido y tu ahijado se casan, no habrías regresado.


—Sirvo más en el frente que aquí. Mis esposos lo entienden. Ambos son grandes omegas que conocen su lugar.


Ante el tono de voz, su mirada y su ceño fruncido, el omega supo que Jiraiya desconfiaba de las parejas de sus protegidos. Lo tomó en cuenta para el plan a desenvolverse ese día.


— ¿Entonces por qué vienes a verme? ¿O te equivocaste de camino?


Jiraiya se acercó hasta él acorralándolo contra una pared. Su enorme mano fue a parar al vientre de Orochimaru, su nariz se paseó por su cuello. Esta se arrugó ante el desagradable aroma de otro alfa. Los alfas tenían diferentes maneras de advertir a otros que su omega estaba prohibido, la marca era la definitiva, pero antes de eso existía la anudación o el simple coito que le daba un aroma temporal. Pero también el que un omega estuviera embarazado era como cargar con la señal de su alfa con él. Jiraiya esperó encontrar su aroma en el embustero para poder reclamar al cachorro como suyo. Este aroma no estaba presente.


— ¿Terminaste de olfatearme como perro?—Le separó de su cuello. — A Fugaku no le va a gustar que tenga tu aroma encima, así que deja de tocarme. Sabes que los alfas son recelosos con sus omegas preñados. No permiten que nadie más que él y la familia cercana toque el vientre de su pareja.


Jiraiya presionó ligeramente el vientre del omega. Aún tenía poco tiempo, solo una ligerísima hinchazón en esa zona. Un deseo maligno de seguir apretando aquel cálido lugar le llenó.


—Entonces…realmente concebiste un cachorro de ese desgraciado. Por años te anudé en tus celos, pero nunca concebiste. Pensé que estabas dañado, por eso incluso me planteé en adoptar. Y, sin embargo, ahora has concebido con un solo celo. ¿Cómo es eso posible? Tu estuviste tomando hierbas anticonceptivas ¡Eso es un delito!


—Sí, Jiraiya este bebé es hijo de Fugaku. Creo que fue mi voluntad la que permitió este milagro. Le daré un heredero.


Los puños del alfa estaban rojos, sus garras se enterraron en su propia carne. Su orgullo estaba siendo rebajado, insultado y escupido.


—Te acostaste conmigo y luego corriste a su lecho. ¡Eres desagradable! Seguramente se cansará de ti pronto. Minato aún le va a permitir tomar un esposo más.


Pero en vez de lograr preocuparle, entristecerle o si quiera molestarle, Orochimaru solo bajó su mano hasta su vientre y lo acarició con cuidado y afecto. Aquello impactó en Jiraiya. No esperaba que el otro fuera tan maternal.


—No importa. Desde que Fugaku llegó a la Alianza he querido tener un cachorro de esa familia. Será una pantera más ahí.


La mano del otro se estrelló contra la pared de madera agrietándola.


— ¡Has lo que quieras con tu vida! Me alegró de que no hayas concebido un hijo mío. No te mereces esa gloria. Ahora lo veo muy claro: Mi hijo debe de ser de un omega honorable como cualquiera de mis esposos; no de un embustero sucio que solo me sirvió como amante.


El alfa se retiró a paso apresurado. Solo había querido comprobar si engendró algo con su ex amante. Estaba convencido de que aquella noche se había acostado con Orochimaru, seguramente luego para tener una coartada había servido a su prometido. Le estuvo volviendo loco la idea de que el cachorro que esperaba fuese suyo; incluso, aunque lo negase, había estaba imaginando como era, qué nombre podía ponerle. Pero en ese momento sabía que solo se acostó con él para humillarlo. Se dio la vuelta y no volteó atrás de nuevo. Su carga era menos pesada y podía volver a concentrarse en sus deberes.


Orochimaru supo que luego de tantísimos años, finalmente había roto el corazón de Jiraiya y que su amor ya no le pertenecía más.


….........


Para cuando la ceremonia dio inicio el cielo estaba teñido de un leve azul. El sol, el astro al que respetaban los Senju y por herencia, los Namikaze, brillaba cálidamente, otorgándole una bendición adicional a las uniones. Sin embargo, el inocente astro rey no sabía que su ansiada reina no estaba lista para ser gobernada.


Sasuke observó la maestría de su hermano, incluso podía inclinarse ante su majestuosidad para actuar: ¡Todo destilaba amor y entrega!


Desde como reverenciaba tres veces a su nuevo esposo, como se cortaba el dedo con firmeza, como sus ojos brillaban de un tierno anhelo, encandilando incluso al sacerdote.


Cuando ambos, alfa y omega habían sido bendecidos, la familia le brindó sus respetos. En el exterior del templo, todos sus súbitos agradecieron tener nuevamente una “madre”, un omega que atendiera necesidades de su líder y del Castillo que un alfa en soledad no podía.


Estaba hecho, solo quedaba el último acto de aquella tragedia. Los hermanos Uchiha escupirían a esa unión, renegarían de ella como si nunca hubiese existido. ¿Acaso no pagarían el precio adecuado por insultar al Dios Sol?


 


………………


......



Su primera misión en la que había tenido que besar a alguien. Había sido algo extraño, difícil de superar, más que en una batalla. Fue metódico, examinando en cada instante cuan entregado estaba aquel alfa guardián. Con promesas que no se cumplieron recomendó a su grupo. Cuando el señor llegó se vio encandilado por la joven hermosura de la oirán. Aunque pronto la atención de los presentes fue hacia Itachi. La primera vez siendo el centro de deseo de varios alfas y betas. No flaqueó, pero en todo momento recordó el contacto íntimo con su primo.


Y cuando su canción finalizó todos habían caído drogados, listos para ser enviados al cliente que había contratado los servicios shinobi. Incluso secuestro, asalto, todo aquello corría de sus manos a pesar de ser tan bajo. Se cuestionó completamente su labor.


Cuando regresó a la aldea, no mostró el coctel de sentimientos que era su ser. Pero Shisui pudo percatarse que su primo era diferente al que había partido. Le pidió que lo siguiera al bosque cercano. El omega no comentó nada, solo asintió.


—Itachi…


Para sorpresa de Shisui, su tronco pronto fue envuelto en los brazos del menor. Incluso la respiración fue cortaba por el fuerte apretón. Poco a poco este se volvió lánguido mientras algo humedecía su yukata. Posó su mano sobre sus cabellos.


—Sé que es duro. Yo también me he preguntado ¿Qué es lo que hacemos? ¿Pero te imaginas a Sauske y Sai sin estos muros?


Itachi asintió suavemente. Aquella parte lo reconocía, pero no quitaba que lo que realizaban era algo bajo y mezquino.


El omega era demasiado maduro para llorar incluso frente a sus padres, mostrar su confusión o sus remilgos, pero definitivamente en Shisui podía confiar su debilidad. Envuelto y arropado por el aroma del alfa, Itachi supo que jamás sería traicionado por él.


Shisui limpió los ojos del menor con cuidado, bajó levemente su cabeza y besó su frente. Itachi continuaba creciendo, quizás pronto alcanzase su tamaño o quizás se quedase unos centímetros menos. No le importaba.


—¿Tú también sentiste impotencia en tus primeras misiones, Shisui?


—Así fue. Pero no quería mortificar a mi tío. Sé que él y tía Mikoto saben que lo que realizamos es cruel muchas veces e injustificable. Sin embargo, cuando volvía y te observaba seguro sentía paz. Somos egoístas ¿no lo crees? Al final, calmamos nuestra consciencia teniendo a las personas que amamos seguras. Kakashi fue el que terminó de mostrarme que nuestro camino era más seguro. Ellos no podían crecer, constantemente los niños eran secuestrados, abusados o asesinados. Desde que viven detrás de nuestros muros, los niños pueden vivir una vida medianamente apacible. Nuestro anonimato es lo que garantiza nuestra supervivencia del mundo de guerra constante que es la Tierra de Fuego. Minato Namikaze ha perdido a su esposa omega y desde aquel momento ha recrudecido sus batallas. Cada una es sin tregua sin oportunidad de morir con honor.


—Entiendo…yo tengo miedo. ¿Todo lo que hacemos se cobrará un día? Pero aun así quiero proteger a Sasuke, a Sai, a todos los niños que incluso no saben levantar un arma.


—Buscaremos una manera, quizás en el futuro podremos cambiarlo todo. Por el momento, Minato Namikaze está destruyendo cada vez más clanes a su paso, debemos protegernos.


Itachi subió con cierto nerviosismo su mano, acarició la mejilla de Shisui. El alfa solo abrió los ojos, expectante de lo que su primo hiciera. Su corazón se había alocado por ese simple contacto del menor. El omega se levantó un poco y beso donde había acariciado. Pero no era suficiente, deseaba olvidar el sabor de su víctima y sentir que era un beso de verdad.


Shisui lo comprendió, le sujeto de la nunca con suavidad y le acercó a su boca. Pronto estas se encontraron y se saborearon a paciencia.


A unos metros de distancia, desde unos árboles, Izumi observaba. Su presencia fue notada rápidamente por los jóvenes quienes se separaron pero no alejaron.


—Ustedes… ¡Yo te confié, Itachi, que Shisui-san me gustaba!


—Izumi….


—¡No puedo creer que me hagas esto!


Usar la voz alfa para obtener favores sexuales de un omega estaba prohibido, al igual que para ir contra su voluntad de ser marcado. Pero, para hacer obedecer a un inferior, no. Shisui no toleraba que otro omega ofendiera a quien consideraba su pareja.


—¡IZUMI, TE ORDENO QUE DEJES DE IMPORTUNAR A ITACHI!


La muchacha tragó sus palabras en seco, tosiendo por la sorpresa. Veía un rostro que jamás había divisado en Shisui. Su aroma que siempre era protector se volvió agrio hacia ella.


—Shisui, basta. Ella tiene razón. Hace poco me dijo que tú le gustabas. —Murmuró Itachi.


—Izumi, no soy un objeto que puedes reservar alertando a Itachi. Soy un alfa y decidiré quien será mi compañero. Si te di alguna señal equivocada lo lamento, no puedo corresponder sentimiento alguno hacia ti. Estoy enamorado de Itachi.


La muchacha enrojeció de vergüenza e indignación. Sin embargo, de su boca no pudo abandonar palabra. A cada instante sentía como esta se resecaba más y que su cuerpo comenzaba a temblar ante la imponente presencia de Shisui.


—PUEDES MARCHARTE, IZUMI. —Indicó Shisui.


La muchacha saltó de rama en rama hacia la aldea. Sentía ganas de ir a llorarle caprichosamente a su abuelo, miembro del consejo. Sin embargo, sabía que si se lo manifestaba simplemente le darían una cachetada por infantil. De hecho, su abuelo le había dicho: “Niña, deja de soñar. Shisui es el destinado de Itachi-san. ¿No lo ves? Nuestro dios así lo quiere para que ambos poderes de la aldea se unan” Pero ella había pensado que podía ir contra el destino, que escribirían una historia de amor en la que labran su destino juntos.


Contrario a sus sueños, ahí estaban en pareja, besándose sin tregua, demostrando que el poder del Dios pantera y del Dios Luna es incuestionable.


—Shisui...


—Lo que le dije a Izumi es cierto. Pero, no quiero que te sientas presionado, Itachi. Sabes bien que aceptaré lo que tu dispongas. Solo, que te quede claro que voy a estar para ti para protegerte y guiarte en lo que desees.


—Me muestras un amor muy sacrificado, Shisui. Soy joven, siento algo de confusión, pero no podría usarte de esa manera. Por el momento, quiero decirte lo que con sinceridad siento y es que me gustas, te quiero. Eso no cambiará. Y te extrañé mucho. No sé lo que pueda suceder en el futuro, pero estaré a tu lado también para protegerte.


Para Shisui era suficiente. Su primo era aún joven como para mostrarle más pasión y entrega, pero también había madurado lo suficiente como para apreciar sus sentimientos con su sinceridad.


Él podía esperar el tiempo que para Itachi fuera necesario. Porque a esas alturas estaba completamente seguro que deseaba a Itachi como su compañero eterno. Ser su alfa y que él se convirtiera en su omega.


Besó sus orejitas felinas con afecto. Mientras tanto, Itachi se contrajo por el cosquilleo de los labios ajenos. Y luego sus bocas volvieron a encontrarse para degustarse con gula.


 


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Sin mucha espera, Itachi se marchó a sus aposentos junto a su hermano para alistarse con un kimono menos llamativo que el que tenía puesto y así poder dirigir el banquete junto a su marido.


—Esta parte es crucial, Sasuke. Sé que no puedes contener tus emociones. Pero no hagas que Naruto se preocupe. Nuestra gente debe de estar por abordar las tierras de la Alianza  y recuperar las nuestras. Debemos de ser el centro de atención. La mayoría de guardias están a nuestro alrededor ahora mismo.


—El general Jiraiya se marchó luego de la ceremonia.


—Un problema a la vez. No creas que no me preocupa, pero por el momento solo debemos…


—Ya sé, hermano mayor. —Resopló Sasuke. —Fingir amor, entretenerlos. Centrar su atención en nosotros ¿Pero cómo puedes hacerlo tan natural? ¿Acaso sientes algún tipo de afecto por Namikaze?


—No. Le admiro, como lo que es mi enemigo y rival. Sin embargo, no puedes usar la manera en la que yo actúo porque cada vez que lo hago pienso en Shisui. En cómo me sentiré cuando le jure amor.


El menor se quedó en silencio. Por supuesto que no podría, él nunca había sentido un afecto romántico por alguien. A pesar de que la mayoría de Uchiha empieza con ese tipo de afectos desde muy jóvenes nunca le prestó atención a tal necesidad. 


—No te preocupes, hermano. Encontraré la manera de mantener calmado a Naruto y que ni siquiera piense en que su padrino no nos acompaña. —Aclaró Sasuke decidido.


Itachi abandonó la estancia seguido de Izumi y dos betas, quienes actuarían de su escolta principal durante lo que durase el fin de batalla. Desde ese momento, todos debían de seguir lo acordado, pues no se volverían a reunir todos en un mismo lugar a solas.


Minato le esperaba fuera de sus habitaciones con una sonrisa amplia y orgullosa. Tenían un joven esposo, al cual esperaba devorar a voluntad esa noche y los siguientes días que durasen el celo del joven omega.


Tendió su brazo e Itachi lo tomó, dejándose ser guiado a través de los corredores.


—¿Cómo te sientes? —Preguntó caballerosamente.


—Estoy emocionado. Pero también asustado. Será la primera vez que asista a una reunión como tu esposo. Lamento si cometo alguna equivocación


Su humildad era algo resaltante. Minato estaba seguro que Itachi no cometería errores, pero que era duro consigo mismo por la disciplina con la que fue criado.


—Todos entienden. Y no quiero que te estreses. Este es nuestro día.


Itachi le regaló a su marido una sonrisa elegante, con un toque de rubor en sus mejillas. Los sirvientes que acompañaban a Minato creyeron que efectivamente el joven Uchiha adoraba a su esposo.


Sin embargo, en ese instante Itachi contenía la respiración. La expectativa de pronto ver a Shisui le embriagaba peligrosamente.


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Después de enfrentar Izumi no hizo falta demasiado para que todos creyeran que finalmente los destinados se encaminaban a su futuro juntos; lo que necesitaban justamente para que el clan Uchiha siguiese siendo unido. Agradecían sinceramente que el alfa más fuerte del clan fuera el destinado del próximo líder, un omega inteligente y hábil.


—Es un tanto increíble, Shisui.


Ambos estaban sobre una roca al lado del río, observaban como las corrientes suaves iban cuesta abajo. La pendiente no era muy alta y el caudal, poco abundante. Pero no temían, pues a esas alturas habían aprendido bien a como nadar en corrientes más fuertes. No que les entusiasmara la idea pero no podían descartar cualquier oportunidad de supervivencia.


Pero en ese momento no se encontraban lado a lado, sino que Shisui llevaba envolviendo con brazos y piernas el cuerpo de su primo entre estos. De alguna manera, aquella posición les brindaba confort. Sino rápidamente sentían necesidad de rozarse.


—Es solo que siempre nos dicen que podemos escoger, pero al final Kakashi-san se convirtió en nuestro tío.


—Obito-ojisan …al principio estuvo muy feliz, pero…


—Lo sé. Pero a pesar que padre insistió en si había sido forzado castigaría a tío Obito, aseguró que no era el caso. Sin embargo, parece que el que Kakashi haya preferido defender su título de líder a conservar y proteger a su cachorro ha causado una ruptura. Y aun así no se pueden separar realmente ¿Es nuestra condena? ¿Qué nunca podamos ser entes separadas sino entes divididas en dos seres que les cuesta alejarse?


—Realmente piensas demasiado. ¿Es solo el instinto por lo que estas así conmigo?


—Me lo he preguntado. Me siento cómodo así.


Ante aquellas palabras Shisui le envolvió con más fuerza, Itachi ronroneo complacido.


—¿Tiene algo de malo? Yo también me siento bien cuando te tengo cerca.


De repente sintió como su primo se acurrucaba más, buscando olfatear el aroma que brotaba de su pecho. Se sonrojó y calentó a partes iguales. No podía tocar más allá de aquellas muestras inocentes.


—Pero y ¿si solo es nuestro animal interior el que lo quiere? ¿Y si nos cuesta despegarnos para nuestras misiones?


Shisui acarició sus orejas, tragando fuerte, intentando concentrarse en sus palabras y no en el cosquilleo que sentía en sus partes bajas “Itachi es muy joven para eso aún”.


—¿Hay algo de malo tener un lugar o personas a las cuales regresar? Hay clanes que ven nuestros lazos de alfas y omegas como herramientas de sumisión, pero yo creo que nosotros los tenemos como armas poderosas, porque son nuestros vínculos los que nos dan una razón. Entonces ¿hay algo de malo en amar a quien la naturaleza te ha dado? Lo que sucedió con Kakashi-sama es lamentable, pero según me contó Sasuke, no le era indiferente nuestro tío desde antes. Espero puedan encontrar el entendimiento


El omega levantó un poco el mentón, quedándose a media distancia antes de completar su deseo. Shisui tomó su mentón con firmeza y le atrajo para robarle un beso suave.


—Por mi parte, mientras me quieras a tu lado, ahí estaré. Y te agradezco que me estás dando la oportunidad de tocarte de esta manera.


—Me gustas, Shisui. Ahora sé que no quisiera verte compartiendo lo que hacemos con otro omega, beta, alfa...quien sea.


—Yo tampoco deseo verte con nadie más. Pero si llegaras a amar yo lo aceptaría si es una pareja digna de ti.


Itachi aún estaba encaminándose a la peligrosa adolescencia. No había tenido su periodo de celo, pero sentía que estaba cerca. Aun así estuvo seguro que nunca sentiría esa sensación sofocante de amor y deseo por alguien más.


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Su marido, el heredero de La Gran Alianza, le esperaba fuera de sus habitaciones junto a su guardia personal. No era común que le fuese a recoger hasta su habitación privada, pero Naruto no deseaba que fueran un matrimonio común.


Solo había ayudado a su hermano a cambiarse, tal y como eran sus posiciones, Itachi ocupaba un lugar mayor al de Sasuke.  Desde ambas ceremonias, no era más Uchihas ante los ojos de la Alianza, sino que cargaba con el peso del clan Namikaze.


—Luces tan hermoso.’tebayo. —Le dijo como un suspiro su marido cuando luego de que Itachi se marchara, salió siendo recibido por su marido.


—Vamos. — Indicó Sasuke un poco nervioso por la mirada ansiosa del otro. Incluso podía ver que hacía mucho esfuerzo para no jadear.


Naruto indicó con la mirada a sus guardias que se adelantaran. Estos entendieron el mensaje y les dejaron a solas. Sasuke no era más alguien que necesitase cuidado si estaba junto a su marido. Podía tener siervos de su clan, pero estos estaban subcomandados por Naruto a partir de ese momento. Y él lo sabía por lo que pidió a estos que le dejasen a solas con su esposo.


— ¿Qué sucede? Pronto tu padre nos va a llamar. Debemos ingresar al banquete juntos.


En un rápido movimiento estuvo muy apegado al cuerpo de su alfa. Este le observaba con tanta hambre, se dirigió rápidamente a su cuello y enterró su nariz, paseándola suavemente mientras repasaba las formas de su cuerpo.


—Ahhh tu aroma se hace más fuerte. Ya quiero estar contigo en nuestra habitación para marcarte y que seas mío por completo.


—Naruto… basta. —Susurró más nervioso. Su cuerpo se estremeció cuando le sintió lamer su glándula de omega.


—Aún recuerdo nuestra primera noche. —Comentó solemne mientras tomaba sus manos, entrelazando sus dedos.  — Me entregaste tu primera vez y yo no pude valorarlo como era debido. Gracias por ello.


El azabache se sorprendió de aquellas palabras. No necesitaba que Naruto le manifestase sus sentimientos en ese momento, solo le alteraba más.


—Era mi deber.


—Aun así. Ser la primera vez de alguien es un acto que debe tomarse con cuidado, brindarle una buena experiencia, ser su guía. Y yo no lo fui. –Acunó el rostro del menor con cuidado, sonriendo suavemente, tocándolo como se toca un pétalo de flor.


“No me toques así, tonto. Eres tan ciego ¿Cómo es que te has enamorado de mí? No merezco que me ames. “


—Ya no importa. —Se liberó del tacto amable.


—A mí sí ‘tebayo. Estoy muy arrepentido. Yo debí tratarte con respeto. Además me negué a aceptar que ya me gustabas, que me volvías loco de pasión.


El shinobi no deseaba escuchar más. Debía de darle a Naruto algo que lo calmase y distrajera, así que se separó ligeramente y luego acercó su boca a la de Naruto, tentándole a besarle. El rubio no espero ni un instante, rápidamente envolvió la boca contraria con sus labios, succionado con pasión sus labios rosados así como su lengua. El azabache se prendió de la nuca del otro, acarició con ternura los flecos rubios sobrantes y gimió suavemente al sentir la mano de Naruto bajando por sus caderas.


—Me gustaría no asistir, no ir al banquete y tomarte de una vez.


—A mí también, Naruto. Me gustaría que todo fuera diferente.


Ese tono lleno de misterio conmovió al rubio. Se sintió un poco perdido y ansioso a averiguar que pasaba por la cabeza de su azabache ¿Por qué le respondía de forma tan seria? ¿Por qué sus ojos no se llenaban de brillo?


—Pero hay deberes que estamos obligados a cumplir.


Se aferró a la nuca de Naruto nuevamente hasta que sus labios volvieron a encontrarse y guerrear en el interior de la boca del Uchiha.


Estuvo tentado a decirle que lo hiciera. Un impulso animal le ordenaba hacerlo. Pero se arriesgaba a ser marcado. De por sí, ese momento estaba arriesgando el plan. Nadie le recriminaría a Naruto por marcarle, la ceremonia estaba hecha.


—Debemos ir. Adoro a mi hermano y quiero verlo en este gran día. Todos deben ver que apoyas a tu padre y a su nuevo esposo.


—Lo sé, pero por alguna razón te noto inquieto.


El felino se erizó. Naruto le envolvió con más fuerza.


—¿Tienes miedo que te trate mal como aquella vez?


Naruto repartió besos por su cuello hasta su mejilla.


—Te prometo que gozarás este celo. Solo hemos compartido uno, pero este será especial.


“Ya lo creo, Naruto”


—Vamos de una vez, Naruto.


Este le robó un beso necesitado. Tomó de su brazo y avanzaron hasta donde los siervos y la guardia esperaba.


Pronto formaron parte del sequito de Minato. Como esposo de Naruto ya no podía ir al lado de su padre sino del brazo de su esposo.


…………………….. 


Mientras tanto, a kilómetros de distancia, sombras se repartían por el territorio de fuego. Como demonios destructores comenzaban a liquidar la vida a su paso. Muchas de estos ya habían pernoctado sobre los árboles, listos para caer sobre sus víctimas.


Al mismo tiempo, Shisui se apresuraba a cada paso junto a un destacamento especial. La noche casi llegaba y el tiempo se le agotaba. No estaba dispuesto a perder a su prometido.


 


gaba y el tiempo se le agotaba. No estaba dispuesto a perder a su prometido.


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Notas finales:

¿Perderá a su prometido?......

Pueden suceder muchas cosas con respecto a una pérdida..muerte, mordida, que la distancia y el tiempo haya cambiado los sentimientos de ambos, etc ¿Qué creen que pasará cuando ambos se vean de vuelta?

¿Habrá enfrentamiento entre Minato y Shisui?

Antes de seguir, muchas gracias a todos por seguirme y a esta historia. Como ven ya estamos cerca del climax de esta primera parte. Estoy muy ansioso ya tengo extractos y borradores de lo que será el segundo tomo. 

Había puesto que podría ser algo polémico. Bueno, Ya vemos que Kakashi tiene priodidades y pues no fue una pena perder a su cachorro. Estaba casi decidido a no tenerlo. Y.... ven que Kakashi es un símbolo que ha influenciado mucho en Sasuke, Itachi y todos los omegas. Es muy respetado tanto por su gente como por los Uchiha. 

Pensé en el Kakashi antes de aceptar su amistad por Obito del manga y pues en verdad era el concepto de lo que un shinobi debe de ser en la realidad. 

¿Logrará Sasuke alcanzar ese nivel de frialdad como kakashi?

Kakashi tiene sentimientos por Obito y por Yamato, pero fue capaz de romper su relación con él (porque suponía lo que sucedería) y de darle la paliza de su vida a Yamato). 

¿Qué piensan al respecto, queridos lectores? ¿Están de acuerdo con su decisión?

Bueno, eso es una de las razones de porqué en el presente la relación entre Kakashi y Obito no es buena, suceden más cosas. ¿Ustedes creen que ellos puedan estar juntos? Diganme sus teorías para el futuro. 

Del otro lado tenemos a Sasuke ¿Que piensan al respecto? Leí que muchos pensaron que él tendría a su hijo. No me peguen, pero es cierto hasta ahora no hemos visto mucho del crecimiento de Sasuke como shinobi. En el próximo se revelerá más de su entrenamiento, pero si siente mucha admiración por Kakashi, su hermano y amor por su familia ¿Al final vencerá su amor por su familia o por Naruto?  Teorías!!!

Recuerden que estas versiones de shinobi y samurai están basados en los reales, así que guarden sus paños de lágrimas y reserven clorox. 

¿Creen que Sasuke sentirá algún tipo de arrepentimiento por no seguir con su embarazo? 

¿Cómo creen que se desarrollará el plan restante?

Por cierto que he dejado varias pistas del título, creo que hasta spoiler. 

¿A alguien se lo hizo pedacitos el corazón con la separación de Orochimaru y Jiraiya? ¿Se enterará alguna vez que el bebe de Orochimaru es suyo? ¿Ocurrirá alguna desgracia entre ellos?cof cofcof

La verdad me reí mucho cuando escribí la parte de Izumi viéndolos besarse XD..pobre ni su abuelo la apoya. 

Sai no ha aparecido mucho últimamente, pero ya tendrá su momento, igual que Karin Suigetsu y Juugo. 

Eso es todo por este cap, pero créanme que se les escarapelará el cuepro con el siguiente Ya lo tengo en borrador, porque la verdad este cap no podía escribirse sin el siguiente al mismo tiempo. Diganme sus opiniones, teorías locas y todo lo que sintieron!!

Les invito también a seguirme en mi pagina de face Kaory-Madness que voy detallando el proceso en que va la historia y de otros fics BL. Por cierto que pronto subiré una historia omegaverse Bl histórico en esta plataforma de mi total autoría. También en mi página y demás redes verán pronto unboxing de algunos productos originales que tengo de algunas series. Tengo un fanbook de Naruto en español original, es una de mis cosas más preciadas!!.

Nos leemos!!

 


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