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Traición a la sangre por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Muy buenos días a todos. Me alegra mucho saber cuanto esperan una actualización más de esta historia. Cuando me lo hacen saber mediante comentarios intentó tenerlo lo más pronto posible a pesar de los deberes en la universidad. Creo que no demoré tanto, Lo que sucede es que siempre deseo que salga un nuevo capitulo bien editado y con menor número de fallas posible. Así pues les traigo un capitulo extenso donde finalmente revelaremos algunos secretos de los Uzumaki y de este mundo. Además la esperada reunión de Sasuke y Hinata. orochimaru, por otro lado, se enfrentará a una dura realidad. La batalla en la frontera se acerca y todos estan listos para pelear a su manera! 

He diseñado un arbol genealógico sencillo del clan Uzumaki. Hare lo mismo con los otros clanes, apra que ustedes ni yo nos perdamos en la extensa familia de elite. Esta en mi fanpage pondre el enlace aunque no sé si de esa manera puedan visualizarlo. Me lo hacen saber en todo caso:

https://www.facebook.com/kaorymadness/photos/a.264843803860248.1073741828.255728624771766/282155948795700/?type=3&theater

Este es el link de la pagina : https://www.facebook.com/kaorymadness/?fref=photo

Y este es del grupo: https://www.facebook.com/groups/1723743841205431/

Capitulo cinco

 El clan de  los zorros: Destino escrito

Se dice que hace muchísimos años, el mundo estuvo poblado por seres humanos comunes, divididos entre “hombres” y “mujeres” muy parecidos a los  betas. Pero de esta manera, injustas divisiones sociales trajeron conflictos dentro de estos grupos. Además el mundo agreste lleno de criaturas mágicas era demasiado para estas débiles criaturas.  Al transcurrir los años, gracias a sus rezos y suplicas a los Dioses más antiguos de la naturaleza, los seres mágicos de la Naturaleza se apiadaron de su débil constitución y de la anarquía que entre sus grupos llevaban a guerras interminables; así fue como se formó una  alianza con los dioses y criaturas mágicas, de la cual nació la división  en clanes animales, cada animal protector dotó a su grupo humano de habilidades que combinados con su ser animal los volvía criaturas mucho más fuertes.

Sin embargo, dentro de cada grupo humano no todos obtuvieron las características animales que necesitaban para su sobrevivencia. Cada grupo de seres humanos fue dividido de manera justa por la madre naturaleza, para que así no hubiera peleas; de esta manera  cada grupo se complementaría una a otro.

Los antiguos seres humanos especializados en la lucha, con aptitudes a la agresividad y la pelea, cambiaron a alfas, grupo poderoso con la bendición de poder controlar y proteger a los demás. El siguiente grupo eran fuertes pero no al nivel del alfa, mantuvieron casi las mismas aptitudes que los humanos antiguos, eran como el recuerdo de un pasado oscuro; sin embargo su lealtad natural era para los alfas del clan al que pertenecían, evitando así deslealtades; así como de protectores naturales del tercer grupo humano.  Este grupo llamado beta servía como un comodín entre el primer y tercer grupo. El tercer grupo poseía instintos animales desarrollados como el alfa, pero no su misma fuerza, ellos eran el complemento del alfa, quienes controlaban el carácter agresivo de ellos y con quienes procreaban; estos seres nacieron de los humanos con caracteres apacibles, pacifistas, especializados a otras labores y no  a la pelea brutal.  Se convertirían en los compañeros del alfa, por quienes vivía para servir y amar cuando se enlazaban permanentemente. Y eran quienes cuidaban de la unión dentro del clan pues si fuera formado solo por alfas, sus caracteres agresivos no permitirían una unión duradera.

Donde antes habían existido hombres y mujeres con tareas diferenciadas, la naturaleza decidió dejar en desuso esta arcaica división para dar una nueva: alfa, beta y omega. La anarquía había finalizado, pues cada nivel sexual tenía sus propios deberes forzados por su naturaleza y animal interino.

Con el paso de los siglos, esta división marcó la nueva historia; tanto así que la antigua división de hombre-mujer quedó casi olvidada. Físicamente se podría diferenciar a alfa y omega por algunas características con las que cada nueva generación iba naciendo, pero por sobre todo su aroma dulcete era la marca inconfundible en los omegas. Y si bien en apariencia una mujer y hombre tenían ciertas características diferentes, internamente y en términos de derechos naturales no era el caso. Un alfa fuera “femenino” o “masculino” tenía las pautas de su vida escritos en su interior: la misma agresividad uno con otros, la misma posibilidad de desarrollar fuerza física y los mismos instintos de posesividad con su pareja, y miembros de familia.  Por esas razones,  socialmente poseían los mismos derechos. Así mismos los omegas fueran masculinos o femeninos podían procrear con la misma facilidad si eran inseminados por un alfa, respondían al estímulo y a la protección de sus alfa con naturalidad, así como el lazo con sus cachorros era indestructible.

Cada grupo de clan formado por alfa, beta y omega,  respondiendo a sus particularidades animales, se especializó en diferentes  tipos de combate, actividades y habilidades. Enfrentando a su entorno, cada grupo desarrolló habilidades únicas. Algunos decidieron asentarse formando residencias, otros acapararon tierras de cultivo volviéndose señores feudales o daimio, pero cada señor necesitaba controlar mediante ejércitos sus tierras. Otros clanes seguían viviendo de manera errante en disputa constante y sin pare contra otros clanes.

A pesar de sus bastas diferencias entre cada clan, todos se llamaban pertenecientes a la Tierra de Fuego. Esto debido a que a pesar de sus diferenciadas costumbres de clan a clan, respondían al mismo grupo de deidades, particularidades físicas y de vestimenta; así como al nombre de señores feudales y el emperador que era más una figura mítica que real.

El emperador del País de Fuego nadie lo conocía ni tampoco importaba, él era solo el lazo entre el cielo y la Tierra, era intocable y un ser mítico igual que su sequito, sus tierras eran respetadas y sus súbditos directos permanecían dentro del palacio. Nunca un daimio o señor de la guerra siquiera pensó en arrebatar el título de emperador. El mismo emperador nunca ejerció un poder político sobre el país. Así pues la supremacía de las tierras totales del País quedaba a beneplácito del más fuerte.

 Sin embargo, se decía que algunos hijos segundones y tercerones de la nobleza imperial habían escapado del palacio imperial para llevar orden a la Tierra de Fuego formando sus propios clanes. Estos pertenecían a animales, cuyas características eran únicas, habilidades nunca antes visto y capacidades míticas. Así pues los miembros de estos clanes tenían un nexo aún más fuerte con el Cielo y La Diosa creadora Amaterasu o su hermano y contraparte Tskuyomi o el peligroso Susano.

Los nombres entre clan se iban nombrando por los propios grupos humanos. Así pues era de conocimiento extendido que los clanes Senju, Uchiha, Hyuga y Uzumaki eran los que guardaban un nexo a través del tiempo con esos hijos segundones que escaparon del palacio imperial.

 

............

El clan Uzumaki, el cual tenía como animal espiritual a los zorros de pelaje rojo, portadores de sacerdotes capaces de prever tormentas meteorológicas,  tomo como propio los territorios de las lomas bañadas por los efluentes del río principal del País de Fuego. Donde instauraron los campos de arroz más ricos de toda la nación. Su economía se basó en la producción y comercio del arroz, alimento principal de todo el País. Por respeto al emperador, siempre llevaban parte de su producción para seguir recibiendo la bendición del Cielo.

Los betas inferiores y omegas del clan estaban evocados a la agricultura del arroz. Mientras los alfa de todos los niveles debían de servir al ejército; pues el poseer estos ricos campos los rodeaba de enemigos. Así pues debían de defender sus territorios constantemente.

Los omegas y algunos alfa de nivel superior, se volvían sacerdotes o onmyouji capaces de convocar fuerzas espirituales que los respaldaran en batallas. Se decía que su medicina era una de las más desarrolladas solo superada por otros dos clanes. Su vida era más larga que la de otras criaturas. El inconfundible color rojo de sus cabellos marcaba esa vitalidad y fuerza agresiva en sus alfa y de sabiduría en hechicería de sus omegas.

Sus templos eran los más grandes y esplendorosos del Norte de la Tierra de Fuego, siempre podía observarse los salones iluminados, muestra que sus sabios estaban estudiando con perseverancia en descubrir los secretos de su mundo y de las bestias demoniacas y otros espíritus.

Su situación, por supuesto, tan favorable traía los celos de su vecino del Norte, el clan Yamanaka. Con quienes comerciaban a cambio de los perfumes que estos creaban para la nobleza de cada clan. Aun así las peleas en los límites estaban a la orden del día por generaciones enteras. Se decía que el resentimiento inacabable con el clan Yamanaka era porque de las Tierras Uzumaki, una gran parte de ellas pertenecieron al clan Yamanaka alguna vez, pero estos los desplazaron con la ayuda de Senju, quienes eran sus vecinos al Oeste.

 Pues  con los Senju, quienes eran poseedores de una fuerza bruta abismal, una rápida empatía creció. Volviéndose aliados en la mayoría de batallas que debían de librarse. A cambio del casi invencible ejército Senju, este clan siempre estaba beneficiado con el alimento seguro para sus habitantes.

Pero, sobre todo un secreto y un matrimonio sellaron su hermandad, el matrimonio entre Hashirama Senju y Mito Uzumaki. Esta unión marcó para siempre su camino unido. Los Senju nunca dejarían aun por sobre sí mismo de protegerlos. El comercio entre ambos clanes era regular y los matrimonios iban y venían entre estos con mayor facilidad que entre cualquier clan. Después de todo, los animales dentro de estos seres eran recelosos de mezclar sus sangres. Sin embargo, la elite Uzumaki siempre evitaba mezclarse directamente y aun haciéndolo, sus secretos estaban seguros en las memorias de los ancianos y sacerdotes, los cuales, por decreto de Mito, debían de casarse solo con un miembro de su propio clan y círculo cercano. Es decir solo entre sacerdotes.

 

 

La unión  entre Mito y Hashirama se dio en un contexto extraño e inexplicable, pues antes de ello hubo un ataque en la frontera de los clanes Senju, Uzumaki y Uchiha. En tierras inexploradas y sin colonizar, que un día serian el hogar del clan Namikaze. Este evento fue tan aterrador que palabras de las bocas de los ancianos sobre el hecho no salieron con claridad. Era como si quisieran olvidar el hecho. Después de aquel misterioso incidente, los Senju y Uchiha firmaron una paz duradera. Mientras tanto, el clan Uzumaki y Senju se unían por medio del matrimonio. El mismo día del matrimonio de Mito y Hashirama, Madara Uchiha ordenó el encierre definitivo y la neutralidad total del clan Uchiha, inaugurando una era de paz duradera y de verdadero crecimiento. Muchos creyeron que aquel incidente fue tan horroroso como para impulsar ante tal idea al líder omega; otros creyeron que era porque justamente el joven omega había quedado preñado, dando a luz  gemelos ocho meses después.

La línea de los Senju siguió con los cachorros entre Hashirama y Mito. Su matrimonio fue acertado, pero ella vivió la mayor parte de su vida en el palacio Uzumaki junto con sus hijos. Los que nacieron pelirrojos se quedaron en la casa materna; mientras los que nacieron con el cabello rubio o pelinegro se marcharon a la casa Senju a proseguir con el linaje paterno.

El clan Namikaze provino  de una miembro de cabellos rubios de los Senju. Así como en los tiempos místicos, en el cual algunos nobles habían escapado del recinto imperial, una hija alfa segundona del líder Senju no vio posibilidad de gloria dentro de su casa, por lo que se fue a la aventura con su pareja y sus amigos a las indómitos territorios del Sur, frontera con los Uchiha. Decidió buscar su propio rumbo en el mundo, marcar una historia, en vez de solo ser una herramienta de sus hermanos mayores. Su nacimiento estaba destinado para solo servir, pues era la segunda hija alfa de un tercer esposo, por lo cual sin temer a nada se lanzó a la conquista  Así pues, cambió su nombre y fundó el clan Namikaze. Orgullosa y exitosa de lograr colonizar nuevas tierras obtuvo el perdón de su padre Senju y el respeto de sus hermanos.

 Tres generaciones después, con Minato  a la cabeza, el joven clan era fuerte y reconocido como uno de los más importantes dentro de la Tierra de Fuego, sobrepasando a los antiguos clanes míticos. Así pues se unió el clan Senju al Namikaze; debido que el Senju,  tras un fallido golpe de estado al padre de Tsunade, había mermado drásticamente. El Clan de Tsunade era más pequeño que el Namikaze que había crecido exponencialmente. Para fortalecer aquella unión, se formalizaría y se renovaría los votos de hermandad con el clan Uzumaki nuevamente a través de dos uniones importantes: Yahiko Namikaze, importante general, mano derecha de Minato,  hijo del hermano del padre de Minato se unió a Nagato Uzumaki, perteneciente a línea principal del clan. Mientras el heredero de los Namikaze, Minato, se unió a Kushina, princesa de los Uzumaki.

Minato siempre supo cuál era su destino y estaba dispuesto a tratar a su esposa con integridad y respeto así no la quisiera de verdad. Además haciendo honor a su clan, iba a proteger a ella y sus cachorros. Por otro lado, Kushina no había sido tan fácil de llevar hasta el templo para desposarse con Minato.  Ella había pataleado mil y una veces en contra del matrimonio. Pero su hermano había sido quien le había jurado que definitivamente Minato era el esposo ideal para ella. Pero a ella no le agradó su papel. Sus cuidadoras siempre habían sufrido con ella. Era una muchacha muy extrovertida, consentida por su padre y hermano.  Incluso, la muchacha daba  su opinión en los asuntos importantes, claro en la intimidad de su hogar, pero eso no era lo que se esperaba de una omega de su clase. Por otro lado, aprender todas las artes que como omega debía, le había tomado mucho tiempo. Haciendo total contraste con su primo Nagato, que también sería desposado por un Namikaze.

Debido a que tanto Namikaze como Uzumaki habían luchado arduamente contra sus enemigos del Norte, Kushina no había tenido la oportunidad de encontrarse con su prometido.

Cuando Kushina y Minato se conocieron en las puertas del Templo donde sellarían su unión sintieron un peso encima tan abismal como mágico. Supieron que su unión no era una  condena ni un deber, sino una bendición del destino. En silencio se observaron, detallaron el rostro del otro. Habían visto la imagen del otro en pintura, habían escuchado hablarles del otro, pero a partir de ese instante supieron que querían saber del otro. El calor en sus cuerpos se hizo presente también; el aroma de ella se manifestó cautivando todos los sentidos de Minato. El joven prodigio se sintió intimidado por los cabellos de ella, pero no de una mala manera sino como si presenciara a una diosa venida a humana. Sometido a su fuerza y a su belleza, a esos ojos vivaces, supo que era parte de su vida desde siempre.

Al tomar su mano una sensación embriagante les mareo. No hacía falta de ninguna palabra, tendrían la eternidad para conocerse e incluso más allá. Pues en la muerte iban a esperarse cuando uno partiera antes que el otro.

Sintiendo a su alfa rugir calmadamente supo con ello que su alfa la reconocía a ella como la persona con quien tendría un verdadero hogar.  Minato tuvo el valor de tomar su mano y besarla suavemente. Aunque ella, llevada por la vergüenza y por ese placer extraño, quiso alejar su mano, Minato no la soltó. La atrajo hacia sí y cubrió su brazo con la manga de su propio kimono gris de matrimonio. Una señal protectora, que indicaba que a partir de ese momento la protegería y sería su compañera.

El mismo día que el matrimonio entre Kushina y Minato se dio, también se realizó el de Yahiko y Nagato. Yahiko era un destacado guerrero, miembro de la elite Namikaze, por lo que su unión con un Uzumaki casi estaba predicha. Sin embargo, un segundo matrimonio con un omega de su propio clan también le esperaba. Así como Minato, tomó con dignidad aquella decisión necesaria. Era un poco mayor que Minato, pero demoró en madurar más que este. Sin embargo a la edad de diecisiete años ya era reconocido en toda la Tierra de Fuego, no solo por su fuerza sino por cuidar la espalda de su primo rubio, quien sería el líder. Se convertiría oficialmente en su segundo al mando después de su matrimonio. Después de todo, ningún alfa puede ser reconocido como líder y ocupar un cargo verdadero sin un omega de buen linaje a su lado.

Así como Minato, Yahiko solo conocía a Nagato por pinturas. A diferencia de Minato era más dado a los placeres de la carne desde muy joven, por lo cual se sintió entusiasmado de que su futuro esposo fuera tan hermoso. Secretamente deseó pronto la noche de bodas.

Todas esas palabras que había mentalizado en su afiebrada mente para conquistar a su esposo y que llevarlo a la cama fuera más placentero,  murieron cuando lo observó frente a frente. Por supuesto supuso que un deseo sexual crecería por él puesto que el joven omega con el que se uniría era virgen y estaría cerca de su celo. Sin embargo no creyó que el magnetismo y ternura que despertaría por este fuera tan intenso. Los sentimientos que crecieron en su ser le sobrepasaron, tembló y se sonrojo. Cuando tomo su mano no supo que hacer. Solo la sonrisa suave y elegante de su prometido le tranquilizó. Agradeció que este no se burlara sino que le mirase con tanto respeto y cariño, consagrándose, silenciosamente, a su cuidado como su omega. La confianza que en sus ojos vio, le hizo prometerse que lo protegería por sobre todo. La seguridad que se fundó en aquel pequeño roce le significó que verdaderamente era su pareja destino.

 La química que entre ellos se desató fue notada por todos los miembros del clan. Incluso percibida por lo betas. Supieron con certeza que sus sangres habían nacido para unirse desde siempre y para siempre. Además que ambos matrimonios contaran con la bendición de ser predestinados les auguraba un gran linaje.

De hecho, fue así, en la misma noche de bodas, Minato y Kushina concibieron a Naruto. No siendo así entre Nagato y Yahiko. Sin embargo, no se preocuparon, todo sucedía por algo. Y sin dudar Yahiko y Nagato eran almas gemelas. El clan se llenó de alegría por la concepción del heredero de forma tan pronta. Kushina se sentía emocionada y asustada a partes iguales. No tardó en enamorarse de su esposo, quien era mu dedicado a ella. Además, ella pudo notar el valor que tenía en batalla así como su piedad con los enemigos, y esa forma de poder formar alianzas sin recurrir a la violencia. Ella se sintió bendecida de que ese tipo de alfa fuera suyo. Minato por el profundo amor hacia Kushina nunca  giró la vista hacia otro omega y rechazó una segunda unión.

La misma suerte no tuvo Nagato, pues una novia Namikaze para Yahiko era necesaria para no levantar heridas entre los Namikaze. Desde el nacimiento, Konan, una peli azul de deslumbrante belleza había sido destinada para esposa de Yahiko, pero se decidió que ella fuera una segunda esposa.

Aun así, ella no tenía permitido conocer a su esposo hasta su compromiso. Fue en la fiesta de compromiso en la que los tres se encontraron: Extrañamente los dos omegas y el alfa empatizaron rápidamente. Nagato no fue capaz de hacer crecer el miedo y antipatía que pensó sentir ante una segunda pareja para su alfa destino, de quien había recibido la marca definitiva que lo condenaba a solo ser suyo. Cuando Nagato conoció a Konan se sintió atraído por su belleza, no de una forma vil ni de envidia, tampoco de una manera sexual pues ambos eran omegas; pero lo suficiente para querer estará su lado y protegerla. Lo mismo sintió ella; una extraña sensación germinó en Yahiko quien sintió a su alfa rugir de placer al vislumbrar a dos bellezas en su futuro.

Yahiko tuvo la certeza de que al fin estaba completo, su familia era la correcta y verdadera. Cuando se oficializó que debía casarse de nuevo, sintió temor de amarla más a ella al conocerla, de sentir todo lo que sintió por Nagato pero más fuerte. O de no poder amarla por sus sentimientos hacia Nagato, pero no fue así. La unidad e incluso complicidad entre ellos rebasó las expectativas y protocolos. Los tres ansiaron el momento en que ella se uniera oficialmente a Yahiko, recibiera la mordida y formara parte de su familia.

Nagato alistó a su marido con total dedicación para el matrimonio de él con su nueva esposa. Ambos en el tiempo que llevaban siendo pareja habían encontrado una manera de comunicarse solo con la mirada. Yahiko había temido que aquello afectara a su esposo amado, pero este le aclaró que no era así. Incluso, Yahiko le propuso que pasara con ellos el celo de Konan. Pero el pelirrojo se negó, aduciendo que era el momento de que ella pasara tiempo con el peli naranja a solas. No sería justo arrebatarle su primera vez.

La semana de celo de Konan pasó, ella recibió la marca de pertenencia en su cuello para asombro de muchos; ya que no se acostumbraba morder al segundo esposo. Sin embargo, así lo habían acordado los tres durante la fiesta de compromiso. El lazo entre Nagato y Yahiko no disminuyó, incluso pareció volverse más fuerte. Normalmente cuando sucede que un alfa muerde a otro, el lazo con el primero se debilita si no es reafirmado, pero en el caso de ellos, pareció como si los tres se conectaran.

No hubo deberes repartidos paran con su familia: Konan y Nagato realizaron sus labores como esposos juntos, aprendieron el uno del otro sin sobresaltos, como si se hubieran conocido desde siempre. Ambos amaban y dedicaban sus esfuerzos a su alfa sin envidias y sin pretender robar el afecto de este para sí mismos.  Mucho se habló de la intimidad de los tres, pues muchas veces Yahiko llamaba a ambos durante las noches e incluso se decía que el celo de Konan era compartido por los tres, así como el de Nagato.

...........

 

Ambas uniones, Namikaze-Uzumaki,  desataron pánico dentro de muchos clanes desde los más jóvenes hasta lo más antiguos. Entre estos últimos, uno de los más antiguos, Hyuga, se sintió sumamente amenazado pues casi se encontraba rodeado por los tres clanes unidos.

La estabilidad se vio aún más afectada cuando el primogénito del ya líder de los Namikaze nació, Naruto, un alfa: lo que todos deseaban como primogénito. Mientras el líder de los Hyuga tuvo una omega y su hermano gemelo tuvo otro omega. Desastroso para la línea familiar. Si las dos ramas principales no habían producido alfa solo podía deberse a que los dioses no les favorecían. Sin un heredero alfa no había futuro para el clan. Y es que no cualquier alfa puede liderar a todos, sino uno del linaje ancestral, es decir de la rama principal o secundaria. 

Ante tales desastrosos nacimientos,  Hiashi Hyuga junto a su hermano pidieron una audiencia para su familia con los Namikaze. Minato los recibió con gusto. Fue cuando los hermanos Hyuga se dieron cuenta que su época de gloria había pasado. Que ahora este nuevo clan iba a desplazarlos todos. Llegaría el momento en que Minato no sonriera de la manera amable que hacía en ese momento; por lo cual los hermanos fueron con un único propósito: ganarse su favor. Debían aprovechar esa bondad y amabilidad en los ojos de Minato, que solo un alfa conoce cuando lo tiene todo. Para esa época, efectivamente, el joven líder de tan solo diecisiete años parecía ser amado por los dioses: poder, riqueza, una omega joven y fuerte, un cachorro alfa de buena salud heredero de su clan, familia confiable, no existía algo que pudiese opacar su felicidad.

Ambos pidieron que tomase en consideración a sus recién nacidos omegas como futuros prospectos de esposo. El joven líder se sorprendió del pedido, aunque él había sido comprometido desde pequeño con Kushina, no pensó en aquel tema para su hijo; aun así, les respondió que lo consultaría con el consejo y su esposa.

Los hermanos Hyuga y su sequito fueron alojados y atendidos como príncipes dentro del castillo Namikaze. Ambos hermanos quedaron estupefactos ante la riqueza que las paredes y pisos exhalaban. Cada parte del castillo parecía esculpido por los mejores artistas. Incluso, cuando recién habían llegado, el hermoso castillo se vislumbra fuerte por sus murallas de piedra, seguro e imponente. La parte frontal tenía decorados dorados, de paredes blancas, cinco pisos eran los que lo constituían,  elevado sobre una loma, resguardado por dos riachuelos por debajo, con ostentosos jardines a ambos lados podía vislumbrarse desde el camino lejano. Por los caminos exteriores del castillo, funcionarios alfa  ataviados en  lujoso kimonos caminaban, llevando pergaminos; generales con sus brillantes armaduras llegaban en corceles; los que permanecían dentro de las murallas en la zona de prácticas portaban sus hakama grises con haori de colores, mientras adiestraban a sus pupilos. Los omegas caminaban de aquí a allá escoltados por sequitos interminables de betas. Incluso los siervos se veían bien alimentados, grupos de cuatro betas llevaban a sus amos en sus palanquines con sonrisas en los rostros, reflejando lo agradecidos de pertenecer al clan Namikaze. Las acuarelas y pinturas firmados por los mejores artistas extranjeros exhibidos en algunos salones del castillo solo eran una pequeña muestra de tal poderío. Sin duda alguna, en tan solo tres generaciones, el clan Namikaze había superado en riqueza al clan Hyuga.

El líder alfa, Minato, lo consultó con su segundo al mando, Yahiko,  los ancianos de los tres clanes unidos, sus generales y su amada esposa. Kushina no estuvo de acuerdo en que su cachorro contara con un prometido desde tan joven; pero, por supuesto el hermano de ella, Makoto, los ancianos y los generales estuvieron de acuerdo. El clan Namikaze era respetado y temido, era la cabeza de clanes antiguos como Senju y Uzumaki, además de que cada vez absorbía pequeños clanes por la vía más pacifica posible. Un matrimonio del heredero en un futuro con un clan tan antiguo como Hyuga les daría respetabilidad sagrada. Minato, compensando sus pensamientos y su realidad, quiso creer que sucedería lo mismo que él y su esposa, o Yahiko y sus esposos.  Quizás era el destino que había llevado a ambos hermanos a tal pedido. Quizás alguno de los cachorros Hyuga sería el omega destino de su pequeño.

Con tales pensamientos positivos, ganándose un buen gritón de su esposa, aceptó el trato, siempre y cuando los Hyuga mantuvieran neutralidad frente a los enfrentamientos de los Namikaze con otros clanes, además de un pacto de no agresión.

Lo cierto fue que Hyuga solo quiso ganar tiempo y a la misma vez asegurarse de que si no obtenían la bendición de tener un cachorro alfa, estuvieran asegurados con una de las familias más ricas y poderosas del territorio de Fuego.

La alianza Namikaze-Senju-Uzumaki no amenazaba bélicamente a clanes pequeños, proponían tratos beneficiosos para ambos. Así, estos pequeños clanes juramentaban servirlos a cambio de protección con un trato equitativo. Ya que siendo clanes tan pequeños siempre estarían a la intemperie de otros clanes más fuertes. Así mismo, había clanes que pedían unirse al clan Namikaze. Minato acogía y  daba su lugar  a los líderes de cada uno. Y es que su palabra dada era como un juramento de sangre.

 Ante ello, sus generales, sobre todo Orochimaru, le tacharon de idealista  e infantil. Los ancianos le aconsejaron ser más cuidadoso y malicioso. Pero Minato se sentía en la cima de su vida. Era joven, fuerte, tenía su ser amado a su lado apoyándole, cuidando y criando con amor y disciplina a su cachorro y ella nuevamente estaba de encargo. Estaba embriagado de felicidad y poder. Yahiko intentaba ponerle en su lugar, pero el mismo, joven y soñador, creyó que por estas vías podrían unificar el territorio de Fuego. Incluso previa que su primo se convertiría en una especie de shogun absoluto. Eran alfas y aún eran tan jóvenes y fuertes; no había nada  que temer.

 

..............

 

Cuando el príncipe Namikaze Naruto tenía tan solo seis años, Kushina quedó preñada por segunda vez. Este cachorro aparentemente sería otro alfa. Orochimaru había corroborado ello mes a mes.  Debido a la forma y al tamaño de su vientre, así como su sangre reaccionaba ciertas sustancias que solo él sintetizaba fue casi concluyente que Minato tendría un segundo alfa heredero. El clan estaba extasiado con tal bendición. Siempre supieron que Kushina y Minato estaban destinados, pero dos cachorros alfa seguidos era más de lo que pidieron.

Además de ello, Nagato finalmente había recibido la bendición de quedar preñado cinco meses después de que Kushina anunciase su segundo encargo. Finalmente el joven clan tendría una asegurada descendencia por las dos líneas principales. Cuando los cachorros nacieran y crecieran se verificaría a que clan pertenecerían. Naruto tenía las características de un Namikaze por lo cual fue reafirmado como el heredero del clan. Se debía esperar al nacimiento del segundo cachorro para saber si Kushina o Nagato al fin darían un heredero al clan Uzumaki, ganando así a Makoto, hermano mayor de Kushina y líder. Prescindiendo de ello, lo importante era que cachorros venían al mundo, por lo cual fiestas interminables se extendieron por días en los tres clanes aliados.

Sin embargo, su felicidad fue motivo de miedo y descontento en el exterior, pero también dentro de los jóvenes clanes que habían absorbido. Por supuesto, eran tratados con equidad, pero siempre la última palabra la tendría el consejo de los tres grandes clanes, lo cual poco a poco desataba envidia y furia interna dentro de estas personas.  Solo uno de estos clanes que la historia borraría de sus pergaminos se alió silenciosamente a un clan poderoso, el eterno rival de Uzumaki, Yamanaka. Este clan había enfrentado a los Uzumaki por siglos, pero esta vez no estaba solo, sino que tenía a su lado a los clanes Akimichi y Nara.

Los miembros más importantes de la alianza habían recibido un pitazo de aviso de que uno de los pequeños clanes que habían absorbido y trabajaban sus tierras en la frontera Uzumaki-Yamanaka estaba siendo atacado por el clan Yamanaka. Este tipo de sucesos era  algo sumamente usual, nada que se previera peligroso. Siempre había pequeñas escaramuzas contra el clan Yamanaka en la frontera. Era solo cuestión de enfrentarlos y hacerlos retroceder. Minato no sentía al ansia de destruirlos, quería asentarse correctamente, formar un pueblo unido con los clanes aliados y a los que había absorbido para luego dar un enfrentamiento frontal al rival del clan de su esposa. Aunque esperaba poder resolverlo de la vía más pacifica posible.

Tanto Minato como Yahiko, así como los generales más fuertes habían peleado en aquellas pequeñas escaramuzas desde hace muchos años. De hecho, Minato lo había hecho  desde los doce años. Muchos generales llevaban a estas incursiones a sus pupilos para su debut o para practicar; era como un estiramiento de piernas para los más experimentados.

 Por lo cual, pensaron que luego del enfrentamiento podrían celebrarlo en el hermoso castillo Uzumaki. Así pues dentro del castillo toda la familia ocupó su lugar. Los omegas despidieron a sus alfas, quedándose junto a los betas para preparar la celebración posterior.

Cuando Minato y Yahiko acudieron al llamado junto a sus hombres se toparon con ninguna cabellera rubia, tradicional en los Yamanaka, sino con alfas y betas de cabellos espesos negros rizados, alborotados en picos conocidos como el clan Nara, en su defensa otros alfas robustos altos, grandes como murallas de carne humana, llamados clan Akimichi. Cada uno levantando su estandarte. La sorpresa golpeó a todos como flechas en medio del corazón. Un pánico se extendió al comprender que habían sido envueltos en una maliciosa treta por parte del clan al que se suponía fueron a defender. Sus corazones fueron aguijoneados de temor por sus omegas, así como sus pechos rugieron de ira.

No tuvieron oportunidad de huir. De hecho no podían hacerlo.  Así pues Minato y Yahiko tuvieron que enfrentarse a estos como líderes de la alianza que eran;  mientras Makoto y un grupo de alfas Uzumaki elite cabalgaron lo más rápido que sus bestias pudieron hacia el castillo Uzumaki. Makoto y su sequito, mejor que nadie comprendió el porqué de la trampa. Minato era el líder absoluto; no podía dejar a  sus soldados abandonados y correr por su familia. Confió en que aun estuvieran a tiempo y que Makoto rescataría a los omegas que habían quedado en el castillo.

Yahiko y Minato temieron por la vida de sus omegas, pero solo pudieron dejar que la rabia los consumiera, que sus animales internos lloraran por sus parejas para golpear con fuerza a sus enemigos y asestar sus espadas en los pechos de los otros, desgarrándolos sin una pisca de piedad.

El líder del clan traidor abrió las puertas del castillo, hizo que los guardias que quedaran fueron desmayados de antemano. La elite del clan Yamanaka ingresó por la puerta principal con soltura. Los omegas corrían de un lado para otro en un completo caos, sus betas siervos omegas los protegían con sus vidas. El líder del clan traidor acompañó al líder del clan Yamanaka hacia los aposentos más profundos, donde se resguardaban a los omegas más importantes de la alianza.

No había quedado ningún general, ni siquiera Orochimaru. Todos ellos habían seguido a sus líderes, creyendo lo suficientemente fuerte al castillo y a sus guardias. No esperaron que el clan traidor tomara la precaución de incluso envenenar a los guardias que habían quedado.

Los omegas de más alto linaje se resguardaban en sus habitaciones. Al líder del clan Yamanaka no podía interesarles menos, ordenó a sus hombres no violar a ninguno de los omegas ni secuestrar a nadie. Solo había un par de omegas que necesitaba.  Pero parecía que el líder del clan traidor le importó poco pues quería un ajuste de cuentas de manera tan vergonzosa como era el violentar a jóvenes y jovencitas.

El líder del clan Yamanaka desprecio al otro, pensó con seguridad en asesinarlo con sus propias manos cuando llegue a su destino.  Lo que necesitaba su clan era acabar con la vida del heredero y tomar posesión de los dos omegas más importantes: Yahiko y Kushina. Sus sacerdotes habían predicho que un niño del linaje Uzumaki principal sería un guerrero formidable. Además quería comprobar con sus ojos si la omega Uzumaki contenía a una bestia mítica. No se tenía seguridad, pero desde sus padres que se comentaba que algo había sucedido con aquella muchacha cuando era una niña, cuando su padre omega falleció. Algo similar siempre había sucedido con los omegas descendientes de la famosa Mito Uzumaki. Estas sospechas lo habían llevado a tomar una decisión por el bien de su futuro y el de su  hija: Debían arrancar el peligro de un tajo.

Cuando llegaron a los aposentos sagrados de los omegas, ordenó capturar al pelirrojo que claramente olía a preñado y a la peli azul, ambos se veían marcados por el mismo alfa, supo que eran los esposos de Yahiko. En un principio solo pensó en capturar a Nagato, pero quizás podría obtener una buena recompensa por ella. Ambos omegas de Yahiko no dejaban de moverse, por lo cual fueron desmayados y cargados por dos de sus guardias. El líder del clan traidor siseaba exclamándole que detrás de la última puerta estaría Kushina con el heredero. Las puertas eran protegidas por dos siervos omegas que temblaban, pues no había nada que pudieran hacer, solo entregar su vida por su señora.

Les dio el honor de morir por ella, clavándoles la espada en sus pechos. Sus dos guardias abrieron la puerta a patadas. Cuando quedó abierta pudo ver una mata de cabello pelirrojo desapareciendo por la ventana.

Kushina había aprendido a pelear de la mano de su hermano, pero su vientre abultado de cinco meses le hizo aceptar a esconderse en la última habitación, mientras abrazaba a su pequeño cachorro rubio entre su brazos intentado calmarlo.

Escucho los gritos de sus compañeros, Nagato y Konan. Supo que habían sido asesinados o silenciados. Sus lágrimas quisieron salir pero se contuvo. Tomó a su hijo aun en contra de su dolor en el vientre por el miedo y corrió hacia la ventana. Sus siervos omegas solo le darían unos segundos a pesar de dar sus vidas, estos eran siervos de compañía que jamás habían tocado un arma, por lo que no podrían hacer nada.  Así pues se deslizo por la ventana y empezó a correr por el jardín. Unos pasos pesados alcanzó a oír: habían llegado a su habitación.

Escondió a Naruto entre arbustos y dio cara a los tres alfas que la habían logrado alcanzar. Se lanzó hacia el que pensó era el líder por su porte. Su fuerza de omega preñado no podía hacer frente contra los tres. Sin embargo logró esquivar la espada del líder unas tres veces, pero cuando tuvo que detener el arma del tercer al mando, el segundo le asestó un golpe al costado de su vientre. Gritó  pues un dolor incalculable fue lo que sintió. Cayó de rodillas. Naruto salió llorando hacia su madre. Ella murmuró que corriese, pero el niño quedó paralizado. Cuando iban a darle una estocada más, los tres alfas fueron arrasados por un grupo de pelirrojos. Era su hermano Makoto, así como la elite que siempre le acompañaba, su guardia personal.

Cuando Makoto olio la sangre de su hermana  soltó su espada para sacar sus  garras y colmillos al aire; se abalanzó arrancando la cabeza de cada uno de los culpables. Kushina, mientras tanto inició a ser atendida por su primo Nagato que había sido rescatado hacía solo un momento. Nagato arrancó las mangas de su kimono e intentó formar un tapón para la sangre. El embarazo de ella estaba perdido pero su vida quizás aun podría ser salvada.

Cuando el hermano de ella terminó con todos levantó a su hermana sin problemas y la llevo hasta sus aposentos. Naruto fue cargado por su tío Nagato, quien intentaba que su feromonas salieran dulces y no acidas por el miedo a perder a su prima.

 

Los Uzumaki guardaban un secreto: Dentro de Kushina había sido guardado a la muerte del padre omega de ella el dios zorro o demonio de nueve colas, una criatura que los Uzumaki nunca habían podido controlar y que esperaban que al combinar su sangre con la de los poderosos Namikaze-Senju pudieran obtener un cachorro digno de manejar a Kurama, esa era la profecía o la parte de la profecía que ellos tenían.

Casi como una maldición, Kurama siempre había sido pasado a su sucesor a la muerte del padre de este. Como si así asegurara una fatídica relación entre el demonio y su contenedor. Naruto no había sido el indicado para contener a Kurama, eso habían pensado cuando nació, pues si bien era un cachorro de Kushina tenía el cabello rubio como los Namikaze, todo en el dictaba Namikaze. Se decía en los pergaminos de Mito que debía de ser una mezcla exacta entre una y otra característica, un ser que mostrase el equilibrio perfecto entre dos razas, que prácticamente desde el nacimiento resonara con la energía del demonio. Eso no había sucedido en su nacimiento. Esperaron que el nuevo cachorro que esperaba Kushina fuese el indicado.

Sin embargo, la vida de ella estaba apagándose. Si ella moría la criatura sería liberada y nadie sobreviviría ello. No existía nadie en ese tiempo que pudiera enfrentarlo. Habían sido siglos de opresión, no deseaban experimentar cuánto odio sentía el demonio por ellos.

Los Uzumaki solo conocían como contener al zorro demoniaco, más no mandar sobre esta o manipularlo como se decía existía otra sangre sí podía. A pesar de que sus sabios pasaban mucho tiempo intentando descifrar pergaminos antiguos, deseando hallar mensajes subliminales de Mito, no habían hallado una manera de controlarlo. Cuando pensaron que lo lograron con el padre omega de Kushina, intentaron despertar al zorro: el resultado fue la muerte de este, y que Kushina se volviera la nueva contenedora.

Así pues,  tomaron a Naruto, lo durmieron, oraron porque el pequeño resistiera a pesar de no ser un Uzumaki puro. No había tiempo de buscar otro, el cachorro de Nagato aún no nacía, pero por sobre todo, Naruto se volvió el único descendiente directo de la línea de sangre omega de Mito.  Nagato y el hermano de Kushina junto con el selecto grupo de sacerdotes Uzumaki iniciaron el ritual de transferencia. Con su último aliento la madre miro a su hijo deseando que este y Minato alcanzaran la felicidad.

Makoto mandó a sus emisarios a que corrieran la voz de que el líder del clan Yamanaka había perecido en sus manos; además que  el traidor había sido capturado. Por lo cual la batalla había sido ganada por ellos. Makoto lloró por la muerte de su hermana, pero no pudo invertir en nada más que en la transferencia los últimos minutos de su hermana. Ordenó a todos los presentes callar al respecto. Nadie debería de saber que habían encerrado al zorro dentro de Naruto, ni siquiera Minato. El sello que habían usado era uno de los más nuevos creados por los sacerdotes y Nagato, era diferente al que Mito había usado, el cual luego fue copiado en todos los omegas que cargaron con Kyubi. Aun no era seguro si resultaría, pero parecía que por el momento Naruto estaría bien.

Cuando por fin los invasores escaparon, el presentimiento de que algo fatal había sucedido llegó al cuerpo de Minato. Él subió a su caballo y lo arrió para que fuera lo más rápido posible.

Minato solo llegó para ver como el hermano de su esposa  cerraba los ojos a ella. Su cachorro estaba dormido en brazos de Nagato, pacifico como si su madre no hubiera fallecido a su lado.

—No pudimos salvarla a tiempo.

Fue como si le atravesaran con un puñal el pecho.

El alfa en su interior aulló de dolor, una parte de él murió para siempre en ese instante. Se acercó a su esposa y cayó encima de ella, deseando que sus manos toquen sus cabellos y que se lo lleve junto a ella.

Suplico a su cuñado que lo asesinara, pero este se negó. Minato no podía cometer suicidio porque a pesar que su lobo se quebraba de dolor también había una pulsación que le mantenía con vida: Naruto, el cachorro que su hermosa esposa le había dado. Su hijo era pequeño, por lo cual la naturaleza lo mandaba seguir con vida aunque el dolor fuera insoportable. Gritó hasta lastimarse la garganta, no le importó verse débil pues lloro hasta que el vacío se extendió en su cuerpo. Abrazó a su esposa y se aferró a ella hasta que cayó desmayado sobre su cuerpo.

Minato nunca se enteró que guardaba su esposa en su interior y que ese poder había sido pasado a su hijo.

 .......

 

Después de la cremación de Kushina Uzumaki y los posteriores ritos funerarios, Minato nunca volvió a ser el mismo. Su sonrisa fue un lujo que casi nadie tuvo oportunidad de ver. Encargó la crianza de Naruto a Nagato y Konan mientras él se mantenía en la búsqueda de absorber por la fuerza a todos los clanes menores con la idea de un día cobrar venganza, porque a pesar que el líder Yamanaka había fallecido no era suficiente para él.

Entendió que debía ser mucho más grande y poderoso para que su descendencia estuviera segura. Mando a decapitar al traidor, a toda su familia y sus aliados. Primero fueron decapitados sus hijos, luego su omega, sus amigos y cuando el hombre había perdido la luz en sus ojos fue que recién recibió su castigo. No era un castigo poco común, pero la forma en que Minato observó todo el acto fue lo que más desasosiego produjo en todos. Todos creyeron que nunca más habría una celebración en el clan.

Naruto permaneció muy poco tiempo al lado de su padre. Las fronteras fueron reforzadas, se formó una guardia especial que permaneciera en aquella zona. Por un tiempo Nagato y Konan fueron trasladados al castillo Namikaze, lejos de la frontera. Yahiko también temía un ataque pronto, por lo cual accedió a pesar de tener que mantenerse en las Tierras Uzumaki vigilándolas. Su primo ya no confiaba en nadie ni siquiera en quienes considero su familia. Podría decirse que solo confiaba en Yahiko, Jiraiya y Tsunade.

A los siete meses en que Kushina murió, Nagato dio a luz a su primogénita en el castillo Namikaze sin su alfa a su lado, solo con Konan tomándole de la mano, entregándole su fuerza. Minato fue el primer alfa en conocer a su sobrina.  Sorprendentemente mandó a celebrar su nacimiento pues ver a la bebe le prometió que encontrarían un nuevo camino. Minato se convirtió en su padrino otorgándole el nombre de Karin. Debido a su color de cabello rojizo, se concedió que sería una princesa Uzumaki, por ser la primera. Makoto la aceptó en su clan y le concedió tal designio, sus años siguientes entrenaría con los sacerdotes omegas las tradiciones del clan de los zorros. Mientras Naruto recibía entrenamiento de su padrino Jiraiya que se mantenía en el clan Namikaze por largas épocas.

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Su cuerpo hervía, se removía inquieto sobre su lecho. El joven alfa Naruto dormía sobre su lecho o al menos así había sido hasta que en medio de sus nebulosos sueños la imagen de Sasuke fue a su mente confundiéndolo. Su mente parecía querer hacerle recordar el celo que compartieron, esas benditas horas que finalmente no habían dado fruto en el vientre de su omega.

Había recibido una amenaza de su padre, su padrino le pidió que le tomará como un aviso. Y es que su padre parecía muy riguroso en aquellos de que debían de tener herederos.

Pero en vez de sentirse animado por que pronto Hinata estaría disponible para él, no podía detener a su inconsciente de transmitirle imágenes del rostro de placer de Sasuke, de cómo se sentía tenerlo entre sus brazos mientras lo hacía suyo.

Una voz grave y casi animal le hablaba en ecos. “Sabes que lo deseas ¿Por qué no vas por él y lo marcas como tuyo de una vez?”

Un cosquilleo le transmitió por todo su cuerpo. Se levantó presuroso. No se detuvo a solo sentarse sino que se puso completamente de pie. Su cuerpo estaba sumamente caliente y de hecho su propio miembro había formado un nudo. Doloroso sin un omega ahí para calmarlo. Sus mejillas se sonrojaron al pensar solo en Sasuke como solución.

El escozor en todo su cuerpo aumentó. Esa noche su sueño no había sido tranquilo sino que los vagos recuerdos de cuando tomó a Sasuke le habían acompañado haciéndolo desear casi incontrolablemente. Además de ello una voz oscura, grave pero extrañamente familiar le repetía constantemente el nombre de Sasuke. Era una voz que había escuchado cuando era pequeño, pero que con el tiempo había dejado de escuchar.

A través de las ventanas de sus aposentos pudo vislumbrar la luz lunar, la cual era destellante. No pudo evitar relacionarla con su segundo esposo. De alguna manera la luna y la noche le recordaba a él: bello y misterioso. Inalcanzable y tentador, dañino y peligroso.

Felizmente aquella noche no había mandado a llamar a su esposa. Cerró los ojos buscando concentrarse: Fuera de sus aposentos privados, podía escuchar el dormir de sus guerreros y de sus sirvientes. Como heredero tenía sus propios aposentos, amplios, juntos a los de su padre, los de su esposa y el clan Hyuga. Sasuke se encontraba muy lejos así que no podría oler su rastro ni oír algo de él.

Tampoco era como si pudiera mandarlo a llamar para que le ayudase. No era su deber. Se arriesgaría a ser rechazado y Naruto tenía muy por lo alto su orgullo. Sin embargo, pensar en despertar a su esposa para que le sirva, no le pareció adecuado. Hubiera sido demasiado bochornoso mandarla a llamar. Y aunque no quisiese admitirlo sabía que solo la presencia de su segundo esposo lograría satisfacerle. ¿Qué tan bueno había sido acostarse con él? Seguramente mucho, pues su cuerpo lo recordaba, su alfa quería sentir las caricias del felino y verlo retorcerse de placer. Aquello no le había sucedido con Hinata nunca.

Se concentró en tocarse a sí mismo. Algo en su interior retumbó. Una voz le llamaba “cobarde” y etendióel porqué: Un alfa casi nunca se calma a sí mismo la necesidad carnal sino que siempre folla su frustración en su pareja. Es a través de los omegas que un alfa puede disipar todo mal trago o enojo. Pero esa violencia nunca ha podido desfogarla en Hinata pues siente que la rompería.

 Nuevamente el recuerdo del cuerpo de Sasuke acudió a su mente. Su alfa le decía claramente que era un omega saludable y fuerte, que podría resistir toda su pasión. Y sin poder retenerse más terminó tocándose con esos vagos recuerdos y ambiguas sensaciones. A su mente acudió también el recuerdo de su aroma y sabor de su boca, de su lengua rasposa curándole la herida, su saliva mezclándose con la suya, sus orejas removiéndose en sus manos, su cola moviéndose de un lado al otro.  Cuando finalmente se corrió, se avergüenzó por completo. ¿Un alfa dándose placer con su mano? Era sumamente patético, más cuando tiene dos esposos que no le han dado cachorros.

Aunque no lo admitía, de alguna manera esperó que Sasuke hubiera quedado preñado. “¿Cómo se vería preñado?” se preguntó sin poder evitarlo.  Pero de otro lado, agradeció que no haya sido así. Seguramente el golpe para Hinata hubiera sido fatal. Aunque gracias a ello su  valía como alfa estaba en entredicho.

Cuando finalmente pudo limpiarse, se puso de pie de nuevo. Había rasguñado con sus garras su lecho, dejando evidentes marcas. Se acercó a la ventana y las corrió, dejó que el viento seque su cuerpo cubierto de sudor, su pecho canela brilló a través de la luna. Llamó a su madre omega, pidiéndole que a través de alguna señal le diga que hacer. Se sintió confundido. Sabía que su palabra es ley, pero en ese momento sintió querer romper todo acuerdo e ir por Sasuke.

No le amaba, le despreciaba pues le engaño, pero ese dolor por el engaño también apoyaba la idea de que definitivamente no le es indiferente y que este felino tiene cierto control sobre él. Su orgullo seguía  lastimado, como una herida sangrante. Se había encariñado con el beta que Sasuke fingió ser, lo había deseado aun de esa manera. Enterarse que aquella persona que pensó seria su compañero secreto fue una máscara quebró sus esperanzas. Pero saber que es Sasuke le confunde, no quería que esos sentimientos que sintió por Sasuke como beta pasasen al verdadero Sasuke.

No era seguro, como alfa debía de estar libre de ese tipo de ataduras y más porque al parecer después de la batalla en el frente Uzumaki iba a intentar que Hinata vuelva a quedar preñada y no solo eso: volvería a marcarla, pues sintió que con los años esa mordedura que le daba en cada celo  se hacía  débil.

Agradeció entonces la batalla, al menos en medio de esta podría evitar su problema con sus esposos.

No deseaba  vovler a dormir pues no quería soñar con Sasuke ni escuchar aquella voz. Hace mucho que no soñaba con nada. Cuando su madre falleció recordaba que muchas pesadillas de un ser con garras le atormentaba. Su madre había sido asesinada en sus ojos, pero algo había bloqueado aquellos recuerdos, supuso que para no dañarlo más, como una auto protección.

Pero parecía que alguien dentro de él despertaba. Quiso pensar que era su alfa, pero sentía que había algo más ahí, haciendo su presencia manifestarse. No le temía, sentía que no le causaría daño. Lo que sí temía era que este tomaran el control de su cuerpo e hiciera algo de lo que él tendría que pagar las consecuencias. Si no hubiese despertado, hubiera mordido a Sasuke y solo los hubiera condenado a ambos a un lazo forzado y doloroso.

Decidió finalmente intentar recostarse en su lecho. Pero su mente no parecía querer sumirlo en el mundo de los sueños, estaba demasiado despierto, alerta, sus sentidos estaban muy afilados como si estuviera acampando en territorio enemigo.  Quizás era ello: Los Uchiha, se había propuesto descubrirlos, pero a la vez no quería acercarse a ellos. Debía de esforzarse por hacerlo pues sentía que debía de mantenerse alerta.  Con ellos a su alrededor, se sentía como si fuera estudiado, en especial por Fugaku Uchiha, pero Sasuke no se quedaba atrás, el misterio que el felino omega guardaba iba a descubrirlo por el bien de su clan. ¿Acaso serían como todos los demás clanes queriendo tomar el favor de su padre? ¿O había algo mucho más ambicioso? Naruto pensaba que posiblemente era lo segundo, pero no entendía en qué magnitud.

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Sasuke se quedó observando su imagen y sonrió. Sus orejas se removieron mientras su cola se enrolló alrededor de su cuerpo. Su nana le regañó por ese acto de vanidad, pero aun así le siguió vistiendo. Le sujeto el obi alrededor de su costoso kimono, le puso el broche y luego le cubrió con su haori amarrándose hacia delante. Era un traje costoso pero no demasiado ostentoso, ideal para que un omega fuera a presumir de lo que su padre alfa le mimaba ante otros omegas. Por qué los omegas también amaban a los alfa que podían proveerle bien. Sasuke muchas veces tenía una manera de vestir sencilla pero bien acicalada, pero había momentos en los que su vanidad felina hacía mella en él. Más si el nombre de su clan estaba en sus hombros.

—Ototo, realmente te pareces a mamá— comentó Itachi desde su lado, mientras también era arreglado con un traje más sobrio que el de su hermano menor. Sus siervos sonrieron al observar la belleza de sus amos. Para ellos, estos eran perfectos, una real dignidad poder servirles.

—Solo que más engreído

Sai había interrumpido la conversación de los hermanos mientras se deslizaba con sigilo a la estancia privada de Sasuke.

—Vaya, primo, tener esposo tiene sus ventajas. Tienes todo esto para ti solo—Comentó mordaz el más joven de los tres.

Sai era primo de ambos, se habían criado juntos pues pertenecía a la tercera línea principal de los Uchiha. Además dentro del clan casi todos se conocían. Prácticamente Mikoto lo había adoptado en su hogar a la muerte de la madre omega de Sai. Era un chico pálido con el cabello liso totalmente, siempre llevándolo atado, que sabía manipular su presencia y su aroma el cual no era muy fuerte; su piel era incluso más pálida que la de los hermanos, y ahora estaba vestido formalmente con kimono para acompañarlos.

—Realmente quieren impresionar a los Hyuga. — Siguió Sai también vestido con pulcritud.

—Tú no te quedaste atrás Sai—comentó Sasuke por fin libre de las manos de sus siervos.

—Bueno, no quiero desbaratar la imagen que tenemos. Además será entretenido. —Sonrió enigmáticamente el joven.

Las verdaderas intenciones de Sai muchas veces eran un misterio, pero a pesar de sus momentos de rebeldía, estaba con ellos en la lucha. A su manera les daría un enorme apoyo.

—Ya les envíe el mensaje a los nuestros. —Comentó en un murmuro.

Sasuke e Itachi asintieron mientras sus siervos guardaron silencio. No había peligro, sus siervos sabían que los mismos príncipes estaban arriesgando su piel. Ninguno temía entregar su vida, pues sus amos hacían lo mismo: O ganaban todos o todos se hundían era la mentalidad del clan.

Sai había recibido un entrenamiento diferente a Sasuke e Itachi, uno más especializado. Vestido como uno más de la nobleza, resaltando  su fría belleza no podría identificársele con su aspecto misterioso cuando era  cubierto por la sombras, con aquella figura delicada flexible e irreconocible vestida de negro. Si bien era aprendiz de Itachi en algunos aspectos, también lo era de Obito en otros, así como sucesor de Mikoto…

Los tres príncipes salieron del aposento de Sasuke, el cual era el más grande de las estancias Uchiha por ser el segundo esposo de Naruto. Avanzaron por el pasillo, sus siervos de compañía estaban arrodillados con la cabeza hacia abajo. Uno a uno se fueron levantando para seguirles el paso cuando los nobles pasaron por su lado. Cuando llegaron a la puerta, tres palanquines les esperaban. Las estancias Hyuga estaban al otro lado y para una visita debían ser llevados en palanquines y no a pie, pues estropearían los trajes que llevaban.

Cada uno se subió al propio y sus siervos betas les llevaron por los hombros. Mientras sus acompañantes eran llevados, los tres de mejor rango, en palanquines menos ostentosos y los otros a pie. 

Aquello no pasó desapercibido por las personas que iban y venían por la calzada del castillo. Fueron identificados de inmediato pues los palanquines llevaban el escudo de los Uchiha. Suscitaron murmuraciones y comentarios, venias y otros saludos de respeto.  No era algo poco común, pues muchos funcionarios y nobles se movían de un lado al otro del castillo de la misma manera. Sobre todo cuando eran reuniones especiales y no paseos por lo cual no tenían la vestimenta adecuada. Lo que suscitaba curiosidad era el verlos y el destino de ellos.

Llegaron al recibidor de las estancias Hyuga que estaban conectadas a las de los otros clanes, era esplendorosa. Una corte ya los esperaba para guiarlos a las estancias de la primera esposa. Prácticamente fue un recorrido en el que le mostraban todo lo alcanzado por los Hyuga en esos años de alianza con los Namikaze. Sasuke no tenía permitido ingresar a esa ala sin el permiso de Hinata o de alguno de mayor grado, por lo que observó con cierta atención los detalles del lugar.

Sasuke no llevaba mascara puesta pero sí su hermano y primo pues eran solteros, por los que su desviaciones de mirada eran vistos con orgullo por la corte que los guiaba.

Hinata Hyuga les esperaba con su propia guardia detrás, acompañada de su primo Neji. Los Uchiha se inclinaron casi a ángulo de noventa grados ante la primera esposa. Ella ocupaba un rango mayor que Sasuke por lo cual deberían de ser los que se inclinaran más. Los Hyuga respondieron con una reverencia menor por protocolo.

—Bienvenido, Sasuke-kun—saludo ella con una mirada seria, como Sasuke nunca la había visto. Supo que ella era diferente a la Hinata al lado de Naruto.

—Muchas gracias por su cordialidad. —Fue su respuesta con una sonrisa sencilla—Y abusando de esta, invité a mi hermano y mi primo, Sai. Espero no haberla ofendido. —Pidió otorgándole una leve venia.

Ella negó con una sonrisa que Sasuke supo era tensa. Sin embargo, ella siendo cordial, le invitó a seguirla. Caminaron por el corredor hasta que una puerta le fue abierta por donde ingresaron. Todos los omega al servicio de Hinata estaban arrodillados a dos filas a cada lado de la estancia, con la frente al suelo.  Uno a uno les dedicó reverencias mientras caminaban en medio. Llegaron a la sala. Y dentro se encontraron con omegas de clase alta, seguramente consortes e hijos omega de los generales y nobles Hyuga.

—Todos los aquí presente son omegas. —Inició Hinata con voz firme pero con un matiz agudo— Incluso los siervo que nos atenderán lo son. Así que invito a su hermano, Itachi-kun y su primo a que nos muestren su rostro. —Su voz siguió siendo dulce, pero guardaba cierta autoridad que su título de primera esposa le otorgaba.

No pudiendo evitarlo, no podían interponer una excusa pues aquellas palabras eran ciertas. Además que la joven y los omegas alrededor iban a hacer valer su autoridad como superiores.  Itachi fue el primero en retirarse la máscara. Algunos murmullo bajos se escucharon. Si Hinata se había sentido nerviosa por la belleza de su competencia, con la vista del rostro del hermano de este, se sintió peor. Luego, el rostro de Sai quedó también al descubierto, por lo cual la tensión de los otros omegas se hizo evidente.

El Uchiha menor, Sai, era también una belleza a tomar en cuenta a pesar de que aún no estaba en edad de ser cortejado. Cuando llegase el momento, seguramente sería uno de los más acosados. Aquello no convenía a los solteros Hyuga quienes necesitaban emparentar más con los Namikaze en el mejor de los casos o con la casa Uzumaki. Muchos de estos solteros estaban presentes y tenían la edad de Sai, quisieron gruñir internamente.

Sasuke tenía la mirada curiosa pero altanera mientras enfrentaba su mirada con Hinata. Ella le había parecido muy tímida y lo era; pero parecía que había algo que le impulsaba a mantenerse firme ante su mirada. Sasuke sonrió internamente, supo que aquello sería muy interesante. Hinata no era tan simple como lo pensó de antemano.

—Por favor, siéntense

Los tres dieron una leve inclinación para luego acomodarse sobre los cojines preparados para ellos. Sus siervos se colocaron a sus lados, también eran omegas. La elite Hyuga vestida elegantemente en tonos plateados y blancos se acomodó a su alrededor.

—Realmente son muy hermosos, los tres—comentó una de las más mayores mientras se abanicaba a sí misma. —Realmente deberían de contarnos sus secretos. —Sonrió peor fue evidente que la sonrisa no era verdadera.

La música se dejó escuchar de manos de una de las siervas principales de Hinata. La anfitriona seguía detallando que características posiblemente atraerían a su marido de Sasuke. Un miedo se expandió pues lo veía tan seguro de sí mismo y sobre todo tan perfecto. Ella había accedido a invitarlos pues quería tener la oportunidad de conocerlo más cercanamente. Sabía que en otras familias, el primer y segundo esposo se llevaba bien, pero en el caso de ellos era prácticamente imposible. Ambos eran clanes aliados por matrimonio sin ninguna opción. Cada uno debía de luchar por su lugar en el corazón de Naruto o en el de Minato. Su padre le había mandado a  ella y Neji intentar estudiarlos ya que eran omegas y tenían una excusa para verlos. No así él mismo siendo un alfa. Sus tías habían estado de acuerdo pues necesitaban saber que competencia tenían su príncipe Neji y los solteros del clan.

La plática se desvío por palabrería cotidiana, sobre temas genéricos que mayormente los omega solo saben por chismosearía. Sin embargo, los Uchiha pudieron enterarse y confirmar cuantos más conformaban la elite del consejo y de los Namikaze.

—Así que Yahiko-dono, primo de Minato-sama, tiene dos esposos omegas.

—Sí, se dice que es muy pervertido y no sigue las reglas. Imagínate, muchacho, mordió a sus dos esposos. —Habló con sorpresa una de las omegas que parecia estar mejor enterada del asunto.

Una sensación incómoda fue la que sintieron Hinata y Sasuke. ¿Naruto mordiéndolo a ambos? Aquello era imposible. Hinata intentó observar cómo se tomaba aquella posibilidad  Sasuke. Quería saber si el joven estaba interesado en su marido de forma sentimental, si había caído como ella en el encanto del rubio. No pudo ver demasiado.

Bocadillos habían sido repartidos entre todos mientras la música les acompañaba suavemente. No era poco común que los siervos probaran primero la comida de sus amos así pues los tres Uchiha siguieron el protocolo. No es como si creyeran que los iban a envenenar pero algo que pudiera enfermarles o estar indispuestos sí podría suceder.

—Hinata-chan, esto es el dulce de arroz que preparas tu misma ¿verdad?—preguntó una de las más jóvenes emocionada.

La mucha que había permanecido callada asintió con un leve rubor en sus mejillas.

—Por supuesto, este es el que siempre das de comer a Naruto-sama cuando viene a verte. He escuchado que últimamente viene mucho por ti—Comento una de las más ancianas con picardía.

Hinata asintió con una sonrisa destellante, dirigió rápidamente a Sasuke, quien simplemente siguió comiendo en silencio. ¿Aquello podría decirle algo? ¿Podría lastimarlo de esa manera?

Sai que observaba todo se mordió el labio inferior. Tenía la mala costumbre de decir lo que pensaba mucho peor que Sasuke. Y es que Sasuke había sido entrenado para aparentar amabilidad que no sentía, pero él había recibido entrenamiento para meterse en lugares y no ser rastreado. Por lo cual la habilidad social no era lo suyo. Claramente aquellos omegas habían mandado a llamar a su primo para asustarlo de la forma en la que los omega lo hacían: intentando humillarlos, hacerles ver que estaba perdiendo terreno en el favor del marido. A Sasuke no debía importarle, pero era un golpe a su orgullo como omega. No solo indicaban que Naruto iba ver a Hinata sino que obviamente la deseaba más a ella.

—Vino a visitarme ayer mismo. —Inició Hinata como si fuera una charla casual, mientras Neji observaba la tensión en los hombros de Sasuke— Desea que lo acompañe a la campaña en la frontera Uzumaki. —Finalizó animada con un sonrojo en sus mejillas

Fue ahí donde los tres felinos prestaron atención, sus orejas felinas  se levantaron como deseando escuchar mejor.

—Siempre tememos que algo malo suceda, pero con seguridad va a necesitarle, Hinata-sama—Comentó Neji, tomando de la mano a su prima y señora.

Los omegas se sonrojaron inmediatamente. Los felinos fruncieron el ceño levemente al no entender aquellas reacciones.

—Es cierto, el clan Uchiha no ha estado metido en batallas, sino escondiéndose detrás de sus fronteras.

—Mi padre así lo creyó conveniente y como sus omegas le apoyamos—Respondió rápidamente Sasuke.

Unas risitas generales se extendieron en el recinto. Sasuke se sintió ofendido, quiso responderles de una manera poco agradable hasta que se dio cuenta que eso buscaban aquellos omegas.

—Así que aun consideras como tu alfa a tu padre.—Comentó una omega de mediana edad, esta inclinó su cuello dejando ver una cicatriz, la marca de su alfa— Por supuesto, no es de extrañarse ya que eres un no marcado, un segundo esposo.

— ¡Tía!— exclamo Hinata.

Realmente Sasuke le causaba nerviosismo y repudio, pero había sido criada para fingir amabilidad a sus invitados como buena omega. Todo aquello que su tía decía era lo que ella misma hubiera querido decirle sino sintiera un extraño miedo del omega. Sasuke  pese a ser joven tenía una presencia inusual, que solo había notado cuando se encontraba frente al general Orochimaru. Sus tías y su padre habían querido conocer más de cerca al omega que era su rival, así como los otros dos omegas que pertenecían a Fugaku. Pues podrían significar problemas en el futuro.

— ¡Podrá ser un no marcado, pero mi primo le dará el alfa que tanto necesita el clan Namikaze!

Sai simplemente no pudo contenerse. Sabía cuál era el verdadero plan pero ver la cara de la primera esposa descompuesto, ver el ceño fruncido de los omega de elite Hyuga había valido la pena absolutamente. Había golpeado en un punto sensible. Como Uchiha que era no iba a permitir una humillación grupal a su primo.

—Sai— le resondró Itachi

El joven omega  dio una leve inclinación con gesto mordaz.

—Hinata-sama, disculpe a mi primo—se disculpó Itachi aunque realmente no deseara hacerlo.

—No hay problema porque esta vez mi celo está en camino. —Habló segura de sí misma por primera vez en toda la noche. Ver a Sasuke morderse el labio inferior cuando su tía le insulto le había dado valor—Acompañaré a Naruto a las tierras Uzumaki, quizás ahí mismo, en la tierras de mi esposo quede preñada. Y si no es el caso cuando regresemos del frente Uzumaki entrare en celo y Naruto-kun me  dará mi primer cachorro. Orochimaru-sama me ha prometido que así será y presiento que tiene razón.

Los hermanos Uchiha se vieron entre ellos. Habría que hablar con el general lo más pronto de lo esperado. Permitir que Hinata se embarace antes que Sasuke les retrasaría en sus planes. Ya que la muchacha podría pedir la total atención del alfa para con ella. El estado de preñez de un omega era el único momento donde el omega tenía un significativo poder que nunca se repetía en su vida.

— ¡Es cierto, en menos de dos meses, la gran alianza tendrá un heredero dado por su primera y principal esposa! — Hablo Neji en apoyo de su prima.

La tensión se sintió. Sasuke e Itachi sentían a sus felinos erizarse y querer gruñirles a los otros omegas. Una situación de enfrentamiento entre omegas era poco común pues no solían encontrarse enfrentados sino más bien resignados; pero esta era una situación en la cual el nacimiento de un hijo de cualquiera de los dos omegas esposos decidiría el futuro de su clan.

Todos los omegas presentes lo sabían y como simplemente no podían irse a la batalla en contra del otro pues esa era la labor de los alfa y betas, ellos se enfrentarían a los peligros de su clan a su mismo nivel. Podría parecer que un alfa es más importante que un omega en un clan, pero en su caso, un omega podría significar mayor poder para el alfa al que sirven.

 Hinata podría asegurar la estabilidad de su clan, el perdón completo de la traición Hyuga, el bienestar de su hermana y un futuro prometedor para ella. Cada omega Hyuga ahí presente necesitaba para sí mismo un matrimonio exitoso con un alfa del clan Namikaze o Uzumaki. Pero aquellos otros dos, Itachi y Sai podrían significar una intervención. Si antes Neji había podido participar como candidato a esposo de Minato, ahora parecía estar descartado. Quizás hubiera podido con otro noble importante, pero teniendo a Sai la cercanía con la edad necesaria podría terminar arrebatándole esa oportunidad. Cada uno lucharía por el bien de los suyos costara lo que costara.  Si una humillación y palabras hirientes podría dañar el autoestima del otro también lo harían. Los alfas del clan dejaban esos asuntos en sus manos. Mucho daño un omega también podría hacer en una inocente reunión de té. Eran especialistas en el combate cobarde. Un alfa no podría insultar a un omega sin dañar su imagen, pero un omega contra otro podría hacerlo y de esa manera averiguar las debilidades del otro y en el mejor de los casos las intenciones del otro clan.

— ¿Hace cuánto que Naruto-sama no visita tu lecho, jovencito?—preguntó un de las tías de Hinata con malicia— Creo que mi sobrina tuvo que recibirlo un día después de que escapo de tu celo. ¿Qué tan desastroso debiste de verte en tu celo para ello?

Neji alzó su mano, deteniendo un comentario posterior. Observó a detalle como el rostro de Sasuke se descomponía comprobando que realmente le afectaba. No solo porque no había quedado preñado y eso dotaría de honor a su clan, sino por un motivo más personal. ,

—Realmente creo que mucho de que se da por hecho  son solo mitos como la elegancia de los Hyuga— comentó Itachi mientras se ponía de pie con el mentón levemente elevado.

Con la mirada llamó a su primo y a su hermano menor. Ambos Uchiha se pusieron de pie con gracia, acomodaron sus ropajes y dieron la respectiva reverencia solo para demostrar que ellos no romperían con el protocolo. Cuando estaban por retirarse siendo seguidos por sus siervos quienes también estaban alterados, inesperadamente la puerta de la estancia fue abierta anunciando la llegada de alguien

— ¡Naruto-sama desea ver a su esposa con urgencia!— anunció el siervo que resguardaba la puerta.

Naruto abrió sus ojos asombrado de ver a tantos omegas reunidos, pero sobre todo de ver a sus dos esposos en la misma estancia. Su corazón se aceleró cuando vio el rostro de Sasuke. No pudo evitar recordar su último encuentro en sus estancias, sus labios y lengua contra los suyos.

De inmediato los omega Hyuga se lanzaron al piso en reverencia. Hinata y Neji también dieron una marcada reverencia; Itachi, Sasuke y Sai hicieron lo propio. Era el heredero, el respeto para él era mayor.

— ¿Por qué están todos juntos´tebayo?—Como siempre, Naruto no sabía cómo comportarse ante tal muestra de respeto.

Los cuchicheos en una estancia cerrada son difíciles de hacer a un lado. Naruto había escuchado que una comitiva Uchiha iba hacia  la que pertenecía los Hyuga. Simplemente la curiosidad pudo más que él. Observó nuevamente a sus dos esposos, pudo oír que su respiraciones eran algo inusuales ¿habrían discutido? Si ese era el caso tendría que convocar un castigo para ellos. Si se comentaba que sus omegas se comportaban indignamente, él cargaría con una mancha en su reputación.

—Naruto-kun…

La muchacha parecía no saber qué decir, Sasuke se percató de ello, resopló con cierto desánimo. No le hacía gracia intervenir en su favor, pero tampoco iba a armar un escándalo, lanzándose a los pies de Naruto por perdón.

—Solo respondíamos a una invitación de cortesía. —Inició acercándose al rubio íntimamente como si fuera muy usual entre ellos— Ya que tú no nos has presentado directamente después del matrimonio, debíamos reunirnos en algún momento.

Sasuke cruzó sus brazos sobre su pecho como si estuviera regañando al otro. Para nadie pasó desapercibido el tono directo con el que habló lo cual era descortés. Sin embargo Naruto no pareció incomodarse sino que parecía responder al regaño con gracia y soltura, perdiendo en su cuerpo lo incomodo que le resulto la reverencia de todos. No le gustaba cuando le presentaban respetos porque le hacían sentir alejado, además que sabía que el respeto que le profesaban era por su padre. Tener a Sasuke hablándole como regaño de alguna manera le gusto, le hizo sentirse más relajado sin poder evitarlo.

—Es cierto. Supongo que debí de hacerlo. —Se rascó la nuca como  pidiendo disculpas.

— ¡Por supuesto que debiste hacerlo, dobe!—Sasuke tampoco pudo evitar corresponder a la mueca graciosa que Naruto hacía con sus labios como un niño regañado, podía ser mayor que él pero de alguna manera aquello le resulto tierno.

Una marea de sensaciones rodearon a Naruto al oír a Sasuke hablarle sin temor, con ese mismo tono de voz de cuando se hizo pasar por un beta. Aquel beta que interpretó le había gustado. Sasuke y su perfecta imagen de príncipe omega había sido un compromiso impuesto.  Aquel omega que tuvo en sus brazos fue ambos a la vez:  fue lo que supo a pesar de que sus recuerdos de esa noche extrañamente eran una bruma, supuso que por haber perdido totalmente el control con su alfa interno.

Todos decían que su alfa interno debía de ser un lobo como se decía que eran de los Namikaze pero él creía que no era así. Cuando veía el cuadro de su madre con un zorro detrás de ella creía que algo así debía de ser su alfa.

Tan perdido en su pensamientos estuvo que no escuchó los murmullos sorprendidos y espantados de los omegas Hyuga. Recién se dio cuenta que había permitido que Sasuke le llame “dobe”, aquel mote que lejos de molestarle de alguna manera lo sentía como una cercanía agradable.

Los omegas pelinegros dieron otra reverencia, anunciando una despedida.

—Nos retiramos—dijeron con respeto.

Pero cuando Sasuke estuvo a punto de abandonar el lugar, Naruto le retuvo con una de sus manos por puro instinto. Sentir la piel de su muñeca le acaloró de inmediato, trayéndole a su mente las fantasías de la noche anterior. Quisiera probar sus labios nuevamente, retenerlo entre sus brazos, pero aquello sería una falta de respeto a su esposa presente. No sabía que decir, solo necesitaba mantenerlo a su lado durante más tiempo, solo quería encontrar una excusa para poder olfatear su aroma.

A su mente acudió algo en lo que había meditado. No necesitaba excusas para presentarlo ante el consejo o a su padre, solo la aceptación de Sasuke. En lo más racional se decía que debía seguir estudiándolo, pero sus bajos instintos tenían otra intención.

—Voy a pedir que también vayas a la campaña en la frontera— Dijo luego de un momento de silencio. Sasuke podría acompañarlo a la campaña Uzumaki. No sería una batalla feroz, estaría seguro en el castillo Uzumaki como todos los omegas que usualmente acompañan a sus maridos para servirles luego de la batalla, ya que estos de esta manera desfogarían sus frustraciones en ellos.

Luego de decir ello soltó la mano de Sasuke, aunque su propia mano escocía por sostenerlo más tiempo. El pelinegro parpadeó sin saber qué hacer. Aquello no había pasado por su cabeza, pero escuchar la propuesta le agradó. Cuando vio la mirada de Hinata preocupada y de los demás omegas supo que hacer: Se acercó a Naruto y apoyo su mentón en el hombro de este, sintió una vibración de ansiedad del otro.

—Yo voy a apoyar tu pedido. —Susurró Sasuke con una voz entre dulce y provocativa que logró erizar los vellos de la piel canela del alfa.

Antes de que Naruto pudiera girar hacia Sasuke para volver a retenerlo, este ya había avanzado siendo seguido por su familia y sus siervos.

El pelinegro había hecho aquel pequeño gesto que los omegas hacen para provocar a sus alfas solo como venganza hacia Hinata por la humillación a la que le expusieron en sus recintos; pero cuando se acercó al cuerpo musculoso de su esposo se sintió un poco perdido y con la garganta seca. Su celo era muy lejano pero el aroma del otro había caldeado su cuerpo.

Por unos momentos el alfa se había quedado observando el pasillo por donde se había marchado el omega pelinegro, su segundo esposo, a quien no había visto desde que lo enfrentó en la propia estancia Uchiha. Había comentado con su padrino Jiraiya sobre su padre y sobre Sasuke. Este no pudo darle una respuesta de apoyarlo; pero sobre el tema de su omega le aconsejó que le demostrara cuan fuerte era para ganarse su respeto. Los omegas responden por naturaleza a los seres fuertes.

Además pedir que lleven a su segundo omega no era algo poco común. Hinata de hecho iría, pues como la mayoría de consortes estaría esperándole para que su esposo desfogue su sed de más batalla por medio de sexo.

Solo era deseo y vigilancia. Solo ello, fue lo que trato de convencerse.

Y  a pesar de ello,  Naruto pensaba demostrarle que su nombre y reconocimiento no era solo por su padre. Deseaba, en el fondo, equivocarse y que la ambición de Sasuke y su clan sea lo que todos los clanes que se alían quieren: un espacio en el consejo y respeto por medio de cachorros. Así podría desear sin remordimientos a Sasuke (al menos solo ello) Por lo cual debía de obtener respeto de su omega porque a pesar de todo Sasuke ya era suyo.

Los omegas que se habían reunido abandonaron la estancia, pues debían de dar privacidad a la pareja. Cuando se marcharon dejando solos a Hinata y Naruto ella se acercó a la ropa de este y apoyo su cuerpo en la espalda de su marido.

— ¿Acaso no soy suficiente para usted, Naruto-kun?—Pidió conteniendo sus lágrimas, pero haciendo notar a su marido que estaba punto de llorar.

Naruto tomó las manos de ella y las separó de su cuerpo. Verla llorar siempre le recordaba a aquel día en que ella se doblaba de dolor cuando perdió su cachorro. Así que tomo de su mano y se la beso. Mintió:

—Mi padrino me lo recomendó porque necesitamos tenerlos a la vista luego de sus mentiras. —Sonrió débilmente.

Hinata sabía que sus lágrimas siempre lograban hacerle recordar aquel fatídico día en que perdió a su cachorro. Si debía de usarlo para retener a Naruto hasta que le dé un cachorro, lo haría. Sus lágrimas serían sus armas le había dicho su padre. Sabiendo que el rubio ya no iría detrás de Sasuke, se deslizó a sus pies, para luego abrazarlos con premura.

Naruto se sintió sobrecogido así pues también se dejó caer y la abrazo. Pero en el fondo, deseó que quien estuviera en sus brazos no fuera Hinata.

 

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Orochimaru se encontraba a unas semanas de su propio celo. Su ciclo a diferencia de los otros era cada cinco meses y es que debido al uso de ciertas sustancias lograba distanciar con el tiempo un ciclo del otro, además de ciertas hierbas le ayudaban a mantener cierta cordura durante este. Así evitar que Jiraiya pierda el control total. Jiraiya tenía consideración por él, lo sabía. Otro alfa no podría resistirse de esa manera. Pero existían razones de por medio. Unas que atormentaban a Jiraiya.

Todos en la gran mansión se preparaban para partir hacia la frontera de los Uzumaki. Sus exploradores les habían informado que los miembros del clan Yamanaka iban a intentar invadir algunas tierras de cultivo de estos. Era una misión fácil pero que debía resultar aplastante como advertencia. Ya que, Minato deseaba que su hijo engendrara un alfa antes de dar el golpe decisivo contra la alianza Yamanaka-Nara-Akimichi. Orochimaru presentía que esta historia era algo que ya había sucedido. Por esa razón dejó a sus vigías en las tierras de los Uzumaki para que les mantuvieran informados si algo inesperado sucedía.

Se había acordado en la última reunión que Orochimaru viaje junto a Jiraiya, pues siempre hacían dúo en sus combates, los cuales resultaban extrañamente beneficiosos. Tsunade iba a quedarse en representación de Minato, protegiendo cualquier altercado y por supuesto si  quisieran tomarlos por sorpresa. La general alfa era en la única en que Minato confiaba además de Jiraiya y Yahiko para quedarse a cargo de la alianza.

Minato aún estaba barajando a quienes nombraría protector de cada región, gente por supuesto de su confianza. Si la nación se formaba y crecía, debía necesitar más personas dentro de su seno familiar por lo cual los herederos eran necesarios. Yahiko poseía cuatro cachorros, pero tres de estos eran niños aún, mientras que la única con 20 años era Karin, pero era omega. Minato, por supuesto, no la tomaba en cuenta para suceder a Yahiko. Pero, por supuesto, a Orochimaru no le importó cuando la chica le agradó.

Ante ellos, Naruto debía ser quien dé más herederos para el futuro, por esa razón Orochimaru había recibido una gran cantidad de oro a cambio del tratamiento de Hinata  de parte del propio Minato y por supuesto una cantidad casi sugerente del clan Hyuga.

La muchacha no era de su agrado y había repetido una y otra vez a Minato que ella carecía de cualidades para ser la madre del heredero. Al igual lo había hecho ante Jiraiya, pero ninguno entendía su punto. Simplemente veían en ella a una omega que debía de quedar preñada. No entendían el punto de que había omegas para cada tipo de alfa; no todos son adecuados para todos.

 Ante su insistencia en el tema, Minato había tomado cierto punto en consideración, pero lo dejó en manos de Hiashi, quien junto a Hinata habían asegurado que recibiendo un tratamiento adecuado, ella gestaría. Por supuesto ante el oro y su reputación puesta en duda había iniciado el tratamiento. Había hablado lo suficiente ante el consejo como para que no le juzguen si algo no resultaba como lo requerido.

Hiashi le había pagado adicionalmente para que le prepare un afrodisiaco para Naruto y para la muchacha, para que les sea más fácil enlazarse. La vida de la muchacha y el destino del clan no podían importarle menos, pero dado los posibles resultados,  le había advertido a Hiashi que podía poner en riesgo a su hija si desataban la fuerza de Naruto para que engendrara un alfa.

Orochimaru se complacía de ver a Hiashi tan desesperado. Para su sorpresa y la de todos, Naruto había pedido que Sasuke también fuera con ellos. Fugaku aceptó. Minato tuvo ciertos reparos antes de aceptar. Sin embargo, Orochimaru se ofreció a protegerlos y vigilarlos, aconsejándole en secreto que era mejor tenerlos a la vista y que si engendraba dos cachorros al mismo tiempo sería lo mejor. Ante aquello al líder rubio le brillaron los ojos.

El omega conocía bien a Minato, lo había visto cambiar a través de los años. De alguien soñador a alguien que tuvo que golpearse con la realidad. Sin embargo, sabía que este iba a intentar controlarlo tarde a temprano. Con su ambición desmedida, si se enteraba de su verdad iba a querer usarlo.

Los Uchiha, tanto Sasuke como Itachi le pidieron explicaciones sobre el tratamiento que había emprendido con la muchacha. Les aclaró que era verdad. Dejando en claro que a su manera les ayudaría pero que era su negocio, si le pagaban por algo debía de acceder. Sin embargo les brindó la información del afrodisiaco. No podía evitar que los Hyuga lo intentaran en el celo y que posiblemente funcione (aunque puede traer muchas consecuencias fatales para Hinata), pero quizás pudiera hacer algo para estropear un poco los planes en las Tierras Uzumaki por el bien de Sasuke y a la larga del suyo propio.

Pudo escuchar a lo lejano los tambores de los diferentes clanes, los rugidos de alfas, los “viva” de los betas, los pesados trajes siendo envueltos, las armaduras siendo desempolvadas. Salir a misión era todo un espectáculo. Orochimaru le gustaba pues podía poner en práctica sus experimentos. Tenía para esta misión dos nuevos venenos y había perfeccionado su técnica con sus amigas serpientes, iba a utilizarlas en lugares cerrados, Jiraiya iba a ayudarle en ello. O al menos eso planeó y entrenaron. A pesar de los reparos de Jiraiya, este nunca se negaba a sus técnicas extrañas.

Cuando Orochimaru empezó en el ejército había iniciado como arquero, también era experto en aquella arma, pero esta vez se iba  a enfrentar cuerpo a cuerpo en un sitio cerrado donde iba a intentar atraerlos.

Su sirviente Kabuto ingresó, trayendo su armadura. Sus siervas omegas iniciaron a peinar sus largos cabellos, lo alisaron y luego enrollaron en un moño sobre su cabeza, con palillos quedo bien sostenido, se puso los colgantes de su clan (aunque nadie sabía sobre estos) luego se maquillo el rostro con polvo de arroz dándole un aspecto más fantasmagórico.

Seria una cabalgata sin pare hasta las tierras Namikaze, donde descansarían en el anochecer y luego hasta Uzumaki, hacia el castillo que quedaba casi a la frontera.

Kabuto se acercó con su armadura, el faldón de esta. Al ponérselo su cuerpo adquieró mayor presencia, le calzo las getas, se las amarró con cuidado. Mientras tanto Orochimaru se perdía en su propia imagen. Una de sus manos viajo hasta su vientre donde se detuvo por unos segundos hasta que la voz de su mano derecha le despertó de sus planes a futuro.

—Mi señor, el gran líder le pide si puede ir a buscar al general Jiraiya a sus aposentos. Este no se ha presentado. Todos los lideres ya están a punto de subir a sus caballos; incluso los omegas que nos van a acompañar están listos.

Orochimaru resopló cansino. Jiraiya siempre daba problemas; sin embargo le era útil a sus propósitos. Lo necesitaba como salvaguarda. Había maldecido ser un omega en su momento pues sabía que iba a necesitar de alguien en algún momento. Sin embargo, unirse a un alfa significaba serle obediente, no poder resistir al impulso de contentarle y complacerle. Jiraya era quien con su aroma poderoso mantenía a otros alfa lejos de él; pero de  quien también podía mantener distancia prudencial para prevenir su libertad y seguridad. Aunque Jiraiya no lo supiera, al no comprometerse realmente a él, también le protegía de manera silenciosa. Jiraiya quería retenerlo a su lado, le había otorgado el permiso de retenerlo, aunque eso le esté costando su libertad. Y es que pertenecerle sin ser permanente le aseguraba seguridad pero también recortaba su libertad. Jiraiya era el carcelero a quien le había otorgado la copia de la llave de su celda, quien lo quería retener a su lado, pero quien no debía ni podía hacerlo.

Sus siervos se quedaron de rodillas a su alrededor. Estaba listo, sus venenos y armas estaban empacados sobre el caballo de Kabuto. El suyo estaba ensillado esperándolo. Salió de sus aposentos, seguido de su segundo, Kabuto, un muchacho beta que se había vuelto su aprendiz. Sonrió al recordar que  Karin Uzumaki también era  un aprendiz muy particular. Según prevenía, abogaría por ella para que pudiera viajar de regreso con ellos. Ella iba a jugar un buen papel en la ayuda que iban prestarle a los Uchiha, en especial a Sasuke.

Finalmente llegó a los aposentos de Jiraiya, sus betas y alfas estaba desparramados por todos lados.

— ¡¿Qué demonios sucede aquí?!—Llamo la atención de todos con amargura.

Los betas de inmediato se pusieron de pie y le dedicaron una venia.  Mas los alfa seguían mirándole sin respeto alguno. Orochimaru como general era solo respetado dentro de la alianza por Minato, Tsunade, algunos generales, los beta y por supuesto sus propios soldados; pero los alfa de Jiraiya parecían reflejar el resentimiento de su líder. Para muchos de estos, Orochimaru era solo la puta de su señor.

—Minato convoca a que se presenten de inmediato—Hablo con la voz más grave que pudo.

Al utilizar el nombre del líder todos se pusieron de pie, le dedicaron la venia respectiva y por fin comenzaron a prepararse. Caminó en medio de los alfa con gallardía. No pudo evitar que algunas de las miradas de los soldados fueran a su cola y a sus orejas, se mantuvo con el rostro serio.

Cuando llego a la habitación de Jiraya, dos betas le detuvieron tocándole el pecho imprudentemente.

— ¿Me estas tocando?—Pregunto burlón pero amenazador.

El beta de inmediato apartó la mano de su pecho. Se inclinó, intentando demostrar algo de cortesía que evidentemente no sentía.

—Lo lamentamos, señor, pero nadie tiene permiso de ingresar. —Hablo sin mirarle a los ojos.

—A mí no me vas a impedir la entrada. —Respondió el general serio. Alzó la mano y Kabuto apareció a su lado.

Kabuto se encargó de ambos, mientras Orochimaru corría las puertas. El aroma fuerte del sexo le llegó a la nariz. Era el de Jiraiya mezclado con el de dos omegas. No era algo que no sucediese comúnmente.

Ingresó sin perturbarse. Encontró a Jiraiya retozando cómodamente con dos omegas en sus brazos, bastante jóvenes. Por el cabello anaranjado y el aroma de uno supo que era un Namikaze de linaje medio; luego encontró a otro pelinegro, el cual abrió los ojos e intentó apartarse del cuerpo del alfa, pero este se lo impidió con el agarre en su cintura, sus ojos eran blancos, era sin duda un Hyuga.

—Al parecer están buscando seducirle para ser su esposo—Inició con altanería— Sus padres me juzgan pero no les importa dar a sus hijos para que los prueben. —Se burló.

El omega de ojos blancos agachó su cabeza sumisamente. Orochimaru pudo olfatear su miedo, así pues su barbilla se elevó. Pero algo dentro de él se sentía desplazado y dolido. El omega Hyuga sacudió al otro omega, esta se desperezo sin cuidado. Cuando sus ojos se toparon con los de Orochimaru le dedicó una mirada de superioridad. Seguramente para aquel omega el que allá sido tomada por el alfa general significaba que se convertiría en un segundo esposo en el peor de los casos.

— ¡Jiraiya!—Llamó con voz autoritaria.

El general alfa se removió, producto de un impulso quedó sentado y observó a su amante “oficial”. El omega mayor esperó que como siempre, Jiraiya pida disculpas a los otros omegas y vaya sus pies a rogar su perdón. Era algo repetitivo incluso. Orochimaru sabía que Jiraiya como alfa tenía necesidades que él no iba a cumplir, pero que ninguno de estos era tomado en serio, al final siempre rogaba por su amor, aquello le hacía sentir seguro.

Sin embargo, esta vez lo que recibió de su alfa fue una sonrisa de superioridad y una mirada despectiva; mientras sus brazos atraían a los otros dos omegas a su pecho. Se sintió incómodo, como si estuviera interfiriendo en algo. Sin embargo no dejó que ese sentimiento amargo demostrara que le afectaba.

— ¿Qué demonios haces con dos omegas de la nobleza menor?—preguntó frío.

Aquello también era nuevo. Por muy por debajo que estuvieran en la escala de la nobleza, eran omegas de buen linaje, Jiraiya siempre se acostaba con siervos o prostitutos, con quien no tenía mayor deber.

—Pensé que hasta tú tenías límites. —Continúo ante el silencio del alfa.

Jiraiya se río, los omegas lo siguieron. Orochimaru se mordió la mejilla por dentro para no empezar a gruñir. Quería enfrentarse como un animal a aquellos omegas: su animal interno sentía su territorio violado, como si realmente tuviera un lazo con Jiraiya. ¡Realmente deseó destrozar la cara de ambos omegas a arañazos!

—Parece que el general Orochimaru-sama no se ha enterado—comentó la omega peli naranja, la atrevida que paseaba su mano por el pecho del general alfa.

— ¿Enterarme?—Preguntó con voz temblorosa por la indignación.

Orochimaru había pasado los últimos días absorbido por el tratamiento para Hinata, en conversaciones con los Uchiha, en crear la estrategia posible para cualquier eventualidad en la misión y en dar los últimos entrenamientos a sus soldados.

—El general Jiraiya esta buscando dos esposos y omegas nobles para su harem personal. —Anunció como si fuera una feliz noticia.

Ante aquellas palabras, el general omega simplemente no pudo ocultar la sorpresa de sus ojos. Sus labios no dijeron nada pero su mirada dolida fue de inmediato hacia los ojos de Jiraiya, la mirada de este guardaba culpa pero pronto una frialdad se instauró.

Aquello significaba que oficialmente renunciaba a él, que lo dejaba a la deriva y sin protección, que nunca más lo tocaría.

—Lo siento, Orochimaru, pensaba decírtelo antes…Pero el anuncio oficial se dio ayer. Hable con Tsunade y Minato…tienen razón, ya es hora de que tenga mi propia familia. Y tú…—dijo con cierta duda, como si esperara algo de Orochimaru.

—A mí no me importa. —Hablo alto y claro el omega— Bien por ti, así habrá alguien que se encargue de levantarte  a la hora adecuada. —Comentó mientras cruzaba sus brazos, intentando ocultar sus garras que se habían manifestado, sentía algo en sus ojos queriendo caer. No quiso pensar en que era. —Solo estoy aquí porque Minato manda llamar a todos. Tus soldados están desorganizados. —Continuó usando su fuerza de voluntad para que no se le quebrara la voz. —  Idiota, prepárate, la misión va  a empezar.

Sin decir más y sin dedicarle una mirada, salió de la habitación. Sintió las miradas de deseo de algunos alfa. A pesar de ser mayor, su cuerpo ni su rostro lo demostraban.  Nuevamente volvería a ser un blanco disponible, algo de lo que huyo en refugio de Jiraiya por años. Minato iba a incordiarlo con que tomara esposo, pero no iba a permitir que lo utilizaran de herramienta nuevamente. Esta vez iba a asegurar su libertad. Aunque iba a necesitar una vez más a Jiraiya, sabía que podía hacerlo. Sus pensamientos eran fríos y sin sentimentalismos, pero no podía evitar sentirse enfermo. Lo cual le recordó que podía ser un general pero seguía siendo un omega, uno que se sentía abandonado.

 

.......

 

Por su lado Jiraiya se quedó observando la puerta por la que su ex amante había salido. Los omegas en sus brazos se refugiaron ociosamente en ellos. Le habían gustado ambos, pero realmente no había podido sentir ni mínimamente de cuando tomaba a Orochimaru en los celos de este. Supuso que aquello mejoraría con el tiempo. Siempre había deseado tener su primogénito con Orochimaru, pero este le dejaba cada vez muy en claro que no sucedería. Minato había hablado con él, al igual que Tsunade: ellos debían ser los que dieran el ejemplo casándose y teniendo una familia. Debía continuar su linaje. Minato había sido muy claro en ello.

Aun con todo, infantilmente había esperado, cualquier reacción de Orochimaru que le indicara que iba a cambiar, pero este más allá de mostrarse ofendido en su orgullo no había dado muestra de más. Si Orochimaru hubiese mostrado algún signo positivo, Jiraiya lo hubiera dejado todo. Si su omega le hubiera correspondido, no hubiera necesitado de nadie más, nunca le engañaría, sería un esposo fiel y dedicado solo a él.

Entendía porque Orochimaru rechazaba el compromiso, para él era someterse a la voluntad de alguien y debido a que muchas veces estuvo a punto de tener que hacer cosas por voluntad de otro había creado un rechazo total a ello. No quería ser mordido pues sabía que ello sería otorgarle el control de su vida a Jiraiya. Pero aun así ya había pasado demasiado tiempo esperándolo. Era suficiente.

Cada soldado estaba listo, los generales sobre sus caballos, sus segundos al mando y asistentes cargando sus armas, algunas pertenencias y alimentos. Todos los  omegas consortes iban sobre caballos, y es que solo los que no han tenido cachorros irían.

Sasuke iría al lado de su padre, quien ya estaba sobre su caballo, detrás de él iban algunos alfas y sus betas. Una buena parte de sus soldados se quedaría a custodiar el castillo bajo el mando de Tsunade, quien protegería  el lugar de cualquier eventualidad. El omega agradeció aquello, no quería ver morir a su gente por una causa que no era la suya. Iba vestido con un hakama ( pantalón plisado ancho) de color lila pálido, mientras la camisa de mangas anchas era del mismo color, anudado a un obi color blanco, su haori tenía un decorado de pétalos de lilas, con un color más fuerte, su cabello estaba atado. A vista de Naruto se veía impresionante: Era hermoso, elegante, pero de alguno manera, fiero, como si también estuviera listo para combatir.

Del clan Hyuga iría Hiashi, Neji, Hanabi, que haría su debut como guerrera en un campo de batalla real. Hinata también estaba presente, hermosamente vestida con elegancia.  Pero ella no iría con la gente de su clan sino que iría al lado de Naruto, como su esposa.

Los miembros del clan Uzumaki irían bajo el mando directo de Minato, pues el hermano de Kushina se quedaría dando apoyo a Tsunade, mientras la mitad de la guardia de Namikaze se quedaría también protegiendo el castillo. La otra mitad lucharía con su líder en la frontera.

Cuando Jiraiya al fin llegó con sus innumerables soldados fieles, fue que todos se pusieron en formación. Orochimaru no le dirigió la mirada, se posiciono al lado izquierdo de Minato, su propia gente le siguió también. Ninguno hizo algún comentario directo. Minato supo que el general omega se había enterado de la decisión de su maestro. No se preocupó, ambos eran buenos guerreros y no dejarían que sus problemas personales interfirieran en la batalla.

Todos listos, los tambores resonaron, y los caballos se alzaron para luego empezar a trotar a paso ligero. Los golpes contra la tierra resonaron, mientras los caballos cada vez avanzaban hasta perderse de la vista de los que los despedían con algarabía. Todos los que quedaban rogaron a  los dioses que les brinden su compañía y bendición; la campaña en la frontera Uzumaki había iniciado. Y con ella grandes cambios traerían al regreso.

 ..............

 

Las tierras Uzumaki estaban al Norte de las Tierras Namikaze, por lo cual el ejército que había partido para dar apoyo a los Uzumaki, tuvo que atravesar las tierras Namikaze. Como era sabido el castillo de la Alianza había sido construido en la frontera simbólica de todos los clanes, pero realmente estaba situada en donde antes los grandes clanes habían batallado, como muestra de su unión, ocupaba geográficamente tierras Hyuga, Uchiha Senju y Namikaze. Por lo cual  para llegar las tierras Uzumaki de forma más rápida no fueron al castillo Namikaze, sino que siguiendo el curso del río, atravesaron la tierra natal de Minato y Naruto sin parar. Eran amplias, pero la velocidad a la que iban y la concentración llegaron a mitad de estas casi al anochecer. Cuando la luna salió dando protección de las tinieblas a todos los jinetes, las fogatas fueron encendidas.

Para Sasuke era nuevo el conocer otros territorios, había leído descripciones y visto dibujos de los viajeros, pero nunca había visto con sus propios ojos la vegetación de otras tierras. En las pocas misiones a las que asistió no había tenido el tiempo para poder detenerse.  Las tierras Namikaze eran parecidas a las suyas, pero había notado que el bambú abundaba, los grandes árboles se elevaban no dejando ver el fin. Además de ellos las casitas de algunos pobladores se veían construidas del bambú que tanto abundaba. Se preguntó si en un terriotorio tan extenso como el de los Namikaze todo sería igual. Entendió que probablemente no. Siguieron avanzando hasta llegar a una explanada, fue ahí donde pararon.

Rodearon una casona, donde estaban algunos hombres de confianza de Namikaze, era un punto de control y vigilancia sobre los Hyuga, con los cuales compartían rio y frontera. Fue justamente en ese lugar donde tiempo atrás se firmó la paz entre ambos.

El castillo Hyuga estaba todavía a unos metros de la frontera, por lo cual hubiera sido una pérdida de tiempo cruzar el río para utilizarlo.

Aparentemente las tierras Hyuga no eran tan grandes como las de sus conquistadores y es que tiempo atrás el clan Inuzuka le había arrebatado parte de sus tierras, por ello mismo después del nacimiento de Hinata se había firmado un acuerdo de futuro matrimonio con los Namikaze.

Los dos sannin, Minato, Naruto, Hiashi, Hinata,  Sasuke y su padre se hospedarían en la casona de los generales  que controlaban a los Hyuga. Las habitaciones habían sido preparadas con antelación, pues se había enviado emisarios que hicieran llegar el mensaje de la llegada de Minato y su ejército.

Sasuke no pudo evitar que la curiosidad le dominara, se alejó de los miembros de su clan y se acercó a las laderas a su lado. Caminó y subió por esta, quedándose anonadado pues el campo al frente tenía un detallado dibujo de un castillo, que iluminado por la luz cansina del sol casi escondido en el horizonte matizaba de forma sin igual. Impresionante, no encontró palabras para describirlo ¿Cómo alguien pudo haber trazado un dibujo tan perfecto sobre el campo verde? No era un dibujo de un solo color, sino que incluso tenía matices. El omega trataba de encontrar una explicación para tal hazaña pero simplemente no lo encontraba.

—Ese es el castillo de mis ancestros ´tebayo.

La pantera dio un respingo al darse cuenta que Naruto se había acercado a él en silencio. Se había prometido que seduciría al rubio, pero teniéndolo tan cerca no sabía cómo comportarse.

— ¿Y hoy a quien me mostrarás, Sasuke?

El azabache se mordió el labio inferior. Iba a tener que aprovechar el momento de euforia del rubio después de la batalla. Sabiendo de antemano que debía de embarazarse antes que Hinata, por la información de Orochimaru, realmente no se sentía capaz de seducirlo, de alguna manera la vergüenza le sobrepasaba.

—Es impresionante. Pensé que el clan Namikaze no sabía de arte. —Comentó, intentando no ser desagradable con él.

—No hay buenos en ello. Esto fue hecho por artistas Uzumaki. Uno de ellos fue mi madre. —Comentó el rubio con extremo orgullo.

El azabache se quedó sin habla; su curiosidad y sus intentos por querer saber más se hicieron presentes.

— ¿Cómo lo hacen? Mezclan tinturas o...— Preguntó, pues esa era una de sus teorías. Para gracia de Naruto mientras preguntaba su cola iba moviéndose bastante más hiperactiva de lo usual.

—No... Solo son variedades distintas de arroz´tebayo— Respondió con buen ánimo. Realmente poder compartir aquel pequeño orgullo por su madre con alguien era satisfactorio. —  De hecho cuando lleguemos a las tierras de mi madre veras mucho de estos. Te los mostraré—Se señaló así mismo, guiñándole un ojo sin percatarse de ello. Logró que la cola de Sasuke se moviera de una forma más lenta, como si demostrara que su dueño se había encandilado por un momento. — Solo se hizo esto debido al matrimonio de mis padres, aquí en la tierra Namikaze. Es un símbolo de su unión—Finalizó con una sonrisa. Le alegraba saber que alguna vez sus padres se amaron.

Naruto parecía muy emocionado al contar ello, Sasuke pensó que seguramente la madre de él había sido una gran omega, una gran madre; la culpa hizo mella en él. Él pensaba traer un hijo al mundo solo por fines políticos. Intentó guardarse ese sentimiento. En este viaje debía de conseguir que Naruto lo tomara y fecundara. De solo pensar en ello se avergonzó, por lo que desvío la mirada, su cola demostró su nuevo estado de humor cayéndose y doblándose hacia un lado. Naruto se dio cuenta de aquello, malinterpretándolo. 

—Seguramente te estoy aburriendo con esto´tebayo

El rostro de Sasuke que aunque poco cambiaba, parecía haber mostrado real interés, pero de repente este cambio. Naruto se sintió decepcionado pero también molesto consigo mismo. Había deseado encontrar en Sasuke alguien que gustase escucharlo de verdad. Que le prestara real atención. No había tenido aquello con Hinata. Ella, sí, por supuesto, siempre estaba dispuesta a escucharle, pero no era real, ella no opinaba solo se mantenía quieta, cumpliendo con lo que debía.

—Nada de ello. —Le interrumpió Sasuke con firmeza. Tomándole del brazo, enfocando sus penetrantes ojos negros contra los suyos, logrando que alejara cualquier persona de su pensamiento— Seguramente tu madre fue alguien incomparable. — Y la voz con la que lo manifestó a Naruto solo pudo sonarle a verdad ¿es que también había caído en su juego?

Sasuke se sorprendió siendo sincero, pero fue exactamente lo que pensó. Alguien que pudiera tener la paciencia de cuidar las plantas de arroz, darles aquella forma para que representaran algo, agruparlas y hacerlas crecer en diferentes colores, seguramente era una persona grandiosa.

—Mi madre no era alguien especialmente paciente la verdad— Respondió recordando vagamente  los ataques de enojo de su madre, como sus cabellos parecían alzarse mechón por mechón cuando se enojaba.

El omega supo que era un momento de vulnerabilidad del otro. Era el momento propicio de atraerlo. “Solo será una vez, es por el bien de mi clan”  se dijo.  Se acercó dejando ir su aroma de omega, aquel fascinante coctel dulce. Naruto sintió que su garganta se secó. Sus ojos se conectaron con los brillantes de Sasuke; los cuales, por alguna razón, parecían reflejar el brillo lunar de una manera tan perfecta. A través de ellos se sintió como si fuera analizado. En vez de dar un paso hacia Sasuke dio uno hacia atrás. La mirada de la pantera omega era demasiado intensa.

—Bien, creo que debemos regresar.

Naruto se dio la vuelta, pero la manga de su haori fue retenida por las manos del azabache, quien tenía la mirada hacia un lado. Sus mejillas estaban levemente sonrosadas, Naruto pudo notarlas. El corazón del alfa se aceleró, sintiendo que su cuerpo se había caído en una trampa.

—Quiero quedarme un tiempo más…—Habló el omega con una voz inusualmente suave.

—Realmente te criaron como un príncipe, gatito—Bromeó espontaneo

El alfa rio cuando Sasuke le respondió frunciendo sus labios, moviendo sus orejas y su cola. Aquella imagen le sedujo. Su cuerpo sufrió un choque electrizante.

—Pues bien eres un gatito ¿no?—Continuó sabiendo que aquello le irritaría aún más. De alguna manera sabía que esas expresiones eran muy reales. Deseó saber más de Sasuke, conocerlo realmente.

— ¡Ya te he dicho que soy una pantera! Y quiero quedarme un rato más— Terminó por gritar como orden, Sasuke. Sabía que así no iba a seducirlo como había planeado. Pero le había exasperado. Solo debería de cumplir sus papel, su actuación como había sido entrenado, sin embargo, realmente le costaba mantener su apariencia con Naruto. 

—Óyeme, crío malcriado y caprichoso. Soy tu alfa sabes—También levantó la voz.

—Entonces, compórtate como uno, idiota. — Le retó la joven pantera, acercándosele  provocativamente.

—¡Pues si tanto quieres que me comporte como uno ´tebayo!

Sin pensárselo demasiado tomó a Sasuke de la cintura y lo apegó a su cuerpo. Le sujeto de los cabellos y presiono sus labios torpemente contra los de Sasuke, ambos se quedaron quietos, sintiendo la tibieza y el nerviosismo en sus cuerpos. Naruto pudo ver como la cola de Sasuke comenzó a removerse hipnóticamente. El omega en vez de rechazarle, había puesto sus manos en medio de ellos coemenzando un ascenso tortuoso y excitante por su pecho y brazos.  Abandonó los labios de Sasuke,  arqueó la  cabeza del omega, dejando expuesto su cuello, se quedó ahí olfateando su aroma, cerró los ojos y lo apretó más contra sí. “Más, sabes que necesitas más” Naruto exhaló. Sabía que aquella voz en su cabeza tenía razón. De Sasuke necesitaba absolutamente todo.

Sintiéndose reconfortado por el aroma dulce y floral de su omega, comprendió: su madre y Sasuke tenían  aromas muy diferentes.  El de Sasuke tenían carga sexual fuerte, que le invitaba a poseerla; el de su madre era dulce, agradable, le hizo sentirse cuidado, al menos así lo recordaba en sus memorias de cachorro. Pero sí había algo perturbadoramente parecido era que ambos le invitaban a sentirse en casa. Y aquello no era plausible.

— ¡Naruto-sama!

Como si hubiera sido descubierto haciendo algo indecoroso, Naruto se separó de su fuente de droga personal, Sasuke le dedicó una mirada molesta. Había herido su orgullo de felino nuevamente. Ninguno dijo nada. Sasuke comenzó a subir la cuesta solo. Quiso prestarle su ayuda, envolver su mano con la manga de su kimono, pero Neji, le recordó cuál era su lugar nuevamente.

—Naruto-sama, Hinata-sama le espera para descansar.

Sasuke había girado su cabeza ligeramente, pero luego siguió su camino sin detenrse.

Se habían dividido las habitaciones, por lo cual esa noche Naruto compartiría habitación con Hinata. Su lecho estaba preparado con un futon doble, habían tendido mantas para que se arropen. No habían traído demasiadas pertenencias y el castillo no era acogedor pues era más una base militar que un hogar, pero los siervos de Hinata habían hecho lo posible porque su ama se vea agradable a la vista de cualquiera. Una lástima que Naruto no prestara demasiada atención al cabello recién lavado de ella o esa yukata que dejaba ver sus curvas, bordada con hilos finos plateados. Sus pensamientos estaban aun con Sasuke, con su manera engreída de ser, en como en sus pelitos sus orejas felpudas se erizaban por el enojo, o cunado parecía interesarle algo su larga cola negra se removía inquieta.

Hinata al percatarse de lo distraído que su marido estaba, se acercó a él. Tímidamente se arrodilló ante él y le abrazó, posando su cabeza en sus piernas sumisamente.

—Permítame ayudarle a ponerse cómodo.

La voz de Hinata le despertó de su pensamiento, simplemente asintió distraído, dándole la mano para que se pusiera de pie. Hinata había sido criada para ser una buena esposa, que sabe ponerse de rodillas ante su esposo y levantarse solo cuando se le indique. Antes, Naruto hubiera pensado que Sasuke también haría lo mismo si dictaba su deber, pero ya no estaba seguro. El felino realmente parecía cargar con un enorme orgullo, seguía siendo un misterio sin descubrir ¿Quién de todas las caretas mostradas era el verdadero? Cada una le gustaba a su manera y aquello era escalofriante.

Su armadura fue quitada, quedo vestido con su hakama negro y su camisón de mangas anchas banco. Las cintas de su obi también fueron deslizados por su esposa, quedando casi desnudo. No habían traído ropa, pero al parecer su esposa se había encargado de traer una yukata para él. Fue ella quien se lo paso por los brazos y se lo ato. Sin embargo, toco con sus manos frías su pecho, acariciándolo, intentando provocarle de forma discreta.

—Siempre me da miedo que algo le sucede, Naruto-sama. —Inició con tono doloroso.

A veces ella volvía a llamarle con ese usual respeto. Naruto tomo su rostro atrayéndolo hacia él, pensó en darle  un beso, pero se abstuvo pues de alguna manera lo sintió falso. Se separó de ella y tomándola de la mano la llevo al lecho compartido. Hinata espero que él la tocara y la hiciera suya esa noche; pero cuando él le dio la espalda, supo que tendría que recurrir a la sustancia que Orochimaru le había dado.

Le había dicho que era riesgoso pues desataría el instinto de alfa de Naruto, uno totalmente agresivo y sexual, que no lo pensaría dos veces antes abalanzarse sobre ella. Esta sustancia demoraba unas horas en hacer efecto, por lo que lo mejor sería dárselo antes de partir ya que la misión demoraría muy poco.

 Estaba decidida a dárselo como una bebida al amanecer, sin embargo también tuvo miedo, pues no se sentía capaz de controlar su agresividad plena. Los alfas de por sí después de una batalla buscan desfogar la frustración y la agresividad en sus omegas, ella había pasado por ello en la juventud de Naruto, fue de hecho por una batalla especial en la que casi pierden que Naruto no duro en tomarla y ella quedo preñada.  Realmente después del apareamiento quedo muy débil y adolorida. No entendía el porqué, ella era un omega de buen linaje debería ser más fuerte para soportar a un alfa, pero al parecer era débil por completo, sus entrañas también, por eso no podía sostener a un cachorro de Naruto mucho tiempo.

Ponerlo más agresivo podría hacer que ella prácticamente termine destrozada, pero su padre le había hecho ver que era una gran oportunidad. En ninguno de sus celos había quedado preñada, aprovechar esta oportunidad era lo mejor. Además, había tomado remedios para hacer que su matriz fuera más fuerte, estaba segura que podría mantener  un cachorro de su marido. O al menos iba a empeñarse en ello.

Con esas ideas en mente se dejó ir al mundo de los sueños al lado de su marido.

Todos sus planes se vieron frustrados cuando unas horas más tarde el cuerno del general Orochimaru resonó a lo lejano. Naruto se puso de pie de inmediato. Por la puerta ingresó Jiraiya llamando a su ahijado. Los betas Hyuga rodearon a Hinata casi por instinto una vez estuvieron en su habitación.

— ¿Qué sucede, padrino?—Preguntó Naruto mientras se ponía sus hakama en sus piernas.

—Debemos partir pronto. Los Yamanaka van a  invadir el castillo Uzumaki, parece que planean saquearlo como aves de rapiña y asesinar a todos los que puedan. Tu tío y tus primos están adentro.

Naruto no lo dudo más y con la ayuda de sus siervos se terminó de vestir con su armadura. Mientras Hinata fue ayudada por sus siervos a alistarse lo más rápido posible. Pero cuando salió de la casona no encontró a  casi nadie. Naruto se había marchado con sus soldados, su padre, los sanin y todos los alfas y betas de los  clanes aliados. Solo los omegas se habían quedado ahí con un grupo de soldados protegiéndolos.

—Neji-ni-san ¿Qué sucedió?—Preguntó asustada.

El joven muchacho también estaba poco arreglado.

—Hinata-sama, todos partieron de inmediato. Decidieron dejar a los omega atrás por seguridad. Seremos avisados cuando la batalla termine.

Ella resopló un poco más tranquila. Podía ver a los pelinegros omegas del clan de las panteras también, siendo vigilados por algunos siervos beta. Habáin dejado una guardia que los protegiera, al igual que los demás clanes. Ese era un lugar bastante seguro. Podrían mandar un mensaje rápido al clan Hyuga o Senju por ayuda si era necesario; además que el castillo mismo contaba con soldados que también se habían quedado.

—Sasuke-kun también está aquí entonces…—Buscó su porte entre los omegas, no hallándolo. Por lo que giró su mirada nerviosa hacia su primo.

El rostro de Neji se desfiguró un poco, dándole una respuesta anticipada.

—De hecho, no. Fugaku-sama se negó a dejarlo solo y sin su protección. O eso alegó. —El joven omega se mordió el labio inferior por la frustración—No hubo tiempo para nada, todos tomaron los caballos disponibles, de los omegas y siervos también. Sasuke fue en el mismo caballo que su padre. El general Jiraiya Y Naruto-sama no estuvieron de acuerdo pero Orochimaru dijo que en todo caso también él se hacía responsable. No hubo tiempo para más y marcharon.

Hinata sintió su mundo temblar. Intento calmarse así misma puesto que no significaba nada más que un capricho de un padre sobreprotector. Pero dentro de su pecho no pudo evitar sentirse derrotada, como un presentimiento de un suceso inevitable. Se derrumbó sobre sus rodillas.

—Calma, Hinata-sama. Naruto-sama no tiene nada que ver. Además usted será llamada cuando todo se tranquilice.

Ella asintió, pero aferro sus manos al kimono de su primo, refugiando su rostro en el pecho de este.

— ¿Hanabi fue?

—Si—dijo él en un lamento.

Ambos rezaron porque su hermana estuviera con bien, que saliera victoriosa y trajera honor a la familia. Sin embargo, también sabían que mientras Sasuke tuviera tanto a su favor, Hanabi estaría en riesgo. Más que nunca necesitaban darle un heredero a Naruto, aquello debería de suceder lo más pronto posible o no habría futuro para la muchacha alfa.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Hola a todos de nuevo. Que tal les pareció? La historia del clan uzumaki tien mucha preponderancia futura, pero cuando me di cuenta ya había armado todo el genesis de este mundo. Re3cuerden que es aprte mitologico, proque todos los territorios del mundo tienen parte historico y mitologico tanto que aveces es dificil separarlos.

Sobre el emperador, me base en el mismo emprador del japon. Durante la era de lso estados combatientes el emperador era una figura considerada, respetada pero que no intervenía en la politica del país, pro eso mismo podría ser que la misma casa dinastica se ha mantenido hats ala actualidad, lo cual es la unica en el mundo que ha sucedido. Tenno era como se le llamaba al emprador que más que un rey su traudcción adecuada era "soberano del cielo" a diferencia de China que era hijo o escogido del cielo, elk cual piodía ser revocado por el pueblo, igual que todos los demás reyes de la tierra, este no era el caso. El emperador siempre ha sido un simbolo un lazo co0n el cielo, omo un sacerdote superior casi una divinidad terrestre. Es por ello que el que realmente gobarnaba y unificaba el país era el shogun el cual salía de entre los daimyo o grandes señores. El emprador nose involucrab en asuntos terrenales de esa indole. Pero sí sucedió que muchas casas o clanes se formaron de nobles hijos segundones que salieron del palacio imperial. 

Así que el emprador aquí pues será eso mismo, un simbolo más que un actor. Como en la época de estados combatientes los protagonistas son los señores de la guerra y los clanes que luchan por la supremacía. 

Pero este es el país de Fuego o Tierra de Fuego, hay otros país se adyacentes como en Naruto.

Volviendo al fic, una vez leí en el libro de crónicas vampiricas de Anne Rice que las algrimas y la cara de tristeza peuden ser armas y joyas, creo que a Hinata le queda ese tipo de arma. Y ella por su hermana las utilizará. Además aqui tiene algo de malicia ya que vive en una situaciónde deseperación y a epsar que noes santa de mid evoción creo que haría lo que fuera pro su hermana. Es un a omega y debe hacer lo que peuda por su padre y hermana. Además que en el manga a veces le veía un pco de caracter y actitudu cuando noe staba al ladod e Naruto..

En el sigui9ente capitulo se revelará lo de Sai.. que habilidades exactamente tiene aunque creo que ya nos esteramos un pcoo sobre ello. 

Ohh escribria Orochimaru enfrentandose con Jiraiya me dolió mucho, pero sí... veremso que sucede cone se par. A lo que se refería orochi es que Jiraioya ha tenido muchos amantes de una noche, epro eran personas que no tenía un titulo, es decir no habái resposabilidad de por medio. En cambio con lso qeu se ha acostadoa epsar de ser un rango menor existe cierta responsabilidad. Lo cual ratifica que Jiraiay realmente desea formar un hogar. Y ya que es un genral, puede encotnrar un buen esposo de clase alta pero tendrá que renunciar a Orochimaru como su amante.

Sin Jiraya, Orochimaur ya no tiene un alfa y por lo tanto lso otros alfa por instinto dejaran de oler el aroma de Jiraya en su cuerpo, asi considerran que este pmega esta disponible para el cortejo. 

Mis dos dobe y teme cada vez no pueden detenerse por lo que empeizana sentir y en este capitulo quería enfocar más por el lado sentimental, aunque claro lo carnal no puede ser olvidado tampoco. Y bueno al parecer Kurama quiera segurarse de tener sus cachorros.. lo lograran entre él y Orochimaru? 

Que sucederá en la batalla?? 

Y oh sí forme trío entre Konana Yahiko y Nagato, amo su trío y no podía separarlos... y Nagato de jovene ra tan bonito..cuando lo resucitaron y recobró su fuerza completo wowo tan fuerte y hermoso!!! Konan es una de las feminas que mejor me cae tambien.. ellos tres tiene una buena relación. Y Karin es otro de las que me gusta.. había pensado en ahcerl alfa, pero luego se me ocurrió una mejor idea. XD ya veran.. Nos leemos!

Gracias a todos por leer y espero seguir leyendo sus comentarios!! Y nose olviden darse una vuelta por la pagina o el grupo. Hasta dos semanas y media!!

 


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