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Traición a la sangre por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Hola!!!! Demoré unos días menos que la última vez, pero sí me demoré más de lo que anuncié en facebook. Pasó que con tiempo libre, me dediqué a escribir más capitulos y no a la edición que debía. En fin, debí de hacer los borradores de los siguientes antes que las ideas se marcharan. Me gusto este capitulo porque creo que tiene la esencia de lo que se vivía en aquella epoca. traición , inocencia, adolescentes que deben ser adultos y tomar deciciones dificiles con responsabilidades enormes. Así que espero que sufran y les guste tanto como a mí. Tenemos de todo un poco y algo del pasado, una nueva pareja tambien!!

Capitulo siete: El demonio  ha elegido a su heredero.

Podía llevar su aroma casi a desaparecer, sus pies descalzos no hacían ruido alguno, su cola le otorgaba balance perfecto para no caer en ninguno de sus ágiles saltos. Su figura entera había sido cubierta por su traje habitual de misión: hakama menos abombada de lo usual, de un negro tan puro como el pelaje de su cola y orejas, una camiseta pegada hasta el cuello del mismo color y un trozo de tela negra que cubría su rostro y cabello, además que incluso su piel había sido entintada de negro, con lo cual no dejaba ver nada de sí mismo. Su respiración era calmada, ni siquiera su corazón se había acelerado lo suficiente; a pesar de sus saltos largos, sus pies no hacían ruido al caer de un tejado al otro.

Todo en él era un arma lista para desaparecer en medio de la oscuridad, sus ropas habían sido empapadas con un almizcle especial que su tía Mikoto había preparado para que nadie sospechara que alguien siquiera había estado presente. Dentro de sus ropas contenía armas simples pero eficaces como sorbetes con veneno adormecedor, sus pergaminos con los sellos de contrato de sus shikigami ratones (compañero espiritual) y un par de kunais; mientras que en su espalda llevaba  su fiel ninjato (espada corta) mucho más ligera y practica que la katana de los guerreros.

 Había llegado, deslizándose por los tejados, escondiéndose con sumo sigilo en las esculturas de madera decorativas de los techos. Luego había atravesado por  los corredores internos desde los aposentos de la primera esposa, otorgados a los Hyuga. De no haber sido por que fue invitado a aquella reunión de té no habría sido tan fácil descubrir el camino correcto para infiltrarse.

Había utilizado a sus shikigami (compañero espiritual) para que se escurrieran en su forma de ratones de tinta por los corredores y así le mantuvieran exactamente informado si alguno de los pocos guardias de Tsunade que no habían sido noqueados se acercaba; o sí, por algún motivo, los guardias que permanecían dormidos despertaban.

Estaban confiados en que Sasuke lograse quedar preñado en aquel viaje. Era su deber, Sai estaba seguro que Sasuke lo consiguiera. Él no encontraba dilema moral alguno, pero sabía que su primo sí las tenía. Sin embargo, creía firmemente en que su primo era consciente que no  podían alargar más el tiempo para que naciera el próximo contenedor.

 Por tal motivo, Sai, Mikoto e Itachi debían de avanzar con el siguiente parte del plan. Para ello debían de descubrir que escondía y planeaba cada clan aliado, los personajes principales.

De esta manera, podría plantar información en los aliados de Minato creando una discordia y caos entre los clanes aliados. Para lograrlo, primero debían de conocer a cada enemigo cercanamente. Por lo cual debía de abrir los pergaminos que Minato recibía de los clanes informando los registro de personas, alimentos, tributos, etc.  Como no era tan bueno memorizando tanta información, usaría a su compañero shikigami para copiarlos, mediante un pacto.

Había utilizado el mismo método en algunas cartas que Hiashi había recibido del castillo principal de los Hyuga. Ingresar a las habitaciones de este había resultado mucho más fácil que a las de Minato. Sin embargo, de igual manera había necesitado dormir a los guardias de estos, aunque realmente no eran muchos. Los Hyuga utilizaban su elegancia y sumisión como arma, para así pasar por personas inofensivas. Después de todo no contaba con soldados suficientes para acompañar a  Minato a sus guerras y protegerse a sí mismos.

Los Uchiha que permanecían en el Castillo de la Alianza, habían previsto que ingresar a los recintos del contador de Minato y a los de Minato había requerido dormir a la guardia nocturna.

 De ello se había encargado Mikoto, la gran sacerdotisa del clan Uchiha. Y es que era típico que incluso la mejor guarnición, al menos algunos, los más jóvenes que aún no ingresaban al gran código de honor tomaran un poco de sake para calentarse en aquellas noches frías; para los que eran veteranos y respetaban, de igual manera no rechazarían comida o un mate caliente.  La dulce Mikoto solo había tenido que enviar su preparado adormecedor a uno de sus betas que iba a las cocinas de los guardias y mezclar aquella sustancia incolora. Era un recinto en la que los siervos de todos los clanes ingresaban para apoyar en las labores de la alianza ya que se buscaba la comunión.  Ni siquiera el mismo beta había llevado la comida a los guardias, solo había aprovechado unos instantes de descuido del beta que llevaba la comida a ellos.

La sustancia que su tía había creado era incolora, inodora y sin sabor alguno. Además producía una especie de sueño paulatino, hacía que las funciones del cuerpo se desequilibren hasta que el mismo sujeto creyera que simplemente había sido vencido por el cansancio. Por tal motivo no duraría demasiado tiempo. Sai debía de apresurarse.

Como habían supuesto, Minato era una persona tan controladora y desconfiada que los registros de sus soldados y la cuota que recibía de cada clan las tenía en sus propios aposentos, custodiados día y noche por guardias de su confianza.

Una vez entre los pasadizos, Sai caminó con extremo cuidado. Vio ahí a un grupo de cinco betas dormidos en la puerta de los aposentos de Minato. Su contador dormía al lado. Esa noche, el contador había viajado a visitar a su familia en las tierras de los Namikaze, así que tenía la libertad de moverse. Removió con algo de esfuerzo a los betas de su lugar, lo suficiente para poder deslizar la puerta con sus manos enguantadas.

Al ingresar primero a las habitaciones del contador vio un armario de puertas deslizables pero este se encontraba cerrado. No fue un problema para él: con facilidad la abrió con unos alfileres que tenía. Dentro tenía un baúl perfectamente lacado de color negro con el escudo de los Namkiaze. Lo abrió demorándose un poco más. Al abrirlo se topó con innumerables documentos perfectamente ordenados en carpetas con los sellos de los clanes. Incluso vio la carpeta menos deteriorada por el tiempo, las de su clan. La ignoró y se concentró en la Hyuga. Rebuscó rápidamente y descubrió el tratado original de estos. Así mismo vio los documentos más recientes que eran de una buena cantidad con los sellos de ambos clanes. También vislumbró otras cartas que contenían la firma de Minato. Las tomó, las ordeno en el suelo. Saco su largo pergamino y lo extendió. Se hinco con un alfiler su dedo y con una gota de sangre en las letras de su pergamino, los ratones que le había custodiado se disolvieron en tinta dando forma a letras y números que contenían las otras cartas abiertas y documentos. Cerró el pergamino y lo guardó entre sus ropas. Ordenó tal cual lo había encontrado sin dejar ningún detalle al azar.

Con sus oídos felinos escuchó removerse a los guardias que debía de estar custodiando los aposentos del líder máximo. El efecto pasaba. Se puso de pie luego de verificar con un vistazo que todo quedó perfecto en la habitación del contador. Por la puerta que conectaba a la de Minato, ingresó a los aposentos del líder. Eran amplios, más de los que cualquiera, contenía diversas habitaciones. Ingresó directamente donde el líder dormía. En el ropero lacado empotrado a la pared rebusco con manos de seda sin remover demasiado. Encontró un par de cartas abiertas con el sello de Hiashi y del Castillo principal de los ojiperla. Las tomó con cuidado, las leyó cuidadoso. Creyéndolas importantes, las copió utilizando su magia de onmyouji.

Sai, gracias a que su aroma era bastante ligero, tenía facilidad para el robo de información. Esa había sido una de sus funciones junto a Sasuke que hacía a clanes pequeños para otros clanes más grandes a cambio de protección, oro y de que respeten su neutralidad. Era sumamente secreto; ningún clan los delataba porque sabían que podrían terminar muertos al cerrar los ojos. Inmiscuirse entre las sombras era su naturaleza. Pero los principales clanes para los que trabajaron eran grandes, sí, pero no tanto como el Namikaze, Uzumaki, Senju o Hyuga; así que ambos terminaron siendo absorbidos por Minato, destruidos y quitándoles sus nombres. También  habían hecho algunos trabajos para el País de la Arena. No eran los únicos en este tipo de negocios. En el medio, estos grupos humanos eran conocidos como clanes mercenarios o clanes shinobi, la antítesis total de los clanes guerreros o bushi como los Namikaze.

Su salida fue igual de rápida que su ingreso. Se inmiscuyó por la ventana, dejándola cerrada como la encontró. Trepó por el tejado, sin que sus pies hagan ruido, se deslizó cubierto por la noche. A lo lejos escuchó a los guardias despertarse, aunque abrieran las puertas de los aposentos de Minato no encontrarían nada, ni tampoco el rastro de su aroma.

Fue así como sucedió, los guerreros se desperezaron, sonrojándose de inmediato por haberse quedado dormidos en pleno trabajo. Sin embargo, los alfa líderes que olfatearon el aire notaron que no había ningún rastro de otro ser invasor, se tranquilizaron y decidieron guardar en secreto su imprudencia.

…………..

Sai llegó a los aposentos de su primo mayor con una sonrisa de victoria. En ella se encontraban Mikoto e Itachi con dos miembros más de su clan. Cuando los vieron se relajaron. Mikoto pidió que distribuyeran la información de que la misión de Sai había sido un éxito. Los otros dos miembros Uchiha asintieron, se retiraron luego de dedicarles una venia adecuada.

—Eres increíble, Sai. —Le felicitó Mikoto mientras que con una mano acarició su cabeza, en especial sus dos orejas. Sin poder contenerse, el joven espía ronroneó de gusto.

Quería mucho a su tía, después de todo ella había sido su madre adoptiva después de que su madre biológica muriera. Por lo cual había recibido su formación de Miko y onmuyji por lo cual era capaz de usar magia en contrato con espíritus pequeños pero nobles. Por el lado de su tío Obito e Itachi había recibido la formación para infiltrarse, aunque por supuesto todos siempre recibían la “bendición” de Mikoto antes de cualquier misión que les permitía cambiar su aroma, hacerlo menos perceptible.

—Bien, ahora esperemos que el bastardito de mi primo al fin conciba al próximo contenedor de Kurama. —Comentó sin tacto Sai aún contento de la caricia. Sacó de entre sus ropas los pergaminos y se los entregóa su tía.

Itachi desvío su mirada evidentemente preocupado por su hermanito.

—No me agrada eso—Murmuró Itachi apesumbrado.

—Pero al parecer Kurama desea eso ¿no? Sino porque nombraría Sasuke como quien tenga sus crías. —Respondió Sai con simpleza, mientras se quitaba sus armas y las envolvía en una manta que su tía le tendió. Ella recogió las armas y las guardo en sus aposentos.

Tenían preparado una tina con agua para que él se aseara. Sin pensarlo se dejó desnudar por Mikoto e ingresó a la estrecha tina, quitándose la tintura de su cuerpo.

—Aun así… —Itachi realmente sufría por tener que usar a su hermano y a su próximo sobrino.

—Vamos, hijo, sé que Sasu-chan será una buena madre. Y en todo caso yo me haré cargo del bebe. Todos estaremos ahí para él

Mikoto era siempre tan suave como la pluma más fina, iluminaba el corazón tibiamente como los rayos del sol naciente. Pero, cuando sabía que debía de sacrificarse por el bien común lo hacía con frialdad. Acallaba su sufrimiento e interponía el de los demás. Sufría por sus hijos, pero ella siempre supo qué lugar tenían desde que se apareó con Fugaku. Él era el líder y ella la miko principal del clan. Su responsabilidad no quedaría en ellos sino también pasaría a sus hijos y a todas las líneas principales. Aunque muchos pensasen que un líder es el que goza de mayor libertad, para los Uchiha era lo contrario, pues son los que mayor deben de sacrificar, solo son herramientas del destino y de su pueblo.

Itachi aceptó el cariño de su madre y asintió. Nuevamente esbozó una mirada seria y fiera con la resolución de no desperdiciar lo que estaba sufriendo su hermano.

—Revisemos de una vez los datos. —Resolvió.

Sai fue envuelto entre una yukata y encima de esta con una manta. Se secó los cabellos y se sentó al lado de su primo. Mikoto llamó a sus confiables siervos y les ordenó que se deshicieran del agua ennegrecida de la manera más cautelosa posible.

Cuando compararon cada carta que habían mandado Minato a los Hyuga solicitando su cuota de soldados, leyeron  la respuesta de Hiashi el cual pedía que se le disminuya pues el número total no estaba listo aún. Aquello era una irregularidad, pero se lo habían dejado pasar. Quizás por consideración. Y es que los Hyuga eran los que estaban obligados a entregar mayor cantidad de alfas y betas guerreros para la alianza, en una marcada diferencia de los Uzumaki, Senju.

Lo que llamó más su atención fue que una carta para Hanabi Hyuga había llegado del castillo Hyuga. En aquella carta pedían su asistencia al castillo programada para dentro de algunas semanas. Hanabi aún no era la líder por lo que ella iba y venía del castillo cada cierto tiempo. Su ascenso como líder solo sería posible con la venia de Minato, era lo que decía el acuerdo que firmaron los Hyuga y los Namikaze. Inclusive, Minato podría decidir pasar de largo por Hanabi y nombrar a otro. Quizás el propio líder estaba planeado un matrimonio con alguien de su clan o el Uzumaki para Neji y sea este quien se convierta en el próximo líder.

Al leer tal acuerdo,  los Uchiha entendieron la desesperación de los Hyuga porque Hinata dé un heredero. Quizás con un nieto alfa, Minato se volvería más considerado con ellos. El tratado que habían firmado con la cuota fijada en tributo de oro, víveres y soldados era excesivamente superior. A los Uchiha no le cabía duda que eran solo los nobles que estaban al lado de Hinata, en la corte principal, quienes gozaban de una vida tan disipada.

 Dentro del mismo acuerdo quedaba explicito que  Hiashi, así mismo, como líder vencido y alfa de su clan debía de ir junto a su corte hacia donde Minato vaya. No podía abandonar la residencia de la Alianza sino era por mandato de Minato y en compañía de un sequito ordenado por el gran líder. La presión sobre ellos era abrumadora. El vencido simplemente no tiene elección.

Los Uchiha no conocían del todo la historia, pero se enteraron que Hiashi en el momento que Minato decidió hacer valer el trato de unión por medio del matrimonio se negó. Lo cual los llevo a una guerra, en la cual los Hyuga perdieron y aceptaron cualquier trato que les dieran. Todo ello con el fin de proteger a la pequeña Hanabi. Seguramente el Castillo de la Garza Blanca como era conocido por toda la Tierra de Fuego, castillo de los Hyuga, sería solo una sombra del pasado. Pues en las cartas que Hiashi recibía de quien había quedado a cargo del Castillo pedía innumerables de veces consideraciones que Hiashi no podía ofrecer. Además, Hanabi había recibido un par de cartas pidiendo su presencia en tal castillo. 

—Aquí hay algo muy extraño. —Admitió Itachi— ¿Qué crees, madre?

—Creo que debemos de conocer mejor a Hanabi Hyuga. —Sonrió de una manera exageradamente dulce. Ese tipo de dulzura que nunca traía algo bueno a sus cachorros. — Las dudas de Minato sobre Hanabi podrían no estar tan infundadas. Itachi, Sai, un alfa de linaje nunca está feliz de agachar la cabeza; menos que sus omegas sean humillados una y otra vez.

Itachi meditó las palabras de su madre: Hanabi era muy joven cuando entregaron a su hermana a Naruto; quizás incluso tenía un repudio por su padre por ello. Pero ahora, estaba en la mejor edad para un alfa. Y no solo ello, su gente la apreciaba y la veían como su esperanza. No está en la sangre y el corazón de un alfa el decepcionar a su gente. A la manera de ver de cualquier alfa, Hiashi era un cobarde por aceptar las humillaciones de Minato; pero seguramente lo hizo con el fin de salvar a su hija menor. Sacrificar en un matrimonio a su hija mayor omega era algo mucho más fácil que soportar ver morir a su hija alfa.

— ¿No has pensado que invitar a los omegas jóvenes de otros clanes y a sus madres y padres omegas sería productivo?—Comentó Mikoto con una adorable sonrisa—

— ¿Por qué lo dices?—Preguntó Itachi aún perdido en sus deducciones.

—Hay dos maneras que tenemos de conocer a Hanabi. Los murmullos y chismes Y por supuesto a través de una cita concertada.

— ¡Ni se te ocurra, tía!—Grito Sai suponiendo que estaba pensando ella.

—Solo una vez, Sai. No voy a comprometerte. Solo lo comentaré vagamente para saber más de ella.

— ¿Por qué no puede hacerlo…—Argumentó Sai sintiéndose nervioso. Él no era para nada bueno en las reuniones sociales.

— ¿Sasu-chan? Está casado. Ita-chan tiene a Minato detrás de él. Si concertara algo así, Minato repudiaría a Itachi. Los alfas son posesivos con lo que desean aunque este no haya aceptado—Hablo sabiamente la mujer—Hijos, Minato ya cree que Itachi le pertenece aunque ni siquiera lo haya cortejado adecuadamente. Así es la naturaleza de los alfa. —Agregó.

El aludido  desvío la mira incómodo, subió sus manos hasta sus brazos, dándose animo a sí mismo. Entendía ello, el instinto de un alfa sobre quien le atrae era inevitable. Incluso para Shisui fue difícil dejarle ir a esta misión. Él había sido su compañero de misión desde que tuvo edad para serlo; y llegado el momento incluso alguien tan sensato y considerado como Shisui no pudo evitar manifestar su posesividad sobre Itachi cando este llegó a la edad ideal.

—Hijo, no te preocupes—Le habló su madre con real dulzura —Muy pronto estaremos todos juntos de nuevo. Junto a Shisui. Y tú, Sai, te reunirás con quien amas.

El más joven se sintió descubierto y un poco nervioso, removió sus orejas y cola sin poder evitarlo.

—Tía…

La mujer sonrió y acarició las cabezas de ambos, luego paso a sus orejas, ambos omegas agacharon la cabeza ronroneando suavemente por las caricias maternales de la omega que los había protegido desde siempre.

—Está bien, tía Mikoto. Pero sabes que no soy muy dado a las relaciones sociales.

—No te preocupes, primero invitare a un grupo de omegas Uzumaki, Namikaze y Senju . Con los que he conectado en las últimas fiestas y reuniones. Será algo discreto y solo para algunos. A lo mucho sumaran diez omegas. Pero será suficiente. El tema principal será, por supuesto, que mi Sai va a llegar a la edad casadera y que no tengo un buen prospecto de prometido dentro del clan.

Si Sasuke e Itachi sabían comportarse en frente de muchas personas. Mikoto había sido su maestra. Ella era tan encantadora como peligrosa. Y es que nadie podría creer que dentro de una dama tan agradable podría esconderse una miko tan peligrosa y astuta. Su belleza era también su arma. Y solo Fugaku podía dar testimonio de ello. Durante su soltería había sido la omega más asechada, pero también una de las más respetadas.

 

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Como Naruto había supuesto, su padre lo mandó a llamar. Ni siquiera habría pasado el tiempo suficiente para reponerse, pero de igual manera debía de ir. Sabía que había una reunión general, pero seguramente su padre quería dedicarle algunas palabras y regaños antes de este.

Con ayuda de sus siervos estuvo presentable en poco tiempo. Caminó como si estuviera ebrio por todos los pasillos. Se notaba que el castillo aun estaba en proceso de reparación pues había mucho movimiento de parte de los betas de todo los clanes presentes.

Llegó a los aposentos de su padre, fue anunciado. Cuando se le otorgó el permiso, ingresó con soberbia. Intentando que el cansancio no le desmayara. Su padre estaba acompañado de su tío y su padrino. Resopló, al menos no sería tan fastidioso. Para fortuna adicional, al parecer sería una comida familiar, por lo cual no estaba presente ni Hiashi ni Fugaku ni su tío Makoto. Se sentó al frente de ellos, pues también desayunaban y recibió una fuente con su propio desayuno.

—Hijo, hoy decidiremos el destino del príncipe Chouji

Naruto gruñó sin poder evitarlo. Iba contra el orgullo de cualquier alfa que su omega sea maltratado y no poder tomar venganza sobre ello. Podía considerar a Sasuke como un miembro que debía de vigilarse, pero seguía siendo su esposo y su omega.

—Por mi puedes matarlo´tebayo. —Soltó con comida en la boca— De hecho, si quieres que yo le corte la cabeza lo haré sin ningún problema.

Minato dejó de comer, centró sus ojos en su hijo, lo observó con una sonrisa que puso nervioso a Naruto como si hubiera descubierto algo importante de él.

—Vaya… eso explica porque ayer abandonaste a tu primera esposa por Sasuke-kun. Entiendo...—Susurro con un tonillo misterioso, casi cómplice.

El alfa menor había esperado gritos, insultos, jaladas de cabello, más de sus “te voy a desheredar” pero no estuvieron ahí. Más bien parecía divertido y de perfecto humor. Aquello era sumamente extraño. Hace mucho tiempo que no veía a su padre tan relajado y comprensible ¿sería por qué se trataba de Sasuke, hermano de Itachi? Naruto notaba que claramente su padre era bastante complaciente con todo lo relacionado a Itachi.

— ¿Padre, te encuentras bien?—No pudo evitar preguntar.

—Mejor que nunca. —Minato nuevamente sonrió relajado y cómplice.

Yahiko río escandalosamente de pronto y Jiraiya sonreía también. Parecía que guardaban los tres un secreto gracioso, uno que el rubio menor no alcanzó a entender. Lo cual le hizo gruñir molesto y por ende masticar con fuerza sus alimentos.

—Vamos, sobrino, todo el castillo sabe que te fugaste con tu segundo esposo al bosque y que nunca los vieron regresar. —Comentó entre risas Yahiko—Tu padre estaba echando fuego pues Hiashi estaba gritando que no cumplías con su hija. Hasta que Jiraiya-sensei nos dijo que te habías ido a poner al día a tu lindo gatito.

Naruto tosió avergonzado. Antes había tenido la confianza de hablar de sus intimidades con su tío y su padrino. Ahora se daba cuenta que fue bastante desconsiderado con los omegas y betas con los que se acostaba pues ninguno era importante. Pero de alguna manera sentía como si violaran la intimidad de Sasuke al hablar de esa manera. Estaba decidido  a no revelar nada de su intimidad con él.

—Tu padre comprendió que estabas frustrado porque Akimichi había golpeado a tu omega. Es instintivo, por ello deseaste hacer tuyo a tu omega. A veces simplemente no podemos controlarlo. —Explicó Yahiko sin dejar de sonreír. —Lo comprendo, somos alfa después de todo.

Naruto intentó tomárselo por el mejor sentido, aunque la incomodidad de pensar que su padre, tío y maestro imaginaban a Sasuke en posiciones no decentes le fastidiaba un poco. Estaba extrañamente mudo sin saber que decir cuando normalmente era muy expresivo. Su tío quizás tenía razón, seguramente por eso había tenido que ser Sasuke con quien compartiera la pasada noche.

— ¿Entonces no te molestaste, padre?—Preguntó finalmente a Minato.

Minato dejó nuevamente sus palillos a un lado, y fijo sus ojos azules en los de su hijo. Quería ser comprensivo, que sus lazos con Naruto fueran más que de líder a heredero. Le costaba demasiado, pero en temas como este quizás debería ser más flexible. Había pensado en ello la noche pasada, su hijo no tenía la culpa de no poder detener sus instintos primarios.

—Estuve molesto. Pero he sido joven también. Entiendo por qué te gusta tanto Sasuke-kun.

Naruto vio en sus ojos el verdadero entendimiento al que se refería. No le comprendía por recuerdos del pasado, sino por un sentir presente. Era un “te entiendo porque yo siento lo mismo”. Su padre deseaba tener a Itachi a su lado, eso era claro.

—Los Uchiha son exóticos. Una clase  omegas que no habíamos visto a excepción de Orochimaru-sama. — Agregó el líder.

—Pero él estuvo vetado por orden de nuestro maestro—Bromeó Yahiko.

Jiraiya gruñó audiblemente, mandando señales claras que podían ser sus queridos alumnos y casi cachorros pero no iba a soportar que explotaran el tema de su ex amante. Siempre, desde que Naruto tenía memoria, Jiraiya evitó hablar de su intimidad con Orochimaru, a menos que este muy ebrio, e inclusive así no contaba detalles, era como si sus encuentros con este fueran tesoros celosamente guardados.

—Sin embargo, Naruto, el celo de tu esposa se acerca y debes de cumplir con ella. —Mencionó con seriedad el rubio mayor— Hinata es la primera esposa, tenemos un acuerdo, no lo olvides. Mientras los Hyuga cumplan con su parte, nosotros debemos hacerlo,  ella te otorgará los herederos. Aunque claro, seré yo o tú, si me sucedes, quien decida finalmente  cual de tus hijos heredará la alianza.

El rubio se mordió el labio inferior. No pudo evitar pensar ¿Cómo sería si tuviera hermanos? ¿Qué sucedería cuando Hinata y Sasuke tuvieran hijos? ¿Esos hermanos se llevarían bien? Desearía no ver pelea entre sus hijos, aunque aquello podría ser inevitable. 

Quisiera contarle y preguntarle a su padre sobre estos miedos, aunque probablemente no lo comprendiera. Para fortuna de Minato, él solo había tenido hermanos omegas, los cuales vivían tranquilamente en las tierras de los Namikaze. No eran muy cercanos puesto que eran de diferentes madres. Su única “competencia” real había sido Yahiko, pero este siempre le había respaldado nunca había intentado darle un golpe por la espalda, ambos habían sido aprendices de Jiraiya cuando eran jóvenes príncipes. Y es que ambos provenían del mismo ancestro, del cual se dividió las dos líneas principales del clan. La línea de Minato provenía de la primera esposa, mientras que el segundo esposo originó la línea a la que pertenecía Yahiko. Además, el padre de Minato había tenido dos esposas, un omega femenino y uno masculino. La madre de Minato fue, por supuesto el primer esposo, pero este murió dándole a luz por lo que más hermanos por ese lado no tuvo. El segundo esposo del padre de Minato solo dio omegas. 

—Entonces, sobrino ¿tendremos cachorritos de parte de tu gatito?—Interrumpió sus pensamientos su tío Yahiko.

—Tío, no llames gatito a Sasuke. —Gruñó sin poder evitarlo.

Yahiko río con más ganas. Naruto deseó que sus hijos fueran tan unidos como su padre y su tío. Él no había contado con la suerte de tener hermanos con los cuales ser cómplices y amigos, compañeros por una misma causa.

—Entiendo, sobrino. Lo lamento, seguramente solo tú puedes llamarle gatito ¿no es así?—Le guiñó un ojo.

Naruto asintió con firmeza. Apartó los palillos con los que pensaba comer y asintió nuevamente. Apartó los pensamientos sobre el futuro incierto.

—Sí, solo yo. —Les reafirmó a los dos alfas.

Minato sonrió orgulloso. Naruto se soprendió por la mriada orgullosa de su padre, hacía mucho tiempo que no veía una.

—Y bien, hijo ¿Crees que Sasuke haya quedado preñado?—Cuestionó con verdadero interés el gran líder.

—No lo sé, padre. —Confesó con sinceridad.

El rubio menor no  había pensado en esa posibilidad después de acostarse con Sasuke. Era cierto que los omega quedaban más fácilmente preñados durante el celo, pero eso no quería decir que fuera de este no pudieran preñarse.

—Los alfas podemos saberlo antes que nadie, hijo. Deberías estar atento a ello. —Le regañó Minato.

Naruto se guardó sus respuestas e inicio a comer. Sentía escalofríos de solo pensar en un cachorro con Sasuke. Sería su hijo y debería amarlo, pero de alguna manera se sentía culpable y temeroso de dañar a Hinata si sucediera y ella no llegara a concebir. Además que sería otro bebe traído al mundo para ser herramienta de su padre. Y por si fuera poco, pensar sobre ello despertaban los miedos que había dejado atrás hace solo unos instantes. Si tenía cachorros con ambos, dos alfas, no quería pensar sobre ello. ¿A quién escogería su padre? ¿Respetaría el acuerdo con los Hyuga?

—Es necesario que averigües si tu segundo esposo está preñado. Si es así, debemos estar atentos. Estoy seguro que los Uchiha lo manifestarían, pero sería mejor saberlo de antemano, Sasuke es un omega joven que puede tener muchos cachorros en el futuro. Así que si no lo averiguas tú, lo haré yo.  —Comentó finalmente Minato.

Naruto solo asintió. El celo de Hinata se acercaba. No sabía si contaba con el tiempo necesario para ello ya que tenía deberes que cumplir en cuanto arribara al Castillo de la Alianza.

Mientras Naruto martillaba su cabeza con preguntas, todo  brillaba para Minato. Nuevamente el futuro de todos estaba en sus manos. Consolidaría el poder de su familia y llegarían a tomar por completo la Tierra de Fuego. No habría nadie que los detuviera. Al momento solo la alianza Nara-Akimichi-Yamanaka eran rivales de cuidado; además del clan Inozuka, esos salvajes que vivían fuera de toda tradición de la Tierra de Fuego. Sin embargo aún con su imperiosa voluntad, ellos no eran rival para el intelecto del gran líder. Caerían tarde o temprano, de ello estaba convencido Minato.

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Los líderes de cada clan se reunieron, desde los más reconocidos hasta los más pequeños así como numerosos generales. Como siempre el consejo era el que decidía, pero la voz de los líderes de clanes más pequeños podía ser escuchada si se pedía un consejo extra. El consejo hasta el momento estaba conformado por los tres sanin que eran los generales más importantes dentro de la gran alianza, Tsunade fungía como sanin y líder de los Senju, además  de Hiashi, Makoto, Yahiko y el propio gran líder, Minato, Naruto también podía aportar opiniones libremente. Fugaku aún no tenía ninguna potestad así que permanecía abajo sentado con su esposa e hijo menor.

  El consejo barajeó muchas opciones de qué hacer con el líder capturado, Chouji Akimichi. Finalmente se decidió pedir a cambio de retornarlo, una cuantiosa cantidad de oro, las tierras de labranza cercanas sin población. Se había pensado en pedir más tierras y siervos, pero los Yamanaka eran muy unidos por lo cual podría ser contraproducente. Con el oro que se obtuviera se costearía construir una muralla para las fronteras, y así construir estaciones vigiladas para evitar un riesgo mayor. Con lo cual seguidamente, se podría gestar un golpe decisivo que no involucre el riesgo de sus familias.

La reunión finalizó, las despedidas se hicieron. Se envió varios emisarios a las tierras Yamanaka. Yahiko recibiría las respuestas y se las consultaría con Minato. Mientras tanto el supremo líder regresaría a castillo de la alianza por seguridad. Aun su unión con los Uchiha y Hyuga no era completa a su mirar por lo cual quería mantenerlos constantemente vigilados.

Sin dejar pasar un día más, todos se embarcaron en un largo viaje. Los esposos de Yahiko por su estado y sus cachorros irían con Minato pues el castillo de la Alianza era el más alejado a  la frontera con los Yamanaka. Por tanto,  era más seguro por el momento. Al menos hasta que obtuvieran la respuesta de los Yamanaka y de los Nara.

Por lo cual Karin iba montada en un caballo al lado de Sasuke a quien buscaba conversación. Aunque Sasuke no respondiera todas las veces, Karin parecía no querer rendirse. Sin embargo, ella no solo buscaba conversación sino que observaba detalladamente a su nuevo “amigo” y a su primo, quien curiosamente le devolvía a ella una mirada furibunda. Karin levantó su antebrazo cubriendo su boca con la manga larga de su kimono, para reírse de Naruto. Podría ser una princesa pero aquello no quitaba que le eran enternecedores pero graciosos los celos de su primo. A ella le agradaba Sasuke a pesar de su carita de póker. Y cómo no, si había intentado salvarla y de no ser por él, quizás no hubieran resistido ese vital tiempo en que Orochimaru por fin llegó dándole fin al asunto. La princesa pelirroja amaba a su familia, por lo cual sin Sasuke saberlo, tenía su lealtad. 

Por su lado, Naruto cabalgaba al lado de su padre, a su lado tenía a Hinata, quien no le dirigía la mirada desde que se encontraron. Hiashi era otro que no le había dirigido la palabra. Naruto no cedió ante ello, se comportó firme. Hinata era su esposa y ella no debía de cuestionarle sin importar sus decisiones.

No había podido comprobar el estado de Sasuke. Debido a que recién había sucedido hace poco, no podía ser olfateado ni siquiera por él desde esa distancia. Tendría que acercarse para hacerlo. No había tenido tiempo, pues debía de ocuparse de sus soldados, y de su primera esposa. No estaba bien visto que a la primera esposa se le dejara a un lado por el segundo consorte.

En todo el camino se mantuvo alejado de Sasuke. Mientras tanto, Fugaku parecía envolver con fuerza a su hijo, no permitiendo que ni siquiera el aroma natural de Sasuke escapara. Durante la noche, cuando nuevamente estuvieron en el fuerte Namikaze, Naruto no tuvo oportunidad de acercarse. Cada grupo recibió sus habitaciones y todos se marcharon a dormir. Fugaku no se separaba ni dos metros de su hijo y Sasuke no hizo ademán de alejarse de su padre y su gente. Naruto sabía que podría separarse de Hinata e ir por él pidiendo permiso a Fugaku e incluso pensó en hacerlo; pero Minato le mandó un mensaje en el cual le ordenaba permanecer con su esposa como compensación al desplante de la noche pasada. 

Minato tenía razón, Naruto se dio cuenta que había deshonrado a su esposa y a su clan con aquel desplante. Los Hyuga dependían de cuánto afecto le tuviera a Hinata. Es decir, si otros clanes veían como Hinata era dejado de lado cada vez más, perderían el respeto a su posición, una que había ganado con años de tributos y gente muerta en los campos de batalla. Así pues en contra de sus impulsos se mantuvo a su lado y durmió junto a ella.

 

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Cuando finalmente llegaron al castillo de la Alianza, todos fueran recibidos grandiosamente. El ejército de Tsunade les dio la bienvenida. Los omegas del castillo junto a los betas repartieron pétalos de flores de cerezo al recibirlos. Los generales y su líder saludaron a todos los que se habían dispuesto a sendos lados del portón principal del castillo para saludarlos. Los alfa, betas y omegas a su alrededor eran  una gama de cabelleras de distintos colores, trajes sobrios y coloridos, con los escudos de sus familias. Naruto sonrió. Las bienvenidas siempre le alegraban pues veía en los rostros de los pequeños cachorros como le veían con ojos brillantes. No fue diferente, pequeños niños se encargaron de darle la bienvenida a él y a su esposa.

—Naruto-ni, eres realmente popular.

Konohamaru era uno de sus soldados alfa de mayor confianza, pertenecía a una familia noble de rango medio, era un clan pequeño pero leal. El chico de pequeño había sido todo un rebelde, pero el propio Naruto lo había entrenado, demostrándole la importancia real de ser un guerrero. Poco a poco el chiquillo había escalado en el rango de su ejército. Naruto estaba seguro que se volvería su mano derecha, su mejor general, en poco tiempo.

El rubio bajó de su caballo rápidamente y saludó a Konohamaru con un abrazo. Más que un alumno, el chico había sido como su hermano menor o incluso como un hijo. Después se giró hacia el caballo de su esposa y la ayudó a bajar. Numerosos niños fueron hacia Naruto, pequeños que pedían que los cargue. Naruto sostuvo a tres de estos con sus brazos riendo con ellos.

Eran de siervos y trabajadores del campo podía notarlo, pero a Naruto no le importo. Tampoco a Konohamaru que cargó a los otros dos. Cuando el ejército llegaba al castillo, el pueblo siempre rodeaba para ver saludar a sus protectores. Ciertamente el pueblo que se construía a los alrededores aún era pequeño, pero Minato seguía seguro de que era lo mejor.

— ¿Cómo va la instalación de tu casa?

Konohamaru bajó a los niños y saludó formalmente a Hinata que le saludó y se puso al lado de Naruto también acariciando a los cachorros que su esposo cargaba.

—Va todo bien, Naruto-ni. Aunque sabes que no viviré en ella, sino aquí en el castillo con los demás.

Naruto asintió aun bien cargado de los pequeños. Saludó amenamente a sus madres que estaban avergonzadas del comportamiento de sus hijos. El rubio les sonrió para tranquilizarlas.

—Sí, pero el viejo Hiruzen, tu tía y tío si lo harán´tebayo.

—Así es, Naruto-ni. Estoy feliz porque ya llegarán pronto de las Tierras Namikaze. Quieren que el cachorro de mi tía nazca aquí. —Le confió.

—Debes avisarme cuando pase para ir con Hinata ¿verdad?—Preguntó Naruto a su esposa.

—Por supuesto, Naruto-kun.

A ella le dolía verlo tan feliz con cachorros. En el fondo sabía que Naruto, sin darse cuenta, empezaba a desear tener hijos como cualquier alfa. No lo decía claramente, pero su isntinto le llevaba ponerse a jugar con los cachorros.

—Naruto-ni ¿nos enseñará a usar la katana verdad?—Le preguntó una de las pequeñas alfa que sostenía.

El joven rubio río.

—Sí pero primero deben prometerme que serán buenos cachorros y ayudarán a sus mamas. Todos los niños hicieron la promesa. Naruto bajó a los niños pues debía de ponerse al lado de su padre nuevamente.

—Konohamaru, ve a verme después. Necesito ponerte al corriente de todo y tú de los entrenamientos de los novatos. —Se acercó al oído de su compañero y susurró—Dale algunos dulces del castillo  a los niños y telas a sus madres.

Konohamaru asintió llevándose a los niños, Naruto subió en su cabllo a Hinata con cuidado y se montó en el suyo propio para seguir su camino hasta sus aposentos. A lo lejos pudo notar como las familias y clanes se reunían. Fue para el lado de los Hyuga a dejar a su esposa con sus siervos. Sin embargo, el rubio sintió el instinto de voltear, se encontró con la mirada negra de Sasuke. Su rostro no decía nada, pero se sintió abrumado de repente. Recordó que su padre le había ordenado averiguar en cuanto fuera posible si el felino estaba preñado. No pudo evitar sentirse ansioso.

— ¿Naruto-kun dejó preñado a Sasuke-san?

La voz de su compañera a su lado le despertó. La observó y se sintió culpable. Él no podía evitar jugar con los pequeños cachorros que le admiraban, menos consentirlos. Estaba seguro que Hinata había notado que se había girado a ver a Sasuke. No quería que lo malinterprete.

—No lo sé. No lo creo, Hinata.

— ¿También quieres un cachorro?—Pregunto tomando su mano.

Naruto se la acarició.

—Lamento que perdieramos al anterior, Hinata. Pero no volverá a suceder. Sí, quiero un cachorro, pero sé que me los darás esta vez.

Llegaron a los aposentos de los Hyuga. El rubio bajó de su caballo y ayudó a su esposa a hacerlo, tomándole de la mano la entregó a sus siervos, prometiéndole que la visitaría más tarde.

Sabiendo que debería ir hacia sus aposentos a tomar un baño, descansar y comer, pues tenía que presentarse ante sus soldados y conocer a los novatos que les habían llegado, subió a su caballo. Pero en vez de ser responsable como dictaba su rango, se dirigió hacia los aposentos Uchiha.

………..

 

El joven omega desvío su mirada sintiendo su pecho doler. Nuevamente conocía una faceta que no debería de importarle de Naruto. Este parecía tan feliz en medio de los niños. Era el tipo de alfa que le gusta ser el héroe de los cachorros. Por un instante sintió un calorcito especial en su pecho ¿Naruto querría ser el héroe del cachorro que esperaba? ¿Sonreiría tan feliz cuando lo cargara? Pronto se dio cuenta que era una pregunta estúpida. Su cachorro ni siquiera conocería a Naruto. Y este moriría bajos sus propias manos.

A pesar de intentar decirse ello, no pudo evitar volver a ver como Naruto consentía a los pequeños. Nunca Sasuke se había sentido pegado a los cachorros de su clan. Claro, hablaba con ellos, pero no de una manera maternal. Y es que, Sasuke hasta hace poco era el "bebe" consentido de su casa. La imagen que Naruto proyecto con Hinata a su lado y en medio de niños le dolió pero también sintió lástima por ellos. Por un momento una amarga pena le inundó, sabiéndose que sería el causante de las lágrimas de Naruto y Hinata. Hubiera sido mejor para ambos que nunca le hubieran conocido, que nunca se hubieran metido con los Uchiha, porque ellos iban a destruirlos. Fue en ese momento en que Naruto giró su rostro hacia él. De inmediato desvío su mirada nuevamente, concentrándose en avanzar junto a su gente hacia sus aposentos.

Cuando finalmente habían llegado a sus aposentos intentó bajar pero un mareo le hizo perder el control y casi caer del caballo. Sin embargo, su cuerpo nunca tocó el suelo sino que fue recibido en brazos por alguien.

Alzó su mirada, era uno de los alfa que trabajaban para Orochimaru. Su rostro era fuerte, de mandíbula ancha y tenía cabellos blancos.  En medio de la turbación solo pudo sostenerse de sus brazos pues sentía que iba a caer en cualquier momento.

—Tranquilízate, princesa.

Aquel apelativo le hizo sonrojarse de vergüenza y furia, golpeó la cabeza de este. Sin darse cuenta sus garras habían salido, el aroma a alfa de este era fuerte, le recordaba al mar embravecido. Su cuerpo se agitó. Y es que, Sasuke era un omega sin marcar con una cada vez más grande dependencia a alfas por su estado tan voluble.

—Suigetsu, ya andas de pervertido con mi lindo cuñado—Le jaló de una oreja Karin.

Suigetsu sonrió aun sostenido a Sasuke en sus brazos, Le dejó en el suelo e imperceptiblemente dejó una nota dentro del kimono de Sasuke, quien hizo como si no la hubiera visto, pensando que era un mensaje de Orochimaru.

No había notado que Karin había cabalgado hacia ellos junto a Suigetsu. Sasuke se dijo que necesitaba dejar de prestarle demasiada atención a Naruto. Con el rubio solo tenía una última misión que finiquitar, la cual se llevaría a cabo dentro de algunos meses, cuando el nuevo contenedor naciera.

Nuevamente perdido en sus pensamientos, no vio venir que Karin se le abalanzara la abalanzó para abrazarlo. “Gracias por todo. Cuida de mi sobrinito.”

Karin se separó rápidamente antes de que pudiera responderle. Ella subió a su caballo y se marchó a velocidad. Suigetsu le rindió una reverencia y se subió a su caballo para marcharse.

Sasuke no notó como Naruto había llegado precisamente al momento en que Suigetsu lo tenía en sus brazos. Que de no haber sido por la intervención de Karin, Naruto hubiera resuelto ir a cortarle la cabeza al soldado de Orochimaru. Cuando se dio cuenta de sus sentimientos encendidos, se asustó, terminando por retirarse hacia sus aposentos. Quiso creer que era solo porque su territorio había sido atacado por otro alfa. Sin embargo, también se dio cuenta de lo evidente: para un alfa no había impedimento legal que le retuviera de poseer a un omega. En términos animales, Sasuke era un omega que tenía un alfa cercano, pero no una pareja enlazada, por lo cual otro alfa podría verse atraído a este y luchar por él.

 

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Los Uchiha fueron recibidos por el resto de su clan entre reverencias. Fugaku y su hijo menor ingresaron a los aposentos del segundo donde los esperaban Sai, Itachi, Mikoto y  dos omegas más. Mikoto e Itachi no dudaron en abrazar a Fugaku y Sasuke. Fue Mikoto quien a través de su nexo y el aroma de su hijo lo notó. Sin poder evitarlo, un par de lágrimas se escaparon de sus ojos. Nunca había deseado que fuera de esa manera pero debía de ser fuerte y darle valor.

Sasuke confirmó las sospechas de su madre, Itachi y Sai. Las otras dos omegas prepararon todo lo necesario para que Mikoto lo revisara. Sin dilatar más el tiempo, la matriarca del clan revisó a su hijo a conciencia, usando un gel preparado con hierbas especiales. Descubrió el vientre de su hijo, observó la marca que tenía. No se detuvo, puso el gel preparado sobre el vientre de su hijo, concentrándose, abrió  sus ojos sorprendida cuando un gran reflujo de energía le llegó.

 

—Hijo, realmente estás siendo protegido por esa bestia. Hay una gran concentración de energía en tu vientre. — Exclamó sorprendida pero sonriente. — Pero, sí, puedo sentir la vida brotando ahí. Tú aroma y esencia con la de Naruto-kun mezclándose haciéndose nacer una nueva esencia.

Para anunciar que la misión había sido cumplida anunciaron al resto del clan en una reunión con un grupo selecto el cual divulgaría la información al resto, pues no querían llamar la atención congregando una gran cantidad de personas.

Fugaku decidió guardarse el estado de Sasuke para un momento propicio, el cual era después del celo de Hinata. Por lo cual, Sasuke no asistió a la fiesta de la noche. Sin embargo sí lo hizo Itachi, acompañado de su padre.

Mientras era ayudado a desvestirse por sus siervos, Sasuke encontró el pequeño pedazo de pergamino que Suigetsu había introducido en su kimono. Era una letra bastante elegante la escrita. Seguramente era Orochimaru, en esta le indicaba que iba a visitarlo mientras en el gran salón celebraban las victorias del ejército. Por lo cual el felino pidió que prepararan una yukata sencilla pero adecuada para recibir vistas. Hubiera querido recostarse peor al parecer eso sería para más tarde. Orochimaru no tardaría en llegar.

Después de quedar vestido se sentó al lado de su escritorio revisando los datos que Sai había recolectado. El siguiente paso en su misión  era sin duda averiguar cómo liberar a Kurama de Naruto. Resopló incómodo.

—Es extraño verte pensativo.

Subió su mirada, como su olfato le había indicado, Orochimaru había arribado. Les había indicado a sus siervos que en cuanto llegara lo dejaran ingresar. Sasuke dobló el pergamino y se lo entregó a su siervo más leal.

—Oh vaya cuanta desconfianza.

— ¿Por qué no estás recibiendo lo halagos?

—Le indiqué a Minato que estaba cansado. He trabajado el doble en esa misión por si no lo notaste, Sasuke-kun.

Orochimaru se sentó al frente suyo. Este olfateó suavemente el aire.

—Así que realmente estás preñado—Sonrío victorioso.

—Por qué te alegras tanto ¿acaso es la dicha por un nuevo cachorro para La Alianza?

El general solamente sonrió ante la forma impertinente de hablarle del azabache menor.

—Porque ese crío puede ser la llave de mi libertad también. El Kiuby está dentro de Naruto ¿no es así?

El joven azabache abrió los ojos imperceptiblemente, pero Orochimaru lo notó perfectamente.

—Así que es cierto.

— ¿Cómo lo supiste?

—Se ha tenido rumores por mucho tiempo. Pero solo los tiene clanes antiguos como los Senju. Aun así la primera información que tuve fue de mi propio clan.

— ¿Tu clan?

El general sacó un abanico y empezó a sacudirlo; sin embargo a Sasuke le pareció que aquel abanico ocultaba parte del ser de Orochimaru, servía como un distractor para que no observara aquel ligero reflejo apagado en su mirada.

—Tu clan es ciertamente diferente de donde provengo, pero se parecen en algo…

— ¿En qué somos felinos?—

—En que ambos son clanes de mercenarios o shinobi, como quieras decirlo ¿no es así, Sasuke-kun?

El Uchiha se puso de pie rápidamente, acercándose amenazante al general. Nadie siquiera había tenido esa ligera sospecha. Sasuke tembló y buscó algo con su mirada para usar de arma. Sin embargo, Orochimaru solo se levantó un poco, lo arrastro hacia él y enredó sus brazos en él. Desde afuera podría parecer un abrazo pero con un movimiento más Orochimaru podría asfixiar al Uchiha sin que nadie los escuchara.

— ¿Cómo? ¿A qué clan perteneces?

—Pertenecía…ya no pertenezco más.

Sasuke sintió que lo que afirmaba el general era verdad. Su sentido felino le indicaba que aquel sobresaltó en el corazón de Orochimaru le indicaba que guardaba un secreto oscuro y profundo, pero que no le mentía.

— ¿Cómo supiste de nosotros?—Preguntó exaltado el Uchiha, intentando liberarse de los brazos de Orochimaru. El omega bajó sus manos suavemente, le abrió la yukata y coló su mano en su vientre. Sasuke se removió aún más asustado, terminado por morderle el brazo a Orochimaru.

—Así que es cierto que los omega son recelosos con sus cachorros. —Resopló Orochimaru sintiendo aún esa calidez en el vientre de Sasuke. En aquel corto tiempo había sentido una gran fuerza resonar desde adentro.

— ¡Tú también eres un omega!—Se defendió Sasuke, envolviendo su cuerpo con sus ropas aún agitado. Había sentido un pánico recorrerle cuando el general toco su vientre. Fue algo sumamente instintivo, suponía que era por el cachorro que llevaba. Aun sin ser consciente iba a defenderlo por instinto.

—Lo soy, peor defectivamente no cómo tú. —Respondió serio. —Sin embargo, voya a seguir ayudándoles. ¿No piensan decirle nada a nadie de tu estado verdad?

Sasuke asintió aun encrespado.

—Lo comprendo. — Orochimaru parecía pensativo. —Bien, probablemente Hinata quede preñada. Debo cumplir con lo que me han encargado. En mi estado, no puedo permitirme una falla, ni un error. Si he acordado que Hinata quedará preñada lo hará.

El joven omega recordó las murmuraciones sobre que el general Jiraiya había abandonado a Orochimaru. Supuso que aquello estaba relacionado a que debía ser aún más perfecto. No podía evitar sentir un poco de admiración por este pues realmente debía ser perfecto si debía de mantener su posición aún sin la protección de un alfa.

—Sin embargo...—Agregó Orochimaru—Una vez que ella quede preñada, cualquier accidente que pueda cumplir no será mi culpa. —Sonrío con malicia sorprendiendo a Sasuke por la sugerencia.

El general se puso de pie, se arregló sus ropas luego de una leve venia hizo ademán de marcharse por la puerta trasera.

— ¿Cómo supiste de nosotros?—Insistió Orochimaru—Nunca hemos mostrado nuestros rostro ni dado nuestro origen…

—Porque ustedes eran uno de los clanes más temidos entre los clanes mercenarios. Al principio caí en su juego. Luego pensé que el mejor clan shinobi era el único en poder embarcarse en una misión de espionaje tan larga y que abarcara tantas personas.

El felino meneó su larga cola y sonrió altivo pero desconfiado.

— ¿Por qué nos alabas como el mejor clan?—Preguntó con la mirada fija.

—Porque ustedes sobreviven, pero nosotros fuimos casi diezmados.

Aquellas frías palabras no pudo replicarlas Sasuke. Aquello era cierto: En un clan ninja solo existía al victoria o la derrota, uno significaba la vida y el otro la muerte. Ellos habían sido alguna vez un clan bushi como los Namikaze, pero desde Madara aquello cambió, por la paz que desearon debieron defenderse de maneras menos honorables.

 

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 Mientras la celebración proseguía en el salón principal, Minato era custodiado por Fugaku y su esposa hacia los aposentos Uchiha donde le habían indicado a líder que Itachi le tenía preparada una sorpresa por la victoria. Minato, por supuesto, aceptó halagado por el detalle, su pecho se hinchó de orgullo.

Sasuke ayudó a su hermano en silencio a vestirse. Al menor no le agradaba que su hermano mayor usara sus dotes para distraer al líder, pero finalmente habían creído necesario usar todo lo que estuviera de su lado. Sasuke le contó sobre las palabras de Orochimaru. Acordaron discutirlo posteriormente. Esa noche, Minato debía de quedar aún más prendado de Itachi.

Itachi era un maestro de la infiltración y el espionaje. Sin embargo, además de las dotes en combate, la belleza y el encanto eran dones valorados dentro de cualquier clan shinobi; pues lo básico era saber hacerse pasar por cualquier persona. Por tal motivo, Itachi podía aparentar ser el perfecto omega.

 Completamente arreglado, el hermano mayor salió vestido con un kimono morado brillante con flores de un anaranjado oscuro, casi marrones grandes, bordados por toda la seda, mientras su obi era dorado pálido, otorgándole majestuosidad Su figura acompañaba con gracia   con su fino rostro, enmarcado de  sus cabellos sueltos, cepillados prolijamente.

Minato había quedado sin palabras ante la imagen que representaba el Uchiha. Dentro de su ser algo inició a rugir. Su cuerpo se quedó estático, sus manos no pudieron moverse ante la belleza que tenía ante sus ojos.

La sorpresa fue más grande cuando Itachi empezó a cantar. La música al fondo le acompañaba suavemente. Su voz era firme, grave, pero encandiladora, con matices agudos cuando era necesario. El omega movía su abanico para darle impulso a su canto y a su entonación. El toque sensual lo ponía aquella preciosa larga cola felina que se movía al ritmo de la música.  No era una canción himno, era propio de su clan natal con seguridad, el cual daba la bienvenida al inverno cercano, despidiendo a las flores. Las tonada del chamizen eran aceleradas, cada vez más, para luego volverse lenta y suave al ritmo de su sedosa voz.

El alfa líder sentía que la emoción se le escapaba de los poros de su piel. Aplaudió sin poder expresar lo que sentía. El joven omega, ayudado por su siervos se acercó a Minato, a una distancia prudencial le reverenció, quedando con la cabeza gacha.

—Espero que haya sido de su gusto, Namikaze-dono.

El gran líder se sintió sobrepasado por la belleza del omega que deseaba. Era tan perfecto que creía irreal. Sin embargo, lo tenía enfrente de él. Las ganas de tomarlo entre sus brazos se hicieron más fuertes.

—Llámame Minato, Itachi. Te doy permiso para hacerlo. Quiero escucharlo de tus labios.

Itachi sonrió dulcemente.

—Por supuesto, Minato-dono.

El gran líder tuvo que contener sus deseos más profundos. Itachi aún estaba obligado por su luto a no aceptar su cortejo oficialmente, pero el rubio sentía que perdía la paciencia por la espera. Sin embargo, aquella noche se comportó con gallardía frente a Itachi y su familia.

 

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Las semanas sucedieron rápidamente dentro del castillo de la Gran Alianza. Cada uno cumplía sus respectivas labores por su cuenta. Cada general y alto mando entrenaba a su gente a su propia manera en las artes principales de la guerra: Lanzas, katana, hachas y arco y flecha, además de combate cuerpo a cuerpo. Los mensajeros mandados al clan Yamanaka habían retomado, dando buenas nuevas a Yahiko quien de inmediato informó a su primo.

La colonización prosiguió en los alrededores de las tierras del castillo. Los pobladores Uchiha se veían obligados a interactuar con otros clanes, quienes inciaban la construcción de sus viviendias y mansiones de la nobleza menor que no vivía dentro del castillo de Minato.

Dentro del castillo, todos interrumpían sus labores diarias para los rezos y banquetes que se otorgaban a la Diosa Amaterasu por que la esposa del heredero quedase preñada en su próximo celo.

Finalmente el  día de su celo llegó, Hinata fue arreglada con esmero por su séquito de omegas siervos,  peinada con recelo por sus siervos más allegados y por su propio primo. Ataviada con su yukata de seda roja caminó escoltada hasta la habitación especial que había sido aromatizada con incienso. Antes de ingresar tomó la botellita que Orochimaru le había con un afrodisiaco. ¿Por qué tomarlo si estaba en celo? La respuesta era que a pesar de estarlo, sabía que le dolería estar con Naruto, era mejor estar totalmente perdida en el calor.

Los cinco días del celo habían dado inicio. Ambos cuerpo se unieron. Naruto siempre trato de controlarse, pudo lograrlo bastante bien, lo cual le asombró. Ella era su omega y estaba marcada en el cuello, no debería poder mantenerse cuerdo durante su celo, pero así era. En algún momento se volvió metódico inclusive, como si cumpliera con  lo que un manual le dictara.

Los siervos les dejaron comida, Naruto se encargaba de alimentarla preocupado por su estado. Ella no se veía satisfecha, reluciente como otros omegas con los que había copulado. Menos como Sasuke después de quedar dormido en sus brazos. El color rosado de sus mejillas se perdió, se veía con ojeras. Más que un omega en celo, ella se veía como una omega violentada. La frustración en el alfa se  acrecentó. Naruto se dio cuenta que su vínculo con ella se hacía más débil.

Al tercer día, ella permanecía dormida a su lado, agotada y respirando cansinamente. El aroma de ella había cambiado, su celo se había detenido: la fórmula de Orochimaru había funcionado, ella había quedado preñada… Sin embargo, Naruto se sentía culpable por el estado en el que ella se encontraba.

Si bien siempre el sexo con ella era metódico, esta vez ella parecía incluso más cansada, más débil. Naruto supuso que era por todas las sustancias que tomó para poder concebir. Se mordió el labio inferior furioso consigo mismo. Quería darle un hijo, lo deseaba por ella. Porque le había faltado, porque él arrebató el cachorro que ella había soportado por largos meses. Fue su culpa, lo sabía, pero ahora que al fin ella había quedado preñada se sentía inseguro, ella se veía excesivamente frágil.

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Una reunión fue convocada ante todos los miembros por los Hyuga, a la que Fugaku asistió ya como parte del consejo con solo voz. Para sorpresa de todos, sus hijos estaban presentes. Hiashi creyó que aquello era mejor.

—Quiero anunciar que los dioses finalmente nos han bendecido brindándonos un heredero. Mi hija Hinata se encuentra preñada. Su celo ha dado frutos.

La muchacha estaba pálida pero con lágrimas en los ojos, emocionada, bendiciendo internamente a Orochimaru que había hecho posible aquella concepción.

Todos alabaron a los dioses y se inclinaron sobre sus rodillas ante la futura madre. Minato sonrió complacido; sin embargo aún no daba su total confianza y es que aunque no era el alfa de la muchacha podía percibir en ella un aura enfermiza. Sí, se veía feliz como todo omega cuándo esta preñado, pero ese color vivo y brillo en los ojos que su Kushina tenía cuando esperaba a Naruto no se encontraba. Giró sus ojos y se topó con una figura que le recordó mucho a Kushina: Sasuke, el segundo esposo de su hijo, tenía un brillo singular en su rostro así como un rosado tan vivo en sus mejillas, se veía más fuerte y poderoso que nunca, hermoso indescriptiblemente. Minato se quedó boquiabierto. Una alegría le invadió al tener esa vaga suposición.

Inesperadamente el líder del clan Uchiha se puso de pie, llamando la atención de todos, logrando que el salón quede en silencio.

—De parte de todo mi clan felicito a Hinata-san—anunció Fugaku, cortando el ambiente festivo—Aunque no hemos contado con el tiempo suficiente para informarlo pues queríamos estar seguros. —Continuó con solemnidad —  Debo anunciar que realmente hemos sido bendecidos. No solo ganamos a los Yamanaka, capturamos a un líder importante, sino que la primera esposa ha sido bendecido con un cachorro; además de ello mi hijo, segundo esposo de Naruto-kun, va a darle también un cachorro.

Todos enmudecieron sorprendidos, se miraron entre ellos. Orochimaru quería reír estruendosamente pero solo sonrió complacido dirigiendo su mirada a la joven pantera que sería madre. Todo la alharaca y buenaventuras que habían estado destinadas a los Hyuga intempestivamente fueron también destinadas a los Uchiha. El brillo había sido opacado por las panteras. Habían esperado que la muchacha quedara preñada, por lo cual se habían reservado la noticia, especialmente para arruinarles su momento de gloria.

— ¿Es en serio, Fugaku-san?—Preguntó emocionado Minato. Su tono había tenido más emoción que la felicitación a Hinata. Y es que tenía un presentimiento singular. Hinata había perdido a su cachorro antes y sus intentos de embarazo no habían durado ni días. Esta vez parecía que duraría más, pero no tenían la certeza. Sin embargo, la joven pantera que removía su cola elegantemente se veía tan lleno de vida, con el rostro serio sin la usual sonrisa en los omega preñados, pero la energía en su cuerpo era casi abrumadora.

Hiashi se percató de ello, se puso de pie de inmediato…

—Eso es imposible ¡¿Por qué lo anunciaron hasta ahora?!—Subió fuertemente el tono de su voz con la indignación marcada— Ese crío no es de...

— ¡No se atreva a insultar a mi hijo!—Amenazó  con un fuerte gruñido Fugaku.

—Pero se suponía que Naruto solo pasaría tiempo en sus celos con Sasuke-kun—Comentó Tsunade sin saber la historia completa.

—Mi hijo atendió la necesidad de su esposo durante la celebración en Uzumaki.—Respondió con seriedad el líder Uchiha.

—Eso no—interrumpió Hiashi, giro hacia Naruto— ¿Cómo se atrevió a tocar a este…?

Naruto se puso de pie callando a todos. Se paró en medio, caminó hasta Hiashi con el rostro y el mentón bien elevado.

—Si Sasuke me ha dado un cachorro entonces solo puedo estar agradecido. Usted debería también estar feliz por la alianza, Hiashi-san.

El alfa rubio enfrentó al clan Hyuga con la mirada en alto. Sin embargo cuando sus ojos se encontraron con los de su primera esposa quiso desviarlos, pero no lo hizo. Ella era omega, y él debía de demostrar que estaba por encima a pesar de todas sus consideraciones; finalmente fue la muchacha quien bajó la mirada ante su esposo.

—Mi hija no puede decir nada ¿Como te atreviste?—Reclamó agresivamente Hiashi.

Naruto le plantó cara, inflando su pecho y gruñendo contra el otro. Hiashi tampoco se encontraba en su estado civilizado por lo que no pudo evitar contestar el gruñido.

— ¡¿Acaso tengo que consultártelo?!—Gruñó aún más fuerte el alfa rubio—Yo puedo cogerme a mi esposo cuando lo desee y usted no tiene nada que decir al respecto.

Sus palabras avergonzaron a Sasuke, quien simplemente se mantuvo quieto, en su lugar, a un metro detrás de su padre, lo cual agradecía porque no quería que nadie viera lo avergonzado de sí mismo que estaba. Nunca había pensado ser reducido de aquella manera. Sin embargo, era solo la verdad y debía de enfrentarlo: para los Namikaze, un omega era solo un objeto en el cual desfogaban su frustración. Y aquello era lo que motivó a Naruto a tomarlo. Solo una “cogida”, nada más, que podría haber sido a otro si no estuviera influenciado por el Kyubi.

Hinata y Neji sintiendo que las feromonas de su líder se disparaban, se lanzaron a las piernas de cada alfa, suplicando por calma. Minato, alzó la voz sobre los gruñidos de los otros, logrando que Hiashi agachara la cabeza y pidiera disculpas.

—Siendo así. Entonces, hijo mío, solo puedo felicitarte. Vas a ser padre de dos cachorros.—Comentó Minato mientras se acercaba a abrazar a su hijo— Así pues desde el día de hoy Fugaku-san tiene voto dentro del consejo, ya que su hijo va a darme un nieto. Todos deben bendecir a ambos consortes para que sus crías  nazcan con bien.

Para nadie quedó en misterio que toda la algarabía de los Hyuga se había marchitado, quedando una desazón inimaginable. Hiashi era el que por dentro temblaba por ira. Aquel muchachito que seguramente solo pensaba en sí mismo, no sabía todo lo que había destruido.  

Hinata alzó la mirada dignamente, respetando su posición, pero cuando se topó con la de Sasuke este le sonrió altivamente. La profunda y arrogante mirada de Sasuke hizo rabiar a Hiashi y Neji, pero logró que la pobre omega ojiblanca desviara la mirada y pusiera sus brazos sobre su vientre como si quisiera protegerlo de un posible ataque. Sasuke le intimidaba. A pesar de que Sasuke se había concentrado en intimidar visualmente a Hinata, no notó que todo aquel despliegue había sido observado por Naruto.

Las dos madres fueron alabadas por todos los presentes incluso el gran líder y Naruto. Era uno de los pocos días en que un omega era colmado de respeto y buenos deseos, cuando al fin cumple su rol en la naturaleza. El segundo día en el cual recibiría grandes obsequios y bendiciones así como todos se inclinarían ante él era cuando se daba a luz. El ciclo se ponía fin, el único motivo por el cual un alfa inclinaría la cabeza ante su omega.

Minato se sentía feliz. Pronto los Yamanaka pagarían su deuda, iniciarían con aquel oro la construcción de la muralla; de esa manera tendrían resguardada a su familia. Hinata y Sasuke le darían nietos finalmente. Su hijo parecía al fin iniciaría usar su poder como alfa, defendiendo sus acciones con autoridad. Le daría un poco de tiempo a Itachi para pedir oficialmente el cortejo al joven omega que tanto le fascinaba. Toda aquella felicidad, Minato no notaba comenzaba a enceguecerle, lo cual era exactamente lo que los Uchiha deseaban.

 

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Las semanas habían seguido su curso conviertiendose en un mes, todo iba de acuerdo al plan por lo cual Sasuke se sentía aliviado. Sin embargo, era muy extraño pensarse como futura madre. La realidad de que no era solo llevar al próximo contenedor de Kurama se hacía presente. Podría soportar el malestar físico que significaba estar preñado, aunque ya con dos meses, no había sentido los síntomas usuales. De por sí, un omega lleva un periodo de preñez bastante menos complicado que un beta por lo cual hacía fácil su reproducción. El linaje y la fuerza del alfa también colaboraban a que sea más fácil, pero aún así había síntomas desagradables al inicio que era cuando el cuerpo del omega iba cambiando para dar cabida al cachorro. Pero en él habían sido mucho más ligeros. Quizás era por la energía de Kurama. La sentía irradiando su cuerpo constantemente durante las noches.

 “Contenedor” Era así como había visto su misión cuando la tomó. Sus palabras antes de involucrarse habían sido “Solo debo casarme, acostarme con el actual contenedor, procrear uno nuevo, mantenerlo con vida por nueve meses y luego dar la parte final, robándole la energía al antiguo contender e introducirle en el nuevo. Y como detalle final quitarle la vida al antiguo contenedor”. Sus palabras dichas con frialdad y lógica no tenían en el mismo efecto que en el Sasuke pasado.

 No podía llamar al “futuro contenedor” como su hijo. No quería hacer conexiones emocionales Pero había una verdad innegable: ese contendor iba ser un ser vivo con necesidades. No solo iba ser el arma del clan Uchiha, iba a ser también un cachorro, su hijo que iba a depender de él, el cual crecería y tendría una personalidad propia.

 Pensar en ese futuro seguro le aterraba. Y era ahí cuando se decía a sí mismo ¿Acaso no ayudarías a un miembro del clan Uchiha así no sea de tu familia? Por supuesto si estaba en sus manos salvaría la vida de un compañero Uchiha; así que pensaba en su situación actual como tal: Como un compañero al que estaba protegiendo por nueve meses y al cual debía apoyar en su propia misión.

Se intentaba calmar: si no lo quería cuando lo viera, lo toleraría, lo entrenaría como hacía con los más jóvenes; del amor y esas conexiones sentimentales se encargaría su madre; Mikoto tenía una facilidad inimaginable para conectar con niños y bebes. Se había echo cargo de ellos dos, Sasuke  e Itachi, pero también acepto en su seno materno a Sai; además atendía Shisui como otro hijo más y cada vez que podía ayudaba con los cachorros de otros omegas o betas del clan.

El joven omega, sin darse cuenta, bajó su mano por su vientre, ligeramente abultado, sumamente cálido, con la energía de Kurama irradiando. Cerró sus ojos y susurró “Estarás bien, lo prometo. Si yo no te amo, me aseguraré de que alguien más lo haga”.

No pensaba en Naruto. Normalmente su naturaleza animal le haría desear estar a su lado y de cierta manera lo hacía; pero gracias a Kurama esa necesidad era menor. La energía de Kurama no solo le protegía de las heridas, enfermedades o malestares, sino que también lo hacía de la soledad.

 

Los Uchiha serían los que se quedarían con aquel demonio. Sabían de la profecía, ningún enlace había sido azar, todo había estado destinado. Sasuke no deseaba pensar más allá de aquel nombre; “sangre definitiva”, por supuesto indicaba más que solo un plan para vencer. No quería que por su momento siquiera pasase que Naruto y él eran pareja destino, ni mucho menos. No esperaba mucho para sí mismo. Siempre le había gustado ir de aquí a allá, conocer lugares, aprender más, pero por sobre todo proteger su orgullo y su nombre. Todo aquello, la felicidad de su familia valdría cualquier cosa. Incluso renunciar a quien supuestamente nació para unirse a él. Quizás solo se refería a que estaban destinados a concebir un cachorro y no más, esperaba que fuera solo ello, se aferraría con sus garras y colmillos a esa idea.

Su vida no le pertenecía, su corazón tampoco, quien merecía ser feliz e iba serlo era su hermano mayor junto a Shisui, el sería feliz viéndoles felices. Después de todo a ambos también les debía la vida. Solo quería verlos juntos, felices, ese sería suficiente pago y claro quizás poder ser más fuerte y útil a su familia.

 

Naruto había estado observándolo desde hace un buen tiempo. Sasuke tenía unos instintos muy agudos por lo que permaneció una prudente distancia. Aun así supuso que terminaría descubriéndolo; sin embargo el omega parecía realmente perdido, con su mirada hacia el Sur. El rubio pensó en acercarse pero en ese momento vio como la mano de Sasuke bajó hasta su vientre. Sus mejillas se colorearon al recordar que era cierto, el clan Uchiha había anunciado el embarazo de este hace unas semanas. Sin embargo también recordó como Sasuke había intimidado a Hinata.

Debido al embarazo de ella no había podido realizarle una visita de protocolo. Practicamente no había podido abandonarla sino era para organizar a sus soldados. Ella debido al titulo que poseía como primera esposa tenía prioridad de su atención por acuerdo y por palabra.  Sin embargo, esa tarde había salido de las murallas del castillo para visitar a la familia de Konohamaru. Pues el cachorro de los tíos de él había nacido. Naruto deseaba conocerlo y felicitar a la madre. Normalmente ese tipo de visitas se realizaba con la primera esposa, pero ella se encontraba en reposo total.

El alfa sintió tristeza de la mirada de Sasuke hacia el lejano Castillo de los Uchiha, se veía tan añorante, como perdido en memorias felices que sabe nunca regresaran. De alguna manera aquello le dolió en el orgullo. Sasuke estaba sacrificándose para que su clan tuviera lo mejor. De igual manera hacían todos los omegas de la alianza. Se sintió ofendido, triste y humillado. Con Hinata era lo mismo por eso la odió en su momento. Pero verla sufrir por la pérdida de su cachorro le hizo ver que a pesar de todo, los omega amaban a sus hijos, ellos eran su consuelo de un matrimonio sin verdadero lazos; así que al menos con ello deseó hacerla feliz, respetarla en nombre del cachorro perdido. Maduró a partir de entonces, acepto que ella sería su compañera.

— ¿Naruto?

— ¿Qué haces aquí ´tebayo?

El omega dentro de Sasuke se removió. Por supuesto, durante los meses que llevara a su cachorro dentro, su lazo se volvería un poco más cercano a Naruto, después de todo tenía una parte de él dentro de sí. A pesar de no extrañarlo como un normal omega haría, Sasuke sintió remover su mundo cuando este le dedicó una mirada molesta. De inmediato se preguntó ¿Cómo lo había ofendido? Eso no era algo que Sasuke normalmente se preguntara, aquello era una pregunta de su omega. 

— ¿Quieres regresar a tu tierra no es así?—Naruto arrastró las palabras sintiendo un enojo crecer dentro de sí. Una desesperación surgió dentro de él. Sasuke debía de ser solo suyo. Gruño sin poder evitarlo.

El azabache sonrió cansinamente.

— ¿Qué me dirás? Renovarás tu voto de que dentro de cinco años vas a dejarme ir y me conseguirás un marido respetable. Yo te veo muy lejos de ser el líder. Estamos condenados, Naruto. —Finalizó sabiendo que de verdad estaban condenados, aunque no como el alfa lo imaginaba.

Las palabras tan secas pero con la fuerza de la realidad golpearon el pecho de Naruto como si rasparan una vieja herida sin curar. Era una persona orgullosa, era un alfa después de todo. No podía evitar no quedarse callado, menos ante Sasuke, su omega, pero uno demasiado rebelde para su propio bien. Sasuke no era como los demás omegas. Hinata estaba enferma, pero no le importaba con tal de que su cachorro estuviera bien; sin embargo, Sasuke tenía aquella mirada de sentirse forzado de tener aquel cachorro adentro. Él era diferente al resto, lo sabía, pero no entendía en cuanto.

—Vas a tener un hijo mío y aun así me faltas al respeto, deberías de aprender de Hinata, mocoso. —Declaró con los brazos cruzados, su furia se dejaba escapar por sus poros. Con su olfato podía captar el aroma de Sasuke, le confirmaba su estado; sin embargo, no podía captar su propia esencia en él como sí en la de Hinata.

Sasuke apretó sus puños sin poder contenerse. Quiso gritarle miles de cosas pero lo que vino a su mente quizás no fue lo mejor.

—Aprender ¿qué? Que no puede contener a un cachorro, que es un fracaso como omega. Aún si esa criatura vive con seguridad será un perdedor como ustedes. Mi hijo va a ser mejor que él, será el elegido por Minato-dono.

Por un instante Naruto no se quedó estático sorprendido por las palabras frías sobre Hinata y sobe él hijo que cargaba. Para Sasuke el cachorro que tenía era una herramienta. Lo comprendió, una que usarían los Uchiha. En sus sentimientos no había amor maternal, solo ambición. Recordó nuevamente el gesto intimidante que le hizo a su primera esposa y  se acercó a una velocidad insólita a él, lo tomó del brazo con fuerza. Levantó otra de sus manos con ademán de estrellar su mano contra su mejilla. Los gruñidos provenientes de su pecho resonaron con claridad. Sasuke sintió la presión que ejercía Naruto sobre él, pero aún así se río burlonamente.

— ¿Vas a golpearme, dobe? ¿A mí? Quien te va dar un cachorro porque tu inútil esposa no puede. Ahora está preñada pero falta tanto para que nazca…sería una verdadera lástima que pronto lo perdiera…—Susurró con malicia.

El omega supo que debió quedarse callado. No importaba que él también estuviera preñado, Naruto debía de defender por deber el honor de su primera esposa. No podía permitir que alguien la amenace de esa manera. Peor aún, el azabache se dio cuenta que lo dijo por celos y resentimiento a la pelinegra. Sin embargo, sabía que prácticamente había revelado lo que su familia y Orochimaru planeaban: Hacer que Hinata pierda al cachorro. ¿Había sentido culpa? Al principio lo sintió, pero se dio cuenta que en el fondo lo había deseado. Y aún así, era un acto de buena voluntad el no permitir que aquel cachorro viera la luz del día, pues de todas maneras debería de morir cuando den el golpe final. Nadie del linaje de Minato debía de quedar con vida al final del juego.

—Este ser despreciable es quien eres. —Le soltó con brusquedad, observándole con desprecio— Me avergüenza haberte embarazado. Aún sigo observándote. Voy a averiguar quiénes son ustedes. —Intempestivamente le tomó del cuello con una mano, Sasuke sintió de repente que el aire fue cortado a su sistema, utilizó sus manos para intentar librarse pero Naruto le mantuvo quieto con su soberbia mirada—No te atrevas a hacerle daño a Hinata y mi hijo. Voy a proteger a mi familia de ustedes’tebayo. Estoy seguro que están planeando dañar el embarazo de Hinata. No voy a permitirlo, su hijo va ser mi heredero por sobre el tuyo. Si te descubren intentando dañar al futuro heredero solo la muerte te espera. —Le soltó con brusquedad nuevamente.

El pelinegro se guardó las demás palabras. Tosió repetidamente. Se lo merecía para acallar todos aquellos sentimientos que Naruto había hecho nacer en él. No había un futuro para ellos. Sin embargo, parte de su misión era no parecer más peligroso y estaba fallando. Naruto estaba viendo en él todo lo planeado, se acercaba peligrosamente a descubrirlos. El asesinato de nonatos era una práctica silenciosa común en las casas nobles que se disputaban al siguiente heredero. Quizás era por ello que Naruto sospechaba. 

 Maldijo internamente... No había sabido interpretar bien su papel y aquello podría causarle problemas.

Se quiso levantar de inmediato pues odió ser visto desde arriba por Naruto. No iba a permitirlo, pero cuando intentó hacerlo sintió un pequeño dolor en su vientre. Una acción como la de Naruto podría haberle provocado un aborto espontáneo, sobre todo porque él aún no sentía una conexión especial con el cachorro; pronto sintió la energía de Kurama rodear al cachorro. Se tranquilizó.

—Acabo de ver sobre tus acciones´tebayo—Acotó sonriendo amargamente— ¿Por qué eso es lo único que los omegas pueden hacer no? Has asegurado la posición de tu padre en el consejo. Tu hermano se ha ganado a mi padre. Y tú te acostaste conmigo para quedarte preñado. Pero nuestro clan no va a quedar a merced del de ustedes.

Un chispazo de verdad, un revoloteo de párpados en el felino le aclaró ciertas cosas a Naruto. Sin embargo no calculó que Sasuke se pondría de pie rápidamente para darle un golpe en la mejilla. Uno muy fuerte con una extraña energía proveniente de su cuerpo. Fue ahí que sintió claramente de donde provenía aquello. Era del vientre de Sasuke. Pudo oler al cachorro que crecía dentro, pero era extraño, inusual. La presencia de un cachorro no debería ser tan fuerte así sea un alfa.

Tomó nuevamente del brazo a Sasuke, le acercó aun en contra de sus movimientos para soltarse. Inclusive Sasuke le mordió el brazo para que lo libere pero aguantó el dolor y acercó  la palma de su mano a su vientre. Sintió una conexión de energía que le aterró. Se separó de inmediato de Sasuke sintiendo una especie de repulsión, curiosidad, ansiedad, su corazón revoloteó rápidamente ¿Por qué ese cachorro se sentía tan fuerte? Solo tenía dos meses y un poco más. Naruto no se explicaba las sensaciones que le producía, su rastro en Sasuke en ese momento era casi mínimo. Su alfa interno encendió sus alarmas de precaución. ¿Acaso era porque aquel cachorro sería quien lo venciera? A veces aquello sucedía.

—Me queda claro que este cachorro no es bienvenido por ti, Naruto. Pero mi padre, mi alfa, lo espera y desea. Al igual que tu padre. Aquello es suficiente para mí. Si Minato está feliz nosotros lo estaremos. —Intentó parecer calmado ante la mirada aterrada de Naruto cuando lo toco. Sintió nuevamente esa presión sobre su vientre. No era algo usual el rechazo a cachorro entre los alfa, pero sucedía incluso entre los omega. Cuando no era deseado por ninguno el producto fácilmente se desprendía de la matriz y se producía un aborto casi indoloro, como si este ser nunca se hubiera formado. Sin embargo, el azabache sabía que ese cachorro nacería porque aunque Naruto no lo quisiera e inclusive él solo lo vieran como un compañero y no hijo, quien lo amaba, deseba y pelearía por mantenerlo con bien sería el mismísimo Kurama. Y nada pueden hacer la voluntad de los seres humanos contra la de un dios-demonio.

—Así que es eso — Después de todo es solo vuestra ambición—Sonrió intentando calmarse. Sasuke se veía fuerte a pesar de todo. Su porte se veía bien. ¿Por qué el cachorro era tan fuerte? ¿Por qué Sasuke se veía tan saludable aun cuando era evidente que el chico no deseaba al cachorro?

—Es lo que hacemos los omegas...obedecemos a los alfa que reconocemos. Mi padre es mi alfa Y cuando tu padre se case con mi hermano y lo muerda seré el omega de Minato también. Y este cachorro—dijo tocando su vientre— será de él también.

Los omega como Sasuke eran diferentes a todos los demás, Naruto lo tenía claro. Vivió años observando la relación de tira y afloja sin resultado de su padrino con Orochimaru. Quien tenía su propio poder, un riesgoso independiente poder. Los omega como Orochimaru y Sasuke nunca eran predecibles. Sasuke era un peligro, no podía parar de pensar en ello. Lo comprobó viendo el brillo de malicia en ellos. Sasuke había buscado herirlo en el orgullo con aquellas palabras. A pesar de saberlo y a pesar de sentir un rechazo natural al cachorro de Sasuke, le dolió y enfado que Sasuke se nombre omega de Minato. No pudo evitar gruñir audiblemente. En parte era cierto, Sasuke pertenecía al círculo paterno, a los Uchiha y ahí viviría por el resto de su vida como un segundo esposo. Criaría a los hijos en común que tuvieran y ayudaría a su hermano mayor si este se vuelve un primer esposo de alguien importante. De cierta manera todo omega necesita servir a un alfa, por el momento Sasuke sirve a su padre; pero cuando su hermano que ha sido como una madre y que es el heredero del clan sea mordido por un alfa fuerte, Sasuke también recibirá una conexión con tal alfa, de servirlo.

Sus celos y confusión fueron notados por un regocijante Sasuke. El joven omega se sintió bastante orgulloso de sí mismo por haberle dañado. Su saña pudo más con él. Necesitaba desquitarse y Naruto había aparecido en el mejor momento. No podía revelarle sus planes ni la muerte que les esperaba pero podía crearle falsas pesadillas del futuro. Sasuke veía claro el resentimiento acumulado de Naruto hacia su padre, como esa relación se tambaleaba ¿No era mejor si la destruía? Aquello facilitaría sus planes.

—Ohh. Naruto, parece que no eres tan estúpido. —Susurró acercándose sin tener miedo alguno, viendo como el rostro bronceado del otro se turbaba más— O quizás sí. ¿Acaso crees que Hinata va tener un hijo tuyo porque sí? Por supuesto que no. Ella al igual que yo solo estamos casados contigo, nos acostamos contigo y vamos parir hijos tuyos por tu padre. Cada uno de nosotros solo quiere hacer feliz a tu padre. Nadie te ama realmente.

En su voz, el omega había mostrado cuanto se regocijó con la estocada final. Casi como cuando acabas con tu presa en medio de una casi perdida batalla. Incluso su cola se balanceó. Naruto era su enemigo, debía de tenerlo claro; así que infló su pecho, alzó su barbilla y sonrió con malicia. Sin embargo aquel regocijó se esfumó cuando vio la mirada destruida de Naruto. Fue impactante, se había sobrepasado. ¿Realmente Naruto sentía eso? Pensó que se molestaría y luego le respondería con otros insultos más fuertes. Y es que Naruto podría decir lo que desee, Sasuke se sabía amado por su familia, sabía que su padre, su hermano, su madre, Shisui e incluso Sai darían su vida por él. Y él la daría por ellos. Pero en Naruto vio esa estocada final como un golpe a la realidad.

El omega sintió peligro. A pesar de tener la energía de Kurama protegiendo a su cachorro y a él mismo, sintió que debía de marcharse de la presencia de Naruto. Quiso correr, tuvo miedo, la presencia de Naruto se hacía cada vez más fuerte. Esa desolación absoluta fue cambiando en la mirada de Naruto, sus venas se veían hinchadas y rojizas, sus colmillos estaban afuera.  Dio dos pasos hacia tras, preparó sus pies para correr sin parar.

Pero antes de que pudiera escapar sintió un movimiento de aire en su espalda. Naruto ya lo tenía sujeto con los brazos hacia atrás. Lo tumbó boca abajo sin ninguna consideración. Le había ofendido, más que ello, le había destruido.  Kurama podía estar de su lado, pero Naruto todavía era un alfa sin Kurama de su lado. Se merecía un castigo, sabía ello, golpes con seguridad. Pero se sorprendió de que su nuca se sintiera mojada. ¿Acaso eran lágrimas? Su corazón se encogió, su vientre punzó, su omega se sintió aplastado. La presencia de Naruto era muy pesada, poderosa, abrumante y casi le producía sofoco pero contrastaba perfectamente con el líquido que corría de sus ojos azules. Y sentir sus lágrimas le hicieron someterse más fácilmente.

—Lo sé. ¿Crees que no lo sé?—Gritó con desespero—Además de mi madre y mi padrino no hay nadie en este maldito lugar que de verdad quiera estar a mi lado. Y tú eres uno más de esos. Nada más que eso. Gracias por dejármelo en claro. Ese crío que esperas solo es una herramienta más.

Pensó que después de ello le soltaría, pero no fue así. Con una mano le mantuvo quieto, aplasto con su codo su cabeza contra el pasto, su boca se llenó de hierba y tierra. Sus garras salieron pero al hincarse en el brazo de Naruto no consiguieron nada. Este inició a subirle la falda del kimono. Iba a humillarlo ahí mismo. Como omega seguramente se lo merecía, pero aun sabiéndolo se removió para intentar quitárselo de encima. No podía creer que Naruto realmente pensara eso de sí mismo. Supo que la relación de padre-hijo no tenía que ser destruida, está ya lo estaba, solo haría falta exponer lo rota que estaba, terminar de sacudir los pedazos para que no existiera nada.

—Si no te doy tu merecido es porque estás preñado, pero te mereces unas lección’tebayo.

Aquello era algo que Sasuke había considerado curioso en algunos alfa: su capacidad de encontrar placer en la violencia, de poderse excitar al ver a su presa rendida. Algo impensable en un omega.

Sus piernas quedaron descubiertas. Una de las manos de Naruto se paseaba rasguñando sus muslos. Chillo, quiso morderle. Esta vez ni siquiera su omega podía ayudarle a seducirlo para que fuera placentero. Su omega se sentía humillado, quieto esperando el castigo así fuera aquello una violación.

— ¿Qué vas  hacer, gatito? ¿Acaso crees que tu padre va salvarte? Me perteneces, aunque no lo quieras. Aunque para ti sea solo venderte por tu clan, pues con todo ello me fuiste regalado por mi padre a mí. Y no puedes hacer nada más que soportarlo.

La mano de Naruto aplasto sus nalgas, pronto sus dedos se encontraron entre estas paseándose por su entrada para luego penetrar sin más. Sasuke sintió sus lágrimas de impotencia acumularse.

Sin embargo antes de poder sentir a Naruto ingresando, alguien se lo quitó de encima con fuerza descomunal. Avergonzado se replegó cubriéndose sus partes íntimas que había quedado expuestas.

—Vete de aquí ahora, muchacho.

Era el general Jiraiya seguido por el general Orochimaru. Le debía una más a este porque estaba seguro que fue quien llamó a Jiraiya. Orochimaru le había estado siguiendo los pasos desde el día en que Minato ordenó que fuera este quien siguiera su embarazo.

—Sasuke-kun, vámonos, verificaré que tu cría este bien.

Por primera vez se sintió agradecido a Orochimaru. Se acercó a él y dejó que este le tomará del brazo. Mientras tanto, Jiraiya contenía a Naruto para que no le persiguiera. El rostro de este era salvaje. Si algo había quedado claro era que Naruto también podía tomar robados los poderes de Kurama ya que de por sí era un alfa fuerte, respondía también a su propio animal. Como a pesar de ser hijo de Kushina, esta había tenido dormido al Kyubi durante su embarazo Naruto alfa y Kurama eran dos entes en pelea constante. Seguramente Kurama estaba peleando desde adentro para calmarlo, pero era un tira y afloja constante.

— ¡Él es mío!—Gritó Naruto a su padrino cuando el felino desapareció de su campo visual. Se sentía exasperado y totalmente dispuesto a enfrentarse a su padrino.

—Cálmate, no es como si yo fuera detrás de tu omega. Claro que es tuyo. Pero esta preñado, esa no es la manera en que debes de tratarlo. No importa lo que te diga o haga; cuando un omega esta preñado no puedes tocarlo. ¿Acaso quieres que aborte como Hinata?

Naruto abrió los ojos, sintiéndose pésimo consigo mismo. Se dejó caer al pasto, su padrino se sentó a su lado.

—Simplemente no puedo controlarme con él, padrino. Lo desteto, padrino. Lo odio y odio más haberlo embarazado. Me arrepiento de ello. Es un ser vil y malicioso.

Jiraiya se separó de él como si apestara. De inmediato recibió un golpe en su mejilla tumbándolo al suelo. Su padrino seguía teniendo más fuerza física que él.

— ¿Cómo te atreves siquiera a tocarle un pelo o abrir tu boca para decir esas estupideces? ¡¿Sabes cuánto he deseado que mi omega me dé un cachorro?!—Grito exasperado. El tema de cachorro era algo que para Jiraiya era muy delicado y casi sagrado.

El alfa desvió su mirada, se mordió la lengua hasta hacerla sangrar.

—Sasuke piensa utilizar a ese cachorro a robarle el derecho del hijo de Hinata. Incluso mencionó que planeaba hacerle daño. No puedo permitirlo, Ero-sennin.

El general resoplo aún más exasperado.

—Naruto...—Cruzó sus brazos, enfrentando su mirada seria—La guerra entre omegas es de omegas… Hinata y Sasuke... Hyuga y Uchiha se van a odiar, se deben de odiar, es así como crecen los clanes y se forman herederos bajo la competencia. No que para mí sea lo correcto, por así es. El caso de Yahiko es algo poco común. Normalmente esa paz solo se consigue cuando son del mismo clan o de clanes muy amigos. Pero Sasuke y Hinata son de clanes enemigos, cada uno lucha por su supervivencia ante los ojos de tu padre. No puedes juzgar a uno y no al otro. Lo único que puedes hacer es amar a tus cachorros, porque serán de diferente madre pero son tuyos. Deja que ellos sigan con sus peleas de omegas. No es de tu incumbencia

El alfa menor se mordió el labio intentando entender las palabras de su padrino.

—Padrino. Sospecho que los Uchiha tienen más intenciones que solo ganarse a mi padre. Veo en los ojos de Sasuke ambición, una falta de resignación de dejar su hogar. Él es diferente…Además quiere hacerle daño al cachorro de Hinata.

—Ahijado, todos los omegas se muestran sumisos ante los alfa que deben. Pero su lealtad no es para contigo sino para su padre y al tuyo. Sobre lo de Hinata, entiendo, debes de protegerla, pero ten en cuenta que esas intenciones de los Uchiha con el cachorro de ella, pueden ser las mismas de los Hyuga para con Sasuke.

Naruto río amargamente.

—Lo sé. ¡Me duele la cabeza de tanto pensar en que debo de hacer! Siento que ellos son un peligro para el clan, pero mi padre no hace más que cubrirlos de honores. Sasuke solo hace que crea que es aún más peligroso pero está esperando un hijo mío. ¿Qué debo de hacer?

Su padrino se dejó caer sobre la hierba. Naruto hizo lo mismo. Ambos parecían como si hubieran entrenado un día completo.

—Lamentablemente esta es nuestra vida, Naruto. Ambos clanes van a querer ver eliminado al otro cachorro. Los Hyuga van a intentar secretamente que Sasuke aborte. Lo mismo, los Uchiha. No sé qué tan peligroso estos puedan ser. Sin embargo, abiertamente se muestran más leales que otros clanes a tu padre. No vas a convencerlo de lo contrario. Pero como su hijo y futuro líder debes de mantener abierto los ojos por el bien del clan, es tu deber. 

Padrino y ahijado se recostaron en el pasto, con su mirada al cielo. Naruto siempre se sentía mejor después de hablar con su padrino. Era la única persona en la que pondría su vida en sus manos.

—Y si resulta que los Uchiha solo quieren apoderarse del clan mediante el cachorro de Sasuke… ¿Qué haré con ambos cachorros de la misma edad? Si nacen alfa ambos…

—Vas a tener al hijo de Hinata cerca, vas a poder formarlo a tu manera. Pero sí, el hijo de Sasuke va a ser criado en los aposentos Uchiha. Aunque si Itachi se casa con tu padre, seguramente llevará a su hermano y sobrino consigo; por lo que, sí, tu padre podría preferirlo para sucesor mientras los hijos que le de Itachi crecen.

 

Naruto giró su vista al cielo intranquilo. No quería ver que sus hijos se apunten con la espada el uno al otro. 

—Es lo que temo. ¿No ves que los Uchiha nos están acorralando?, padrino. Mi padre está ciego. Si sus herederos son Uchiha van a ser influenciados por Fugaku sí o sí. Podrían terminar dañando al hijo que me de Hinata.

El mayor entendió la preocupación de su ahijado. Era cierto, la gran corte era un mundo donde hermanos, hijos y padre se apuñalaban la espalda. Quien podía saber si el hijo de Sasuke resultaba más talentoso, más carismático. Si Fugaku no usa a sus nietos para robar el liderazgo a futuro para los Uchiha. Era lo más probable.

—Entiendo que temas que los otros clanes están siendo excluidos. Pero, el cachorro de Sasuke también será tu hijo.

— ¿Mi hijo?—Gruño—Será otro hijo de mi padre. Si hubieras visto en su mirada, padrino. No había ningún rastro de amor por su cachorro. Y, además…sentía una sensación extraña cuando toque su vientre…no lo sé, sentí pánico…amenaza.

—Va ser un alfa entonces…—Susurró Jiraiya para luego suspirar—Un alfa muy fuerte, más que tú. Es por eso que tu alfa interno actúa con precaución.

— ¿Es como una predicción?—Preguntó Naruto levantándose.

—Aunque sea así. No importa, es tu hijo. —Dijo con firmeza Jiraiya—Yo amaría a mi cachorro aunque sintiera que será una amenaza para mí más adelante. Solo debes estar pendiente de él, darle amor. Y ese cachorro no va a traicionarte en el futuro.

— ¿A qué te refieres ‘tebayo?

—Bien, si los Uchiha resultan siendo traidores, es simple: acabamos con ellos y te quedas con tu cachorro. Sino, si solo quieren tomar el poder a través de los hijos de Sasuke e Itachi, también es simple; no lo permitas—Dijo fríamente—Enseña a tus hijos a amarse y amarte aunque sus madres se odien. No son importantes. Enséñales que antes que Hyuga o Uchiha son Namikaze— concluyó firmemente su padrino.

Naruto lo analizó: Su padrino tenía razón, sus hijos eran suyos sin importar Hinata o Sasuke. No le iba a importar lo que su padre dictara, ambos se iban a criar con él. Les iba a enseñar los valores Namikaze e iba ser hasta lo imposible por que sus hijos no fueran herramientas de sus abuelos. Se iba a volver más fuerte para ser el sucesor de Minato y cuando tomara el liderazgo iba a reformar aquellas leyes que alejaban a los hermanos, que producía pelea entre ellos por las ambiciones de sus madres y sus abuelos maternos.

—Tienes razón, padrino. Ni Sasuke ni Hinata van a hacerles daño a mis cachorros—dijo con firmeza.

 

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Los compromisos arreglados dentro del clan Uchiha no eran extraños; sin embargo no eran tampoco irrompibles. Se buscaba armonía entre las parejas, para que así la descendencia sea próspera. Debía evitarse que un omega débil se aparee con un alfa demasiado fuerte para su propia contextura, y es que aquella unión no llevaría a una fructífera camada.

Un alfa Uchiha debía ganarse la bendición del dios pantera y del dios de la Luna. Un alfa y omega Uchiha debían de superar ciertas pruebas antes de que su unión sea bendecida. Una de las más importantes era que el alfa debía de vencer al alfa padre (masculino o femenino) De esa manera la pantera omega que cortejaba sabría que podría cuidarlo igual o mejor que su padre o madre alfa. Pero sobre todo, un alfa debía de vencer a su propio omega en un rito. No era una humillación, la pelea mostraba que tan fuerte eran ambos y en medio de esta, su complementariedad; incluso se decía que el espíritu pantera aparecía. Y es que en muchas de las parejas más fuertes sus peleas parecían más un espectáculo erótico y sensual que una pelea y es que la agresividad física y sexual a veces tendía a diluir sus límites.

Pues quien no siente esa necesidad de someter a un igual. Y aun así el alfa debía de vencer por su cuenta, no necesariamente por el físico sino porque el omega iba a terminar escogiendo libremente si encontraba aquel alfa lo suficientemente bueno como para seguirlo. Si un omega era vencido muy fácilmente, entonces significaba que sería muy débil para aquel alfa, por lo cual su unión no era correcta.

Esta costumbre junto a la preparación shinobi era para la que se preparaban todos los novicios desde su más tierna edad. Shisui con ocho años practicaba con su padrino, Fugaku, el líder o con su tío Obito cuando Fugaku debía de atener asuntos urgentes. Y es que el tener un compañero, una pareja de por vida o parejas era sinónimo de unidad. El clan Uchiha basaba su poder en los lazos de sangre y afecto. El encontrar a su pareja destino era tan o más importante como ser un espía, como estar preparados para las misiones. Aunque mayoritariamente de las misiones se encargaban las líneas principales.

Itachi y Shisui habían quedado comprometidos desde el nacimiento del menor, pero este compromiso podría ser roto si Shisui no se volvía el alfa adecuado para Itachi. O si Itachi no era lo suficientemente fuerte para Shisui.

A pesar de ser un prodigio, Shisui aún no entendía totalmente porque otros niños alfa le veían con una pisca de envidia por estar comprometido con su primo menor. Y es que era un cachorro que aun dormía en los brazos de su madre. Un pequeño que aceptaba aun los dulces de su tío o los mimos de Mikoto. Sin embargo, este pequeño niño parecía despertar una sabiduría y madurez extraña cuando Itachi aparecía en su campo de visión. Aquella madurez le llevó a ser admitido en las reuniones de consejo, y es que Fugaku veía en Shisui un sucesor como alfa de la aldea entera y porque no decirlo, como un hijo adoptivo y yerno futuro.

 

Shisui había permanecido al pendiente de Itachi desde su nacimiento. Apoyando a su tía en el cuidado del menor. Le hacía gracia pasar sus ratos libres enseñando a Itachi a hablar o más recientemente a hacer garabatos en los pergaminos. Para él, el compromiso no tenía un peso para obligarlo, simplemente lo hacía porque sentía que le gustaba permanecer al lado de Itachi y verlo crecer.  De hecho había sido quién se esmeró en que Itachi aprendiera a caminar pronto. El omega lo había logrado antes que otros cachorros de su generación lo cual llenó de orgullo a Shisui.

Como parte del entrenamiento que recibiría por ser de alto linaje, Itachi también aprendía la diferencia en las armas que usualmente usaban. El clan Uchiha como Shisui ya comprendía, ellos debían de completar misiones de espionaje, de robo de información y más; que aún su padre omega no quería confiarle. Pero que Obito y su pareja ya completaban. El joven alfa no veía problema en las misiones que sus tíos realizaban, él también quería realizarlas si aquello mantendría a su familia con bien.

 

Itachi ya jugaba con sus muñecos de madera, al igual que kunai de madera, alzándolos, siendo felicitado por Shisui. Mikoto casi no tenía demasiado qué hacer con su niño, pues Shisui siempre estaba muy dispuesto a ayudarle.

El niño terminaba su entrenamiento con su padrino,  después de tomar un baño regresaba a la casona principal para jugar con Itachi.

Y es que Shisui vivía dentro del castillo principal del clan Uchiha. Este imponente y misterioso castillo era conocido  en el extranjero como “Castillo de plumas de cuervo” por su llamativo color negro casi por completo. Se decía que era el único de tal color del País de Fuego. El Castillo Uchiha estaba cerca de la frontera con los Namikaze, y desde ahí partían las grandes murallas negras que encerraban a las tierras Uchiha. Por tal motivo los datos que se tenía de este castillo eran por avistamientos lejanos o por leyendas y cuentos del pasado. Sin embargo, para Shisui el Castillo de las Plumas de Cuervo era simplemente su hogar y el hogar de su pequeño Itachi.

A veces, Shisui escuchaba las conversaciones de los adultos, de lo preocupados que estaban porque sus aliados, y sus misiones se veían recortadas o porque el príncipe Naruto crecía fuerte. No entendía ninguno de esos nombres, pero al observar sonreír a Itachi a jugar con él era suficiente. Quería proteger aquella sonrisa. Entonces creía que sus tíos, los adultos, se preocupaban por ello mismo, porque las sonrisas estén en todos los miembros del clan.

Cuando Shisui finalmente cumplió los diez años, un suceso inesperado ocurrió en el clan. Eran normalmente pacíficos, pero cuando alguna novedad aparecía, esta recorría el clan entero rápidamente. A pesar de que las Tierras del clan Uchiha eran bastas para la cantidad de población que tenían. Y es que al Sur no tenían vecinos más que tierras despobladas y más allá el océano. Al Norte ya tenían de vecinos a los Namikaze, al oeste el llamado bosque de la Muerte, aunque ellos lo usaban para bastantes prácticas y para iniciar las misiones. Más allá del bosque se encontraba la Tierra de la Arena, un país extranjero.

Ya que siempre las puertas del castillo Negro permanecían abiertas para que pobladores, miembros menores, soldados nobles de menor rango ingresasen sin mayor problema, ello también ayudaba a que chismes, murmuraciones y novedades salieran y entraran al Castillo con facilidad.

En aquella ocasión ocurrió algo sin precedentes, una novedad que no ocurría desde que Kagami regresó de una misión preñado. Para aquel tiempo, Shisui y Kagami ya no eran mal vistos por nadie. Shisui era tratado con el debido respeto y calidez como el resto de la familia principal.

Sucedió que su tío Obito con 23 años, quien ya contaba con edad para casarse, y tenía una omega de muchos años, se rehusó a casarse con su novia que había permanecido a su lado por años. Pues el joven alegó que había encontrado a su “omega destino”

Unos meses después del escándalo, en cual Fugaku tuvo que indemnizar a la familia de la omega que Obito rechazó, él regresó del exterior con un omega de cabellos blancos en los brazos, el cual estaba malherido. Era de una singular belleza, muy exótico para los Uchiha pues tenía una cabellera rebelde blanca, sedosa, piel pálida y una contextura firme, muy joven, más que el alfa, por unos cinco años aproximadamente; increíblemente contaba con orejas de lobo sobre su cabeza, así como cola. Los Uchiha sabían que aparte de ellos eran muy poco los clanes que mantenían aquel rasgo animal por lo cual despertó extrema curiosidad y conflicto.

En el Castillo Negro el escándalo se acrecentó. Todos los pobladores ingresaron al castillo queriéndose enterar de tremenda notica. Fugaku había sido el heredero del líder anterior, ocupó su lugar con dignidad pues ya tenía una compañera enlazada, la heredera de los templos, hija del sacerdote del templo Nakama, ella era la miko del clan, muy poderosa quien bendecía a cada shinobi antes de salir a una misión.

Por el contrario, Obito siempre había sido un rebelde; aun así, era confiable a su manera, completaba sus misiones, entrenaba a su sobrino Shisui con dedicación y había iniciado a entrenar a su sobrino Itachi también. Fue hace tres años que finalmente acepto una pareja, pues ningún omega del clan había llamado especialmente su atención, a quien acepto era lo suficientemente leal y bella a sus ojos. Sin embargo en una misión al exterior encontró a su otra mitad, a quién el destino preparó para él. Lo cual era sumamente poco común.

En el salón de reuniones principal del castillo se convocó a la mayoría de parejas que representaban a cada familia o cabezas de familia, para aportar su opinión y escuchar el veredicto de la familia líder sobre Obito. Shisui escuchó que la discusión se extendía, los pobladores comentaban mientras Fugaku gritaba a su hermano una y otra vez, Mikoto también preguntaba indiscriminadamente. Kagami también intervenía. Por lo cual Shisui quedó a cuidado de Itachi, así pues, lo alejó de la discusión y lo llevó a los jardines donde no había nadie.

—Shisui-san, me sacaste para que no viera la discusión ¿verdad? —Preguntó el pequeño omega.

—Realmente no te puedo engañar, Itachi.

El alfa sonrío al ver el ligero mohín que hizo el menor. Había escuchado hablar que Itachi y él estaba destinados. Sabía que tenían un compromiso importante. Pero no deseaba sentirse forzado a ello. Había pedido que en lo posible no se le informara a Itachi, tampoco quería hacerlo sentir forzado a sentir algún sentimiento hacia él. A su edad entendía finalmente que era el amor, no con la grandeza de alfa y omega, pero sí el amor que se tiene a sus padres y familiares; por lo cual entendía que amaba a Itachi. Le gustaba verlo sonreír e inevitablemente terminaba consintiéndolo. No sentía que hubiera malgastado su infancia haciéndolo, sino que se sentía pleno a verlo ser caprichoso con él. Aunque, como todos, se sorprendía de esa extraña madurez que el menor poseía. Y, así como Fugaku, estaba orgulloso de las habilidades que Itachi alcanzaba en diferentes rubros.

—Vamos, Itachi. No pongas ese rostro. Ven.

Itachi se acercó, borró su puchero de disconformidad cuando Shisui le entregó dulces. No pudo evitar antojarse así que los acepto. Sin embargo, un pensamiento nada agradable llegó a la mente del omega.

—Me estás comprando para que no te fastidie ¿verdad?

Su rostro entristecido junto con sus orejas y cola caída derritieron el corazón del alfa... Sintió la inmediata sensación de necesitar calmarlo. Con una sonrisa bajó su mano hasta los cabellos del menor aplastándoselos suavemente. Le gusto la sensación combinada de cabellos y pelaje de sus orejas, estaba completamente seguro que él no tenía un pelaje tan suave.

—Por supuesto que no. Me gusta pasar tiempo contigo, Itachi—Confesó con sinceridad. A un niño con el intelecto de Itachi solo podía decírsele la verdad.

Las mejillas del omega se sonrojaron levemente; aunque sus orejas se levantaron un poco ante las caricias recibidas, su cola seguía caída.

— ¿Por qué?—Preguntó mirándole directamente a los ojos.

Se sorprendió de la pregunta que le hizo. Y de la forma de su mirada, tan directa y profunda. Tan pequeño, un cachorro a esa edad debería ocuparse de otros asuntos.

— ¿Por qué estás siempre conmigo?

—Ohh ¿no te agrada mi compañía?—Preguntó, sintiéndose un poco dolido aunque se mostrara curioso.

— ¡No es eso!—Rápidamente negó el menor. —Es solo que…

— ¿Qué sucede Itachi? ¿Acaso no confías en mí?

Nuevamente ese puchero con su boca que había visto en su tía Mikoto se dibujó en los labios del menor. Repentinamente un rubor cubrió su rostro. De alguna manera algo se removió dentro de sí, una especie de desesperación por saber que incomodaba a Itachi.

—Bien...—Dijo decidido finamente el omega removiendo sus orejas y manteniendo quieta su cola felina.

Shisui paro sus orejas felinas, queriendo también prestar merecida atención. Por alguna razón también sintió incomodidad. Lo cual era extraña ya que estaba frente a un niño de seis años recién cumplidos. A pesar de ser omegas y alfas, no eran tan prematuros. Aunque Shisui reconocía que en los últimos meses llamaba la atención de lo omegas y que los juegos entre alfas se hacían bruscos. Aunque realmente no jugaba demasiado con otras personas. Se llevaba bien y era amable con todos, ganándose popularidad y entre otros, envidia. Mayormente tenía una mejor relación con los adultos, escuchando sus planes, su sabiduría, o también leyendo. De hecho le había leído muchos cuentos y fábulas a Itachi desde que este nació.

—Escuche de una niña, hija de mi sierva, en mi último cumpleaños cuando me vestían que… tú y yo…somos prometidos... ósea que no vamos a casar como mi papa y mama ¿Es cierto?—Preguntó el niño abochornado, queriendo ocultar su mirada.

El alfa sintió que algo había atravesado su garganta, definitivamente se había atorado con su propia saliva. Su cola se removió indiscriminadamente. Su piel se erizó y sus mejillas se sonrojaron también.

—Eso... Itachi... se suponía que era un secreto—Tosió nuevamente—Pero…

— ¿Entonces vamos a casarnos?—Preguntó el menor aún más sonrojado viendo el nerviosismos del niño mayor.

Los ojos negros de ambos se encontraron, unos instantes se vieron reflejados en el otro. Al darse cuenta y sentir una corriente extraña por sus cuerpos, ambos desviaron la mirada nerviosos. Shisui intentó controlarse pues se suponía que era el mayor por cinco enormes años. Él era un niño de diez años en camino a despertar como alfa mientras Itachi era solo un cachorrito de seis años, muy maduro y directo sí, pero un cachorro aún.

Así pues, el alfa puso en cuclillas, posó su mano en la cabeza de Itachi despeinando sus suaves cabellos que olían a lavanda. Su aroma aún tenía presente el de Mikoto. Pero le gusto olfatearlo, lo cual le sonrojó aún más. Había notado en sí mismo aquello, conforme crecía sus instintos se hacían más claros, podía olfatear a sus cercanos, diferenciándolos. Intentando no desviarse en sus pensamientos, posó su mano en el hombro de Itachi.

— ¿No te agrada la idea verdad?—Preguntó amable y con una sonrisa bonachona.

—No... bueno sí... en realidad no.—Respondió desviando la mirada el pelinegro de larga cabellera.

Shisui río ante la ternura del niño. Itachi era maduro pero él podía muchas veces avergonzarlo de aquella manera.

—Mírame. Itachi—Le pidió con voz suave. Sin saberlo, el alfa lo observaba de manera tierna y cálida.

El menor subió su mirada encontrándose con la de Shisui. Sus ojos no pudieron desviarse, parecieron atrapados en concordancia con los del mayor.

—No tienes de que preocuparte. Yo nunca te obligaría a hacer algo que no quieras. Pero yo te quiero mucho. Eres mi pequeño hermanito así que sí quieres nos quedaremos así.

Itachi sonrió suavemente asintiendo. Una enorme carga se libró de sus hombros, nuevamente la comodidad usual que Shisui le otorgaba reinó en él. El alfa le abrazó e Itachi solo pudo aferrase a aquel abrazo. Se sentía bien con su primo a su lado, era como estar  al lado de  su padre. Su madre le dijo que era el poder de los alfas confiables como su padre u Obito, seguramente Shisui también sería uno de esos alfas. Estaba seguro que Shisui se convertiría en alguien en quien podría confiarle su propia vida.

 

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Llegó la semana en que Hanabi Hyuga partió hacia el castillo principal de su familia, llamado el Castillo de la Garza Blanca, famoso por ser de un blanco puro e imponente, uno de los castillos más grandes que se habían construido en toda la Tierra de Fuego. Lo que no muchos de los extranjeros y artistas conmemoraban en su obras era que este se caía a pedazos.

Exactamente desde hace diez años que no había recibido el mantenimiento adecuado. Y es que la mayoría de nobles y siervos del clan vivían junto a su líder, Hiashi Hyuga, el cual estaba obligado a seguir dondequiera que Minato fuera.

Hanabi contaba con dieciséis años ya. Edad suficiente para tomar el liderazgo del clan. Si su clan fuera independiente seguramente ya habría recibido tal honor. Ella era una alfa y desde hace diez años había estado consciente de las esperanzas de su pueblo para con ella.

Había observado en la mirada de cada siervo el brillo de orgullo esconderse y la admiración perpetúa sobre sus habilidades de combate. ¿Pero que esperaban? Hanabi constantemente se había preguntado que esperaba su hermana, su primo, su padre y todo su pueblo. Cada uno hacía lo que pudiera para sobrevivir, pero ella era consciente que lo soportaban porque esperaban algo mejor que ser siervos de los Namikaze toda su vida.

Su hermana era mayor por nueve años, fue por esa diferencia que tuvo que afrontar la responsabilidad de proteger al clan como hija del líder a la única manera en que un omega puede hacerlo, con un matrimonio. Pero esa responsabilidad no acabó con el matrimonio sino que atormentaba a su hermana por años

La joven alfa que cabalgaba por los bosques a punto de cruzar el río, seguida de su escolta personal, conocía toda la historia precedente a su clan: Los Hyuga se habían quedado sumergidos en su gloria pasada, en sus aventuras y batallas en las cuales libraron como iguales con los Uchiha y Senju. Quizás no habían sido solo los Hyuga sino que todos se habían dormido sobre sus coronas; pero los pueblos deben de luchar constantemente por su supervivencia, nunca se está totalmente preparado para el enemigo. Cuando menos lo pensaron, una familia poderosa había surgido: Los Namikaze.

Hanabi sabía que su padre llevado por la desesperación de no tener un heredero alfa ni por su línea ni la de su gemelo, asechados por los Inuzuka en el sureste, acordó un acuerdo matrimonial cuando su hermana aún era una cachorra. Y que cuando Minato llevado ya por la locura de conquistar a todos los clanes a su alrededor, quiso formalizar, Hiashi creído en su propia gloria de que al fin tenía una hija alfa y que a su pensamiento estaba bien armado, negó la petición y se enfrentó a los Namikaze.

La alfa recuerda perfectamente aquel día a pesar de haber sido solo una cachorra. Ella permanecía  abrazada al kimono de su hermana, escuchando los gruñidos, gritos y caballos afuera del castillo blanco. También oyeron cuando los siervos gritaron que habían ingresado al castillo. En ese momento estuvo asustada. Su hermana mayor había sido su madre junto a su primo Neji, ellos la habían criado ya que la madre de ambas había fallecido dándola a luz. Mientras la madre de Neji falleció dándolo a luz a él. Para Hanabi, Hinata había sido su sustituto de madre, quien atendió cada necesidad vital y quien finalmente defendió su vida.

Aun su piel se eriza cuando recuerda el miedo que tenía, las lágrimas en sus ojos estancadas, las lágrimas de Hinata resbalando por su mejilla, su cuerpo tambaleando y aun así la firmeza de su abrazo. Al igual que el abrazo de su primo Neji envolviéndolas a ambas, protegiéndoles con el deber en su frente.

Tanto Neji como Hinata eran omegas; por lo cual no se les había enseñado ni a tomar una katana, sino a ser cultos, radiantes, refinados ¿En qué les había servido en ese momento aquel aprendizaje? En absolutamente nada.

Escucharon gritos de alfas, betas y omegas en todas direcciones. Espadas cortando el aire hasta cortar carne. Llantos agonizantes, maldiciones, pasos pesados corriendo, gente siendo arrastrada, el olor metálico de la sangre derramaba también llegó a sus fosas nasales, mezclado con el aroma del perfume de su hermana.

Las puertas de sus aposentos fueron abiertas. Cerró los ojos inmediatamente refugiándose en el pecho de su hermana quien trago pesadamente y lloro aún más pero sin soltarla, sin quitarle aquel refugio cálido que era su pecho, donde desde pequeña se sintió protegida.

“Todo va estar bien, Hanabi” le dijo ella una y otra vez. En ese momento pensó que su hermana no sabía de qué hablaba luego se dio cuenta de que sí, de que no tenía un plan espectacular, solo la voluntad de entregar su vida si era necesario.

Por la puerta ingresaron seres temibles: un alfa grande y firme de cabellera rubia, seguido de otro menor del mismo tono de cabello; detrás de él ingresó un alfa peliblanco sosteniendo a  su padre herido. Mientras luego ingresó una alfa rubia sosteniendo al padre de Neji. Detrás de ellos les siguió un omega pelinegro que los observaba con ojos fríos y sin clemencia. Aquello impactó a Hanabi, pues nunca había conocido a un omega de ojos tan fríos y analíticos. Luego regresó a su realidad y sintió pánico cuando su padre fue dejado en el suelo, siendo apuntado con una katana.

—Bajen sus armas—Gritó el alfa rubio mayor

Recién ahí noto que sus siervos betas habían sacado sus armas para defenderlos. Estos temblando arrojaron su armas temiendo más por la vida a sus espaldas y la de su alfas en frente.

—Padre, son solo omegas. —Oyó intervenir al alfa menor.

—Son los descendientes de los traidores, ahijado—Cortó el peliblanco

Algo de calidez vio en los ojos azules del rubio menor. Pero, en el más importante, el absoluto líder, no vio ningún sentimiento de piedad.

—Entréguenos a la alfa. —Ordenó el rubio mayor.

— ¡Padre, es una niña!—Intervino el rubio menor.

—Una niña que un día querrá cortarnos la cabeza, Naruto—Replicó el líder.

En aquel tiempo, la alfa no entendía a que se referían ¿Por qué ella era importante? Ella solo quería seguir entrenando con su tío, que su hermana la consintiera y que su primo le leyera historias del glorioso pasado de los Hyuga. Sin embargo, los brazos de su hermana se hicieron muy firmes, le abrazó tan fuerte que le quito la respiración. Si alguna vez su hermana ha sido valiente fue en aquel momento. Ella era temerosa, lo sabía, había sido criada para serlo. Neji no lo era; pero su obediencia era absoluta, no cuestionaba nada de lo que se le enseñaba o se le ordenaba.

“Todo va estar bien” le repitió nuevamente. Hanabi vio la sonrisa triste de su hermana y sus lágrimas en sus ojos. Hinata se levantó del refugio de mantas y sedas que habían hecho sobre su lecho. Le indicó a Neji que la protegiera, él pareció querer detenerla pero ella caminó temblando hasta el líder rubio. Minato de inmediato gruño, haciendo que tanto Tsunade como Jiraiya apresaran a los líderes Hyuga de cuello con sus espadas.

De improviso para todos los presentes Hinata se arrodilló, apegó su frente al suelo. Sus cabellos quedaron esparcidos por el tatami, sus manos al frente.

—Grandioso líder, tenga piedad, por favor, de nosotros. Le  juraremos lo que usted desee, Me casare con su hijo como prueba de ello. Pero no permita que mi hermana muera, yo misma la criaré para que sea una alfa leal a ustedes. Ella es una niña, se lo ruego.

La estupefacción en todos fue palpable. Tanto que Tsunade y Jiraiya soltaron a los líderes, pero estos se sumaron al ruego de la princesa. De inmediato los siervos se arrodillaron pegando sus frentes al suelo en lágrimas pidiendo por la vida de sus amos. Neji soltó a Hanabi, le dio un beso en le frente y también se arrodilló.

Minato entreabrió  la boca. Jiraiya y Tsunade se veían incomodos Mientras aquel omega pelinegro alzó aún más la barbilla y dibujó una sonrisa divertida. Hanabi temblaba y lloraba queriendo sentir el calor de su hermana nuevamente. No pudo soportar demasiado, por lo que  terminó desmayándose. Para cuando abrió los ojos estaba en su lecho abrigada, arropada y sus siervas estaban a su lado cuidándola.

Desde aquel momento todo era extraño: Lo Namikaze, al parecer aceptaron la opción del matrimonio. Sin embargo perdieron a alguien, la vida del padre de Neji fue sacrificada, debió cometer seppuku para salvar al clan, al líder y a su heredera por orden de Minato. Al mismo tiempo que la princesa debió de desposarse, ser tomada frente a todos y mordida ahí mismo, una humillación total.

Hanabi nunca volvió a ser la misma: sus sonrisas fueron contadas, se dedicó día tras día a entrenar. Le importaba poco la vida social que casi todo el clan se dedicó a hacer para salvaguardarse. Nadie creía en que Hiashi pudiera protegerlos, por lo cual su seguridad comenzaron a conseguirla  por medio de matrimonio y concubinatos. Lo que causó que  casi toda la nobleza viviera con su líder junto a la nobleza Uzumaki-Senju-Namiakze.

 Mientras Hanabi fue creciendo, ella se sintió asqueada de toda esa gente que abandonó a su pueblo en las Tierras del clan Hyuga. Pobladores que vivieron en abandono hasta que ella se hizo lo suficientemente grande para viajar de un lado a otro.

Y aun así, su situación no era igual al de Senju y Uzumaki que vivían en casi igualdad de condiciones con los Namikaze, sino que los Hyuga vivían teniendo que pagar tributo, el cual había disminuido con los años por sus ayudas a conquistar otros territorios, pero sabía que nunca tendrían igual trato. Su hermana estaba embarazada nuevamente, pero aquello en vez de tranquilizarla la alteraba más. Temía por su vida, porque antes de tener que marcharse vio a su hermana demasiado débil, como si el cachorro la matara desde adentro.

El rencor acumulado por años la impulsaba. Pues si de algo tuvo razón Minato fue que “Esa niña crecerá y nos cortara la cabeza a todos” Hanabi Hyuga juró por su vida que iba a rescatar a su herma y su primo de ello, que iba a conseguir la independencia de su clan y su pueblo. Ella se encargaría que aquel comentario de Minato se hiciera realidad.

 Sin embargo, la joven tan ensimismada como se hallaba en sus pensamientos no sintió que una sombra la seguía por los árboles, un omega de casi su misma edad.

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Mientras tanto en el castillo de La Alianza,  Hinata se encontraba recostada en su lecho, con lágrimas contenidas de dolor. Su cuerpo había perdido totalmente su fuerza, no podía soportar el dolor que hincaba desde su vientre. Solo las drogas que Orochimaru le había dado beber parecía mantenían al cachorro dentro de ella a costa de su dolor. Las primeras semanas habían sido medianamente tranquilas. Sin embargo, poco a poco el dolor apareció y se hizo agudo. Naruto había dejado inclusive sus deberes por ella, cuidándola, pero ni siquiera su presencia había podido mantenerla con salud. No comprendía el porqué.

— ¡¿Por qué esta así mi hija?! Es una omega, está preñada, debería verse bien—gritaba Hiashi preocupado.

Jiraiya se interpuso en el camino antes de que este se acercara a Orochimaru. Pues sus ojos llameaban odio hacia el sanador, que intentaba fallidamente aplacar el dolor de la omega.

De repente, por la puerta principal ingresó Minato. Aun en aquella situación los asistentes de Orochimaru y los siervos Hyuga se inclinaron para recibirlo hasta que él dio la orden de que podían ponerse de pie. Hiashi le saludó con propiedad, pero no pudo evitar sentir la necesidad de gruñirle: Su hija estaba con aquel aspecto enfermizo, mientras Minato conservaba su mirada indiferente. Agradecía que Naruto se mantuviera al otro lado del lecho de su hija, ayudando a Orochimaru a cuidarla.

—Orochimaru-sama…—Gimió Hinata.

Orochimaru le dio la orden a Naruto de inclinarla. En un cuenco vertió una sustancia liquida marrón. Acercó el cuenco a la boca de la muchacha y ella bebió débilmente. En poco tiempo, su respiración se hizo tranquila, su conciencia la llevó al mundo de los sueños.

— ¿Por qué se ve tan mal?—Preguntó Naruto sintiéndose culpable e impotente por no poder hacer nada por ella. — ¿Acaso ha sido envenenada?—Preguntó sintiendo la rabia nacer en su interior.

—No—Respondió con convicción el general omega—Se lo mencioné a tu padre y a Hiashi-sama…

Naruto alzó la mirada expectante, todos enmudecieron a la espera.

—Es posible que tu sangre y la  de ella no sea compatible…—Soltó con seriedad.

El alfa menor abrió los ojos con terror, girando su mirada a su esposa que se veía gris, sin color en los labios, con el cabello sin brillo, revuelto y enredado.

—Pero….pero ella quedó embarazada la primera vez… llegó a los cinco meses…

Orochimaru suspiró cansado, observó a la joven madre y entrecerró sus ojos como si le costara decir lo siguiente.

—Lo sé, pero he revisado a Hinata por años. Si bien ustedes no son pareja destino deberían de estar en la posibilidad de procrear. Muchos lo logran aun con su vida, pero Hinata no puede. Tu sangre es muy fuerte para ella. No solo es cuestión de linaje. Así como hay personas destinadas a estar juntas hay otras que no deberían de mezclar sus sangres.

El silencio reinó entre todos, nadie se movió. Naruto no pudo más y se sentó en el suelo, se tocho la cabeza con ambas manos, despeinándose los cabellos, sintió un fuerte punzón en su pecho.

—Hay casos, muy pocos, en los un alfa y un omega simplemente no pueden procrear. Es como si sus sangres se repelieran. Además, ella quedó aún más débil de su primer aborto. El bebe era ya grande y cuando lo abortó fue…terrible para su matriz. Quizás todos los embarazos fallidos son  una medida de protección del cuerpo de Hinata.

— ¿A qué te refieres?—Preguntó susurrante el alfa rubio menor.

De sus ojos lagrima imparables caían, el dolor le llegó aún más profundo. Temía saber más, pero debía hacerse responsable de sus errores, aunque lamentablemente aquellos también se llevaron la vida de su primer hijo y de la posibilidad de que Hinata le dé más.

—El cuerpo de Hinata rechaza a este cachorro. Y me temo que va rechazar a cualquier cachorro que sea tuyo. Si seguimos con el embarazo…

— ¡¿Por qué?!—Gritó Hiashi— ¡Es mentira! ¡Mi hija es de buen linaje!— Se acercó a pasos rápidos con la mano alzada hacia Orochimaru —  ¡Es imposible! ¡Eres una puta mentirosa!

Jiraiya sujetó la mano de Hiashi, se interpuso nuevamente, empujándolo hacia atrás, le gruño logrando que finalmente el otro alfa cese en su intento de lastimar al general omega.

—Yo te lo advertí, Hiashi. A ti y a tu hija. —Respondió Orochimaru sin mostrarse degustado por la protección de Jiraiya.

—Minato, yo soy testigo que Orochimaru le dio esta advertencia a Hiashi e incluso a ti de que ella podría enfermar al forzar el embarazo. —Jiraiya enfrentó con su mirad a su ex alumno.

El líder asintió suspirando, sus ojos fríos no mostraron tristeza por la posible pérdida de su nieto. Se sentó en los cojines cercanos junto con su sequito que lo seguía fielmente. A pesar de que llevaba puesta una yukata blanca con hakama gris sencilla, sus cabellos rubios le daban una imagen de majestuosidad exaltante a pesar de la situación. 

— ¿Qué se debe de hacer, Orochimaru?—Preguntó Minato como si estuviera hastiado.

El omega alzó su mirada confrontando al de Hiashi y fríamente dijo.

—Provocar un aborto si queremos que ella siga viviendo—Soltó calculadoramente.

Naruto apresó la mano de ella, sabiendo que cuando despertara ella estaría destrozada. Había visto en sus ojos la alegría de poder concebir nuevamente. De alguna manera, si lo que decía Orochimaru era cierto, ¿Aquella fuerza misteriosa que vivía dentro había permitido  la concepción de aquel cachorro que nunca vio la luz? ¿Por qué no le ayudaba ahora? ¿Cómo era posible que fueran tan incompatible a nivel de no poder procrear aunque sea una vez con Hinata? Aunque Naruto conocía al respuesta, solo que aquella le hacía hundirse en la miseria. Era aquella fuerza extraña de su interior la que seguramente era muy fuerte para Hinata. Nuevamente era el culpable de no poder hacerla feliz con algo que todos los omegas desean, un hijo.

Hiashi se derrumbó en el salón, soltando gruñidos.

—No hay nada que hacer, Naruto—Dijo Orochimaru posando una mano en el hombro del rubio—Va a sufrir mas si la dejamos seguir. Y de todas maneras dudo de si el cachorro llegue a nacer, tarde o temprano su cuerpo va desechar al cachorro y podría llevarse su vida con la de ella.

Naruto se mordió su labio inferior, se retiró para dejar al sanador solo con sus asistentes. Todos le acompañaron. Esperaron fuera de las habitaciones de la primera esposa.  Orochimaru inició a preparar una sustancia que lograría que el cuerpo de ella aborte con mayor facilidad causándole el menor daño posible. Desde un comienzo él sabía que aquello no era posible, se los advirtió a todos pero no le habían escuchado.

Ella era débil como omega, pero quizás de otro alfa hubiera podido concebir. Naruto contenía a Kurama y quiera o no esa energía se traspasaba a sus cachorros aun sin voluntad de Kurama, por lo cual era esa energía la que le estaba matando.

Quizás era esa misma energía la que impidió que ella concibiera, pero que el general omega forzó para que pudieran concebir pues había sido pagado para ello.

El poder de Kurama había estado más contenido cuando la muchacha se embarazó la primera vez. Junto con la maduración de Naruto, Kurama también se había hecho más poderoso y cada vez su poder era incontrolable. Hinata no había sido escogida para poder llevar un cachorro de Kurama. Si Kurama no existiera quizás hubiera podido tener un cachorro de Naruto como en aquella época, pero aquello ya no era posible.

Se acercó a su rostro, se lo acarició con cautela y sonrío. Había pensado en que si ella pasaba los cinco meses habrían tenido que impedir un mayor avance, pero con esa situación, Orochimaru había confirmado el poder de Kurama. Fue el hecho de que ella no pudiera concebir y los innumerables abortos instantáneos de la muchacha lo que le habían dado más señales de la presencia de Kurama.

Finalmente cuando tuvo listo el veneno que matar al cachorro se lo inyecto. Él y sus asistentes esperaron, preparados para cuando las contracciones iniciaran.

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Cuando la muchacha abrió los ojos lo primero que encontró fue los ojos de su esposo, sonrió suavemente. Su cuerpo finalmente se sentía liviano, sentía como las energía volvían a ella. Quizás Orochimaru le había dado una medicina milagrosa como la que le hizo quedar preñada; sonrió aún más. Pero luego se dio cuenta que las venas de los ojos de su esposo estaban enrojecidas, sus parpados hinchados y su mirada reflejaba culpa.

—Lo siento, Hinata. —Susurró él sin poder mirarla directamente a los ojos.

Ella no quiso escuchar más, bajo sus manos a su vientre y lo sintió a temperatura normal. Y entonces lo supo, su cuerpo se sentía tan bien porque finalmente se habían deshecho de lo que le dañaba: el cachorro de Naruto.

Un grito agonizante se escuchó en toda la estancia Hyuga.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Que decir, espero me comenten, sus review pasados lo iré respondiendo el día de hoy. Y son muchas emociones encontradas. Creo que fuimos capces de concoer neuvas facetas de nuestros personajes. No considero a nadie malo realmente, todos son empujados por las circunstancias y se debe e tomar deciciones que nos aprezcan mejores. Aquí sobrevive el más fuerte y el que no se duerme en sus laureles. 

Por un lado, Naruto esta cumpliendo bien su rol de heredero al tener cuidado de los Uchiha, pero aquello le impide pdoer sentir algo más por Sasuke. 

Con el tema de sus hijos.. se dieron cuenta que Naruto hablaba de sus cachorros como el hijo de Sasuke o el hijo de Hinata? Bien eso trata de que en aquella epoa había cierto desapego de los líderes por sus hijos, eran los hijos quienes debían de ganarse el favor de su padre y a un padre no le iba temblar la mano si este le reta o si no es bueno para su clan o en este caso Alaianza. Mayoritariamente la primera esposa es quien tiene mayor poder, y mayor consideración, son tratados que no pueden romperse.

Naruto finalmente mira su paternidad desde la visión de su padrino, peor vemos ue finalmente aquello lo lleva  sufrir más por la muerte de su hijo. 

Hanabi estará rabiosa ¿quien la sigue? ¿Que acciones cometerá? ¿Sera que cumplirá su promesa? ¿Los Uchiha serán descubiertos? 

Por si les quedó duda, sí, los Uchiha pensaron en envenenar a Hinata para  que esta borte, la idea claro tambien vino de Orochimaru a quien cada vez les conviene más estar del lado de los Uchiha. 

Y sí emepzamos tambien con obikaka, explicaré un poco como fue su reunión y su relación, recordemos que en la actualidad ellos ya son pareja y estan al lado de Shisui. 

Si estan en facebook subiré que canción canto Itachi, me gusta es muy fuerte y con una mezcla tradicional-actual.

Pues bien, ahora todo deberá seguir su curso. ¿Le salió competencia a Naruto con Sasuke? ¿Ms momentos de seducción de Itachi con Minato? ¿Quienes ganrán? ¿quienes perderán? Mostre el lado malicioso de vrios. No crean que Hinata va sufrir siempre, ya tendrá su momento tambien, pero  quiero darle su lugar y espacio que en mi opinión fue negado en el manga oficial a reducirla a nada . Creo que en lo que cabe si haría lo que hizo por su hermana. Pronto tambien Neji tendrá un papel más importante y veremos como evoluciona Sasuke con su cachorro que ahora aún es frío y está asumiendo su rol. 

Bueno clave para  la historia hay que diferenciar entre clanes shinobi o ninjas de los clanes de guerrro samurai o bushi. Ideologís completamente distintas, aunque muchas veces clanes ninja sirvieron a los guerreros en determinadas circunstancias. Por el facebook y más adelante estaré explicando aun mejor. 

Nos leemos y espero sus comentarios!!! ya que estos nutren la historia e imaginación y animo, por supuesto. Nose olviden de vistar kaory-madness en el face!


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