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Traición a la sangre por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Hola a todos mis queridos lectores, parece que se está haciendo costumbre el publicar una vez al mes; pero como les he explicado son capítulos largos que toman mucho tiempo construir y luego editar. Por otro lado, esta humedad me pone enferma de gripe a cada rato!!!

En fin, muchas gracias por sus comentarios y recomendaciones, saben que por ellos los autores siempre nos motivamos a seguir escribiendo sobre los personajes y parejas que amamos. 

En este capiítulo vamos a cer de todos y de todos un poco, el título del cap, conectado con lo que se desenvuelve aquí aunque de forma sutil para algunos y muy explicita en otros. 

Como siempre, les invito a dalr me Gusta ami pagina Kaory-madness para que se mantengan atentos alas npvedades de este y otro fanfic. Por cierto si son fans de Yuri on Icem específicamente del vikturi hace poco subí un oneshote. Es un fandome que planeo explorar mucho. 

Nos leemos abajo!! (por cierto que los personajes no me pertenecen sino a Kishimoto, porque si fuera mío le hubiera dado OTRO final)

Capítulo 9: Pecados del pasado, consecuencias en el presente.

Para su corta edad, el omega heredero del clan de las serpientes, Orochimaru, había aprendido todo tipo de combates. Mucho más que los que los niños hijos de señores feudales habían logrado aprender. Y es que como shinobi, ellos debían aprender todas las artes de los guerreros, pero también sus propios métodos de lucha. Toda nueva arte le ayudaría en un futuro a poder camuflarse, poder cubrir su cuerpo con cualquier tipo de disfraz.

Siendo él un omega debía aprender a comportarse como uno tradicional, como los de la más alta nobleza y en un futuro en las artes sexuales para poder seducir a quien tuviera en frente para hacerlo caer a sus pies. El precio por  obtener un arma, una información o la oportunidad de asesinar a su presa debía ser logrado bajo cualquier medio, incluso si aquello implicaba ceder su cuerpo a alguien a cambio.

Su abuela le había explicado que ellos debían de poder actuar naturalmente. Si en una misión tendría que hacer pasar por un inocente omega de clase alta, tendría que saber  las artes comunes de estos como cantar, bailar, escribir poesía, recitarla, saber cuidar de niños, servir, etc. Nunca se sabía qué tipo de misión  asumiría en un futuro.

 

Además, como todo shinobi, debería lograr hacerse pasar por un beta. Para ello era esencial aprender una de las ciencias básicas de su clan: crear sus propios ungüentos que escondieran su aroma de omega. Así como el crear venenos y antídotos que usaría de armas para sus rivales, presas y enemigos. Los shinobi no tenían amigos  ni camaradas más que las personas de su mismo clan. Ellos no creían en los tratados ni alianzas.

Justamente aquella tarde, Orochimaru iba a practicar como sacar veneno de las serpientes blancas. Su abuela iba a ser su instructora en esta ciencia. Ella era su persona más querida, al nivel de sus propios padres. De ellos también había aprendido mucho, pero su abuela era especial. Esa omega les protegía a todos ellos como buena esposa de un sacerdote.

A pesar de que el pequeño Orochimaru solo tenía siete años no era tan inocente como su abuela creía, él sabía que su madre y él no eran bien vistos ni despertaban simpatía alguna entre los de su clan. Y que a pesar de que contaban con la bendición del dios Orochi, había una facción dentro de su clan que los veían como extranjeros. Cabe resaltar que él y su madre poseían los cabellos negros, mientras que los demás del clan de las serpientes poseían sus cabellos blancos, representativo de Yamata no Orochi.

Ya que sería a partir de su linaje que Orochi se fusionaría con un humano,  aquella situación alteraba a todo el clan ¿Por qué justamente cuando la sangre extranjera se mezclaba con ellos? No les cabía en la cabeza la idea de próximamente tener que seguir a un mestizo.

 Si los bushi son recelosos, los shinobi lo son más con las mezclas de sangres. Fueron sus técnicas, maniobras y el anonimato lo que les había dado trabajo y por tanto de comer durante décadas, pasadas de generación a generación por lazos de sangre.

A pesar de ser consciente de todo ese recelo hacia él y su madre, Orochimaru había crecido feliz hasta ese momento al lado de su familia, pero principalmente bajo la tutoría de su abuela. Una omega que representando a su marido era la matriarca y sanadora del clan, una mezcla de dulzura y disciplina única.

 

Orochimaru aquel día se encontraba ansioso, sentado sobre sus rodillas en medio del inmenso taller de su abuela. Al ser la sanadora principal y creadora de venenos, poseía una amplia sala para sus investigaciones. Por la puerta de aquel taller ingresó su abuela, una omega entraba en años peor de porte fuerte, cabellos blancos llenos de vida. Su rostro era serio pero guardaba una mirada dulce hacia su nieto. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, el niño se inclinó levemente. La omega sonrío y acarició sus cabellos suavemente.

—Bien, Orochimaru. Hoy vas a aprender algo muy importante de nuestras amigas. Seguramente cuando tengas el poder de Orochi se te será más fácil. Pero de todas maneras, es importante que sepas cómo destilar el veneno y los grados de este para su uso. Ya que según su grado puedes usarlo como adormecedor, somnífero o veneno fatal.

El pequeño pelinegro escuchó con atención la explicación de su abuela y maestra. Ella tenía un grupo de seguidores que aprendían de ella, casi la mayoría omegas y betas. Sin embargo cuando entrenaba a Orochimru se ocupaba solo de él. El menor lo agradecía pues odiaba compartir y desperdiciar el tiempo al lado de personas que le desagradaban, y es que era tan evidente que los otros niños le odiaban.

— ¿Por qué yo?—No pudo evitar preguntar.

La abuela sonrió apaciblemente. No era una anciana, sino que se veía en una edad madura y adecuada. De hecho aún podría procrear dentro de sí, pero dado que su alfa había fallecido no aceptaba ninguno de los que habían pretendido casarse con ella. Su lazo con su alfa era para más allá de la muerte.

Su hijo, quien un día había traído a una omega extranjera, alguien a quien quizás debió asesinar junto a todos los de su castillo, era el líder. Pero la omega sabía que su hijo tenía un buen sector que no le creía capacitado. Solo obedecían porque ella representaba el poder y respeto del anterior líder.

—Porque eres especial—Respondió finalmente.

— ¿En que soy especial?—Cuestionó enfocando su mirada dorada a los ojos negros de su abuela.

La omega acarició su cabeza dulcemente, se entretuvo en sus orejas otorgándole un delicioso estremecimiento a su nieto, viviendo entre tantas serpientes a veces olvidaban que también eran felinos.

— ¿No te consideras especial?—Le replicó la omega mayor.

—No lo sé. ¿-Especial es alguien único, que quizá puede hacer algo que otros no, que es algo que otros no pueden. Yo… asisto a tus clases pero solo me das clases especiales porque soy tu nieto no por mérito.

La abuela de Orochimaru no pudo contener una pequeña risita, nuevamente mimó a su nieto, pero esta vez con una dulce caricia en su nuca sacando un ronroneo involuntario de su nieto.

—Tienes una mente especial. Todas esas palabras que has dicho y el cuestionarte ya te hace especial. Los niños de tu edad solo sonríen cuando alguien les dice que es especial.

— ¿Debería sentirme halagado entonces?—Preguntó como si tuviera que aprenderlo para alguna misión futura.

—Al parecer no lo sientes…—La mujer se arrodillo para quedar a su altura—Pero déjame darte un consejo para tus misiones futuras—Dijo viendo la seria mirada que expresaba Orochimaru— Cuando un alfa, sea cual sea, te alabe debes demostrarle que te sientes halagado. Eso les gusta y es como se sienten los omegas que no son ninjas.

El niño asintió repetidas veces, anotándolo mentalmente para su futuro como shinobi. Nunca olvidaba los consejos de su abuela. La veía muy sabia, casi inalcanzable, pero de alguna manera aquello le impulsaba a superar a los otros niños de su clan.

—Y sobre lo especial, lo eres porque Orochi te escogió y te dio tu nombre. Pero si aún no te sientes especial, entonces busca llenar esa palabra. —Le indicó su abuela al menor con un tono calmo pero severo.

Orochimaru asintió firmemente, se comprometió a sí mismo a que no descansaría hasta lograr ser incluso mejor que su abuela. Para convertirse en lo que el Dios había previsto para él, de esa manera protegería su familia y borraría la idea en las mentes de los otros de que su madre y él eran inferiores.

— ¿No sería mejor para Orochi-sama un alfa?—Preguntó con curiosidad.

—Supongo que es porque en un alfa se termina  la descendencia; en cambio el Dios Orochi pasará de generación en generación a través de ti y tus crías. —Respondió sonriente la mujer.

El menor no pudo evitar sonrojarse débilmente. El tema de la sexualidad no era aún un tema en el que había recibido educación, aunque dentro de poco se le otorgaría la debida instrucción. Pues sería crucial en un futuro.

—Pero no me agrada ningún alfa de mi generación—Refunfuñó pareciéndose finalmente a un niño de su edad.  La abuela nuevamente río entretenida con su nieto.

—No te preocupes aparecerá. Si no es aquí será fuera del clan. Tú lo sabrás cuando lo veas y convivas con esa persona.

Orochimaru no prestó demasiada atención a aquel tema. En su joven mente la idea de enamorarse era muy problemático. SI su padre hubiera desposado a una omega de su clan no tendría problema. No comprendía cuán grande debía ser el amor que ambos se tenían como para retar a todos en nombre de este.

La plática terminó y su abuela con un silbido cortante llamó a una de las serpientes más famosas del clan: Manda, era la serpiente que su abuela utilizó en sus misiones. Desde que firmaron el pacto con el dios Orochi. Manda había sido la compañera de su abuela, quien había facilitado muchas misiones a la omega cuando era joven.

La serpiente blanca, pesada y silenciosa se deslizó por el kimono de su abuela. Ella no parecía incomodarse o temerle, sino que incluso parecía sentir cosquillas y una confianza poco real. Sinuosamente, la serpiente siguió su camino sin parar hasta la garganta de la omega, donde  lamió delicadamente antes de presionar sus colmillos en ella. Orochimaru se asustó pues sabía que las serpientes eran venenosas.

—Tranquilízate, Orochimaru. —Le indicó su abuela con un apacible tono de voz.

El veneno de manda era uno de los más fuertes, acababa con su presa en un instante sin siquiera darle tiempo a su víctima de buscar ayuda  un antídoto. Sin embargo,  su abuela no presentaba ni siquiera una fiebre.

— ¿Lo ves?—Amplió sus sonrisa la omega—Somos inmunes de nacimiento a los venenos de estas serpientes. Eso nos da mucha ventaja. —Le explicó con calma.

Manda se deslizó del cuerpo de la sanadora hasta llegar al del menor, reptó por el cuerpo de Orchimaru envolviendo, haciendo una presión alrededor de su cuerpo pero sin llegar a intentar romperle los huesos con su fuerza. El niño ladeó el cuello dejando al descubierto su vena yugular. No sentía miedo, pues desde que  la piel húmeda de Manda tocó su cuerpo se sintió protegido. Sonrió, nunca temblaría ante un veneno, Manda le protegería fue la certeza que tuvo. Pronto sintió un piquete sensual en su vena, así como un líquido pegajoso deslizarse a su sistema. Solo la sensación del veneno de Manda recorrerle en un segundo fue lo que sintió. Después de ello su cuerpo no sufrió ni un poco.

La omega mayor se acercó a un cesto de donde saco una serpiente más pequeña, esta se enroscó fácilmente en su brazo sin dañarla. Convivir con serpientes era algo común dentro del clan de Orochimaru. Cada familia tenía como mascota una serpiente blanca, pero también un criadero de serpientes de diferentes tamaños. Ellos obtenían de ellas sus venenos somníferos y demás, con ello preparaban diversas variedades de venenos y antídotos. Los más sencillos los comercializaban con algunas aldeas ninjas. Saber cómo obtenerlo era un deber que todo alfa u omega debía de conocer.

—Acércate y tómala.

Orochimaru tomó a la serpiente, sintió como esta se enrosco en sus brazos con confianza. Sonrió sin alterarse. Aún tenía a Manda a su alrededor quien también parecía guiarle en conocer las demás compañeras. La pequeña serpiente abrió su hocico mostrándole unos dientes finos, pero nuevamente el roce de Manda le mantuvo tranquilo.

—Muy bien. Debes estar seguro. La serpiente debe saber que tu mandas pero también que eres su amiga y no le harás daño. —Le susurró su abuela mientras le acariciaba sus orejas de gato.

Siguiendo el ejemplo de su abuela, tomó con delicadeza de la cabeza a la serpiente pequeña. Su abuela tomo un recipiente junto con un filtro de red. Abrieron suavemente la cabeza de la serpiente para hacer que esta mordiera el filtro. A través de este penetró el veneno negruzco, quedando sobre el filtro la saliva del animal.

Después de obtener el frasco, Orochimaru acarició al animal suavemente con las yemas de su mano como recompensa y para afianzar sus lazos con ella. La serpiente se enredó en su brazo como agradecimiento. El pequeño río entretenido con sus nuevas amigas.

Al finalizar la labor de obtener numerosos frascos de nueves serpientes de la misma clase y tamaño. A cada una la puso en su cesto junto con su comida, unos pequeños ratones que a las serpientes gustaban.

Hubo cierta fascinación con aquella labor. En pocos días estudiarlas y tratar con ellas se convirtió en su labor favorita.  Por lo cual, cada tarde después de su entrenamientos físicos y de chamizen, tomar un baño adecuado se acercaba al taller de su abuela  a obtener la sustancia prima de los venenos de su clan. A partir de ahí su abuela le cedió su libro de apuntes de sus investigación como sanadora. Orochimaru no dudo en aplicar las recomendaciones de su abuela en sus experimentos. En un par de meses fue capaz de dominar todas las técnicas de extracción de todas las serpientes, incluso las más grandes. Parecía que a los reptiles les agradaba pues se comportaba mansamente con él.

Después de ello se avocó a estudiar los compuestos, originando nuevos venenos, muchos más letales siempre acompañado de las serpientes blancas. Su clan inició a usar las creaciones de Orochimaru, sorprendiéndose de que un niño de ocho años recién cumplidos haya aprendido tanto.

Era quizás uno de los pocos niños en la aldea que le encantaba pasar todo el día en un laboratorio.

Y aún con ello era bastante hábil empleando su fuerza en cuerpo a cuerpo. Su flexibilidad le ayudo demasiado. Peor aun así sentía las miradas pesadas de sus entrenadores. Había fieles a su padre  y abuela pero entendía que también existía quienes creían que Orochi debía encarnar en un alfa y no en un omega de sangre mixta a pesar de su talento con las serpientes.

…….

Orochimaru se encontraba durmiendo en su habitación después de otro largo día de entrenamiento, aquel día había iniciado con el combate montado a caballo. No había tiempo para los descansos, ni bien aprendió a sostenerse sobre aquellos intrépidos animales, habían iniciado a entrenarle para el combate sobre uno.

Su habitación era sencilla, de piso de tatami, con un futon sencillo mediano y muchas mantas. Eran un pueblo sencillo. A pesar de que eran la familia reinante del clan de las serpientes no poseían un castillo ostentoso como los de los señores de la guerra. Ellos eran ninjas, no necesitaban ello. Sino lo contrario, pasar desapercibidos lo mejor que pudieran.

Dentro de su habitación tenía acomodados sus instrumentos musicales que había aprendido a tocar por deber, así como a sus serpientes custodiándole, las que su padre, madre y abuela le habían regalado. Algunos libros se encontraban perfectamente ordenados en un armario de puerta corrediza. Todo perfectamente organizado y limpio, pues él mismo se ocupaba de ello cada mañana antes de empezar con sus deberes.

— ¡Lo siento, madre!—Aquel grito de su padre logró despertarle.

Con sigilo se acomodó su yukata de dormir, se arropo en un haori y se deslizó sigiloso como Manda por los pasillos. Llegó hasta la pared que separaba el pasillo del salón principal. Pudo observar a través de la puerta que su padre y madre estaban con la frente al suelo pidiendo clemencia su abuela. No comprendía el porqué.

— ¡¿Cómo pudiste no contarme la verdad?!—Escuchó a su abuela con la voz quebrada.

—Madre, ella era mi omega destino. No podía dejarla morir, no podía tener su odio.

—Me dijiste que era una sierva, un omega esclava, no la princesa del castillo ¿Te das cuenta en que nos has metido? ¡Yo te  apoye en que te volvieras el sucesor de tu padre! ¡Estás arriesgando a todo el clan!

El omega menor se sorprendió, quiso alejarse. Intentó seguir siendo sigiloso pero tropezó llevado por la confusión. Su familia abrió la puerta y cuando lo vieron ahí resoplaron.

—Fuka, llévalo a su habitación y encárgate de que se duerma. —Ordenó su padre alfa con voz quebrada.

Su madre de mirada tierna y  noble le tendió la mano. Ella no dijo nada, se evidenciaba en su rostro la incomodidad que sentía de causarle problemas a su alfa. Orochimaru entendió desde pequeño a través de su padre el liderazgo natural del alfa sobre el omega.  Ella era el mejor ejemplo de una omega abnegada en amor a su familia. Quizás porque a pesar de que su padre la amaba, el clan seguía repudiándola.

¿Su madre había sido una princesa? No podía creerlo. Muchas veces pensó en que su madre era la omega más hermosa después de su abuela, pero nunca creyó que a ese nivel. ¿Su madre habría dejado una vida de lujos y comodidades por su padre? Los quería a ambos, pero nuevamente no podía comprender la fuerza del sacrificio por amor.

No pudo pensar más, pues su madre después de acurrucarle en su lecho, abrazarle con cariño dejó que su aroma y sus feromonas maternales, así como esa manera tan dulce de acariciarle la cabeza le llevaran por el mundo de los sueños, dejándole sin poder enterarse que decisiones tomaría su familia.

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Tal y como Minato había ordenado, Naruto había reunido a todos los generales en el patio central, por donde todos los guerreros llegaban en sus caballos siempre, por donde sirvientes y señores cruzaban sus caminos. Cuando Minato, sus gente y sus prisioneros llegaron,  los generales, capitanes,  soldados de todos los rangos  junto a sus consortes principales se habían reunido formando un círculo alrededor de los generales Hyuga, Hiashi y su hija alfa, Hanabi.

Haciendo contraste con el Sol en lo más alto, los rostros de todos los presentes se encontraban ensombrecidos, sus ojos abiertos no podían manifestar el frío que les calaba. No podían comprender por qué la orgullosa hija alfa de Hiashi, criada y entrenada por los mejores maestros de La Alianza se encontraba amarrada junto a su séquito y a su propio padre, el líder del clan Hyuga.

Las miradas pronto se dirigieron a la dama que poco tiempo atrás había estado ayudando a su marido a ordenar a todos los que se habían agrupado. Ella se encontraba en el suelo arrodillada, parecía estar en un estado catatónico. Naruto gruñó hacia los alfas que observaban a su esposa, dejándoles en claro que no permitiría que la humillaran con la mirada.

Con su fuerza de alfa, Naruto logró poner en pie a Hinata y a Neji. No entendía la situación. ¿Por qué su padre no le había informado siquiera? Se sintió furioso.

Minato con ayuda de sus generales logró que la población se ordenara en categorías como demandaba el protocolo. El líder ocupó su lugar junto a su séquito  en la tarima superior que Naruto había ordenado levantar. Normalmente las reuniones se hacían en un salón cerrado solo donde la corte ingresaba. Los castigos se hacían en público para que nadie se perdiera el espectáculo.  Los alfas cubrían en abrazos o con su espaldas a su omegas, sintiéndose frustrados por no poder impedir que sus parejas, hijos o hermanos tuvieran que ver tan degradante función. Nadie comprendía exactamente porqué hasta los omegas solteros debían de estar presentes.

—Agradezco a todos por estar presentes. —Inició Minato dirigiéndose con su potente voz, grave pero calmada, sabiéndose escuchado por todos. —Lamento que sus omegas deban presenciar el acto. Pero justamente es un mensaje para ellos. Muchas veces los omegas crían a sus cachorros con mano muy blanda pues su naturaleza no les permite ser más firmes, pero esto debe de cambiar. Debido a que son ellos quienes se encargan la crianza de nuestros cachorros, son quienes deben de enseñar el primer valor que es la lealtad. Sin lealtad no construimos nada. —Sentenció

A pesar que por naturaleza los alfas lograban traer tranquilidad en los cuerpos de sus omegas tan solo con transmitirles su calor corporal y que estos olfatearan sus aromas, esta vez no funcionó. La amenaza en la voz de Minato caló profundamente en cada omega, quienes de inmediato sintieron la necesidad de agachar su cabezas y mostrar el cuello hacia Minato.

—Hoy quiero brindarles un ejemplo de lo que traer como consecuencia no saber enseñarle a nuestros hijos el valor de la lealtad. —Prosiguió Minato mientras mantenía sus ojos firmes frente a cada súbdito—Hinata Hyuga me prometió que criaría  a su hermana como una omega leal, pero fallo—Sentenció con una voz que no admitía replicas.

Su gran poder  y presencia podía sentirse en cada cuerpo de alfa omega y beta presente. Cada uno sintió el peso de la autoridad de Minato, terminando por inclinar la mirada respetuosamente. Por consiguiente su fastidio se trasladó hacia la causante de tener que estar presentes. Los ojos de los presentes buscaron herir a la omega Hyuga.

—Hoy les presento a Hanbi Hyuga a quien educamos para que cumpla como una alfa. Tuvo el privilegio que muchos no tienen respondiendo a su categoría, pues teníamos la esperanza que en un futuro ella protegiera a nuestras familias como se espera de una alfa. Pero lamentablemente confirmé con mis ojos que preparaba un ataque a traición.

El enojó y frustración más la presión en sus cuerpos hicieron que un creciente odio se impulsara con velocidad en las entrañas de cada presente.

— ¡La muchacha es una total deshonra!—Habló un capitán de en medio de la muchedumbre, pronto muchos miembros de diferentes clanes les apoyaron.

Los miembros de otros clanes habían envidiado a los Hyuga por años, pues a pesar de haber sido un clan rebelde habían contado con ciertos privilegios que Uzumaki y Namikaze habían ido perdiendo. Esa envidia más la tensión del ambiente era suficiente para que desembocara en deseos funestos contra los miembros de este altivo clan.

— ¡Justicia!—

Los murmullos se hicieron cada vez más sonoros. Minato los calmó a todos con una señal de mano.

—Estoy igual de afectado que todos ustedes. Por eso mismo considero que Hinata Hyuga al no haber cumplido como primera esposa ni como madre sustituta de su hermana, merece un castigo.

Jiraiya se removió incómodo, estaba listo para lanzarse a defender a Naruto o a Minato. Estaba seguro que aquello acabaría en un enfrentamiento entre padre e hijo. Pues a pesar de las palabras verdaderas del mayor, Naruto no soltó a Hinata ni a Neji en ningún momento.

— ¡Se merece el mismo castigo que su padre y hermana!—Agregó otro alfa de la muchedumbre.

Aquel pedido hizo eco en toda la estancia quienes no paraban de insultar a la omega y a todo el clan.

— ¡Cállense!—Rugió Naruto, enardecido por todos los rostros hipócritas. Se separó levemente de los primos y se puso frente a ellos protegiéndolos con su cuerpo.

Le enojaba la mirada de todos ellos así como sus palabras, pues muchos  de ellos habían visitado y alabado a su esposa, persiguiéndola en busca de su amistad cuando ella quedó embarazada por primera vez. Cuando los Hyuga habían estado en la cima muchos de los alfas presentes habían intentado buscar matrimonios adecuados para sus hijos. La injusticia con que se comportaban le exacerbaba.

Cuando los murmullos se callaron, giró hacia donde su padre se encontraba. Con sus ojos agudizados y sus colmillos afuera se paró firme ante el estrado mayor. No titubeoó al enfrentarse al potente aroma de su padre ni ante su autoridad de superior.

—No voy a permitirte, padre, que toques un cabello de mi esposa—Anunció Naruto.

Los presentes murmuraron ante la capacidad de Naruto de poder mantenerse firme cuando todos los alfas sentían la presión de la autoridad de Minato. Ante aquella situación Jiraiya supo que debía de intervenir en nombre de su alumno. En ese caso, debía de darle apoyo a Minato pues una traición no podía ser perdonada aunque involucrara sentimientos y lazos afectivos.

—Hinata-hime,  es tu esposa, pero también es un miembro del clan Hyuga, un clan que nos ha traicionado—Intervino Jiraiya implacable.

El rubio menor apretó los puños sintiéndose traicionado por su padrino. Jiraiya no apartó la mirada de la de su ahijado, debía imponerse a él, peor le resultaba difícil. Naruto cada vez se hacía más fuerte y su autoridad de alfa de alto linaje se manifestaba cada vez más fuerte.

— ¿Acaso hubieras estado de acuerdo en que nos hagan daño? ¿En qué asesinen a tu padre, tíos, primos  o a mí?—Insistió Jiraiya sin dejar de enfrentar a su ahijado. —No seas sentimental, ahijado, yo mismo vi con mis ojos como crearon toda una villa para apuñalarnos por la espalda.

Finalmente la fuerza de Naruto vaciló hasta que finalmente desvío la mirada. Apretó los ojos y se le secó la garganta. Sentía el dolor de Hinata, a pesar de que ella no era su pareja destino la marca que le había dado los enlazaba de alguna forma.

Ella era su esposa, le debía tanto. Observó a lo lejos a Hanabi amarrada junto al padre de su esposa. De alguna manera la lástima por ellos llegó. Los comprendía, aunque no los justificaba. Si su padrino lo decía, era verdad: ellos habían planeado a asesinar a su padre y a pesar de sus problemas con este no podría perdonar a nadie que intente hacerle daño, menos a a su padrino tíos y primos que ahora se refugiaban en aquel Castillo.

Tomo a Hinata de los hombros, la alzó hasta que su rostro se enfrentó al suyo.

— ¡Hinata!—Le llamó desesperado— ¿Sabías algo de esto?—Le pidió prestando atención en su mirada.

Ella abrió los ojos, tembló confundida, observó a su hermana lo lejos y negó para después agachar su cabeza.

El rubio pudo darse cuenta que ella decía la verdad.

— ¡Ella y Neji no sabían nada del plan! ¡Ni mi padre tampoco!—Gritó histérica Hanabi desde su posición.

El rubio menor tomó con delicadeza a su esposa y la depositó en los brazos de Neji, quien la abrazó. Ambos habían sufrido demasiado siendo herramientas de sus familias, minimizados por ser omegas, sin saber algo sobre los que sus alfas decidían, solo enfrentando a todos de la manera en la que les era permitido.

—No padrino. No puedo perdonar que hayan querido asesinar a mi padre.

Naruto observó a su padrino y luego a Minato, quien entendió la confusión en su hijo. Resopló un poco más tranquilo.

—Pero Hinata ni Neji tienen la culpa, así que voy a exigir que los respeten. Hyuga o no, Hinata es mi esposa, no voy a permitir que asuman la culpa de sus alfas´tebayo.

Minato conversó en voz inaudible con Jiraiya y Orochimaru. Junto a otros generales de rango menor pidiendo su consejo. Todos se removían intranquilos en sus lugares. Mientras tanto el restante grupo de los Hyuga no se levantaba del suelo. Naruto no sabía sí podría hacer algo por ellos. Su padre y padrino tenían razón, pero su lazo con Hinata le hacía querer ayudarlos.

—Tienes razón hijo, para bien o para mal esta muchacha es tu esposa. —Habló Minato con calma— Esta fuera de mi derecho castigarla de la misma manera que a sus parientes. Neji tampoco ha estado involucrado y tiene menos culpa que su prima. —Un ligero cambió en su rostro le indicó a su hijo que lo siguiente no sería agradable— Sin embargo merece un castigo. Alguien que pertenece a un clan traidor no puede llevar el título de primera esposa del heredero. Mucho menos si me sucedes  podrías presentarla ante todos. La primera esposa es prácticamente la madre de todos, quien tiene un comportamiento intachable y llena de dignidad a todo el clan y los clanes que tenemos subordinados. Además, no ha cumplido con su labor de otorgarte un heredero.

Naruto no supo cómo responder ante las palabras de su padre. Su alfa interno no estaba feliz al lado de Hinata pues ella le había hecho sentir que fallaba como alfa, mientras su segundo esposo le traía la felicidad de ser padre. Se removió confundido, intentando que su defensa por ella no se quebrante.

—Hemos conversado entre el consejo y hemos tomado una decisión con respecto al castigo que recibirán cada uno.

Minato otorgó el pase a su maestro, a quien no le agradaba ser quien dicte la sentencia, pero era necesario pues Tsunade no se encontraba y él debía de darle su significativo apoyo.

—El consejo y Minato hemos decidido que el clan Hyuga va a pasar a la administración directa del clan Namikaze bajo la supervisión del Castillo de la Garza Blanca por Makoto Uzumaki, yerno de Minato y hermano de batalla junto a Sarutobi Hiruzen, un veterano que ha servido intachablemente a La Alianza. Ellos supervisaran al pueblo y la corte restante de los Hyuga quienes deberán abandonar el Castillo de la Alianza a no ser que ya se encuentren casados o en compromiso con algún miembro de otro clan. Hanabi Hyuga queda sentenciada a muerte, se le concede la gloria del seppuku. Mientras Hiashi Hyuga quedará exiliado de las Tierras pertenecientes a La Alianza. Todos los generales y capitanes que acompañaron a Hanabi serán sentenciados a muerte por  decapitación. Mientras sus esposas e hijos abandonaran sus títulos nobiliarios. El ejército de los Hyuga será desarticulado y sus miembros serán distribuidos entre los ejércitos de los demás clanes. Hinata Hyuga abandonará su título de primera esposa de Naruto Namikaze, desde ahora en adelante recibirá el trato de  una concubina, Mientras Neji Hyuga deberá abandonar el castillo junto a sus demás miembros.

— ¡Esto no puede suceder! ¡No pueden desarticular mi clan! ¡No pueden echar a mi padre, él es nuestro legítimo líder! Por favor…. —Rogó Hanabi.

Aun con las manos y pies atados se arrastró ante todos para pedir por la honra de sus generales, su hermana y su primo. No quería ni imaginar que sería de su hermana sin la protección de Naruto y su primo Neji. Si se consolidaba tal castigo, su clan no duraría ni una generación más, desaparecería por completo en dos generaciones.

—Lo admito, Minato-sama...—Gruño la  alfa intentando calmar el orgullo natural de su animal interno. —Fui inmadura, estúpida, injusta….yo soy la absoluta culpable y nadie más merece ser castigado.

Aquella demostración de autohumillación  asombró a los presentes. Incluidos alfas y betas que estaban acostumbrados a presenciar ejecuciones. 

Fugaku no manifestaba nada en su rostro, cuando le preguntaron una sugerencia de castigo había pedido guardar silencio. La destitución de Hinata como esposa solo le dejaba un camino a Minato con respecto a Sasuke. Y no deseaba aquello. Por otro lado, como shinobi debía de ser indiferente ante todo la demostración de sentimientos, pero aquella muchacha había ganado su simpatía. Cuando insistieron en que sugiera una pena, terminó aconsejando el que fuera encerrado, pues sabía que un exilio podría traerle problemas a Minato en el futuro.

Itachi se encontraba junto a su madre y Sai, Sasuke había sido liberado de aquel deber por su estado, pero ellos no. No pudieron evitar desviar la mirada ante el acto de Hanabi. Habían sido entrenados toda su vida, pero no deseaban seguir viendo las consecuencias de sus actos, aunque finalmente no fuera su culpa pues ella realmente había cometido traición.

El rubio mayor fue consciente de aquel gesto de Itachi y sus parientes. Pero él lo tomó como el gesto de cualquier omega de sentirse atemorizado por lo que sus ojos veían. Minato creía que tanto Itachi como sus familiares omegas seguramente nunca habían observado un acto tan decadente como aquel. Según los datos, los Uchiha eran un clan pequeño y pacífico, por lo cual las traiciones de ese tipo no eran comunes.  No quería mostrarle más de ese yo a su futuro consorte.

Para empeorar la situación desde detrás de Naruto se arrastró Neji hasta su prima alfa, la abrazó y se inclinó con ella ante el gran líder.

—Sé que soy un omega, ni siquiera tan valioso como Hinata-hime—Empezó Neji temblando, intentando controlarse y mostrar determinación en sus palabras—Pero llevó el orgullo de ser un Hyuga a pesar de todo. No apañó los actos de Hanabi-sama, peor es mi deber ofrecer mi vida cambio de la suya y la de mi tío que me ha cuidado desde pequeño. Mi padre se sacrificó una vez por ellos, yo haré lo mismo con gusto.

Naruto gruñó internamente frustrado. No sabía a quién defender. No podía sentir odio por ellos, pero tampoco podía estar de su parte. Se limitó a sobar la espalda de quien hasta el momento era su esposa.

Minato observó por silenciosos minutos a Neji como si pensara que hacer al respecto. De improviso, sorprendentemente Fugaku Uchiha pidió respetuosamente hablar con el gran líder. Minato se lo concedió con agrado: El consejo se concentró en un nuevo debate.

Todos guardaban silencio solo se escuchaba el llanto de los omegas Hyuga y la respiración agitada de Hanabi. Cada miembro del clan se humillaba así mismo buscando el perdón para sus líderes.

Después de un larguísimo tiempo, cada miembro del consejo volvió a su lugar. Minato enfrentó a  todos los presentes.

—Después de un acto tan valiente como el demostrado por Neji Hyuga, un alfa  tan misericordioso como Fugaku no podía quedarse callado. Nos conmovió a todos, joven Hyuga. Creo que de hecho vales más que toda tu familia.

Neji levantó la cabeza levemente, peor no se puso de pie, permaneció de rodillas con el cabello suelto ensuciándose con el polvo del suelo.

—Sin embargo, la sugerencia de Fugaku-san es demasiado para lo que se merecen es lo que el consejo y yo hemos concluido. Aun así parte de aquello habrá.  Como he expresado, mi amado hermano de batalla Makoto junto a mi buen amigo  maestro Hiruzen se encargarán de la administración y protección de las Tierras Hyuga. Pero entendemos que su gente necesita alguien de su sangre que los dirija. Si tú, Neji Hyuga estás dispuesto a cumplir con la labor que tu prima no pudo, tu hijo será quien herede tu clan.

El joven Hyuga alzó la cabeza, confundido giró su mirada hacia su tío quien le rogaba con la mirada que aceptara. No tuvo valor para mirar a su prima quien permanecía al lado de Naruto. Se sonrojó casi imperceptiblemente. Solo Minato pudo notarlo por lo cual sonrío levemente.

— ¿Entonces, Neji-kun? Si aceptas, tu prima omega permanecerá a tu lado y le perdonaremos  la vida a Hanabi. Aceptaremos la propuesta de Fugaku-san de encerrarla de por vida.

Neji respiró intranquilo, cerró los ojos y asintió.

—Sin embargo, esta vez no voy a imponerle un esposo a mi hijo. Ya que a pesar de tu valentía perteneces a un clan traidor, no puedes ocupar la posición de primer esposo. Ocuparás la de segundo esposo. Pero  tus cachorros serán criados por mí. Mientras maduran Makoto Uzumaki y Hiruzen se harán cargo del clan Hyuga. —Minató giró su mirada a su hijo, enfrentándolo—Bien, hijo, está en tus manos. ¿Aceptas a Neji como tu segundo esposo? Entenderemos si lo rechazas, por lo cual se procedería con el castigo antes impuesto.

Naruto soltó la mano de Hinata. ¿Cómo podría tomar al primo de ella? No había manera en que lo hiciera. De todas maneras estaría traicionando a su esposa. Sin embargo el no aceptar y tomar a Neji como suyo, traería consecuencias más nefastas para ella. Respiró profundo y se aclaró la garganta. Ellos no tenían la culpa, si estaba en sus manos el protegerlos lo iba a hacer. Que Hanabi fuera encerrada era apropiado para su traición. Solo asumiría su responsabilidad como esposo de Hinata y la protegería de esa manera. Él le había fallado antes, esta sería una manera de retribuirle algo que nunca podría pagarle.

—Acepto, padre. Pero quiero que Hinata conserve su título de esposa. Y no entiendo...Sasuke Uchiha es actualmente mi segundo esposo…¿será degradado’tebayo?

Jiraiya tomó la palabra, manteniéndose firme.

—Será ascendido. Ya que va otorgarte muy pronto un heredero, pues según el general Orochimaru su embarazo va perfectamente, ocupará la posición de primer esposo del heredero, ahijado.

El rubio menor tembló levemente. Intentó recuperar de la sorpresa, peor fue evidente su nerviosismo. No pudo evitar sentir una calor especial cuando se imaginó que podría morderlo, podría marcarlo y hacerlo suyo para siempre sin ninguna distancia de por medio.

—En conclusión…—Jiraiya interrumpió los pensamientos de Naruto— Neji Hyuga ocupará el lugar de segundo esposo, y deberá otorgar un heredero que será criado dentro del clan Namikaze, cuando tenga la mayoría de edad asumirá el liderazgo de los Hyuga si es aprobado por nuestro líder. Hinata a pedido de Naruto Namikaze será degradada a tercera esposa y ayudará a su primo en la crianza del nuevo heredero del clan Hyuga. Hanabi Hyuga queda condenada a ser encarcelada por toda su vida. Mientras que Hiashi, se ha reconsiderado que se mantendrá en sus aposentos siendo continuamente vigilado. Los generales y capitanes que acompañaron a Hanabi en su intento golpista serán sentenciados a muerte sin el honor del seppuku. Su ejército será desarticulado hasta que el nuevo heredero crezca. Se dejará que Neji Hyuga decida a quienes de la elite de su clan desea mantener en el Castillo de la Alianza para su servicio como esposo, será un número limitado, el resto debe de marcharse a sus tierras natales.

Todos obtuvieron el permiso de retirarse. Sin embargo se ordenó que al día siguiente estuvieran presentes en la ejecución de los generales y capitanes de Hanabi.

Conmocionados y murmurando, alfas, betas y omegas debieron volver a sus deberes y aposentos.

 

                                      ...........................

 

Después de la reunión los miembros de la familia principal Uchiha se reunieron nuevamente en los aposentos de Sasuke para contarle al joven de lo acontecido y por supuesto de cómo ellos responderían.

— ¡Sasuke no puede ser mordido por Naruto! ¡No voy a permitirlo!—se exasperó Itachi dedicándole una mirada preocupada a su hermano menor que tenía los ojos levemente abiertos mientras frotaba su vientre.

—Padre, ¿qué fue lo aconsejaste a Minato?—Preguntó Sasuke.

—Por supuesto, cuando me di cuenta qué camino tomaba la esposa de Naruto, debí tomar cartas en el asunto. Cuando Neji-san se manifestó, le sugería a Minato que él se convirtiera en el primer esposo de su hijo. De esa manera, tú estarías a salvo.

—Pero no consideró así—Susurró con orejas caídas el hijo menor de Fugaku.

Saber de la posibilidad de ser mordido por Naruto le aterraba. Pero no por lo que su familia pensaba, si sus sentimientos por el rubio eran los que tenía preñado, no quería imaginar cuan incontrolables serían si se unía de esa manera a este.

—Tranquilícense—Pidió Mikoto con voz firme.

—Sasu-chan esta preñado y aun cuando dé a luz pasará unos meses en que pueda entrar en celo. La mordida final solo puede darse en medio de un celo. —Mikoto dedicó una mirada a cada miembro de su familia, intentando calmarlos—Antes de que suceda un celo de Sasu-chan terminaremos con la misión ¿no es así Fugaku?—Expresó amenazante y suplicante a su alfa en cantidades similares. Como madre se sentía preocupada por sus hijos, peor como omega confiaba en que Fugaku lo lograría.

El alfa sintió la presión de su esposa a través de su lazo, se sentó firme y tomó la mano de sus dos hijos, luego observó con firmeza a Mikoto y Sai, dándoles ánimos y confianza. Todos sintieron la fuerza protectora de su alfa, logrando que sus cuerpos no perdieran la calma.

—No voy a permitir  que ninguno sacrifique su libertad. Ni que ninguno sea mordido. Debemos apresurar los planes. Estoy seguro que Shisui y el inútil de mi hermano lograrán su parte a tiempo.

Mikoto sintiéndose más seguro atrajo a Sai, Sasuke e Itachi a sus brazos, acunándolos contra el cuerpo de Fugaku. Cuando todos sintieron el contacto corporal unos contra otros así como sus aromas sus corazones dejaran de latir tan apresuradamente así como sus mentes volvieron a ser claras y calmas.

                             ................................... 

 

El rubio había acompañado a su esposa y su prometido hacia sus aposentos. Ninguno había hablado durante el trayecto. El rubio debía de permanecer más tiempo con ellos, si no quería que los siervos y soldados de los otros clanes dejaran de respetarlos.

En las próximas  semanas se iniciaría el proceso de migración de los Hyuga. Así como habilitarían lo que serían los aposentos de Hinata y Neji, siendo segundo y tercera, además de familiares, compartirían sus aposentos sirvientes y su guardia. Naruto debería de supervisar que todo se llevara a cabo con el respeto necesario. Después, las estancias que habían ocupado los Hyuga debían de ser limpiadas y reorganizadas para sus nuevos ocupantes, los hermanos Uchiha junto con todo su séquito.

Nunca esperó encontrarse en una situación como aquella. El rubio no hubiera querido tener que desposar a Neji contra la real voluntad de este, pero no le había quedado de otra, pues no podía permitir que les hicieran daños, siendo inocentes. Pero cuando se encontraron los tres solos en la habitación de Hinata tuvo que reventar o sintió que se ahogaría.

— ¡Esto es una locura!—Gritó Naruto con el cuerpo temblándole de frustración.

Los omega Hyuga se acercaron a él, intentando calmarlo, pero el rubio se libró de los brazos de ambos primos. Sentía la vergüenza quemarle el rostro.

—Hinata, Neji, no quiere hacerles esto… ambos son primos…

Giró con los ojos ardiéndole, intentando no dejar que sus lágrimas de frustración siguieran su curso. Se acercó a Hinata y le tomó de las muñecas con suavidad, sus ojos perdieron fuerza.

–Perdóname, Hinata. No quisiera hacerte esto con tu primo…

Luego tomó la mano de Neji también con suavidad y respeto.

—Seguramente debes aborrecer la idea de que te vayas a convertir en mi esposo.’tebayo. —Agachó la cabeza dejando que sus rebeldes mechones rubios se desordenaran aún más.

Sin embargo, para su sorpresa un suave toque le acarició sus cabellos con cuidado. Elevó su cabeza: Neji estiraba su mano para acariciarle, su mirada no era de repudio sino era amable. Sin poder evitarlo entrecerró sus ojos prestando mayor atención al toque de su prometido, era reconfortante, cuidadoso y un experto, con aquella caricia había logrado que su frustración retrocediera.

—Naruto-dono. —El alfa abrió sus ojos, enfrentando su mirada a los ojos color perlas de su próximo omega. Pudo darse cuenta que los ojos de este eran un poco diferentes a los de Hinata, eran más redondeados y estaban enmarcados por unas suaves pestañas castañas. Nunca se había puesto a detallarlo de aquella manera. — Para mí va a ser un honor entregarme a usted en matrimonio—Le susurró Neji con su voz amable y servicial, era más firme que la de su prima, no le temía, le guardaba respeto, pero podía sentir que las distancias serían menores que con Hinata.

El joven de cabellera castaña retiró su mano de los cabellos rubios para dedicarle una venia que solo lo hacía un omega a su alfa. Sin embargo, la de Neji no guardaba ninguna imperfección a diferencia de la de Hinata. Además, no se veía falsa ni premeditada como las de Sasuke, era un gesto de absoluto respeto y entrega. Cuando nuevamente alzó su mirada con delicadeza un cosquilleo estremeció al alfa. Había hecho un gesto casi imperceptible con sus parpados que a Naruto le apreció sugerente e inocente al mismo tiempo.

Sin pensarlo levanto su mano, dejó su palma al aire, invitándole a Neji a depositar su mano sobre su palma. El omega lo hizo con cuidado pero sin timidez, con una suave sonrisa agradecida dibujaba perfectamente en ese rostro de mentón delicado. Cuando ambas palmas se tocaron, Naruto pudo sentir el contraste de sus pieles. Neji nunca había tocado un arma o había trabajado como para dañar su suavidad. Al rubio le agradó el contacto.

Nunca se había detenido a observar la belleza de Neji. Sus ojos siempre habían estado puestos en Hinata. Hasta ese día,  Neji solo había sido el hermano, asistente, amigo y  familia de ella. Cerró sus dedos con cierta fuerza alrededor de la mano de Neji. Se dio cuenta que necesitaría menos cuidado que con su esposa. Un recorrido placentero cruzó su espina dorsal y su bajo vientre. Su nuevo omega era fuerte.

El alfa atrajo a Neji a su cuerpo, logrando que el pecho de este se apoyara en el suyo, aspiró el aroma de los cabellos de Neji. Su pasión se encendió, una pizca de lujuria recorrió su ser. Su prometido era virgen, un omega libre, sin marca, sin pretendientes, pero con un aroma tan afrodisiaco. Le recordaba al chocolate: provocativo y cálido al mismo tiempo.

—Neji… Te prometo que te haré feliz—Le prometió y se lo prometió a sí mismo.

—Yo también deseo una familia, y seré feliz de que usted me la de—Le susurró el omega aun refugiado en su amplio pecho.

Nuevamente el rubio sintió un escalofrío placentero recorrerle. Fue ahí que se dio cuenta que se había olvidado de Hinata por completo. Se separó con cuidado de su prometido y dirigió una mirada avergonzada a Hinata. Pero ella solo sonrío suavemente. Se acercó a él y tímidamente tomó la manga de su kimono.

—Naruto-kun…—Susurró Hinata con su cabeza levemente agachada—Soy feliz que usted vaya a casarse con mi primo Neji. —Le expresó con sinceridad impregnado en sus ojos— Si yo no puedo darle hijos, quiero que Neji se los de. Sasuke-kun nunca dejaría que yo me encargue de su cachorro; además tiene hermano, primos y mucha familia. Neji y yo lo hemos perdido todo... solo lo tenemos a usted. Y si mi primo tiene hijos de usted, yo será afortunada pues podré cuidarlos como si fueran míos junto a mi primo.

El prometido se separó lentamente de su futuro alfa, giró hacia su prima y la invitó a unirse al abrazo hacia Naruto. Hinata acudió refugiándose al lado de su primo en la calidez que los brazos del alfa ofrecían. El rubio solo pudo acurrucarlos contra él, emitiéndoles su aura protectora para darles seguridad. Él mismo se sintió mejor de aquella manera. De alguna manera sintió que finalmente cumplía con su papel de alfa para ambos. Ellos eran también parte de su manada, de sus protegidos y de su familia.

 —Hinata-sama, usted será la segunda madre de mis cachorros. Se lo prometo.

Le enterneció las palabras de su futuro omega. Saber que le pertenecería dejó de causarle ansiedad. Saber que ambos se amaban y que cooperarían para brindarle un hogar le alegró internamente, sobre todo a su alfa. Deseando tomar más del aroma de Neji enterró su nariz en sus cabellos sedosos y lacios, los mordisqueó un poco intentado controlar el deseo por poseer al joven virgen que nació en su cuerpo.

—Muy pronto, Neji y Hinata, seremos juntos una familia. No necesitarán ser Hyuga, simplemente serán míos.

 

 

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La expectativa de lo que sucederá a veces puede ser inquietante. Muchos aquella noche no podían conciliar el sueño. Algunos por el miedo que les suscitaba saber que presentarían una ejecución, otros temor hacia cometer la falla y terminar de la misma manera. Otros con una mente más analítica y fría, planeando sus siguientes acciones y planes para agradar al gran líder.

Jiraiya  era uno de aquellos que no podía quedarse dormido, perderse entre sueños y descansar. No era por saber que presenciaría la muerte de varias personas, pues había visto tantas y algunas habían sido más injustas que la de un grupo de traidores.

Sus ojos miraban la luz de la luna colarse parcamente a través de su ventana. Sentía un poco de frío recorrerle. Incómodo intento buscar una mejor postura para al menos su cuerpo descanse. Pues a pesar de que su mente estaba cansada por tanto en qué pensar, sus ojos no se cerraban.

Cuando quedó mirando hacia el techo se sintió incompleto. Le recordó que cuando intimaba con Orochimaru este se recostaba encima de su pecho al caer dormido por haber finalizado su etapa de celo. Le gustaba mucho tenerlo de aquella manera,  tan indefenso, su orgullo crecía durante aquellos momento pues inconscientemente su omega dejaba su cuidado a él.

Eran aquellos momentos que no volverían los que siempre le habían dado esperanza. Orochimaru había cambiado con los años cuando lo conoció le pareció un omega bastante dulce, aunque luego tuvo la leve sospecha que esa dulzura había sido actuada brillantemente como un actor kabuki. Pues de un momento a otro, este simplemente se volvió arisco e independiente, seductor y manipulador.

Ahora le quedaba claro que su relación había sido un método efectivo y fácil para Orochimaru de poder cumplir sus objetivos. Aunque el ser amantes inició por culpa de Jiraiya, el general omega había usado esa “desventaja” como ventaja.

Si escándalos como su último celo se hubiera producido hace muchos años, Orochimaru no hubiera tenido oportunidad de escalar hasta donde se encontraba. Ser amante de Jiraiya le había dado una significativa ventaja para no causar problemas a Minato y a su padre antes que él.

Jiraiya ni siquiera se había acercado a sus estancias durante el celo. Por un lado sabía que oler su aroma le enloquecería como para terminar tomándolo aun en su contra.

Supo de las medidas que su ex amante había tomado para protegerse, se burló de estas, pensando que si quería podría burlarlas y hacerse con su omega. Su propio cuerpo parecía entrar en un frenesí, este sabía qué fecha era, que en algún lugar cercano estaba su omega llamándolo para protegerlo y marcarlo.

Estuvo caminando en sus estancias, intentando reprimir el calor que iniciaba recorrerle, trayendo a su memoria las imágenes del rostro de su omega en celo, como sus ojos deberían estar llorosos, como sus mejillas estarían rojizas, como aquel aroma debería ser exquisito y estimulante.

Cuando uno de sus betas le trajo la información de que otros capitanes estaban intentando atravesar la seguridad de la gente de Orochimaru para violarlo, gruñó alto. No era su deber intervenir, si lo hacía sería mal visto, ningún alfa querría entregar a su hijo o hija a él. Sin embargo, la mirada de su beta era preocupada, este volvió a salir para en poco tiempo regresar corriendo a advertirle que los soldados de Orochimaru estaban siendo acorralados por los de aquellos capitanes, quienes pensaban usar cualquier artimaña para poder tomar al general.

No pudo controlarse salió rápidamente seguido de sus soldados, peor en el camino se cruzó con su ex alumno, Minato.

Este le reprochaba con la mirada su conducta, pero solo apoyó su mano en su hombro, dándole apoyo.

—Dejámelo a mí.

Sabiendo que Minato tenía la autoridad y fuerza necesaria para ello, lo dejó en sus manos pero mandó a su beta seguirlo para cerciorarse de que nadie hiciera daño a Orochimaru. Regresó a sus aposentos, intranquilo. Los alfas no entran en celo pero tienen periodos más agresivos y territoriales, normalmente por la convivencia estos se producen cuando su omega se acerca al celo, o durante este.

Su cuerpo, su alfa animal le recriminaba por qué en aquel momento no estaba tomando lo que era suyo.

Se enteró que para Orochimaru aquello había significado una gran vergüenza. Lo entendía y compadecía. Se preguntaba por qué Orochimaru no le aceptaba, se cuestionaba una y otra vez el porqué. ¿Acaso no era suficientemente fuerte para él? ¿No le había demostrado que lo amaba? El ser posesivo no podía evitarlo pues era su naturaleza y crianza. ¿Qué clase de alfa no lo era? ¿Acaso Orochimaru esperaba encontrar un alfa que no lo fuera? No podía ser posible. Hasta el alfa más calmado, sereno e intelectual termina sucumbiendo a sus instintos cuando se trata de su pareja de vida.

Minato le había hecho el favor de insistirle por última vez a Orochimaru el que acepte sus sentimientos y se una a él. Como lo esperó, ni siquiera con la vergüenza y peligro pasado aceptó. No habría nada que hiciera torcer la voluntad de aquel omega.

Su ex alumno le había permitido escoger al prometido de Orochimaru luego de que este le rechazara. Sin pensarlo había decidido dárselo a algún alfa que fuera débil. Incluso le había plateado dárselo a un beta. Su alumno desechó la idea, pues casar a la fuerza a un omega con un beta era uno de los peores castigos para los omegas ya que un beta jamás podía complacer a un omega. Justamente aquel había sido el pensamiento de Jiraiya, que Orochimaru siguiera necesitándolo.

Ya no importaría, pues Minato había aceptado que Orochimaru escogiera a su propio esposo. Lo cual le hacía hervir la sangre. ¿Por qué ese? ¿Quién podía ser aquel alfa que había cautivado de alguna manera a Orochimaru? ¿Por qué voluntariosamente Orochimaru estaba interesado en desposarse con él?

Se había planteado mandar su honor muy lejos y pedirle a su alumno que le ordene a Orochimaru casarse con él. De hecho lo había comentado en una discusión con Minato, pero este negó aquel pedido. Jiraiya era un respetable general, no podía desposar a un omega que abiertamente le había rechazado miles de veces.

¿Qué era lo que Orochimaru sentía por él? Nunca le había dicho un “te amo” ni siquiera un “me gustas”. Solo le había entregado su cuerpo, le había besado con pasión y otras con asco y amargura. ¿Por qué un desconocido sí había llegado al corazón de su ex amante más que él?

Amargado, rechinado los dientes recordó la fecha en que conoció a Orochimaru. Aquel día este se veía tan solitario, tierno y desprotegido que estaba seguro que le había empezado a gustar desde ese momento.

El omega había llegado a sus vidas con tan solo ocho años aproximadamente. Jiraiya ya contaba doce años, era un guerrero,  su debut se había hecho al lado de las filas Senju que apoyaban a los Namikaze en sus incursiones contra grupos rebeldes y mercenarios de baja calaña.

 Tsunade, sin embargo, aún no lo había hecho, pero  se preparaba para cuando cumpliera los diez años. Ella era la heredera del clan Senju, clan que se preparaba para unirse inminentemente al clan Namikaze en cualquier momento. Pues el clan descendiente de los Senju se vislumbraba a convertirse en uno más fuerte que el Senju y otros clanes antiguos.

Tanto Jiraiya como Tsunade poseían apellidos dignos y personas a las cuales enorgullecer. Por lo cual los juegos infantiles y de niñez siempre se habían tratado  de peleas, competencias, prácticas y entrenamientos en diversos aspectos. Normalmente en el clan Senju se hace la disgregación por sexo alfa- omega desde los tres años para que cada uno desarrollara las  habilidades que les correspondía. Por tales motivos solo veían a los omegas de su clase social por las reuniones y clases de historia en las cuales compartían tutor.

Más allá de ello no tenían permitido verlos. Sus diversos tutores les enseñaban acerca de la naturaleza de los omegas: los omega solo representaban aquellos con los que tendrían una familia, quienes los complacerían en todos los sentidos. Para su edad, Jiraiya ya entendía en qué sentido su tutor hacía  referencia, mientras Tsunade aún no lo comprendía ni le importaba.

Teniendo en cuenta ello, era entendible  que cuando se armó tremendo barullo porque un regimiento que hacía sus rondas trajo a un omega desmayado en el sendero del castillo, ambos perdieran la concentración de su encuentro con la katana por un momento.

De inmediato,  su instructor les ordenó volver a concentrarse en la práctica, por lo cual siguieron entrenando sin cesar. No fue hasta bien entrada la noche, después de que cada uno tomara su baño y se encaminaron para el salón a cenar que el padre alfa y el padre omega de Tsunade, Kazuo y Hotaru, que ambos se enteraron más sobre el omega que había sido encontrado.

Ingresaron al salón con la dignidad que los caracterizaba. Jiraya admiraba mucho al padre de Tsunade, Kazuo, era un buen líder que siempre vigilaba de cerca sus soldados, preocupándose más que solo pro su rendimiento. La madre de Tsunade (o padre omega) era un omega masculino exquisito, de cabellera rubia larga hasta más debajo de su cintura, lustrosa y suave, en ese momento la mitad de este lo llevaba suelto y la otra atado en un moño. El padre de Jiraiya era un general del líder, su mano derecha, por lo cual siempre tenían un lugar especial en toda ceremonia.

Se esperaba de Jiraiya que ocupara el mismo lugar de su padre cuando Tsunade ascendiera a líder de Senju.

Jiraiya sabía que tanto Kazuo como Hotaru tenían buen corazón. Así pues cuando les dijeron que habían rescatado a un omega del camino que permanecía convaleciente en una de las recámaras no se sorprendió. No podrían dejar morir a un precioso niño que vestía como el hijo de algún importante general.

—Es realmente peculiar. Portaba finas ropas, seguramente es un omega de buena clase. Seguramente sus padres habrán sufrido un asalto. Aunque no hemos encontrado nada cercano. Suponemos que pronto alguien mandará buscarlo. —Les informó Kazuo

Jiraiya aparentó prestar atención a ello a pesar que no le importaba. No era de su incumbencia, solo deseaba terminar de comer y dormir.

—Ha despertado pero no habla, quizás si alguno de ustedes le habla...—Comentó Hotaru con esa sonrisa amable que todos los omegas tienen.

—Madre...—Pidió un poco exasperada Tsunade, haciendo un ligero puchero. Ella era una alfa pero recién había iniciado  a despegarse de su madre. Aún faltaba tiempo para que el lazo de madre con su cachorro alfa empezara a desprenderse.

A Jiraiya no le había resultado tan difícil, después de todo, su madre había fallecido dos años antes. Su naturaleza alfa se restableció más fuerte, con la mente de enorgullecer con sus actos, la memoria de su madre.

—Sería más conveniente que otros omegas lo intenten, madre. —De nuevo comentó exasperada la alfa menor.

—Lo hemos intentado pero no funciona. Por favor, hija. —Pidió Hotaru.

Jiraiya pudo sentir que el agradable aroma del padre omega de Tsunade salía para endulzar a la niña y a él. Y lo logró: Los omegas eran caprichosos por crianza, sobre todo los de aquella clase social. Estos eran criados para ser dependientes pero exigentes con sus alfa, deseosos de ser llenados de lujos así como de ser consentidos.

Después de comer, ambos caminaron hacia la recamara en la que habían hospedado al chico. Había dos guardias betas en las puertas, custodiándolo. Ingresaron luego de que un sirviente les abriera la puerta. Al lado del lecho se encontraba una de las sanadoras del clan, platicándole dulcemente como solo los omegas pueden hacer.

—Ehh… mira aquí vienen más amigos. —Comentó sonriente la omega mayor. —Ella es la hija del líder del clan, Tsunade-sama y él es el hijo de la mano derecha del líder.

Tanto Tsunade como Jiraiya no pudieron evitar que sus bocas se abrieran de sorpresa e incredulidad. Ni siquiera habían reparado en el rostro del chico, sus ojos se enfocaron en las orejitas peludas que tenía sobre su cabeza; encima de ello, para confirmar su veracidad, estas se removían inquietas.

Tsunade dio dos paso hacia atrás, sintiendo su corazón acelerarse de pánico.

— ¡¿Por qué tiene dos orejas encima?!—Gritó fuera de sí.

Jiraiya también se había sorprendido: nunca había visto un humano con orejas de animal sobre su cabeza. Sin embargo en vez de parecerle aterrador, le pareció fascinante.  Esas palabras con las que los omegas llamaban a los bebes recorrió su cabeza” tierno” “adorable”. Su corazón también se aceleró, pero se dio cuenta que con otra connotación. Algo en su cuerpo se electrificó y calentó, quería verlo de más cerca, pero gracias al escándalo que Tsunade hizo, aquel omega de orejas felinas se cubrió por completo con su manta. Jiraiya chasqueó la lengua desanimado. Sin embargo aquel gesto tímido le pareció más encantador.

Después de que Tsunade fuera resondrada por su madre y de paso a él solo por no haberla tapado la boca, le explicaron que una vez alfa y omegas habían tenido orejas de los animales que contenían, pero de eso hace mucho no existían. Sin embargo, había clanes pequeños que se mantenían puros y eran más cercanos a los Dioses que aún conservaban, pero estos clanes estaban casi extintos.

Tsunade aún era más niña que alfa por lo cual no se le pudo convencer de que volviera. La tarea recayó en Jiraiya, quien aceptó con cierto gusto. Aunque si no quisiera, de igual manera  debería de hacerlo si era un orden.

Cuando ingresó a la recámara del pequeño omega, llamado Orochimaru, por la cadena que encontraron en su cuello con su nombre. Orochimaru estaba leyendo un libro, sentado en su lecho, acomodado entre muchas mantas, como si se refugiara entre estas. Nuevamente se sintió acalorado. El joven omega levantó su mirada y luego la bajó avergonzado. “Sublime”, pensó el alfa.

Se sorprendió un poco por sus propias reacciones. Aunque no se escandalizó pues sabía que a su edad cada vez sería más común el reaccionar a los omegas. Su curiosidad sexual por ellos había iniciado cuando sin proponérselo, había visto a su padre cogerse a uno.  Sus chillidos le habían acalorado lo suficiente como para descubrir lo que era masturbarse.

Sin embargo se recordó que  a quien tenía enfrente era un niño aún. Pero por las características físicas que poseía como aquel rostro delicado, seguramente se volvería un omega muy hermoso.

—Hola—Le saludó animado.

— Eres el hijo de la mano derecha de Kazuo-sama. —Comentó como afirmación.

— ¡Así es! Pero solo llámame Jiraiya, pronto mi nombre va resonar por todo lo largo de la Tierra de Fuego. —Se presentó emocionado de sus futuros planes.

El pequeño omega río con gracia, bastante divertido, incluso con una pizca de burla.

—Óyeme ¿de qué te ríes?—Le peguntó entre avergonzado y enojado.

—Todos los alfas que han traído tienen el rostro de querer decir lo mismo. Y algunos niños que han venido también gritaban lo mismo. —Respondió ocultando la mitad de su rostro con el libro que le habían prestado los señores de aquel palacio.

—Humm… no importa quien, esos son niños. Yo ya no lo soy. Ya hice mi debut. —Se señaló muy orgulloso.

— ¿Debut?—Preguntó el menor con sincera curiosidad.

— ¡Yo ya he participado en una batalla de verdad!

Para su sorpresa, el omega no le dedicó una mirada de admiración sino que bajó su cabeza evidentemente entristecido.

— ¿Por qué te pones triste?—Preguntó nervioso de que el omega se pusiera a llorar y le metiera en problemas. Hacer llorara un omega era un golpe a su dignidad de alfa.

—Porque vas a morir...

— ¿EH?

—Al final todos los guerreros mueren en batalla ¿verdad?

—Ahh…pero es una muerte con gloria. —El alfa peliblanco resopló, sintiéndose un poco incómodo. Nunca había escuchado a un omega hablar de manera tan profunda—No lo entenderías porque eres un omega. Está bien que le temas a la muerte, porque los alfa estamos para protegerlos. —Le dedicó una sonrisa amplia para brindarle seguridad, su padre le había indicado que aquello siempre calmaba a los omegas.

Orochimaru sonrió nuevamente, sin embargo su mirada tenía un toque apagado aunque demostraba una inocencia, dulzura propia de la mayoría de omegas.

—Pero ¿Qué tiene de bueno una batalla? —Nuevamente preguntó curioso el menor.

Jiraya se caminó hacia Orochimaru; cuando estuvo a poca distancia, acercó su mano con curiosidad y un deseo acallado en su pecho. Sintió en su interior a su alfa rugir de gusto cuando finalmente pudo tocar las orejas del otro. Eran muy esponjosas, le provocaba ganas de seguir tocando.

—Eso tampoco lo entenderías porque eres un omega, Orochimaru. Pero no tienes que temer, las batallas no van a llegar ti. Yo voy a protegerte—Se golpeó el pecho con una sonrisa destellante.

Orochimaru entrecerró sus ojos y dejo caer el peso de su cabeza sobre la mano del otro. Jiraiya se sorprendió pero sonrió acariciando más aquellas orejas con suavidad. Le gustaban y le provocaban de manera difícil de explicar.

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Entre el sueño y la vigilia, Jiraiya notó que el amanecer estaba llegando. El solo se abría camino débilmente entre las nubes azules oscuras. Se quitó las mantas que lo cubrían, sintiendo la soledad embargarle nuevamente. A su edad añoraba compartir su lecho con alguien más, poder despertar para darse cuenta que un omega estaba a su lado o quizás ya levantado sonriéndole. Se animó pensando que aquel sueño se cumpliría pronto. Tendría a un compañero para todo lo que le quedaba de vida, quizás cachorros, alfas y omegas que crezcan a la manera que él los críe.

 Cuando terminó de arreglarse, se puso en camino hacia las puertas de sus aposentos. Como general que era, se subió en un palanquín, cumpliendo con el protocolo de ser llevado gloriosamente a la ejecución de sus enemigos.

Al igual que él, otros miembros de la alta nobleza llegaron con sus consortes e hijos mayores. Mientras que parte del pueblo que se iba formando alrededor del Castillo se formó alrededor en media luna para estar presente ante el castigo ejemplar de su líder.

Naruto ya se encontraba ahí. Tenía en su brazo derecho a Hinata, mientras que al izquierdo traía consigo a Neji. Ambos parecían refugiarse en la protección de este. Sintió lastima por ambos, pues aquellos seguramente aquellos jóvenes habían conocido desde pequeños a los generales y capitanes que serían ejecutados.

Apresuró su paso, sus generales betas y alfas le siguieron. Subió al estrado, ocupando su lugar al lado de Minato. Tsunade finalmente había regresado de las Tierras de los Hyuga, por lo que se encontraba al otro lado de Minato, llevaba de su brazo a su esposo. Era evidente que la alfa estaba disgustada por tener que hacer presenciar a su omega aquel castigo sangriento. Como muchos otros alfas, mantenía su aroma expandiéndose a cada instante como buscando darle seguridad a su pareja.

Se sorprendió de no ver a Orochimaru, pues era también un general y normalmente era muy puntual. Un mal presentimiento le embargó.

Aquel presentimiento creció cuando los palanquines del clan Uchiha arribaron cerca. Vio a Fugaku bajar de uno. Se paró al lado de uno de los palanquines, tendió su mano y de esta bajó su esposa Mikoto, luego su hermoso hijo Itachi y finalmente Sai, el sobrino de Fugaku. Sin embargo había un palanquín más. No pertenecía a los generales de Fugaku pues estos y habían bajado, tampoco podía pertenecerle a Sasuke pues este había sido exonerado de ir a aquel evento por su estado. Para su no grata sorpresa de aquel palanquín bajó Orochimaru, quien luego de rendirle una muestra de respeto a Fugaku caminó al lado de los hijos de este.

Un rancio sabor amargo llenó su boca. Sus ganas de gruñir le instaron a chasquear la lengua, intentando por todos los medios controlarse.

— ¿Por qué Orochimaru viene en los palanquines de los Uchiha?—Terminó por preguntar exasperado a su  ex alumno.

—Padrino, Orochimaru está vigilando de cerca el embarazo de Sasuke-kun. No quiero que tenga ningún problema. —Explicó como si fuera muy evidente. Pero aquello no tranquilizó al alfa mayor.

—Aun así…—Le respondió furibundo—Orochimaru no tiene un alfa…puede malinterpretarse.

—Padrino, cálmate. Yo me ocuparé de ese asunto. Tú ya no debes de meterte o te será difícil que un padre te entregue a su hijo o hija.

El general omega subió hasta ocupar su lugar. Como al lado de Tsunade se sentaba Dan, no le quedó alternativa que sentarse al lado de su ex amante. Tanto para Jiraiya como Orochimaru aquello fue agónico.

—Parece que te llevas bien con los Uchiha. —Empezó Jiraiya sin poder contenerse. — ¿Acaso piensas que un alfa Uchiha se conformará con un omega como tú?—Terminó burlón.

El omega frunció su ceño ofendido por las palabras de este, pero luego creyó que simplemente el alfa hablaba por despecho, así pues se relajó y se concentró en el contraataque.

— ¿Por qué no? Parece que no le desagrado a ninguno de los Uchiha—Giro levemente su cabeza solo para observar de reojo a su ex amante, alzó su barbilla y sonrío pícaro. —Me parece que especialmente a su líder no le desagrado.

El alfa se mordió el labio molesto por la respuesta. ¿En verdad Fugaku Uchiha estaba interesado en Orochimaru? Nunca le vio mirar a este de manera especial. Además se veía que amaba a su esposa. Sin embargo, se recordó que el amor no tenía importancia, podría ser una jugada política importante, Orochimaru representaba mucho poder; además que seguramente Fugaku deseaba un hijo alfa que su esposa no le había dado. Todos aquellos pensamientos le atormentaron. Se dio cuenta que sea la razón que fuera, no le agradaba la die de que alguien tan poderoso tuviera sus manos en Orochimaru.

—Vamos a ver si lo consigues porque tengo el perfecto alfa para ti. —Alzó la cabeza con orgullo— Y ceo que a Minato le agradará la idea.

Finalmente, consiguió que el semblante de Orochimaru cambiara a uno  preocupado, con su mirada le exigía saber de quién se trataba. El alfa pudo apreciar como los puños del omega se cerraban por el enojo.

—No creas que no veo lo que intentas…quieres que me case con uno de tus lame botas, así te permitirá visitarme cuando desees.

Jiraiya no se ofendió ni sorprendió que Orochimaru se diera cuenta de sus deseos. Pues eran claros, deseaba casarse y por ello no debía dar sus brazos a torcer ni meterse en las peleas que Orochimaru organizaba, pero eso no le impedía mover sus hilos para quizá poder hacerlo suyo más adelante aunque fuera por pocos momentos.

— ¿Y por qué no? Ya que no quieres ser mi esposo, como amante no estas mal. Tendré un perfecto esposo que me dará muchos cachorros y te tendré a mi disposición cuando lo desee.

Para gracia y fanfarronería de Jiraiya, su ex omega no pudo replicarle aquello sino que un suave rubor cubrió sus blancas mejillas, sus dientes mordían insistentes sus propios labios, mientras sus puños cerrados temblaban de impotencia. Muy rápidamente la gracia se le pasó, siendo sustituida por la ternura. No deseaba verlo preocupado ni atormentado, pero era su manera desesperada de poder tenerlo algunas veces, de negarse a perderlo por completo.

Alzó su mano lista para tocar sus pómulos e intentar calmarlo, pero cuando estuvo muy cerca de sentir su piel, alguien le sujetó el brazo fuertemente. Alejó su brazo de las manos del  atrevido. Cuando alzó su mirada se topó con uno de los mocosos que Orochimaru había recogido y criado para ser parte de su guardia: Kabuto, la mano derecha de su ex amante.

—Usted ya no tiene derecho a tocarlo—Fue un susurro, pero dicho con una voz muy grave y amenazante como nunca la había escuchado provenir de un simple beta.

No iba a quedarse callado, pues un beta no tenía el derecho de dar tremendo insulto a un alfa como él. Pero se abstuvo pues Minato les ordenó callar ya que la ejecución iba a  iniciar.

Los generales y capitanes traidores fueron dispuestos al frente de ellos, sentados sobre sus piernas. Todos tenían  puesto una yukata blanca, con los cabellos amarrados, libres de lujos y títulos, representando el orgullo perdido.

 Los ejecutores alzaron sus katanas  a su lado. Los castigados alzaron su cabeza luego de rendir una venia al gran líder. En menos de un instante, con la filosa hoja, los ejecutores  decapitaron a los generales y capitanes. Sus cabezas rodaron por el suelo. Cada ejecutor, tomó la cabeza sangrante para ponerla en una cesta. La alzaron y se la enseñaron hincados en el suelo al gran líder, restregando a todos los presentes que se había hecho justicia.

 

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Los días trascurrieron pesadamente. Había acuerdos que tomar, amenazas a la distancia. Las noticias de que el clan Hyuga había sido prácticamente dividido, que era controlado por extranjeros y que el alfa del clan era prisionero de Minato se habían extendido por toda la Tierra de Fuego, especialmente entre sus vecinos cercanos, los Inuzuka. Por esa razón, Minato había decidido acelerar el proceso de cercado los territorios de la Alianza. Si bien su lugar natal era las Tierras de su clan, había decidido fijar su residencia en los nuevos territorios fundados que limitaban con los Uchiha por el Sur y al Norte con los Namikaze. Si bien estaba casi seguro que ningún enemigo llegaría desde la alianza Yamanaka-Akimichi-Nara pues tendrían que superar los territorios Uzumaki y Namikaze, quería asegurar aquellos territorios para que sean la capital de todo su gobierno. Soñaba con que sea un territorio mixto, donde personas de sus otros clanes también se animaran a vivir. El pueblo alrededor crecía con el paso de las semanas, lo cual le alegraba. Ese lugar sería su hogar y el de su futura familia junto a Itachi.

Dentro de unos meses finalmente regresarían a su prisionero de Guerra, Akimichi Chouji. Pero primero la Alianza esperaba que la muralla Norte que protegía a los Uzumaki terminara de construirse.

Mientras las construcciones, la ampliación del Castillo, los jardines y el pueblo avanzaban dentro del Castillo cada líder, general, capitán y comandante se aseguraba de que sus soldados permanecieran en forma. Si bien los soldados tenía tiempos libre para dedicarlo a las artes y a la lectura, el entrenar era necesario y un orgullo. Cada líder tenía su propia manera de entrenar a sus soldados, seleccionarlos para qué arte de la guerra estaban destinados. Desde los más jóvenes hasta los mayores, novatos y experimentados, los líderes debían no solo de cuidar de ellos sino también de las familias de estos.  

Ese era el caso de Naruto, quien sabía debía recuperar el respeto perdido de sus soldados pues había permanecido sin entrenarlos debidamente durante algunas semanas. Si quería demostrar el verdadero camino para la paz que él pensaba, solo lo lograría llegando primero a ser un líder respetado. Para ello debía de demostrar que tan bueno era y conseguir el respeto de sus soldados por sí mismo. Por ello entrenaba a su lado, codo a codo. Así como a él le había costado mucho ser el guerrero, había otros que como él se les hacía difícil. Por tal motivo se tomaba personal su entrenamiento.

Aprender a ser responsable y disciplinado le había llevado varios años. A pesar de que al principio parecía carecer del talento natural que su padre desbordaba a su edad, logró conseguir su propia manera de entrenar y pelear. Entendió la importancia del constante entrenamiento, de nunca rendirse. Aunque en según su padrino, su caso más que disciplina había sido terquedad. Quería mucho a su padrino, sobretodo porque nunca se rindió en entrenarlo. Jiraiya se había tomado personal el convertirlo en un buen guerrero como tiempo atrás lo había hecho con Minato.

Minato solo entrenaba con él cuando podía pues sus deberes como líder nunca le dejaron estar pendiente de él. Como era pequeño, no se le permitía viajar al lado de su padre hasta que fue lo suficiente mayor para que fuera vergonzoso el no hacerlo. Siendo el único heredero de sangre, su vida valía demasiado. Aquello le impidió ser tomado en serio por el primer escuadrón que se le designó a pesar de que ya había demostrado sus habilidades en su debut.

Con los años, su gente comenzó a respetarlo, pues sus planes daban resultados. Además, era hablador, amigable, amable y comprensivo, inclusive  las familias de sus soldados a veces les invitaban comer. Naruto se sentía bien de esa manera. Había logrado simpatizar con esas personas. Siempre estaba pendiente de las necesidades de las familias de los alfas y betas que le servían, si sus hijos, consortes o padres se encontraban saludables, etc.

Aun así, sabía que no solo debía de tener el respeto de su gente sino de todo el clan. No era un general o comandante más, era el heredero del actual líder Conseguir el respeto de la elite hipócrita que rodeaba a su padre le era desagradable. Algo que a Naruto no le había importado hasta hace poco. Sabía que con un puñado de gente no llegaría muy lejos. Sin embargo, relacionarse de forma hipócrita no se le daba bien. Tenía la mala costumbre de demostrar cuando alguien no lo agradaba, cuando le parecía que esa persona se mentía así misma. Toda la política de la corte realmente le fastidiaba. Prefería estar ahí en medio del campo con su gente.

Mientras observaba a cada grupo que calentaba para las batallas de una vs uno, vio a lo lejos a uno de sus soldados alfa ser atendido por su pareja omega. Una imagen común dentro de un ejército. Desagradablemente, debía de interrumpirlos, pues el alfa estaba en entrenamiento. Sin embargo les dejó sonreírse, que intercambiaran algunas palabras afectuosas y un beso fugas de labios. Eran jóvenes, recién se habían casado. Como eran de clase inferior, a nadie le había importado su unión. Aun así,  Naruto fue a su pequeña ceremonia junto a su padrino. Se había divertido mucho aquel día, comió y bebió hasta que olvidó su nombre. Le gustaba las fiestas que sus soldados juntoa sus familias armaban.

Suspiró pensando en su propia particular familia. No importaba los planes de sus padres o las obligaciones y títulos. Su padre haría su vida, tendría una nueva familia, y él debía de cuidar a la suya. Sasuke iba darle un cachorro, se volvería su primer esposo; pero a la vez Hinata continuaba siendo su esposa y Neji pronto tomaría el título de Sasuke. Todos ellos eran suyos y no podía ni deseaba alejarlos. Durante aquellos días, comenzaba familiarizarse con la idea de que ellos le pertenecían, por lo cual  lo protegería. Era su deber y le traía tranquilidad saber que los tenía.

Si bien, le ponía nervioso la idea de morder a Sasuke, pues una separación en el futuro sería dolorosa, también le agradaba saber que luego de aquello, Sasuke sería completamente suyo, ya no obedecería más a su padre, tendría la autoridad completa sobre él. A su alfa, aquella perspectiva le satisfacía.

Esa noche tenía una visita diplomática al clan Uchiha junto a su padre y el consejo para concertar los detalles de su nueva unión. A partir de esa noche, cuando terminaran los acuerdos, Sasuke debería ir aprendiendo los deberes como su futuro esposo. Próximamente iniciaría a acompañarlo,  sentarse a su lado durante las ceremonias, marcando distancia con su padre y su clan.

Con el ánimo creciendo en su cuerpo, llamó a sus soldados para que se dividieran en grupos. Con ayuda de su segundo al mando y Konohamaru, logró que formaran una círculo. Probaría cuanto habían mejorado sus soldados, aceptando los retos de todos los que quisieran, mientras los corregía.

Los experimentados le dieron un buen espectáculo, sus músculos se sintieron destensados. Cuando finalizo con los que se atrevieron por sí mismos a retarlo, decidió que los novatos desfilaran uno a uno, intentando atacarle. Se concentró bloquear los golpes de los jóvenes de doce años, algunos eran buenos otros no tantos. Sin embargo nunca los subestimaba pues quería que estos realmente se esforzaran en seguir creciendo.

Después de finalizar el entrenamiento, darle algunas recomendaciones a cada uno, los chiquillos de doce años le observaban maravillados, idolatrándolo internamente. Naruto se sonrojó levemente y se carcajeó. Le gustaba ser admirado, pero sobre todo el poder usar aquella admiración para ayudarlos a ser mejores, quería infundirles el valor que necesitasen.

Al finalizar sus indicaciones para el día siguiente, ordenando que obedecieran a su segundo y a konohamaru, les dejó en libertad para que marcharan a descansar. Konohamaru le siguió, caminando a su lado.

—Naruto-ni todos comentan que tomarás un tercer esposo ¿es verdad?—Le preguntó con confianza.

—Así es. Neji Hyuga, pero ocupará el cargo de segundo esposo.

Konohamaru acomodó sus brazos y manos detrás de su cabeza, sin dejar de caminar al lado de su maestro.

—Naruto-ni, creo que los omegas te están haciendo más viejo y aburrido.

Naruto paro de caminar, giró y abrió los ojos para luego reír con ganas.

—Puede que sí ‘tebayo—Suspiró pesadamente, pensando en sus tres parejas—Ahh Konohamaru, realmente los omegas son un problema, pero también te dan felicidad.

Su pupilo parecía que no se creía esas palabras.

—Pronto tendrás un cachorro ¿verdad? Naruto-ni ¿Estas emocionado?

— ¡Por supuesto! Aunque...no me llevo muy bien con su madre.

— ¿El omega Uchiha? Se dice que va ocupar el lugar de Hyuga-hime

—Así es...—Suspiró nuevamente, cansándose emocionalmente—Es todo muy complicado.

—Umm. Me da pena por Hyuga-hime. No estuve en la ejecución porque estaba en las Tierras Namikaze ayudando con la mudanza de nuestra gente, pero debe ser triste lo que el sucede.

El rubio no comentó nada.

— ¿Por qué estás tan curioso, Konohamaru?

El joven se sonrojo violentamente, tartamudeando repentinamente.

—Naruto-ni...quería pedirte un favor…

Ambos pararon de caminar. El rubio asintió bastante preocupado por el rostro de su alumno.

— ¿Podrías ser mi padrino de boda?

— ¡¿Ehh?! ¡¿Vas a casarte?!—Preguntó so prendido.

—Lo haré. Ya llegó el momento. Voy a casarme con Moegui.

—Ohh vaya, felicitaciones

Intempestivamente, Naruto abrazó a Konohamaru.

—No me felicites, viéndote a ti me da pánico el casarme.

Naruto se paró de su pupilo, para luego darle unos pequeños golpes en su espalda.

—No te preocupes. Lo tuyo con Moegui va a funcionar. Ella es una buena omega y se conocen desde niños.

— ¿De verdad lo crees?—Preguntó aun sonrojado y nervioso.

—Por supuesto’tebayo. Ahh debes dejarme ser el padrino de tu primogénito.

Konohamaru solo se sonrojó aún más seguramente imaginándose como es que se procrean esos cachorros.

—Entonces estarás presente. —Dijo un poco más animado el alfa menor. —Puedes llevar al esposo que gustes. —Añadió corriente y un poco burlón.

Naruto simplemente río, pensando a cuál de los tres llevaría. No era un matrimonio relevante para la Alianza. Es decir era un clan estratégicamente importante y leal, pero sus relaciones y uniones no. Su padre seguramente solo enviaría un presente adecuado para los novios y la casa, pero no estaría presente. Él tenía el deber de estar presente, peor más que por ello, deseaba estar en un momento tan importante para su alumno. Ya que no era un evento protocolar, podría llevar a quien quisiera. ¿A quién llevaría?

 

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El manto de las tinieblas finalmente cubrió el cielo, era el turno de la Luna de reinar sobre los mortales e inmortales. Los pobladores que colonizaban las tierras del gran líder se preparaban para refugiarse en la comodidad de sus hogares junto a sus familias. Sin embargo, dentro del Castillo de La Alianza los siervos de los señores trabajaban sin cesar.

Principalmente dentro de los aposentos del clan Uchiha, Namikaze y de los tres sannin. Se acercaba la hora pactaba de reunión en los aposentos Uchiha. Aquella noche se releerían los contratos establecidos para ser cambiados a conveniencia de la situación presente. Además se conversaría sobre el itinerario cercano aprovechando que los personajes más relevantes de la Alianza estarían presentes.

Mientras los Uchiha terminaban de alistar lo necesario para recibir a sus invitados como  era debido, Tsunade terminaba de alistarse ayudada por su omega. Era una conversación calmada, por lo que podría llevar a su esposo. Ella es feliz al lado de Dan, él era un omega muy tranquilo desde que lo conoció, valiente y digno, que siempre la había apoyado en todas sus decisiones, metas y planes. Además le había dado preciosos hijos. Esa misma calma y felicidad la deseaba para sus dos amigos y compañeros. Si bien no comenzó con el pie derecho su relación con Orochimaru, menos cuando los comprometieron, le había ganado cariño fraternal. Aun así, no llegaba a comprenderlo, sabía que era mucho más complejo que cualquier otro  omega, incluso que otro alfa.

Estaba en medio constantemente de sus dos amigos, aquello no era fácil. Como alfa comprendía perfectamente los deseos de Jiraiya, habían peleado juntos lado a lado desde que nacieron prácticamente. Pero de alguna manera entendía una de las razones del porque Orochimaru no había aceptado a su amigo.

Quizás era mejor que cada uno hiciera su camino a su manera. Tal vez sus diferencias eran insalvables. Ella no podía hacer mucho para juntarlos. Pero al menos podría aconsejar a Jiraiya. Aunque el mundo estuviera a los pies de los alfas, ella tenía la percepción de que eran seres bastante fáciles de hacer felices. Por lo menos, ella y su amigo se consideraban de esa manera. Jiraiya simplemente necesitaba tener una familia, aquello le otorgaría la felicidad. Sin embargo, por experiencia sabía que su pobre amigo nunca conocería la auténtica felicidad si no era al lado de su verdadero omega.

Muchos alfas toman a un omega con el cual son compatibles y llegan a ser felices. Sin embargo,  Tsunade que conoce lo que es tener a su verdadero omega, su complemento natural, a su lado, le entristecía que esa inmensa sensación de euforia no pudiera ser sentida por su amigo.

¿Sería mejor alimentar las esperanzas de Jiraiya? ¿De alentarlo a seguir detrás de Orochimaru para que algún día como ella puede ser pleno? ¿O permitirle y apoyarle a tomar nuevas parejas?

Salió de su pensamientos cuando Dan la llamo. Una suave sonrisa se dibujó en sus labios, así como se sonrojó levemente pues quedó maravillada por la belleza de su esposo. Junto a él se dirigió a la habitación donde sus cachorros dormían. Tenía hasta el momento tres cachorros, un alfa que era el mayor y dos gemelas omegas. Adoraba a sus hijos con profundidad. Ojala sus dos amigos escogiendo cualquiera de los caminos pudiese sentir la plenitud que ella sentía tomando la mano de Dan mientras observaba dormir a sus cachorros.

 

 

Jiraiya había estado listo desde muy temprano. Pues antes de asistir a la reunión de Minato, había tenido que visitar por primera vez a su prometida. Había sido escogida por el gran líder, justamente el padre alfa de ella y su ex alumno habían arreglado aquel encuentro para que la futura pareja se conozca y para que Jiraiya de su consentimiento a seguir con el compromiso.

Al llegar a una hora no prudente, salió de los recintos de ella bastante conforme con la elección de su casi hijo.  Era una omega pequeña de estatura, pero de buena contextura, contaba con unas caderas anchas, ideal para tener muchas crías, sus cabellos eran de un anaranjado oscuro, era hija de un general Namikaze. La familia de la omega estaba compuesta por tres alfas hermanos y dos omegas más hermanos menores. Su reputación era intachable, callada, no hablaba cuando no era solicitada, sabía guardar respeto a su alfa y ser prudente para sus intervenciones. Su dulzura fue palpable desde su primer saludo con aquel tono de voz tan suave y sus ademanes tan delicados. Además, preparaba los postres más exquisitos que había probado.

Se sintió bien a su lado, admirado, su orgullo de alfa por primera vez se había sentido elevado pues con Orochimaru era una pelea por el dominio constante. La visita,  por supuesto, había sido cumpliendo todos los protocolos para que ella no se viera mancillada o su reputación quedara en entredicho: las siervas de ella siempre permanecieron a su lado, asistiéndolos mientras la música era tocado por algunos betas de la chica que lograron un trasfondo tranquilizador.

Finalmente sintió que era escuchado, que se le prestaba debida atención; pues ella permaneció atenta escuchando con brillo en sus ojos sus aventuras en batallas.

Era todo lo que había deseado en un esposo.

Aun no se había fijado la fecha para el enlace, pues había muchos eventos por delante; pero sin dudarlo pediría su mano como corresponde, para luego hacerla su esposa. No le quedaba duda, alguien como ella era lo que necesitaba para ser feliz.

Minato le había aconsejado desposar a un segundo omega el mismo día. También lo creía prudente. Quería tener muchos hijos lo antes posibles. Su ex alumno prometió encontrarle un candidato adecuado como segundo esposo, probablemente un Uzumaki u otro Namikaze para que no hubiera conflicto con la muchacha que sería su primera esposa.

Bastante animado, caminó con decisión por los pasillos, subió al palanquín que le esperaba. Como un noble y un general de alto rango fue llevado hasta las estancias Uchiha. En el camino se sintió tranquilo, complacido como hace mucho no lo estaba, Inevitablemente su mente pensó en la anterior vez en la que se sintió pleno. Intentó olvidarlo, pues no era conveniente. Se negaba a pensar en su ex amante cuando finalmente sentía que tenía una posibilidad de dejarlo ir. Aun así, entendía que siempre lo vería. Casado o no, Orochimaru era otro general, así como esa noche, estaría presente en cada una de las reuniones formales. Logró sentirse  mejor cuando se imaginó a sí mismo compartiendo espacio con su futura esposa. Muy pronto ya no tendría que asistir a esas reuniones, solo, sino que su esposa, su omega, la madre de sus cachorros le acompañaría.

Cuando el palanquín paró le fue avisado que había llegado. Encontró a Minato también recién llegando, acompañado por Naruto. De otro palanquín bajó Tsunade junto a su esposo, Dan. Inevitablemente, se sorprendió de no ver a Orochimaru pues era sumamente puntual. Su ahijado pareció darse cuenta de que lo buscó con la mirada.

—Ero-sennin, Orochimaru ya llegó’tebayo—Le dijo con una sonrisa bromista—Nos acaban de decir que llegó hace mucho tiempo.

A pesar que todos vestían pulcramente sus pesados y elegantes trajes, cada uno demostrando su posición social en sus peinados, sus accesorios y sus haori,  Minato era quien más resaltaba, parecía querer enviar la señal de que eran un perfecto alfa con su sola presencia. Su haori dorado brillaba por sí mismo, casi iluminando el camino en aquella noche de luna menguante.

Unos siervos de cabellos negros, se inclinaron ante ellos indicándoles el camino. Fueron escoltados hasta una de las salas principales de los recintos de Sasuke. Al ingresar todos dieron una leve venia, pero Fugaku, Mitokoto y Sai les dedicaron una más inclinada, otorgándoles la supremacía en la escala social.

 Luego del saludo fue que observó que Orochimaru se encontraba ya cómodamente instalado, sentado sobre sus piernas en unos cojines negros con bordados rojos, con una copa de sake en su mano conversando amenamente con su aprendiz Karin, a quien parecía haber decidido llevar como compañía.

Por alguna razón lo sintió demasiado familiarizado con las instalaciones Uchiha. Uno de los siervos llegó a ambos omegas y se inclinó más de lo usual, mientras Orochimaru tomaba un bocadillo con mucha seguridad. No le agradó verlo de aquella manera en las estancias donde tenía la supremacía  otro alfa.

Se sorprendió aún más cuando notó que todo su séquito estaba presente. Si bien Karin se sentaba a su lado, detrás de ellos se encontraban  Kimimaro, Juugo, Suigetsu y Kabuto. Los dos primeros medianamente relajados, mientras Kabuto totalmente serio y tenso. Aquello le trajo un escalofrío. ¿Por qué aquellos chicos estaban presentes? Sabía que Orochimaru les quería, los había criado personalmente y entrenado a su manera. De alguna manera siempre le dio celos que los cuidara tanto y que se negara a darle un cachorro.

Soltó un suspiro intentando guardar la compostura. Al avanzar hacia su posición no pudo evitar que sus ojos se desviasen por todo el cuerpo de Orochimaru. Él se veía perfecto. Su cabello lo llevaba extrañamente suelto, tan largo y sedoso que seguramente se había tomado el tiempo para cepillarlo repetidas veces, su kimono era lujoso pero no extravagante, de un blanco elegante con un obi negro que enmarcaba su cintura, con bordado negro que formaban elegantes formas en  el faldin bajo de su Kimono.  Incluso llevaba una peineta que sostenía parte de su cabello hacia un lado pero que también mostraba su pudiente estado económico. Sus orejas se removían mientras seguía conversando, ignorándole brutalmente, mientras su larga cola permanecía recostada a un lado.

 Su joven e inocente prometida era muy bonita, pero nunca podría alcanzar la belleza llena de malicia y elegancia de Orochimaru; a pesar de que él era mayor conservaba la firmeza de su cuerpo, la sedosidad de su piel y el color negro profundo de sus suaves cabellos. Sobre todo, fuera quien fuera su segundo esposo juntos a su ya prometida no podrían poseer la presencia que su ex amante tenía innatamente, parecía, a sus ojos, llenar el espacio entero.

Minato y Tsunade le apresuraron a tomar su lugar. Para su “suerte” Tsunade decidió sentarse en medio de ambos. De esa manera no podría cometer alguna locura en nombre de los celos que comenzaban a trepar en su ser. Orochimaru siempre se vestía adecuadamente, era sensual por naturaleza, pero parecía haberse esmerado especialmente para esa noche.

Le tendieron una copa de sake, sin pensarlo la tragó por completo, buscando que el alcohol lograra tranquilizarlo. No lo logro, escuchaba las risitas de Orochimaru junto a Karin. Su ex amante ni siquiera le había dado un respectivo saludo. Se sintió fastidiado, toda la tranquilidad que su prometida le había otorgado quedó hecha pedazos.

Cuando todos estuvieron en sus posiciones, detrás del biombo salió Sasuke acompañado de su hermano mayor. Este ayudó a que el joven omega preñado pudiera sentarse sin ocasionarse algún daño.

Las feromonas del omega preñado les trajo un poco de paz a todos los alfas presentes a excepción de Naruto, quien se sintió más ansioso con olerlo y verlo. Las ideas sobre su peligrosidad fueron nuevamente desechadas, su alfa interno estaba encantado con oler su propio aroma mezclado con el del omega dentro de Sasuke. Logró sentir claramente como aquel cachorro ya tomaba forma, como este pequeño  iba originando su propio aroma, uno dulce y láctico.

Deseó sentarse a su lado, olfatear que dentro de él todo marchara bien, que estuviera bien alimentado, que el cachorro siga creciendo perfectamente. Su omega se veía un poco incómodo, sintió una punzada en el pecho por ello ¿Qué era lo que le fastidiaba? Su alfa deseó desechar cualquier molestia para la joven pantera.

Esas sensaciones eran parte natural, pues era el padre alfa del cachorro que Sasuke esperaba. Aún no entendía el rechazo inicial, pero ahora se sentía complacido y de cierta manera conectado al cachorrito dentro de Sasuke. Le veía precioso. Siempre había sido consciente de su belleza, pero preñado le daba otro aire, una imagen más hermosa, quería apretarlo suavemente entre sus brazos, hacerle sentir seguro. Como aquella vez en el árbol, la joven pantera llevaba su obi por encima de su vientre, dándole una forma más redondeada al lugar donde su cachorro crecía. Un suspiro involuntario escapó de los labios del alfa padre.

Cuando sus ojos se encontraron con los de Sasuke despertó a la realidad, se había quedado observándolo por largo tiempo. El felino tenía sus orejas bien paradas, sus ojos le miraban profundamente, pero su ceño estaba fruncido, las manos del omega viajaron su vientre, como protegiéndose de la mirada insistente de su marido. Naruto creyó que aquel acto en Sasuke fue inconsciente, pero de igual manera le pareció tierno.

—Ciertamente estamos sumamente halagados de que mi hijo, Sasuke, sea considerado para convertirse en el primer esposo de Naruto-kun—Inició Fugaku serio pero con cortesía en cada una de sus palabras hacia Minato.

—No estoy siendo considerado, Sasuke-kun va a convertirse en el primero esposo de mi hijo. Se merece tal lugar. —Respondió con igual cortesía el gran líder de la Alianza— Estoy seguro que el cachorro de Sasuke va a nacer con bien. Sobre todo, presiento que será un alfa. —Finalizó Minato con una sonrisa orgullosa.

—Es un gran honor, Minato-sama, le agradezco por ello. —Se inclinaron los Uchiha.

—Estoy seguro que Sasuke-kun podrá llevar con dignidad las labores que le competen a un primer esposo.

Fugaku se inclinó levemente, aceptando los designios del líder, lo cual complació a Minato.

—Por supuesto, pero quisiéramos pedirle tiempo para entrenar a Sasuke. Mi hijo no fue capacitado para ser un primer esposo de un gran heredero. —Le explicó sin dejar de inclinar su cabeza como muestra de obediencia y respeto ante el rubio mayor.

Minato sonrío ante la disciplina de los Uchiha para consigo mismos, aquello le agradó más. Estaba seguro que una propuesta así sería tomada de forma apresurada por cualquier líder de los demás clanes, pero Fugaku protegía su honor y el servirle correctamente.

—Por supuesto que tendrás el tiempo necesario para que tu hijo este entrenado en sus nuevos deberes. Pero creo que Sasuke-kun podrá ir cumpliendo algunos de los deberes que le competen. Además, el clan Hyuga está obligado a ceder sus deberes y derechos a tu clan, Fugaku.

Los Uchiha presentes agradecieron con una inclinación. El ego del rubio mayor creció al sentir como cada omega pelinegro se ponía a su disposición, mientras que Fugaku le entregaba su lealtad y fuerza de alfa a su servicio. Los alfas eran capaces de sentir las emociones de los otros solo con olfatear el aroma que sus semejantes dejaban escapar. El instinto de alfa del rubio no le enviaba ninguna alerta de riesgo, sino todo lo contrario.

—Creo prudente esperar a que mi hijo dé a luz para recibir su nuevo título completamente. —Nuevamente utilizó un tono neutro, sin mostrar alguna agresividad. Fugaku era un gran maestro escondiendo lo peligroso que realmente era.

El alfa sabía que Minato lo tenía en escrutinio cada instante, que no dejaba de pedirle consejo a su animal interno por medio de su olfato, pero Fugaku no dejaba en ningún momento de enviar feromonas pacíficas a Minato, como si realmente lo reconociera como un alfa superior.

—Lo he pensado…—Inició Minato— como sabemos una marca definitiva debe dársele al omega cuando está en celo, así que esperaremos a que nuestro nieto nazca y Sasuke-kun se recupere para organizar la ceremonia. Por lo cual será en unos meses aún. Lo cual nos dará el tiempo suficiente para que no solo Sasuke-kun, sino todo tu clan se  acostumbre a su nueva posición.

—Se lo agradezco, Minato-san.

Un agradecimiento que parecía salir con verdadero sentimiento. Una admiración que no era reciproca de verdad creció entre ambos alfas. Mikoto se sentía orgullosa de que su alfa tuviera tal capacidad para engañar a su enemigo, demostrándole una rendición que ni siquiera pasaba por sus mentes. Para Itachi era reconfortante saber que habían conseguido el tiempo suficiente para proteger a su hermano, mientras Sai solo quería que aquella reunión acabase pues no era bueno siendo cordial demasiado tiempo, una actitud por la cual el espionaje y engaño se le daba fatal. Era bueno espiando desde lejos, oculto sin dejarse ver, pero tratar de engañar con su inocencia y cordialidad se le daba mejor a Sasuke e Itachi. Sin embargo, Sai pudo notar que su primo menor no estaba actuando como debía, había cierto deje de confusión en su rostro. Lo que Sai había notado, era solo la punta de los sentimientos de Sasuke, admirando  lo grandiosos que era su padre por proteger a los suyos pero lamentando como el gran líder caía casi ridículamente en su telaraña.

—Hijo, ¿Tienes algo que agregar?—Pregunto Minato dirigiéndose a su hijo que había permanecido extrañamente silencioso. Pudo notar que Naruto había permanecido observando a su esposo preñado. Lo entendió, era normal e instintivo.

—Nada…solo…—Pareció dudar un poco antes de pedir lo que sus deseos demandaba, pero luego infló su pecho y agravó su voz, intentando que su autoridad de alfa se manifestase— Ya que aún falta mucho para morder a Sasuke, quiero que mi esposo pase más tiempo conmigo, quiero vigilar a mi cachorro. —Le dirigió una sonrisa altiva y pícara a su omega, sabiéndose ganador.

Minato no era capaz de entender en qué dirección iban los sentimientos de su impulsivo hijo y menos los del joven, pero Sasuke había demostrado ser un buen omega a sus ojos; mientras que su hijo tenía todo el derecho y deber de proteger a su esposo y cachorro. Ganarse el amor o respeto real de Sasuke ya quedaba en manos de su hijo; como padre y líder le apoyaría.

—Por supuesto. Es completamente comprensible, hijo. Es tu deber y tu derecho, vigilarlos de cerca. —Minato endureció su voz para nuevamente dirigirse a los Uchiha— Fugaku, tu hijo será mandado a  llamar para que visite los aposentos de Naruto. Como primer esposo debe ocuparse de las necesidades de  mi hijo, tu comprendes ¿Algún inconveniente, Sasuke-kun?—Preguntó curioso observando la expresión del joven entre sorprendida y avergonzada.

—Será un honor— Respondió Sasuke con seriedad.

Sasuke se había adelantado unos pasos, siempre conservando una posición sumisa, detrás de su padre, había tomado el brazo de este no porque realmente necesitara ayuda para inclinarse, sino porque sintió el cuerpo de su padre tensarse peligrosamente. Aunque fueran ninjas, para su padre, saber que su preciado hijo consentido tendría que seguir siendo tocado por el enemigo le resultaba insultante y humillante, Sasuke lo entendía y aquello le hacía sentir querido por su padre, pero no iba a permitir que todo lo que habían sacrificado se echase a perder solo por un instinto de alfa paterno descontrolado.

—De ahora en adelante pasarás más tiempo con nuestro clan también, así como deberás asistir a todos los eventos para conocer a los demás miembros del clan. — Indicó Minato a la futura madre sin notar el torrente de emociones de los felinos —Los Hyuga te pasaran sus datos al respecto. Y por supuesto, quien te asesorará será el general Orochimaru, quien seguirá siendo tu sanador personal. Me darás a mi heredero, por lo que todas las necesidades que tengas, las cumpliremos Naruto y yo.

El joven azabache nuevamente tomó el brazo de su padre para darle una reverencia al gran líder. Su olfato era más fino que el de los Namikaze pero  si su padre seguía concentrando feromonas a su alrededor, Minato sentiría una advertencia procedente de su animal interno. No podía permitirlo.

Le indicó con una mirada rápida a su madre el problema que tenían. Mikoto rápidamente ordenó a sus sirvientes servir sake en pequeños recipientes para brindar. Así mismo se dispuso a servir ella misma a su marido. Cuando Fugaku sintió el llamado de su esposa volvió en sí, recobró la frialdad, permitiendo con una sonrisa que su esposa le sirviera sake en su copa. Debía interpretar su papel. Sus hijos y su sobrino lo hacían perfectamente, él no debía ser la excepción, sin embargo, le dolía tanto saber que su hijo menor tendría que ser vejado muchas veces más. Encontraría la manera de impedir que su hijo asistiera al mocoso de los Namikaze.

—Fugaku-san, creo que predecirá que no estoy aquí solo por ello. — Interrumpió Minato después de un pequeño brindis.

El líder de las panteras no se sorprendió, había hablado de ello con su familia y su aliado, Orochimaru. Habían tomado la decisión al respecto, pero debían de tomar aquel hecho a su favor. No le agradaba entregar una promesa de compromiso de su hijo mayor, más cuando él ya tenía  la promesa de matrimonio de Shisui, pero debían de llevar la actuación hasta el final. No estaban en posición de negarle nada a Minato, solo de manipularlo a su conveniencia.

—Quiero pedir oficialmente la mano de Itachi-kun en matrimonio.

Las palabras de Minato cayeron como una sentencia para todos los Uchiha. Habían propiciado aquello, y de hecho con la tímida mirada que le dirigió Itachi a Minato, lo seguía haciendo. Pero no dejaba de ponerles inquietos. Era peligroso, Itachi a diferencia de Sasuke ya contaba con un alfa, su omega podía rechazarle en cualquier momento de forma instintiva, era el entrenamiento lo que le otorgaba tal capacidad de hacerle creer al rubio mayor que correspondía a sus sentimientos.

Fugaku sintió el instinto de gruñir. Si existía algo sagrado dentro de su clan era el compromiso entre alfa y omega destinados  que han pasado las pruebas necesarias. Fugaku no era capaz de reconocer a ninguno de los Namikaze como parejas de sus hijos, ellos eran sus enemigos; pero Shisui había ganado la mano de Itachi. Sin embargo, debía de hacerlo, convenciéndose que no era más que otra arma, otra treta para engatusar más al líder. A pesar de la furia interna, su rostro no mostro recelo sino expectación, otorgándole a Minato la oportunidad de explicarle sus intenciones.

—Sé que no era parte del trato anterior ni mucho menos, pero realmente su hijo me ha cautivado. No estoy insultándolo ni deshonrándole. Itachi-kun siempre se ha portado como un omega de su noble cuna. Pero lo añoro como mi compañero y de alguna manera siento que no le soy indiferente a Itachi-kun.

Fugaku cruzó sus brazos interpretando el papel de padre alfa responsable de omegas desprotegidos. Intentaba no pensar que se trataba no solo de su hijo ya comprometido sino de su heredero, quien no podía verse sometido a alguien como Minato.

—Sabes, Minato, como padre de un omega es duro dejar a ir a tus hijos. Lo has cuidado, protegido, adorado, brindado todo lo que has podido. No es fácil dejarlos ir. Pero te he observado en todo este tiempo y sé que eres lo suficientemente fuerte para anteponer a mi hijo, a mis hijos y proteger a su descendencia. No solo te he entregado de forma indirecta mi hijo menor, Sasuke, sino que me pides que te entregue a mi hijo mayor, mi primogénito por quien solo siento orgullo y amor.

Minato parecía querer intervenir. Los presentes se sorprendieron que el gran líder no aparentara su gran autoridad, ni su edad madura, sino que pareciera un joven enamorado, pidiendo por primera vez la mano de un omega.  Incluso Naruto pudo ver una ligera gota de sudor cayendo desde la frente de su padre por nerviosismo ante la situación.

Naruto podía oler la ansiedad de su padre, como quería confrontar el despliegue de aura protectora de Fugaku para demostrarle que era adecuado para su hijo. Tanto Naruto como Jiraiya supieron que el gran líder estaba enamorado al completo. Y es que tenía el poder de  ordenar que Itachi sea suyo o su esposo, pero evidentemente quería hacer las cosas de la manera correcta por el omega. Aunque Minato no lo supiera, en esos momentos se comportaba tan inocentemente, mostrando sus debilidades ante los despiadados felinos habidos de encontrarle su talón de Aquiles. Irónicamente, Minato, antes de su llegada, no tenía más debilidades que su propia vanidad y autoconfianza.

—Sin embargo, como padre alfa siempre supe que tenía que entregar a mi hijo. Por eso me juré que solo lo haría al mejor, y creo que aquel eres tú. — Continuó el alfa pantera. — Sin embargo, sí creo que no eres lo suficiente o no proteges lo necesario a él o mis nietos que te dé, no me importará que nuestro clan sea pequeño, te enfrentaré. —Terminó con voz impasible, demostrando cuanto amaba a su hijo mayor.

Asombrosamente para todos los presentes, el gran líder rubio, Minato Namikaze, inclinó la cabeza ante Fugaku. Otorgándole su respeto como un alfa que pide la mano del hijo de un líder. Minato quería ser ante los ojos de Itachi alguien en quien confiar, un verdadero esposo, no un tirano, por lo cual dejaba entrever el respeto que sentía por el padre de este.

—No podrías exigir menos. —Replicó Minato después de alzar su cabeza. —Estás en tu derecho de protegerlo, pero no será necesario. A Itachi-kun no le faltará nada, lo juro por mi nombre y mi reino.

Los felinos lo supieron: Minato estaba mostrándose como realmente era, había dejado de estar a la defensiva, de ser cuidadoso, simplemente en aquel momento era un alfa enamorado y encandilado, ardiendo por la compañía de Itachi.

—Quisiera que me permita desposarlo en su próximo celo. — Indicó Minato claramente agitado y ansioso.

El próximo celo de Itachi ocurriría dentro de muy poco. Definitivamente un verdadero matrimonio entre ellos no podía ocurrir. Los Uchiha pensaron rápidamente en una forma de alargar el tiempo a unos meses.

Itachi  pidió permiso a su padre y al líder para hablar, ambos se lo otorgaron.

—Minato-sama, primero quiero agradecerle por amarme de esa manera. Estoy feliz de que finalmente nuestros destinos hayan sido enlazados. Sin embargo, quiero pedirle que se me permita esperar para concretar tal honor. Quiero ser un buen esposo para usted. Usted se merece lo mejor, pero me queda mucho que aprender sobre cómo debe ser el esposo del gran líder. He apoyado a mi madre toda mi vida, pero nunca hemos tenido tanta responsabilidad como usted carga en sus hombros, quiero ser adecuado para usted. — Le pidió inclinando su cabeza, moviendo sus orejas felinas de manera nerviosa.

—Itachi… ya eres perfecto para ser mi esposo.—Replicó Minato con una sonrisa, ansioso por tocar esas orejas felinas a voluntad, Cuando fuera su esposo podría tener tanta libertad como desease para tocarlo cuanto requiera su instinto.

—Me halaga de sobremanera sus palabras. Pero también quiero ver que mi hermanito cumpla con su periodo de embarazo, que lo haga con bien. —Nuevamente Itachi pidió, interiormente preocupado porque no se le otorgara tal tiempo ¿Qué podrían hacer si Minato se enterca en casarse en apenas un par de semanas? Itachi temblaba de solo pensar en ser mordido por alguien que no fuera Shisui.

—Mi hijo se me ha adelantado. —Intervino Fugaku, intentando guardar la calma. No podría permitir que su hijo mayor fuera mordido, pero si no les quedaba de otra ¿Qué harían? ¿Echar todo el plan al trasto?— Pero también quisiera pedirte ello. No deseo que mi hijo deshonre nuestro nombre por no poder comportarse adecuadamente como tu esposo. Sabes que nuestro honor lo es todo.

Minato sintió molestia, por un momento la sensación de que trataban de evitar la unión con Itachi pasó por su cabeza. Una agria sustancia subió desde su garganta, llenando su boca de esta, sintió como sus colmillos pujaban por salir de sus encías. Según le había informado Orochimaru, Itachi estaba muy cerca de entrar en celo, lo necesitaba pronto a su lado. Justo cuando el rubio mayor estaba a punto de negarse rotundamente a concederles tanto tiempo para llevar a cabo sus deseos…

—Lamento interrumpir. Pero, quisiera que permita que Itachi me acompañe en mi embarazo. Yo tengo miedo y mi hermano siempre ha estado a mi lado.

Sasuke Uchiha con esa carita inocente, sus mejillas adorablemente sonrojadas, sus ojos tristes y con una mano en su vientre donde llevaba al heredero de los Namikaze pidió a Minato, aferrándose a la manga de Itachi. La molestia que Minato había sentido desapreció casi por completo. Observó los ojos llenos de amor de Itachi para con Sasuke,y se sintió como un tirano con la persona que amaba: había olvidado que el lazo entre ellos era casi como el de madre y cachorro. Aspiró el suave aroma de preñado de Sasuke, tan cálido, dulce y láctico, se sintió más tranquilo y tolerante. No deseaba asustar a Itachi, quería que se sintiera agradecido con él, feliz.

—Lo comprendo. —Nuevamente sus ojos demostraron amabilidad, mientras se dirigía a Itachi— Sasuke-kun es más que tú hermano, tu cachorro ¿verdad Itachi?

Vio como los parpados de Itachi parpadeaban agitados por una repentina sorpresa, sus mejillas se entintaron muy suavemente de rosa. Itachi le dedicó una sonrisa agradecida, la cual fue la sonrisa más hermosa que había visto en el joven. En su corazón deseó que en sus largos futuros años juntos, él le dedicara muchas más.

—No te preocupes, Sasuke-kun. —Se adelantó para tocar paternalmente los cabellos de Sasuke para molestia de Naruto. —  Tu hermano y tú no serán separados. Aun cuando se case conmigo y seas el primer esposo de mi hijo vivirán juntos, lo prometo, compartirán aposentos si aquello les hace sentir más seguros.

—Muchas gracias, Minato-sama—Agradecieron ambos hermanos inclinándose.

Minato se sintió complacido de ver los rostros de los hermanos brillantes y felices. Quería verlos por siempre así, su alfa deseaba esforzarse por lograrlo.

—Padre, ya que Sasuke espera mi cachorro, creo prudente que se le consienta en aquel pedido. Si aquello va a permitir que mi cachorro siga creciendo…

Minato oyó las maduras palabras de su hijo, sintió. Itachi sería suyo, no había duda, podía ceder un poco por el bien de su nieto en espera.

—Permíteme una sugerencia, Minato—Intervino Orochimaru.

—Por supuesto, Orochimaru-sama.

—Sé que los tiempos para ceremonias son cortos pues tenemos mucho en camino en estos meses. Y en este tiempo que he atendido a Sasuke-kun aseguro que su embarazo va en buen camino; sin embargo sería prudente concederle tener a su hermano a su lado. Además que de esta manera podré entrenar a Itachi-kun y Sasuke-kun juntos de cómo serán sus nuevas posiciones, para un omega no es tan fácil el cambio, pero se logrará. Si entreno a ambos al mismo tiempo, estarán listos para ti y Naruto-kun. Sugiero, entonces que vuestras ceremonias sean al mismo tiempo De esta manera será una celebración para todos. Tu primo, Yahiko aún no puede abandonar las instalaciones de los Uzumaki. Así pues dentro de unos meses podrá recién hacerlo. Nagato y Konan están por dar a luz, sería prudente que sucediese primero, tenemos reuniones importantes. Para cuando Sasuke-kun tenga su celo probablemente todo este en calma y solucionado, tendríamos una celebración que demuestre a todos los clanes lo bien posicionados que estamos.

— ¿Un matrimonio doble?—Preguntó Minato entusiasmado con la idea de casarse al mismo tiempo que su hijo.

—Exactamente—

—Minato, también lo creo plausible. Los Inuzuka van a visitarnos dentro de muy poco, hay que atender los límites entre ellos y los Hyuga. Además queda la unió entre Naruto y Neji-kun—Aportó Tsunade—La sugerencia de Orochimaru creo que nos ajustaría el tiempo. Ambos jóvenes tienen mucho que aprender.

—Padrino ¿Qué sugieres?

Jiraiya se mordió el labio inferior. Veía en la mirada de su casi hijo la ilusión y el amor, peligrosamente asentados como no lo veía en él desde hace muchos años. El amor era un sentimiento peligroso, él lo vivía día con día. Sin embargo, no podría oponerse a que su hijo sienta, solo esperaba que las sospechas de su ahijado no fueran verdaderas, que Itachi de verdad sea un fiel esposo de su ex alumno, y así poder ver a Minato formar una nueva familia.

—Ciertamente, tienen razón. Tenemos deberes que cumplir. Además tomarás a Itachi como tu principal esposo, será la madre de toda la alianza, es un deber grande. Y creo que Yahiko querría estar presente. La muralla estará bien avanzada para ese entonces.

—Además, Minato ¿no sería mejor que vuestras ceremonias sean en el Castillo Namikaze?—Pensó repentinamente Tsunade recordando una charla que había mantenido con Orochimaru hace unos días.

El líder rubio asintió. Por supuesto, Itachi debía de conocer el Castillo Namikaze antes, pues también lo administraría a su debido tiempo. Itachi pertenecería por completo a su clan. Así pues sería su consorte principal, quien le daría herederos, debía de desposarse con él en su hogar para que sea correctamente obedecido por los siervos del Castillo Namikaze y reconocido por cada familia noble que su clan poseía. Si se desposaba con él en el Castillo de la Alianza, su legitimidad como el principal consorte podría ser cuestionada.

—Tienen razón. Mi unión con Itachi es especial, por lo cual requiere mucho más de lo que pensé. Gracias por sus prudentes consejos. —Agradeció a sus generales.

Jiraiya, Orochimaru y Tsunade se inclinaron en respuesta.

—Solo tengo una duda, Orochimaru-sama ¿Cómo podremos lograr que Sasuke e Itachi-kun entren en celo al mismo tiempo?

El general omega sonrío ampliamente, orgulloso siempre de demostrar sus amplios conocimientos

—No se preocupe, hay ciertas sustancias que si solo son usadas una vez llamadas disipadores naturales producirán que Itachi entre en celo de manera natural y sin mayor problema, adelantando o retrasando su celo. Sin embargo, como te explico debe ser usado solo una vez o le producirá daño a la matriz del omega.

El líder se sonrojó levemente al imaginar a su prometido en celo. Iba a sufrir demasiado cuando supiera que Itachi había entrado y no podría hacer nada por “ayudarlo” hasta que su matrimonio se dé.

—Siendo aquello, no hay mayor inconveniente. Ocupémonos de que mi nieto nazca con bien Y finiquitaremos la fecha. Sin embargo quiero anunciar mi compromiso al clan en una celebración adecuada. —Advirtió Minato ansioso por hacer presente ante todos que el joven y bello Itachi era suyo.

—Me parece conveniente, Minato. —Apoyó Jiraiya.

Fugaku aceptó tal término. Como clan proveedor de herederos por parte de Itachi y Sasuke. Fugaku se volvería consejero principal y general más importante después de los tres sannin. Su clan tendría preponderancia por sobre los otros, sus tributos bajarían pues serían considerados familia directa y clanes hermanos con los de Namikaze, anulando aquellos derechos al clan Uzumaki. Una vez que Itachi le diera su primer hijo a Minato, los Uchiha dejarían de pagar tributos a la Alianza.

Al estar ya efectivamente comprometidos, Minato tenía el permiso de visitar a Itachi con regularidad, además de poder hacerle regalos y sacarlo a pasear siempre con vigilancia para que el honor del omega no se viera afectado.

Antes de que la reunión se diera por finalizada, Fugaku se inclinó ante Minato de una manera poco usual. Era claro que iba a pedir algo. Minato se sintió entre conmovido y curioso. Sin embargo solo pudo sonreír cuando Itachi le tomó del brazo y le susurró un “sea comprensivo, por favor”.

Tanto Jiraiya como Tsunade observaron con curiosidad, había estado entretenido conversando mientras la exquisita música del chamizen se escuchaba de fondo. Chocaron su copas de sake un par de veces, mientras Dan les servía y participaba en la conversación siempre respetando su lugar, al lado de Tsunade.

Sasuke y Sai quienes se habían mantenido alejados, conversando entre ellos, observando como Itachi seducía su “prometido”, intercambiando opiniones al respecto, se acercaron para posarse detrás de su padre. Al igual que ellos, Mikoto se puso detrás de su esposo a la altura de su hijo y sobrino. Naruto había permanecido al margen, dudando de acercarse a Sasuke o no mientras el tiempo pasaba, embriagándose con el sake.

El heredero de la Alianza presintió que algo malo sucedería por lo cual se acercó hasta ponerse al lado de su padrino quien había arrugado el ceño ante la situación. Naruto cruzó mirada con Tsunade, quien dejó su copa de sake en manos de Dan para ponerse en alerta. Ambos presintieron que iban a necesitar su fuerza de alfa.

Esa sensación de peligro y ansiedad se vio confirmada cuando Orochimaru se puso al lado de Fugaku y se inclinó junto a él a su misma altura.

—Minato, quiero presentarte al prometido que escogí. Deseó que le des tu aprobación como me lo prometiste.

El gran líder de la Alianza sintió a su hermoso prometido aferrarse más fuerte a su brazos, su aroma le embargó; sin embargo no pudo evitar dirigirle una mirada a su ex maestro, a quien había sido como un padre alfa para él y un abuelo para Naruto. Se sintió incómodo. No se había imaginado que Fugaku era el tan afamado prometido. Todo cobraba cierto sentido ante sus ojos ¿Cómo pudo no darse cuenta? Orochimaru había rechazado totalmente a su casi padre cuando los Uchiha llegaron, además que parecía tenerle afecto especial a los Uchiha.

—Fugaku…—Hablo asombrado

—Lamento si te he ofendido, Minato. No se trata de un intercambio, no quiero que lo pienses así. Mis hijos y mi esposa Mikoto son mi vida, pero me ha sido inevitable no interesarme en tu general, Orochimaru. Quien además es compatible con mi omega Mikoto y se ha vuelto como una segunda madre para mis hijos. Como entenderás soy un alfa y así como tú, deseo más hijos. Aunque nunca deje de proteger a Itachi y Sasuke, deseó sentir lo que es ser padre de cachorros nuevamente.

El gran líder no pudo evitar sentir compasión por las palabras del Uchiha. Le comprendía por completo. Fugaku había demostrado lealtad absoluta, además que le había cedido sus preciadas posesiones, ambos hijos. Cuando Itachi se casara dejaría der ser un Uchiha, por lo cual el clan de las panteras se quedaría sin heredero. Fugaku necesitaba uno y ciertamente, Minato pensó que no había mejor opción para madre de ese heredero que Orochimaru. Fugaku se merecía ser concedido aquel pedido.

— ¿Por qué no hiciste algo cuando Orochimaru entró en celo, Fugaku?

—Permíteme que te responda. Fugaku y yo hemos estado tratándonos desde que se formó esta Alianza, pero no habíamos dado cabida a algo estable hasta después de mi celo, en el cual comprendí que lo necesitaba. No le permití ir más allá en sus avances hasta después de ello. Nos dimos cuenta de nuestra compatibilidad y por eso te pedí permitirme escoger a mi futuro marido. En la misión que compartimos, todo se volvió más claro aún.

Minato parpadeaba confundido sin saber que responder. De alguna manera no quería ni levantar su mirada hacia Jiraiya, su alfa sentía la poderosa presencia de este hacerse cada vez más grande. En cualquier momento iba a haber un enfrentamiento. Se preguntó si Orochimaru había traído a sus estudiantes, incluida su sobrina Karin por ello. Por supuesto, los aprendices de Orochimaru, ese grupo al menos, eran como sus hijos, por lo cual no era de extrañarse la formalidad.

—Tío, debes de apoyar la decisión de Orochimaru-sama, le diste su palabra—Le acusó la joven Karin, acercándose hasta la posición de su maestro.

Los demás aprendices de Orochimaru se sentaron detrás de la pareja, dándole su apoyo simbólico.

—Itachi, ¿estás de acuerdo?—Preguntó a su prometido que se encontraba a su lado, rozándole levemente con su cálido cuerpo.

—Por supuesto, padre conversó con nosotros sobre sus sentimientos por Orochimaru. Apoyamos su relación ¿verdad, Sasuke?

El joven omega preñado asintió, sonrío suavemente.

—Orochimaru-sama me ha apoyado en mi embarazo, en realidad desde antes. Le apreciamos y respetamos la decisión de nuestro padre.

— ¿Mikoto-sama? —Preguntó Minato, no deseando que en el futuro hubiera conflicto.

—Por supuesto que apoyo a mi esposo. —Sonrío elegantemente con sinceridad—Orochimaru me ha ayudado con mis hijos desde que llegamos. Ya que tendremos más responsabilidades me sentirá tranquila de tener a  alguien más ayudándome a cuidar a mi marido pues pronto estaré rodeada de nietos.

Antes de que Minato pudiera decir algo más, un grave rugido se escuchó resonar en la estancia. La impactante aura de Jiraiya se desplegó sin control, sus ojos se veían brillantes, sus colmillos estaban afuera y sus garras habían crecido. Tsunade solo atinó a defender con su cuerpo a su esposo, mientras Naruto trató inútilmente de detener a su padrino.

— ¡De ninguna manera voy a permitirlo!—Gruñó hacia los Uchiha.

Los omegas del recinto gritaron sorprendidos. Mientras Naruto intentaba detener a su padrino, Orochimaru ordenó a Juugo y Suigetsu proteger a los omegas Uchiha y a Karin. Nadie mejor que Orochimaru conocía la bestialidad de Jiraiya.

Pero cuando Suigetsu se tomó la atribución de tocar a Sasuke de la muñeca para ponerlo detrás de él en gesto protector, la posesividad instintiva de Naruto se desató, permitiendo que su padrino se le escapara.

Juugo y Suigetsu pusieron a Mikoto, Sai, Sasuke, Karin, Kimmimaro y los siervos del clan detrás de ellos. Kabuto por su parte se puso al lado de ellos pues Fugaku era a quien le competía de ahora en adelante “proteger” a Orochimaru.

Lo increíble fue que Orochimaru en vez de sentirse ofendido por el gesto protector de Fugaku permaneció detrás de su cuerpo. Jiraiya pudo ver su sonrisa altanera, como se comportaba con un verdadero omega al lado de Fugaku. Sintió a su alfa hacer más presión, rugió y de un salto se puso enfrente de Fugaku a quien gruñó buscando hacerlo caer. Sin embargo, el Uchiha solo alzó la barbilla, removió sus orejas y su cola barrió el tatami como un látigo. Lo similares que eran impactó a todos los presentes. Orochimaru era un felino también, poseía esas curiosas orejitas en su cabeza ¿acaso era por tal similitud que este prefería a Fugaku por sobre él? Fue lo que pensó Jiraiya.

 Minato sabía que debía de intervenir. No quería disputas. Orochimaru estaba en su derecho de escoger, Fugaku tenía merecido su pedido, su padrino ya había renunciado al general y sobre todo, estaba ya comprometido con una omega de buena familia. Si este altercado crecía no quería imaginar la compensación que debería dar a la familia de la omega.

Sin embargo, no quería dejar a Itachi desprotegido, su instinto le mandaba a estar delante de él protegiéndolo con su cuerpo si era necesario.

— ¡Naruto, sujeta a tu padrino!—Ordenó Minato.

Pero su hijo también estaba envuelto en la pasión de los celos. Este se dirigió hacia Suigetsu quien no bajó la mirada ante el gruñido de Naruto. Suigetsu servía a Orochimaru por lo que no tenía el deber de obedecer a Naruto.

—Quítate, yo protegeré a mi esposo—Gritó Naruto gruñendo audiblemente.

—Me ordenaron que yo lo haga y lo haré yo. Esta mejor a mi cuidado. —Respondió sin bajar la cabeza el alfa peliblanco.

Sasuke supo que no podía permitir que siguieran en aquel plan. Pero antes de que pudiera gritarles, sintió como unas garras cortaban el aire: El primer golpe había sido lanzado por Jiraiya, siento respondido por Fugaku con sus largas garras felinas.

— ¡Dejen de pelear por quien protege a Sasuke-chan, lo haré yo así par de tarados vayan a detenerlos antes de que se masacren—Ordenó Karin aferrándose a Sasuke y poniendo su mano sobre su pancita.

—Óyeme, princesa no me toques—Comentó sonrojado Sasuke

Sin embargo la omega no le hizo el menor caso, sino que continuó aferrada a él.

—Naruto, Suigetsu, deténgalos. Ella tiene razón, no quiero que a mi padre le suceda algo ¿tu deseas que tu padrino termine herido?—Le preguntó Sasuke a Naruto.

—Mi padrino es mucho más fuerte que tu padre, Sasuke—Replicó aun enfadado porque el mismo Sasuke no se separara del toque de Karin o de la defensa corporal de Suigetsu.

—No te preocupes, princesa Uchiha, yo los separaré.

— ¡No soy princesa!—Replicó el felino con los cabellitos erizados

— ¡Eres adorable!—Fue apretado más por Karin, asfixiado por las pesadas mangas del kimono de la omega—Pero tiene razón, estúpido Suigetsu detenlos. Primo, ¿quieres que Suigetsu te robe el acto heroico?—Le picó.

Yendo contra su instinto de proteger a Sasuke y su cachorro les dio la espalda, buscando como detener aquella pelea. Era el momento de demostrar cuan grandioso era ante su omega. Dio una rápida mirada a Juugo y Kabuto, no confiaba en ellos, pero lo hacía más que en Suigetsu, quien parecía tener cierto interés en su esposo a pesar de que este se encontraba preñado de su cachorro.                                     

–Rubio, me parece que Uchiha-san esta consiente y es tu padrino al que ambos deberíamos detener. —Comentó Suigetsu.

Naruto gruñó pues tenía razón. Era su padrino quien no paraba de atacar al Uchiha mientras el otro evitaba sus golpes sin descuidar de proteger a Orochimaru.

— ¡Orchimaru es mío! ¡No pienso entregárselo a nadie!—Gruñó rabioso Jiraiya.

De inmediato sacó su katana y apunto contra el Uchiha que se encontraba desarmado.

—Juugo dale un de tus katanas a mi prometido—Ordenó Orochimaru en un grito

La rabia creció más dentro de Jiraiya, su cuerpo ardía, sabía que solo se detendría una vez derrotara al Uchiha y pudiera tomar a Orochimaru. Estaba decidido a vencerlo y tomar al omega general en frente de todos para demostrarle al mundo que ese omega la pertenecía, esta vez no iba a importarle la voluntad de Orochimaru, lo mordería y le llenaría hasta estar seguro que había quedado preñado.

Juugo desenfundó una de su katanas y se la lanzó al Uchiha quien la atrapó con maestría. Jiriya se lanzó, esta vez Fugaku le dio el alcance, haciendo que el sonido del metal chocando resonara. Los siervos omegas chillaron, llenando de ansiedad a los alfas presentes.

Fugaku está vez atacó con habilidad pero fue detenido por la fuerza bruta de Jiraiya. Mientras Jiraiya estaba rabioso, Fugaku mantenía su calma concentrándose en solo derrotarlo y no asesinarlo.

En un eficaz movimiento, Fugaku hirió el antebrazo de Jiraiya con la parte no afilada golpeó el brazo logrando que soltara la katana, dio un giro y con el mango golpeó su mejilla, logrando que el general cayera al suelo.

Sin embargo no fue suficiente, Jiraiya se lanzó sobre Fugaku hasta hacerlo caer en el suelo, le logró dar un puñetazo en la mejilla. El Uchiha escupió sangre, pero no se rindió, con la fuerza de sus piernas golpeó la espalda del otro y luego su estómago.

Naruto y Suigetsu aprovecharon la debilidad de Jiraiya para irse contra él y mantenerlo en el suelo, cada uno sosteniéndolo de un brazo. Pero el general no dejaba de removerse, buscando soltarse y continuar disputándose la pertenencia de Orochimaru.

Tsunade dejó a su esposo al lado de los otros omegas a cargo de Juugo y Kabuto, se acercó a Jiraiya y ayudó a contenerlo. Su fuerza era mayor a la de Naruto y Suigetsu por lo que pronto lograron someterlo.

Minato sintiendo el ambiente más seguro dejó que Itachi se refugiara con los demás omegas. Ordenó a uno de los siervos a buscar refuerzos para que se llevaran a su ex maestro.

—Jiraiya-sama, no tienes permitido competir por la mano de Orochimaru. Pues te encuentras comprometido. — Dijo con dolor en el pecho, Minato. Sabía cuan locamente Jiraiya amaba a Orochimaru pero no podía no cumplir su palabra, más cuando el candidato de Orochimaru había demostrado ser adecuado. Algunos soldados alfa ingresaron por la puerta, con ayuda de Tsunade levantaron a Jiraiya sin dejar de contenerlo pues ante las palabras de Minato este se removía con más fuerza mientras gruñía y jadeaba audiblemente.

—Tsunade-sama , por favor mantente con él hasta que se calme.

Tsunade asintió.

—Minato, te encargo a Dan, que llegue a nuestros aposentos con bien.

—No se preocupe, Tsunade-sama, así será.

Después de que se marcharan, Orochimaru se acercó a Fugaku para atender sus heridas, lo mismo hicieron Sasuke, Sai y Mikoto. Ellos se reunieron alrededor de Fugaku para velar que se encontrara con bien. Minato resopló entre confundido y avergonzado.

Sin embargo, Itachi en vez de ir hacia su padre fue hacia él y se aferró a sus brazos. Bajó su cabeza, encogiendo sus orejas felinas, Minato se mordió el labio inferior extasiado por la sumisión de su omega, le acarició sus orejas con cariño. Se relajó notablemente después de tocarlo.

— ¿Cómo pudiste ponerte de parte de Fugaku antes que de Ero-sennin?!—Grito con resentimiento Naruto.

Minato resopló enfadado.

— ¿Acaso querías que permitiera que se maten?

Naruto no respondió.

—Pero, sabes que Ero-sennin ama a Orochimaru. Desde que tengo memoria lo ha amado…

El alfa dentro del líder rugió enojado ante la impertinencia de Naruto. Se puso de pie, hincho su pecho y enfrentó con una mirada retadora a su hijo.

— ¡¿Sabes lo que Jiraiya quería hacer con Orochimaru?! ¡Quería convertirlo en su concubino aun estando casado! Quería casar a Orochimaru con un beta para tenerlo como su esclavo por siempre ¿Te imaginas esa deshonra para un omega del linaje de Orochimaru-sama?

El joven Namikaze no pudo defender a su padrino; sin embargo aún seguía enojado con su padre y el resto de Uchiha por aquel golpe por la espalda.

Le dio la espalda a su padre y observó como Orochimaru atendía las heridas de Fugaku con una amabilidad que nunca vio hacia su padrino, aquello le enfadó aún más. Orochimaru levanto su mirada, enfrentándose a Naruto, luego sonrío altanero. Naruto gruñó, si antes no había sentido aprecio por Orochimaru, en ese momento cualquier tipo de respeto se perdió.

— ¡Me largo ‘tebayo!

Antes de marcharse le dirigió una última mirada a su esposo, quien se veía preocupado por las heridas de su padre. Quiso consolarlo, acercarse a él y olfatear que todo se encontrara con bien, que aquella impresión no haya afectado el desarrollo de su cachorro. Pero cuando Sasuke permitió que Suigetsu le ayudara ponerse de pie, sus instintos le hicieron gruñir. Iba a acercarse y separarlos, pero la voz de su padre le interrumpió.

—Naruto, escolta a Dan-sama a sus aposentos juntos con sus siervos.

Hizo ademán de rezongar y negarse, pero luego de observar la mirada de Dan, resopló y asintió. Con respeto se dirigió a él y le pidió que lo siguiera. Dan era el esposo de Tsunade, además el omega peliblanco siempre había sido sumamente amable con él, por lo que merecía su consideración. Se sintió aliviado cuando recordó que Sasuke debía de cumplir con sus labores maritales muy pronto.

Cuando todo se hubo calmado, Minato se dispuso a abandonar los aposentos de los Uchiha. Estos ya se encontraban calmados junto a su alfa líder. El gran líder se sintió tranquilo al sentirlos sin la ansiedad anterior, lo comprendía. Sin embargo aún quedaba acordar los términos del matrimonio entre Fugaku y Orochimaru, porque a pesar del dolor de su ex maestro, el rubio estaba dispuesto a entregarle a Orochimaru. Era una alianza equilibrada y plena. Fugaku le era leal, sus hijos pertenecerían a la casa Namikaze, por lo cual prácticamente el gran ejercito de Orochimaru le pertenecería.

Se despidió con cortesía de su prometido y su futura familia política, así como de Orochimaru, su sobrina pelirroja y los aprendices del general omega. Su propio séquito le siguió mientras caminaba hacia las puertas donde ya le esperaba su palanquín. Sin embargo, para su sorpresa sintió las pisadas apresuradas de alguien detrás de él. Cuando giró, se sorprendió de ver a Itachi, su precioso prometido.

— ¿Itachi? ¿Sucedió algo?—Se acercó preocupado, levantó una mano para que sus siervos le dieran espacio.

—Solo…—El muchacho parecía avergonzado, su corazón latió apresurado—Quiero agradecerle, prometido.

Antes de que pudiera decir algo, Itachi se acercó rápidamente, se apoyó en su pecho causando que su cuerpo se agite, mientras poniéndose en puntillas, Itachi chocó sus labios contra los de Minato. Era un contacto inocente, de un omega que no sabía otras maneras de demostrar su afecto y agradecimiento.

Aquel gesto encendió todo el cuerpo del alfa, quien al sentir que su omega se separaba, le tomó del cuello acercándolos nuevamente. Removió sus labios, rozándolos contra los del pelinegro. Antes de violar su boca con su lengua se abstuvo y se separó.

— ¿Por qué fue eso?—Pregunto entusiasmado.

—Por todo, Minato-sama ¿Le molesta? ¿Fui demasiado atrevido?—Pregunto con una seriedad que le mortificó.

Minato acarició la mejilla de Itachi, para luego atraerlo a sus brazos y reconfortarlo a través de su sólido abrazo.

—No, claro que no. Puedes besarme cuando quieres y agradecerme de esta manera cuanto desees. Eres mío, solo hace falta confirmarlo ante todos.

Antes de liberarlo de sus brazos, le dio un beso en su frente delicadamente, intentando controlar su propio instinto. Sus dedos bajaron lentamente por sus cabellos, acabando en su nuca, para luego deslizarse por los costados, en aquella zona prohibida, donde solo el amante verdadero clava sus dientes en el omega que será suyo por siempre.

Finalmente se despidió de Itachi sintiendo su pecho arderle por la separación, deseaba seguir teniendo a Itachi entre sus brazos. Pero no era prudente seguir, se conocía perfectamente, sabía en qué punto podía detenerse y cuando no.

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Cuando todos los Namikaze abandonaron las estancias, así como los aprendices de Orochimaru, quedando solo los Uchiha y el general omega, estos se reunieron, mirándose unos a otros con miradas cómplices.

—No sabía que eras un alfa tan valiente, Fugaku. Estoy encantado de ser tu prometido. —Bromeó Orochimaru mientras se servía un poco de sake.

—Por supuesto que Fugaku es valiente—Exclamó Mikoto abrazando cariñosamente a Fugaku quien solo acarició las orejitas de su esposa, un poco más calmado—Pero recuerde que es mío, Orochimaru-sama—Dijo la omega pantera.

Orochimaru rio audiblemente ante los celos y posesividad de la mujer que normalmente era muy dulce. Suponía que todos los Uchiha eran muy posesivos, sean alfas u omegas.

—No te preocupes, querida. Estoy agradecido con todos ustedes por su gran actuación. —Nuevamente tomó otra copa de sake bastante animado.

—No te sienta el ser un omega asustado detrás de un alfa—Comentó Sasuke tomando su jugo pues su cachorro parecía tener un poco de hambre—No tenías por qué ser tan cariñoso con papa—Dibujó un puchero en sus labios inconscientemente.

El general solo pudo reír aún más por aquel gesto infantil, aquellos felinos siempre lograban entretenerle.

—Ya que serás Orochimaru-okasan, supongo que podemos pedirte que nos cepilles el cabello o nos hagas de comer —Bromeó Sai.

—Ya basta, chicos, madre—Interrumpió Itachi—Yo creo que lo que le hizo feliz fue que el general Jiraiya aun lo reclamase como suyo. La verdad no espere que reaccionara tan ferozmente.

–Subestimas la posesividad de un alfa, Itachi. —Dijo Orochimaru, apoyando su peso en su antebrazo, relajado y sonriente pues todo había resultado mejor de lo esperado. —Mi actuación no fue nada al lado de la tuya, Itachi. Ese beso afuera fue como un broche de oro de esta obra ¿No será que comienza a gustarte Minato? Eres un omega joven...—Le acusó con la mirada.

Sin embargo, Itachi sonrío relajado. Había permanecido parado durante aquella plática, pero sintiéndose en confianza se desató el obi de su pesado kimono, liberando alguna de las capas de su traje.

—Tuve que rememorar a alguien para hacerlo. Siempre lo hago.

—Vaya, Itachi-kun, eres sorprendente. —Le admiró Orochimaru aun analizándolo con la mirada para luego sonreír burlonamente. —Y pensar que Minato te cree un omega tan inocente que nunca has dado un beso. Para tener tanta facilidad, no creo que seas tan virginal como te cree.

Itachi desvió la mirada un poco avergonzado, recordando algunas escenas apasionadas que vivió con Shisui. Sintió la pesada mirada de su padre.

—Tal parece que Shisui y tú me deben explicaciones. —Le acusó su padre mientras continuaba acariciando las orejas felinas de su omega.

—Fugaku, Itachi y Shisui son jóvenes era obvio que no podrían contenerse menos ante la misión que teníamos.—Intervino Mikoto.

—Bueno, no hueles a Shisui así que supongo que la virginidad de Itachi aun esta, sino Minato ya nos habría cortado la cabeza—Comentó Sai también empezando a desvestirse, toda aquella reunión había requerido demasiado esfuerzo de todos los presentes.

— ¡Sai! No hables así de Itachi…—Le replicó Sasuke mientras acariciaba su vientre. Sintió una pizca de celos. ¿Cuándo aquellos dos habían escapado de sus ojos y habían compartió más que besos?—Itachi… ¿exactamente que hizo Shisui contigo?—Le preguntó acusadoramente

Itachi se sonrojó aún más, giro el rostro, cruzó sus brazos sobre su pecho negándose a responder.

—Ya basta—Interrumpió Fugaku—Creo que dejaremos el tema por ahora, cuando lo tenga enfrente arreglaré con Shisui y contigo, Itachi. Solo te pido no te arriesgues demasiado. Un alfa se da cuenta cuando su pareja ya ha tenido una experiencia anterior. Por otro lado, Sasuke, no podemos permitir que ese zopenco te toque.

El líder Uchiha pidió con la mirada una solución al general omega.

—Lamentablemente, Sasuke va a tener que servir un par de veces al menos a Naruto-kun. Puedo prohibir por la reciente confrontación un encuentro de ese tipo. Pero tendrá que hacerlo. Cuando su embarazo este más avanzado, podré prohibirle hasta el parto, alegando que es por el bien del cachorro.

Fugaku no estaba plenamente feliz con ello, pero era lo mejor que tenían por el momento.

—Padre, no te preocupes por ello. Si es necesario lo haré. Al igual que Itachi se está sacrificando, no busquemos razones para que Minato se moleste.

El alfa Uchiha tomó la mano de su hijo y la apretó. Observó a sus omegas y Orochimaru, asintió decidido. Para Fugaku había sido una sorpresa cuando fue Itachi quien propuso el hacerse pasar por el prometido de Orochimaru, pero tenía razón: de aquella manera podían protegerse entre todos ellos y sus reuniones o el tiempo que Orochimaru permanecía con ellos no se vería con desconfianza. Enfrentarse al general Jiraiya era algo que tenía prevenido, sin embargo deseaba que no se volviera a repetir o podría terminar revelando sus verdaderas habilidades. Aun así, aunque fuera falso aquel compromiso, ya consideraba a Orochimaru al menos como un buen aliado y camarada, pues había protegido a su manera a su hijo Itachi de terminar teniéndose que casar con Minato tan pronto.

 

 

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Dentro de los grupos de mercenarios ninjas, había clanes que tenían una cantidad enorme de miembros, otros que solo tenían poco menos de 20. Lo real es que muchos de estos provenían de clanes de guerreros venidos a menos hacía muchísimos años o de hijos bastardos de estos señores que fundaban sus propios grupos para poder sobrevivir. También eran pequeñas comunidades antes pacificas que habían sufrido el abuso de los señores de la guerra que finalmente decidieron  tomar su destino en sus propias manos.

Quizás uno de los aspectos más resaltante era que muchos de estos, los más letales, sus alfas y omegas poseían las características de su animal, lo cual les brindaba un repertorio de habilidades para el sigilo y el espionaje incomparables.

Uno de estos clanes que aún conservaba sus características animales eran los Hatake. Fueron un clan muy peligroso que dominaba las técnicas de búsqueda de personas y emboscadas, gracias a su entrenamiento especial de lobos y canes, los cuales les obedecían, quizás guiados por que los alfas y omegas del clan Hatake poseían el espíritu animal de los lobos blancos.

Al ser un clan de lobos, su lealtad era mayor a la que los clanes ninja poseían normalmente, así mismo eran leales entre sus propios miembros, sumamente unidos. El clan Hatake no fue grande, contenía  apenas unos 50 miembros entre alfas omegas y pocos betas. No tenía tierras fijas, sino solo guaridas esparcidas por todo el territorio así como alianzas con algunos campesinos, donde se hospedaba cuando lo necesitaban.

Sakumo Hatake fue su último líder alfa pues su único hijo sobreviviente fue un precioso omega de cabellos blancos iguales a él.

Este clan y su líder alfa encontraron el fin cuando Sakumo fue traicionado por una alianza de clanes guerreros. A pesar que algunos miembros del clan Hatake creyeron que sus señores que lo habían contratado no eran de fiar, Sakumo decidió cumplir con la misión. Un clan enemigo al que servían les habían ofrecido una suma considerable de oro para que se torciera, muchos estuvieron de acuerdo en hacerlo, pero el líder de los Hatake se negó.

Cuando cumplieron con el encargo, se dispusieron a llegar al punto de encuentro con los contratistas; sin embargo, este clan se había aliado con otro clan ninja para destruirlos. Fue así como siendo emboscados, se enfrentaron a muerte contra sus enemigos.

Para aquel entonces, Kakashi ya había recibido el entrenamiento ninja, pero solo se le había permitido ir a algunas misiones con menos peligrosidad junto a otros novatos. Sin embargo, para aquella misión Sakumo decidió que los jóvenes se quedaran en una de las guaridas más secretas.

Sakumo logró sobrevivir a aquella masacre junto a un pequeño grupo de 10 shinobi, tres alfa, dos omegas y 5 betas; juntos regresaron hacia la guarida. Aun sabiendo que habían sido seguidos, llegaron y alertaron a su gente que se había quedado. Sakumo ordenó que se llevaran a los más jóvenes a familias campesinas con las que se habían aliado. Él junto a los betas restantes se quedaron en la guarida para detener a sus enemigos y permitir que los niños y jóvenes fueran llevados a lugares más seguros.

Kakashi estuvo entre aquel grupo que fue llevado en contra de su voluntad, fue forzado a quedarse con una familia de campesinos que recibía huérfanos de otras comunidades shinobi que iban siendo exterminados por enemigos shinobi o por clanes samurái. Estos campesinos habían sido protegidos y habían recibido riqueza de estos clanes ninja por lo que cuidarlos cuando se quedaban desprotegidos o enfermos era una manera de retribuirles.

Pasaron unos meses, pero finalmente la noticia de la muerte de Sakumo así como la disolución del clan Hatake llegó a sus oídos. No habían sobrevivido miembros suficientes para restaurar el clan, así como los perros que trabajaban a su lado habían sido liquidados por sus enemigos.

Los sobrevivientes habían decidido dejar las armas, volverse campesinos, ser mercenarios independientes o unirse a otros clanes ninja. Mientras tanto en aquella comunidad campesina quedó Kakashi junto a otros niños menores de su clan y de otros clanes, algunos conocidos para él, otros no.

Pasaron dos años en los que el  pequeño Kakashi se había sentido desolado por la pérdida de todo lo que conocía sin saber que camino debería de tomar, pero el cariño de la omega que lo crío fue lo suficientemente fuerte para lograr reponerlo. En medio de aquella soledad hizo algunos amigos de su edad, entre ellos un alfa menor a él, que también provenía de un clan ninja que había sido exterminado.

Ambos se abocaron a las tareas domésticas y a aprender todo sobre la agricultura para apoyar a quienes les habían cuidado. Habían logrado tener una vida medianamente pacífica casi como cualquier niño. Sin embargo, su sangre de shinobi les incitaba a practicar sus técnicas de combate en sus momentos libres en vez de jugar como los demás niños.

Continuar con su entrenamiento era una manera efectiva de honrar a sus familiares caídos. Kakashi era sumamente serio, pero su amigo lograba ingresar en aquellas capas de auto protección. Así también era amable con los demás niños, asumiendo un papel que no correspondía a su edad.

Aquellas tierras no pertenecían a ningún señor, eran tierras que constantemente se disputaban dos señores menores, por lo cual se veían obligados a pagar tributo constantemente. Los clanes ninjas que los protegían y que les ayudaban económicamente habían mermado considerablemente.

Los adultos, incluso ancianos, se veían obligados a trabajar sin tomarse descansos, aun con el clima lluvioso debían de permanecer en los campos trabajando, exponiendo su cuerpo al frío.

Kakashi y su amigo ayudaban de igual manera, pero entre ellos creían que no era suficiente: Había una manera mucho más efectiva de obtener oro, y ellos la conocían.

Reunieron un grupo de niños que tenían pasado shinobi, juntos durante la noche rememoraron sus tácticas aprendidas con sus clanes shinobi. Kakashi los dirigió eficazmente. Juntos se distribuyeron a lo largo de un camino con armas creadas por ellos mismos a partir de las herramientas de labranza. Se habían vestido totalmente de negro, ocultándose tras los árboles y quienes podían se treparon en los árboles para vigilar. Con señales de silbidos similares a los de las aves, se avisaron la llegada de un palanquín lujoso.

Era un señor noble, seguramente un contador pues sus ropas eran lujosas pero no en demasía. Sin embargo cargaba con algunas joyas así como su hija omega quien traía pequeños adornos de plata en sus cabellos.

Los niños se lanzaron sobre las piernas de los guardias, a pie, mientras los niños que estaban en los árboles se lanzaron a los guardias sobre caballos, derrumbándolos de estos sin piedad.

Kakashi saltó sigiloso, se trepó en la espalda de los que cargaban el palanquín quienes se habían quedado estáticos al ver la confrontación. Les cortó la yugular a cada uno con la ayuda de su amigo. El palanquín cayó pesadamente. La hija se refugió detrás de su padre. El omega peliblanco les ordenó bajar del palanquín inmediatamente, apuntándoles con una hoja de katana.

—Quítense todo lo valioso. —Ordenó con  la voz más fría que pudo, pues sus sentidos estaban alertas, intentando escuchar si llegaban refuerzos para sus víctimas.

El padre gruñó, pero no podía hacer nada, aquellos mocosos se veían más peligrosos que muchos de los guerreros del señor al que él servía. Padre e hija se desvistieron quedando en los ropajes blancos.

Dos de los niños envolvieron las ropas y las acomodaron en sacos que habían traído. La muchacha también se quitó los adornos de sus cabellos. Su padre hizo lo mismo. Kakashi seguía amenazándolos en el frente, mientras su amigo alfa por detrás.

Los otros niños subieron todo a uno de los caballos de los guardias. Subieron también algunas de las armas de estos, así como el cofrecito de madera pulida que el contador tenía en su cintura lleno de monedas de oro.

Para sorpresa del contador, los niños montaron en los caballos con maestría. No comprendía como podía suceder algo así,  su cuerpo seguía aterrado de ver a esos críos mucho más pequeños que él con las manos bañadas en sangre, con los rostros cubiertos, pero con las miradas codiciosas por el oro que habían obtenido.

— ¡Yamato!—Llamó Kakashi a su mejor amigo.

Al mando de Kakashi, Yamato golpeó al contador en la nuca, logrando desmayarlo, la omega aterrada se desmayó sobre su padre.

Kakashi subió a uno de los caballos, Yamato se subió detrás de él. En ningún momento alguno de los niños siquiera giró su cabeza o pasó algún tipo de preocupación por aquellas dos personas que quedaban en la intemperie. La misión había sido cumplida, sus personas queridas serían salvados, aquellos campesinos que los habían acogido cuando sus clanes habían sido exterminados.

Aquella temporada se logró pagar el tributo con facilidad para desconfianza de los señores que fueron a cobrarles. En las temporadas siguientes, Kakashi y su grupo lograrían obtener fácilmente botines cada vez más grandes; sin embargo se dieron cuenta que a los shinobi a quienes les vendían, se los compraban por un precio menor al que en verdad podría adquirir si los vendían ellos mismos. Cuando Kakashi alcanzó los trece años decidió junto a Yamato que aún tenía 12 años ir junto a aquellos shinobi al mercado negro.

Era una pequeña aldea que increíblemente sobrevivía sin la intervención de algún señor feudal. Y es que era un mal necesario, era por donde se conseguían los contratos a los grupos de ninjas para ganar una batalla. Además donde se podía encontrar todo tipo de placeres, desde los más caros hasta los más baratos. Incluso La Gran Alianza no se atrevía a ponerle una mano encima pues contaba con el apoyo de muchos clanes de la guerra y el respaldo de todos los ninjas de la Tierra de fuego.

Fue la primera vez que Kakashi sintió cierto temor, pues todos se veían amenazantes, paseaban con armas al aire, y dejaban expandir sus pesadas auras. Observó a shinobis de diferentes especies pues muchos de estos como ellos tenían colas y orejas, pero así como ellos no dejaban al descubierto las facciones de su rostro.

Finalmente llegaron a un pequeño lugar donde se vendían armas. Ingresaron, los atendió una alfa que se acercaba mucho a Kakashi para olfatearlo.

—Pero que delicioso aroma, niño, estás cerca de tener tu primer celo. Seguro tu compañero va a disfrutarlo.

Kakashi durante todos esos años compartiendo con sus compañeros, alfas y omegas por igual había olvidado su propia naturaleza. Sin embargo, sintió que Yamato le tomaba de la mano ejerciendo un aura que no había notado en él, era la protección de un alfa, se sintió bien, tener un soporte al cual acudir, que mejor que su mejor amigo.

Mostrando una mirada decidida inició a negociar por las armas que había adquirido en su último robo así como las prendas y joyas. Aquella alfa se convertiría en otra de sus mentoras sin proponérselo.

—Te aconsejo que no las vendas todas, te conviene quedarte con uno de los trajes y algunas joyas. Y  que inviertas este metal en hacerte nuevas armas.

Lo consultó con Yamato y encontraron el beneficio en ello. No podían solamente conformarse con ser ladrones, ellos debían de adquirir misiones, con lo cual ganarían mucho más.

Como principiantes que eran, no podían presentarse a cualquier clan ninja para ser parte de él, tampoco a un señor de la Guerra para ser contratados, primero debían de hacerse una fama compuesta por éxitos en misiones en solitario o en pareja. Necesitaban un intermediario. La alfa herrera les dio el dato de Danzou quien controlaba aquella aldea. Y recibía las propuestas de todos los clanes de la Guerra que necesitaban de servicios secretos.

Kakashi y Yamato aquella vez conocieron a Danzou para quién trabajarían por un año entero recibiendo misiones menores. Por aquel tiempo siempre acudían a cada misión juntos, ganándose fama como un buen dúo. Sin embargo, al ingresar como pareja, el pago era menor.

Unos meses después de su primera misión, a Kakashi le llegó el calor corporal que anunciaba su primer celo. Para su buena suerte le tocó en la aldea donde vivían. Kakashi no se hizo ningún problema, sabía que solo podría espantar a los alfas y evitar ser violado o que haya intentos de ataque a su vivienda si lo pasaba con otro alfa. Era orgulloso, pero era frío a la hora de tomar decisiones convenientes.

Habló con Yamamoto, acordaron que aquello no enturbiaría su amistad, simplemente era una manera de ayudarse mutuamente.

El día en que el celo de Kakashi llegó, Yamato estaba a su lado como había sido desde que eran pequeños. Para el alfa que era menor que Kakashi también fue su primera vez, nunca había tocado a un omega antes, ni había presenciado un celo. Por lo cual fue sorprendente ver a su sempai tan necesitado, ardiendo y llamándolo entre gemidos.

Sintió algo retumbar dentro de su pecho, un gruñido involuntario salió de su garganta. Se tumbó sobre su mayor y lo atrajo por la nunca para de besarlo, una vez que sus lenguas se tocaron no tuvo que pensar en qué hacer. Su instinto le indicaba claramente que hacer, donde tocarlo para calmarlo.

Kakashi abrió sus piernas invitando a su mejor amigo a tomarlo. Yamato se deleitó con su dulce aroma de omega virgen, el cual cambió cuando sosteniéndose de los muslos de su sempai, ingresó con fuerza en su interior, jadeo extasiado por la sensación de estar aprisionado en un lugar húmedo, suave y asfixiante.

Atrajo a su amigo, no pudo evitar pensamientos posesivos sobre este, intentó contenerse con todas sus fuerzas de morderlo. Por seguridad, Kakashi se había puesto una cinta de cuero duro que cubría su cuello, lo cual fue afortunado pues a pesar de que Yamato puso todo su esfuerzo por contenerse, le mordió sobre la dura tela que no permitió que sus dientes penetrasen hasta la piel. Gruñó insatisfecho, por lo cual tumbó a su mayor en el lecho y comenzó a embestirlo con más fuerza. Kakashi no pensó que podría sentir tanto placer, pero su animal interno, su lobo, aullaba de éxtasis, sin poder evitarlo marco la espalda de su kohai con sus garras. Lo cual incitó al alfa a darle con más fuerza.

Antes de empezar con el ciclo de celo, Kakashi y Yamato habían tomado hierbas para que el peliblanco no quedase preñado. Por lo cual a la falta de una fecundación, el celo de Kakashi se volvió más salvaje y se extendió durante una semana completa.

Durante aquella semana, Yamato se encargó de alimentarlo e hidratarlo, así como brindarle el placer necesario a su amigo. Inevitablemente se brindaron mimos en las orejas animales. Yamato era también canido pero de una raza diferente. Así que se acurrucaron cuando cayeron cansados, solo para seguir nuevamente cuando sus cuerpos les pedían más.

 

 

Después de terminaba la semana, ambos se despertaron desnudos y sucios de fluidos corporales sobre un lecho de telas arruinadas y húmedas, cortadas por las garras de ambos. Se avergonzaron, pero nuevamente recalcaron que aquello no afectaría su amistad y trabajo.

Sucedió de aquella manera, ambos continuaron siendo mejores amigos, compartieron todos los celos de Kakashi en adelante. Yamato se corría dentro de Kakashi pues este lo permitía para que los alfas se cuestionaran el acercarse a Kakashi. Con los años, Yamato fue echando mucho más cuerpo que Kakashi, sobrepasándolo en altura. Cuando Kakashi tuvo quince años ya no solo había experimentado el placer sexual con Yamato sino con otros alfa y betas. Sin embargo, los celos solo los compartía con Yamato pues era en quien confiaba.

En esos años, misiones con otros clanes de ninja les eran otorgados, sus riquezas habían ascendido increíblemente, pues eran muy efectivos en cualquier tipo de misión que se les encargara. No solo hacían misiones a dúo; si les parecía fácil, cada uno tomaba una misión por separado para así obtener mayores ganancias y fama.

Fue en una misión en solitario en la cual Kakashi conoció a Obito Uchiha, con lo cual su vida cambiaría para siempre.

 

A sus quince años, el omega peliblanco contaba con una habilidad única para el espionaje, para investigar en silencio sin que nadie notara su presencia, una flexibilidad perfecta. Y es que kakashi con la experiencia que se cargaba no ponía ninguno tapujo en la manera de obtener información. Como todo omega shinobi, si era necesario acostarse con alguien, seducirlo para sacarle información o para acorralarlo desprevenido lo hacía. Para el peliblanco, gracias a que tenía un alfa durante sus celos, era mucho más fácil controlarse ante otros alfas y manejar su aroma a voluntad.

Su misión estaba al servicio del clan Takeda, un clan pequeño pero ansioso de venganza pues el clan al que robarían les había traicionado, primero les había prometido una alianza para luego coquetearle a otro clan, un clan enemigo de ambos, para el clan Takeda eso era una grave falta de honor. Curiosamente esa falta de lealtad hizo que el clan con el que se había aliado buscase hacer las pases con su clan enemigo. Por lo cual requerían que recupere el tratado que firmo con el otro clan para que este quede libre de presunciones, además también se requería robar la costosa katana que el líder había dejado en prenda como muestra de buena voluntad que no había sido devuelta.

Kakashi había estado vigilando a los guardias del líder durante una semana, intentando conocerlo, mezclándose con los empleados. Por supuesto, se había disfrazado de un omega pintor, un artista errante que era muy común en aquella época. Se había cubierto las orejas y su cola la había envuelto alrededor de su cintura. Un ninja era una herramienta: un lienzo en el cual puede crearse infinidad de personajes con tal de pasar desapercibido.

Finalmente se aprendió a memoria la ubicación de entradas, ventanas y puertas; además, la cantidad de guardias que escoltaban fielmente a su señor, así como sabía que esa noche el señor tenía menos guardias escoltándolo pues había mandado a llamar a una de sus amantes más queridas.

Con lo cual se dispuso a trepar por el árbol más grande, este le dejaría muy cerca de la habitación de a la amante del señor, en el que él se encontraba reposando. Por un momento pasó por su mente intentar seducirlo y cuando terminara de follarlo robar lo que necesitaba, pero en ese caso no era necesario y no siempre acostarse con la víctima era una buena idea, pues no tenía orden de asesinarlo, se le había mencionado expresamente que no debía de hacerlo. Un asesinato sería mucho más fácil.

Había llevado a cuatro ninjas más, contratándolos por medio de Danzou para que les ayude. Sin embargo cuando estaba cerca de subir el árbol, unas estrellas ninjas diminutas impactaron en dos de los ninjas  que subían a su lado. Estos gritaron de dolor, empezando a descender de los arboles a una velocidad inusitada, Kakashi también inició a bajar.

Otro grupo de estrellas estuvieron a punto de impactarle por lo cual se dejó caer en la tierra. Callo en buena forma pero de igual manera la caída fue muy fuerte para sus piernas, por lo cual estas se le adormecieron por unos instantes.

Levantó la mirada, entre los arbustos y la oscuridad una diversidad de pares de ojos rojos brillantes le observaban. Por primera vez su cuerpo tembló, no pudo moverse, atrapado en la fascinación que esos ojos producían en su ser.

— ¿Quiénes son?—Susurró con voz temblorosa.

El sujeto principal de aquel grupo, aparentemente el más alto de todos ellos, salió de entre las sombras. Pudo olfatearlo, era un alfa, su sola presencia también reforzaba aquello. Se sintió pequeño, como nunca le había sucedido, como si quisiera presentarle respeto al alfa que tenía enfrente. Aquello le causó más temor y ansiedad ¿qué le sucedía a su cuerpo?

—Eres un omega—Susurró con voz rasposa el otro alfa aun con el rostro cubierto, solo se podía ver aquellas dos gemas que tenía por ojos.

— ¿Cómo lo sabes?—Preguntó inquieto, aun petrificado.

Lo cierto era que los clientes que lo contrataban nunca veían su rostro ni tampoco lograban olfatearlo, ya que como innumerables clanes shinobi los omega en misiones de infiltración utilizaban hierbas que escondían por unas horas su olor corporal.

—Apestas a dulce. — Respondió en un gruñido grave y ronco, cruzando sus brazos en gesto superior.

Kakashi se puso de pie, intentando guardar la calma. Los dos shinobi que habían quedado en pie lanzaron kunais intempestivamente hacia el líder pero de los arboles salieron otras cuatro personas con iguales ojos, quienes desviaron los kunai con facilidad.

El alfa se acercó sin importarle que sus ninjas estuvieran presentes, estos hacían como si no vieran, tomó a Kakashi de un brazo y lo atrajo a su cuerpo. Kakashi se quedó estático, no entendía lo que sucedía: para cuando lo notó, el tal alfa había dejado en descubierto su cabeza, dejándole apreciar sus cabellos blancos y sus esponjosas orejas puntiagudas de lobo.

—Realmente hueles bien—Gruñó el alfa con placer.

— ¡No me toques!

Aprovechando la cercanía le mordió en el brazo. El alfa se separó, gruñó e intento tomarlo y someterlo, pero Kakashi tan flexible como era le dio una patada en el estómago. Uno de los ninjas intentó cazar al omega con un kunai, pero el alfa líder se los impidió. Kakashi salió corriendo. No trepo los arboles pues gracias a su naturaleza era mejor corriendo en tierra. Sin embargo notó una sombra entre las copas de los árboles, intentó correr más rápido pero aquel sujeto le cerró el paso lanzándose de una de las ramas.

— ¿Qué demonios quieres? ¿Qué hacen aquí?

—Tenemos la misión de protegerlo. ¿Eres uno de los ninjas que mandaron a asesinarlo?

Kakashi no sabía de esa información, su cliente no le había mencionado que había clanes que querían ver muerto al señor que debía de robar. Aquello por supuesto hacía más difícil la misión y más costosa.

—No… no buscábamos asesinarlo. —Se puso en posición de defensa con sus kunai en las manos; sin embargo el calor que embargaba su cuerpo no le dejaba concentrarse al completo.

—Debes ser muy arrogante para haber venido tu solo junto a esos inútiles que has abandonado. —Le riñó el alfa, sin adoptar una verdadera postura de pelea, como si jugara con Kakashi.

—Ellos no son mi problema. Y no necesito de alguien como tú, inútil.

Aparentemente aquello crispó los nervios, fue un duro golpe para el alfa pues su aura se hizo más intensa. El cuerpo del omega tembló pero no de miedo sino que finalmente pudo captar a totalidad el aroma del alfa tan poderoso y seductor ¿Por qué sentía que sus piernas temblaban de ansiedad? Aprovechando ese momento de conmoción el alfa lo tumbo al suelo, con sus garras y aun contra las pataletas de Kakashi le dejó con el rostro al descubierto.

Obito se tomó su tiempo para observar las facciones refinadas del omega debajo suyo. Este se mantenía inquieto debajo de él pero el misterioso alfa lo mantenía en su sitio con la fuerza de su cuerpo. Cuando Kakashi quiso utilizar su mano para separarse, Obito se la estampo contra la Tierra con una de sus manos. Con la otra delineó la boca del omega, sintiéndola tan sedosa, una llama se encendió en su interior. El omega fue consciente de que el alfa estaba excitándose, lo cual le asustó. Él era quien decidía siempre cuando tener sexo, no estaba en sus planes dejarse tomar por un desconocido de quien no iba a obtener nada.

Tomando su resolución,  le clavó sus garras en las manos del otro, aprovechando que le soltó, cogió la tierra y se la lanzo directo a los ojos. El alfa se quejó, pero nuevamente intentó someterlo. Sin embargo, el omega ya había desaparecido de su campo de visión. Aquello no le molestó sino que le apreció divertido. Para el alfa había sido un encuentro afortunado del destino, aquel omega era suyo por obra de la naturaleza, lo sintió dentro de sí.

….

El joven Kakashi corrió sin parar cuando estuvo seguro que no lo seguían busco un árbol para descansar. Espero ahí hasta la llegada de la mañana. Cuando amaneció, se cambió de ropas e inició su viaje de regreso hacia el castillo del señor que lo había contratado.

—Así que el gran Hatake deshonró su fama y no pudo cumplir una misión tan sencilla.

Kakashi estaba de rodillas frente a su cliente como se acostumbraba, vestido totalmente de negro con lo cual nadie podría notar alguna de sus características físicas.

—Mi señor, ¿sabía usted que habían contratado a un clan para asesinar a nuestra victima?

El repentino enmudecimiento del cliente le confirmó sus sospechas.

—Mi señor, incumplió nuestro contrato. Entonces, si usted quiere que yo cumpla con el encargo vamos a tener que renegociar nuestro acuerdo

El señor tosió nerviosamente.

—A menos que no valga tanto el encargo y entonces creo que pediré al señor  de Midori que me contrate como otro de su guardianes.

— ¿Qué deseas?—Preguntó hosco su cliente.

—Quiero el triple de lo acordado, creo que la misión lo requiere, debo contratar a más ninjas útiles a mi servicio.

— ¿Por qué entonces no envió a otros ninjas?—Espetó furioso por el atrevimiento del joven inclinado ante él.

—Porque usted sabe que no lo logrará sin mí. Puede asegurarle que quienes custodian el castillo no son shinobi que cualquier ninja pueda vencer. Y ya que nuestra victima tiene a shinobis de alto nivel protegiéndolo, supongo que quien quiere asesinarlo contrató a otros de alto nivel. Es decir estamos en un fuego cruzado, necesito gente útil y el triple de lo acordado.-

El señor se mordió el labio, giró su vista hacia sus consejeros, quienes simplemente asintieron. El señor impartió la orden, le dio una bolsa llena de monedas de oro a Kakashi.

—Tendrás la otra mitad cuando me traigas mi encargo.

—Por supuesto…—Sonrió el peliblanco debajo de su máscara.

—Contrata a shinobi útiles, Hatake.

—No dude de ello, mi señor.

Kakashi reía victorioso debajo de su máscara. Había tomado esa misión como algo personal, debía de completarla solo por fastidiar a aquel alfa que se atrevió a ver su rostro.

 

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Debido al reciente golpe al clan de los Hyuga, sus tierras habían quedado abandonadas. Minato y su consejo sabían que esto podría ser aprovechado por sus vecinos más cercanos, los Inuzuka, un clan guerrero muy diferente a los grandes clanes. Eran conocidos como el Clan de los perros salvajes, no solo por su particular aspecto sino  porque  tenían una manera única de pelear, y es que siempre lo hacían acompañados de enormes perros salvajes o lobos inmensos y feroces. Del mismo modo los alfas y betas vestían de una manera bestial, cubierto de pelaje de sus perros que habían abandonado este mundo, se marcaban las mejillas con triángulos rojos sangre, sus cabellos casi siempre los levaban alborotados. Su modo de vida era sencillo, dedicado a entrenar, desligando sus vidas de pompas poco necesario.

Minato no sentía agrado especial por este clan; sin embargo, le era imperioso que este grupo entendiera que él tenía las de ganar por lo que no se debían de atrever a invadir las Tierras de los Hyuga pues estas eran suyas. Por eso mismo, siendo un lugar tan grande es que tuvo piedad de no ejecutar a Hanabi y a Hiashi, por lo menos hasta que Neji tuviera un nieto suyo.  Sabía que tener a Hiruzen y Makoto resguardando aquellas tierras no podría ser respetado por mucho tiempo por los vecinos así como por los miembros internos del clan Hyuga. Un hijo legítimo de Neji sería suficiente para que pudiera convertirse en un líder aceptado y respetado.

Por el momento, iba a presentar a los Inuzuka quién sería el regente de estas tierras, su ex cuñado, Makoto a quien ciertamente no le agradaba, pero el rubio necesitaba mantenerlo alejado del clan Uzumaki. Su primo, Yahiko debía de ser quien maneje estas tierras mientras que su hijo alfa crecía.

Por tales motivos había invitado a  la corte principal a los Inzuka para hospedarse por unos días con ellos, les ofrecerían la mejor de las bienvenidas muy a al estilo de estos que se dejaban llevar por sus instintos más básicos. Minato sabía lo brutos y sin tapujos que eran estos comportándose, no le era de su agrado tenerlos de invitados, pero no le quedaba otra opción diplomática.

Los Inuzuka ya habían enviado su respuesta: Habían aceptado su invitación. Eran hedonistas y confiados de su fuerza bruta. Sin embargo, dada su naturaleza, Minato sabía que eran leales a dar su palabra. Aquello de alguna manera los hacía honestos. Por supuesto, no planeaba tenderles una trampa y asesinarlos ahí mismo, pues solo se ganaría tener a todo el resto del clan Inuzuka intentado invadir a los Hyuga.

Aun así, sabía que podría vencerlos, pero los consideraba poco importantes como para desperdiciar sus recursos hasta antes de asegurar el frente Norte. Por lo cual quería llegar a un arreglo adecuado. Sabía que la líder estaba a punto de cambiar, esta era joven. La actual líder se llamaba Tsume Inuzuka, una brutal alfa que en batalla desataba todo su potencial canino y depredador, para gracia de esta poseía dos hijos alfa, Hana Inuzuka y Kiba Inuzuka, ambos feroces a su manera. Sería Hana, la mayor, quien heredaría el liderazgo luego de haber vencido a todos los alfa de su generación para revalidar su derecho de liderazgo.

Para sorpresa de Minato, Orochimaru le había informado que ni siquiera pensase en instigar hermano contra hermano pues el clan Inuzuka tenía unos vínculos muy poderosos. Sí, usaban la batalla para obtener a su líder, pero una vez que esta terminaba y el ganador era reconocido como líder, los vencidos se ponían a su total disposición. A sí mismo se sabía que Kiba Inuzuka adoraba  su hermana mayor, le tenía respeto y que mantenían un lazo firme.

Minato pensó entonces en que debía de intentar entrar en un acuerdo, quizás un matrimonio. Sin embargo, la líder del clan Inuzuka no tenía hijos omegas solo a sus dos alfas. Por otro lado entregarle un omega a estos podría ser contraproducente.

La corte entera se reunió para la llegada de sus invitados, sus futuros huéspedes. Minato prefirió que se reunieran en el castillo de la Alianza. Aunque había sopesado viajar al de los Hyuga, pero quería que viera su poderosa alianza, a los líderes de todos los clanes que tenía a su disposición y la nueva Tierra que había fundado. Por supuesto la corte de los Inuzuka fue constantemente vigilada y custodiada por los hombres de Tsunade y de su maestro Hiruzen, quien se encargaba momentáneamente del clan Hyuga hasta que Makoto se oficialmente nombrado líder del clan.

A su lado, tenía a su hijo y este a su lado estaba Hinata todavía en su papel de primera esposa. El matrimonio con Neji sería en las próximas semanas, así se había pactado. Sería muy íntimo aunque ya que los Inuzuka estarían dentro de sus tierras planeaba invitarlos para que presenciaran aquella unión. Por otro lado su fiesta de compromiso con Itachi sería pocos días después. Quizás también consideraría que los Inuzuka estuvieran presentes.

Por el momento, Sasuke e Itachi seguían sentados al lado de su padre, pero eso cambiaría dentro de poco. Minato se sintió seguro. Su padrino estaba a su otro lado junto a su prometida, felizmente ningún chisme se había esparcido después del incidente en los aposentos Uchiha.  Mientras tanto,  Tsunade permanecía con Dan como barrera para que Orochimaru no estuviera cerca de Jiraiya. Orochimaru aún no era declarado oficialmente como prometido de Fugaku por lo cual se mantenía a su lado. Anunciar aquel hecho, agitaría a todos los miembros de La Alianza con seguridad, Minato lo veía venir.

Se tensó cuando un sonido particular llegó a sus oídos: escuchó el peso de patas poderosas golpear contra las piedras del camino. Minato tan conocedor como era estaba seguro que no se trataba de las patas de caballos. Estos trotes no se detuvieron. El portal principal del castillo había sido abierto, él se encontraba en el salón de juntas, la más grande del castillo, donde cabía cómodamente todo su séquito, los principales alfa y betas de su clan junto a sus consortes e hijos mayores. Era una bienvenida por lo cual estaban a la espera artistas para entretener al grupo así como cantidad de sake y comida. Los siervos estaban a la espera de los invitados.

Sin embargo el cuchicheo de los presentes se incrementó cuando aquel trote solo se hizo más lento pero no frenó. Intempestivamente las puertas del salón fueron corridas desde afuera y por estas ingresaron un gran número de personas montadas en perros y lobos enormes, sujetados a ellos simplemente con sus manos con total confianza.

Minato gruñó fastidiado, no solo había ignorado el protocolo de primero acicalarse antes de ingresar sino que estos reían ruidosamente mientras se bajaban de sus perros, aquellos animales no parecían tener la intención de abandonar el lugar.

Una enorme mujer alfa de cabellos cortos y alborotados seguía riendo mientras acariciaba a un perro negro y blanco que portaba un parche en su ojo; el animal después de rugir a todos los presentes e intimidar a los pobres omegas que se aferraron al cuerpo de sus alfas se dejó caer con desfachatez sobre el precioso tatami del suelo. Los perros de los que seguramente eran los hijo alfa de la líder hicieron lo mismo.

El grupo constaba de aproximadamente diez personas y unos quince perros. Todos estos siguieron los mismos movimientos. Y por si fuera poco, Tsume, líder del clan Inuzuka, tuvo la desfachatez de dejarse caer sin dedicarle la venia adecuada.

—Así es como tu pavoneas de tu fuerza ¿eh Minato?—Río vulgarmente la mujer seguida de su generales. Mientras su hija alfa miraba con seriedad a todos como si los analizara y su hijo alfa parecía burlarse de todos los presentes hasta que al parecer algo llamo su atención pues sonrió con picardía.

A Minato aquello le causó una sensación llena de escalofrío.

Cada persona de su comitiva tenía el mismo aspecto atrevido y salvaje de su líder, como los cabellos o bien amarrados o bien disparatados de color entre el negro y el castaño, cada uno mostraba el símbolo de su clan pintado en un rojo carmesí en sus mejillas, así como los ojos delineados de morado dándoles más brutalidad a su aspecto. Su ropas eran sacos largos formados del pelaje canino, sus pies llevaban botas de cuero, pantalones y camisas yukata hechos de una material rustico. No necesitaban ni orejas ni colas para efectivamente demostrar que sus animales internos eran los perros o lobos.

—Tsume-dono—Respondió Minato intentando ser cortes—Al parecer le agradó venir hasta mi palacio.

—Realmente tienes una bonita casa. Pero parece tan frágil que uno de mis perros podría tumbar sin problema.

El rubio estaba a punto de gruñir. Quería controlarse pero su alfa se sentía agraviado.

—Tsume-dono, disculpe la intromisión, soy…—Interrumpió el general omega, escuchando el gruñido proveniente de la garganta de su líder.

—Orochimaru, el general omega—Intervino rápidamente la hija de la líder—Tienes toda una reputación fuera de estas tierras—Respondió la muchacha con mirada seria.

— ¿No has pensado en unírtenos?—Comentó intempestivamente Tsume ignorando brutalmente Minato.

—Me halaga enormemente, Tsume-dono, pero tengo mi lealtad aquí. —Se inclinó con respeto ante la alfa.

—Es una lástima, seguramente serías útil para curar a nuestros perros.

—Me halaga enormemente—Respondió Orochimaru mientras Minato lo observaba sin entender cuán grande era aquel cumplido.

—Minato-sama, los perros dentro del clan Inuzuka son parte del mismo ser que sus compañeros. — Explicó el general omega con paciencia.

Tsume sonrió ante las palabras de Orochimaru.

—Así es, pero es algo que al parecer no te importo saber antes de invitarnos, Minato. Puedo ver en tu cara el desagrado que te produjo que entráramos con ellos. Donde vamos, nuestros perros van—Zanjó definitivamente la líder Inuzuka.

Naruto podía sentir todo el estrés que su padre parecía contener solo con fuerza de voluntad, el aroma que exhalaba era pesado, seguramente estaba a punto de explotar. Giró su rostro hacia su padrino, este parecía también estar conteniéndose. Su padrino aún seguía sensible por el tema del general, más cuando este pasaba la mayor parte de su tiempo con su nuevo prometido. 

—Yo creo que se ven grandes y poderosos, seguramente refleja la voluntad de ustedes de proteger a los suyos ´tebayp—Comentó Naruto con una agradable sonrisa.

Tsume y sus dos hijos concedieron su atención al joven rubio.

—Ehh… tu hijo se ve confiable, Minato. Seguramente no lo criaste tú, debe ser la sangre de los Uzumaki. Ya lo vez, así se ve un heredero, Kiba—Gritó Tsume mientras golpeaba a su hijo alfa mientras este le gruñía en respuesta.

Cuando Kiba alzó su mirada para enfrentarse a Naruto, nuevamente ese ser que le acompañaba llamó su atención sin poder evitarlo. El hijo de Tsume entrecerró sus ojos, la joven al lado de aquel Naruto parecía querer pasar desapercibida, pero a los ojos de Kiba ella brillaba más que cualquiera de las bellezas a su alrededor. Se preguntó... cómo era posible que tuviera el rostro demacrado, podía sentir su tristeza aun debajo del maquillaje tan espeso que portaba. Por alguna razón su corazón se encogió. No solo eso, sino que Akamaru, su perro también alzó la mirada hacia la mujer pelinegra.

—Solo por esas palabras nos quedaremos Minato. Aunque estoy segura que quieres una alianza ¿Tanto miedo te damos?

El tono engreído de las palabras hizo que todos los alfas presentes gruñeron en tono bajo, ante aquellos los alfas de Tsume respondieron de la misma manera. Hana, la hija mayor de Tsume, se encontraba observando detalladamente a cada uno de los presentes hasta que alguien llamó su atención, aun así, su rostro siguió imperturbable.

—Tsume-dono, realmente creo que ni tú ni yo queremos derramar más sangre. Así que creo conveniente para ambos que formemos una alianza. No me es desconocido que tienes una vieja riña con los Hyuga, pero también con los Yamanaka del Norte.

La alfa giró su rostro, un  ronco gruñido escapó de su boca en respuesta, aceptando tales palabras. Era cierto que los Hyuga eran sus honorables rivales, pero a los Yamanaka realmente los odiaba pues en muchos de sus ataques habían hecho uso de mercenarios, algo totalmente vergonzoso para los Inuzuka.

—Los Hyuga ya no son una amenaza para ti. Su próximo líder será Makoto Uzumaki.

— ¡¿Cómo puedes nombrar líder a alguien ajeno al clan?!—espetó Tsume bastante afectada para sorpresa de Minato.

—Pensé que los Hyuga…

—Eran nuestro objetivo, que nos devolvieran las Tierras que nos robaron hace años, pero no que terminaran en el suelo debajo de ti, Minato—Gruñó aún más molesta. —No puedo aceptar que un Uzumaki gobierne a nuestros rivales y menos que sea uno controlado por ti.

—Precisamente quería invitarte a ti y a tu gente a presenciar el nombramiento de Makoto, pero también el matrimonio de mi hijo con Neji Hyuga.

—Tenía entendido que tu hijo ya tenía de esposa a Hinata Hyuga, la hija del líder. —Replicó la alfa sorprendida por la novedad.

—Sucedieron cosas desafortunadas, ella es incapaz de concebir y su clan tiene una deuda de sangre con nosotros nuevamente.

Ante aquellas palabras, Hinata pareció querer hundirse aún más en su sitio. Kiba sintió deseos de apartarla de todos, de poder envolverla en sus brazos y alejarla del daño que aquel clan le hacía.

—Entiendo, la traición es difícil de perdonar. Suponía que ibas a pedirnos un trato de matrimonio, había esperado en pedirte a Neji Hyuga como prometido para mi hijo menor. —Confesó la líder bastante seria.

—Neji Hyuga está reservado para mi hijo, Tsume-dono. —Respondió serio Minato.

—Déjame pensar entonces quién está a la altura de mis hijos, creo que no hay nadie… y aunque lo hubiera no te estoy prometiendo nada, sino que podríamos conversar los términos del posible acuerdo. —Nuevamente sonrió arrogante la alfa.

Kiba iba hablar son su madre al respecto, pero su hermana mayor se le adelanto y le susurró algo a su madre en el oído bastante bajo que nadie escuchó salvo Kiba que estaba cerca, quien sonrió como si aquello le diera gracia. Ciertamente iba a dejar boquiabierto a todos los presentes, se guardó sus sentimientos solo para ver el sufrimiento del arrogante líder rubio.

—Mi hija acaba se interesarse en alguien, y créeme, que cuando queremos algo lo obtenemos.

El rubio se relajó ¿Quién con su belleza habría atraído la atención de aquella alfa? El amor, la pasión y el deseo eran armas útiles si se sabía usar. No por nada había llamado a todos los omega más hermosos, hijos de nobles funcionarios y generales. Si bien consideró que quizás entregar a un omega podría resultar contraproducente, en aquel momento necesitaban desesperadamente una alianza. Por lo cual, Minato estaba dispuesto a entregar q quien sea,  así perteneciera a alguien.

—Mi hija desea a aquel omega, el que está al lado del alfa de los Uchiha.

Tanto Minato como Naruto bajaron su mirada hacia Fugakus sintiendo sus cuerpos tensos.

—El escudo y características me dicen que sin duda son Uchiha, si mal no recuerdo el nombre del actual líder es Fugaku y por su olor es ese alfa al frente—Dijo Tsume—Mi hija desea al omega que debe ser su hijo soltero y no preñado… según se dice su nombre debe de ser...Itachi Uchiha...

Minato abrió los ojos sin poder contenerse, un fuerte gruñido salió de su pecho. Mientras Naruto corrió a detener a su padre, ayudado de Jiraiya. A la vez, Fugaku cubría su hijo soltero con su brazo anticipándose a un ataque. Aquello era realmente otro punto que no se habían esperado en absoluto.

—No—Negó con fiereza Minato

—Entonces no hay trato. — Tsume sonrió con superioridad dándose cuenta que Minato había tenido en la mira a aquel omega—Piénsalo. Aceptamos tu invitación para ver el matrimonio de tu hijo porque este nos agradó No te preocupes nos hospedaremos nosotros mismos.

Tsume se levantó con el porte alto y salvaje, sus perros lo hicieron al mismo tiempo, sus hijos le siguieron, pero Kiba giro un poco hacia Hinata sonriendo pícaramente logrando que por unos segundos ella conectara su mirada con la de él, pudo apreciar un sonrojo en sus mejillas. Aquello fue suficiente, por el momento.

Mientras tanto Minato maldecía y gruñía sin parar. Todos en su corte no sabían que hacer, si era prudente marcharse o quedarse. Su líder parecía estar a punto de arrancar cabezas con sus garras y colmillos

— ¡Nadie va tocar a Itachi!—Gritó Minato finalmente.

 

 

 

 

 

Notas finales:

¿Qué les pareció?

Pocoa poco vamos a ir viendo que sucedió con el clan de Orochimaur y porqué muchos lo consideran extinto. ¿POr qué era tan diferente cuando conoció a Jiraiya? ¿Creen que era diferente al Orochimaru d eniño que aprendía con su abuela?

Aqui debo recalcar que tuve que investigar como se destilaba veneno de una serpiente (jajaj lo que uno aprende escribiendo). Me gusto lo que dijeron que se debía de hacer sentir al animal que no lo dañarías.

Como hemos visto, Jiraiya le lelva unos añitos a Orochimaru, pero en el oemgaverse y en esa época unos años más cambian mucho la experiencia de la persona, mientras Jiraiya ya puede verlo con ojos lujuriosos, Orochimaru no tan así. Y eso se aplicara en otros.

Otra cosita que quería resaltar es que a las mujeres de la era feudal me parece que durante el embarazo se les prohibía copular, pero siendo esto un omegaverse en el cual los oemgas deben de ser los fucientemente fuertes para soportar un embarazo y complacer a sus alfas, y que aparentemente Sasuke está de maravilla!!....bueno nos espera lemon en los siguientes capis!!!

¿Habían imaginado que el prometido de Orochi era Fugaku? jajajaja es el pairing mas crack del fic, pero ya ven que solo es apriencia. Pensé en crear un occ, pero en términos de poder Fugaku tiene mucho más y linaje ya que es el líder de los Uchiha. Además es a quien Minato no puede decirle no gracias a Itachi principalmente. Además que aquello le produjo a MInato el tener que favorecer a Fugaku aun por sobre su maestro, alguien que fue como un padre, es decir romper o al menos empezar a hacerlo con alguien más. 

Bueno a los Uchiha casi se les va de las manos lo del matrimonio con Itachi y si no se aprsuran Itachi y Sasuke vana terminar siendo mordidos por sus maridos asi que hay que acelerar el plan, tenerlo listo justo a tiempo!!

Como había anunciado en mi página, los INuzuka hicieron su aparición!!! A mi me caen muy bien desde que supe que Tsume la amdre de KIba era la líder, se me hizo muy alfa al igual que su hija que se llama "Hana" no por "flor" en japones sino por "nariz" algo asi como la nariz del clan. COmo es más o menos de la edad de Itachi, me imagine ¿por que no? 

Bueno, esto realmente tampoc es faavorecedor para los Uchiha, menos aun se lo esperaban.

Kakashi tuvo una vida dura en el manga, así que quise expresarlo de esa manera, así como la contraposición con su padre. Al igual que ahí, a diferencia de Obito, Kakashi se ha hecho solo, creciendo y defendiendose a sí mismo y a quienes quieren. La persona con quien más estrechó lazos fue con Yamato, quien de alguna manera era su alfa  fue su primera vez. 

La aldea que he descrito, existía similaridades a lo largo del Japon antes de la unificación Tokugawa, luego se reunió todo ello en un solo lugar donde se volvió más un barrio de diversión que de delincuencia. 

¿Como creen que todo se desarrollará de aquí en adelante? 

EN el prox capi prometo más narusasu y suisuita, aunque será del pasado. }

Creo que se llamará "La respuesta del anfritión"

Nos leemos, indicadme que les pareció. Iré respondiendo los del capi anterior!!


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