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Traición a la sangre por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Hola, como lo prometí, dos semanas después tienen su nuevo capitulo. Bien lo dije para ayer, pero tenía que darle una última revisada, así que aquí la tienen. Por supuesto cualquier duda pueden preguntarme. Muchas gracias a todos por leer y sobre todo por dejarme sus comentarios. Para este nuevo capitulo muchas sopresas se verán. Naruto conocerá a alguien especial...?

El plan sigue en marcha pero se ven ante un error que los Uchiha deben de superar, las intrigas siguen moviendose. A leer!!! Espero sus comentarios

Las razones de mis acciones

Un alfa llega a su madurez más o menos a los quince años, pero cuando realmente se reafirma como adulto es cuando tiene una familia que proteger. Es decir, cuando comparte el celo de un omega. Cada nueva acción sexual o reproductiva despierta por completo al alfa, al animal dominante que tiene dentro. Así, poco a poco, el instinto de supremacía, de querer imponerse  a todos los omegas y betas a su alrededor, comienza a crecer; más aún los omegas y betas  a su alrededor van sintiendo este cambio. Según el aroma y el aura del alfa y su impacto es que van sometiéndose a su sola presencia. Sin embargo, en cada alfa era distinto: no todos tenían la misma presencia ni fuerza, por lo que buscar la supremacía sobre otros alfas era natural. Cada alfa, mientras más pura sea su sangre, tenía ese innato reflejo por querer imponerse y ser reconocido.

 Naruto se encontraba en esa situación.

 Por su sangre corría la herencia de grandes linajes, de grades bestias, era un alfa puro. En su línea de sangre no había ni un solo beta; más aún, los alfas que habían sido sus antecesores eran de los más fuertes, al igual que los omegas. Su madre le heredó la larga vida y fuerza bruta de los Uzumaki; su padre, la astucia de los Namikaze. En el clan Namikaze, al cual pertenecía, no se manifestaba características físicas del animal, pero se decía que eran un clan de lobos; así como los Uzumaki eran zorros.

Por todo ello, las ganas de retar a su padre, de no reconocerle como autoridad se marcaba cada vez más. Se decía que el omega correcto podía sacar por completo al alfa dentro de su pareja, pero Hinata no le producía ganas de protegerla más de lo normal. Por supuesto, nunca toleraría que alguien intentara dañarla o propasarse con ella; así como tampoco aceptaría una ofensa de ella o un engaño. Ella era suya a pesar de que él rompió sus promesas desde el día dos, después de su boda. Sin embargo, algo o alguien dentro de sí le indicaban que aún no manifestaba todo su potencial.

No se lo había contado a nadie pero la imagen del omega que se volvería su segundo esposo le asechaba en las noches. Hace casi tres semanas que lo había conocido, pero despertaba algo que siempre había permanecido dormido dentro de él. Aun así no iba a permitirse perder el control. Quizás era por la curiosidad de no saber cómo era su rostro que cada vez parecía obsesionarse con su recuerdo. Su compromiso había sido acordado para el primer día del próximo celo del omega, en unos aproximados tres meses que era su ciclo habitual. Tendría que cumplir con él los días  de su celo, cinco días se habían acordado(a pesar de que Sasuke tenía un celo de una semana), cada tres meses; siempre y cuando su esposa no se encontrara en el mismo estado.

Todos aquellos acuerdos estaban prácticamente en manos de su padre y los consejeros de este, así que solo le quedó hacerse a la idea, lo cual incluso le inició un dolor de cabeza inapropiado para alguien de su linaje; por lo cual se puso a vagabundear por las inmediaciones del campamento del clan Namikaze-Uzumaki-Hyuga.

Además del tema matrimonial también se había debatido acerca de qué medida tomar ante la expansión de los clanes Yamanaka-Nara- Akimichi. Al parecer, la idea de formar alianzas  se estaba expandiendo entre los demás clanes. Este trío pensó en atacar el clan Uchiha, que era uno de los pocos que tenía construcciones, un pueblo concreto. Pero a la noticia de su futura unión con el clan Namikaze había desatado olas de preocupación. Si mal no recordaba, lo mismo sucedió cuando se unió a Hinata.

El clan Namikaze poco a poco se hacía de aliados poderosos. Naruto temía por la cordura de su padre. Sabía que todo tenía que ver con la muerte de su madre, pero aun así, le parecía demasiado el ataque que su padre junto a los generales planeaba para  la destrucción de los aliados Yamanaka-Nara- Akimichi. Dio su opinión, su padre desmerito esta, la pelea inicio así que antes de que sacaran sus armas prefirió salir de ahí. No era bueno que ante los Hyuga, los Uzumaki desafiara la autoridad de su padre quien se suponía estaba por encima de todos los clanes que había absorbido. Muy pronto en esa mesa se sentaría Fugaku Uchiha, representando al Uchiha. Lo cual requería que ellos como alianza y como familia se vieran más unidos, algo cada vez más difícil para el alfa rubio.

Ante ese pensamiento notó que sus pies le habían llevado cerca de las tierras Uchiha. La corte de los Uchiha estaba en los aposentos designados a ellos dentro del enorme campamento que su padre había armado en la tierra de los Uchiha. Las tierras de los Uchiha estaban aledañas a las de la alianza; por tal motivo,  su padre había iniciado a construir un castillo para las cortes de todos los clanes aliados, como buen estratega que era quería tener a toda esa familia extendida en un solo lugar, previniendo así cualquier traición. Minato Namikaze no dejaba nada a la suerte. Estaba decidido a establecer una nación con los clanes importantes que ya tenía en sus manos, para así destruir a las alianzas externas.

Lo demás miembros  del clan de las panteras permanecían en sus casas propias. Los veía, y estos les devolvían la mirada fría pero respetuosa. Aun recordaba como los Hyuga les trataban con extremo respeto. Los Uchiha no parecían tener intenciones de hacerlo.

Observó las casitas construidas por estos mismos y le dio la razón a su padre: sería un desperdicio no protegerles. Todas ellas eran con tejados a dos aguas, seguro por lluvias, pero tenían decoraciones de dioses tallados en la madera de las casas, volviendo imponentes esas sencillas construcciones.

Su escrutinio a la distancia fue interrumpido por un suave aroma, muy ligero casi imperceptible, era dulce, mucho. Su boca se llenó de saliva, su corazón se agitó, sus músculos se tensaron, se sintió como un animal listo para cazar.

Y fue eso lo que hizo, corrió rápidamente hacia la zona de los árboles, donde trepo uno rápidamente, con una facilidad que ni el mismo pensó tener. El aroma se hizo débil, sintió que comenzaba a desaparecer, se dio prisa, no podía dejar que se fuera, deseó enterrarse en ese aroma. Cuando llegó a una de las ramas más altas, donde estas ya eran gruesas, casi del tamaño de una persona, encontró  un beta que tenía los ojos cerrados. Todos sus intentos pararon ¿Cómo era posible que fuera un beta el que estuviera frente suyo? Estaba seguro que ese aroma dulce que le pareció olfatear era el de un delicioso omega. Sin embargo,  tenía entendido que los omegas y alfas del clan Uchiha tenían sus orejas y colas animales: el jovencito que estaba frente suyo no portaba ni el uno ni el otro. Se acercó y no olfateó nada más que la simpleza de un beta. Aun así dentro del clan Namikaze sería confundido a la distancia con un omega por su apariencia. Era bastante hermoso, de hecho se le hacía parecido a alguien, aunque no identificó a quien.

— ¿Te vas  a quedar viéndome como retrasado mental o qué?

Definitivamente no era un omega. Después de todo, la presencia de un alfa siempre intimidaba a los omega. Naruto olía claramente, a alfa, un poderoso alfa… Sin embargo el joven beta pelinegro siguió viendo hacía los ojos de Naruto sin un ápice de temor o emoción.

—Aunque seas un beta me debes respeto, teme grosero y maleducado. ¿Qué tus superiores no te han informado que ustedes, los Uchiha, se volverán parte de nuestro clan?

El rubio alfa se sintió ansioso. La belleza del beta que tenía enfrente era poco común. Normalmente un alfa no encontraba bello a un beta, pero ahí estaba, no pudiendo despegar la mirada de las facciones delicadas, de la piel tersa del beta que tenía un frente, su rostro era particularmente hermoso. Y cuando el beta se puso de pie, no pudo evitar admirar las finas y elegantes curvas que poseía. Casi aparecía en la edad perfecta para la procreación ¿Por qué un beta tenía las curvas propias de un omega listo para tener crías?... las caderas anchas, los muslos fuertes, piernas largas, cintura…

— Puesto que no se ha casado con mi amo así que no tengo porque rendir pleitesía a un... dobe-san

El último juego de palabras le irritó de sobre manera. No importaba el bonito rostro que tuviera, iba enseñarle un par de cosas acerca de respetar a los que están por encima de él gracias a la naturaleza; sin embargo cuando quiso estamparle un puño en su blanco rostro, este se movió con una agilidad inusitada. El beta ya se encontraba detrás de él, apuntándole con un kunai.

—Vaya. Quizás debería decirle a Sasuke-sama que su futuro esposo es un mediocre. —Se burló.

Gruño, su animal interno buscó venganza. No iba a dejar que un beta se burlase de él. Volteo velozmente con una pierna alzada logro golpear a la altura de la cintura al beta quien cayó por los árboles, pero para su sorpresa antes de impactar contra el suelo giro en el aire y cayó sobre sus pies con gracia. A pesar de ser un beta era un digno miembro de un clan felino.

Bajó y cayó a su lado con fuerza, muy diferente a la elegancia del otro.

—Teme… dime tu nombre- lo ordenó con su voz de alfa.

El beta se sonrojo levemente por la vergüenza. Naruto sonrió, a esa voz no podían negarse.

Estaba muy confiado hasta que observó en sus labios una sonrisilla burlona.

—…. No puedo creer que no sepas ello. ¿El general Namikaze no ha entrenado a su cachorro sobre etiqueta y la escala de clases?

El rubio hizo memoria, quien le iba a enseñar eso era Orochimaru, así que nunca fue a alguna de sus clases. No se llevaba bien con el omega de su padrino.

—Parece que no. No puedes hacerme hablar. Soy un beta al servicio de los Uchiha. De hecho al servicio de Sasuke Uchiha, así que solo podrás darme órdenes cuando te hayas apareado con él. Mientras tanto no puedes.

En ello tenía razón. Los betas por instinto sentían cariño por los omegas, por todos; pero solo servían a los alfas a los que les juraban lealtad, al clan al que pertenecían. Y era un siervo del clan Uchiha así que simplemente no podía darle órdenes. Aunque podría obligarle a la fuerza.

De nuevo escucho esa ligera risa burlona. Tenía ganas de agarrarle a golpes, tumbarlo en el suelo y… Se sonrojo de solo pensarlo. Hubo una imagen mental fugaz que no correspondía con el instinto de un alfa de hacerse respetar por sobre un beta sino con un omega. Se suponía que solos los omegas eran capaces de encender la libido de un alfa. Pero a pesar de ser un siervo al servicio Uchiha, era demasiado engreído para su raza sexual.

—Voy a hacer que Sasuke te corra cuando lo marque.

No supo porque, pero al parecer había tocado fibra sensible en el beta, pues saco dos kunai de entre sus ropas, se puso en posición de pelea.

—Quizás sea mejor si te asesino aquí, así librare a mi amo de un alfa inútil como tú.

—Óyeme…

De pronto, Naruto recordó los datos que ese joven beta le había dado, la curiosidad supero a la furia que cargaba. Ni siquiera se puso a pensar como era posible que permitiese que un beta le amenazara con esas armas o que llanamente estuviera desobedeciendo a la orden de su padre de que ningún poblador del clan Uchiha podía portar armas hasta que el clan Namikaze le ordenara hacerlo.

— ¿Sasuke? El nombre del hijo menor de Fugaku es Sasuke, mi prometido. ¿Cómo es?

Esa pregunta desestabilizó al beta frente  suyo. Quien suspiró y guardó sus armas.

—No te importa—contestó seco.

—Claro que si ´tebayo. Qué tal si debajo de esa mascara hay un gatito feo.

— ¿Gatito feo?

La ceja delineada del beta tembló visiblemente, aquello le dio gracia a Naruto. Casi sintió ternura ante el gesto, solo quisiera ver ese hermoso rostro con dos orejas esponjosas sobre su cabeza y sería perfecto.

—Bueno todos los alfa y omega Uchiha son como gatitos ¿no? Caminan todos orgullosos... Deben ser muy sensibles también- se puso en pose pensativa.

Un kunai voló hacia su costado haciéndole una herida en la mejilla, precisamente en las marcas como bigotes que portaba.

El beta parecía sumamente ofendido, casi Naruto podía sentir que dos felpudas orejas se posarían sobre su cabeza con los pelitos erizados por la furia. Quizás era que incluso los beta tenía ciertas características gatunas.

— ¡No somos gatos imbécil! ¡Somos panteras!- grito bastante ofendido.

Naruto solo pudo reír a carcajadas por la voz del otro. No debería darle gracia  la rabieta del beta; al contrario debió atacarlo, derrumbarlo hasta hacerlo comer el polvo. Pero su instinto no le mandó aquello. Algo sumamente inusual. Un alfa debe buscar el respeto de un beta cueste lo que cueste, pero en cambio era ternura lo que invadía su cuerpo.

Se acercó con rapidez hasta el beta, le tomo del mentón y lo acercó a él. No entendía porque lo hacía, pero tenía ganas de tenerlo entre sus brazos aun en contra de las protestas del beta. Su instinto en vez de mandar a golpearlo quería buscar su sumisión de otra manera.

— ¿Qué demonios haces? ¿No se supone que tienes esposa?—preguntó incómodo.

Ante el recuerdo de Hinata, soltó al beta. Su calor mermó, pero unos segundos antes sintió que ardería si no tocaba al beta. Se supone que eso no sucede con betas.

El beta pelinegro parecía confundido, así que le regalo una sonrisa.

—Ven... ¿Por qué no practicas conmigo?

El rostro del beta al principio fue de sorpresa pero luego una maliciosa sonrisa se dibujó en sus labios. Aunque antes de acercársele pareció dudar unos instantes como si un recuerdo le impidiera seguir; sin embargo, finalmente se acercó a él. La adrenalina les envolvió por completo.

No pararon de repartirse golpes, patadas, de esquivarse hasta que la tarde cayo por completo.

Ambos terminaron en el suelo recostados. Naruto estaba sorprendido con la enorme flexibilidad, rapidez y astucia del beta. No había utilizado toda su fuerza por supuesto, pero sospechó que el beta tampoco lo había hecho. Aunque finalmente terminó venciéndolo, lo cual era natural entre un alfa y un beta; aun así su destreza para el combate era muy inusual ¿así de fuertes serian todos los betas Uchiha? Realmente había sido buena idea unirlos al clan.

— ¿Y me dirás cuál es tu nombre, teme?

El beta, simplemente se quedó extendido sobre la hojas secas que servían de colchón por sobre el suelo de tierra.

Naruto se rindió de pedir una respuesta así que dirigió su mirada hacia el cielo, un cielo que no veía pues los arboles eran verdaderamente frondosos. Cerró sus ojos y el olor a tierra le inundó, era el olor de la naturaleza con lo cual se sintió pleno en ese instante. Extendió sus manos, se estiro como si estuviera sobre un cómodo lecho y sus dedos acariciaron los dedos del beta con el que había entrenado. Una ligera chispa le recorrió, pero no separo sus dedos, eso lo mostraría como un cachorro asustado y no como el alfa que se supone era.

El beta a su lado también vislumbraba con una sonrisilla de satisfacción hacia el cielo. Al parecer disfrutaba también del lugar en el que se encontraba.

—Sabes... ahora comprendo lo importante que es preservar una cultura´tebayo. No debes preocuparte por tu amo, lo tratare con cordialidad.

El alfa escuchó un resoplido que era una clara burla.

—Sí, claro…si se nota que te han enseñado modales… …

Pero ya no se molestó, solo río francamente ante el comentario. Se encontraba realmente relajado como para dejar que la furia de su alfa saliese a flote.

—Bueno, a Sasuke no lo conozco pero es una palabra hacia ti´tebayo. —dijo con firmeza.

— ¿En verdad le das tu palabra a un beta?—preguntó con marcada curiosidad.

—Por supuesto ¿Por qué no?

—Porque eres un alfa. Tu padre, parece muy diferente a ti…por lo que mi amo me ha contado.

Naruto recordó el hermoso baile que le fue regalado, sin duda el omega seria bello. Seguro que todo ello le tenía asustado. De alguna manera empezó a agradarle.

—No siempre fue así. Cuando mi madre vivía, él era diferente y considerado. Ahora... en verdad creo que es de temer.  Voy  a sucederlo en un par de años pero no sé qué demonios me dejara como clan…que clase de imperio me dejara… Aunque, esta vez me sorprendió que buscara una alianza con el clan Uchiha, supongo que tu cultura debe valer mucho. Mi padre es alguien que siempre busca la ventaja.

Se dio cuenta que todo ello no debería estar contándoselo a un beta desconocido, pero extrañamente al beta no parecía importarle, sino que parecía que simplemente le escuchaba como un compañero, un amigo. Eso le alegró. Hace mucho tiempo que no contaba con verdaderos amigos.

— ¿Sabes? ¿Por qué no nos reunimos siempre en las tardes para practicar?- preguntó animado el rubio.

— ¿Me estas pidiendo que yo, un beta, te ayude a entrenar a ti un alfa heredero pura sangre? Estas demente.

El rubio dibujó un puchero, se dejó caer sobre la tierra nuevamente y rio maliciosamente.

—Por supuesto, me tienes miedo. No te preocupes. Lo entiendo, con esa cara de omega...—se burló.

— ¿Qué has dicho, inútil?

—Que tienes miedooooo…—alargó de manera exagerado la última letra con tono jocoso.

Sabía que sonaba como un niño pero el beta a su lado no le parecía precisamente alguien maduro así que se lo permitió.

—No te tengo miedo ¡estúpido!- grito el beta pelinegro.

Naruto se apoyó sobre su brazo izquierdo, aun recostado en el suelo como si fuera cómodo (la verdad era que en ese momento lo sentía cómodo) para ver como los mechones del beta caían juguetonamente sobre su rostro. Una imagen tierna, atractiva que no dejó que sus ojos se liberaran de su hechizo.

— ¿No lo tienes? ¿Entonces no será que te gusto y por eso me respetas?—preguntó con picardía

—No me gustas— dijo con una clara cara de asco.

— ¡Oye! tampoco tienes que hacer ese rostro. —Esbozó un puchero.

—Solo un omega en estado de celo diría “¡Me gusta, Naruto-sama!”

—Oye… oye te recuerdo que tengo una preciosa esposa que me adora—respondió muy seguro de sí mismo el rubio.

—Pobre de ella y pobre de mí amo.

Ante tales palabras hirientes en su orgullo, Naruto se sentó, cruzó sus brazos sobre su pecho y se mordió el labio inferior. Aquello francamente le molesto pues si por él fuera no volvería a ver la cara de los Uchiha.

—No es como si yo quisiera casarme con tu amo, sabes… de hecho...— se acercó al beta—Pídele a tu amo que haga un acuerdo conmigo. Será, por el momento,  solo entre nosotros tres o más bien cuatro...

Lo que pensaba pedir iba en contra de las reglas de su padre, pero poco le importó. No quería hacer sufrir a su esposa; además que su futuro esposo causaba estragos en su ser. 

— ¿Cuatro?

—Bueno... mi esposa, tu amo, tú y yo. Por el momento al menos.

El azabache esbozo un rostro totalmente serio, sus brazos se apoyaron sobre su pecho también. Su pose seria guardaba algo de una elegancia perteneciente a la nobleza ¿acaso los amo Uchiha eran tan estrictos como para que incluso sus siervos tuvieran esa elegancia tan felina?

—Te escucho—habló.

—Bueno... yo no quiero serle infiel a Hinata, mi esposa, ella es todo para mí. Sabes, le debo algo que jamás podré pagárselo ´tebayo. Sé que aunque ella no lo diga ella esta asustada y se siente traicionada por este matrimonio.

—Si te refieres a romper el matrimonio…—Respondió el beta, aparentando no importarle los problemas del rubio.

—No, claro que no. Comprendo que debe hacerse. Pero no quiero tomar a un omega que ni conozco, que seguro me desprecia´tebayo.

Aquello pensó que relajaría al beta frente suyo, pero por el contrario su rostro se endureció más, sus ojos rasgados se afilaron.  

— ¿Entonces?

—Voy a cambiar la cláusula del matrimonio— dijo animado— Además de compartir los celos con tu amo me piden compartir un día a la semana con él. Lo creo estúpido si solo es un matrimonio político. Umm… no quiero obligar a nadie mi compañía, podría utilizar ese tiempo en otros asuntos. Además sobre los celos, reducir a tres días la duración que debo pasar con él. Sé que incluso será más fácil para él.

En medio de tanto palabreo, el rubio no se dio cuenta como el beta apretaba sus puños, y mordía su labio inferior de forma furiosa.

— ¿Esto...que opinas´tebayo?—preguntó como si lo que hubiera dicho fuera un tema trivial.

—De hecho creo que va a aceptar tener el menor contacto físico contigo así que aceptara con la condición de que tus visitas sean las menos posibles y que su familia pueda vivir cerca de sus aposentos. Y que bajo ninguna circunstancia rompas esas palabras que has dicho.

—Entiendo…´tebayo. ¿Cómo sabes tanto de Sasuke?—preguntó curioso.

—Simplemente porque he crecido a su lado sirviéndole.

Naruto asintió, lo pensó. Era cierto... nunca había obligado a ningún omega estar con él. Siempre que había tomado a un omega era con la voluntad de este así este a en celo. Y realmente aceptaba que el omega que sería su esposo, era atrayente por lo que sería mejor si evitaba la tentación. No tenía permitido morderle, pues se formaría un lazo especial entre ellos, el cual no era correcto pues su unión solo era política y de mutua conveniencia.

 En cinco años ya sería líder del clan Namikaze y él harías las cosas diferentes definitivamente. Toda esta política tan ofensiva para otros clanes no le parecía justa. Prácticamente su padre deseaba que le llenara de herederos. Según este, por instinto debería desearlo. Y así era, pero no con un desconocido… Cuando al fin se había encariñado con Hinata. Ella era paz, no le traía sensaciones extrañas; mientras Sasuke, aun sin verle de verdad, le hizo sentir como si un ser dentro de sí se removiera.

—Dile que no se preocupe, en cinco años ya seré líder del clan; Hinata-chan me habrá dado un heredero o muchos…. Y dejaré libre a Sasuke, a su hermano, sin necesidad de romper el  acuerdo de unión que tenemos; además buscare un buen esposo para Sasuke que lo acepte sin ser virgen. Y si tenemos cachorros que acepte a nuestro cachorro como legítimo.

Había pensado en cada detalle y lo había soltado sin medir sus palabras. No creyendo que el otro podría ofenderse. Para Naruto era seguramente algo deseado para el omega. Ya que al ser un segundo esposo no contaba con ciertos beneficios, entre ellos era que sus cachorros no podían entrar a la línea de sucesión a menos que la primera esposa no le diera crías. Por lo cual asegurarle que encontraría un esposo o esposa alfa para el cual si tendría hijos legítimos debería ser felicidad para este.

—Ahh... así que no piensa reconocer a los cachorros que Sasuke-sama tenga de usted—susurró.

—Eso ya es sabido ¿no? Mi padre quiere nietos de Sasuke, pero sus herederos van a ser los que me de  Hinata. Me avergüenza decirlo, pero mi padre solo quiere más guerreros y mostrar que su clan esta lleno de gente poderosa.

—Por supuesto.

El joven beta se puso de pie, se sacudió sus ropas que eran claras de entrenamiento. Peino con sus dedos los mechones que enmarcaban su rostro, así como el resto de su cabello que se mostraba sedoso y brillante.

—Le informaré ello a Sasuke-sama y luego te daré su respuesta. Umm…Naruto… si quieres podemos practicar, pero creo que ambos no tenemos todo el tiempo del mundo... tengo deberes como aya de Sasuke-sama e Itachi-sama; mientras tú como heredero y guerrero del clan.

El rubio sintió un vacío al saber que el beta se marchaba. Deseó extender su brazo hasta tomar la mano del otro y así mantenerle cerca de él.

—Oh… sí, claro tengo muchos deberes pero a partir de las seis los últimos dos días de la semana me desocupo... ¿Tu?

El azabache asintió

—Entonces nos vemos pasado mañana ¿te parece ´tebayo?

—Está bien. Traeré la respuesta de Sasuke-sama. Supongo que debes ir plateándole ello a tu padrino y a tu padre así como a los Hyuga.

—Nos vemos…pero moh, dime tu nombre.

El otro sonrió ante el gestillo poco varonil que a veces hacía Naruto.

—Me llamo Ranmaru

—Genial… nos vemos, Ranmaru.

…………………………………………………….

Le veía desde unos metros atrás. A pesar de los años, Orochimaru tenía una manera bastante desconocida por el resto de cómo se mantenía tan fresco y con la piel limpia y tersa. Nadie, ni siquiera él sabían a qué clan perteneció, de qué lugar exactamente provenía. Un día de invierno simplemente apareció vestido con lujosos ropajes pero sin símbolo alguno en estos. Jiraiya recordaba perfectamente ello, aunque era solo un niño. Esa tarde practicaba dentro del dojo junto a Tsunade, su mejor amiga, alfa también y quien heredaría el clan Senju que poco a poco se hacía más pequeño. Ambos solo tenían diez años, pero como alfas ya debían de entrenar sin parar.

Él era hijo de uno de los generales del padre de Tsunade. Así que cuando se volviesen adultos sería el segundo al mando de Tsunade. Esa inesperada tarde, fría y llena de nieve, Orochimaru fue encontrado en el camino principal hacia la mansión.

 Sus ropas eran complejas propias de un omega infante. Por ello mismo se tomó cuidado en su protección; se pensó que pronto vendría algún mensajero de algún clan buscándolo, pero ese mensajero nunca llegó. Entonces se pensó en por medio del niño encontrar su hogar, pero aparentemente Orochimaru no recordaba nada antes de caer desmayado, solo vestigios de caminos, árboles y nada más. Se rastreó una mansión lujosa que no era más que cenizas. No se sabía quienes vivieron una vez ahí, quienes eran los enemigos que habían quemado todo. Mucho menos porque Orochimaru tenía orejas y cola de felino. Así que gracias al estudio de las parteras y sanadoras del clan Senju se determinó que Orochimaru era un omega valioso y de alto linaje, no se sabía con exactitud cuál pero así era. Después de todo solo los clanes más antiguos podían tener su cola y orejas sobre su cabeza.

Por ello Orochimaru fue comprometido desde ese momento con Tsunade. La madre de Tsunade creía que criar a la futura pareja de su hija alfa sería lo mejor.

¿Cómo acabo siendo otro más de los generales y amante de Jiraiya? Era una historia bastante larga…

— ¿Qué quieres, Jiraiya? Estoy ocupado así que di lo que tengas que decir pronto.

Escuchar la palabra “amantes” podría hacer pensar a todos que tenía una relación bastante apasionada, dulce y demás artículos apelados al deseo y el amor; pero desafortunadamente para el peliblanco no era nada así. Orochimaru y Jiraiya se llevaban bastante fríamente. De los labios de Jiraiya ya no salían palabras dulces o intentos de cortejo, eran más que nada, palabras duras buscando lo deseado, tan directamente como se pide prestado un lápiz. Y no era algo que le complaciese. Como alfa tenía el instinto de imponerse pero también quisiera poder ser dulce con su omega, arroparlo en sus brazos, deseaba como alfa que su omega busqué su protección y su amor.

—Sabes lo que quiero—habló con su segunda voz. Esa que todos los amantes que tenía volvía locos, pero que no conseguía lo mismo en Orochimaru.

—Los alfas no entran en celo—respondió, dejando en evidencia que entendió el doble sentido, pero que no le importo en lo más mínimo.

Ni siquiera se dignó a verlo, Jiraiya solo podía observar como la larga cola felina se movía con elegancia. Le era gracioso  verle, pero también era como un vicio, su imagen era tan deseable.

— ¿Por qué no?—Preguntó, apoyándose en una de las paredes sin perderle de vista. Quisiera notar alguna especie de sonrojo, quizás escuchar algún ronroneo.

—Porque no tengo ganas. —respondió con simpleza.

—Solo tienes ganas cuando estas en celo...si lo veo de algún modo me estás usando. —recriminó con el orgullo de general y alfa que tenía. Tenía todos los omega solteros detrás de sí, un poco más restregándose ante él. La mayoría respetaba el luto autoimpuesto de Minato por lo que de la generación de Minato buscaba en él un partido. Pero Orochimaru no. Era un general, poderoso, con amplios recursos económicos,  reconocido, aun en buena edad para la procreación por lo cual era un excelente partido como pareja para un omega.

—Sí, así es... ¿tienes algo en contra? No te estoy obligando a follarme durante el celo, sabes. —Respondió sin darle la importancia debida al asunto mientras seguía leyendo unos documentos que al parecer eran mucho más importantes que lo que Jiraiya le contaba.

—Soy tu alfa— espeto con más rudeza con esa segunda voz que le gustaría utilizar más fuerte hasta doblegarlo.

—No lo eres. Así como tu utilizas  a otros omegas o betas de clase menor para calmar tus instintos los demás días del año, yo te utilizo los días de celo. Si no quieres, te lo repito, puedo buscar otro alfa que quiera... No tengo ningún problema.

La forma maliciosa en la que lo decía desató nuevamente el alfa en el interior de Jiraya, quien en respuesta tomó a Orochimaru y lo empujo contra su mesa de trabajo, haciendo que varios papeles cayeran al suelo.

— ¿Por qué me desprecias?—Se acercó a su nuca, aun sujetándolo fuertemente contra la mesa. Sabía que en fuerza física vencería a Orochimaru, la naturaleza era juez y la fuerza bruta era para los alfa.

—No lo hago... suéltame.

Jiraiya observó el cuello pálido del otro, lamió su piel sedosa; como quería plantar sus colmillos ahí mientras lo tomaba y le llenaba. A veces sentía que el instinto no podría ser controlado; técnicamente tenía más fuerza que Orochimaru, pero este no era un omega convencional. Para nada. Aquel niñito omega abandonado con los ojos rasgados y la mirada triste no estaba más. El omega que tenía entre sus brazos no era un ser nada indefenso, como se suponía la naturaleza le había mandado a ser.

Una de sus manos las levantó y vio ahí en las garras del omega una sustancia pegajosa negra, veneno con seguridad. He ahí una de las tantas causas del porque Orochimaru era general: su inteligencia para crear venenos.

— ¿Quieres que pruebe uno de mis experimentos contigo?

Los ojos de Orochimaru brillaban con repulsión. Esa mirada fue suficiente para que el alfa le soltase. No era capaz de someter a Orochimaru contra su voluntad, menos con esa mirada de asco. No lo quería de esa forma. Como alfa no cabía en su orgullo el tomar a un omega mientras le mira con desprecio, no con la usual entrega de estos.  Se conformaría nuevamente con poder tomarlo durante el celo que era el único momento en que Orochimaru se dejaba hacer aunque claro no plenamente. El omega ni siquiera en el celo estaba indefenso. Después de todo era un astuto felino.

Se separó ligeramente del cuerpo cubierto en seda y se agachó  a tomar los papeles que por su culpa se habían caído. Les echo una mirada...

— ¿Por qué investigas sobre infertilidad y fertilidad?

Una pequeña luz dentro de él se iluminó. Hacia tanto que su alfa interno le exigía cachorros. El problema era que se encontró atrapado en solo desearlo por medio de Orochimaru. Podría tomar a muchos otros y seguramente estarían más que felices con ser las madres de sus crías, pero deseaba que su primogénito fuera de este. A pesar de que se venía dentro de Orochimaru mientras intimaban durante el celo, este nunca había quedado preñado.

—Hyuga…—susurró mientras le arrancó los papeles de la mano.

Todo dentro de Jiraiya se apagó. Nuevamente esa desazón. Su mente estaba embotado del aroma del otro, tan sublime que quisiera enterrar su nariz en sus cabellos hasta encontrar paz.

—Hiashi Hyuga le pidió a las parteras de su clan que investiguen porque Hinata Hyuga no puede embarazarse. Obviamente son unas incompetentes así que me lo pidió a mí por una buena cantidad de dinero.

—Entiendo…Es necesario un heredero después de todo. —Intentó prestar atención a las palabras de su omega, pero su atención se iba nuevamente por la fuerte sensación de deseo que existía hacia el otro. ¿Cómo era posible que esa quemazón solo este de su lado?

—Si bueno... ¿tu crees que este bien que la mocosa Hyuga se embarace?

— ¿Por qué lo dices?

Jiraiya no pudo evitar detallar lo bien que le quedaba aquella cola alta con dos mechones sueltos al rostro. Se moría de ganas porque el celo de Orochimaru llegase y así poder tenerlo en sus brazos por una semana entera. No solo por poder enterrarse en su entrañas sino porque cuando se anudaban era imposible para el otro separarse de él, por lo que por unas horas estaban unidos al completo y él podía tocar cuanto quisiera del cuerpo del otro; además de que tenía la oportunidad de escuchar sus ronroneos.

—Si no puedes verlo no tiene caso. Te dejo esa tarea... piénsalo. Vete.

El alfa apretó sus puños. Su alfa interno le gritaba que no se dejara mangonear así por un omega y lo peor...su omega. Porque todos en ese clan sabían que Orochimaru era su omega destino. Y aun así, tener que dejarle, tener que limitarse a no poder acariciarle, olfatear su olor dulce. Todo ello era casi una tortura que tomaba demasiado de su autocontrol.

Aun así y aun lo doloroso que era, se marchó. Dejando al omega perdido entre sus papeles e investigaciones.

 

…………………………..

— ¡¿Cómo permitiste que te conociera?!

El grito se escuchó en toda la estancia. Habían regresado a su mansión propia. Cuando el matrimonio se diera, deberían de mudarse a la mansión que se construía para todos los líderes de la alianza.

— ¡Te di órdenes precisas de no dejarte conocer por Namikaze! ¡¿Y ahora me dices que por un estúpido capricho te ha visto y conoce algunas de tus habilidades de combate?! ¡¿Cuántas vidas crees que has puesto en peligro?!— la voz de Fugaku subió de tono a cada nueva oración.

Fugaku se acercó a un Sasuke totalmente sumiso: su espalda estaba inclinada hacia delante en gesto de reverencia, su cabeza casi rozaba el suelo de tatami, mientras sus rodillas muy juntas estaban dispuestas a soportar el peso de cualquier golpe de su padre.

—Es suficiente, padre. Examinemos la situación con la cabeza fría.

Nuevamente Itachi teniendo que defenderlo. Siempre era de ese modo. Sasuke cometía algún error y quien siempre saltaba a defenderlo de su propio error era su hermano mayor. Sasuke sintió su orgullo herido. Lo entendería si su hermano fuera un alfa, pero era un omega al igual que él; aún así parecía que nunca lograría su perfección. El error que había cometido fue imperdonable. No había calculado la probabilidad de que Naruto, precisamente él, le encontrara mientras estiraba los músculos e intentaba encontrar un poco de paz en medio del bosque Uchiha.

—No, Itachi. No permitiré que Sasuke se libre de esta. Lo hemos consentido toda la vida, pero es su deber como mi hijo.

Su hermano suspiró. Sasuke agachó más la cabeza, intentando no soltar sus lágrimas. Sentía el claro peso de su padre, su alfa, el alfa de todos. Su padre, cuando se enojaba, tenía un tono de voz tan frío y duro, su aura animal parecía devorar a todos a su alrededor.

El aroma de Itachi se sintió pronto. Este sabía bien cuando debía de usar sus propias feromonas para calmar a su padre o a su prometido Shisui. Era un omega que sabía utilizar su naturaleza a su favor.

—Por favor, padre. Sasuke es un niño aún...

El pequeño minino se puso de pie y  aun con la cabeza gacha interrumpió a su hermano.

—Padre tiene razón, Itachi. Cometí un grave error. Pero, padre, tome en cuenta que estoy en mi periodo de estío, ningún alfa debería poder olfatearme pero Naruto Namikaze lo hizo.

Aquello pareció interesar a su padre, quien se giró hacia él aún con la mirada fría.

—Le dije, padre, que pensáramos con la cabeza fría. Sasuke nunca ha salido en sus periodos normales o cercanos al celo. Salió porque está en el periodo de estío, en el cual tiene cero posibilidades de preñarse y casi huele como un beta. Solo usted o un alfa de la familia debería poder olfatearlo. Namikaze no. —explico el omega mayor.

Fugaku asintió pensativo. Se sentó y sus hijos hicieron lo mismo en frente de él. Itachi tomo la mano de su hermano y este no la soltó por unos minutos hasta que su padre volvió a hablar.

— ¿Él te vio sin tus orejas?

Sasuke asintió lentamente, sin saber si sus actos agradarían a su padre o no.

Su periodo de estío, era común entre todos los omegas pero solo evidente en los omega Uchiha y otros de clanes antiquísimos.

El ciclo rotativo de un omega se dividía por periodos de una semana cada tres meses de celo, en el cual sus feromonas disparan cantidad de su perfume natural, el cual la naturaleza les había dotado para que atrajeran a su alfa, este los tomara y preñara, era una época de altos índices de fecundidad si no era evitado por métodos alternos. Luego del celo le seguían periodos normales en los cuales sus aromas eran naturales, evidentes para los alfas en general y en los que los omega Uchiha tenían sus características felinas como sus orejas y cola entre otros. Los periodos de estío eran intervalos muy cortos de apenas cinco días, una sola vez al año, tiempo en el cual su aroma era reducido al mínimo, solo apreciable para su familia sanguínea o enlazada. Este periodo inducía una perdida temporal de esas características felinas. Y es que sus cuerpos se autorregulan durante esa época, como un descanso.

Todos los omegas tienen esos periodos; pero sus aromas solo disminuyen poco, no se hacen casi nulos como en los Uchiha. Muy pocos saben acerca de esta enorme diferencia. Sin embargo, los miembros del clan de las panteras sí, desde hace muchas generaciones esta información ha sido transmitido de padres a hijos. Los Uchiha al estudiar sobre estas diferencias con los de otros clanes  concluyeron  que era porque ellos mismo estaban más enlazados con sus yo animales que la de otros clanes de su conocimiento.

—Pero sabe que eres tu ¿Sasuke?

El pelinegro negó rápidamente, nuevamente sintiendo esa presión incómoda en su cuerpo. Incluso tuvo miedo de subir su mirada a la de su padre. Su omega interno, aunque débil, le obligaba inclinar la cabeza ante su autoridad.

—Realmente no sé si fue buena idea que no se lo dijeras. Pero ya que piensa que fuiste un beta déjalo pensar así hasta la noche de bodas. Debemos hacer que ese matrimonio se dé y cualquier impedimento dejarlo de lado. —Habló tan duro como era la realidad.

Sasuke asintió con firmeza. Por supuesto, era parte del plan el que se debiera de casar y consumar su matrimonio. Sin embargo de alguna manera temió. Sabía que cuando Naruto viera su rostro iba a molestarse. Le había engañado y eso no es algo que un alfa perdone fácilmente. Pero su padre le dio una orden e iba a cumplirla. No solo porque su naturaleza sumisa le obligaba a servir a su padre sino porque realmente creía en el plan de su padre, hermano y de su primo Shisui.

—Permítame retribuir este error, padre. Por unos días podré desaparecer mi cola y orejas así que seguiré obteniendo información de él. ¿No me ha dicho usted que es bueno conocer al enemigo?—Se aventuró a levantar un poco la mirada y suavizar su voz.  

Fugaku por fin sonrió, lo cual calmó al cachorro pantera.

—Así es, hijo mío. —suspiró—Realmente quisiera ser más fuerte para no tener que hacerles esto.

Ambos hijos sintieron el aura de su padre, a través de su lazo entendía que era cierto. Como alfa, su padre se sentía humillado de no poder proteger a su familia, tener que exponerla; pero no era solo el alfa de su familia sino de un clan completo. Aunque el plan le doliese, era su deber como la guía de todos los miembros del clan, era para lo que fueron criados sin importar sus propios corazones.

—Somos tus hijos y por eso debemos proteger el clan también—comentó Sasuke inclinando su cabeza.

El alfa Uchiha se acercó a su hijo y puso su mano sobre su cabeza, acarició sus cabellos con cuidado. Tomo unos mechones y los detalló con ese cariño que a veces no podía controlar.

—No agaches tu cabeza ante nadie aparte de tu familia ¿me entiendes?

El joven omega levantó su cabeza y asintió con una sonrisa que solo habían conocido su familia más cercana. Recostó su cabeza en la enorme mano de su padre, dejándose embriagar por el aroma poderoso de su padre, además por el dulce y tranquilizador de su hermano mayor. Realmente aún deseaba permanecer al cuidado de ambos, pero era tiempo ya de comportarse como un Uchiha adulto y demostrar que su crianza había surtido efecto, que también era capaz de poner de su parte por el bien del clan. Por amor a sus seres queridos haría todo lo que tuviera en sus manos para lograr sus objetivos así sea mentir y negarse a cualquier afecto.

Esa tarde, Naruto le había tomado por sorpresa, cuando abrió sus ojos y vio su rostro sufrió de un sobresalto. Casi se cae de las rama del árbol, pero todas esa innumerables preguntas y miedos se escondieron bajo du mascara de egocentrismo. Recordó el nombre de uno de sus vasallos y se lo dio. Sin embargo en algunos momentos no pudo controlarse. Naruto era más de lo que pensó, era interesante, tenía secretos y temores como todos los demás. E incluso en algún momento había sonreído sin tener que fingir. Cuando le reto para entrenar, simplemente no pudo evitar aceptar, se dijo mentalmente que fue solo para aprender del otro, estudiarlo, pero se había divertido.  Sin embargo esas palabras hacia “Ranmaru” sobre el supuesto trato que le confió hirieron un poco su orgullo pero al mismo tiempo le tranquilizaron.

—Entonces, tomemos ventaja de este error. Cuéntame todo lo que aprendiste de tu enemigo.

Itachi también escuchó atentamente. Le ponía nervioso acercar tanto peligro a su hermano. Sin embargo, aun necesitaban tiempo. A su mente acudió el recuero de su prometido; sin embargo intentó no distraerse y también aprender del sujeto que iba a desposar a su hermano. Si quería librarlo de todo, debía de saber todas las debilidades de sus enemigos. A pesar de lo fuerte que era, Itachi no pudo evitar desear los brazos de Shisui a alrededor suyo. Aquella necesidad era más que la básica de todo omega de sentirse protegido por su alfa, era la necesidad de tener cerca a la persona que conocía cada pequeño aspecto de él. Pero no podía verlo aún, ni a él ni a su tío Obito.

—Así que Namikaze desea tener el menor contacto contigo—Fugaku murmuró analizando las expresiones de su hijo. — ¿Qué opinas, Sasuke?

Este se ruborizó levemente y desvío la mirada.

—Creo que es una falta de respeto hacia mí y el clan. Me está despreciando como omega. —admitió.

—Lo hace. —concedió su padre sin dejar de analizarlo.

—Pero, si me disculpa, padre. Quisiera aceptar. Creo que ello podría hacer que confié en nosotros. Y...

El omega mayor se acercó a su hermano y lo envolvió en un abrazo. Sintió el ligero temblor de este. Era su niño, el bebe que su madre le encomendó cuidar. Itachi deseo poder tomar su lugar y protegerlo de todo.

—Padre...—Pidió Itachi con esa mirada que tanto enorgullece a su padre.

—Es cierto que es una ofensa a ti como omega. Pero creo que nos beneficiara. Aceptaremos. Has que ”Ranmaru” se gane más su confianza, que le cuente todo lo que siente, sus debilidades, sus miedos, sus temores, a quienes quiere, a quien desea proteger. Lo más que puedas. Una vez que descubra que las has mentido...

—Estaré en celo cuando eso suceda, padre. No habrá mucho que pueda hacer—Sasuke desvío la mirada cohibido de solo pensarse en ese estado.

—Nunca subestimes el orgullo de un alfa, hijo.

Fugaku era una persona fría y calculadora cuando deseaba algo, pero por sus hijos omegas sentía una sincera debilidad. Después de todo eran deseados; su preciosa y perfecta esposa se los había dado y él no pudo estar más agradecido con cada uno de sus nacimientos. Y ahora le demostraban cuanto eran capaces de hacer por el clan.

—Sabes que no estoy del todo de acuerdo con esto, padre. Debió haber dejado que tomara el lugar de Sasuke.

—Sabes que tú tienes otra misión, Itachi.

Antes de todo el problema, ambos discutían mucho sobre el futuro del clan. Itachi había pensado abrirlo hacia otros, pero luego se topó con la dura verdad de que no podría lograrlo de forma pacífica. Itachi se seguía preguntando porque era que peleaban todas esas personas. El solo quería proteger a su hermano y su gente. Su padre también aunque tenía más ambiciones de por medio.

—Estoy bien, hermano.

A pesar de lo que decía, Sasuke se acurrucó en su pecho como buscando su instinto maternal.  Como era usual, no pudo evitarlo, descargo al ambiente endorfinas que hicieron sonreír al menor.

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A unos metros se podía distinguir el brillo de las aguas del riachuelo que se escurría entre las grietas del suelo. Sentado sobre unas piedras, con un ropaje sencillo, pero que le quedaba bien a su tomo de piel, Naruto distinguió al beta con quien hace dos días quedó para verse.

Era irónico, pues desde la aparición de este beta no había vuelto a pensar en Sasuke y su misterioso ser durante sus desvelos. Quien le quitaba el sueño con solo haberlo conocido unas horas era aquel pelinegro.

No odiaba a Sasuke, pero simplemente no había sentimiento que pudiese albergar por él. Sin embargo, con un simple siervo pudo hablar con naturalidad, franqueza; una franqueza que ya ni siquiera tenía con su padre ni su padrino. Su padre estaba metido en la idea de hacer crecer el clan, mientras su abuelo en apoyar a Minato y por otro lado en una relación compleja con el general Orochimaru.

Ranmaru llegó a su vida como un amigo, un compañero que podía escucharle, regañarle y otras cosas más que su esposa no podía hacer ni aunque quisieran ambos, pues la etiqueta no se los permitía. Lo mismo sucedía con Sasuke  a quien no había vuelto a ver. Ya que no era necesario en lo absoluto.

—Sí que te demoras, inútil.

El beta portaba unos pantalones que eran estrechos, apretados a sus piernas, mientras que en la parte superior llevaba una camisa-yukata de tono lila, debajo de ella dejaba entrever que estaba cubierto con una malla. Un obi marcaba su cintura. Hasta parecía vestimenta de omega, pero nuevamente la falta de un olor dulcete le recordaba que Ranmaru no era más que un simple beta. “Si tan solo Ranmaru fuera su prometido todo sería diferente” Fue lo que pensó.

Se sentó a su lado sin delicadeza, tomo un poco del agua del riachuelo y se la tiró encima de los cabellos, desenredándoselos un poco. Se sentía fresco y libre ahí a su lado, protegidos por los arbustos y el sonido de las aguas que atravesaban la tierra. Ranmaru se apoyó sobre sus antebrazos hacia atrás. Tenía un vientre plano; Naruto no pudo dejar de notarlo. Era cierto que existían betas que eran hermosos tanto como un omegas, pero Ranmaru le comenzó a parecer deseable desde el comienzo;  al mismo tiempo, tuvo claro que no iba  a malograr el único lazo amistoso que había podido formar desde que oficialmente se había convertido en el heredero del clan.

— ¿Y? ¿Vamos a entrenar?— preguntó el azabache.

Naruto rio sin quitarle la mirada. No sentía peligro a su lado. Algo dentro de sí le indicaba que todo estaría bien al lado del azabache, era como instintivo. Naruto no podía entender aquello. Nunca se había sentido tan en confianza con un beta, ni siquiera con sus cuidadores de pequeño.

—Nah... hoy solo quiero descansar ´tebayo

Se dejó caer por completo sin importarle que sus cabellos rubios se llenasen de tierra y lodo. Para su sorpresa el hermoso beta, tampoco le importó y se dejó caer junto a él.

La tarde paso en medio de conversaciones sin sentido. Hablando de los animales, intentando descifrar que aves eran las que cantaban a que distancia estarían.

Cuando el ave se dejaba ver, ambos reían pues muchas veces se equivocaban.

— ¿Por qué quieres estar así de perezoso? Si eres el hijo del general Minato… vaya seguro de vida que Sasuke-sama nos consiguió- se burló.

—No te quejes… créeme que no hay  mejor clan al que pudieron unirse que al Namikaze. Y...

— ¿Y?

Naruto se sentó, se acomodó un poco. Ranmaru se sentó a su lado y le observó con agudeza, intentando descifrar que es lo que quiere decirle Naruto.

—Yo... así como me vez, nunca dejaría que algo te sucediese ´tebayo

La forma en la que se lo dijo era más parecida a un beta vergonzoso que a un poderoso alfa por lo que el azabache no pudo evitar reír con burla.

—Oye... teme no seas así, no te burles de mis sentimientos… maldito insensible.

—Naruto… no digas tonterías, solo soy un beta… mi vida está al servicio del clan Uchiha— dijo con un suspiro.

El alfa estaba seguro que era cierto, que el beta que tenía a su lado entregaría hasta su último cabello por la supervivencia del clan. Y equivocado no estaba aunque no tuviera idea alguna que con quien hablaba era su prometido.

— ¿Por qué siendo que eres fuerte no peleas en vez de ser la aya de Sasuke?

Sasuke se dijo a sí mismo que debería intentar arreglar el error anterior, así que aparentando estar relajado habló: 

—Heh… te equivocas. Es cierto que se algunas cosas pero solo es para proteger a Sasuke e Itachi-sama si les sucediese algo. Yo nunca he peleado de verdad. Yo serviría como el último escudo para ellos si sucediera lo peor. Pero ahora no será necesario ¿no?

Intento parecer casual, que su voz no le temblase. Realmente fingir se le daba bien pero la mirada azul de Naruto le incomodaba, pues  era tan diferente a la que le dirigió cuando se conocieron: Ahora era cálida y no despectiva o llena de malsano deseo como aquella.

—Entiendo, supongo que los Uchiha temían una invasión ¿he? —Sonrió agradablemente— Pero no te preocupes ¡Yo, Naruto Namikaze, voy a protegerlos, voy a protegerte´tebayo!

Un sentimiento de culpa lleno el ser de Sasuke. Sus ojos se abrieron, su cuerpo se quedó helado. Parecía hablar con tanta franqueza. ¿Por qué a un supuesto beta? ¿Sería por estar libre de ataduras? Intentó creer eso y apuntó mentalmente. Pues todas esas expresiones y sonrisas deberían ser clasificadas para contárselas a su padre y a su hermano como si solo fueran datos.

—Pero supongo que no por sobre tú esposa, Hinata.

La sonrisa del otro se debilitó rápidamente, asintiendo suavemente.

—Si...bueno... Hinata es mi esposa. Ella va a ser la madre de mis hijos. Sé que será una buena madre. La quiero, por supuesto. —comentó con un tono más apagado.

— ¿Ustedes llevan mucho tiempo juntos?

El rubio asintió bastante decaído.

—Mucho. Nos casamos cuando teníamos quince cada uno. Ahora estamos en los veinticinco. ¿Increíble no?

El azabache pudo notar la tristeza con la que hablaba. Se negó a sí mismo a empatizar e intentar comprender su pena.

— ¿Por qué no han tenido cachorros?

— ¡Es mi culpa ´tebayo!—Golpeó con fuerza el suelo, haciendo que motas de polvo se elevaran. —Por mi culpa perdió a mi hijo. Y no ha podido embarazarse desde entonces. Hemos tratado todo, su clan y el mío, pero no funciona.

Su desesperación era palpable. Sin duda aquella omega era un punto débil para Naruto pero no por amor sino por un lazo de culpa. Fríamente, Sasuke anoto con letras rojas el nombre de Hinata.  Ella constituiría un daño grave para el rubio si algo le sucediese. El azache era perfecto para procesar mucha información en su mente, haciendo parecer que en realidad solo observaba.

—Comprendo—dio su apoyo, apoyando su mano en el hombro del otro.

Intempestivamente, Naruto tomo su mano y se la estrechó.

—Esta vez, Orochimaru va a intentar ayudarla.

— ¿Orochimaru?

—Hah... es un general de mi padre. Sabes…no vayas a cuchichearlo por allí´teba.

—No soy un chismoso como parece que tú si eres— se defendió, dándole una mirada afilada.

—Oye no seas cruel. De algo debo entretenerme.

Parecía que el cambio de tema distrajo lo suficiente al alfa para que su pena disminuya.

—Mi padrino es el general Jiraiya, yo lo admiro mucho. Hace muchos años está detrás del general Orochimaru que es un omega ´tebayo

— ¿Tu padre permitió a un general omega?—preguntó con incredulidad. Por supuesto, él y su familia lo notaron en las juntas, pero nunca tuvieron claro cómo es que el omega era un general ni sus lazos con los otros miembros de la elite de la alianza.

—Sí, pero Orochimaru da mucho miedo. Se nota que es omega, pero rechaza casarse con mi padrino. Y bueno es el mejor en venenos. También es quien cura a los otros. Y ahora, como te dije está intentando ver cómo ayudar a mi esposa a embarazarse. Espero lo logre. Hinata está en la edad de al menos tener tres cachorros, quiero dárselos—dijo con orgullo y una sonrisa.

Por supuesto, un alfa desea dejar su descendencia. Un omega también pero porque es su aspiración natural, es como una necesidad a cierta edad. El azabache ya tenía muchos nombres interesantes. Todos claros, con anotaciones de como los mencionó Naruto, teniendo claro cuál era el grado de amor con el rubio.

—Por cierto, mi amo, Sasuke-sama, ha aceptado tus términos, al igual que su padre, Fugaku-dono.

Naruto abrió los ojos y sonrió.

— ¡Gracias! Eso alegrará a Hinata

Sasuke asintió. Tampoco quería pasar más tiempo con alguien que solo lo vería como una carga, un deber que cumplir. Nunca soñó que su primer apareamiento fuera especial, pero tampoco tuvo la pesadilla que sería con alguien que lo iba a despreciar y que solo sería dejarse llevar por el animal interno. Sin embargo no había otra manera, ya se había preparado mentalmente para ello.

—Bien, ahora déjame descansar. Sabes vamos a tener que ir a una misión pronto. La alianza Yamanaka-Nara-Akimichi está mandando a su ninjas mensajeros a espiarnos. Debemos detener cualquier fuga de información ´tebayo.

No hablaron más acerca del clan, de la esposa de Naruto o del compromiso inminente; volvieron a su rutina de clasificar los sonidos de las aves hasta que la noche les llegó.

—Pero como hemos desperdiciado la tarde, dobe.

—No importa... yo no creo que sea así.

Ambos se dedicaron una sonrisa agradable. “Ranmaru” se despidió y se marchó hacia las tierras del clan Uchiha. Naruto quiso seguirlo, estuvo muy tentado a hacerlo, pero no quería meterle en problemas y luego no poder verse. Había decidido que una vez se uniese a Sasuke le exigiría que Ranmaru pasase a su poder.  Como esposo alfa en el que se convertiría, el omega no podría oponerse. El poder tener a Ranmaru entre sus manos le sacó una sonrisa y un nuevo deseo por que el matrimonio llegase pronto nació en su interior.

 

Notas finales:

Intruje algunas variables del omegaverse. Que yo creo podrían suceder. Y es que así como el ciclo de la mujer tiene epocas en las que practicamente puede quedar embarazada al 100%, hay un día en el cual definitivamente de forma natural no puede. Pues del mismo modo, los omega pasan por ese periodo al que llame estío; sin embargo la mayoría no se da cuenta de este. Sin embargo en los uchiha que estan más conectados con su yo animal sí lo estan y es evidente. Sin embargo Orochimaru tambien lo tendrá? Que sucederá cuiando Naruto se entere la verdad? Y será en plena noche de bodas. 

El próximo capitulo sera la boda. tendremos un vistazo al pasado de los Uchiha, nuevos personajes irán haciendo su aparición. Los interese y temores de varios personajes se irán desarrollando.

Ya me diran si debería subir el rating en el siguiente capitulo. Pero saben es un omegaverse va a tener su partes fuertes. 

El siguiente capitulo estará entre los días 17 o 18 de marzo, dos semanas igual. Espero me dejen sus opiniones. Proximo capitulo shisuita tamién. Por cierto quizás cree una pagina en face  porque se me pierde las actus y demás en mi facebook. Ya les comentaré al respecto. 


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