Era viernes por la tarde y al día siguiente seria el cumpleaños de Joel, por lo cual aún tenía que preparar su pastel de cumpleaños. Aun se sentía un poco mal por no poder pasar ese fin de semana con Javier, pero no podía no asistir al cumpleaños de Joel ni mucho menos no ir a casa de sus padres ese domingo. Sin embargo, estaba feliz de haberlo visto ese día y dejarle en claro que sus inseguridades eran estúpidas.
Ahora, Noah se encontraba en la cocina terminando de decorar el pastel de cumpleaños. Estaba todo cubierto de crema blanca, en su interior tenia dulce de leche con pequeñas chipas de chocolate y tan solo faltaba escribir feliz cumpleaños con el chocolate que estaba derritiendo. Desde muy pequeño Noah ayudaba a su madre a cocinar pasteles, ya que las cosas dulces eran su debilidad, no pudo contener sus ganas de aprender a hacer más y más cosas dulces.
-El chocolate está muy rico. – Hablo Joel asustando a Noah quien no había notado su presencia. Se dio vuelta al instante para verlo, su primo se encontraba con el paquetito de chocolate que recién se acaba de derretir.
-Dame eso, no puedes probar nada hasta que no haya terminado. – Noah le saco el paquetito de chocolate de las manos y lo dejo sobre la mesada.
-La abuela jamás me sacaba el chocolate de las manos. - Se quejó Joel haciéndose el ofendido. -Primero me miraba feo, luego me preguntaba “¿Qué estás haciendo?” Y si le contestaba me pegaba con una cuchara en los dedos. Y bueno, después si me lo sacaba. –
-Sí, tienes razón, eso es muy de la abuela. – Noah sonrió para luego agarrar el paquetito de chocolate y comenzó a decorar lo que faltaba del pastel.
-Miguel tenía razón, se te da muy bien lo de los postres y pasteles. – Comento Joel mientras observaba como su primo terminaba de decorar el pastel. “-Es cierto, tus pasteles siempre fueron los mejores…- “. Noah se ruborizo levemente al recordar el alago que había recibido de Miguel ese día.
-Sí, bueno, si yo no los hago los hará Belén y sabes muy bien lo que significa comer algo que haya preparado ella. -
-Sí, horas y horas de estar en el baño. Es por eso que te queremos tanto. – Ambos se rieron ante eso ultimo dicho. Segundos después, Tepig entro a la cocina y se acercó a su dueño. - ¿Qué sucede Tepig? ¿Tienes hambre? – El pequeño cerdito gimió en respuesta. –Tomare eso como un sí. – Joel tomo a su cerdito entre sus brazos y lo llevo lejos de la cocina para darle de comer en su plato.
El timbre de la casa sonó, Noah supuso que sería Sabrina quien había dicho que se quedaría a dormir ese día. Noah fue directamente hasta la entrada, tomo las llaves que estaban colgadas en la pared y fue directamente hacia el portón. Allí no solamente estaba Sabrina, sino también que estaban Miguel y Belén.
-Buenas Noah, hemos venido todos a ayudarte con la comida que llevaremos mañana. – Hablo Belén mientras entraba al patio delantero de la casa. Miguel se encontraba con la mirada seria, que parecía como si estuviese pensando en algo que lo molestara. Mientras que Sabrina se encontraba con una gran sonrisa.
- ¿Ayudarme? ¿Tu? Eso te lo podía creer de cualquiera menos de ti. – Belén se encontraba con un bolso bastante grande de color blanco, que era el bolso que siempre traía cada vez que llevaba alguna bebida en ella.
-Bueno, solo vine para molestar junto con Migue, iba a traer a Mica, pero ella está en casa de sus amigas haciendo un trabajo grupal. – Respondió Belén haciendo un puchero. Sabrina y Miguel saludaron a Noah y entraron a la casa.
-Hola Joel. – Sabrina fue directo hasta Joel para saludarlo y darle un beso en los labios. –Traje en mi mochila una lonchera mediana donde traje las cosas para hacer los sándwiches. Comenzare a hacerlos ahora porque después me da flojera. – Hablo Sabrina. Belén saco de su bolso dos botellas de vino y se las dio a Sabrina para que las metiera en la heladera de cocina.
-Si vas a hacerlos ahora espera un poco, aun no termine de decorar el pastel de Joel. - Le hablo Noah a Sabrina mientras dejaba las llaves en su lugar para luego ir directamente hacia la cocina.
- ¿Ya estas terminando el pastel? ¿Puedo ver? - Belén camino justo detrás de su primo para ir a la cocina y ver el pastel que estaba en la mesada cubierto de crema. - ¿Eso es chocolate? ¿Puedo…? -
-Sobre mi cadáver. – Noah tomo el paquetito de chocolate derretido antes de que su prima golosa lo tocase.
-Eres muy egoísta Noah, es por eso que estas gordito. – Belén llevo sus manos al abdomen de su primo y comenzó a agarrar los rollitos que este tenía allí. - ¡Joel! ¡Ven y tocas los rollitos de Noah! –
-A ver. - Joel entro a la cocina mientras se reía y comenzó a tocar los rollitos de Noah junto con su prima. Noah hizo un paso hacia atrás y empujo a sus dos primos.
- ¡Basta! Primero me tocan los pechos, luego los rollos ¿Qué acaso no entienden que eso es acoso? – Noah ya estaba rojo de la vergüenza. “¿Porque tengo que tener primos tan raros?”
-Pobre Noah poco más y te violan. - Comento Sabrina mientras se reía de aquella extraña y graciosa situación.
-Tener un novio que trabaja en la confitería pastelería de su madre provoco que subieras esos kilos de más primito. – Comento Joel con una sonrisa maliciosa.
-Vaya, sí que los eliges bien Noah. Apuesto que se habían conocido allí ¿cierto? – Noah se quedó callado unos segundos y desvió la mirada, razón por la cual los dos comenzaron a reírse al tomarse aquello como una respuesta afirmativa. Tenían razón en que lo había conocido allí pero no en esa suposición de que había comenzado a salir con él por eso.
-Ya déjenme en paz y váyanse de la cocina. – Noah comenzó a empujar a sus dos primos fuera de la cocina. Suspiro y miro el pastel. –Maldición, olvide comprar las velas. Tengo que ir a comprarlas ahora antes de que cierren todo. –
- ¿Vas a ir a comprar? ¿No te molestaría comprar huevos? Me olvide de comprar antes de venir y acabo de revisar la heladera y tienen muy pocos. – Le hablo Sabrina quien aún estaba en la cocina.
-Bueno, iré ahora mismo. ¿Te puedo encargar que termines de decorar el pastel? –
-Claro, no te preocupes, no dejare que toquen nada hasta que no haya terminado. –
-Entonces te lo en cargo. -
*-*-*-*
Escuchar como Joel y Belén acosaban a Noah le resulto muy divertido, hasta el momento en que escucho la mención de su novio Javier. No entendía porque ese hecho lo había molestado, su relación con Noah había terminado hace tiempo, no tendría por qué afectarle algo como eso. Sin embargo, le afectaba, le afectaba escuchar que lo mencionaran, le afectaba ver a Noah tan feliz a su lado y mucho más le había afectado esa vez que los vio besándose en el tren.
Miguel, Belén y Joel se encontraban viendo la tele en el comedor. Belén tenía su celular en mano recibiendo y mandando mensajes a través de él mientras que Joel y Miguel se reían mirando The Big Bang Theory. Noah salió de su habitación y fue directamente hasta el comedor.
-Iré a comprar huevos, una gaseosa y velas de cumpleaños ¿Quieren que vaya a comprar algo más? -
-Sí, compra una mayonesa, la otra se acabó ayer. – Le contesto Joel.
-Bueno, entonces me voy. Vuelvo enseguida, ni se les ocurra tocar el pastel. –
-Está bien. – Respondieron todos. Segundos después, Noah había salido de la casa por la puerta.
-Bien, Noah ya se fue ahora hablemos sobre él a sus espaldas. – Belén golpeo la mesa con la palma de su mano derecha para luego dejar su celular allí. –Empecemos por lo principal y eso es… ¿Por qué Migue no acepta que aún sigue enamorado de él? –
- ¿Qué? – Miguel miro confundido a Belén quien estaba una sonrisa pícara en sus labios.
-Porque es orgulloso por eso. – Contesto Joel mientras aún seguía mirando la televisión.
-Oye…-
-Sí, yo opino lo mismo. – Agrego Belén mientras apoyaba sus codos sobre las mesas y apoyaba su mentón en su mano derecha. - ¿Joel sabes dónde está la chaqueta que me olvide el otro día? - Joel negó con la cabeza en respuesta a la pregunta de su prima.
-Oigan, no sé qué diablos les pasa, pero eso no es cierto. -
-Migue, Migue, Migue. Entre más rápido aceptes tus sentimientos más rápido encontraras una solución para que Noah regrese contigo. – Belén observaba su celular que estaba sonando. –Maldición, me estoy quedando sin batería. Iré a buscar un cargador y mi chaqueta ya que estoy de paso. – Belén se llevó su celular en mano y fue directo a las habitaciones.
- ¿Por qué siguen pensando que a mí todavía me gusta Noah? - Pregunto Miguel frunciendo el ceño y cruzándose de brazos. Joel soltó una pequeña risa al ver esa reacción en su amigo. - ¿De qué te ríes? -
-Me encuentro en tu misma situación Migue, es por eso que no puedes engañarme. Se lo que es amar a alguien a pesar del tiempo que ha pasado y lo mucho no quieras aceptarlo. - La expresión de Joel reflejaba la melancolía en su totalidad. Miguel se quedó callado por unos segundos. Sabía que Joel seguía enamorado de Candela, él la amaba muchísimo, tanto así que, aunque ella lo haya traicionado y se hubiera burlado de él, Joel a pesar de que la odiara por eso una gran parte de él la seguía amando. –El otro día en el tren tú los viste besándose, tenías que a ver visto tu expresión. Ese tipo de reacciones no las hace una persona que haya superado un antiguo amor. –
-Escucha yo…- Miguel tomo unos segundos de silencio. Se negaba a aceptar que aún seguía enamorado de Noah, ellos dos ya no eran nada, Noah ya no siente nada por él y además actualmente tiene un novio que al parecer quería mucho. Ya pasaron tres años, era prácticamente imposible que aun haya quedado sentimientos entre ambos después de tanto tiempo estando separados. –Yo no siento nada por Noah y pienso que es lo mismo para él ¿sí? Ahora dejen de molestarme y concéntrense en sus líos amorosos no en los míos. –
-Mira Migue ¿No es bonito? Es un regalo muy lindo ¿no crees? – Belén volvió al comedor con una sonrisa y con un peluche de un conejo entre sus manos.
- ¿Es tuyo? ¿Me lo prestas? – Miguel le saco el peluche de las manos a Belén. Tenía la costumbre de molestarla y arruinar todos sus peluches desde hace bastante tiempo.
-Oye…- Miguel comenzó a frotar el peluche de ese conejo por sus axilas. - ¿Por qué siempre haces lo mismo con cada peluche que toco? – Segundos después de eso, la puerta se abrió mostrando a un Noah muy molesto.
- ¡¿Qué estás haciendo?! – Noah dejo las bolsas de compra en el suelo y se acercó hasta Miguel para quitarle el peluche de las manos.
- ¿Es tuyo? Pensé que era de Belén que…-
-Yo no dije que era mío, solo lo agarre y…-
- ¿Y tú porque entras a mi habitación y tocas mis cosas? – Noah estaba molesto, su tono de voz había subido, tenía el ceño fruncido y parecía estar rojo de lo enojado que estaba. –Genial, ahora tendré que lavarlo, muchas gracias chicos. – Noah se llevó su peluche con olor a desodorante para hombre hasta el lavado que quedaba en la parte delantera de la casa.
-Yo que tú me disculparía…ese peluche fue un regalo de Javier. – Le sugirió Joel quien aguantaba la risa que todo esto le había causado.
- ¿Por qué no me dijiste que el peluche era de Noah? -
- ¿No crees que si realmente hubiese sido un peluche de Belén hubiera hecho exactamente lo mismo que tú? Además, creí que querías hacer como en ese capítulo de The Big Bang Theory donde Amy se pasa los objetos de la oficina de Sheldon por las axilas o los lame para marcar su territorio porque su novio tenía una nueva secretaria. – “Genial, ahora creen que me pase el peluche de Noah por las axilas para marcar territorio ¿Acaso me toman por animal salvaje ahora?” Miguel suspiro y fue en camino hacia el lavado. Aceptaba que esta vez debía disculparse con él por actuar como un imbécil.
Entro a la habitación de lavado, observando como Noah refunfuñaba por lo bajo mientras fregaba su peluche y la demás ropa que estaban en ese fuenton de platico grande lleno de agua. Miguel se acercó lentamente hasta quedar a tan solo dos pasos de distancia de él.
- ¿Qué quieres Migue? – Pregunto Noah en un tono de cansancio y molestia.
-Quería disculparme, no sabía que ese peluche era tuyo. –
-Bueno, te perdono, ahora vete. – Respondió sin importancia, sin siquiera mirar a Miguel y siguiendo con su labor de lavar la ropa y el peluche que estaban allí. Miguel ya se estaba cansando de esa situación, siempre peleando con él, no podía estar respirando el mismo aire que Noah que ya se estaban molestando.
- ¿Sabes? Estoy cansado de esta situación, de que nos llevemos mal todo el tiempo. Sé que las cosas entre tú y yo no quedaron bien antes, pero a paso tanto tiempo de eso ¿No podemos quedar bien ahora? Ya sabes… como amigos. – Miguel recordaba aquellos días en donde era amigos, donde se llevaban bien mucho antes de que fueran novios.
-Escucha, intente llevarme bien contigo desde un principio, pero simplemente es imposible. Yo he madurado, pero se ve que tu no, es por eso que no nos podemos llevar del todo bien. – Respondió ya un poco más tranquilo. Miguel frunció el ceño al recibir esa absurda y estúpida respuesta.
– ¿Qué quieres decir con eso? Antes tu y yo éramos amigos antes que algo más. -
-En aquel tiempo te miraba con otros ojos más allá de la amistad, es por eso que quería estar cerca de ti. Ahora ya no es así, yo no siento nada por ti y es por eso que no le veo lo agradable de estar cerca de ti. – Contesto Noah, esta vez observando a Miguel fijamente a los ojos. Miguel chasqueo la lengua y se luego se acercó hasta Noah quedando a tan solo unos centímetros de distancia. Noah intento retroceder, pero termino chocando contra el lavarropa. - ¿Qué haces? -
- ¿De enserio crees eso? ¿De enserio crees que ya no sientes nada por mí? – Pregunto Miguel, acorralando a Noah y apoyando una de sus manos sobre una chaqueta que estaba sobre el lavarropa. Noah se había quedado mudo, se encontraba atónito ante esa situación, con la mirada de Miguel penetrante observándolo solo a él. –Dices que ya no sientes nada por mi… pero tu rostro esta igual de rojo por estar cerca mío como en aquel entonces. – Noah llevo sus manos a sus mejillas y sintió como el calor de su rostro estaba subiendo. Al darse cuenta de ello empujo a Miguel de él.
-Ya te dije que yo…- “¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué hago estas cosas?”
- ¡Belén! Creo que encontré tu chaqueta. – Interrumpió a Noah. Para luego salir de la habitación con su mirada en el suelo.
- ¿Enserio? Gracias ¿me la podrías traer por fis? – Miguel se acercó hasta el comedor para darle su chaqueta a Belén.
-Toma. –
-Hace tres años y un día que vivo sin él, hace tres años y un día que no lo he vuelto a ver, y aunque no he sido feliz aprendí a vivir sin su amor, pero al ir olvidando de pronto un día volvió...- Cantaba Belén tratando de imitar la voz de Lucía Galán mientras colocaba su chaqueta sobre su regazo. Ella se encontraba en sentada en la punta de la mesa. Cambiando un poco la letra de la canción, obviamente para burlarse de Miguel - ¿Quién es? -
-Soy yo... – Siguió con el canto Joel que estaba al lado de su prima.
- ¿Qué vienes a buscar? -
-A ti...-
-Y es tarde...-
- ¿Por qué? -
-Porque ahora soy yo la que quiere estar sin ti... Por eso vete, olvida mi nombre, mi cara, mi casa, y pega la vuelta- Canto Belén mientras miraba a Miguel y se reía de lo molesto que este estaba.
-Jamás te pude comprender...-
-Vete, olvida mis ojos, mis manos, mis labios, que no te desean -
-Estás mintiendo ya lo sé...-
-Los odio. – Susurro Miguel mientras veía como Joel y Belén se reían de él. Miguel estaba molesto, pero no exactamente con ellos sino más bien consigo mismo.
- ¿Por qué? ¿Por la canción o porque teníamos razón? – Pregunto Joel tratando de dejar de reírse de su amigo.
-Por ambas…- Sus amigos tenían razón, a pesar de lo mucho que intentase negarlo, él seguía sintiendo algo por Noah. Él fue su primer amor, la persona que más amo y bien como había dicho Joel, no por la cantidad de tiempo y las cosas que hayan pasado puedes dejar de amar a alguien tan fácilmente.
Sin embargo, no planeaba decírselo a Noah o pelear por él. Si él era feliz con su novio actual, no tendría por qué meterse. Noah tenía razón en algo, y es que actualmente, ninguno de los dos podía hacerse amigos como si nada hubiera pasado. Sobre todo, cuando uno de los dos sigue manteniendo sentimientos fuertes por él otro.
Continuara…