~*~*~*1º Arco. Los Sentimientos de un Dios*~*~*~
**~Comienza el desafío~**
¿Cuántos siglos o milenios han pasado ya?. Se hace la pregunta Oscuridad observando el mundo que custodia desde que Creación ha caído en su largo sueño de descanso, Oscuridad se hace cargo de todo, cuida a todos y procura, cuida el momento en que debe de vivir o morir alguien para que siga existiendo el mundo mismo y que no se destruya
Pero hay algo extraño en el mundo… crecen unos seres peculiares que no paran de interesarlos y al mismo tiempo le parecen una burla misma de Creación… se paren a Creación y a él, pero son tan diferentes, tan extraños y tan enigmáticos que no los alcanza a comprender realmente. Estos seres se hacen llamar a si mismos como “Humanidad” pero hay algo extraño…
Aquella “humanidad” es más inestable que los otros paraísos que creó Creación, son seres mayormente irracionales, dejaron de ser básicos, incluso dejaron de tratarse como seres de la cadena evolutiva y de la cadena alimenticia para volverse algo extraño y sin sentido
-esos seres se destruirán antes de que Creación pueda verlos- gruñe molesto Oscuridad, sin dejar de ver a detalle a esos curiosos seres que ahora, envueltos en algo que ellos llaman “guerra” se matan los unos a los otros, Oscuridad suspira derrotado, algo molesto por ellos más que por nadie, pero no tiene otra opción, esos seres, están saliéndose de su propio control y eso, con el pasar del mismo tiempo, le molesta mucho también…
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Los ojos se Creación se abren lentamente, bosteza y estira su cuerpo, gustoso de aquel largo periodo de descanso, observa su paraíso, algo llama su atención ¿Qué clase de criaturas eran esas? Se pregunta mientras las observa a detalle, por todos lados, por todos los ángulos posibles y a la vez llenándose más de curiosidad que nunca
-se hacen llamar a ellos mismos como “humanos”- escucha a su costado la voz de Oscuridad, al verlo, puede observar un rostro serio, tal vez afligido y preocupado
-¿Qué pasa con ellos?- pregunta Creación centrando toda su atención en su pequeño ser que no deja de ver aquel paraíso que ahora que nota mejor Creación, se está destruyendo por aquellos seres llamados “humanos”
-ellos son el problema- menciona molesto, ahora que lo ve, Creación puede notarlo… los humanos no solo son extraños, no solo son “interesantes”, también han casi destruido la mayoría de su propio mundo, hay batallas interminables donde se matan los unos a los otros, hay gente haciendo cosas extrañas, hay… un caos
-hay que poner orden en su caos- murmura con un rostro frio y tal vez molesto Creación, observando cómo, todo aquello que con tanto trabajo había logrado, incluso sufriendo el dolor de tener que acabar con los demás, se venía abajo por seres que no eran ni tenían el derecho de hacer lo que hacían… aun así, a su mente llega el recuerdo… es cierto
Así como Creación ha creado, Creación se vuelve Destrucción… esos seres llamados humanos son iguales, crean y destruyen, destruyen y crean… interesante, pero, aquello que los envuelve… esa bruma negra, esa peste que los acompaña…
-hay que hacer algo con esa “maldad”- murmura molesto y serio observando a todos por igual, notando de entre todos aquellos denominados seres humanos, a un ser particular, curioso y especial a la vista de Creación y quien, Oscuridad también observa con curiosidad
-esa criatura será suficiente- murmura por lo bajo estirando su mano para poder tocar suavemente a aquella criatura…
-está bien… como ordenes dios de la Creación- susurra suavemente Oscuridad…
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-¡vamos, vamos, vamos!- pedía una y otra y otra vez con cierto tono de insistencia que era fastidian te, lo mire mal, gruñendo por lo bajo al verlo aun revoloteando a mi alrededor con sus ojos suplicantes y moviéndose de un lado hacia el otro detrás mío
-ya te dije que no Jaime, no quiero ir a esa tonta fiesta- gruñí exasperado, notando como el se detenía a verme con sus grandes ojos llenos de intriga y energía, parpadeando varias veces para luego saltar y abrazarme contra su pecho restregando mi rostro en este
-¡eres una monada! ¡qué lindo, que lindo, que lindo!- no paraba de decirme aferrándome más contra su pecho, sentía en ese momento un fuerte rojo en mis mejillas pero al final, me alejé de este con algo de molestia
-¡i-idiota!- gruñí colocando la manga de mi antebrazo sobre mis labios tratando de hacer una especie de escudo contra él, sin embargo el no quitaba esa sonrisa radiante y esa mirada tan perdida mientras continuaba repitiendo una y otra y otra vez que era alguien muy lindo, gruñí por lo bajo desviando la mirada, sintiendo mi rostro arder, el por fin dejo de actuar como lo hacía y se acerco a mí para tomar de un modo tranquilo mi barbilla, levantándola levemente y sonriendo de un modo, completamente diferente a como lo hacía justo ahora
-por tu belleza- susurra antes de unir sus labios contra los míos, con ojos abiertos por la sorpresa, puedo ver el brillo de sus dorados ojos, el cómo me mira tan intensamente que me hace sentirme no solo querido, sino deseado… para antes de que pueda darme cuenta, ya me tiene agarrado con sus manos entre mis caderas y mi nuca, profundizando aquel simple beso y volviéndolo algo más intenso que me roba el aliento, cierro mis ojos con fuerza, realmente no tengo deseos de negarme y mucho menos de alejarme de su dulce tacto, solo me aferro a él, abrazándome por su cuello, sintiendo la calidez de su cuerpo siendo transmitido al mío
-realmente eres un amor cuando pones ese hermoso rostro- susurra sobre mis labios una vez que nos hemos alejado el uno del otro, al por fin entre abrir mis ojos puedo verle una sonrisa diferente a esas aniñadas que siempre pone… lo sé, es un lado suyo, algo más oscuro y posesivo pero que de todos modos me ha tomado de un modo tan intenso que no lo puedo negar ni soportar
*su presencia me absorbe* pienso con nervios y algo de temor, pero no importa, de todos modos, dejo que me estreche contra su cuerpo, que coloque su cabeza entre la mía y mi cuello besando aquella zona y dejando una nueva marca de propiedad, muerdo mis labios, lucho por contener un gemido y me aferro con más fuerza a sus brazos… ese idiota… estamos en la calle, si lo hace… nos verán raro a los 2…
-idiota… estamos en vía publica- susurro suavemente, el solo ríe de un modo nasal, como si realmente no le importara, dando ahora una leve mordida en aquella zona de mi cuello y obligándome finalmente a gemir y gruñir abochornado por la situación, el ríe y finalmente me libera solo para hacer girar mi cuerpo y ahora quedar su pecho en mi espalda, abrazándome por los hombros y manteniéndome aun pegado a su cuerpo, comenzamos a caminar lentamente
-pero quiero demostrar que eres mío- susurra divertido en mi oído para finalmente continuar caminando
-al final si iras conmigo verdad que si?- de un momento a otro ha regresado a la normalidad, con esa mirada brillante y a veces tal vez un poco infantil, suspiro derrotado, sintiendo como me estrecha más a su cuerpo, nos vemos a los ojos y suspiro una última vez
-está bien… lo hare, iré contigo si así estas en paz- dicho esto comienza a gritar que era feliz y que lo sentía en lo profundo de su corazón, con tanta emoción y sentimiento que me era imposible callarlo, solo verlo saltar de un lado para el otro con toda esa felicidad… felicidad que a mi también contagiaba sin mas
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-nota mental… no tengo que volver a acceder las ocurrencias de mi estúpido novio- gruño frente al espejo… nosotros los donceles debemos portar vestidos como las mujeres, el mío esta vez es uno color hueso, de largos guantes negros que llegan poco más arriba de mis codos, un moño negro adornando en mi hombro izquierdo además de una diadema de flores rojas, blancas y azules junto a un listón negro en mi cuello a forma de gargantilla, gruño molesto, no me gusta siquiera usar ese tipo de tacones tan fastidiosos, pero no tengo opción, ya he dado mi palabra a Jaime para asistir a la fiesta… no me queda de otra que ir…
-ya estoy aquí Jai… me- susurro apenas lo veo a las afueras de mi casa, al abrir puedo verlo, como una de las muy pocas veces suele mostrarse… en vez de usar sus tan acostumbradas y holgadas ropas, muestra un traje de gala, pantalón negro, saco negro, una camisa blanca impecable y una corbata roja abierta junto a la camisa los primeros 3 botones… sin lugar a dudas se ve realmente apuesto, aunque, de igual modo que lo miro con sorpresa, el me mira a mí de igual modo, aunque sin previo aviso salta a abrazarme
-moo, ahora no quiero que nadie te vea de ese modo, te van a robar de mi- hace berrinche mientras me aferra a sui pecho, como trato, logro al menos hacer mi rostro a un lado para poder respirar
-¡idiota, casi me asfixias!- le regaño, soltando un leve golpe en su cabeza, notando ahora pequeñas lagrimas y un rostro de cachorro perdido y triste, tengo que desviar la mirada porque realmente si lo sigo viendo por más tiempo me voy a dejar llevar una vez mas y lo más seguro es que terminemos otra vez en mi cama siendo él quien… mejor ir ya a la fiesta
-¿iremos o no a esa dichosa fiesta Jaime?- es mi turno para parecer molesto, el ha dejado por fin ese rostro de cachorrito tierno y reacciona
-ha sí, vamos- sonríe como si nada volviendo en sí y estirando su brazo hacia mí, lo miro y suspiro algo derrotado, tomándolo y comenzando a caminar juntos
… … …
En cuanto llegamos a la fiesta somos recibidos por los sirvientes que nos hacen entrega de un par de mascaras, bien, al parecer ni Jaime y mucho menos yo, sabíamos que esta fiesta sería de disfraces, pero de todos modos, es demasiado tarde para volver, solo nos mezclamos lentamente con el resto de las personas, finalmente, antes de poder darme cuenta, entre un grupo mas, termino alejándome de Jaime, cuando me encuentro solo, miro a todos lados… grandioso
-tenía que ir a perderme- gruño molesto comenzando a caminar a cualquier salida con tal de no seguir entre tanta gente que ni siquiera conozco
-¿Chrono?- escucho a lo lejos, al girar mi mirada puedo verlo, aun detrás de aquella mascara que porta de un color negro, sus rubios cabellos atados en una coleta baja y sus ojos azules no engañan a nadie
-Shion… ¿esta es tu fiesta?- le pregunto en cuanto llega a mi lado, el niega suavemente y me mira
-no, yo también fui invitado junto a los demás- me responde viendo a todos lados, supongo que la gente de por aquí será nada mas la riquilla, suspiro cansado, reamente odio este tipo de lugares
-¿tú fuiste invitado?- me pregunta y sin más asiento, ambos comenzamos a caminar a un lugar algo mas apartado aun entre charlas leves
-Jaime me convención para venir aquí, aunque yo no quería en primer lugar- gruño por lo bajo… nada más que lo encuentre le hare pagar por haberse alejado de mi, dejándome para colmo en medio de un mar de gente, algo que él sabe perfectamente detesto con fuerzas
-es extraño, no sé de quién es esta fiesta, no puedo encontrar al anfitrión por ningún lugar- le escucho murmurar con desconfianza, al girar mi mirada para verlo y dejar de buscar a Jaime puedo ver que esta algo preocupado, desconfiando de la situación actual, enarco una ceja y le veo extrañado
-¿eso es tan malo?- y aun antes de que pueda responderme, por uno de nuestros costados llega alguien que yo conozco también… de cabellos verdes y un vestido rosa aun mas pomposo que el mío… es Tokoha quien aparece saludándonos
-así que los 2 vinieron también- responde apenas terminamos los saludos, ambos asentimos y antes de que alguno pudiera decir algo mas, nos encontramos con una situación extraña… las luces se apagaron, todo quedo en penumbras, alguien, por no decir que muchas personas aprovecharon para hacer discordancias… algunos tocaron pechos ajenos, traseros y metieron mano por otros lados… incluso a mi me llego a pasar, solo que solo sentí como alguien me toma de las caderas jalándome hacia un cuerpo, trate de removerme asustado, pero escuche rápidamente la voz de Jaime
-¿estás bien Chrono?- me pregunto de inmediato, respire aliviado al reconocerlo
-no me asustes así idiota- le regañe, el suspiro también aliviado y nos apegamos mas, estire mi mano logrando dar con la mano de Tokoha y esta igual ya aferrada a la de Shion en un abrazo protector, una vez que los leves gritos dejaron de hacerse notar, por fin se escucho algo nuevo
-¡Damas, Donceles y Caballeros que hoy nos acompañan en esta hermosa noche sin luna!- escuchamos al vocero, muchos gruñimos molestos, varios sacaron comentarios de que al estar en penumbras serian más fáciles de robas mientras que otros mencionaban que era fácil violar a alguien así, sentí una sutil risa nasal de parte de Jaime y como se inclinaba para besar mi oído
-si estuviéramos a solas sin dudas lo haría- menciono suavemente, me sonroje con fuerza pero le di un leve golpe en el pecho para que reaccionara, escuche como volvía a reír suavemente y por fin seguíamos prestando atención al vocero en cuestión que aun seguía desaparecido en aquel mar de oscuridad
-todos se preguntaran ¿Qué hacen aquí y en donde están los anfitriones cierto?- bien, no había necesidad de ser tan obvios y tan estúpidos, pero muchos le siguieron la corriente, de un momento a otro, un grupo de 4 luces blancas se prendieron señalando al techo y luego, girando en varias direcciones hasta caer en las puertas de entrada de aquel salón, dándose a ver 2 siluetas infantiles… un par de niños de 12 años, uno albino de cabellos cortos y de ojos dorados además de una extraña marca en su frente, parecía solo una línea negra que a su vez se encontraba extrañamente sobrepintada entre un grupo de 3 triángulos isósceles de color rojo, era extraño aquello, además de que, viéndolo mejor, entre los 2 largos mechones que caigan suavemente en sus mejillas, había un pequeño mechón delgado pero de un color negro que llamaba aun más la atención, el otro chico a su costado era algo más normal en apariencia
Sus cabellos eran completamente negros, con una coleta baja aunque sus cabellos de la parte de arriba se levantaban como puerco espín y de llamativos ojos carmesí llenos de inocencia, ambos vistiendo elegantemente para la fiesta, aunque siendo el chico de cabellos negros quien vistiera de color negro mientras que el albino vestía de color blanco, suspire extrañado, esos 2 irradiaban una extraña sensación tenebrosa y misteriosa que de cierto modo, sentía era peligrosa
-damas y caballeros… ante ustedes… ¡¡¡sus anfitriones!!!- dicho aquello, el presentador guardo silencio mientras ambos niños caminaban entre todos los presentes que, sin protestar se hacían a un lado dejando que ambos llegasen al centro del salón, para sorpresa de todos, los murmullos sobre que eran apenas un par de niños no se hicieron esperar, sin embargo, esta vez, yo me aferre a Jaime en un abrazo, soltando la mano de Tokoha para notar como el albino me observó a mí una fracción de segundos con una gentil sonrisa y finalmente subiendo sobre un estrado para poder ser vistos por todo el mundo
-muchas gracias por haberse tomado la molestia de haber venido a nuestra fiesta, espero que sea de su agrado este lugar- sonrió gentilmente el albino viendo a todos lados, cuando veía en nuestra dirección, podía sentir a la perfección como su mirada se colaba directamente hacia mí, sonriendo unos segundos, volvía su mirada al mundo entero, notando que veía también a una mujer en especial, una rubia de ojos verdes y escote pronunciado
-el motivo de esta fiesta que damos con humildad es porque deseamos entregar un pequeño presente a los donceles y doncellas de esta fiesta- menciona ahora el chico de cabellos negros con tranquilidad, de detrás de ellos, ha subido un hombre de seguridad que les entrega a ambos una caja negra de cuero con chapa dorada, en cuanto se abre, se puede ver un par de anillos dorados los cuales brillan de un modo hipnotizan te, incluso Tokoha quien es alguien que no gusta de joyería, ha quedado asombrada con aquello, gime suavemente asombrada y susurrando lo que ya muchos dicen…
-son hermosos esos anillos- se escucha murmurar a mucha gente lo mismo una y otra y otra vez, yo solo desvió la mirada, aunque su brillo es atrayente realmente no es de mi interés como lo es la mirada de los anfitriones quienes, aunque se muestran gentiles y tal vez inocentes, su mirada, me inspira cierto resquicio de un doble sentido… y lo peor, es que son ellos los que llevan dentro un doble sentido que es más que peligroso para los demás…
-algo… no está bien con esos 2- murmuro por lo bajo, aferrándome más a los brazos de Jaime quien me aprieta suavemente contra su cuerpo en señal de protección
-no dejare que te pongan un dedo encima- escucho la voz de Jaime sobre mi frente, al verlo asiento y me abrazo a él dando gracias suavemente
-lo que tienen que hacer… es bastante fácil…- esta vez, quien ha hablado ha sido aquel chico de cabellos negros con una media sonrisa confiada que ha demostrado que aquello que “tendríamos que hacer” realmente, no sería nada sencillo y mucho menos de confianza
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-¡me niego a participar!- gritaba más que iracundo, viendo con enfado como ahora, en mi muñeca había lo que era un simple brazalete plateado que brillaba genuinamente y que en su centro se mostraba una gema de un color rojo en forma de rombo, gruñí aun más molesto al observarlo y como, aunque trataba de arrancarlo de mí, no había posibilidad
-no tenemos opción Chorno, hay que acaban esto pronto… esos anillos serán solo míos- susurraba ahora de un modo extraño Tokoha,; Jaime, Shion y yo la miramos extrañados, ella sería una de las principales en negarse a hacer semejante locura, y aun así, parecía las más accesible a una locura como estas… no, esto no era posible
-¿estás consciente de lo que nos están pidiendo hacer?- pregunte molesto a mi “amiga” quien aún seguía observando embelesada el brazalete
-Tokoha-chan, Chrono tiene razón, esto no es bueno, renuncia- pedía suplicante Kumi, la mejor amiga de Tokoha y quien no había asistido por haberse enfermado, gracias a eso, parecía la mas racional de las 2 ahora, sin embargo, ni siquiera Tokoha le hacía caso
-esto es malo, algo no va bien pero no parece que alguien diga lo contrario además de nosotros- menciona molesto Shion quien también porta en su muñeca izquierda el mismo brazalete plateado con la gema roja, se veía algo molesto pero no podía evitar dejar de observar aquella atrayente gema, igual estaba yo, no lo iba a negar, pero era quien menos quería saber de esta situación…
El problema era así… para poder obtener esos anillos, todas las mujeres y donceles que habíamos asistido a aquella fiesta teníamos que presentarnos al día siguiente y consecutivamente en algo parecido a un torneo donde pelearíamos entre todos por aquellas joyas, el problema no era que peleáramos, sino que, por lo que se podía llegar a comprender, se pelearía hasta la muerte, hasta que alguno de ambos ya no pudiera mas y mas allá… no, eso reamente no me agradaba… tenía que buscar la forma de evitarlo… de evitar que Shion, Tokoha y yo compitiéramos… pero… ¿cómo?
-no tienen otra opción- se escucho a un costado, cuando giramos, un grupo de hombres fornidos y con trajes negros se presentaron con mascarillas enfrente y a nuestros costados rodeándonos, gruñí molesto, preparado para pelear de ser necesario, pero unas bombas de humo nos impidieron la visibilidad, aunque coloque mis manos para tratar de evitar respirar esa cosa, al final, me di cuenta tarde que no eran bombas de humo comunes… eran anestésicos…
*Jaime…* fue lo único que pensé antes de ver como todos caíamos pesadamente al suelo, Jaime a mi lado, viéndome con preocupación, pero finalmente cerrando también sus ojos, yo, aun luchando por mantenerme despierto, solo puedo ver un último momento como esos hombres se acercan, buscando en nuestras muñecas los brazaletes y finalmente cargando a Shion a Tokoha y a mi… no… esto no estaba bien… y si mi intuición acertaba…
Esto sería peor