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Apariencias. por Matsumoto Yuki

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Notas del capitulo:

¡He aquí un nuevo capítulo!

Pocos días habían pasado de haber anunciado su primer actuar, y ahí estaban ya.

 

El rubio principiante era sumamente caprichoso, y no le temblaba la voz al decir lo que quería, y cómo lo quería. Habló personalmente con las secretarias de cada cabeza de las empresas, e insistió en que negociaría tan sólo con ellos. Ni un representante ni intermediario, directamente. Así todo quedaría claro de buenas a primeras, y podrían cultivar una que otra relación.

 

No supieron cómo, ni siquiera cuándo, sus secretarias hicieron un espacio en sus agendas de una hora para que pudiesen hablar de una forma bastante tranquila con el joven Saluja, siendo el punto de encuentro la sala de conferencias de la sede principal de Balbadd.

 

Era sumamente ventajoso tener un rostro bonito y una sonrisa angelical, y para suerte de Alibaba, tenía ambas, además de un carisma impresionante. Se veía como un joven inocente y principiante, aunque algo le había enseñado bien su padre; Debía usar todas sus ventajas para seguir avanzando hasta la cima.

 

Así que allí se encontraban.

 

Como los experimentados en ese mundo no se esperaron, ni un solo guardia ni persona aparte les había esperado en aquella sala. Sólo el rubio, sentado en un sofá de cuerpo completo, con dos individuales en frente. Una mesa de centro caoba tenía encima de ella tres tazas de té, junto a sus platillos e individuales.

 

Un magnífico aroma llegaba a las fosas de cada uno. Al parecer, tanto la disposición de aquel salón junto a aquellos tés, habían sido preparados con antelación para una mayor comodidad de los exteriores.

 

r13;Oh, señor Sinbad, señor Kouen, tomen asiento. r13;Pidió gentilmente el chico cuando notó que había llegado.

 

Cada adulto se dirigió a un sofá individual, aceptando la invitación. Entonces Alibaba tomó la taza de té que le correspondía, y revolvió su contenido.

 

r13;Como no sabía con qué endulzaban su té… r13;Susurró, antes de desviar su mirada a uno de los extremos de aquella mesa de centro. Ambos mayores le siguieron con la mirada, encontrando miel, cubos de azúcar, azúcar granulado, Stevia, entre otros tipos de endulzantes.

 

Sinbad acercó el azúcar granulado, y tanto él como Kouen hicieron uso de la misma.

 

r13;Debo de admitirr13;Comenzó hablar el peli púrpura, ganándose la atención de los presentes. r13;Que me sorprendió en gran medida el cómo se presentó, y aún más sus condiciones para mantener lazos con nuestras empresas.

 

Alibaba se encogió un tanto, y luego de unos instantes enarcó ambas cejas. Un tinte con dejo rosa apareció en sus mejillas.

 

r13; ¿Me excedí? r13;Cuestionó, como un pequeño regañado.

 

Llamó la atención de ambos.

 

r13;Fue bastante ocurrente. r13;Elogió Kouen, bebiendo de su té. Un brillo extraño se apoderó de Alibaba al escuchar aquello, y ver al pelirrojo.

 

r13; ¿En serio? r13;Había trabajado mucho en ello.

 

r13;Por supuesto r13;Lo relevó Sinbad. r13;Fue una de las más llamativas, y a la vez simples entradas que he visto a este mundo r13;Reconoció. r13;Me siento, como más antiguo acá, en deber de darle la bienvenida.

 

r13;Oh, no r13;Negó Alibaba, dejando su taza y sacudiendo un poco sus manos. r13;No hace falta ese tipo de atención para conmigo…

 

r13;Al menos un regalo r13;Insistió el peli púrpura, sacando una pequeña caja de un bolsillo interior de su chaqueta. r13;Si soy sincero, me emocioné con la idea de verle en persona. Se ve tan inalcanzable en Televisión…

 

r13;Para nada, no sea exagerado. r13;Trataba Alibaba de mantener su compostura. Pero para cuando vio no una, si no dos, encima de la mesa, comenzó a avergonzarse.

 

No sólo Sinbad había parecido con un presente, también Kouen.

 

r13;Bienvenido… r13;Musitó este último, mientras el mayor tan sólo sonreía.

 

Alibaba cogió ambas cajas con moño, y sin darse cuenta, las presionó contra su pecho, como si fueran el objeto más preciado de toda su existencia. r13; ¡Muchas gracias! r13;Agradeció a ambos con una espléndida sonrisa, y entonces ambos presentes quedaron reposando en sus piernas.

 

Aunque los mayores entraron en un transe. La sonrisa de Alibaba era sin duda, más cautivante en persona, estando a menos de un metros de él, con la capacidad de…

 

Antes de percatarse su mano había sido tomada y actualmente proporcionaban delicadas y suaves caricias en la misma.

 

r13; ¿Sabe? Usted, desde que apareció ha estado perturbando la mente de muchos que hasta ahora se consideraban heterosexuales. r13;Aquellas palabras bastaron para que Kouen cayera a la Tierra, y Alibaba sintiera escalofríos.

 

r13;Ah… ¿Ah, sí? r13;Cuestionó el rubio, pasando saliva y dirigiendo su vista al pelirrojo. Notaba por alguna razón que su entrecejo estaba más marcado de lo usual, y que apuñalaba con la mirada al colega que tenía a un lado. Aunque por lejos, a aquel no le importaba.

 

 Dejándose llevar, el peli púrpura avanzó, insinuándose al principiante. Esa sonrisa de coquetería que cualquiera podría reconocer, se ensanchaba con confianza hacia un lado.

 

r13;No sabe el honor que me daría, si algún día, ambos fuésemos a por un par…

 

En el mismo instante que Kouen dejó pesadamente su taza de té en la mesa, decidido a actuar, Alibaba zafó su mano del agarre ejercido, y se vio en la pizca de dolor en el rostro de Sinbad, que no había sido con mucho cuidado.

 

El rubio se hizo más atrás en su asiento, con aún la mano en alto.

 

r13;No se me acerque así. r13;Demandó.

 

Por unos instantes, un tanto incómodos pero a la vez expectantes, todo estuvo en silencio. El flequillo del menor tapaba sus ojos, como si estuviese debatiendo algo.

 

Por un instante los mayores creyeron que se disculparía por el brusco acto, o algo por el estilo. No pudieron estar tan equivocados.

 

Alibaba corrió su flequillo con un movimiento de cabeza. Su mirada, ahora nula de pureza, se clavaba como puñal en Sinbad, y ninguno supo cómo reaccionar. Su entrecejo de marcó, y sobó su mano, bajándola.

 

r13;No es para este tipo de cosas que le llamé. r13;Declaró, con un toque de repugnancia que hasta el más lento podría captar al instante.

 

Kouen, tal cual en la terraza, mostró una expresión de sorpresa, mientras Sinbad seguía en transe por ese tipo tan directo de rechazo, y cambio de actitud tan drástica del joven frente a él.

 

r13;De hecho r13;Prosiguió el menor, sin quedar satisfecho sólo con el distanciamiento. r13;Entiendo que tuvo una muy buena relación con la antigua cabeza de la empresa, mi Padre. Pero él se negaba a ver en qué se convertía. r13;Poco a poco, la expresión de pocos amigos que predominaba fue desapareciendo, y esas avellanas puras volvieron. Aunque una determinación nunca antes vista por los presentes, como la que tienes cuando te vas a enfrentar al Jefe del calabozo, se notaba claramente en su mirada. r13;Yo no. Soy primerizo en este mundo, sí, lo acepto; pero puedo decirle hasta de qué murió su madre. Dígame, r13;Se cruzó de piernas, mostrando una sonrisa mientras reposaba sus manos en su regazo, dejando de lado los presentesr13; Lobo de los siete mares, quien sin compasión por su presa ¿Cuántos emprendedores a devorado ya? Joven manipulador.

 

Aquel monólogo terminó, y no hubo más que silencio en la sala. Sinbad, con una expresión que nunca se permitía mostrar en público; frustración.

 

Aunque era muy diferente para Kouen. En todo momento, no reconoció a ese joven, el sirviente que le sirvió en la fiesta. Tuvo miedo, de que tan sólo fuese una ilusión, habiéndose equivocado en su percepción de las cosas…

 

r13;Eso pensé.

 

La hora del té había acabado. Alibaba se levantó, en dirección  una cómoda sencilla donde reposaban un par de archivadores. De uno en específico, sacó una carpeta común, azul.

 

Volvió a sentarse, y entregó una copia del documento a ambos invitados. Se tomaron su tiempo para leerlo, y entenderlo.

 

Una triple alianza.

 

Sinbad dejó caer su copia en la mesa y mostrando una sonrisa ladeada, se cruzó de brazos, confiado.

 

r13;Así que… r13;Volvió su mirada al documento. r13; Otro lobo en piel de cordero entra al juego, ¿Eh?

 

Aunque el comentario molestó a los restantes, no podían desmentirlo. Ese tipo de contratos, en empresas que tan sólo mantenían lazos de no agresividad, y más que nada, para asegurar un buen lugar en el mercado…

 

r13;Puede pensar lo que quiera. r13;Declaró Alibaba, reacio a caer en provocaciones, y aún más a dejar que palabras de un tipejo como eso, hicieron eco en su interior.

 

r13;Al menos yo sí muestro mi naturaleza. r13;Burló el mayor, riendo para sí. Era bastante diferente la actitud que optaba por usar cuando ya veía que su careta no servía.

 

Alibaba frunció el entrecejo, mirando de mala manera a su rival. No entendía cómo su padre podía considerar de tanta confianza a alguien… Así. Paulatinamente su mirada recayó en Kouen. Y se cohibió. Enrojeció por completo y tapó su rostro con los papeles. No podía creer que estuviese mostrando justamente, esa faceta.

 

Pero Kouen no entendía nada. Allí estaba aquel joven tímido que había le había cautivado y se había adueñado de sus pensamientos. No dejaba de pensar… r13;Qué fue lo de antes… r13;Esa expresión tan aterradora.

 

Tampoco hubo tiempo de preguntar. Todo el tiempo restante fue dado para aclarar puntos y tratos, aunque los tres sabían, que aquello deberían llevárselo a sus respectivas empresas y decidir allí, dando una positiva, o en defecto una negativa al proyecto.

 

En efecto, demoraron justamente una hora, por lo cual a la hora de término, ambos mayores tuvieron que salir de manera extremadamente rápida para cumplir con su agenda. Se despidieron con la mano, más una vez Sinbad había salido de la sala…

 

Alibaba detuvo de la chaqueta a Kouen. Enrojeció por completo, soltándole,  viendo hacia abajo.

 

r13;Uhm, esto, bueno, Eh… r13;Comenzó a balbucear, sin saber cómo decirlo. Había sido una extenuante charla de pros y contras, después de todo.

 

r13; ¿Qué? r13;El pelirrojo no quería ser precisamente antipático, pero tenía un sentido del deber súper desarrollado.

 

El rubio elevó su mirada, temblando un tanto su semblante. r13;Muchas gracias por venir. No sé que hubiese hecho yo solo contra él. r13;Esa hermosa sonrisa, otra vez. Una confusión hizo explotar la mente del pelirrojo, aunque no se resistió el hecho de desordenar esos rubios cabellos, mostrándole una queda sonrisa.

 

r13;No te preocupes. r13;Respondió, para luego reanudar su ida de aquel lugar con sólo una duda en su mente. r13; ¿Quién eres realmente, Alibaba Saluja…?

 

 

 

Al cabo de unos minutos, Alibaba se lanzó al sofá nuevamente, comprendiendo que había quedado solo.

 

Una sonrisa se ensanchaba en sus labios, mientras aquel brillo predominaba en su mirada. Sin duda, su primera negociación hasta lo había excitado. Enfrentarse a tipos más grandes que uno… ¡Todo estaba en el don de la palabra!

 

Se sentó muy animado, y tomó ambos presentes. Abrió el de Sinbad primero, de mala gana. Un hermoso reloj le esperaba allí, dorado como su cabello.

 

r13;El tío lo intenta… r13;Susurró para sí, y entonces lo dejó de lado, yendo a por el de Kouen. Por lo largo y ancho, además de angosto de la caja, ya sabía qué era. Aunque le sorprendió de sobremanera, de igual forma. Un collar de plata, con una gema roja en forma de gota colgando de él.

 

Su rostro enrojeció por completo, recordando todos esos bobos regalos de bienvenida amarillos que le habían llegado, incluyendo el de Sinbad.

 

Casi al instante entró su confidente por la misma puerta por la que se habían ido ambos hombres.

 

r13; ¿Cómo te fue? r13;Preguntó, esperándole en la entrada. El mayor ya sabía que venía.

 

r13;No espero mucho de Sindria, pero Kou… r13;Suspiró, tomando ambos presentes en sus respectivas cajas.

 

r13; ¿Podría aceptar?

 

Alibaba asintió. r13;Me agrada, Aladdin. r13;Confesó.

 

r13;Esperemos que no sea unilateral r13;Sonrió el menor, percatándose luego de los regalos. r13; ¿Ambos trajeron uno? r13;Rió para sus adentros.

 

r13; ¿Eh? Ah, sí r13;Él rió nervioso, entregándole el paquete que Sinbad había llevado. r13;Deja ese con los demás.

 

r13;Eres sumamente popular, Alibaba-kun r13;Felicitó, para luego enarcar una ceja. r13; ¿Qué harás con ese?

 

r13;Creo que… r13;Lo abrió, colocándoselo de inmediato. r13;Me viene el rojo. r13;Sonrió, para tan sólo entregarle la caja vacía, y volver a su puesto de jefe, reluciendo su nuevo y poco común collar.

 

Aladdin sonrió mientras lo veía, caminando en dirección opuesta. r13;Así que así son las cosas, ¿Eh…?

Notas finales:

Espero les gustara, no sé cuándo volveré [?]

 

Bye bye ~


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