Pareja: Harry Potter/ Draco Malfoy
Disclaimer: Nada del mundo de Harry Potter, todo es de J.K. Rowling y a la Warner Bros.
Advertencia: Es un EWE, con contenido SLASH (relación Chico /chico) y también tiene un poquitín de Lime (estáis advertidos!)
Título: “In The Light”
Capítulos: 4/4
You and Me… and the Ducklings
Harry no podía ocultar esa perpetua sonrisa bobalicona de su rostro que ya le dejaba las mejillas entumecidas.
Tras ese primer beso con Draco le siguieron muchos más entre risas y deliciosos arrumacos que ninguno de los dos desaprovechaba. Aun parecía surreal que sus sentimientos fueran compartidos y más aún que Draco no parecía tan reacio como pensó a las muestras de afecto en público y a todas horas.
Claro que cuando sus amigos y compañeros se enteraron de lo suyo pegaron el grito al cielo, bueno, todos salvo Ginny que solo amplió su sonrisa tal y cual el gato Cheshire y con un terrible abrazo rompe costillas les dio su bendición.
A Harry no le importaba mucho las habladurías en torno a su relación con Draco, pues aunque las consideraba innecesarias, agradecía enormemente que no fueran de naturaleza ofensiva (porque ahí si no las toleraría), sin embargo de una manera extraña pero a la vez tranquilizante, no duró mucho la afrenta en contra del rubio Slytherin pues parecía captar mucho más colectivamente la atención de las masas, los tiernos patitos que siempre estaban tras del ojigris piando por su atención, que la relación misma.
Los patitos con alegría seguían a Draco a todos lados, desde el patio donde le gustaba descansar, su refugio que era más que nada su hogar que otro lado y asistiendo a clases con ambos prefiriendo enormemente las piernas del rubio para pasar el día acurrucados siendo recibidos por innumerables “aww” de las compañeras y miradas divertidas de los profesores.
Aunque al principio había incomodado un poco a Harry que los patitos no lo hubiesen visto al momento de su nacimiento, era siempre un deleite verlos acurrucados o buscando en todo momento a Draco.
-Buenos días dormilón- saludó al chico que bostezaba mientras frotaba uno de sus ojos acariciando por inercia al pequeño patito amarillo sobre su pecho que aún dormía plácidamente.
-No estaba dormido…- dijo haciendo una comisura apuntando su índice a su pesado libro de transformaciones –solo estaba descansando la vista…-
-Claro, y yo soy troll…- ironizó Harry palmeando la cabecita del patito moteado.
-Pues casi- se alzó de hombros indiferente.
-Idiota…- dijo semi ofendido Harry antes de ser halado para recibir un lento beso de Draco.
-Vas a aplastar a príncipe Salazar…- dijo Harry contra sus labios sin poder ocultar el divertimiento que aún le causaba el nombre que Draco le había puesto al primer patito que eclosionó.
-Deja de burlarte de su nombre, que él no se burla del tuyo- el rubio hizo un mohín.
-Pero para eso estas tú- dijo risueño viendo como los otros dos patitos aun con los parpados cerrados buscaban el calor de “mamá Draco”.
–Aparte, tus nombres no son mucho mejores…- dijo arqueando una ceja.
-¡Oye! “Canela” no es un mal nombre…- contestó Harry avergonzado cuando el patito más negruzco graznó ofendido esponjando sus plumas.
-No es un nombre digno…- dijo chasqueando la lengua –aunque creo que es mejor que “esponjocito”- dijo señalando al pequeño patito amarillo con motas negras esparcidas por todo su pequeño cuerpecito que dormitaba con su pico escondido bajo su ala.
-Pero es lindo… y no niegues que te gusta- Draco no pudo rebatir contra ello.
*°-*°-*°-*°-*°-*°-°*
Con los patitos dormidos tras un largo primer mes de explorar el mundo que les rodea, Harry y Draco no daban abasto a sus intensas demostraciones de ese afecto que había nacido entre ellos, irrefrenable e intenso que se propagaba en la luz de su cariño y fortaleza que habían construido a su alrededor, dándoles aquella calidez que buscaban, que tanto necesitaba y que solo se encontraba en el otro.
Entre besos y caricias se encontraban hablando en ese íntimo lenguaje que con palabras casi nunca podían emitir; sus manos palpitantes recorrían con tímida divinidad los cuerpos unidos, perdiéndose en el mar de sensaciones que provocaba cada fibra, cada porción sensible.
-Harry…- murmuró Draco entre breves jadeos cuando la dulce boca del moreno besaba con lentitud su cuello, probándolo y disfrutando con tal gusto de sus reacciones que le mostraba, ansiando por más.
-Oh Draco…- suspiró el ojiverde sintiendo como Draco se tensaba y relajaba contra su cuerpo, apretando con sus piernas su torso.
Cerró los ojos cuando las delgadas manos del rubio recorrían ávidas su pecho desnudo, ansiando por seguir sintiendo esa delicadeza y cariño el resto de su vida.
Draco estaba listo para explorar más del salvador del mundo mágico, dejarse llevar por la infinidad de caricias y sensaciones nuevas que podía despertar en él, de ser uno con la persona que tanto quería, que como una mano amiga le había renovado la paz interior y la calma que no creyó volver a encontrar tan pronto y que había estado con él como ninguna otra había estado antes, pero con lo que no contó es que tan pronto como había iniciado el momento, se terminó con un sinfín de graznidos de los pequeños patitos que intentaban con todas sus fuerzas de llamar su atención, intentando dar brinquitos para llegar hasta donde estaba.
-Maldición…- murmuró ocultando abatido su rostro con ambas manos.
-Creo que quieren que les devuelva a “mamá Draco”- dijo algo divertido y frustrado Harry separándose del ardiente cuerpo del rubio para ayudar a subir a los pequeños patitos que con solicitud se acurrucaron en el regazo del rubio.
-Tonto…- dijo con fingida molestia por el mote que le había adjudicado y sonrió a los polluelos –creo que luego terminaremos… esto…- dijo con sus mejillas rojas cuando Harry acomodándose, alargó su brazo para que lo ocupara como almohada
-Ya lo creo que si…- dijo dándole un tierno beso en su nariz.
-Te quiero- murmuró Draco cerrando los ojos, intentando no moverse mucho para no molestar el sueño de los patitos ahora dormidos.
-Yo también…- dijo con alegría Harry sonriendo nuevamente.
Cuanto se alegraba haber ido a buscar esa vez a Draco y encontrar a su vez su propia tranquilidad que tanto anhelaba y la luz que lo alejaba de cualquier mal y pesadilla que pudiera aun vagar. Ahora si podía decir con toda la calma que estaba donde debía estar.