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El amor es agridulce por HanakoTomoharu

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Notas del capitulo:

Más cortito por un tema de tiempo, pero espero agregar lo que quería en el siguiente cap.

Yuya se quitó las cosas que le habían caído encima al aterrizar allí y salió del armario - ¿Qué rayos pasó? -miró a su alrededor totalmente confundido, pensando que el lugar le recordaba a la escuela en You Show Duel School, pero mucho más grande y lujosa. Se encontraba en un amplio pasillo con direcciones a escaleras, y puertas que indicaban con un cartel a cuál salón se refería. Había un bebedor a unos cuantos metros de él y junto a él una cartelera. Se acercó para buscar en ella algo que le indicara dónde estaba, pero solo encontró los típicos afiches con horarios y algo sobre promoción de rango que no entendía qué era; hasta que vio uno que le llamó la atención. Decía algo como “Promoción a capitán de escuadrón élite” y un subtítulo de “Requisitos”, pero lo que le provocó un vuelco a al corazón fue ver las imágenes de Yuzu y una chica de cabello purpura muy parecida a ella bajo el texto, con letras en negrita que marcaban “traer a la Academia de Duelos”.

- ¿Qué es esto? -se alejó de la cartelera como si ésta quemara y miró el cartel de lejos, entre estupefacto y aterrado. Escuchó entonces el rechinar de unas botas al frenar de repente contra las finas baldosas, y se volvió para ver a alguien de pie donde el pasillo doblaba. Su corazón pudo haberse detenido en ese instante, pero hizo todo lo contrario, comenzó a latir con más fuerza.

- Sora… 

El aludido lo miró con abriendo los ojos con sorpresa, pues venia distraído. Observó incrédulo al de cabello verde y rojo. Tal vez el cansancio lo llevó a tener alucinaciones, o tal vez esa maldita máquina que extrajo sus recuerdos le arruinó el cerebro, porque no podía creer que realmente fuera Yuya quien estuviera parado a unos metros de él… pero se veía tan real, incluso sonaba como él. 

Ambos se quedaron mirándose el uno al otro por un momento antes de que Yuya hiciera el primer movimiento.

- ¡Sora! ¡¿Estás bien?! -Yuya corrió hacia él y le tomó la mano, como prueba para los dos de que aquello era real. Sora se exaltó ante el contacto.

- E-eres real…

- Eres un idiota -comenzó a regañarlo el más alto, pero sus ojos en vez de lucir enfadados brillaban lacrimosos- ¿Por qué tenías que irte así de repente? Todos estuvimos tan preocupados por ti…

- No puedo creer que estés aquí… -murmuró Sora, como si no escuchara lo que le decía - ¡Tú no puedes estar aquí! ¿Eres estúpido? Esto es peligroso -afirmó el agarre que Yuya había hecho en su mano y lo jaló de ella.

- ¡Woah! ¡Sora! ¿Qué…? -exclamó cuando el menor lo guió hasta las escaleras, haciéndolo subir rápidamente por ellas para llevarlo de otro pasillo hasta una habitación -Sora, ¿Qué sucede?

-Eso debo preguntarlo yo, ¿qué haces aquí? ¿Por qué viniste?

-Yo… no lo sé. No tengo ni idea de cómo llegué hasta aquí -Sora quiso estamparse la palma de la mano en la cara.

- ¿Cómo es posible que no lo sepas?

- No lo sé, ¿de acuerdo? -se sintió atacado- Y-yo solo tenía muchas ganas de verte y… de repente aparecí aquí. No me preguntes por qué.

- Pues no debiste hacerlo. No debes estar aquí, ¿tienes idea de lo que hubiera pasado si…? -Sora de detuvo antes de continuar- ¿Alguien más te ha visto por aquí?

- No... -Yuya lo miró confundido- ¿Por qué estás tan alterado? Este… ¿Este lugar es realmente Academia?

Sora no contestó, pero agachó la vista tornando su expresión más seria.

- No sabes lo malo que seria que te encontraran aquí -la imagen de Yuri vino a su mente y sintió un escalofrió recorrer su espalda hasta su nuca; recordando todas las cosas que le había dicho- Será mejor que te vayas.

- ¿Estás loco? ¿Tienes idea de lo que mucho que quería verte? -exclamó, haciendo que Sora lo mirara sorprendido- Estaba muy preocupado por ti -las mejillas de Sora tomaron un color rosa- Aún no creo del todo que esto esté pasando, el hecho de llegar hasta aquí ya es demasiado extraño, pero cuando te vi pensé que esto era como un sueño -tomó su mano de nuevo, aferrándose a la sensación de ella, probándole nuevamente a los dos que aquello sí estaba ocurriendo- Tenía miedo de despertar.

- No me robes las palabras de la boca -pensó Sora, pero por suerte no lo dijo en voz alta. Hubiera sido vergonzoso confesar que él también había pensado eso- Yo también quería verte… -susurró bajito, pero el pelirrojo alcanzó a oírlo. 

- Sora… -aquellas palabras fueron suficientes para mover su interior y despertar de nuevo aquellas sensaciones que trataba de reprimir. Al final se rindió ante ellas y tomo el rostro se Sora entre sus manos, alzándolo para besarlo. El contacto de sus labios fue como detonar una bomba, estallando dentro de ellos todos esos sentimientos que necesitaban ser expresados. Sora lo abrazó por el cuello y Yuya lo acerco más contra su cuerpo rodeando su cintura con sus brazos. Sin querer separarse, alargaron el beso hasta casi quedarse sin aire; solo entonces rompiendo el contacto. Aun así, permanecieron abrazados, respirando con dificultad. Yuya buscó el cuello del más bajo con los labios, repartiendo lentos y cortos besos en el camino, para después chupar suavemente el área debajo de su oreja. El cuerpo entero de Sora pareció reaccionar ante esto, arrugando la camisa del pelirrojo entre sus manos y dejando salir un gemido.

- Estaba tan preocupado por ti… 

- Yuya… -Quería fundirse en la sensación de tener a Yuya a su lado, y no quiso esperar más- Ven aquí - Sora lo jaló de nuevo, tomándolo desprevenido, y lo empujó sobre la cama; posicionándose sobre él.

- ¡Sora! ¿Qué…? -fue callado con un beso. El de cabello celeste se sentó sobre sus caderas, lamiendo los labios de Yuya, quien le cedió el paso a su lengua entendiendo su intención. Ambos exploraron sus cavidades sin prisa, disfrutando del calor del otro y la fricción que lentamente había comenzado Sora con sus caderas- S-Sora…

El menor ansiaba esa clase de contacto con Yuya, pero decidió que eso no era suficiente. Se separó del maravilloso contacto de sus lenguas para hablar.

- ¿Recuerdas lo que te hice en el hospital?

- S-si -Yuya respondió con un tono rosa formándose en sus mejillas. No es como si fuera a olvidarlo… 

- ¿Quieres que lo haga de nuevo? -Yuya se sintió nervioso ante la pregunta.

- No -contestó, sorprendiendo al otro- Déjame hacerlo por ti esta vez -Yuya sutilmente cambió de lugar con el más bajo, ahora estando él encima de Sora.

- ¿Harás esto por mí? -le preguntó quitándose la chaqueta; mientras Yuya deshacía sus pantalones.

- Sí... Aunque no sé cómo hacerlo, así que solo dime si quieres que pare -dijo dejando la ropa de Sora a un lado. Le llamo la atención ver las medias blancas que cubrían sus piernas. No pudo detener el impulso de querer acariciarlas. Tocar las suaves piernas de Sora envió un cosquilleo a la parte baja de su abdomen. 

El cosquilleo aumentó al tener a Sora ya desnudo de la parte inferior de su cuerpo. El pene de Sora era algo más pequeño que el suyo, y tan pálido como el resto de su cuerpo. Comenzó a estimularlo con una mano, y mientras le daba otro beso, llevó su mano libre hasta su nuca para deshacerse de la liga que ataba su cabello. Le encantaba como se sentían los suaves mechones color cielo entre sus dedos.

Bajó entonces, colocando su cabeza entre sus piernas, y aún acariciando sus muslos, tomó el miembro del menor en su boca. Se las arreglo para llevarlo hasta el fondo de su cavidad, mientras iniciaba un vaivén algo torpe al principio, pero los sonidos que Sora dejaba salir parecían decirle que lo estaba haciendo bien. Y es que, solo quería esforzarse por hacerlo sentir bien, de la forma que el menor lo hizo con él. Después de lo que había pasado la ultima vez que se vieron, lo frustrante y desesperante que fue aquel duelo, solo quería volver al momento donde Sora estaba sonriendo. Quería ver a Sora sonreír como lo había hecho aquella noche en su casa, o la vez en el hospital. 

- Yuya… -gimió Sora en un momento- p-para.

Yuya se detuvo, separándose despacio del otro- ¿Qué pasa? ¿Hice algo…?

- No, es que –Sora respiró profundo, tratando de enfriarse- no quiero terminar aún.

- Oh… entonces, ¿Qué quieres que haga?

Sora no respondió al principio. Tomó una de las mano de Yuya y la llevó hasta su boca. El más alto se sonrojó viendo como Sora lamia sus dedos, mirándolo a los ojos mientras los chupaba. Sintió el calor en sus mejillas; ver a Sora ensalivar sus dedos de esa forma era demasiado… erótico. El calor comenzaba a bajar y acumularse en su ingle.

- Tócame, Yuya –dijo sacando los dígitos de su boca, con un hilo de saliva uniéndolos a sus labios.

- ¿Así? –llevó su otra mano hasta el miembro aun erecto de Sora, masturbándolo despacio, pero el otro lo apartó.

- No… -abrió un poco más el espacio entre él y Yuya, y levanto sus piernas para apoyar sus tobillos en los hombros del más alto- Aquí… -llevó la mano del pelirrojo a su entrepierna, y guiándolo con la suya introdujo uno de sus dedos en su entrada. 

- P-pero… 

- Por favor -Yuya parecía desconcertado, así que Sora lo animó a moverlo aún guiándolo; dándole una de esas miradas suplicantes que pocos podían resistir- Solo hazlo de esta forma… -comenzó a mover el digito de Yuya en su interior por su cuenta.

Yuya asintió, no pudiendo negársele, e imitó el movimiento que le indicaba el menor. Sora comenzó a respirar más pausadamente y retiró su mano, dejando ahora a Yuya hacer el trabajo.

- Mete otro.

El rostro de Yuya podía asimilar el color de su cabello en ese momento, pero pese a lo vergonzoso que le resultaba hacer todo aquello con Sora; obedeció su pedido. Dos de sus dedos entraban y salían de la entrada del de cabello celeste, provocando que Sora gimiera más sonoramente.

- ¿Cómo te sientes? ¿No es raro?

- No… se siente bien –respondió Sora. Para Yuya era extraño terminar haciendo esas cosas con otro chico, pero tampoco se sentía incorrecto. Sus dedos se deslizaban cada vez con mas facilidad dentro de la cálida entrada del menor. 

- Sora… en esta posición puedo ver todo de ti –susurró. Las mejillas del menor se colorearon de rosa –Es increíble… no tienes nada de pelo.

- ¿Y que con eso? –reclamó con una especie de puchero, pero lucia algo avergonzado.

- Quiero decir, tu piel es rosada y suave por donde mire… 

- Yuya… -Sora se mordió el labio– sácalos. 

El pelirrojo cumplió de nuevo su pedido, mirándolo con duda– Sora… ¿vamos a…?

- Te quiero dentro de mi.

La declaración del menor fue directa, y sacudió el interior de Yuya. Un extraño deseo había comenzado a apoderarse de él progresivamente desde que entró en contacto con la piel se Sora. No estaba seguro de si esos sentimientos estuvieran bien, o si era correcto seguir adelante… pero viendo a los ojos a Sora; todas esas dudas se disipaban. 

Sin esperar más, se quitó la camisa naranja dejándola a un lado, junto con la ropa de Sora. Juntó sus labios de nuevo, mientras se deshacían del resto de tanto su ropa como la del otro. No se había puesto a pensarlo, pero desde que compartieron su primer beso, ya no quería separarse de los labios de Sora. 

Cuando ambos estuvieron ya desnudos, la cercanía de sus cuerpos hacia arder hasta el más mínimo roce– Me gustas –susurró contra sus labios. A Sora pareció tomarlo desprevenido, pero sonrió y rodeó la parte trasera del cuello del más alto con ambos brazos. Elevó sus caderas hasta rozarse con la punta de la erección expuesta de Yuya.

- Hazlo –susurró ansioso. 

De a poco, Yuya penetró la entrada de Sora, que hundió la cabeza en el hueco bajo su barbilla; y ambos jadearon suavemente. La sensación de las paredes interiores que lo apretaban sofocó su mente, pero esperó a que Sora se acostumbrara a la intromisión antes de hacer nada. El de ojos verdes lo miró de nuevo un momento después, acercando a Yuya para apoyar su frente con la suya.

- Muévete –le asombraba como Sora no titubeaba al decirle lo que quería, ni siquiera parecía avergonzado por ello; pero eso le gustaba. La confianza de Sora hizo que abandonara sus nervios, y comenzó a moverse con un vaivén lento. Sus embestidas eran algo erráticas, pero Sora también movió sus caderas; abrazándolo con las piernas y apegando más sus cuerpos. Los extraños sonidos que ambos dejaban salir de su garganta; pero sobre todo la voz de Sora, era algo que no sabia que podía escucharse así. 

Yuya estaba asombrado por la sensación de calor alrededor de su miembro combinado con el roce piel a piel que compartía con Sora. Se veía tan hermoso, con aquel color rosa adornando su rostro y su cabello esparcido por las sabanas. Sus sentimientos, junto con el ritmo creciente de sus cuerpos, lo estaban llevando al borde. 

- Yuya… voy a…–intentó decir entre jadeos, comenzando a masturbar su miembro. El pelirrojo entendió y asintió.

- Y-yo también –respondió. Sora cerró los ojos y elevó la voz en un ultimo gemido que marcó su clímax, y su esencia se esparció por su vientre. Yuya aceleró las embestidas para acabar poco después, y sin el aliento para besarlo; le dio un pequeño beso en la frente antes de derrumbarse  a su lado.

Un silencio invadió la habitación luego de eso.

- ¿Cómo está tu cuerpo? –preguntó no muy seguro de que decir después de lo que habían hecho.

- Bien.

- ¿Y… por lo otro? –acarició suavemente el abdomen de Sora, pasando sus dedos al costado de donde la piel se ponía morada y oscura bajo su costilla derecha.

- Me curo rápido, no te preocupes. Esto no es nada.

Yuya por supuesto que se preocupó. ¿Cómo podía decir que no era nada? Pero en realidad, no sabia a que clase de cosas Sora se había enfrentado trabajando para Academia, así que se abstuvo de decir algo por el momento. 

Se miraron a los ojos, simplemente yaciendo allí, el uno frente al otro. Sora le sonrió, y viendo aquella hermosa sonrisa de sentimientos sinceros, Yuya le respondió sonriendo también. En momentos como ese el mundo parecía quedar de lado. Podría permanecer así por horas, solamente por continuar ver a Sora así; pero la realidad siempre está presente, y tarde o temprano te obliga a volver, a veces arrebatándote hasta esos momentos de felicidad que uno desearía que dudaran más. 

- Sora… -Yuya se incorporó en la cama, usando la almohada como respaldo- pasaron cosas tan extrañas cuando te fuiste -comenzó a hablar, mientras ambos estaban desnudos en la cama, cubiertos con una sábana- Apareció otro chico que luce como yo -aquello descolocó a Sora, que se preguntó si podría tratarse de Yuri; pero descartó la idea enseguida al recordar que Yuri no había mencionado ninguna misión en Standard aquella vez.

- ¿Estás seguro? -preguntó, incorporándose también para sentarse junto a Yuya y mirarlo a casi su altura.

- Sí, y él… derrotó a Yuto -Sora frunció el ceño al escuchar eso, sorprendido. ¿Aquel bastardo Xyz se había atrevido a ser derrotado antes de su revancha? - Él defendió sus ideales hasta el final, luchó porque no quería lastimar a nadie más, porque él tampoco creía que los duelos sean armas…Sora, ¿tú sí crees que lo son? ¿Los duelos son armas para ti?

- Claro que no -respondió casi ofendido.

- Entonces, ¿por qué luchas para Academia?

Sora desvió la mirada, abrazando sus rodillas y arrugando aún más el ceño. Estaban teniendo un buen momento, ¿Por qué Yuya tenía que nombrar de nuevo a Academia? Estaban mejor sin que él supiera nada de eso; pero ya era inútil. Le había dicho la verdad aquella vez, por temor a perder su confianza, y ahora que Yuya hasta había llegado a Academia era imposible que el tema no saliera a flote.

Al ver que Sora no contestaba, Yuya intentó de nuevo - ¿Cuál es el objetivo de Academia, Sora? -el más bajo se mordió el labio. 

Quería darle respuestas, pero al recordar las palabras de Yuri, pensó que ese era el momento de detenerse. Cuanto más involucrara a Yuya en todo eso, peor sería para los dos. 

- Esto está mal -dijo, cayendo en la cuenta de lo que acababa de pasar entre ambos unos minutos atrás- Esto está muy mal, no debimos hacer eso -murmuró para sí, llevándose las manos a la cabeza agarrándose el cabello; inclinándose para apoyar su frente contra sus palmas. Se supone que debía deshacerse de Yuya, no arrojarse a sus brazos y prácticamente entregarse a él.

- ¿Qué ocurre? ¿De qué hablas? -Yuya lo miro confundido, sin entender por qué Sora lucia tan afectado.

- No debiste buscarme, incluso si llegaste aquí por error.

- ¿Y que se supone que iba a hacer? ¿Dejarte desaparecer así de la nada? -protestó al escuchar aquello.

- Hubiera sido lo mejor.

- ¿Cómo se supone que iba a dejarte? -exclamó molesto- Somos novios ahora, ¿no? -a Sora lo tomo por sorpresa con aquellas palabras, y cuando Yuya se dio cuenta de lo que había dicho, se sonrojó- No, quiero decir, no lo dejamos muy claro la última vez, y tampoco es que haya sido algo oficial ni nada, pero tu dijiste que sí querías, y estuve de acuerdo, así que yo pensé… -terminó murmurando más que hablando, y Sora pensó que Yuya se veía adorable cuando estaba avergonzado, casi olvidando todo lo que le preocupaba -Lo que quise decir, es que, tu dijiste que yo te gustaba, así que… necesitaba dejarte claros mis sentimientos también. Realmente quería verte de nuevo y poder decírtelo… -el corazón de Yuya prácticamente zumbaba en su pecho- que también me gustas. -no quería ocultar más sus sentimientos- Mucho. Aunque sé que al principio fui yo quien trato de alejarte cuando nos hicimos amigos, es como me siento ahora.

Sora estaba como estático. No sabía si responder a lo que había dicho. Quería hacerlo, pero dentro de su pecho algo dolía y le decía que se retirara. Yuya se acercó colocando una mano a un lado de su rostro para darle otro beso, pero el más bajo se apartó haciéndose para atrás. 

- ¿Sora? –El otro solo desvió la mirada y oculto su semblante del mas alto.

- Yuya, yo… -justo cuando Sora parecía hacer encontrado las palabras para responderle algo, Yuya sintió de nuevo aquel dolor atravesar su interior; quemándolo nuevamente. Jadeó y miró hacia  su pantalón, que yacía en el suelo, donde algo parecía resplandecer en uno de los bolsillos -¿Yuya? ¿Estás bien?

- Dark Rebellion… -musitó. Estiró su mano para tomarlo de entre su ropa, pero apenas había alcanzado a tocarlo con los dedos, la luz llamativa que emitió la carta los cegó a ambos.

- ¿Qué…? –Sora se cubrió con el antebrazo, pero para cuando abrió los ojos de vuelta, su habitación estaba vacía- ¡Yuya! –se levantó desconcertado, sin entender nada. Se vistió apresuradamente, solo para salir a buscarlo; pero alguien tocó a la puerta en ese momento.

- ¡Yu…! –abrió casi enseguida, esperando que fuera el pelirrojo; pero se llevó una decepcionante sorpresa al ver un rostro parecido– Yuri –dijo sin ocultar que no le contentaba mucho su visita– ¿Qué quieres? –preguntó ansioso, esperando que dondequiera que estuviera Yuya, no fuera a encontrarse con Yuri ahora.

- El Profesor quería que te dijera que enviará a un escuadrón de Obelisco Force contigo.

- ¿Y por qué te enviaría a ti a decírmelo?

- Porque yo también iré a Standard -la sangre de Sora se heló- El Profesor te ordenó traer de vuelta a una oveja que escapo de su rebaño, ¿verdad? -Sora le frunció el ceño, comprendiendo la metáfora. 

Así que Yuri sabía de la misión por la que le permitirían volver a Standard.

- Tengo que traer de vuelta a un estudiante que salió de la dimensión sin autorización -afirmó- ¿y eso por qué te importa? 

- A mí también me asignaron ir en busca de una oveja perdida en Standard. Es más, podría decir que nuestras misiones se parecen, y se parecen mucho -había algo que Yuri encontraba gracioso en su propia oración, que no logró entender- Pero lo importante es, que tenemos autorización de combatir a los duelistas que nos encontremos allí con tal de cumplir con nuestra misión -Yuri avanzó unos pasos más hacia él y Sora se enderezó por completo viéndolo de frente, sintiendo su espalda tensarse. Veía a donde quería llegar, pero no le gustaba– Una oportunidad perfecta para tener un encuentro con tu chico especial –había un claro deje de burla en su voz que lo irritó, pero intentó no demostrarlo.

- Si lo que te preocupa es que sea un problema, ya te dije que me encargaré de él. Solo olvídalo -trató de restarle importancia, deseando que Yuri se largara de una vez; pues no quería que siguiera presionándolo con el tema.

- No lo dudo. Pero, solo en caso de que fallaras en eso -el más alto saco una carta de su bolsillo, y Sora observó con un nudo en la garganta el rostro de la persona grabada en ella- yo estaré encantado de ponerlo en un hermoso marco como este. Se verá muy bien con él, ¿no crees? -al no recibir respuesta, Yuri sonrió dando por terminada la conversación y de marchó- Partimos mañana.

Sora caminó hacia atrás y se dejó caer sobre su cama apenas estuvo solo de nuevo. Su rostro estaba pálido y sudaba frío. No quería volver a imaginarse a Yuya como una de esas cartas, la sola imagen le daba ganas de vomitar. No solía sentirse así sobre sus presas, pero el problema es que Yuya no era una de ellas. Yuya había sido su amigo. El primero que tenía, y también la primera persona que le provocaba aquellos sentimientos tan complicados. No podía permitir que tuviera un destino como ese; y menos a manos de Yuri.

No quería lastimar a Yuya si podía evitarlo, pero se dio cuenta de que si quería protegerlo esa era la única manera. Tenía que romper los lazos que con tanto esmero él mismo había forjado, acabar con todo lo que los unía. Incluso si eso significaba hacer que Yuya terminara odiándolo.

 

 

 

 

Yuya se llevó una mano a la cara, esperando a que pasara el mareo que azotó su cuerpo repentinamente al despertar. Al mirar a su alrededor, aún confundido, se dio cuenta de que se encontraba de vuelta en su habitación. Estaba tan desorientado que no sabría decir si estuvo inconsciente unos minutos o una hora. Al mirarse a sí mismo, se dio cuenta de que estaba desnudo, pero por demás se encontraba en su cama y todo lucía igual que  momentos atrás.

- Entonces… no fue un sueño, ¿verdad? –sus dedos tocaron algo frío, y al mirar, el Dark Rebellion Dragon seguía en su mano– Si eso de verdad pasó… Sora y yo… -un cálido sentimiento se estableció en su pecho, pero a la vez, una oscura incertidumbre. Miró al dragón en su mano– Gracias a él pude verlo, pero… ¿Qué significa todo esto? ¿Qué sucede con esta carta?

Notas finales:

Wow, por alguna razon se sintió como si fuera la primera vez que escribo lemon...


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