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Sakura no hana ga saitara por Sakura chi

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Notas del capitulo:

Los personajes no pertenecen, disculpen los posibles fallos y sin más disfruten la lectura.

Capítulo 2

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Sentía como todo en su interior se movía, corría, escapaba, podía percibir como la brisa de la noche calaba entre sus huesos, su sueño y su cansancio no le permitían despertar de aquella fustigada pesadilla, se ahogaba más en sí mismo, sus recuerdos, dolorosos para él, para su padre, para su familia, para todo aquel que le conociera, las acciones cada una de ellas, aquellas que solo fueron producidas para su ansiada libertad, ahora, ahora solo se dedicaban a torturarle, a solo hacerle ver y sentir que probablemente había cometido un error en su accionar, percibía como su pecho se oprimía en gran manera como si vilmente le sacaran el corazón de su cuerpo aun estando con vida, un cruel castigado para cualquiera, una inhumana manera de reprenderle.

De alguna manera creía que su manera de actuar era egoísta, que haber tenido que involucrar a sus compañeros y si, también amigos no debió de ser necesario, pero tan cegado ante la impotencia de no poder decidir, de no alcanzar lo que su corazón deseaba, encontró de alguna manera la única manera de permitirse aflojar las cadenas que le ataban desde el momento en el que sería concedido al mundo, su vida fue sin consulta de alguna manera manejada a conveniencia de su padre.

Después de mucho batallar con sus pensamientos que le impedían conceder un relajado sueño, abrió sus ojos azules para poder admirar la maravillosa escena puesta ante él, las estrellas tintineaban en el cielo despejado, se levantaba algo perezoso a quedar sentado, observaba su alrededor, el manto obscuro de la noche era atravesado por aquellas minúsculas estrellas que brillaban en toda su mayor expresión, la luna, ausente ya que si esta estuviera en lo más alto del cielo, todo lo que les rodeaba seria fácilmente iluminado por su luz.

Cada detalle que sus ojos deseosos de paz divisaban, dejaba en él tranquilidad, esa parte desolada del bosque le estaba otorgando esperanzas, y como en muchas ocasiones siendo conocedor de las personalidades de cada uno de sus compañeros y amigos, el encargado de la guardia esa noche había caído mortalmente en su batalla contra el sueño, reía ante la pintoresca escena, sabía perfectamente que esa misión se le sería imposible, sin embargo había alegado tanto afirmando que lo haría a su cabalidad, estaba de más dudar que cuando el sol hiciera su aparición en el cielo, sería de alguna manera no regañado si no que molestado por no poder cumplir por lo que tanto lucho por realizar, esos momentos era añorados por él.

Se colocaba de pie, ya que sus entumecidas piernas sentía el frío de la noche, de la nocturnidad que les envolvían, daba un par de pasos cautelosos para evitar despertar a alguno ya que se notaba que dormían plácidamente, se alejaba lo más que podía del improvisado campamento y suspiraba ante sus acciones, si otra vez lo hacía, como lo llevaba realizando desde niño se alejaba de todo y de todos, se encasillaba en su tortura, solo, sin compañía, sin deseos o ánimos de hacerle saber a alguien su pena, su pena, su dolor, su tortura, solo le pertenecía a él, a él y a nadie más ¿Por qué debía en algún momento de compartirla? Es su dolor, su yugo, su eterno calvario, nadie ajeno a él debía de conocerlo, la empatía era algo a lo cual se negaba a creer, su tristeza le pertenece solo a sí mismo a nadie más, es su propia pena y lidiaría con ella solo, sí solo.

 ¿Llegara el día en que seré honesto con ellos, conmigo?… seguramente no… no queda más que seguir intentando, dejar todo en el pasado, si en el pasado, intacto ¿olvidarlo? No, sería demasiado malo de mi parte, el olvido no es más que otro que vaciar mi conciencia, despojarla de lo que me hace ser “yo” de lo que me hace ser un humano “común” porque mi mente no tiene permitido olvidar porque mi memoria debe de ser de voluntad, si, de recordarme quien soy, que es lo que me atosiga, debo de recordar lo que hace que mi esencia se mantenga, mi voluntad, si mi voluntad de no cambiar, de no olvidar, de ser libre… de ser feliz… aunque esa felicidad se me sea negada por deshonrar a mis raíces, por negarme a seguir con la tradición de años, de antepasados que al igual que a mí, estuvieron llenos de dudas, de miedos y que a pesar de eso siguieron adelante, cumplieron su misión, cumplieron con la familia ¿Quién soy yo?... Soy el cobarde que se negó a la tradición, soy el traidor que se rehusó a una vida planeada y manipulada, soy el bastardo que será recordado para la posteridad, soy el mal ejemplo para las generaciones venideras, seré usado como ejemplo de alevosía, si, mis hijos serán señalados, sus descendientes igual… la felicidad es algo con lo que no contare, con lo que no se les será permito a mi herencia, no, no puedo permitir eso, si, este dolor, este castigo me pertenece a mí, si solo a mí, es mí mortificación… tal vez es egoísta pero mi deseo es que nadie sienta esta condena, porque esta condena acabará con mi propia existencia. – sus ojos nublados ¿lagrimas? Probablemente, pero no se tenía permitido llorar, no tenía ese privilegio, lo sabía en su interior, escogió ese camino, flaquear en cada paso era algo que se negaría a hacer.

Sus manos se posaban en su melancólico rostro, frotarlo fuertemente era la manera en la que dispersaba todos aquellos cuestionamientos que hacían que se sintiera a un peor de lo que ya se encontraba, observaba al cielo, buscando de alguna manera una respuesta, conociendo perfectamente que aquella nunca llegaría.

Y es ahí como si la vida, el destino, el universo entero le daba alivio, una silueta se paseaba ante sus ojos, solo una cándida luz entre los árboles, la silueta de una persona, si una persona, solo luz que incitaba a que le siguiera, duda que aquello sea real, duda más al oír su nombre, si, dijo claramente su nombre, le escucha a lo lejos mientras observa como se aleja más y más de él, le invita a que le siga, le invita a ir con ella.

Cautelosamente e inconsciente de su mismo cuerpo, comienza su andar, a acercase lo más que se le permitía, caminaba cada vez más rápido, la velocidad en la que se desplazaba ahora era mayor, se reprende a si mismo por seguir algo que lo más seguro era algo que su mente había creado pero, aun así le sigue, le sigue entre los árboles, los arbustos entre el bosque, alejándose de sus compañeros, perdiéndose en el interior de la oscuridad que debido a los árboles y su inmensidad crecían de manera tal que su única misión consistía en no permitir luz alguna atravesar entre las hojas, así como tan fugaz apareció la silueta ante sus ojos, en un último llamado con una voz armoniosa que hace que su ser tiemble desde su interior crean una ola de sensaciones nuevas e inimaginables desaparece.

El único recuerdo de esa noche es aquella voz llamándole “Masato” y suplicando por “ayuda”, se desvanece ante la presencia de la noche quien recelosa se dedica a ver su sueño, seguramente una pesadilla pero su cuerpo inerte tumbado en frío suelo es cuidado por la misma noche.

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Como todas las ocasiones anteriores, deja su cabello de manera tal que un flequillo travieso atraviese su rostro, tan bello y atrayente a la vista, su rostro capaz de hipnotizar a cualquiera que le viere, no existe humano alguno que no caiga bajo el encanto de aquel rostro enigmático y coqueto que posee desde siempre y el cual, con los años, ha ido aprendiendo muchas más maneras seductoras para atrapar a todos los ojos que se encuentren a su alrededor.

Es un artista, vive de su rostro un mal vivir, sin embargo, le da sustento diario y un lugar donde descansar, se encuentra como cada semana a punto de comenzar su trabajo de tres días, se pregunta muchas veces si realmente vale la pena seguir con ese vivir, se cuestiona más de una vez si aquello fue algo que realmente deseo, que más le quedaba por ofrecer, que más le quedaba intocable dentro de él, que nuevo podía ofrecer para el amor de su vida probablemente jamás será capaz de conocerlo no obstante, su esperanza aún se mantiene como cual llama que se niega a ser sofocada por la tempestad de la tormenta, si, su llama interior, el fuego de la esperanza, del anhelo, de la pasión, del amor que aún lucha, si, pelea por no ser extinta, sus sueños rotos aun piden a gritos ser hilvanados y como cual manto ser colocados sobre él, que todo aquello que ha deseado se vuelva realidad, sentir la calidez de ser feliz.

¿Algún día sus sueños se harán realidad? La respuesta está muy lejos aún de él.

Extiende sus brazos de una manera tan galante mientras terminan de colocarle todos aquellos atavíos que era forzado a utilizar, embellecer su cuerpo era el trabajo de sus compañeras en la pena, telas de tonos vivaces adornaban su tez bronceada, extraña y curiosa para quien le viere, es extraño para todo aquel que le conoce, es extraño aun para sí mismo. Cierra sus ojos mientras terminan de prepararle.

Corría una vez más, ahora por el extenso sendero que se le presentaba al frente, sentía la brisa abofetear su rostro, los arbustos a un lado del camino golpear en sus piernas y brazos sin embargo corría, una vez más trataba de dejar esas cadenas que lo atan y lo aprisionan al presente su presente su hoy.

Y así tal como había escapado por un momento, regresa a la realidad que lo rodea y lo martiriza, sus celestinos ojos observaban con un poco de temor que era lo que le esperaba, esta vez en el salón se encontraba una multitud sin precedentes los cuales estaban más que dispuestos de ver su espectáculo, existían en su vida días como hoy, donde un mar de preguntas se acumulan en su cabeza y tal parece su mente se encuentra demasiado ansiosa de escapar de aquello, sentía una fuerte opresión en su pecho ¿Salir o no? Que mar de consecuencias traerían eso para su vida ya desastrosa ¿Existiría algo más que le cause dolor? Probablemente para él aquello ya es algo con lo que ha aprendido a soportar, el salir, bailar y sonreír mientras canta se volvió en algo monótono e insípido, en una obligación.

Recuerda su niñez, su infancia, siente como un escalofrió recorre lentamente su piel, no odia lo que es ahora, simplemente se regaña por no ser mejor “una vida creada por nosotros mismos” es lo que siempre ha estado anhelando y muy dentro de él solo quedara en anhelos.

Hace años atrás se recuerda y se observa a sí mismo, un pequeño niño travieso corriendo mientras juega con sus hermanos y riendo divertidamente, su madre a lo lejos pidiéndoles tener cuidado como siempre cada vez que salían. ¿Dónde están esos años que se perdieron en el olvido? ¿Dónde están esos momentos de diversión? ¿Podría algún día volver a sentir aquellas emociones? Es el ultimo recuerdo que tiene de ellos, de sus hermanos de su madre, sus sonrisas perdiéndose en la oscuridad … después de eso el dolor se hizo presente tal cual es ahora, tal cual no se niega a dejarle tranquilo…

— ¿¡Ren?!— es llamado sutilmente pero de nuevo a cuenta y como en muchas ocasiones su mente no se encuentra presente. — ¿Ren? ¿Ren te encuentras bien?— ahora aquella voz denotaba preocupación, está consciente de esos letargos en los que el joven siempre se perdía, sin embargo en esta ocasión la resistencia que este presentaba para regresar estaba causándole demasiado miedo —Ren…— expuso para temerosamente tocar su hombro —Ren… Ren… regresa…— dijo en un susurro en oído mientras después de eso se alejaba observando y esperando que este despertara.

Varios minutos pasaron hasta que el joven fuera despertando de aquello que su mente siempre creaba para huir… —Lo siento Tomo-chan creo que me quede dormido…— murmuro apenas audible, mientras con sus manos se acomodaba aquella colorida vestimenta — ¿ya es tiempo?— pregunto para luego levantarse y observar un pequeño espejo a un lado de la mesa en este el reflejo de su rostro, reflejo que en días como el de hoy repudiaba, en aquellas facciones podían ver el de su familia, dispuesto se encontraba como en ocasiones anteriores a tirarlo lejos de él pero antes de poder hacer algún movimiento este era alejado de él, en su rostro solo se notó la sorpresa —¿pero?—

—Ya paso… deja eso atrás… no tienes la culpa de lo que paso, deja de pensar en el dolor y piensa en que están mejor y sonríen… ellos te aman sin importar lo que eres, lo que fuiste obligado a ser…—

Lo que dices es muy lindo…—

—Ellos lo están… creé en que lo están Ren…— termino diciendo la chica mientras salía de aquella pequeña habitación con el espejo en sus manos — ¡Preparen todo Ren saldrá en cualquier momento!— se le escucho decir mientras se alejaba más del lugar.

Soló una vez más… soló una más y descasare por un tiempo de esto… soló una vez más

Salía de aquella habitación con un galante porte y con aquellos atavíos que acentuaban su perfecta figura, haciendo un juego perfecto con sus cabellos de color naranja como cuando el atardecer ilumina en el cielo, en esos momentos el iluminaba el salón con el matiz azul de su kimono como era habitual en él sin haneri en su interior y mostrando parte de su esbelto pecho, lo que hacía enloquecer a los reunidos, mujeres conteniendo sus gritos y hombres conteniendo escasamente su repudio a semejante falta, no obstante como siempre todo aquello era ignorado por el mientras se acercaba al centro del escenario del lugar donde se encontraban, acomodaba las mangas de su kimono mientras que del obi sacaba un abanico de fondo naranja y flores de color azul, indicaba inclinado su cabeza que era el momento del espectáculo, los tambores no se hicieron esperar, mucho menos los movimientos de ese abanico armoniosamente ante la voz susurrante y seductora que resonaba en el salón hipnotizando a los presentes, introduciéndoles en un aturdimiento por semejante acto digno de dioses.

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El trotar de los caballos era audible en una pequeña villa en medio del bosque, los escasos habitantes se reunían expectantes ante la visita de aquellos extraños de raras ropas que se acercaban cada vez a sus hogares, todos sin excepción dejaban de un lado sus actividades para prestar entera atención a ese inusual grupo.

—Creo que tienen miedo de nosotros Masa-kun…— apenas dijo sin apartar su rostro del frente.

Cada uno de ellos se acomodaban de manera tal que en el centro era el líder quien viajaba, era la manera en la cual le protegían aunque este se negara en varias ocasiones en viajar de esa manera, lo único que se lograba era llamar la atención de quienes los viesen.

—Kusosaki saca el escudo para que dejen de temernos— se le escucho pedir al de cabellos azules —Por favor Reiji no hagas un escándalo— fue lo que pidió mientras suspiraba en que aquellos lugareños dejaran de temerles al notar el escudo del Shougun.

—Son soldados enviados por nuestro Shougun, preparen las mejores habitaciones así mismo avisarle lo más pronto a nuestro señor para que salga a recibirles— se escuchó decir de uno de los presentes —Es bueno que nuestro señor este en esta parte de sus tierras…—

Poco a poco los extraños soldados se adentraban a la villa mientras que los habitantes que habían estado en un principio expectantes hora los recibían con una gran hospitalidad, les ayudaban abajarse de sus caballos como también a quitar el equipaje que traían sobre ellos, los guiaban entre la multitud que los saludaban con sonrisas en sus rostros mientras un par se alejaban sentido contrario al camino que llevaban ellos llevando sus caballos a beber agua y darles descanso.

Habían sido llevados a la casa más lujosa del lugar, les habían servido un manjar ante sus ojos mientras esperaban pacientes al feudo de esas tierras, observan sin mediar palabra alguna entre ellos, todo aquello que adornaba el salón en el que se encontraban se podía apreciar que a pesar de ser el feudo de una enorme tierra este no era una persona despilfarradora todo aquello era modesto y agradable para el grupo. La puerta principal era abierta dejando ver a un joven de cabellos rojos como el fuego con una amplia sonrisa en su rostro para darles la bienvenida.

—Es un honor tener a dignos soldados en estas humildes tierras concedidas por nuestro gran señor…— mientras les ofrecía tomar asiento —Por favor coman y beban hasta saciar su estómago y alma también, se les ha preparado habitaciones para su estadía—

— ¡Ya le oyeron a comer!—

—Shimoniya por favor… disculpe el entusiasmo de mi subordinado— hacia una reverencia en disculpa.

—Tranquilo… señor Hijirikawa nuestro señor ya me tiene al tanto de la situación de usted y su grupo, por lo que le pido que no se contengan y finjan en este lugar—dijo con una sonrisa en su rostro.

—Gracias— le contesto quedamente disimulado un pequeño sonrojo en su rostro le cual no paso desapercibido para sus compañeros quienes ocultaron las sonrisas que amenazaban dibujarse en sus rostros.

Somos los que somos porque nosotros mismos los permitimos pero ¿Cómo puede ser eso posible para alguien que ha roto los lazos con su familia? Es lo que es por correr de su obligación y con ello un grupo de personas también se ven involucradas en su infortunio, se sienta una silla cerca del marco de la ventana de la habitación que se le fue asignada, mira el cielo y las estrellas y trata de recordar que fue lo que paso con él la noche anterior.

Despertó en medio de la nada unos instantes antes de que los rayos de sol hicieran su aparición en cielo, su cuerpo adolorido le hacía sentir el semejante descuido que tuvo de su parte, se sacudía la tierra y hojas que se habían adherido a su cuerpo, miraba a su alrededor ¿en qué momento había llegado a ese lugar? En ese momento una chispa llego a su mente, seguía a alguien y este seguramente solo fue algo que su mente creo, no cree en la posibilidad que aquello sea un mensaje, solo cree que es algo sin sentido, camino como pudo entre los arboles buscando donde se encontraban los demás no obstante, su cabeza no dejaba de darle vuelta aquella voz que suplicaba por su ayuda, trataba de encontrar algo familiar en ella pero era en vano, logro después de mucho llegar a donde se encontraban los demás, se sentaba mientras esperaba que estos despertaran y pensaba una y otra vez lo sucedido.

Nuevamente escuchaba aquella voz armoniosa en su mente, como si esta se albergaba dentro de él, le escucha, le siente, desea conocerle sin embargo esa voz es tan desconocida para él aun a pesar de sentirla tan familiar, cierra sus ojos y siente la brisa mover sus cabellos azules, sabe que aquella escasa paz no dudara por mucho pero también sabe que debe aprovecharla al máximo, sonríe al escuchar música a lo lejos, se molesta cuando esta es interrumpida por un grupo inusual que va por la calle en su escándalo, los mira y los señala como personas que no merecen respeto alguno, una vida alocada lejos de las responsabilidades que esta tiene, personajes que solo se dedican a una vida descontrolada es lo que más odia, en su cabeza no cabe la posibilidad de entender su manera de pensar mucho menos simpatizar con ellos, sus ideales están muy lejos de ser los mismos y lo más importante para él, llaman demasiado la atención y los ojos de todos caen sobre ellos algo que para él es demasiado más cuando lo que más le gusta a él es tener un perfil bajo sin llamar la atención, ser cauteloso.

Y es así como es vencido por el cansancio del día y ante los bullicios de esos que tanto detesta queda dormido en aquella extraña posición apoyando su cabeza en el marco de la venta mientras las estrellas velan por su sueño, sueño tal que no será tranquilo ya que la angustia le comienza a embargar y acoger, el dolor de perder nubla por completo el descanso que espera tener, su cuerpo se niega a salir de aquello y lo perturba aún, algo sin sentido, la nada en la oscuridad, niebla a su alrededor, siluetas peleando a un lado de él, una voz que suplica por clemencia, una voz que murmura una y otra vez su nombre, la busca y es en vano, se encuentra consciente que es un sueño y que debe de despertar no obstante se niega ya que busca desesperadamente el lugar donde se encuentra aquella voz, anhela conocerle, saber qué es lo que acongoja ayudar si le es posible pero tal destino se lo niega ya que es despierto por los golpes en su puerta, se molesta pero indica a que pasen.

Lamento la hora Masato pero, he querido hacerte una pregunta durante todo el día seré breve

Dime Mikaze– que importaba que fuera despertado apunto de conocer a quien su cabeza le llama.

 ¿Paso algo anoche? Te he notado un poco distraído…

Le miraba tratando de encubrir su sorpresa tanto le había afectado aquel suceso para que el más capcioso de su grupo lo haya notado–Nada… solo pienso en lo que quedo atrás… solo eso Mikaze– buscaba por sus medios alejar cualquier sospecha que el joven tuviera para evitar cual quiere suposición de su parte.

Sabe que puedes contar con nosotros

Lo se… y gracias por eso

Será que mejor descanse en el futón Masato, no deseamos que se enferme– expuso antes de salir de habitación y al notar como este se negaba a moverse de la ventana.

Si… buenas noches– le contesto en resignación, se levanta del lugar y se prepara para poder conciliar el sueño esperando por obtenerla la continuación del sueño que le fue interrumpido.

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Suspiraba en alivio al ver que su faena terminaba después de una larga jornada para él, sonríe muy feliz al recordar que por una temporada dejara de hacer todo aquello que semana con semana se le obligaba, se despoja cuidadosamente de las ropas que le cubren y las guarda en un lugar donde espera no verlas durante un largo tiempo, apenas limpia el sudor que alberga su rostro, bebe un poco de té que fue dejado para refrescar su garganta y como un niño pequeño se tira sobre el futón mientras gira sobre este abrazándolo con fuerza, tiene paz, tiene tranquila por un corto periodo dejara de realizar aquellas acciones que le son forzadas, por un corto tiempo será libre.

Observa el techo de su habitación con ilusión en sus ojos y sin más es vencido por el sueño.

Se mira en medio de la nada dentro de un bosque que desconocen sus ojos, la niebla cubre el suelo, comienza a caminar cuidadosamente para no tropezar, escucha entre los arboles murmullos de odio y repudia hacia él, siente como desde la oscuridad ojos afilados observan cada movimiento que realiza, el miedo comienza a invadirle, con sus ojos empieza a buscar una salida de ese sitio, comienza a caminar cada vez más rápido, percibe como aquello que lo observa se acerca cada vez más él, escucha de entre los murmullos una voz distinta, una que le pide que tenga calmar, una voz serena que le ruega que sea fuerte, siente como esta se acerca más a él, sus pies se niegan a esperarle y comienza a correr al percibir como una ola de llena de hostilidad se abalanza sobre él, corre desesperadamente, comienza a gritar y pedir ayuda a la nada sabe que es un sueño sin embargo su mente se niega a despertar, corre lo más que puede cuando solo a lo lejos aquella voz que le pide que tenga calma le grita un lo siento se paraliza y siente una brisa colarse en sus huesos te protegeré Ren fue lo último que sus oídos escucharon antes que la oscuridad le envolviese por completo.

Despierta agitado mientras esa voz aún resuena en sus odios, un cosquilleo inunda su cuerpo, trata de respirar calmadamente, intenta encontrar sentido al sueño que le perturbo, siempre sus sueños se tratan de escapar más nunca escuchaba voz alguna que le llamase o menos que le proclamare ayudarle, siente alivio por ser el único en la habitación, sus compañeras aún tienen trabajo que realizar, se sienta y observa su alrededor, la soledad y el silencio que le acompaña y acompañara por siempre seguramente, se arma de valor ya que sus piernas tiemblan y se pone de pie, busca como casi siempre una manta que le cubra del frío de la oscuridad y sale de la casa para sentarse aún lado y observar las estrellas, recuerda que en algún momento escucho que los sueños son premoniciones ¿será ese sueño uno de esos? ¿Será un augurio de buena suerte después de tanto tiempo? La respuesta no llegara en estos momentos y lo sabe perfectamente sin embargo no evita tener esperanza de salir de ese tortuoso vivir que amenaza seguir atándolo al dolor.

 

Notas finales:

Lamento demasiado la tardanza de este capítulo, he pasado situaciones que no fueron contempladas de mi parte y que evitaron que no escribiera por un largo tiempo, espero poder recuperar el tiempo a partir de hoy aunque aún me falta un poco para estar al 100%.

Muchas gracias por seguir dándole a oportunidad a este escrito, un saludo enorme a usted si usted que se tomó su tiempo para leer esto.

Hasta la próxima, Sayonara˜

 


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