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Siempre a tu lado por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Bueno, lady’s and gentleman’s, este es el final de esta cortita historia. Espero que a pesar de mis constantes retrasos, la hayan disfrutado, porque al fin y al cabo, es para eso que escribo. No los demoro más, disfruten del capítulo n_n/

 

Decir Adiós…

 

Los párpados le pesaban toneladas, apenas podía mantenerlos abiertos mientras se deslizaba de su futón hacia el nuevo día. Se lavó la cara y se asió en cámara lenta, sintiendo como sus extremidades aún estaban dormidas. La fina yukata de estampados en hojas otoñales, se deslizó por su cuerpo delicadamente. Una moza lo ayudó a vestirse, atándole el obi de tonos cobrizos con una cinta bermellón.

-Gracias, Shizune- le agradeció a la joven morena con una sonrisa cansada cuando ésta terminó su trabajo.

Shizune le devolvió la sonrisa, solo que un poco más animada que la suya- Te ves cansado hoy, Naruto-kun. ¿Dormiste bien anoche?

La morena torció su sonrisa a una más nerviosa cuando vio el ennoblecido sonrojo en los carrillos canelas. Naruto, aturdido como una gacela en medio de un prado lleno de lobos, giró rápidamente con las manos en las mejillas y se hizo bolita en el suelo.

-¿Naruto-kun?- Shizune se acercó algo preocupada, tocándola la espalda con delicadeza, lo instó a que la mirara a los ojos.

Naruto meneaba su peluda extremidad con energía, sintiéndose descubierto, agachó las orejas y miró a la joven con ojos grandes y expresivos- Shizune nee-chan- sollozó, lanzándose a sus brazos, lloró contra su pecho- ya no soy puro, me han corrompido, nee-chan- lloró desoladamente.

Shizune le sobó la cabeza, dándole ánimos con cariño como la madre que no era. Su sonrisa se volvió comprensiva, correspondiendo el abrazo- Shh…- siseó, dándole ánimos al pequeño zorrito- ¿qué fue lo que pasó? Cuéntame.

Naruto apretó el agarre en torno a su cintura, hundiendo más el rostro en su pecho- él… él…- sollozó, sin poder controlar los hipidos de su garganta, trató de terminar la frase- ¡Sasuke robó mi virginidad!

-¿Qué?- decir que estaba sorprendida era bien poco, Shizune estaba en shock. El guardaespaldas de Naruto, ¿le había robado la virginidad? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cuántas veces?... Ok, esa última pregunta fue tonta. Naruto solo tenía una virginidad. Preocupada, lo separó del abrazo para mirarlo a los ojos. No parecía dolido, ni lastimado, tampoco parecía estar molesto con Uchiha. Más bien, lo que sus ojos mostraban era… preocupación.- Naruto-kun…, ¿qué pasó?

Naruto la miró unos segundos, sin saber si contar realmente cómo pasó todo. Se mordió el labio inferior, meditando internamente si soltarlo o no. Volvió a mirar a la morena, viendo la angustia en su sabia mirada. No quería que estuviera preocupada, Shizune era como una hermana mayor. Se dio valor y decidió relatarlo todo.

-Veras…

 

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Después de que sus sentimientos fuesen revelados, Naruto ya no trató de mantener alejado al Uchiha, le permitía acercarse y hasta besarlo de vez en cuando. Por su parte, Sasuke aprovechaba esta nueva cercanía y no perdía tiempo en demostrarle cuanto lo deseaba. Por supuesto, no dejó su trabajo de lado, ya que la vida de Naruto seguía estando en peligro.

Sasuke, mientras asesinaba a dos o tres shinobis, lo interceptaba en el jardín o en el patio para besarlo, acorralarlo contra el césped y tocar zonas que no deberían ser tocadas en público. Un mes había pasado en esa rutina y cada vez se sentía con menos capacidad para retenerse. Anteriormente podía hacerlo porque Naruto lo “odiaba”, pero ahora, después de saber que era correspondido, el autocontrol viajó a otro continente.

Sentado en el suelo de piedra, justo debajo del mirador al cual Naruto temía, Sasuke lo besaba apasionadamente mientras lo tenía acomodado sobre su regazo. Sus manos viajaron por su silueta, acariciando la cintura, las caderas y se detuvo en el trasero, presionándolo hasta hacer que Naruto gimiera entre ambas bocas.

-Espera, teme- lo empujó de los hombros, ganándose un poco de espacio – solo un poco – para mirar al moreno a los ojos- deja de tocarme ahí, no me gusta…- suplicó, con los labios semiabiertos, tentando a su poca suerte con el Uchiha pervertido cuando soltó un quedo gemido.

Sasuke le volvió a apretar el trasero, pero un poco diferente a las veces de antaño. Usando sus dos manos, estrujó cada globo con gula y los separó un poco, sacando a flote la fluorescencia en los carrillos del blondo- repítemelo cuando pueda creerte.

-Sasuke…- volvió a gemir, sintiendo como la pálida mano del moreno se deslizaba debajo de su yukata en una caricia por su muslo, ascendiendo delicadamente hasta su zona más íntima- es tu culpa que…- frunció los labios, tragándose otro vergonzoso gemido- es tu culpa que no haya vuelto… a mi forma humana- se quejó, mordiéndose el labio, provocó que su pareja le lamiera la oreja mientras la yukata ahora se deslizaba por sus brazos hasta que su torso quedó desnudo.

-¿Mi culpa?- seductoramente, Sasuke le hablaba al oído, interesado en el asunto y a la vez no tanto.

-Llevo… un mes en esta forma… porque no me has dejado… volver- apretó los brazos del moreno con sus manos, encogiendo las rodillas cuando un espasmo le recorrió la piel, erizándola junto con los pelos de su cola cobriza cuando Sasuke tocó con gula su retaguardia.

Más intrigado en el tema, Sasuke dejó su pervertida tarea de lado para ver a Naruto a los ojos- ¿No te he dejado? ¿Eso qué quiere decir?

Respirando con dificultad, Naruto usó los anchos hombros de su guardaespaldas para mantenerse erguido y no colapsar sobre su regazo. No estaba acostumbrado a estas extrañas sensaciones que le provocaban las manos del mayor cuando lo tocaba de manera indebida.

Naruto cerró los ojos, aspiró un poco de aire y lo soltó por la boca antes de confesar- Normalmente demoro siete días en volver a mi forma humana, pero por tu culpa, ahora he perdido el control de la transformación y no puedo volver. Si no te la pasaras tocándome cada vez que tienes oportunidad, me hubiese reformado hace mucho tiempo.

Sasuke enarcó una ceja incrédula- ¿Qué tiene que ver eso con tu metamorfosis…, o como se llame?

Naruto agachó la cabeza, no quería decirlo, era demasiado vergonzoso, pero la penetrante mirada azabache no le daba pie a otra cosa- Es que…- miró a otro lado, pensando en cómo debía decirlo para que no fuera tan… impactante- ¿recuerdas la noche en que me preguntaste cuándo sería mi celo?- Sasuke asintió con la cabeza, serio y expectante ante su explicación tardía- bueno… normalmente es cuando hay luna llena. Aunque mi madre me contó una vez que se adelantaría o retrasaría si encontraba una pareja- miró hacia sus manos, jugando con los dedos tímidamente- eres el causante de que se adelantara y ahora… no puedo cambiar a mi forma humana hasta que…

Impaciente, Sasuke le sostuvo la barbilla con los dedos para mirarlo a los ojos, escudriñándolo con sus brunas pupilas, trató de leer los turbios pensamientos, pero Naruto le rehuía la mirada con timidez- hasta que…- incitó, tratando de que terminara de una vez de explicar la razón de su metamorfosis paralizada en el modo demoniaco.

Naruto lo miró a los ojos, miró hacia el suelo, hacia la derecha, la izquierda y volvió a mirarlo a los ojos, ahora decidido a decirlo de una buena vez- ¡hasta que te aparees conmigo! Esa es la razón, ¿contento? Ya lo he dicho- resopló aliviado cuando terminó de gritar.

Con los ojos abiertos como platos, Sasuke parpadeó un par de veces, tratando de asimilar la tremenda revelación- Aparearme… contigo- habló consigo mismo, meditando en esa posibilidad. Al cabo de unos escasos segundos, en su cincelado rostro apareció una sonrisa que Naruto juraba que era la ostia de pervertida- ¿por qué no lo dijiste antes, dobe?

-Porque no quiero hacerlo… ¡oye!- gritó ofuscado cuando notó que ya no estaban en el suelo. Ahora su cuerpo levitaba en el aire sobre el hombro del moreno mientras éste saltaba hacia el tejado de la casa grande- ¡Sasuke, bájame ahora mismo! Esto no es gracioso, dattebayo.

Sasuke no lo escuchó, incluso pasó por alto ese extraño “dattebayo” que salió de los labios de su zorrito. Usó su mano de visera, buscando en el horizonte un lugar tranquilo y que cumpliera con una serie de requisitos; desde la comodidad hasta la privacidad que necesitaban. Lo halló en la lejanía del valle que se extendía debajo del mirador, después de las rocas con forma colmillos.

Sacando a la luz su prepotente sonrisa, afirmó el agarre en torno a la cintura del blondo, pasando de sus alaridos y pataletas olímpicamente. Estaba algo lejos y su reactivado lívido no podría aguantar hasta llegar allí, tampoco quería violar a Naruto en el techo de la casa, así que optó por la opción más factible. Activó a Susanô y salió de su interior para acomodarse en su enorme mano púrpura, de cuclillas, miró a su destino con ojos severos y decididos.

-¡No lo hagas, nos mataremos!- Naruto seguía pataleando y gritando, pidiéndole que no haga tonterías. Pero sus quejas se filtraban por sus oídos como si nunca las hubiese dicho- ¡Sasuke, detente!

-Sujétate, dobe- lo sostuvo con mayor fuerza sobre su hombro, esquivando un par de codazos desesperados, amplió la soberana sonrisa cuando Susanô alzó la mano donde él y Naruto estaban acomodados. Descaradamente, posó su mano en el trasero del rubio, sobándolo con perversión- si te sigues moviendo te meteré un dedo donde no te gustaría, créeme- amenazó.

Inmediatamente Naruto se quedó inmóvil y calladito, sudoroso y con pequeños espasmos de solo imaginarse la sola idea de que Sasuke cumpliera su amenaza en pleno vuelo. Esperaba desde lo más profundo de su cordura que no estuviera tan loco de hacerlo en verdad, pero lo mejor era no tentar la suerte.

El brazo de Susanô se movió hacia arriba, luego hacia atrás y antes de que Naruto pudiese quejarse una última vez, su cuerpo había sido lanzado con fuerza hacia el vacío. Cerró los ojos rápidamente, tensando todos sus músculos cuando empezó a sentir la caída libre. Los abrió extrañado al ver que se habían detenido en el aire, pero ¿cómo?

-Te presento a Kuroba- le dijo Sasuke de lo más tranquilo. Entonces, Naruto pudo percatarse que estaban sobre un enorme halcón peregrino. No entendía cómo lo hizo Sasuke, pero tampoco quería averiguarlo. Lo más seguro era que lo había invocado en pleno vuelo cuando empezaron a descender.

Tres segundos más tarde, Kuroba ya estaba aterrizando en los límites del valle, justo en la roca con forma de colmillo. Con un ágil salto, Sasuke bajó de su lomo para caer al suelo, un movimiento tan preciso que Naruto apenas lo sintió. Kuroba desapareció con un puff y el moreno por fin lo dejó en la superficie. Tuvo que sujetarse a él, ya que su cabeza aún no estaba sincronizada con sus piernas, llevándolas a experimentar un incontrolable temblor que apenas podía sostenerlo en pie.

-¡Eres un loco!- chilló cuando pudo recobrar el sentido y los temblores se detuvieron.

Ignorándolo, Sasuke le sostuvo la cintura para prensarlo contra la gigantesca roca que tenían detrás. Pegando su imponente cuerpo, lo acorraló para darle el más profundo y apasionado de los besos. Naruto apretó los párpados, sintiéndose extasiado y confundido. El corazón le latía con tanta fuerza que lo podía sentir fuera del pecho, golpeando al de Sasuke a través de ambas pieles.

Su yukata de pronto ya no formaba parte de su vestimenta, pasando a ser parte del pasto bajo sus pies, quedando vestido con su propia desnudes frente a unos ojos brunos llenos de deseo. Los carrillos le ardían, las piernas le tambaleaban y su corazón ya había hecho una revolución con sus pulmones, obligándolo a deshacer el beso para tomar aire.

-¿Quieres matarme de arritmia? Imbécil- miró el suelo, avergonzado y acalorado en demasía cuando pudo apreciar los elegantes movimientos de Sasuke para deshacerse de su uniforme de shinobi. La camisa negra de mangas largas, cayó junto a la yukata añil de Naruto, seguida por su cinturón y la funda de su espada.

Naruto dio un paso atrás al ver el torso desnudo de Sasuke. Nunca lo había visto. Lleno de cicatrices de batalla, imponentes músculos que probaban lo duro que entrenaba para volverse así de fuerte, sus abultados brazos, los anchos hombros y… ¿un tatuaje? Naruto enfocó la vista en ese punto de su hombro izquierdo, percibiendo tres aspas negras con un sello alrededor. Cuando identificó lo que era, automáticamente se llevó una mano a la parte trasera de su hombro derecho, dilatando las pupilas con asombro, se impulsó hacia atrás hasta casi atravesar la roca.

-¿Naruto?- Sasuke dio un paso al frente, preocupado por el repentino salto del chico y su expresión de puro terror.

-¡No me toques!- chilló, apretando con su mano la zona de su espalda alta, justo donde tenía una marca exactamente igual a la de Sasuke.

-¿Qué te pasa?- Sasuke estiró un brazo para tocarle la mejilla, pero Naruto se lo apartó de un manotazo.

-Eres…- sollozó, apretando la mandíbula, se encogió en el suelo con las orejas gachas, envolviéndose con su felpuda cola para auto preservarse.

Los temblores de sus hombros no pasaron desapercibidos por el moreno, pero no sabía cómo proceder. Naruto estaba asustado y no sabía a qué maldita cosa le temía.

-¿Soy qué?

-Uno de ellos- se enterró las uñas en la piel, rascando con fuerza, lacerándose en la zona trasera de su hombro donde yacían las tres aspas negras.- Eres… uno de los hombres de Orochimaru. Por eso eres bueno conmigo, por eso te acercaste…

-Naruto, es un error… escúchame- el rubio no lo escuchó, seguía hablando entre susurros, más para sí mismo que para él.

-Por eso no te has ido, por eso te ganaste mi confianza, querías llevarme con él. ¿Cómo pude ser tan tonto? No podrías enamorarte de un híbrido como yo, es absurdo. Es obvio que es un plan de esa serpiente. Me quieres preñar para darle mi hijo, sí… es eso- seguía hablando solo, en trance y abrazado a su propio cuerpo mientras se balanceaba adelante y atrás, su cola lo envolvía con fuerza, prensada contras sus rodillas dobladas.

-¡Naruto!- Sasuke lo agarró de los hombros, sacudiéndolo, captó su atención rápidamente. Frunció el ceño al ver el miedo en los ojos azules que tanto le gustaban. No quería verlo así y menos por culpa de un malentendido, uno que además, tenía que ver con la jodida serpiente rastrera.- No es lo que piensas, escúchame- esperó a que le dijera algo, pero Naruto seguía mirándolo en trance, aunque parecía escucharlo- es cierto, fui aprendiz de Orochimaru, pero solo quería hacerme fuerte, no seguía ninguna de sus estúpidas ideologías.

Naruto se tensó, impulsándose con los pies hacia atrás para alejarse, pero Sasuke lo tenía muy bien agarrado- suéltame, no me toques- rogaba en voz baja, gesticulando robóticamente.

-Primero escucha lo que tengo que decir, después te soltaré- Naruto no dijo nada, se quedó inmóvil y quieto como un muñeco. Sasuke resopló, no le gustaba verlo así. Tenía que explicar bien las cosas o lo perdería por una tontería- necesitaba poder y Orochimaru me lo dio, pero me deshice de él en cuanto tuve oportunidad. Maté a Orochimaru con mis propias manos, está muerto, Naruto. Muerto.- Insistió, apretando los labios con desespero- no sé qué te habrá hecho, pero créeme cuando te digo que si lo tuviera delante de mí ahora mismo lo volvería a matar. De solo pensar que te puso una mano encima yo…

Saliendo del trance, Naruto lo interrumpió al entenderlo todo- Sasuke- levantó un brazo y le acarició la mejilla con una mano temblorosa- lo siento, yo… saqué conclusiones apresuradas- confesó, avergonzado por su comportamiento de recién- no sé qué me pasó, supongo que no puedo controlar mi miedo.

Sasuke se sentó en el suelo a su lado, abrazándolo con fuerza, le acarició la cabeza y la espalda suavemente- ¿Qué te hizo?- preguntó cerca de su oído, preparándose para revivir a la serpiente rastrera y volverla a asesinar, pero más lenta y dolorosamente.

Respirando con templanza, Naruto separó sus labios y confesó todo lo que había vivido. Desde la muerte provocada de su madre, la cual no le cabía la menor duda de que fue Orochimaru, hasta las razones por las cual terminó siendo el blanco de shinobis renegados de todos los lugares.

A medida que iba relatando, los ojos de Sasuke se inyectaban con más y más rabia, pasando al punto de que su Sharingan salió a la luz, brillando con ese rojo averno. Su ceño estaba arrugado de manera dura, su mandíbula estaba contraída y sus nudillos se volvieron blancos de lo fuerte que apretaba los puños. Sasuke estaba en el límite, incapaz de controlar una cólera que no podía desbocar con nada, ya que, al fin y al cabo, Orochimaru ya estaba muerto.

-Es igual a la mía- decía Naruto, mostrándole la zona de su hombro donde había una marca como la suya. Un poco más abajo, escondida al encontrarse en su espalda y no encima del hombro, pero idénticas.

En ese momento, Sasuke sintió asco de sí mismo por haberse dejado llevar por la tentación del poder y aceptar ser pupilo de Orochimaru. Tenía tantas ganas de golpearse, de arrancarse ese pedazo de piel donde estaba la jodida marca, pero sabía que era en vano. Aunque se amputara el brazo desde el hombro, las aspas aparecerían igual en otro lado de su cuerpo, siendo solo una entidad de chakra, no era tan simple de sacar.

-Lo siento- masculló por lo bajo, enterrando el rostro en el hueco del hombro de Naruto, escondiendo su abatida expresión.

-Tú no tienes nada que ver, teme. Me equivoqué- le decía el áureo, tocándole el brazo para animarlo- no tienes de qué preocuparte. Yo… confío en ti.

Sasuke lo miró a los ojos en ese momento, esperanzado y con un extraño sentimiento de tibiez y confort en el pecho. Había deseado tanto escuchar esas palabras, tantos días añorándolas y ahora era capaz de escucharlas como una sonata que resonaba en sus oídos varias veces con un eco encantador.

Envolvió el pequeño cuerpo canela entre sus brazos para besar la sonrojada mejilla.- ¿sabes una cosa?- susurró contra su piel, sacando a flote una reluciente sonrisa llena de satisfacción. Naruto lo miró a los ojos, con la interrogante plantada en la cerúlea mirada- te amo, dobe.

-¡Teme!- refunfuñó, sonrojado como farola en carnaval de verano. Infló un cotidiano puchero y miró hacia otro lado- yo también- le dijo a la distancia del valle.

-Orochimaru está muerto. Al parecer los secuaces a los que ordenó atacarte aún no lo saben, pero prometo que te protegeré siempre- habló con seriedad, rozando el cuello de gacela que alía a toronjas con la punta de su nariz.

-Sasuke…- Naruto jadeó quedito, dejándose arrastrar por el calor, permitió que el Uchiha lo recostara delicadamente sobre el césped. No tenía miedo, no estaba nervioso, solo quería volverse uno con la persona que había jurado amarlo y protegerlo.

Abriendo las piernas, permitió que se acomodara entre ellas y le besara la barbilla, el cuello, el pecho. Soltó un sonoro gemido cuando los pulidos dientes atraparon su pezón, torturándolo con pellizcos suaves y constantes. No faltó demasiado para que el botoncito roza quedara erguido y sonrojado al igual que su desatendida intimidad.

Sasuke atrapó el otro pezón, levantándolo de su sueño con el mismo procedimiento que el primero. Sacando la lengua, lamió el torso desnudo en un camino hacia abajo hasta que encontró un valle que no ha sido explorado. Sonrió, metiendo la lengua en el agujero del vientre de Naruto.

El zorrito sintió su cola agitarse descontroladamente cuando la lengua de Sasuke se hundió en su ombligo, torturándole con lánguidas y placenteras lamidas que rallaban en ser penetraciones. Avergonzado, se llevó las manos a la boca para no seguir soltando esos sonidos tan atrevidos, pero el descarado tacto en su intimidad lo obligó a bajarlas otra vez para apretar el césped con fuerza.

Se mordió el labio, gimió entre dientes, arqueó la espalda y sintió que el suelo tembló bajo su piel desnuda. Sasuke dejó su ombligo para lamer el interior de sus muslos, aferrado a uno de ellos con su brazo abultado de poderosos músculos, mientras con la otra mano lo masturbaba con movimientos paulatinos.

-Teme…- jadeó de nuevo, dejando el antebrazo sobre sus ojos para no seguir a esa vista tan erótica que Sasuke le regalaba, ladeó la cabeza y pudo jurar que el horizonte del valle se estaba inclinando, dándole la sensación de caída más satisfactoria que pudo imaginar. De pronto la altura no era su mayor temor, sino perder esa acogedora sensación de protección que le brindaba Sasuke al tenerlo bien agarrado con sus grandes manos.

Cerró los ojos, resintiendo la repentina intromisión de un atrevido dedo en su intimidad. No dolía como esperaba, pero igual era incómodo. Sasuke se inclinó hacia adelante, sosteniendo su peso con un brazo y las rodillas mientras las paredes internas de Naruto se abrían con la entrada de otro dígito.

-Relájate- susurró el moreno contra sus labios, besándolo lentamente. Era un beso cálido, delicado, tranquilo. Lo estaba disfrutando, no había temor alguno, solo el más pleno disfrute del acto que nunca antes había experimentado. Sus ojos estaban abiertos, apreciando el rostro de Sasuke tan cerca del suyo, su perfil tan varonil, sus espesas pestañas y el ligero, casi imperceptible sonrojo de sus mejillas.

Sasuke sonrió cuando se separó del beso, encontrándose a unos expresivos y muy abiertos posos de mar, mirándolo con asombro y hasta algo de admiración- Cierra los ojos- se acercó al oído para susurrar- lo disfrutarás mucho más.

Un renovado beso, una orden siendo acatada y Naruto ahora se sentía que estaba flotando en una nube de éxtasis. Sus piernas se levantaron por sí solas, abrazando la cintura de Sasuke al mismo tiempo que sus brazos abrazaban la pálida nuca. Ni siquiera sintió las penetraciones de los tres dedos en su canal más íntimo, o sí lo hizo, pero en vez de experimentar un doloroso sentimiento, solo pudo adherirse a la más gloriosa satisfacción de los roces de aquellos dígitos con sus paredes internas.

Naruto no abrió los ojos ni cuando el beso se detuvo, de esa forma, podía sentir todo con más precisión, su tacto volviéndose más sensible, llevándolo a gemir cuando Sasuke lamió su mejilla y succionó la unión del cuello y su hombro para marcarlo. Pero eso no pudo compararse para nada, con la gratificante sacudida que le proporcionó una lenta, pausada y muy profunda penetración.

Enterró las uñas en los omoplatos de Sasuke cuando éste se meció hacia él, entrando flemáticamente y saliendo del mismo modo. Se aferró con más fuerza, su labio inferior le ardía de tanto morderlo, sus paredes internas abriéndose y cerrándose para la gruesa extremidad de Sasuke que, sin intención de lastimarlo, se abría paso con paulatinos movimientos.

-Ah…- jadeó, arañando la ancha espalda. Sus ojos aún sin abrirse, su corazón revolucionado y sus caderas por sí solas, recibiendo a Sasuke una y otra vez. Sintió la garganta quemarle cuando soltó un largo y gutural gemido al sentir un golpe en su punto G.

-Naruto…- Sasuke envolvió los brazos en torno a su delicado cuerpo, abrazándolo con fuerza sin dejar de moverse. Hundió la cara en el espacio de su hombro, gimiendo en su oído, jadeando, hablándole de cuanto lo quería y de lo bien que se sentía su interior- …te amo.

Naruto sonrió, sus lágrimas mojándole las mejillas mientras se aferraba con más fuerza al cuerpo de su protector- no me dejes…, Sasuke- suplicó, interrumpiéndose con un prolongado mugido del más exquisito placer.

-No lo haré… nunca. Te lo prometo- susurraba pertinaz y acalorado, feliz al saberse amado por la persona que lo tenía sin cerebro desde que lo conoció.

-¿Es… por tu deber? ¿Porque eres mi guardaespaldas?- Naruto temió preguntar, temió indagar. Pero necesitaba saberlo, necesitaba que Sasuke se lo dijera, no una, sino infinitas veces. No por inseguridad, sencillamente las necesitaba, esas palabras tan especiales.

-No- respondió severo, decidido en dejar bien claro cuáles eran sus sentimientos y sobre todas las cosas, sus intenciones de no separarse de Naruto, nunca.- Es porque te amo, y no pienso dejarte aunque tú mismo me lo pidas.

Sonriendo, Naruto dejó que más lágrimas bajaran de sus párpados, confundiéndose con las gotas de sudor que descendían de sus sienes. Estaba feliz, pleno, realizado.- Yo también… no pienso dejarte, teme…

 

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Shizune quedó paralizada después de escuchar aquello. Naruto le había contado todo. TODO. No se cortó para nada a pesar de estar rojo como un tomate. No sabía si estaba avergonzado o si no lo estaba. Joder, que hay cosas que son mejor no contarlas. Alejó algunas imágenes que no pudo evitar visualizar mientras Naruto narraba, sacudiendo la cabeza, disminuyó un poco del escandaloso sonrojo de su pálido rostro.

-Entonces se quieren- dijo después de unos minutos de silencio- no entiendo qué te preocupa, Naruto-kun. Por lo que me has contado, parece que eres feliz con Sasuke-kun.

Naruto se encogió en su sitio- Lo soy, pero, le entregué todo. Fui marcado de más de una forma, nee-chan.

-¿Te arrepientes?

-¡No!- chilló rápidamente, sacando una sonrisa de complacencia a la joven morena.

-Entonces, ¿cuál es el problema?

-Es que…- se sobó el brazo con timidez, incapaz de soltar la respuesta sin tartamudear antes- bueno… hicimos el amor durante mi celo- el sonrojo de Shizune volvió a ser escandaloso. En serio que este chico no se cortaba para decir algunas cosas- como puedes ver, aún no vuelvo a mi forma humana a pesar de que tuvimos un apareamiento exitoso.

Shizune carraspeó, ¿a dónde había ido el pudor del chico? Tal vez lo perdió junto con su virginidad. Le daba más vergüenza hablar de sus sentimientos hacia el Uchiha que la parte en que tuvieron relaciones. Sacudió la cabeza de nuevo, buscando tranquilidad y paz mental antes de seguir con la bochornosa plática.

-No entiendo, ¿tiene que ver con Sasuke-kun que no puedas cambiar?

-Si, y eso solo significa una cosa- se encogió más, mirando el suelo hasta que su flequillo formó una cortina frente a sus ojos- estoy esperando un cachorro.

-¿Qué?- alarmada, Shizune empezó a corretear por la habitación con las manos en la cabeza- ¿cómo lo sabes? ¿Te hiciste alguna prueba? ¿Te sientes extraño?

-Intenté cambiar después de ese día, pero mi cuerpo sigue siendo mitad zorro. Eso solo puede significar que estoy encinta. No podré volver a mi forma humana hasta que el cachorro nazca.

Shizune sintió que su intento de sonrisa comprensiva se tambaleó, volviendo la mímica en una mueca extraña. No sabía cómo reaccionar ante esa noticia, ni siquiera sabía si era buena o mala. ¿Reír? ¿Llorar? ¿Gritar? ¿Correr? ¿Qué podía hacer?

Miró a Naruto y supo la respuesta al momento. Con las manos en su vientre plano, Naruto sonreía tímidamente, alejado del mundo y de la realidad.

Dio dos pasos en su dirección y le puso una mano en cada hombro, mirándolo a los ojos con un semblante bastante serio.

-Escúchame bien, Naruto.

El rubio se sorprendió. Shizune nunca fruncía el ceño ni le quitaba el “kun” a su nombre. Permaneció en silencio, devolviéndole la mirada con la misma seriedad.

-Cuando se enteren en la aldea, serás ejecutado por orden del consejo de ancianos. Sasuke correrá con la misma suerte por intervenir con un exiliado al que solo debía vigilar.- Sintió que los hombros de Naruto temblaron bajo su agarre, pero no se detuvo, debía ser honesta- tu clan está extinto, los pergaminos que hablan sobre tu situación fueron robados por Orochimaru. La aldea no sabrá qué hacer ante algo desconocido como lo es el primogénito de un demonio.

Naruto tragó saliva, temeroso ante una posibilidad que no se había detenido a meditar- ¿Qué haré, nee-chan? Sasuke y yo corremos peligro… Mi bebé…

-Escucha con atención- hizo más presión en el agarre de sus manos, juntando más sus cejas ante lo que estaba por decir- Deberás huir con Sasuke, y no volver. Sé que a pesar de todo amas a Konoha por las enseñanzas de Kushina-san, pero es tu única opción.

-¿Huir?- su voz salió temblorosa, dubitativa- pero…

-¿Quieres que ejecuten a Sasuke?- preguntó con un tono agresivo la morena.

-No…

-¿Quieres morir?

-No…

-¿Quieres que te separen de tu hijo?

-¡No!

-Entonces huye, ve lejos- lo abrazó con fuerza, empujándole la cabeza para que la apoyara en su delgado hombro femenino- todos aquí te amamos, te vimos crecer- se sacó una lágrima con el dorso de la mano, tratando de permanecer fuerte y firme- te ayudaremos, no estarás solo. Kakashi podría guiarlos hasta las afueras. Pero no puedes quedarte y arriesgarte a…

-Lo sé- interrumpió, deshaciendo el abrazo, Naruto miró a Shizune a los ojos y le mostró la sonrisa más brillante de la historia- gracias, nee-chan.

Shizune le sonrió de la misma forma, sintiéndose triste al saber que era una despedida, pero feliz, porque Naruto lo sería junto a Sasuke y el niño que estaba en camino.

-Naruto, ¿ya estás listo?- la voz de Sasuke sacudió la habitación, entrando de pronto solo para encontrar una escena por demás conmovedora. Naruto estaba vestido y arreglado con una hermosa yukata bermeja, abrazado a su moza con fuerza como si fuera la última vez que se verían. Estaba en shock, pero nada lo sorprendió más que ver a Naruto romper el abrazo para levantarse con una mirada seria y además, dedicársela- Ehm… ¿sucede algo?

-Sasuke- Naruto dio dos pasos en su dirección, cuando estuvo lo suficientemente cerca, se irguió de puntitas y agarró sus mejillas para jalarlo y robarle un rápido beso en los labios. Al separarse, Naruto lo miró directamente a los ojos, con una mirada decidida, agregó- tenemos que irnos de aquí.

 

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Hinata estaba hastiada, con los hombros pesados a causa del largo viaje de tres días que tuvo que hacer desde Konoha hasta la frontera. Después de su interminable estancia en el clan, revisando inconvenientes que su hermana no podía sobrellevar, pidió permiso a su padre y pudo volver a su tarea dejada a medias. Proteger a Naruto.

Lo extrañaba, llevaba semanas sin verlo y eso era un record. Anteriormente, desde que ha tenido la misión de cuidarlo y velar por su seguridad, el mayor tiempo que han estado separados había sido de una semana. Tres días para ir a Konoha, un día de estancia y tres días más para volver.

La pregunta de cómo se las estaría apañando el Uchiha para mantenerlo a raya, invadía sus pálidas sienes a medida que el viaje se prolongaba. Sabía que Naruto era muy inmaduro a veces, terco, cabeza hueca y demasiado obstinado. De seguro estaría siendo frío con el Uchiha si este cometió un nimio error. Al parecer, tendría que esforzarse en una larga plática con él y regañarlo por comportarse de ese modo.

Soltó un extenso suspiro cuando vislumbró la casa en el horizonte. Apresurando el paso, llegó a los terrenos del destierro en menos de dos segundos. Estaba agotada y necesitaba con urgencia sacarse su ropa de misiones para poder ponerse una de sus cómodas y refrescantes yukatas.

Estuvo a punto de abrir la puerta de la entrada, cuándo ésta fue abierta de pronto, llevándola a dar un par de pasos hacia atrás. Shizune estaba en el pórtico, mostrándole una triste y alargada sonrisa que venía acompañada de una carta en sus manos.

Desconfiada, Hinata la tomó y la desdobló lentamente para leerla. En la parte superior derecha pudo notar su nombre escrito con una letra que conocía muy bien. Era de Naruto. Leyó la carta, deteniendo la lectura de vez en vez para sollozar y sacarse las gruesas lágrimas de las mejillas. Cuando llegó al final, justo a la línea que decía en letras mayúsculas: “Gracias por todo”; pudo sacar una reluciente sonrisa que contagió el rostro ensombrecido de Shizune. Ambas mujeres sonrieron en comprensión y se abrazaron, dejando caer el pálido papel hasta que el viento lo empujó hacia el cielo.

En la distancia, sentados sobre una rama y tomados de la mano, Sasuke y Naruto observaban la escena con una sonrisa de disculpa.

-¿Listo?- preguntó el moreno, entrelazando los dedos en un agarre firme.

Naruto asintió con la cabeza, feliz y emocionado por ver el mundo, ver sitios desconocidos y saborear el dulce sabor de la libertad que nunca antes había experimentado.

-Solo… no seas muy brusco durante el viaje- sin borrar la amplia sonrisa, se puso una mano en el vientre, la que tenía enlazada con la de Sasuke, para que él también sintiera el calor que desprendía la vida que estaba creciendo en su interior- podrías lastimarnos.

-Tranquilo- le besó los labios para después cargarlo al estilo nupcial y ponerse de pie- jamás te haría daño- miró el vientre de su zorrito y su sonrisa se hizo más brillante- ni a él.

-Sabes que podría ser niña, teme.

-Prefiero que sea un niño.

-¿Y si es un doncel como yo?- preguntó con una ceja enarcada, su sonrisa volviéndose zorruna de repente.

Sasuke le besó la frente y respondió dentro del beso- entonces lo amaré el doble.

-Te amo, Sasuke.

Uchiha sintió una exquisita tibiez llenarle el pecho. Hasta ese momento, su vida había sido monótona y cansina. Pero desde que conoció a Naruto, sus días se volvieron emocionantes y hasta excitantes. Admitía con sinceridad que esas semanas que Naruto lo trató fríamente, le dolieron en el alma. Aun así se impuso que debía protegerlo y ganarse su confianza, ganarse su cariño y el amor que ahora le profesaba.

Tanta felicidad debía ser solo una ilusión, tal vez solo era el pago por esos meses y una vida solitaria. No. Eso era un error. El sufrimiento de antaño era un pago demasiado insuficiente para esa plenitud que ahora le invadía. Procuraría conservarla, protegerla hasta el fin de su existencia y perjurarle a Naruto incontables veces que siempre estaría a su lado. Pero eso eran solo preocupaciones que debía dejar en el futuro. Por ahora, lo mejor era decir las palabras exactas que harían que su zorrito le dedicara una de sus radiantes sonrisas.

-Yo también…, dobe.

 

Fin.

Notas finales:

Eso es todo, dattebayo!! Kyaaa!!! Esto fue divertido, lo admito. A pesar de mis demoras, y mis enredos con mis otros proyectos, esta historia fue divertida escribirla, la disfruté un montón y espero que ustedes también. Aún siento un picorcito en mi corazón cada vez que escribo la palabra “Fin” en cada fanfic, pero debo hacerlo. Si las historias se vuelven infinitas, pierden el encanto. Estaré impaciente por leer sus comentarios, así sabré si hice un buen trabajo o si solo escribí pura KK.

Nos leemos en otra de mis historias n_n//


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