Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Serendipia por Drakarfox

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! 

 

Aquí estamos ya con el segundo capítulo, pues creo que Serendipia me costará algo más de trabajo, después de todo habrá humor y... el humor me cuesta algo de trabajo escribirlo, pero en fin, veremos que sucede. Espero hacerlo bien y aunque prometo que en algún punto pondré algo de mi vena dramática y fatalista, confió en que será un buen resultado. Pero bueno, los dejó para que disfruten del sufrimiento de Van. XD

Lección II

 

A los niños pequeños no les gustan los gritos

 

-¿C-Cloud dices?- preguntó Roxas acercándose a su ahora hermano menor. –No, no pequeño, estás equivocado. Soy Roxas. –dijo al momento que se sentaba a su lado. Todavía tratando de asimilar la situación en la cual estaba ahora. Lo primero que había pasado por su mente era que Naminé se había pasado con su truco, lo segundo fue que Vanitas estaba en verdad enfadado sólo viendo al ahora pequeño Ventus y lo último fue que su hermano, pequeño hermano ahora, se veía realmente tierno de esa forma.

-Pero… Roxas no es tan grande- dijo dudando un poco en decir esa frase. Él conocía a su gemelo y por algo eran gemelos, eran del mismo tamaño, de la misma edad.

-Bueno, ahora soy más grande- dijo con una sonrisa. –Pero sigo siendo tu hermano. Soy Roxas.

-¿Y Cloud?, él es más grande. ¿Dónde está?- preguntó viendo al chico con demasiada curiosidad, esperando una respuesta que le satisficiera.

-Él esta con un amigo Ventus, por eso no está con nosotros.- dijo poniéndose de pie, quedando frente al pequeño. –Pero después podemos ir a verlo si quieres, por ahora ¿qué te parece si vamos a desayunar?- preguntó esperando a que el niño estirase los brazos o hiciese cualquier cosa que le indicara que quería hacer lo de ir a desayunar.   –También habrá que buscarte algo de ropa y tratar de ver cuánto tiempo vas a estar así.

-¿Así cómo?- preguntó estirando los brazos para que el otro lo cargara.

-Nada, nada- contestó negando con la cabeza, tomando al otro en brazos, -ahora vayamos a preparar el desayuno en lo que ellos dos se quedan a charlar un rato. ¿Te parece?- preguntó dándole un golpecito en la punta de la nariz.

-¿Quiénes son ellos?

-Son amigos, pero primero vamos por eso y después te los presento, ¿de acuerdo?- decía comenzando a salir de la habitación.

-¿Promesa?

-Promesa.

Esperó a los dos rubios salieran de la habitación para poder comenzar a despotricar contra todo lo que pudiera. -¡Dime que mierda ha pasado!- exigió a Axel que había cruzado los brazos y se encontraba recargado en la pared, con la mirada en el piso, analizando la situación. -¡Cómo es que Ventus ha quedado de esa forma!

-Naminé- dijo de forma seria. –Te dijimos que cuidarás lo que decías frente a ella. Puede que no lo  parezca pero es una bruja muy poderosa y muy rencorosa también.

-¡Me estás diciendo que Ventus está así por culpa de esa maldita cosa que nos hizo tomar!

-Eso mismo, no tienes que gritar ¿sabes?

-¿Cómo carajos no quieres que grite! ¡Estamos hablando de que Ventus es un niño!, ¡Un malito niño Axel!

-Sí, sí, eso puedo verlo, pero tranquilo. Hablaremos con Naminé, veremos si puede deshacer esta especie de hechizo que ha hecho. Por lo mientras trata de calmarte ¿quieres? Lo único que vas a lograr con esto es que Ventus se asuste de todo esto. Aceptó bien a Roxas, pero porque es su hermano, pero no podemos asegurar que  haga lo mismo con nosotros. Así que hay que tener cuidado con lo que digamos y como nos comportemos estando con él.

Tomó aire, cerrando los ojos y apretando los dientes. Estaba molesto con todos, pero sobre todo con esa chica, se suponía que la lección para poder creer en toda esa tontería de la magia era con él, no con Ventus. Tenía que haber sido él quien terminase mal, volvió a tomar aire, tenía que calmarse, era cierto, si se mostraba alterado, enfadado, cualquier cosa podría poner nervioso a Ventus incluso podría estresarlo. Lo mejor que podía hacer era calmarse. Y vaya que le costaba trabajo. –Bien, -dijo resignado, molesto, pero resignado.

-Hey, todo estará bien, apuesto a que Naminé no va a dejar a Ven de esa forma por mucho tiempo, así que sólo será cuestión de ver que tan molesta está. – Dijo separándose de la pared y saliendo de la habitación, -lo mejor será que vengas, hay que conocer de nuevo a Ventus.

-De acuerdo.

 

En cuanto llegó a la cocina con su hermano en brazos lo dejó en la parte de la barra, cerca del fregadero a un lado de la estufa. –Entonces Ventus, dime ¿cuántos años tienes?- preguntó en un tono bajo, yendo al refrigerador, lo mejor era aclarar ese punto o de lo contrario tendría problemas para saber cómo tratar al pequeño.

Pensó un momento, viendo todavía a su hermano, era extraño verlo más grande, más alto, justo como su hermano mayor. Incluso se veía más alto que Cloud. -¿Ven?- escuchó que le llamaba de nuevo, movió la cabeza de un lado a otro, dejando esas ideas de lado, viendo a su hermano y levantando la mano con todos los dedos arriba. –Así, ¿no te acuerdas Roxas?

Soltó una risa al escuchar eso, en teoría si debía de saberlo, pero era complicado saber la edad de su hermano. Aunque si sabía que los había cumplido hace poco, hace un mes para ser exactos, así que al menos con ese dato era más que suficiente. –Cinco años entonces.- dijo haciendo memoria de que era lo que hacían a esa edad, a que jugaban, que comían, que le gustaba. Todo. –Dime Ven, ¿quieres unos panqueques para desayunar?- preguntó sacando lo necesario para ello junto con la leche, recordaba que a esa edad bebían mucha leche.

Asintió viendo como el mayor comenzaba a poner las cosas sobre la barra, justo a su lado. –Roxas…

-¿Qué pasa?

-¿Por qué eres más grande que Cloud?

-¿Qué Cloud?- preguntó sin detenerse realmente, escuchaba al menor pero no dejaba de preparar lo que necesitaba para preparar el desayuno.

-Si… no eres como yo, eres más bien como Cloud, ¿por qué?

Si, ya sabía que las preguntas de ese tipo iban a empezar eso era claro y debía de admitir que el que Ven fuera de nuevo un niño era un completo alivio, después de todo los niños se creían la mayoría de cosas que les decían. –Bueno Ven, eso es porque me dieron un deseo- comenzó a inventar, bien podría tratar de decirle la verdad un poco modificada.

-¿Un deseo?- preguntó interesado en ello. -¿Y qué pediste?, ¿ser más grande?- preguntó tratando de no moverse mucho, la playera que llevaba puesta estaba por caérsele, podía mantenerla otro poco, pero en algún punto comenzaba a sentirse incómodo.

-A que suena divertido ¿no?- preguntó con una sonrisa – pedí ser más grande, ahora tengo 18 años y es divertido ser así.

-¿Y, por qué no pediste que yo también lo fuera?- preguntó comenzando a hacer un puchero.

-Porque el deseo sólo era para uno Ventus, pero ve el lado bueno. Podré llevarte a donde quieras ahora, podré cuidarte mejor.- dijo acercándose a su hermano. -¿No te agrada esa idea?

-Pero… tienes muchos más años, muchos más- reclamó de nuevo.

-Lo sé, lo sé, pero oye, si tú quieres ir a algún sitio sólo tienes que decírmelo y voy a llevarte. No tienes que convencer a mamá y a papá para hacerlo, tampoco vas a tener que estar con el aburrido de Cloud todo el día.

Soltó una risa al escuchar eso. –Si Cloud te oye va a enojarse.

-Por eso no vamos a decirle nada ¿de acuerdo?- guiñó un ojo para seguir con lo que hacía hasta hace unos segundos.

-De acuerdo.- dijo con una sonrisa viendo como su hermano volvía de nuevo a lo suyo. Percatándose de otra presencia que llegaba a la cocina. –Roxas- llamó de nuevo.

-¿Qué pasa Ven?

-¿Quién es él?

-¿Quién?- preguntó girándose a ver de quien hablaba. –Oh, bueno, él es un muy buen amigo mío Ven, se llama Axel- dijo al momento que el mayor se acercaba al chico.

-Hey, hola pequeñajo. –Saludó viendo como el menor se quedaba callado, poniéndose algo nervioso.

-¿Eres amigo de Roxas?

-Sí, un muy buen amigo, ya sabes de esos con los que haces un montón de cosas divertidas.- Explicó claro con el doble sentido para que Roxas le entendiera. -¿Te gusta hacer cosas divertidas Ven?

Asintió jugando con la tela que le sobraba de la playera. –Sí, si me gusta.

-Dime, ¿quieres quedarte aquí viendo como Roxas cocina o quieres ir a ver televisión conmigo?, creo que pasan unas buenas caricaturas a esta hora.

-Pero, si no me quedó con Roxas va a estar solo en la cocina… no podemos estar solos en la cocina- explicó viendo al chico pelirrojo, su cabello le llamaba mucho la atención, era muy muy rojo.

Dirigió su mirada por un momento al otro, viendo como también mostraba una sonrisa al igual que él, -no te preocupes por eso, Roxas sabrá cuidarse solo, además estoy seguro que el otro chico vendrá dentro de un rato, así que dime ¿quieres ir?

-¿No se va a quedar solo?

-No.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo- contestó manteniendo su sonrisa, de alguna forma Ven de pequeño sí que era lindo.

-Me lo has prometido, no puedes romper tu promesa- dijo estirando los brazos todavía con algo de duda para que el otro lo cargara.

-No voy a romperla, tranquilo- dijo al momento que lo cargaba, viendo como el otro chico se acercaba también. –Mira Ven, él es Vanitas- comentó en el momento en que se quedó a un lado del chico que todavía traía una expresión de mala leche. –Él va a cuidar a Roxas para que no se quede solo. ¿Está bien?

El menor se quedó observando al otro, se veía enojado y sabía ya por algunas experiencias con su hermano que cuando una persona estaba así lo mejor era evitarlos, dejarlos solos o se pondrían a gritar en cualquier momento. –Si… está bien- contestó viendo de reojo al otro. Sintiendo como el chico que lo llevaba cargando volvía a moverse llevándolo ahora a la sala.

 

-Llama ahora mismo a Naminé- dijo cuándo los otros dos salieron de la cocina.

Suspiró al escucharlo, ya se imaginaba algo así. –Voy a hacerlo, pero no creo que podamos resolver esto.

-¿Por qué no?, ella hizo esto… este “hechizo” así que ella puede deshacerlo.

-No es tan fácil Vanitas- explicó comenzando a poner la masa en la sartén que ya tenía en la estufa.

-¡Claro que lo es!- gritó, estaba comenzando a perder los estribos de nuevo.

-Van, cállate- dijo de modo apresurado –Si Ven te escucha gritar va a asustarse.

-Roxas es un niño no un gato.- contestó cruzándose de brazos bajando un poco el tono de voz.

-Es un niño al cual no le gustan los gritos, al menos no le gustaban a esa edad. Y puedes culpar de ello a Cloud.

-¡Maldita sea Roxas!, ¡no me importa lo que tenga que hacer, quiero al Ventus de 18 años de vuelta! ¡Quiero a MI Ventus de vuelta!- exclamó remarcando bien el “mi”.

-Lo sé, lo sé, mira, déjame al menos prepararle de desayunar ¿de acuerdo?- él en lo particular se sentía tranquilo, más porque sabía que Naminé no haría algo para lastimar a su hermano, si había sido un movimiento un poco bajo para ella, pero entendía, o al menos creía hacerlo, que lo que quería hacer era darle una lección a Vanitas por todo lo que había dicho el día anterior.

-¡No!, llama… llama a esa chica, quiero que venga y regrese a Ventus. ¡No voy a esperar a que termines un maldito desayuno de mierda!- ¿Es que ninguno de los dos podía entenderlo?, se trataba de Ventus, de su novio, del hermano de Roxas, ¿cómo era posible que no hicieran algo al respecto? Se estaba sintiendo desesperado por la situación y más que nada desesperado por no tener ningún apoyo.

 

Escuchó los gritos, claro que iba a escuchar los gritos, se giró un poco tratando de ver quién era el que se ponía así, pero aunque tomo precauciones sintió completamente necesario el agacharse, protegiéndose en el sillón recordando la primera regla que Roxas y él tenían cuando alguien gritaba:

<< Si alguien grita, hazte bolita, si sigue gritando, sigo en bolita>>

La habían escuchado en una serie de televisión y habían considerado que eso era algo muy sabio, así que tratando de arrinconarse lo más que podía trató de prestar atención a la televisión, aunque al escuchar otro grito tuvo que encogerse de nuevo. Estaba totalmente concentrado en eso cuando vio al mayor levantarse.

-Oye pequeñajo, yo iré a ver qué sucede con esos dos. ¿Puedes dejarte solo por unos minutos?- preguntó dejado el control del televisor a un lado, siendo consciente de los gritos del pelinegro y observando al chico, tenía que admitir que en cuestión de niños no recodaba mucho, no era como que hubiese tenido hermanos menores y tampoco primos, pero algo iría trabajando con todo eso.

Asintió a la pregunta del otro. –El único lugar donde no podemos estar solos es la cocina.- dijo viendo al pelirrojo con sus grandes ojos. –Mamá y papá siempre nos dicen eso.

Eso era algo que no comprendía, era claro que el chico tenía su encanto, venga que él estaba con su gemelo, eran prácticamente iguales, pero ¿cómo era que entre más pequeño los ojos se le veía más grandes? nunca entendería eso, aunque era tal vez por lo de que los niños eran unos pequeños monstruitos. –Bueno, entonces volveré en un rato ¿de acuerdo? Voy a ir a salvar a tu hermano- le alboroto el cabello y se puso de pie yendo hacía la cocina para tratar de calmar lo que fuese que estuviese pasando en el sitio. Aunque claro que era obvio cual era el punto de todo ese griterío, así que con cierta calma sacó su celular comenzando a buscar el nombre de la chica, marcando y esperando a que, por favor, le contestase. Comenzaba a tener la impresión de que un ambiente demasiado estresante iba a estar muy presente en su piso. Apenas llegar con los otros escuchó como contestaban, suspiró con algo de alivio.

-Hola Axel.

-Hey Naminé, ¿cómo estás?

-Bueno algo sorprendida por el hecho de que tú me hayas llamado.

-¿Esperabas la llamada de alguien más?- pregunto burlón.

-Tal vez del número de Ven o de Roxas, claro que esperaba escuchar una voz muy distinta a la de ellos. Pero no puedo adivinarlo todo.

-Ahí has acertado.

-Entonces, supongo que no le ha agradado mucho lo que ha sucedido ¿no?

-Para nada.

-Me lo imaginé. Y déjame adivinar, quieres que vaya allá porque está con sus exigencias de querer todo tal cual estaba.

-Justo eso.

-Dime, ¿quién fue el afectado? No estoy muy segura de ello puesto que los dos la tomaron.

-Es algo difícil de decir, bien podría ser Vanitas porque no le agrada lo que está pasando o bien podría ser Ventus que no sabe lo que está pasando.

-Bien, ha sido algo nuevo entonces.- contestó escuchando en ese momento el grito del otro. –Así que desayuno.

-Bueno, al menos eso era lo que Roxas intentaba hacer.

-Vale, vale, como sea. Dile a ese chico que se calme, estaré en tu piso en unos… 20 minutos. Al menos podrían tratar de comer algo, no sé tal vez eso calme a la bestia esa.

Soltó una risa al escucharla, un buen comentario. –De acuerdo Nami entonces te esperamos.

-Bien, nos vemos Axel.

Al escuchar que la chica cortaba la llamada se acercó a los otros dos, dándole un golpe en la cabeza a Vanitas, logrando que se calmara al menos por unos segundos. -¡¿Pero qué carajo crees que haces?!- lo dicho, sólo por unos segundos. –Cálmate de una vez Vanitas, estás asustando a Ven.

-¡Maldita sea, ya lo dije, es un niño no un gato!

-Como sea, deja de gritar de una puta vez. Acabo de hablarle a Naminé.- dijo mientras pasaba de largo al otro y se acercaba a su rubio, aprovechando para ver cómo iba lo que preparaba. –dice que viene en unos veinte minutos, así que deja de gritar y mejor ayuda a que esto esté listo o ve con Ven pero sin gritar.

Bufó molesto, cruzándose de brazos, al menos ya había logrado que esos dos llamaran a la chica, eso le había calmado sólo un poco. –Veinte minutos, bien, voy a esperar veinte putos minutos- dijo por fin para salir de la cocina, todavía con su mala actitud y refunfuñando, maldiciendo a todo el mundo. Cuando llegó a la sala y vio a Ventus que al parecer encontraba la esquina del sillón muy cómoda se calmó otro poco al momento que se dejaba caer en el otro lado del sillón soltando un suspiró en el proceso.

 

Todavía había escuchado los gritos pero al menos ya no eran tantos, de todas formas se quedó atento a lo que pasaba en la televisión, al menos hasta sentir que alguien se acercaba a la sala, creyó que se trataba de Axel, por ello fue que se sorprendió al ver al otro chico. Trató de moverse de forma disimulada en el sillón, alejándose lo más que pudiera. No quería que el chico también le gritara a él. Muchas gracias. El hecho de que su hermano fuese ahora más grande por medio de ese deseo que le dieron era cosa de su hermano, no de él. A él todavía le ponían nervioso los gritos. Por ello mientras se movía se mantenía atento a la televisión o al menos eso era lo que trataba de aparentar.

Estaba al tanto de lo que el pequeño hacía, claro que lo estaba viendo y sintiendo, se estaba moviendo demasiado en el sillón. Tal parecía que después de todo sí que era un pequeño gato.

-Ventus- llamó en un tono tranquilo, causando que el niño se quedase quieto de repente. -¿Estás asustado?- en ese momento había girado el cuerpo un poco hacía el otro, colocando su codo en su rodilla logrando con eso usar la palma de su mano para poder recargar su mejilla.

-… no- contestó en tono bajo evitando ver a Vanitas lo mejor posible.

-No tienes que estarlo ¿sabes?- dijo comenzando a moverse y acercarse al pequeño. –No era mi intención asustarte con mis gritos.- se disculpó quedando a un lado del niño, inclinándose un poco para poder verle el rostro.

Negó con la cabeza, podía entender, en parte, eso. -¿Por qué gritabas?- se atrevió a preguntar ladeando un poco el rostro para poder ver al otro.

-Estaba molesto.

-… ¿Por qué?

-Porque, le ha pasado algo “malo” a una persona que quiero mucho.- dijo sin estar convencido del todo sobre si en verdad era malo lo que le había pasado, él creía que sí, pero a causa de las reacciones de los otros dos, lo dudaba un poco.

-¿Muy malo?- había dejado la inquietud inicial para darle paso a la curiosidad digna de un pequeño de cinco años. -¿es tu amigo?

Negó con la cabeza de forma suave, sintiendo que una sonrisa se posaba en sus labios, era divertido ver como Ven, quien normalmente hacía un par de preguntas sobre sus problemas, ahora se mostrase tan interesado. –No tan malo, pero tampoco es algo bueno. Y si, es mi amigo uno al que quiero mucho.

-No fue malo pero tampoco bueno, no entiendo. –dijo extrañado ante esa respuesta, le costaba trabajo entender algo de eso, después de todo le habían enseñado que sólo eran cosas buenas o malas, nada más. -¿Cómo se llama tu amigo?

Soltó una risa baja, vaya que los niños pequeños eran curiosos. –Es algo complicado, cosas de adultos, no hagas mucho caso de eso. –dijo divertido, sintiéndose atrapado al escuchar que le preguntaba por su nombre. Ahora debía pensar en que nombre darle. –Se llama Ven- aunque pensó que lo mejor era decir un poco de verdad.

-Yo me llamó Ven- dijo señalándose- ¿tu amigo se llama igual que yo?

-Sí, bueno en realidad tú te llamas Ventus ¿no?

-Sí, pero  mis hermanos me dicen Ven.

-¿Y tus amigos como te dicen?

-Ven, Terra y Aqua me llaman Ven… aunque ellos son más grandes que yo, ¿sabes? Son como mi hermano Cloud, también son amigos de Roxas, pero los amigos de Roxas son un poco raros.

-¿Raros?- preguntó tratando de aguantar la risa, ya sabía que los amigos de Roxas eran raros, muy, muy raros, empezando con ese chico Marluxia. Aunque todos tenían algo de rarito y aunque el chico lo había aceptado era un hecho que le encantaba usar para molestarlo.

-Sí, también son más grandes y son muchos- dijo extendiendo los brazos a los lados para dar a entender que eran muchos.- pero son raros, gritan mucho y siempre se meten en problemas con la maestra Aeris. Ella me ha dicho que no me junte mucho con ellos porque también podrían regañarme.

-¿Y son de tu edad todos los amigos de Roxas?

-No, son más grandes, algunos son como Cloud y otros son más pequeños.

-¿Más pequeños que ustedes dos?

-No- dijo negando también con la cabeza. –Dicen que nosotros somos más pequeños. Junto con Sora.

-¿Quién es Sora?- ya sólo preguntaba por hacer conversación, había visto que el chico se había calmado y ahora sólo hablaba y hablaba. Pero le gustaba verlo así, tal vez, y sólo TAL VEZ, no había sido tan malo que Ventus estuviese así.

-Es mi primo- dijo con una sonrisa- llora mucho, mucho más que Roxas o yo, pero siempre lo hace cuando Riku no lo ve. Dice que si Riku se entera que lloró va a reírse de él, pero una vez lloró enfrente de él cuando se cayó jugando, se raspo la rodilla y Riku fue a ayudarlo, lo llevó con la maestra Aeris para que lo curara y se quedó con él, yo no vi que se riera.

-¿Tú no lloras Ven?- preguntó viendo que el otro parecía estar concentrado en recordar que más había pasado en ese momento. Con su pregunta lo sacó de sus pensamientos.

Negó con la cabeza, -Roxas dice que sí, pero él llora más que yo. Yo soy fuerte y tengo que cuidarlo- dijo orgulloso por ese comentario.

-¿Así?, pero, ¿no eres tú el hermano menor?

-Si- dijo viendo al otro con atención- pero Cloud dice que yo tengo que cuidar de él y él de mí porque somos hermanos.

Y si, justo en ese momento, con esa explicación, lo que de verdad estaba sintiendo por ese niño era nada más y nada menos que ternura, un absoluta ternura. –Ese es un buen consejo.

Dejó la cabeza de lado sin dejar de verlo. -¿Y tú cómo te llamas?, ¿también eres amigo de Roxas grande?- Ahora había decidido llamar así a su hermano, ¿por qué? Porque ahora era más grade que él, por eso. Le parecía lógico.

-¿Roxas grande?- preguntó con una pequeña risa –si bueno, pero también puedo ser tu amigo Ven, ¿qué te parece? Me llamó Vanitas, pero bueno, puedes decirme Van.

Asintió, -es que Roxas es más grande que yo ahora. Dice que tiene muchos años, ¿cuántos años tienes Van?

-Muchos años más que tú Ven.

-Van, Ven, el desayunó está listo- anunció Roxas llegando a la sala, -desayunemos pronto para poder estar listos cuando llegue Naminé, ¿les parece?- preguntó a los dos chicos, recargándose en el respaldo.

-De acuerdo, ya vamos.- comentó poniéndose de pie, viendo a Ventus. –Creo que deberíamos darle algo que le quede ¿no?, al menos por el momento.

-Tal vez, pero si Naminé va a solucionarlo no tendría mucho caso.

-¿Entonces mientras lo dejamos con esa playera enorme?

-Creo que por mientras sí.

-¿Quién es Naminé?- preguntó intercambiando su mirada de su hermano a Van.

-Oh, es una amiga- comenzó a explicar Roxas con una sonrisa, -una buena amiga, va a venir a verte.

-¿A mí?, ¿por qué?- preguntó sin comprender muy bien el porqué.

-Bueno, eso es porque a ella le encantan los niños. Vas a ver que cuando la conozcas te va a caer muy bien.- dijo dando la vuelta para acercarse a su hermano y poder cargarlo. –Anda por mientras vayamos a desayunar ¿sí?

Asintió poniendo sus manos en el hombro del otro. –Si. Tengo hambre.

Soltó una risa al escuchar eso- si Ven, yo también tengo hambre y estoy seguro que Van y Axel también. –comentó caminando hacía el comedor con Van detrás de ellos.

 

Al llegar a la mesa encontraron el primer problema, claro a aparte del que se había encontrado Vanitas apenas despertara. Podían sentar a Ven en una silla pero apenas y alcanzaba todo lo que había en la misma, puede que el pequeño se sintiese acostumbrado, pero podría ser algo complicado, no era realmente como que Ven fuese ahora más pequeño –que sí lo era- era también el hecho de que la mesa era un poco más grande –culpa de Axel y de los amigos de Roxas- así que, Roxas alzando los hombros decidió sentarlo a su lado, esperando a que al menos no tuviesen que lidiar mucho con eso, porque sabía que su hermano terminaría un poco sucio o si no al menos pegajoso por culpa de la miel. Roxas recordaba eso bastante bien porque a él le pasaba lo mismo, nunca entendía porque pasaba eso, pero si, ambos terminaban por completo pegajosos de las manos o bueno de los dedos y con algunas manchas en las mejillas. Aun así se resignó a que tendría que lidiar con un pequeño mucho más tranquilo que él, sí, lo admitía. Por ello no dijo nada cuando vio al menor agarrar la miel, al menos se veía que disfrutaba del desayuno y él también, aunque también llegó a ver que Axel le dedicaba miradas rápidas y a Vanitas que estaba completamente atento al menor. Al menos ya no gritaba y eso era un comienzo.

El desayuno paso rápido entre terminar cada quien su porción de hot cakes, limpiar la leche que Ven había derramado en la mesa y quitar las tantas servilletas mojadas que el pequeño había usado para tratar de limpiar su desastre. Y más rápido de lo que en realidad hubiesen esperado ya estaba sonando el timbre, Naminé ya había llegado. Fue Axel quien se levantó para abrir la puerta, mientras Roxas le limpiaba las manos a Ven, ya lo había visto venir, y Vanitas recogía la mesa.

-Hola Axel.- saludó la rubia tratando de estudiar mejor la escena, tal parecía la cosa no había resultado como ella hubiese querido, pero eso significaba que en realidad Vanitas había querido otra cosa y no exactamente era el creer en la magia. -¿Cómo va todo?

-Pues… digamos que por ahora nos la hemos apañado bien, pero no creo que Vanitas este muy tranquilo, al menos no ahora.

-Me imaginé, bueno, veamos qué es lo que hemos logrado. –Apenas entrar su mirada se posó en el pequeño Ven que seguía dejando que su hermano lo limpiara. Fue cuestión de unos segundos para que la chica llegará con ellos, tomando al menor por los costados y poder levantarlo completamente fascinada por lo que veía. –Ventus.- Llamó con una sonrisa- demonios eres lindo, ¿dónde fue a parar toda esa lindura? ¿Por qué es que no lo sigues siendo a esta edad?

 

Decir que Ventus estaba totalmente descolocado era poco, había sentido de repente como lo cargaban, no sabía quién, sólo sabía que su hermano lo estaba limpiando y ahora estaba en el aire, sintiendo como la playera, que era lo único que llevaba puesto, comenzaba a bajarse por uno de sus hombros. Viendo ahora a la chica frente a él, sintiéndose nervioso, no la conocía. –Roxas…- llamó buscando que el otro lo protegiese de lo que fuese a hacerle la otra.

-Ah, Naminé, lo mejor será que lo bajes, no reacciona muy bien con los que no conoce. –pidió el otro tratando de tomar a su hermano de las manos de la chica.

-¡Bájalo de una vez, suficiente has hecho con dejarlo de esa forma!- Y ahí estaba, el instinto protector de Vanitas y su característico grito, mismo que hizo que Ventus se pusiera más nervioso.

Suspiró, eso no ayudaba en nada. Trató de acercarse a la chica que ahora mantenía su mirada molesta- como si eso solucionase algo- y tomar a su hermano, por suerte la chica lo soltó cuando sintió que el otro lo agarraba. –Porque no mejor vamos al sillón ¿les parece?- preguntó abrazando a Ventus quien se negaba a ver a los otros dos. No esperó una respuesta, sólo fue junto a Axel para tomar asiento y tratar de calmar a Ven, según recordaba de algo que había dicho su madre, es fácil estresar a un niño pequeño, pues bien ahora lo comprobaba.

Naminé sólo se quedó callada, yendo detrás de los otros segundos después y sentarse en el sillón frente a la pareja y el pequeño. –Pues bien, tal parece que el más afectado fue Ventus.- Comenzó a explicar pasando por completo del pelinegro que en ese momento se sentaba en el otro sillón, malhumorado de nuevo, refunfuñando y tratando de averiguar si le era posible matar a la rubia con la mirada. –Pero es extraño.

-¡¿Tú crees?!- preguntó con otro grito.

-Vanitas, deja de gritar- dijo sintiendo a su hermano juntarse más a él.

-¿Podrías tratar de controlarte?- preguntó el pelirrojo- si Ventus se pone a llorar vas a ser tú quien lo calme.

-Regrésalo a la normalidad.- Exigió haciendo caso omiso de los chicos.

-No puedo- contestó de lo más tranquila. Todavía viendo al pequeño que parecía en parte asustado, en parte nervioso.

-¿Cómo que no puedes? ¡Tú hiciste esa mierda, ahora resuélvela!

La chica se enfadó con eso, le lanzo una mirada molesta, frunciendo un poco los labios- el único culpable fuiste tú- dijo sin dejar de verlo. –Tú has sido el causante de que Ventus este así.

-¡Pero que mierda!, ¡Si fuiste tú quien le dio esa porquería!

-¡Van deja de gritar!- gritó ahora Axel. Roxas sólo pudo pensar que si, lo mejor para que alguien dejara de gritar era que también gritara, claro le parecía de lo más lógico.

-Escucha Vanitas- dijo Naminé tratando de calmar la situación, más porque veía como estaba reaccionando el menor- tú has sido el culpable de que el hechizo haya salido así. Sobre todo porque era una prueba para mostrarte que la magia sí que existe, pero al ver a Ven así me parece que tú querías saber otra cosa.- explicó logrando calmarse un poco en el proceso.

-¿Qué?- preguntó sin comprenderlo del todo.

-Esa poción se suponía que iba a darte lo que querías o lo que pedías, en este caso se suponía que debía ser una forma de que creyeras en la magia, pero tal vez lo que querías era otra cosa, algo que involucrara que Ven terminase así.

Se quedó callado un momento, tratando de comprender lo que la chica había dicho. -¡Y una mierda!- y otro grito salió de su boca. –Si tú no acabas con este puto hechizo iremos con alguien que lo acabe.

-No puedes- dijo tajante- nadie más que la bruja que hizo el hechizo puede terminarlo.

-¡Entonces termínalo!

-No puedo, el hechizo va a terminar cuando aprendas lo que querías aprender, no sé qué sea, no me importa en realidad, sólo sé que el tiempo que tú tardes en descubrirlo es el tiempo en que Ven estará de esa forma, así que ¡felicidades! Has ganado un pequeño Ventus.- Dijo poniéndose de pie y caminar hacía la salida. –Van a estar muy ocupados estos días- dijo con algo de diversión a los otros dos para después tratar de ver a Ventus. –Un gusto conocerte Ven, de nuevo- dijo viendo como el menor tenía los ojos algo llorosos, -nos veremos.- Y con eso salió del lugar.

-Pues vaya, nos hemos metido en un gran lío- dijo Roxas abrazando más a su hermano. –Habrá que conseguirte algo de ropa Ven… lo mejor será ver si tenemos algo para salir- dijo poniéndose de pie, dejando a un Axel resignado y a un Vanitas completamente desesperado. 

Notas finales:

Puuuues.... ¿qué les digo? Creo que después de esto algunos se darán una idea de que era lo que en realidad quería Vanitas, aunque quien sabe. Se descubrirá en algún punto, lo prometo. Pues no hay nada más que decir, sólo que comenzaré a avanzar en el siguiente capítulo, nos leemos hasta el viernes. (Siguen las actualizaciones cada viernes)

 

Drakarfox


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).