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Serendipia por Drakarfox

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Notas del capitulo:

Hola, sé que tarde un buen rato en volver con un nuevo capítulo de Serendipia, sí, lo reconozco, pero la inspiración nada más no quería llegar, pero ya aquí estoy con nuevo capítulo, algo corto en realidad pero espero les agrade. Ya tengo algunas ideas para los siguientes, pero de mientras espero les guste este. 

Lección IV

 

Los niños pequeños tienen su orgullo

 

Habían llegado a los juegos tal como Ven había pedido, Vanitas imaginándose los problemas que había causado esa revelación tan sencilla y Ven tan quitado de la pena disfrutando de poder jugar un rato. No quería imaginarse el cómo estaría Axel en ese momento. No. De hecho si quería imaginárselo, pensar en el interrogatorio que podría estarle haciendo a Roxas en ese momento y eso, sólo eso, lo tomaría como un pequeño pago por lo que él iba a tener que sufrir por los próximos días. Pero en verdad quería verlo, pero sabía que no podía dejar a Ven ahí, a su suerte, con esa expresión de enfado y cruzándose de brazos frente a cierto juego, declarándolo su enemigo mortal, peleándose con los columpios por no poder subirse… con eso reaccionó. Ventus tenía esa cara de enfado porque al parecer a alguien le había parecido gracioso el dejar los columpios muy altos, demasiado para un niño de cinco años y aunque no lo pareciera el chico era orgulloso y no pediría ayuda a Vanitas, porque podía enfrentarse a eso sin ningún problema.

-¿Por qué no me pides que te ayude?- preguntó al momento que se acercaba al rubio y se agachaba para poder verlo.

-Porque puedo solo- lo dicho, Ven de pequeño era demasiado orgulloso.

-¿En serio?, entonces, ¿no quieres que te ayude a subir?, se ven muy altos de hecho, ya sabes, podría ayudarte, dejarte sentado y hacer de cuenta que no ha pasado nada.- Pero Vanitas ya sabía cómo lidiar con ese orgullo, sobre todo porque había tenido que enfrentarse a él muchas veces.

El pequeño se mordió el labio, pensando, no quería pedir ayuda, pero quería subir, quería columpiarse. Sentía que hacía mucho, pero mucho tiempo no se subía  ese juego, -de acuerdo- dijo relajando los brazos y viendo a Vanitas, -pero no le digas a nadie- dijo en un tono serio, lo más serio para su versión actual.

-De acuerdo, no diré nada- dijo para tomarlo en brazos, Vanitas había aprendido una cosa, Ventus, de pequeño y de mayor era alguien orgulloso, alguien que quería conseguir las cosas por su cuenta. Pero que aceptaba que había ocasiones en que necesitaba ayuda de los demás. Y aunque a veces la aceptaba de mala gana, la aceptaba. Sentó al pequeño en el columpio para después sentarse él a su lado. -¿A ti te gusta alguien Ventus?- pregunto sin poder sacarse de la cabeza todavía ese detalle.

El rubio había comenzado a balancearse, recordaba que Cloud les había enseñado ese truco y se había esperado en llevarlo a la práctica, -sí, si me gusta alguien.

-… ¿Y vas a decirme quien te gusta?

-No, es un secreto.

-Pero prometo no decirle a nadie tu secreto.

-… ¿lo prometes?

-Lo prometo.

-Es que… Cloud dice que no es correcto- dijo dudando todavía. Era un secreto y aunque de pequeño los secretos podían ser un arma mortal no siempre se guardaban.

-No importa si dice que no es correcto. Al final de cuentas te gusta ¿no?

-Si… pero… prometes, ¿prometes no decirle a nadie?- preguntó viéndolo sin relajar su expresión.

-Lo prometo- dijo regalándole una sonrisa. Ahora comprendía otra cosa, Ventus o podría ser que todos los niños eran muy reacios a decir sus secretos.

-Le dije a Cloud que me gustaba Sora- dijo moviendo los pies, manteniendo su mirada fija en ellos, -y no le mentí, pero ayer vi a un niño que se parecía a él, pero era muy diferente.

Al escuchar la confesión del otro, no sabía si la palabra sorprendido le describiese realmente, sólo que en verdad se sentía sorprendido de alguna forma, en verdad extraño. Sora era el primo de esos dos y decir que le gustaba le causaba una especie de pelea interna por decirle que sí, que su hermano tenía razón y que estaba mal, pero también de decirle que no era algo tan grave. Pero se abstuvo de todo comentario para poder seguir escuchando a Ven. -¿Un niño?

-Sí, alguien que se parecía mucho a Sora, Roxas me dijo que era alguien mayor, pero aun así creo que más que parecerse a Sora se parecía a ti Vanitas.- dijo observando al mayor con relativa curiosidad. –Sí, creo que se parecía mucho  ti. –Y dicho eso se continuó columpiando un rato más, le gustaba mucho el ir más y más alto, pero hasta cierto punto, después una sensación rara en el estómago le advertía que había llegado muy lejos y debía bajar la altura. Así que dejaba de balancearse.

Sólo pudo reír, reír a más no poder al escuchar eso. Ven, el Ven de dieciocho años ya le había contado algo parecido, que tal vez se habían visto antes, pero nunca pudo decirle cuando. Ahora lo sabía. Al menos sabía que le había llamado la atención mucho más que Sora y eso lo consideraba una ventaja.

-¿De qué te ríes?- le preguntó al notar como el otro simplemente no se callaba. Lo que ocasiono que pusiera una expresión de molestia. Acababa de contarle un secreto y el otro sólo se reía. –Quiero bajarme- dijo con un tono de voz bajo. Dejando en clara su molestia.

Escucharlo así fue lo que ocasiono que dejase de reírse y se concentrarse en el pequeño. -¿Tan pronto? Creí que te estabas divirtiendo.

-Ya no quiero estar en este juego- dijo tratando de bajarse lo más cuidadoso posible.

Sólo se puso de pie para bajar al pequeño y ver como corría después a la resbaladilla, había sido testigo de cómo cambiaba tan rápido de humor, de un segundo a otro y eso lo había tomado en parte por sorpresa. Aun así mantuvo su mirada en el pequeño que de vez en cuando se giraba a verlo y fruncía el ceño. Con eso se dio por enterado que al parecer él había hecho algo, algo malo. Puesto que Ven ahora estaba enojado con él. Suspiró. ¿Por qué siempre le pasaba lo mismo con ese rubio?, vale, si, ya entendía a lo que Namine se refería, sí que había pedido otra cosa cuando le dio esa porquería a beber, pero no entendía cómo iba a ayudarle todo eso a lograrlo.

 

 

-.-.-.-

 

-Entonces Riku- comentó viendo a Roxas. Después de que esos dos se hubiesen ido ambos habían ido a sillón, Axel estaba en realidad divertido por la expresión del rubio quien no sabía dónde meterse, sólo evitaba verlo. Ese dato, ese simple dato lo dejaba muy en evidencia con ciertas cosas y era lo que no quería, lo que no le gustaba. Sólo logró asentir a lo dicho. No planeaba decir nada más.  – ¿Hasta cuándo fue él?

-No quiero decirlo.- Comentó manteniendo las manos entre las piernas, ladeando el rostro.

Lo observó, se le quedó observando un largo rato, -¿fue reciente?- preguntó, obteniendo así una reacción de Roxas, entonces sí, si que era reciente. -¿Cinco años?- otra reacción, pero está vez más calmada, entonces era mucho más cerca. -¿tres años?- preguntó de nuevo observando el sobresalto del cual Roxas fue víctima. –Así que Riku te gusto hasta hace unos tres años.

-No es verdad, yo no he dicho nada de eso.

-No con palabras, pero con tu cuerpo sí.- comentó acercándose a Roxas para poder abrazarlo, -y hablando de cuerpo, ¿sabes?, puedo tomar eso como una ofensa, que Riku te haya gustado hasta apenas hace que me sienta mal, deberías de compensármelo de alguna forma. –Comentó bajando su tono de voz cada vez más.

-¿Es en serio Axel?, ¿justo ahora?

-¿Qué tiene?, el niño y su niñero se fueron hace un rato y seguro tardarán en volver- comentó dándole un beso en la mejilla, mismo que fue descendiendo hasta llegar al cuello del rubio, -así que, ¿por qué no aprovechar? Dudo que ahora con un niño en casa tengamos muchas oportunidades como estás.- seguía hablando a modo de susurro, sintiendo como Roxas le envolvía en un abrazo, acción que tomo como una aceptación a la propuesta, se levantó, poniendo de pie al chico también para guiarlo a la habitación, si se quedaban en la sala y los otros llegaban y los descubrían iba a ser algo muy problemático, además de que les podrían cortar el rollo, cosa que sinceramente no quería, mucho menos le gustaba.

Al entrar sólo cerró la puerta, no puso seguro o algo parecido, suponía que Vanitas ya sabría interpretar el que hacían y que no dejaría a Ventus acercarse, además de que seguramente tendría que lidiar con el problemático chiquillo. En cuanto la puerta se cerró se vio acorralado por Roxas, obligándole a pegar su espalda a la pared mientras que el rubio le besaba de forma demandante. -¿Vas a mostrarme porque fue mejor idea quedarme contigo que seguir interesado en Riku?- preguntó con cierto tono de burla, al diablo con la vergüenza, en ese momento, justo en ese momento, lo único que quería era provocar a Axel, porque sabía que cuando provocaba al pelirrojo justo antes de una sesión de sexo, vaya que la disfrutaba, volvió al beso una vez dicho eso, soltando un gemido en mitad del mismo al sentir como las grandes manos del otro se quedaban en su trasero, apresándolo, juntándolo más al cuerpo ajeno.

-Voy a mostrarte- dijo con la voz en parte ronca para guiar a Roxas a la cama sin soltarlo, sin separarse del nuevo del beso.

En cuanto sintió el borde de la cama se abrazó al cuello de Axel, para que en el momento de caer también cayese él, dejándolo sobre su persona. Tenía los ojos entrecerrados, queriendo y no queriendo  ver al otro, dejando pequeñas mordidas en los labios ajenos, disfrutando del contacto. Soltando algunos gemidos en el camino, porque las manos del mayor habían comenzado a moverse, estaban viajando en sus costados, metiéndose, traviesas, en su ropa para tocar su pecho. Dejando ese trabajo a una sola para sentir la otra por su pierna derecha, acariciando hasta el muslo, dejando suaves roces cerca de la entrepierna, trabajándolo, incitándole a pedir algo que sabía el otro quería escuchar. Por su cuenta sus manos se movieron por la ancha espalda ajena, recorriéndola de todas las formas que podían abarcar sus manos. Pronto sintió como los labios de Axel abandonaban los suyos bajando ahora por su cuello, mordiendo y succionando el mismo separándose unos segundos después. –Voy a hacerte gritar mi nombre Roxas- dijo comenzando a levantar la playera del chico, quedando sentado sobre su cadera, sin poner todo su peso sobre ese cuerpo, -voy a dejarte tantas marcas que no tendrás como ocultarlas y espero que, cada que veas una de ellas y sientas tu garganta cerrada por tanto grito, recuerdes que estás conmigo y que Riku no habría podido hacerte sentir lo que yo voy a lograr contigo.

Levantó los brazos dejando que la prenda saliera, sintiendo como un escalofrío se apoderaba de su piel, en parte por la notoria posesividad que Axel tenía con él como por la ventana abierta. Repentinas corrientes de aire que se atrevían a entrar en ese momento. Desvió su mirada un segundo a la ventana, sólo para cerciorarse de que en verdad se encontraba apagada para volver a fijarse en Axel, quien en ese momento se estaba quitando la playera que llevaba, no pudo evitar relamerse los labios, esa escena, así, siendo en teoría “dominado” por Axel, teniéndolo encima de él, desnudándose por su cuenta pocas veces la tenía, normalmente era al contrario, porque al parecer al mayor le gustaba verle a él desvestirse de manera lenta y también que le desvistiera, aunque ahora comprendía porqué le gustaba tanto.

Una vez se hubo desprendido de su ropa se inclinó de nuevo centrándose ahora en la clavícula del chico, mordiendo también, él cumplía lo que decía y era verdad que marcaría a Roxas tanto, que no podía ocultar tantas marcas, mordió con fuerza en algunos sitios, en otros sólo beso y succiono un poco, principalmente en los hombros, pero en cuanto se centró en los pezones del chico, tuvo que decir que perdió el tacto con ellos, primero el derecho, lamió con sutileza, tratando de estimularlo sólo con eso, poniendo después apenas presión con los dientes, justo en la tetilla, jalando un poco, no lo suficiente como para que se quejara. Mordiendo al final, abarcándolo todo y dejando las marcas de sus dientes alrededor, succionando, queriendo dejarlo por completo hinchados, rojos, sensibles. Los gemidos de Roxas habían comenzado a inundar la habitación, por ratos eran demasiado excitantes, por otros eran de dolor, pero de una u otra forma le gustaba escucharlo, repitió la acción con el pezón izquierdo, exactamente de la misma forma que hizo con el anterior, cuidando de marcar también bien sus dientes en la zona.

-A-Axel- comenzó a decir, porque sabía que eso era lo que el pelirrojo quería, que dijese su nombre que le remarcase que sabía que estaba con él, con él y con nadie más. Llevó sus manos a los mechones pelirrojos, sintiendo como algunos quedaban más enredados en sus dedos que otros.

Al sentir las manos ajenas en su cabeza se dirigió de nuevo  a los labios de Roxas, besándolo de forma demandante, mordiéndole el labio inferior, jalándolo con fuerza. Para volver a entregarse al beso, bajando por el cuerpo ajeno, llevando sus manos a la entrepierna del rubio. Desabrochando el pantalón para poder lograr un mejor contacto. Sonrió para sí, al ver que el menor se arqueaba. Era verdad que adoraba ver a Roxas sobre de él, así tenía una mejor visión de su cuerpo pero al tenerlo debajo suyo le daba un aire sumiso, un que le gustaba a decir verdad. Siguió con la atención en el rubio, dejando esos por ratos en la mejilla, la clavícula, mordiéndole el lóbulo de la oreja. Sintiendo que la erección se hacía más y más notoria. –Roxas…- dijo en un susurro al sentir unas manos traviesas en su miembro.

Él no quería quedarse atrás, también empezó a desabrochar el pantalón del pelirrojo, siendo más directo y tocando desde un inicio toda la extensión de pene ajeno. Ambos estaban perdidos en su mundo, uno de completa satisfacción, la ropa quedó de lado, al menos la que todavía llevaban, quedando ambos desnudos, Roxas girando de forma lenta a la petición muda que el otro le hacía, acomodándose, quedando en cuatro, sintiendo un dedo del mayor entrar, sin líquido, sin lubricar, sólo una entrada brusca que le hizo quejarse, echar la cabeza hacía atrás para bajarla de forma casi inmediata, llegando a inclinarse. Había dolor, no lo negaba –ahh…- y tampoco lo ocultaba, pero lo soportaba porque sabía que era  la forma del mayor de vengarse de lo que apenas se había enterado –Ahh… Axel… duele…- se quejó un poco más alto al sentir que un segundo dedo quería entrar.

-Shhh… sé que puedes soportarlo.

Él también sabía que podía soportarlo pero no quitaba que doliera. Arqueó de nuevo la espalda al sentir que el segundo intruso entraba más y más, soltando un gemido mayor el cual se hubiese guardado si no estuviesen solos…

 

El problema era que no estaban solos.

 

Justo después de eso; la puerta de la habitación se abrió dejando paso a un enfadado Ventus. -¡¿Qué le haces a Roxas?!

La situación se había dado por ellos llegar antes, y lo sabía, y por los otros dos de no poner seguro a la puerta, porque ahora estaba de pie en la entrada de los otros dos, siendo testigo del rubor de Roxas en la cara, de Axel sacando los dedos de dentro del rubio, de cómo se alejaba, trataba de cubrirse para finalmente cerrar la puerta en sus caras, poniendo seguro esta vez. Y no supo que hacer, si reír o llorar. Por decirlo de alguna forma. Sólo sabía un par de cosas, una que era más que seguro que Ventus ya no estaba sólo enojado con él, también con Axel y a lo mejor con Roxas, aunque eso último estaba en duda. Y dos, ahora sabía porque Roxas gemía tanto en las noches y no, sabía que Ventus no tenía que envidiarle nada. Cuestión de orgullos. 

Finalmente decidió acercarse a Ven que estaba con los brazos cruzados y haciendo un puchero, algo lindo sí, de no ser por lo que significaba. –Anda Ven, vayamos a ver si tenemos algo dulce en el refrigerador.

-No, no quiero.- dijo dándose la vuelta para ir a la que supuso era su habitación. –Axel le estaba haciendo daño a Roxas y él no hizo nada. Y luego me regaña porque yo no me defiendo.

-Ven… Roxas está… ¿cómo decirlo?, está bien con Axel así.

-¡Pero nos cerraron la puerta!

-Eso es porque, bueno, porque ellos querían algo de privacidad, ya sabes, estar un tiempo a solas.

-Pero yo no quiero.

-Venga Ven, no te enojes por eso.

-… voy a reclamarle a Roxas cuando salga- comentó para entrar a la habitación que compartía con Van y recostarse en la cama.

Vanitas fue consciente de dos cosas más justo en ese momento:

 

Uno: Tener niños pequeños en casa significaba abstinencia, no sólo para él sino también para los otros dos.

 

Y dos: los niños pequeños también tienen su orgullo. 

Notas finales:

En realidad no tengo idea de cuando volveré a subir capítulo de este fic, espero sea pronto, no me comprometo a subirlo el viernes, además de que ya voy a comenzar a trabajar y eso va a quitarme mucho tiempo libre. Pero nos estamos leyendo. 

 

Drakarfox


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