Lección V
Los niños pequeños son rencorosos
Cuando entró a la habitación fue directo a la cama, sufriendo un poco para poder subirse, pero al menos ya estaba a punto de lograrlo o al menos eso pensaba hasta que sintió unas manos alrededor de su cintura, se giró viendo a Vanitas, sintiendo como lo dejaba en la cama.
-¿Estás muy enojado con tu hermano?- preguntó una vez le dejó sentado, viendo como el infante se cruzaba de razos, ladeando el rostro, ladeando el rostro, haciendo un mohín, -Ven…- llamó en ese tono que usaba con su novio cuando no quería contarle algo.
-Estoy enojado- dijo sin dignarse a ver al mayor, no quería ver a nadie.
- ¿Y por qué?
-…. Porque Roxas…
Se quedó esperando un momento a que el menor siguiera, aunque no escuchó nada más, -Ven- llamó tomándole de la mejilla, haciendo que girara el rostro, dándole un beso en la misma, -Roxas ahora es más cercano a Axel, pero, en realidad, tú eres más cercano a mí… desde hace un buen tiempo.
-Pero… apenas te conocí… y… si Roxas pasa más tiempo con Axel entonces….
-¿Crees que ya no va a jugar contigo?- preguntó jalando al menor, sentándolo en sus piernas, - ¿sabes? Roxas siempre va a ser tu hermano y tal vez tenga otros amigos, pero siempre va a prestarte atención, -y eso era algo que él había visto, había ocasiones en que los gemelos simplemente se iban, ¿a dónde?, no tenía ni idea, sólo sabía que se iban, regresando muchas horas después, sin idea de que habían hecho, que habían comprado o con quien habían salido, pero eso era la “salida” de hermanos, sólo ellos se enteraban y de nadie más.
-… Ya no me agrada tanto Axel- dijo de forma definitiva, porque así era un niño, alguien podía caerte bien, pero si de la nada hacía algo que no te gustara mucho, simplemente ya no te agradaba. Era la ley universal de los niños.
Soltó una risa a escucharlo, -si, pude imaginármelo, a veces a mí tampoco me cae bien, pero dale oportunidad, suele ser un buen chico. -Comentó dándole algo de atención en la cabeza, -¿Qué te parece si buscamos algo de comer en la cocina, podemos ver algunas películas y creo que tenemos algunas papas fritas, chicharrones, chocolates tal vez, incluso creo que algunos dulces.
Escuchar lo último fue lo que ocasionó que se girará a verlo, emocionado, -¿veremos muchas películas?- a él le gustaban las películas, las caricaturas, todo lo que tuviese que ver con la televisión, un dato que a Vanitas simplemente se le había pasado.
-Todas las que quieras, ¿te gustan mucho las películas?
Asintió bastante animado, -me encantan las películas, a Roxas casi no le gustan, pero a mí si, aunque mis papás dices que vemos mucho la televisión.
-Bueno, tus papás no están, nosotros los estamos cuidando hasta que ellos regresen así que aprovechemos y vayamos a ver todas las películas que quieras, ¿te parece?
-¡Si, si!- dijo bajándose a como pudo de las piernas del mayor, tomándole de la mano, jalándolo para poder sacarlo a la sala, -vamos, vamos, quiero muchos dulces.
-Vamos a comer muchos dulces, -dijo soltando una risa baja, dejando que le menor lo guiara a donde quería, llegando a la sala, no sin antes escuchar de nuevo algunos sonidos de la habitación de los otros dos, pero iba a dejarlos, al menos para que terminaran con ese asunto, ya después podía privarlos de los demás encuentros que pudiesen llegar a tener. -Bueno, entonces ¿qué te parece si buscas alguna película que te agrade?- dijo abriendo un cajón del mueble de la televisión, dejando ver muchas películas, la mayoría eran de Roxas y Axel, - mientras iré por los dulces y toda la chatarra que tengamos, creo que hay incluso algo de refresco, ¿quieres también un poco?- preguntó desordenándole un poco el cabello al menor.
-Si, si quiero… voy a buscar alguna película- dijo dándole una hermosa sonrisa al mayor para dedicarse a lo que él le tocaba, comenzando a sacar cajas y cajas, una tras otra de las películas que tenían, buscando alguna que le llamara la atención, pero no lograba dar con nada, todas o tenían nombres muy complicados para su gusto o no tenían demasiados dibujos. Se levantó, puesto que se había quedado sentado en el piso para poder buscar de forma más cómoda, tomando camino a la cocina, -Vaaan- se quejó acercándose al otro, abrazándose de su pierna cuando lo tuvo al alcance, -no hay ninguna que me guste- exclamó con voz baja, en una especie de puchero, -sus películas no me gustan.
No se giró al escuchar al menor, sólo le escuchó, sintiendo después ese peso en su ierna, mismo que le hizo trastabillar un momento, -¿seguro?, recuerdo que ahí había alguna de tus favoritas- comentó tomando las bolsas de papas y la botella de refresco.
-No, todas tienen nombres muy complicados o aburridos, no me gustan.
-… Bueno, te diré que haremos- dijo bajando una de las bolsas -ayúdame a llevar esto y podré ayudarte a buscar alguna película que te guste, ¿de acuerdo?
-…. Bueno- contestó tomando la bolsa que estaba abajo para volver a la sala con ella. -Mira- dijo cuando vio que el otro llegaba, enseñándole, primero, todo el desastre que había hecho con las películas, pero para él era obvio que eso iba a pasar, después de todo, no había nada entretenido.
Ni sobra que decir que al ver el desastre que había quedado le había sorprendido, ni siquiera recordaba que hubiesen demasiadas películas, -haber- dijo dejando las cosas en la mesa de centro, sentándose en el piso, viendo todas las que habían, -tiene que haber alguna que te guste o te llame a atención.
-No- dijo negando también con la cabeza, sentándose a un lado del otro, -no hay ninguna.
-No, recuerdo que había una que era tu favorita- comentó buscándola, lo recordaba, recodaba como Ven había dicho que esa era su película favorita de niño y por eso la había comprado sin dudarlo, recordaba que le encantaba, pero no recordaba el nombre. -¿cuál es tu película favorita Ven?
-Robots, me gusta mucho, es bastante divertida, pero no la tienes.
-No, estoy seguro que la tenemos- dijo abriendo otro cajón empezando a buscar alguna que se hubiese perdido.
-¡Esa!- dijo señalando de pronto la que el otro se encontraba por sacar, -es esa, esa es mi favorita.
Se sobresaltó un poco al escuchar el grito del menor, pero sonrió cuando vio que ahí estaba la película, ya decía él que la habían comprado. -Entonces pongamos esta… pero, Ven, hay que recoger todo esto.
-Pero si está arreglado.
-No lo creo.
-Que esta arreglado, no sé que quieres que recoja, mejor vamos a verla, anda- dijo poniéndose de pie, colgándose en la espalda del otro, -anda Van, quiero verla.
Se quedó callado un momento, suspirando -de acuerdo, vamos a verla- ya después se encargaría de eso.
-Y… ¿qué vamos a hacer ahora?- preguntó al momento que quedó encima del menor, -tu hermano ha de estar molesto.
-Mi hermano está molesto… tendremos que limitarnos a hacerlo sólo en las noches.
-Pero si mal no recuerdo, dijiste que Ven se despertaba mucho.
-Si, algo así, pero si no queremos que nos descubra de nuevo…. Demonios, eso ha sido lo más vergonzoso que me ha pasado aquí.
-Y mira que tenemos historial en esta casa.
-¡Ya lo sé!, no tienes que recordármelo… pero voy a tener que hablar con Ven, al menos para que no este del todo enojado conmigo.- dijo acariciando una de las manos del mayor, sintiendo como este las movía para entrelazar sus dedos, -porque de seguro a ti te odia.
-Me he ganado el odio de tu hermanito menor, sólo hizo falta que me viera preparando a su hermano para poder penetrarte.
-¡Deja de bromear!- al menos no amenazó con decirle a Cloud.
-En realidad, desde la primera charla con Cloud, puedo asegurarte que ya no le tengo tanto miedo.
-Pero todavía existe ese miedo, ¿no es así?
-…. Un poco.
Soltó una risa al escucharlo, -si, un poco.- No iba a poder olvidar nunca esa vez, cuando Axel al parecer estaba demasiado animado a hablar con su hermano mayor, quien por cierto sobra decir que lo odiaba, porque si, lo odiaba. Lo odio cuando el pelirrojo llegó a casa con Vanitas, sólo para pasar el rato, todavía eran amigos, desde ahí no le cayó bien, a él le parecía que por el simple hecho de ser amigo de Vanitas era motivo suficiente para odiarlo, porque, en sus palabras “no puedes esperar nada bueno de gente que se junta con alguna sabandija como Vanitas”, nada tenía que ver el dinero que le debía o el problema en que lo había metido en casa, con Ventus, con sus padres, no nada de eso, o al menos de eso era de lo que se quería convencer el otro, o al menos a sus hermanos, porque no, no era fácil. -Pero al menos ya te tolera más.
-Tiene que, después de todo ahora soy el que se acuesta con su hermano.
-Si le llegas a decir algo así, puedes darte por muerto.
-Lo sé. Por eso sólo te lo digo a ti, pero bueno, regresando al tema inicial, ahora tengo el odio de tus dos hermanos.
-Ven es un niño ahora… es raro decir eso, -pero un niño que aprende a perdonar rápido, aunque claro no prometo que sea muy pronto, sólo tendrás que esmerarte.
-¿Y exactamente cómo?
-Con algún dulce tal vez, un juguete, una salida al parque, no sé, con algo como eso. Es un niño, algo se te ocurrirá.
-Si, seguramente… entonces, salgamos por algo de comer, ¿te parece?, ya he saciado mi hambre de Roxas, pero quiero comer algo más.
-… Eres un tonto. ¿lo sabías?
-A veces.
En ese momento los dos pensaban que habría sido mejor el haberse quedado en la habitación, esperando a que los otros dos se fueran a un sitio, a cualquier sitio, porque de haber esperado, de haberse negado a salir tal vez se habrían ahorrado todo eso. -… ¿qué pasó aquí?
-No, no es lo que parece, tengo una explicación a todo esto- dijo Vanitas, viendo a los otros dos, y es que sabía que estaba metido en un gran problema, podía explicar el porque las películas se encontraba regadas, claro que podía explicarlo, también podía explicar porque era que habían algunas papas hasta donde ellos dos estaban, o porque los cojines del sillón se encontraban por todos lados, incluso uno había ido a parar a la cocina, o porque había una sábana en la sala, ¿cómo demonios había llegado ahí?, bueno, tal vez no podía explicar eso, ni la soda que en ese momento estaba cayendo del techo, ni el chocolate que de alguna forma estaba estampado en la pared o el sillón que ahora estaba con el respaldo en el piso, enserio ¿cuándo pensó que eso era una buena idea?, no lo sabía. Pero es que se la habían estado pasando tan bien, extremadamente bien.
-Pues adelante, esperamos una explicación.
-Tal vez… no sabía decir pero… creo que le di mucha azúcar a Ven.
-¡Mentira!- dijo lanzando una lata de refresco, misma que si seguía el mismo camino que la anterior, iba a acabar contra el piso, explotando por lo agitada que iba.
-… entonces ¿todo esto fue por la cantidad de azúcar que le diste a un pequeño?- preguntó sin poder creérselo y sabía que seguramente Axel tampoco se lo iba a creer.
-Es que… bueno, estábamos viendo una película, pero entonces Ven empezó a comer más y más dulces y luego tomo refresco y de ahí comió chocolate, no sabía que le iba a hacer tanto daño.
-Si sabes que nunca se le da tanta azúcar a un niño ¿verdad?- preguntó Roxas comenzando a buscar a Ven, al menos donde había visto que salía la lata.
-Bueno, si, si lo sabía, pero no esperaba que le hiciera tanto daño.
-Pero ¿cómo comenzó esto?- preguntó Axel viendo a Roxas que trataba de buscar a su hermano.
-No vas a atraparme Roxas- dijo Ven saliendo de donde estaba escondido, al menos él había acomodando la sala a modo de que él podía esconderse con facilidad, después de todo era su pista de obstáculos. Se escondió debajo de la sábana, yendo detrás del sillón, sabía que estaba escapando bien de Roxas, no iba a poder atraparlo, claro que no contó con el apoyo de cierto mastodonte pelirrojo.
-Alto ahí enano, - dijo tomándolo de los hombros, levantándolo, sintiendo que empezaba a patalear, buscando que lo soltara, quería bajarse, quería seguir corriendo, podía suponerlo, -Ven, calma.
-No, bájame, tú gigante rojo, bájame, bájame- pedía retorciéndose.
-Ven, necesitó que te calmes- dijo acercándose a los otros dos, haciendo a un lado a Vanitas. -Calma, deja de moverte de esa forma.
-No, no, déjame, Van, Van, dile que me suelte- decía estirando los brazos hacía el pelinegro, no quería estar con Axel, no quería estar con Roxas, quería estar con Van, él era divertido, le agradaba, le gustaba, quería seguir jugando con él. -¡Van!- medio gritó, sintiendo que algunas lágrimas salían de sus ojos.
Eso fue más que suficiente para el otro, no podía soportar eso, no le gustaba ver a su novio, mucho menos en su versión mini, llorar. -Ya Axel, haber, deja- dijo acercándose a él, tomando al niño en sus brazos, abrazándolo, -Ya Ven…
-No quiero que me cargue- dijo escondiendo el rostro en el pecho el otro, -quiero estar contigo.
No supo en realidad cuanto estuvo así con el menor, en realidad sólo se la pasó tranquilizándolo unos minutos, tal vez, la cuestión fue que comenzó a sentirse pegajoso, -oye Ven,- dijo notando que Roxas y Axel seguían observándolo por ratos y el desastre que había, sin saber por donde comenzar, -Vamos a darte un baño y, seguramente has de estar cansado, ¿no?- dijo separando un poco al menor, quien asintió, -entonces vamos, mientras dejamos que Roxas y Axel recojan todo esto, ¿te parece?
Asintió de nuevo, escuchando las quejas de los otros dos, pero si dignarse a verlos, estaba enojado, muy enojado con ellos. -Vamos.
Con eso Vanitas había aprendido otras cosas:
Uno: Axel y Roxas iba a desquitarse de lo lindo con él.
Dos: Nunca volvería a darle tanta azúcar a un niño.
Y tres: Los niños eran muy, muy rencorosos.