Ya era de mañana, los rayos del sol despertaron a cierto demonio, el cual bostezo y sonrió al ver que su amado se había acurrucado en su pecho escondiéndose del sol.
Con una de sus manos empezó a acariciar el cabello suavemente hasta que los hermosos ojos avellana se mostraron.
—buenos días Kyoya.
—buenos días.
Se dieron un suave besito, mientras seguían con el beso Hibari metió la mano debajo de la camisa que lleve a Tsuna, era la única prenda que llevaba puesta.
—K....Kyoya...
Suspiro pero después el fue el que comenzó el beso y se sentó en las caderas de Hibari moviendose encima de los pelvis.
—mi pequeño conejo amaneció muy activo.
—es por que mi amado el me calentó.
Le dijo Tsuna en el oído a Hibari logrando una sonrisa ladeada y el mayor aprovechó para penetrar de una sola estocada a Tsunayoshi.
—ahhh!!! Rayos!!! Siempre traen grande....
— y tu tan estrecho.
Se quedaron quietos para luego moverse rápido ya que debían terminar pronto si no querían que la mujer de la casa los viera de esa forma. Llegaron al clímax, uno en los pechos de los dos y el otro en el interior del menor.
Después de un rato Hibari se había levantado, se vistió y bajo topandose con la madre de su novio.
—buenos días Kyo—kun.
—buenos días.
Hibari agarró su desayuno y el de Tsuna. Subió a la habitación, colocó la a bandeja en la mesita y empezó a darle besos en el rostro al menor haciendo que se despertará.
—Kyoya.
—traje el desayuno.
Le ayudó a sentarse y colocó la bandeja en las piernas del otro.
Comieron tranquilamente hasta que Tsuna dejó de comer.
—¿Suede algo?
—me dio asco, no quiero más
Alejo la comida de el y se acostó de nuevo en la cama.
—te traeré un té
Hibari salió y le dijo a Nana lo que pasaba, la intuición de la mujer le decía algo que quería pero se quedo callada y preparo el té.
Los dos subieron a la habitación de Tsuna, le dieron a tomar el brebaje y se quedaron un rato más hasta que el azabache debía irse a hacer sus rondas.
Nana aprovechó y salió como bala a la farmacia más cercana, compró tres cajitas y se devolvió a su casa.
—Tsu—kun ten, hazlas por favor.
El menor tomó las cajitas.
—HIeeeeee!!! ¡¡MAMA SON PRUEBAS DE EMBARAZO!!!
—si! Lo se y por eso quiero que las hagas.
—mamá soy un chico no chica.
—Doncel.
—¿Que?
—eres un bello, hermoso, angelical Doncel
Respondió con todo el amor del.mundo mientras salían flores detrás de ella.
—¡¿ Y hasta ahorita me lo dices?!
—se me olvidó.
—mamá.....Kyoya y yo nunca usamos protección.
—ara entonces si estás embarazado.
Tsuna agarró las pruebas y se encerró en el baño para hacerlas.
Se sentía ansioso, con miedo, así que dejó que su madre viera los resultados y luego le dijera si era positivo o no.
La mujer sonrió al ver las tres pruebas con rayitas azules.
—¡ Kyaaaaa! Tsu—kun estas en cinta....¿Qué pasa cariño?
El rostro de Tsuna estaba lleno de lágrimas.
—le destrui la vida a Kyoya.
—¿No lo quieres?
—lo quiero! Es mi hijo y del hombre que amo....pero mamá...solo tengo catorce años y Kyoya dieciséis, le voy a arruinar su vida.
—cariño....Se que apenas kyo—kun se de la cuenta será muy feliz.
—¿Me daré cuenta de que?
Ambos castaños voltearon la mirada hacia la puerta donde se escucho esa voz.
—Kyoya.....
—¿Por que estas llorando Tsunayoshi? Y ¿De que me tengo que enterar?
Se hizo un silencio sepulcral hasta que la mujer grito.
—¡¡¡TSU—KUN!!!
El pequeño se había desmayado por la tensión que tenía, Hibari lo había agarrado antes de que chocara en el suelo.