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Renacer: Porque vivirlo contigo vale la pena (Kaisoo) por Ranamai

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Notas del fanfic:

Como siempre, Ranamai mimando exgeradamente al Kaisoo,

Esta es una historia que he estado escribiendo desde hace un tiempo, pero me tomó mucho más de lo que esperaba, porque se fue haciendo más y más compleja.

 

Espero que sinceramente la disfruten y sí... prepárense para llorar.

Notas del capitulo:

Este es el primer capítulo de Renacer,

Si tienen cualquier pregunta al respecto, sugerencias, ideas para la historia, etc.... no duden en pedirlo.

 

Abajo les dejaré links de todas mis redes sociales, etc etc etc.... pernsonales y públicas en las que voy a dejar información del fico, sus avances, etc.

 

De antemano agradezco todo el cariño, apoyo, reviews, críticas construcitvas, amenazas de muertes, etc que sé que voy a recibir con esta historia, al igual que todas las anteriores.

 

Les amoro mucho,

 

Ranamai

Capítulo 1

    Es un día de mucho sol. A lo lejos se puede ver la imagen distorsionada del paisaje por culpa del calor. Kyungsoo recoge la fruta mientras tararea una alegre canción. Un gran sombrero de paja tejida cubre su rostro y parte de sus hombros. Su ropa de tonos claros evita que el calor invada su cuerpo, y en realidad se siente bastante fresco.




    Kyungsoo es realmente feliz. Nació y creció en la gran ciudad ubicada a más o menos cuatro horas del pueblito donde ahora vive. Sus padres se pasaban la mayor parte del tiempo trabajando, viajando y teniendo reuniones sociales, dejándolo a cargo de una señora vieja y agria que lo dejaba a su suerte, prácticamente al cuidado de la televisión.
    El pequeño niño de los Do veía el canal de cocina, los ensayos de la música del programa de ópera, National Geographic y cosas educativas en general. También era un estudiante dedicado, increíblemente educado y sensible.
    En las reuniones escolares, desde los primeros grados, los profesores elogiaban al muchachito y a sus padres por su increíble dedicación y educación. Los padres premiaban a la niñera por su excelente trabajo, ya que estaban convencidos de que todo se debía a ella. Do Kyungsoo sabía que la mujer no merecía tratos especiales, porque no le brindaba ni la atención ni el cariño suficiente, pero no le importó que se llevara el crédito, mientras le dejara seguir llevando su vida como hasta ahora.

    Kyungsoo pudo dejar que su cerebro se secara, comprar todo tipo de videojuegos y comida chatarra, perder su tiempo y hacer lo que quisiera porque no tenía supervisión. Pero definitivamente su personalidad no le permitía sentirse como un desperdicio en esta sociedad. Su mente era una esponja que buscaba más información y conocimiento.

*   *   *

    Kyungsoo recuerda ese miércoles con mucho detalle. La usualmente lenta, tranquila y perezosa niñera agarró todo lo que pudo y lo jaloneó durante un par de horas de un lado a otro sin dar ningún tipo de explicación, haciéndolo callar l menor de sus intentos de saber que ocurría y se le notaba totalmente desesperada.
Entre la información que pudo escuchar y comprender estaba el que algo les había ocurrido a sus padres. Los policías no dieron mucha información, pero los paramédicos se llevaron a la niñera y lo dejaron sólo en la estación. Kyungsoo tenía frío, hambre y miedo, pero no hizo ningún escándalo o berrinche hasta que su encargada regresó. Kyungsoo tenía apenas nueve años.

    El día del entierro los murmullos inundaron el lugar. La muerte de sus padres había sido todo un escándalo en más de un círculo social y varias versiones de lo sucedidos eran un secreto a voces. Kyungsoo no se enteró de la verdadera historia sino hasta muchos años después.
    Sus padres se movían en círculos importantes. Empezaron como simple empleados y trabajaron juntos hasta que consiguieron mucho prestigio y dinero. No estaban en los puestos más altos, o eran los más ricos, pero estaban en camino de serlo. Siempre habían tenido una buena relación entre ellos, e incluso podría decirse que a veces les importaba más su vínculo que el que tenían con su hijo.
Pero el éxito y las nuevas amistades lograron tentar al señor Do, que terminó teniendo muchas aventuras con muchas mujeres y eso deterioró su relación cuestión de muy poco tiempo.

    Con una botella y media de vino encima, la señora Do fue en busca de su marido en un hotel de mucho prestigio en el centro de la ciudad. Su caminar era de una persona afectada por el alcohol, pero era una cliente frecuente y le dejaron pasar, no sin antes hacerle unas cuántas preguntas incómodas, pero no fue revisada.
Ya fuera de la vista de el personal del hotel y con un revolver en mano, amenazó a los amantes. En un arranque de furia por la intrusión y por ser descubierto, el señor Do apartó a su amante de sus brazos, le gritó a su esposa que se fuera y de un tirón le arrebató el arma de la atacante. Colérico como estaba, tuvieron una pelea que llamó la atención de más de una persona en el hotel y cegado por el enojo disparó contra su mujer. Tan pronto como se escuchó el disparo, la gente empezó a alborotarse en varios pisos. Otro disparo se escuchó y seguridad llegó demasiado tarde: el matrimonio yacía en el suelo sin vida mientras la amante gritaba desesperada al ser testigo del fatal encuentro.

*   *   *

    Kyungsoo pasó una semana en casa de sus abuelos paternos. El niño no estuvo precisamente incómodo, ya que eran gente muy parecida en costumbres y actitudes a sus padres, pero pasado ese tiempo los adultos mayores no quisieron hacerse cargo del niño. Los abuelos de su madre, por su parte, lo acababan de conocer porque su hija jamás lo llevó al pueblito donde residían, y encantados con los modales y la inteligencia del niño, se lo llevaron con mucho gusto después de un proceso legal acelerado gracias a los contactos de sus consuegros.  

    Fue una época de tristeza y desesperación para el huérfano. Su vida había cambiado repentinamente y ahora todo era nuevo y desconocido, pero las cosas empezarían a mejorar. El primer día Kyungsoo estaba asustado, pero con el paso del tiempo se dio cuenta de que era la primera vez que se sentía en un hogar. La casa era una hacienda grande y cómoda. Su decoración era rústica y tenía un delicioso aroma a campo y antigüedad. Todo lo que estaba dentro de ella o a sus alrededores parecía tener detrás una interesante historia. Su abuela tenía arrugas marcadas en los ojos y alrededor de los labios por una constante sonrisa, era corpulenta y muy amorosa. Su abuelo se mantenía delgado por el constante trabajo en el campo, su piel tostada por el sol, era  muy fuerte y alto. Kyungsoo soñaba ser tan alto como su abuelo, pero los genes no jugaron a su favor. De todas formas, el viejo le dijo que no ser muy alto tenía sus ventajas, como la agilidad que adquirió para subirse a los árboles y tomar los frutos maduros de las partes más altas.

    Kyungsoo aprendió a hacer muchas cosas y puso en práctica otras que solamente había visto en televisión o leído en revistas durante su solitaria primera infancia. Su abuela siempre le hacía cariños y su abuelo elogiaba sus variados talentos. Por primera vez, Kyungsoo sentía que todo el crédito se lo llevaba él y el orgullo de los abuelos lo llenaba de gozo. En la escuela del pueblo y el colegio donde ahora estudiaba se destacó en tantos ámbitos que su abuelo construyó un pequeño estante en la sala donde puso todas las medallas, reconocimientos, placas, fotografías, entre otras cosas que pertenecieran a sus méritos tanto académicos, como deportivos y artísticos.

    Kyungsoo siempre ayudaba con las tareas de la casa. No tenía muchos amigos, pero tenía mucha libertad para salir con el par de compañeros con los que congeniaba de verdad. Sus abuelos confiaban plenamente en él y nunca le negaban nada que pidiera, porque en realidad era muy poco.  

    A los diecisiete años, era un adolescente sano, fuerte e inteligente. Todo iba bien y se sentía más vivo que nunca. Una de las niñitas del pueblo le adoraba desde hacía mucho tiempo y estaba considerando en invitarle a salir pronto, porque la chica cumpliría años en una semana y estaba seguro de que eso la haría muy feliz, y para él no estaba nada mal.

    Las noticias sobre la rebelión y la tensión en el país apenas si llegaron al alejado pueblo donde Kyungsoo y sus abuelos vivían. La situación política ya estaba tensa alrededor de dos años y las mejoras no se veían, todo siempre empeoraba en todo sentido: social, político y sobretodo económico. Las marchas y huelgas eran violentas, se podía ver en las noticias y las imágenes que se mostraban en la televisión, especialmente en las calles de las ciudades importantes. Todo se veía angustiante, pero no se reflejaban en la vida cotidiana alejada de las metrópolis, así que por lo menos ahí el miedo no se apoderó de los habitantes.  

*   *   *
    
    Kyungsoo mira con orgullo la canasta llena de los pequeños y anaranjados frutos que ha logrado cosechar. La situación económica de la familia se había visto un tanto afectada por la ausencia de algunas ventas, pero sus abuelos mantenían una positiva visión insistiendo en que de hambre no iban a morir.


    -Quería enviarte a la universidad en la capital, pero esa gente de la ciudad no me da buena confianza. Tal vez un lugar más pequeño donde puedas estudiar en paz- comenta el hombre maduro al tiempo que apaga el endemoniado aparato que sólo daba malas noticias.
    -¿En la capital? Abuelo por favor, no tenemos dinero para pagar esa educación. Además, he sido muy feliz desde que he dejado la capital- replica Kyungsoo, negando con cabeza y manos la descabellada idea.
    -¡Claro que tenemos dinero! Tu abuela y tú guardan demasiado para luego gastarlo en cosas innecesarias. Tu cerebro no debería desperdiciarse en recoger frutos para mermelada- declara el hombre mayor señalando en canasto que el joven lleva consigo.- Debes estudiar, así seas tan testarudo como para volver aquí.
    -La ciudad no es para mi- asegura Kyungsoo y su abuelo suelta una carcajada.
    -Eras un niño. Tal vez ahora lo disfrutes más y puedas experimentar mejor las cosas.

    Kyungsoo siguió negando con la cabeza mientras llevaba el canasto y colocaba la fruta en un lugar donde no pudiera dañarse. Pensó durante largo rato mientras hacía sus labores y llegó a una tajante conclusión: No quería vivir en otro lugar que no fuera ahí, con sus abuelos. Podía estudiar por su cuenta y leer cuanto quisiera, tenía muchos libros por ahí y podía pedir o comprar más.

    Sus pensamientos fueron interrumpidos por un movimiento cerca de la puerta. Se dio la vuelta rápidamente, pero no logró divisar nada que llamara su atención. Recordó que las uvas que su abuela había recolectado estaban en la cocina y cambió su camino repentinamente.
    Un pie lograba verse por el agujero de la vieja puerta de la alacena y Kyungsoo tomó lo primero que estuvo a su alcance para defenderse. Frunció su ceño hasta sentirse intimidante y jaló con fuerza la madera y ahí encontró un joven. Estaba sucio, herido y aterrado.

    -¿Quién eres y qué quieres aquí?

Notas finales:

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Estoy lista para ser asesinada.

Les adoro <3

 

Ranamai <3


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