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Injusto, doloroso y eterno amor por Kagami Dennise

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Notas del capitulo:

¡Ya llego el fin de semana! Y con eso un nuevo capítulo, bueno, espero lo disfruten.

¡A leer!

CAPITULO 3

¿Reír o llorar?, Tercera grieta

 



Lleno sus pulmones del frio aire del país en el que había nacido y crecido, estaba ahí de “encubierto” y parecía que el clima era su cómplice, llevaba una gabardina verde militar que escondía su anatomía de la mejor forma, un gorro de lana, unas botas negras y jeans oscuros. Debido al frio no se veía ni extraño ni fuera de lugar, a excepción de los lentes de sol que ocultaban sus ojos dorados.

Al entrar al lugar fue directo a la recepción donde una mujer con cara de pocos amigos estuvo a punto de llamar a seguridad.

-Vengo a ver a Midorima sensei-el acento inglés quedaba un poco marcado en su antes perfecto japonés. La mujer lo miro y tomo una pesada libreta.

-¿Tiene cita?-pregunto sin interés mientras abría la que parecía ser la libreta de citas.

-No, no la tengo-nunca se le ocurrió necesitar cita, pero ahora que lo pensaba le sonaba lógico.

-Entonces haga una-dijo la mujer mientras cerraba la libreta y volvía su vista al ordenador frente a ella.

-No la necesito, soy un viejo amigo de Midorima sensei, llámelo y dígale que estoy aquí… por favor-estaba comenzando a enfadarse, el sentimiento que más presente había estado en los últimos dos meses. La mujer lo miro y con el seño fruncido le respondió.

-Si piensa en amenazar al doctor déjeme decirle que no es fácil, personas peores lo han intentado y han fallado.

-No, no, en verdad soy un viejo amigo-al parecer Kise no era el único molesto. La mujer lo miro fijamente y comenzó a marcar.

-Midorima sensei, aquí hay una persona sin cita que quiere verlo, dice que es un viejo amigo-la mujer se detuvo, escucho claramente y luego su vista se encontró nuevamente en el modelo-¿Cómo se llama?

El chico miro a todos lados, como si su nombre fuera secreto, y en ese momento era así-Kise Ryouta-dijo tan bajo como pudo, la mujer estaba a punto de contestar, pero su voz no salió. Llevo su vista del teléfono al chico frente a ella y al final se quedo en el modelo disfrazado.

-¡¿Kise Ryouta?!-grito, Ryouta miro a todos lados y se llevo un digito a los labios en señal de silencio.

-Shhh, sí, soy yo, pero de momento no quiero que nadie se entere-su vista no dejaba de viajar por todo el lugar, parecía que nadie había escuchado su nombre, o tal vez a nadie le importaba.

-Midorima sensei llevare a su amigo a su despacho en seguida-y sin esperar respuesta colgó, le indico a un chico que se hiciera cargo de la recepción y escolto personalmente al modelo. Durante todo el camino no dejo de alagarlo por su trabajo, y todo lo relacionado con su carrera, Kise escucho con atención, le parecía tierno que alguien lo hubiera seguido con tanto fervor, le alagaba.

Al llegar la mujer no toco y solo entro dejando pasar al modelo, este entro y encontró a su amigo con la vista fija en su escritorio, ignorándolo. Cuando estuvo en el centro de la habitación la mujer hizo una reverencia y salió, dejándolos solos. El doctor seguía concentrado en sus papeles, sin prestarle atención, el rubio camino y se sentó frente a su viejo compañero de equipo.

-¿Qué sucede?-pregunto el peli verde aun sin mirarlo, ante la pregunta el de ojos dorados se incomodo, sabía que tenía que decirle de la situación, pero hablar de eso le incomodaba un poco. Respiro profundamente y comenzó.

-Bueno, veras… yo he subido un poco de peso en estos meses, sé que debes pensar que es un poco banal mencionarlo pero quiero que escuches esto, no he subido ni un solo kilo desde la preparatoria, hago ejercicio todos los días, un régimen de entrenamiento un poco estricto para no perder mi figura-el doctor seguía sin mirarlo-pero no puedo bajar estos kilos, también últimamente me he mareado mucho, me canso con demasiada facilidad y hay veces que comienzo a llorar sin razón, llorar de verdad… he comenzado a comer más, a veces puedo detenerme a mí mismo, y durante la noche vomito todo lo que ingerí durante el día-los ojos verdes se colocaron en el rubio, mirándolo detenidamente, no se vía igual que antes, de eso no había ni una duda-Midorima necesito un análisis de sangre para saber si estoy embarazado-su voz sonaba tan seria que no podía tratarse de una broma, de eso seguro, el peli verde lo miro por unos minutos y después se levanto.

-El padre es quien creo que es… ¿cierto?-el rubio no lo miro, solo se encogió en la silla.

-No hay forma de que lo sepas-el silencio invadió la habitación, no había forma de que él lo supiera.

-Aomine-los ojos dorados se abrieron. –“No…. ¡No!”-

-¿Cómo lo sabes?-le pregunto con preocupación, ¿Cómo sabia información tan secreta?

-¿Sabes la razón de que yo te trate como lo hice en secundaria?-el silencio del rubio respondió por él-Porque a pesar de que eras fuerte, inteligente y un buen jugador nunca hiciste que Aomine te respetara, te dejabas pisar y utilizar por él, la verdad nunca lo entendí…Hasta ahora.

-¿Ahora?-repitió con nostalgia-¿Cómo es que ahora lo entiendes?

-Por Takao-respondió con naturalidad, como si la respuesta fuera obvio-si fuera por Takao creo que también me dejaría pisar y utilizar todo lo que quisiera, pero él nunca me haría eso, porque también me ama.

-Y Aomine solo me ve como un juguete-las palabras del doctor solo lo lastimaban, y decir las palabras que acaba de pronunciar solo lograban abrir cicatrices.

-Tal vez.

-Tal vez.

Después de que Midorima sacara un poco de su sangre y la enviara a su laboratorio Ryouta se marcho, Shintaro le indico que volviera dentro de dos días por sus resultados. Kise no le afirmo lo que ya sabía el peli verde, no le respondió sobre el padre de su posible hijo.


El modelo comenzó a caminar por las calles de Tokio, se quería quedar en un hotel, pero no podría usar sus tarjetas de crédito sin dar su ubicación a sus hermanas, no quería que se enteraran de nada, aun no. Así que no le quedaría de otra que ir a su viejo departamento, había recuerdos dentro de ese gran lugar, pero no tenía más opción.

Aun tenía dinero, pero no quería gastarlo, por lo que camino a su departamento. Ya era de noche, pero las calles seguían llenas de personas, la temperatura había bajado un poco y hacia más frio, pero aun asi quería caminar. Tal vez el frio lo relajaría, camino y camino hasta llegar al edificio que antes fue su hogar.

Busco las llaves en su pequeña mochila, el nunca había dejado de cargar con todas las llaves que había obtenido a lo largo de su vida. La llave de la casa de sus padres, las llaves de sus dos departamentos e incluso las de las cerraduras cambiadas.

Entro en el edificio y subió las escaleras hasta el tercer piso, sintiendo que iba a morir en cada escalón desde el primer piso. Al llegar a su departamento y entrar se encontró con el lugar más limpio que cuando él vivía ahí. Dejo su mochila en el sofá rojo de la sala y se dirigió a la ducha. Necesitaba un baño.


Ese día Kise se había ido a dormir tan pronto término su baño, quería descansar. Pero no lo logro, las pesadillas tomaron sus sueños. Y no logro dormir desde las tres de la mañana, porque hasta ese momento no se había preguntado nada sobre qué pasaría si en verdad estaba embarazado. ¿Qué pasaría con su nuevo contrato? ¿Con él? ¿Cómo explicaría que tendría un bebe si ni pareja tenía? ¡Él sería la madre! ¿Y Aomine? ¿Qué pensaría Aomine? ¿Se haría cargo? ¿Y la carrera de él? ¿Y su hijo? ¿Qué pasaría con el pequeño que crecía en su vientre? ¿Cómo lo recibiría el mundo?

Los nervios lo estaban matando, no entendida nada, no lograba dejar de pensar en lo que pasaría. Al final no dejo de abrazarse el vientre.

-Yo te protegeré-dijo cuando los rayos del sol invadieron su habitación. Porque no había podido llegar a otra conclusión, porque tal vez el mundo lo odiara, tal vez Aomine no lo apoyaría y tendría que hacerse cargo solo, pero eso no importaba, porque incluso si tendría que hacerlo solo, protegería al bebe en su vientre, incluso si ese bebe no existía.

Durante todo la mañana no salió del lugar, no tenía nada que comer ahí dentro, pero sentía que si salía algo malo pasaría, y no quería eso. Durante toda la mañana y parte del día no hizo más que mirar la tv, hasta que un canal llamo su atención, el canal de deportes.

En la pantalla se encontraba Daiki, sonriendo mientras repetían su gran jugada en la pantalla tras él, parecía divertirse.

-Mira bebe cchi, ese de ahí es papá, pero no debes decírselo a nadie, ¿de acuerdo? Es un secreto-el modelo miro toda la entrevista que le hicieron al moreno, escucho con atención sus respuestas o anécdotas y no podía evitar sonrojarse cuando miraba a la cámara y sonreía. Cuando la entrevista acabo Kise reparo en un detalle. Aomine estaba hablando en japonés, y el canal era nacional…eso significaba…

-No se pierdan el partido de este fin de semana donde nuestra gran estrella Aomine Daiki nos mostrara más de sus grandes jugadas y movimientos, dentro de…-Kise no logro escuchar lo demás, “fin de semana…pensó con un poco de pánico eso es dentro de tres días incluyendo hoy, entonces Aomine cchi está en Japón, ¿cierto?"-y ahora sabia la razón de que sus instintos no le permitieran salir, Aomine estaba fuera, y él más que nadie conocía su cuerpo, repararía de inmediato en su peso. Y si, no era muy inteligente, pero le pediría una explicación, ¿Qué diría él entonces?

-Tengo que llamar a Midorima-concluyo al final, marco el número de teléfono del peli verde y espero a que contestaran, después de unos largos bips, lo hicieron.

-¿Hola?

-¿Midorima? ¡Dime inmediatamente que paso con mis análisis!-exigió el modelo.

-¿Disculpa? ¿Por qué tienes número privado de mi ESPOSO?-pidió una voz seria al otro lado-¿Quién eres?

-¿Takao?

-¡Mi apellido es Midorima ahora! Responde a mi pregunta.

-Soy Kise, Kise Ryouta.

-¿Ki chan? ¡Hola, cuánto tiempo!-el enojo desapareció de la voz del peli negro, sustituyéndolo por alegría-¿A qué análisis te refieres?

-Nada, solo ¿podrías pasarme a Midorima?

-Yo soy Midorima ahora-dijo con diversión, le encantaba decir eso.

-Bueno, pásame a tu esposo el doctor-el rubio comenzaba a molestarse, tenía prisa.

-No se encuentra ahora, esta en el trabajo y dejo su teléfono, dice que no le gusta llevarlo.

-Maldición-murmuro-Bien, ¿podrías pasarme el número de su trabajo?

-¡No lo tengo!-grito haciendo un puchero-Dice que si me lo da, solo interrumpiré su trabajo, ¿puedes creerlo?

-Sí, sí, lo hago-suspiro, maldito Tsuderima.

-Oye Ki chan, estas en Tokio ahora ¿no?

-Si, lo estoy, ¿Por qué?

-¡¿Quieres venir a mi casa?!-pregunto con emoción, se notaba que hace mucho no salía.

-No lo sé…-no podía salir, no ahora que sabía que Aomine estaba ahí-¿Por qué no vienes tu a mi departamento?

-¿Yo? Bueno no creo que Shin-chan me deje salir, digamos que estoy castigado.

-¿Qué?-el interés de Kise salió a la luz, ¿Midorima castigando a Takao? ¿No sería al revés?

-Sí, muchas cosas han pasado desde que te fuiste, ¿Por qué no vienes a mi casa y hablamos?-el rubio lo pensó por un momento, tal vez no sería tan mala idea, necesitaba distraerse.

-Claro, pero no sé dónde vives

-Ya te paso la dirección-continuaron hablando un poco y en cuento terminaron de hablar Ryouta se cambio y salió. Una vez más hacia un frio capas de congelar el infierno, o eso pensaba el rubio, así que vistió la gabardina del día anterior, un suéter un poco grande de color negro y una playera de su época de estudiante.


Al llegar al lugar indicado por el pelinegro, encontró una casa enorme y elegante. Toco el timbre y segundos después apareció el pelinegro, y entendió porqué su esposo no dejaba que saliera. Kazunari se encontraba en cinta, unos cinco meses como mínimo.

-¡Hola!-lo saludo el pelinegro con entusiasmo, su barriga redonda parecía ser una caja de alegría para el pelinegro. Se veía muy feliz.

-Wow-dijo como respuesta al saludo, se acerco al más bajo con las manos al frente quería tocar su linda y abultada barriga.

-¡Quieto! Primero entremos-le indico mientras daba la vuelta y entraba por el gran portón-y déjame tocar tu vientre también-agrego al entrar, el rubio se asombro un poco, pero supuso que era normal puesto que su esposo era médico.

Al entrar Kazunari lo llevo hasta la sala y se sentó sobre el sofá, el clima dentro del lugar era cálido y acogedor. El lugar perfecto para iniciar una familia.

-Quítate la ropa extra y déjame ver tu situación-le pidió refiriéndose a su embarazo. El rubio obedeció y se quito la gabardina y el suéter, la playera blanca con cuello “V” le quedaba muy apretada, resaltando su pequeña barriga. Al mirarlo los ojos de halcón de Kazunari brillaron.

-¡No sabía que tenias novio! A decir verdad veo tus pasarelas y algunos catálogos donde apareces, pero no sabía nada sobre un novio-la mirada del rubio ensombreció, su cabello oculto sus ojos y comenzó a llorar-¡¿Qué pasa?! ¡¿Pelearon?!-el pelinegro se levanto de inmediato y lo rodeo en abrazo.

El rubio cayó de rodillas y Kazunari no dejo de abrazarlo, cuando termino de llorar, sus ojos estaban hinchados y muy rojos. Kazunari preparo té y le pidió una explicación. Ryouta le dijo todo, desde la secundaria hasta unos mese atrás, lagrimas salían de sus ojos con cada palabra, pero continúo con su relato hasta el final.

-Maldito AHOmine-dijo con rencor y resentimiento.

-No, creo que es mi culpa… si, es mía.

-¡NO! ¡No lo es! Él te uso, se aprovecho de tus sentimientos-las pequeñas manos del peli negro se cerraron con ira.

-Pero yo debí decir que no…

-¡Él no debió decirte desde el principio!

-Pero-

-¡Nada de peros!-le interrumpió, rojo de la ira comenzó a murmurar-¡Pero mañana le daré su merecido!

-¿Mañana? ¿A qué te refieres?

-¿Eh? Bueno mañana el equipo de AHOmine hará una fiesta… en realidad creo que la Generación de los Milagros se enfrentara a su equipo. ¡Yo también participare y lo hare morder el polvo!... ¡Ven también!

-¿Eh?-No, no podía enfrentar al moreno aun-No, yo.

-¡Vamos! Sera divertido, ¿hace cuanto que no juegas?

-Tanto que ya no lo recuerdo…la preparatoria tal vez.

-¡Eso fue hace años!

-Lo sé… -tal vez no sería tan mala idea, jugar una vez más con Aomine antes de que se desatara el caos-Esta bien, iré-los ojos azul platino del pelinegro se iluminaron de alegría.

Toda la tarde continuaron hablando de lo sucedido en todos esos años, las bodas, parejas, hijos y futuros padres, justo antes de que anocheciera el rubio abandono la residencia de los Midorima y se dirigió a un Combini en busca de algo de comer, Kazunari le había invitado el almuerzo pero aun así tenía hambre aun, no le entusiasmaba del todo comer tanto, sin embargo no quería que por algún descuido su hijo se enfermara. De alguna manera ya daba por sentado el embarazo, y ahora sentía las increíbles ganas de tener a ese pequeño en brazos en ese mismo instante.


A la mañana siguiente al levantarse sintió un pequeño miedo, ¿y si no estaba embarazado? No, no, eso no podía ser posible, era lo que se repetía, pero no podía estar tranquilo. Necesitaba los resultados.

Se vistió tan rápido como pudo y tomo un taxi para llegar tan rápido como le era posible, al llegar al hospital la misma mujer de la última vez lo recibió con una sonrisa enorme. Una vez más lo escolto hacia el consultorio privado del doctor, esta vez sin todo el espectáculo del día anterior.

Nada más entrar vio a su amigo sentado con las manos entrelazadas frente a su boca y de inmediato el miedo lo asalto, entro silenciosamente y se senté frente al peli verde, este saco un sobre blanco de una de los cajones del escritorio y se lo entrego al modelo.

Kise lo abrió cuidadosamente, sin perturbar el silencio, como si los sonidos no existieran en ese cuarto. Al sacar los papeles del interior del sobre comenzó a leerlos. Ignoro las partes que no entendía hasta llegar a la parte que le importaba.

Las lagrimas cristalizaron sus ojos y recorrieron sus mejillas de forma lenta, el rubio no sabía si reír o llorar de forma amarga, ¿Qué se supone que la gente hacía en esos casos? El doctor esperaba pacientemente a que su amigo hablara pero este parecía completamente ajeno a todo, así que le quito los documentos y al terminar de leerlos miro a Ryouta y sonrió.

-Felicidades-y es que parecía que eso era todo lo que podía decir, pero tampoco sabía del todo si estaba bien felicitarlo, después de todo la situación era un poco delicada.

-Gracias-le respondió mientras se secaba las lágrimas, sus mejillas estaban bastante rojas y su piel estaba más pálida que nunca.

No sabía qué hacer. Y valla ¿Qué se suponía que tenía que hacer? ¿Decirle a Aomine? Bueno, se enteraría tarde o temprano ¿Debía llamar a sus hermanas? ¡Por supuesto! ¿Y el contrato? Cierto, ¿Qué pasaría con su contrato? Y por el amor a todos los dioses ¿Por qué se sentía tan feliz?

-¡Oí Kise!-la voz ruidosa del peli verde lo hizo reaccionar-escúchame, lo primero es que vallas con un pediatra, y con los mejores especialistas, tengo algunos colegas que te podrán ayudar-tomo su pluma y comenzó a escribir en las hojas de resultados-El embarazo en los hombres es un tema delicado, no es muy común y debe ser tratado con todo el cuidado posible-coloco los papeles de nuevo en el sobre y se lo entrego, aun sonreía-Sobre Aomine… Bueno, debes decírselo, es el padre de tu hijo también.

Era cierto Aomine tenía responsabilidades con él y su futuro hijo o hija, debía decirle. Pero ¿Cómo? El teléfono de Midorima comenzó a vibrar sobre la mesa y al contestarlo la estridente voz de Kazunari se escucho en toda la habitación.

-¡Shin chan!-el rubio sonrió sin poder evitarlo, mientras las venas del peli verde resaltaban en su rostro.

-¿Qué sucede Takao?-pregunto un poco fastidiado.

-¡¿Sigue Ki chan ahí?!

-sí, ¡pero de momento cállate que me dejaras sordo!-claro amaba a ese ruidoso pelinegro, pero la rutina era la rutina.

-¡Pásamelo ¿Qué esperas?!

-Para ti-su voz parecía molesta, probablemente celoso de que su adorable esposo le llamara para hablar con alguien más.

-Sí, gracias… ¿Hola, Takao cchi?-dijo con cierto temor de ser atacado o perder el oído, lo que sucediera primero.

-¡¿Qué tal? ¿Qué dice?!-si había una palabra que describiera el estado de ánimo de Kazunari sería sin duda, euforia, estaba muy emocionado.

-Yo… estoy en cinta-dijo mirando a su doctor, como recordándole que no podía atacarlo por su hijo.

-¡Lo sabia!- iba a seguir su celebración y su loca lluvia de ideas cuando el peli verde le quito el móvil al rubio.

-Bien, Kazunari ya tienes respuesta ahora vuelve a tu reposo total-

-¡Espera Shin chan! AUN NO-y la llamada termino ahí, el doctor miro a Kise y suspiro.

-¿Es cierto que iras hoy al partido de Aomine?-a pesar de su esfuerzo por ocultar su preocupación no lo lograba del todo, y eso alegraba al rubio. Había personas que se preocupaban por él.

-Sí, quiero distraerme un poco, y ¿Qué mejor que el basket? Además me entere que irán todos, será divertido-al bajar la mirada hacia su estomago miro sus manos en su vientre, no sabía en qué momento las había colocado ahí, pero sentía que nunca podría quitarlas de nuevo.

-Tienes que tener cuidado, podrías hacerle daño al bebe

-Aun es muy pequeño, ¿no? No creo que le pase nada, además tiene que aprender que el baloncesto es el único lazo que nos une a su padre-sus manos acariciaban con delicadeza su apenas visible vientre, era extraño para él comprender que ahí se encontraba un ser que le traería felicidad a su vida.

-Aun si, ten cuidado-el rubio le sonrío y se levanto con intensión de irse.

-Gracias, Midorima cchi, por todo

-No lo digas como si nunca nos volviéramos a ver idiota-le pidió mientras la puerta se cerraba tras el rubio.

Notas finales:

¿Qué tal? Espero les este gustando, coméntenme que piensan ¡y gracias a todos los que lo han hecho hasta ahora! ¡Me encanta leer sus comentarios!

Bien, ¡hasta el próximo fin!

¡Gracias por leer!


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