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Injusto, doloroso y eterno amor por Kagami Dennise

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Notas del capitulo:

Comienza el sufrimiento.No se preocupen

¡Yo también sufro!

Simplemente estúpido, Cuarta grieta

 



Al llegar a casa el modelo se sentó sobre su costoso sofá, mirando su departamento de soltero y antiguamente estudiante, era un lugar un poco pequeño, tenía una habitación de invitados y el living era grande, pero ahora que tendría un hijo tal vez debería pensar en una casa. Miro con cuidado cada pared e imagino cómo se verían con fotos de su hijo adornándolas. La habitación de los invitados pintada con un color pastel y muchos juguetes y peluches, pequeñas risas y pasitos por todo el lugar. Durante su adolescencia le había parecido acogedor, pero en ese momento, después de haber imaginado todo y abrir los ojos le parecía un lugar un poco frio y solitario, lo cual era normal puesto que vivía solo, pero aun así en ese instante, por primera vez en su vida quiso ruido, risas sonoras y pasos rápidos. Quería tener a su hijo en sus brazos en ese momento.

Cerca de las tres de la tarde le llego un mensaje del móvil de Midorima, diciendo que lo recogerían a las cinco para ir al partido, el rubio estaba un poco nervioso pero aun así quería ir, tal vez así podría ver sonreír tanto al moreno que cuando lo mirara con desaprobación, odio, desprecio y todo no fuera tan doloroso, por lo menos eso esperaba.

Al llegar la hora el rubio ya estaba vestido con su ropa deportiva, tenía un cambio de ropa, agua y dos toallas en su bolso deportivo, estaba listo. Había escogido ropa que había usado en preparatoria pero aun le quedaba un tanto grande por lo que no se preocuparía por si alguien veía su vientre.

Cuando sus amigos llegaron vio a Kazunari en ropa deportiva, lo cual le parecía gracioso ya que no creía que pudiera correr en su estado, y estaba casi seguro de que habían peleado por esa razón, pero aun así se veían bastante tranquilos los dos.

-Hola Ki chan-dijo el pelinegro al ver a su amigo entrar y colocarse en el asiento trasero-esa ropa… ¿no es la que usabas en preparatoria?

-Sí, lo es, no traje conmigo ropa deportiva así que usare esta, ¿Por qué? ¿Se nota que lo es?-pregunto preocupado mientras se veía de arriba abajo.

-No, no es eso, solo que lo recordé-le tranquilizo con una sonrisa-Te tengo tanta enviada, a mi ya no me queda mi ropa de la prepa-su seño se frunció y mientras hacia un berrinche el rubio sonreía, entendía porque ya no le quedaba su ropa.

Durante el camino al gimnasio donde se haría el partido, Ryouta y Kazunari hablaron de tanto como pudieron mientras Shintaro conducía en silencio, a pesar de eso no parecía disgustarle la plática de los dos embarazados.

Al llegar y entra al lugar los escoltaron directo al lugar donde jugarían, en cuanto las puertas se abrieron los tres notaron que fueron los últimos en llegar. Todos sus amigos ya se encontraban en la cancha, el paisaje le pareció nostálgico, le recordaba tanto, miro a todos, buscaba a alguien. Y al verlo una sonrisa se dibujo en su rostro, Aomine estaba ahí hablando con el que parecía ser un compañero de su equipo, se vía feliz, en realidad estaba sonriendo, como cuando apenas comenzaban a jugar en Teiko, como la primera vez que se habían visto.

-Kise kun-esa pequeña voz lo saco de su ensoñación, salto al ver a su amigo peli celeste frente a él, como siempre, saliendo de la nada. Pero su temor se convirtió en felicidad en segundos.

-¡Kuroko cchi!-grito un segundo después y lo abrazo como siempre había hecho, atrayendo la mirada de todos los demás.

-¡Oí Kise!-al levantar la vista un balón le golpeo en la cara con un poco de fuerza, cuanta nostalgia. Cuando el balón se despego de su cara mostrando su seño fruncido y su rostro rojo por el golpe, el moreno estallo en carcajadas.

-¡Aomine!-grito mientras tomaba el balón y antes de que pudiera regresárselo Tetsuya se lo quito.

-Déjame a mi Kise kun-el moreno palideció al ver como la sombra de Seirin se colocaba en posición de ataque, el balón impacto en su estomago segundos después con toda la fuerza de pequeño peli celeste-Esas no son formas de saludar Aomine kun… incluso si es Kise kun de quien hablamos.

-¡Eso me sonó a insulto Kuroko cchi!

-Lo…sien…to-

-Te lo mereces AHOmine-susurro Kazunari molesto, las hormonas parecían estar haciendo efecto.

-Hey Kise, ¡Cuánto tiempo!-el tigre apareció con su típica sonrisa, todos comenzaron a acercarse, se saludaron y después de una extendida y larga charla el partido comenzó.

La GoM, conformado por Akashi, Midorima, Kise, Murasakibara, Kagami y Kuroko, contra el equipo profesional de Aomine. Durante el primer tiempo los resultados fueron 31, 30 favor los profesionales, en el segundo cuarto los milagros se abrieron paso con 59 puntos dejando atrás a los profesionales solo con 43, en el tercero empataron con 73 puntos cada uno, pero al final la GoM gano con 97 puntos y los profesionales perdieron solamente con 92 puntos. Una vez terminado ese partido jugaron solo dos cuartos con la generación completa, es decir, Kise, Midorima, Aomine, Murasakibara y Akashi vs los profesionales y los aplastaron con un marcador de 105 a 84.

Después del último segundo cuarto los únicos con energía eran Kagami, Aomine y Kise, pero Kagami estaba más entusiasmado por ir a recoger a su hijo al salón infantil que por seguir jugando, sin embargo ni el rubio ni el moreno parecían satisfechos. Jugaron uno vs uno hasta caer rendidos en la cancha, y todos aceptaban que habían sido los 20 minutos más excitantes de toda la tarde. Mientras jugaban parecía un baile erótico, la forma en la que se movían intentando quitarse la pelota, tapando las canastas, corriendo y saltando era simplemente increíble. Los milagros estaban un poco acostumbrados a esas cosas, a esas chispas y la atmosfera, pero los profesionales no, nunca habían visto algo como eso y al verlo llegaron a la conclusión de que la razón era Kise, que era por él que se veía de esa manera.

-Sin duda tú eres el único que puede satisfacerme fuera y dentro de la cancha-le dijo el moreno en voz baja, muy cerca de la oreja del rubio, la piel nívea del modelo se enrojeció y a lo lejos, Kazunari estallo en ira.

Después de que todos tomaran una merecida ducha y se vistieran con su cambio de ropa subieron al último piso del edificio para disfrutar de la fiesta. Al llegar el lugar ya estaba bastante lleno, había muchas diferentes personas, japonesas y extranjeros, festejando una victoria aun no ganada. Kise hablaba con Tetsuya y Kazunari mientras a lo lejos algunos invitados y los profesionales admiraban a Kise.

-Yo lo he visto en otra parte-comento uno de los jugadores mientras no apartaba su vista del rubio, todos tenían esa sensación-¿Deberíamos preguntarle a Daiki?

-Sí, se ve que son cercanos-coincidió otro, los tres profesionales fueron a con Aomine a preguntarle de Kise y este contexto con naturalidad.

-Tal vez lo vieron en una revista, Kise es modelo-ante tal respuesta los tres jugadores abrieron los ojos y una vez más dirigieron su mirada al rubio, tenía la estatura, el atractivo y seguro que la figura-¡Oh! Esperen, vengan conmigo-el moreno los dirigió dos pisos debajo, a una tienda deportiva.

Al entrar en el lugar miro detenidamente los pasillos y después de cinco minutos volvió con una revista, solo con ver la cara de su compañero la compro, sin verla antes, un gran error.

-¿Ven?-les dijo extendiéndoles la revista, los otros jugadores la tomaron y ojearon las hojas hasta detenerse en una, el moreno vio como sus rostros se iluminaban y se sonrojaban levemente. El moreno les quito la revista ante el brillo que reflejaba la mirada de sus compañeros, y lo vio. Era una revista de ropa interior y en ella estaba Kise con una pose demasiado sexy para que otros la vieran-Bien, lo comprobaron, ahora largo-ante la voz enojada del peli azul sus compañeros huyeron.

Una vez desaparecieron Aomine continuo ojeando la revista, comparo las poses de los otros modelos con las de Kise y noto algo un poco extraño, ni uno solo de los otros modelos posaba como Ryouta, ni de cerca. Kise Ryouta parecía ser la sensualidad hecha hombre, sintió las increíbles ganas de tenerlo, pero sabía que si lo hacía con Kise al día siguiente no tendría fuerza para el partido, aunque le costara admitirlo, ese blondo le quitaba más energía que cualquier mujer.

Entro una vez más a la tienda con la intensión de comprar una bebida energética y al llegar a la caja vio una vez más una revista con el rostro del modelo en ella, pero esta vez se fijo en las palabras.

“Kise Ryouta y el gran secreto de sus fans leyó por sus adentros ¿Qué demonios significa eso?” sin pensarlo la tomo y en cuanto pago comenzó a leer el artículo sobre su ex compañero de equipo.

El articulo hablaba que la mayoría de los fans de Kise eran hombres, y aunque las mujeres no se quedaban atrás, en Europa casi todos los hombres habían fantaseado una vez con poseer al modelo japonés, incluso había comentarios del club de fans de Kise, todos aclamando su belleza y sensualidad. Y que esa era la razón de que las fotos del tan aclamado modelo fueran tan sensuales en todos o la mayoría de sus fotos.

Daiki no pudo evitar sonreír, el podía poseer al hombre más aclamado de Europa siempre que quería, e incluso antes de que el mundo lo conociera. A su mente vino el rostro del Kise de solo 14 años, cuando se sonrojaba por cada movimiento que hacía en él. A la mierda el partido, el necesitaba la suave y cálida piel del rubio.

Cuando llego de nuevo a la celebración buscando a Kise con la mirada tardo un poco en encontrarlo, y al hacerlo la ira lo invadió. Kise estaba contra una pared y uno de los invitados no lo dejaba moverse. El tipo era unos centímetros más alto que Kise, el rubio parecía más que fastidiado y su compañero divertido, con una mano a un lado de su cabeza y la otra libre tomo la cintura del rubio y cuando estuvo a punto de tocar piel directamente la mano del moreno lo detuvo.

-¿Qué crees que haces?-le pregunto molesto, conocía al tipo, era el sobrino del dueño del equipo, y todo un hijo de puta.

-Daiki ahora estoy ocupado, ¿Qué no vez que me conseguiré una noche en la cama de tu amigito?-el rubio se sonrojo por ira y vergüenza pero antes de que pudiera decir algo o golpear al tipo Aomine ya había soltado el primer golpe, lo había tumbado.

-No lo creo idiota-tomo de la muñeca al rubio con fuerza, este se quejo y le pidió que lo soltara pero el moreno lo ignoro, lo arrastro hasta la planta baja.

-¡Aomine me lastimas!-grito intentando jalarse, provocando solamente más daño a su lastimada muñeca, el moreno no contesto y apretó aun más su agarre.

Caminaron unas calles, el rubio no dejaba de pedirle que lo soltara, primero con dulzura y luego a gritos, pero el moreno se limitaba a ignorarlo. Cuando por fin el moreno se detuvo el rubio vio donde se habían detenido. Sus ojos se abrieron cuando entendió porqué se habían detenido allí, un hotel. Un jodido hotel.

-Déjame ir-no podía negarlo, tenía miedo.

Una vez más fue ignorado y lo arrastro dentro, tomaron el elevador y al estar a solas el rubio comenzó a temblar, no podía ocultarlo. Era imposible ocultar un sentimiento tan grande como el que tenia.

El moreno lo soltó y el rubio miro su muñeca, roja y con marcas de dedos rodeándola, la toco con delicadeza mirando el daño, cuando el moreno lo tomo en brazos. Por un momento pensó que lo abrazaría, pero no. Sus manos llegaron a su trasero y comenzaron a subir por su espalda, tocando directamente su piel, sus labios viajaron a su cuello y comenzó a morder de la misma forma de siempre, salvaje. Un gemido escapo de su garganta sin poder evitarlo. Llegaron al cuarto piso y sin separarse avanzaron por el pasillo, al abrir la puerta la mente de Ryouta estaba más que nublada.

Al sentir las suaves sabanas bajo su cuerpo, recupero el sentido. Sobre él se encontraba el moreno, se quitaba la playera dejando a la vista su músculos, el rubio se sonrojo, y ante ese acto tan tierno el moreno sonrió.

-Déjame ir, no quiero hacerlo-el rubio esquivo la mirada azul, cerró los ojos, pero el moreno no se movía de su lugar.

-Es extraño que te niegues-la profunda voz del moreno sacudía el cuerpo del modelo, y antes de que pudiera evitarlo el moreno le quito la playera. Los ojos dorados se abrieron de golpe y llevo sus manos a su vientre, intentado ocultarlo. El moreno lo miro, su piel suave y cremosa, su cuerpo temblando, intentando proteger una parte de su cuerpo que no le interesaba mucho, pero sus ojos se posaron en ella, estaba diferente, se veía más abultada.

-Kise…-el moreno giro su cabeza, no quería escuchar sus palabras-¿engordaste?-sin duda esas no eran las palabras que temía, “tal vez es demasiado idiota”, pensó el modelo mientras sonreía, a pesar de todo, parecía una buena salida.

-¡Cállate!-le grito con cierta gracia, que intentaba disimular-No sabes lo que se siente ser un modelo y estar gordo, estoy muy estresado y tú no sabes ser discreto-el modelo se quito de encima a su acompañante de forma brusca, quería reírse y llorar como nunca-me largo-tomo su playera y decidido abandono la habitación, al salir corrió al elevador y una vez allí una risa dolorosa escapo de su garganta.

Resbalo por la pared hasta llegar al piso, las lágrimas recorrieron su rostro una vez más, abrazo su vientre e intento animarse por sus adentros, Aomine Daiki era demasiado idiota como para notar un embarazo, si, era eso. Él no había intentado esquivarlo ni nada, solo no se había dado cuenta.

Notas finales:

Lo sé, no tengo corazón, por estas razones me odio... ¡Pero tendra un final feliz!

 

... Bueno... Más o menos...

 

¡Me disculpo de ante mano! ¡No me odien, yo los amó!

 

¡Nos leemos en una semana!


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