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Injusto, doloroso y eterno amor por Kagami Dennise

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Notas del capitulo:

Antes que nada lamento la demora, no fue mi intención subirlo tan tarde y menos porque deje un capitulo como ese la semana pasada, pero bueno, en este capitulo les dejo un poco de más dolor, ¡no me odien!


CAPITULO 5
Dolor desbordante, completamente roto

 



Una vez en casa fue directo a su habitación y sin quitarse nada se metió a la cama, todo su cuerpo era cubierto por una manta suave, blanca y cómoda, el aroma de Daiki se había impregnado en su cuerpo y dentro de las sabanas era más que distinguible. Al despertar la luz del sol se filtraba por las cortinas de una manera casi celestial, iluminando al rubio.

Esa noche jugaría Aomine y, probablemente ganaría, quería verlo jugar. Desde que el moreno se había hecho jugador profesional siempre había visto sus partidos, en vivo, por grabaciones y demás, le encantaba hacerlo, verlo sonreír mientras jugaba, divirtiéndose, era la gloria para él. Sin embargo antes tenía que avisar a sus hermanas que estaba en Japón, y aun tenia miedo y preguntas, pero no quería preocuparlas más.

Pensó en llamarles y explicarles todo, pero pensó que lo mejor sería esperar después del juego, llamar a Aomine explicarle lo del embarazo y después…improvisar, no había nada mejor que él pudiera hacer después de todo.

Durante todo la tarde se dedico a estar recostado viendo diferentes programas hasta que por fin fue la hora del partido de Aomine, al comenzar este el nombre del moreno no a pareció en los jugadores de esa noche, ni siquiera en la banca pudo encontrarlo, un extraño sentimiento lleno su interior, un mal presentimiento.

Decidió ver el partido entero por si el peli azul llegaba a mitad del partido, o algo por el estilo, y así lo hizo, pero no se apareció en la cancha sino en la puerta de su apartamento.
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Cuando el sonido del timbre sonó el rubio se levanto un poco extrañado de su sofá, no esperaba visitas. Al llegar a la puerta respiro hondo y con una sonrisa en su rostro abrió la puerta.

-Buenas noches-dijo con alegría como siempre, pero se detuvo a mitad de la oración al ver la persona que había tocado la puerta, su corazón se detuvo y el miedo lo asalto-¡¿Pero qué demonios te paso, Aomine cchi?!

El moreno le regalo una sonrisa amarga y entro sin pedir o recibir permiso, el rubio no pudo evitar preguntarse cómo era que había encontrado su casa, nunca lo había llevado, ¿o si? Miro como el chico se sentaba en el sofá y comenzaba a cambiar los canales en busca de algo que ver, Ryouta suspiro y fue a la cocina por unas tazas y café, coloco todo frente al moreno y se dirigió a su habitación por el botiquín, se sentó junto a su amigo y lo miro.

-¿Me dirás que paso?-la mirada azul se poso en el rubio que le sirvió una taza de café, la forma en la que lo hacía era como la de una mujer recién casada, con elegancia y delicadeza, después tomo algunas cosas del botiquín y comenzó a curar sus heridas, sus ojos ámbar no lo veían a los ojos, y de alguna forma le molesto.

-No lo sé, ¿Por qué debería?-su voz se escuchaba dolida, ¿Cómo no preocuparse por él?

-Porque yo te daré mi techo por supuesto-sabía que no debería de hacerlo, pero no quería dejarlo a su suerte, cuando por fin sus ojos se encontraron el moreno los cerro, las suaves y cálidas manos del contrario curando sus heridas lo hacían sentir mejor, como si todo estuviera bien.

-Me despidieron-dijo por fin después de largos minutos, los ojos de Kise se abrieron y lo miraron con sorpresa, Aomine coloco su mano sobre su boca antes de que gritara-Golpe a unos compañeros y al sobrino del dueño del equipo, como vez yo también recibí unos golpes, pero no son la gran cosa.

-¡¿Qué?!-Kise logro quitarse la mano de su amigo, estaba tan molesto-Aomine no deberías ser tan idiota.

-Eso duele-dijo refiriéndose al insulto.

-En serio…-suspirando término de poner la última bandita sobre su mejilla-Bien, ¿Qué harás? Con tus habilidades seguro podrás conseguir un puesto en cualquier equipo, ¿ya sabes a cual contactaras?-el rubio se había levantado y dirigió a su habitación para guardar el botiquín, el moreno lo siguió con sigilo, y cuando Ryouta por fin guardo el botiquín Daiki lo abrazo por detrás, colocando sus labios en su nuca, mordiendo y succionando, el rubio no pudo evitar gemir ante ese salvaje contacto.

“¿Por qué siempre resulta asi? Sin duda no lo entendía, siempre que se encontraba cerca de Daiki terminaban en la cama, nunca podrían tener una relación seria así. En ese momento Ryouta lo supo, No podremos tener un hijo así…”

-Detente-le suplico al moreno, este dejo de morderlo, pero sus manos bajaron hasta la entrepierna del modelo-¡Detente!-le grito, se quito al moreno de encima y camino un poco para mirarlo de frente-Aomine tenemos que terminar con esto-Si, tenía que pararlo todo-Somos adultos ¿de acuerdo? No podemos seguir con esto, consíguete una novia o algo, tuvimos que dejarlo en el momento que empezó.

-¿Qué? ¿Ahora me vas a decir que nunca lo disfrutaste?-eso nunca lo podría decir, lo había disfrutado, pero a la vez lo había destrozado-Te hice un favor Kise, tú me amabas y yo te permití permanecer a mi lado, ¿y ahora lo quieres dejar?

-¿Un favor?-los cabellos dorados ocultaron el dolor en sus ojos, y una risa dolorosa escapo de su interior-¿Así lo viste? En serio eres tan egoísta…-tanto dolor en su interior comenzó a desbordarse y sin poder evitarlo, las lagrimas escaparon.

-Oi… Kise

-Lo único que me diste fue dolor…-aquellas palabras eran tan horribles que herían también al modelo, pero tenía que decirlas, tenía que alejar al moreno de él-Siempre me diste dolor y placer, no pude evitar amarte y nunca pude odiarte… ¡¿Sabes lo doloroso qué es no poder dejar de amar a alguien que nunca te amara?!-los gritos del modelo solo lograban herir más al moreno-Aun te amo… y me odio por eso.

-Kise yo-

-No, tú no lo entiendes ni sabes que siento, tú solo me utilizas-los ojos del rubio quedaron al descubierto, y el dolor penetrante de su mirada se clavo en Daiki como una daga-Pero está bien, fue mi culpa, no te preocupes

-¡No fue tu culpa!

-¡Lo fue! Por dejarme utilizar por amarte, ¡por todo!-las manos de Ryouta se colocaron en su vientre y subieron a su corazón-Pero ya no importa-con lagrimas en los ojos, sonrió. Esa sonrisa que Aomine siempre había visto, que creía verdadera, pero no lo era, como la fortaleza del modelo.

-Lo siento-Daiki comenzó a avanzar y se dirigió a la salida del lugar, antes de que cerrara la puerta escucho como el modelo estallaba en llanto-Te amo…-susurro, esas eran las únicas palabras que había ido a decir, solo eso, pero ahora sentía que era una mentira. Él nunca podría soportar lo que soporto el rubio y por eso sentía no era merecedor de ese sentimiento-En verdad eres fuerte, Ryouta…


El dolor del modelo continuo por horas y horas hasta que por fin decidió levantarse del piso, parecía que esa noche había llorado y gritado todo lo que años antes había retenido, en ese momento sabía que las personas decían demasiadas mentiras. En una ocasión le habían dicho que si “sacaba” todo se sentiría mejor, renovado y demás, pero era una gran y asquerosa mentira, se sentía de la mierda, su garganta dolía a morir, su aspecto era terrible y parecía que las lagrimas nunca se detendrían.

Fue al baño y lavo su cara en busca de un mejor aspecto, incluso intento sonreír, sin embargo no se veía mejor ni un poco y su sonrisa se veía demasiado falsa, incluso con el mejor maquillaje del mundo no podría ocultar su dolor y su llanto.

Su estado de ánimo no era mejor que su aspecto, su dolor interno parecía quemar su corazón de la peor manera, no sentía un peso menos en los hombros ni nada, ¿Cómo deshacerse de ese gran dolor?

En ese momento necesitaba apoyo, pero tenía algo que hacer antes, tomo su teléfono del interior de una cajonera y lo encendió, solo lo había utilizado para llamar a Takao en una ocasión y desde ese momento había permanecido apagado por lo que su batería estaba completamente cargada, en cuanto el aparato encendió por completo comenzó a sonar, su hermana llamaba,

-¿Nee san?-pregunto con cierto temor, con la voz sumamente baja, sentía que si no hablaba así su llanto saldría de nuevo.

-¡Ryouta!-grito al otro lado de la línea, al escuchar su preocupación no pudo evitar sentir alegría-¡Rin nee Ryouta contesto!-escucho los forcejeos de sus hermanas discutiendo por el teléfono cuando al final decidieron ponerlo en alta voz-¡¿Dónde estás?!

-¡¿Estás bien?!

-¡¿Qué paso?!

-¡Contesta!-la preocupación de sus hermanas le hacía sentir levemente mejor.

-En Japón-escucho a sus hermanas repitiendo el nombre del país con asombro-Estoy bien, y… no pudo decirles esto por teléfono, ¿podrían venir ustedes?

-¡¿Eh?!-después de unos cuantos gritos las chicas decidieron hacerlo-Vamos para allá.

-Si… aquí las espero-el rubio colgó casi al instante y se dejo caer en la cama, la temperatura había bajado rápidamente, así que se metió a la cama, sus hermanas llegarían por la mañana y el necesitaba mejorar un poco su aspecto y un buen sueño era sumamente necesario para ello.

 



El sonido de los tocones entrando con rapidez al departamento despertaron por completo a Ryouta, justo cuando las puertas se abrieron el modelo se integro y sentó en la cama, miro a sus hermanas, despeinadas, con ojeras y sin un poco de todo el glamur que siempre las había caracterizado, ambas se arrojaron al menor y lo abrazaron.

El rubio sonrió, pero antes de que pudiera devolverles el abrazo la primogénita lo golpeo. Puño cerrado directo en la cara, la menor le dio una cachetada en la otra mejilla con un poco más de fuerza, el menor toco sus mejillas con dolor y al abrir los ojos se dio cuenta de que sus hermanas lloraban.

-¡¿Sabes lo mucho que nos preocupaste?!-pregunto con ira la mayor, una vez más abrió la boca, pero ningún sonido salió, el modelo se dio cuenta de que lo estaba observando, la menor hizo lo mismo-¿Tú…?-el modelo bajo la mirada y escondió sus ojos, qué pensó era lo que miraban, debían de estar rojos e hinchados, sin embargo no era eso lo que sus hermanas habían notado.

La primera en acercarse fue la menor que coloco las manos en el rostro de su hermano, para verlo mejor, la mayor le pidió que se moviera con un gesto y antes de que el rubio entendiera lo que pasaba su hermana le quito la playera que tenia. Fue ahí cuando Ryouta lo entendió, coloco sus brazos en su vientre, no quería que lo vieran.

-Así que… eso es lo que pasa-Kise tomo apretó un poco su vientre y se encogió de hombros, podía escuchar el disgusto en las palabras de su hermana, y la mirada de desaprobación de la otra-Llama a nuestro padres Hatsu, yo tengo que llamar a nuestro cliente-al alzar su mirada pudo ver el enojo en la mirada de sus hermanas, quienes lo veían desde abajo-Estoy tan decepcionada de ti.

Al escuchar eso las lagrimas salieron sin piedad, sus hermanas salieron de la habitación mientras marcaban los números correspondientes, dejando solo al menor quien apretó aun más sus vientre.

-Lo siento, Rin nee Hatsu nee… lo lamento bebe cchi

Una hora después la familia de Ryouta estaba sentada a la mesa, sus padres miraban a Ryouta sin comprender del todo lo que pasaba. El silencio reinaba el lugar y las manos de y brazos se encontraban en su lugar habitual, como si su único propósito fuera proteger su vientre de las miradas acusatorias.

-¿Y bien? ¿Nos diran que pasa?-la voz de su madre provoco un sombre salto en el menor-¿Rin?-la mayor volteo hacia su hermano, quien mantenía la mirada abajo.

-Dilo tu Ryouta-el menor se encogió de hombros, no quería hacerlo.

-¡Dilo!-grito la menor, el rubio comenzó a temblar y levanto la vista, se enderezo, pero no quito su manos de su vientre.

-Estoy embarazado-dijo al final, los ojos de sus hermanas continuaban llenos de desaprobación, su padre lo miro con sorpresa y su madre… estallo.

-¡¿Qué?!-el grito de su madre hizo que Ryouta sintiera más miedo aun, recordaba su infancia-¡Tú no tienes pareja! ¡Eres un hombre! ¡Es imposible!-miro a su hija mayor en busca de una respuesta.

-En realidad es posible, hay algunos hombres que pueden embarazarse.

-Así que no solo eres gay, sino también pasivo ¡Y por si fuera poco te revuelcas con cualquiera!-las palabras tan duras de aquella mujer dolian, pero de alguna manera era verdad, una sonora risa salió de los delgados labios de aquella mujer-No puedo creer que esperara algo mejor del hijo de una puta-sin embargo no estaba dispuesto a perdonar aquello.

-¡Retira eso!-grito el rubio mientras se levantaba y colocaba sus manos sobre la madera de forma brusca, su mirada termino en la de aquella mujer, la miro y no pudo evitar recordar algo sumamente importante, él no era parte de aquella familia. Miro a la esposa de su padre, de cabello café y ojos negros, su padre de ojos claros pero no tanto como los suyos y de cabello negro, después se fijo en sus hermanas, iguales a su madre, por ultimo sus ojos llegaron a un espejo y miro su reflejo, era tan diferente a ellos-¡Mi madre no fue algo así!-grito con desesperación.

-¡¿Así?! ¡Entonces dime ¿Cómo llamas a una mujer que se revuelca con el marido de otra y luego les entrega el bebe?!-Ryouta mordió su labio, nunca había podido responder a aquello, miro a su padre, pidiéndole ayuda, pero él solo esquivo la mirada-¡Responde!-pero él no tenía esa respuesta.

Nunca había podido defender a su madre porque sabía que de alguna manera los insultos de su madrastra eran verdad, su madre, se había enamorado de su padre y sin saber que estaba casado había tenido un hijo con él, al enterarse decidió terminar su relación, pero ella no tenía dinero para mantenerse a sí misma, y mucho menos a un bebe, así que se lo había entregado a él.

-¡Ves! ¡Sabes que es verdad!-el rubio escondió sus ojos bajo sus cabellos rubios, nunca había sido capaz de mirar a sus “padres” a la cara, verlos significaba recordar el pecado de su madre, se sentó una vez más, sin embargo la mujer se levanto y comenzó a caminar, pensando-Bueno podemos arreglarlo, podemos decir que tu y ese sujeto llevan casados mucho tiempo, pero en secreto porque no quieren que invadan sus vida privada, los casamos y demás, asunto resuelto, Ryouta dime ¿Quién es el padre? Lo llamaremos en seguía y arreglaremos esto.

-No-respondió al instante, no podía hacerle eso a Aomine-No necesitas saber el nombre, no se hará cargo.

-¿Disculpa? ¿Me estás diciendo que ni siquiera puede dar la cara por su error? ¿Escogiste a un cobarde que no se hará cargo? ¡Debes estar bromeando! ¡Dime su nombre yo lo hare entrar en razón!

-No se lo he dicho aun-el menor miro hacia abajo, no había podido hacerlo, nunca lo haría-Tendré este bebe solo-el rubio levanto la mirada para ver la sorpresa en los ojos de sus hermanas y ver como la ira invadía el cuerpo de esa mujer-No te diré quien es Aya san.

Aya miro al chico frente a ella, nunca había visto a su madre, pero él era su vivo reflejo y por ello sabía que era sumamente hermosa. Una hermosa, hermosa mujer que le había arruinado la vida. Siempre que veía a Ryouta recordaba que su esposo la había traicionado, que había amado a alguien más. Recordaba el día que su esposo había llegado a casa con ese bebe en brazos, pidiendo perdón y un favor también. “Ayúdame a criarlo” de solo recordar sus palabras siento como la ira la invadía, odiaba a ese niño, y ahora más. Ella se había esforzado para criarlo, para darle un lugar en el mundo ¿y él le pagaba así? No permitiría que eso pasara.

El rubio vio como la mujer se acercaba a él sumamente rápido, y antes de que pudiera defenderse lo golpeo, acepto el golpe como siempre desde que era pequeño, recordaba los golpes que le daba aquella mujer siempre que cometía un error, desde que era muy pequeño.

-¡¿Cómo puedes ser tan egoísta?!-el grito la castaña-¡¿Acaso no entiendes como sufriremos nosotros o ese niño?! ¡Sera el hijo de un modelo de fama internacional que tuvo un hijo fuera del matrimonio!

-Lo sé

-Y no te importa, ¿verdad? Dejaras que lo señalen por ti, por ser tu hijo, eres una puta igual que tu madre, pero ahora todos se enteraran, ¿Cuántas compañías van a querer que los promociones? ¡Dime!

-Dejare el modelaje-aclaro el rubio-Lo he pensado por mucho tiempo, creo que es la respuesta indicada.

-¡¿Qué?!-intervino su hermana segunda-¡No puedes hacer eso!

-¿Cómo piensas que mantendrás a ese niño entonces? ¿Con amor y un patético y vacio “todo estará bien”? Sabes que él mundo no funciona así-le recordó la primogénita, Aya miro a Ryouta, iba a tirar todo por la borda, todo su trabajo.

-Escúchame mocoso-la calma en la voz de la mujer hizo que un escalofrió recorriera el cuerpo del modelo-Sino me dices quien es el padre matare al niño-los ojos de Ryouta salieron de su órbita y sus hermanas se levantaron, eso sería llegar muy lejos-Por lo visto tienes unos dos meses probablemente, podría sedarte y pagarte un aborto o yo misma te daría una paliza para que tu hijo muera-el pánico lleno el cuerpo del rubio.

“No puede hacerlo… ¿cierto? Eso podría hacer que la metieran en prisión… No lo haría…“pero era capaz, lo podía ver en aquello ojos negros, su gran convicción. Mataría a su hijo ella misma.
Lentamente Ryouta se levanto, protegiendo su pequeña pancita de esa mujer, miro a sus hermanas, de pie. Por un momento Ryouta sintió que se encontraba en una habitación llena de enemigos, tenía que salir de ahí, e iba a hacerlo, hasta que su hermana mayor hablo.

-Haizaki Shougo ¿verdad?-le pregunto, los ojos dorados desorbitaron ante aquel nombre.

“¡¿Qué?!”

Notas finales:

¿Que? ¿Ya se habian olvidado de Haizaki? ¡Por algo lo puse ahi al cabron!

¡Esperen con ansias el siguiente cap!, déjenme que les pareció y si lloraron, porque yo si....

 

¡Gracias por leer! Nos leemos luego, los amo, bye


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