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Injusto, doloroso y eterno amor por Kagami Dennise

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Notas del capitulo:

Aqui el nuevo capitulo, espero les guste tanto como el anterior.

 

¡A leer!

Inesperada consecuencia, segunda grieta

 



-¿Por qué estás aquí?-le pregunto al moreno que acaba de salir de la ducha, con solo una toalla en la cintura. Por supuesto sabía la respuesta a esa pregunta, pero no sabía que más preguntar-¿Cómo es que terminamos así?

-Sabes porque estoy aquí, pero si preguntas como…-el rubio se sentó sobre sus piernas mirando el mármol blanco bajo si, implorando porque la razón fuera más o menos normal-ayer durante la fiesta hubo una competencia para ver quién te llevaba a casa.

-¡¿Qué estás diciendo?!-le interrumpió al instante, no podía ser cierto.

-Solo la verdad, quien aguantara más alcohol sin quedar inconsciente o vomitar ganaría, yo gane, así que te traje conmigo.

La dignidad del rubio desaparecía conforme los segundos pasaban, se suponía que iba acompañado a las fiestas para que no pasara nada de eso, ¿Cómo diablos había terminado como el premio de un maldito concurso? Bueno, la situación no era tan mala, alguien que conocía había ganado, aunque la situación sería mejor de no ser precisamente él quien lo hubiera “ayudado”. Pero de momento había cosas más importantes.

-¿Qué hora es?-pregunto alterado. El moreno lo miro un poco divertido, y con una sonrisa burlona le contesto.

-Cerca de las once-el modelo suspiro aliviado, no era tan tarde-¿Algo mejor que hacer?

-¿A ti que te importa?-la verdad si tenía, una sesión fotografía cerca de las cuatro, pero no iba a decirle nada. Si, aun lo amaba, pero no podía dejar que la situación continuara como ataño, no, con el paso de los años y gracias a su profesión había aprendido que no podía dejarse pisar por nadie, ni siquiera por la persona que más amaba en el mundo.

-Y yo que quiero ser amable-la sonrisa burlona y el sarcasmo del moreno era la cosa más obvia del mundo, sin duda no había cambiado, pero aun había una pregunta en el aire, ¿Qué hacía en London? Si recordaba bien no tenia partidos ahí, ¿diversión? Quería preguntar y salir de la duda, pero el sonido de una llamada entrante lo distrajo, era su teléfono. Lo tomo al instante.

-¿Sí?-sabia quien era, pero no la razón de su llamada.

-¿Ryouta? ¿Dónde demonios estas?-su manager tan linda como siempre.

-Nee san, ¿podrías hablar un poco más bajo?-se escuchaba alterada, ¿Por qué?

-¡Solo cállate y dime donde estas!

-Bien, bien, Aomine, ¿me dirías el nombre del hotel?-el contrario frunció el seño, Aomine, sin el típico “cchi” de siempre, se acerco lentamente al rubio y le quito el móvil.

-¿Quién habla?-y con eso se alejo, el rubio seguían en el suelo, aun no sentía del todo las piernas, pero tenía que levantarse, por el poco orgullo que le quedaba, tal vez no era mucho, pero aun tenia y no iba a seguir de la misma manera. Se levanto lentamente, sosteniéndose de la pared, camino hasta su ropa y la tomo. El aroma del alcohol y el sudor era lo único que se percibía, no podía ponerse ropa, era un modelo, no un ebrio. Bueno, si, era un poco borracho, pero no para vestir esa ropa, la miro detenidamente. Su playera blanca tenía manchas amarillas por el licor, pero no solo eso, había manchas rojas, sangre sin duda.

Se miro, aparte del dolor de su cadera no había ningún otro malestar, ni herida, miro al moreno a unos metros y se sonrojo, su espalda tenía rasguños, pero solo eso, no se movía de forma distinta, ni nada. ¿De quién era? Miro sus bóxers negros, esos no se veían ni un poco mal, sin olor ni nada, se los coloco mientras veía las últimas prendas que tenia. Un suéter azul marino, su favorito, tampoco se vía o olía mal, su abrigo estaba completamente limpio, sin nada que destacar e incluso el olor a colonia aun estaba ahí, sus vaqueros sin embargo estaban demasiado sucios, tenían fango, licor y un poco de sangre al igual que su playera, no podía ponérselos.

Tomo su ropa y pensó en lo que haría, no quería ponerse ni la playera ni sus vaqueros. Tal vez Aomine tendría ropa que prestarle. Miro a su alrededor, no había maletas, tal vez todo se encontraba en el armario de la esquina, pero no lo creía. Su acompañante no era tan ordenado.

-Toma-el moreno se acerco y le entrego el aparato, Kise tomo el teléfono y escucho con atención a su hermana. Daiki se alejo y tomo la ropa que se encontraba en el sofá, no recordaba haberla visto en la fiesta, y tampoco estaba seguro de si estaba limpia.


-Ryouta, Aomine-san te traerá a casa, y posteriormente yo te llevare al estudio, espera ahí y no salgas, ¿escuchaste?

-Sí, eso hare-no entendía porque le estaban diciendo eso, él podía ir por las calles con tranquilidad, lo había hecho todos estos años. ¿Qué estaba pasando?

-Bien, te quiero, nos vemos en unas horas-y antes de que el rubio pudiera contestar la llamada termino. Miro la pantalla y miro la cantidad de mensajes y llamadas que tenia.

Sus compañeros preguntando como estaba, donde estaba y demás, las llamadas eran de ellos y sus hermanas. ¿Por qué tanta preocupación? Mando un mensaje a todos sus amigos, diciendo que estaba bien, y que los vería después.

Una vez término pudo sentir la mirada marina del moreno, sabía lo que hacía, lo recordaba. Estaba admirando su trabajo, las marcas de sus dientes y los chupetones que el mismo había dejado la noche anterior. Recordaba que lo hacía todo el tiempo durante la secundaria, pero él no quería ver su cuerpo marcado, le traía demasiados recuerdos.

-¿Podrías dejar de mirarme?-el rubio se escuchaba molesto, y lo estaba, pero no con el moreno, el mismo había decidido ir con él, y el alcohol no era razón suficiente para hacerlo.

-Bien, ahí está el baño-dijo señalando la puerta por la que el había salido, había terminado de vestirse-volveré después-y con eso salió, desapareció detrás de un pasillo y una puerta y se marcho.

El rubio suspiro aliviado, se sentía mejor así, solo. Sin la intensa presencia del jugador profesional. Se dirigió lentamente al baño y despues de una ducha, se metió a la enorme tina de mármol. Se quedo hay hasta que sintió el mareo y salió del baño. Se coloco la ropa interior y salió en busca de ropa. Miro el reloj en su teléfono, eran cerca de la una y media. Había tardado mucho en el baño, pero a pesar de eso Daiki no había vuelto aun. Se acerco al armario y al abrirlo no encontró nada, ni siquiera una maleta. Miro todos los muebles del lugar pero todos estaban igual, vacios.

Se sentó resignado en la cama y espero a que el moreno llegara, tardo un poco más de 20 minutos y al llegar y mirarlo, le dio dos bolsas de papel y se dirigió al living, el rubio salió de la cama y miro ambas bolsas y al ver el contenido una sonrisa tierna se formo en su cara. Ropa y el desayuno, justo lo que necesitaba.

Se coloco la playera cris de manga larga y los vaqueros negros ajustados, al igual que los bóxers nuevos. Se coloco su suéter favorito y se dirigió al living, el moreno se encontraba en el sofá mirando la tv cuando el rubio se sentó con él.

-¿Ya desayunaste?-le pregunto cortésmente, el moreno lo miro y afirmo con la cabeza, pero aun así le quito el vaso de café y una de las donas que le había comprado. El café era amargo, no muy del gusto del rubio, pero no se quejo. Las donas le daban el toque dulce que quería.

Cerca de las dos se marcharon, la ropa sucia del rubio se encontraba guardada en una de las bolsas, y el moreno lo llevo a su departamento en su motocicleta negra. No tardaron ni media hora en llegar, el moreno no pregunto sobre la dirección, pero aun así supo a la perfección donde estaba.

“Tal vez Nee san le dio la dirección” era la única respuesta que tenia, o la única que no lo ilusionaba con exceso.

Al llegar ninguno se despidió, de ninguna manera, en realidad no dijeron palabra, solo silencio. Ryouta no quería decirle “adiós”, pero y ¿Daiki?


Cuando el rubio llego a casa conservo la ropa puesta, y se recostó en cama cuando su teléfono volvió a sonar, esta vez era el chico de la noche anterior.

-¿Qué sucede, Henrry?-le pregunto al chico rubio al otro lado de la línea.

-Eso mismo iba a preguntar yo-se escuchaba sumamente preocupado-¿Qué sucedió anoche? Te fuiste con alguien, ¿no?

-Ah, sí, así es-recordó la explicación del moreno y estaba a punto de reclamarle al chico cuando este le interrumpió.

-Nos preocupaste Ryouta, ese tipo de cabello negro no se vía confiable, además estabas muy ebrio, ¿seguro que lo conoces?

-Sí, seguro, es-un momento, ¿cabello negro?-espera, ¿no me fui con un tipo moreno de cabello azul electrico?

-¿Quién es ese? Te fuiste con otro, tez blanca, un poco más alto que tú, cabello negro en rastas o algo así, y una sonrisa de psicópata-la descripción le sonaba, pero ¿que no le había dicho no había ganado él? ¿Qué demonios estaba pasando?

-Dime, el tipo que yo te describo ¿no te suena? ¿No estaba en la fiesta?-al otro lado el modelo intentaba recordar-azul eléctrico, tanto sus ojos como su cabello-explico Ryouta, Daiki era fácil de identificar la mayoría de las veces, un moreno de cabello y ojos azul eléctrico no era fácil de olvidar.

-No-respondió después de largos minutos de meditación-No recuerdo a alguien así, tu saliste con el pelinegro, te intente detener pero no llegue a tiempo y saliste del edificio… ¿Qué paso? ¿Te hicieron algo?-claro que le habían hecho algo pero no se lo podía contar a Henrry, ni a nadie.

-No, nada, solo que… -el timbre de su casa sonó a tiempo para salvarlo-Lo siento, Henrry tengo visitas, hablamos luego-no espero a la afirmación de su amigo y colgó. Miro el reloj en la pared, apenas serian las tres ¿sería su hermana?

Se dirigió a la entrada y al abrir la puerta se encontró no solo con una de sus hermanas sino con ambas. Lo miraron furiosas y lo regañaron por desaparecer de esa manera y no solo eso sino también por irse de fiesta una noche anterior a una sesión. Después de un enorme y merecido sermón las chicas lo llevaron al estudio, aun dentro del auto lo regañaron hasta llegar al lugar.

La sesión fue un poco más extensa puesto que el rubio fruncía el seño ante la luz blanca, sin embargo y como siempre todo salió bien. El rubio se alegro de que modelara ropa de invierno porque con todas las marcas en su cuerpo se moriría de vergüenza si tenia que usar ropa más “descubierta”, sus extremidades y abdomen estaban llenas de mordidas y tenía un collar de chupetones en el pecho.

Una vez termino sus hermanas los llevaron de vuelta a casa y casi lo encerraban en ella para que no volviera a hacer lo mismo, pero Ryouta logro convencerlas de no hacerlo. Dentro de tres meses tendría el contrato más deseado por todos los modelos de Europa o tal vez del mundo, no sabía si seguiría modelando hasta su siguiente contrato pero conociendo a sus hermanas no lo haría, así que tendría vacaciones por tres meses.

Tres meses solo, sus hermanas tenían mucho trabajo, sus amigos y los demás modelos tal vez ya habían comenzado a odiarlo, y sus verdaderos amigos… no habían hablado con ellos en años, con nadie, estaba solo. Era un sentimiento familiar para él.

“No me siento así desde secundaria y preparatoria se recordó mientras se sentaba en su enorme sofá en esa época sentía que no podía confiar en nadie… bueno, tampoco confió en muchos en esta, pero antes me sentía mejor el sentimiento de soledad era algo casi natural en él. Sus padres siempre trabajaban y sus hermanas eran mayores que él, su infancia la había vivido teóricamente solo y desde entonces ese sentimiento siempre estuvo ahí para él Aomine cchi…”

Ese nombre siempre aparecía en los momentos difíciles y no entendía del todo la razón, Daiki no lo había animado en “los peores momentos” ni nada, pero aun así sentía que le debía mucho, solo por golpearlo en la cabeza con un balón.

Esa simple acción le había cambiado la vida, un equipo, amigos, bromas, alegría verdadera. Sentía que todo eso se lo debía a Aomine solo por golpearlo con el balón de baloncesto, y tal vez lo hacía.

Cerró los ojos y una vez más imagino lo que sería de su vida si en lugar de Kuroko, Aomine se hubiera enamorado de él, le gustaba imaginar esas posibilidades. Un sueño, una fantasía, un deseo que vivía en su interior y no dejaría salir, porque eso era solo un deseo que si dejaba salir tal vez escaparía… o ¿no?

 

 


Faltaba un mes para que comenzara con el nuevo y tal vez el más importante contrato de su vida, y estaba muy nervioso, no entendía por qué, nunca le pasaba eso, nunca. Siempre había sido muy pacifico y relajado cuando se trataba de su carrera, pero ahora no. Se sentía mal todo el día, se cansaba con mucha frecuencia, y a veces se mareaba al punto de no poder sostenerse solo. Y ahora, a solo 30 días de su nuevo contrato le había entrado el pánico y había viajado a Japón.

Si, el pánico lo había consumido y había comprado un boleto a Japón para una consulta médica. Se hacia una idea de lo que pasaba, pero necesitaba una confirmación y solo confiaría en alguien para eso. Tal vez sonaba exagerado, pero no sería la primera vez que algún médico vende información a la prensa de alguien famoso, y esa información no podía salir a la luz. Ahora por lo menos no.

Ya había anochecido cuando llego al hospital, el mejor hospital de todo Japón que era dirigido por uno de los mejores doctores del mundo, el tirador numero uno de la Generación de los Milagros, la bestia de Shutoku, Midorima Shintaro.

Notas finales:

Hasta aqui el capitulo, espero les alla gustado tanto como el anterior, comente que les parecio, si les gusta como va o algo, me encanta leer sus comentarios.

 

Gracias por leer


¡Hasta dentro de una semana!


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