Hyuk se despertó y estiró su brazo, frunció el ceño cuando encontró la cama vacía. No podía oír nada en la ducha tampoco. Suspiró y se levantó, frotándose el sueño de sus ojos. Poco a poco como un zombi se dirigió a la cocina y se quedó mirando la escena.
—¿Está segura que estoy haciendo esto bien, Subín?
—Sí, ¡gira un poco más apretado y será perfecto!
Hyuk veía en la parte superior del mostrador y se dio cuenta que su marido estaba haciendo las cajas de almuerzo.
—¿Para mí, mi amor?—Hyuk preguntó con voz ronca
Hae se sorprendió y rápidamente se dio la vuelta.
—¡Hyukkie!
Hyuk abrazó a su amante y picó su nariz.
—¡Iba a sorprenderts!—Hae hizo un puchero
—Lo hiciste
—Te amo, Hyukkie—Hae susurró
El mayor ahuecó la cara de Hae.
—Mi bebé
Subin sonrió, vio a Heechul y Kyu. Ella les hizo señas para dar a los esposos un par de segundos más de skinship.
Hyuk estaba pasando por lo que parecía cientos de contratos cuando entró Kyu.
—¿Hmmm?
—Hyuk son más de las dos de la tarde, ¿finalmente va a comer algo?
—Hmmmm
—Hae se pondrá triste si dejas su trabajo sin tocar
Eso llamó la atención de Hyuk. Una gran sonrisa apareció al recordar a Hae en la cocina. Sacó la caja del almuerzo y la abrió con impaciencia, sin dejar de sonreír cuando vio la figura en forma de corazón en su arroz.
—Perro suertudo—Kyu dijo entre dientes
La puerta se abrió y Onew tropezó en la habitación, agarrando su costado.
Kyu se quedó mirando la sangre goteando de entre las manos de Onew.
Hyuk alzó la vista, sus ojos se abrieron.
—Protege al jefe—Onew graznó y se desmayó
Antes de que cualquiera de ellos pudiera moverse a alguien entró en la habitación. Estaba vestido de negro, sólo sus ojos quedaron al descubierto. Tenía en la mano dos dagas, chorreando sangre. Kyu se puso inmediatamente en entre el atacante y su mejor amigo.
—¡Kyu, fuera!—Hyuk gritó en pánico, pero ya era demasiado tarde, Kyu se dejó caer en el suelo, una de las dagas habia entrado firmemente en su estómago
—Solo tu y yo—dijo el atacante. Dejó caer la daga y agarró su arma
—Sí, te equivocas de nuevo—Kangin gritó desde la puerta
Una fuerte explosión se escuchó justo antes de que el guardia pudiera abordar el atacante hacia. Kang vio Hyuk en el suelo.
—¡Maldita sea, quedate conmigo, jefe!—Kangin gritó mientras esposaba rápidamente el atacante al radiador
Hyuk estaba respirando con dificultad.
—Hae.
—Creo que su pulmón se colapsa—Kangin dijo
Los ojos de todos estaban en Hyuk.
—Hae—repetía
Kangin presionó sobre la herida para evitar el sangrado excesivo, sabía que la ayuda estaba en camino. Se quedó mirando el atacante.
—¿Para quién trabajas?
El atacante sólo sonrió y se mordió duro en los labios. Su rostro se contrajo estaba muerto en cuestión de segundos.
—Cianuro—Kangin dijo
—Te ves diferente—El Sr. Choi dijo a Hae que estaba cambiando sus sabanas
Hae se mordió los labios y evitó el contacto visual.
—¿Donghae?
Hae miró a su paciente.
—He hablado con Siwon y Minho
—Aahhh, ya veo—El hombre miró hacia otro lado—¿Están bien?—preguntó después de un par de segundos
—Siwon tiene cicatrices severas
Los ojos del hombre se abrieron y trató de incorporarse.
—¿Qué? ¿qué le sucedió?
— Lo sabe—Hae dijo en voz baja
Toda la energía se fue del anciano cuando se dejó caer.
—Esas cicatrices. Como he dicho, he cometido errores
Hae miró al hombre frágil.
—¿Señor?
—Por favor, déjame, Donghae
—Pero...
—¡Donghae! Tenemos una gran cantidad de personas gravemente heridas que vienen!—gritó Taemin
—Regreso más tarde—Hae dijo al Sr. Choi mientras corría hacia la puerta
—Parece que hubo un enorme ataque—Sungmin dijo al Dr. Oh mientras se ponía los guantes y preparaba las herramientas. Las dejó caer mientras sus ojos se encontraron con Kangin
—¡Traigan una camilla!—El paramédico gritó cuando Kangin siguió llevando a un Hyukjae inconsciente
—Hubo un asalto en Lee Internacional—anunció otro paramédico—Tenemos varios hombres gravemente heridos por venir
Heechul encontró la mirada de Sungmin y comenzó a correr hacia la sala de espera, encontró Hae ya a la vuelta de la esquina. El chico levantó la vista al oír el nombre de la compañía de su marido. Sus ojos se dirigieron inmediatamente de Kangin a su amante. El mundo de repente se hizo pesado. El tiempo pareció detenerse y era difícil respirar. Vio tanta sangre en la camisa de Hyuk.
—¡No!—Hae gritó, llevando sus manos a la cabeza, comenzaron a temblarle las rodillas y dejaron de sostenerlo. Heechul llegó justo a tiempo para cogerlo—¡No! ¡Hyukkiee!
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