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Zoetrope por YoloSwag

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Arima Kisho se encuentra esperando a Sasaki Haise en la entrada del centro comercial. Cuando pequeñas gotas de lluvia comienzan a caer. Los primeros minutos son gotas aisladas pero con el paso de los minutos se convierten en una lluvia temible. Observa, como las personas menos previsoras o con menos suerte corren en un intento de protegerse de la lluvia. Y como consecuencia, se ve en pocos minutos rodeado de cientos de personas desconocidas. No es algo que generalmente le molestaría, pero ahora le será más difícil encontrarse con Haise.

 

    Le parecía que Haise tardaba mucho, miro su reloj, 5:30 p.m. Faltaban treinta minutos para la hora que habían acordado. El tiempo pasaba demasiado lento. Todo se movía con demasiada tranquilidad. Y en esa espera, viendo pasar a miles de personas distintas con sus depresivos paraguas. Su mente comenzó a divagar en el recuerdo de su primer beso con Haise, en la sensaciones que este provocó en él; el frágil cuerpo de Haise contra el suyo, su calor y su olor.

 

    -¡Arima-san! ¿Está bien?

 

     Haise estaba delante de él haciendo señas con las manos, tratando de sacarlo de su ensimismamiento. Pero Arima seguía perdido en un mundo en el cual Haise no podía entrar. Ya había estado tratando de llamar su atención por más de veinte minutos y nada funcionaba ¿Qué más podía hacer?........  "Bésalo" ¡No, no, no! Él no podía hacer eso y menos con tantas personas alrededor.

 

    Y entonces recordó el beso que le había dado Arima hace unas pocas horas. Los colores volvieron a subirle al rostro. Nunca antes alguien le había dado un beso. Había sido cálido, un poco húmedo y electrizante. Volvió a intentar sacar a Arima de sus pensamientos pero con los mismos resultados. Bueno, un beso en la mejilla, eso podía hacerlo. Así que se acercó su rostro al de Arima con lentitud y con sumo cuidado. A medida que iba  avanzado, su corazón latía con más fuerza y sus manos comenzaron a sudar. Sólo unos centímetros más y........ ¡Esto no podía estar pasándole a él! Alguien lo había empujado llevándolo directamente a los labios de Arima (convenientemente), estaba paralizado, tenía que apartarse pero su cuerpo no le obedecía. Una curiosidad insumidora se había apoderado de su alma. Apenas podía contener el impulso de deslizar sus manos por el pecho de Arima. De profundizar ese beso, de sentir más......

 

   << ¿De dónde salen estos pensamientos que nublan mi razón? No comprendo por qué mis manos desean recorrer la arquitectura del cuerpo de mi mentor. Tengo miedo de la intensidad de estos sentimientos. >>

 

   -Haise

   -Arima-san, yo......

 

   Una de sus manos se posa en la espalda baja de Haise y la otra detrás su nuca atrayéndolo hacia él, profundizando aquel accidente conveniente. Esto es algo que no debería estar pasado, algo que es prohibido. Pero ya no hay manera de revertirlo. Una vez que alguien cae en el amor verdadero, ni si quiera la muerte puede deshacer esa unión. Se separan, cuando el aire se hace necesario. Se miran a los ojos tratando de comprender este sentimiento que ha nacido entre ellos. Amor tan sencillo y complicado, cruel y placentero pero tan necesario.

 

   -Deberíamos comprar el regalo de Akira-san o se nos hará tarde.

   -Sí, deberíamos.

   -Sí, vamos.

 

   Arima entrelaza su mano con la de Haise. Lo mira con curiosidad, Haise se ha plantado en el suelo y su rostro se ha enrojecido.

 

   Haise era dulce y optimista por naturaleza. Siempre y cuando no estuviera lloviendo, si era así se convertía en un ser melancólico. Mientras recorrían el centro comercial en absoluto silencio.  Arima creía comprender un poco sus acciones recientes respecto a Haise. Acorde a sus conocimientos en la materia (libros) de alguna manera la naturaleza decidió que la persona más apta para ser su pareja era Haise y por lo tanto su necesidad de reclamar sus privilegios de contacto físico. Para así alejar a los demás posibles pretendientes de Haise. Una explicación bastante razonable pensó.

 

   Cuando llegaron al departamento de Akira, todos los invitados y por supuesto la cumpleañera estaban con los ánimos bastante elevados (cortesía del exceso de consumo de sake)

 

   -Haise, sírveme un poco más-dijo señalando la botella de sake.

   -Akira, creo que ya es suficiente.

   -¡No desobedezcas a tu madre, Haise!

   -Pero Akira, ya has bebido demasiado.

   -¡¿Quién te ha dado permiso de llamar a tu madre por su nombre?!

   -Haise, respeta a tu madre- dijo Arima

   -¿Usted también Arima-san?

   -¡¿Que he hecho mal Haise?! ¡¿No te he dado suficiente amor?! ¡Dímelo!

   -Es mi culpa, debí pasar más tiempo en casa

   -Arima-san.....

 

   Haise se sentó en el único sillón disponible y vio como los efectos del alcohol dejaba en el suelo a sus compañeros. Akira y Arima tenían una competencia de a ver  quién tomaba mayor cantidad de sake. Arima parecía mucho más joven para su edad. Había sido considerando siempre un "traga años" además de un hombre guapo y deseable. Una vez que Akira cayó dormida dándole la victoria a Arima, este fue y se sentó a lado de Haise.

 

   Se conocían tanto que eran como un ser dividido y Haise comenzaba a sentirse un tanto extraño cada vez que se adivinaban el pensamiento.

 

   -Parece que todos han perdido el control de sus actos.

   -Sí, aunque usted también está algo "alegre"

   -Uhmmm, ¿quieres probar Haise?-dijo extendiéndole la copa con sake.

   Mientras hablaba, Arima le acarició la curva del cuello con la yema de los dedos.

   -No, Arima-san y ahora le prepararé un café para que se sienta mejor.

 

   Arima se inclinó de repente sobre Haise y cubrió de besos su boca. Para después seguir su recorrido hasta el cuello de este. Pero fue la película de sudor que cubría su clavícula lo que le fascinó y lo que lo llevo a morderla suavemente, causando que Haise dejará escapar de sus labios un suspiro.

 

   -¿Oh? Ha sido un lindo sonido Haise, hazlo otra vez-una sonrisa juguetona asomo en los labios de Arima.

 

   Todo esto, estaba mal, muy mal. Esto no debería estar pasando. Haise estaba muy avergonzado, cuando se atrevió a volver a mirar a Arima, este estaba completamente dormido sobre su hombro. Una noche de excesos y descontrol. Haise sólo deseaba que la mañana se llevará todo lo sucedido.

Notas finales:

¡Gracias por leer!


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