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Pasado por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Espero que les guste.

 

 

Sábado 23 de abril.

 

 

Pasado

IV

 

 

 

El Capitán Anbu despertó con un sobresalto, aun sentía el pulso de la descarga de energía que el rayo cerca de su casa dejó deshaciendo así el clon que había dejado el Hokage, secando sus ojos dorados de lágrimas secas, tratando de dejar la discusión con sus hijos en algún lugar de su mente por el momento; se levantó de la cama donde Naruto lo dejó dormido, se cambió por el uniforme Anbu, tomó su máscara y su capa ocultando sus largos cabellos en la capucha y salió por la ventana.

Era hora de hacer su trabajo.

Ignorando su temor a los rayos, el Capitán Anbu avanzaba por los tejados de las casas hacia donde los rayos se hacían continuos, en un solo sector de la villa los rayos se distinguían por ser color azul… un ‘azul’ muy conocido para él.

Envió un mensaje a sus subordinados, debían evacuar ese sector de inmediato y establecer un perímetro en el que nadie avance. Hizo dos clones de sombra, los usaría para ganar impulso en un salto al cielo para determinar la distancia del perímetro; para su sorpresa, era área del objetivo de ‘los rayos’ era circular, no más de dos metros de diámetro. Envió el dato a sus subordinados con sus mismos clones, debían hacer espacio de más de esos dos metros, cinco metros más serían suficiente.

 

 

Los ‘rayos’ se hicieron más constantes, más duraderos, más intensos.

Hubo un momento en que ya no había espacio entre ellos, el área circular se estaba saturando de los ‘rayos’ y la luz azulina hasta convertirse en una fuente de luz destellante.

Así como la luz encegueció con su resplandor, así terminó… todo en un instante.

Los ‘rayos’ cesaron, la lluvia volvió a cubrir todo a su paso, en el suelo había un círculo con figuras y otros elementos de la Alquimia… en el centro de círculo se hallaban cinco figuras humanas inconscientes.

 

 

El Capitán Anbu contuvo su respiración, tenía que asegurarse de sus pensamientos, tenía que comprobar si era verdad lo que su corazón le gritaba pero que su cerebro negaba; su corazón gritaba por los años en que creyó jamás volver a toparse con ‘ellos’, su cerebro rechazaba una idea que de no ser cierta tan solo causaría más dolor. Su responsabilidad como Capitán Anbu logró suprimir su debate mental, por el momento.

Se unió a los Anbu que ya tenían rodeados a quienes estaban dentro del círculo con luminiscencia todavía inconscientes, él también se aceró. Negó rápidamente el paso a quienes hicieron ademán de acercarse a los ‘inconscientes’, no dejaría que nadie cruzara el círculo si aún sigue con un poco de luz. Sin embargo, las cinco personas que estaban dentro empezaron a despertar… las gotas de lluvia les obligaron a salir de la inconsciencia.

 

 

Uno a uno se fue levantando, mirando a sus acompañantes que estuvieran bien: dos mujeres, ambas rubias, una chica joven con el pelo largo hasta el final de la espalda y ojos verde oliva, la otra una mujer adulta con el pelo hasta poco más debajo de sus hombros, ojos café obscuro y afilados; tres varones, un hombre joven de pelo negro corto, piel blanca y ojos igualmente negros, un chico con el pelo rubio obscuro corto, mirada amable, tenía un par de ojos café claro, y, un hombre mayor y alto, con el pelo largo sujeto en una coleta baja, su pelo y sus ojos eran dorados… al igual que el Capitán Anbu.

Los ‘desconocidos’ miraron a su alrededor, notaron que estaban rodeados desde que despertaron, iban tomando nota de sus ‘opciones’ en caso de un enfrentamiento, el pelinegro se colocó unos guantes con un símbolo en la parte dorsal de la mano, la rubia del pelo corto tomaba ‘algo’ de sus bolsillos con sutileza, la otra rubia trataba de alcanzar lo que llevaba con ella (una maleta, parecía), los rubios despejaban sus manos, las extendían, estaban más que conscientes que estaban siendo observados por sujetos con atuendos y máscaras extrañas.

 

El ambiente estaba tenso, los Anbu esperaban órdenes, esperaban una razón para actuar contra los ‘desconocidos’ o iniciar un interrogatorio ahí mismo, lo que sucediera primero; los ‘desconocidos’ estaban alerta, trataban de parecer lo menos sospechosos posibles, buscaban con la mirada a alguien de ‘rango’ superior a quienes los rodeaban para hablar y hacer conocer sus motivos de la repentina ‘llegada’; el Capitán Anbu seguía sin reaccionar.

 

 

La llegada de alguien más se ganó la mayoría de las miradas en el lugar, un rubio de ojos azules con aire relajado se acercaba al perímetro que los Abus mantenían rodeados a los ‘desconocidos’, era el Hokage. Los Anbus reverenciaron, tras un asentimiento de parte del rubio volvieron a sus antiguas poses, el rubio siguió avanzando mirando a cada uno de los ‘desconocidos’… y luego les sonrió.

--¡Bienvenidos a Konoha! –exclamó con calidez.

Otra vez el silencio, tan solo se veía opacado por las gotas de lluvia que seguían sin detenerse. Los Anbus se relajaron un poco, el Hokage nunca se equivocaba al juzgar a ‘desconocidos’. El rubio siguió observándoles mientras caminaba en la dirección del Capitán Anbu, el único de los enmascarados que no hizo reverencia cuando el rubio se presentó notaron los ‘desconocidos’, sin duda, el rubio y quien no le reverenció, con máscara similar a un felino, eran quienes estaban a cargo.

--Escuchen, asegúrense de regresar a las personas que desalojaron a sus casas, levanten una muralla alrededor del círculo que apareció y asegúrense que nadie la traspase. –habló con firmeza el rubio, no era severo pero se notaba que era una orden, volvieron a notar los ‘desconocidos’ –Estas personas son mis invitados. –concluyó el rubio mirando a los ‘desconocidos’.

Entre el desconcierto de todos, el Capitán al fin logró encontrar su voluntad, miró a sus subordinados y con un asentimiento de su parte para reforzar la ‘orden’ del Hokage, ante el acto todos los Anbu desaparecieron.

--Creo que deberías quitarte la máscara. –dijo el rubio al único enmascarado que había quedado.

 

 

Los ‘desconocidos’ miraron y alcanzaron a escuchar lo que el rubio de ojos azules indicaba al enmascarado, antes que pudieran reaccionar, antes que el enmascarado se moviera para cumplir la petición del rubio, el chico de ojos café claro ya estaba corriendo hacia el enmascarado para abrazarle. El de ojos azules no se interpuso. El enmascarado no se alejó ni puso resistencia… muy al contrario, abrió sus brazos para recibir al chico que se lanzó a él y regresar el abrazo con la misma intensidad.

Quienes aún estaban dentro del círculo poco a poco empezaron a comprender, la chica empezó a llorar y los demás miraban conmocionados el reencuentro, incluyendo el rubio de ojos azules.

El chico rubio oscuro se separó un poco de quien abrazaba, con cuidado acercaba una de sus manos a la capucha y la máscara que le impedía ver el rostro de quien tanto añoraba, el Anbu no se quejó, esperó a que el de ojos café claro retirara la máscara y bajara su capucha.

Con sumo cuidado, el rubio obscuro bajó la capucha dejando a la vista el fleco y el pelo dorado, luego, retiró la máscara y se dedicó a detallar ese rostro con ojos de oro líquido… esos ojos que le proyectaban seguridad, cariño, confort y tanto amor.

Al fin, lo tenía frente a él.

--Nii-san. –susurró.

Sonrió al ver lo esas simples palabras provocaban en el de ojos dorados. Ya estaba seguro, lo había encontrado.

--Al. –contestó el rubio pelilargo.

--¡¡Nii-san!!... Edward nii-san… Ed nii-san… Nii-san. –repetía el de ojos café claro entre los brazos de su hermano.

--Al… Alphonse… Al… Al… Alphonse. –repetía Ed de la misma manera.

 

 

Edward se aferraba a su hermano, temía que si le dejaba, desaparecería. Temía que todo fuera una ilusión, la ilusión de algo que ha estado buscado desde que llegó a Konoha… volver a ver a su hermano, comprobar que obtuvo su cuerpo de vuelta, asegurarse que seguía vivo.

Los demás observaban, no tenían el valor de interrumpir tan añorado encuentro, los ‘desconocidos’ porque sabían la historia de ese par de hermanos que enfrentaron tantas cosas para lograr su objetivo y que al final los separaron, no osaban intervenir por muchas ganas que sintieran de abrazar Ed; el Hokage, por las descripciones que su esposo le daba y por lo poco que le contó, entendió quién era ‘Al’, tampoco quiso interrumpir.

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>>Continuará...

 

Notas finales:

Gracias por leer.

 

 

 

Actualización: miércoles 27 de abril.


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