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Pasado por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Prácticamente este es el último capítulo... tan solo uno más y ya se habrá terminado esta historia.

 

 

Lunes 16 de mayo.

 


 


Pasado


VIII


 


 


 


Dentro de la residencia Uzumaki-Elric, los que escucharon una plática ‘privada’ entre hermanos, respiraban aliviados el Hokage y los niños, Hohenheim se sentía culpable, sin duda era él de quien Ed hacía referencia de ‘abandonar’, ‘odiar’ y también de ‘no querer ser así’, Winry seguía llorando, sí que entendía a esos chicos con los que compartió parte de su infancia y parte de su dolor, la Teniente estaba contenta, los hermanos Elric siempre la sorprendían de una u otra manera, el Coronel, Roy estaba entendiendo, aceptaba el hecho que Ed se haya adaptado a esta dimensión, que haya encontrado a alguien con quien compartir su vida; alguien que no era él.


Debió suponerlo, Edward Elric era alguien que nunca sería para él, por mucha ayuda que tuvo al distraer al pequeño hermano sobreprotector mientras él hacía sus ‘movidas’, por muy profundo que creyó haber llegado al corazón herido del rubio dorado… no fue suficiente como para que en otra dimensión le siguiera esperando. Miró al Hokage, parece una buena persona, parece que está dispuesto a dar todo por Ed, se le nota en la manera que lo mira… se le nota ahora que respira aliviado al escuchar que Ed no aceptó la oferta de Al de alejarlo del dolor que podría experimentar en este lugar.


Suspiró.


No le quedaba más que apoyar a su subordinado, tal vez le contaría anécdotas graciosas a esos pequeños diablillos, anécdotas donde se refleje el valor e ingenio de su ‘papi’ y donde les mostrara también sus defectos, Ed es alguien especial, pero eso no lo exenta de ser humano, con errores y fallas, y luchas para mejorar. Sí, eso suena bien, mostrarles a esos chiquillos que su papi también es humano. Así tal vez pudieran ver que también puede salir lastimado a pesar de la fuerza de su alma.


 


 


 


Los niños sentían que podían volver a respirar, su papi no los iba a dejar, su papi había decidido quedarse y luchar por y para ellos… entonces, ellos también lo harían. No deseaban repetir el incidente de esa tarde, no querían volver a ver así a su papi, al hombre más temido de toda Konoha, temblar como una flor agitada por el viento, cuando uno se pregunta si podría quebrarse o si logrará sobrevivir y ser más hermosa por el hecho de haber sobrevivido a tal tempestad.


Esperaban a que regresara, tan solo recordar la advertencia de tío Al acerca de ‘interrumpirlos’ era lo que en realidad les impedía salir, ir en busca de su papi y decirle lo mucho que lo amaban, decirle lo orgullosos que están de ser sus hijos… de decirle que ellos también lucharán a su lado, que también darán su mejor esfuerzo por ser una familia.


Mientras tanto, se volvieron hacia su papá, también le debían una disculpa, le debían pedir perdón por haber lastimado a su papi frente a él, por haber hecho llorar a su papi cuando él siempre les recordaba que la única vez que podían hacer llorar a su papi sería de felicidad. Están dispuestos a aceptar su castigo, están seguros que su papá nos les dejará pasar así de fácil esa afrenta por muy perdonados que estén.


Sin embargo, antes de cualquier movimiento, escucharon que su papi hablaba con alguien más. No con tío Al, su papi no se dirigiría al tío Al con ese tono de voz, ese tono que tan solo usa cuando ejerce su papel como Capitán Anbu.


 


 


 


--¿Qué es lo que buscas aquí? –cuestionó demandante el rubio pelilargo.


Con cuidado fue apartando a Al de su regazo, había alguien en ‘su’ casa, en ‘su’ jardín, mirando ‘su’ plática con su hermanito. Y ese ‘alguien’ era a quien menos deseaba ver en ese instante.


--Lo que tú me has robado. –dijo una voz no tan suave, con rencor, con desesperación.


Ese alguien salió de las sombras, la tenue luz de la residencia Uzumaki iluminó la figura menuda, altiva, adolorida de una mujer albina que se miraba a los hermanos Elric como si su sola existencia le causara sufrimiento.


--Te equivocaste de casa, te equivocas de persona, sigue tu camino y no te acerques a este lugar. –dijo Ed, reconociéndola como a un oponente peligroso, advirtiéndole como se le advierte a quien amenaza ‘su’ casa y ‘su’ familia.


--No. No, no… tú eres un ladrón, tienes lo que debió ser mío, tienes una familia, tienes un buen puesto en las filas shinobi, tienes al hombre que me pertenecía. –insistía la recién llegada.


Se detuvo justo frente a Ed quien ya se encontraba resguardando a su hermano menor tras él, la alvina hablaba con un tinte de desesperación, como si esta fuera la última oportunidad que tuviera para remediar todos sus errores.


--Hablas en pasado, –notó Ed –esa familia, ese puesto y ese hombre ‘fueron’ alguna vez tuyos. En cambio, los dejaste sin pensar detenidamente. –decretó el Capitán Anbu –Así nada más. Así que no tienes derecho a venir a mi casa, a molestar a mi familia ni a confundir a mi esposo porque no puedes aceptar tus errores. –dijo Ed para luego soltar un suspiro.


--Te equivocas, yo fui el primero. Siempre fui el primero, fui su primer amigo, su primer rival, su primer amor… fui su primer beso… fui el primero en entrar a su corazón. –insistía Kotomi.


Sin el orgullo que tanto le caracterizó, Kotomi/Sasuke evocaba lo que un día su relación con Naruto fue, evocó lo que esos antiguos días significaron para ambos, evocó lo que creyó podría debilitar al Capitán en su ‘amor’ por el dobe… evocó el pasado del que no podrían escapar, dejó de lado las veces que lo lastimó, dejó de lado los rechazos, las hirientes palabras y que casi lo mata en un último intento que lo dejara en paz.


Sin embargo, el rubio dorado sí lo tenía en cuenta, su escandaloso esposo nunca le guardó secretos, y a cambio, él también intentaba ser siempre sincero.


--Kotomi, quizá fuiste el primero en muchas cosas, yo también lo fui cuando inició a ‘vivir’ de nuevo, y ahora soy el único. –decretaba Ed.


--¡No es cierto! No lo es, tú tan solo eres un reemplazo, alguien desechable que debía desaparecer una vez que yo regresara. –decía cada vez más bajito Kotomi, tratando de convencerse a sí misma que a quienes le miraban fijamente.


--Tú yo sabemos, que eso no sucederá. –añadió Ed decidido a no sentir simpatía por el hombre en el cuerpo de mujer.


--No sabes, no sabes nada. –dijo con amargura el Uchiha –No tienes idea de lo que es tener en tu espalda el peso de la culpa de haber tomado la decisión equivocada, escuchar en tus sueños los lamentos de tus errores, no poder dormir por imaginar un ‘tal vez’, un ‘hubiera’, un ‘quizá’… no sabes lo que es renunciar a tu propio cuerpo con tal de lograr un objetivo. –soltó el llanto –No saber lo extraño que es estar en otro cuerpo, ver las cosas pasar y pensar que todo es parte de una ilusión porque en realidad tú no puedes hacer nada al respecto. –tomó aire para continuar sin tartamudear y verse aún más débil de lo se siente en ese momento.


>>No sabes lo que es rogar a quien quiera que te escuche, a Dios o al Diablo, al primero que te preste atención para cambiar el instante en que tomaste la decisión incorrecta y esta vez no equivocarse… o no hacer nada, lo que sea que te libre de lo que vives actualmente. –decía Kotomi.


El silencio era interrumpido por los sollozos de Kotomi y por los pasos que se acercaban, las personas que estaban dentro de la casa salían para unirse a los hermanos Elric. Naruto se colocó al lado de Ed, Hohenheim se colocó tras ellos dos, Roy y las chicas se colocaron al otro lado de Ed justo donde Al ya estaba parado y frente al Hokage y el Capitán Anbu se colocaron cuatro pequeños. Todos ellos ocupando el lugar en esa familia tan singular.


--Sí lo sé. –fue la respuesta de Ed.


Kotomi lo miró, ignoró a los que estaban alrededor del rubio dorado para concentrarse tan solo en sus ojos de oro líquido… buscaba rastros de mentira, de burla o de triunfo al verlo así de derrotado incluso antes de pelear. Pero no, en Elric no había más que honestidad, y esa mirada, esos ojos que a veces veía en su propio reflejo.


--Sé lo que es perderse en los pensamientos, –inició Ed –reviviendo una y otra vez el error que no te permite descansar, sé lo que es vivir con un cuerpo que no es tuyo realmente, -dijo mientras se frotaba la muñeca derecha y se acercaba a su hermano menor–sé lo que es la espera en ese silencio que se burla de tu incapacidad de cambiar lo que te atormenta a cada momento, en cada rincón donde las sombras perduran y donde no hay más luz que la de los latidos de tu corazón reflejados en tus pupilas porque te niegas a ver la luz del sol.


Miró sin titubear, sin sentir lástima ni pena, ni por él mismo ni por el Uchiha que le escuchaba atentamente.


>>Sé lo que es reír y luego sentirse culpable porque el pensamiento ‘la felicidad no es para mí, no la merezco’ te asalta como puñaladas a quemarropa. –siguió Ed –Sé lo que es jamás estar relajado porque no te sientes digno de merecerlo. Sé lo que siente en esas noches solitarias donde pretendes dormir pero en realidad tu cerebro sigue haciendo planes, buscando la manera de ‘arreglar’ el error.


>>Sé lo que se siente, Kotomi. –sentenció –No tienes que explicármelo.


--¿Cómo lo haces? ¿Cómo… logras levantarte a pesar de todo? –aturdidapreguntó Kotomi.


--Porque no hay otra opción. –contestó tajante el rubio –Porque tan solo queda un camino ya que estamos hasta el fondo, cuando ya que sabes que tu error no puede deshacerse así como así.


Kotomi lo miró expectante, ansiosa, en la espera de saber lo que podría devolverle un poco de la vida que dejó pasar. Ed tomó aire y siguió hablando.


>>Tan solo queda seguir adelante, seguir caminado y seguir avanzando hasta encontrar una solución, la más cercana, la más viable. La que puede mejorar y no empeorar aún más lo ocurrido.


--Lo haces sonar tan fácil. –expresó Kotomi/Sasuke una vez que escuchó al rubio.


--Pero no es así. –aseguró Ed –Nada es fácil, tan solo se necesita a alguien que crea en ti, que te anime a seguir y que no te abandone en el camino. –dijo al momento que su dorada mirada pasaba por cada una de las personas que estaban a su lado, su hermano, sus amigos, su padre, su esposo y sus hijos.


 


 


Naruto tiene razón, tú sí que sabrías ‘bajarme los humos prepotentes’, pensó Kotomi una vez que se preparaba a marcharse. Esta vez, no volverían a verle, ya no hay nada para él-ella en Konoha.  


.


.


.


.


 


>>Contunuará...


 

Notas finales:

Gracias por leer.

 

 

El último capítulo será el viernes 20 de mayo.


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