Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Juguete por Chantaje por Abby-shan

[Reviews - 111]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

VOY A CAMBIAR EL NOMBRE DEL FIC A "Amor por chantaje"! Y ...¡LO SIENTO TANTO! Por desaparecer dos meses enteros, de verdad esto NO volvera a pasar asi me muera. Jamas. 

ya hasta me habia olvidado de como actualizar :'v. No tengo mucho que decir hacerca de mi deraparicion, solo que los profesores estan dejando demasiada tarea y mas los examenes... </3  Abby no tiene tiempo para nada mas que respirar (Y contestar su face, claro xD). El nombre del perrito es por mi cachorro, el murio hace unas semanas.

En fin, este cap esta mas largo que los anteriores, explica algunas cosas y pues... pues tenia que subirlo a pesar de casi ser las 11:30 en mi pais xD (apenas lo termine)

 

----------Narrado por Andy-----------

-Quédate quieto, perro idiota-, y otra vez Raúl recibió un ladrido de respuesta junto a un nuevo mordisco en su mano derecha. Ahora sí que no pude contener mi risa, solté una gran carcajada que estaba conteniendo desde que todo empezó, este reboso por las paredes de la sala.

Me hace que un poco a él, intentando no parecer tímido. Desde que Raúl aparecía en la puerta y me dijera aquellas palabras  yo no paraba de sentir los extraños latidos que me estremecían cada vez que me dirigía tan solo una simple mirada de reojo.

-¿Te ayudo?

-No te preocupes, yo tengo todo bajo control-, exclamo como un niño enfurruñado, un niño que quería demostrar que podía hacer las cosas por cuenta propia. Desde hace más de una hora estábamos sentados en ese lugar, aunque podía ser más y a mí no me incomodaría en lo más mínimo, me sentía tremendamente a gusto con esta escena.

Por varios minutos pensé que él se había equivocado de frase al decir eso, sin ningún escrúpulo o duda. Mientras veía como intentaba que aquel cachorro se quedara quieto yo no dejaba de preguntarme si todo esto que estaba viviendo, o un sueño, o cualquier otra idiotez que se me pasara por la mente.

Porque esto sinceramente no me lo esperaba. Porque al escuchar eso todos los bellos de mi cuerpo se erizaron y mi cara enrojeció a más no poder. La expresión de Raúl, esa suavidad repentina en su mirada que solo se dirigía hacia mí. Solo a mí.

¿De qué se trataba esto?

Me gustas”  ¿Qué quiso decir con eso exactamente? No lo entiendo, de verdad que no. Entre todas las cosas imposibles que pueden existir esto parecía llevarse el premio mayor, no solo era el hecho de que una persona gustara de mí… No, también había que contar en parte de quien se trataba.

Sentí como una paz invadía mi interior, porque yo ya estaba consciente de que él me había empezado a gustar desde aquella tarde lluviosa. Esa tarde en la cual cambio por completo la perspectiva que yo tenía de él. Todos esos pequeños detalles que me hicieron sentir bien de algún modo valían más que su actitud intimidadora, lo sabía.

Raúl tenía que estar bromeando ¿Cómo podría gustarle alguien tan usado como yo? Recuerdo haber escuchado unas palabras de desprecio que se referían a eso mismo. Si, a mi parecer David de llevo todo lo poco que yo tenía para dar a alguien. ¿Qué le das a una persona que parece tenerlo todo?

-Por fin.

-No se queda quieto porque es un cachorro-, lo tome entre mis brazos con alegría, no podía evitar sonreír al ver tal ternura frente a mis ojos-, Se llamara Hiro. Tiene una cara de revoltoso que no se puede disimular-, dije sonriente y lo deje con suavidad sobre en piso para que pudiera recorrer su nuevo hogar con libertad, luego me encargaría de arreglarle una cama improvisada.

-Eres bueno con los nombres.

Sin la presencia de Hiro me sentía aún más nervioso ante Raúl, el no paraba de mirarme con intensidad. Yo mantenía la mirada gacha, jugueteando con mis manos para entretener mi mente en otra cosa que no fuera el ambiente tenso que se estaba formando entre nosotros. Nuevamente ese ambiente.

-Gracias, supongo-, conteste, un poco tarde. Por segundos nos quedamos así, en silencio, tratando de adaptarnos a los nuevos comportamientos del otro. Yo no aparte nunca mi mirada del suelo, no sabía porque, solo estaba consiente que me era difícil dirigirle la mirada.

-Andy, mírame-, hablo demandante. Tomo mi barbilla para así poder levantar un poco mi cabeza, obligándome a mirarle. Sus ojos brillaban cambiando la expresión de su cara a una más inocente, una que yo esperaba conocer porque de verdad sabía que estaba allí, en alguna parte-, Vamos, no bajes la mirada…

E hice lo que me pedía, enserio, sin obligaciones ni nada. Lo mire a los ojos no por obligación, lo mire porque de alguna forma sabía que eso iba a durar por algún tiempo. Raúl me quito los lentes con delicadeza y los dejo a un lado de nosotros.

-Vale.

-Cuando te vi sin lentes pensé que eras otra persona. Tus ojos… Son entre un amarillo tirando a café, antes pensaba que eran oscuros.

-¿Se ve raro?-, le pregunte, interesado por saber la respuesta. Le di una mirada rápida a donde había colocado mis lentes, dudando entre volver a ponérmelos o quedarme de esta forma por un rato. En primer lugar yo no sabía porque le dio el arrebato de verme sin mis lentes.

Al parecer Raúl noto mis intenciones de volver a ponérmelos, tomo mis lentes y los coloco encima de una mesita baja de la sala que estaba al lado de nosotros.

-No, claro que no se ve raro-, me dijo riendo, aunque eso calmo un poco a mi expectativa también me hizo fruncir el ceño divertido-, Ni se ve mal-, ahora parecía más serio al decirlo-, ¿Por qué no usas lentes de contacto? He oído de Jack que tú podrías hacerlo-, esa no era una sorpresa, mi doctor también me había dicho lo mismo hacia un par de consultas atrás.

-De este modo me siento más seguro.

-Entonces yo quiero asumir ese rol.

-¿quieres ser mis lentes?

-Sí, algo así-, revolvió mis cabellos y se acercó más, tanto que podía sentir su respiración chocando contra la mía. No sabía cuándo fue que nos acercamos tanto, hasta hace poco estábamos tan solo uno enfrente del otro a unos escasos centímetros -, Seré yo quien te haga sentir seguro de ahora en adelante… Ya lo veras-, beso mi frente con suavidad y se quedó así unos segundos más-, Ya lo veras-, volvió a repetir con sus labios contra la piel. Suspire, un suspiro que nació por lo bien que se sentían esas palabras en mí.

Y entonces me beso en la boca.

Y yo perdí la cabeza.

Sus labios jugaron con los míos de manera fogosa, candente pero no apresurada. Una de sus manos se posó en mi espalda y, al ir bajando poco a poco por ella, yo me tense como las veces anteriores, mi cuerpo reacciono por sí solo. No pude evitar entorpecer el beso debido al contacto y retirar mis labios inmediatamente, me aleje un poco de manera brusca.

Raúl me miro sorprendido y luego se acercó a mí, poso ambas manos en mis mejillas, exigiendo con sus ojos saber lo que estaba pasando por mi cabeza. Yo cerré los parpados con fuerza, un auto reflejo de mierda que se había quedado sin autorización.

-No voy a hacer nada que no quieras Andy-, dijo suavemente. Parecía como si a su voz le hubieran agregado un toque de miel y eso no me callo muy bien que digamos, era echarle leña al fuego-, Abre tus ojos-, pidió acariciando mis mejillas.

-P-perdón.

No termine de cumplir su petición antes de verme envuelto por sus brazos, me rodeaban como si mi cuerpo fuera pequeño a comparación suya. No sé por qué pero, esto era lo que menos esperaba, un grito o algún regaño parecía ser más propio de él en esas situaciones. Después de todo odiaba ese tipo de conductas, me lo había hecho saber.

-Vamos, lo siento-, enterró su cara en el hueco que tenía entre el cuello y mi hombro-, Enserio… Yo no iba a hacer nada, Andy-, me estrecho aún más entre sus brazos, estaba más tenso que yo hacía unos segundos. Pude sentir que se estaba desesperando por lo sucedido, yo no quería eso.

-No pasa nada, yo… Yo soy así-, le dije al separarnos poco a poco, al principio el renegó peor termino por ceder. Raúl era alguien que podía cambiar numerosas veces su cara y no mostrar una verdadera, eso lo sabía pero… En este momento no sentía que estuviera mintiendo. Era algo así como una corazonada.

Yo debía empezar a minimizar mi nerviosismo o lo ahuyentaría. Lo mire frunciendo el ceño, no contento con su preocupación repentina por este tipo de cosas.

 

-Andrés… Siento todo lo que dije, lo que hice. Ahora me siento como una reverenda mierda por eso. Por todo, absolutamente todo lo que te hice-, dijo lento y pausado, pensando las palabras aunque no pareciera-, Perdóname.

-Ya lo hice.

-¿Cómo puedes hacer eso?-, pregunto bajito y un poco más animado, supuse que había alzado una ceja al hacerlo.  Su aliento fresco chocaba contra la piel de mi oreja y me hacía estremecer, ponerme la piel de gallina. No sé porque pero había comenzado a gustarme eso.

-¿Hacer qué?

-Sonreír y decir que todo está bien, aunque abecés no lo este.

Me sonroje por las palabras, era otra cosa completamente nueva que me decía. Levante su cabeza como él había hecho conmigo y lo bese. Me atreví a besarlo y se sintió muy bien, era una explosión de sentimientos con remolinos incontrolables en el estómago.

-No lo sé.

Él se tapó la boca con ambas manos al tiempo que un leve sonrojo cubría su rostro, aunque fuera leve no dejaba de ser un sonrojo a fin de cuentas. Solté una pequeña carcajada por lo bajo sin poder evitarlo, Raúl solo me miro un tanto apenado y yo volví a sonreír.

-Estas rojito.

-Yo… Yo realmente, no venía venir eso-, ahora era él quien esquivo mi mirada-, Si, eso es lo que paso-, tartamudeo un poco al tiempo que se rascaba la cabeza por detrás con una mano-, No sé cómo actuar en situaciones así, no me dejan pensar bien…

¿Le había cogido desprevenido?

-Qué lindo.

---------------Narrado por Raúl--------------------

Dos días pasaron y yo me sentía raramente bien. Era como si me quitara de encima muchas cosas, se desvanecieron cuando le dije que me gustaba. Sinceramente no era de esperarse que esto sucediera de manera tan repentina,  y era que no pensaba confesarme a Andrés cuando apenas hacia unos pocos días que yo mismo me diera cuenta de mis sentimientos por él.

Estaba sentado a su lado en la cafetería, como ya era de costumbre para nosotros. Andy le explicaba algunas cosas de matemáticas a José mientras yo solo me dedicaba a observar su perfil distraídamente, de alguna u otra manera ahora parecía más ameno y tranquilo de lo que solía ser.

-Tu eres un ángel-, decía José abrazando a Andy con fuerza en su pecho. Lo mire mal, aunque no me prestara atención mientras apretujaba a Andrés aún más antes de soltarlo, un poco atontado-, Un verdadero ángel caído del cielo para defenderme de los insuficientes del señor Farres. Ese maldito viejo es el diablo en pasta.

-El señor Farres no es malo, solo es más exigente de lo normal.

-Es verdadero demonio-, espeto mi amigo con cada de pocos amigos. Apoyo sus codos sobre la mesa y reposo su cara entre sus manos-, Al menos conmigo lo es.

-No sé porque le dicen “Señor”. A poco es mayor que nosotros por unos cuatro años-, dije yo mirando a mi amigo rayado, me parecía estupidez guardarle respeto a ese tipo. Era el profesor más joven que había en la institución y se portaba como una mierda con todos los que teníamos la mala suerte de ser sus estudiantes.

-Sigue siendo mayor-, espeto José con tono serio y sombrío-, Aunque solo sea por cuatro miserables años.

-…José…

-¿Acaso ustedes están relacionados?-, pregunte sin pelos en la lengua ante su actitud. Y eso fue más una indirecta para él, por un momento abrió la boca para refutarme o decir algo al respecto pero simplemente negó con la cabeza.

-No-, esa fue una respuesta completamente escasa de parte de mi mejor amigo.  Aunque quisiera, yo no podría profundizar acerca de ese tema con José, sabía a la perfección lo serrado que podía llegar a ser la mayoría de veces. Solo quedaba esperar un poco más para que se aflojara conmigo como era de costumbre.

La campana sonó y nosotros nos dirigimos a nuestros salones. Pasamos acompañando a Andy al suyo, luego José y yo nos fuimos al nuestro. En el camino me preguntaba mentalmente si él estaría bien por su cuenta, es decir, tenía la mala suerte de compartir aula con Diana y eso me preocupaba demasiado.

Mire a mi lado y note que nadie estaba allí, voltee a mirar hacia atrás encontrándome con mi amigo mirándome con severidad. Había detenido su caminata, yo también hice lo mismo con la mía.

Gire sobre mis talones para quedar frente a él.  

-No lo trates mal… No vale la pena hacerles la vida imposible a personas como él.

-¿Por qué lo dices?

-Porque ha mostrado ser diferente a todos nosotros-, empezó a decir más serio de lo que estaba acostumbrado-, Alguien puro. Abecés siento una pizca de enojo por no ser como él, al principio me jodia sentirme tan sucio a su lado, por eso no congeniaba-, suspiro con pesadez-, No quiero pensar en lo que puedes hacerle… Yo sé que si continuas con esto lo lastimaras.

Y eso que no sabía nada acerca del trato.

-No te equivocas-, le dije mirándolo a los ojos, buscando algún pudor en él-, Nunca te equivocas José.

-Lastimosamente así es capitán.

Entramos al aula en automático, Farres solo detuvo a José por llegar tarde, a mí me dejo pasar sin siquiera mirarme. Se me hizo bastante extraño que ambos salieran del salón debido a eso, algo no me encajaba con ese sujeto. Ahora ya le estaba creyendo un poco con respecto a su teoría de que el profesor se la tenía montada.

José era una de las personas más extrañas que he conocido. Extraña en todo el sentido de la palabra. Somos mejores amigos hace aproximadamente cuatro o cinco años, puedo decir a ciencia cierta que los dos llegamos hasta este punto porque nos aguantamos todas las chorradas del otro.

Al principio nos detestábamos por una pelea que tuvimos, en donde él  me rompió la nariz con un balonazo, aunque fuera por descuido y él se disculpara yo me enoje bastante por la cantidad de sangre que salía. Hasta llegue a pensar que me la había desencajado para siempre, casi me pongo a llorar, casi.

Sus padres y mi abuela empezaron a pelear al darse cuenta de lo sucedido. Ellos alegaban que fue un accidente que no paso a mayores y ella no daba el pie a torcer diciendo que eran unos irresponsables. Todo termino conmigo en el hospital y José conteniendo la risa para no recibir más golpes de parte de su madre. Luego de eso cada vez que nos encontrábamos había una pelea asegurada, solo hasta que un día José me invito a jugar con su consola. Yo jamás había tocado siquiera una consola.

Nunca se llevó bien con María Fernanda así que procuraba no acercarse cuando ella estaba cerca. Reíamos y jodiamos en su casa de vez en cuando (A mi abuela no le agradaban las visitas), a veces íbamos al centro comercial a ligar con cualquier chica o algo por el estilo. Ellas siempre eran demasiado fáciles, nada que representara un verdadero reto .A medida que crecíamos nos volvimos unos hijos de puta juntos, yo más que él.

José era gay, no bisexual. No se lo dijo a otra persona aparte de mí y su hermana menor, a él no le gustaban las mujeres aunque abecés se emparejaba con algunas para despistar a sus padres. Creo que yo empecé a liarme con otros hombres debido a él, una vez me invito a un bar gay y ese fue el inicio de todo, además, me parecía más práctico que con las mujeres y mucho menos molesto.

Aunque el escondiera ese hecho de sus padres, por ser tremendamente apegados a la religión, ellos siempre le apoyaban y estaban presentes en todos sus momentos. Mi abuela era demasiado seca conmigo. Y yo le tenía envidia por eso, siempre quise tener una familia como la suya.

Nunca le conté acerca del trato que tenía con Andrés. Sabía que él me seguía en todo tipo de jodas, hasta molestábamos a algunos chicos juntos pero… José pegaría un grito en el cielo donde se llegara a enterar de todo el chantaje que acarreaba mi falsa relación. Preferí contarle a Mafe porque ella poco y nada le importaban los demás, era más flexible en ese tipo de cosas además yo necesitaba de su ayuda para que mi plan saliera como quería.

Y por toda esa confianza que le tenía, por todos esos años conociéndonos, principalmente por ese maldito instinto suyo, yo le creía en todo. Empecé a pesar en que era verdad que mi aura era igual que la de David.

Toxica.

Yo sabía que tan mierda podía llegar a ser si me lo proponía. También lo rudo que era en mis relaciones, aunque eso no me importaba en lo más mínimo debido a mi falta de interés. Pero este no era el caso, claro que no lo era.  Porque sentía que con él era distinto, no estaba hecho de ese viejo calibre que conocía.

¿Y si lo lastimaba aún más de lo que había hecho ya? No podría con ese remordimiento.

-----------Narrado en tercera persona--------------

Lo miraba y lo volvía a mirar, después de un rato desviaba la vista para fingir que prestaba atención a la estúpida profesora de español y luego continuaba con su acoso. No podía evitar sentir algo familiar cuando veía a aquel chico de lentes, como si ella lo conociera desde antes y predijera algunas de sus acciones. Isabelle tenía buena menoría, al menos eso creía su padre y su profesor de piano, nunca se planteó olvidarse de una persona. O sea ¿Cómo se olvidaba a una persona?

¿Qué habrá sido esa clase de sentimiento de familiaridad?

-¿Está poniendo atención señorita Gómez?-, pregunto la estúpida profesora, tratando de omitir cierta preocupación por ella. Isabelle solo bufo, no era como si fuera de su gusto estar en ese tipo de situaciones tan incomodas ¿A quién le agrada ser la alumna de su madrastra?

-Aja-, y al parecer ese gesto desinteresado basto para que la docente retirara su mirada de ella.

-Bueno-,-, Vamos a hacer obras teatrales, en grupos de a dos personas-,-, Pueden elegir a su gusto, solo por esta vez, claro.

De inmediato movió la mirada del tablero y la volvió a centrar en ese chico de nombre desconocido. Casi como si fuera un reflejo, levanto la mesa de su pupitre y camino en dirección al tercer puesto del aula, todos los presentes la miraron sin evitar ser descubiertos. Tal vez fue estúpida al no dejar que alguien más corriera su puesto primero y no parecer que tenía ganas de escapar de su lugar.

-Oye-, dijo para llamar la atención del mayor quien parecía perdido en la nirvana. Andrés volteo a mirarla con extrañeza.

-¿Si?

-Voy a ser tu pareja.

-Bien.

-Bien-, volvió a repetir Isabelle mientras analizaba el rostro del castaño.

-¿No te vas a sentar?

-Sí, ya voy por mi silla.

Excelente, ya estaba al lado de esa persona pero ¿Ahora qué se suponía que hacia? ¿Le preguntaba si se conocían de antes? ¿Le preguntaba su nombre? ¿Le decía que su novio estaba muy bueno pero que era un idiota de primera? Bueno, solo suponía que aquel chico suicida que por poco atropella era algo para él, los había visto estar muy acaramelados en el restaurante donde trabajaba de camarera.

-Este…-, rompió el silencio por fin. La chica le dirigió la mirada y le incomodo un poco la intensidad de esta-, ¿Qué vamos a interpretar?

-¿Has leído orgullo y prejuicio?

-He visto la película.

-Te recomiendo el libro-, dijo, una frase cliché que todos solían utilizar pero que no se equivocaba en la mayoría de veces-, Quisiera interpretar uno de sus diálogos.

-Oh.

-Si.

-…

-¿Cómo dices que te llamas?

-Andrés-, respondió sin quitar las vista de lo que la profesora había escrito en el tablero, luego tomo apuntes en su cuaderno le la tarea para no olvidarse luego-, Andrés Díaz-, volvió a repetir al darse cuenta que olvido nombrar su apellido.

-Andrés… Andrés-, se rasco la cabeza con una mano. Estuvo así por un rato más hasta que encontró el recuerdo que buscaba-, ¡Andy! Oh por Dios, no te he visto en años. ¡Soy yo, Belle! -, intento no gritar de la emoción-, ¿Cómo pude olvidarte?-, se preguntó más para sí misma que para el contrario. Andrés parecía asustado por ese comportamiento de parte de la chica rubia.

-¿P-perdón?

-Vamos-, exclamo la chica con entusiasmo por el reencuentro que estaban teniendo. Sonrió al ver la cara de incógnita que tenía Andrés, decidió ayudarle un poco a los engranajes de su memoria-, Cuarto grado de primaria, clase A ¡Yo era la niña que parecía macho!

-Pero ella tenía cabello negro… ¿Belle?-, y ahora se sentía jodidamente idiota por no recordar siquiera el rostro de la que fue algún día, su mejor amiga. La miro más detalladamente, como si buscara algo que le recordara a la niña que se comía los mocos para asquear a los otros, pero nada.

-En carne y hueso cariño. Ha pasado mucho tiempo desde que me fui de la ciudad. Te vi en el restaurante donde trabajo.

-Pero allí mismo vi a Julián y no me dijo nada.

-Él tampoco sabe que soy yo, además, siempre le he caído mal-,-, Ahora que te veo bien, no has cambiado en nada-, mintió, porque no sabía si recordar personalidades pasadas era bueno.  Si, había sido testigo del acoso que sufría y de su carácter sumiso que no se prestaba para poner resistencia.

Porque ya no reconocía a ese Andy que estaba sentado a su lado con una sonrisa escondida. Aunque Andrés siempre había sido calmado y de carácter apacible.

-Tú sí que lo has hecho… Es bueno volverte a ver.

Ambos amigos conversaron de todo menos del trabajo que debían entregar dentro de ocho días. Se quedaba corto decir que Andrés estaba realmente feliz por volver a ver a su mejor amiga, esa chica que a través de los años seguía comportándose como una niña. Isabelle hablaba y hablaba, parecía no cansarse ni tener un botón para apagarla,  Andy solo le prestaba atención sin intervenir a menos que le preguntara algo.

En el segundo receso salieron juntos, bastante apegados para la sorpresa de muchos de sus compañeros de clases. Y eso no se sintió raro ni extraño, mucho menos incómodo. Ellos eran así desde antes, en la época en que eran tan solo unos niños revoltosos que buscaban atención de sus mayores. 

-¿Qué hace ella aquí?-, fue lo primero que pregunto Raúl al llegar a la mesa en donde el par de amigos se encontraban hablando animadamente. Isabelle se quedó callada por la pregunta y dirigió su vista hacia arriba, en dirección al capitán.

-Soy su amiga-, se disculpó esta con una mirada picara-, Lo siento, chico suicida.

-Tú fuiste la que se atravesó en rojo-, dijo al recordar el incidente, en donde había salvado a Hiro de ser atropellado por el reluciente auto rojo de aquella rubia oxigenada-, Si lo tomamos a términos legales fue tu culpa.

Comenzaron a pelear a capa y espada, diciéndose hasta de lo que se iban a morir. Desde la vez que les toco hacer equipo juntos ambos supieron que eran tan iguales que chocaban por lo más mínimo.

-Ella es una amiga de infancia mía-, le dijo Andrés sonriendo, solo eso basto para activar algo dentro de Raúl. Quizá era ese el comienzo de los celos, quizá no o quizá Raúl se estuviera volviendo un loco posesivo. Nadie sabía nada por el momento y Andrés sonreía como si nada.

------------0---------------

José suspiro por décima vez, tal vez más, había perdido la cuenta. Miro a su mejor amigo y a la rubia invasora, otra vez habían conseguido una nueva manera de ponerse a pelear por cosas que le parecían estúpidas.

-Hermano cálmate, son amigos ¿Ves?

-Él es un pesado-, dijo la chica con sorna en su voz.

-Tú eres la pesada-, refuto Raúl volviendo a su pose de pelea-, Pesada y gorda además.

-Como te atreves a decir eso ¡No estoy gorda!-, exclamo eufórica-, ¿Estoy gorda Andy?-, le pregunto a su amigo con los ojos llorosos, afectada aunque pareciera una actuación. Cuidaba su figura, de verdad que lo hacía siempre que recordaba la imagen que quería dejar atrás.

-No, no lo estas-, respondió Andrés con simpleza.

-¿Ves?

-Pesada.

-Tú eres el doble de pesado.

-Ambos son pesados por partes iguales-, exclamo sin tono de duda el pelinegro mayor. Tanto Raúl como Belle lo voltearon a ver mal, querían matarlo por irrumpir en algo tan importante como lo era la pelea que llevaban a cabo.

-¡Tu cállate!-, gritaron al unísono, parecía que regañar a José cada vez que hacia sus comentarios fuera de lugar era en lo único que concordaban. Era casi imposible de creer que ellos conformaran un grupo en todos los descansos desde que estaba con Andrés.

-Pero cuanta agresividad combinada-, dijo el aludido fingiendo estar indignado por el grito recibido. Vio a Andrés a su lado, con una mueca producto de contener la risa por tanto tiempo-, Vámonos de aquí Andy, que estos cavernícolas peleen sin trofeo-, rodeo los hombros de Andrés con negras intenciones de hacer enfadar a su capitán.

-No, hoy me voy yo con Andrés-, Raúl bufo y tomo a Andy de la mano, arrastrándolo junto a él hacia la salida del lugar. Ignoro por completo las burlas de José y los gritos de protesta de Isabelle por llevarse a su amigo.

A poco más de media cuadra de trayecto,  Raúl entrelazo sus manos con las contrarias y se sintió sereno al ser aceptado.  Caminaron por unos cuantos minutos sin decir ni una palabra, disfrutando la compañía del otro ¿Cuándo se había vuelto así su relación? Aunque ni siquiera le habían dado nombre a eso que venían viviendo desde que acordaron deshacer el chantaje. 

-¿A dónde vamos?-, pregunto por fin Andrés al caer en cuenta que desconocía la dirección a la cual se dirigían. 

-A mi casa.

-¿Eh?

-Hoy te voy a secuestrar Andrés.

----------0----------

Andrés se encontraba en ese tipo de situaciones en las cuales no sabías que hacer. Apenas y puso un pie en esa casa  y apareció  una mujer de ojos risueños que le recibió con un gran gusto, es más, de todo se podía esperar menos que la madre de Raúl estuviera ambirando su cabello castaño claro.

Y Raúl, bueno, él no sabía dónde meterse.

-¡Oh por Dios santo!-, exclamo-, Por un momento lo vi pelirrojo, me recordó tanto a Cristian.

-Mamá… Por favor, compórtate.

-¡Pero si su cabello es divino amor!

-Gracias señora-, dijo Andy a duras penas, tratando de recuperar algo de aire al liberarse del abrazo increíblemente estrecho que ella le había dado. Miro a Raúl quien tenía la cara roja de la vergüenza, tal vez no había sido buena idea la de traer a Andy a su casa ¡Su madre se había vuelto una lunática!

-Dania, cariño-, le llamo su marido apareciendo por el umbral-, ¿Qué tal si pedimos comida a domicilio?-, pregunto abrazándola por la espalda con dulzura. Era un hombre alto, incluso unos centímetros más que su hijo, de facciones fuertes y cara un tanto cansada que le daba un porte de señor.

-Me parece una idea espectacular amor-, dijo la mujer con una sonrisa, volteo a ver a su hijo-, ¿Él también se quedara a cenar?-, pregunto esperanzada.

-Si él quiere.

-Sería un placer-, respondió al fin.

Los cuatro se sentaron en un amplio comedor familiar, de esos que se ven en los catálogos para arreglos del hogar. Se sintió un poco incómodo, algo así como un testigo de Jehová que se dedicaba a tocar de puerta en puerta interrumpiendo las pláticas familiares, porque él era ajeno a todo eso.

No participo mucho de la conversación que se sostenía, solo se preocupó por responder las preguntas que le hacían los mayores por ser al único aparte de José (Que poco había visto en persona) y Mafe que conocían por parte de su hijo menor (Raúl no intimaba mucho con ellos desde que habían llegado a la ciudad) ya hace muchos años.

-Vamos a subir a mi cuarto.

Subieron unos cuantos escalones hasta el segundo nivel y  cruzaron hacia la derecha para llegar a la única puerta del pequeño piso. Raúl jalo la perilla y entro a su habitación, hizo un gesto con la cabeza para que Andy hiciera lo mismo. Era una situación un poco peculiar, porque jamás se había planteado dejar entrar a alguien que le gustara a su cuarto.

-Perdona por el desorden.

-No esta desordenado-, no, no lo estaba por la simple razón de que Raúl había ordenado todo esa mañana pensando en invitar a Andy a su casa esa tarde. Se sintió estúpido por decir eso a pesar de todo lo que le costó vaciar su habitación de todo rastro de residuo o suciedad que se encontrara allí.

-¿quieres hacer algo?

-Podemos ver una película si quieres.

-Vale-, dijo Raúl avanzando hacia su escritorio, abrió uno de los cajones en donde guardaba las películas que recopilaba a lo largo de toda su secundaria-, Dame un género.

-Acción.

-Me sobran películas de esa categoría.

Los dos se acomodaron, uno al lado del otro, sentados en el suelo escuchado como las gotas de lluvia golpeaban las tejas de la casa y pensando que eso era muy agradable. Andrés, sigilosamente, dejo caer su cabeza en el hombro del contrario con miedo a que se retirara o algo similar.

-¿Estas cómodo?-, pregunto sereno.

-Si.

-Bien, empecemos-, dijo, presionando el botón de play para que la película diera comienzo. 

 

Aunque fuera una película del género que más le gustaba no presto mucha atención desde que Andrés se había quedado dormido sobre su hombro. Lo más correcto era despertarlo para que fuera a su casa ya que había caído la noche pero no, él no quería hacer eso. Tampoco se creía tan animal como para atacar a una persona profundamente dormida.

-Oh mierda- pronuncio al sentir que el autocontrol le estaba fallando. Lo miro varias veces  de reojo (Ya que no le era posible verlo completamente en la posición que estaban) e incluso intento tocar su cabello, un gesto que siempre había querido probar pero decidió dejarlo. Y no se movió por miedo a despertarle de cual fuera su seño, hasta trataba de respirar lo más despacio e indiscretamente posible.

Viendo que Andy tenía el sueño realmente pesado, decidió cagarlo hasta la cama, para que pudiera descansar cómodamente. Lo recostó y el tan solo soltó un pujido como queja, en ningún momento abrió los ojos  o dio alguna señal de despertarse y Raúl agradeció eso profundamente. Porque las cosas habían cambiado, y se sentía tan confuso ante todas las cosas que estaba sintiendo por dentro, pero fuera de todo eso se sentía tranquilo.

Nuevamente se dedicó a mirarlo, detallando cada uno de las facciones de su rostro y lo que se veía de su cuerpo. Tenía dos pequeños lunares bajo su ojo derecho y otro más cerca a la comisura de sus labios, su nariz era respingada y su tono de piel era de un rosado extremadamente pálido. Al respirar se marcaba aún más su clavícula.

Recordó lo que su madre hacia cuando era pequeño, tomo una frazada de su armario y la tendió sobre el chico que reposaba en su cama, la acomodo de tal forma que no se cayera o desacomodara. Raúl sonrió al ver la imagen .Estaba descubriendo que le gustaba cuidarlo de las cosas que le pasaran, ayudar a afrontarlas y superarlos a pesar de los costos.

Ahora Andrés estaba a su cuidado. Y aria lo posible para no causarle daño alguno, jamás.

--------0---------

Despertó pasadas las seis y media de la mañana en una cama que no era la suya. Se incorporó rápidamente al no saber dónde se encontraba, su cabeza se mareo un poco por eso (Nunca se acordaba de que eso producía mal estar).

-Buenos días-, saludo Raúl desde el suelo, también levantándose con un poco de resaca. Se levantó dejando a un lado las cobijas de la cama improvisada que había hecho la noche anterior para poder dormir. Se sentó al borde de su cama, con el aspecto aun cansado.

-Buen día.

-¿Por qué dormiste en el suelo?-, pregunto soñoliento a la vez que se frotaba los ojos.

-Porque estabas en la cama y no quería incomodarte.

-Me hubieras dicho-, se sentía avergonzado, realmente avergonzado por causarle molestias al mayor-, No quería incomodarte.

-Tampoco quería despertarte-, confeso finalmente al pararse de la cama y tener una mano ante el contrario para que hiciera lo mismo-, Por suerte hoy es sábado, no tengo que reunirme con el equipo y no creo que tengas algo que hacer tampoco. ¿Quieres hacer algo hoy? Es decir, conmigo.

-Sep.

-¿Cómo qué?-, pregunto interesado, con una pizca de picardía además.

-No lo sé, sorpréndeme.

----------0----------

Ver a Raúl al pendiente de Andrés fue el inicio de los problemas de Mafe, porque ya no encontraba a Díaz solo ni por un puto segundo. Era difícil, y la jodia el hecho de que no pudiera hacer de las suyas, aun mas con esa tal Gómez interponiéndose en sus palanes.  No tenía otra más que acercarse, odiaba los trabajos de campo pero, por lo que veía, eso valdría la pena.

Le dijo a David que siguiera sus instrucciones al pie de la letra ya que, por lo que sabía, a Raúl le tocaba quedarse hasta tarde entrenando con su equipo y su presa se quedaría a esperarlo como siempre. Era la oportunidad perfecta para ella y debía aprovecharla, por fin en cinco jodidos días la chica rubia se despegaba de su lado.

Mando a tres chicos para molestarlo cuando estuviera solo por pretextos sobre su sexualidad o cualquier mamada que se les ocurriera, que lo golpearan un poco no vendría tan mal para la obra que montaba .Era un cliché pero tenía fe en que funcionara. Solo debía saber cómo manejar la situación.

Andrés estaba recogiendo unas cosas que le había pedido José en su casillero, esta vez no contaba con la compañía de su amiga rubia ya que esta tenía cosas pendientes que atender en su casa. Estaba ingresando la clave al candado  que se encargaba de mantener seguro el casillero cuando sintió un horrible estruendo que le puso los pelos de punta.

Volteo para mirar a los tres enormes chicos que se encontraban justo en frente suyo, y comenzó algo a lo cual se había desacostumbrado: Una golpiza. Todo comenzó con insultos y burlas, hasta tiraron sus cosas, él no se sorprendió a pesar de estar asustado por la situación, tan solo se dejó hacer con la idea de que si no oponía resistencia lo dejarían en paz antes. Y entonces sintió una mano invasora en su cintura, palideció.

Estaba a punto de patear al sujeto (Y de seguro haber recibido una recompensa mayor), a punto pero se escuchó un grito que llamo la atención de los tres matones que lo acosaban. Y se odio tanto por alegrarse de aquella voz que lo salvo de algo peor.

-David.

-Ya les había advertido acerca de esto-, dijo con voz autoritaria ante los tres matones que estaban a punto de hacer algo más que molestar al chico de lentes-, Un solo problema más e irán directo a la dirección ¿Me entienden?

-Eres todo un aguafiestas-, respondió uno de ellos para dar la señal a sus amigos de que se retiraran. Mafe no había dicho nada acerca del presidente y estaba enojado por la falta de lealtad de esa pequeña perra, no era la primera vez, siempre pasaba que los usaba para este tipo de cosas.

-Funciona para mí.

Finalmente sucedió, David estaba ayudándolo y Raúl no se encontraba por allí. La chica pelinegra que los observaba desde una distancia segura se regocijo por dentro, era solo cuestión de esperar para que David consiguiera tener a su pequeño cuatro ojos bailando nuevamente en la palma de su mano y ella…Oh, ella conseguiría monopolizar algo que le pertenecía por derecho desde hacía bastante tiempo.

-¿Estas bien?

-Si -, dijo Andrés esquivando su mirada, recogió rápidamente sus cosas para irse a algún lado lejos de allí. En sus acciones se venía claramente el miedo y la indiferencia impregnada que profesaba hacia David, y eso al mayor lo estaba matando-, Gracias.

-Espera-, lo cogió del brazo para impedir que escapara-, Andrés, por favor… Solo, escúchame-, y cuando rogo eso lo hizo de verdad, con arrepentimiento puro que no necesitaba ser fingido.

-Tengo que irme, llevo prisa.

-Por favor, un minuto-, pidió mirándolo a los ojos y vio que algo que solía estar en ese lugar se había extinguido y no brotaba más. Esa era la admiración que le tenía, que llego a sentir Andrés por David se había ido de esos orbes avellana-, Nada más que un minuto.

-Vale.

.

.

------Nota de autor------

:v voy a cambiar el nombre del fic a "Amor por chantaje" xD lo se, perdon por decirlo tanto. 

Notas finales:

Les reitero, voy a cambiar el nombre del fic por "Amor por chantaje" mañana lo cambiare, por favor haganme saber si se enteraron o no, no quisiera perderlos.

:D mucchas graxias a los que aun siguen esta locura, de verdad los parecio mucho queridos uwu. Dejen sus comentarios mis nenes :'v me alegraria saber si siguien alli o no :c

Les digo de una vez, estoy planeando otro fic ¿Les parece que el prota sea Jose? No se, dejo eso a sus manos (Ya tengo planeada una historia si les agrada la idea), dejen su opinion chicxs !

los amo con todo mi heart! no volvere a casi morir!

Bay ne!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).