Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Juguete por Chantaje por Abby-shan

[Reviews - 111]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

por favor no me odien, se que me esta vez me pase :'c pero no puedo hacer nada ps tengo una vida de puta mierda llena de tareas.

enserio perdon, lo siento lo siento muchoo, no va a volver a pasar :v se los prometo prometidamente.

la verdad no he estado con animo de escribir, pelee con mis padres y ellos me dijeron que eran la hueva de mis amigos... eso me dolio como puta madre y pos me deprimi :v deje de comer unas semanas hasta que nos contentamos y debido a eso ahora si casi no como :c esta es la primera vez en mi vida que no disfruto estar flaca... se me fueron las pocas y nada de nalgas que tenia  :C

                                                                         

 

------------Narrado en tercera persona------------

Su voz se descoloco, las piernas le flaquearon con dureza. Simplemente no podía procesar las palabras que segundos antes salieron de los labios pintados de morado de María Fernanda.

Mafe le dio a conocer el rumor a prácticamente todo el instituto en tan solo unas pocas horas de clase y a petición de su gran amigo Raúl se había encargado de hacerle llegar el rumor personalmente a David.

Todavía se estaba preguntando él porque de su actuar, Raúl no era de los tipos que daba a conocer una relación de un día para otro puesto a que el chico deportista simplemente se interesaba en obtener placer desenfrenado de la parte contraria y pare de contar ¿Para qué más? No le veía importancia.

Esa pregunta no la dejo dormir la noche anterior en paz.

Esa pregunta carcomía su cerebro de a poco y eso era malo para su amiguito, él sabía muy bien cuan insistente podía llegar a ser María Fernanda con tal de resolver una de sus tantas dudas. Mierda, le haría pagar caro a Raúl por dejarla iniciada.

-¿Te comió la lengua el gato?-, pregunto con ironía contenida, mordiéndose el labio para no echarse a reír a carcajada viva. Si, por ese sentido del humor tan retorcido que tenía era la razón por la cual se llevaba muy bien con Raúl o como ella prefería llamarle “Capi”.

Raúl y Mafe eran vecinos, amigos de infancia que se transformarían en confidentes leales e inseparables. “Como uña y mugre” le había dicho su madre cuando aún eran unos niños, ella rápidamente había aclarado que Raúl era el mugre, este, sin poder decir nada se había puesto a llorar en el regazo de la madre de Mafe por mera impotencia.

Si, el gran capitán del equipo de básquet era todo un llorón de niño. Cuanto darían muchos por saber ese tipo de información.

-Tiene que ser una broma-, se dijo a sí mismo en voz alta, con un deje de duda en su voz ¿Avía escuchado bien? Si en definitiva sus sentidos aun no le fallaban. Volteo a mirar nuevamente a la chica quien le informo de aquella noticia, ella solo lo miro divertida de sus reacciones.

-Es cierto Presidentico-, dijo está apoyándose sobre una de las paredes del lugar con los brazos cruzados. Cogió unos de sus largos mechones de cabello negro y empezó a jugar con el mientras esperaba que David dejara su estado de shock-, Raúl Olivo y Andrés Díaz están emparejados oficialmente ante todo el jodido instituto ¿No te parece fantástico?-, se miró las uñas de las manos que estaban pintadas de negro, con su actitud desinteresada-, Así ustedes dos dejaran de pelear por las chicas que se turnan la liar.

-Eso es…-, no pudo articular palabras, aun no salía de su asombro. Sus ojos de querían salir de sus orbitas, no podía con la noticia.

Miro a Mafe, la información que ella daba jamás era falsa (Algunas veces era poco elaborada pero nunca falsa) ¿Por qué estaba dudando ahora? Aquella chica prácticamente hacia servido de informante desde sus años de primaria, siempre jugaba en varios bandos pues según ella así tenía menos probabilidades de hundirse cuando uno de ellos colapsara ¿Verdad?

-Bueno, no eres la primera persona que duda de mi información-, dijo fingiendo enfado-, Pero al igual que los otros, te darás cuenta por ti mismo que yo no digo más que la verdad ¿Comprendes David?-, dijo aquello con un tono de seriedad. Ella era de las pocas personas en ese instituto que no le temía ni un poco a lo que pudiera recaerle si enfadaba al presidente-, Me chinga que duden de mí, joder ¿No te lo había dicho ya?-, Alzo una ceja, ahora había cambiado su tono de voz a uno aniñado y entusiasmado ¿Acaso estaba en sus días? Probablemente no, desde que la conocía esa era su actitud.

Se quedaron unos minutos en silencio en los cuales David solo se dedicaba a pensar sobre lo dicho y Mafe a preguntarse mentalmente si ya podía marcharse del lugar, ya se estaba aburriendo.

 Minutos más tarde la chica llevo a cabo sus ideas y se marchó de allí sin decir ni una palabra, podía jurar que el presidente no se había dado ni por enterado de aquello ¿Tanto le había afectado? ¿Era por Raúl? Valla que esa rivalidad que tenían esos dos estaba rozando los parámetros de la obsesión pero, no obstante, su actitud podía ser debido a otra persona de por medio ¿Acaso era por el otro chico? Estaba empezando a sentir curiosidad, iba a descubrirlo sea como sea pues eso hacia parte de su trabajo ¿No?

-------------Narrado por Raúl------------

No hacía nada en especial, solo me dedicaba a cambiar canales cada cinco minutos sin poner la más mínima atención a los programas que pasaba de largo… Pensando en todo lo que había sucedido recientemente. 

Pensé en Andrés y sus expresiones estúpidamente inocentes aun siendo un adolescente de dieciséis años. A decir verdad yo pensaba mil y un cosas de él que hasta ahora se han desmentido, pensaba que solo era un aprovechado o una perra con un ano bastante inquieto.

Y era que ahora me estaba arrepintiendo de todo lo que le estaba haciendo pasar, el sentimiento de culpabilidad estaba empezando a hacer de las suyas conmigo. No podía retraerme de una decisión que ya había tomado.

-Amor, mira estos nuevos tintes que compre por encargo-, la estruendosa voz de mi madre rompió el pacifico silencio que reinaba a mi alrededor. Apague la Tele, me erguí sobre el sofá en donde estaba regado y me dedique a mirarla. Llevaba cajas de diferentes colores-,…Ohh, mira este de aquí ¡Es hermoso! -, exclamo aquella alocada mujer -, ¡Probemos este primero! Luego este, no puedo esperar mi vida-, a sus treinta y siete años esa mujer era la mata de la energía.

Oh por favor, no otra vez.

¿Acaso para eso no tenía pelucas? ¿Por qué tenía que usar siempre mi cabeza? Ella y mi padre también tenían cabello ¿No?

-¡Mamá! Ya tengo suficiente con este cabello zapote como para tinturarlo otra vez-, le dije cuidando mi tono de voz para no alzarlo demasiado como para recibir un golpe justo en la cara por parte de mi madre como ya era de costumbre para ambos-, Mi equipo perderá el respeto que me tienen si continuo tinturándome.

-Como primero, no es zapote tarado-, dijo apuntándome con sus dos dedos índices-, Es Caoba, CA-O-BA-, coloco sus manos en jarra, a ambos lados de su delgada cintura (Diría yo que demasiado para su edad)-, Como segundo ¿Cómo vas a negarte a tu madre querido? ¡No seas malo Raulin!-, odiaba cuando me llamaba así, me sentía como un niño.

Aun no podía acostumbrarme a su atención, a tenerlos tan cerca. Entendía muy bien que ellos querían mostrar afecto hacia mí después de todo este tiempo separados y de verdad que agradecía eso pero no podía dejar lado todo lo que había pasado así como así. Me asustaba demasiado acostumbrarme a su afecto y quedar otra vez hecho mierda (Aun más que la vez anterior), lo peor es tener recuerdos.

Ya han pasado diez largos meses desde que decidieron quedarse en definitiva aquí, pero esta clase de cercanía con mi madre o mi padre aun no era normal para mí. Ninguna clase de cercanía para ser exactos. En el tiempo que viví con mi abuela ella me enseño a ser alguien que no fuera atravesado por nada, exactamente lo que soy ahora y de eso estoy enormemente agradecido… No me gusto para nada la idea de dejar su casa.

Aunque yo no podía negar que estaba feliz de poder estar reunido con ellos nuevamente, eran las únicas personas aparte de mi abuela que amaba verdaderamente y quienes me aceptaban como yo era en realidad.

-Dania, cariño ¿Ya está lista la cena?-, pregunto mi padre apareciendo de la nada por la puerta, ignorante a nuestro alegato poco convencional. Si, el jamás le decía ni una palabra acerca de sus locuras o niñerías, no desde que mi hermana mayor murió a causa de un accidente automovilístico.

-En un momento Brandon… Ve a ver televisión mientras esta la cena mi vida-, decía mi madre emocionada, papá solo asintió con una sonrisa boba pintada en sus labios y fue a sentarse en donde yo estaba con anterioridad. Era mil veces mejor  tenerlos de esa forma, tener a mi mamá de insoportable era preferible a tenerla encerrada en su habitación llorando con descontrol-, Raúl, ve a preparar la mesa.

-Voy-, le dije con voz tenue, avanzando hacia el comedor para hacer lo que mi madre me mandaba.

De a poco me acostumbraría una vez más a la palabra Familia.

No había ni un solo día en que dejara de pensar en mi difunta hermana, ya se acercaba del día de su cumpleaños, la época empezaba a mejorar ¿Qué le compraría a Khath esta vez a sus ya veinte años? Solo faltaban unas cuantas semanas, tal vez menos o quizá incluso más.

-------------0-------------

Las cosas iban como la mismísima mierda de la mierda, el partido amistoso que tuvimos con un equipo anfitrión estuvo demoledor para nuestro equipo. Eso me hizo darme cuenta de que tan mal estábamos para el torneo que se aproximaba, tenía que incrementar las horas de entreno para estar a la medida… Por lo menos eso aunque nos ganen con ventaja.

La derrota ya está totalmente asegurada… No, esperen… ¿Qué estoy pensando? Se supone que nadie del equipo puede ser tan pesimismo, menos en mi puesto de capitán… bueno, ¿Por qué escogí ser capitán? Esto de verdad es agotador, aun peor con todo lo demás del instituto. Estarían bien solo con José.

Desde aquel incidente que disperso por varios años a mi familia yo prefería tener todo en orden y calma, nada fuera de su sitio o me descontrolaría. Si todo estaba donde debería estar nada me sorprendería o abrumaría, si todo estaba donde debería estar no me encontraría en situaciones difíciles nuevamente.

Como dice el dicho “Todo está fríamente calculado” Por lo menos yo lo prefería mil veces de esa forma a no conocer que me deparaba el destino era aterrador. Lo decía por experiencia.

-Joder-, no pensé con claridad lo que estaba haciendo ni que me dolería a horrores luego. Golpee mi cabeza con fuerza contra la mesa de madera del pupitre-, ¡Oh maldita mierda!-, jadee, me había llevado un buen golpe justo en la frente-, Joder, joder… ¡Odio este maldito día!-, dijo sin miedo a ser escuchado por la soledad que habitaba el aula.

Me pare del pupitre echo una verdadera furia, este no era mi día ¡Mataría a cualquier maldito quien se me pasara por delante! Me jodia este día, pro suerte mi madre me había dejado mi cabello de su color original o juro que de verdad explotaría.

Estábamos en receso, como era de esperarse en los pasillos no cabía solo un alma más, era algo frustrante la cercanía de otras personas o al menos eso a mí me parecía. Estaba empezando a frustrarme demasiado.

Sentí que algo o alguien chocaron con fuerza contra mi hombro derecho, levante la cabeza con mi boca dispuesto a lanzar algún insulto pero al parecer esa persona también estaba dispuesto a hacer lo mismo.

Los dos caminamos unos cuantos pasos hacia adelante, deteniéndonos a la mimas vez y a la misma distancia. Sin levantar la mirada de donde sea que la tuviéramos puesta.

Me enfermaba también que fuéramos tan iguales de algún modo extraño y retorcido. David y yo no cabíamos en un mismo lugar.

-Cuida por donde caminas-, escupió con hosquedad hacia mi persona. Con su usual pose firme dirigiéndose a cualquiera como si fuera una plaga ambulante, ese sujeto de verdad me enfermaba.

Y me enfermaba aún más pensar que Andrés se fijó justamente en este sujeto malcriado. Una pizca de envidia ya me invadía desde hace unos días pero ahora era mucho mayor que antes. Las preguntas empezaban a surgir acaparando espacio en mi mente y eso era justo lo que no necesitaba en estos momentos.

-Oh, perdóneme su majestad-, le respondí con reproche, metiendo mi manos en los bolsillos de mi sudadera. David solo hizo un gesto de repulsión mientras dirigía su mirada a mí.

-No estoy de humor para tus pendejadas Raúl.

-Pues ya somos dos David.

Nos fuimos  acercando poco a poco, sin perder nuestras poses intimidantes.  Si mal no recordaba jamás nos habíamos peleado con fuerza en el instituto, todos nuestros altercados  no habían pasado de palabras o uno que otro empujón.

-No eres más que un cerdo fascista.

-Vamos Raúl, no hables en términos que no puedes entender.

-No te atrevas de tratarme de idiota-, le agarre del cuello de su camisa pero el continuaba sin hacer nada-, De verdad que no sé por qué carajo Andrés se fijó en ti-, le recrimine… Por primera vez fui testigo de como a David el daba un tic en el ojo izquierdo cuando de verdad se salía de si, le debía dos billetes a Mafe por no creerle.

-¡No te atrevas a hablar de eso idiota!-, me grito fuera de sí para luego golpearme con fuerza la mejilla derecha, por el impacto tan repentino solté mi agarre. Me había descuidado sin duda. Solo vi luces por mili segundos y luego sentí el sabor metálico de la sangre correr por toda mi cavidad bucal… Luego me ocuparía de revisar que había roto.

Pensé en Andrés, en su sonrisa inocente cuando me dijo que yo era una buena persona. ¿Buenas persona? No me hagan reír.

-¡Vamos!-, le alenté escupiendo la sangre que no paraba de salir de mi boca. Camine hacia adelante imponente hacia su dirección, haciéndolo retroceder unos cuantos pasos-, ¡Pelea por algo que tú mismo jodiste!

-¡Cállate!-, grito a todo pulmón. Por alguna razón el mundo alrededor de nosotros había dejado de existir, no nos habíamos dado cuenta del inoportuno espacio que escogimos para llevar a cabo nuestro altercado.

No íbamos a ocultarlo por más tiempo nuestro odio, tanto el como yo estábamos que explotábamos.

David me lanzo un puño directo a la cara pero esta vez mis reflejos no fallaron, pude alcanzar a coger su puño aun en el aire como si este fuera un balón de básquet a los cuales yo estaba dispuesto a recibir siempre. David y yo fuimos compañeros de una pequeña escuela de yudo hace un par de años.

- ¿Joder? ¿Dime qué fue lo que jodi según tú? No me hagas reír Raúl-, peino su cabello castaño oscuro (casi negro) con una mano-,…Él no era nada más que un polvo Raúl, como muchos otros que me he tirado ¿Captas? Hasta Andrés tenía muy en claro esos términos… Solo era una prueba, creo que mejor me quedare con los senos y caderas grandes -, dijo con tanto cinismo que me sorprendió como este maldito podía ser tan pero tan hipócrita.

Esas palabras hicieron un eco profundo en mí, resonando en mi cabeza como si se grabaran fastidiosamente. Sentí como la sangre me hervía repentinamente, las venas de mis brazos y de mi cuello también hicieron evidente el enojo que estaba sufriendo por esas palabras. ¿Cómo podía ser tan malditamente sínico? ¿Yo soy igual que él?

-¡Maldito!-, le cogí de los hombros para que no se escapara de mi siguiente movimiento, propinarle un fuerte rodillazo en la tripa. Disfrute enormemente cuando el cayo de rodillas en el suelo sin aire gracias al impacto.

Hubo un momento en donde David me lanzo de una patada hacia los casilleros, abollando algunos. Fue un impacto fuerte .Ok, no esperaba que tuviera tanta fuerza como para hacerme tambalear-, ¿Eso es todo lo que tienes bastardo?-, le reproche entre risas, tosiendo un poco por debido al sitio que recibió el golpe.

-Te vas a enterar-, amenazo con fiereza.

Sonreí de lado ante su actitud. Yo quería que esto pasara… No solo fue una pelea por motivos estúpidos aunque, sinceramente, fue lo que él dijo que me saco de mis cabales.

-Ven aquí torito.

Seguimos repartiéndonos golpes a diestra y siniestra, sin importarnos siquiera que un grupo de personas empezaba a formarse alrededor de nosotros (A cada minuto incrementaba) que coreaba en voz emocionada “¡Pelea, pelea!”  Como si fuéramos una especie de animales defendiendo territorio.

Unos abucheaban a David y otros lo alentaban, era lo mismo conmigo. Todos eran imparciales, apostaban por el que iba ganando a ratos, luego cambiábamos y así hasta que una aguda voz grito “Alto”.

Ambos volteamos a ver a aquella persona que se atrevió a decir eso, aun agarrados de donde podíamos para continuar con nuestra paliza mutua. Me sorprendió bastante verlo allí, respirando con dificultad a causa de todas las miradas que se posaban sobre su menuda figura.

-Ya paren, ustedes dos-, yo sé que él verdaderamente luchaba por hacer sonar su voz firme, para tratar de no titubear. Avanzó hacia nosotros haciéndose paso entre los espectadores, con un aura seria-, ¿Saben lo que acarrea esto? El entrenador de básquet y el comité estudiantil podrían hundirlos a ambos, paren esto por favor-, empezó a agarrarse la punta de su sudadera, ahora si se le notaba el nerviosismo.

Y eso hicimos, sin quejas ni reclamos en lo absoluto. Tanto David como yo soltamos nuestro agarre del contario, aun con las ganas de volvernos a moler a golpe limpio. Todos los espectadores empezaron a abuchear, al rato muchos se dispersaron pues el espectáculo ya había culminado entre nosotros.

Ningún profesor o figura de mando acudió, al parecer nadie había dicho nada de lo sucedido. Y todo había vuelto a la normalidad, solo se encontraban tres personas aun y esos éramos nosotros.

Camine en dirección a Andrés con un aura negativa rodeándome, el solo mantenía la vista fija en el suelo ya con la pena a flor de piel. Tome su muñeca izquierda con brusquedad sacándole un leve quejido, obligándole a levantar la mirada hacia mí.

-Bien, pues entonces vámonos de aquí-, me iba a dirigir hacia el patio trasero pero una manos en mi hombro me detuvo-, ¿Qué crees que estás haciendo ahora?-, le pregunte mirándolo por encima del hombro.

Pude sentir como Andrés se tensaba de un momento a otro al sentir mi agarre sobre su muñeca. Esta ya me estaba alterando más de lo que me esperaba ¿Era a causa de las palabras tan hirientes de David hacia la persona que estaba usando? Mierda, ni yo me puedo entender siquiera.

-Esto es solo para fastidiarme ¿Verdad? No te veo a ti formalizando una relación y menos con el-, lo señalo sin pudor alguno, como si nuca hubiera tratado con él en su vida-, Andrés solo estaba a gusto a mi lado haciendo lo que mejor sabe hacer…-, apretó la mandíbula, pude escuchar su dientes chillar al encontrarse entre sí con la fuerza aplicada-,No lo conseguirás tan fácil, de eso puedes estar seguro-, dicho esto solo se acomodó un poco su camisa y se fue del lugar, con total calma y paciencia.

Camíname con Andrés a rastras hacia los baños de hombres, por lo menos allí podríamos hablar en paz. Parte de los estudiantes nos miraban con una cara asombrada al verme echando humo de la rabia e impotencia.

Si iba a hacer algo, no creo controlarme.

Tuvimos suerte de que el ultimo chico que usaba el lavamanos abandonara el lugar unos instante después de que ingresáramos, serré la puerta con cerrojo pues sabía bien que nadie molestaría luego de forcejear la cerradura vanamente. Solo faltaban un par de minutos para que la campana sonara anunciando el fin del receso, poco me importaba eso, primero debía arreglar esto.

-Tu… -, le apunte con el dedo índice de mi mano, entrecerrando los ojos-, ¿De dónde sacaste la valentía para intervenir?-, di pasos hacia delante acercándome más y más a él, acorralándolo contra una pared cercana-, ¿Sabes en el concepto que te tiene y sigues defendiéndole? ¿Acaso no te valoras ni un poco Andrés?

Su cara mostro sorpresa e indignación, sus ojos eran grandes y su nariz respingada. No había caído en cuenta de que el marco de sus lentes estaba unido por cita adhesiva, uno de los vidrios también estaba roto.

-Ambos se meterían en graves problemas si nadie los paraba… Ya algunos pensaban en llamar a las directivas… ¡Pero yo en ningún momento lo defendí!-, me recrimino, frunciendo el ceño-, ¡Yo quería evitar que se lastimaran! ¡Que te lastimaras!

-Dime… ¿Yo que he hecho por ti? ¿Por qué intervenir por mí?-, reí por lo bajo, sin quitar mi mirada fiera de aquellos ojos miel-, Sabes bien como soy Andrés, deberías tenerme miedo y odio por todo.

-Yo no te odio… Tú fuiste la única persona que me escucho-, dijo esto último en un hilillo de voz. Trago saliva con dificultad, preparándose para decir las siguientes palabras-, Raúl, tú no eres una mala persona aunque lo quieras parecer.

Y ahora sí que explote, escuchar esas palabras no me ayudaban en nada.

-Pues deberías-, le dije, en un murmullo receloso cerca de su oreja izquierda. Su piel se erizo, supuse que sus mejillas se tornaron de un color carmín.

Seguido de eso, no espere una respuesta de su parte… Me apodere con fiereza de sus labios, una de mis manos viajo a través de su lacio cabello. No me importo que mis rostro estuviera ardiendo y adolorido.

Se sentía bien… Aquellos carnosos labios se sentían cálidos e inexpertos, como la última vez que lo bese ya hace algún tiempo atrás. No  pude aguantarme y mordí su labio inferior con nada de delicadeza, obtuve un quejido por respuesta para luego sentir el sabor metálico de la sangre. Él no se había opuesto como la vez anterior… Oh grandísima mierda… si seguía de esta forma ¿me volvería adicto?

Negué ante ese pensamiento, no podía ser cierto. Separe mis labios de los contrarios, tome a Andrés de los hombros para obligarlo a voltearse, quedando se cara contra la pared. Sujete sus dos manos por encima de su cabeza, hacer aquello basto tan solo con una mía, realmente su fuerza era casi nula (Por no decir completamente). Le mire de arriba a abajo, sus ropas holgadas no me dejaban apreciar lo que en verdad quería.

-¿Q-qué haces?-, pregunto entre atemorizado y excitado (O eso fue lo que pensé) cuando empecé a manosear su redondita retaguardia. Los pantalones estaban de mas, por suerte no traía una correa o algo parecido que impidiera poder sacárselos de golpe. -, S-suelt-tame-, tartamudeaba.

Unos bóxer de color azul oscuro se apegaban bastante a sus nalgas. Pase mi mano libre por debajo de su suéter, explorando su piel cálida y su cintura estrecha, tal vez incluso más de lo que era normal.  Mi parte baja ya estaba comenzando a despertar también. Perfecto, lo que me faltaba.

Me relamí los labios -Calla y mantén los codos apoyados contra la pared ¿Entendiste?-, sonreí de lado al ver que asentía, quizá con algo de miedo a lo que podía llegar a hacerle.

Ahora tenía ambas manos libres para hacer lo que quisiera, la primera en ocuparse fue la derecha quien se encargó de viajar a través de la ropa interior de Andrés, masajeando su hombría. Mi mano izquierda no se quedaba atrás para nada, esta empezaba desabrochar mi propio pantalón.

Comencé a proceder con la tan afamada acción de rayar con mi entrepierna la parte trasera de mi víctima. Solo basto unos minutos de más para que el soltara su semilla, manchando mi mano en el trayecto junto a su suéter y camisa.

Aunque yo aún no había terminado, no era suficiente para mi pero, no obstante,  eso había sido dejado en segundo plano a causa de mi enfado…Estaba enojado con el contrario, irritado de que Andrés no produjera ruido alguno, eso comenzó a picar mi curiosidad ¿Acaso yo era malo en lo que hacía? ¿David era mejor que yo en esto? Oh, no señor, eso no se podía quedar así.

-¿Qué le paso a tu voz putita?-, le susurre al oído, consiente del daño que le causaban mis palabras -, Se supone que sirve para gemir ¿No? Hazlo ahora, Andrés… Para eso eres bueno ¿Verdad? -, mordí levemente su oreja, esta vez sacándole un pequeño y casi imperceptible gemino. Use las mismas palabras que la vez anterior, la vez que me aparto y abofeteo con brusquedad, sin embargo esta vez no hacia… Nada. Hale su cabello para atrás, atrayéndolo y volteando su rostro con rudeza-, No me hagas enfadar-, le dije mirándolo a sus ojos firmemente serrados… Ese fue mi error.

Mordía su labio inferior con fiereza para no dejar salir su voz, ese era justo el labio que yo le había mordido hace unos momentos, derramaba unas pequeñas gotas de sangre y estaba casi que morado. Aunque no había soltado lagrima alguna, se podía contemplar su expresión de dolor.

Pare lo que estaba haciendo, al soltar mis agarres el cayo de rodillas al piso provocando un ruido sordo, sus lentes también se habían desprendido de su lugar volviéndose añicos sobre las baldosas. No duro en esa posición mucho tiempo, solo el suficiente para acomodarse sus prendas debidamente, se apoyó de la pared para poder ponerse en pie, frente a mí.

Lo mire por un largo rato, sus manos estaban halando la tela de su suéter manchado por su propia camisa. Tal parecía que no se había dado cuenta de que sus lentes aun reposaban en el suelo, o tal vez lo paso por alto. Su maldita mirada no se atrevía a dirigirse hacia mi persona.

Eso me irritaba.

-Quítate el suéter y la camisa, ahora-, demande al ver los rastros de semen esparcidos por sus prendas. El simplemente se estremeció y, sin voltearme a ver ni un solo segundo, se despojó con recelo de aquellas dos prendas que dejaban en evidencia lo que había sucedido. Volví a examinarlo con la mirada, antes había sentido parte de su torso pero nada se comparaba a verlo… Una delgada, muy delgada cintura, su pecho totalmente lampiño, unas cuantas costillas se asomaban al igual que su clavícula. No pude evitar preguntarme si este chico comía bien, es decir ¿Cómo alguien puede estar así de flaco?

Bien, ya estaba pensando en cosas innecesarias.

-Dámelas-, le exigí con voz severa y eso fue lo que hizo, me las paso con suavidad, como si no estuviera enojado en lo mas mínimo conmigo. Me saca de mis casillas su obediencia, su falta de protestas… Él me saca de casillas con su actitud-, Quédate justo aquí, en un momento regreso.

 

Notas finales:

en fin, los quiero un monton y intentare no retrasarme nuevamente.

espero sea de su agrado, cuatro o cinco comentarios y sigo con el nuevo cap, digan lo que queiren que sho los sigo <3 fue gracias a un comentario que decidi el agarron de Rau y Davi


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).