¿Cuánto tiempo había sucedido?, no estaba seguro, para mí el olor de su perfume aún seguía en mis sábanas, en mi piel.
Sentía cada centímetro de su piel recorriendo la mía, como si el tiempo no hubiera transcurrido, como si aún estuviera en la fantasía del mundo habitado sólo por nosotros dos.
Suspiré.
Hoy nuevamente debía ir al colegio. Seguramente lo vería, pero eramos amigos, nada más allá de eso.
Mi pecho dolía, pero era un dolor al que pronto debía acostumbrarme, él no me pertenecía y nunca me pertenecerá. Aunque siempre recordaré aquel día en que lo tuve sólo para mí, el día en que le entregué todo lo que podía, en el que le dí mi corazón esperando sólo sentirme amado por una vez en la vida.
Caminé rumbo al colegio y sentí como el móvil vibraba en uno de mis bolsillos.
Pensé en él y me sonrojé al instante, pero no, no podía ser él, sería absurdo, solo debía estar confundido.
>>No lo aguanté y te escribí. Jimin, sé que ahora solo puedo tratarte como un amigo y es como amigo que te digo: ¿Quieres ir a beber un café o ir a almorzar por ahí?
Mi corazón comenzó a acelerarse. Esto no puede ser, él no puede simplemente venir y alborotar todo nuevamente.
YoonGi y su poder sobre mí. Al parecer mi intuición no estaba tan errada, era él quien había enviado el mensaje y encima quería verme.
Mis mejillas ardían y estaba cien por ciento seguro que no era por el frío clima.
Volví a guardar el móvil en mi bolsillo luego de contestarle un simple "Sí". Realmente no tenía idea qué contestar sin sonar muy desesperado o esperanzado. Quería verlo, eso es verdad, pero habíamos decidido que desde ese día en más seríamos sólo amigos y nada más, no podía dejar que note todo mi nerviosismo y mis sentimientos.
Llegué al colegio y me senté en mi pupitre. Tenía calor y no necesariamente por haber entrado al edificio.
—¿A qué se debe tan hermosa sonrisa en horas tan tempranas de la mañana? —Una voz femenina me distrajo de mis pensamientos y me abofetee en cuanto me di cuenta de lo tonto que parecía.
—N-Nada —tartamudee y escondí mi rostro entre mis brazos cruzados sobre el banco.
—Mmmmm... A mí no puedes mentirme Jimin, hace ya algunas semanas nos conocemos y por tu sonrisa puedo deducir que todo marchó bien con aquella persona.
Me volví a observarla.
—¿Tanto se nota? —pregunto avergonzado y ante su sorpresa al responder a su pregunta sin necesariamente haberla querido responder, vuelvo a esconder mi rostro.
—Uhh, ¡esa persona sí que te tiene mal!
Volví a observarla mientras apretaba mi mejilla interna.
—¡No es lo que tú crees, no estamos juntos ni nada por el estilo!, simplemente... fue una vez y será la última —pronuncié las ultimas palabras con esa opresión en mi pecho y ese revoltijo en mi abdomen. No quería esto, realmente no lo quería, pero sabía que era lo único que podíamos hacer.
—¡Como digas!, igual te ves muy lindo cuando te sonrojas. —Se burló y fruncí mi ceño en un falso enojo.
—¡Taeyeon! —Me quejé.
Ella comenzó a reír y se marchó del salón.
Era tan buena conmigo. Ahora que lo pensaba, si no hubiera sido por ella jamás habría encarado a YoonGi y jamás podría haber tenido en mí tal recuerdo. Se lo debía a ella y a sus palabras en el momento justo.
Sonreí apenas y tomé mi teléfono para ver si YoonGi había enviado algo, pero no había nada allí.
Suspiré.
Pronto estaré a solas con él nuevamente.
Mi corazón comenzaba a acelerarse.
El profesor ingresó en el salón y abandoné el móvil en mis bolsillos.
+++
Al parecer había llegado temprano.
Estaba en el café que propuso YoonGi para vernos, pero desde que me envió el mensaje con la dirección no me respondió ningún mensaje más.
Revisé la hora y noté que aún era temprano. Suspiré y sonreí. Quería ver su rostro sonriente, sus pequeños dientes y sus encías, sus ojos pequeños, su pálida piel.
—¿Va a ordenar algo? —Uno de los empleados me alcanzó una carta e hizo esa pregunta.
—Aún no, estoy esperando a alguien —respondí cortésmente.
Él asintió, dio media vuelta y se marchó por donde había venido.
Mis ojos estaban clavados en la puerta del local, pero nadie llegaba. No había ni rastros de YoonGi.
Tomé el móvil entre mis manos y aunque quizás sólo yo estaba ansioso porque nos veamos, me decidí a mandarle un mensaje, quizás tenía algún contratiempo o directamente no podía venir.
>>YoonGi, ¿sucedió algo?, ¿podrás venir?
Le di en enviar y esperé. Solo tardó unos cuantos minutos en vibrar entre mis manos el móvil.
>>No iré. Perdón por confundirte, sólo estuve contigo para probar lo que se sentía estar con un hombre, lamento si te ilusioné o algo parecido, pero así son las cosas Jimin. No vuelvas a molestarme.
Mis ojos estaban comenzando a ver borroso.
No puede decirme... Un sollozo escapó de mis labios y cubrí rápidamente con el dorso de mi mano mis labios.
¿Que no lo moleste?... Que no lo...
Dejé caer el móvil sobre la mesa y me levanté.
Lo cogí y metí en mi bolsillo.
—¡¿No va a ordenar algo?! —Escuché detrás de mí, pero lo ignoré.
¿Qué era esto? ¿Qué era este sentimiento?
Dolía más que antes, más que incluso haber sido rechazado antes. ¿Por qué?, pues porque todo lo que para mí fue un tesoro, un preciado recuerdo, para él no fue más que una simple experiencia de la cual se arrepentía.
¿Esto? ¿Siempre fui esto para ti?
Corrí por la vereda hasta que mis piernas dijeron, ¡basta!
Sujeté mi pecho. Nunca había dolido tanto, nunca un nudo en la garganta había sido tan grande.
Deseaba que esto no fuera real, que nada de esto... doliera como duele.
Que sea un sueño o más bien una pesadilla. Que pronto llegue Taehyung a levantarme a golpes.
Pero no, no lo era.
Mis pies se arrastraban sin rumbo fijo y no fue hasta que escuché una pequeña risa que capté que conocía aquella voz.
Mi rostro estaba sin vida. Ya no había lagrimas, las que habían salido, se habían secado.
Me sentía completamente vacío.
Levanté mi vista con lentitud y mis pupilas captaron unas manos entrelazadas.
Viajé hasta el principio de esos brazos y otro estúpido nudo se atoró en mi garganta impidiendo que la saliva tuviera su curso libre por mi cuerpo.
—YoonGi —balbucee.
Sus ojos. ¿Era lástima? ¿Pena? ¿Vergüenza? ¿Asco?
¿Qué sientes por mí, YoonGi? ¿Qué tanto me tienes que destruir? ¿Qué tanto me quieres destruir?
Mire a su costado y esos ojos que sentía conocer, pero con otro brillo, me miraban ahora irradiando furia.
Era ella. Siempre fue ella y yo no lo sabía. Lo ignoraba.
—Jiminnie... —susurró su ronca voz, pero lo ignoré.
No me llames así. Haz que el dolor termine.
—Taeyeon —murmuré intentando que mi voz salga la menos quebrada posible.
Curvé mis labios y les sonreí como mejor podía hacerlo.
—No sabía que eran novios. Mejor no los interrumpo y me marcho —hablé mirándola a ella quien -ahora- parecía confundida.
—Esp-.
—Déjalo YoonGi —habló ella.
Mi cuerpo temblaba y aún así seguí mi camino cruzando por su lado, intentado que no notaran lo destruido que estaba.
¿Te acuerdas del Jarrón que sólo tú sabías reparar, YoonGi?, ahora vuelve a estar destruido y tú ya no estás para unir las piezas.
Quedará así por siempre.
Mi corazón era ese jarrón.
¿Y Taeyeon?, ella sabía todo de mí, yo confié en ella creyendo que no era más que una buena persona, una verdadera amiga, pero solo estaba siendo falsa.
Quisiera volver el tiempo atrás, pero no al tiempo en el que estábamos juntos, no a los momentos donde nos dimos besos o nos rozamos las manos. Quiero volver el tiempo atrás, justo en el instante donde no sentía nada por ti, donde nada más sufría por los fuertes golpes en mi piel, donde el dolor era físico y mi mente sólo pensaba en mis calificaciones, donde tu nombre no tenía más significado que el de un amigo y mis labios no deseaban tocar los tuyos como ahora.
Deseo volver atrás.