Esa noche siguió sin ser interrumpida, bebimos cuanto pudimos y dijimos cuanto no debíamos decir.
Hablé de más y me arrepentí en el acto. No debía hacerlo y simplemente no pude callar a esa voz en mi interior que gritaba que hiciera de mis sentimientos palabras.
Sabía que estaba mal, sabía que el amor era algo que no me podía permitir e igualmente me fijé en él; en su sonrisa, en su amabilidad, caí preso de una ilusión, de una fantasía, de creer que algún tipo de romance era posible, de creer que él podría llegar a sentir lo mismo, que su corazón podía llegar a sentirse tan cálido como el mío en su presencia.
Pero no era así, él no quería, él no ansiaba, él ni siquiera veía algo entre nosotros que no fuera hospitalidad de amigo, él no veía más allá y yo no podía seguir a su lado.
Tomé mis cosas y hablé con Taehyung. Debía marcharme, pero no podía volver al averno donde habitaban mis progenitores, necesitaba escapar de este sentimiento cuanto antes.
No había forma en la que pudiera seguir compartiendo un lugar físico con alguien que, sin saberlo, alteraba por completo mis cinco sentidos.
Fui minucioso. Sabía que luego de tanto beber siquiera podría levantarse.
Lo observé luego de llevar todas las cosas a la sala.
—Gracias y perdón —susurro creyendo que ésta será decisivamente la última vez que lo veré así, pero ansiando que eso jamás ocurra, ansiando que él sea quien se acerque a mi a buscar afecto, a buscarme por ser yo y no un simple cobarde que no se anima a enfrentar a sus padres luego de haber sacado una mala nota, que no sea por su acción como salvador de pobres e indigentes, que sea por mí, por Park Jimin. No por lástima.
No me tengas pena, porque no es eso lo que quiero de ti.
Sus labios apenas se separan y veo como sus dientes hacen acto de presencia. Se ve tan vulnerable, tan sereno, tan... tan... lejano para mí.
Suspiro y doy media vuelta.
No volveré a ti. Si lo hago me dañaré más de lo que ya lo estoy.
Necesito alejarme para pensar.
Necesito pensarte para olvidarte, para no quererte... porque sé que te quiero desde que tus pupilas y las mías se cruzaron torpemente y que aunque sea un camino difícil intentaré no desearte como lo hago ni atosigarte con mi amor no correspondido.
Muchos dirán que es imposible que te quiera en tan poco tiempo, pero nadie sabe que yo siempre te quise y tu acercamiento fue el detonante para que salga disparado aquello que reprimí con tanta fuerza.
En un principio pensé que los nervios eran naturales, que el conocer a alguien generaba cierta inquietud e incomodidad, pero no podía explicarme el quedarme encantado con cualquier trozo de tu ser. Porque así era...podía quedarme meditando sobre tan solo un mechón de cabello tuyo, una uña, una pequeña porción de ti, podía estar horas y, ¡qué digo horas!, podía estar eternamente embelesado incluso con el recuerdo de tu abrazo en los baños o con tu roce en la azotea, con cualquier pensamiento que te incluya podía pasar el resto de mi vida.
Y aunque en mi cabeza no pueda ingresar la idea de cuan importante eres para mí, si lo hace en mi corazón, y pienso que esa esa es la razón por la cual decido alejarme. Si sigo a tu lado me quedaré toda mi vida solo buscándote con mis ojos, cuando tus orbes vayan, seguramente, en una dirección contraria y alejada de la mía.
Llego a la sala y dejo la llave que me había dado a un costado -en una pequeña mesa-.
Tomo mi valija con fuerza.
—Adiós.
+++
—¿Seguro que no quieres hablarlo?
—No quiero...es difícil sentir esto, es muy difícil —pronuncié mientras sujetaba las sábanas que me cubrían.
—Él, cree que lo odias.
Si supieras que es todo lo contrario al odio.
Cruza sus brazos y me observa con reproche.
—Taehyung...solo déjame dormir —rogué.
Bufó y se levantó de la silla para caminar hasta la puerta y detenerse.
—Alguien debe sacarte de esa bendita cama, Jimin, no puedes estar así, ya va una semana y no digas que es por las heridas porque sé perfectamente que están cicatrizando bien...debes ir hoy al juzgado y lo sabes.
Bla bla bla.
Lo sé, pero solo quiero escapar un rato de la realidad, ¿es que acaso nadie llega a comprenderme?
—Iré, no te preocupes.
—Tienes cita a las 9 y eso es en media hora...deberías vestirte.
Refunfuñé en respuesta y él golpeó la puerta.
Debía conseguir mi emancipación, apartarme de esas personas y volver al colegio, pero me sentía perdido.
¿Y si lo veía?, ¿y si me odiaba?, seguro que lo hacía y tenía motivos. Me fui sin siquiera despedirme, ¿que yo le odiaba?, eso sí que era absurdo. Eso jamás pasaría.
+++
Estaba caminando con mis manos en los bolsillos, hacía frío.
Salía del lugar más feo en el que jamás había estado. Tuve que soportar gritos e insultos frente a un abogado, pero todo salió bien.
Debería sentirme pleno, feliz, ¡lo había logrado!, había podido demostrar que ellos eran los causantes de los temblores en mi cuerpo, de los hematomas que recorrían mi piel, lo pude demostrar y por fin era libre, pero no estaba satisfecho.
Sacudí mi cabeza.
Quise autoconvencerme de que era normal y que quizás se debía a que jamás había tenido este tipo de libertad, pero muy dentro de mí tenía recónditamente enterrado el sentimiento no correspondido que había aflorado poco tiempo atrás y esa era la causa de que mi plenitud no sea tal; entonces pensé-correré a decirle que lo quiero, que mi bienestar no es posible si no es con su cercanía- pero me doy una bofetada interna y me repito: tú nunca serás correspondido, nunca.
Sigo mi camino pensando en un tal vez.
En tal vez pueda olvidarte.
Tal vez pueda reprimirte.
Tal vez pueda volver al colegio y solo verte desde lejos, intentando no verte aunque mis ojos estén clavados de lleno en ti.
+++
Senté mi cuerpo en la dura silla de madera.
¿Cuánto tiempo sin tenerte en mi campo visual?, dos semanas.
Podría llegar a pensar que incluso soy un completo psicópata, pero tengo perfectamente contados los días desde que no te veo.
Quiero verte, es lo que más deseo, pero otra vez mi conciencia me dice: "no es correcto, posa tus ojos en otra cosa, maneja tu interior para despegarte de una vez de la fantasía absurda a la que te encuentras sujeto".
—¡Ey!
Oigo una voz, pero creo que no es a mí a quien va dirigida tal exclamación.
—Sí, ¡tú! —escucho su femenina voz y veo que sus pupilas se plantan en las mías.
¿Quién es ella?, me pregunto al instante en el que la escaneo para poder reconocerla.
Me señalo al mejor modo estúpido en el que alguien puede llegar a señalarse a sí mismo y ella asiente con una gran sonrisa.
Me pongo nervioso al instante, ¿habré hecho algo mal?, ¿la conozco de algún lugar?
—¿Tú, eres Park Jimin? —indaga y se sienta frente a mí.
En el receso casi todo el mundo se va, excepto yo.
Aunque ansíe verlo, sería doloroso y simplemente mis pies deciden dejarme plantado aquí. Otra controversia, otro sin sentido más en mi vida, otra dicotomía.
—S-sí —respondo y me abofeteo por lo tonta que sonó mi afirmación.
Ella apenas sonríe.
—Yo soy Taeyeon, estoy hace apenas una semana en el colegio y sólo me faltaba conocerte a ti, he vivido mucho tiempo aquí- en mi niñez- pero por cuestiones de mi familia me he mudado y este año han decidido volver.
¿Por qué se le hace tan fácil soltar cosas personales a desconocidos?
—¿Sucede algo? —inquiere y sacudo mi cabeza.
Sonrió como idiota -no debí quedarme tildado- me reprendo.
—No es nada —respondo y ella frunce el ceño.
—Puedes confiar en mí, no le diré a nadie...¿algo sucede? —vuelve a insistir y dudo por un instante.
¿Le digo que estoy mal por querer a alguien?, ¿debería?
—Me gusta alguien...alguien que no debería gustarme.
Sus ojos se abren enormes y sonríe. ¿Tú también te burlarás?, ¿me dirás que soy un cobarde como repite siempre Taehyung?
—¡Qué lindo!
¿Lindo?
El dolor no es lindo.