¿Me besaría?, ¿esto era una broma?, ¿realmente quien estaba frente a mí era YoonGi?
Mi organismo no reaccionaba de ningún modo coherente ni siquiera podía hacer uso de mis desdichadas cuerdas vocales. Simplemente nada salía de mis labios, más que respiraciones rápidas debido a mi acelerado ritmo cardíaco.
Sus pulgares acariciaron con suavidad mis mejillas -que podía jurar que se hallaban color rojo intenso- moría de nervios y ansiedad. ¿Lo haría? ¿No lo haría?
Sus pupilas fueron directo a encontrarse con las mías. Su respiración estremecía cada milímetro de mi piel que hacía contacto directo con la diminuta brisa. Me sentía extraño. No sabía como reaccionar. No entendía sus palabras, no podía procesarlas.
Moría por gritarle que lo haga, que deseaba sus labios sobre los míos, pero y su :"lo siento". ¿Qué significaban aquellas dos palabras?
Quería correr, no podía seguir sin hacer nada; pero mi cuerpo -rebelde- no procedía a acatar ninguna de las ordenes que le propiciaba.
¿Estará bien? ¿Será correcto? ¿Podré mirarte luego a los ojos? ¿Podré siquiera decirte abiertamente lo mucho que tu cercanía me influencia?
—¿Puedo? —Sus labios se movieron para pronunciar aquel pequeño permiso que debía concederle y yo aún no salía de mi estado de trance. Seguía pensando en la posibilidad de que esto no sea más que un efímero sueño y que luego de despertar lo recordaría como algo bonito, algo que jamás podría darse en la realidad; pero rápidamente una oleada de calor sobre mi piel me hace pisar el suelo que creí estar horas sin siquiera rozar y caer de golpe al mundo de donde creí haberme marchado en cuanto corrí en su búsqueda.
Fue apenas un roce y creí que jamás volvería a sentir tal cosa.
Mis manos aún yacían inertes a mis costados. ¿Podía tocarlo? ¿Podía darme ese lujo?
Sostuvo suavemente uno de mis labios entre los suyos. Me sentí morir, mi cuerpo tal cual gelatina, temblaba sin parar. Un frío se acomodaba en mi espalda baja, subiendo por toda mi columna hasta culminar de lleno en mi nuca. Mi abdomen era una revolución, sentía que se contraía y a la vez alguien prendía allí dentro un fósforo para generar calor en aquel rincón de mi cuerpo.
¿Eso es amor?
Abrí mis ojos, sin saber qué hacer. Los suyos estaban cerrados por lo que decidí hacer lo mismo. Sentí que podía abarcarlo más de este modo, que sólo con el tacto de nuestros labios podía sentirlo más apegado a mí. No quería que terminara. Aunque el sentimiento de correr haya sido olvidado y se asiente en mi cuerpo el de permanecer aquí, sé que aquello no será por siempre y que nos terminaremos separando.
Amaría estar eternamente de este modo.
Lentamente fue separándose de mí. El calor se alejaba y con ello el sentimiento de la soledad, de : "sentirse vacío", acrecentaba. No me dejes, fue lo primero que pensé. No me digas nada de lo sucedido, simplemente no pisotees mi corazón, porque soy un ser débil, un ser frágil o quizás solo no quiero que lo digas para no ponerle ningún tipo de rótulo ni etiqueta a lo que habíamos hecho.
Moría por indagar sobre tu repentina acción, pero que hay de mí si al escuchar tu respuesta es algo así como: "sólo fue un impulso, nada importante", cuando para mí fue lo más hermoso, lo que atesoraría por el resto de mi vida, algo que jamás podría olvidar. Y es que: ¡vamos!, nadie olvida el primer beso de a quien cree amar.
Lentamente dejó caer sus manos y elevó sus párpados, para encontrarse con mi mirada tímida.
Quería preguntarle, realmente quería hacerlo.
¿Por qué lo hiciste?
—Lo siento.
Otra vez, lo mismo. ¿Qué es lo que sientes?
¿Por qué me besas y luego pides perdón?
Retrocedí un paso y fregué mis -sudadas- manos en mi pantalón, nuevamente.
Esquivé su mirada.
—Jimin, mírame —hablaba, pero no podía reaccionar. ¿Qué quieres que vea? ¿Como me dices que solo fue un pequeño desliz? —. Por favor.
Elevé mi visión a su rostro.
Su ceño estaba fruncido, pero no de manera molesta, parecía afligido, acongojado por algo.
¿Culpa, quizás? ¿Te doy vergüenza? ¿Asco? ¿Qué es, YoonGi?
Mi corazón se aceleraba cada vez más. No podía hablar, pero mi mente no paraba de rever cada una de las posibilidades.
—Yo... Ya tengo a alguien.
Dolor, eso fue lo único que sentí en ese momento.
¿Quién es ese alguien? ¿Quién tuvo la suerte de poder capturar esos labios antes que yo?
Mi estómago se revolvió.
¿Fue lástima?¿Por lástima me besaste? ¿Tanta pena puedo llegar a causar en alguien?
Fijé mi vista en algún sector del suelo. Así dolería menos, ¿verdad? Si no te miraba, dolería menos.
—No llores. Por favor.
¿Otra vez?
Elevé mis dedos y sentí humedad al tocar mi pómulo. Ladee una sonrisa.
Patético. Me veo patético frente a él.
Quiso llevar una de sus manos a mi mentón, pero rápidamente retrocedí.
No podía dejar que me veas con esos ojos.
No soy un cachorro desamparado y sin hogar como para estar recibiendo caridad de tu parte. Te entregué mi corazón, aún sabiendo que esto pasaría. ¿Por qué simplemente no te marchas y me dejas derramar lágrimas por mi valentía al enseñarte mis sentimientos? Déjalo como está. No busques un perdón en algo que no merece una disculpa. Uno no elige a quien querer y mucho menos a quien amar, solo pasa.
—Creo... que debo irme —susurro y siento que mi voz suena ridículamente débil, pero no puedo evitar que escape de ese modo, no hay otra manera. Suena perfectamente representando como me siento: Roto.
Encaminé hasta la salida, pero rápidamente él me cogió del antebrazo.
—Espera —susurra y creo que lloraré aún más fuerte. No lo hagas más difícil -repito en mi interior- creyendo que de este modo me soltarás; pero deseando en mi fuero más intimo que no lo hagas—. A mí también... Yo... Es extraño.
Lentamente me giro a observarlo y veo como una de sus manos tira de sus cabellos mientras la otra aún se mantiene sujetando mi antebrazo.
—Algo me sucede contigo, pero yo estoy saliendo con alguien.
Duele.
No sigas.
Agacho la cabeza y con ello reprimo las lágrimas que tontamente amenazaban con caer.
—No esperaba nada de ti, no te pediré nada, no quiero que arruines tu vida cuidando de alguien tan pobre y débil como yo. No quiero ser tu mascota ni mucho menos. No te pido que me entiendas, sólo quería que sepas lo que me sucede —soltaba cada palabra sin siquiera entender lo que estaba diciendo, aún no podía verlo a los ojos. Me era sumamente imposible.
¿Cómo verte y no querer besarte, si ya probé tus labios?
Soltó su agarre.
—Jiminnie, —Sonaba tan bien mi nombre en tu boca —, yo siento algo por ti y eso, estoy seguro, que no es pena ni lástima.
Levanté mi vista.
—¿Qué es? —pregunto y al instante me arrepiento. No quiero escucharlo.
—No lo sé, pero no es malo, no me hace sentir mal. Quiero protegerte, deseo hacerlo.
Eso es lástima, YoonGi.
Chasquee mi lengua y sonreí falsamente. Él, frunció el ceño -ahora- molesto.
—¡No es pena!, ¡no pienses eso!
—Entonces, ¿dejarías a aquella persona por alguien como yo? —cuestioné y noté su cambio de expresión.
¿Qué existe para nosotros si tú ya tienes a alguien?, esa persona te debe amar. No puedo interponerme en tal cosa.
—No. No podría dejarla.
—Eso es lo que quería escuchar —mentí.
Me di la vuelta y me marché rumbo a la salida.
Mi corazón estaba hecho añicos.
El amor duele, el amor no sólo es felicidad, el amor también es sufrimiento.