“Querido Wolfram
No sé cómo te vas a tomar lo que en estos momentos te quiero decir, de verdad no quiero ser el causante de que tus ojos se llenen de lágrimas, pero creo que eso será imposible, solo quiero jurarte que mi amor es verdadero que te amo con todo mi ser y lo que más deseo en este mundo es ver tu cara sonriente cada mañana al despertarme y cada anochecer al acostarme, por eso prefiero dejarte ir y que seas feliz”
Todo ocurrió hace más o menos siete meses, en esos siete meses en Shimakoku pasaron muchísimas cosas que al parecer afectaron a más de una persona.
La relación entre Wolfram y Yuuri cada día iba a peor desde aquella noche en la que el moreno le dijo esas palabras hirientes al rubio, Wolfram no volvió a dormir en la misma cama que este, estaba bastante dolido por la indiferencia del gran rey.
Por otro lado, Murata se estaba debatiendo entre algo que lo atormentaba desde hace muchísimo tiempo, sus sentimientos cada vez se iban notando más y era algo que no podía controlar por mucho tiempo.
El sufrimiento que este estaba cosechando en estos momentos no se lo podía decir a nadie y menos a Shinou pues este era la causa principal de su sufrimiento.
Todos sabemos que el tiempo del gran Shinou podía acabarse en cualquier momento, pues este no pertenecía al mundo en el que ahora estaba y eso era lo que a Murata le atormentaba.
Desde que era el gran sabido, sabía perfectamente que el amor que sentía por su majestad no podía salir a la luz, pues la dinastía de este debía de continuar para que así Shimakoku siempre estuviera gobernado por los descendientes del rubio.
Pero la vida da muchísimas vueltas y nadie sabe lo que puede llegar a suceder.
- Bueno entonces estás listo ¿no?; pregunta el pelimoreno a Fabrio, el cual se iba ahora mismo rumbo al castillo.
- Si maestro, estoy deseando servirle a su hermano
- Bien, pues entonces marchémonos Gunter nos está esperando.
Ambos se montaron en sus caballos y pusieron rumbo al castillo pacto de sangre donde un rubio escudero iba a proteger a otro rubio, pero más engreído.
Fabrio estaba realmente nervioso, pues se estaba jugando su diploma en el ejército para la protección del rey, pero lo que más le importaba a este rubio era que tenía que atender al que todos llaman “EL SEÑORITO”, ese niño engreído del que todos hablaban a cada cosa peor.
- Hemos llegado; anuncio Conrad despertando a Fabrio de sus pensamientos.
Fabrio dio un suspiro e intento relajarse “todo irá bien” se decía.
- Buenos días a los dos; hablo Gunter que ya los estaba esperando a la entrada del castillo.
De nuevo los nervios del joven volvían a pasarle una mala jugada.
- Buenos días señor; decía en un tono bajo
- No tienes que estar tan nervioso; sonrió Conrad pasándole la mano por el cabello
Cuando se bajaron de los caballos comenzaron a caminar hacia el interior del castillo, hasta llegar a lo que era el despacho en el cual se encontraba tanto Wolfram como Yuuri.
- ¡Oh!, tenemos un invitado; decía Yuuri emocionado mientras se escaqueaba de sus obligaciones
- YUURI; le gritaba Wolfram; - Vuelve ahora mismo a tus asuntos estúpido enclenque.
- Tenemos que atender a nuestro invitado primero Wolfram; este simplemente se cruzó de brazo mientras miraba de mala manera al joven que venía acompañado por Conrad y Gunter.
- Wolfram me alegro que estés aquí; le decía Gunter mientras nuestro rubio arqueaba una ceja.
- ¿No viene a ver a Yuuri?; comento señalando al chico de pelo rubio
- No, esta vez la cosa es referente a ti; indico Gunter mientras señalaba a un Wolfram confundido.
- Por favor presentante; se acercó Yuuri a este el cual se tensó de repente; - Pero hombre no estés tan tenso jajajaja; - Yuuri empezó a carcajearse a lo que Fabrio lo miraba extrañado.
Habida escuchado de los rumores que el rey Yuuri no era un simple rey nada más sino más bien un ciudadano más de este país y al parecer podrían ser ciertos.
- Mi nombre es Fabrio rosaena, soy alumno de la escuela militar y he venido por orden del comandante Weller para terminar mi formación.
- Así que te llamas Fabrio, bonito nombre; - Yuuri le estrecho la mano al chico rubio a lo que Wolfram ni hacia más que rechinar los dientes disgustado ante tal acto.
- Bueno, ya basta Yuuri; - comentaba Wolfram mientras se situaba entre medios de ambos; - Lo más importante es que hace este escudero aquí y cuál es su relación conmigo.
- Bueno Wolfram; empezó a hablar Conrad; - Mi intención no es molestarte, pero me intereso por tu seguridad.
El susodicho hizo una mueca de disgusto ante el comentario de su hermano mayor para acto seguido volver a posar sus ojos color verde en el chico rubio.
- Vuelvo a repetir que tiene que ver eso conmigo; se estaba empezando a mosquear por todo lo que estaba pasando y más aún si Yuuri no dejaba de mirar a ese nuevo rubio.
- La formación de Fabrio consistirá en cuidarte como tu escudero, hace tiempo que me preocupo por tu seguridad, sé que eres bueno con la espada, pero no vendría nada más tener a alguien del cual ayudarte de vez en cuando; Wolfram no podía articular palabra luego de que el pelimoreno explicara la asistencia de Fabrio en la sala.
- Que buena noticia ¿No?, Wolfram; me decía Yuuri mientras se paseaba por la sala con las manos en la espalda
Wolfram no podía creer lo que estaba sucediendo, él era uno de los mejores escuderos al servicio del Rey, aunque nunca podría superar a sus hermanos, pero, aunque eso nunca sucediera no era necesario tener un escudero cuidando sus espaldas.
- No lo aceptare, NUNCA; luego de mirar a Fabrio por varios segundos, poniendo a este tenso salió de la sala sin despedirse de nadie.
“Mierda, mierda”; iba diciendo para sí mismo mientras caminaba hasta sus aposentos.
- Discúlpalo tiene un carácter muy fuerte pero no es mala persona; comentaba Yuuri mientras suspiraba y se volvía a sentar en su asiento.
Fabrio lo tenía muy difícil respecto a ese rubio de ojos verde que había salido de la sala con una cara de pocos amigos, pero no se iba a dar por vencido, completaría su misión, aunque eso le costase más de una mala mirada por parte del ojos verdes.
La vida en el castillo iba a ser demasiado complicada a partir de ahora, la llegada de una persona que no pertenece no perteneciente a este va a revolucionar las vidas de más de una persona.