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Nueva Oportunidad por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

 

Hola, hola!!

 

Mi caprichito Sue, lo amo xD

 

 

Capítulo 3.- Humanos

 

El antiguo rey confiaba en que el amor de aquel mago intruso pondría fin a la maldición que era haber nacido como un ser de luz, también tenía fe en que ayudándolo podría lograr el perdón de Yugi, puesto que creía ciegamente en que el fallecido enano estaría decepcionado con él al haber decidido darle muerte a quién alguna vez juró proteger con su alma.

Atem no había logrado perdonarse por esa bajeza, mas esta era una nueva oportunidad que se le presentaba.

—¿Más fuerte? —interrogó Yusei, no era un buen momento para negar su inseguridad hacia sus propias habilidades después de la pesadilla.

—Yusei, yo sé cómo debes usar el poder de Judai pero… necesitarás abandonar algo muy importante para ti.

—¿Qué es? Haré todo por él.

—Lo sé, para poder salvarlo, debes sobre pasar el poder de todos los magos juntos. Y para eso debes abandonar tu propio poder y volverte humano.

—¡Humano! No tiene sentido.

—Así es. Tu poder nato bloquea la entrada del mayor poder de los reinos. Solo los cuerpos vacíos de magia pueden usarlo, por eso es que pude hacerlo y los reyes son tan importantes en cada reino.

—Pero sin mi poder nato, ¿cómo podría…

—El poder dentro de Judai es capaz de cambiar la realidad. El amor es lo que hace que todo cambie, es ese amor que ustedes dos poseen, como el que Yugi y yo teníamos.

—Entiendo

— Judai solo es una acumulación de la magia pura que escapa en todos los reinos por años, por eso un ser de luz tarda en aparecer, es magia de cada parte del mundo.

—Me volveré humano, haré todo por su bien.

—Ese es el espíritu.

—¿Pero cómo me volveré humano?

—Yo te drenaré de tu magia.

—¡Es posible eso?!

—Sí, soy un alma atrapada en ese árbol, para poder hacerte humano necesitas dejar todo tu poder en ese árbol para que yo tome tu lugar como mago y tú el mío como humano.

—Pero tu estas muerto, yo estaría muerto también.

—No, por eso es que ese árbol será nuestro vinculo, mientras esté de pie, tú y yo podemos existir con esa farsa. Tú un humano de Fusión y yo un mago, el mago de Shyncro.

—¿Estás seguro que funcionará?

—Confía en mí y en el amor que tienes a Judai. En el pasado yo no tenía ninguna experiencia usando la magia ni el poder de Yugi, pero tú tienes todos esos conocimientos, entrenamiento y sabiduría; podrás controlarlo fácilmente. Confío en ti.

—Lo haré.

—Sé que sí. —Atem sonrió de lado—Yusei, en ese lugar, el árbol, he sido testigo del cambio a través del tiempo y quiero advertirte. Yuya es ahora el mago más peligroso de los reinos. Te sobrepasa, será un problema si los encuentra.

—Lo entiendo, tendré cuidado con él. Para entonces ya sabré cómo usar el amor de Judai.

 

---------------

 

Dentro de la cueva, algo había despertado al durmiente guerrero, era como un suave susurro que provenía de los adentros de la cueva. Kuriboh había ido a curiosear muy confiado, dejando a Artemis aun en los brazos de Morfeo he incitando a Judai a seguirlo.

—¡Kuriboh! — no vio a Yusei, eso le hizo pensar que se encontraba en la oscuridad del sitio, así es que se aventuró a ir, tomando un tronco ardiente de la fogata. —¡Espera Kuriboh!

El túnel del dragón era bastante amplio para que cupiera la bestia, pero poco iluminado para no atraer a los enemigos. Ni siquiera la poca luz de la antorcha podía sobrepasar la oscuridad profunda; solo podía advertir cada paso que el hada daba cautelosamente.

—Yusei, ¿a dónde fuiste? — no sentía miedo, pero la incertidumbre de su amado no lo dejaba pensar bien; sobre todo porque sus pasos no tenían un destino claro y sumergirse en lo desconocido no fue de mucha importancia en su mente.—¡Ahh! —de pronto había resbalado con unas pequeñas piedras acumuladas como señalando el límite, pero estaba seguro que no había caído muy debajo del camino inicial. Realmente era muy despistado.

—Auch, duele—se sobó la pelvis, su caída lo había llevado a un extraño jardín de piedras tenues que iluminaban luz fluorescente en el entorno. Las rocas tenían vida mágica y de inmediato formaron un camino corriendo revoltosas por el piso, danzando de arriba abajo en su lugar para que el chico se adentrase mucho más a la inexplorada cavidad de Slifer. —Vaya, no creo haber visto algo así antes; no recuerdo que la cueva de Slifer fuera tan profunda.

Nuevamente escuchó el susurro, esta vez más fuerte.

 

“Por favor…” —El susurro esclarecía—“Judai…”

 

El corazón del castaño se agitó, pero no con pavor, sentía algo conocido, algo que en su interior le llamaba a continuar. Lo tomó con seriedad y preparó sus puños para cualquier enfrentamiento, cualquier enemigo podría aparecer pese a que estaba algo emocionado y confundido.

 

—¿Quién eres? —gritó a los cuatro vientos pero no recibió respuesta—¡Yusei, ¿estás aquí?! —kuriboh ya no guiaba al valiente guerrero, ahora esa bola de pelos se refugiaba tras de él con un poco de miedo.

 

Así fue que Judai se adentró más y más a la cueva, guiado por el camino de simpáticas rocas fluorescentes; hasta que por fin sus ojos pudieron encontrar más luz, como brillos sintéticos en por todas partes del sitio.

Era un grandioso espectáculo de luces azules y verdes de las criaturas extrañas y curiosas que rodeaban un gran lago brillante en el centro de aquel lugar.

El agua cristalina parecía ser iluminada con la luz de la luna llena, mas no había forma de que la luz celestial del astro se colara por alguna rendija del hogar del dragón.

—¡Esto es increíble!

Las criaturas no se acercaron a él, pero tampoco huyeron de su presencia. Únicamente hablaban en su extraña lengua mientras contemplaban al Hada acercase a las aguas quietas.

Kuriboh saltó a sus brazos, pues él no entendía lo que era ese lugar y le daba miedo pese a que tenía habilidades de supervivencia.

 

“Judai….aquí” —escuchó nuevamente esa suave voz; estaba dentro del lago.

 

El castaño se acercó lentamente, mirando a su alrededor por si lograba divisar la figura de su amado Yusei, pero no fue capaz. Así que tragó saliva y se asomó al enorme lago que por la cercanía parecía un hoyo sin fondo.

Y fue que se sorprendió al verse, su reflejo no era el mismo, Judai estaba reflejado en la luz del lago pero no era su figura la que veía en el, en su reflejo había un chico de estatura baja, cabellos en tres colores recogidos en puntas y ojos enormes amatistas, de piel clara.    

—¡Ah! ¡¿Qué está pasando? ¡¿Quién eres tú?

Cayó de espaldas al piso.

Lo más increíble fue que al hacerlo, el agua se levantó de su quietud y formó la silueta de aquel desconocido hasta hacerlo tan nítido como el mismo cielo.

—Judai…sé que no tienes miedo de mi ¿verdad?

Judai solo estaba sorprendido, pero era verdad, no tenía miedo de él.

—Tú lo sabes—continuo aquel ser—Yo soy tú.

—¿Pe..pero cómo?

—Soy Yugi, el anterior ser de luz de Fusión. Tú eres mi reencarnación.

—¿Reencarnación? ¡Así que tú eres el culpable de que yo sea esto! —gruñó al momento de ponerse de pie. —¡¿Cómo?! ¡¿Cómo puedo librarme de esta maldición?!

Yugi quedó sorprendido por sus palabras, después rio divertido por lo que el novato pensaba.—No Judai, no has entendido todavía el valor de tu existencia.

—¿Qué dices?

—En este mundo nadie nace sin un propósito particular. Toda roca, toda planta o criatura, tiene su razón de ser; y por tal motivo es que se encuentran en este plano de existencia viviendo juntos. Ningún ser es menos que otro, todo lo que encuentras, lo que tocas, lo que comes, está diseñado para abrirte caminos hacia un fin común, ya que todo está vinculado para hacerlo.

—Pero a mí me asechan por lo que soy, no por mi esencia. ¿Cómo puedes llamar a eso un camino? Solo soy algo que quieren poseer como un arma, a nadie le importa lastimarme. Los seres de luz solo tienen un destino, es sufrir. ¡Yo no quiero eso, no quiero ser un ser de luz! —su voz se agitaba por cada reclamación. —Solo quiero ser feliz con Yusei.

—Y lo harás Judai, pero hay algo que te impide hacerlo para lograrlo; es tu miedo. —Yugi lo rodeo coqueteando con sus palabras divertidas, algo arrogante para ser solo pureza.

—Es el mundo contra mí.

—Todos sentimos eso alguna vez. —lo miró con prepotencia, parecía tener mucha confianza en si mismo. Esa actitud molestó al castaño. —El miedo es normal de sentir, pero depende de ti dejarlo vivir en tu interior o enfrentarlo. Es un sentimiento inútil después de todo, el que lo deja crecer, es un desperdicio.

La voz de Yugi, fuerte y concisa, lo hizo reflexionar, tenía razón y si quería proteger a Yusei debía ser valiente. Yugi continuó.

—Yo tampoco lo sabía, pero mi antigua existencia fue para aprender de los errores de la humanidad, de los seres intimidados por ellos y del amor.

El hada escuchaba atentamente cada detalle, era la primera vez que todos sus sentidos se concentraban en saber algo. Yugi no terminó de hablar. 

—Yo amo todavía al antiguo rey de Fusión, sé que murió por mi causa, pero sabes que fue para detener la guerra, yo me dejé asesinar para acabarla. No tienes que pasar por lo mismo; la razón de mi existencia fue haber aprendido y vivido todo eso para poder guiarte ahora a ti y que tú puedas formar otra realidad.

—Yo no puedo hacer nada. —pronunció el guerrero algo abatido— Ese poder que mencionas no sé cómo usarlo, ni siquiera sé si existe realmente en mí. No sé si yo pueda…

—Nuevamente ese miedo, no debes dudar de ti, nunca lo hagas. Si usas más tu fuerza de voluntad, lograrás lo que deseas. —Yugi se acercó flotando hasta él, tomándolo el mentón, acercando sus rostros—Y sé que tú puedes lograrlo.

—Yo..lo intentaré.

—Lo harás, yo te guiaré. Estaré como guardián un paso tras de ti. De ahora en adelante, podrás verme en espíritu, y si me necesitas, me apoderare de tu cuerpo para que nos completemos y juntos enfrentemos lo que sea. Sin embargo, recuerda que yo solo soy experiencia, tú tienes el poder.

—¿No hay manera de que yo no sea el blanco?

—La hay, pero…es peligrosa. Yo podría vivir de nuevo si tú vincularas tu poder en mi, pero…si llegases a necesitar el poder, no podrías hacerlo, ni Yusei.

—¿Que quieres decir?

—La vida no te crea para estar solo; al mismo tiempo que naces, en alguna parte se crea tu otra mitad, el ser que te complementa. Por lo que no debes hacer las cosas solo, ese poder no se usa de esa manera, debes compartirlo al amor.

—Yusei…

—Así es, Yusei es quién puede usarlo ya que tú estás sinceramente enamorado de él y él de ti. Nadie más nunca podrá usarlo. Aunque cayeras en manos enemigas, solo fracasarían los intentos de que tú dieras esa magia y si yo tomo ese poder pada ser el blanco en vez de ti, si te encontraras en peligro, no podrías salvar a Yusei.

—Entonces…no puedo deshacerme de lo que soy…

Yugi miró la inocencia de las criaturas que se habían acomodado para escucharlo, aunque no le entendieran, se sentían bien junto a él.

—Debemos crear otra realidad, donde todos sean iguales, sobre todo, darle oportunidad a cada criatura para que sea feliz. —Judai también miró a las criaturas, entendiendo a lo que se refería.

—Pero…No quiero ser un salvador, solo quiero vivir en paz con Yusei. —mencionó nuevamente su eterno deseo, bajando la cabeza.

—Judai, —Yugi lo tomó del rostro nuevamente, acarició suavemente su piel—Has sido elegido para dar un nuevo comienzo; acepta primero quién eres y después lucha por tu destino. Es la única manera de que tengas una oportunidad con Yusei y te dejen en paz. Lucha.

—Yo no elegí esto.

—A veces es así.

Judai se alejó del lago para volver a la superficie.

—¿Aceptar quién soy? ja…solo soy una desgracia para los reinos.

—Eso—sonrió Yugi con los ojos cerrados, después los volvió a abrir centrado en lo que diría—O podrías ser el esposo de Yusei en un mundo de igualdades.

Judai detuvo su andar.

—La elección del camino que todos debemos tomar para formar y llegar a nuestro destino, es decisión de cada uno. Si el destino está escrito para que seas rey, puedes ser un excelente soberano que glorifique el reino, pero también tienes la elección de ser un nefasto rey dictador, que empobrezca y haga sufrir al débil. Todo depende del camino que construyamos. Los eventos a nuestro alrededor solo son distracciones y/o herramientas para lograr lo mejor de nosotros.

Judai entendió perfectamente lo que decía, y por fin decidió lo que quería ser.

—Quiero ser el esposo de Yusei.

—Entonces debes de luchar por ello, crea un nuevo mundo y acaba con la guerra que separa los reinos.

—Dime que debo hacer…

—Debes ir al Ritual Estandar Ahí realizarás un conjuro junto con Yusei. Si todo sale bien, tendrán toda una nueva oportunidad, si fallas, serás el eterno esclavo sexual de alguno de los avaros de los reinos.

—¿Si fallo?

—Sí, quiero decir que, si no logran llegar hasta el punto medio de Ritual Estandar, si antes eres capturado, todo habrá terminado.

Judai no tenía otra opción, firmemente asintió con la cabeza. —Yo lo lograré.

—Sé que sí—Yugi volvió a sonreír con los ojos cerrados. —Yo te ayudaré a confundirlos cuando sea necesario, por lo pronto, solo seré tu sombra, tu otro yo.

Judai volvió a asentir.

 

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Por su parte Yusei había llegado hasta el árbol.

—¿Sólo debo tocarlo verdad?

 —Sí. Relájate y deja que absorba todo de ti.

Yusei hizo lo que le pedía, puso su mano derecha sobre la corteza. Poco a poco su poder era jalado de manera violenta, trato de no gritar ya que no quería llamar la atención de algún enemigo.

—Aghh…—El árbol comenzó a marchitarse, después se encogió y brilló. La madera se apoderó de la mano de Yusei impidiendo que se zafara. —¡AH, QUE ES ESTO!

Era como si arrancaran su piel, el árbol se comenzó a convertir en una persona que lo sostenía firmemente, y después de cegarlo con una inmensa luz, todo regresó a la calma.

Yusei miró enfrente. Atem se había materializado, estaba vivo frente a él.

—Ahora eres humano y yo seré tú. —el antiguo soberano de Fusión habló con poderío.

—Eso espero, porque ahora no puedo defender a Judai, ni a nadie.

—No te preocupes, yo usaré tu poder para proteger a Yugi, es decir, Judai.

El ex mago de Synchro esperaba haber tomado la mejor decisión, confió totalmente en ese extraño ya que poseía la experiencia sobre el tema de los seres de luz.

—¡Yusei! —en cuanto todos vieron a Judai acercarse, ambos quedaron embelesados.

—¡Judai!

—¡Yugi!

El ex mago y el ex rey no evitaron mirarse con disgusto. Atem tosió dos veces y se corrigió con voz adecuada. —Cof, cof, es bueno ver que Judai se encuentra bien.

Pero Yusei sí que hizo una gran mueca de desagrado, acudió hacia donde Judai y lo abrazó apasionado.

—Perdón, te desperté. —le sonrió a su amado.

—Algo así, no pensé que estuvieras fuera.

Artemis se acercó bostezando junto a Kuriboh.

—Uah, ¿por qué están afuera? —preguntó el niño, después enfocó mejor. —¿Quién es él? —lo señaló con el dedo.

—El es Atem. —presentó Yusei. —Nos ayudará con nuestra seguridad en nuestro viaje.

—¡¿Atem?! ¡¿El antiguo rey? —Judai miró sorprendido al ex rey, algo en él se le hacía familiar, como si se conocieran de años, quizás eran los recuerdo de Yugi los que le daban esa sensación.

Por otro lado, el ex rey estaba encantado con él, todavía podía sentir a Yugi mirándolo a través de los ojos marrones de ese adorable chico.

—Sí, nos ayudará. —Yusei habló disgustado.

Atem deseaba volver a estar con Yugi, pero más deseaba que lo perdonase, su vista solo se enganchó en el castaño, estaba seguro que se trataba de Yugi. Se dirigió hasta el hada, tomó una de sus manos y la besó.

—Estoy a sus servicios, su omnipotencia.

Judai parpadeó varias veces, fue en ese momento que Yusei los apartó algo brusco, se puso frente al castaño como escudo, mientras Atem formaba una mueca.

—Todos nos ayudaremos. —dijo ex mago pesaroso, ahora pensaba que no había sido buena idea cambiar lugares con el enemigo del Synchro, aunque este fuese de siglos atrás.

—Claro, espero llevarnos bien. —ambos se retaron con la mirada.

—Yo también espero eso—algo estaba naciendo entre esos dos, el aura tensa entre ellos lo demostraba.

Artemis, Judai y Kuriboh quedaron expectantes.

Un aullido puso a Slifer en alerta, les gruñó e hizo un movimiento de cabeza incitándolos a esconderse, después voló por los cielos dejándolos solos.

El relinchido de los caballos hizo que el corazón de todos brincara.

—¡Rápido, escóndanse! —Atem ordenó alterado, a lo que ambos enamorados no lo pensaron dos veces. Yusei cargó a Artemis para apresurar la huida.

El trote era cada vez más cercano, se detuvo cuando llegaron frente a la cueva.

—Qué lugar tan obvio para que el ser de luz se esconda. —Kaiba descendió del caballo, mostro la escama de Slifer que brillaba, no con tanta intensidad, pero mucho más que cuando la había tomado. —Muy pronto seré el más fuerte.

Su escolta también se bajó, desenvainaron sus espadas esperando lo que fuera.

Los presidiarios se habían escondido entre la maleza, el más temeroso sin duda era Artemis.

—¡Es Seto Kaiba, vamos, a morir! —se mordió las uñas el joven gemelo de Luna.

—Shhh…—Yusei estaba listo para cualquier ataque, por la tensión había olvidado que había perdido su magia.

Kaiba se paró frente a la cueva y con voz firme ordenó que quien estuviese en el interior saliera. Los acompañantes del rey inspeccionaron los alrededores.

—¡Nos van a descubrir! —Artemis se abrazó de Kuriboh, quién lo mejor que hizo fue convertirse en una roca. Yusei y Judai arrugaron el entrecejo, ambos pelearían de ser necesario.

Dentro de la cueva unos pasos se escuchaban acercarse, Kaiba sonrió, pensó en todos los beneficios que tendría en cuanto el ser de luz le perteneciera; sin embargo su expresión cambió poco a poco al mirar la imponente figura del ex rey de Fusión frente a él.

—¡Tú!

Los guarda espaldas del castaño también quedaron impresionados, se hincaron ante la presencia de aquel, quién alguna vez había hecho al reino una potencia gloriosa.

—¡Atem! —incluso Kaiba cayó admirado por sus encantos, sí que era sexy.

—¿Qué es lo que buscas aquí? hijo de Kaiba Gozaburo, el temible. —habló imponente.

—No es de tu incumbencia, antiguo rey de Fusión, hijo de Aknmankanon Yami.

Las miradas severas se enfrentaron, la amatista contra la azul, parecía que ambos poseían el carácter para un duelo épico, dignos de reyes, los cuales eran.

—No me importa si fuiste rey o un plebeyo, ahora solo eres un don nadie, así que no me interesa deshacerme de ti, aunque hayas pertenecido a Fusión.

—Es triste como la ambición no te deja ver más haya, Seto Kaiba, lo primordial para un rey siempre debe ser su pueblo. Lo que buscas no lo encontrarás aquí.

Seto mostro la escama brillante del Dragón rojo. —¿Ah, no? Lo que busco está aquí sin duda.

Atem quedó impresionado, si cada soberano tenía una escama de los dragones, cuidar a Judai sería aún más difícil.

Kaiba chasqueó los dedos, de inmediato sus caballeros se pusieron a su disposición de rodillas.

—¡Encuéntrenlo! ¡Tráiganme al ser de luz! —ordenó a sus lacayos, estos obedecieron al momento.

Atem no dejó que se movieran de donde estaban, con el poder de synchro les marcó líneas de fuego en el piso para que no siguieran.

—No dejaré que avancen.

Kaiba estaba anonadado. —¿Cómo…cómo es que tienes magia? Tú…eres un humano.

—Sí, pero también fui el único con el control sobre el poder del antiguo ser de luz. —sus manos se incendiaron sin quemarse haciendo llamas controladas por su magia.

Kaiba quedó encantado, imaginó a él mismo con el poder de la leyenda—¡Muy bien Atem! Ahora sabes que ese poder pertenece a este reino, por lo tanto, es normal que yo lo use para protegerlo.

—No es así, Kaiba, sé que tus intenciones son de control con puño de hierrro, no de armonía—señalándolo con el dedo.

Kaiba tenía las de perder, en el tabú de los reinos estaba marcado el peligro que desataba si un ser de magia mataba a un humano, pero en este caso, Atem era un humano con un poder que no era suyo, no estaba seguro si la regla aplicaba en él.

—Muy bien. ¡Si tú no lo entiendes, te haré entenderlo! —alzó una mano al cielo—¡Kisara!

Del cielo un trueno cayó a la tierra y una hermosa mujer de cabellos plateados, ojos azules y rostro angelical, apareció frente a todos.

—¡La hechicera! —era la rival de Zane en el reino, normalmente las hechiceras As estaban al lado de sus soberanos para protegerlos, cómo Akiza con Atlas.

El trueno era parte del fuego, la hechicera amenazó al ex rey con aquellos ojos azules eléctricos, ella vivía enamorada de su rey Kaiba, por lo que no le importaría tener que ir en contra de alguien de su mismo origen.

—Yo sé que si un humano muere a manos de un ser mágico, este recibirá una maldición de los dioses. Pero tú eres humano mágico, creo que Kisara y tú pueden pelear sin maldecirse el uno al otro. Agradece que pienso en ti, ex rey de fusión, Yami Atem.

—No sabes lo que haces, Kaiba. Si te apoderas del ser de luz, nunca podrás realizar tus ambiciones, solo el ser capaz de enamorarlo podría usar su poder, y ese no eres tú.

Kaiba sonrió confiado. —No hay nadie que se me resista, soy perfecto y sé que soy perfecto para el ser de luz. ¡Así es que no me vengas con subestimaciones!

—Estás mal, él ya ama a alguien.

—Ja, ya lo veremos—lo señaló con la mano—¡Kisara! Pelea con él, hazlo sufrir en el proceso. Los demás, busquen más seres alrededor, el ser de luz no se ha movido de aquí. —miró la escama que resplandecía.

—Como ordene mi amo.

—Que terco eres. —Atem frunció el seño, concentró su vista en la peliplata. Apretó la mandíbula, sabía que las hechiceras eran fuertes, un poco menos que los magos de los reinos pero igual de temibles. Estaba seguro que no sería fácil, pero con el poder de Yusei en su control, estaba confiado.

Kisara corrió para embestirlo, Atem la esquivó con certeza mientras que ella soltaba ráfagas de truenos, Atem impactaba también con rayos púrpura tratando de no herirla.

—No pelees conmigo, Kisara, si no protegemos al ser de luz, ¡habrá una guerra!

—La guerra ya comenzó, así es que no importa ya. Jamás me voltearé contra mi amado Seto.

—Amor, ya veo. —la decisión era irrefutable, tendría que desaparecerla. Si tan solo pudiera invocar a su antigua hechicera, podría dejar en manos de ella esa distracción, solo esperaba que los demás huyeran.

Yusei entendió que esa forma de encontrar al ser de luz (con las escamas) los atormentaría, es decir que el descanso para ellos no era una opción o en cualquier momento podrían caer en una trampa. No podrían deambular sigilosos debido a ese hecho.

—Maldición, debemos irnos.

—Sí, ¿pero a donde podremos ir? —Artemis preguntó muy nervioso.

—Iremos a Ritual Estandar—concluyó el guerrero hada. —Hay…algo que debo hacer ahí.

Yusei dio un beso a su frente, confió en sus palabras. —Muy bien, andando.

Decidieron huir antes de que se dieran cuenta, Atem intentaba llamar la atención de los agresores y bloquear a todos, pero no podía engañar al rey.

Uno de los guardias había dado con ellos, era un guardián zelta, cortó los arbustos donde estaban y los amenazó para que salieran.

Yusei saltó de un brinco blandiendo su delgada varita, y el guardia le contestó haciendo chocar su arma forjada de acero, era una espada de hierro de doble filo. El hada también salió a enfrentarlo, pero el fuego que salió disparado de una patada contra el guardia zelta, había llamado la atención de los demás, entre ellos Kaiba.

La escama por fin se iluminó bellamente— ¡Ahí está!

Atem se dio cuenta, los habían obligado a salir.

—¡Oh no, Yugi!

Kisara tenía mucha habilidad, algo que él no poseía puesto que no solo bastaba tener el poder para vencer, si no saber utilizarlo. Atem había usado el poder de Yugi anteriormente, pero controlar el poder de Synchro era una sensación diferente, apenas se acostumbraba.

Otros guardias rodearon a la pareja que se encontraban acorralados espalda con espalda.

—Tú eres un hada guerrero del reino Fusión, ¿verdad? Puedo verlo en tus tatuajes, ser de luz. —Kaiba se acercó a la pareja, hablando específicamente al oji marrón. —Debes venir conmigo, es una orden de tu rey. —le estiró la mano.

Las cosas se estaban poniendo duras.

—No. ¡Yo no soy un ser de luz! —fue lo único que pudo decir en su defensa.

Yusei se puso a manera de escudo frente a él.

—Seto Kaiba, eres tú el que debe de dejarnos en paz.

—Mago de Synchro, aunque te atreviste a exponer la vida de millones de seres inocentes en tu reino por este chico, tus intenciones no son menos bajas que las mías. —sus palabras soltaron veneno—También lo quieres para ti, quieres su poder y gobernar los reinos. ¿Quién me garantiza que no lo quieres para dárselo al rey Atlas?

El guerrero hada formó una bola de fuego, recitó un conjuro para hacer las llamas negras y deliberadamente la lanzó contra su rey.

Todos se sorprendieron, ese chico no se andaba con rodeos. Los guardias alcanzaron a proteger a su soberano.

—¡No te dejaré que manches el nombre de Yusei con esa mentira! Si es preciso el castigo por matar a un humano, que la maldición caiga sobre de mí.

Fuerte y amenazante, Kaiba se sintió rabioso por la desobediencia.

—¡Si es así como lo quieres, entonces te traeré a mí a pedazos! Solo necesito que estés con vida.

Kisara había comprendido las intenciones del ser de luz, este estaba dispuesto a apagar la vida de su amado rey sin tapujos; era un guerrero de magia después de todo y Kaiba un simple humano. Anteriormente no habría sido muy difícil adquirir al ser de luz, puesto que era un enano tranquilo sin entrenamientos; ahora la vida lo había puesto en el lugar de un ser fuerte, seguramente para poder defenderse.

—¡Dragones de ojos azules! —Kisara llamó a sus fieles mascotas. Estas se posaron frente al rey de fusión para protegerlo.

—¡Kisara! —Seto no esperaba a los ojos azules en el campo de batalla.

—¡Solo lo llevaran vivo! No me importa que le corten manos y piernas, después lo ayudaremos en su recuperación. ¡Protejan a mi amado Seto! Y capturen al ser de luz.—soltó la chica devota.

Estaban atacando con todo, Kisara prefería ver herido al ser de luz antes que a su amo.

Yusei chasqueó los dientes, sin sus poderes no podría hacer nada.

 

Maldición…

 

Y los ojos azules de los dragones obedecieron, cada uno lanzó un rayo mortífero contra la pareja, tratando de no matarlos aunque parecía difícil. Yusei abrazó a su guerrero para protegerlo con su cuerpo, ambos cerraron los ojos fuertemente.

El impacto hizo una luz que viajó hasta el cielo, las criaturas gruñeron, la quietud se alborotaba y los rostros espectantes de todos sudaban. Poco a poco el polvo levantado comenzó a disiparse

La cara de todos se impresionó por la sorpresa.

—!¿Cómo es posible?!

Slifer había descendido de las alturas, brillando bellamente debido a la cercanía a Judai, y protegiendo a la pareja de esa locura con todo su cuerpo.

—¡Slifer! —Kaiba estaba desconcertado, se suponía que el dragón rojo nunca se pondría en contra de él.

Los dragones se intimidaron, Slifer era demasiado para ellos, retrocedieron un poco.

Era su oportunidad de escapar.

—¡Stardust! —Yusei probó suerte. Se alivió cuando su fiel amigo apareció desde un espejo dimensional propio de las habilidades Synchro del dragón.

Slifer y Stardust se encontraron frente a frente, no se llevaban nada bien, pero al notar a la pareja unida solo se gruñeron continuando a en la batalla para protegerlos.

Kaiba no podía tener la quijada más desencajada por la sorpresa.

—Stardust y…Slifer…—sus ojos azules casi se salían—¡No pelean a muerte!

¿La unión de Yusei y Judai podrían unir a las naciones como lo habían hecho con los dragones? Kaiba se quedó estupefacto.

Mientras tanto, la pareja aprovechó la distracción.

—¡Vámonos! —Yusei regresó al escondite, tomó a Artemis con un brazo y corrió arrastrando a Judai con el otro.

Había sido un error cambiar posición con el ex rey de fusión, pero al menos el dragón seguía estando de su lado.

 

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Ya habían corrido bastante, esperaban no ser blancos de nuevo; estaban en medio del bosque si nada que los refugiara. Trataron de regular sus respiraciones agitadas.

—Creo que los perdimos. —comentó el castaño recargándose sobre sus rodillas.

—Eso fue tan horrible, pensé que íbamos a morir—Artemis siempre era el “alma” alentadora.

Yusei se irguió, su mente procesaba aquella información poniéndose serio por el asunto.

—Debe existir alguna manera de burlar las escamas de los dragones para que no se atraigan a ti, Judai.

—¿Pero cómo?, no es algo que pueda evitar.

Yusei apretó los puños, ¿cómo podría protegerlo ahora?

—Debe existir una forma.

 

Notas finales:

 

Continuara...


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