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El Fénix del Rey por Orseth

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Notas del capitulo:

Y para que ya no lloren, hoy capitulo doble!! xD

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            Cuando Blaise conto todo a sus dos amigos Vincent Crabbe y Gregory Goyle tuvieron las misma reacción de su capitán, pero Blaise los tranquilizo y hablo con ellos desde su punto de vista.

            -¿Entonces tú lo aceptas Blaise? –Pregunto Goyle- ¿así como así aunque es un doncel?

            -Sí Goyle, olvide que antes de ser eso, era mi amigo y… bueno, aun siento extraño verlo así pero en el fondo sigue siendo el mismo hijo de puta que conocimos –concluyó sonriendo.

            Los dos soldado se miraron entre si y luego lo miraron sonriendo.

            -De acuerdo –dijo Crabbe- amigos por siempre –añadió señalando su antebrazo con la negra serpiente saliendo de un cráneo.

            Blaise procedió entonces a contarles lo que Draco había escuchado.

            -¿Y qué haremos Blaise, llegar ante el rey así nomas, crees que nos va a creer de buenas a primeras? –pregunto Crabbe.

            -Metiéndole mano  a la reina averiguaría de inmediato si está embarazada o no ¿cierto? –Dijo Goyle- ¿Cómo es posible que no sepa que el embarazo de su esposa es falso?

            -Ya te dije que tiene a un doctor personal.

            -Oh si, cierto… pues insisto, eso indica que no es muy cercano a ella.

            -Eso ya lo arreglaremos en su momento –dijo Blaise- por lo pronto debemos llegar a la capital lo más rápido posible, el tiempo corre y los respectivos embarazos llegan a su fin.

            -Hablas de Draco también ¿no? –dijo Goyle.

            -Sí, no lo dejaremos a su suerte.

            -Pero dices que quiere seguir solo.

            -Pero es imposible, ya tiene casi ocho meses.

            -¿Lo entregaremos al rey? –pregunto Crabbe.

            -No hablemos de eso ahora, hay que ocuparnos de lo que apremia.

            -Solo di que haremos y cuenta con nosotros –dijo Goyle, siendo secundado por Crabbe.

            -Pediremos una licencia por tiempo indefinido, viajaremos con Draco y llegaremos hasta el rey, él tomara las medidas que crea convenientes.

            -Pero antes llévanos a verlo –dijo Goyle- quiero decirle dos que tres cositas a ese cabrón.

 

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            Cuando entraron a la tienda encontraron a Draco durmiendo de costado; el solo verlo así impresiono a los dos soldados que lo veían por primera vez desde que fue arrestado.

            -Por el profeta… -exclamó Crabbe impresionado, sin poder creer que aquel hombre barrigón fuera aquel atlético capitán- que barrigota.

            -Pues tú no eres precisamente una varita de nardo –respondio Draco sin abrir los ojos.

            -Malfoy, bastardo hijo de puta ¿Por qué no nos dijiste que eras un doncel?

            Draco abrió los ojos somnoliento, mirando a Blaise con expresión de reproche.

            -Te lo mereces –respondio éste alzándose de hombros.

            -No me hagan hablar de esto, es fastidioso –respondio sentándose.

            Los dos amigos lo miraban impresionados intentando asimilar tremenda imagen.

            -Ya mirones, les voy a cobrar por verme.

            -Es que no la jodas Draco, yo creo que más bien vas a parir a un camello –respondio Goyle.

            -Sí, eso es lo que creo yo… -dijo sin molestarse, más bien con una expresión de cansancio que hizo a los tres hombres mirarse entre sí.

            -Saldremos de aquí en cuanto hagamos los arreglos necesarios –dijo Blaise- tu solo descansa, nosotros nos encargaremos.

            -¿Y qué harán?

            -Por lo pronto conseguir un palanquín, no creo que sea conveniente que sigas montando el camello.

            Draco asintió agradecido de que sus amigos estuvieran ahí.

            -Descansa –dijo Crabbe dirigiéndose a la salida- nosotros tenemos mucho que hacer.

 

 

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            Decidieron no decir nada al general Black, pidieron su licencia la cual les fue autorizada después de tremendo discurso del general, después consiguieron el palanquín y una bodega para la mercancía de Draco pues necesitaban viajar lo más ligero posible.

            Tardaron un día en hacer preparativos y salieron al amanecer del siguiente día.

            -Listo –dijo Crabbe cuando terminaron de quitar la tienda y atarla al camello.

            -Vamos Draco –dijo Goyle al rubio, que esperaba sentado en un camello echado.

            Draco se levantó pero un mareo hizo que trastabillara.

            -Estás agotado cabrón –dijo Blaise sosteniéndolo- ¿Cómo es que has viajado así?

            -Soy un caballero del desierto, Blaise… -respondio Draco apoyándose en el hombro de su amigo- mi país está en peligro y yo no solo lucho con la espada.

            Blaise sonrió mientras negaba con la cabeza y lo ayudaba a subir al palanquín.

            -Bueno, pues ahora ya no estás solo, duérmete mientras viajamos, nosotros nos encargaremos del resto.

            Y así comenzaron un viaje de regreso a Griffindor.

            -¿Qué es eso? –pregunto Goyle viendo a Blaise sacar un libro mientras iba en su camello.

            Blaise le mostro el libro sin decir nada.

            -“Donceles y Tradiciones” –leyó el soldado- ¡Ah ya veo! ¿Por eso fuiste a la biblioteca?

            -Aja… -respondio hojeándolo- quiero saber lo mas que pueda de ellos… o más bien de él.

            -¿Y cómo nacen sus bebes? –Intervino Crabbe emparejándoseles- no es como que lo van a cagar ¿o sí?

            -¿Y a mí que me preguntas? –Respondio Blaise- como si yo supiera.

            -Pero es una buena pregunta –dijo Goyle- las mujeres tienen vagina pero defecan por otro lado ¿pero y un doncel?... si le hicieron al hijo por atrás, lo más lógico es que salga por ahí ¿no?

            -Pero sería muy asqueroso ¿no?... ¡sería como cagar a su hijo! Cualquiera sabe que los donceles pueden concebir, pero yo la verdad nunca me había puesto a pensar por donde nacen sus bebés, de hecho llegué  pensar que eran algo así como un mito urbano, nunca había visto uno.

            -Hace muchísimos años que no nacía uno –convino Goyle- así que sí, quiero saber cómo nacen sus hijos.

            -Dejen que llegue a eso y les cuento –concluyo Blaise.

            Después de unos días llegaron a una pequeña ciudad en donde descansaron y se reabastecieron y atendieron sus camellos.

            -Nos quedaremos aquí –dijo Blaise refiriéndose al campamento de caravanas- mientras menos llamemos la atención, mejor.

            -Draco ¿quieres cenar? –pregunto Crabbe asomándose dentro de la tienda.

            -No, gracias.

            -Pero estás muy tragón, es raro que no quieras comer –dijo Blaise entrando a la tienda.

            -Pero hoy no tengo hambre –respondio el rubio quitándose el turbante y masajeándose la cabeza- me duele la cabeza.

            Blaise se le acercó y le toco la frente.

            -Tienes algo de fiebre.

            -Voy por agua por si  hacen falta compresas frías –dijo Goyle.

            -Estoy bien.

            -Cállate y acuéstate –respondio Blaise- yo tampoco creo que sea nada grave pero necesitas descansar, si no quieres comer, no lo hagas, pero mañana si lo harás.

            Draco solo asintió y se acostó mientras Goyle regresaba con una jofaina con agua y un lienzo.

            -Yo prepararé la cena –dijo Crabbe saliendo.

            Esa noche alrededor de la fogata, Blaise seguía muy entretenido con su libro, hasta que de pronto hizo gestos diciendo:

            -¡Diablos!

            -¿Qué pasa? –pregunto Goyle comiendo un trozo de pan mojado en salsa y un trozo de carne  en la otra mano.

            -Creo que ya se por donde nacen los bebés de los donceles –respondio con cara de susto.

            -¿Por dónde?

            Por toda respuesta le paso el libro señalándole el fragmento que debía leer y la ilustración muy, pero muy grafica que había ahí.

            -Luego me lo pasas Goyle –dijo Crabbe.

            Cuando Goyle acabo también puso cara de horror dándole el libro a Crabbe.

            -¡Ugh! –exclamó Crabbe cuando acabo de leer- ¿¡es en serio?! ¿Se le va a abrir el perineo?

            -Ahí dice que sí, que es como una vagina que después se cierra poco a poco después del parto –respondio Blaise.

            -Es muy feo –dijo Goyle- ¿y si se le llega el momento cuanto esté con nosotros? ¡Yo no le voy  a ver ahí!

            -Yo tampoco –admitió Crabbe- solo quedas tu Blaise.

            -¡¿Y yo porqué?!

            -Eres el capitán, ni modo amigo, te toco bailar con la más fea –dijo Goyle.

            -Váyanse a la mierda los dos, no hare eso.

            Cuando acabaron de cenar se fueron a descansar, pero Blaise entro a la tienda de Draco para vigilarlo durante la noche.

            -Ve a dormir Blaise, estaré bien –dijo Draco viendo que su amigo se recostaba junto a él.

            -¿Y quién te dijo que no dormiré? Tengo el sueño ligero, ya lo sabes.

            Draco sonrió y volvió a cerrar los ojos, pero Blaise no durmió, se quedo despierto vigilando a su amigo, atento a cualquier señal de sufrimiento físico.

            Pronto se dio cuenta de que la fiebre subía, así que se levanto y encendió una lámpara de aceite, mojó un lienzo en el agua y se lo puso en la frente.

            -El… el rey es un idiota ¿sabes?... –balbuceó Draco somnoliento.

            -¿Por qué? –pregunto refrescando su frente afiebrada.

            -Porque… porque tiene ojos bonitos pero es un tonto, tarado, cara de culo…

            -¿Ah sí? –Respondio sonriendo- ¿y de qué color son sus ojos?

            -Ve-verdes… parecen piedras vivas… -respondio sonriendo a medias para luego cambiar su expresión a una de enojo- pero no confió en mí… ni siquiera se… se tomó la molestia de preguntarme… -dijo con los ojos anegados de lagrimas- solo llegó y… y…

            -Shhh ya no hables, mejor duérmete.

            -Tú eres mi amigo ¿verdad Blaise?

            -Sí, yo soy tu amigo.

            -Yo… yo te quiero mucho… eres como mi hermano…

            Blaise toco la frente de Draco, preocupado de que la fiebre iba en aumento.

            -Goyle…

            -¿Sí Blaise? –respondio el soldado presuroso asomándose.

            -Busca algún doctor y pide medicina para la fiebre, di que es para tu esposa embarazada.

            -Bien.

            Cuando Goyle se fue, Blaise siguió refrescando el pecho de Draco colocándole el lienzo mojado.

            -Harry fue un bruto en la… en la noche de bodas… -continuó Draco haciendo que Blaise quisiera arrancarse las orejas- yo no quería algo así… ¿sabías que mi amor platónico eras tú?

            -Por Merlín Draco, ya duérmete.

            -Pero me rechazaste cuando des-descubriste lo que soy… -gimoteó haciendo que el soldado le acariciara la cabeza.

            -Pero ya no, soy tu amigo y nunca te dejaré.

            -Pro-promételo…

            -Lo prometo.

            Draco siguió llorando bajito mientras recibía con agrado el lienzo húmedo en la frente.

            -Ha-Harry es bueno en el ajedrez… ¿te dije que me está enseñando a jugar ajedrez?

            -No.

            -Es… buen maestro… -exclamo sonriendo de nuevo- y me regaló un caballo ¿te dije que me regalo un caballo?

            -Sí.

            -Pero es un idiota a la hora de estar… en la cama… ¿te había dicho eso?

            -No –respondio Blaise rodando los ojos y deseando meterle el lienzo en la boca en lugar de la frente.

            -N-no… no sabe coger… ¿tú sabes coger, Blaise?

            -Sí.

            -¿Me enseñarías?

            -¡No!

            Draco hizo un puchero y luego se quedo callado para alivio del capitán, pero ese alivio duro apenas un par de minutos.

            -Bueno… no es tan malo… la ultima vez me gusto…

            -Draco, ya cállate y cierra los ojos.

            -¿Por qué no me preguntó Blaise? –Dijo Draco comenzando a gimotear otra vez- ¿Por qué no me creyó si dijo que me amaba?... cuando se ama, se confía… ¿o no?... ¿o no, Blaise?

            -Sí Draco.

            -Los… los golpes me dolieron… pero más me dolió aquí… -sollozo tocándose el corazón- es un idiota… un bastardo estu-estúpido… y… y lo detesto…

            -Cálmate –dijo limpiándole las lagrimas con el lienzo húmedo.

            -No… me… me dijo que soy como un fénix… y que… y que por eso no podía dejarme ir…

            -Ya no llores Draco, cálmate.

            -Y yo le creí… fue bueno conmigo y yo confié… yo confié… ya no volveré a confiar en nadie…

            -Shhh… cierra los ojos Draco, descansa…

            -¿De qué sirve que tenga… que tenga bonitos ojos y huela rico si es un idiota?

            -Para nada.

            -¿De qué sirve que me haga reír si… si es… un estúpido?

            -De nada.

            -¿De qué… de que sirve que me haga sentir espe-especial si es un hijo de… de puta?

            -De nada.

            -Lo odio… lo odio Blaise…

            -Tranquilo.

            -¿De qué me sirve extrañarlo… si… si no confía en mí?

            Blaise suspiro suavemente peinando con los dedos el cabello húmedo de Draco, quien terminó sollozando como un niño pequeño.

            -¿Lo extrañas mucho?

            -Sí… no…

            -¿Quisieras verlo?

            -No… si…

            -Draco… ¿amas al rey? –pregunto quitándole un mechón de la frente.

            Pero antes de que pudiera responder, Goyle entro llevando un frasco de medicina.

            -Aquí estoy.

            -¡Al fin!

            Blaise administro la medicina según las indicaciones y finalmente el enfermo se quedo dormido.

            -¡Uff! Creí que nunca se dormiría –exclamo saliendo de la tienda.

            -Es preocupante Blaise –dijo Crabbe- viajar así con él es peligroso, puede ocurrirle algo.

            -Más peligroso seria dejarlo al cuidado de cualquiera… no,  el sigue con nosotros.

            -Bien.

            Y al día siguiente partieron de nuevo.

 

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            Un par de días después, Draco ya estaba restablecido de la gripe, pero algo mas aquejo de nuevo su salud, algo que no había querido compartir con sus amigos.

            -¿Qué sucede? –pregunto Blaise cuando Draco no quiso sentarse con ellos alrededor de la fogata.

            -Nada.

            -¿Quieres comer dentro del palanquín?

            -No, me canso también de estar ahí.

            -Ven, siéntate aquí –dijo Goyle haciéndole un asiento con un bulto- así no estarás al ras del suelo.

            -No gracias.

            -¿Qué pasa Draco? –Pregunto Crabbe- tienes cara de que te duele el cu… rayos… -exclamó entendiendo lo que pasaba, haciendo que los otros dos lo captaran al mismo tiempo.

            -¿Es eso Draco? –dijo Blaise poniéndose de pie y acercándose a él- yo… bueno, leí algo de los donceles y leí que aproximadamente en el octavo mes…

            -Para Blaise –interrumpió Draco avergonzado y más rojo que un tomate.

            -Sé que es vergonzoso para ti, pero debes ser sincero con nosotros.

            Draco agachó la cabeza y exhalo un suspiro.

            -Yo era… yo era su capitán… no debería estar pasándome esto… -dijo por fin moqueando- y tam-tampoco debería llorar por… por cualquier maldita cosa…

            -Draco… -dijo Blaise acercándose.

            -Esto es una mierda…

            -¿Es eso? –Dijo pasándole un brazo por los hombros- ¿lo que te tiene así es lo que te dije del octavo mes?

            Cubriéndose la cara, Draco asintió en silencio; sonriendo comprensivo el soldado le palmeó la espalda diciendo:

            -Tranquilo, nosotros entendemos… es inevitable.

            -¡Pero duele horrible! –Gimoteó sin descubrirse la cara- no me puedo ni sentar…

            -Ven, siéntate de lado –dijo acercándolo a la fogata mientras Goyle extendía una manta en la arena- tampoco es bueno que te apartes de nosotros.

            Draco se sentó ayudado por Blaise.

            -Solo faltan un par de semanas, ya estamos en Griffindor  –dijo Crabbe- ten paciencia, pronto podrás descansar en una cama.

            Draco se sentó pero el sentimiento que tenía hizo que siguiera llorando silenciosamente mientras los demás solo se miraban incómodos entre sí.

            -Sé… se que los ha-hago sentir mal… -dijo sonándose la nariz con un pañuelo.

            -¿Y cuando te ha importado eso, cabrón de mierda? –exclamó Goyle riendo- ¿recuerdas cuando nos hicimos el tatuaje? Fue tu maldita idea y después nosotros pagamos las consecuencias.

            -Sí, te dije que dolía y tú te reíste de mi –añadió Crabbe- no vuelvo a hacerme otro.

            -No seas llorón –exclamó Draco sonriendo mientras se secaba las mejillas- parecías bebé… de balde tu cuerpo de toro.

            Después de eso, el ambiente fue relajándose hasta que los cuatro pudieron conversar animadamente de aventuras pasadas.

           

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            Al día siguiente emprendieron el camino con Draco en el palanquín mas incomodo que nunca en su vida.

            -¿Todo bien ahí dentro? –dijo Blaise colocando su camello a un lado.

            -Sí.

            -¿Seguro?

            -Quiero orinar.

            Blaise detuvo la caravana y ayudo a Draco a bajar para que pudiera hacer lo suyo.

            -¡Uff! –jadeo cuando estaba a punto de subir de nuevo- ¡Ah!

            -¿Qué pasa? –pregunto alarmado.

            -Nada… es solo una patada –respondio sobándose la panza- toca –dijo tomando la mano de Blaise y colocándosela en el vientre.

            -¡Mierda! –exclamó el capitán impresionado al sentir en su palma el claro movimiento del niño.

            -No, no es mierda, es un bebé.

            -Yo quiero –dijo Crabbe acercándose presuroso para tocarle la panza- ¿Dónde?

            -Aquí –respondio Draco dejando que Blaise retirara su mano y tomando ahora la de Crabbe.

            -¡Por las barbas de Merlín, Draco tienes un niño ahí dentro!

            Draco rio por la afirmación de Crabbe como si hasta ahora captara en verdad su condición.

            -¿Y te duele cuando patea? –pregunto Goyle acercándose también y tocándolo en la barriga.

            -A veces.

            -¡Vaya!... pues ahora lo confirmo, no es un niño, tienes un camello ahí dentro.

            Draco sonrió cansado y después se subió al palanquín.

 

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Notas finales:

Nos leemos de nuevo hasta la proxima semana, besos!!! y muchas gracias por sus comentarios, me hacen muy feliz.


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