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El Fénix del Rey por Orseth

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Notas del capitulo:

Hola!! Pido disculpas si no he contestado sus mensajes... mi pc sigue respirando pero apenas, espero les guste, besos!!!

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            Fue un mes y medio de viaje por el desierto, pero cuando ya solo faltaban un par de días para llegar a la capital y levantaban el campamento para continuar la marcha, Draco dijo a Blaise:

            -Blaise, falta muy poco para llegar a la ciudad… déjame recorrer ese camino yo solo con mi hijo -Blaise no dijo nada, solo continuo observándolo mientras Draco se tomaba su tiempo para seguir hablando- Será la última vez que pueda andar solo por el desierto, ya no volveré a recorrerlos sin estar acompañado de alguien… ¡mierda! –Exclamó quitándose una lágrima que amenazaba con escapar de sus ojos- esto es tan nostálgico…

            Crabbe y Goyle se miraron entre sí apenados, sin saber que decir ante el sentimiento de su amigo.

            -De acuerdo –dijo Blaise sorprendiendo a todos- falta muy poco y entiendo lo que sientes.

            Draco asintió agradecido sin decir nada por temor a que se le rompiera la voz, Blaise sonrió y solo lo abrazó en silencio.

            Crabbe y Goyle también lo abrazaron y se despidieron del pequeño Scorpius y así Draco retomó el camino a la ciudad central de Griffindor.

            Caminó a paso lento, sin apurar para nada a sus dos camellos, pues los demás animales y mercancía la había regalado a sus tres amigos.

            Miró a su hijo, que iba en un lecho acondicionado al otro lado de la joroba de su camello, con una canastilla haciéndole sombra; al anochecer acampó vislumbrando a lo lejos las luces de la ciudad.

 

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            Cuando entró a la ciudad no pudo evitar sentirse inquieto, tal vez por ver de nuevo aquel lugar en donde vivió tantas cosas en pocos meses, o tal vez por ver la que sería su casa y con un poco de suerte, su hogar.

            Scorpius comenzó a llorar, por lo que lo cargo en sus brazos sin bajarse del camello hasta llegar al área de caravanas en donde le preparó un biberón y dejo a los animales por unas horas para ir a caminar; anduvo por las calles con el rostro descubierto, disfrutando el que la gente pasara a su lado sin prestarle atención, el no tener que cuidarse de nadie, el pasar inadvertido… pero también deseaba verlo de nuevo, mirar sus ojos verdes y ser el objeto de sus sonrisas; así que exhalando un profundo suspiro, dio una última mirada al mercado y echo a andar rumbo al palacio con Scorpius dormido en sus brazos.

            Cuando llego a  la enorme edificación, no se puso el velo, deseaba ser desafiante por última vez y ver la cara indignada de los soldados, así que entró al patio y se dirigió directamente a un guardia que custodiaba la puerta.

            -Quiero ver al rey.

            -¿Tiene audiencia?

            -No.

            -¿Quién solicita verlo?

            Draco suspiro antes de decir:

            -Su concubino.

            El soldado lo miró en silencio, esperando que fuese una broma o lo que fuera, pero el rostro del hombre no sonreía para nada y además cargaba un bebé en los brazos, por eso se miró con su compañero que también lo miró atónito.

            -¡Por el profeta! –exclamó el soldado abriendo de inmediato la puerta y dejándolo pasar.

            El guardia caminó a un lado de él viéndolo impresionado mientras Draco caminaba tranquilo… tranquilo por fuera pero casi enloquecido de nervios por dentro.

            -Espera aquí –dijo el soldado metiéndolo a una habitación.

            Draco entro  y miró el cuarto, era una oficina muy amplia, con más exactitud la oficina de Severus, que en ese momento no estaba.

            Cuando Harry recibió la noticia en su oficina, no lo pudo creer, así que corrió a donde le dijeron que habían metido a Draco; cuando abrió la puerta Draco se giró y entonces lo pudo ver… y pudo ver a su hijo en sus brazos.

            -Draco… -dijo cerrando la puerta y viéndolo mientras una sonrisa incrédula aparecía en sus labios- regresaste.

            -Bueno, yo… sí, estoy aquí –respondio alzándose de hombros.

            Harry lo alcanzó en dos zancadas y los abrazó con fuerza.

            -¡Oye, despertaras a Scorpius!

            Pero Harry estaba demasiado feliz como para preocuparse de eso, había llegado hacía apenas unos días y pensaba que aun tardaría mucho tiempo para volver a verlos.

            Cuando se separó miró el rostro de Draco y lo vio desviar la vista y mirar a su hijo.

            -Yo… -dijo sin saber ya que decir o hacer- bueno, debes estar cansado ¿no?

            -No, solo un poco.

            -Ven, vamos a mi habitación para que descanses –dijo Harry tomándolo de la mano y saliendo con él; se dirigieron a las habitaciones reales, en donde Draco entro mirándolo todo de nuevo, como si fuera la primera vez y al mismo tiempo rememorando cosas pasadas- mira… -continuó Harry conduciéndolo a la habitación contigua.

            Cuando Draco entró quedo impresionado al ver la habitación acondicionada para un niño; había una cuna hermosa con cortinas de encaje cubriéndola, estantes llenos de juguetes y muebles con ropa dentro.

            -Es… increíble –dijo entrando mientras recorría todo con la vista.

            -Esta lista para recibir a mi hijo en cualquier momento.

            Draco llego hasta la cuna y tuvo que admitir que todo era simplemente fenomenal.

            -¿Puedo cargarlo?

            Draco se giró y vio a Harry sonreírle ansioso, así que sonrió un tanto nervioso y asintió en silencio; Harry tomo al bebé con temor a romperlo y lo acuno sonriendo cuando ya lo tuvo.

            -Hola bebé… soy tu papá –susurró caminando con él por el cuarto mientras Draco solo lo veía- te esperé por mucho tiempo, pero al fin aquí estás.

            El rubio quedo conmovido al ver el amor con que Harry le hablaba a su hijo y supo en ese momento que había hecho lo correcto, solo que aun se sentía incomodo, como si estuviera con un extraño.

            Harry se sentó en una silla mecedora sin dejar de hablarle al dormido bebé, por lo que Draco decidió dejarlo solo y salió de ahí; ya en la habitación de Harry miró todo de nuevo, como en aquella ocasión en que se había quedado solo curioseando todo.

            Aspiro el aroma que había en el ambiente, la loción que usaba el rey… y entonces se sentó en la cama; mientras se quitaba el turbante y lo dejaba a un lado, cuando Harry salió de la habitación después de dejar a Scorpius en la cuna, lo encontró dormido también.

 

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            Cuando despertó, se enderezó sobresaltado al recordar donde estaba.

            -Tranquilo, estás en casa –dijo Harry recostado a su lado.

            -Oh…

            Harry lo vio enderezarse y sentarse dándole la espalda, acomodándose el alborotado cabello.

            -Estás incomodo –dijo sentándose y recargándose en la cabecera- ¿Por qué?

            Draco lo miró y supo que era inútil intentar ocultar lo que sentía, así que solo se alzo de hombros.

            -¿Por qué estás aquí, Draco?

            -Scorpius debe estar aquí.

            -¿Solo por eso? –Draco volvió a encogerse de hombros- Draco, con lo de la ultima vez pensé que nunca estarías conmigo por tu propia voluntad… me hace muy feliz que pensaras en Scorpius, pero ¿y tú?... ¿realmente te sientes muy mal al estar conmigo?

            Draco deseaba decirle todo lo que pensaba y sentía, pero simple y sencillamente se le hacía imposible.

            -Oye… -dijo Harry acercándose hasta él y haciéndolo girarse- deseo ganarme tu confianza de nuevo, pero antes necesito saber… ¿realmente me odias?... ¿realmente me detestas tanto, como para no compartir mi lecho ni siquiera para dormir?

            Draco lo miró y suspiro sintiéndose un tonto.

            -Yo… -exclamó finalmente- no te odio.

            Harry sonrió débilmente al escuchar aquello.

            -Eso es un alivio.

            Draco sonrió rompiendo con ello un poco de la tensión que había en el ambiente.

            -Esto es difícil para mí –dijo mirando los bordados de la colcha- no es tan sencillo estar aquí.

            -¿Por qué?

            -Porque… mira Harry –exclamó mirándolo finalmente- necesito empezar poco a poco, no puedo llegar y sentirme como en mi casa, no puedo llegar y tratarte como mi esposo aunque lo seas… me siento nervioso, me siento extraño… yo…

            -Tranquilo, ya te demostré que yo sé esperar y esperare el tiempo que se necesario para ganarme tu confianza de nuevo -Draco asintió agradecido- comenzaremos desde cero –continuo Harry- por eso vivirás aquí, no regresarás al área de concubinas.

            Draco lo miro con ojos muy abiertos sin esperar jamás aquello, era cierto que no deseaba regresar al área de concubinas después de todo lo que había pasado, pero tampoco deseaba pasar a vivir al cuarto de Harry directamente.

            -Mande arreglar todo –continuo Harry- tienes ropa en los armarios para cuando regresaras y hay todo en la habitación de Scorpius.

            -¿Viviré contigo? –pregunto cómo tonto.

            -Pues claro ¿Qué mejor manera de demostrarte cuanto te amo, que teniéndote cerca?

            -Pero… pero no me tomarás ya ¿verdad?

            -Claro que no, ya te lo dije, todo  a su tiempo.

            Draco se giro dándole la espalda mientras recordaba lo que había hablado con Blaise, lo que él mismo había reflexionado a solas y lo que implicaba su regreso.

            -Estarás bien, deja que te cuide –dijo Harry poniéndole una mano en un hombro.

            Quiso girarse y vociferar que no necesitaba que lo cuidara, pero sabía que con eso no lograría nada… tenía que hablar, poner la cosas en claro, decir sus temores e inquietudes si quería que todo aquello funcionara.

            -Yo… yo entiendo ahora muchas cosas –dijo girándose y subiendo una pierna a la cama para poder estar frente a él- yo entiendo mi lugar ahora y quiero que sepas que no es sencillo para mi aceptarlo.

            -Lo sé.

            -No, no lo sabes… no sabes lo que significa para mí el tener que someterme a ti, aceptar que seas tú el que me manda, que seas tú quien deba darme permiso para hacer determinadas cosas…

            Harry lo vio agachar la cabeza, como si el mundo de repente cayera sobre él.

            -Hey… -dijo alzándole la barbilla- tampoco quiero que cambies tu esencia, no se trata de eso, no quiero un soldado que obedezca en todo como un castigo.

            -Ni creo que yo obedecería en todo tampoco, es solo que me siento desubicado… la verdad me siento raro aquí, me siento extraño contigo… no quiero que durmamos juntos.

            Harry le acaricio el cabello entendiendo los sentimientos del rubio.

            -No te preocupes, lograras adaptarte rápidamente y en lo referente a dormir conmigo, no te pongas nervioso, no te tocare todavía.

            -Qué gran consuelo –exclamó irónico- yo pensé que me dirías que dormirías en otro lado.

            -Qué gracioso –dijo Harry riendo.

            -Yo hablaba en serio.

            -Ven, relajémonos –dijo saltando de la cama y sacando un tablero de un cajón- juguemos un poco.

            Draco acepto sin tener nada mejor que hacer, así que pasaron un par de horas jugando hasta que Scorpius despertó.

            -Le daré un baño y le daré de comer –dijo Draco levantándose.

            -Haré venir a una sierva para que se ocupe de la comida.

            Draco tenía sus propias ideas respecto a eso, pero debido  a la urgencia de atender a Scorpius lo dejó pasar, pero cuando el pequeño estuvo tranquilo y jugando en la cama de sus padres, Draco por fin pudo exponer sus ideas.

            -Oye, hay muchas cosas que me gustaría que cambiaran.

            -¿Cómo qué? –pregunto sonriendo acostado junto a su hijo jugando con él.

            -No necesito una sierva que se ocupe de mi hijo, yo puede atenderlo perfectamente todo este tiempo.

            -No es por eso.

            -Ya lo sé, pero quiero poder salir de este cuarto sin un maldito guardia pisándome los talones a donde quiera que vaya… se supone que es mi casa ¿no?

            -Pues sí.

            -¿Y entonces porque tengo que cubrirme la cara cuando paseo por ella?

            -Draco… -exclamó exhalando un suspiro.

            -Mira, yo sé lo de cubrirme la cara porque ya tengo marido y lo acepto… -dijo suspirando con resignación- no me gusta pero lo acepto… ¿pero en mi casa?

            -Hay soldados aquí.

            -¡Pero yo no tengo la culpa!... Harry por favor, entiéndeme, yo estoy dispuesto a acatar las reglas, pero tú también debes poner de tu parte y ser coherente, dime ¿Por qué las concubinas deben estar recluidas?

            -No están recluidas, de hecho su área es una cuarta parte del palacio, hay habitaciones para su entretenimiento, danza y natación para  las niñas y muchas cosas más, es solo que no pueden salir sin compañía y eso tú lo sabes y  yo no puedo estar con ellas todo el tiempo.

            Draco suspiró de nuevo, pero eso no le era suficiente.

            -No me recluyas por favor.

            -No estoy recluyéndote, puedes ir a donde quieras.

            -Pero no solo ¿verdad?

            Harry guardó silencio mientras miraba a Scorpius llevarse una sonaja a la boca.

            -Sí quieres que me sienta en mi casa, déjame hacerla mi casa… no me pongas un guardián, ya no escaparé, regrese por mi voluntad ¿no?

            Harry entendía ese punto, pero el hecho de que su propia gente se hubiera introducido en el palacio de otro reino y llevado a cabo su misión, le hacía temer por los suyos, que alguien más pudiera hacer lo que él hizo.

            -No puedo hacer eso… -Draco lo miró por unos instantes e inclinó la cabeza sintiéndose decepcionado- pero puedes andar sin velo mientras no salgas del palacio.

            El rubio lo miró sorprendido, viendo a Harry sonreírle y no pudo evitar sonreír también.

            -De acuerdo –dijo agradecido de esa concesión del rey.

            -No estoy muy de acuerdo, debo confesarlo –dijo Harry sujetándole el juguete a su hijo- no me agrada que otro hombre vea tu cara cuando ya estás casado, pero creo que yo también debo ceder un poco.

            -Y quiero preparar sus alimentos, no necesito una sierva, yo puedo ocuparme de sus cosas, su ropa y todo eso.

            Harry sonrió satisfecho de ver a su concubino en un papel más casero de algún modo, ya sin esas ideas de rebeldía de cuando llego por primera vez.

            -No quiero tener que castigarte ¿entiendes? –Dijo  deseando poner las cosas claras desde el inicio- reconozco el gran error que cometí y no se volverá a repetir; te amo con locura, pero también necesito de tu apoyo.

            Draco apretó los labios recordando situaciones desagradables, recordando que el mundo en el que le había tocado vivir no iba a cambiar solo porque a él no le gustara, que su cultura iba a seguir siendo la misma y las personas que la tenían también.

            -No habrá necesidad –musito dándole la espalda.

            -Yo hablare contigo cuando surjan malentendidos –añadió Harry mirándolo, aunque el rubio le diera la espalda- confiaré en tu palabra porque sé que eres un soldado honorable… un soldado honorable que salvó el reino de Hogwarts -Draco alzo la cara sorprendido- sé que fuiste tú quien escuchó a Greyback y a Pettigrew… gracias.

            Draco se giró y después de observarlo unos instantes, también sonrió.

 

 

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            Pasaron un par de días en los que Draco se la paso encerrado en las habitaciones reales cuidando a Scorpius, ahí tenía gran espacio como el enorme jardín trasero, la piscina y varias habitaciones, pero no por eso no había salido, lo que sucedía era que seguía pensando en su nueva situación, su nueva vida… en las palabras de Harry… en que a pesar de decirle que lo amaba, seguía pensando como un típico marido dominante.

            Suspiro sabiendo que eso no cambiaría y que de alguna forma al haber regresado, lo había aceptado; pero sonrió al ver que también había ganado algunas cosas como poder andar sin velo por el palacio, aun con soldados vigilando por ahí, eso para un marido como Harry era todo un logro.

            -Minerva dijo que podía conseguir muchas cosas si sabía cómo pedir –pensó recordando las palabras de la vieja sierva.

            Lo que también le hizo pensar en que ya sabría de su regreso y aun no había ido a verla.

            -Ven, vamos al jardín –dijo a su pequeño sacándolo de la cuna.

            También la extrañaba, era como una segunda madre tal como ella le había dicho en su primera llegada, también quería ver a las chicas, pero se sentía de algún modo traicionero con ellas; aun no había hablado con Harry de eso, pues al reconocer consigo mismo que amaba al rey, no le gustaba que tuviera otras parejas… algo raro si siempre había vivido en un mundo en donde tener esposa y concubinas era algo aceptado.

            -Pero me dan celos… -pensó triste al imaginar a Harry en la cama con  Pansy o Luna.

            ¿Eso era lo que sentían ellas con él?... probablemente, y también por eso se sentía mal con ellas por saberse el favorito del rey.

            -Quiero un mundo en donde tu papá solo me quiera a mí –dijo haciéndole cosquillas a Scorpius.

            -Yo estoy enamorado de ti –dijo alguien a sus espaldas haciéndolo girarse con el corazón en la boca.

            -¡No entres a escondidas! –grito enojado y sintiendo que su cara hervía como una olla.

            -No entré a escondidas ¿y porque te molestas? –pregunto sonriendo de oreja a oreja.

            Draco salió al jardín sin responderle.

            -Draco… ven ¿Por qué te enojas?... –pregunto yendo tras él.

            -Por nada.

            -Oye, pero ven…

            -¿Qué quieres, no tienes algo que hacer, un país que invadir o algo? –respondio molesto cuando Harry lo agarro del antebrazo.

            -Ven Scorpius… -dijo sonriendo quitándole al niño de los brazos y dándole besitos.

            Draco aprovecho para alejarse de él otra vez.

            -¿Podemos hablar sin que te sulfures? –pregunto Harry cuando el rubio se sentó a la orilla de la piscina.

            Draco se alzo de hombros viendo a otro lado.

            -Sí  estás molesto porque escuche lo que dijiste hace un rato, no tienes porqué, yo te quiero ya lo sabes y me hace inmensamente feliz que tú me quieras también.

            -Yo no dije que te quería ¿o sí?

            -Pues no, pero…

            -Entonces no te hagas ideas raras, que solo oíste palabras sueltas.

            Draco estaba avergonzado, esa era la realidad; amaba a Harry pero aun no se sentía listo para decirlo claramente.

            -Bien… -respondio ya sin aquella gran sonrisa- pero si dijiste eso  por las concubinas… bueno Draco, ellas son mi familia y también las quiero.

            -Ya lo sé,  no tienes que explicármelo –respondio levantándose para irse de ahí.

            -Espera… -dijo Harry  tomándolo de la muñeca- hay que hablar.

            -No quiero, estoy bien.

            -Pues vamos a hablar –exclamó frunciendo el ceño mientras lo conducía al interior para dejar a Scorpius en el piso, sobre la alfombra con un montón de juguetes- Bien, dímelo… dime lo que hay dentro de esa cabecita, porque si lo dejo así, eres capaz de armar después una revolución; además quedamos en ser sinceros en la medida de lo posible.

            Draco suspiró sabiendo que lo que decía era verdad, pero simplemente se quedó callado.

            -Mira –dijo Harry sentándose en la cama haciéndolo hacer lo mismo- a mis concubinas yo las amo, las amo como madres de mis hijas que son, además son buenas mujeres ¿Cómo no quererlas?... pero a ti no solo te quiero como el padre de mi hijo, yo estoy enamorado de ti y… y… -tartamudeó sintiendo que las palabras no le bastaban para expresar la alegría de saberse amado por Draco- el que tú también sientas algo por mí, hace que todo cambie para mí, haces que me sienta inmensamente feliz.

            -Te repito que yo no dije eso.

            -Oh vamos Draco…

            -Cambiemos de tema ¿quieres?

            -De acuerdo –concedió con un suspiro, un tanto decepcionado de la respuesta de Draco- regresemos al de las concubinas, ellas son parte de la familia.

            Draco asintió sonriendo claramente a fuerzas mientras suspiraba y miraba hacia donde Scorpius jugaba.

            -Está bien, sé que ellas tienen todo el derecho de estar contigo también.

            -Sé que tienes unas ideas muy poco convencionales que no se adaptan del todo a nuestra cultura, pero sabes bien que no las puedo repudiar.

            -No, claro que no, yo nunca pediría eso.

            -Sé que no, eres buena persona… lo que yo quiero que entiendas es que no es con ellas con quien quiero pasar todo el tiempo, no es con ellas con quien quiero dormir todas las noches, no es con ellas con quien quiero despertar todas las mañanas… Draco, puedo tener más mujeres pero tú eres el hombre de mi vida.

            Draco asintió en silencio pesándole más que nunca su cultura polígama, sabiendo que Harry tenía no solo la razón, sino el derecho de yacer con ellas en la cama cuando quisiera.

            Harry le tomo la barbilla y se acercó para darle un beso, pero Draco giro el rostro suavemente para esquivarlo, por lo que el moreno suspiro dándole el beso en la mejilla y levantándose.

            -¿Lograré algún día tu confianza de nuevo?... mira, si tienes miedo a que te lastime de una u otra forma, tienes razón, lo haré… -dijo viendo a Draco mirarlo sorprendido- así como tú me lastimaras a mí de una u otra forma, porque si sabré yo que tienes una daga en la lengua –añadió cruzándose de brazos- y un buen puño…

            Draco sonrió débilmente al escuchar lo último, sin embargo siguió callado dejando que Harry continuara hablando.

            -Pero eso pasa en todos los matrimonios porque no somos perfectos… ni yo lo soy ni tú lo eres, así que también es hora de que madures en ese sentido, pero te vuelvo a aclarar que yo te amo a pesar de querer a mis concubinas.

Cuando quedó solo, Draco se sentó en la alfombra sintiendo un nudo en la garganta, sintiéndose fuera de lugar, preguntándose si había nacido fuera de época o en el país equivocado; pero así era la vida en Hogwarts, incluso el profeta Merlín había tenido varias esposas.

            -El profeta Merlín puede irse mucho a la…

 

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