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El Fénix del Rey por Orseth

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Notas del capitulo:

Hola, un nuevo capitulo, espero lo disfruten, besos!!

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            Al día siguiente, se despertó con Draco ya fuera de la cama, por lo que se levantó encontrándolo en el baño vomitando.

            -Tranquilo… -dijo tomando una toalla y secándole la frente.

            -¡Cállate, todo esto es tu culpa! –respondio dándole un manotazo y levantándose del piso.

            Harry lo siguió hasta la habitación en donde lo vio sentarse en el lado de su cama y cubrirse la cara con una toalla, así que sin decir nada caminó hasta allá y se sentó junto a él.

            -¿Hasta cuándo vas a estar enojado?... ¿no te alegra tener un pequeño más?

            Draco no contestó al momento, se quedó con la cara cubierta un momento más haciendo a Harry dudar en si lo había escuchado o no.

            -No me preguntaste –dijo finalmente descubriéndose la cara- como si mi opinión no importara.

            -Claro que me importa, por eso no me gusta que estés enojado conmigo, sino me importara me daría igual.

            -Pero ahora no quería un hijo, ya te lo había dicho –exclamó viéndolo, hablando sin agresividad, solo enojo, él también deseaba aclarar el asunto- Scorpius esta aun muy pequeño.

            -Ya casi cumple dos años.

            -¿Y eso qué?... Harry, no me preguntaste, no me tomaste en cuenta.

            Harry suspiro antes de hablar, realmente hablar con Draco era muy difícil, era como intentar explicarle algo a una pared, pero tal vez ese sentimiento era el mismo que el rubio tenía.

            -Mira… -dijo tomándole una mano a pesar de la actitud de Draco- para ti es difícil hablar conmigo, sientes que no te entiendo, y a mí me pasa lo mismo contigo, siento que no me entiendes, como que nos hablamos en otro idioma -Draco asintió en silencio, eso era exactamente lo que tenía en la cabeza- a veces me pregunto si realmente te criaste en este país, pues rechazas las leyes y la cultura por completo, como si fueras un extranjero.

            Draco se quedó callado, era como meditar cada respuesta para no caer una de sus acostumbradas batallas.

            -Yo… -dijo al fin, sin soltarse de la mano de Harry- a veces siento lo mismo, y creo que es como una vez me dijo Minerva.

            -¿Qué dijo?

            -Mira, todas esas leyes, nuestras costumbres y todo eso, yo las conozco, sé que el marido elige todo dentro del matrimonio, incluso cuántos hijos tener y cuando tenerlos; pero eso no me importaba porque no me afectaba a mi directamente, total, nunca iba a casarme, nunca iba a tener a un marido al cual someterme, así que las costumbres que rigen a las mujeres y a los donceles realmente me daban igual… porque yo antes no me sentía así, podía elegir, podía hacer lo que quería, ahora ya no.

            Harry le soltó la mano y le paso el brazo por la espalda atrayéndolo hacia sí.

            -Ya veo… -dijo sintiendo el cabello rubio hacerle cosquillas en la nariz al ponerle el mentón en la coronilla.

            -Además ¿Por qué Dumbledore te dio el resultado a ti, si soy yo quien esta preñado?... maldito viejo, lo detesto, me trata como si yo fuera invisible.

            -No es así y lo sabes.

            -Sí, así es exactamente, además cuando te fuiste, tuve que pedirle permiso para salir a tu ministro ¿Cuándo yo tenía que pedirle permiso a un extraño para salir? –continuo sintiendo que la voz se le quebraba.

            -Eso ya lo sabes y estabas manejándolo muy bien ¿Qué paso?

            Draco ya no respondio, más bien ya no pudo porque si lo hacía iba a hacerlo con una voz gangosa por el llanto y no quería hacer el mas el ridículo.

            -Vamos ¿Qué pasa? –insistió Harry abrazándolo ahora con los dos brazos haciendo que Draco comenzara a llorar con más ganas.

            -¡No sé! –Respondió al fin entre hipidos- me… me siento muy sensible… hace unas se-semanas no me sentía así…

            -Tranquilo, es por el embarazo –respondio besándole la frente.

            -¿Por qué no me preguntaste? –dijo de nuevo con voz apenas audible mientras se encogía y se cubría la cara con la toalla.

            -Lo siento, no pensé que te molestaría.

            Draco ya no dijo nada, solo continuó llorando sintiendo con agrado el abrazo de Harry.

 

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            Las semanas pasaron y Draco terminó aceptando su nuevo embarazo, además viviendo en el palacio, sus malestares eran más llevaderos que en el desierto, así que Harry dispuso que una sierva le ayudara a cuidar a Scorpius mientras el pobre rubio descansaba.

            Pero no todo eran náuseas y mareos, pues había ocasiones en que las hormonas le hacían dar su brazo a torcer.

            -Anda Harry, solo un ratito…

            -mmm… no… -balbuceó Harry mas dormido que despierto.

            -¿Qué ya no te parezco atractivo? ¿Con cuatro meses ya no te gusta mi cuerpo?

            -Claro que si… -respondio dándose la vuelta sin siquiera abrir los ojos- pero me tengo que levantar a las cuatro…

            -Antes nunca te negabas a tener sexo conmigo ¿Por qué ahora si? –refunfuñó dejándolo en paz y recargándose en la cabecera con los brazos cruzados.

            Harry no tuvo más opción que abrir los ojos  y mirar con resignación el techo de su cama adoselada.

            -Corazón mío…

            -Qué “corazón mío” ni que mis nalgas… -masculló acostándose y dándole la espalda.

            Harry lo miró y sonriendo lo abrazó mientras decía:

            -Es cierto que tuvimos sexo cuando apenas tenías unos dos meses de embarazo, pero la verdad me da miedo lastimarte.

            -Sí claro.

            -En serio Draco… mira, la verdad es que después de embarazar a Bellatrix, a Luna y a Pansy, no volví a tener sexo con ellas por temor a dañar el embarazo y siento lo mismo contigo, no porque me disguste tu cuerpo.

            -Acéptalo, ya estoy  barrigón y no te gusto así –respondio sin volverse.

            -No es por eso, incluso Dumbledore me ha dicho que tu salud y la del bebé es muy buena, que no hay problema en que te penetre, solo que yo me abstuve para prevenir.

            -Ajá… mejor ya duérmete ¿no que te estoy desvelando?

            Harry sonrió y le beso un hombro.

            -Pero si de verdad te sientes tan bien como dices…

            -Sí, pero yo ya no quiero.

            -Pero ahora yo si –respondio besándole el cuello y bajando su mano  a su cadera.

            Draco estaba enojado, pero los labios de su marido en su cuello le hicieron sentir un cosquilleo en su entrepierna, además estaba demasiado “ganoso” como para ponerse digno, así que se giro boca arriba y le paso los brazos por el cuello ofreciéndole sus labios.

            Harry comenzó a besarlo de manera exigente, como si estuviera sediento de él y es que realmente así era, extrañaba tenerlo en sus brazos y hacerle el amor, extrañaba sus gemidos cuando lo penetraba y sus jadeos cuando llegaba al orgasmo, así que después de sus labios pasó a su cuello mientras le desabotonaba la camisa del pijama.

            -Eres hermoso… -susurró cuando lo tuvo completamente desnudo, poniéndole una mano en su ya abultado vientre.

            Draco sonrió viendo el amor y el deseo en los ojos verdes que lo miraban con intensidad, así que sintiéndose atractivo, se tomó el pene y comenzó a masturbarse ante la vista de su marido.

            -Qué rico ¿no quieres que te lo haga yo? –dijo Harry tomándole la mano.

            -No, mejor quiero que me des una mamada.

            Sonriendo, Harry bajó y atrapo el erecto pene con su boca y comenzó un sube y baja que hizo a Draco gemir de satisfacción al sentir la húmeda y caliente boca de su marido; después de un rato Harry se retiró e hizo a Draco sentarse recargado en la cabecera, se puso de pie frente a él, con su pene justo enfrente de su rostro y el rubio sabiendo los gustos de su marido, abrió la boca para el moreno introdujera su pene y comenzara un mete y saca mientras él le sujetaba por las nalgas.

            Después de un rato así, Harry se retiró y beso de nueva cuenta a Draco, quien seguía masturbándose mientras le chupaban y mordisqueaban los pezones, ya cada vez más sensibles.

            -Voltéate y ponte en cuatro –dijo Harry en su oído.

            Draco obedeció y ya teniéndolo así, Harry le separo las nalgas con las manos y comenzó a lamer su entrada haciéndolo gemir.

            -¡Oh diablos, Harry!... –gimió recargando sus antebrazos en el colchón al sentir la lengua de su marido.

            Harry sonrió al ver la pequeña y rosada entrada estremecerse, así que sin más se enderezó y después de colocarse un poco de lubricante, colocó la punta y comenzó a empujar.

            -Oh…

            Mojándose los labios y sujetando su pene, Harry empujo hasta introducirse poco a poco hasta tocar con su pubis las nalgas del rubio.

            -¿Te gusta Draco?

            -Sí Harry… oh si…

            Sujetándolo de las caderas, Harry sacó su pene y volvió a meterlo, comenzando un ritmo lento que fue haciéndose un poco más rápido cada vez.

            Harry levantó el rostro sin dejar de embestirlo, disfrutando enormemente penetrar una y otra vez el cuerpo caliente del hombre que tanto amaba, aspirar su aroma y acariciar su piel suave.

            -Harry…

            -¿Sí?... –respondio aminorando el ritmo.

            -Quiero estar boca arriba.

            Harry salió y lo ayudo a colocarse de espaldas, entonces le separó las rodillas y  de nueva cuenta lo penetró, pero esta vez colocando sus manos a sus costados para no aplastarlo y teniendo su rostro frente a frente.

            Harry lo veía arrugar la nariz con cada penetración, pero sabía que no estaba lastimándolo, además adoraba ver su rostro sudoroso y sus labios entreabiertos, jadeando mientras le hacía el amor.

            -Mas fuerte… -dijo entonces colocando sus manos en sus hombros- házmelo mas fuerte…

            Harry comenzó a penetrarlo con más fuerza haciendo temblar sus nalgas, lo vio cerrar los ojos y fruncir el ceño.

            -Ya te duele ¿no? –dijo sin dejar de embestirlo.

            -Sí, pero me gusta… hay algo en eso que me gusta… no dejes de… ¡oh!... ¡ah!...

            Unas embestidas más y Harry se quedó quieto mientras empujaba su cadera con energía, eyaculando dentro de su concubino, quien también se corrió mojándole el vientre.

            Después de un momento, Harry dio unas suaves embestidas mas antes de salir y jalar la colcha para cubrirlos, le dio un beso en los labios, lo abrazó y por fin ambos se durmieron.

           

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            -Quiero dulce de higo… -dijo Draco bostezando mientras caminaba del brazo de Harry de regreso de las caballerizas en donde estuvo con su caballo blanco mientras Harry lo bañaba, pues con cinco meses de embarazo ya no podía montar.

            -Ya lo oíste, ve por dulce de higo –respondio Harry mirando a Ron, quien cepillaba a su caballo en la casilla de enfrente.

            -Pero Harry, no hay higos en esta época del año.

            -De verdad que se me antoja mucho –exclamó Draco con gesto sufrido mirando a Harry y tocándose la barriga.

            Harry entonces caminó hasta la casilla de Ron y le dijo tocándole un hombro:

            -Pues consíguelo ¿no ves que se le antoja mucho?

            -¿Y qué quieres, que siembre un árbol y lo haga crecer con una varita mágica?

            -No te hagas el chistoso, ve a conseguir higos así tengas que voltear Hogwarts de cabeza –respondio frunciendo el ceño.

            La expresión de Harry solo le hizo rodar los ojos, botar su cepillo y salir de ahí a conseguir los benditos higos.

            -También deseo un baño con hierbas relajantes –añadió pasándole los brazos alrededor del cuello.

            -Soldado –dijo el rey a un soldado que pasaba por ahí.

            -¿Sí, majestad?

            -Ve a ver a Minerva para que le prepare un baño de hierbas a mi concubino y si no hay lo necesario, encárgate de conseguirlo –dijo sin siquiera mirar al hombre, pues estaba feliz mirándose en los ojos grises del doncel.

            -A la orden, majestad.

            -¿Algo más, mi pajarillo? –dijo pegando su frente a la de Draco y abrazándolo por la cintura.

            -Sí, un masaje en los pies, me molestan un poco.

            -Vamos a la habitación, yo te lo doy.

            Sonriendo, Draco se dejo conducir por su marido.

 

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            -¿Sabes Minerva? –Dijo Draco a la sierva, que había acudido a cortarle el cabello a sus habitaciones- ya tengo siete meses y aun me siento mal de que Luna me vea.

            -¿Lo dices porque ella ya no es visitada en el lecho por el rey? –pregunto cortándole el flequillo.

            -Sí.

            -Ella ya no me habla de nada de eso, tal vez eso sea bueno.

            -No lo sé, ella es dulce y siempre es amable conmigo, ya tampoco me ha vuelto a mencionar el asunto, pero cuando voy no deja de sobarme la panza… siento como que añora algo, no sé…

            -Pues sí, pero de hecho está mucho mejor que muchas mujeres ¿no?

            -Pues sí, eso sí, aunque no sé si eso sea suficiente –respondio exhalando un suspiro.

           

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            Esa noche, Harry despertó sobresaltado por los gritos de Draco.

            -¡Ay un calambre, un calambre! –gritó dándole un manotazo al moreno, quien se levanto de un salto quitándole la colcha de un jalón.

            -¿Qué pierna?

            -¡Esta, esta! –dijo señalando la izquierda.

            Harry comenzó a masajearle la pantorrilla ante los gimoteos del rubio.

            -¡Ay me duele!...

            -Aguanta, aguanta… -respondio sin dejar de masajear.

            Estuvieron así por cuestión de casi cinco minutos, hasta que por fin el calambre cedió dejándole una pantorrilla adolorida.

            -Bien, ahora caminemos un ratito –dijo Harry bajando de la cama.

            -No quiero…

            -Anda o te volverá a dar otro.

            -No, estoy adolorido –refunfuño removiéndose el aquel revoltijo de mantas.

            -Anda, solo unos minutos.

            -No.

            Harry ya se había  acostumbrado a los achaques y malestares de su concubino, así que con paciencia lo jalo con suavidad a ponerse de pie.

            -Anda mi pajarillo, es por tu bien…

            Sin más remedio, Draco se puso de pie y comenzó a caminar por la habitación del brazo de Harry.

            -Otra vuelta más.

            -No, ya me cansé… quiero acostarme.

            -Bueno, vamos.         

            -Mejor no, me canso de la espalda.

            -Bien, entonces siéntate en el sofá.

            Caminaron hasta el sofá y se sentaron, rato después Draco dormía con la cabeza recargada en el hombro de Harry.

            Al día siguiente, mientras Draco comía dátiles bajo la palmera, recostado en la tumbona, viendo a Harry nadar con Scorpius en la piscina, una sierva llegó con una charolita.

            -Majestad, tiene correo.

            -Gracias –respondio Draco tomando la carta que había en ella.

            -¿Es de Pansy o  de tus padres? –Pregunto Harry ayudando a Scorpius a salir de la piscina para colocarse de nuevo en la orilla- salta hijo.

            Scorpius rió y dio un salto en la alberca comenzando a manotear feliz.

            -Muy bien. Vamos sígueme.

            -De Pansy, de mis padres recibí carta la semana pasada –respondio Draco sorprendido mientras escupía un huesillo.

            -¡Vaya, que bien! Fue genial que le enseñaras a escribir, con esta ya son tres carta que te envía en un año.

            -Sí, bueno voy adentro a leerla, ya me acaloré.

            Draco se levantó lentamente y se dirigió con paso tranquilo al interior de la casa; se subió a la cama y se recargó en la cabecera para abrir el sobre, pero lo que encontró  dentro lo hizo fruncir el ceño con extrañeza, pues dentro había otro sobre, pero con otro nombre escrito en él.

            -¿Y esto? –pensó abriéndolo.

 

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Mientras tanto, en el área de concubinas, Luna recibía una carta también.

            -Es genial saber leer –dijo Luna emocionada a Minerva mientras la abría- no  pensé que nos fuera a ser de  tanta utilidad.

            -¿Y que cuenta? –preguntó la sierva sonriendo mientras peinaba los negros cabellos de Adab.

            Luna no contestó, solo comenzó a leer sonriendo para después abrir tremendos ojos.

            -¡Por el profeta Merlín!

            -¿Qué pasó? –pregunto Minerva espantada por la expresión de la concubina.

            -Es Pansy… -respondio mirándola fijo- ¡Se va a casar!

 

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            Mientras tanto, Draco abría el sobre que estaba dentro del otro sobre con el nombre de “Blaise” y comenzó a leer.

            “Querido amigo, como está prohibido que recibas correspondencia de otro hombre que no sea tu marido, tuve que enviarte esta carta con el nombre de Pansy, y lo hago para contarte lo que me está sucediendo y principalmente lo que va a suceder… amigo mío, voy a casarme y lo haré con la mujer más maravillosa de todo Hogwarts, lo haré con Pansy, la ex concubina del rey.

            -¿¡Qué?! –exclamó enderezándose.

            “Cómo sabes, fui encomendado por el rey para cuidar a su hija y con eso, también a su madre, pues bueno, para no hacerte el cuento largo, poco a poco fui conociéndola y ella a mí y sin poder evitarlo me enamoré, y tuve la gran fortuna de que ella se enamorara de mí; oh Draco, estoy tan feliz que le prometí no tomar nunca una segunda esposa, ella me basta y me sobra para llenar mi mundo, así que le propuse matrimonio y aceptó, así que quiero que asistas a mi boda que se llevara a cabo en Slytherin, sé que tu embarazo ya está muy avanzado, así que si no puedes yo entenderé, pero me haría muy feliz que pudieras acompañarme en el día más importante de mi vida; ya le enviamos la invitación al rey, así que espero verte pronto por aquí”

 

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            “Querida Luna, quiero contarte lo maravillosa que es mi vida ahora, no digo que es perfecta pues problemas siempre habrá, pero quiero que sepas ¡que estoy enamorada! Enamorada de un hombre que me ama solo a mí y que me hace sentir la mujer más valiosa del mundo y voy a casarme con él; aunque bueno, de hecho soy valiosa  y merezco ser feliz, eso me costó entenderlo pero al fin lo hice, pero también entendí que debo luchar por mi felicidad pues nadie más lo hará por mí.

            El hombre al que uniré mi vida es el capitán encomendado a la seguridad de Baasima, el soldado Blaise Zabini, un hombre maravilloso que ha prometido no tener más esposa que yo ¿lo entiendes Luna? ¡Un hombre cuyo corazón en solo mío! Tal como lo exigió Draco y ahora lo entiendo, no se puede compartir el amor y por eso admiro a ese fénix que lucho por tener el nido para él solo y lo logró…. ¿y tú, mi querida hermana? ¿Qué piensas hacer con tu vida? Como mujeres merecemos tener una vida plena y feliz, yo me arriesgue sin saber que pasaría y mira, a pesar de todo lo que se veía, el riesgo valió la pena; por eso quiero que el día de mi boda me acompañes, quiero hacerte participe de mi felicidad pues eres parte de mi vida; espero que puedan venir, sería lo que completaría ese día tan dichoso”

            Cuando Luna terminó de leer, las lágrimas ya corrían por su rostro, por lo que Minerva preguntó preocupada.

            -¿Qué pasa Luna? ¿La van a casar de nuevo?

            -No Minerva… lloro de felicidad por mi hermana… -respondio sorbiendo la nariz- es ella quien ha elegido casarse, pero esta vez por amor… se ha enamorado y es correspondida.

            -Por el profeta… -exclamó sonriendo- ¿Pansy va a casarse de nuevo y está enamorada?

            -Sí.

            -Oh gracias Dios… -dijo poniéndose las manos en la boca y con los ojos anegados de lagrimas- mi pequeña es feliz ahora… es feliz ahora…

            Las dos mujeres se abrazaron ante la curiosidad de las niñas que escribían unas letras en un cuaderno.

 

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            Después de nadar, Harry se fue a su oficina a trabajar un rato encontrando en su escritorio, la correspondencia del día.

            -Veamos… -musitó tomando el montón de sobres, llamándole uno particularmente la atención- ¿Blaise Zabini? –pensó extrañado de recibir carta del capitán con misión en Slytherin.

            Casi cayó de su silla al leer el contenido del sobre, pues dentro estaba la invitación para la boda de su capitán y su ex concubina.

 

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            -¡Pansy va a casarse con el soldado Zabini! –exclamó entrando a sus aposentos, viendo a Draco sentado en el sofá, con una sierva atendiendo al pequeño Scorpius que comía en ese momento.

            -Sí, ya lo sé, me lo dijo en la carta que me envió.

            -¡Por el profeta, es increíble!

            -Sí, lo sé, casi me trago un hueso cuando lo leí.

            Harry se sentó junto a él aun sin terminar de asimilar la noticia.

            -Dice que es muy feliz ahora –dijo Draco tomándole la mano- que el hombre con el cual se va a casar, la ama tanto que prometió no tomar concubinas.

            -¿En serio? –pregunto mirándolo.

            -Ajá… es maravilloso ¿no crees?

            -Sí, la verdad sí –dijo mirando el frente, con una débil sonrisa en su rostro- Pansy casada de nuevo, vaya…

            -¿Entonces cuando partimos?

            -¿Qué? –exclamó mirándolo con el ceño fruncido.

            -Dijiste que te envió la invitación para su boda, es en dos meses, justo el tiempo de viaje.

            -¿Estás loco? ¿De verdad piensas que vamos a ir estando tú así?

            -¿Y por qué no? apenas tengo siete meses –respondio arrugando el ceño también.

            -Blaise dijo en su carta que entendía si no podíamos ir por tu avanzando estado de embarazo.

            -Oh vamos Harry ¿de verdad piensas que me perderé el día más importante en la vida de mi mejor amigo?

            -Olvídalo, no iremos –respondio firme mientras se ponía de pie.

            -Harry, se casa Blaise con Pansy, dos personas importantes para nosotros ¿de verdad quieres perdértelo?

            -Obvio no, pero no vamos a viajar estando tú así.

            -Pero me siento muy bien, solo los malditos calambres que no me dejan, pero por lo demás estoy bien.

            -No, ya te agotas con demasiada facilidad.

            -Pero no voy a ir cargando el equipaje como un camello, puedo ir en un palanquín, así viaje con ellos los últimos meses del embarazo de Scorpius.

            -Olvídalo corazón, esta vez no me convencerás –concluyó Harry saliendo de la habitación.

            Sin embargo Draco no estaba dispuesto a darse por vencido tan fácilmente.

 

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Notas finales:

HAsta la proxima semana y gracias por sus comentarios, leo todos y cada uno de ellos y los valoro enormemente, besos!!


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