Capítulo 2: Los mensajes que no llegarán
Jyushimatsu era el hermano optimista, aquel que siempre mantenía una sonrisa en su rostro, el que gritaba incoherencias mientras reía, el que no le molestaba que sus chistes no fueran los mejores, ese era el Jyushimatsu que era ahora, pero en realidad él no siempre había sido así. De pequeño solía ser el más llorón de sus hermanos, ni siquiera ellos mismos podían explicar los cambios en su personalidad que había sufrido con el pasar de los años, pero aun así todos querían al Jyushimatsu de hoy en día, especialmente el sexto hermano.
Entre ellos había algo aun más íntimo que cualquier relación de hermandad, a pesar de no habérselos dicho a sus hermanos, de una u otra manera todos sabían que entre los dos hermanos menores había un amor mucho más grande. Era justo por ello que ahora esta relación desgarraba el corazón del quinto hermano.
Jyushimatsu estaba sentado en el techo de la casa de sus padres. Desde hace una semana que él no había vuelto a sonreír, se limitaba a observar el teléfono celular que hace un mes el menor le había regalado, y con una mirada llena de dolor, observaba el último mensaje recibido.
"Al parecer, no estaba prestando atención cuando iba caminando" recordaba la voz de Osomatsu, explicándoles la terrible noticia "fue cuando el camión iba muy rápido y Todomatsu..."
Siete días habían pasado desde el fallecimiento del sexto y menor hermano de la familia Matsuno, siete días en que Jyushimatsu lo había extrañado más que ningún otro. Siete días desde que había dejado de sonreír.
Las gotitas saladas una vez más se estrellaban contra la pantalla touch del celular que tenía entre sus manos. Aquel día, el día del accidente, Jyushimatsu había logrado enviar su primer SMS desde su nuevo teléfono y, obviamente había sido para su amado Totty.
"¡Me alegra que ya sepas usarlo! Por cierto, desde la última vez Osomatsu-niisan se ha burlado de mí por mi forma de lanzar. ¡La próxima vez enséñame a lanzar la pelota, Jyushimatsu-niisan!"
La hora del mensaje concordaba con la del accidente, estaba más que claro que Todomatsu había enviado aquel último mensaje momentos antes de ser arrollado.
Si no hubiese aprendido a mandar mensajes, ¿Totty aun estaría con vida? ¿Él era el culpable de lo que había sucedido? No había forma de averiguarlo, pero a pesar de saber que tendría que vivir en la incertidumbre el resto de su vida, dolía demasiado pensar en la posibilidad de ser el verdadero culpable de la muerte de su hermano. ¿Qué se supone que haría el resto de su vida? ¿Qué haría con este sentimiento que se encontraba solitario en su corazón?
Las lágrimas de Jyushimatsu eran cada vez más intensas, la pantalla de dicho celular se empapaba más y más, siendo el único testigo de los sollozos del chico.
"Si tan solo los mensajes pudiesen llegar al lugar donde tú estás, podríamos citarnos para jugar baseball juntos otra vez" fue el pensamiento que inundó la mente del pequeño Jyushimatsu.