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The Only One [TaeTen] [NCT] por Kuromitsu

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Notas del capitulo:

¡Hola! Siento muchísimo la espera, pero lo bueno es que al fin pude terminar el nuevo capítulo. Sin más preámbulos, espero que lo disfruten <3

Jaehyun soltó una pequeña risa a modo de disculpa cuando escuchó el quejido de Taeyong, pero no por ello dejó de pasar el algodón con alcohol por el corte para desinfectarlo. No parecía grave ni mucho menos, pero era mejor prevenir antes que lamentar una posible infección.

—Hyung tranquilo, solo me falta vendarla  y todo estará bien —susurró con una sonrisa—. Todavía no puedo creer que te hayas hecho una herida de forma tan tonta.

—Te dije que podía hacerlo por mi cuenta —respondió el mayor, molesto—. Además fue porque estaba…

Le vio callar repentinamente pero no fue necesario que prosiguiera. Jaehyun sabía que era porque se había encontrado cocinando y al rebuscar entre los utensilios había sucedido, pero no podía negar que se trataba de un accidente muy estúpido. ¿En qué estaría pensando para que pasara algo así y además, por qué no se había apresurado a desinfectarse en el acto, sabiendo lo mucho que detestaba los gérmenes? Conociendo a Taeyong, ambas actitudes no eran normales en él.

Para nada.

—¿Será necesario vendarlo? —preguntó al aire más que a Taeyong. Mirándole a los ojos se apresuró en explicar—. Es que si las fanáticas lo ven podría ser un problema…

Taeyong asintió ante su explicación y desvió la mirada hacia el techo, momento que Jaehyun aprovechó para dejar escapar una pequeña sonrisa.

Estaba feliz. Durante todo el día había pasado tanto tiempo a su lado que se sentía definitivamente afortunado. Considerando que Taeyong solía ser una persona más bien reservada y que constantemente necesitaba su espacio personal, el que le dejara permanecer durante tantas horas acompañándole era una situación más que memorable. Hasta habían estado juntos durante los viajes en la van que los habían transportado de un lugar a otro, de entrevista a programa de radio y así, como si no fuese suficiente el interactuar en cada una de esas situaciones mientras aprovechaban al máximo su último día en Tailandia antes de regresar a Corea.

Estaba feliz. O al menos debía estarlo, pero la verdad…

—¿Y? ¿Encontraste solución al problema que me mencionaste en la mañana, Jaehyun?

Abrió la boca en sorpresa y con terror pasó la mirada por todo el salón, notando con alivio que estaban completamente solos. Las puertas de los dormitorios estaban cerradas y nadie había salido de forma silenciosa, por suerte. Suspiró antes de soltar una risa nerviosa, sintiendo cómo el rubor se le iba acumulando en las mejillas y avergonzado se apresuró en cubrírselas con ambas manos.

Como una ensoñación, recordó todo lo que había pasado entre los dos durante la noche o más específicamente, al llegar el amanecer.

———

Jaehyun parpadeó en la oscuridad, acostumbrándose a ver en ella después de diez minutos en los que no había podido volver a dormir, sumido en sus pensamientos. Sí, normalmente se despertaba antes del tiempo que necesitaba (como si tuviese algún tipo de alarma interna instalada en el cerebro), pero ahora no tenía forma de saber el tiempo. Su reloj de pulsera estaba justamente instalado  en su muñeca derecha, lo cual significaba que para revisarlo debía necesariamente molestar a la persona que estaba pacíficamente durmiendo a su lado: Lee Taeyong. Su hombro no era tan incómodo como había pensado en un principio, de hecho, estaba funcionando como una almohada perfecta. Suspiró y levantó apenas la vista para mirar el rostro del mayor, y terminó mordiéndose los labios para no soltar una carcajada.

Es que el siempre impoluto líder estaba ahora con la boca abierta, respirando profundamente con la cabeza echada hacia atrás y con claras muestras de no querer despertar en varias horas. Si lograba tomarle una foto hasta podía chantajearle después con ella, sería una excelente forma de tener a su hyung bajo control.

Con cuidado comenzó a sacar su brazo desde debajo de la manta para poder ver la hora, pero el brillo de la minúscula pantallita fue dar justamente al lugar donde intentaba evitar: los ojos de Taeyong.

Y se abrieron de par en par.

—Hyung… —masculló, arrepentido.

El mayor se desperezó lentamente y restregándose los ojos, bostezó.

—¿Qué hora es? ¿Tenemos que levantarnos ya?

Sin ninguna traba ya se dispuso a ver su reloj. Las seis y veintidós minutos de la mañana.

—En una media hora más —informó, acomodándose mejor en el hombro de Taeyong antes de lanzar un gran suspiro.

No había planeado realmente estar ahí durmiendo a su lado, pero ahora que estaba sucediendo era algo más que disfrutable. Casi como si los astros se hubiesen alineado para mostrarle el camino que sabía, debía tomar. El que necesitaba elegir.

Apretó la mandíbula. Se sentía a punto de explotar por la presión que se había echado encima, y todo había empezado ni siquiera por su propia culpa. Sí, no se lo había propuesto pero había terminado por meterse en un embrollo más difícil de lo que había pensado jamás.

Llevó su mano al pecho. Dolía. Dolía demasiado.

—Me pregunto si Jisung y los demás estarán bien, ahora que salimos por unos días —le escuchó susurrar—. Tal vez debería mandarles un mensaje.

—Hazlo entonces —instó, sonriendo a pesar del horrible nudo en la garganta que se le estaba formando, y es que de cierta forma estar con el de cabellos blanquecinos le estaba ayudando a sobrellevar todo mejor.  Le ayudaba a aclarar sus pensamientos.

Taeyong era un buen hyung, mejor que otros. Era más que eso: era una excelente persona que cuidaba, a veces, demasiado de los demás. Partiendo con el hecho de que se fuese a dormir al sofá solamente para que Ten pudiese descansar de mejor manera…

Tragó saliva, con el nudo de su garganta acrecentándose. Había olvidado que se suponía que ellos dos dormirían juntos.

—Es que dejé mi celular en el dormitorio y no quiero levantarme a buscarlo —se excusó, con un nerviosismo en su voz que a Jaehyun le pareció más que inusual—. Por cierto, ¿por qué te despertaste? Sé que eres como una alarma humana y que sueles abrir los ojos antes que nadie pero… pasa algo, ¿verdad?

Sonrió y agradeció que las luces estuviesen apagadas (aunque no podía recordar cuándo las había apagado, ¿tal vez había sido Taeyong? Ni idea), porque de esa forma, el mayor no tenía forma alguna para ver el sonrojo que se le estaba subiendo hasta las orejas. Si bien era increíblemente bueno mintiendo, el calor de sus mejillas terminaría por torcer sus planes y echar todo por la borda en menos de un segundo.

—Tengo un problema, hyung —admitió entre susurros—.  Y necesito tu ayuda.

Respiró hondo, preparándose para encontrar las palabras adecuadas. Recurrir a Taeyong era una alternativa más que desesperada, pero la situación lo valía por completo.

 —Quiero que me dejes estar a tu lado por hoy durante todo el día —logró articular, sintiendo cómo su corazón empezaba a latir progresivamente más fuerte, más rápido—. Necesito comprobar algo.

Tal vez había sido una estupidez preguntarle directamente en vez de simplemente ir y hacerlo, pero ya era muy tarde como para dar marcha atrás.

 —¿Y eso contribuirá a solucionar tu problema? —le escuchó preguntar, desconfiado. Un largo silencio se interpuso durante varios segundos, antes de que Taeyong suspirara—. Si es así no tengo inconveniente alguno…

Rio en voz baja. Había salido mejor de lo que había pensado en un principio. Tal vez si el líder hubiese preguntado de forma más insistente por qué lo necesitaba específicamente a él, se habría retractado con disgusto. Pero en cambio había aceptado casi sin más.

Definitivamente de saber el porqué, jamás habría colaborado.

—Ayudará más de lo que crees —fue lo único que respondió.

———

Ahora había pasado todo el día a su lado y vaya que había servido de mucho. Podía notarlo mientras todavía mantenía su mano sobre la tersa piel de Taeyong, con la imperiosa necesidad de quedarse allí por siempre.

Tal vez un día no era suficiente. Necesitaba dos, tres, muchos más días a su lado, sin nadie que los interrumpiera, sin personas alrededor. De esa forma tal vez podría al fin…

—No lo he solucionado todavía —admitió, contemplando todavía el corte en su mano. Si nadie lo había notado durante todo el día dudaba que alguien lo hiciera durante el regreso a Corea, pero de todas formas le instaría a ponerse un poco de maquillaje para ocultarlo—. Pero estoy más cerca de lograrlo.

—Todavía no entiendo qué tengo que ver, pero está bien supongo…

—¿Dormirás en el sofá conmigo de nuevo? —le interrumpió, intentando de que el cambio de tema pareciera un mero accidente mediante una sonrisa inocente.

—Sí, yo creo que…

—Jaehyun.

Un escalofrío le recorrió la espalda y levantó la vista de las manos de Taeyong. Su compañero de habitación le estaba mirando con curiosidad, haciéndole señas.

—¿No vienes a acostarte? Se hace tarde y mañana tenemos el vuelo temprano.

Sonrió ampliamente de forma falsa, sabiendo que con sus naturales hoyuelos en las mejillas engañaría a todos. Mentir era increíblemente fácil así, pretender que todo iba de maravilla.

Porque lo único que quería hacer era ir y como mínimo, darle un puñetazo en toda la nariz.

Desvió la vista hacia Taeyong y se sintió un poco más tranquilo. Era mejor permanecer con él.

—Voy en un rato—masculló mientras terminaba nuevamente enfocando la vista en sus manos. En cómo las tenían casi entrelazadas con el mayor, en cómo se podría acostumbrar quizás demasiado a ese contacto.

No escuchó a Doyoung decir palabra alguna y se esforzó al máximo para no dejar su molestia traslucir hacia el mundo exterior. Por qué era Doyoung tan increíblemente entrometido ahí donde nadie le llamaba a serlo, por qué no le dejaba estar unos segundos con Taeyong y ya, por qué tenía que aparecer justo cuando no le necesitaba. Con una falsa sonrisa en los labios levantó nuevamente la mirada.

Y entonces sin poder hacer nada para evitarlo, la mueca forzada en su rostro desapareció gracias al horrendo escalofrío que le recorrió el cuerpo de punta a punta al fijarse en la expresión de Doyoung. En cómo el de cabellos naranjas estaba con esos enormes ojos mirando fijamente y sin lugar a dudas hacia su regazo, donde las manos de él y Taeyong permanecían todavía unidas.

Y sin querer, apenas aquella mirada fue suficiente para soltarlo en el acto y levantarse, nervioso.

—T.Y. hyung me dio sueño, buenas noches —se excusó y antes de dejarle espacio para una respuesta, desapareció hacia la habitación que compartía con el mayor quien terminó por cerrar la puerta detrás de él.

Se sentó a la orilla de la cama. Tan solo debía esperar a que se durmiera y volvería a salir al salón, en silencio, para dormir de nuevo en el sofá. Si se encontraba a Taeyong de nuevo allí sería más que perfecto (tal como había sucedido casualmente durante la noche anterior), pero tan solo la expectativa de dormir por su cuenta era suficiente.

Solamente necesitaba alejarse de Doyoung lo más posible.

—Buenas noches —le escuchó decir pero no volteó la vista y se limitó a asentir, con una pequeña mueca de tristeza apareciendo en sus labios.

Hasta había tenido la tonta esperanza de que tal vez si le había llamado a dormir era porque quería tener al fin, esa conversación que tanto precisaba. Esa explicación vitalmente necesaria que, desde el momento en el que el incidente había pasado, su mente le había pedido incesantemente. Desconcentrándolo. Volviéndolo loco de la frustración.

Palpó de nuevo su pecho. De nuevo estaba esa sensación en su corazón, como si estuviese a punto de salirse por la boca de lo fuerte que estaba latiendo.

¿Por qué con Taeyong no pasaba lo mismo? ¿Por qué, si se estaba esforzando tanto?

—Cuando te pongas el pijama y te dignes a dormir, apaga la luz por favor —la voz de Doyoung sonó suave, rompiendo apenas la quietud de la habitación. Asintió de nuevo, cabizbajo, hasta que escuchó de nuevo su voz pero esta vez mucho más dura, más fría, aunque apenas era un susurro—. Y espero que esta noche sí duermas acá, Woojae.

Aguantó la respiración y apenas giró la cabeza para mirar por encima del hombro. Lo único que se veía en la cama del contrario eran las mantas que cubrían por completo su cuerpo, sin ningún mechón de color naranja a la vista siquiera.

Entonces sí se había dado cuenta de su desaparición, un sentimiento agridulce se extendió en su pecho. ¿Tal vez se había molestado? ¿Enojado? Sonrió con apenas una gota de esperanza, antes de sentirse como un completo estúpido por hacer exactamente, lo contrario a lo que debía realizar.

Simplemente alejarse y dejar que las cosas siguieran su rumbo. Sí.

—Fue solo porque estabas roncando —murmuró, levantándose para buscar su pijama en la maleta. Desde donde estaba podía ver a la perfección la cama de Doyoung, pero no hubo ningún movimiento del bulto que representaba a su compañero de grupo.

—Woojae —otro escalofrío le inundó, dejándole una sonrisa estúpida en el rostro por segunda vez consecutiva. Ese apodo era tan especial, tan suyo—. Sabes perfectamente que yo no ronco, yo gruño en mis sueños. Y tampoco es como si eso te molestara de antes, ¿no?

Rio porque sabía a la perfección el extraño hábito de Doyoung, pero entonces vio por fin cómo las mantas se hacían a un lado para dejarle al descubierto. Mantuvo la sonrisa estática en sus labios.

—Si tan solo quieres estar lejos de mí dímelo, podría decirle a Taeil que cambie de habitación y me iría a dormir con Mark, no tengo problemas.

—Te estás imaginando cosas, hyung —respondió, quitándose la parte superior para ponerse la camiseta vieja que utilizaba como pijama. Se aseguraría de comprar uno nuevo apenas volvieran a Corea—. De verdad…

—¿En serio? Entonces no pasa nada, supongo que estaba siendo demasiado suspicaz… —enarcó una de sus cejas, incrédulo, cuando el de cabellos naranjas respondió de forma tan relajada. ¿Así que no haría ni el mínimo esfuerzo y se quedaría con su respuesta? ¿Por qué tenía que ser así de desinteresado?—. Buenas noches.

Apagó las luces y terminó de cambiarse en la oscuridad. Apenas hubo terminado, después de enfocar la vista en la cama contraria y notar el rostro completamente dormido de Doyoung, dejó salir un gran resoplido de pura frustración.

Así que así iban a hacer las cosas. Simplemente iba a seguir ignorando el asunto que había sucedido entre los dos durante el concierto que habían tenido tiempo atrás cuando todavía eran parte de los SMRookies, genial. ¿Por cuánto tiempo más? ¿Por siempre?

Intentó apartar esos horribles pensamientos de su mente, pero fue completamente imposible.

Por ese problema no quería volver a dormir en el mismo dormitorio con Doyoung y lo había logrado sin mayores complicaciones hasta estos momentos. Miró hacia donde estaba él y no pudo evitar el tocar sus propios labios con nerviosismo. Lo recordaba como si fuese ayer.

La noche en que fatídicamente, se había levantado de su cama para despertar a Doyoung porque se encontraba gruñendo, tal como solía hacer normalmente en sus pesadillas. El momento en que su dormido hyung le había tomado de las muñecas y darle tiempo siquiera a respirar le había atraído hacia sí para besarle con desesperación.

Su corazón dolió de solo acordarse.

Se había sentido sorprendido. Aterrado. Durante varios segundos, a pesar de que intentó huir con todas sus fuerzas, le fue completamente imposible el huir del firme agarre del mayor. Simplemente terminó dejándose llevar y después de un poco comenzó también a devolver sus besos, embriagado con la sensación que se extendía a lo largo de su pecho.

La sensación de ser completamente deseado por él, por Doyoung.

Sin embargo el espejismo se rompió antes de lo que había esperado y súbitamente el de cabellos naranjas le había empujado lejos de sí, con los ojos desorbitados.

“Woojae, yo, yo no sé lo que me sucedió…”

Ese había sido la única explicación que había recibido. La única “disculpa”.

Mirándolo por una última vez, cerró los ojos. Tenía completamente claro que no volvería a despertarlo si lo veía gruñir nuevamente entre sueños, pero a veces no podía evitar pensar en qué sucedería si lo hacía una segunda vez. Si acaso le besaría de nuevo con esos labios tan dulces que recordaba tan bien, o si acaso sucedería algo más.

Suspiró con tristeza. No, nada de eso pasaría.

Si Doyoung no había vuelto a mencionar el tema era porque no quería saber nada más del asunto. Que no quería recordarlo. Por eso se había volcado en Taeyong, tal vez estando con él durante el tiempo suficiente terminaría por desechar todos los pensamientos que rondaban en torno al de ojos gigantescos.

Cuando pequeño había hecho lo mismo, después de todo. Si una niña de su clase que le gustaba comenzaba a hacerle la ley del hielo, entonces intentaba pasar más tiempo con alguna otra para que de alguna forma, los sentimientos pasaran de una persona a otra. Era la única forma y nunca fallaba. Y no, no había elegido a una mujer en este caso porque después de años de lucha interna ya había aceptado por completo el hecho de que era gay.

Por eso es que tenía que desesperadamente intentarlo, y de cierta forma estaba funcionando. Pasar todo un día con Taeyong había sido una estupenda idea después de todo; ahora no podía esperar a que la mañana llegase para poder pasar mucho más tiempo a su lado. Tomar más su mano. Abrazarlo más.

Dejó escapar una sonrisa antes de que sus pensamientos comenzaran a diluirse debido al sueño. Es que si Doyoung volvía a notarlo y se ponía celoso tampoco sería tan malo.

———

Cuando vio a Jaehyun irse al dormitorio con Doyoung, Taeyong se derrumbó en el sofá, aliviado. A punto había estado de revelar más de lo que debía cuando el menor le había preguntado acerca de cómo se había hecho la herida.

Es que no había sido un mero descuido o por casualidad, sino que Ten había sido el culpable. Su presencia ahí, mirándole con atención mientras hacía el desayuno… no, definitivamente no había podido aguantarlo. Como si fuera poco había tenido que mentirle prácticamente a la cara y decirle que no le había despertado porque se veía durmiendo profundamente: meras patrañas.

Y ahora tenía que ir a dormir a su lado por algunas horas. Grandioso.

Juntando fuerzas se levantó y apagando la luz del salón, entró al dormitorio. Pero no se encontró allí con el “¡hyung!” y la sonrisa deslumbrante que esperaba, al contrario.

Ten ni siquiera le dirigió la mirada. Y sí, estaba sonriendo, pero no precisamente a él sino que a su celular.

—¿Qué haces? —soltó antes de poder medir sus palabras.

—Estoy… —una sonora carcajada interrumpió su frase y siguió utilizando su celular con una mano, mientras que con la otra intentaba ocultar su risa. Fijando mejor su vista, Taeyong pudo notar qué realmente trataba de ocultar y arrugó la nariz, disgustado. Era un ligero sonrojo—. Hablo con Johnny hyung.

Rodó los ojos, aguantando las ganas que tenía de preguntarle si acaso el estadounidense se encontraba bien o no porque ya no estaba de humor. Johnny era una excelente persona y todo, pero había olvidado lo cercano que era a Ten. La forma en que ambos se reían de las mismas cosas y hablaban fluidamente en inglés cuando estaban juntos, dejándole fuera de la conversación porque si bien entendía un poco de inglés, claramente no estaba a ese nivel tan avanzado. También, la forma en que Johnny no tenía tapujos en abrazar al menor cada vez que quería, y como este se apretaba contra su cuerpo como si no hubiera un mañana.

Era un tipo de conexión que nunca había tenido con el tailandés y por lo mismo, dolía. Mucho.

—¿Tan tarde es? —le escuchó decir con voz sorprendida, antes de que se levantara de la cama raudamente junto con su pijama—. Mañana se van temprano, ¿verdad?

—Sí —bufó mientras le veía pasar por el lado para desaparecer por la puerta y acto seguido, entrar al baño.

También se le había olvidado que Ten se quedaría un día más con su familia antes de devolverse a Corea, lo que significaba menos tiempo a su lado. Queriendo estamparse contra la pared por lo estúpido que estaba siendo al enojarse de aquella forma por una pequeñez como esa que no le competía, se recostó en la cama y comenzó a quitarse la ropa. Al menos Ten se lo había dejado fácil esta vez; el que se cambiaran en lugares distintos era casi una bendición.

Y una maldición. Negó con la cabeza. Ya conocía su cuerpo de memoria, ¿por qué entonces tenía la necesidad de echarle un vistazo a escondidas mientras se desnudaba?

Menuda tontería.

Un brillo por el rabillo del ojo atrajo su atención por completo. La pantalla bloqueada del celular de Ten permanecía encendida, mostrando que había recibido un nuevo mensaje.

Ni siquiera se debatió si acaso debía o no ver el celular de Ten, ni siquiera puso en duda si era correcto o no el revisar los mensajes de otra persona. Simplemente fue y lo tomó entre sus manos, no sin antes mirar hacia la puerta abierta. Ten no se veía por ahÍ.

No podía desbloquear la pantalla claro está, porque no conocía la clave. Pero no fue necesario, porque leía todo lo que necesitaba saber. De hecho, desplegaba mucho más de lo que quería saber.

“Ten, me gustas”

 

Notas finales:

Espero sus comentarios de qué les ha parecido el nuevo capítulo <3

¡Nos vemos pronto! No tardaré tanto con el próximo capítulo, espero.

PD: ¿Recuerdan lo del oneshot JohnMark? Terminó siendo un fic de cuatro capítulos que iré actualizando cada tres o cuatro días, ¡espero verlos ahí! (Y no se preocupen, el oneshot TaeTen viene en camino <3)


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