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Capítulo Nueve
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Después de tocar la puerta por al menos tres veces, se limitó a esperar pacientemente al otro lado de ella mientras con ambas manos sostenía unas bolsas llenas de víveres.
Estuvo ahí parado durante al menos cinco minutos pero no había respuesta, así que volvió a tocarla otra vez, insistentemente, pero todavía nada; se rascó la barbilla de forma pensativa, pues esto era raro, era raro no obtener respuesta ya que su hermano menor normalmente no tardaba en responderle a las visitas ¿Acaso Sasuke no se encontraba en casa o todavía estaba durmiendo? Imposible, desde la ventana de la entrada se podían ver que las luces estaban encendidas y sus zapatos colocados delicadamente uno junto al otro, al otro lado de la puerta.
Intentó llamar varias veces al teléfono de la casa pero tampoco había respuesta.
-¿Dónde se habrá metido Sasuke?- se preguntó a si mismo mientras dejaba las bolsas con las compras que traía en el suelo, solo para descansar un poco los brazos.
“Quizás le pasó algo” pensó él, pero negó con la cabeza en repetidas ocasiones intentando eliminar esos pensamientos negativos. Quizás fuera cierto que él era un hermano sobreprotector, no lo negaría; su esposa y su mejor amigo Kisame, se habían encargado en hacérselo saber en múltiples ocasiones, pero también era cierto que tenía los motivos necesarios para serlo.
¿Acaso eso era tan malo?
Él conocía a su hermano menor mejor que cualquier otra persona, y era por ese mismo motivo que se preocupaba tanto, él era consciente que Sasuke a pesar de mostrarse como una persona fría y distante, tan solo utilizaba estas conductas como una fachada, nada más; él sabía que en el fondo su hermano era una persona muy vulnerable con miedo a ser lastimada… él sabía que durante los últimos años se había convertido en víctima del auto abandono y la depresión.
En parte se sentía responsable debido a no poder dedicarle el suficiente tiempo a causa de sus apretados horarios ¿Quién lo podría culpar? Él tenía una familia que mantener, sin embargo ello no implicaba que no tuviera una enorme responsabilidad como hermano mayor que era y por lo tanto el derecho de intentar enmendarse y a siempre pensar de más cuando se trataba de su pequeño otouto.
“Cálmate Itachi, no seas tan dramático”
Intentó abrir la puerta otra vez y se sorprendió enormemente al encontrarse con que esta no tenía seguro.
Y casi sintió la forma en que sus nervios regresaron y su corazón comenzó a latir cada vez más y más rápido.
Él normalmente era una persona calmada, metodológica y meditativa, pero no pudo evitar haber comenzado a perder la compostura y a caer ligeramente en el pánico al pensar lo peor, como siempre.
Corrió en dirección a la habitación de Sasuke en el segundo piso, pero se detuvo repentinamente al escuchar el sonido de la ducha haciendo eco desde el baño.
Y casi sintió la forma en que su alma le regresaba al cuerpo al haberse dado cuenta que sus nervios no tenían fundamento alguno, su hermano probablemente se estaba bañando y era por ese mismo motivo que no había podido responder a la puerta ni al teléfono, seguramente también había olvidado ponerle seguro a la puerta de la casa.
Bufó ligeramente al haberse dado cuenta de todo el drama que había hecho, sus amigos se estarían riendo de verlo en esos momentos; solo decidió bajar calmadamente a la entrada de la casa a recoger sus cosas y terminar de hacer los preparativos pues el resto de la familia no tardaría en llegar.
La familia solía estar separada toda la semana debido al trabajo, así que solían reunirse los fines de semana para comer en familia y de paso él aprovechaba esos momentos para ponerse al corriente de todo, incluido Sasuke.
Sonrió enormemente al recordarse del ánimo con que su hermano le había contado que ya tenía trabajo hace apenas unos cinco meses ¿Cuándo en la vida lo había decepcionado Sasuke? Nunca, de hecho él siempre había sido su motivo de orgullo, a pesar de ese espantoso carácter que se tenía.
Mientras acomodaba todos los ingredientes en la mesa de la cocina, se limitó a ver la casa en que se encontraba, como siempre, estaba inescrupulosamente ordenada y bien organizada, rasgo característico de Sasuke, sin embargo no pudo evitar suspirar profunda y amargamente mientras se daba cuenta de los pequeños detalles que la mayoría de las personas pasarían por alto… los libros de los estantes ya no estaban, en su lugar habían unos cuantos jarrones ocupando el espacio; seguramente Sasuke los había tirado. El televisor, el teléfono y el tocadiscos que su madre le había obsequiado tampoco se encontraban, probablemente también se habría desecho de ellos; Itachi suponía conocer el motivo por el cuál su hermano había hecho todo eso, él suponía que para Sasuke todos esos objetos no eran más que tristes y amargos recordatorios de su condición.
Suspiró.
Decidió ignorar esos pensamientos por ahora, más tarde se encargaría de hablar con él.
Metió al horno la comida que había preparado y se dispuso a descansar en el sillón de la sala mientras esperaba que las demás personas llegaran.
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-Ehm…eh… hola…- Escuchó decir a una voz, abrió los ojos y se encontró un hombre joven parado tímidamente frente a él; era rubio, de ojos azules, piel morena y estaba semidesnudo, con solo una toalla tapándolo discretamente de la cintura para abajo.
¿Quién demonios era ese tipo y que hacía en la casa de Sasuke?
-eh…hola-
-…-
La mente de Itachi estaba completamente absorta a pesar que su rostro no lo demostraba.
Observó detenidamente a esa imagen que se mostraba frente a sus ojos para intentar aclarar un poco la situación: un hombre semidesnudo, en la casa de su hermano, miró hacia la derecha suya en el sillón y se encontró algunas prendas de ropa las cuales suponía que eran de Sasuke y él, especialmente esa fea chaqueta anaranjada; el tipo era musculoso, tenía algunos rasguños y chupetones en el abdomen y un ojo morado. ¡Mierda! Él no necesitaba ser un genio para adivinar aquello que había pasado, solo tenía que hacer una simple ecuación para entender los hechos.
¡Ese bastardo había abusado de su queridísimo hermano menor!
Naruto por su parte, miraba impasiblemente al azabache y recién había redescubierto un complejo de avestruz que había creído desechado en su infancia, él tenía mucho miedo porque hace unos minutos había terminado de bañarse y se había dispuesto a ir a la sala en busca de su ropa pero nunca esperó encontrarse con otra persona ahí sentada. Ahí estaba un azabache que lo miraba calmado, pero una parte de él le hacía presentir lo opuesto, él podía ver la forma en que una vena había comenzado a saltar en su frente, se encontraba amasando sus puños y esos profundos ojos negros que amenazaban con tragárselo no hacían más que ponerlo aún más nervioso.
Y en efecto, Naruto había acertado sobre la intranquilidad de Itachi, quién se encontraba debatiéndose mentalmente sobre la forma más eficiente de desmembrar al sujeto situado frente a él.
“Vamos, cálmate Itachi… eres consciente que existe la remota posibilidad que las cosas no sean lo que aparentan ser” recitó mentalmente e intentando calmarse, intentando no cometer una locura de la cual se pudiera lamentar después. Suspiró y observó por segunda vez a ese sujeto, y ahora que lo miraba detenidamente, se dio cuenta que el rubio no aparentaba ser una mala persona aparte que se miraba enormemente nervioso y sonrojado, pero es que ¡RAYOS! ¡Mirase por donde mirase la situación, no pintaba nada bien!
Para Itachi no era fácil enterarse que su adorado hermano menor estuviera en –Y más le valía que así fuera a ese rubio- relación. Y mucho más con este tipo de relaciones tan poco convencionales.
-¡Esto no es lo que parece!- Comenzó a defenderse mientras negaba con ambas manos, adivinando las intenciones del azabache que hace unos instantes se había puesto en pie de forma amenazante.
Itachi entendía perfectamente aquello que estaba pasando en esos instantes, pero eso no significaba que no quisiera confirmarlo de boca del rubio. También entendía que lo que estaba haciendo era tonto ¿Qué le cuestionaría al pobre muchacho? Si acaso era pareja de su hermano, su responsabilidad como hermano mayor debería ser confiar en el discernimiento de Sasuke.
Sasuke ya era un hombre adulto cercano a cumplir los veinticinco años, pero ello no evitaba que interviniera.
-¿Así que no es lo que parece? ¿Entonces te molestarías en explicarme?-
-Eh…yo… bueno- Dijo rascándose la nuca, mientras sus mejillas se sonrojaban violentamente a causa de la vergüenza. –Esque… esque- Suspiró –Bueno…- Dijo mientras cruzaba los dedos de forma nerviosa.
-Suéltalo de una vez- Respondió, ya que él no era el tipo de persona que simpatizara con ese tipo de retóricas; por unos momentos Naruto habría jurado poder notar un brillo rojo en los ojos del azabache.
-…-
Itachi se había comenzado a frustrar, estaba preparada para emparejarle ese ojo morado a ese mentecato que se encontraba parado frente a él ¿Acaso no se dignaría en responderle?
El azabache había avanzado un paso para adelante y Naruto dos para atrás.
-Sasuke y yo somos…- el sonido de un auto afuera de la casa lo interrumpió.
Itachi suspiró a forma de resignación y luego sujetó a Naruto fuertemente del hombro –Mas tarde quiero una explicación-
-¡Entendido!-
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Frente a él, al otro lado de la mesa en que estaban comiendo, se encontraban sentados tanto su hermano menor como ese zángano cuyo nombre había descubierto hace unos cuantos momentos, se llamaba Naruto.
-¿Me podrías decir cómo es que se conocieron ambos? – preguntó Itachi, haciendo caso omiso de las miradas asesinas que le mandaba Sasuke cada vez que le hacía preguntas a Naruto, probablemente estaba molesto por invitar a Naruto a participar o sencillamente avergonzado.
-Bueno, Sasuke y yo- Dijo poniendo su mano derecha en los hombros de Sasuke, acercándolo un poco de forma animada. –Tenemos mucho tiempo de conocernos, desde que éramos adolescentes- Mencionó -Actualmente estamos trabajando juntos en una Clínica Veterinaria, yo soy veterinario y Sasuke me ayuda con todo lo que necesito; el lugar se llama “La rana de oro”-
Itachi asintió con la cabeza mientras detallaba aún más la escena.
- ¿Acaso ese no es un edificio con tema tropical y las ranas en el centro de la ciudad?-
-Ese mismo lugar- Contestó
-Nosotros llevamos a Madara-Chan, el gato de Sora hace unos meses pero no recuerdo haberte visto, en su lugar había un anciano de cabello gris hasta la cintura- esta vez intervino Izumi Uchiha, una mujer muy sonriente de cabello castaño y ojos grises; por lo que Naruto había escuchado anteriormente, era esposa de Itachi, el hermano de Sasuke y ese niño que estaba sentado junto a una pareja de edad avanzada eran respectivamente sus padres e hijo, Sora.
-La persona que los atendió era mi padrino, hace un tiempo que se retiró y me dejó a cargo del lugar-
-Me alegra mucho que Sasu tenga amistades tan simpáticas- añadió Izumi.
- Espero que tratar con Sasuke no sea una carga muy grande para su trabajo, señor Uzumaki; hasta ahora, mi hijo solo ha sabido atraer problemas en sus ambientes laborales- dijo Fugaku sin expresar emociones en su voz y en completa seriedad.
Itachi estuvo a punto de ahogarse con un bocado de comida al escuchar las inoportunas palabras de su padre, volteó a ver a su hermano y notó la forma en que había bajado la mirada.
Estuvo a punto de intervenir pero fue interrumpido por Naruto.
-Al contrario, señor Uchiha- Mencionó Naruto con convicción en sus labios. –Sasuke siempre está presente a mi lado para ayudarme con todo… en los últimos meses que hemos trabajado juntos todo ha mejorado, a veces no sé lo que haría sin él-
-Si así son las cosas entonces me parece bien- asintió Fugaku.
A este punto, el hecho que Sasuke fuera homosexual era de las cosas que menos le preocupaban a Itachi, no pudo evitar alegrarse al escuchar esas palabras provenientes de la boca de ese rubio y casi sintió su mirada aguarse al ver la disimulada sonrisa en los labios de Sasuke y un pequeño sonrojo. Habían pasado muchos años desde la última vez que lo había visto de esa forma.
Ahora entendía todo.
A pesar de su condición y todos sus defectos, Sasuke no era una persona que necesitara ser arreglada… no estaba roto, solo necesitaba de una persona que lo ayudara a seguir adelante y hacerle saber que el mundo no había acabado.
Esa persona era Naruto.
Por solo unos instantes, ese tipo le había comenzado a parecer un poco menos idiota a sus ojos. Inclusive ya se había ganado a su esposa e hijo en solo media hora que tenían de conocerse.
Es cierto, una parte de él se sentía mal porque Sasuke no había tenido la suficiente confianza para decirle que estaba manteniendo una relación de este tipo; pero si lo pensaba con más detenimiento, podía entender los motivos de su hermano para haberlo mantenido oculto tanto tiempo.
Y ese motivo no era ningún otro más que su tradicionalista y ultraconservadora familia.
-Sasuke es muy inteligente y bueno en todo lo que hace; siempre lo he admirado mucho desde que nos conocimos cuando éramos adolescentes- Añadió –Yo me siento muy feliz de ser su…-
El corazón de Itachi había comenzado a latir cada vez más y más rápido y sus pupilas habían aumentado considerablemente de tamaño, sino fuera por el hecho de que sus ojos fueran negros y con ello no se notara esa reacción, más de uno de los presentes se hubiera sorprendido de haber visto a Itachi Uchiha nervioso.
-… mejor amigo-
Itachi negó con la cabeza en señal de decepción. El poco respeto que había ganado anteriormente hacia el rubio había quedado reducido otra vez a cero.
Estaba decidido… si ese Naruto no actuaba, lo obligaría él por el bien de todos, incluido su hermano.
Itachi se levantó de su silla ganándose la atención de todos los presentes –A mí me gustaría realizar un brindis por la pareja de Sasuke; Naruto, bienvenido a la familia-
Itachi sonrió al ver la reacción de todos, especialmente de Naruto; sin duda alguna estaba feliz de tener a ese rubio como cuñado.
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Próximo capítulo es el epílogo :)