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NO INTENTES ARREGLARME; NO ESTOY ROTO (NARUSASU) (+18) por Ryan-Kun

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Capítulo Dos

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"La paga no es mucha y el trabajo es sólo a tiempo parcial, pero tiene la opción de convertirse en un trabajo de tiempo completo si las cosas funcionan". 

 

"Acepto" contestó con completa seguridad.

 

Ino sonrió brillantemente. -Me alegra oírlo. Aquí está la dirección. ¿Puedes leerla?-

 

Suspiró pesadamente, acababa de salir de un desafío, para encontrarse con otro.

 

Sasuke aceptó la nota con mucha timidez y se quedó mirando los garabatos, entendiendo una palabra ocasional aquí y allá hasta que descifró lo suficiente como para entender. -Sí.- Dijo él, aunque no con mucha seguridad; no le hubiera dicho lo contrario, pues quería mantener algo del orgullo que le quedaba.

 

-Muy bien, puedes comenzar el día de hoy a las cinco-

 

Sasuke asintió levemente con la cabeza, para luego levantarse de la silla mientras tomaba su maletín. Sin siquiera molestarse en decir adiós cerró la puerta de la oficina de Ino.

 

 No era su intención parecer maleducado con una mujer que lo había tratado de forma tan gentil y comprensiva, en realidad estaba muy agradecido con ella; era tan solo que… bueno, le resultaba muy difícil articular palabra alguna cuando se sentía frustrado o tenía algo de emoción como en este preciso momento. Aun cuando él estaba calmado, hablar era una tarea difícil y agotadora que robaba cada gramo de sus fuerzas. Si le pidieran describir el proceso, él diría que era como escabullirse en la niebla, intentando encontrar una palabra familiar.

 

Suspiró

 

Después de tantos años, no estaba conteniendo el aliento con la esperanza de recuperar su carrera perdida. En este punto, él estaría feliz de ser capaz de entender completamente lo que Ino le estuvo diciendo. Había días, como hoy, cuando deseaba que aquel camión lo hubiera matado en lugar de haberlo dejado discapacitado de por vida y sin posibilidad de recuperación. Le dolía mucho el saber que su hermano mayor se sacrificaba con dos trabajos para ser capaz de mantenerlo a él y a su familia. Tan solo se limitó a bajar la mirada y caminar tranquilamente al parqueo del edificio para ir por su carro mientras arrugaba nerviosamente el papel que le había dado Ino.

 

No todo era malo, pensaba Sasuke… y era cierto.

 

Al menos, el daño cerebral no le había arrebatado su capacidad para conducir. Por supuesto, había tenido que sustituir el coche deportivo de antes por uno más barato y económico para poder pagar sus elevadas cuentas del hospital, pero al menos no se resignó a utilizar el horroroso transporte público de la capital para desplazarse. Su mente estaba perfectamente bien y tan lúcida como siempre, el único y grave inconveniente que tenía para manejar, era su incapacidad de seguir las señales de las carreteras, preguntar direcciones o ver los nombres de las calles.

 

Enorme problema había sido ese.

 

Sonrió un poco al acordarse de la loca solución de su hermano y cuñada al problema: Nada más ni nada menos que aprender de memoria todas y cada una de las calles y avenidas de la ciudad con la ayuda de ellos. Su cerebro no tenía nada mejor que hacer y si podía trabajar con ecuaciones complejas en su anterior trabajo como físico, podría muy bien memorizar todas las calles de la ciudad. Esta pequeña gran victoria había logrado devolverle un poco de satisfacción y autonomía a su vida.

 

Sacó la nota de su bolsillo para darle un último vistazo.

 

Afortunadamente, la dirección era sumamente sencilla; calle San Martín. Él sabía por sus clases con Itachi, que esta calle corría paralela a la avenida Belgrano; muy fácil de encontrar.

 

 

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Cuando finalmente logró llegar a su destino, eran cerca de las cinco de la tarde. Aparcó el carro frente a la clínica, se quedó viendo detenidamente el edificio -era grande y moderno- sin embargo, el nombre del lugar no logró más que causar una escandalosa carcajada en sus labios. Provocando que algunos transeúntes se detuvieran a ver al muchacho riéndose solo.

 

´Clínica Veterinaria la rana de oro´.

 

Una ligera sonrisa surco los labios del azabache; se preguntó: ¿Qué clase de idiota nombraba a su negocio de esa forma? El nombre se parecía más al de un restaurante chino que un hospital de animales, lo que no hablaba muy bien sobre los perros y gatos tratados allí, sobre todo si los rumores de los restaurantes chinos eran ciertos.



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Al abrir la puerta, hizo sonar la campanilla que indicaba la llegada de un cliente.

 

No había nadie.

 

Sasuke se limitó a arreglar su camisa rosada y a pasar sus palmas sobre el material de sus pantalones caqui. Desabrocho los primeros dos botones de su camisa, pues no quería parecer muy formal. Incluso si se trataba de un trabajo de nivel inferior, no podía evitar sentirse nervioso teniendo en cuenta la falta de éxito o mejor dicho fracasos en sus entornos de trabajo anteriores.

Él estaba parado en medio de la sala de espera de la clínica, a pesar del estilo moderno, le pareció acogedora; estuvo paseando su mirada por el lugar hasta que alguien lo sorprendió.

-Buenas tardes- dijo una mujer desde su escritorio de recepcionista, mientras ordenaba una pequeña montaña de carpetas.

 

-… … … …- escuchó

Sasuke solo había escuchado el sonido de la voz de una mujer, sin entender realmente lo que había dicho. Se volteó para encontrarse con una recepcionista de cabello rosado. Él supuso que ella lo había saludado, así que decidió contestarle.


-Hola- dijo intentando hacer un poco de tiempo mientras pensaba lo que le diría.

-Llegas justo a tiempo. Estaba a punto de cerrar la puerta de entrada a la clínica cuando llegaste.-

 

-¿Cómo se llama tu mascota?- la chica sonrió gentilmente mientras observaba a ese chico que le pareció tan guapo. Se notaba que estaba nervioso por el leve rubor en sus mejillas.

Él parpadeó varias veces mientras procesaba las palabras de ella.

 

-Estoy aquí... por… trabajo-



Mierda.

 

 Incluso él sabía que sonaba como un idiota.

-Oh, lo siento.- Dijo con una mirada decepcionada en su rostro.

 

-No nos encontramos contratando en este momento.- añadió

Sasuke frunció el ceño.

 

Él estaba seguro que Ino le había dicho que el trabajo ya era suyo y que ya había hablado con el veterinario, ¿acaso ella se había equivocado? Supuso que la recepcionista quizás no estuviera informada, pero explicárselo sería un pequeño problema, para él. No estaba muy seguro sobre que decirle.

-Este… trabajo… mío.- Dijo intentando borrar el sonrojo de sus mejillas, pero la vergüenza que sentía era mucha. Quería que se lo tragara la tierra. Guardo silencio mientras jugaba de forma nerviosa con su camisa.

-Discúlpame, estoy muy apenada pero no puedo entenderte. Mi jefe se encuentra ocupado, quizás puedas regresar mañana para hablar con él.-

Sasuke estaba comenzando a frustrarse. Estuvo a punto de gritarle, pero fue interrumpido por alguien.

-No es necesario que lo haga, Sakura. Lo había estado esperando desde la mañana; este es el sujeto que nos mandó Ino para ayudarnos con la clínica-


Sasuke se volteó hacia el recién llegado y se congeló al instante. Las palabras de esa persona eran como un torbellino arrasador y no pudo saber lo que significaban; pero la voz era familiar, eso no lo negaría. Era una voz que lo llenaba de nostalgia, una voz que no había escuchado desde… la secundaria.

 

El destino había confabulado en su contra.



No podía ser, pero de pie delante de él, estaba parado uno de sus viejos amigos, si lo pudiera llamar de esta forma; ahí estaba parado el jugador de futbol americano idiota y alocado de la secundaria... Naruto Uzumaki. Se preguntaba: ¿Cómo diablos, ese imbécil había sido capaz de entrar en la universidad, haberse graduado, y conseguir un título de medicina veterinaria en primer lugar?

-¿Sasuke?- Las cejas de Naruto se levantaron hasta llegar a la línea de su cabello, reflejando toda la sorpresa del mundo.

 

-Joder, pensé que eras otra persona que estaba esperando. ¡Es muy bueno verte! ¿Está recogiendo la mascota de alguien?- soltó enérgicamente, haciendo memoria sobre la aversión del azabache a los animales.

Las palabras fueron pronunciadas tan rápido, tal como era norma para Naruto, que no tuvo la oportunidad de captar alguna de ellas. Se quedó completamente mudo a aquello que había dicho el rubio y casi sintió un impulso de dirigirse nuevamente al escritorio de Ino a comenzar desde el principio y aceptar la mirada de tristeza de Itachi y su cuñada al saber que había fallado otra vez.

 

Su personalidad derrotista había amenazado con salir a flote.

Pero siendo realistas, él realmente necesitaba este trabajo. El dinero comenzaba a ser escaso, especialmente teniendo en cuenta todos los gastos médicos de los especialistas y terapeutas. Actualmente se encontraba dependiendo completa y exclusivamente de su hermano mayor. No soportaría seguir siendo una carga para él.

Naruto dio un paso adelante y Sasuke dos para atrás. Con entusiasmo extendió su mano para agarrar la del moreno en un apretón muy firme, sacudiéndole todo el cuerpo.

-Yo había creído que nunca te vería de nuevo.-

 

-¡Estoy tan feliz!- añadió

 

-Sakura, este tipo era el mejor estudiante de nuestra generación y mi mejor amigo y rival a lo largo de la secundaria. Éste bastardo hacía que todo pareciera tan condenadamente fácil. Lo último que había sabido de él, es que había recibido una oferta de trabajo en América e iba a convertirse en un pez gordo de la NASA- dijo mientras soltaba una pequeña risa.

 

-Todos los compañeros de nuestra generación pensábamos que te había tragado la tierra, pero el otro día cuando estaba conversando con Kiba, él me comentó que te había vista junto a Itachi en el hospital ¿Qué estás haciendo de nuevo en la ciudad?-

Silencio


Sasuke se quedó en silencio, dejando que Naruto siguiera ametrallándolo con su verborrea. El idiota probablemente no se detendría hasta que se sintiera satisfecho; nunca lo hizo. En este punto, había dejado de escuchar por completo. No tenía sentido de todos modos ya que no podía seguir el ritmo dela conversación.








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15 min después




-Hey, Sasuke, ¿me estás ignorando?- preguntó el rubio


El moreno tan solo supo que volvió a escuchar su nombre acompañado de un profundo silencio, y ello fue suficiente para saber que el rubio ya había terminado de hablar.

 

-. . . . Sasuke . . . . . . . . . . . . . . . . .  ?-

 

 Mierda. Ahora había dos miradas sobre él esperando por su respuesta.

Suspiró y relajo sus hombros.


-Naruto... ¿podemos... ir… oficina...?-

 

 

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Continuará

 


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