10-GRIS PIZARRA
Joseph se vestía con el traje que Ikabe le había dado pues ese sería su primer día de trabajo. Aunque no le gustaba la idea de enredarse con ese tipo tampoco quería tenerlo de enemigo pues sentía que no sería nada buena esa posición. Mirándose en el espejo medio desgastado de su apartamento barato recordó lo sucedido la tarde anterior.
FLASH BACK
Estaban esperándolo en el estar de una casa moderna. Los que lo llevaban lo miraban como si trataran de averiguar de que especie era. No dijeron nada al bajar del auto, él solo presupuso que tenía que seguirlos al lugar donde ese tal Ikabe lo esperaba.
Llegaron a la planta alta de un edificio al parecer costoso después de aparcar en el subsuelo. Ahí ese tal Ikabe fumaba por la comisura de la boca mientras repartía cartas y se reía con algunos de ellos, los otros también reían tal vez por condescendencia.
¡Aniki, hemos traído al tipo nuevo!—dijo uno de los que viajaran con Joey en el auto y entonces Joseph tuvo el presentimiento de que había sido reclutado.
Ikabe sonrió y miró al chico quitándose el cigarrillo de la boca mientras se levantaba de la silla.
¿Te dio problemas Hao?—preguntó el pelinegro al que trajo a Wheeler. A regañadientes el otro negó con la cabeza e Ikabe sonrió antes de añadir—Bien. Ahora chico, sácate la ropa—
¿Perdón?—preguntó Joseph al borde del colapso.
¿Perdón que? Si aniki te dice que te saques la ropa tú vas y te la sacas—dijo el con cara de rudo llamado Hao.
¡Oye, espera un tanto que el ototo todavía no conoce las reglas! Además salvó a la nee san. ¡Chico, sácate la ropa! ¿De que otra manera sabríamos que no traes nada oculto?—preguntó el pelinegro con sonrisa cordial.
Para empezar no fue idea mía venir aquí y no es que supiera cuando me traerían así que… ¿Cómo puedo traer algo oculto entonces?—preguntó Joseph con el ceño fruncido sacando una risa al pelinegro.
El ropero llamado Hao le zurró la cabeza y el rubio se la quedó frotando mientras Ikabe reía.
Eres muy listo chico pero esta es un mundo al que tendrás que habituarte. Si no estás aquí para hacernos daño te irá muy bien. De lo contrario nadarás con tiburones. ¿Está claro?—preguntó Ikabe, sus labios reían pero sus ojos estaban afilados como cuchillas.
El melado comprendió que no era una situación para ponerse quisquilloso. Esa gente pensaba que podía ser una especie de espía puesto por alguna organización rival para causarles daño y darles de que sospechar era justo lo contrario a llamar a la buena fortuna.
Se desnudó sin quitarse la ropa interior y como vio que todos esperaban eso se la quitó. Se puso nervioso al sentir las miradas. Ikabe dio una vuelta alrededor suyo y luego quedando de vuelta frente a él dijo—Está todo bien aunque veo algunas cicatrices—
Te dije que en secundaria me metí en pleitos—contestó molesto e incómodo el melado.
¿Cómo que te dije? Háblale de usted. ¿Desde cuándo tanta confianza con tu superior? Háblale de usted y llámalo aniki—dijo Hao presto a seguirle aporreando.
Hao ya es suficiente por hoy. Deja que el chico se ponga la ropa antes que se enferme. Como hiciste algo muy valioso y ahora eres de los nuestros vamos a darte una bienvenida como mereces—dijo el otro mirándole directamente a los ojos y gracias al reflejo de luz repentino al alzar más de lo normal la cabeza Joseph pudo ver que sus ojos no eran negros sino de un sorprendente gris pizarra, un color que atrajo su atención por lo raro.