Imagino que estás pensando en como liberar a tu amado—las palabras de Ikabe tomaron por sorpresa a Joseph que fue metido en la habitación contigua a la de Seto por los esbirros de Ikabe.
¿De qué hablas? No trates de inventar sucias patrañas—le advirtió Joey claramente y observó al otro apuntar a su espalda por lo que se volvió. Entonces pudo ver la figura de Seto recostado en esa cama de hospital y comprobó que podían ser vistos por ese espejo doble--¿Cómo te atreviste?—preguntó belicoso.
Calma muchacho que aquí quien tiene más que perder es tu amante—dijo el pelinegro mostrando a los ojos del rubio su celular que tenía una imagen bien clara de ellos mientras se besaban.
¡Así que esa es la manera en que te diviertes, rabo verde!—dijo el melado con énfasis en el insulto pero el ojigris solo sonrió satisfecho de su reacción.
¿Acaso olvidas con quien hablas, Wheeler? ¿Olvidaste tan pronto tu situación o es que los besos de tu novio son tan buenos?—preguntó el maleante posando una mano en la barbilla del otro que lo miraba desafiante.
¿Qué comes que adivinas?—preguntó el ojos mieles tratando de sacarlo de sus casillas.
La reacción de Ikabe fue inesperada pues de un momento a otro besó sus labios. Al retirar bruscamente su cara de la de su ex jefe el rubio vio en la del otro cierta sonrisa de superioridad que le recordaba a la de Seto.
¿Qué crees que haces?—preguntó enojado el ojos mieles.
Tranquilo. No tengo intenciones de forzarte—dijo el otro al parecer divertido.
Pues no parece—dijo el rubio con sospecha en la mirada.
No me maltrates. Recuerda tu lugar. Quiero decirte que no tengo nada en contra de ese tipo pero Kaiba se ha metido en algo que no le concernía y por hacerlo es que está como está. Ahora bien. Yo pretendo dejarlo ir a un centro asistencial más preparado para su condición pero él debe hacer algo a cambio—dijo Ikabe.
Callarse la boca—exclamó Joseph.
Sabía que entenderías. Aunque que te quede bien claro que en esto tu situación no ha cambiado un ápice—dijo el pelinegro apoyando la punta de su índice en el pecho del susodicho.
Por ahora eso le bastaba, pensó Joey. Ya planearía como escapar de su apurada situación pero al menos saber que Seto estaba bien le valía. Aunque como siempre no podía dejar de enfrentarse a quien planeaba aplastarlo.
Debe ser muy molesto—dijo el rubio.
¿A que te refieres?—preguntó el ojos grises.
Mokuba debe estar moviendo muchas conexiones para encontrar a su hermano. Después de todo los Kaiba tienen mucho poder en este lugar—dijo sonriente Wheeler.
No olvides tu lugar, puede ser peligroso hablarme así. Tal vez resuelva que es mas seguro que tu príncipe azul no llegue tranquilo a destino—dijo el pelinegro con sonrisa dañina.
Joseph estuvo a punto de declarar algo pero se contuvo. Al ver esto el ni chan sonrió ganadoramente.
Creo que estoy empezando a dudar de que estés con nuestros enemigos—dijo antes de agarrar el pestillo de la puerta—Aunque si das un paso en falso, estaré ahí para aplastarte como a una mosca—añadió antes de salir.