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MEMORIAS DE UN ASESINO por desire nemesis

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Notas del capitulo:

 

Era un día como cualquiera en la prisión para criminales de guerra de los Estados Unidos en Alemania occidental. Recientemente el cabo a cargo de su custodia y cuidados se había llevado su bandeja de alimentos y como siempre el ex Sturmbannführer Shmidt miraba sin ver una de las paredes de su celda. De pronto el cabo Smith se acercó a su puerta y le dijo cortante.

41-La última vez

 

Era un día como cualquiera en la prisión para criminales de guerra de los Estados Unidos en Alemania occidental. Recientemente el cabo a cargo de su custodia y cuidados se había llevado su bandeja de alimentos y como siempre el ex Sturmbannführer Shmidt miraba sin ver una de las paredes de su celda. De pronto el cabo Smith se acercó a su puerta y le dijo cortante.

 

Tiene una visita—

 

La sorpresa del otro fue mayúscula pues ni siquiera su familia lo había visitado. Aun recordaba el final de su juicio con toda esa gente gritando afuera la palabra asesino y arrojándole basura pues ni siquiera arrojaban vegetales sino latas abiertas y vacías de desperdicios. No podía culpar a sus padres por alejarse de semejante situación.

 

Se quedó sentado mirando hacia la puerta pues la iluminación del lugar, un viejo edificio gubernamental, era mala y vio entrar a un hombre con sobretodo marrón y sombrero de fieltro al que se le veía poco de la cara.

 

El hombre, bastante alto y enjuto se quitó el sombrero y Wilfred pudo ver su rostro.

 

Por un momento se quedó helado y luego pudo articular palabra después de levantarse de la cama donde se hallaba sentado.

 

¿Qué… que sucede? ¿Cómo…?—fueron las desvariantes preguntas que salieron de su garganta mientras el cabo cerraba la puerta tras el visitante y luego se iba—Tú…--¿Era que acaso estaba imaginando cosas? Se preguntó mientras miraba los profundos ojos azulados frente a él--¿Tú no estás muerto?—

 

Eso es evidente—dijo el otro con cara de pena.

 

Pero…--dijo el rubio con un hilo de voz.

 

Sobreviví y fui capturado—fue su explicación. En esos momentos el mayor pareció aceptar la verdad y poco a poco caminó hacia él para posar una mano en su pecho, confirmando así que no se trataba de una ilusión óptica—Te he buscado desde que me dejaron ir en Estados Unidos y vine a encontrarte. ¿Sobreviví para encontrarte a punto de morir?—

 

Habían pasado 7 años desde que le viera por última vez. Aquel Seto de 17 años ya no existía. Ahora era un hombre de veinticuatro años. La diferencia de edad ya no era tan evidente pero el obvio destino se había encargado de que eso fuera insignificante.

 

El dolor que sintió de pronto en su pecho le dijo que seguía vivo después de tanto tiempo de no sentir nada, ni siquiera por el desprecio que todos sentían por él.

 

La angustia en sus ojos era tan evidente que la mano del rubio corrió a su rostro antes de que el alemán se diera cuenta hacia la mejilla del otro y en un parpadeó la sostuvo para luego sacarla de improviso y alejar sus ojos de los del otro.

 

Tienes que irte—sentenció—Como ves nada puedes hacer aquí y si saben que has tenido contacto conmigo tu vida va a ser más difícil—añadió mientras le daba la espalda y se alejaba. De pronto un brazo de él fue tirado hacia atrás y su cara atrapada por una mano mientras que sus labios fueron presionados con pasión por el otro que después lo empujó contra la pared. Luego una mano se arrastró por la cadera hasta la espalda presionando su parte baja contra la del japonés mientras su boca era devorada.

 

Espera… No aquí… No ahora… Seto…--fueron las palabras que escaparon de su garganta mientras su cuerpo era hostigado. La mano de arriba sostuvo firme se cabeza mientras la otra masajeaba el trasero con fruición para luego empezar a bajar su pantalón de elástico. Cuando su pelvis estuvo expuesta el muslo del semicastaño se friccionó contra esta haciendo insoportable el deseo de Wilfred y logrando que su miembro despertara del todo.

 

El ojinegroazulado empujó al melado hacia la cama, este fue sentado con el muslo aun entre sus piernas y el cuerpo del otro alzado sobre él. Por un momento lo miró en silencio mientras Shmidt le miraba expectante sin saber que hacer con esa mezcla de emociones que se agolpaban dentro suyo.

 

¿Aun me amas?—preguntó el japonés.

 

Yo nunca te dije que…--empezó a responder el otro.

 

¿Qué si aun me amas?—fue la fuerte pregunta que salió de la seria cara de Kaiba haciendo a Wilfred que ya no era momento de esconderlo más.

 

Una mano se dirigió a la nuca del semicastaño y sus labios se unieron con los del ojos negroazulados, después de un momento de pasión estos se apartaron para contestarle—Así es… aun te amo—

 

Entonces todo el torbellino de deseo que tenían Seto y Wilfred por dentro se desató y ambos comenzaron la apasionada danza del deseo, descubriendo cada uno la piel del otro, Seto regó la piel ardiente de Wilfred con sus apasionados labios, recorriendo cada centímetro desde su cuello hasta su pelvis y tomando con su boca el delicado, frágil y tembloroso miembro, engulléndolo y acariciándolo. El éxtasis arribó pronto al cuerpo del rubio que exhaló un grito en ese momento.

 

Mientras los cautelosos dedos de su amante prepararon la entrada y cuando el melado estuvo extasiado le tocó a Seto erguirse y colocarse en posición mientras elevaba las piernas del otro sobre sus hombros, los ojos de ambos se encontraron un momento antes con mudo reconocimiento y momentos después ya estaban unidos. El frenesí de embestidas empezó, una tras otra, se hicieron más fuertes y más agudas hasta que el semicastaño logró su cometido. Tener de nuevo para si al ojos mieles.

 

 

Dime ahora—dijo después de un rato el que estaba recostado a su lado al alemán--¿Por qué no dejaste de estar al lado de mi hermano aunque me lo prometiste? Ahora ya puedes decírmelo. ¿No es cierto?—

 

Eso ya no tiene caso—trató de cambiar el tema el otro pero Kaiba le agarró el rostro.

 

Quiero saber. Despues de todo este tiempo me lo debes—dijo el ojos semi azules.

 

Fueron órdenes—le contestó el melado sin querer aclarar más.

 

Conque eso fue. No se si sentirme aliviado o repugnado—contestó sin más Seto.

 

Puedes sentir ambas cosas—dijo el melado viendo al techo sin ver.

 

Eres imposible—dijo el de ojos negroazulados poniéndose de nuevo sobre él para besarlo—No podría sacarte de mi, ni aunque quisiera—añadió para volverlo a besar.

 

Dos meses más tarde la sentencia fue ejecutada.

Notas finales:

Espero les guste el nuevo cap

besos a todos mis pocos lectores

pocos pero buenos

a que si?


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