5-El perro está diferente.
Todo era extraño e irreconocible y a la vez familiar. Esa situación parecía salida de una película de guerra. Esos que venían hacia él tenían unos ojos despiadados y en su interior una voz calmada resonó diciendo palabras con una voz diferente a la suya pero que le sonaban su voz.
“Esta no será la última vez”
De inmediato se catapultó hacia ellos mientras las balas pasaban por su lado, sintió el ardor en una pierna pero no por eso perdió pie y llegó arriba de uno de ellos, le quitó el arma y con ella disparó, luego sintió muchos sonidos y sintió su espalda arder incontables veces.
De pronto estaba ante aquellos que lo habían arrinconado a patadas y las palabras de ese hombre salieron de su boca—Esta no será la ultima vez—
Espera, dijo algo—dijo uno y todos detuvieron los golpes mientras uno bajaba la cabeza--¿Qué dijiste idiota?—preguntó.
En eso llegó otro de los tipos con la mujer a rastras, al parecer la golpeó luego de escapar y la desmayó para traerla de regreso.
¡Que bien!—dijo el que estaba agachado hacia Joey mirando a los recién llegados.
¡Esta no va a ser la última vez!—dijo una voz diferente y con un duro acento al oído del hombre llamando su atención.
En cuanto miró de nuevo la cara un duro golpe le llegó y lo hizo trastabillar tomando a los demás también desprevenidos. El rubio se arqueó en el suelo y de pronto soltó una patada a la pantorrilla de otro que estaba cerca y que comenzaba a reaccionar mientras con su mano tomó la pantorrilla del tercero a su alcance y la haló mientras el otro se preparaba para patearlo, perdiendo el equilibrio por el duró jalón y cayendo de espaldas. Sin perder tiempo el rubio se lanzó de cabeza y sin pararse contra el primero, topándolo y también haciéndolo caer al suelo de espaldas.
Rapidamente se volvió contra el que de los tres quedaba erguido y que estaba sacando una navaja de la parte trasera de su pantalón mientras el que traía la mujer la soltaba e iniciaba una carrera en pos del melado.
Por el rabillo del ojo Joey lo vio pero lo primero era lo primero por lo que con su hombro dio de lleno contra el pecho del otro que sacaba su navaja también haciéndolo caer y mientras lo hacía manoteó la navaja de su rival dándose vuelta y clavándosela sin necesidad de moverse mucho al maleante que se le acercaba con una propia en la mano cuando se volteaba.
Este puso cara de sorpresa y cayó sobre sus rodillas mientras uno de los caídos que se levantaban gritó un nombre, tal vez el del herido y acto seguido le gritaba maldito con cara de loco—Voy a…--fueron sus últimas palabras mientras se acercaba pues Wheeler haciendo un arco con la navaja cruzó limpiamente su garganta definiendo una clara línea en ella. El maleante sorprendido se tocó con su mano sin poder creer del todo lo que pasaba y entonces también se desplomó mientras sus dos compañeros restantes lo miraban sentados en el suelo.
Joseph sin pensarlo dos veces los atacó con patadas a la cabeza que los dejaron nock-out. Miró en torno suyo como investigando lo que había hecho cuando escuchó corridas en la calle y gente que entraba al patio de la construcción y vio como diez maleantes ingresar. Estos al parecer estaban bien armados. Joey se dijo que sería algo difícil de superar.
Los hombres se abrieron paso y un pelinegro entró en el lugar, parecía algo distinguido y le dijo--¡Así que tú te ocupaste de ellos! ¿Para quién trabajas?—
Joseph llegó tarde a la clase de mediodía. Estaba pálido y no prestaba demasiada atención al orador. De los muchos que con él estaban solo Seto se dio cuenta de todo aquello. La mente divagante del melado no se fijaba en nada y su ceño permanecía fruncido mientras sus ojos se ponían alertas con cada estrépito. Parecía un animal asustado.
Todo eso no debiera pero preocupó a Kaiba que mientras grababa al orador con la cámara de su laptop no dejaba de observar a Wheeler.
¿Eh?—dijo de pronto el rubio cuando iba por el pasillo y de pronto se halló con una persona parada justo frente a él con la que podía haberse chocado. Sus ojos confundidos se volvieron sorprendidos al ver que quien estaba parado frente a él era Seto Kaiba.
Tenemos que hablar perro—le dijo el castaño.
¡Ahora no!—dijo tan solo Wheeler e intentó pasar a su lado pero este lo detuvo.
¡Ahora!—dijo el ojos azules mientras le agarraba del brazo con mirada decidida.
¡Como quieras!—dejó de luchar Wheeler--¿Qué quieres?—preguntó luego con apremio.
¿Qué es lo que te está pasando? Antes creí que era por tus múltiples trabajos pero hay algo más que no dices. En realidad no me molesta que tengas problemas. Eso es típico de ti pero esto no parece un mero problema de tiempo sino algo más grande—dijo el castaño sorprendiendo al otro.
¿Ahora me dirás que te preocupas? ¡Lo que me pasa no tiene que ver contigo! ¡Así que no te metas en mis asuntos!—dijo el rubio antes de dar la vuelta y dirigirse hacia la puerta dejando a un Seto muy pensativo.
A Seto Kaiba no se le trataba así normalmente. Solo una persona en todo el mundo lograba hacerlo y sobrevivir. Lo que no quería decir que lo dejara tranquilo de todas formas.