Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

(Re) Enamorarse por -oOYUKI-NII-Oo

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

∞ Titulo: "(Re) Enamorarse"

∞ Autor:YUKI-NII.

∞ Género: Friendship

Ranting NC17

∞ N/A Haikyuu no me pertenece. Todo es de su gran autor, Haruichi Furadate

∞ Resumen: El volleyball siempre formara parte de sus vidas con tazas rellenas de café, y videos de viejos campeonatos. Compañeros de preparatoria, finales de relaciones y con amores que jamás pudieron ser. 

 

Soltar (les)

 

Ambos habían roto por mutuo acuerdo, lagrimas desbordándose de las galaxias de sus mejillas y fresas amargas. Yamaguchi no había podido evitarlo, sostener la mano de Tsukishima hasta el final. Cuando la graduación llego con cerezos floreciendo y una canción sobre la vida cantada por chicos de cursos inferiores para despedir a los de tercer año. Yamaguchi se había resistido, había estirado hasta el límite de lo imposible su relación de más que amigos, de furtivos amantes cariñosos que compartían demasiadas cosas pero que tenían diferentes sueños.

—Si continuamos de esta forma, te odiare, porque no me quedara más opción que elegirte

Tsukki lo había dicho, justo antes de que se separaran para ir hacia sus casas, en la tercera intersección del barrio de Nagano, con un gato callejero maullando sobre una barda. Yamaguchi lo había entendido, como siempre, como cada gesto, como cada mueca, el lenguaje secreto que se escondía entre líneas de Kei. El rubio había elegido la técnica de Tokio, para estar lejos dela alcance fraternal de Akiteru y porque había sido reclutado por el equipo de voleibol de la universidad. En cambio él quería la Todai, justo como Sugawara y el campus de filosofía compartida con bellas artes. Yanchi había llevado en una ocasión su cámara durante segundo año, y él había quedado maravillado por la manera en que se detenía el tiempo en una imagen, en cómo se editaba, en cómo se convertía un extracto de segundo en el poster para recaudar fondos del club y renombrar personas.

Yamaguchi aún tiene una copia del primer diseño que ayudara a hacer, con Hinata remontando el balón, ojos chocolates electrizantes, fuerza escalofriante y pasión en gotas de sudor flotando a su alrededor. Fue normal para Tadashi enamorarse del dibujo, del coloreado digital, de la creación de imagines y tener pronto su propia cuenta en Pixiv. Era especialmente famoso ahí, más de cuatro mil personas siguiendo cada una de sus obras.

Y con deseos diferentes, irremediablemente ambos terminaron aplicando a diferentes mundos, ninguno le había dicho al otro la escuela, esperando, alargando lo inevitable hasta terminar estallando unos días antes de la graduación. Sin embargo ya nada sería igual, sus tiempos, sus actividades, su contacto, parcialmente se extendería, se iría agotando lentamente, hasta estar completamente separados.

Tsukishima se veía incapaz de lidiar con ello. No perdería a Yamaguchi por amor, lo mantendría seguro, en ese lugar de amigos donde nada pudiera consumirles, no miedos, ni celos, no egoísmo. Todo regresaría como había sido desde quinto año de primaria y como debió de haber permanecido. Tsukishima a veces no puede evitar ese pensamiento, la línea directa de todas las posibilidades si él no se hubiese inclinado una tarde para ver más de cerca los ojos irritados de Yamaguchi tras una sección de estudio de última hora. Porque entonces las pecas resaltaron en tonos de rosas y los ojos hundidos brillaron demasiado. Tsukishima se desconectó y rozo sus narices, respiro profundo y encajo sus bocas. Ambos observándose, mirada sorprendida colisionando con una impasible.

Tsukishima sin embargo ha pensado también, que eso era lo más natural, él ensamblando con Yamaguchi de esa forma, rotando las piezas de su corazón, y diluyendo sus sentimientos. Y Yamaguchi lo sabe, lo entiende y lo siente, es por eso que solo asiente cuando Kei dice aquello. Porque Yamaguchi terminaría de la misma forma-odiando sin odiar- a Tsukishima por elegirlo por sobre su propio camino. Así que solo asiente a las palabras, le da una sonrisa pequeña y se alza de puntillas.

—Bien, amigos, mejores amigos —. Susurra, sujetándose de la chaqueta del uniforme de Tsukishima y dando el beso, el último, de todos ellos. Kei le sujeta de la cintura y profundiza, lengua colándose, acariciando el final de los dientes y el interior de las mejillas. Un ruido muriendo entre ambas bocas.

Cuando ambos se separan, Yamaguchi respira profundo, alza una mano y se despide. —Hasta mañana Tsukki —. Logra articular.

—Hasta mañana —. Murmura Tsukishima, poniéndose los audífonos y subiendo al máximo el volumen de su I Pop.

Cuando se dan la espalda, el pavimento se moja, pequeñas gotas empapándolo. Pero esa noche no hay lluvia.

Tercer año sabe agridulce y huele esperanza. Dos meses después ambos terminaran compartiendo departamento, su periodo de recuperación ha llegado a su fin. La amistad sigue ahí refugiando al amor.

Para Yamaguchi ver a Kuroo en el departamento que comparte con su mejor amigo se ha vuelto natural. El pecoso, quien había declinado pertenecer al club de voleibol desde mucho antes de ingresar, no por falta de pasión o incertidumbre en su corazón, sino que era algo mas sencillo si alguien le preguntara. Él simplemente no veía su futuro en la cancha nacional, ese tipo de destino era para personas como Kageyama, Ushijima y Oikawa, algo que corría en la sangre y no podía ser de manera diferente.

Kuroo en cambio y en oposición abismal de Yamaguchi lleva el hambre del siguiente partido tatuado junto al nombre de Nekoma, Tadashi respeta ese tipo de cosas, las admira incluso, la voz fuerte y desbordante del ex capitán cada vez que les visita, en su infortunio intento de hacer que Tsukishima aumente las horas de entrenamiento. A veces, cuando Kei de verdad ha tenido un mal día y su paciencia está en números negativos terminara cerrándole la puerta en la cara a Testsurô sin ninguna clase de remordimiento.

Yamaguchi se disculpara con él y cocinara como cada tercer día de la semana, para tres.

—No te haría daño ser un poco más dulce Tsukki, algo así como Pecas-Kun —. Dice Kuroo, boca llena de curry y arroz. Señalando con la cuchara a un desprevenido Yamaguchi.

—Si no te gusta lo que hay, largo —. Tsukishima masculla, acomodándose los lentes y dándole una fugaz mirada a Tadashi que solo ríe.

—Yo nunca dije algo como eso, además Kenma es horrible para cocinar, siempre pide comida a domicilio ese pequeño niño rico que no tiene de que preocuparse si no de sus computadoras, ¿sabes que solo sale al sol para cruzar entre los edificios de las facultades o para ver a chibi-chan? Eso de mejor amigo de la infancia es una completa falacia, ni siquiera ha cruzado el campus por mí ni una sola vez, ni siquiera cuando estuve en la enfermería ¿puedes creer eso?

—Kenma-San, pregunto por ti Kuroo-san. Y si fue a verte, solo que espero el atardecer —. Murmura distraído Yamaguchi, recordando lo curioso del evento, del chico de cabello teñido y lentes de pasta gruesa, esperando bajo el techo de la salida a que el día terminara.

— ¿De verdad que fue a verme? —. Kuroo se inclina sobre la pequeña mesa, para estar más cerca del estudiante de diseño, Yamaguchi asiente, Tsukishima patea por debajo de la mesa —. ¡Tsukki! Ese era mi pie —. Lloriquea, sujetándose la parte lastimada.

—Solo siéntate de la manera correcta y no volverá a ocurrir.

—Eres tan malvado megane

Kuroo le mira dolido, el rubio sigue comiendo y Yamaguchi piensa, que quizás es su imaginación pero los ojos ámbar de Tsukishima parecen reflectar cada movimiento que el ex capitán y bloqueador oficial del nuevo equipo hace. La luna orbitando alrededor de satélites asimétricos y cielo oscuro, la mirada entera de Testsurô.

— ¿Has pensado en la posibilidad de desastre que ya es esto?

Tsukishima lo pregunta, arreglando la comida dentro del refrigerador, parece que no cabe ni una cosa más, nada de natillas, galletas y pastel de boda, cada espacio repleto de carne y guarniciones. Yamaguchi acaba de entrar, está poniendo la vieja tetera de la abuela para hacer té para los invitados que quedan, Oikawa resaltando en la sala como las lucecitas del árbol de navidad, Lev no ha dejado de darle miradas desconfiadas a pesar de las réplicas de Yaku.

—Un poco, he pensado mucho más en lo que Suga-san decía en el estacionamiento. En cosas como haber visto el extraño patrón, en no haber preguntado, en no haberlo detenido. ¿Recuerdas cuantas veces tuvimos que ir por Hinata al supermercado? ¿Lo avergonzado que se sentía por pedirnos ayuda? Ayuda Tsukki, ayuda a sus amigos —. Yamaguchi suspira, encendiendo la estufa y girándose para encontrar al rubio dejando ir la puerta del refrigerador agotado. Ya no cabe más comida.

—Kageyama es el verdadero culpable. Esto no es más que la consecuencia de las decisiones que tomo, de sus acciones y de no haber hecho las cosas como se debían. Si no quería mas a Hinata debió terminar la relación a tiempo.

— ¿Cómo nosotros?

Yamaguchi pregunta, con sincera curiosidad, no hay maldad en sus palabras, y aun así se clavan en las curvas del corazón de Tsukishima que da un silencioso sí.

—Somos diferentes Tsukki, todos nosotros, si por ejemplo te hubieses enamorado de Hinata en la secundaria he intentado dejarle, él no lo hubiera permitido, lucharía hasta el final, hasta que tu hubieses terminado aceptándolo, demasiado confiando en que el amor sería suficiente para mantenerlos. Y, si yo hubiese estado con Kageyama, habría visto como todos sus sentimientos por mí se iban evaporando así que eventualmente lo sabría, que ya no me amaba incluso mucho antes que él. Pero como nada de eso paso, es que estamos aquí. Y apoyaremos a Hinata, no lo dejaremos, no permitiremos que Kageyama lo arrastre en su camino.

— ¿Oikawa es tu ingenioso plan?

—No, yo no soy tan listo como tu Tsukki.

Sus miradas se encuentras a medio camino de la pequeña mesita del desayunador y las flores de regalo.

La tetera silba, olor a canela inundando la cocina. Amor flotando por encima del pastel y guirnaldas de chocolate. Yamaguchi sonríe. El amor que ahora siente es diferente a querer cruzar la distancia y aferrarse a Tsukishima, es más calmo, suave ronroneos del pecho ante su persona más preciada. Puede ver lo mismo reflejándose tras la gafas del rubio.

—Cierto no lo eres —. La voz de Tsukishima es baja, no quiere romper el hechizo que ha detenido el tiempo solo un instante —. Pero me tienes a mí.

Yamaguchi asiente, en total complacencia, Tsukishima saca su celular y sale. El tiempo ha comenzado moverse de nuevo, a reinstalar todo. Tadashi se inclina por la ventana que da hacia el jardín, puede ver a Kuroo abrazando a un tembloroso Hinata. Yamaguchi ahora sabe que Kei debió de haberlos visto a ambos, y como de nuevo a elegido a la amistad por encima de sus propios sentimientos, porque después de todo, entre ellos cuatro, esos chicos que una vez estuvieron en primer año en el club de Karasuno, que hicieron promesas silenciosas de cuidarse entre ellos, y estar ahí, es Tsukishima el que les ha amado más que ningún otro.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).